Bolaño, Roberto (ed.) - Muchachos desnudos bajo el arcoíris de fuego

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Muchachos desnudos bajo el arcoiris de fu ego

La poesía -tal vez la más alta expresión estética- es la cenicienta de la literatura. y si es hecha por jóvenes, todavía más. De ahí la necesidad de estimular su publicación y, de ahÍ también, este libro: Muchachos desnudos bajo el arcoiris de fuego) en el que, como subraya muy bien EfraÍn Huerta en su poema-prólogo "De los desnudos será ....., algunos ya no se cuecen al primer hervor. Sin embargo, la poesía de este volumen está hecha por jóvenes en cuanto a su actitud, en algunos por su edad, y son once que vale la pena nombrar (mucho se hablará -de ellos -para bien o para mal- en el futuro): Luis SuardÍaz, Hernán LavÍn Cerda, Jorge Pimentel, Orlando Guillén, Beltrán Morales, Fernando Nieto Cadena, Julián Gómez, Enrique Verástegui, Roberto Bolaño, Mario Santiago y Bruno Montané. Con poco margen de error podríamos decir que, al menos hasta aquÍ, este libro reúne a los mejores (o más destacados) poetas jóvenes latinoamericanos. y a nuestro sello editorial le interesa difundirlos, entregarlos a Íos lectores como una visión de conjunto, como un fenómeno que rebasa las fronteras nacionales, una coincidencia significativa.. "De los desnudos será ... ", dice Huerta, y nosotros agregamos: el futuro -la realidad que son ya-, la vida. Lo demás, que es mucho, lo exprr sarán los poemas.

Muchachos desnudos A las mucha;;has desnudas bajo el arcoiris de fuego

bajo el arCOlrlS

de fuego// /

11 jóvenes poetas latinoamericanos Antologados por Roberto Bolaño

Advertencia:

Este libro debe leerse de frente y de perfil que los lectores parezcan platillos voladores

Editorial Extemporáneos

INDICE

De los desnudos será ... (presentación de EFRAÍN HUERTA)

9

Once poetas, seis países: ¿Poesía concreta o poesía en proteso? (prólogo de MIGUEL DONOSO PAREJA)

13

LUIS SUARDÍAZ:

37

Como quien vuel'ue de un lm'go vIaje (37), Arte poética (37), CeTámica roja (38), Huelga (40), LibeTtad o muel'te (42), y mi hermana se fue a alfabetizaT (44), Dice una extranjera de ojos dOTmidos (46), Láminas al vuelo (47), En la calle m'de un ataúd (49).

HERNÁN LAVÍN CERDA:

51

Viejas viciosas (51), Levántense tempranó, sean frugales (51), Están penando (52), Pablo de Rokha (53), La familia (53), El culpable (55), La Sala de TOTturas (55), Loca tÚ, tango (59).

Primera edición, septiembre de 1979

© EDITORIAL EXTEMPORANEOS, S. A.j1979 Poniente 126-A, N'.' 400 Apartado Postal, 78-048 México 14, D. F. D R

Impreso y hecho en México Printed and 'lila de in Mexico ISBN-968-415-030-X

JORGE PIMENTEL: AlabaTda (63), Ave semi (64), Rimbaud en polvos azules (66), Balada pam una madre que Ilom desconsoladamente en los pasillos del Hospital de EnfeTmedades Neoplásicas al enterarse que su hijo de doce mios va a mOTir (68), El lamento del sargento de Aguas Verdes (70).

63

ORLANDO GUILLÉN:

77

MARIO SANTIAGO:

89

Consejos de un discipulo de Marx a un fa· nático de Heidegger (157), En cualquier momento acontece un poema (167).

En busca del lenguaje marabusino (78). BELTRÁN MORALES:

D{a de los Inocentes (89), La insoportable 'P,:esencia (90), Libertinaje de pensamiento numero cero (91), Ama a tu Patria (92), Pe. tr~leum (93), Alienación, enajenación, tél'· millOS sospechosos pero útiles (93), "¿Qué hicisteis vosotros l'ilkistas?" (94), Peligros del ocio (95), Hijos de MaTia (97), Yo hice el esfuerzo (98), Algún sol (99). FERNANDO NIETO CADENA:

BRUNO MONTANÉ:

Réconocel'se (179), Agua estancada (180), Peligro a toda máquina (182), E12 los hote· les de letrero rojo (184). Blanca paloma: ojos profundos (186), Eafa Morgana (188).

