15 ) Waffen SS - Los soldados del asfalto - J Keegan

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Barrie Pitt presenta la historia ilustrada del siglo de la violencia que edita San Martín La cronología del siglo XX es un catálogo de violencia como hasta ahora conociera el mundo. Dos guerras a escala mu señalado las cimas de la inevitable inclinación del hombre hacia violencia; pero el periodo no ocupado por esas guerras no ha sido nos violento: la humanidad no ha cesado de prepararse para la vic,leln· cia. de ejecutar actos violentos o de ocuparse de sus conS'lCIJe Cuanto más capaz se hace la raza humana de controlar el la rodea, más le empuja su ansia de autoafirmación a poner en pel iglro ese medio con el uso de la violencia. El instinto de luchar y U~'~II UIr parece ser tan básico en la naturaleza humana como el instinto amar y crear. Para comprender mejor este siglo de violencia, San Martin-Ballar.tir.e inicia ahora la publicación de una extensa colección, la trada del Siglo de la Violencia. En ella se integrará la historia ilustr'ada de la Segunda Guerra Mundial, que tan enorme éxito tiene, y tmuará ofreciendo las series ya conocidas por sus lectores. Se,gulirÉln apareciendo los libros de Batallas, Campaña y Armas de la Guerra Mundial, y se ampliarán' para incluir otras batallas, cam¡,a/\a! y armas de todo el siglo de otros periodos y diferentes paises, Corea hasta Vietnam y desde la España de 1936 hasta las luchas lucionarias de América del Sur. Aparecerán además series nuevas. son ajes presentará biografías de los hombres: unos, de reconoci grandeza; otros, de infausto recuerdo, que arrastraron a la huma nidad la violencia o que emplearon la violencia para dirigir la lucha por la Ya se han publicado las biografías de Patlon, Skorzeny y Hitler. les seguirán las de Tito, Churchill, etc Los li bros irán, en todos los casos, profusamente ilustrados. glo XX ha sido la era de la cámara fotográfica, gracias a la cual podido desarrollarse nuevas técnicas de presentación. Hemos de lmostrado bien el dominio de dichas técnicas con la Historia Ilustrada la Segunda Guerra Mundial. Dondequiera qU'l haya tenido lugar hecho de violencia ha habido una cámara pronta a registrarlo. El de investigadores de la colección ha recorrido los archivos las colecciones particulares de todo el mundo en busca de I fotografías, para que todos los libros vayan Inmejorablemente .Iustradios Los textos se deben a las plumas de los escritores y comentaristas competentes del mundo, cada uno experto en su campo. Todos concisos y de fácil lectura ; textos e ilustraciones componen una nueva forma de presentar la información. Los libros ilustrados San Martín son un nuevo tipo de libros para el lector moderno.

. Wallen ss: soldados del aslallo Keegan



Dlreclr EdllrlaJ: Barrie Pltt Dlreclr ArtIstlco: P eter Dunbar Asesor Militar: Sir Ba.siJ LiddeU Hart Edllr Orátlco: R"bert Hunt Edllr: David Mason DibuJo: Sarah Klngham Dlb\Uos Especiales: John Batchelor Carlgratla: Rlcban! Natidel Cubierta: Denls Plper Ayudante Investigación: Yvonne Mar8h

Indice

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El imperio de IIl mmler

20 Del Putsch a Lu tol.Oll'tllu de este Itbro I'ueroo especialmen te seltCdonAdas dt 101 archJ,vOf IlIU!'-"ntes de Izquierda. derecha p6¡trw 2-3 UB Na Uonal Ardtlves: '1 Brlan Davla; 8 Suddeu1.&C~r Verlag; 10-1 51.J1lsteln: 18-17 OS N aUonal Archlves; 111 UUstem; 11 UUstein;: 11-18 Sudd Vertag: 20 Ulbt.eln; 22-27 Sudd Verl"J'; 28 BundesardUvlSudd Verlq; 30-32 suod Vl'dll; " t1l1Itein: 35 8udd Vrdaa: 3&-3'1 Sado Opera M-Wldi: 3&-41 Sudd VertaR; 45-47 t1llstein; 47~2 SUdd Vm8K: Sli Ul~U!in: 56-59 tIS Wational Archives: tIO &Jdd Yerta¡;; M-' h Britn DaviS; 721mper1Al War Museum; 15 Sudd VerlaA:; TI Un~t.f!:in;; '73-7Q US N.tionpl ArCh1vu; 8B-81 Sado Opera

M\WIt 8Z 8udd Verla¡: 83 1Jlhteln; IK-!'f US NaLlonRl ""ChIves: 88-89 tI1LJteln; 8V IWM: vo.92 U1lIuin. 1M UlLttetn.Sado Opt':ra Mtmdi: g5-WlIWM.; 98-99 Ul.lItein: 101 &oea que, para garantlmrse la Presidencia, se verla obligado a hacer concesiones por su parte, y que éstas se referlan probablemente al estado legal de la SAo SI mtler conciuyó o no - 8 bordo del acorazado de bo1sliio Deul3chland durante las maniobras navales de abril en el Báltico-- un pacto con Blomberg y FrItsch, comandante en Jefe del Ejército, que le garantizaba su apoyo para la sucesión presidencial a cambio de la promesa del FO.hrer de disolver la SA, es algo sobre lo que ahora no se ponen de acuerdo los historiadores. En cuanto al equilibrio, no parece probable. Se sabe, por otra parte, que los generales eJerclan sobre el una incesante presión para que solucionara la cuestión, a la vez que no dejaban lugar a dudas respecto a que no le permitlrlan emplear sus soldados si habla que pelear: hasta ese punto quedan mantener su tradición de _por

encima del partido •. Afortunadamente para Hitler, un acusado cambio de opinión coniza la SA se hacia sentir entre sus colaboradores más inmediatos. La depravación personal de ROhm, tolerada en tanto el partido estuvo en la oposición, se habla hecho desagradable para muchos, ahora que el poder les perteneda; otros, de los cuales Goering era el más Importante, envldlaban y temian el peso de su camarilla. Naturalmente, Himml,er consideraba a ROhm como su principal rival; y resultaba sintomático del oportunismo que caracterizaba los asuntos internos del partido, el que Goerlng y él, muy recientemente en desacuerdo, hubieran deddldo, en la primavera de 1934. hacer causa común coniza el enemigo. A esta clnica amistad aportó Goering la inDuencia cerca de mtler, un servicio de Información bien afinado -cuyos datos recoglan entre ellos-, y cuando faliaba el acoplo, recurrfan a Lnventar informes nocivos

para ROhm, que luego depositaban en los oldos del Fúhrer. Este, siempre temeroso de un contragolpe, escuchaba de buena gana, aunque DO diera lomedlatamente crédlto a las noticias que recihla. A primeros de Junio, mantuvo una larga entrevista privada con ROhm, presumiblemente en una üJtlma tentativa 43

de apartarle de su compromiso con la _Segunda Revolución_, y se despIdió de él en términos lo bastante amistosos para poder ordenar -aparentemente sin temor a una reacción- que en la SA disfrutarla de permiso durante el mes de Julio. No eslA claro si habla decidido ya atacar a los Jefes de la organlzaclón mlentzas sus hombres se hallaban dIspersos, pero es seguro que Goertng y Hlmmler redoblaron sus esfUerws, durante las tres semanas siguientes, para convencerle del peligro en Que estaba.

Su sensación de Inseguridad se avivó aÜD más a causa de un d1scurso de von

/

Segundo teniente de la SS tocado con la anUgua gorra de campaña y vesUdo con el blusón de camuflaJe . herb6ceo- racO a gldo por el cinturón y llevado sobre la Cl a laca de diario. Pantalones de montar con bota. alt.s de oftelal. Unos prilm6tJco. le cuelgan del cueUo, y empuña un suba fusil MP 40.

