Mirella Corvaja - Las profecías de Nostradamus lo que nos reserva el futuro

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MIRELLA CORVAJA

las profecías de I

lo que T

nos reserva el I

BBi^

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in2010

http://www.archive.org/details/lasprofeciasdenoOOcorv

Las profecías de Nostradamus Lo que nos

reserva el futuro

Mirella Corva ja

LAS profecías

DE NOSTRADAMUS LO QUE NOS RESERVA EL FUTURO

Editorial

De

Vecchi,

S.

A.

-

Barcelona

®

Editorial

De

Depósito Legal: B. 39.208

-

Vecchi, S. A. 1982

1981

/

ISBN:

84-315-4912-2

Emograph, S. A. Almirante Oquendo, 1. Barcelona-20 Impreso en España - Printed in Spain Editorial

De

Vecchi, S. A.

-

Balmes, 247. Barcelona-6

Introducción

«Aquí descansan

los restos mortales del ilustrísimo

Mi-

hombre digno, a juicio de todos los mortales, de escribir con pluma casi divina, bajo la influencia de los astros, el futuro del mundo.» Quien dictó estas breves líneas para que fueran grabadas en la grisácea piedra de una tumba pretendió encerrar en

chel Nostradamus, el único

ellas

toda

la

esencia de una vida que se consumió, de forma

desacostumbrada, entre

Dios y

la

la

realidad y el mito, entre la fe en

hechicería, entre lo consciente y lo inconsciente.

Nostradamus fue médico y vidente, astrólogo y filósofo, matemático y alquimista. Este personaje ha sido objeto de estudio, de análisis y de una ininterrumpida búsqueda por parte de cuantos se han esforzado en descubrir su auténtica personalidad y sobre todo el secreto, mucho más apasionante, que se encierra en sus famosas profecías. En honor a la verdad, la crítica racionalista niega la exis-

tencia de cualquier «secreto de

Nostradamus», reduciendo su

obra de clarividente a un mero producto de

un

la alucinada

ima-

una explosión de imágenes, fruto de una alquimia del pensamiento que puede cautivar, pero que no puede satisfacer razonablemente a quienes la examinen. Sin embargo, no se puede Uquidar con una interpretación tan simplista al autor de las famosas Centurias; no se pueden despachar tan sencilla y cómodamente los 22 libros de las versiones proféticas de Michel de Nostredame, más conocido por el nombre latino que él mismo se había dado: Nostradamus. Aunque todo el mundo haya oído hablar de él y su nombre se cite con frecuencia, ¿cuántos habrán leído, siquiera por encima, su extraordinario conjunto de profecías? Un número muy reducido, sin que ello deba sorprender lo más mínimo. Si los textos de Nostradamus pudieran ser interpretados de forma inmediata y precisa; si sus profecías en lugar de encubrirse en un lenguaje enigmático estuviesen al alcance de todo el mundo, su obra sería el best-seller más grande de todos los tiempos. ¿Quién de nosotros renunciaría a satisfacer la curiosidad de conocer su porvenir? ¿Quién prefiere ignorar lo que el destino reserva a los hombres? El empleo de un lenguaje esotérico en sus escritos se justifica porque, en el terreno de la profecía más que en cualquier otro campo, las verdades no son siempre agradables para ginación de

quien

loco, a

las dice, ni

Un

halagadoras para quienes las escuchan.

elemental imperativo de humanidad exige que, en

mimdo, se actúe con prudencia y que no deja de ser im bien, en la gran mayoría de los casos, que el significado preciso de una revelación profética no sea comprendido hasta que el acontecimiento predicho se haya cumplido-. ¿Cómo actuaríamos con libertad si conociéramos ya nuestro futuro? De ahí la necesidad de emplear un lenguaje sibilino rico en neologismos creados por este sondear el destino del

caridad, puesto

valiéndose de raíces latinas, griegas, españolas, celtas o provenzales. La obra se presenta como la 5mxtaposición de el autor,

expresiones herméticas para no condicionarnos en nuestro

quehacer diario ante

la

perspectiva del futuro.

Nostradamus subraya la necesidad de tal hermetismo en ima carta dirigida al rey de Francia Enrique II: «para conservar el secreto de estos acontecimientos, conviene emplear frases y palabras enigmáticas en sí mismas, aunque cada una responda a un significado concreto». En otro escrito suyo, después de precisar que las revelaciones contenidas en sus profecías le fueron comunicadas «en el curso de continuas vigilias nocturnas», insiste sobre el origen cósmico y divino de sus visiones, «visiones que Dios me ha dado a conocer a través de una revolución cósmica». Nostradamus se funda en uno de los postulados principales de la antigua doctrina astrológica, según la cual, todos los acontecimientos y fenómenos terrestres, y, por tanto, la historia de la humanidad, están en relación con los movimientos cíclicos de los astros: «todo está regido y gobernado por el inestimable poder de Dios que se manifiesta no en medio de furores báquicos, sino en las relaciones astrológicas». Ante todo queremos dejar constancia de que no aceptaremos la tesis simplista sobre la obra de Nostradamus, que dice que sólo se trata de acontecimientos fácilmente previsibles en el contexto histórico de Francia, pues guerras, conflictos y cataclismos se repiten en la historia de cualquier nación. Nostradamus, vidente del siglo xvi, predijo hechos muy precisos, como será fácil comprobar más adelante, por ejemplo, la trágica muerte del rey Enrique II; la desatinada huida de Luis

XVI

a Varennes, origen de la gran tragedia del rey; y el

nacimiento de Napoleón 35; IX, 20;

I,

60).

Con

I (cfr.

respectivamente Centurias

I,

idéntica precisión, supo describir im-

portantes acontecimientos que forman parte de nuestra historia actual: prediciones

de hechos que muchos de entre noso-

tros

han visto

realizarse

desde

el

comienzo del presente

siglo

y que no pueden ser desmentidos o ser considerados fruto de la simple imaginación.

Aunque poseamos un

espíritu racionalista y juicioso,

no

que un hombre como nosotros haya podido escrutar hechos de un futuro próximo o lejano. En filosofía existe una hipótesis que es posible si se aplica a una mente superior: en el mundo concreto de la realidad puede postularse un estado de perpetuo presente, en el que todo cuanto ha existido y cuanto va a ocurrir coexiste de manera simultánea y no en tiempos sucesivos. Lo cual es posible en la dimensión parasicológica: admitimos que espacio y tiempo son dimensiones en las que el hombre se mueve materialmente, mientras que el espíritu las sobrepasa y las anula. Entrando, pues, en el reino del espíritu, nada impide pensar que Nostradamus logró introducir su propia conciencia perceptiva en la dimensión ordinariamente acotada del futuro. Hoy, mucho más que en tiempos pasados, suelen los hombres ensanchar «las fronteras de la ciencia» y se complacen a menudo en derruir los límites, hasta ahora insalvables, de nuestro conocimiento y de nuestro poder. ¿Por qué, pues, no hemos de admitir que respecto a Nostradamus nos hallamos ante una realidad de presciencia, confirmada luego por resulta contradictorio admitir

los

hechos?

humano ¿merece o no que desde los profetas bíbhcos hasta nuestros días han escrito, con letras de fuego, la historia de los hombres? La respuesta a tal interrogante podrá darla cada uno de nosotros después de haber leído con suma atención sus profecías. Incluso el más escéptico de los lectores tendrá que admitir que el singular documento literario que Nostradamus nos legó abre un abismo de hipótesis como ningún otro libro Este gran explorador de lo ignoto

ser contado entre los grandes sabios

lo hiciera

8

en

el

decurso de los

siglos.

Francia en

Sería absurdo pretender

XVI

el siglo

que

se

puede resumir en unas

pocas páginas los acontecimientos que, sucediéndose a lo

lar-

go de cien años, constituyeron el contexto de la existencia de los hombres que vivieron en Francia y en toda Europa en el siglo XVI. Por minuciosa que fuese la investigación, y por recto y objetivo el ánimo de quien intentase llevar a cabo tal examen, en la práctica, mucho de cuanto se desea investigar, por no decir todo, ha de ser confiado a una reconstrucción siempre «a posteriori», basada en la interpretación, más que en el

conocimiento directo, de los hechos que se estudian.

Con

particularidad en el

campo de

En

la historia, el

hom-

medida de todas las cosas. encomendada la dura tarea de emitir una crítica, positiva o negativa, sobre acontecimientos estrechamente relacionados unos con otros, cuya complejidad es tal bre es

dad de

la

juicio, tiene

función de su capaci-

que sus causas permanecieron oscuras para

los

mismos

prota-

gonistas y sólo fueron parcialmente conocidas por sus contem-

poráneos. Pensamos, por ejemplo, en los sucesos de nuestros días

que

se

comentan en

los diarios,

y de los cuales somos

tes-

timonios. Pero, el hecho de ser testigos o incluso protagonis-

de lo que revela

tas

una

la prensa,

no nos basta para poder

escribir

historia actual.

La

en efecto, una visión de síntesis basada en microscópicos fragmentos, ordenados y ensamblados entre sí, no sólo según su orden cronológico, sino según su preciso y global conocimiento de las intenciones, además de las acciones, que dan origen a tal o cual suceso. Reconstruir la histohistoria es,

ria representa

un esfuerzo

singular,

pues se trata de un pro-

ceso que no puede equipararse a ninguna otra actividad de la

mente humana. Estas perspectivas tendrían que bastamos para vernos impotentes ante una empresa de tales características.

En

cosas suceden de muy diversa maneque se siente investido de la importante misión de narrador de los acontecimientos humanos, comienza su labor animado por un principio fimdamental: lo que se propone contar le es bien conocido y lo considera como una continua sucesión de casos y accidentes sin sombras ni lagunas; si la documentación es escasa o confusa, la suplirá con ra;

la práctica, las

el historiógrafo,

su intuición y, si es preciso, coi: su imaginación. De esta forma, se realiza un sistema de trabajo que sólo es en parte riguroso y científico,

ne

inútil:

después de que

aunque

el

la habilidad del

esfuerzo

no

devie-

narrador consiga

en las vicisitudes que se cuentan, éste se con la narración y se convierte, él mismo, en protagonista de la historia. Su intuición e invención personal comadentrar

al lector

identifica

pletan el ciclo de

un proceso

espiritual admirable,

que en su

origen sólo parecía una historieta.

Así pues, los historiadores dicen que durante

10

el siglo

xvi

Francia era una nación a

la cual sus

a atacar a pesar de que cruzara por

enemigos no se atrevían

un momento

difícil.

Las fronteras orientales se situaban no lejos de París y de Lyon; Bretaña estaba unida a la Corona sólo por un débil lazo personal, ya que el Rey Luis XII se había casado de for-

ma

con la viuda de su predecesor, la Duquesa Ana de Bretaña. Los grandes señores feudales, más poderosos que nunca, no estaban dispuestos a someterse al Rey. La casa de Borbón, por ejemplo, se fortalecía de tal modo que en poco tiempo se convertiría en antagonista del propio Francisco I. Mientras, el Rey de Navarra seguía una política de liberalización de obligaciones ante el Soberano improvisada,

al subir al trono,

francés.

Y, no obstante,

el

Rey de Francia consigue conservar su

poder, que se extiende pujante por todo el territorio por

él

contra todo y contra todos, está fuertemente sostenido, de un lado, por los consejeros que

gobernado:

rodean

le

el

y,

absolutismo

de otro, por

real,

la Iglesia.

Se trata de una lealtad

incondicional surgida de las sangrientas vicisitudes de la guerra

de

los

Cien Años, consolidada por .un fuerte sentimiento que representa al francesa, nunca son connobleza y a la burguesía

nacional. Los Estados Generales, asamblea clero, a la

sultados por el

Rey en materia de

decisiones importantes, lo

cual significa que éste es capaz de imponer su propia voluntad al

Parlamento.

En

la

Europa de

más unidad: de un concepto apoyada en

esta época, Francia es la nación

próspera del continente,

una sola ley y una sola fe. económica puede asimismo considerarse muy favorable. Un sistema de tasas e impuestos aseguran al erario público un caudal constante de recursos y, por consiguiente, ima prosperidad que se apoya en abundantes reservas. Respecto al ejército, cuenta en sus filas con hombres fieles a los tradicionales valores militares y en él se asienta un

un

solo soberano,

La

situación

11

poderío bélico que no teme a ningún siglo XVI, es el la

rival. Francia, en el Estado más fuerte de Europa y su monarquía

de más prestigio. Por lo que se refiere a

soberanos

como Luis XII y

la política exterior,

dos grandes

proponen reconquistar Italia para unirla a la Gerona de Francia. En este empeño no dudan en enzarzarse, durante más de medio siglo, en Francisco

I se

contiendas y guerras: unas veces contra los príncipes italianos, dueños de la península; y otras, contra el Papa, contra el Emperador Carlos y contra su antiguo aliado Enrique VIII

V

de Inglaterra.

Desde 1494 hasta 1547, año en el que Enrique II sucede a Francisco I, son diez las guerras que Francia Ueva a cabo para satisfacer su insaciable deseo de supremacía y de conquista. El eco de victorias memorables como las de Fornovo, Agnadello, Ravena, Melegnano y Ceresola de Alba, o de estrepitosas derrotas como la de Pavía, marcan el paso de los ejércitos franceses encargados de preparar el camino a los reyes de Francia que recorren de Norte a Sur toda Italia: Carlos VIII Uega triunfador hasta Ñapóles, y Luis XII, y más tarde Francisco I, se apoderan del Ducado de Milán. Sin embargo, los franceses no conocen sólo la exaltación de las grandes conquistas: cuatro veces es invadido su territorio por los ejércitos enemigos; Marsella sufre un largo y terrible asedio; las ubérrimas tierras de la Champagne se ven sometidas a hierro y fuego; Enrique VIII conquista Boulogne y los suizos, antes de firmar un tratado de paz con Francia, infligen ima grave derrota a los ejércitos reales. Pero ni siquiera estas invasiones, con el cúmulo de muertes y de sangre que traen siempre consigo, logran aminorar el prestigio del Soberano. A la muerte de Francisco I, el reino está más asegurado que nunca y ha fortalecido su autoridad

hasta extremos inconcebibles.

En 12

cuanto a

la

economía del

país, la

primera mitad del

XVI es para Francia un período de gran prosperidad:

siglo

las

de ser estepas desoladas e incultas para transformarse en campiñas fértiles o bosques umbrosos. Se desarrolla, en las aldeas, el pequeño comercio en manos de artesanos y tenderos que se ingenian para vender sus productos, aun fuera de los lugares donde viven. Ricos banqueros y hábiles comertierras dejan

que proceden de

ciantes

como sede de de

la lejana

primera inflación de

En

el

la

ciudad de Lyon

llegar. Todo esto hace que la un notable cambio dando lugar a

América comienza a

vida cotidiana experimente la

escogen

Italia

sus afortimadas operaciones financieras. El oro

la

edad moderna.

terreno de las relaciones comerciales, se perfila

un

un embajador de su Canadá, territorio en aquel entonces poco menos que desconocido. El mismo Rey firma im tratado con

cambio importante: Francisco entera confianza

Solimán ciar

envía

al

Magnífico, que le asegura el privilegio de comer-

en exclusiva con

En los

el

I

el

entonces ilimitado imperio otomano.

este período, dos

de

las tres

órdenes representadas en

Estados Generales están sometidas por completo

rano.

Es

Rey quien concede

al

Sobe-

y beneficios eclesiásticos; esta iniciativa, ejercida a veces en detrimento de los laicos, es peligrosa en un tiempo en el que los vientos de la reforel

oficios

ma

de Martín Lutero soplan por toda Europa y, por tanto, también en Francia. Por su parte, los nobles viven en las tierras de su propiedad, y sólo las abandonan para trasladarse a París y establecerse en la Corte. Así

pueden

estar cerca del privilegios para

Rey, que se muestra pródigo en honores y le manifiestan sumisos y acuden, desde sus

cuantos se llos, a

casti-

rendirle vasallaje.

Precisamente en este período la corte real asume una importancia que jamás había tenido en tiempos anteriores y un explendor que permanecerá inmutable, a pesar de tantas vicisitudes,

hasta

el

violento

estallido

de

la

Revolución

de 1789. 13

La arquitectura se desarrolla según normas muy precide elegancia y de suntuosidad; los palacios y castillos se levantan en los mejores emplazamientos. Destacan, asimismo, las espléndidas mansiones del Loira, cuyos nombres evocan, aún en nuestros días, imágenes entre irreales y fabulosas. Blois, Amboise, Chenonceaux y Chambord conocen la brillante frivolidad de las fiestas principescas que se celebran en los inmensos salones, convertidos, por el vivo resplandor de censas

Al mismo tiempo en bosques circundantes resuenan los furiosos ladri-

tenares de candeleros, en ascuas de luz. los espesos

dos de

las jaurías, atizadas

En

por

los

cuernos de caza.

damas ejercen una importante influencia y determinan, a menudo, el curso de los acontecimientos públicos. Ana de Bretaña se complace en rodearse de un gran número de sabios y de consejeros expertos y Francisco I llama la

Corte, las

a la Corte a sus favoritas. Así empieza a perfilarse el origen

de una nueva cia,

clase, la

de

los palaciegos,

cuya notable influen-

negativa o positiva, aumenta cada día más: con frecuencia

poetas y artistas son cortesanos. Todos reciben del rey y de su generosa y protectora amistad no sólo lo suficiente para vivir, sino que viven a modo

de príncipes,

reflejo

de

la

inacabable munificencia de su Sobe-

rano.

En

el

Tercer Estado,

la

bién su época de oro, gracias tributos

que

el

Rey

les señala.

burguesía ciudadana vive tamal comercio y a los pequeños Prudente y astuto, el pequeño

burgués aprovecha cualquier ocasión para dar el suspirado salto y entrar en la nobleza. Esto no era imposible en un mo-

mento en que

el

poder del oro hacía que se cerraran

los ojos

ante la modestia del nacimiento.

Sólo para una clase los tiempos en nada han cambiado: campesinos y los habitantes de las aldeas permanecen en su desgraciado rango de siervos de la gleba. Para éstos la Edad Media perdura todavía en el esplendoroso siglo xvi. los

14

Todas

las cortes

sufren la influencia del profundo cam-

bio que marca esta época. El ejemplo viene de las

nuevas concepciones

En

las

artísticas

muchas viviendas que

se levantan, lujo

a la par; la arquitectura religiosa halla

que armoniza

el influjo

Italia,

donde

toman su impulso. y arte van

modos de expresión

transalpino con las formas indígenas.

Las artes figurativas nacen gracias a la influencia de pintores tan afamados como Leonardo de Vinci y de otros grandes

que Catalina de Médicis, esposa de Enrique II, llama Creemos oportuno detenernos, siquiera brevemente, en la gran personalidad de esta mujer, cuya regencia determinó uña profunda transformación en la política interior y exterior de Francia. Hija de Lorenzo II de Médicis, Duque de Urbino, Catalina fue desposada, muy joven todavía, con Enrique, Duque de Orleans, uno de los hijos de Francisco I. El matrimonio fue muy desgraciado desde el principio, pues, al poco tiempo artistas

a la Corte con generosa largueza.

de la celebración del matrimonio, el joven esposo se enamoró de una doble dama, Diana de Poitiers, a la que guardó fidelidad toda su vida. Catalina, completamente abandonada y como extranjera en una Corte que vivía de intrigas y traiciones, tuvo la diplomacia de mostrarse siempre prudente. En particular fue cortés y obsequiosa para con su suegro Francisco I; hasta tal punto que, a la muerte de su cuñado Francisco II, heredero del trono, ocurrida en circunstancias poco claras, nadie se atrevió a

formular sospechas contra

ella,

cuan-

do lo más fácü hubiera sido acusar del supuesto delito a los que mucho habían de ganar con aquella muerte violenta que dejaba vacante el trono.

Por otra parte, la constante y cada vez más intensa alienación del nuevo Delfín por Diana de Poitiers y la imposibilidad que Catalina había tenido hasta aquel entonces para tener hijos, constituían dos claras y serias amenazas contra su

posición de futura reina de Francia.

15

Q)nsciente de

ello, afrontó la situación con mucha inteechando mano de aquellas reservas de astucia y de equilibrio propios de la familia en la que tuvo su cima. En vez de intentar forzar la situación en provecho pro-

ligencia,

pio, Catalina prefirió estudiar, sin precipitarse, las contradic-

ciones de la Corte donde vivía y los frecuentes cambios de la

en relación con sus aliados y con sus enemiforma adquirió tal conocimiento de los avatares públicos, que inmediatamente fue capaz de erigirse en auténtico arbitro de la política francesa. En el momento en que un desgraciado incidente truncó la vida de su esposo, ella supo tomar las riendas de la situación, asumiendo el difícil cargo de regente, en espera de que el Delfín llegase a la mayoría de edad. La historia no ha sido justa con esta reina y nos ha transmitido de ella una falsa imagen, a través de hechos y decisiones que Catalina se vio obligada a tomar, puesto que, a menudo, tuvo que hacer frente a las terribles luchas desencadenadas alrededor de la Corona. Teniendo que oponerse a nobles ambiciosos y díscolos, como los Guisa y los Borbones, rodeada las más de las veces de consejeros en los que no podía confiar demasiado, y teniendo como única preocupación salvar el trono para sus hijos, esta mujer enérgica supo sacar provecho de las valiosas dotes de equilibrio y de habilidad que poseía en su máximo grado. Situada entre los calvinistas que soñaban con el advenimiento de una república ideal y los Borbones que aspiraban a la Corona, Catalina se decidió a presentar batalla contra sus enemigos, enfrentándose a cada uno de ellos en el terreno que le era más propicio. No hay que maravillarse, pues, si en este clima de incertidumbre y de recelo, de intrigas y de traiciones, en el que junto a la legalidad se practicaba la ilegalidad, la Reina se valió de algunos medios muy distintos de los que le podían política francesa

gos.

16

De

esta

haber aconsejado, en otras circunstancias, la más estricta justicia y la prudencia más equilibrada. La alquimia contaba con gran número de adeptos que,

en el secreto de sus laboratorios, realizaban extraños experimentos con el fin de descubrir algo nuevo que llegase algún día a proporcionar a los hombres la inmortalidad y la juven^ tud, con la decisiva posesión de la mítica piedra filosofal. Magos y adivinos sacaban el máximo provecho material de la actitud que mantenían ricos y pobres, sabios e ignorantes ante la magia negra. Una simple sospecha de hechicería era suficiente para poner en movimiento un terrible complejo de tribunales, de investigaciones y de condenas, cuyo único objetivo, castigando a culpables o sospechosos, era acobardar a quienes de algún modo propagaban la magia entre el pueblo. Pero el resplandor de las hogueras que se encendían en las plazas públicas iluminaba un horizonte cada vez más lóbrego y sombrío, en el que los secuaces de las tinieblas se hacinaban en filas

siempre más prietas. Cualquier pequeña y desconocida aldea, lo

mismo que

cualquier populoso arrabal, contaba entre sus habitantes a

magos y hechiceros dispuestos siempre a ofrecer

filtros,

pocio-

nes y elíxires capaces de conferir poderes arcanos a quienes los bebiesen; y era casi imposible hallar un campesino o un

im mago antes de amor o de dinero.

artesano que renunciase a consultar a

mar una

decisión en asuntos de

El hombre ha tenido siempre

el

deseo de penetrar

velo de misterio que encubre

to-

el

desen-

futuro y de rasgar el volvimiento de la vida humana. Antiguamente, el poder de el

un rito administrado por una casta expresamente dedicada a tal menester; en el siglo xvi el arte de la magia sólo era un absurdo y licencioso sistema de corrupvaticinar constituyó

ción a todos los niveles.

No

puede extrañar, pues, que

la Iglesia

tomara drásticas

17

medidas contra quienes ejercían el censurable arte de la magia, ese falso saber que sólo podía transformar al cristiano en adepto de Belcebú,

Como

todas las instituciones de aquella época, los

tri-

bunales eclesiásticos se vieron precisados a ejercer sus funciones en condiciones

no siempre

muy

a la luz de la

menudo de extrema

a

más

dificultad

y

y deseable justicia y serena objetividad. La represión, casi siempre cruenta, dio como estricta

resultado aumentar notablemente el

número de quienes

se de-

claraban secuaces de Satanás y de sus demonios. En tan dramática situación, Europa se cocía en una ho-

gaza de odios, y de luchas por durante muchos años, la paz y

mismo tiempo, centrada en

el

poder que determinaron,

el

guerra de los pueblos. Al

la

se perfilaba cada vez

amor por

las letras

y

más una fisonomía propia las artes,

por

la investiga-

ción científica y el progreso técnico. En esta tan dramática situación se inserta la figura y la personalidad de Nostrada-

mus,

el

gran vidente que, único

el privilegio

tal

de escrutar y predecir

vez entre los hombres, tuvo el futuro,

movido por una

fuerza que trascendía su naturaleza humana.

La propia Catalina de Médicis, que no podía permanecer inmune ante las tendencias del siglo en que vivía, buscó en él y en su sabiduría la ayuda y el consuelo que necesitaba para obrar y lo tomó bajo su generosa protección. Es indudable que la idea de un hombre que pudiese otear claramente el futuro y exponerlo a los propios contemporáneos, ofrecía un irresistible atractivo para ella, pues te-

mía

los acontecimientos

que

se avecinaban

y

los consideraba

posibles catástrofes para la casa de Valois y la ruina de aquel

trono que tan encarnizadamente defendía para sus descendientes.

18

La

familia

de Nostredame

A la entrada de la pequeña ciudad de Salon-en-Provence, en el sur de Francia, se lee sobre un vistoso panel: Salon-ville de Nostredame. Ses musées, ses églises, ses monuments. Muchos pasan de largo, sin reparar en el anuncio; otros lo miran distraídamente y aprietan de nuevo el acelerador (a pesar de la clara prohibición de ir por el casco urbano a más de 50 kilómetros/hora), y sólo unos pocos, muy pocos, cambian su previsto itinerario para adentrarse por las callejuelas de la

antigua ciudad, hasta dar con una vetusta morada: la casa

donde murió el gran vidente, después de haber vivido en ella durante muchos años. Sin embargo, Michel de Nostredame no nació en Salón, sino en Saint-Rémy, uno de los muchos Saint-Rémy esparcidos dulce Francia y que, en nuestro caso, está cerca de Salón, en Provenza, en el extremo del valle del río Glanum.

por

la

19

k^I^ íC?.

Ésta es una de Mtchel de Nostradamus en su estudio. del vidente francés existen.

las

pocas imágenes que

También Saint-Rémy se ufana de tener algún que otro monumento: un arco de triunfo y una especie de mausoleo. Pero su celebridad no se debe tanto por ser la ama de uno de los más insignes videntes de todos los tiempos, sino porque no lejos de su centro vivió el famoso poeta provenzal Frédéric Mistral y porque en una de sus casas fijó su domicilio el insigne músico Charles Gounod. Extraño y caprichoso destino el de ciertos lugares: deben, a veces, su renombre y su fama a hechos o personajes que muy poco, tal vez, tienen que ver con ellos y arrinconan, por el contrario, en una especie de ingrato y condenable olvido, a sus hijos más famosos. El desmoronadizo caserón que se levanta en una de las plazoletas de Saint-Rémy posiblemente terminará sus días de-

molido por ro,

vo

el

ruidoso empuje de una gran excavadora de ace-

y terminará entonces envuelto en una densa nube de polarquitrabe que descansa sobre el portal en el que aún

el

puede descifrar el homenaje tributado al vidente que allí nació hace más de cuatro siglos: Solí Deo. Hoy, en pie todavía se

la inscripción

y

el edificio, el transeúnte,

siempre presuroso,

comete un error si sigue adelante sin levantar los ojos; porque, si se fijase, no podría resistir la tentación de conocer algo más del gran Nostradamus. Este conocimiento, lejos de ser inútil, le revelaría algo sumamente interesante: un fragmento de inapreciable valor hasta para los mismos hijos de esta era espaen que vivimos. Pero para encuadrar de una manera más exacta la personalidad del gran vidente nos parece oportuno retroceder unos años y empezar a hablar del origen de su familia. Por las antiguas crónicas provenzales que hemos consultado, podemos tener la certeza de que la familia Nostredame

cial

llegó desde Italia al Sur

de Francia, con motivo de ima eminúmero de judíos a refugiarse en

gración que obligó a gran otras zonas,

mus

im par de

siglos antes

de que

el

doctor Nostrada-

naciese en Saint-Rémy.