101

De algl,l1la manera sempre estuvimos en primera fila (101), Iba a decir un chiste que se puede contar en los desfiles (102), Qué ligazón (la pilcha) de vientres en los perros filo· s~ficos (103), Me da por ser sincero yno des· plerto (104), La buscaba (105), Después del tecanasta (109), A saltos y a brincos (109). JULIÁN GÓMEZ:

115

Nexos (115), Contextos para un examei1 de conciencia (118), Otra vez (122), Conversación con una niiia, (122). . ENRIQUE VERÁSTEGUI:

125

Si te qlllidas en mi pa{s (125), Good by lady splend01' (126), Asunto a tratar: Penelopea de ]taca pasó por Lima (129). ROBERTO BOLAÑO:

Arte poética No. 3/capitulo XXXVII en el que queda demostmdo que Phi leas Eogg no ha ganado nada al dar esta vuelta al mundo si nd es la felicidad (139), Genemción de los párpados eléctricos/Irlandesa No. 2 Constela· ción ~anjinés (140), Notas pam componer un espacIO (142), Como en una vieja balada anar· quista (144,), Imitación de Verlaine (146), Euga (147), Un l'esplandor en la mejilla (148).

139

157

179

DE LOS DESNUDOS SERÁ . . .

Con eSa fiera necedad de los veinte años (bueno, algunos ya no se cuecen al primer [hervor poético) con la neciedumbre del ocio bien ganado la testarudez de los desnudos al sol de medianoche (Bergman y un relatito [erotizante) vinieron a despertarme, a despertar al cocodrilo rojo (Trece son las aguas de mi canal rojo, cuando abrigo mis espaldas det1'ás del cielo de Miente.) y la amalditada tropilla . me trasladó en crujiente carreta al sanguinolento territorio de los prólogos. (iCondénalo~, Señor, porque saben muy [bien lo que hacen, deshacen y contrahacen!) Ah necedad de necedades, y todo es [necedad, ¿no es cierto, asoleados, encueraditos fundadores de la Orden de los N ecedarios? Porque yo, gato y cocodrilo escaldado, {ne siento mucho más allá de la impiedad y del sucio mármol del siniestrismo. Pero me cercaron me patearon se bebieron todo el vodka, quemaron la alfombra verde y me cortaron las orejas. Me desollaron. Me dijeron que si no, sería un espesísimo viejo rabiante. y hube de rendirme mansa· [mensamente como sólo se rinden los 'hombres, ay sí: echando espuma por la boca y ladrando como deberían ladrar los cocodrilos, pues Trece son las aguas de mi canal negro,

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EFRAIN HUERTA

cuando abrigo mis espaldas detrás del cielo del ocaso. &

Once son ellos, once, ferozmente poetas: Hernán, Roberto y Montané, chilenos; _ el ecuatoriano Nieto Cadena; de la patria de Sandino: Beltrán Morales; el peruano Enrique Veráste9ui, el también peruano J?rge PIm~nte~; Luis Suardíaz, del pnmer terntono . libre en América: Cuba, cubanamente; más tres nl'eshicas que son, qué remedio, Orlando Guillén, ¡impresentel, Mario en el camino de Santiago y Julián GÓmez ... once son, pu~s, y, ¿se fijaron?, ni una sola hembnta, con tan buenas, guapamente sabrosas . [que son y que escriben como Afroditas que . [surgIeran no de un pantanoso taller literario sino de un bárbaro océano de pantalones [de mezclilla.