Caplt'n de 'a SS de la DIvisión Panzer leibstandarte Adalf Hitler. condecorado con la Cruz de Caballero de ta Cruz de Hlerro.(,Condecoración de cuelJo~ Unlfora me negro de carrista con pantalone. recogido. en el tobillo y borcegule. negro. de cuero. Se cubre con un gorro de campaña de oficial. Ueva porta mapa. y pistolera.

Sargento de la SS. Uniforme grlt: de campaña par. persona' de artilleria autopropullada. CIICO de acero y polaInas de lona. Borcegu ie •. luce la Cruz de Hierro de 1.- clase y la cinta de 2.- cla.e.

Papen, el pol1t1co naclonallsta que HIndemburg le babIa impuesto como vigilante viceeancllJer~ en el discurso, pr~ nunclado el 17 de Junio, se atacaba al régimen en térmtoos directos. Aunque le provocara un ataque de Ira, aquellas palabras slrvIeron también para advertirle que el tiempo se acababa. El mismo mensllle le llevó Goebbels -el Illtlmo aliado que le quedaba a ROhm en el seno del partld~, que habla decidido abora cambiar su fidelidad , y que ailadla a los de los otros sus propios lnformes acerca de que el jefe de la SA no era digno de conllanza. Fue el quien -fabricó_ la noticia de que las fUerzas de la organlzaclón en Berlln hablan recibido órdenes de reintegrarse a sus puestos el 29 de Junio; esta mentira Iba a resultar decisiva. mUer, que Uevaba quince dlas desgarrado por la indecisión. determinó entonces pasar a la acción. Goertng y Himmler le sei1alaron cómo y contra Quién actuar; ambos hablan pasado va· rias semanas haciendo planes para la purga, el1giendo a los que serian eJecu· tados, slgulendo la pista de sus movlmlentos y designando a sus verdugos. El total de muertes causadas durante la sangrienta purga del 30 de Junio (la Noche de los CUcblllos Largos, como pronto fUe conoclda en el extr~ero, aunque los asesinatos se prolongaron dos dlas) nunca ha sido calculado con exactitud. El propIo mtler, al Justif!ear sus actos, tres semanas después, ano te el Relcbstag, admltló 58; una cifra mAs probable es la de cuatrocientas; algunos la elevan a dos mil. Cualquiera que fUere el número de vlctlmas, no sOlo inclula aquéllos a los que mUer tenla sus razones, buenas o malas, para temer, como RObm y Stzasser, su viejo r145

val, sino también a muchos de los enemigos particulares de Goe.r!ng y Hlmmler, Y. por lo menos. a uno completamente inocente: un critico musical de Hamburgo que tenia el mismo nombre que e! Jefe local de la SAoTambién perdieron la vida dos generales: Schlelcber, el excanclller que, por error de cálcUlo. babIa ayudado a mUer en su camino bacla el poder; y Bredow, su ayudan te militar. Estos asesinatos no complacleron al Alto Mando. que, si bien sintió es-

caso pesar por la muerte de Schle!cher, consideraba que tal suerte establecfa un peligroso precedente. En general, sin embargo, los resultados de la purga convenlan tanto al Ejérclto que, aunque sus Jefes -aJado como chico de recados, agente de seguros y empleado admlnJstrativo basta que, en 1934, tue aceptado en una de las primeras unidades VeTfullung. Elegido entonces para la escuela de cadetes de Bruns-

wick, volvIó después como Jefe de pelotAln al Standarte Deulschland. En 1940, habla sido trasladado como Jefe de compañia al destacamento base del reglmlento, situado en el centro del complejo del campo de concentracIón de Dachau. Dado el número de individuos que compartieron este esquema de instruc-

ción, qul:tá se considere sorprendente que Le ParadIs sea un Incidente aislado. Sin embargo, la campada fue corta, y el respeto por las leyes de guerra aún era fuerte del lado alemán. En las més brutales y menos estrechamente vIgiladas condiciones de la lucha en Rusia, los Knochlein Iban a aewar por su propia cuenta. La WaII'en SS tuvo sOlo una pequella

particIpación en el asalto final para reducir el pe.r1metro de Dunkerque, por-

que, principalmente, Hitler estaba entonces deseoso de conservar sus unida-

des móviles para la segunda {ase de la Batalla de Francia, la cual no estaba ~ convencido de que transcurriera tan fá· cilmente como la prlmera. En tal apreciación. el Führer no tenIa, por supues-

to, razón: la pugna se convlrtló rápIdamente, una vez rota la linea del Somme, en una temeraria persecución de las

destrozadas y desatlrculadas fuerzas trancesas que quedaban. En dlcba per6S

no autorizadas unidades de combate y proporcionarle una policía armada para sus designios particulares. SI no estaba dispuesto a utilizar aquella reserva humana, te.ndrfa que encontrar voluntarios en alguna otra CUente. En este aspecto la ideologla sug!rló una solución. La SS en general, y Hlmmler en particular. servlan más estrechamente Que la mayoña de los nazis al Ideal - nórdico> -el de la super-raza rubia-, y, merced a las conquistas de Dinamarca, Noruega, Holanda y Bélgica por la Wehrmacbt, una gran parte de su Uerra natal se ballaba bllJo el domlnio alemán. También se hallaba, como las zonas de asentanúento de los Volksdeulsche de Pelonia y Checoslovaquia, al alcance de los centros de reclutamiento de la SS, y continuaba CUera de la Jurisdicción de las leyes del Re1ch en este terreno. Por tanto, en teoña, en muchos mUes de j6venes raclalmente aceptables se con vertlan en posibies reclutas, si se les podla persuadir a Que se presentaran voluntarios. Como los alemanes habían descubierto rápidamente, existla en realidad una secUC10n, todos los contingentes de la SS Annada se lanzaron al avance; el Lelb./andarte penetró mucho mAs al Sur que nlnguna otra unidad alemana antes del anuncio del armisticio. Incluso la Poltze~ pariente pobre de la rama armada de la organización, logro participar en la batalla en esa fase, si bien en un punto en que las dlllcultades del terreno en la Argonoe, y la alta calldad de los defensores tranceses -Que perteneclan a la guarnición de la ilnea Mag!not-o le negaron Cualquier posibilidad de destacar. Ningl1n brillo glorioso arrojaron, sin embargo. sobre la Waft'en SS como con-

junto los informes del Ejército desde el frente. los cuales se abstenían escrupulosamente de referirse a su existencia Nó obstante, dichas tuenas se encontraron generalmente donde la lucha era mAs intensa. e hicieron tanto como su Unútado tamailo les pernútló en cuanto al logro de la victoria alemana. Naturalmente, sus baz.a.ftas se debieron en parte al becho de que todas sus unidades, aparte de la Poltzei, tenían, en su calldad de móvUes. que seguir la estela de 66

Francia, 1940. Arriba: Soldado. de una unidad de morteros del Slandarte Germania. Abajo: Grupo de p4ana mayor de una compañia de la SS, con un prisionero brtt6nlco.