21

La

situación de los hebreos en

glo XIV, estaba

muy

Europa akededor del

si-

claramente delineada: puesto que no po-

dían ser ni campesinos ni caballeros, no tenían otra opción

que dedicarse al comercio y cultivar, a la vez, las ciencias que hoy llamaríamos exactas, preferentemente definidas entonces por la creencia popular como ciencias que penetraban los misterios.

Todo

esto era bastante lógico.

No

olvidemos que, con

la

única excepción que se da en nuestros días, los hebreos han sido siempre nómadas, porque los acontecimientos de la his-

nunca

han permitido echar, dondequiera que fuese, tenían acceso a las tierras de cultivo que ofrecen a los hombres los alimentos necesarios para vivir, ni al suelo donde solemos levantar nuestras mansiones permanentes, que luego transmitimos a nuestros hijos ya los hijos de toria

les

raíces estables.

No

nuestros hijos.

Empujados

sin cesar

por un viento implacable que levan-

taba torbellinos de arena y arrancaba de raíz sus tiendas de

nómadas, los judíos habían terminado por cambalachear sus esquilmados rebaños por pequeñas y míseras tendezuelas, inicio de una especie de comercio aparentemente modesto. Ello les permitía, cuando las cosas no les rodaban demasiado bien, reanudar, en el breve espacio de una noche, o acaso menos, su obligada vocación de errabundos y, recogido su escaso ajuar

en un pobre fardo,

salir

inmediatamente en busca de otro

lu-

menos inhóspito en el que poder replantar sus tiendas y empezar de nuevo su comercio. Cualquier tierra de cualquier país era buena para ellos, ya que no tenían prisa; pero si una región tenía fama de ser más acogedora que otras, la elección gar

de

los judíos se resolvía al instante.

Así había ocurrido con la verde y soleada Provenza, rica en hermosos campos cultivados. La hacendosa gente que la habitaba tenía ojos para ver las semillas y las cosechas, pero se desentendía de todo lo demás, por lo cual nunca se habían

22

jpuesto a que los recién llegados se ocupasen en

un

sinfín

de

quehaceres que a ellos no les interesaban. El establecimiento de reducidas comunidades hebreas, dedicadas a modestos comercios, se había llevado a cabo sin estridencias y del modo

más natural y espontáneo;

y,

como

los judíos desarrollaban su

trabajo con dignidad y habilidad, en el decurso de las gene-

raciones habían terminado coexistiendo pacíficamente con los

nativos de aquella tierra. Poco a poco, gracias a esa habilidad suya, la actividad de los judíos se había extendido desde los

más humildes comercios

a otras actividades laborales y habían

terminado por detentar, ejerciendo casi en exclusiva, la práctica de la medicina, todas las artes en general y hasta la procu-

que consistía en el «arte» de recaudar el dinero de la época. En aquellos lejanos tiempos, la práctica de la medicina iba siempre emparejada con un cierto sabor de arcano y de misterio, por lo cual, decir médico equivalía a hablar de mago, raduría

de

fiscal,

los contribuyentes

y todos sabemos bien que de la magia a la cabala el trecho era mucho más breve todavía. Sobre todo durante el reinado de

Rene d'Anjou, los hebreos conocieron tiempos tranquilos y felices, y no pocos de ellos fueron adictos a este soberano, hasta tal punto que, por su influencia, se convirtieron

al cris-

tianismo y aceptaron de buen grado que sus hijos fuesen bautizados en lugar de circuncisos.

Michel de Nostradamus nació en familias conversas.

Su ascendencia

el

seno de una de estas

está claramente atestigua-

da por César, hijo del gran vidente, que escribió una obra titulada Histoire et Chronique de Provence, en la que hace mención de un tal Fierre de Nostradamus, médico del Duque de Calabria y del Rey Rene d'Anjou, que fue, según parece, el

bisabuelo de su padre.

Historiadores e investigadores se han preocupado en verificar esta tesis.

rre

Han

llegado a la conclusión de que este Fie-

de Nostredame se llamaba Abrahám Salomón antes de

23

convertirse a la fe cristiana por consejo de

para recompensarle por su decisión,

le

Rene d'Anjou.

Éste,

había elevado a la ca-

tegoría de noble y mantenido en la envidiable posición de médico de la Corte. De este Fierre no tenemos otras noticias pero, a través de documentos dignos de toda credibilidad, se sabe que un nieto suyo, un tal Jeaumet de Nostredame, más conocido entre nosotros por Jaime, ejerció la profesión de notario en Saint-Rémy. Hebreo cristiano de la tercera generación, fue el padre de Michel de Nostradamus. En un documento que se remonta al 16 de noviembre de 1629, conservado en el museo de Salon-de-Provence que lleva por título Mémoire tiré des archives de la Sacrée Religión de Malthe, concernant les néophytes, se menciona el siguiente hecho: el 19 de noviembre de 1513 fueron designados doce miembros para encargarse del censo y de la tasación de los neófitos y de los cristianos recién conversos. En este censo constan los nombres de algunas familias hebreas convertidas, y en la lista de Saint-Rémy-de-Provence figura precisamente Jaime de Nostredame, para quien se señala una tasa de veinte escudos. Jaime de Nostredame se casó con Renée de Saint-Rémy, hija de hebreos conversos también, cuyo padre, Jean de SaintRémy, ejercía, en su ciudad de origen, como astrólogo y como médico. De este matrimonio nacieron tres hijos: Michel de Nostredame, conocido como el famoso autor de las Centurias; Jean, procurador en el parlamento de Aix-en-Provence y autor de algunas obras sobre la poesía provenzal, que murió sin descendencia; y Bertrand, que vivió y murió en Saint-Rémy, donde se casó con una tal Thoinine de Roux, nativa de Salón, cuyos hijos conservaron el nombre de la familia hasta el siglo xvi. La primera biografía que apareció de Nostradamus la escribió Jean Aimes de Qiavigny de Beaune, doctor en leyes y teología, contemporáneo y discípulo del gran vidente. La obra fue dedicada a Enrique IV y sirvió de prólogo a la edición de

24

Amsterdam én el año 1668, con el Maestro Michel del Nostradamus, médico de caVida título de becera de Enrique W, rey de Francia.

las

Centurias publicada en

He

aquí el texto:

«Michel de Nostradamus, el vidente más renombrado y famoso de cuantos han sabido interpretar los astros, nació en Saint-Rémy-de-Provence, el año de gracia 1503, un jueves 14 de diciembre, hacia el mediodía. Su padre fue Jaime de Nostredame, notario de aquel lugar; su madre fue Renée de SaintRémy, sus abuelos paternos y matemos eran profundos conomatemáticas y de la medicina. ÜDmo médicos habían vivido el uno en la Corte de Rene que, ade-

cedores de

las ciencias

más de Conde de Provenza, era Rey de Jerusalén y de Sicilia; y el otro, en la Corte de Juan, Duque de Calabria e hijo del antedicho Rene. »Es necesario demostrar

la inexactitud

de ciertas versio-

nes sobre los orígenes del gran vidente, formuladas por envidiosos de su celebridad o por quienes desconocen la realidad.

»La familia de Nostradamus, según algunos, era de origen judío, de la tribu de Isacar, convertidos al cristianismo. Y de ahí que atestigüe nuestro autor haber recibido directamente de sus abuelos el conocimiento de las ciencias matemáticas; y en el prólogo de sus Centurias él mismo afirma que ellos le transmitieron el don de predecir el futuro. »Después de la muerte de su bisabuelo materno, que le había infundido, casi como juego, el gusto por las ciencias de los astros, Nostradamus fue enviado a Aviñón para cursar letras y formarse en humanidades. »Desde Aviñón el joven estudiante pasó a Montpellier, donde frecuentó la célebre imiversidad estudiando en sus aulas medicina, hasta que una grave pestilencia, declarada en las regiones de Narbona, Tolosa y Burdeos, le dio ocasión de poner al servicio de los apestados el fruto de cuanto había aprendido durante sus estudios. Tenía entonces 22 años.

25

»Después de haber ejercido años en aquellas regiones,

medicina durante cuatro oportuno volver a Montde doctor, que obtuvo al poco la

le pareció

peUier para conseguir el título

tiempo con la admiración y el aplauso de todos. »Pasando por Tolosa, llegó a Agen, ciudad situada a orillas del Carona, donde Julio César Scaliger le retuvo junto a sí.

Era este hombre un personaje muy erudito y un verdadero mecenas. Nostradamus tuvo con él una extraordinaria amistad que más tarde se tornó en oposición, discordia y divergencia, como suele suceder entre hombres sabios, según atestiguan

muchos

escritos.

»En de

la

y, al

ese período se casó con una joven de la alta sociedad, que tuvo dos hijos, un niño y una niña. Murieron los tres verse solo, Nostradamus tomó la decisión de instalarse

definitivamente en Provenza, su tierra natal.

»De

vuelta a Marsella, se instaló en Aix-en-Provence, par-

lamento de

la

región,

donde

ejerció durante

tres

años un

cargo público ciudadano. Fue entonces, en 1546, cuando la peste azotó terriblemente aquella zona, según describe el se-

ñor de Launay en su Teatro del tos

que

le

fueron hechos por

han sido confirmados por

la

el

mundo

sirviéndose de los rela-

propio vidente. Estos hechos

investigación histórica de aquella

época.

»Desde Aix-en-Provence llegó a Salon-de-Crau, pequeña ciudad que dista de Aix una jornada de camino hasta Aviñón y media jornada hasta Marsella. Contrajo segundas nupcias; y fue aquí, en este lugar, donde, previendo los grandes cambios

y

las trágicas

a toda

convulsiones que perturbaron luego y revolvieron las sangrientas luchas civiles y los desgraciados

Europa,

acontecimientos que iban a precipitarse sobre Francia, comenzó,

una exaltada inspiración e invadido de un frenesí irresistible, la redacción de las Centurias, que empezaban de este modo: lleno de

26

D'esprií divin

Vame

présage atteinie

Truhles, famine, peste guerre courir siccitez, terre et mer de sang teinte Paix treves a naitre, Prelats, Princes mourir.

Eaux,

De espíritu divino el alma présaga y atenta. Dolores, hambres, pestes, guerras, huir. Aguas, sequía, tierra y mar de sangre tintos. Paz, treguas, a nacer, Prelados, Príncipes morir.

»Centurias y presagios que él guardó por mucho tiempo en secreto, creyendo que la naturaleza insólita del argumento le acarrearía

como luego

calumnias, envidias y ataques

muy

ofensivos, tal

sucedió.

» Vencido,

al fin,

por

el

deseo de que los hombres saca-

sen algún provecho de sus predicciones, las dio a conocer. El

rumor que suscitaron inmediatamente fue grande y corrió su fama de boca en boca, no sólo entre nosotros, sino también entre los extranjeros que sintieron por el vidente y por su obra una extraordinaria admiración. Esta fama impresionó tanto al poderoso Enrique II, Rey de Francia, que éste, en el año de gracia de 1556, mandó llamar al vidente a la Corte. Después de que revelara un cierto número de acontecimientos importantes que habían de suceder, recibió numerosos presentes y se volvió a su Provenza natal. Algunos años más tarde, concretamente en 1564, visitando Carlos IX las provincias y habiendo concedido la paz a las ciudades que contra él se habían rebelado, vino a Salón y no quiso dejar de visitar al profeta e insigne héroe, mostrándose para con él tan generoso, que lo honró con el cargo de consejero y le nombró médico suyo en la Corte.

»Me

una tarea excesivamente prolija escribir todo cuanto él predijo, ya en general, ya en particular; y sería superfino dar el nombre de todos los grandes señores, de los resultaría

27

insignes sabios y otros

muchos que vinieron de toda

la

región

y de toda Francia para consultarle como oráculo. Lo que San Jerónimo decía de Tito Livio yo puedo decirlo del gran vidente: cuantos venían a Francia desde fuera no se proponían otro objetivo que ir a visitarle. »Cuando vino a verle Carlos IX, Nostradamus, que había sobrepasado los 60 años, estaba muy envejecido y se hallaba gravemente debilitado por las dolencias que le atormentaban desde hacía mucho tiempo, especialmente una artritis y la gota minaban constantemente su salud. Murió el día 2 de julio del año 1566, poco antes de salir el sol, después de una crisis que le duró ocho días y que le causó im acceso de hidropesía consecutivo a un ataque agudo de artritis. »Q)noció anticipadamente el día de su tránsito y la hora exacta. Así, en verdad, lo puedo atestiguar, pues recuerdo muy bien que, al final de junio del año antes indicado, él había escrito, de su puño y letra, en las Efemérides de Jean Stadius, estas palabras en latín: Hic pro pe mors est, es decir: "Mi muerte está próxima" Y el día antes de morir me dijo estas palabras al despedirme de él: "Cuando salga el sol, ya no podrás verme vivo." »Sobre su sepulcro se esculpieron las palabras de un epitafio, compuesto a imitación del de Tito Livio, historiador romano; epitafio que hoy puede todavía verse en la Iglesia de los Cordeleros de Salón, en la que, con grandes honores, fue enterrado el cuerpo de Nostradamus. La inscripción está en latín; .

traducida dice lo siguiente:

»"Aquí descansan

los restos mortales del ilustrísimo

Mi-

hombre digno, a juicio de todos mortales, de escribir con pluma casi divina, bajo la influende los astros, el futuro del mundo. »"Murió en Salon-de-Crau, en Proven2a, el 2 de julio del

chel de Nostradamus, el único los cia

año de gracia 1566, a y diecisiete días.

28

la

edad de sesenta y dos años,

seis

meses

»"Hombres de

la posteridad,

respetad sus cenizas y no

turbéis su descanso."

»Nostradamus fue de estatura ligeramente inferior a la media normal, de complexión robusta, fuerte y vigorosa. Tenía frente ancha, nariz recta y regular, ojos grises, mirada dulce, pero viva y brillante cuando la cólera la encendía, el rostro severo y afable al mismo tiempo, de modo que con la severidad se adivinaba en él una extraordinaria humanidad; encamadas sus mejillas hasta edad muy avanzada; barba negra y tupida; salud perfecta y vigorosa, excepto en su ancianidad; y todos sus sentimientos agudos y

muy

despiertos.

.»En cuanto a su espíritu, lo tenía vivo y bueno, de modo que comprendía sin dificultad cuanto le interesaba; Su entendimiento era agudo y sutil, y fiel su memoria. Taciturno por

mucho y hablaba poco; y cuando hablaba, ponía especial cuidado en hacerlo en el lugar y momento convenientes; siempre atento a lo que ocurría a su alrededor, reacnaturaleza, pensaba

cionaba con energía y a veces se dejaba arrastrar por una cólera repentina. Paciente y fuerte ante la fatiga, sólo dormía cuatro o cinco horas por la noche. Amaba la libertad de expre-

y suavemente irónico. ceremonias religiosas de la Iglesia de fe y la religión católica, fuera de las cua-

sión, era jovial, agudo, ingenioso

»Aprobaba

Roma

las

y observaba

les solía decir,

veramente

la

no hay

a quienes,

salvación.

Por

renegando de

lo

mismo, reprendía

la fe, se

se-

dejaban arrastrar

añagazas del error y las liberalidades de ciertas doctrinas extrañas al catolicismo y aseguraba que el fiín de estos tales

por

las

sería triste y desesperado.

»No

quiero omitir que se encontraba siempre

muy

a gusto

entre los jóvenes y que solía departir con ellos con mucho agrado; que practicaba la oración y la limosna, que era paciente, que aborrecía el vicio y lo denunciaba con severidad. Recuerdo habetle visto dar limosna a los pobres, con quienes se

mostraba siempre generoso y

caritativo.

29

»De

su segunda esposa tuvo seis hijos, tres varones y tres hembras. El mayor de ellos, llamado César, de espíritu fuerte y viva inteligencia, es a quien

Nostradamus dedicó sus

Centurias y del que podemos esperar grandes cosas, según las declaraciones de su propio padre en varios lugares, particular-

mente en los escritos del mes de julio del año 1559, que los lectores pueden por sí mismos consultar. »Michel de Nostradamus no nos reveló todo lo que su fecunda inspiración

le

indujo a escribir. Nosotros sólo conoce-

mos 12 Centurias de

predicciones, compuestas en cuartetas, que llevan por título "Profecías". De éstas, la séptima, la nona y la decimoprimera están incompletas. Las dos últimas han guardado por mucho tiempo el secreto y lo seguirán guardando hasta que les abramos la puerta. »Conservamos también otros vaticinios suyos en prosa y que fueron realizados entre 1550 y 1566; tales presagios, que yo recogí en su mayor parte, los he reunido en 12 libros, dignos de ser transmitidos a la posteridad. »Constituyen la interpretación de toda nuestra historia y de todos nuestros infortunios, las guerras y las vicisitudes de

todos los tiempos, presentes o futuros.»

30

Una

fulgurante carrera de médico

Jean Aimes de Chavigny publicó su biografía de Nostradamus en 1594, es decir, veintiocho años después de la muerte del vidente. Aunque había conocido personalmente al hombre

de quien escribió, cometió algunos errores en la redacción de su obra. Dijo, por ejemplo, que de su matrimonio con Anne Ponsard de Salón, tuvo seis hijos, cuando en realidad fueron ocho, cuatro de ellos varones: el primogénito, César (15531631), fue historiador, poeta y pintor, se casó con Claire de

Grignan y murió

sin descendencia; Michel,

murió muy joven;

Charles (1553-1629), que no se casó, y André (1557-1601), que escogió la vida monástica y entró en la orden de los Capuchinos.

Tuvo también

cuatro hijas: Jeanne, esposa de Fierre

Tronc de Codolet; Madeleine, mujer de Paul de Chanquin;

Ana y Diana, que no

se casaron,

Chavigny dijo también que Nostradamus había compues-

31

En

to 12 Centurias.

realidad, sólo se publicaron diez Centurias

y no doce en vida suya; muchos años después de su muerte se encontraron otras cuartetas entre los papeles que le habían pertenecido y así fue posible recogerlas y darles el título de Centurias XI y XII, que fueron añadidas a las otras diez. las

A

hemos ofrecido

notas biográficas

que antes

pueden añadirse

estas otras, entresacadas

completo sobre

La

el

a nuestros lectores,

de un estudio más

gran vidente.

familia Nostredamus, según vimos, estaba firmemente

vinculada a Provenza y sus descendientes, en vez de circuncicomo judíos, habían sido bautizados, lo cual les había

darse,

permitido adquirir bastantes derechos; sus hijos, por tanto,

habían podido dejar

las

modestas ocupaciones anejas a

la arte-

pequeño comercio y dedicarse por completo al cultivo de las artes liberales. En la familia Nostredamus la medicina constituía una tradición que se transmitía ininterrumpidamente de padres a hijos: el padre de Jaime, Fierre de Nostredame, había sido médico en Arles, y sólo la envidia de los drogueros y boticarios de aquella ciudad le había obligado a buscar refugio y ajnada fuera de ella, entre los poderosos. Aquéllos, efectivamente, no habían podido tolerar que Fierre curase a sus propios pacientes con remedios y medicamentos que él mismo preparaba; y no dudaron, por consiguiente, en denunciarle como falsificador y contraveniente de su oficio. Destituido de sus funciones de médico ciudadano, Fierre entró primero al servicio del Duque de Calabria, y luego del Rey Rene d'Anjou, que más tarde le nombró médico personal suyo. El venerable y ya anciano sabio, versado en la ciencia de Esculapio y en aquella otra que deduce de los astros la interpretación de los sucesos del mundo, gozó siempre de la máxima confianza del Rey. Fue natural que, cuando el joven Michel tuvo la edad suficiente para escoger su futura profesión, se inclinase por el estudio de la medicina. En aquel entonces, para quien vivía en Frovenza, Aviñón sanía y a la práctica del

32

*

*

*,Oan(íí«oifi liU fcjfíflunr

^uJm t$nt<



E/so/ es uno de /os símho/os profetices que /a astro/ogia ha emp/eado a lo /argo de /os sig/os; representa /afuerza vita/ cuya acción bienhechora se esparce sobre todos /os humanos.

representaba la ciudad por excelencia, era convergían, de todos los rincones de

como

la

la provincia,

meca donde

cuantos aspi-

raban a ser alguien, o cuantos deseaban evadirse de

la

dura

brega del campo y hallar en la gran ciudad las comodidades de la vida fácil. Majestuosamente ceñida por sus altas y torneadas

Ródano que las acariciaba dulcemente desudándose bajo sus magníficos puentes, Aviñón era una ciudad murallas, con el

donde alternaban

mal olor, donde paseaban elegantes carrozas y pobres tuguriones en los que se hacinaba una humanidad sin palacios suntuosos y callejones de

señoriales calles por

rostro, innominada.

A

quienes procedían de una tranquila ciudad provinciana

les parecía

muy

atractivo poder mezclarse con la

chedumbre que llenaba

inmensa mu-

y plazas hasta estrujarse; en cuanto a diversiones y tentaciones, habían proliferado desde el calles

momento en que un

nutrido grupo de aventureros y hampones se habían aposentado como en su propia casa, por el libertinaje

que reinaba dentro de sus muros. Nostradamus llegó, pues, a Aviñón y empezó sus estudios con seriedad y tenacidad. El estudio constituía para él una verdadera vocación y aun cuando su edad, porque era todavía muy joven, lo hiciese vulnerable a las seducciones de una vida desordenada y licenciosa, demostró desde el principio una clara tendencia y un verdadero amor a cuanto era introspección y búsqueda de la verdad, ajeno a cualquier tipo de ambición personal.

En la ciudad de los Papas, el joven Michel alternaba su tiempo ocupado en dos actividades principales; los deberes esfirmamento estrellado que, desde siempre, había ejercido en él una extraordinaria fascinación. La matemática, la astronomía y la astrología le eran materias muy conocidas, hasta tal punto familiares que podía discutir con profundo conocimiento y perfecta competencia ante cualcolásticos y la observación del

quier auditorio, que siempre quedaba cautivado.

34

Era entonces cuando emergía en él su antigua ascendencia la verdad revelada proyectaba su luz y su fuerza sobre la clara intuición de Nostradamus. A este primer período de estudio en Aviñón siguió el segundo en Montpellier, a donde se trasladó Michel para seguir en su universidad los cursos de medicina. En el siglo xvi, Montpellier gozaba de extraordinario renombre gracias a su facultad de medicina, conocida dentro y fuera de los confines de Francia: era lógico, pues, que Nostrahebrea y

damus frecuentase

aquella universidad y prolongase

allí

su es-

tancia hasta conseguir su doctorado.

Para ello necesitó tres años que aprovechó con extraordidueño y señor de

naria aplicación; durante los cuales se hizo los secretos del

cuerpo humano, como más tarde se hizo conoce-

dor de los del espíritu.

La Naturaleza ejercía sobre él auténtica fascinación; y no se conformó con ser médico, sino que decidió profundizar sus propios conocimientos en el campo de la herboristería y de los remedios que de las hierbas y de las plantas pudieasí

ran obtenerse.

Empezó entonces a recorrer todo el país de comarca en comarca para estudiar su flora, deteniéndose, cuando le parecía poder sacar de eUo algún provecho, con quienes podían informarle sobre recetas y pociones. No olvidemos sobre el particular que, en aquel tiempo, medicina y herboristería iban de consuno y representaban el único remedio del que disponían entonces los hombres para oponerse a los traidores ataques de la enfermedad que se manifestaba de mil modos distintos. Bebiendo en las antiguas fuentes de las desaparecidas religiones y sacando el mayor provecho posible de la tradición oral, por la que se transmitía de padre a hijo y de maestro a discípulo el secreto de muchos remedios, habían surgido pequeñas comunidades cuyo fin principal, además de la práctica de la devoción espiritual, era trabajar en favor de los pobres

35

y de los enfermos, prestándoles socorro y alivio aun en el camlas necesidades corporales. Para ello los hermanos se levantaban a media noche para ir a recoger hierbas muy estima-

po de

empapadas de rocío que

la luna iluminaba con su plateada en primavera recorrían los prados para descubrir en ellos, entre miles de hojas tiernas aparentemente iguales, partes que

das,

luz;

estaban dotadas de especiales propiedades terapéuticas.

Manipuladas luego en morteros y alambiques, destiladas y mezcladas con mucha paciencia, sobre todo, y con mucha sabiduría, las hierbas adquirían tales propiedades y características

que

la

en

elixires

de salud de belleza y de larga

menos como hacemos ahora con los productos química farmacéutica y de la cosmética. Nostradamus se más

vida, ni

de

se convertían

ni

interesaba extraordinariamente por todo aquello; y aunque la

cuando era ejercida por un médico levantal era la fama de buen cristiano de nuestro sabio que la gente acudía a él, tranquila y segura, sin que nadie le inculpase, ni siquiera en lo más mínimo, de nigromante. Su reputación como médico extraordinario estaba ya firmemente consolidada cuando ocurrió un suceso por el que el doctor Nostradamus tuvo ocasión de demostrar, una vez más, práctica de tales artes

taba con facilidad la sospecha de la hechicería,

su propia valía.

La dulce sol,

bajo

el

tierra

de Provenza se extendía perezosamente

límpido cielo de un azul intenso;

jugueteaban entre

sí,

las

formando candidos arabescos. Los

dos producían ricos racimos de doradas uvas;

mecían

al

blancas nubes

las

viñe-

mieses se

suave soplo del aura, y a lo largo de las costas, el mar, de un intensísimo azul verdoso, se rompía espumajeante al

contra arrecifes y escolleras.

blaban su dorso ante

la

En

los

campos, los aldeanos do-

dura fatiga desde

el alba

hasta el ano-

checer; en los pueblos y en las aldeas la vida transcurría

mo-

nótona, siempre igual, y las mil ocupaciones de cada día for-

maban una 36

especie de mosaico perpetuamente oscilante de

sucesos y novedades, capaces de justificar por existencia.

De



sólo toda la

vez en cuando, cuadrillas de soldados de a pie

y a caballo atravesaban la región y su paso marcaba con un reguero de lutos y de violencias los lugares que recorrían, Pero apenas la nube del polvo levantado volvía a posarse sobre los campos, la vida de aquellos habitantes recobraba el acostumbrado ritmo de todos los días. La guerra siempre ha comportado para muchos la ocasión de aprovecharse de las desgracias y de las necesidades ajenas y de aprender con premura lo que es bueno y lo que es malo para sí mismo en tales circunstancias. El ejército derrotado dejaba a sus espaldas un país dispuesto a acoger a los vencedores y suministrarles todo aquello que les no existía de hecho gran diferencia entre una

era necesario; y

bandera y otra para quienes estaban acostumbrados a buscar su sustento en la artesanía o en el comercio.