MUCHACHOS DESNUDOS BAJO EL ARCOIRIS

ya la verdad es que cuesta mucho existir) ; . de todos ellos, que son once -nada de pares, que no pares, sino nones, bien paridos, bien parejos, creo que hasta fr por Darío (y más aún Lugones), el ngor de sus antecesores nicaragüenses. inmediatos, y el humor de Parra, pero mientras éste se mueve más bien en el cinis~o.' Morales lo hace en la agresión y lo satlnco, Esto, por supuesto, lo mantiene vivo, en "proceso", en la "iracundia" (aun no siendo grandilocuente), incluso revitaliz~ndo lo ceñido, exacto, de los poetas arqmtectos o "de concreto", y aunque presente posturas peligrosamente "humanistas". ~os tres chi~enos corres~onden a épocas mas o menos distantes: Lavm Cerda, por un lado, nacido en 1939, y Roberto Bolaño Y, Bruno Montané, del 53 y del 57, respectivamente. Lejanamente Y muy bien digeridos, dos poetas están presentes en Lavín. Pablo de Rok.ha (el desafuero y la grandilocuencia) y Nicanor Parra (el escepticismo, el humor Ylo coloquial). Narrador también (excelente), las fronteras de sus textos se borran Y, lo. na~:ativo de sus poemas (nada "exte: nonstas , desde luego) comparten Jo meton~mi~o y.lo metafórico, lo integrativo Y lo distnbuclOnal, buena síntesis en que lo emocional sigue viviente, lo cual los hace transcurrir, continuar, moverse, no por la a:nargura y la agresión que da vida al estatlsm~ de Beltrá~ M~rales, sino por su inmerSión en la histona (de la poesía y del hombi:e de su país). Lavín Cerda sabe, como lo señalaba Pavese, que la "condición de todo avance en poesía es siempre una

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Ml:rCF[AC:HC)S DESNUDOS BAJO EL ARCOIRIS MIGUEL DONOSO PAREJA

atenta referencia a las exigencias éticas (no morales, la observación es mía), y ~atural­ mente, también prácticas, del ambIente en que se vive". Bolaño, por su parte, proviene directamente de De Rokha, sobre todo en la grandilocuencia, pero con algunos aditamento.s beatniks (no tengo elemt;ntos par~ determInar si a través de Gabnel Carvapl -po~­ ta chileno que escribía baladas como VIllon y se identificaba profunda~ente con Ginsberg- o de su permanencIa en México) . Como De Rokha, Bolaño tiene una respiración ancha, poderosa. . ' Fundador, con otros poetas -espe.Clalmente Mario Santiago- del Infrarreahsmo (movimiento sin man~fiesto, co~o no sería de esperarse en este tIpO de actItudes grupales), su poesía se mu~ve de~tro de un "vitalismo" que la mantIene, sm duda, e~ "proceso". Del Infrarrealismo como mOVImiento hablaré más adelante, al abordar al infrarrealista mexicano que trae esta muestra. Bruno Montané -también infrarrealista- parecería estar más ligado a Hora ·Zera que a cualquier modelo chileno. ~ o es grandilocuente como Bolaño. ~ esta, en este sentido más cerca de Tellher que de su compañe~o de grupo. En m.i ?pinión, la cosa podría venir (no en Tellher, que es anterior, sino en Montané) de Hora Zera, aunque con menos combatividad, ta.nto temática como formal. Montané, en últlma instancia, es reposado, un testigo. En él hay una contraideología del poder~n fuucionamiento, pero con una expresIón un tanto rezagada. . F'ernando Nieto Cadena es un caso aIslado en su país. Nacido en el Ecuador, tiene tradición de la cual asirse. Adoum, en el tiempo de formación de Nieto, esta·