los carros; y en parte también a las sobresallentes condiciones ftslcas de sus soldados y a su notable esplrltu castrense. El propio HlUer se complació en reconocer su aportaCión y concedió llberalmente condecoraci.ones a los jefes de la Walfen 58; más satisfactorio aún des-de el punto de vista de Hlmmler, en agosto autorizó la formación de una nueva división, cuarta de las creadas desde septiembre de 1939. Sin embargo. al igual Que en la primavera, la autorización por si sola DO bastaba para materlallzar esas tropas. Los jóvenes reclutas a quienes el OKH permItfa presentarse como voluntarios para la SS Armada se necesitaban como reserva de las divisiones en campaña; y el personal de los Tolenkopfs/andarten babia sido destinado por HimmJer a otros fines: fonnar nuevas y

disposición muy extendida a hacerlo en las tierras conqulstadas, donde partidos de estilo nazi -en Noruega. el Nasjonal Samling de QuJsIing; en Holanda, el Nacional - Socialutiche de Musserl; en Bélgica, los rexistas de Degrelle- habían conseguido numerosos aflliados antes de la guerra. Entre sus secciones juvenUes, los agentes de GottJob Berger ya hablan encontrado voluntarios sufi· clentes para la recluta de dos reglnúentos: NOTdland, integrado por daneses y noruegos, y Westland, compuesto de holandeses y belgas de babIa Oamenca. Para dIciembre, y blllo la dirección de oficIales y suboficiales alemanes. hablan alcanzado un grado de instrucción bastante elevado para integrar la nueva di· visión, para la cual Hlmmler escogió el romAnUco titulo de Wiking. Su tercer regimiento se consiguió con el traslado del Standarte Germanio desde la VetfugU1l3dlvislan. Fellx Steiner, ex coronel de la Deutschland y condecorado en Francia con la Cruz de Caballero, CUe designado para el mando de la división con el empleo de general. Hlmnúer emprendió al mismo Uempo

Servidores de una MG-34 del Standarte Deutschland montada al amparo de un dique en Holanda, mayo de 1940.

una reorganización de sus unidades de la Wa1ren SS en cof\Junto. encaminada

como siempre a aumentar el número disponible para prestar servicio en cam· pana. La ver:/llgunsCUvf8fon reclbiO otro de los Totenkop[standarten a cambio del Germanfa, y fue rebautizada como 68

Da.! Re!ch. Otros dos regimientos de la

Totenkojifrormaron una brigada conocl· da como Kamp[gruppe Nord (que mAs tarde se convertlrfa en división), y un tercero, con el nuevo nombre de Regimiento de Infanl6fa nl1mero 9 de la SS, quedó bojo el control del Ejércil y destinado al Norte de Noruega en rEgimen de guarnlclOn. Con esl, a110 quedaban a dLspos1clóD de HJmmler otros cinco Totenkop[,tardanlen y dos regimienls de caballerla de la SS, con los cuales foro

mó dos brigadas. Estas, si bien pertrechadas para el combate, permanec1an bojo su dirección personal. Por tanl, en la primavera de 1941 , IOS efectivos de la Walfen SS se componlan de cuatro dlvlsIones (Da. Re!ch, Talen· kop[, Pollzej y WtklngJ, dos brigadas ( Lelbstandarte A1:Wlf HUler y NordJ y un regimiento de Infantena, si bien esls contingentes sOlo se babfan logrado me:liante apresuradas medidas. El anhelo 1e Himmler por ampliar su fuerza de

operaciones es comprensible a la luz de su conoc1m1ento de los planes de Hitier para la invasión de Rusia. La orden preliminar para Barbarroja (Directriz del F11hrer nl1mero 21) habla sido publicada en diciembre de 1940, y, desde el prlncl· plo, Himmler babia visto que la próld· ma campaña oCreela a sus soldados -de cuya pureza Ideológica bablaba a110 mAs. en sus conversaciones con el Canciller. Que de su etlcacia mllltar- la oportunidad de probar su peculiar utlll· 69

Soldado de la SS con una ametralladora ligera, en Hol anda, 1940.

dad en una lucha enue sistemas poUtlcos opuestos y entl'e razas superiores e Inferiores_ Gran parú! de sus argumenoos, al pedir a Hitler una mayor partIcI-

pación en el potencial humano de la Juventud alemana, se referfan 8 que la Wa1Ien SS y sus jefes, a diferencia de la Wehrmacht y sus generales, estaban psicológicamente preparados para una guerra en la que no se dana cuartel En la primavera de 1941, por consiguiente, la SS motorizadas fueron trasladadas hacia el Este, Junoo con el grueso del Ejércioo a1emAn, a fin de oomar posiciones en las fronteras de Rusia. Sin embargo, antes de que pudieran ocuparlas, un brote de actividad antinazi en los Balcanes. junto con una serie de reveses lnlligIdos por las fuerzas griegas a los italianos, que las hablan atacado insensatamente, impuso un traslado de tr.:r pas hacia el Sur, y ei consiguien te apiazamienoo del proyectadO comienzo de la Barbarroja. La campafta q ue sob revino exigió poco de la habilid ad d e la Watren SS. y causó reducidas bajas, pero proporcionó valiosa experiencia de la realidad de la lucha a las unid ad es más bisotiss. Para el Canciller, aunque la confrontación sólo babIa durad o tres semanas, supuso un grave y qulzA decLsivo reuaso de la fecha de ataque q ue babia lIJado para la operación. Señalada originalmente para el 15 de mayo, la Barbarroja no se Iba a desencadenar hasta el 22 de Junio de 1941.

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Cruzada en el Este

Se ha puesto de moda dudar de si la decisión de mtler de atacar a Rusia era re-

sultado de un plan trazado tiempo atrás, ya Que algunos hlstorladores arguyen Que las alusiones del Führer al Leben3raum (espacio vital) y al destino de Alemania de dominar a las razas inferiores de las tierras eslavas teman un propósito p~tlIent Aunque. como entidad. la Wiktng sobrevivió este desastre. tuvieron que pasar varios meses antes de QUe se hallara en clJsposlclón de combatir. Arriba: Un carro Panlher con granaderoa panzer de la SS se lanza al ataque de nlly, Normandfa, el 28 de Junio de 1944. Izquierda: Tiradores de primera de la SS en Normandla.

bla regresado recientemente de una mIsl6n en Italla. a donde habla sIdo enviada para reforzar el dominio alemán en la penlnsula tras los desembarcos aliados en SlcWa. Ella -y. naturalmente. todo el Ejército Acorazado-- era un componente demasiado Lmportante de los menguados efectivos blindados de HIUer para dejarla caer en manos rusas; consecuentemente, el CancUJer ordeÍló que el n Cuerpo P8Il2er de la SS rHohens/a..tren y F7und.berg¡ viniera de Franela a sacarla del atolladero. En magnífico despliegue de movllldad táctica. asl lo hlzo rápidamente. y luego se retiró a la reserva estratégica en Polonia. La Lelbs/andarte tue trasladada a 1l-

transportada, en ArMem. El asalto se organizó perfectamente, pero la Infor119

maclón aliada no habla logrado detectar que las divisiones Hohen8ta~en y Frundsberg, machacadas basta lo indecible por su larga odisea y subsiguiente huida, fueron enviadas a Arnhem para descansar. Alertadas pocas horas después del desembarco, lo que les quedaba en carros e lnfanterfa trabó combate

inmediatamente con los aguerridOS paracaidistas de la l." División Aerotransportada britmica. La clave de la batalla era el puente de la carretera de Arnhem, que habla sido conquistado por un batallón de dicha fuerza. el cual tenia órdenes de conservarlo hasta Que llegaran del Sur columnas acorazadas británicas. Para detenerlas, y para vencer a 106 paracaidJstas norteamericanos que mante-

nlan abiertos los cruces de los rios por debl\lo del RhIn, la Holul713ta~en y la Frundsberg se hablan asegurado su paso a través de él, ya que todos sus carros se hallaban en la ribera Norte. Por tanto, durante cuatro dias, rugió la lucha en tomo al extremo septentrional del puente hasta Que, abrumados por efectivos superiores y el peso del equipo, los restos del batallón se rindieron. Se hablan defendido el doble del tiempo que se calcuió; pero los carros britmicos sólo hablan cubierto la mitad de la distancia prevista ... As{ fue que tres h~ ras antes de que el primer carro britmico cruzara el puente de Nlmega. en dirección Norte, el primer carro alemAn pasaba por el de Arnhem camino del Sur._ El resultado iba a ser decisivo para el éxito de la operación. Mientras los britmicos no lograban penetrar en Alemania por la ruta Norte,

el Tercer Ejerclro norteamericano del general Patton, que habla cerrado el anillo alrededor de las fuerzas alemanas en Normandla, atacaba, también infructuosamente, por el Sur, en el paso de Lorena. Que se le hubiera dado o no la prioridad en la obtención de surnlnlstros que Montgomery habla conseguido de Eisenhower para la operación de Arnhem sigue siendo motivo de discu&Ión.. Pero el argumento de que. con dicha prioridad, habria roto la Muralla del Sepp Dletrich, Hitler y Hlmmler presenciaban el desfile de la Leibstandarte. BerUn,

1938.