Había también en aquella época algo que era capaz de trastornar y de revolver la existencia de naciones enteras,

sembrando en mayor escala que la misma guerra lutos y tragedias; algo que atravesaba, con indecible rapidez y facilidad, llanuras y montañas y cuya ciega violencia no conocía obstáculos en su carrera. El escalofrío de muerte que la anunciaba bastaba por



solo para sembrar el terror, y frente a

más poderoso de los soberanos me e indefenso como un parvulillo. ella

aun

el

se

mostraba

iner-

Los cronistas de la época la definieron siempre con un nombre; la peste. Ahora bien, sólo leyendo lo que ellos escribieron podemos llegar a tener la medida exacta de lo que la peste representaba para los desventurados que a ella habían de enfrentarse. Este monstruo famélico e insaciable llegaba por lo común de Oriente; ante su aparición el aire se inficionaba, las mieses se agostaban, las corrientes de agua se secaban, los rebaños se abatían agonizando sobre los pastos que habían perdido todo su verdor, y los hombres corrían desesperadamente a encerrarse en las ciudades y en las aldeas solo

37

con la absurda esperanza de poder evitar los ataques de la muerte negra. La peste se propagaba con increíble rapidez; día tras día, rimeros de cadáveres grotescamente contraídos por los terribles espasmos de la agonía se acumulaban por doquier, mientras

que

los vivientes

vagaban perdidos y desoriencomo autómatas en espera

tados en medio de tanto horror, del

mismo

inevitable y trágico destino. Ciencia y medicina se

veían impotentes para contener este terrible azote ante el cual sabios y expertos desaparecían del

de

los

mismo modo que

el

último

mendigos.

En la Edad Media y durante el Renacimiento, Europa fue devastada en varias ocasiones por la peste: «la bestia selmédico Galeno. En el correr de cuatro siglos desencadenó unos treinta y dos ataques contra nuestro continente, entre los que se cuenta el tristemente famoso de la «peste negra», que duró dieciséis largos años (1334-1350) y que exterminó 25 millones de europeos, es decir, una cuarta parte de la población total del continente. Hoy contamos con las terribles guerras modernas para sembrar estragos de tales proporciones; en aquel tiempo era suficiente mucho menos, aunque los resultados no fuesen por ello inferiores. Además, la súbita aparición de esta plaga que se presentaba de improviso, sin motivos aparentes, hacía que vática»,

como

la definió el

todo el mundo, y los sabios sobre todo, la considerasen como un fenómeno funesto, debido a particulares situaciones del

o a luchas cósmicas entre los propios astros. al primer anuncio de la peste, las iglesias se atestaban de penitentes y quien disponía de tiempo para ello se dedicaba, mejor que a intentar combatir la enfercielo sideral

Como

medad,

quiera que fuese,

alma para el penoso e indeclinable tránsito. Así ocurrió también en Provenza cuando la epidemia se abatió sobre la región: en el espacio de pocas semanas acumuló a preparar su

tantas muertes y moribundos que parecía imposible tuviese tanto poder de destrucción y tanta violencia.

38

En

las calles

de Arles, Marsella y Montpellier sólo reso-

naba el triste y penoso estertor de, los moribundos, mientras que en los hospitales y lazaretos los cuerpos yacían desordenadamente en una espantosa confusión de ricos y pobres, de afortunados y de infelices. En esta atmósfera apocalíptica, los únicos que se atrevían a moverse para cumplir con su misión eran los médicos: mascando ajos (que tenían, según el parecer de muchos, la virtud de evitar el contagio) y protegidos con ropas

empapadas de

aceite y de

unos polvos dotados de especiales

características y poderes, iban

de un enfermo

hacer otra cosa que comprobar

el

avance de

a otro sin la

poder

peste en los

así como la virulenta propagación del morbo por toda la desdichada comarca. Lo mismo que los demás doctores, también, actuaba Nos-

cuerpos extenuados,

tradamus entre

la enfijrecida peste;

pero, a diferencia de sus

que se morbo. Había en nuestro

colegas, prestaba eficacísima a\Tida a los desventurados

debatían entre

las garras del terrible

doctor un algo de taumatúrgico que hacía que, a su paso, se obrase tas

el

prodigio de

mismo nos ha dejado escrimodo como curaba el mal, en un

la salud.

unas palabras relativas

al

£1

tratado suyo titulado Excelente y óptimo opúsculo, necesario

para quienes deseen conocer vanas eficaces recetas:

una onza de

«Tomar

madera de ciprés, seis onzas de íride de de clavo, tres gramos de cálamo dorado y seis

serrín de

Provenza, tres

de áloe. Tomar luego

tres

o cuatro rosas encarnadas, limpias y una vez mojadas, mezclarlas

frescas, cogidas antes del rocío y,

con

los

polvos antedichos.

»Cuando todo

completamente mezclado, hacer, con la pasta resultante, pastillas o balotitas que se dejarán en la sombra para que se sequen. Aparte de la eficacia y del perfume que esta mixtura confiere a las cosas, si alguien se la pone en esté

boca, la deja todo el día muy olorosa. Y si la boca hiede mal, porque se tienen los dientes deteriorados o carcomidos, porque suben malos vapores del estómago, porque hay una úlcera fétila

39

da en

el interior

de

la

persona o por cualquier otro motivo ex-

traño, déjese en la boca

un poco de

esta composición o mixtu-

toma hay olor que expulse y deseche más de ra y, en tiempo de peste, repetir la

a

menudo, porque no

prisa el aire corrom-

pido.»

Según ha podido saberse, Nostradamus encargaba

la pre-

paración de este remedio a un hombre de su entera confianza

que residía en Marsella, y cuantos demia se vieron libres de la peste.

lo utilizaron durante la epi-

No es posible hoy, a tantos años de distancia, saber si su medicamento produjo efectos tan maravillosos como para considerar a Nostradamus vencedor del terrible azote; pero sí es cierto e incontestable este hecho: Nostradamus tuvo fama de excelente médico, no sólo por la extraordinaria erudición de su ciencia, sino también por el espíritu misionero con que la ejercía. Los africanos, que durante tantos lustros acudieron a Lambaréné, donde el gran doctor blanco Albert Schweitzer obraba tan admirables portentos de curaciones físicas y de amor, estarían tal vez en mejores condiciones que nosotros mismos para entender el gran prodigio realizado por el vidente. Sus compatriotas supieron mostrarle su gratitud, bien merecida por cierto: a su paso, la gente se echaba a sus pies y bendecía su nombre; y esta fama de bienhechor y de salvador le precedía y le acompañaba por toda la Provenza. Cuando ter-

minó

cansada ya de segar miles y miles de vidas humanas, Nostradamus fue honrado con el público recola terrible plaga,

nocimiento y colmado de honores por quienes, gracias ne doctor, se habían salvado.

Pero

ni el oro, ni las riquezas, ni la

mella en su ánimo totalmente entregado a

verdad y

al insig-

fama podían hacer la búsqueda de la

a la investigación del misterioso arcano

de

la vida.

Transcurrido, pues, algún tiempo, volvió a su retiro, estable-

ciéndose entonces en Allí

40

la ciudad de Aix. reanudó su labor de médico

y,

al

mismo tiempo,

volvió a jocuparse de la herboristería, de la cosmética y de los

bálsamos, a preparar jarabes y confituras, esencias y extractos que le aseguraron la imperecedera gratitud de cuantos los uti-

La vida se deslizaba tranquila y serenamente y un buen día el doctor Nostradamus tomó por esposa a una joven doncella. Su casa pudo regocijarse pronto con el nacimiento de dos hijos que vinieron al mundo, uno tras otro en el espacio lizaron.

de pocos meses. Entonces

el

fuego de

la presciencia, el

anhelo

muerte parecían

de escudriñar los secretos de la vida y de la en él decisivamente adormecidos. Las enseñanzas que desde

de su de escrutar el firmamento estelar, con aquella agudísima vista de quien sabe interpretar el camino de su

más

tierna infancia le habían transmitido los ancianos

familia, su capacidad

y prever, por su curso, los futuros acontecimientos del mundo, parecían en aquel entonces momentos lejanos de los astros

otra persona.

un vivo amor por el próexistencia, parecían un completaba su jimo, una familia que baluarte suficientemente sólido para impedir a su «yo» que

Una

respetabilísima profesión,

estrellas. Pero nada puede detener que marcan al hombre. Oponerse al destino es imposible, porque equivaldría a torcer el curso de los astros o a detener la impetuosa corriente de los ríos. Así le ocurrió a Nostradamus que, sin darse cuenta de ello y sin proponérselo, se vio empujado por los acontecimientos a reanudar el camino de las predicciones. De pronto, su vida sufrió un cambio sustancial: la muerte llamó a su puerta y le arrebató de golpe a toda su familia, que tan afectuosamente le rodeaba. Cómo y por qué ocurrió esta grave desgracia, nadie ha podido hasta ahora averiguarlo. Pero sabemos

reanudase

la ruta

de

las

ciertas predestinaciones

que

la

vida de Nostradamus dio un vuelco definitivo y éste se

entregó, desde entonces, a una actividad completamente distinta.

Dejó

la

ciudad de Aix, que despertaba en su ánimo

re-

41

cuerdos demasiado dolorosos, y se estableció en Salón, alojándose en una casa construida en una plaza tranquila. Aunque seguía ejerciendo su profesión de médico, pasaba

mutho

po en una especie de extraña contemplación que

a veces pro-

vocaba ciertas dudas sobre sus facultades mentales.

Si

tiem-

no hu-

biera sido por la fama de excelente médico que le aureolaba,

sus ciudadanos habrían creído que sus potencias y facultades, tan extraordinariamente desarrolladas en

do peligrosamente por

el contrario,

e, incluso,

que

él,

habían disminui-

se habían alterado. Pero,

su reputación de astrólogo y de vidente em-

pezó a crecer de día en día y le situaba en un plano so ante la gente que tenía contacto con él.

42

muy

diver-

El

La vida

Mago de

del doctor

Salón

Nostradamus transcurría tranquila,

de cualquier desorden. Día tras día visitaba a sus enfermos y les ofrecía el consuelo de su taumatúrgica sabiduría que,

libre

al parecer,

de Salón

podía realizar cualquier clase de milagros. La gente

se había

acostumbrado a verle pasar por

calles

y pla-

zas cubierto con su larga capa negra agitada por el viento.

Con

mayor estima y respeto, no dudaban en detenerle para consultarle los más diversos problemas. Tal era realmente su fama que todos le tenían por un gran sabio en el más completo sentido de la palabra; y así cualquier asunto que se desease aclarar, cualquier problema que preocupase, le era expuesla

to inmediatamente para escuchar sus sabios consejos. Él tenía la

respuesta

más exacta y

el

remedio más apropiado para

to-

dos los males.

A

partir del

año 1555 Nostradamus empezó a escribir sus

43

propios vaticinios en forma de cuartetas; y puesto que cada libro contenía exactamente cien de estas breves combinacio-

nes métricas de cuatro versos, los llamó Centurias.

Tan extendido estaba por aquella época el arte de la magia que a nadie atemorizaba la lectura del futuro. Pululaban por pueblos y ciudades un sinfín de hábiles vaticinadores de la suerte que hallaban, con suma facilidad, un público dispuesto a escucharles y que les entregaba, como recompensa, alguna moneda de oro o de plata, con tal de que se les anunciase

sucesos favorables y les tranquilizara ante las densas

sombras del futuro. El doctor Nostradamus no pertenecía a esta abominable ralea de falseadores charlatanes ni sacaba provecho alguno de sus predicciones.

en

La

luz divina se encendí aen él y penetraba no era, pues, fruto de improvisa-

los misterios del futuro;

das charlatanerías. La inspiración brotaba en

noche, según

con

las

él

mismo

que comienza

la

la

soledad de

Centuria

I:

Estant assis de nuict secret estude, Seúl reposé sur la selle d'aerain:

Flambe exigue sortant de

sollitude,

Fait prosper er qui n'est á croire vain.

La verge en main mise au milieu de ^ranches

De l'onde il moulle et le limhe et le pied: Un peur et voix fremissent par les manches: Splendeur divine. Le Divin pres

s'assied.

Estando de noche absorto en mi secreto estudio, Sentado, solo, sobre un sillón cobrizo:

Pequeña

Hace

44

luz

que de las soledades brota que no se ha esperado en vano.

decir lo

la

confiesa en las dos primeras cuartetas

La vara en la mano, puesta en el medio de Branco. Moja de la onda el pie y el borde:

Un

temor y una voz se agitan por las mangas: ¡Divino resplandor! Dios se asienta al lado.

Completamente solo, en el silencio de la noche, Nostradase acomodaba en el sillón, rodeado de los instrumentos que utilizaba y de los textos en los que bebía su misteriosa

mus

ciencia astronómica.

bóveda celeste que él contemplaba a través de la ventana: aquel firmamento estrellado tenía para él pocos secretos y en aquellos innumerables cuerpos celestes leía como en un inmenso libro abierto. Mas no siempre es agradable este privilegio porque ocurre, algunas veces, que aquello que está escrito en las misteriosas páginas de los astros no corresponde a los deseos y a los inteSe extendía, ante sus penetrantes ojos,

la

reses de quienes tienen la llave para interpretar sus signos.

esta forma,

Nostradamus leyó en

ro doloroso para



la

bóveda

celeste

un

De

futu-

y para sus seres más queridos:

sus dos hijos serían pronto presas

de

la

la esposa y muerte y envueltos

de la tumba. cuando se cumplió puntualmente aquel trágico vaticinio, Nostradamus, impotente, se vio obligado a aceptar la decisión de un destino que se le había dado a conocer, pero en el que no podía intervenir para detenerlo. Entonces su vida se vio bruscamente trastornada y el sabio tuvo que pagar un duro y penoso tributo a la notoria fama de su nombre. Las crónicas de su vida nos dicen que viajó

en

las frías tinieblas

Y

durante

mucho tiempo por

lejanos países.

año 1556, poco después de la primera edición de las siete primeras Centurias, Nostradamus se trasladó a Italia, y en Roma fue recibido por el Santo Padre. Durante este viaje

En

se

el

detuvo algún tiempo en Turín. Su visita a la ciudad es todauna inscripción en la casa que en aquel en-

vía recordada por

45

tonces habitó y que corresponde, en la actualidad, a la número 68 de la calle Miguel Lessona.

Algunos de sus biógrafos, basándose en sus viajes, han el mago de Salón entró a formar parte de algunas sociedades secretas, iniciadas en la práctica de la magia. Pero no tenemos pruebas objetivas, ni para afirmarlo ni para negarlo: el único documento válido al que podemos pretendido afirmar que

recurrir sobre el particular nos lo ofrece el propio Nostrada-

mus. cios

En

sus Centurias parece habernos dejado algunos' indi-

que nos revelan una

cierta posible

conexión ritual mágica

antedichas sociedades, pues dice en la Centu-

con alguna de

las

ria I, cuarteta

cuarenta y dos:

La décima calenda de

abril del

hecho gótico

Resucitado aún por gente perversa, El fuego extinto, diabólica asamblea.

Buscando

los

huesos de

Amant

y de Pselin.

Intentando ofrecer una aclaración de estos versos, se nos ocurre decir que quizá podrían ser interpretados

como

la des-

no por asamuna por toda sino aisladamente, un mago que actuase cripción de una escena de evocación mágica, practicada

blea de iniciados.

Tampoco ha de confundirnos

el

empleo de

la

palabra

«diabólica», expresamente escogida para desviar la atención

de posibles y eventuales censores contemporáneos del vidente. No olvidemos que en la época de Nostradamus, tanto las leyes eclesiásticas como las civiles castigaban, con sumo rigor, a cuantos eran sospechosos de hechicería.

Parece claro que en llegar a

un

el

caso de Nostradamus se trataba de

especial estado de iluminación

que

le

permitiese

ejercer su facultad de vidente.

Por otra to

parte, entre los espíritus selectos del Renacimien-

no había ocurrido todavía

46

la escisión

que

se realizó entre los

representantes del libre pensamiento, es decir, una clara separación entre quienes seguían el camino religioso tradicional en

Occidente y

el

como

esoterismo, entndido éste

lenguaje para

que tomó muy pronto ventaja sobre los primeros. Nostradamus pudo ser un católico muy devoto y a la vez un mago iniciado en los secretos más profundos como, por los iniciados

ejemplo, el conjuro de los poderes angélicos, sin faltar, por ello, a su propia sinceridad de espíritu.

Después de sus que, taló

viajes

como sabemos, había

por

el

extranjero Nostradamus,

contraído segundas nupcias, se ins-

de nuevo en Salón y reanudó su vida de siempre; sin emtal punto que príncipes y

bargo, su fama había crecido hasta

reyes, ricos y poderosos, acudían a él para interrogarle sobre los acontecimientos futuros.

Catalina de Médicis le

mente dedicó

nombró su

a ella y a la casa

cinco de la Centuria

I,

de Valois

consejero, y precisala cuarteta treinta y

que presagiaba graves desventuras:

El joven león dominará

al

viejo

En campo bélico, por duelo singular. En jaula de oro le saltará los ojos. Dos

clases

una luego morir con muerte

Tres años después de haber escrito

el

cruel.

vidente estos ver-

de 1559, en un torneo (duelo singular) querido por el propio Enrique II y celebrado junto al cuartel de San Antonio, el Conde Montgomery (león joven) hirió mortalsos, el 1.°

de

mente en

la

julio

cabeza

al

Rey

(león viejo) que llevaba una celada

de oro, entrándole una gran raja de madera en el ojo. Transcurrieron los años y las profecías de Nostradamus se

cumplieron con inexorable puntualidad:

la

conjura de

Am-

Lyon y la muerte de Francisco I son otros acontecimientos vaticinados por el sabio vidente.

boise, el levantamiento de

En

el

decurso de los años Nostradamus salió con menos

47

frecuencia de Salón, ya que su quebrantada salud tía fatigosos

ban consultarle acudían

a él,

le

permi-

en Provenza.

El 17 de octubre de 1554, Uegó a

donde

no

desplazamientos. Por esta razón, quienes desea-

vivía el

mago un

las puertas

lujoso cortejo; cuando los

salieron para presentar su

homenaje a

de la ciudad prohombres

los ilustres visitantes,

IX en persona, que venía a consultar al eminente doctor. Nostradamus murió cristianamente tal como había vivido durante toda su vida. En la Crónica de la ciudad de Salón, desde sus orígenes hasta el año 1792 puede leerse este pasaje: «El 2 de julio de 1566 murió en Salón el célebre Michel Nostradamus, a los 63 años de su vida. Desde hacía algún tiempo, los ataques de gota que padecía eran cada día más frecuentes y le obligaban a permanecer encerrado en su habitación, sin apenas poder moverse. Y al extenderse el mal por todo su cuerpo, entendió el ilustre enferme que le quedaba muy poco tiempo de vida. 'Hizo testamento el 17 de junio de 1566, ante el notario de Salón Joseph Roche, y luego se confesó con el padre Vidal, prior de los Frailes Menores Conles salió al

encuentro

ventuales; este

mismo

el

propio Rey Carlos

sacerdote le administró el Santo Viático,

que el ilustre enfermo recibió con el edificante fervor de un buen cristiano. »Por gestión de sus dos albaceas fue enterrado en la capilla del convento de los Cordeleros, en Salón, el 2 de julio de 1566, día de su muerte. »En el año 1791, grupos revolucionarios destruyeron el convento; la tumba de Nostradamus fue profanada y sus restos dispersos.»

El municipio de Salón quiso posteriormente reparar aquella

ofensa cometida contra el gran profeta de la ciudad e hizo

que

se extendiese la

fama de que sus

cenizas, recuperadas

encerradas en una urna, descansaban en la capilla de

en

48

la iglesia colegiata

de San Lorenzo, de Salón.

la

y

Virgen,

La profecía

A

inspirada por la Divinidad

cuatro siglos de distancia Nostradamus ka sido reco-

nocido, hasta por sus propios detractores,

más sorprendentes de toda

como uno de

los

moderna. Unos veinte clamorosos acontecimientos previstos por él y puntualmente realizados en el tiempo, han hecho que un gran número de lectores hayan intentado, en épocas diversas, descubrir en sus Centurias hechos y previsiones vinculados al futuro de la Humanidad. ¿Es posible imaginar algo más estimulante que un libro que contenga, escondido entre sus lineas, el misterio de la vida de nuestro planeta? Por desgracia muchos de sus comentaristas han tenido que retirarse, desalentados ante el hermetismo de sus famosas

protagonistas

la historia

49

cuartetas que, a diferencia de otros libros, mantiene intactos e inviolados los oscuros presagios

que contienen.

Para los escépticos y para los racionalistas a ultranza, este misterio de la obra de Nostradamus representa una prueba irrefutable de fantástica imaginación y de inacabable charlatanesi Nostradamus hubiese querido que se le enempleado otro lenguaje de manera que, con sólo leerlo, habríamos captado inmediatamente sus ideas. No obstante esta objeción, es preciso tener en cuenta dos aspectos muy importantes: el tiempo en el que el gran profeta escribió sus Centurias y el tema de las mismas. El tiempo, es decir, un siglo que no admitía la posibilidad de una revelación que no fuese de origen diabólico y que, por consiguiente, estaba dispuesto a condenar inexorablemen-

ría.

Afirman que

tendiese, habría

te a quienes fueran sospechosos de hechicería. No es difícil, por tanto, comprender que Nostradamus intentara proteger su obra y su vida: aquélla de la destrucción y ésta de la hoguera. Por otra parte, el argumento de las profecías: la revela-

ción de lo que encierra el futuro en su propio seno; una revela-

ción que, de hacerse con claridad, hubiese condenado a los

hombres

a vivir en

un permanente estado de angustia

fácil

de

imaginar.

Se puede

en

justificar,

las profecías;

te imposible,

pues, el lenguaje esotérico utilizado

además, su interpretación no es absolutamen-

pues existe una clave que

la posibilita a través

de un detenido examen. Los primeros siete grupos de las Centurias van precedidos de una carta que el autor dirige a su propio hijo César, y cuyo texto es el siguiente:

«A

César Nostradamus

»Tu

hijo, salud

tardía llegada, hijo mío,

me

gas y continuas vigilias nocturnas de tar,

para

nidad

50

mi

existencia

lar-

en redac-

bien de la Humanidad entera, todo cuanto la Diviha permitido conocer a través de las revoluciones

el

me

y felicidad. indujo a emplear las

astronómicas, porque sabía yo que tú abandonarías luego la te ha dado la vida/ »Porque Dios inmortal quiso que tú no llegases al conocimiento de la iluminación natural en esta tierra, grávida de males, y porque no quiero revelarte los años que aún te faltan para conseguirla; pero puedo decir, sin embargo, que tu débil entendimiento no podrá descubrir durante meses de lucha y estudio lo que me veré obligado a explicarte después de mi muerte, puesto que me es imposible dejarte por escrito aquello que sería luego falseado por la injuria del tiempo, »Es por ello que la palabra hereditaria de la oculta predicción bajará a la tumba de mi cuerpo. »Asimismo, es preciso considerar que son inciertos los sucesos determinados por el hombre, pues todo está regido y gobernado por el inconmensurable poder de Dios. Es Él quien debe inspirarnos y nosotros no debemos intentar conocer el porvenir mediante bacanales, orgías y excesos epilépticos, sino sólo mediante las certezas astronómicas. »Porque sólo ellas, inspiradas por la Divinidad, pueden predecir los hechos fortuitos y particulares con espíritu pro-

obra de quien

f ético.

»En

que mis he profetizado han realizado en

varias ocasiones, después de haber precisado

vaticinios eran fruto de la inspiración divina,

con mucha antelación sucesos que luego regiones bien concretas.

He

se

anunciado, también, otros aconte-

cimientos, prósperos o adversos, que asimismo se han cum-

plido en diversas partes del

mundo.

»He

querido callar o esconder lo que hubiera podido dar lugar a críticas injustificadas o prohibiciones, no tanto en los

tiempos presentes, sino sohre todo en

el

porvenir. Por esta

Muchos investigadores de Nostradamus han formulado la hipótesis, aceptable, de que esta carta no está dirigida a su hijo César, sino que fue escrita por el vidente para los futuros intérpretes de su obra, con el fin de facilitarles la interpretación de las Centurias. 1.

muy

51

misma

razón,

no he dejado por

escrito (desvelándolos) todos

los acontecimientos relativos a los estados, facciones y religio-

porque experimentarán tan graves cambios y tan contrayo hubiese indicado claramente lo que les ha de suceder, los jefes de Estado, de sectas, de religiones o creencias diversas los habrían encontrado tan disconformes con sus propios deseos, que se hubieran visto constreñidos a condenar mis escritos e impedir su publicación. Y sin embargo, los siglos que han de venir conocerán la realidad de estos sucesos, ya a raíz de su cumplimiento, ya por aproximarnes,

rios a su actual situación que, si

se su ineluctable realidad.

»Según

el principio del

Salvador que dice:

"No

deis a

que es santo ni echéis las perlas a los cerdos por temor de que las pisoteen y que revolviéndose contra vosotros os despedacen", me he valido de un lenguaje oscuro y

los perros lo

complicado, ininteligible para

el

pueblo.

»Pero, de todas formas, he querido desvelar algunos he-

chos que se refieren a toda

la

Humanidad,

si

bien he utilizado

frases y locuciones obtusas e imprecisas sobre las condiciones

de estos futuros acontecimientos; incluso aquellos que he captado con mayor claridad pero que los considero de extraordinaria importancia. De modo que cualesquiera que sean los cambios que se produzcan entre los hombres, mis escritos no escandalizarán la susceptibilidad de nadie, pues los he anun-

ciado mediante imágenes nebulosas.

»Porque

escrito está:

"Has escondido

estas cosas a los

sabios y a los prudentes, es decir, a los poderosos y a los reyes,

pero

has revelado a los humildes y a los sencillos, igual que por medio de Dios Inmortal y de los santos

las

a los profetas que,

han recibido el espíritu prof ético por el que ven las muy remoto porvenir y son capaces de predecir, con

ángeles,

cosas del

mucha anticipación, los acontecimientos futuros". »Nada puede ser perfectamente definido sin la voluntad de Dios pero tan grandes son su poder y su bondad que aque;

52

^

líos

en quienes Él habita pueden ser comparados en todo a

genios buenos. Esta incitante y poderosa virtud prof ética se aproxima a nosotros como si se tratara de rayos del sol que

proyectaran su influjo sobre los cuerpos simples y compuestos. »Por nuestra parte, como hombres que somos, ni en vir-

tud de nuestro conocimiento natural adquirido, ni en virtud de nuestro propio y personal ingenio, somos capaces de penetrar los secretos insondables de Dios Creador, porque no nos han sido dados a conocer los tiempos ni los momentos. Pero, a pesar de ello, existen en nuestros días personas a quienes Dios Creador ha querido revelar, mediante imágenes impresas, secretos del porvenir en armonioso acuerdo con los juicios astrológicos,

una

de

la

misma manera que en tiempos pasados

cierta facultad vaticinadora se manifestó

mas de

»Inspirados inspiraciones

así,

lla-

comprender las porque las obras completa en su totalidad. Las

éstos fueron capaces de

humanas y

los decretos divinos,

de Dios son perfectas y Dios las del medio ^ lo son por los ángeles; los

en forma de

fuego.

malos

las

terceras

^

las realizan

espíritus,

»Pero

me

parece, hijo mío, que te estoy hablando en

un

lenguaje demasiado oscuro.

»Respecto a estas ocultas predicciones que bajo la inspiración divina nos llegan sutilmente por el espíritu de fuego,* a veces ofuscan y oscurecen el humano entendimiento, como el más lejano de los astros. »Nuestra atención se hace entonces más aguda y viva,

sucede cuando se contempla

en especial a las percepciones del oído: comenzamos oyendo frases de cadencia rítmica, y he aquí que nos sorprendemos re-

Nostradamus se refiere a la venida del Espíritu Santo en forma de 1. lenguas de fuego sobre los Apóstoles del día de Pentecostés. 2. Se sitúa entre la Creación y el fin de los tiempos. El fin de los tiempos. 3. 4. El Espíritu Santo del Evangelio.