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ba demasiado spmetido a Neruda (la gran poesía de Adoum viene después, cuando se saca la "camisa de fuerza" de Los cua· demos de la tierm), y Edgar Ramírez Estrada completamente negado. Además, Nieto Cadena no va por el camino de la nopoes,ía. de Ramírez (reelaboración hasta las ultImas consecuencias de la antipoesía). Así, Nieto. es en el Ecuador una ruptura total, pero viene, a mi juicio, del "escándal?" tzántzico, por un lado ('en cuanto actItud, como luchador, en su caso solitario) y de los de Hora Zero. Sin emban'o, se mete en lo coloquial con mayor agresiÓn que éstos y la construcción verbal se acerca más ala de Jorge· Reyes (poeta ecuatoriano cont'emporáneo de Carrera Andrade) que a la de Vallejo. La agresión de Nieto es fuerte e ideológica. No cae en el patetismo ni en el alarido patológico, mucho menos en el simplismo maniqu'eo. Los peruanos, débilmente representados en esta muestra según mi opinión, son un Hora Zt;ro. (Jorge Pimentel),' cofundador del mOVImIento, y un ex Hora Z'ero, Enrique, Verás!e.gui. En los dos está Vallejo (m~s en .PImentel), pero absolutamente digel~Ido, sm que se les pueda calificar, ni siqUl'era remotamente, de "vallejianos". Esto aparece, so~re. tO??, en la simplificación (léase esenClahzaclOn) de un lenguaje que, dentro ~l,e la v~nguardia (ser sustantivos, renovaClOn del tIpO de imágenes, uso y contra uso d'e lo coloquial, interiorización, etcétera), surge natural, se rescata a sí mismo d~l folklore (forma del estatus de apropIarse de lo popular). Verástegui, me parece, va externando esa expresión, mecanizán· dola, "vanguardizándola", pero más como un regreso que como una asimilación, más como un "modo" que como una "resul· tante" .

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Al llegar a la parte a lugar, México nos encontramos, en con dos pO'etas (o un poeta y otro no) diametralmente opuestos -Orlando Guillén y Julián Gómez- y luego con un tercero -Mario Santiago- que pertenece al Infrarrealismo. Guillén resulta, dentro de la tradición poética mexicana de gran rigor y 'estatismo (la que han tratado de romper -lográndolo sólo a medias- los del grupo de la Espiga Amotinada, Sergio Mondragón Y Jaime Sabines), una excepción sorprendente. Aun d.entro del "alarido patológico" del qU'e noS habla Pavese, su expresión es tan exacta, sus imágenes tan integradas a la dinámica de su discurso, que éste convence, vive y conmueve. ¿Su modelo? No sé. Me parecería ver a Rilke '(el de las elegías), a Eliot, sólo en lo formal, pero muy bien asimilados, casi irreconocibles (o sin el casi) . Más cercanamente: Efraín Huerta (el mejor Huerta), 'el de la iracundia verbal y emocional, el del desnudamiento, pero también casi (?) irreconocible. En fin, Orlando Guillén me parece tina realidad, y lo que es mejor, un proyecto muy importante. De Julián Gómez sólo puedo decir que no sé por qué está en esta muestra: supoesía se debate entre lo estático (que eS real, auténtico) y el movimiento (que es falso, inauténtico), una especie de colcha de bregué que no consigue una estructura y que quie, re dar una apariencia de calor cuando sólo nos deja el frío, una simulación de ruptura sin romper con. nada, como quedándose con un pi'e aquí (el pasado) y un pie allá (lo que él teme que pueda ser el futuro), para ver qué pasa. . Finalmente tenemos a Mario Santiago,· cabeza del Infrarrealismo en México (con Bolaño). Desafortunadamente, no existen

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prop~estas t~óricas del movimiento, ni parecenan posIbles a partir del examen de los t~abaJos de los restantes poetas infra· rrealIstas. En Pájaro de .calor apare ~cho -José Vicente Anaya, Roberto B~~: no, Cuauhtémoc M'end ez, r Mara M Larrosa, ,. ont~ne, R~bén Medina, José Pe· B uno guero y Mano SantIago- y las afinidades detec~ables son menos que las diferencias. El, ongen de la denominación, por lo dem~s, podría tener un origen pictórico ( chIle~o), y Maríategui usa el vocablo. par~ r~fenrse a Philippe Soupault, suprarrealIsta fra,ncés, de los que (los suprarrealistas) d~CIa EmmanU'el Berl que habían fundado un club de la desesperanza, una liter~~ura ?e la desesperanza". Asimismo, Ma~'Iat~gUl subraya que SoupauIt (después de . mdIcarnos que "Julián, el protagonista de Sou¡¡>ault carece, ante todo, de una meta. S.u ela'/}' s~, agota, se destruye en un vuelo sm obJeto) hace una escritura de este tenor; " ... estas imágenes sucesivas incisiva.s, que terminan en un aceleré (aceleramIento) patético, deslumbran casi dolorosamente ~uestro espíritu, sugestionan nuestra atenCIón y retienen nuestros sentimientos. tan p~rfectament'e como cualquier his· tona lÓ9'Icamente conducida". Cito esto (1 t~mbIén que "SoupauIt no puede prescmdIr del amor ni del crimen") porque creo encontrar ahí el élan (espíritu animador) de la poesía de Santiago, a tal extremo que le;> que se dice de una novela se puede deCIr de su poesía (narrativa en muchos aspe~tos, aunque ese soporte sea míni~oo caSI un pretexto) singularmente ilógIca pero que nos golpea "tan perfectamente ~o~o cualquier historia lógicamente conduCI~a . Por supuesto, otros elementos caractenzan la poesía de Mario Santia o -el desafuero, el terrorismo verbal, la ~.