Oeste de un solo golpe debe ser acogido con cautela. Es cierto que el ejército occidental de Alemania habla sido aniquilado en la batalla de Normandia y en su huida de Francia; pero de sus resros, el Alto Mando, con talento pecuilarmente alemAn, habla organizado, a primeros de septiembre, una guardia Ironterlza de especial cohesión. Ejemplo tlplco de su habilidad en Improvisar - unidades de alarma-, como se las llamó, era la Que se formó para la defensa de Metz. la 462.- División, uno de cuyos mejores batallones consistla en la plana mayor y los alumnos de la escuela de comunicaciones de la SS, alU establecida. Ella y la rilpldamente remozada GOl> von &rlichlgen defendieron resueltamente las antiguas fortificaciones contra los duros y prolongados asaltos de las muy superiores fuerzas de Patton. Derrotados en Holanda y estancados en Lorena, los aliados habfan perdido en octubre el fmpetu que los había llevado desde Francia a la Irontera alemana en un temerario galope durante el mes de septiembre. La lucha del orollo pronto se resolvió en una dura batalla de castigo, que, a la larga, Alemania no podla sostener y de la que los aUados no podlan pasar a la oreosl va hasta que hiciera mejor tiempo y organizaran un servIelo de abasteclmlento mAs eficaz. Por tanto, a primeros de diciembre, los planes para derrotar a los alemanes en campo abIerto hablan sido aplazados has'ta la primavera. Sin embargo. mUer no estaba dJs.. puesto a conformarse con esas fechas. Vela las señales del inminente anlquUamiento con la misma claridad que Jos ol!clales de in!ormaclón alfados. pero aún tenla la voluntad. y buscaba los medios, de desbaratar estos ClUculos. A 11nales de orollo habla alistado un gran número de divisiones VollcsgTenacUer, y con éstas y las reequipadas unidades acorazadas pensaba montar un ataque principal de disrupclón contra uno u otro de sus enemigos. Una rápida apreciación le convenció de que su fuerza de choque seria absorbida si la destinaba al frente oriental Juzgaba más vulnerable al Oeste por dos razones, mUltar una y poUtlca la otra En este último terreno, pensaba Que podía conseguir condl121

Palper avanza sobre Malmedy, donde Iba • organizar la matanza de prisioneros norte.merlc.no~ diciembre de 1944.

clones de los allados si les castigaba con suficiente dureza, dejéndole solamente con los rusos para combatir; militarmente, crela poder preparar la clase de golpe que arrebatarla a los allados la voluntad de lucha_ Al Igual que en 1940, lanzar1a el ataque por las Ardenas, con e! objetivo geográJlco de alcanzar la costa de! canal de la Mancha cerca de Amberes y e! estratégico de separar a los brltAnlcos de los ejércitos norteamericanos_ Sus generales trataron de persuadlrie respecto a la objeciones a dicho plan: Que sus fines eran en exceso ambiciosos y que su fracaso le costaría su última reserva no comprometlda. Hitler se mostró inIIexlble, utilizando gran parte de! mismo argumento que babIa empleado en la disputa sobre la dlrecclón de la batalla de Normandla: en pocas palabras, que Alemania era ahora demasiado débU para no atacar_ Y para asegu121

rarse de que el ataque sena llevado a cabo con resolución, conlló el mando de los principales elementos implicados a un Jele de la Walfen SS, su viejo camarada Sepp Dietrich_ Las fuerzas a sus órdenes. el Sexto Ejército Panzer de la SS (la primera unidad de tal porte de la organización), Iban a consistir en cinco divisiones de infanterfa y cuatro acorazadas: leib$/andane y Hitler Jugend en la primera oleada, con Da3 Reich Y Hohens/at¡[fen a contlnuaclón_ Todas hablan sido pródigamente reequlpadas con los Panther Pü!:prw V en los batallones divisionarios y noventa Tlger boJo control central. A ia izqulerda de! ejército de Dietrich, el Quinto Panzer tenia la misión de guardar su flanco y profundizar y ensanchar la penetración, mas el papel principal y decisivo era suyo: abrirse paso hasta Amberes, a 150 Idlómetros de su Unea de partida. Este Iba a ser e! último gran ataque de la SS; en realldad, de! Ejército alemIm. Un ataque que, según les hablan dicho a los Jóvenes soldados de las dlvI-

slones de la organización -y as! lo hablan creldl>-, seria victorioso para eUos. . Escrlbo durante una de las trascendentales horas anteriores al ataque-, decla una carta de un teniente de la Hitler Jugend dirigida a su hermana, . Ileno de emoción y ansiedad sobre lo que traerén los próximos dlas. Algunos piensan en vivir, pero la vida no lo es todo. Basta saber que atacaremos y arrojaremos al enemigo de nuesua madre patria. Por encima de mi resuena e! terrorillco ruido de las V-I y la artIIlerta.. La misma mallana, 16 de diciembre su división avanzó para e! asalto. Las divisiones norteamericanas que ten!an enfrente, fal tas de preparación y con Uneas de abastecimientos supe.restJ.radas. huyeron precipitadamente presas de pQnlco por la totalmente inesperada aparición de los Panthers y Tlgers, ya que, en las posiciones avanzadas, los estadounidenses careclan generalmente de las armas adecuadas para hacer fren· te a tales carros. Por tanto, en el sector de! Quinto Ejército Panzer, las divisiones 2. 8 panzer y Lehr pUdieron realizar

una rápida penetración. Sin embargo, en e! de Dietrich, que era el que importaba, sus puntas de lanza chocaron, tras un prometedor comienzo, con una firme resistencla que continuó hasta endurecer· se. Ello se debió en parte a la naturaleza del terreno, que favorecla la delensa y dificultaba los rápidos mo.v1m1entos de los carros de combate, pero también a la dedicación de las divisiones de lnIanterta de los Estados Unidos que se hallaban en la ruta de la Ietbs/alldarte y la Hitler Jugend. Su esplIitu de lucha se reloro) enormemente después de! 17 de diciembre, tras baber corrido la notlcta de que la SS estaba dando muerte a sus prisIoneros; y, en realldad, esa habla sido la suerte de los primeros que cayeron en manos del grupo avanzado de la Lefbs/andarte, porque e! Jele de! mismo, Peiper ordenO que noventa de ellos fueran ametnllados en un prado cerca de la ciudad de Malmedy. Nunca se han explicadO satisfactoriamente sus razones, aunque probablemente tenJan algo que ver con las órdenes dadas, antes de! avance, de extender cuna ola de terro.... Indudablemente, esas órdenes no se dieron para ser Interpretadas como lo hizo Pe!per, y, en cualquler caso, el efecto de sus actos resultó contraproducente. Los resultados conseguidos por la unidad destacada especIlIcamente para sembrar la alarma y la confusión -la Brigada . Caballo de Troya. de! coronel de la SS Otto Skorneny- fueron, por otra parte, espectaculares. Sus dos mil comandos. muchos de ellos antiguos emigrantes a Norteamérica que hablaban inglés con lIuldez, y todos vestidos con uniformes estadounidenses, causaron graves interrupciones en las Uneas de comunicación, destruyeron gran cantldad de equlpo y pertrechos e hicieron cundlr e! pánico en lugares tan distantes como el cuartel general de Eisenhower, que fue puesto bajo una vlgUancia espec1al a causa del rumor de que un escogido equlpo de asesinos se hallaba en camino para dar muerte al comandante supremo allado. Pero ni los retozos de Skorneny ni los métodos de terror de Pe!per pod!an alterar materialmente la balanza de la ventaja que, aunque en los primeros dlas de la campafta habla parecido Inclinarse de! lado a1emén, cayó acusadamente de! 123