53

citando de una sola vez, y sin temor a que se nos acuse de irrespetuosa locuacidad, largas series de sentencias que son perfectas ya para ser escritas.

Pero todo

poder de

ello deriva del

Dios, Grande y Eterno, de cuya bondad esencial depende todo lo participado,

»Aunque haya empleado, no quiero atribuirme

título

hijo mío, la palabra profeta,

de tan

que

tros tiempos, porque, aquel

es

sublimidad para nues-

alta

hoy

calificado

de profeta,

antes era llamado vidente.

»Profeta es

el

que ve

el

relación con el conocimiento el

acontecimiento llega,

futuro, sin que esta visión tenga

común de

los

hombres. Cuando

el profeta, gracias a la

dancia de su predicción con

la realidad, está

perfecta concor-

en condiciones de

distinguir entre las perspectivas divinas y las

humanas sobre

el futuro.

»Puesto que los secretos de Dios son incomprensibles para los hombres, los efectos de su cumplimiento se extienden sobre el tiempo, de modo que superan los límites del conocimiento natural que pueda adquirir el hombre. »La adquisición de conocimientos por el hombre es una manifestación de su libre albedrío y está claro, intelectual de los acontecimientos futuros

la

percepción

no puede

llegar a

través de presagios o derivarse de la práctica de ciencias ocultas

que puedan

existir bajo la

capa celeste. Ocurre lo

mismo

respecto de los acontecimientos que deben sobrevenir en la actualidad, pues están inscritos en la Eternidad total

en



»Pero por

lo

mismo que

en

el

a las

esta Eternidad es indivisible, los

emanan no pueden sino inscriaunque de manera puramente simbólica,

impulsos continuos que de birse,

que reúne

todos los tiempos.

con todo rigor, movimiento de los

ella

astros:

de aquí

la posibilidad

de llegar

causas para quien conozca los secretos de ese movi-

miento.^ 1.

54

La

astrología en tanto

que ciencia de

la

evolución de los planetas.

el

»Yo no afirmo, hijo mío, y tú debes comprenderme, que conocimiento de esta materia no pueda ser abarcado por ^

tu inteligencia y que las causas de los acontecimientos ligados un porvenir lejano no estén al alcance del entendimiento de

a

la criatura racional.

No, no

es así, toda vez

que

estas causas

futuras han de ser engendradas por el alma intelectual sobre las cosas

del presente

como

si

fuese

un porvenir

no

lejano

demasiado escondido ni demasiado secreto. »Pero aquello que jamás se podrá adquirir fuera de la inspiración divina, es el conocimiento completo de las causas: éste exige la inspiración, motor primordial, cuyo principio es Dios Creador; instinto y ciencia de arúspices feliz disposición del alma y natural influjo planetario vienen después. Sin





embargo, estos últimos son

eficaces

en lo que concierne a

las

causas indiferentes, es decir, aquellas que son indiferentemente

producidas o no producidas: en este caso,

realiza

regularmente y en

»Porque la

comprensión originada en

ayuda de

por medio de la

la

el

presagio se

lugar previsto, pero en parte sólo.

voluntad del hombre, sólo puede llegar

lo oculto

la

la

el

voz

^

al

que viene de

llama que permite conocer

el

y en conocimiento de

la inteligencia

los limbos,

con

la

sentido que tendrá

evolución de los acontecimientos futuros.

»A este respecto, hijo mío, te suplico que no emplees nunca tu entendimiento en semejantes sueños y vanidades que secan el cuerpo, llevan el alma a la perdición y desgastan y estropean nuestros flacos sentidos.

»Guárdate, sobre todo, de

la

magia, vanidad más que

execrable, reprobada por las Sagradas Escrituras y por los Cá-

nones Divinos, exceptuando las deducciones de la Astrología no incluida en esa condenación, y que ha sido el tema mismo de mis continuos cálculos. Sólo gracias a la Astrología y me-

1.

2.

Sigue haciendo referencia a Se sobreentiende: mágica.

la

astrología.

55

diante la inspiración de la revelación divina, he redactado las presentes profecías.

»Y aunque

esta rama de la filosofía secreta no haya sido misma reprobada, me he guardado muy bien de llevarla hasta donde pudiera presentarse como presuntuosa y desenfre-

en



nada en sus especulaciones extremas; a pesar de que muchas obras dedicadas a esas especulaciones, escondidas durante

lar-

gos siglos, han llegado hasta mis manos. Desconfiando de lo

que podía suceder después de mí y del mal uso que de estas obras podría hacerse, luego de leerlas se las he ofrecido a Vulcano.

»Y

mientras

el

fuego

las destruía,

llama, danzando

la

por los aires, producía un resplandor insólito,

que

el

propio de una llama ordinaria,

como

mucho más vivo

el destello

de una

pólvora explosiva que expandió de pronto una extraña iluminación por toda a ser

la casa.

de que no te arriesgases algún día en los que creyeses poder escrutransformación que experimentarán la luna y el

»Por lo mismo, y engañado por los

tar la total

como

a fin

libros,

y las ondas en ceniza.» Afirma Nostradamus, con toda claridad, haber tenido en sus manos libros y obras antiquísimos que él ha estudiado a fondo hasta convencerse que sólo contenían errores y deducsol, así

los metales incorruptibles bajo tierra,

ocultas sobre tierra, es por esto

que

los convertí

ciones nefastas. Así, prefirió echar estos textos al fuego y destruirlos

com-

pletamente.

En

realidad, quizá

no sólo convirtió en cenizas

los ante-

dichos libros, sino que adrede quiso borrar de sus profecías el texto comprensible, transformándolo en cuartetas redactadas en un lenguaje nebuloso, difícil de interpretar.

La

hipótesis

rece, sobre

todo

no

si

es tan arriesgada

las siguientes cuartetas:

56

como

se tiene en cuenta lo

que

a simple vista paél

mismo

dice en

Bajo

No

la sierra

Gjnayana por

el

Cielo golpeada,

de allí está escondido el tesoro, Que durante siglos ha permanecido inviolado Morirá quien lo hallare, el ojo por el resorte atravesado. (centuria i, cuarteta XXVII ) lejos

Cuando

Y

la escritura

D.M.

sea hallada,

una antigua caverna descubierta a

la luz

de una lám[para,

Ley, Rey y Príncipe Ulpián testificados. Pabellón Reina y Duque bajo cubierta.

(centuria

De

VIII,

CUARTETA LXVl)

quinientos años en mayor estima lo tendrá,



Al que fue ornato de su tiempo, Luego, de pronto, gran claridad dará, Que en este siglo les dará contento. (CENTURIA III, CUARTETA XCIV) lámpara ardiente de fuego inextinguible el templo de las Vestales, Un niño encuentra fuego, agua pasando por criba: Perecer agua Nimes, Tolosa trastornar los mercados.

Cuando

la

Sea encontrada en

(centuria

IX,

CUARTETA

ix)

La interpretación de estos versos resulta más fácil de lo que parece. El texto claro y comprensible de las profecías de Nostradamus se hallará escondido en un cofre en la cueva de un monumento antiguo (templo de las Vestales); esta cueva está situada debajo de una montaña o colina que, alcanzada por un rayo, dejará de manifiesto la existencia del

un niño

monumento;

será

el que Las tempestades que tendrán lugar entonces serán tan

descubra este secreto.

57

espantosas que ríos y torrentes saldrán de madre y anegarán grandes zonas; Nimes quedará inundada y los mercados de Toulouse serán completamente arrasados y destruidos.^ El des-

cubridor del cofre intentará forzarlo el resorte

de

la tapa,

y,

herido en un ojo por

morirá como consecuencia de esta herida.

La obra de Nostradamus, descubierta después de quinientos años, proporcionará a su autor, gloria de su siglo, la conside-

ración y la estima que se merece.

de este texto, los hombres comque gobiernan el Universo, entenderán el poder de Dios y su espíritu será transformado completamente. Las leyes que ordenan y dirigen la vida humana serán cambiadas por aquellos jefes que habrán sobrevivido a las grandes catástrofes, juntamente con los hombres que habrán salido ilesos de las guerras y de los horrorosos cataclismos del fin de los tiempos. Comenzará una era de paz y de prosperidad. En la carta a su hijo César, Nostradamus atestigua el origen divino de sus profecías; el único origen que puede asegurar su realización en un lejano futuro. Suplica a su hijo y a cuantos pretendan interpretar sus escritos que no acudan, bajo ningún pretexto, a la «execrable magia» y a los diabólicos hechizos que se preparan en el Limbo y en la llama. Los impugnadores de Nostradamus utilizan esta cita del Limbo y la llama para reprocharle los métodos por él empleados para conocer el futuro: fundan sus acusaciones en el texto de las dos primeras cuartetas con las que comienzan sus Cen-

Merced

prenderán

a la claridad

las leyes

turias:

Estando de noche absorto en mi secreto estudio Sentado, solo, sobre un sillón cobrizo: Pequeña luz que de las soledades brota. Hace decir lo que no se ha esperado en vano.

La vara en 58

la

mano, puesta en

el

medio de Branco

Moja de

onda el pie y el borde: Un temor y una voz se agitan por ¡Divino resplandor! Dios se asienta la

las

mangas:

al lado.

Estas dos cuartetas pueden ser interpretadas

«Durante bre

el

la

noche, absorto en

sagrado trípode para

el

así:

soledad y estando soestudio de los secretos del porvela

una exigua llama se posa sobre mí y realiza en mí aquello de lo cual nunca he desesperado, »Teniendo en mi mano la vara (la varilla mágica) puesta sobre el barreño que contiene el agua consagrada, se me aparece el Señor Dios que moja la orla de su vestido y sus pies. Teme su voz y mis brazos tiemblan. »¡ Divino resplandor! Dios se asienta a mi lado.» Es evidente que, empezando sus profecías con estos versos, Nostradamus se daba perfecta cuenta de que no iban a pasar desapercibidos a la vigilancia de los terribles censores de nir,

la Inquisición, a los cuales

magia. Sin embargo,

no

dejaría indiferentes la evocación

de un campo prohibido

de

la

no

ofrecía relación entre el texto de las Centurias y la brujería

la sola cita

y sus prácticas demoníacas. Por el contrario, el autor insiste sobre el papel fundamental de la inspiración divina, cuya manifestación sólo puede dar el conocimiento de los hechos, es

comprensión de la influencia ejercida por las constelaciones y los planetas en el curso de sus revoluciones. Esta comdecir, la

prensión origina

la definición

exacta del lugar, del

momento

y de los protagonistas que intervendrán en cada suceso. La carta a su hijo César prosigue con estas palabras: «Así, hijo mío, llegarás a comprender

muy

pronto, a pe-

de tus escasos conocimientos, que las cosas del porvenir pueden profetizar mediante celestes y nocturnas iluminaciones, que son naturales, mediante el espíritu de profecía. »No es que quiera atribuirme, repito, las prerrogativas de profeta cuando digo que he recibido inspiraciones y revelaciosar

se

59

nes.

No, soy un hombre mortal tan espiritualmente alejado del

como clavado con mis

cielo

»Puedo no infiel.

pies a la tierra.

errar y, sin embargo, he fallado y he sido

Soy pecador, como cualquiera de este

mundo y más que

otro, sujeto a todas las afliciones propias de los hombres.

»Sin embargo

mana

me ha

don de

entera, el

invadido, a veces durante una se-

la inspiración

que da profunda

satisfac-

ción a mis investigaciones nocturnas; entonces, he compuesto,

después de madura reflexión, los presentes libros de profecías. Cada uno de ellos tiene cien cuartetas de acuerdo con la astronomía. Éstas encierran predicciones que voluntariamente he revestido de una cierta oscuridad y que con un vaticinio de lo que va a ocurrir de aquí al año 3797. Es posible que algunos

sacudan su cabeza y encojan sus hombros al considerar el amque abarcan mis profecías; no obstante, todas ellas se cumplirán en el tiempo de la duración del reino de la Luna

plio tiempo

y serán perfectamente comprendidas por todo el mundo. Tú mismo, hijo mío, si vives lo que es normal y corriente entre los hombres, con el estudio y la comprensión de tu personalidad la latitud que habitas y bajo el mismo cielo de tu nacimiento, te darás cuenta que también puedes prever los acon-

bajo

tecimientos del porvenir. »Si Dios Eterno es el único que conoce la eternidad que de Él procede, aquellos a quienes su infinita bondad ha querido revelar los futuros acontecimientos, con una verdadera

pueden conocer las dos principales causas que han de ser comprendidas por la inteligencia de quien profetiza. »La primera es la inspiración de una luz sobrenatural que penetra e ilustra la inteligencia; la otra es una consideración puramente racional sobre la doctrina de los astros, que profeinspiración,

tiza

bajo

el efecto

de

la

revelación recibida de Dios.

»Gracias a esta inspiración revelada, juzgarlo todo y

otorgado por

60

el

profeta es capaz de

comprende que este espíritu divino le ha sido Creador por medio de una sugestión atural.

el

Él sabe entonces que aquello que predice es verdadero, y que tiene su origen en el Cielo y, al igual que la luz y la lllamita/ es eficaz y no puede en manera alguna sobrepujarse.

»Su dignidad aparece indudable como la dignidad de la luz natural ^ que ilumina a los filósofos ^ dándoles plena seguridad; gracias a ella han llegado, partiendo del principio de la causa primera, a los más profundos abismos de las más elevadas doctrinas.

»Pero a este respecto, hijo mío, no sigo adelante, porque no quiero llegar a semejantes profundidades, poniendo a prueba la capacidad de tu inteligencia, y en consideración a que los escritos sobre tales temas pueden causar entre los hombres grave ruina y extraordinario detrimento.

»Creo que

el

mundo,

antes de la universal conflagración

que indefectiblemente ha de llegar, sufrirá tantos diluvios y tan graves inundaciones que no quedará tierra que el agua no haya cubierto. Estas inundaciones durarán tan largo tiempo que, a excepción de los que vivan en el mar o en la montaña, perecerán todos, absolutamente todos.

»Antes y después de estas terribles inundaciones, las llumuy escasas en algunos países y caerán del cielo

vias serán

abundantes piedras incandescentes y un vivo fuego devorador, de modo que nada quedará que no sea consumido, Esto sucederá pronto, antes de la última conflagración.

»En

este

momento,

el

planeta Marte terminará su ciclo

y no sabemos si al final lo comenzará de nuevo, porque entonces quedarán reunidos los diferentes planetas: unos en la constelación de Virgo, por

muchos

años, otros en la constelación

de Cáncer, durante un tiempo mucho mayor. »Ahora estamos conducidos por la Luna, según la voluntad de Dios Eterno; cuando ella haya completado su circuito,

2.

El Espíritu Santo. Los planetas y las constelaciones.

3.

Los astrólogos.

1.

61

vendrá tes, el

Sol y después Saturno, porque, según los signos celes-

el

reino de Saturno será aquel durante el cual el

aproximará

mundo

se

a la revolución.

»Dentro de ciento setenta y siete años, tres meses y once andías, a contar de la fecha en que esto escribo, el mundo debido a graves tes y después del término que he fijado





,

como terribles y punto diezmado y quedarán tan pocos hombres sobre la Tierra, que no se encontrarán brazos suficientes para cultivar los campos. Éstos, en vez de producir sus frutos, como antes, quedarán completamente yerpestilencias, grandes carestías y guerras, así

trágicas inundaciones, estará hasta tal

mos y desolados. »He aquí lo que puede tes:

estamos actualmente en

concluye, acercándonos

al

verse en los movimientos celesel

séptimo millar en que todo

octavo que es

el

firmamento de

la

octava espera que se encuentra, en dimensión latitudinal (Saturno), en la posición fijada por Dios

terminar

la

Inmenso y Eterno para

revolución. Entonces volverá a comenzar el movi-

movimiento superior que tierra estable y firme, que no se inclinará por los siglos de los siglos. Tal es lo que ha decidido la voluntad de Dios y cómo será en adelante, a pesar de las equívocas opiniones contrarias que pueden profesar en esta materia ciertos miento de nos da la

las

imágenes

celestes, ese

personajes dados a sueños e ilusiones.

»Ocurre que el Divino Creador, por medio de sus mensajeros de fuego y llama, propone a nuestros sentidos, principalmente a nuestros ojos, los acontecimientos de los futuros acontecimientos que constituyen la materia de la predicción, para que aquel a quien ha querido Dios manifestárselos pueda, a su vez, dar de ellos testimonio y presagio. »Porque todo presagio que se hace mediante visión exterior atrae consigo la concepción de una parte de este presagio por la visión que se ha tenido. Sin embargo, esta parte que parece haber tenido la visión (y que ha permitido fuese com-

62

prendida) no es en realidad sino la impresión recibida del espíritu,

emanación de

la divinidad.

espíritu angélico inspira al

Es

hombre que

gracias a

eUa que un eUa tam-

profetiza; es

bién la que da forma a su fantasía en diversas apariciones noc-

En

que luego le darán los cálculos astronómicos hechos durante el día, él ha de ponerla en armonía con las santas predicciones del futuro, puesto que los cálculos astronómicos sólo proceden del libre albedrío. »Escucha, hijo mío, lo que yo encuentro en mis cálculos sobre la revolución de los planetas, de acuerdo en todos sus puntos con aquello que me ha revelado la inspiración: la espada mortal se aproxima a nosotros bajo forma de pestes y de guerras más horribles que cuanto se ha visto en las tres últimas generaciones humanas; también bajo forma de carestía que caerá de forma furiosa repetidas veces sobre la tierra, porque turnas.

cuanto a

la certeza

los astros se inclinan al regreso periódico

de esas gravísimas

calamidades; pues se ha dicho: "Reprimiré sus iniquidades con

una barra de hierro y »Sí, hijo

mío,

la

los castigaré a golpe

de vergas".

misericordia de Dios no se esparcirá

más

sobre los hombres durante

el tiempo que transcurra antes de que la mayor parte de mis profecías se hayan realizado y sean consumadas por los efectos de su cumplimiento. Así muchas veces, durante este tiempo de siniestras tempestades, dirá el Señor: "Los trituraré bajo mis pies, los quebrantaré y no tendré compasión de ellos". »Veo también otras mil desventuras que acaecerán por medio de agua y de continuas lluvias. Las describo con todo detalle en otras profecías mías redactadas en prosa; allí preciso lugares y duración de los sucesos, las fechas y el término prefijado. Y los hombres que vendrán después de mí conocerán la verdad de lo que digo, porque habrán visto que infaliblemente se realizaban varios acontecimientos vaticinados por mí. También sabrán los que quedan por cumplir, pues los he indicado con claridad.

63

»Entonces

comprenderán bajo el cielo: tiempo de disiparse la ignorancia, el

las inteligencias

pero sólo cuando llegue

el

sentido de mis predicciones será cada vez

más

claro.

»Termino, hijo mío; acepta este don de tu padre, Michel Nostradamus, que te desea puedas penetrar cada una de las profecías encerradas en las cuartetas aquí contenidas.

»Ruego a Dios Inmortal que Él buena y próspera felicidad.

te

conceda larga vida,

Salón, 1." de

Así termina alude a

un

la carta.

En

marzo de 1555.»

su última parte, Nostradamus

texto redactado en prosa capaz de ofrecer con toda

precisión una llave maestra para penetrar sus profecías. Dice

que cuando este texto

se descubra, será el

disipará completamente la ignorancia.

Lo

momento en que

se

cual acontecerá des-

pués de que los hombres, mediante guerras espeluznantes, ha-

brán quedado diezmados.

64

La cronología

del vidente

La obra profética de Nostradamus está salpicada de un buen número de fechas y de referehcias a épocas concretas que parecen, a primera vista, tener escasa relación con las fechas reales en las que los sucesos que él predijo se cumplieron o han de cumplirse todavía. Pero si deseamos entender mejor su cronología y no confundirnos en cuestiones de fechas, hemos de tener en cuenta lo que de él dijimos al hablar de su afición y de su profundo conocimiento de

la astrología.

Los orígenes de esta ciencia se pierden en la noche de los tiempos y su historia comienza probablemente en la cuenca del Mediterráneo. Podemos afirmar, según las conclusiones de los

más

sabios investigadores, que la astrología tuvo gran desarro-

llo

entre los caldeos. Este pueblo de pastores era

en

la

66

muy

experto

observación de los astros y de los planetas del sistema

de tales observaciones reglas y criterios con los que establecían horóscopos y predecían el futuro, tanto de los individuos como de las naciones. Esto que decimos ha sido irrefutablemente comprobado al descubrirse en los territorios de la antigua Caldea una gran solar; sabían deducir

cantidad de horóscopos incisos en tablillas de arcilla y, asimismo, el más antiguo tratado de astrología que se conoce.

En el transcurso de los siglos, esta ciencia conoció alternativamente períodos de esplendor y períodos de postración y de oscurantismo: las grandes civilizaciones de las orillas del tuvieron en gran estima y acudieron a ella para determinar, en más de una ocasión, las decisiones finales en asuntos de suma importancia. La Edad Media, por el con-

Mediterráneo

la

trario, significó

para

la astrología

un tiempo de grave

decai-

miento y de máxima postración. Fueron los árabes quienes salvaron de su total ruina los preciosos tesoros que tan gloriosamente la habían enriquecido. Entre los años 1400 y 1500 conoció un nuevo período de esplendor que terminó al consolidarse definitivamente la Contrarreforma.

Hoy podemos

asegurar que los méritos de la as-

trología son reconocidos por la

dores. Éstos

mayor parte de

no dejan de proclamar

la

los investiga-

importancia de su come-

tido en el seno de la sociedad moderna, para elevar a los

hom-

bres desde la esfera terrestre a las inconmensurables alturas de la celestial.

No en

los

es posible resumir

que

se

basan

en unas breves líneas

las previsiones astrológicas;

los principios

pero



pode-

mos

afirmar que las reglas que gobiernan y dirigen tales previsiones nos han llegado directamente de la tradición caldea,

que antes hemos aludido, y que tienen su origen en dos observaciones distintas: la primera asegura que a cualquier principio o nacimiento, ya sea de un individuo, ya de un sucea la

so,

corresponde un determinado cielo o firmamento, es decir, serie de relaciones planetarias que se dan en aque-

una concreta

67

lia

especial forma, exclusivamente para aquel acontecimiento

para aquella persona;

la

más o menos hechos que se verifican y de los caracteres que

cias angulares entre los planetas

directas,

de

los

se originan en aquel preciso

Un

o

segunda, que los «aspectos» o distan-

son

las causas,

momento.

horóscopo, para ser verídico, ha de fundamentarse en

máxima exactitud posible relativa al lugar, fecha y hora del nacimiento del ser o del inicio del hecho, cuyo destino se ave-

la

rigua.

De

e^ta manera, el

horóscopo contiene implícitamente

todas las virtualidades del pasado, del presente y del porvenir. Son precisamente estas virtualidades las que el astrólogo es capaz de determinar

mes

tras

mes, año tras año. Él escu-

driña y gradúa los planetas en el cielo del nacimiento según unos especiales criterios e interpreta los aspectos que de ahí se desprenden, a la luz de los diversos influjos.

No

nos incumbe a nosotros, aquí y ahora, declarar

si

esto

es digno de crédito o no. Pero, limitándonos a constatar los

hechos,



podemos

decir que, desde siempre, ilustres astrólo-

gos han ofrecido a los hombres profecías impresionantes por su precisión y por su veracidad. Nostradamus figura entre ellos, pero su obra es muy superior a las demás, tanto por la cuali-

dad de sus profecías como por la forma tan personal en que las presentó. Las mismas se remiten a una extensión de tiempo tan amplia que, a primera vista, resulta difícil situarlas. Su comprensión exige que se proceda con un estudio extremadamente atento sobre todo lo que él ha escrito, Nostradamus precisa por primera vez el tiempo en su famosa Epístola a Enrique II, una larga carta que el profeta escribió al Rey de Francia en 1558, en la que confiesa su propia resolución de dejar por escrito «los años, las ciudades, los pueblos y las regiones donde sucederán la

mayor parte de

los acon-

tecimientos futuros, incluidos los del año 1585 y del año 1606,

empezando por de 1557»,

68

el

tiempo presente, que es

el

14 de marzo

En

otra carta, la que escribió a su hijo César, encontramos

que

la fecha ?>191 ,

fija

como término de

sus profecías.

Las Centurias, pues, cubren un período de dos mil doscientos cuarenta años (desde el 1531 hasta el 3797), tiempo

que supera un tanto

al

año precesional clásico (es decir: el peel movimiento lento, median-

ríodo en el que se calcula suceda te el cual el eje

de

la tierra

vértice, justamente situado

2150 o 2160

describe dos conos opuestos por el

en

el

centro del eje), calculado en

años. Partiendo de este punto,

un moderno

in-

vestigador de Nostradamus, Jean-Charles Pichón, ha deducido interesantes conclusiones que merecen ser consignadas.

«La cadena que contiene

ma

la

cadena precesional. es decir,

propia revolución» es el

la

mis-

encadenamiento astrológico

de 12 constelaciones, llamadas por Nostradamus: Piscis, Aries, Toro, Castor y Pólux, Cáncer, León, Virgo, Libra o Balanza, Escorpión, Sagitario, Capricornio y Acuario. En el período de 365 días, estas doce constelaciones rigen

o presiden doce dominios iguales que corresponden, cada uno de ellos, a una duodécima parte del Zodíaco. Siguiendo las huellas de otros profetas del siglo xv, el mago de Salón transfiere al año precesional esta división astrológica y, llegando hasta el fondo de esta similitud y concordancia simbólica, crea asimismo un mes precesional de 28, 30 o 31 días. He aquí, pues, que el día precesional vale 6,125 años; el mes de febrero tiene un valor de 171,5 años y todos los demás meses 183,7 años o 189,8 años. Por consiguiente, los meses que Nostradamus cita en sus cuartetas no han de entenderse como meses relativos a un año cualquiera de los siglos que han de venir, sino

como meses

del

año precesional del que él quiere darnos la historia y se entienden como referencias numéricas que permiten datar con exactitud los sucesos profetizados a partir del

que el vidente identifica, en año precesional.

la

año cristiano 1557,

Epístola a Enrique II, con el

69

Naturalmente cada año de este tipo presenta cas propias; y así el año de Piscis, por ejemplo,

gonarse con

el

año de Libra, y

característi-

no puede paran-

año de Virgo será también

el

diverso.

Todos

los astrólogos

de

las diversas

épocas han estable-

cido siempre notables diferencias mediante la elección de mo-

dos diferentes:

de letras divinas; los empleaban el nombre de Dios; los súmenos y los caldeos tomaron el simbolismo de los planetas. Este último es el sistema escogido por Nostradamus para encuadrar así los cabalistas se valían

ismaelitas o árabes

sus profecías.

A los dos astros que él llama «luminares», es decir, el Sol y la Luna, se añaden los cinco planetas sumerios: Marte, Venus, Mercurio, Júpiter y Saturno, cuya posición celeste le permite definir el año que describe como «un año en el que Saturno completará una revolución de entrada desde

el

7 de abril hasta

el 7 de 22 de junio; Venus desde el 9 de abril al 22 de mayo; Mercurio desde el 3 de febrero hasta el 24 del mismo mes y luego desde el 1 .° de junio hasta el 24 y desde el 25 de septiembre hasta el 16 de octubre».

el

25 de agosto; Júpiter desde

el

octubre; Marte desde el 17 de abril

Este calendario astronómico

14 de junio hasta al

ficticio

viene a ser

la tercera

que nos da Nostradamus. Los seis meque él describe con toda precisión desde el 7 de abril hasta el 16 de octubre comprenden un período que el vidente quiso señalar de una manera especial; y si contamos los días, que suman 193, según el año precesional, llegamos a casi 12 siglos, lo cual nos lleva, poco más o menos, hasta el fin de la era de referencia cronológica ses

Virgo.