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corporación mulación de datos (o señales) culturales, etcétera-, pero por ahora basta señalar .que es un poeta en acción, en "proceso", vItalmente "agónico". Frente a esta visión, que he tratado de explicar lo más claramente posible (tal vez pensando en lo que Juan Andrade Reymann, ecuatoriano, autor de El lagarto en .la mano -una novela que algún dia ocupará el lugar que merece- dic~: que "el es~ri­ tor es un hombre con pocas Ideas, pero bIen confusas", ironizando a aquellos que para simular profundidad, o scu re ce J.l)' queda otra mirada, la de los que defIenden el texto objeto, la simple organización de los significantes, el poema de "concreto". Ante éstos queda un consuelo, l? que dice C. Wright Mills sobre The Soczal System, de Talcott Parsons: " ... como estilo de trabajo su difusión ha sido limitada. El h~cho es que no resulta fácilmente compren~l?le; y hasta se sospecha que no sea mtehglble . en absoluto. Esto es, seguramente, una ventaja protectora .. , Para los que no pretenden entenderlo, pero a quienes les gusta muchisimo -y hay algunos de éstos- es .un laberinto maravilloso, fascinador preCIsamente porque 'es con frecuencia espléndidamente ininteligible". De aquí en ade~ante, el ·'.proce.s« de la poesia latinoamerIcana se ná dICIendo a si mismo (se dice, de hecho, en estos poemas, a veces con gra~ se~uridad, en otr~s con balbuceos) y seguIrá, mmersa en la hIStoria -como objeto y sujeto de ésta-o den~ tro de UIia dialéctica que nunca termma.

(Cuba)

Como quien vuelve de un largo viaje Como quien vuelve de un largo viaje me .aprIeto contra mi mujer. Qal'ero extenderme junto a esa llamita que [es mi mUJer. Porque regreso cada vez de un viaje lejano. Ella duerme. . Disuelve ~a fatiga bajo los tibios edredones. Como qUIen llega después de un siglo al castillo donde la leyenda hace que [duerma la muchacha de larga cabellera sacudo. el polvo, acomodo los papeles y me tIendo a su lado. No para interrumpir el sueño que es mi [mujer. Sacudo el grave polvo de la nieve, echo .. [a un lado los espejismos del invierno, para recogerme ~erca de ese perfume y aún soñar Junto a ~sa llamita que 'eS mi mujer, como qUIen vuelve de un largo viaje.

Arte poética

MIGUEL DONOSO PAREJA

Lo mismo que otros alfareros, conservo fragmentos vencidos por el fuego.

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LUIS

Esta' quería ser una cabeza de mujer, los . . [ojos Iban a explIcarse tan bien que aun los . ' [críticos entenderían. Aquél mtentaba cruzar el Atlántico, [observen sus alas sin viento. Guardo estas piezas sin afán de pública [exposiciÓn. Este quería ser un animal vivo, parece, ya [ven, un tronco comido por el monzón. Algunas de estas . [subvivientes sirven sImplemente como combustible, otras . ' [resisten aún. Nada hallé termmado y todavía yo mismo [me vengo haciendo. Estas vienen a ser las piedras que no se Yen . [bajo la casa. Las llevo conmIgo como autocrítica, sirven [también como muros de contención. Las veces que puse obra en el horno seguro [del parto mayor y, ya se sabe, pus'e demasiado fuego o [demasiado poco, mezclé a destiempo, confundí las sagradas [proporciones. No supe. No sé. No revuelvan, amigos míos, compañeros, los [pedazos, no armen estas pIezas sueltas cuando el fuego me ponga fuera de [combate.