de los aliados hacia el 24 de dicIembre. Para entonces. las divisiones acoraza· das del Ejército, aunque no las de la SS, hablan avanzado cien kilómeuos, pero estaban dando las últlmas boqueadas. Por Navidad, el tlempo, que bablalmpedldo los vuelos, aclaro lo suficiente para que las fuerzas aéreas aliadas, actuando en coordinación con Lmportantes refuerzos terresues, empezaran a empl\lar vi· vamente a 106 alemanes hacia sus puntos de partida. Con el fracaso de las ofensivas de las Ardenas, se puede Juzgar la prolongada intervencIón de HItler en la fase de la es· trategIa terrestre. Naturalmente, aÚD retenia el poder de obUgar a sus soldados a cumplir su voluntad, lo que slgnIlIca· ba que deblan combatir hasta el fin: pero babIa perdido los medios de Imponer sus decisiones al enemigo. En los cuaUn meses que quedaban de guerra, nunca iba a volver a lanzar un ataque que perturbara seriamente a cualquier alto Jefe de uno u oUn trente. Esto no quiere decir que, en adelante, sus Unpas se llmitaran a hacer una defensa enteramente paslva. Atacar/an, pero con obJetivos que incluso el propio mUer reco-

nocla como Umltados. La mAs Importante de eslas ofensivas serta nuevamente Wl asunto de la SS, asunto que congregarla el mAxlmo nú· mero de divisiones ~Ule alemanas y gér. manlcas JamAs reunido para una opera· clón. Tenia por objeto restablecer la si· tuaclón en HungrIa central, de donde HitJer sacaba sus últimos suministros de petrOleo natural producida por los pozos del lago Balaton. Amenazada por el ala 8ur del EjércIto Rojo, que en enero habla arroUado a la guarnición 88 de Budapest, esta reglón Iba a ser asegura. da, según decIdió el F!\hrer en (ebrero, por una enérgica contraofensiva. La Wi-

Idng Y la Tolen/copf se hallaban ya en la

zona; para Juntarse a éslas ""vIó el desgastado sexto EjércIto panzer de la 88 (LelbslanCÜlrte, Da! Relch, Hohensla,q· fen, Hit/eT JugendJ, y otras unidades entre las que lIguraba la 16." &lchsJijhreT

SS. Pese a toda su fuerza, poco pudieron hacer, sin embargo. ante la enorme suHlmmler y el

lefe de la Juventud HttJeria-

na , Axma"n , pasan revista a una unidad de voluntarios, 1943. 124

perlorldad numo!rlca de los rusos, y, aunque enlre la primera y la tercera semana de llUlI"ZO lograron ganar algún terreno, tuvieron que rendirse cuando el enemigo recupero el equWbrlo y con· traatacó. A principIos de abril la derrota miraba

cara a cara a mtler y a sus soldados. Muchos la habrían aceptado en ese momento y lugar, con tal que se les pudiera garantizar la cautividad en manos britá· nIcas y norteamericanas; pero Hitler estaba decIdIdo a Uegar basta el l1n. Muy pocos deseaban unirse a él. CIertamente, no Hlmmler, a quien el Filhrer no concedió ninguna gracIa -ni él se hizo ningún bIen- nombrándole Jete del Grupo de E:jt!rclto del V1stula, a !Inales de enero. Aunque el Relchsführer hubIera ec'tSldo toda su vida fascinado por lo mUltar, no tenia -y pronto lo descu· brló- ninguna disposición para el mano do. Peor alln, Degó a la conclusión de que la guerra estaba perdida y, cedlen·

do a las inslnuaclones de los que se hablan autonombrado asesores suyos en poUtica exterior, comenzó a establecer comunicación con los atlados. Estos no lo tomaron -0110 habrlan tomad- en consideración, pero, de todos modos, Degó demasiado tarde. A mediados de abril se hablan derrumbado los !rentes del Este Y del Oeste, Alemania estaba a punto de ser cortada en dos y el propio Berlln se haUaba amenazado de asedIo. En estos Illtlmos momentos, HItler anunció los planes para la operación que . lnflIgIrla la mayor y más sangrienta derrota de su historia. a los rusos. La Iban a montar los Ires ejércItos más próximos a BerUn, y Ste\ner desempeftarla el papel princIpal. Este era el Ste\ner que babIa mandado un bataUóD en el primitivo Leib.landarle; capItán geneAbajo: Hlmmler, Hitler '1 Sepp Dletrlch, 1939. Oerecha: Muasart. Hlmmler, Schwarz yWoIH.

Izquierda: Alfred Rosenberg, ministro para los Territorio. Ocupados del Este, cuyas teorías raciales se emplearon en el adoctrinamiento de la SS. Arriba: OegrelIe, lider 'asclsla belga, pred~a el evangelio del nazismo, Bruselas, 1943.

raJ ahora, su mando habla Incluido recientemente las dlvlslones Frund8beTg, Pollzet, Nordland, Nederland y Wall-

nten, pero desde entonces la mayoña de ellas se dispersaron. Sin embargo, recibIó órdenes de IntenslJlcar el ataque, y HItler pasó gran parte de sus ültlmos y dellmntes dlas en el refugio de la Cancillería del Relch, debajo del lugar donde hablan chocado las botas de los hombres del Letb&/andarle para saludar las Idas y venidas de UDa docena de anos antes, sJgulendo el imaginario progreso de su ejércIto en esqueleto.

Se acepta, en términos generales, que el reconocImiento por parte de HItler del fracaso del ataque de Stelner y su

descubrtmlento de la doblez de Rlmmler, lo que ocurrtó alrededor de los dlas 22 y 23 de abrll, seilalan el momento en que decIdió acabar con todo. La Watren SS y sus Jefes le hablan fallado. Ahora no habla nadie en quien pudIera confiar, como dijo a sus companeros de refuglo, y se hallaba determinado a morfr. Mientras UD pU/lado de voluntarios extranjeros de la Nordland, la CIUlTlemagne y de la 15.8 letona luchaban con los rusos en las ruinas sobre su cabeza. completó sus preparativos para suicIdarse. Ya habla destituido a Hlmmler de todos sus cargos y ordenadQ el arresto de Goering, que con demasiado afán habla Invocado las dlsposlclones en virtud de las cuales se le debla nombrar sucesor del Fnhrer. Hizo entonces su testamento, redactó su nn1qulto politlco, se casó y se despldló. Su cadáver y el de su esposa. que también se babIa quitado la vida, fueron llevados al arrasado Jardln de la Cancllierfa por oflclales de su escolta de la SS, e incinerados. 129

'Soldados como otros

Ocho dlas despues de que HlUer fuera llevado a una improvisada tumba por sus anderos de la SS. los delegados supervlvtentes del Alto Mando alemán firmaron con los allados los términos para la rendición Incondlclonal. QUInce dlas mAs tarde. Himmler prisionero de los brltilnlcos. mordla una cápsula de veneI

DO y morfa. Los seguidores de su clase

rectora le hablan seguLdo en la huIda: unos. con más éxito. a la seguridad en tierras neutrales; otros, a dllulrse en la oscuridad y a encontrar una nueva IdeoUdad en la propia Alemania; la mayorla. a ser cogidos como él dentro del tlrante cordón de los puestos de control aliados. Los soldados de aquellas unidades de la Waffen SS que aún conservaban su

cohesión hablan marchado. por expreso requerimiento del Alto Mando aleman. hacia las lineas de los vencedores para entregarse.