Finalmente, a los cuatro puntos de referencia cronológica «las fechas, los meses precesionales, los signos del Zo-

que son

díaco y los planetas determinantes en cualquier siglo», puede añadírseles un quinto punto: el eterno regreso de los ritmos míticos en los cuales también se funda el profeta. Las mencio-

70

hace de Antonio y de Bizancio no pueden haber tenido otra finalidad que la de indicar acontecimientos que ya

nes que

él

habían sucedido durante los días de César o en tina.

De

igual

modo,

al

la

época bizan-

evocar «templos de estilo romano»,

establece una evidente relación con

un período que concuerda

con los tiempos del paganismo romano.

Nos

parece, pues,

muy

importante que antes de pasar a

parte de este estudio que versará sobre las profecías

la tercera

contenidas en las Centurias, demos un informe, breve pero preciso, del

contenido de

mus dedicada

al

la

segunda carta

escrita

por Nostrada-

«invencible, poderoso y cristiano Enrique,

Rey

de Francia segundo». Algunos autores y comentaristas del vidente piensan que es muy difícil probar que este Rey Enrique II, a quien Nostradamus dedicó la carta, sea aquel Enrique II, esposo de Catalina de Médicis, muerto en 1559 a consecuencia de una herida recibida en un torneo disputado con el Conde Gabriel de Montgomery y cuya desaparición había sido claramente predicha por

Nostradamus en

la

cuarteta

XXXV del libro

Estos comentaristas son del parecer que a

un

rey, destinado a reinar algún día

transcurridos

La por

porque

de

las

Centurias.

la carta está

dedicada

en Francia después de

años.

lectura del texto original presenta

ficultades, cas;

muchos

I

las frases

son

muchas y graves

di-

muy

lo cual es indispensable,

complicadas y enigmátipara captar algo de lo que

una recta y atinada interpretación. Pero a pesar de que es un documento contiene, ya porque profecías que muy importante, ya por las permite encuadrar debidamente la extraordinaria figura del autor. Nostradamus encabeza la carta manifestando que no allí

se dice,

esta esencial oscuridad, se nos antoja

pudo, durante mucho tiempo, identificar con precisión quién era el personaje central de los acontecimientos que, en sus nocturnas e inspiradas visiones, desfilaba ante sus ojos. Estaba indeciso entre una divinidad y

un

ser

humano. De pronto,

apa-

71

reciósele la realidad y quedó vivamente impresionado por la majestad de este hombre tan semejante a una divinidad.

Con

toda seguridad, Nostradamus compuso sus tres libros

de Centurias,

los últimos

personaje que identificó las

que

escribió,

como quien

cuando pudo dar con

el

levantaría a Francia de

inmensas ruinas de muchas devastadoras y sangrientas

guerras.

En

la

primera parte de

sucesos que llevarán

al

la carta,

recapitula para el

Rey

los

restablecimiento de la Monarquía en

Francia y explica luego las calamidades que tendrán lugar en el

mundo inmediatamente

después de su reinado: en Europa, en

África (en la parte que limita con el Mediterráneo) y también en Asia.

A el

causa de estos graves acontecimientos que trastornarán

orden

político,

Nostradamus escribió con palabras oscuras

de interpretar. Esta oscuridad ha dado a sus adversarios ocasión para ridiculizar el contenido de las profecías y redifíciles

chazar su veracidad. Dice destinos del sos Estados,

mundo,

el

profeta que quienes rigen los

supremos de los diverhabrán de experimentar tan grave ruina y sufrir es decir, los jefes

tan terrible descalabro que nunca permitirán que alguien se lo

anuncie sin tener

la

posibilidad de contradecir lo que se ha

predicho. Pero, a pesar de

tal

oscuridad, Nostradamus ha ofre-

cido precisiones de fechas y de lugares que permiten interpretar los principales acontecimientos que las Sagradas Escrituras, por su parte, nos han anunciado, para que los creyentes en la

palabra de Dios queden oportunamente advertidos y confir-

mados. Para que pudiésemos descubrir en su texto

el

principio y

que se refieren los acontecimientos que se describen en la carta, Nostradamus precisa dos fechas: 1585 y 1606. Leyendo apresuradamente el texto, estas fechas no llaman de una manera especial la atención y uno se sentiría más bien tentado de acusar al vidente de error, puesto que estas el fin del

72

período

al

dos fechas, presentadas por

no

se destacaron

él

como sumamente

importantes,

por ningún hecho fundamental en

la historia

de Francia y menos en la historia de las naciones europeas, ni tampoco en la situación de la zona asiática o africana.

Pues bien, afirma Nostradamus que

las fechas

de 1585

y 1606 han de servirnos para desvelar una parte de sus profepues, que estas fechas no se refieren a nues-

cías; es evidente,

tro calendario, sino a el

una cronología inventada

a propósito

por

vidente.

En

la carta a

su hijo César, el autor dice: «Mis profecías

se extienden hasta el

año 3797», o

sea, hasta el

último de los

sucesos previstos y anunciados. Pero este último suceso es la dislocación de nuestro sistema solar, que pondrá fin a. nuestro

mundo. La revolución planetaria, marcada con el signo de Saturno, tendrá una duración muy breve y, siguiendo con la interpretación de cuanto anuncia en la carta a su hijo, estaremos aún

en

el

séptimo millar en que todo concluye.

Pero entonces ¿Cómo conciliar

la

fecha 3797 y este mis-

terioso séptimo millar? Bastaría, tal vez, leer al revés las cifras

porque tendríamos entonces 7973, fecha que corresponde perfectamente al final del séptimo millar y al comienzo del octavo; del mismo modo al revés también, podríamos leer las dos fechas que Nostradamus da en su carta; y el año 1585 resultaría ser el 5851 y el 1606 el año 6061. El intervalo entre estas dos fechas es de 210 años; si, pues, la fecha 5851 de esta cronología particular corresponde al inicio de los acontecimientos de los que se* trata en la carta, es posible entonces descubrir que se trata del año 1789 de nuestro calendario y,

si

sumamos

a esta fecha

210

años, se llega al

año 1999, también de nuestro calendario. En este punto vemos que Nostradamus ha dado realmente, no en cifras sino en letras, estas dos fechas en sus profecías y en su carta a Enrique II.

Por

lo

que respecta

al

año 1789, escribe en

la carta:

«Al 73

comenzar este año, tendrá lugar una gran persecución contra la Iglesia cristiana y esta persecución durará hasta el año 1792 y se la considerará como una renovación del siglo.» Y así ocurrió efectivamente: durante los años 1789-1792 la Iglesia sufrió una terible persecución; y en el año 1789 comenzó, con la Revolución Francesa, una verdadera renovación del siglo. En cuanto al año 1999, Nostradamus precisa asimismo en la cuarteta setenta y dos de la Centuria X:

En

año mil novecientos noventa y nueve, cielo un gran Rey de horror: Resucitar el gran Rey de Angolmois,

siete

el

meses,

Vendrá del

Antes, después, Marte reinará por buena dicha. Fijado, pues,

que

el

año 1789 corresponde a

nuestro calendario que Nostradamus indica con carta al

Rey prosigue diciendo que

por ningún eclipse en

el cielo,

pero

en

el

1789

la Iglesia católica

la

fecha de

año 1558,

la

año no se distinguirá por el inicio de la época

tal sí

revolucionaria en el continente europeo. ya,

el



Como hemos

dice la profecía



dicho sufrirá

una persecución mucho más terrible que la ocurrida bajo los piratas berberiscos en el Mediterráneo y en África. Esta persecución durará hasta el año 1792, que será considerada como el comienzo de una renovación, de una nueva época. Pero los fieles hijos de la Iglesia cristiana no tardarán mucho tiempo en levantarse contra el llamado culto a la diosa Razón, que será incensada en la catedral de París, y muchos volverán a la verdadera fe católica que, poco a poco, recobrará su antiguo esplendor; tendrán lugar junto a grandes cambios de gobiernos en el mundo. Tres hermanos, tres reyes que podemos identificar como Luis XVIII, Carlos X y Luis Felipe, llevarán a cabo una política interior muy diferente, pero una misma política exterior, con el fin de levantar a Francia esquilmada y completamente

74

arruinada después del año 1815 y devolverle su antiguo presen el mundo. es esto precisamente lo que ocurrió.

Y

tigio

El más joven de los tres reyes, Carlos X, hará de su reino

una monarquía la revolución,

cristiana; las sectas y los partidos, residuos

de

serán reducidos a la impotencia; comenzará en-

tonces la conquista de Argelia, mientras que los Estados eu-

ropeos promulgarán nuevas leyes y firmarán entre sí tratados. Los politicastros y rodaballos conseguirán trastornar la

monarquía de Carlos X y elegirán en su lugar a Luis Felipe, que ocupará Bélgica y pondrá fin a la guerra entre belgas y holandeses.

Con el

el

tratado de 1815, las provincias belgas habían sido

Rey de Holanda, Guillermo de Orange, pero como pueblo belga no compartía esta decisión se había levantado

asignadas

al

en armas y había rechazado a la escuadra holandesa. Los belgas deseaban ofrecer el trono de su país al Duque de Nemours, hijo segundo de Luis Felipe; pero el Rey, que deseaba la paz a cualquier precio, rechazó este ofrecimiento, y fue el Príncipe

de

la casa

de Sajonia-Coburgo quien subió

1831, bzajo

el

nombre de Leopoldo L Los

al

trono belga en

reyes de

Holanda

intentaron todavía reconquistar Bélgica, pero Francia intervino

noviembre de 1832, y Bélgica se vio definitivapoderío de los holandeses. En cuanto a Napoleón H, se dejará arrastrar por la aventura italiana (batallas de Montebello, Magenta y Solferino), y perderá su cetro después de la guerra de sucesión española intonces, en

mente

libre del

(1870-1871).

Desde entonces Francia no ha vuelto a ser monárquica, poniéndose en manos de una mujer, la Tercera República. Marte, dios de la guerra y de las batallas, no permanecerá por espacio de mucho tiempo inactivo, sino que recobrará su viejo y sanguinario oficio de violento dominador de las naciones: estallará la primera guerra mundial de 1914-1918, seguida de la segunda de 1939-1945 y de la Cuarta "República.

75

Será una tarea de los estados que han permanecido

cris-

tianos y de la Iglesia asegurar la conservación de la fe católica

y de luchar contra Satanás, reduciendo a la impotencia a sus representantes, que se mueven y actúan bajo el disfraz de sectas y predicadores nuevos, semejantes en todo a modernos infieles que hoy podemos identificar con los nazis y los comunistas. Nostradamus precisa que, a pesar de algún período de debilidad momentánea, debida a pasajeras crisis económicas y políticas, los Estados Unidos serán los verdaderos defensores de la

Iglesia cristiana y conservarán la supremacía en todo durante los siete últimos pontificados.

El

mundo

en dos grandes bloques:

se dividirá

el

mundo

el

de los

cristianos y el de los anticristianos.

El bloque de los anticristianos, que el vidente llama «hijo

de la infidelidad», es, sin duda, el movimiento comunista, condenado por la Iglesia y el Papado; movimiento que tiene su origen en Karl Marx y cuyo objetivo tiende a la destrucción de la Iglesia cristiana, para tener así libre el camino a la extensión de su propia doctrina por toda Europa. Por reacción contra

que no limitan directamente Alemania y España, nacerán movimientos políticos de carácter militar que podrían muy bien ser identificados con el fascismo, el nazismo y la falange. Entonces la Italia fascista, poderosa gracias a su flota y a su aviación y enorgullecida por la conquista de un imperio en

este

movimiento, en

unas con otras,

tres naciones

Italia,

África, se creerá semejante,

si

no superior,

a la antigua

Roma

y su dictador no dudará en apropiarse del título de César. Pero todo esto se derrumbará miserablemente después de

segunda guerra mundial. Una gran flota naval compuesta por buques de guerra ingleses y franceses, saldrá de los puertos de Egipto y del Oriente las fases

de

la

Medio y se dirigirá un desembarco.

En 76

hacia las costas italianas para efectuar

el Adriático, Italia

allí

perderá una parte de sus posiciones

(Albania); las graneles ciudades italianas y tos

de

la

antigüedad serán destruidos á causa de

bélicas (los

nor de

muchos monumen-

bombardeos aéreos) y

las antiguas legiones

las acciones

los arcos, levantados

en ho-

romanas, serán echados ruidosa-

mente al mar. La propia Roma, cuna de territorio se extiende entre los

de Europa, cuyo 37 y 45 grados de latitud, será la civilización

en gran parte destruida.

Aquí termina

la

parte de la carta dedicada a los aconteci-

mundo que miran

pasado y que realmente impresionan por la veracidad y la exactitud de los tiempos y de los lugares consignados. Que juzgue cada uno de los lectores si Nostradamus supo o no predecir con exactitud, y con 400 mientos del

al

años de anticipación, los hechos y las vicisitudes qué ocurrieron en el mundo desde 1789 a 1945.

Es evidente que la división en «primera parte» y en «segunda parte» de la Epístola a Enrique II fue hecha por los modernos comentaristas de Nostradamus, quienes, después de un examen muy atento de cada palabra contenida en el texto sibilino, oscuro y enigmático, de la carta, han llegado a la conclusión de que era razonable la división de la carta en dos

que trata de los hechos del mundo ya reasegunda que describe los que todavía han de su-

partes: la primera lizados, y la

ceder.

Naturalmente, conociendo dos últimos ya, de

los

siglos,

la

realidad histórica de estos

una interpretación de

que habla

el

los sucesos acaecidos

vidente, resulta relativamente fácil y sin

segunda parte de la carta, que vamos a examinar ahora, ha de basarse toda ella en meras hipótesis y en sutiles interpretaciones que podrían ser muy otras de las que, andando el tiempo, se realizarán en el futuro. grandes riesgos; mientras que

la

Pero no nos dejemos llevar por el escepticismo y prosigamos con atención el examen del escrito que nos ha legado el profeta.

77

Después de

los acontecimientos

en conexión más o menos una revolución mucho

directa con la segunda guerra mundial,

más

que

terrible

Nostradamus

la

segunda (no hay duda de que en este caso que estalló en primera revolución es la francesa de 1789)

se refiere a la revolución rusa,

1917, puesto que

la

Alemania y Francia. Rusia reunirá sus tropas en las fronteras orientales de Europa (y el telón de acero es la trágica realidad que demuestra la veracidad de la previsión), poco más o menos en la línea sobre la cual detuvo sus tropas, al terminar la segunda guerra mundial. Su poderosa flota naval dejará el mar Negro y, atravesando el estrecho de los Dardanelos, navegará por el Adriático (puede afectará a dos pueblos:

muy

bien entenderse

derá por

el

Mediterráneo). El comunismo se exten-

cuenca del Mediterráneo y por Europa; y dos naciones, Italia y Alemania, bajo la acción de la infiltración soviética,

la

serán las primeras en sufrir el influjo comunista,

Pero,

al final,

todas las naciones europeas de la cuenca del

Mediterráneo se levantarán contra

marxista y esta

la tiranía

nueva secta bárbara será echada mediante una acción común, semejante a la que derrocó al nazismo en el año 1945. Sin embargo, antes de que todas las naciones de Europa (las naciones cristianas, precisa el vidente) consigan desembarazarse de la terrible peste del comunismo, su poder infernal luchará contra la Iglesia y contra el Papa, que se verá forzado a salir de Roma. En todos los países, las iglesias cristianas serán sañudamente perseguidas; los comunistas, gobernantes, embebidos de a

con sus discursos a las turbas los cristianos, cuya sangre será

las doctrinas, incitarán

que persigan y aniquilen

a

más copiosamente derramada que en cualquier Este reinado del Anticristo durará hasta





Papa nacido o elegido en Lyon. Los habitantes de las comarcas, de dades, de las

otra guerra. elección de

las villas

y de

un

las ciu-

provincias y de los Estados, que habrán abando-

nado sus antiguas tradiciones

78

la

religiosas y sociales

porque

se

dejaron embaucar por

como formas de

la

doctrina comunista, que las presentaba

esclavitud y de degradante sujeción y servilis-

mo, comprenderán

el

gran error que se cometió cuando fue

suprimida toda libertad y prohibido todo culto de la religión cristiana. Levantándose contra esta tiranía, los pueblos lucharán contra los partidos de izquierda y se volverán a los llamados de derecha, hasta establecer de nuevo el respeto a la san-

por tan largo tiempo desacreditada y perseguida. Y ocurrirá que, cuando más seguro se crea el jefe del go-

tidad,

bierno comunista, será derrocado. Este desgraciado destino le

sobrevendrá inesperadamente, por cuanto no habrá tenido an-

ningún conocimiento de la conspiración desde mucho tiempo preparada por otro jefe que, como un nuevo Trasíbulo,' aplastará completamente su régimen. Entonces los horrores y las atrocidades cometidos en Eutes

ropa por los regímenes comunistas serán públicamente conde-

nados y de nuevo se caminará hacia la luz de Dios. Pero esta renovación sólo se llevará a cabo mediante numerosos cambios de gobierno en muchos países y a costa de grandes cataclismos y calamidades. Todos estos males serán mucho más terribles todavía para la ciudad de París, cuya situación se verá agrava-

da por

la

presencia de revolucionarios extranjeros instalados en

durante

ella

segunda vez,

la la

dictadura comunista. Así conocerá la ciudad, por

vergonzosa humillación de una invasión extran-

jera.

La revolución comunista en el mundo, en 1917, tendrá una duración de setenta y meses, es decir, durará hasta 1990, año de

la

iniciada

en Rusia

tres años

y siete destrucción de los

y de su capital, la nueva Babilonia. Se levantará, en esa coyuntura, un hombre que renovará toda la Iglesia y restablecerá la unión y la concordia entre los hombres, por tan largo tiempo separados y entre sí divididos sin

Dios

1,

asiáticos

Trasíbulo echó de Atenas a los Treinta Tiranos.

79

a causa

de

la

disgregadora acción de los partidos políticos. Gra-

cias al prestigio

concordia entre

de este hombre, volverá a triunfar

la

paz y

la

las naciones.

Pero a este período de paz seguirá otra revolución, cuando un nuevo Anticristo esparcirá la semilla de una nueva dis-

embaucando y seduciendo a la gente de Francia con su engañosa palabra y con una mística de inspiración todavía comunista. Esta nueva doctrina atraerá a muchos y se extenderá, cordia,

en ímpetu incontenible, hasta Asia.

Los pueblos, como sacudidos por una explosión de locura, se levantarán contra el hombre que les había dado paz y tranquilidad, y tantos y tan graves serán los males en esta ocasión que habrá motivo para pensar que el Señor Dios Inmortal ha dejado a Satanás libre por completo de sus cadenas. Se perseguirá ferozmente a todas las Iglesias (no sólo la católica, sino también las protestantes y las semitas); blancos y rojos, sin ojos para ver el peligro y sin

manos para

estrecharse en unitaria

solidaridad, serán impotentes para defenderse y caerán así de

nuevo en ominosa

esclavitud.

Toda Europa

caerá en la anar-

quía, perderá su propia fuerza y será fácil presa de los invasores

mahometanos. Sucederá entonces que

mahometanas

el jefe

supremo de estas hordas aun aquello que ha-

arrasará absolutamente todo,

bía sido reconstruido; se levantarán otra vez los templos paga-

nos

como en

los

primeros siglos de nuestro milenio, cuando los

bárbaros invadieron nuestro continente, y será posible y toda clase de superchería, todo abuso y toda violencia.

lícita

La peste se extenderá a tres partes del mundo, y más de mitad de los habitantes morirán, atacados por el terrible mal. Tan grande será el exterminio y la desolación que ciudades y la

regiones enteras quedarán desiertas y sin vida, y

la

hierba cre-

cerá hasta la altura de las rodillas en las calles y plazas de las

ciudades abandonadas.

Debido 80

a la invasión árabe,

podrá suceder que alguno de

los jerarcas

de

la Iglesia cristiana

jure de la fe verdadera. cristiana y la

De

mahometana,

la

olvide su propio deber y ab-

las tres religiones:

la judaica, la

segunda quedará en clarísima mi-

noría debido a la defección de algunos ministros suyos; la pri-

mera

será perseguida en toda Europa, en África y en Palestina

(mejor

por

sería, tal vez,

llamar a esta tierra Israel), y exterminada

la tercera.

Europa

será salvada

merced

a las fuerzas occidentales ex-

traeuropeas, que intervendrán para poner fin a la amenaza ma-

hometana;

los

nuevos bárbaros se retirarán completamente

deshechos y derrotados. Palestina será invadida: Hebrón, antigua residencia de Abraham, y Jerusalem, ciudad santa, serán estrechamente asediadas por

las fuerzas cristianas

contra los árabes ocupantes. Extraordinaria será

que

que lucharán la

desolación

se abatirá sobre Tierra Santa y las principales ciudades se-

rán destruidas y en gran parte desavecindadas, mientras que los mahometanos, que intentarán rehacerse, serán inexorable-

mente castigados por

la cólera divina.

El Santo Sepulcro, durante tantos siglos objeto de

la

más

profunda veneración por parte de los cristianos, después de ser profanado por los árabes, quedará por mucho tiempo bajo la soberana y universal visión del Sol, del Cielo y de la Luna, para luego ser transformado en refugio de un reducido número de personajes de

Todos

mucho

mérito.

estos acontecimientos tendrán lugar

un poco antes

del inicio del séptimo milenio y de la gran conflagración plane-

que ponga fin al mundo, puesto que dice «Mis profecías se extienden a tiempos mucho más lejanos.» E inmediatamente llegará el príncipe infernal, el octavo Anticristo. Temblarán por última vez los estados de la cristiandad y también los no cristianos, durante veinticinco años (podemos aventurar una fecha: 1999 será taria,

que no será

la

explícitamente Nostradamus:

el fin del período indicado por el vidente). Una guerra terrible sembrará ruinas, desolación y muerte por todas partes.

81

Serán saqueados y destruidos pueblos y comarcas, villas y ciudades, mientras que la sangre de muchas personas inocentes

inundará toda

la tierra.

La

irresistible

perversidad de los hom-

bres parecerá triunfar en todas partes, y el cruel representante de Satanás aparecerá como dueño y señor en un mundo de des-

pojos y quebrantos. Sus tropas emplearán armas terroríficas.

A este

Nostradamus crea una imagen extraordinariamente eficaz, describiendo «pájaros insólitos que cruzarán el aire emitiendo un horripilante ululato: ¡Huy! ¡Huy!, para desaparecer súbitamente», descripción que se adapta perfectamente a los misiles balísticos intercontinentales que, sembrando por doquier la destrucción y la muerte, surcan el espacio respecto,

terrestre a

muy

grandes velocidades.

Sigue luego ya, al hablar

de

la

la

descripción (a la que nos

dente) del cielo planetario, bajo

chos y que pueden ser referidos diatamente precedentes.

En

hemos

referido

cronología de los hechos descritos por el al

el vi-

cual tendrán lugar tales he-

año 1999 o a

los años

inme-

este período de tiempo, según dicen también las Sa-

gradas Escrituras, se desencadenará, rabiosamente impulsada

por

los dirigentes del

Norte de Europa, una cruel persecución

y sus ministros; a estos perseguidores se juntarán, a su vez, los orientales que se ensañarán y enfurecerán

contra

la Iglesia

ninguna clase de misericordia contra los perseguidos inoMorirá entonces el jefe más poderoso de estos Estados europeos, aliados de los orientales, y le sucederá uno de sus sin

centes.

aliados del Sur, quien, durante tres años, perseguirá

más enconadamente ro atraérselos a



a los religiosos.

O

mucho

mejor, intentará prime-

para lograr astutamente que abjuren de su



judíos, cristianos o mas quienes a ello se opongan piedad, inexorablesin ninguna clase de serán, mahometanos mente aniquilados y esparcida su sangre. religión;

Uno de Dios

82



en esta terrible coalición de los sin de sus aliados, grandes muestras de reconoci-

los cabecillas

recibirá,

miento por haber derramado sangre inocente, en tanta cantidad si de vino se tratase. Sigue aquí una espeluznante descripción: la sangre humana inundará las calles de las ciudades y penetrará en los luga-

como

como impetuosa

lluvia correrá por doquier y llegará Los pueblos afectados por tan terribles males se creerán definitivamente abandonados de Dios. El Santo de los Santos, el Antiguo y el Nuevo Testamento, serán destruidos completamente y no quedará de ellos ni siquieres santos;

a teñir el agua

menor

ra el

de los

ríos.

vestigio.

de una grande y poderosa nación de el dolor y la opresión de los pueblos, reunirá un poderoso ejército. A bordo de muchas naves,

Pero entonces,

el jefe

Occidente, conmovido ante

esta

armada surcará

el

océano

(lo cual

hace pensar que se trata

del jefe de las naciones americanas) y, a través de las espuman-

que abrieron nuestros antepasados cuando fueron a la conquista del Nuevo Mundo, llegará la necesaria ayuda a los pueblos oprimidos y se restablecerá el Pontificado romano y su poder en la tierra. La batalla contra los opresores asiáticos será tan dura y tes estelas

que uno de los jefes que participarán en ella dirá: «La sangre derramada ha teñido de rojo el mar.» Como lógica consecuencia de este exterminio, se declarará por todas partes una terrible peste, a la que seguirá una gran carestía de alimentos. Pueblos enteros, para escapar a todos estos desastres y a tan graves tribulaciones, huirán en masa hacia lugares menos castigados, pero caerán inexorablemente en terrible

otros males y sufrimientos,

dos por

la

mucho más

humanidad desde

el

terribles

Y más espantosas serán las trágicas ruinas que se los

que

los sufri-

principio de la era cristiana.

pueblos latinos. ¡Ay, entonces, de

las

abatirán sobre

mujeres encintas!, ex-

clama Nostradamus, como haciéndose eco de un conocido pasaje del

Nuevo Testamento.

Después de

la

gran batalla naval de

la

que

los occidenta-

83

les

saldrán victoriosos, pero

sumamente extenuados, uno de

los principales jefes asiáticos se dará

cuenta de

la

desesperada

situación de sus tropas maltrechas y derrotadas y, para evitar desastre, dispondrá la retirada. Hecho prisionero,

un mayor

mientras sus hordas huirán desordenadamente, será condenado a

muerte y

los hijos

que habrá tenido de varias mujeres serán

encarcelados. Así se cumplirán las palabras del profeta.

Se sobrecogerán entonces los príncipes y todos los gobernantes de los países costaneros de Asia y Oceanía al verse obligados

a

tomar parte en una batalla que

se abrirá entre los

occidentales y los árabes en el Norte de África. Y,

zarán las condiciones que vez

la

lucha que marcará

asiáticas y

de sus odiados

les

recha-

y el exterminio de las masas

el fin

jefes.

Tal sucederá no tanto por

por estar

como

serán impuestas, comenzará otra

el

así escrito al final del

poderío de

reinado de

principales aliados asiáticos se engañarán

armas cuanto

las la

Luna:

los tres

mutuamente y

se pre-

pararán recíprocas emboscadas para aniquilarse.

Dos de

los principales jefes occidentales

conseguirán una

tan clamorosa victoria sobre los asiáticos que todo el Oriente

temblará de espanto, incluidos aquellos pueblos que no habrán

tomado parte en

la

guerra entre los dos bloques.