Cerámica roja Tú qué ibas a saber.

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lUUL,U,I\L,1"iV:'

DE:5NlJ])()S BAJO EL ARICOIRIS

Los compañeros del clandestinaje . . [disponían el hIlo sImple de la tregua, los peligros del [desplazamiento, los atados de hombres solos, ."techos de .. [calcetiÚes, dentífricos y trajInadas camisas de labor. , ¿Te detuvo la lluvia que diseñaba los [techos, la lluvia que dejaba quietas a las palomas? De codos en el anónimo balcón, veía [disolverse los automóviles, los desprevenidos caminantes, los ancianos [sin historia íntima. Tú qué ibas a saber. Hago la reseña de un sábado en la plaza [de San Ramón: Los cables eléctricos incitaban incendios [futuristas, algún ciempiés se afanaba en su marcha de [cuerpo de ejército que traslada a sitio firme su mensaje [cuaternario, y un éxodo de espumas sucias se agolpaban [en los tragantes. ¿Llegarías por la calle de El Solitario?

y si llegaras en tu capa azul, hablando de [los espectros que se ven en esas callejuelas inundadas, y [si llegaras con el cabello en desorden y los enormes [ojos húmedos ... Alguien serviría café y una especie de fiesta [empezaría de repente. J:'ú qué ibas a saber.

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MtrcIIA(;H()S DESNUDOS BAJO EL ARCOIRIS

Ahora es la lluvia, . . en los guardapolvos se prefIguran los [recuerdos. No obstante hubo aquel crepúscul?, el . [ciempiéS, la c~r~mlca rOJa. el balcón impecablemente anol11mo y la [vigilia d'e los que te esperaban.

[Angel que desconoce mi afición. Verges con el polvo sobre las aceras, San· Uosé, cocoteros y palmas de La Norma. Rogelio y otros dos trasiegan dinamita.

II

Huelga 1

A mediatarde Angel Gutiérrez ~ec1aró que hubiera sido lindo poder vaCiarse en las [palabras, como los poetas que permanecen d~spués [del derrumbe y de la polvora. Prepai'ábamos un jarro de agua l~irvie~te [para la mfuslón y Guillermo se miraba en la hoja de su , [comando. Paso Mario Santana en mangas de camisa, pasó [el gallego con una rubia y el humo reciente de ~u [revolver. A su hora volvió René para anunciar a [Senra y sus bombas noc~urnas. Las calles se hallan limpias de gu~rchas; JYle [piden nn 1umml~o cuarenticinco para Manolo que elebe subir. Lleoa Osear con un libro ele Gómez Lubián, irrumpe el polaco. con [sus piernas l~rguíslmas. Conservo un treintiocho de aguF hosca. [Listos para despegar. Sobre la tinaja elel patio, anoto, escnbo [casi. Mediodía del ntteve de ab1"il en nombre también de·

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A la noche salen algunos policías. Cóntacto [en la Placita. Un esbirro se alarga por los salientes del [callejón de Triana. y en el Bar Rivas nos acometen Pata de [Ganso y Frankestein. Célula ampliadacl'el callejón de Jaime. Los· . . [polaqui~os y Casal transmlten, recepClonan. Y algmen se [mueve en el último cuarto con una especie de fusil. Nos vamos por [Nepomuceno. Apagones dispersos. Cortes en los alambres d'e J ayamá. JII . Tristeza de! jueves. VtI compañero . . [asesmado por la policía. Marcehno aparece trayéndonos al chino [Luque. Visita a los refugios. Han vuelto los guardias en patrulla. Odio . [en llama.s del jueves. Refugios. Acido olor a estiércol de caballo. [Asperas noticias de Vicente. Noticias del ataque a Plantas [Eléctricas. Muerte en Vicente, Sagua, La Habana. [Cólera enorme del corazón.