Fue un mal fin para un ejército que. como Himmler habia asegurado tiempo atrás a su confidente, K ersten, moriría -al Igual que los godos en Vesuvtus-

alrededor de su jele antes que abatir sus estandartes. Pero dado que él habla !nIcasado sef1aladamente en acreditarse como UD caudillo gótico, el Onal no resu! taba sorprendente. NI lo es, en vtsta de la abyecta conducta del Relchsf\lhrer en la derrota y de su sórdida muerte por

propia mano en cautividad. que -en la Alemania de hoy no existe leyenda de la SS de seria entidad .... Pero entonces hay pocas leyendas históricas en la A1emaTropas de seguridad de la SS de una unidad da monta ña se dirigen a emprender una operación contra los partisano. en las tierras altas yugoslava., febrero de

1944.

nIa actual y ninguna del pasado nazi, que se alza como una barrera de opresivo silencio entl'e los Jóvenes y los Que no son tanto_ Las preguntas no se bacen; las respuestas no se dan. Es tuera de Alemania donde persiste la leyenda nazi, y mAs Intensamente en las tierras de los vencedores Que en las de los vencidos. Y seguramente hay una leyenda de la SS, Y una leyenda de múltlRles facetas. Las partes de ella que tratan del sadismo sistemático y de la muerte industrializada ejercen la clase de fascinación Culpable de la que el

sano rechazo y los pornógrafos han aprendido a benellclarse. Las que sustentan los serlo¡¡ Intentos de explicar la actuación del régimen nazi en términos de . un estado SS dentro de otro estadosuministran material para UD Importante debate entre los historiadores de la

Europa contemporánea. Pero paralela a éstas hay otra faceta de la leyenda, la Que tiene UD atractlvo mAs amplio y no tot.almente desagradable: es la de los jenlzaros de la WaIren SS, neles hasta la muerte y mAs neros en el combate Que ningunos otros soldados que lucbaron en los campos de bat.al\a occldent.ales. 132 ~

Es una leyenda empaftada por una mar·

ca de atrocidades conocidas, pero en la que la dureza y la crueldad de los individuos parecen transcender por dedlcacIón colectiva, camarader1a y valor de grado singular. ¿Qué verdad hay en esta leyenda? ¿Fueron la Waffen SS un nuevo ejército de jenlzaros? ¿Fueron también, como la acusación seflaló en Nurember¡¡, crtmInales de untrorme? t O se trató, según dijo Paul Hausser en el estrado de testigos, de soldados como otros? Por una serie de razones, evidentemente. no fueron 10 t1ltlmo. Algunas son obvias. Otras han quedado casllnadvertldas. quizá porque el s1gn1.6cado de la forma que Hitler dio al Ejército alemAn, cuando inauguró su n'ueva expansión en

1935, ha escapado en su mayor parte al examen de los observadores. Esa forma.

deliberadamente escogida por el Fllbrer, era la de UD ejército verdaderamente nacional, algo que Alemania jamás habla poseldo anteriormente. El ejército del KAIser tue una amalgama de los ejércitos de los estados alemanes, los cuales, aunque un11lcados en 1871, nun·

ca dejaron por entero -como los esta·

Arriba izquierda: Un cañón autopropulsado de la SS en una poSición defensiva en la carretera Zhltomlv-Klev, dk:iembre de 1942. Arriba: Un ot&clal de la SS revisa a miembros flamencos de la Juventud Hitlerlana, abril de 1944. AbaJo: Una columna acorazada de la SS entra en acción en Sudapest, 1945.

dos a los que previamente hablan debido leal tad- de conservar las marcas de sus dlspares orfgenes_ El Ején:lto bávaro permaneció, de becho, como una organización separada hasta 1918; e, incluso bajo la Republlca de Weimar,la divfsión bávara de la Relchswehr podla sei\alar una Unea Independiente en los asuntos nacionales. Y el estatuto sernlautónomo de los regimientos individuales del Imperio era un factor Que BerUn tenfa siempre Que tener en cuentB en sus rela-

ciones con el Ejército. Ningún cadete podla recibir su despacbo hasta ser aceptado por los oficiales del regim1ento

en el que deseaba servir; a su vez.. éstos mantenlan un fu...,., y reciproco lazo «asocIativo _ con antiguos compañeros y jefes ascendidos al empleo de general. Algunos regimientos, el 3.• de Guardias de a Pie, por ejemplo, estaban particularmente bien representados en el Estado Mayor General, pero todos posefan una

Identidad dlstinta que, para bien o para Voluntarios letones de la SS hechos pri·

.Ioneros por los británicos. Junio de 1945.

mal, determinaba sus lugares en la jerarqUla m!lItar. Bien se puede argüir que este sistema resultaba pernicioso. dado que la elección para un regimiento y la adjudicación del puesto de éste en el -orden de favores. del Ején:lto eran ambos función de ia categorfa socJal, y, como tal, dictada por un cuerpo de oficiales d!rfgidos por esnobistas Mas, tanto m!lItar como pOllticamente, el efecto del sistema no carec!a tot.aJmente de mérfto. Polfticamente, aseguraba que la organlzación del Ejército reflejara _y, por ello, mantuviera contacto- el sistema social del pals; m!lItarmente, est!mutaba un elevado espíritu de competencia entre los regimientos, tanto en la paz como -lo que era mAs Importanteen la guerra. Pero, sobre todo, se lograba un ejército muy independiente, gobernado por su propio código, altamente complejo y misterfoso, y lleno de celo por preservar su variedad y tradiciones. Se sobreentiende que se trataba de un ejército sumamente leal, pero su lealtad tenla un IJmite filo, determinado por los dictadores de la auloconservaclón. Así. permaneció inflexiblemente leal al KáI-

ser: hasta el momento en Que la lns1stencla del soberano en retener el trono forzó a sus generales a elegir entre el emperador y la dlsoluclón del Ejército. En esa crisis. se incl1naron por poner a éste por delante de su juramento a la bandera, aunque, como sucedló, habían dejado las cosas para demasiado tarde. Pero su elección constituye un lndlc10 de su actJ.tud fundamentaL La reducción del Ejército, segUn los términos del Tratado de VersalIes, a un mAxlmo de cien mil bombres Imponla, naturalmente. el desguace de su organización tradicional; pero Seeckt, constructor de la nueva Reichswehr y arquetIpo del oficial imperial, tomó las oportunas medidas para que, cuando se levantaran estas restricciones de tamafto, pudiera surgir desde el principio en su forma original. Así, cada uno de los nuevos regimientos fue considerado como _portador de la tradición. de varfos dé los antiguos, cuya descendencia volverfa a la vida -tal se pensaba- en el futuro una vez mAs_ Mientras tanto, buscaban restringir su admisión de ollclales a los tipos socJales que resultarlan aceptables para los regimientos principales. El 9.· de la Reichswehr, por ejemplo, • Gra! Neun . conservaba las tradiciones de los Guardias de a Pie, y reclutaba una gran proporción de sus ollclaJes entre fam!llas tradicionalmente m!lItares de la nobleza pruslana_ Ahora. el -sistema Seeekt.. era anatema para mUer, en parte porque aborreela y despreciaba al antiguo cuerpo de oficiales; en parte también porque sentia un razonable temor a cuán indigerible podía resultar en un estado nazi un gran ejército rehecho de acuerdo con esa imagen. Cuando decidió que había llegado el momenoo de arriesgarse a ampliar la Relcbswehr, no tendrfa, por tanto, trato con la Idea de -portador de la tradición •. El nuevo Ejército alemAn iba a ser Wl8 organización tan untforme y monoUtlca como pudIera; una tmldad habr1a de tener exactamente la misma relación con otras como todo el resto, y sus oficlales~ lejos de escogerse unos a otros, no abrigarfan duda alguna de que debían su despacho, as! como su lealtad, al Führer sólo. Pero lo que consiguió crear fue algo a mitad de camino, un ejército tan elIcaz en el combate como lo habla sido el del