Durante

estas luchas tan sangrientas e inhumanas dejará de celebrarse el Santo Sacrificio de la Misa. Pero Satanás, lejos de declararse vencido, suscitará otro

Anticristo que procederá de la región

Arda y Zarsas (no

situar geográficamente las localidades indicadas

es fácil

por Nostrada-

mus; podría, tal vez, tratarse de una zona de los Balcanes o asimismo de un lugar en los alrededores de Constantinopla, donde hay un río llamado Arda. En cuanto al nombre de Zarsas, existe en la Dacia un pueblecito que lleva este nombre). Este Anticristo luchará contra el Papa Pedro Romano, el último de los romanos pontífices indicados por San Malaquías, en su vaticinio sobre el Papado. Intervendrá en aquella ocasión

84

el

Espíritu Santo; esto indicará que el fin de los tiempos está

cerca.

Todos

un poco antes que dejará a la Tierra en profundas tinieblas, mucho más densas que las que envolvieron el Gólgota cuando murió, en la santa montaña, Jesucristo, Nuestro Señor. Será el mes de octubre cuando empezarán a producirse fenómenos que precederán a la fase principal de la traslación de la Tierra, durante la cual los hombres creerán que nuestro globo, perdiendo su natural movimiento, se dirige hacia el enfriamiento y las definitivas tinieblas. Este portentoso suceso anunciará la Nueva Era que se abrirá bajo el signo de Acuario. La Tierra sufrirá una honda perturbación y sus continentes perderán la forma que actualmente tienen. Bajo un cielo diverso, debido a que el eje terrestre se habrá adrizado, se abrirá para los hombres que Dios haya dejado con vida, un siglo de oro. Satanás, príncipe del mal, será encadenado y echado a lo más hondo de los infiernos; la Iglesia cristiana triunfará en la Tierra, a pesar de que una parte de la Humanidad (como ya ocurrió en tiempos de los azótanos, habitantes de la antigua ciudad de Azoto, en Canaán) volverá a la idolatría. Al final de este tiempo, que habrá tenido una larga duración, los hombres caerán de nuevo en el ateísmo; se verificarán entonces las condiciones necesarias para la «segunda venida de Cristo» y el Supremo Juez vendrá a juzgar a los vivos y a los estos acontecimientos tendrán lugar

de un eclipse de

sol

muertos.

La Epístola a Enrique II termina de

esta manera:

«Todo

cuanto he descrito concuerda exactamente con lo que dicen Sagradas Escrituras, adaptado

al influjo

de

los

las

cuerpos celes-

consta por Saturno, Júpiter y Marte por los demás planetas conjuntos, según he precisado en alguy nas de mis cuartetas. tes visibles, tal

como nos

»Hubiera podido ser más concreto y detallado en lo que toca a tiempos y lugares, enlazando e hilvanando unos con

85

otros, pero previendo,

oh serenísimo

rey, los obstáculos

de los

censores, he preferido abstenerme de escribir tales cosas para

conservar mi tranquilidad.

»Oh Rey, poderosísimo entre todos, yo hubiera podido asimismo escribir sobre un gran número de maravillosos hechos

me he limitado, en de ellos una breve alusión. Lx)

unidos a los tiempos que han de venir, pero esta carta a

Vos

dirigida, a hacer

considero suficiente, detalles.

No

al

no poder

dar,

con claridad, todos los

obstante, para hacer de alguna

algunos de estos sucesos que son, a

fin

manera

inteligibles

de cuentas, terribles

azares del destino, he levantado parcialmente el velo

que

ios

encubría.

»Vuestra grandeza y vuestra profunda piedad para con

hombres y para con Dios, oh clementísimo Rey, son tan grandes que sólo Vos sois digno de llevar el augusto nombre de Rey cristianísimo, en quien ha de apoyarse siempre la suprema autoridad de la religión. los

»Sólo os ruego, teniendo en cuenta vuestra excepcional y discreta humanidad, que creáis que mi deseo ha sido obedecer a vuestra serenísima majestad, después de que mis ojos tu-

vieron

la

fortuna de acercarse a vuestro esplendor solar,

al

que

nunca, por grande que sea mi trabajo, podré suficientemente encarecer y agasajar. »Salon, 21 de junio de mil quinientos cincuenta y ocho, escrito

86

por Michel Nostradamus de

la

provincia de Salón.»

La

clave de

un lenguaje

misterioso

Estando de noche absorto en mi estudio, Sentado, solo, sobre un sillón cobrizo: Pequeña luz que de las soledades brota, Hace decir lo que no se ha esperado en vano.

La vara en la mano, puesta en medio de Branco,^ Moja de la onda el pie y el borde:

Un

temor y una voz

se agitan

por

las

¡Divino resplandor! Dios se asienta

Así empieza

la

mangas:

al lado.

obra prof ética de Nostradamus, conocida

mundo con

que el vidente quiso recoger los acontecimientos relacionados con el futuro de la Humanidad, desde los días en que él empezó a por todo

el

escribir hasta el fin

1.

Brancus es un

el

nombre de Centurias, en

la

de

los tiempos.

ser

superior que pertenece a la mitología greco-ro-

mana

87

Qué

son

las

Centurias puede decirse en pocas palabras.

en capítulos y un poema en vidente de Salón una las cuales contiene de están divididas en Centurias, cada un número variable de cuartetas (originariamente habían de ser cien por Centuria) en las que se da siempre una rima, forzada Así

como un

cantos, de la

libro está dividido

misma manera

las profecías del

algunas veces, y en las que, en la mayor parte de los casos, no puede decirse que haya un nexo lógico de tiempo y de lugar y, sobre todo, una claridad de interpretación que las haga fácilmente inteligibles y nos dé a conocer exactamente el tiempo en que se realizarán los acontecimientos vaticinados. Se dice hoy que son doce las Centurias, pero sólo las diez primeras son, sin lugar a dudas, de Nostradamus. La primera edición de estas diez Centurias vio la luz en 1555, por obra de un editor de Lyon. Siguieron a la primera otras muchas, entre las cuales una preciosa edición impresa en Amsterdam y. presentada bajo

el significativo título de:

Les Vrayes Centuries

Nostradamus oú

et

Frophéties de Maistre Michel

se void representé tout ce qui s'est passé

tant en France, Espagne, Italie, Allemagne, Angleterre, qu'autres parties

res editions

du monde. Revues et corrigéis suivant les premiéim primees en Avignon en l'an 1^^6 et á Lyon en

Van 1558 et autres. Avec la vie de l'Auteur} Después,

las

sucesivas ediciones que

han aparecido en

diversas épocas han presentado, añadidas a las diez Centurias,

un

cierto

número de nuevas

cuartetas proféticas y, concreta-

mente, cuatro cuartetas añadidas a

la

Centuria VII,

seis a la

Las verdaderas Centurias y Profecías de Michel Nostradamus en todo lo que ha ocurrido, tanto en Francia, España, Italia, Alemania, Inglaterra, como en otras partes del mundo. Revisadas y corregidas según las primeras ediciones impresas en Amsterdam el año 1556 y en Lyón el año 1558 y otras. Con la vida del autor. 1.

las

88

que

se ve representado

La el

don

En Caldea

vivieron los grandes maestros de prestigio; de hecho, de la profecía y los conocimientos científicos son inseparables.

astrología nació en Oriente.

esta ciencia, que, al

mismo tiempo, eran matemáticos de

Centuria VIII y una a la Centuria X. Sólo dos cuartetas han formado la Centuria XI y once la Centuria XII.

No

se sabe

con certeza cuál es el origen de estas cuartetas, la obra profética del mago de Salón.

posteriormente insertas en

En

esta cuestión, sólo

podemos aventurar

algunos investigadores afirman que, hallaron entre sus papeles

un

cierto

al

hipótesis. Así,

morir Nostradamus, se

número de

profecías, es-

ciertamente por él y que, por tanto, podrán añadirse a suyas propias. Otros, por el contrario, las han atribuido a

critas las

quienes nada tenían que ver con el vidente y las consideran, por consiguiente, apócrifas. Pero volvamos a los versos con los que comienza el fascinante y cautivador misterio de las predicciones.

La imagen por

ellos

evocada es altamente sugestiva, y por

resulta fácil reconstruir, a través de las palabras empleadas

atmósfera tan separada del mundo en la que nuesmago ejercía su facultad adivinatoria. En el tranquilo refugio de su morada, donde se agolpa-

el profeta, la

tro

ban durante

el día ilustres

o modestos visitantes que acudían

para consultar a Nostradamus en su doble calidad de médico y de profeta, solía él encerrarse a altas horas de la noche en su propio estudio.

Según hemos podido averiguar, era una pieza amplia y las demás estancias de la casa, que le servía tanto de retiro como de laboratorio. El sabio guardaba aquí, con separada de

preciado cuidado, libros y manuscritos valiosos y curiosos objetos relacionados con sus exploraciones astrológicas, plantas

y hierbas útiles para su labor de médico: retortas, alambiques, vasos de cristal en los que destilaba preparados e infusiones

cuerpo y a darle, independientemente de edad, la fuerza y el vigor; astrolabios y espejos mágicos que sabio utilizaba para explorar el porvenir, habitualmente im-

destinados a sanar la

el

penetrable para

el

el

común de

los mortales. Preciosos talismanes,

medallas, sellos y sagrados amuletos constituían para él otros

90

tantos instrumentos de poder sobre la misteriosa fuerza de lo ultrasensible.

En de

las claras

las que el firmamento un inmenso y maravilloso libro abierto de

noches estrelladas en

los astros parecía

par en par ante los hombres, mientras

modaba en un



el silencio

envolvía mis-



cosas y personas Nostradamus se aco, asiento de cobre (o de bronce) y, después de

teriosamente todo

haber cumplido los

banqueta mágica

ritos sagrados

(la varilla

que

que exigían el uso de una vidente menciona en la

el

cuarteta) y algunas ceremonias de purificación, veía materiali-

una exigua llamita, la cual el Señor Dios suscitaba

zarse ante sus ojos, y bajo la forma de

evocación iluminadora, gracias a

en el

él la

la

visión prof ética de los acontecimientos.

La minúscula llama danzaba en la oscuridad y brillaba con resplandor del agua lustral, recogida en un barreño de cobrte. El reverbero de

la

llama atenazaba los ojos del profeta y

su mente caía en un estado de trance por el que no sólo descu-

fondo del futuro, un sinfín de hechos y de sucesos que percibía asimismo sonidos y voces como si fuesen verdaderamente reales, hasta tal punto que los personajes, protagonistas de los eventos que él preveía, se agitaban vivos ante él y parecían no tener secretos para el gran vidente. Y la voz de Dios, percibida por él con claridad, pero que parecía salir de los amplios pliegues de su manto, le ilustraba los hechos que desfilaban ante sus ojos y a los que él mismo, como invitado de honor, asistía, invadido siempre de un cierto bría,

en

el

lejanos, sino

un santo y tranquilo temor. un irreprimible deseo de legar a

reverencial respeto y de

Como

sentía

los

demás

un recuerdo perenne de lo que él había conocido sobre el futuro, Nostradamus tomó nota de todo «modelando el borde y el pie de lo que no se cree en vano», o dicho en otras palabras: encerrando en los versos de sus prof éticas cuartetas, lo que su

mente había descubierto escudriñando en el porvenir. Las exiguas tirillas de papel en las que Nostradamus

escri-

91

amontonaban junto a él y abrían simas de interrogantes para quienes, andando el tiempo, los examinarían con ojos puramente humanos. Pos desgracia para nosotros, muy pocas de las cuartetas que compuso el gran vidente poseen la relativa claridad de las dos primeras con las que comienza la obra; y de ahí la dificultad de la interpretación. Fiel al convencimiento de que el porvenir no había de ser claramente desvelado a la mayoría de los hombres y temeroso de que los tesoros de su profecía fuesen despreciados y conculcados, como perlas echadas a los puercos, por quienes los tomasen en sus manos, Nostradamus compuso una obra asequibía sus herméticos versos rimados, se

ble sólo a

Todo

un corto número de iniciados. esto no lo decimos nosotros arbitrariamente, sino

que lo afirma el propio vidente en esta cuarteta, escrita en latín, que probablemente puso como introducción o como epílogo de una de sus Centurias:

Qui legent hosce Profarum vulgus

Omnesque Qui

versu,

mature censunto

et inscium

ne attrectato:

Astrologi Blenni, Barbari procul sunto;

aliter facit, is rite sacer esto.

Cuya traducción Quien

es:

lea estos versos

procure ponderarlos con madura [reflexión

El vulgo profano e ignorante no se acerque a

ellos:

Todos los astrólogos necios y los bárbaros, quédense lejos; Quien de otra forma se conduzca (sea anatema) porque [éste es un rito sagrado. La amenazadora advertencia der mejor todo lo que dice olvido

92

el

antagonismo y

el

comprenno podemos echar en despertó en sus contem-

es decisiva; y para

el profeta,

odio que

él

poráneos, especialmente entre doctos e investigadores que no poseían sus maravillosas facultades de previsión.

Todo

que de extraordinario y portentoso realizaba Nostradamus en los cuerpos y en las almas de cuantos a él acudían, porque le consideraban un eminente sabio y un gran prolo

feta, lo atribuían sus envidiosos

y denigrantes adversarios a Sa-

tanás y a inspiraciones diabólicas; sus propios admiradores sentían un cierto temor reverencial ante sus prodigiosas faculta-

Que Nostradamus era un hombre recto, honrado y apreciado y de extraordinaria caridad, nadie lo ponía en duda; pero de dónde le provenía aquel notable poder que le distinguía de des.

cualquier otro ser

humano, nadie,

rico

o pobre, sabio o igno-

rante, había atinado a descifrarlo.

Según hemos podido observar, Nostradamus nunca dejó de ser hombre de su tiempo y, por consiguiente, sabía muy bien que los severos censores ministros de la Inquisición habrían podido averiguar fácilmente sus actos e interpretarlos maliciosamente en caso de que los rumores y las veladas insinuaciones hubiesen sido graves e insistentes o hubiesen hallado en sus escritos siquiera la

más

leve sospecha o prueba de algo

que

consideraban punible. Existían, además, otros motivos de justificación de su el primero y principal era el de aparecer profeta de terribles desventuras. El hecho de prede-

siempre extremada prudencia: cir los

sucesos

más

trágicos de la historia

de

la

Humanidad con

palabras fácilmente comprensibles habría levantado contra él

opinión popular y se hubiese visto condenado al extrañamiento, a la cárcel o a la muerte. Los profetas de desventuras, según nos enseña la Historia, nunca han sido bien recibi-

toda

la

dos; y se sabe que la gente prefiere precipitarse en el abismo, desconociendo e ignorando lo que les va a suceder, antes que

conocer

la

desgracia que les espera.

bien todo esto y

de

los

Nostradamus sabía muy gran masa

así prefirió ocultar sus profecías a la

hombres, dejándolas voluntariamente enigmáticas y ne-

93

hulosas y confiando sólo en un reducido número de iniciados capaces de comprenderlas y, llegado el caso, de explicarlas.

Esto explica el lenguaje hermético y oscuro al tratar del porvenir de Francia, su querida Francia, y que no fuera tan impenetrable al hablar de otros pueblos y naciones. Para conseguir el oportuno grado de misterio, el escritorprofeta redactó sus cuartetas no sólo en francés arcaico para aquella época, sino que también lo mezcló con palabras alemanas, españolas, italianas, provenzales, y neologismos

maba de raíces griegas y más conocidos de aquella

latinas,

que

to-

o anagramando los nombres

época.

Así, Francia se transforma a veces en sus versos en Nercaf o Cerfan, París en Rapis o Sipar; Henric se presenta con la

Chydren; Mazarin se cambia en Nizaram y Lorrains toma forma de Norlaris. Con la grafía «Phi» indica el nombre de Felipe; Estrage se convierte en Estrange, es decir extranjera, y designa con este.nombre a la reina María Antonieta, esposa de Luis XVI, aunque él transforma la palabra en Ergaste. El estudio comparativo y atento de las muchas ediciones de las Centurias, permite asegurar que algunas grafías de palagrafía la

bras, consideradas sucesivamente por los comentaristas

como

errores del autor o del editor que las publicó, son, en cambio,

inexactitudes expresamente queridas por el autor para velar sus profecías.

Por ejemplo: en lee,

en

la

la

séptima cuarteta de

primera edición de

una secta», mientras que en

la

la

Centuria

obra: «Los conjurados

las sucesivas

I se

J de ediciones del libro la xiii

de una secta». La diferencia es notable y por consiguiente, con el texto de la primera edición en la mano, se puede hacer un estudio grafía es otra y se lee: «los conjurados catorce

basado en

el

lenguaje de los números, para llegar a captar la

exacta significación de los versos.

los

94

Nostradamus, en efecto, conocía muy bien el lenguaje de números y le eran asimismo muy conocidos y familiares los

tres significados

que

se atribuían a cada,

uno de

los

números

correspondientes a los Arcanos Mayores del «Tarot». Si inter-

pretamos

común

el

raro

xiii

como número

trece y

escogemos

el

más

entre sus significados, puesto que se trata de la predic-

ción de un acontecimiento en conexión con tencia, a la cifra 13

un hecho de

corresponde «la Muerte», que es

sentada precisamente por

el

la exis-

la repre-

Arcano decimotercero. La

j,

que

sigue luego, indica que se trata de uno; y, por consiguiente, po-

demos

afirmar que

el

criptograma compuesto por Nostradamus

puede interpretarse de esta manera: «Los conjurados de una secta decretaron la muerte de Uno». Ahora bien, en aquellos tiempos, solo

el

soberano podía entenderse como individuo

único, fuera de serie y superior a todos los demás. Sigúese de

que el significado del verso es: «Los conjurados decretaron la muerte del Rey». Para confirmar lo que decimos, repárese en que la cuarteta de la cual se entresaca esta frase que hemos interpretado dedica dos versos a Napoleón, el Emperador que nacerá junto a Italia y otros dos versos a Luis XVI, el Rey que por excesiva benevoahí

lencia será

condenado

a muerte.

Referencias a estos dos ilustres personajes, precisas,

pueden

mucho más

leerse en los siguientes versos:

Nacerá un Emperador cerca de Italia, Que el Imperio costará muy caro; Dirán con qué gentes

Y

lo hallarán

él se alia,

menos príncipe que

carnicero.

(centuria

i,

cuarteta lx)

El tiempo demasiado bueno, demasiada bondad

Hace y deshace pronto improvisada Creerá ligero fallo de esposa

real,

negligencia:

leal,

El condenado a muerte por su benevolencia.

(centuria

X,

CUARTETA

XLIIl)

95

Llegó tarde (Napoleón), porque

el

viento contrario obs-

que había embarcado en Córcega y, por añadidura, ya en tierra, se detuvo durante el recorrido hacia París para recoger unos documentos que le eran necesarios; el futuro Emperador llegó a la capital cuando la ejecución se había cumplido. Lx)s conjurados de una secta, es decir los revolucionarios, después de haber decretado la muerte de Uno, sirviéndose de Rousseau, es decir, inspirándose en las teorías de J. J. Rousseau, habrían reparado las injusticias y los males causados al pueblo por los gobernantes monárquicos. taculizó la navegación del bajel en el

^

96

Las profecías del pasado:

hechos históricos predichos y realizados

Es razonable que después de hablar con tanto encarecimiento de Nostradamus y de sus excepcionales dotes de vidente, sintamos curiosidad y tengamos un vivísimo deseo de poder «leer», a través de sus cuartetas, los eventos humanos que él predijo.

El hombre, en efecto, ha deseado desde siempre conocer el

propio futuro, ya

individuo

le está

públicos en los que

grante de

la

el

destino propio y personal que

él

mismo

está envuelto por ser parte inte-

humanidad. Por tanto,

que existe un

como

reservado, ya el cúmulo de acontecimientos

el

simple hecho de saber

que describe detalladamente el futuro del género humano es de por sí algo tan increíble que fácilmente se entiende haya despertado reiteradamente el deseo de esculibro

driñar este misterio en

En

un gran número de personas.

diversas épocas, insignes investigadores y oscuros co-

97

mentaristas han estudiado las Centurias, intentando esclarecer

por todos

los

medios

a su alcance el sentido arcano

En muchos

contenidas en aquellos versos.

han sido

en otros, por

satisfactorios;

de

las frases

casos los resultados

el contrario, si

bien cos-

tosos y estimables, a nada esclarecedor han conducido y las

han conservado su secreto intacto; sólo desaparecerá enigma cuando un acontecimiento histórico ofrezca a los estudiosos la clave que muestre su mecanismo.

frases el

Para satisfacer

mos ahora

la

a penetrar

legítima curiosidad de los lectores, va-

en

esencia del tema, describiendo, ante

la

todo, las principales profecías que, puesto que se refieren a

sucesos que pertenecen ya a nuestro pasado, pueden ser consi-

deradas

sucedido luego de

como verdaderas, tal como habían las

de los hechos que han

la vista

a

sido vaticinados.

previsiones que miran

al

Nos ocuparemos

futuro, a través de las

cuales intentaremos otear el destino reservado a la

como

y a los tiempos que serán

el

Humanidad

principio del fin de nuestro

planeta.

De

entre sus profecías,

la

primera que maravilló extraor-

dinariamente a sus contemporáneos fue

mus

refiriéndose a su propia muerte.

artritis

la aurora,

que hizo Nostrada-

La vida

terrenal del gran

un como consecuencia de un ataque de

profeta se extinguió en Salón,

poco antes de

la

el

día 2 de julio de 1566,

y gota que había degenerado en hidropesía.

Lo que vamos

no es fruto de la fantasía, sino auténtico testimonio, de un contemporáneo y amigo suyo, al que ya hemos aludido, que quiso dejar constancia de este hecho en el

a decir

prólogo publicado en ocasión de una de

nes de

las

las

primeras edicio-

Centurias. Dice así este testigo:

«Nostradamus no sólo había previsto su tránsito, sino incluso el día y la hora de su fin; y yo recuerdo muy bien que él había escrito de su puño y letra en las Efemeridi de Jean Stadius las siguientes palabras latinas, hacia finales del mes de junio:

98

«Hic prope mors

esí»,

o

sea:

«Mi muerte

está próxi-

Y

ma».

el día antes

de su tránsito de esta vida a

la otra, ha-

biendo yo estado con él durante bastante tiempo, al despedirme por la noche y decirle que nos veríamos otra vez mañana, le oí pronunciar estas palabras;

cuando salga

No

el

"No me

veréis con vida

sol".»

hombre que había vaticinado humanidad y sucesos de la vida particular de muchos, no hubiese acertado al predecir algo propio. La predic-

el

parecía normal que el

futuro de

la

ción de su muerte se nos antoja la simple confirmación de sus

excepcionales cualidades de vidente y de

la

seriedad de sus

escritos.

Pero

la

más impresionó

profecía que

a sus

contemporá-

por sí sola, fama y notoriedad mientras aún que consta en las Centurias y se refiere a Enrique II, Rey de Francia y esposo de Catalina de Médicis. Dice, de este soberano, en la cuarteta treinta y cinco de la Centu-

neos y que

le valió,

vivía, fue la

ria I:

El joven león dominará

al

viejo

En campo bélico, por duelo singular: En jaula de oro le saltará los ojos. Dos

clases una, luego

morir con muerte cruel.

Esta cuarteta consigue dar, con viveza excepcional y conmuerte del Rey; no

cisión admirable, todos los detalles de la es de maravillar, pues, el

asombro que

suscitó al aparecer pú-

blicamente este vaticinio.

A

simple vista podría parecer incluso absurda, ya que se batía en duelo; no obstante dio mucho qué pen-

un rey nunca

Enrique y, en primer lugar, a su mujer Catalina de Médicis que veía pender sobre la cabeza de su esposo un nuevo trágico maleficio. Porque es de saber que sar a cuantos estaban junto a

otro gran astrólogo italiano, Lucas Gaurico, había vaticinado

también, unos años antes,

la

misma

desgracia. Gaurico, astrólo-

99

go que gozaba de gran fama y era un matemático muy apreciado por el papa Paulo III, había publicado en Venecia, en 1552, un tratado que llevaba por título Tractatus Novitarum, en el que contaba ya esta predicción; pero no satisfecho con la simple publicación de la noticia, llegó a escribir una carta personal al Rey, en la que le exhortaba evitase cualquier combate personal en campo cerrado, sobre todo alrededor de su cuadragesimoprimer año de vida, porque sería precisamente en aquella época de su existencia cuando se vería amenazado por una herida en la cabeza que podría ocasionarle la ceguera y la muerte. Pero el Rey, sin despreciar el consejo, no lo tuvo en cuenta. El célebre Brantóme narra a este propósito: «He oído decir, y lo sé de fuente muy segura, que algunos años antes de que el Rey Enrique II muriese, un adivino trazó su horóscopo e hizo que se lo entregasen. Se leía en el vaticinio que el Rey moriría en duelo o en un combate singular. »E1 condestable estaba presente cuando el Rey recibió la profecía y éste le dijo: "Amigo, mirad qué muerte se me predice".

»A

lo

que respondió

el

crédito a estos charlatanes?

condestable: "Señor, ¿vais a dar

¡Mandad que echen

al

fuego estos

papeles!".

»Y digan

la

replicó el Rey:

"

¿Por qué, amigo mío? Puede que

verdad. Este tipo de muerte u otro son para mí com-

pletamente iguales. Sin embargo, preferiría morir a manos de

un

mi muerte sería gloriosa". de lo que le decía el condestable, ordenó al señor Aubespine que guardara aquella profecía para poder entregarla cuando se la pidiesen, »Sucedió, pues, que cuando fue herido el Soberano y llevaliente porque así

»Y

vado

sin hacer caso

a los reales aposentos, el condestable,

acordándose de

al señor Aubespine y encargóle trajese hizo así aquél y, cuando lo leyó el condestable, se asomaron las lágrimas a sus ojos y exclamó: "¡Ay de mí!

aquella profecía, llamó

aquel escrito.

100

Lo

Éste es

el

combate singular en que nuestro Rey ha de morir",

y añadió: "Se ha cumplido el vaticinio: el Rey ha muerto". No era posible que el adivino expresase con más claridad su pro-

aun cuando, por su misma naturaleza y por la inspiración de la que depende, los vaticinadores que las hacen sean siempre oscuros y hablen ambiguamente. Sin embargo, esta vez el profeta habló con claridad.» Está fuera de toda duda que el adivino al que se refiere aquí Brentóme es Nostradamus, cuya profecía sobre Enrique II puede comprobarse y contrastarse con lo sucedido al Rey, que fue mor talmente herido por su adversario que era mucho más joven y que tenía en su escudo un león rampante. Los hechos ocurrieron de esta manera: En junio de 1539 Enrique II se hallaba en París; se acababa de firmar el Tratado de Chateau-Cambrésis que ponía fin a las discordias entre España y Francia. Por él el soberano franfecía,

cés renunciaba a sus miras sobre Italia y restituía las tierras del

Duque de Saboya,

a quien había concedido,

además de conso-

de sus fronteras, la mano de su Felipe II, viudo de María Tudor, ha-

lidar su situación política fuera

hermana Margarita.

Y

a

prometido por esposa a su jovencísima hija Isabel. La Corte francesa festejaba aquellos esponsales y se había organizado, en aquella ocasión, un brillante torneo en la plaza que se extendía ante el palacio real, en aquel entonces palacio de los Torrejones (Tournelles). El 30 de junio el Rey bajó al campó vestido con una mag-

bíale

nífica

armadura, con

el

propósito de batirse en combate indivi-

dual a caballo contra tres adversarios por lo menos.