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MUCHACHOS DESNUDOS BAJO EL ARCOIRIS LUIS sUARDIAZ

Guillermo mantiene su comando fuera de [la vaina todavía el once. y volvemos cada uno a nuestros cOIl;tac~os. [Nunca sohtanos. Con los cuchillos fuera de la vaina. Todos . [nosotros juntos.

Libertad o Muerte

Síntesis biográfica del hombreeito ¿Nadie se dispone a recoger la historia .de1 . [hombreclto? Para los obstinados, los biógrafos de la [lejanía ofrecemos datos sueltos, retazos principales, [advirtiendo que las conclusiones festinadas pueden . [dejar para siempre al hombreClto como las reses minuciosamente desarmadas [en la carnicería. Estuvo preso en el cuarenta. Dícese, que. [ofrecta OplO. Cumple ahora sesenta y siete años, a la [sombra de los cocoteros en flor, y sus vástagos, que fueron al colegio en las [verdes y en las maduras, . prescinden de sus consejos. Al final de la Segunda Guerra estuvo en el [negocio de las escobas, e:td jabón made at home. Quién s~p~raba [al hombrecito en eso de mfI1trar ron malo en la exquisita botella [irrellenab1;, en predecÍ1; las que daba un termmal para arnbar a la [centena. En el cU:lTentllC1l1CO trabajó, o al m'enos le pagaron, once

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[~n el difunto ministerio de O.P. Votó, haCIendo uso de su rebeldía anónima [por Chibás en el cuarentiocho:

Estos son ciertos datos. La piel. Un poco la [carne que se pega al esqueleto. La espuma. Un poco la sal del mar, lo peor [puesto en fila. Después puede a~güirse que dejó crecer las . [hojas verdes de su dignidad. O bIen que s'e fue saliendo de tanta [imposición. En parte porque ya no eran los tiempos de . . [la Segunda Guerra cuando los yankis que no pelearon bebía~ [el trago fuerte de las bases del trópico, gustaban arrullarse with a song " , [in my heart, y lo usaban, de carretIlla a el que se empleaba a fondo· [con las masas impuras de jabón anotando números y cábalas en las yema~ [de los dedos y remando a contramarea d'e manera que la familia volara con ancha~ ,. [y rápidas alas y él, que Importa, con su plumaje de hombrecito , [que cruza el pantano y se mancha, pesandole en el corazón. Tuvo nueve [descendientes, pues su mujer fue una parte pródiga de él. Un muchacho [se le murió una de esas veces en que nada se pudo inventar, otro de un [clavo y sus complicaciones. El hombrecito estuvo siempre a la altura [de su papel de hombrecito. Otros quemaron su pasado y pisotearon . ',' [con furia las cenizas. El aSIstIo al Incendio y puso cuanto. pudo , [de sí, pero tema pesadas piedras en las alas, en

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EL ARCOIRIS LUIS SUARDIAZ

[SU manchado plumaje de homt~relcit(). Andando y haciendo llegó a conocerse [un libro de anotaciones,· y empezó a desentenderse de lasinvenciones [y magias del viejo tiempo. No todo el mundo es héroe. Pero él fue [levantando los hombros, las manos que la rlecesidadhizo hábiles, la [flor de sus entendimientos, y se fue adiestrando, se fue incorporando, [porque también al hombrecito le dieron hiel y lanza los explotadores, [también vio rasgada su ropa. De manera que ahí está, despojándose de [sus sombras intern¡ls. Ahí, levantándose, sacudiendo de su [plumaje el barro seco.

y mi hermana se fue a alfabetizar Abriendo una puerta de polvo, gané el [salón de conferencias, los maestros se acercaban a la juventud y . [en su primera marcha habían admirado el rocío que resplandece . [en orugas y campanillas. El año acaba de iniciarse con alarmas, [acuartelamientos y milicias que velaban sus primeras armas verdaderas, [algunos veteranos del frío, en los dominios de plantas eléctricas y el [Camino de la Matanza, ya subían el Escambray. . Después nos fuimos a los puertos, a. las [llanuras del sur, plácidamente me senté en tablas húmedas, [de aquellas tablas procedía el mar, 'esa persona difícil y azul