Káiser -en realidad, incluso más tenaz en el desasue-. pero ambivalente en sus lealtades e incierto de sus tradiciones. En cierto sentido, RObm habla tenido razón; un estado nazi necesitaba un ejército nazi, -algo nuevo, Ii'esco y sin US8.1'lt. y la Wehrmacbt nunca fue eso. La Watren 88, por otra parte, fue ineqUlvocadamente nazi desde el principio. Su lealtad JamAs estuvo en duda; pero lo interesante es Que, sobre unos cimientos Ideológicamente tan Ilrmes, Hlmmler hubiera elegido construir en una rorma Que tanto debla al pasado imperial Dos caracterfstlcas predominaban: selección rigurosa y una muy fuerte identidad de Unldad. Naturalmente, los criterios de selección fueron totalmente diferentes de los que se Imponlan en el ejército del KáIser -no se prestaba consideración alguna a los orfgenes sociales del candidato-, pero el efecto resUltó Idéntico. Un oficial del Lelb.larutarle quizá no tuviera que pasar por los procesos de selección; mas las Inflexibles normas de las pruebas raciales, fislcas e Ideológicas que habla de satisfacer le deJarfan un fuerte sentido de preeleclón: en su modo, un refuerzo inciuso más poderoso de la conflanza en su posición que lo que produclrfa el ser elegido por sus compafteros. AIin mAs Importante fue quizá la decisIón de conferir a las unidades nombres intensamente evocadores, ya que esto contrfbuyó a asegurar que la Watren SS tendrfan un superior esplritu de cuerpo y un atractivo popular más fuerte que las monóton"" Unldades del Ejército. I Lelbslandarle, Tol.enlcop/, HOMnslatif-

len! Estos eran nombres que resonaban con la emoción de la batalla y evocaban ecos del pasado, de los Guardias de Carpo de los Reyes de Bavlera, de los Hlisares de la Muerte de Fedcrlco el Grande, de los regimientos de coroneles propietarios que hablan ganado honores en una docena de guerras europeas. No es extraño que los évldos jóvenes alemanes se bubleran dlsputado la selección y, una vez alistados, sintieran el mAs fiero orgullo por la reputación de las divisiones que llevaban tan esph!ndidos tltulos a la batalla. Así, fueron ellos, portadores de una tradición enteramente nueva, los Que heredaron con mayor plenitud el legado emocional del pasa137

INSIGNIAS DE LAS DIVISIONES SCHUTZSTAFFEL

1

I SS Panzer Ol'llllon ' Lelbltandarte'

2

11 SS Panzer Dlvlsion ' Das Relch'

3

111 SS Panze, Olvlsloo

"'otenkopr 4 5 6 7 8 9 10

138

IV SS pz Gran Dlvlslon ' Polizal Dlvfslon' V SS Panza' Olvl,lon 'Wllklng' VI SS Mountaln OlvllJon 'Nord' VII SS Vol Mnl DlYlalon ' Prlnz Eugen ' VIII SS Cavalry 01.,1110" 'Aorlan Gayar' IX SS Panzar 0 1'11110" ' Hohenstaufen' X SS Panzer 0lvl510n ' Frundsberg'

11

XI SS Frw pz Gran 01'11110" 'Nordland' 12 XII SS Panza, Dlvlaion ' Hhlerjugend' 13 XIII SS Mountaln 01'11.100 'Handlchar' 14 XIV SS Waffen Gran OI'll.lon 'Gallzlsche No " 15 XV SS Waffen Gran Ol'llslon 'Latvia" No " 16 XVI SS Pz Gran Olvlllon ' Raich.führar SS' 17 XVII SS Pz Gran Olvlllon 'Gotz von 8arHchlngen' 18 XV111 SS Vol pz Gren Olvlslon ' Horst Welsel' 19 XIX SS Watfe" Gren Olvl.lon ' Latvlan No 11' 20 XX SS Watfen Gren Olvlllon 'Estonia n No l '

21

22 23 24

XXI Waflen Geb DI. der SS ' Skanderbeg' XXII SS Frw Kav Dlvlslon 'Maria There.a' XXIII SS Vol Pz Gren DI.lslon ' Nedertand' XXIV SS Waffen Mountaln Dlv

'K.rsiJls,' 25 26 27 28 29 30

XXV SS Watten Gran Ol'llsloo ' Hungsrlan No 11' XXVI SS Waffan Gran Olvlsion ' Hungarlan No 111' XXVIII SS Vol Gran 01vlllon 'Flemllh No l ' XXVIII SS Vol pz Gran DlvllJon 'Wallonle' XXIX SS Watfen Gren Olvlllon ' Uallan No l ' XXX SS Waffen Gran Olvlllon 'Russlan No 11'

31 XXXI SS Frw Gren DI.lllon 32 XXXII SS Frw Gran 01'11110" ' B6hmen·Mlhren' 33 XXXIII SS Vol Gran Dlvlslon 'January 30' 34 XXXIV SS WaUen Gran Dlvf,lon 'ehart.magna' 35 XXXV SS Gren 01'111100 ' L-andstorm Nederland'

36 XXXVI SS Poi Gren 0l'1l.lon 'Polizel Olvlllon 11'

37 XXXVII SS Watfen Gran Olvlllon 'Olrlewangar'

38 XXXVIII SS Vol Cavalry Olvlslo" 'LQtzow'

39 XXXIX SS pz Gran 01'11110" 'Nlbelungen'

139

do; y su comportamiento en el combate demuestra cUán poderoso agane retenían estas emociones históricas en la mente rnllitar alemana, como verdade-

ramente lo conservan aún. La moderna Bundeswebr, un ejército - nuevo, b-esco

y sin usar. si es que ha habido alguno, lanza anhelantes miradas al pasado. a las tradlclones del Ejército Imperial, con cuyos regim1enoos ansia constante-

mente Identificar los suyos. La decisión de Hlmmler de Invocar el pasado en el servicio del presente Implicaba el riesgo -aunque tuviera pleno éxito en la pnlctlca- de estimular la misma clase de actitudes institucionales que en la crtsls de noviembre de 1918

babIa llevado al Ejército a derrocar al KAIser_ Estas actitudes -o, mAs bien, la

pauta de conducta a la Que se elevaron- se denominan generalmente con el nombre de pretorianismo, alusión al hAbito de la Guardla Pretoriana de Roma de bacer y deshacer cesares. El pretorianismo es un fenómeno al Que se expone cualquier estado Que mantenga

un ejército permanente; pero, mAs que otros, el estado dlctatorlal, que basa su dominio en la ruer.a Más riesgo corren aquellos regtmenes en los que todo el poder esté. investido en Indlvlduos solos o en grupos de Indlvlduos, quienes, como consecuencia, se ven rorz..ados a mantener, entre ellos y los gobernadores, una barrera lIs1ca de bombres armados y escogidos. El dlIema esencial de la situación resultante se conoce desde hace tiempo; y en realIdad se ha epltom.1zado en una de las mAs famosas sentencias latinas: . Quis CU3todlet Ipsos cmt0de8? ¿Quién guardaré a los guardlas? No el gobernante, ya que, paradOjlcamente, es su rehén_ No una guardia interior de nuevo, pues ésta herederanl. automAtlcamente los poderes de vida y muerte de la primera. El problema es,

mor al ataque de fuerza alguna superior

por supuesto, insoluble.