La decisión

del Soberano había alarmado en gran

manera

a toda la Corte y, sobre todo, a Catalina, que sentía en su corazón asfixiante angustia. Dos días antes de que se celebrase el

torneo, ella

misma había recordado

al

Rey, su esposo,

la trágica

profecía que pendía sobre su cabeza, pero la advertencia había

caído en

el vacío:

Enrique no quiso renunciar de ningún

modo 101

al

placer de

romper alguna

lanza.

Pero no sólo se trataba del

deseo de tomar parte en aquella justa; con toda probabilidad

Enrique II debía haber reflexionado sobre el pésimo efecto que podía producir en sus subditos y cortesanos la inesperada decisión de renunciar al combate. La profecía nostradámica era de todos bien conocida y, por consiguiente, si renunciase ahora a justar, podría fácilmente ser interpretada su decisión

como una

prueba de temor y de cobardía; un Rey no podía admitir tal deshonor. Pensó, pues, el valiente Soberano que era mejor afrontar el destino y arriesgarse hasta las últimas consecuencias

que dar ocasión de cobarde.

a sus

enemigos para acusarle de pusilánime y

Así, el día señalado, Enrique bajó a la arena llevando los

colores de Diana de Poitiers, su amante y favorita.

Las normas que regían entonces estos torneos caballerescos daban como vencedor absoluto a quien tuviese la fuerza y la habilidad de romper tres lanzas; en cambio bastaba a sus atacantes que rompiesen una. El primer caballero con quien compitió el Rey fue Manuel Filiberto de Saboya; el segundo, el Duque de Guisa, y el tercero era Gabriel Montgomery, joven e impetuoso combatiente, comandante de la guardia del Rey. Uno tras otro, los asaltos se desarrollaron normalmente y las tres lanzas que el Rey había recibido terminaron rotas en el polvo. Un sentimiento de alivio pareció llenar el corazón de la multitud que había acudido a la plaza

para presenciar

el

combate, y los íntimos del Rey se

dijeron que el peligro estaba ya superado. Se relajó con ello la tensión,

pero Enrique, no satisfecho con su triple victoria,

dando a entender con sus gestos que con el último de sus adversarios, el Conde de Montgomery, que antes había inferido al Rey un golpe tan fiero que faltó poco para derribarle. En vano el gran escudero del Rey Enrique, el señor de Vieilleville, corrió para disuadirle de su nuevo combate. El vano

se alejaba del circo,

deseaba repetir

102

el asalto

líente y pundonoroso Soberano estaba decidido a sostener un cuarto combate para satisfacer su amor propio que él conside-

raba humillado. Entendió en seguida la gente que del

Rey no

se había

el

destino

cumplido todavía.

Catalina envió entonces a decir a su esposo que le rogaba

nuevo combate, y que, por amor suyo, no desafiase hado que reservaba para él negros presagios. Escuchó el Rey aquellas prudentes palabras, pero tomó al punto la decisión diciendo que era precisamente por amor a la reina que deseaba romper aquella cuarta lanza. Si bien no es disparatado pensar que fue el amor por su favorita, ante cuyos ojos quería aparecer como invencible campeón, el que lo indujo a no retractardesistir del al

se

de su decidido propósito. De nuevo en el campo,

los caballeros se colocaron

uno

enfrente del otro, preparados para una nueva lucha, en medio

de un profundo

silencio, roto

solamente por

el

furioso galopar

armadura y dirigida la lanza contra el adversario, cargaron impetuosamente el uno contra el otro. En un abrir y cerrar de ojos se cruzaron las lanzas y la del joven Montgomery, partida en pedazos por el de

los caballeros.

Calada

la visera

de

la

certero golpe del Rey, voló, otra vez, por los aires hasta el

polvoriento suelo.

Nada sar

trágico había ocurrido y de

que era

falsa la

momento

se

negra profecía, desmentida por

Sólo faltaba un detalle,

un

insignificante detalle:

pudo penla realidad.

cumplir

la

que ordenaba que los dos caballeros, echadas las armas, volviesen al punto de partida. Pero Montgomery, desarmado, no dejó la esquirla o pedazo que sostenía aún en su mano, sino que, al contrario, lo cogió con más fuerza y, al pasar junto al Soberano, con aquel tronco muñonero fue a chocar contra la visera del Rey la jaula de oro de la que había hablado Nostradamus la levantó en parte y, habiendo hallado expedito el camino, fue a clavarse en el ojo saliendo trágicamente por el regla





,

oído.

103

Todo

ocurrió en

un brevísimo

instante.

bre horrorizada se puso en pie, mientras

mente, rodaba por

lo trasladaron a los reales aposentos;

que

se trataba

el

Le prestaron

el suelo.

La muchedum-

Rey, herido mortalauxilio inmediato y

pero vio todo

mundo

el

de una herida mortal, sin ninguna clase de

re-

medio. Enrique permaneció inconsciente durante cuatro días, y

al

cabo de once murió en medio de terribles dolores. La profecía de Nostradamus se había cumplido punto por

punto y

el

propio Rey moribundo

la

recordó, añadiendo que

nadie podía hurtarse a su propio destino.

Después de

este trágico suceso, la

fama del vidente

se ex-

tendió por toda Francia y su libro fue objeto de sabios estudios y sutilísimas interpretaciones para descubrir todo lo que el profeta había anunciado.

muerte de su esposo, Catalina de Médicis vio reaque Nostradamus le había hecho, cuando su hijo Francisco II ciñó la corona de Rey de Francia. El mago de Salón más de una vez había escrutado los abismos de las estrellas para sondear el destino de los hijos de Catalina y responder a los insistentes ruegos de la ambiciosa Tras

la

lizada la segunda profecía

Reina.

Por lo que cuentan las crónicas de aquella época, la profecía que él hizo a propósito del destino de los príncipes fue una de las más famosas sesiones mágicas que recuerda la historia.

A

altas

horas de

rre del castillo de

la

noche, en

Chaumont,

el

el

salón hexagonal de la to-

mago de Salón invocó

la pre-

sencia del Ángel de la Muerte.

personaje y rompió con su presencia los halos o círculos que sucesivamente, por orden de

Acudió puntualmente

edad, hicieron durante

la

hijos de Catalina, ataviados

el fatal

célebre sesión las sombras de los

con

Cada halo correspondía

a

las insignias reales.

un año de reinado y

la

marcha Ángel

espectral se interrumpía en la fecha fijada por Anael, el

de

la

104

Muerte.

— El

mago respondió

a la

Soberana (que

le

pedía cuentas de

que él veía) que los votos y deseos de ella serían absolutasus tres hijos mente cumplidos, porque todos sus hijos lo



ocuparían

trono de Francia.

el

Lo que

él se calló

se sucederían

en

el

fue este detalle: que los tres hermanos

trono en un pequeño espacio de tiempo,

relativamente breve, y ello porque una temprana muerte los arrebataría en la flor de su edad, uno tras otro, como así sucedió.

Transcurrido sólo un año de reinado, Francisco II murió

después de una breve dolencia,

tal

como había

vaticinado el

vidente en una de sus cuartetas. La Corte experimentó

un

nuevo estremecimiento de horror y se difundió el pánico entre los dignatarios que veían en el gran amigo de la Soberana un infalible vaticinador

Carlos

IX

de desventuras.

sucedió a su hermano Francisco en el trono de

Francia; era aún

un niño y su madre fue regente hasta

la

ma-

yoría de edad del Rey; pero habiendo muerto también el se-

gundo

de remordimiento por no haber matanza de la noche de San Bartolomé, ocupó el trono su hermano Enrique III, que volvió a la patria desde las lejanas tierras de Polonia, donde había aceptado ceñir la corona de Segismundo. Pero murió también este Rey, asesinado por un fanático, Jaime Clement, y Nostradamus hizo también para él un presagio, el que está señalado con el número 58 y referido al año 1561, mientras que en realidad el regicidio tuvo lugar en 1589: «El rey-rey no es ya (causa) la perniciosidad del Duce». Y un comentarista del vidente destaca que el doble substantivo empleado para Enrique III recuerda su doble corona, la de Polonia y la de Francia, y el nombre del Duce ha de entenderse como sinónimo del apellido del asesino Clement. Hemos insinuado antes, e insistimos ahora en la misma idea, que los eventos profetizados por Nostradamus caen evihijo de Catalina, tal vez

sabido oponerse a

la terrible

105

dentemente fuera de cualquier esquema lógico de los que solemos emplear los hombres para determinar épocas y tiempos; por lo cual la identificación de sus profecías con hechos acaecidos (identificación que sólo es posible examinando con muchísima atención cada una de las cuartetas y cribando y sopesando cada palabra en ellas contenidas) es el único medio de que

disponemos para demostrar la veracidad de sus afirmaciones. Examinando, pues, detenidamente sus Centurias, es posidespués de una lectura atenta que permita la reflexión, ble recoo mejor: por la reflexión después de una lectura atenta nocer las que tratan de un tema que no es completamente ajeno a nuestra mente; y puede entonces ocurrir que una imagen, un nombre, una localidad sean para nosotros como una chispa





—una en mo— que encienda en luz

la

oscuridad, un pretexto,

un motivo, un

recla-

nuestra mente la idea de un aconteci-

miento histórico que aclara aquello que estaba oscura y veladamente contenido entre las rimas de las cuartetas. Desde la muerte de Nostradamus hasta nuestros días, la historia se ha encargado de registrar una serie de hechos importantísimos para todos los países europeos. Si, por ejemplo, nos limitamos a las vicisitudes por las que ha pasado Francia,

vemos que

esta grande y poderosa nación, chos siglos ha cumplido la misión de guía,

que desde hace muno sólo ha marcado

con una impronta personalísima todos sus actos civiles, políticos o sociales, sino que con dos epopeyas trágicamente señeras ha cambiado, probablemente,

el

curso de

la historia

imprimien-

do primero a Europa y después al mundo entero un giro que no dudaríamos en llamar «determinante». Nos referimos a la Revolución de 1789 y al advenimiento de Napoleón Bonaparte.

Por ella dice

lo que concierne a la Revolución Francesa, lo que de Nostradamus es bastante incompleto, si bien hay algu-

nas cuartetas con claras referencias a política y religiosa

106

que en

ella

la

grave convulsión social,

tuvo su origen.

En

pocos versos

cita

expresamente

Luis

XVI

el

nombre

del lugar, Varennes,

donde

el

Rey

fue detenido cuando intentaba 'huir, disfrazado, para

que buscaba capturarlo. Es el nombre de persona que lo reconoció y denunció a los revolucionarios. nos parece que estos detalles no pueden atribuirse a puras y

eludir la guardia revolucionaria

más, la

Y

el

vidente da, con ligerísimas variantes,

simples coincidencias.

Vendrá de noche por

el

bosque de Reines

Dos partes criado Herne la piedra blanca, Monje negro en gris dentro de Varennes Elegido cabeza causa tempestad, fuego, sangre degüella.

(centuria Probablemente

la

más grave

IX,

dificultad

CUARTETA XX

)

que encuentra un

observador para descifrar estos versos se debe esencialmente

por Nostradamus para un acontecimiento que debía modificar profundamen-

a la complejidad del lenguaje utilizado

describir

ter el rostro de Francia y alterar, el

te

con tan graves repercusiones,

mundo. Hombre de su tiempo, adicto a la Corona y profundamenrespetuoso para con la autoridad y la persona del Rey (re-

orden establecido en todo

el

cordemos que fue médico cortesano, consejero y astrólogo muy apreciado en la Corte de Francia), Nostradamus no se atrevía a predecir claramente a la monarquía (que le distinguía con su benevolencia y que probablemente estaba dispuesta a protegerlo contra cualquier eventual acción contra él por el terrible Tribunal de la Inquisición), el trágico acontecimiento después del cual la Corona sería substituida por la República y el propio Rey ignominiosamente guillotinado. Cuando se refiere a Napoleón, por el contrario, Nostradamus es sorprendentemente claro y sumamente inteligente; de predice el lugar del nacimiento, la duración y los principales hechos de su reinado e incluso la naturaleza de su amor por María Luisa. Dice así la cuarteta sesenta de la I Centuria: él

107

Nacerá un Emperador cerca de Y al Imperio costará muy caro Dirán con qué gentes

Y

Italia

él se alia

menos príncipe que

lo encontrarán

carnicero.

El vidente no habría podido hablar más claro. Ningún otro emperador nació cerca de Italia; Napoleón costó al

Imperio erigido por

él

mismo para

muy

caro

su prestigio personal y

hecatombe de muertos directa o indiel corso, justifica el título de «carnicero» que Nostradamus le da en sus cuartetas. Y es ésta, asimismo, la opinión de muchos. No olvidemos, sobre este particular, que si bien los conflictos y las guerras estuvieron en el siglo xvi a la orden del para su propia gloria,

la

rectamente provocada por

no pueden compararse, por sus proporciones, a las guerras que estallaron en Europa durante el imperio napoleónico; por tanto, el vidente, contemplando en su visión profética tanto horror de sangre y de vidas humanas sacrificadas por la ambición de un solo hombre, no dudó en llamarlo .«carnicero». La cuarteta que hemos citado es una admirable y perfecta síntesis de la gran figura de Napoleón y creemos, sinceramente, que de él no podía decirse ni más ni mejor en tan pocas palabras. Lo único que los comentaristas suelen añadir al comienzo del tercer verso es la palabra «la posteridad»; añadidura que tiene una cierta lógica, porque los versos que siguen no tienen sujeto y éste, al parecer, es el único que cuadra. Además de esta cuarteta hay otras que hablan asimismo del Emperador. La cincuenta y siete de la Centuria VIII dice: día,

De De

simple soldado llegará vestido corto llegará

Valiente en

la guerra,

Imperio,

muy malo con

Estrujar a los sacerdotes

108

al

al largo:

como con

el

la Iglesia,

agua hace

la esponja.

Aunque

separadas una de otra por un espacio bastante

largo que ocupan otras cuartetas, las dos* citadas están perfec-

tamente encadenadas y se complementan entre sí de que no es posible desconocer el nexo que las une. Efectivamente, mientras se dice en

un Emperador no

la

tal

modo

primera que nacerá

el camino que recorrerá para acceder al Imperio, se afirma, en esta segunda, que se trata de un soldado que llegará hasta la cúspide del poder y que será valiente en la guerra, cruel para con la Iglesia y extremadamente despiadado para con sus ministros, a quienes estrujará como se exprime el agua de una esponja.

lejos

de

Italia,

pero sin detallar

Esta descripción se adapta perfectamente a Bonaparte. Claro está que los detalles particulares contenidos en cuarteta

no pudieron

ser

comprendidos hasta que

la

saltó a la

momento en que empezó a brillar su estrella hasta que desapareció del firmamento, se pudo comprobar que muchos detalles de su vida y muchos hechos de su existencia se adaptaban muy bien a cuanto escribe el profeta y que, por consiguiente, han de atribuirse única y exclusivamente a Napoleón Bonaparte. De simple oficial y recordemos que los oficiales llevaban una capa corta llegó a vestir el majestuoso manto largo escena de

la

Historia el célebre personaje; pero desde el



de

los soberanos.

bemos que



En cuanto

se distinguió

a sus relaciones

siempre por

la

con

la Iglesia, sa-

dureza más obstinada

y la crueldad más acerba, hasta tal punto que el Papa Pío VII se vio obligado a desplazarse a París, para entrevistarse con el corso.

Pero hay más todavía: fijémonos en la decimotercera cuarla Centuria VII que, con maravillosa precisión, dice exactamente el número de años que Napoleón detentó el poder: teta

de

De

ciudad marina y tributaria, La cabeza rapada tomará la satrapía: la

Expulsar sórdido que será luego contrario,

109

Por catorce años detentará

También aquí

es

muy

la tiranía.

fácil interpretar los versos: la ciu-

dad marítima y tributaria es, evidentemente, Ajaccio, lugar donde nació Napoleón Bonaparte. La ciudad se levanta junto al mar, en el golfo de su nombre, en la isla de Córcega; y podía ser considerada

como

tributaria del gobierno central francés

porque recientemente había sido adquirida por la Corona y anexionada a Francia, más o menos cuando nació en ella el joven

jefe.

La explicación no deja lugar a dudas; y de un cuidadoso examen de todas las palabras se desprende la absoluta certeza



temor a errar

sin

— de

que

se trata

de

la capital

de Cór-

cega.

segundo verso, puede parecemos un tanto sibilino y enigmático, pero basta un momento de reflexión para descartar cualquier clase de duda. La testa rapada

Por

lo

que respecta

al

en Francia, a principios del siglo pasado, fue un exclusivo atributo de Napoleón, que nunca quiso llevar peluca, a diferencia hasta aquel entonces de los personajes reales, sistemáticamente

representados por pintores y retratistas con largas melenas ensortijadas.

Este particular detalle podría causar alguna extrañeza a

hombres de hoy, pero en los días aquellos en los que Napoleón empezó a imponer su autoridad y su prestigio, causó un efecto extraordinario entre las tropas y entre la población que

los

le

estaba sujeta. Sus propios soldados se complacían en llamar-

le

familiarmente

le petit

tondu, literalmente «el pequeño pe-

lón». Esta frase despierta con

suma

facilidad en nuestra

de Napoleón, El tercer verso, por el contrario, es

mente

la característica figura

muy

oscuro y sólo se pueden aventurar, para intentar explicarlo, algunas hipótesis,

como

aquella que dice que cuando accedió Bonaparte al poder

estaba aún

110

muy

fresco el recuerdo de los

hombres del Directo-

rio que habían aterrorizado a la Francia revolucionaria, comportándose como «sórdidos» exponentes' de un poder dictatorial que hubo de someterse, de buen o mal talante, al Primer

Cónsul.

Referente al último verso, hemos de decir que contiene, menos, dos datos incontrovertibles; el número «catorce» y la palabra «tiranía». La cifra indica con claridad la duración del reino, o mejor del poder, que detentó Napoleón: desde el 9 de noviembre de 1799 al 23 de junio de 1815. Son exactamenal

te

14 años,

siete

meses y catorce

días,

que

se

reducen a algo

menos de catorce años, si restamos de ellos los once meses que Napoleón estuvo desterrado en la isla de Elba. La palabra «tiranía» ha sido empleada por Nostradamus para destacar el carácter del régimen imperial instaurado por Napoleón, para

quien los parlamentos y te ningún valor. ¡Síntesis

las

admirable de

asambleas no tenían absolutamen-

la

vida de Napoleón la que nos

Y

no hay duda de que su vaticinio se cumplió en todos y en cada uno de los detalles. Hay, en fin, otra cuarteta que puede ser asimismo, con toda seguridad, atribuida a Napoleón Bonaparte: la cincuenta

ofrece Nostradamus en sus cuartetas!

y cuatro de

la

Centuria IV:

Del nombre que nunca tuvo el Rey galo, Jamás hubo un rayo tan temido: Temblando Italia, España y los ingleses. De mujer extranjera locamente enamorado. El primer verso se refiere indudablemente a Napoleón: de Francia se designaron siempre con el apelativo de

los reyes

«reyes»; y sólo para el corso se empleó el título de Emperador él, únicamente llevó su sobrino Napoleón III.

que, después de

En

hecho de que Napoleón sea comparado al «rayo», también aquí la predicción nos parece exacta, porque bastará cuanto

al

111

recordar, siquiera brevemente, la estratégica habilidad del ge-

neral y de sus fulminantes campañas para poder afirmar que la palabra en cuestión concuerda por completo con la interpreta-

ción dada por muchos comentaristas a esta cuarteta. Italia, España e Inglaterra son las tres naciones que experimentaron, a veces con visos de tragedia, el orgulloso poderío de Napoleón; y aunque las campañas contra estos pueblos no fueron las más importantes que llevó a cabo el Emperador, no hay que olvidar que las profecías contenidas en las Centurias nostradámicas se refieren principalmente a Italia, España, Francia, Inglaterra y Alemania, según precisión del propio autor

cio de la primera edición de su interesante libro. te,

ya sabemos que Nostradamus,

taristas a

que

que descubriesen por

él escribía,



como retando mismos

procuraba aprovechar todas

en

Por otra para los comen-

la lógica del

las

al

texto

ocasiones para

presentar, adrede, las estrofas de sus cuartetas con

tismo

el prefa-

un herme-

parecer sólo casual, embarulladas, oscuras y confusas.

Por último, respecto a la referencia que hace a la dama extranjera, de la que estaba extraordinariamente enamorado, ésta no podía ser otra que María-Luisa, de la que Napoleón se mostró siempre muy prendado, aun cuando no sintiera por ella la misma ternura que había tenido por Josefina.

112

Los grandes acontecimientos de nuestro siglo

Desde que terminó

la

primera guerra mundial hasta que

desde 1917-18 hasta 1939, los principales acontecimientos que caracterizan este período (período estalló la segunda,

o

sea,

de tanta importancia para nosotros que puede aseverarse que vivimos todavía hoy sus consecuencias) fueron descritos por

Nostradamus con absoluta precisión y, a menudo, con particularidades y detalles que excluyen cualquier posibilidad de error en

la interpretación

Dice

la

de cuanto nos legó

el

gran vidente.

cuarteta sesenta y tres de la I Centuria:

Los azotes pasados disminuido el mundo, Largo tiempo la paz, tierras deshabitadas, Hermana caminará por cielo, tierra, mar y onda. Después de nuevo las guerras suscitadas. Analicemos punto por punto estos versos. Cuando los azotes de la primera guerra mundial termi-

113

nen, el número de habitantes del

mundo habrá

disminuido: primer verso; y reparemos que el profeta habla de azotes en plural, por lo cual podemos pensar tal es el significado del

que se refiere no sólo a la guerra que estalló en Europa, sino también a la revolución rusa y a la terrible y violenta epidemia que se declaró en España y se extendió por otras naciones europeas, causando entre la población incontables víctimas.

En

cuanto a

las tierras

deshabitadas, no es preciso esfor-

zarse demasiado para entender

que son

las tierras

que con

el

guerra quedaron estériles y desoladas, como fueron, por ejemplo, muchas regiones de Francia, de Rusia y de Po-

paso de

la

por completo. punto especifica Nostradamus que durante el período de paz que seguirá a tanta desventura, una «hermana» irá por el cielo, tierra y onda. A quien se refiere el apelativo «hermana» consta claramente en otra cuarteta, la cuarta de la IV Centuria: lonia, calcinadas

En

este

El impotente Príncipe enojado, lamentos y querellas De rapiñas y saqueos por galos y por líbicos:

Grande

es

Hermana

por

tierra,

Italia será

en mar

echando a

infinitas velas.

los célticos.

el período de la que va aproximadamente desde 1860 a 1870, y que culminó con la ocupación de Roma, que estaba defendida por los zuavos, franceses o libios. El impotente Príncipe es Francisco II de Borbón, el «Grande» por la tierra es Napoleón III y las infinitas velas son las flotas borbónicas, francesa e inglesa, como asimismo la italiana y la austríaca, que

Se describe aquí, en una rápida visión,

historia italiana

surcaron, durante aquellos años, el Mediterráneo.

que se trata de que por aquel entonces Italia irá por por mar, por tierra y sobre la onda, que en este caso

Italia» es, pues, la frase escogida para indicar

esta nación; y he aquí el cielo,

114

«Hermana

es el éter,

Y

dominado por

la

prodigiosa invención de la radio.

luego, otra vez, las guerras que' vendrán a turbar el

Europa tan difícilmente conseguido y tan preel Oriente de Europa habrá conocido, durante aquellos mismos años, una convulequilibrio de

cariamente consolidado. Por otra parte, sión apocalíptica:

Al gran Imperio

Bondad

llegará otro

muy

distinto

más de felicidad: Regido por uno salido no lejos de Corromper reinos gran infelicidad. distante

(centuria

¿Qué

la plebe,

vi,

cuarteta lxvii)

otra nación fuera de Rusia estaba entonces regida

forma imperial? Este gran imperio estará regido, pues, jefe bien distinto, ya por censo, ya por sangre, casi plebeyo; este hombre se comportará tan cruelmente como aquel a quien ha derribado y se seguirá de ahí una gran trapor

la

por un

gedia para todas aquellas naciones que, siguiendo las huellas

de este gran imperio, se corromperán por la nueva doctrina. Es extraordinariamente interesante proseguir el examen de las cuartetas que se refieren también a este acontecimiento:

Los dos malignos de Escorpión conjuntos. El gran Señor asesinado dentro de Peste a

la Iglesia

La Europa baja y

por la

el

la sala:

nuevo Rey agregado.

septentrional.

(centuria

i,

cuarteta

lii)

la historia: el 15 de marzo de 1917 abdiZar caba el Nicolás II y luego era detenido y deportado con toda su familia a Ekaterinenburg, en Siberia; allí fue asesi-

Recordemos

nado el 16 de julio de 1918, en la sala del pabellón, corriendo también la misma suerte todos sus allegados.

115

Ahora

bien, la cuarteta dice

que

el asesinato se

cometerá

enseña de los dos malignos unidos por Escorpión, es bajo decir, de Saturno y de Marte, cuyos símbolos son la hoz y el la

martillo, enlazados para formar la figura de Escorpión que, a

su vez, simboliza el error que

emponzoña

a los pueblos

con

doctrina y métodos insidiosos y fraudulentos. La cuarteta añade, además, que esto acarreará igualmen-

daño y en especial el nuevo cabecilla que de Rusia; sus acólitos perseguirán a la religión en la Europa meridional y septentrional, como realmente ocurrió en todo el territorio ruso, en no pocos países situados al te a la Iglesia grave

cambiará

la faz

otro lado del telón de acero y, durante el tiempo de la guerra civil,

en

la católica

El cuadro de

España.

la

revolución rusa se completa con los ver-

sos de la cuarteta cincuenta y

nueve de

la

III Centuria, que

dice:

Bárbaro imperio por

el tercero

usurpado

La mayor parte de su sangre condenar a muerte, Por muerte senil, por él, el cuarto atacado, Por temor de que sangre por otra sangre sea muerta. Si a ficiente

primera vista parece algo confuso

el

sentido, es su-

detenernos brevemente en cada una de

las

palabras

para desentrañar su significado. El gran imperio, después de la

usurpación del tercer estado, o. sea,

la

burguesía, es llama-

do bárbaro, porque, efectivamente, a los dirigentes de la época zarista les sucedió una clase de baja y mediana burguesía que dio en seguida pruebas de crueldad y de barbarie, llevando a cabo muchas sangrientas depuraciones en el seno de sus propios adeptos; por lo cual, transponiendo

la frase,

conse-

guiríamos una mayor coherencia de cuanto se dice. La interpretación podría ser ésta: el tercer estado condenará a muerte a

una buena parte de

116

los

de su propia sangre; y a muchos de

campesinos y desheredados de la fortuna, serán por él perseguidos y condenados mediante muerte senil (que es el hambre), indigencia y trabalos del cuarto estado, es decir, obreros,

y ello por temor de que

la sangre derramada se provoque otra sangre, o dicho con otras vuelva y palabras más claras, para que no estalle una reacción y una abierta rebelión contra los jerif altes que tanta sangre derramaron ya con el fin de reafirmar el nuevo régimen ruso. Los principales acontecimientos de nuestro siglo son claramente mencionados en los versos del vidente. Veámoslo: La cuarteta cincuenta y cuatro de la Centuria dice con

jos forzados,

contra ellos

claridad que a la plaga de dos revoluciones seguirá la explo-

sión nacional-socialista de la Alemania hitleriana.

Leemos

a

este propósito:

Dos

De

revoluciones hechas por

el

malvado hocero,

reino y siglos hace mutación,

El móvil signo en su lugar se insiere,

A

los

dos iguales y de inclinación.