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[que sabe hacerse presente todos los mapas. No sé, a estas alturas, [si fue antes o después de Girón que repartimos las primeras [cartillas en N ajasa, los paquetes se abrían en un olor a pino [recién aserrado, los faroles todavía inéditos resplandecían en los [almacenes. Eran historia los caminos, a veces húmedos como las [tablas marinas, a veces mojados por febrero y abril, a veces ganados por la [sequía. De Jaronú a Guáimaro, de Jatibonico a [Las Maboas disipaban las cartillas antiguas sombras y los muchachos recogían [en sus diarios lomas, pájaros carpinteros y ríos que iban [creciendo hacia el domingo del Moneada. En los barrios rurales nos reuníamos a la [luz de los ojos de los muchachos, pues no siempre los faroles nos antecedían, [o bien descansaban a cabeza descubierta. Una madrugada hubo [en que hicimos alto en un cruce de caminos, los faroles venían bajando, [subiendo, peinando toda la extensión, yesos duros soldaditos [de buena cara, no como diógenes sangrantes, sino alumbrando ellos mismos [y sus modestos aparatos, para que cada uno hallara la íntima [verdad. En rigor, no recuerdo el día en que partió [el segundo contingente. Mi padre se contentaba leyendo más a [fondo los diarios,. mi madre andaba aÚn más silenciosa, con los quince años de . [mi hermana en las sábanas de poca sombra. También mi hermano [intentó hacerse al camino y no logró

-45 ......

ARCOIRIS

salvar el obstáculo de sus doce años. A mí [no me faltaba totalmente la ni~a, pues en los caminos del año de la educa.clOn [giraban los romerIllos, los pequeños soles, las constelaciones y las [juntas de mae~t1:os, a las que alguna vez llegaron sus notICIas. En diciembre mi hermana estaba en la [plaza iluminada de muchachos. Fidel) dinos qué otra cosa tenemos que . [hacer. El himno de Saborit debió llegar con él a caballo como aquel [de Pedro Figueredo, el himno que anduvo en esta nueva y . [riesgosa manera de pelear. . En lomas, ciénagas y llanos las madres de [los soldaditos lloraron por Conrado Benítez y Manuel [Ascunce y los viejos alumnos levantaron sus grandes manos creadoras, [como alzando "en ellas a los muchachos que sacudían el polvo de [la infancia, pues todo niño que gana una batalla se [convierte en hombre.

Dice una extranjera de ojos dormidos Escribir para el pueblo. Qué más quisiera yo. ANTONIO

MACHADO.

Nada sabes de alegm·ías. Seguramente que en tu país desprecian la metafísica. El lenguaje del m'te debe volver a lo inconsciente. Si miro un árbol) un lago en otoño, una iglesia)

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debo tomar únicamente el misterio que no [muere. Para qué hablar de la materia y su [descomposición, los asuntos de la vida diaria son para las [revistas) el mismo amor humano no engendra sino [variaciones que desgastan y pierden siempre a los. [artzstas, y la violencia de la palabra es bien .distinta de como tú la entiendes. No eres sino un [poeta social. Tus interpretaciones están viciadas de intenciones políticas.

¿Oh, really? y ahora, en español, sólo respondo: Qué más quisiera yo.

Láminas al vuelo En este libro de 1913, un vapor hace agua [todavía, la bandera al viento cabecea igual que un [caballo llamado a capítulo, no falta la música, discreta, como conviene [a gente d"e bien. Las señoras beben preciados licores. Señor) no cre~ en . . [cuentos de apareczdos) la guerra no empezará este año ni el que [viene, a menos que bajen excesivamente los precios. El joven irlandés [escribe cartas a quien fue su amante y las dispara hacia las aguas. [La gin'ebrina encara su tercer viaje. ¿Qué sabe usted del Titanic? [Quien cuida de su hermoso sombrero es español y no

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EL ARCOIRIS

LUIS SUARDIAZ

[interviene en nada. ¿Nos servirán huevos de gaviota esta ~añana? L
Bolaño, Roberto (ed.) - Muchachos desnudos bajo el arcoíris de fuego

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