a la Que su escolta personal de pollefa

HItler nunca lo resolvió porque JamAs lo enfrentO; tuvo la suerte de poder diferir un conflicto con el Ejército hasta después de haber empezado la guerra, pero antes de que la WaJren SS, en la cual el estado pretoriano se hallaba claramente latente, bublera alcanzado la fuerza, y sus Jefes la conJlanza, de afrontarle dlrectamente. Después de esto, el Ejército y la Watren SS Iban a estar tan Intensa

pudJese derrotar. Parece, y 10 fue, una

y conttnuamente ocupados fuent y den140

tro de las fronteras del Relcb que mt.ler podla operar desde el centro sin te-

posición extraordinariamente precaria para que la tolerara un dlctador; pero, no obstante, lo cierto es que el principal Impedlmento a los planes de los conspiradores de Julio fue la ausencia casi total de tropas, tanto en las cerc&IÚas de la Guarida del Lobo, en Rastenburg, como en BerUn. El éxito de su golpe depend1a. por tanto, de su capacidad para movUlzar la plana mayor dt: una escuela

de aplicación de blindados -a tres horag de coche de la ciudad- y, mientras tanto, de bloquear el tnUlco de comunicaciones entre el cuartel general del PObrer y la capital mediante el engallo y el . blutr•. Al restablecerne las trasmisiones antes de que pudleran llegar las tropas, el golpe Cracas6. Sin embargo. los conspiradOres fueron vencidos por la fuerza mAs pequeña que se pueda Imaginar: un solo batallón de guardlas de seguridad cuyo Jefe permaneció leal a HItler. Para dlsgusto de Hlmmler, el batallón pertenecfa al Ejército, no a la WaJren

Pollei •• • auxlllare •• nazi. hacen Instrucción en Bertfn, 1934.

SS. ¡En qué deudas de gratitud no hubiera incurrido si hubiera tentdo la previsión de dejar un batallón de la LeIb.landarte de guarnición permanente en Berlln! Pero la ciudad estaba alln mAs vacla de fuerzas de la SS que de tropas del Ejército el 20 de Julio de 11144, resultado de la decisión de HItler -y de Hlmmler- de que su papel en tiempo de guerra debla ser ganar distinciones en el

frente a !In de adaptarse a un cometido 141

, de época de paz como guardianes del régimen. Incluso al final, cuando la lealtad de Hlmmler al FQhrer comenzó al cabo a desgastarse. parece no haber considerado utilizar la Watren SS como una ficha en el juego que estaba jugando, debido principalmente a que se sentla un tanto contuso para decldlr si Iba a oponerse o no a mUer; pero también, como habria reconocido si bublera pensado en ello, porque sus div1siones estaban demasiado comprometidas en el frente para ser retiradas. Por tanoo, de principio al fin, la Watren SS jamás se acercó a una condición de guardia pretoriana, ni fue considera asl ni por mUer ni por IDrnmler. Pero si no es eso, ¿Aleran los de la SS mucho mejores soldados que los de la Wehrmacht? ¿Merecieron que se pensa· ra en ellos como de un nuevo ejército de jeIÚZaros? _ No hay una respuesta SneraJes que tuvieron la fortuna de tener· las billa su mando, y justamente teml· das por sus enemigos. SI rueron mejores que las unidades con las que estricta· mente se deben Igualar -las mejores di· vtsIones panzer del Ejercito- es imponderable. En verdad, más que comparar las dos categorias, probablemente sea más válido considerarlas como partes de un todo: la vanguardia acorazada de la Wehrmacht. De esa vanguardia, las divtslones distinguidas de la Watren SS constituyeron, alrededor de 1943, una

importante proporción --casi una cuar-

ta parte-, y su actuación y aspecto se hablan convertido, en esa etapa de la guerra, en algo mé.s o menos lndestlngulble del resto. Ello dio a Hlmmler me>tlvo de inquietud, pues, en agosto de 1941, se quejó de que, en una división de la SS, 106 empleos de la Webrmacht se usaban exclusivamente, tanto tuera como dentro del servlcln. Tanto en una como en otra circunstancia, y en toda la correspondencia que pasara por el (». rreo de campafia,losjefes de la SS deberán usar Ilnlcamente los empleos de la organUaclón. (La SS habla heredado sus anteriores nombres de graduac1e>

nes de la SA.) Otra alta jerarqula de aquéllas Informaba que Stelner, jefe de la WlZklng, -se estaba modelando mentalmente ... en 1942, - sobre el molde de la Wehnnacht_; si esto es cIerto de un hombre tan completamente SS, es pro143

de la repugnancia que Indudablemente evidenciaron algunas unidades del primero. También resultada dUIcU negar, ya que tanro las uopas del E;jerciro como las de la SS se emplearon en operaciones contra los partisanos, Que por la menos cierta proporción de las ramillas y vecinos de ésro., Indudable y dellberadamente eliminados en el curso de las operaciones. lo 1\1eron por el Ejérciro. y nada fácll seria refutar que las muertes de algunos. probablemente de muchos de los mlllones de soldados

Httler, Hlmmler y Hen'eln, lider de 101 .Ie~

man.lludet.l.

bable que también lo sea de muchos otros. 81n embargo, bacia el I!nal de la guerra, parece probable que las divisiones más destacadas de la WaJfen 88 superaran en calldad a las unidades acorazadas del E;jérelro, pero solamente porQue gozaban de preferencia en cuanto a conseguir relIlerws y al sumlnlstro de equipo. Un aspecro en el que resulta Importante buscar diferencias entre la S8 Armada y el E;jérelro es el de las auocldades. La 88, en las que se Inciulan especi!!camente la WaJfen, 1\1eron, a diferencia de la Wehrmacht, acusadas de organización criminal en Nuremberg, y tanro en 144

el curso del proceso como despUés del mismo, los generales alemanes , y otros representantes del E;jerciro alemAn, se han esforzado constantemente en hacer ver que todas las atrocldades cometidas en campalla 1\1eron obra de los hombres de Hlmmler. Generalmente, no han adjudicado la responsabilidad a la propia watren SS, sino a esa masa hererogénea de tropas de seguridad. de polJcia, antlguerrilla y de voluntanos locales que se balJaban b!\lo el mando de los más airo. Jefes de la 88 Y de las tuerzas policiacas de Hlmmler. quienes gozaban de aurorldad en las zonas de retaguardia de los secrores de operaciones del Este. Pero cuando se han ldentlficado a verdaderos soldados. los defensores de la reputación del Ejérelro no se han mostrado nunca remisos en 1ns1stir en que debía tratarse

de miembros de la WaJfen 88. ¿QUI! hay de realldad en esta condena? Dado que la escala y la conl\1slón de la lucba en el Este desaJfa una exacta disección, parece Improbable que podamos, en un 1\1turo prOxlmo. repartir Justamente la culpa entre una y otra categarla de soldados alemanes. Aparentemenre, sin embargo, se atribuyen a la Wehrmacht más Incidentes merecedores de censura de los que los generales quisieran admitir. Por supuesro que ellos no desearlan aceptar ninguno. pero les seria Imposl\>le negar que la Orden sobre Comisarios (que prescrtbla la ejecución inmediata de rodos los comisarios polJtlcos hechos prisioneros) se relerta por Igual al E;jerelro y a la 88 Y ambos la llevaron a cabo, aunque en su cumpJ.i.. miento la segunda no mostró nada

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SOS que perecieron en cautividad, se debieron al descuido o a la crueldad de sus caprores, y que, a veces, algunas unidades de la Webrmacht l\1sIJaron Inmedlatamenre a sus prisioneros. Dicho esro, no se puede, sIo embargo, argumentar que el E;jérelro alemin se comportó en el Oeste con marcada carreción. mientras que unidades
15 ) Waffen SS - Los soldados del asfalto - J Keegan

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