Cuando

el

malvado hocero,

es decir Saturno,

perversidad y se identifica con dos revoluciones, la francesa y a cabo

bolo de

como

la

la

que

es sím-

hoz, habrá llevado

la

rusa,

cambiarán,

consecuencia, tiempos y naciones. Aparecerá entonces

otro partido revolucionario cuyo símbolo será la señal movible (la cruz gamada) y, substituyendo al comunista, será se-

en sus objetivos y en sus métodos: la opresión muerte para cuantos a él se opongan. La cuarteta cuarenta y siete de la I Centuria se refiere

mejante y

la

a él

a la Sociedad

de

las

Naciones. Dice:

Del lago Leman los discursos enojarán Los días serán reducidos a semanas. Luego meses, luego años, luego todos desfallecerán, Los Magistrados serán condenados por leyes vanas.

117

.

La cuarteta

es

un

juicio

nada halagüeño y más bien seve-

ro de la labor llevada a cabo por los ministros reunidos en

Ginebra, como representantes de

que

discursos dice

— cansarán

pronunciarán

naciones del mundo: los del

orillas

a

Leman

lago

a

años; todos abandonarán la lucha y

leyes que, por falta de letra

las

todos y serán causa de desunión y de faslos días serán como semanas, después como meses,

tidio;

como

se

un

propias

al final las

espíritu superior, se convertirán

muerta, condenarán a los mismos magistrados que

en las

elaboraron.

La cuarteta sexta de

la

V

Centuria es una clara referen-

proclamación de Víctor Manuel III

cia a la

Al Rey augur la mano imponer sobre Vendrá a rogar por la paz itálica:

A

la

mano

De Rey

como emperador: el jefe.

izquierda cambiará el cetro.

llegará a ser

Emperador

Es asimismo muy importante

pacífico.

el

anuncio en

la

cuarteta

ochenta y nueve de la II Centuria, de dos personajes destinados a gobernar Europa totalitariamente. La transcribimos para nuestros lectores:

Un

día se repartirán el

mundo

los

dos grandes maestros,

Su gran poder se verá aumentado: La tierra nueva estará en sus poderosas manos, Los días del sanguinario están contados.

Dos grandes maestros decir, serán

pieza en el

subirán al poder del Estado, es

coronados de autoridad, como se hace con una juego de damas; su influencia política aumentará

considerablemente

Es cuela

118

clara la alusión a Hitler

ambos mientras que .

la

y Musolini, maestros de

es-

Tierra Nueva, América del Nor-

te,

alarmada ante

el

predominio de

los

dos jefes sobre

el resto

de Europa y de la peligrosa extensión de' sus doctrinas, vigilarán el número siempre creciente de sus adeptos y seguidores. La cuarteta segunda de la IX Centuria prevé la reconciliación entre el

Estado italiano y

la

Santa Sede:

monte Aventino voz

Desde

lo alto del

¡Iros!

¡Marcharos! por entrambas partes,

De De

sangre de los rojos la ira será saciada,

la

oída,

Rimini Prato, Columna socavada.

Desde

lo alto del

monte Aventino

se oirá clamar

una

voz: «¡Iros!», a la que responderá, desde la otra parte, otra

voz

igual,

pero contraria. La

ira

provocada por

los

hechos de

sangre que hirieron a los rojos será desaprobada, pero la Co-

lumna nacida entre Rimini y Prato

será al fin socavada.

Los versos prof éticos son bastante claros, y podemos ver en ellos una referencia al asesinato del diputado socialista

Giacomo Matteoti, mentaria

grupo de

al

insigne

miembro de

la

oposición parla-

gobierno de Mussolini, muerto en 1924 por un

Inmediatamente después de este delito, y del mismo, el grupo de la oposición se del Aventino y abandonó Montecitorio en señal de sicarios.

como consecuencia retiró

protesta.

La firma

del Concordato entre Italia y el Vaticano se

predice en la cuarteta setenta y ocho de

la

Centuria V:

Los dos unidos lo serán por poco tiempo, al cabo de trece años con el Bárbaro Sátrapa, Por los dos lados harán tal predimiento

Y

Que uno La

bendecirá la Barca y su capa.

clave que explica los citados versos está en la última

línea: la barca

y

la

capa son dos atributos del

Sumo

Pontífice.

119

Se

por una parte del Papado, y por otra parte de Estado. Los dos se unirán con pleno acuerdo, pero

trata, pues,

un

jefe

sólo por trece años. Transcurrido este tiempo,

uno de

ellos

caerá en la trampa que

un bárbaro

causará a entrambos

pérdida de vidas humanas y de seguigracias a Dios de que las consecuen-

dores que

el

tal

le

habrá tendido, lo cual

Papado dará

no hayan sido peores. Creemos oportuno recordar que el Pacto de Letrán se estipuló el 11 de febrero de 1929, y que

cias

trece años después, es decir hacia

1942,

el

enfrentamiento

entre el Vaticano y el gobierno fascista, a causa de la alianza estipulada por Italia con la Alemania nazi, era clara, pública

y notoria. El desarrollo de los hechos ha demostrado que una de las

dos partes experimentó tan grave detrimento en su poder

y en su prestigio, que ha quedado, como consecuencia, completamente revuelta y trastornada; la Iglesia, en cambio, no ha sufrido hasta hoy a causa de la predicha ruptura especiales riesgos y contratiempos. Se predijo, empero,

que ella sufriun grave cisma (el propio Nostradamus habla también de este cisma) y que un Papa sería asesinado, pero estos hechos, tan dolorosos, nunca llegarán a poner en peligro a la nave de ría

Pedro. descripción de los hechos de nuestro siglo:

Prosigue

la

Junto

lago

al

Leman

será conducida.

Por jovencita extranjera ciudad queriendo traicionar, Antes de su homicidio en Habsburgo la gran fuga, Y los del Rhin vendrán a arrebatarla. la Centuria V, cuarteta doce, en la que se una ciudad que quiere traicionar, será conducida, junto al lago Leman, por una jovencita extranjera. Antes de que la ciudad cometa un homicidio será puesto en fuga uno de los Habsburgo y luego vendrán a arrebatarla los del Rhin.

Se trata de

dice que

120

Veamos cómo está Ginebra, sede

aclarar la metáfora: junto al lago

de

la

Lemán

hoy desaparecida Sociedad de Na-

ciones; la «jovencita extranjera» era la joven República Aus-

constituida en

tríaca,

1918, después de haber sido echado

Carlos I de Habsburgo. Viena es la ciudad que quería cionar, por cuanto los partidos de izquierda austríacos,

trai-

como

asimismo los católicos (cuando Ilitler obtuvo el poder en Alemania y anunció su programa de unificación de todos los pueblos de lengua germánica, con la consiguiente anexión de Austria a Alemania) apelaron a la Sociedad de Naciones para que ésta impusiera al dictador nazi el cumplimiento del tratado que prohibía tal política de unificación, denunciando al propio tiempo la activa y fuerte organización de los nacional-socialistas austríacos que eran, por el contrario, favorables a la unión con Alemania. Antes de que en Viena se cometiese el homicidio del presidente Dollffuss (que se perpetró en 1934, para eliminar al principal adversario del Anschluss), el último de los Habsburgo fue puesto en fuga, e inmediatamente los del Rhin (los nazis) se apoderaron de la joven República (año 1938) para anexionarla a Alemania.

La do de

él

En

dominada por la Nostradamus ha deja-

historia italiana de este período está

figura del dictador Benito Mussolini;

varias inconfundibles profecías. la

Centuria

V

la

cuarteta cuarenta y una dice:

Nacido bajo las sombras del día nocturno, Será en reino y bondad soberana: Hará renacer su sangre de los lejanos ancestros, En siglo de oro el de cobre transformado. Se alude a una persona que llegó muy arriba en un reino, pero de humilde cuna: Mussolini nació en un oscuro barrio de una modesta localidad a las 14 horas del 29 de iulio de

121

1883. Por

por tanto; es decir, durante las horas del que las horas del diurno son las comprendidas entre medianoche y mediodía. Gracias a su gestión, la tarde,

día nocturno, puesto

de su propio linaje y sangre, renacerán a grandeza del pasado, renovando a sus gentes con la

los italianos, gente la austera

nobleza del trabajo y con todas

las características propias de edad del cobre. Nostradamus alude aquí a la antigua división mitológica, según la cual la edad del mundo se distingue en cuatro eras: la edad de oro o de la riqueza que brota espontáneamente de la tierra; la edad de plata, cuando el hombre empieza a trabajar la tierra, dedicándose a la agricultura; la edad del cobre o de las primeras guerras, en la que reina, a pesar de todo, la justicia, la honradez y la fe religiosa y, por fin, la edad de hierro o de perversidad, en la que la Tierra se convierte en un árido y estéril reino de maldad, de injusticia y de delitos. la

Siguen luego dos cuartetas,

y

seis,

de

la

la treinta

y cinco y la treinta

Centuria III, cuya significación sólo es clara en

parte:

De lo más profundo del Occidente de De pobres gentes un niño nacerá: Que con su hablar seducirá a muchos. Su fama en

el

Europa,

Oriente más crecerá.

Sepultado, no muerto apoplético. Será hallado tener las

Cuando

Que

la

manos comidas.

ciudad condene

al hereje,

tenía sus leyes, sus costumbres cambiadas.

Analizando estos versos, se deduce lo siguiente: que de

una localidad situada en

más profundo de Occidente (e Italia está situada en la parte occidental más meridional, y por tanto más baja), había de nacer de humilde familia un niño 122

lo

que, andando el tiempo, arrastraría con su palabra a grandes

multitudes y que vería crecer «su fama

La cuarteta que

al reino de Oriente». que sepultado no muerto,

sigue dice

apoplético será encontrado con las

manos comidas, cuando

al hereje que habrá intentado cambiar las qué él mismo había dictado. El hermetismo de la segunda cuarteta parece oponerse a todos los esfuerzos de interpretación que se han intentado

la

ciudad condene

leyes

y

el

misterio permanece, por ahora, intacto, indescifrable.

Ésta es

cuarteta cincuenta y tres de la Centuria VIII:

la

En

Bolonia querrá lavar sus yerros

No

podrá en

el

templo del

Volará haciendo cosas tan

En

jerarquía

De nuevo la

abril

altas.

no hubo otro

igual.

que

es la historia la

veracidad de cuanto afirma

En

sol

se encarga

vidente.

el

de 1921 Mussolini, durante

que pronunció en

la

de atestiguar

el

primer discurso

ciudad de Bolonia, pretendió descargar-

se de todas las responsabilidades

que

achacaban y de los muchos actos de violencia realizados por sus adeptos durante los turbios años

como cias

de

la

posguerra. El jefe del fascismo quiso,

Pilatos, lavarse las

que

se

se le

manos de

los errores y

de

las violen-

habían cometido en nombre de un ideal que

él re-

presentaba.

Por

lo

que

el oro.^

A este

no podrá en el templo no tendrá ningún poder sobre

se refiere a la frase «él

del sol», significa que Mussolini

respecto es necesario recurrir a la Centuria VII,

cuarteta treinta y cinco, que dice: 1. Nostradamus emplea, a menudo, un simbolismo bastante frecuente entre los alquimistas de su tiempo, para quienes el Sol era el símbolo del oro; la Luna, de la plata; Venus, del cobre; Saturno, del plomo; Júpiter, del engaño; Neptuno, del agua; Marte, del hierro, etc.

123

La gran

De

lonja se lamentará, llorará,

haber elegido, habrá errado en

la

edad:

Caudillo con ellos no querrá morar:

Defraudado será por El

mundo

financiero,

los

de su propia lengua.

o mejor,

los representantes del ca-

pitalismo se arrepentirán de haberle elegido y se lamentarán

de haberle dado su apoyo y haber ayudado económicamente a un jefe que no quiere convivir con ellos. Se habrán equivocado también en la edad, porque pensaron poder tener en sus manos a un joven inexperto, convencidos de que podrían manejarlo a su antojo. Pero al fin, este hombre se verá completamente defraudado y desilusionado por quienes son de su propia lengua, de su propia estirpe, de su propia patria.

Por

Suevos y lugares circunvecinos, Estarán en guerra a causa de muchedumbres: Cámbaros marinos, langostas y mosquitos, los

Del Leman yerros serán bien encuerados. (centuria V, CUARTETA LXXXV)

La cuarteta

dicado a referir los

común,

segunda parte de este capítulo, deacontecimientos de nuestro siglo; por lo

inicia la

se la considera

una

clara alusión a la

segunda guerra

mundial. Anuncia que los suevos, es decir, los alemanes y las naciones colindantes, desencadenarán la guerra por tierra y

mar, y por doquier habrá carestía y sufrimientos, fatigas e incomodidades a causa de una gran cantidad de pueblos ubicados en un territorio demasiado estrecho, a quienes se bía negado toda expansión colonial.

les ha-

La responsabilidad de

que condujo luego indirectamente a la guerra, se remontaba a la Sociedad de Naciones (cuya sede estaba en Ginebra, junto al lago Leman) y a los yerros por ella

este estado de cosas

cometidos con

124

el

Tratado de Versalles.

La intervención de se descubre

en

Inglaterra y el desenlace de la guerra

la cuarteta setenta

de

la

«Centuria III:

La Gran Bretaña, incluida Inglaterra, Vendrá por agua tan fuerte a inundar: La nueva Liga de Ausonia le hará guerra,

Que

contra aquéllos ellos se alinearán.

El sentido nos parece bastante claro: Inglaterra, unida a todas las naciones de habla inglesa, invadirá con imponentes fuerzas los países de la nueva Liga de Ausonia (con el adjetivo

ban

«nueva»

Y jefe

el

aliadas entre

vidente designa a las naciones que no estasí

durante

la

primera guerra mundial).

contra los aliados anglosajones presentará batalla el

de Ausonia.

La Centuria V, en en cambio, de otra Liga:

la cuarteta

cincuenta y una, habla,

La gente de Dacia, de Inglaterra y Polonia, Y de Bohemia compondrán nueva liga: Para ir más allá de Hércules la columna, Barcinos, Tirrenos levantarán cruel intriga.

Esta profecía se refiere a

la

Liga que se opuso a la inva-

sión germánica, al principio de la segunda guerra mundial.

También aquí

«nueva» porque Inglaterra trató de renovar parcialmente una serie de alianzas, estipuladas ya en 1914 contra el enemigo común: Alemania. Los dos últimos versos anuncian que también otros pueblos se verán envueltos en la terrible lucha: con la palabra Barcinos (del latín Barcinus, que deriva de Amílcar Barca, cartaginés) puede indicarse la Francia colonial; en tanto que se

emplea

el adjetivo

los tirrenos, es decir, los italianos,

entrando en guerra contra

los aliados intentarán forzar definitivamente el estrecho

de Gi-

125

braltar para tener libre acceso al Atlántico.

La

historia nos

dice qué parte de la segunda guerra mundial tuvo lugar,

dura y sangrientamente, en de África.

La Centuria

II,

Nueve años

el

la orilla

muy

mediterránea del Norte

en su cuarteta novena,

dice:

macilento en paz se mantendrá,

Luego estallará en una sed muy sanguinaria Por él gran pueblo sin fe y sin ley morirá, Muerto por otro mucho más clemente.

La interpretación de

esta cuarteta suscitó

muchas dudas

y perplejidades hasta que se cayó en la cuenta de que la palabra «macilento» podría signiJ&car al presidente americano

Delano Roosevelt, que fue elegido el 8 de septiembre de 1932 y gobernó a los Estados Unidos en paz, hasta que el 12 de septiembre de 1941 América entró en guerra. La palabra macilento se refiere, sin duda, a Roosevelt, F.

quien, afecto de parálisis infantil desde joven, vivió los

mos el

últi-

años de su vida en precarias condiciones de salud y murió

12 de abril de 1945.

El gran pueblo sin fe y sin ley que recibió de Roosevelt una mortal estocada es el pueblo alemán, o mejor, son los nazis que lo gobernaban; éstos fueron destruidos y aniquilados

por

los americanos.

Examinando

mos que

la

cuarteta primera de la III Centuria, ve-

dice:

Después del combate y batalla naval El gran Neptuno en su máxima exaltación:

Rojo adversario palidecerá de miedo Poniendo al gran océano en espanto:

Es evidente que, en 126

este caso,

Neptuno

indica

una o va-

%

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et

BPl w^*^ vnr^ P^"|^...'m;^.J 1 ip**^^

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r-

T-

-

ans Foix entrez

Roy

celulee Turban,

Et reguera moins evolu Saturne, Roy Turban blanc Bizance coeur ban, Sol, Mars, Mercure pres la hume.

LXXiv

T)ans la cité de Fertsod homicide,

& fait multe beus arant ne macter, Retour encoré aux honneurs d'Artemide Et a Vulcan corps morts sepulturer. Fait

Lxxv

T>e l'Ambraxie

&

du pays de Thrace

Peuple par mer, mal & secours Gaulois, Perpetuelle en Provence la Trace,

Avec LXXVi

Avec

vestiges de leur

le

noir

Rapax

coustume

&

& loix.

sanguinaire,

Yssu du peaultre de l'inhumain Nerón, Emmy deux fleuves mani gauche militaire, Sera meurtry par lone chaulveron. Lxxvii

456

Ee regne prins le Roy conviera La dame prinse a mort iurez a sort. La vie a Royne fils on desniera, Et la pellix au fori de la confort.

Lxxi

En

los lugares sagrados

muchos animales

han

se

[visto,

Con el que de día no se atreve, En Carcasona por desgracia afortunada más amplia morada.

Será puesto para una

LXXll

Todavía serán los santos templos profanados, saqueados por el Senado Tolosino, Saturno dos tres ciclos cumplidos, En Abril, Mayo, gente de nueva levadura.

Y

Lxxiii

En Foix

Y

entrado Rey llamado Turban,

menos evolución Saturno, Rey Turban blanco en Bizancio cantará reinará

victoria,

Sol, Marte, Mercurio junto a la urna.

Lxxiv

En

la

ciudad de Fertsod homicidio.

Hecho y hecho muchos bueyes

antes de matar.

Retorno todavía a los hombres de Artémida, a Vulcano cuerpos muertos sepulturar.

Y Lxxv

Lxxvi

De la Ambracia y del país de Tracia Pueblo marinero, mal y socorro Gálico, Una Tracia perpetua en Provenza, Con vestigios de sus costumbres y sus leyes. Con

el

negro Rapaz y sanguinario, inhumano Nerón,

Salido del lecho del

Entre dos

ríos

mano

Será herido por

Lxxvii

Tomado

el

el

reino el

La dama capturada La vida del hijo de

Y

izquierda militar.

calvo lone.

Rey

invitará

muerte jurados a suerte. la Reina se negará, a

la pelliza al fuerte del conhorte.

457

Lxxviii

Lxxix

La dame Grecque de beauté laydique, Heureuse faicte des procs innumerable, Hors translatee au regne Hispanique, Captive prinse mourir mort miserable. Le chef de

classe par fraude statageme,

Vera timide sortir de leurs galleres, Sortis meurtris chef renieux de cresme,

Puis par l'embusche lui rendront les salere.

Lxxx

Le Duc voudra

En voy era

les siens esterminer,

les plus forts lieux estranges,

Par tyrannie Bize Puis

Lxxxi

les

& Luc ruiner,

Barbares sans vin feront vendanges.

Le Roy rusé entendra

De

trois quartiers

Un nombre

ses

ennemis

embusches assaillir,

estrange larmes de coqueluches

Viendra Lemprin du traducteur LXXXii

Par

La La

le

deluge

cité

saillir.

& pestilence forte,

grande de long temps assiegee,

sentinelle

& garde de main morte,

Subite prins, mais de nul outragee.

Lxxxiii

Sol vingt de Taurus si fort terre trembler, Le grand theatre remply ruinera,

& terre obscurcir & troubler, Lors Vinfidelle Dieu & saine ts vo güera. L'air ciel

Lxxxiv

458

Roy exposé

parfaira V hecatombe, Apres avoir trouve son origine, Torrent ouvrir de marbre & plomb la tombe, D'un grand Romain d'enseigne Medusine.

LXXViil

La dama griega de encantadora

belleza,

Feliz dotada de virtudes innumerables,

Trasladada fuera

Hecha Lxxix

al

reino Hispánico,

prisionera morirá de muerte miserable.

El jefe de

la flota

Hará tímido

salir

por estratagema fraudulento, de sus galeras,

Salidos muertos jefe violentamente renegado.

Después pagarán por

la

doblez con la misma mo[neda.

Lxxx

El

Duque querrá

a los suyos exterminar,

Enviar los más fuertes a lugares extraños,

Por tiranía Bize y Luc arruinar, Luego los Bárbaros sin vino harán vendimias. Lxxxi

Lxxxii

El taimado Rey preparará sus artimañas Por tres lados diversos al enemigo atacar. Un número extraño lágrimas de espasmos Vendrá Lemprin de al traductor atacar.

Por el diluvio y fuerte pestilencia, La ciudad grande por mucho tiempo

sitiada.

El centinela y guardia de mano muerta, Súbitamente preso, pero en nada ultrajado. Lxxxiii

Día veinte de Tauro

la tierra

tan fuerte temblará,

El gran teatro atestado se hundirá.

y tierra oscurecerse y temblar. Entonces Dios con sus santos al infiel arrollará. El

Lxxxiv

aire, cielo

Rey expuesto rematará la hecatombe. Después de haber hallado su origen, Torrente abrir de mármol y plomo la tumba, De un gran Romano de Medusina insignia.

459

Lxxxv

Passer Guienne, Languedoc

& la Rosne,

D'Agen tenans de Marmande & la Roole, D'ouvrir par foy parroy, Fhocen tiendra son trosne, ConfUct aupres sainct Pol de ^Manseole. Lxxxvi

Du

bourg Lareyne parviendront droit a Chartres Et feront pres du pont Anthoni pause, Sept pour la paix cauteleux comtne Martres Feront entree l'armee a Varis clause.

Lxxxvii

Lxxviii

Par la forest du Touphon essartee, Par hermitage sera posé le temple, Le Duc d'Es tempes par sa ruse inven tee, Du mont Lehori prelat donra exemple. Calais,

Paix

Arras,

secours a Theroanne,

& semblant simulera l'escoute,

Soulde d'Alobrox descendra par Roane, Destornay peuple qui defera la routte.

Lxxxix

Sept ans sera Philip fortune prespere, Rabaissera des Árabes

l'effort,

Puis son mydi perplex rebors

leune ognyon abysmera son

xc

xci

affaire,

fort.

Un capitaine de la grand Germanie Se viendra rendre par simulé secours Au Roy des Roys ayde de Pannonie, Que sa révolte jera de sang grand cours. L' horrible peste Perynte

& Nicopolle,

Le Cherfonnez tiendra & Marceloyne, La Thessalie vastera l'Amphipolle, Mal incogneu, & le refus d'Anthoine. 460

Lxxxv

Pasar Guinea, Languedoc y el Ródano, De Agen los dueños, de Marmanda y la Roole,

De

abrir

con fuego

la

pared, Foceo conservará su [trono,

Conflicto cerca de Saint Pol de Manseole.

Lxxxvi

Del burgo Lareyne llegarán directo a Chartres Y harán junto al puente Anthoni pausa,

como Martres,

Siete por la paz cautelosos

Harán entrada de Lxxxvil

Por Por El

ejército

en París clausurado.

de Toufon desbrozada. ermita será puesto el templo,

la selva la

Duque de Estempes por

su astucia inventada,

Del monte Lehori prelado dará ejemplo. Lxxxviii

Calais, Arras, socorro a

Theroanne,

Paz y fingimiento simulará

la

escucha.

Tropa de Alóbroges descenderá por Roana, Evitar el pueblo que deshará la ruta. Lxxxix

Siete años será Felipe próspera fortuna.

Abatirá de los Árabes

Luego su

el esfuerzo.

gloria perpleja, asunto complicado,

Joven Ogmión doblegará su fuerza.

xc

Un capitán de la gran Germania Vendrá a rendirse por simulado auxilio Al Rey de los Reyes ayuda de Pannonia,

Y xci

su revuelta hará de sangre gran curso.

La horrible peste Perinto y Nicópolis, El Queroneso resistirá a Marcelonia, Tesalia devastará a Anfípolis,

Mal' desconocido, y

el

rechazo de Antonio.

461

xcii

Le Roy voudra en

neufve entrer,

cité

Par ennemis expugner l'on viendra Captij libere sauls diré

Roy dehors xciii

estre,

loin

d'ennemis tiendra.

Les ennemis du fort bien esloignez, Par chariots conduict le bastión,

Par sur

murs de Bourges esgrongunz,

les

Quand Hercules xciv

& perpetrer,

batirá l'Haemathion.

Foibles galeres seront unies ensemble,

Ennemis faux

le

plus fort en rempart:

Faible assaillies Vratislave tremble,

Lubecq

xcv

xcvi

&

Maysne tiendront barbare

part.

he nouveau faict conduira l'exercice, Proche apamé iusqu'au'aupres du rivage, Tendant secours de Milannoille eslite, Duc yeux privé a Milán fer de cage.

Dans

cité entrer exercit desniee,

Duc entrera par persuasión, Aux foibles portes clam armee amenee, Mettront feu, mort, de sang effusion. xcvii

De mer copie

en trois pars divisee,

A la seconde les vivres failleront, Desesperez cherchant champs Helisees,

Premiers en breche entrez victoire auront. xcviii

462

Les affligez par faute d'ün seul taint, Contremenant a partie opposite, Aux Lygonnois mandera que contraint Seront de rendre le grand chef de Molite.

xcii

El Rey querrá en ciudad nueva entrar,

Por

los

enemigos expugnar se llegará

Cautivo liberado falso decir y perpetrar, Rey fuera estar, lejos de enemigos resistirá. xciii

xciv

Los enemigos del fuerte muy alejados. Por carreteras conducido el bastión, Por sobre los muros de Bourges fortificados. Cuando Hércules derrote al Emación. Débiles galeras estarán unidas juntas,

Enemigos

falsos el

más

fuerte al bastión:

Débiles arremetidas, tiembla Bratislavia

Lubec y Misia parte bárbara tendrán.

XCV

El nuevo hecho dirigirá

el ejército,

Próximo abatido hasta cerca de la orilla. Esperando auxilio del Milanés potaje selecto,

Duc xcvi

falto

de ojos en Milán hierro de

jaula.

En ciudad entrar ejército rechazado, Duc entrará por persuasión. Ante débiles puertas clamores

ejército llevado.

Entregarán a fuego, muerte, de sangre efusión. xcvii

De mar

A la

las

armadas en

segunda

tres partes divididas,

los víveres faltarán,

Desesperados buscando campos Elíseos, Primeros por brecha entrados victoria tendrán. xcviii

Los afligidos por falta de un solo envite, Contraguiando a la parte opuesta, A los Lygoneses ordenará que forzados Habrán de rendirse al gran jefe de Molita.

463

xcix

Yent Aquilón jera partir le siege, Par murs getter cendres, chauls, & poussiere: Par pluyes apres, qu'il leur jera bien piege, Dernier secours encontré leur frontiere.

c

Navalle pugne nuit sera superee,

Le

feu,

aux naves a l'Occident ruine la grand nef coloree,

Rubriche neusve, Iré a vaincu,

& victoire en bruine.

CENTURIE X I

A l'ennemy, l'ennemy foy promise, Ne

se tiendra, les captifs retenus:

Prins,

preme mort,

Damné le II

reste

pour

&

le reste

en chemise,

estre soustenus.

Voille gallere voil de nef cachera,

La grande classe viendra sortir la moindre, Dix naves proches le tourneront pousser, Grande vaincue unies a soy ioindre. III

En

apres cinq troupeau ne mettra hors.

Un

fuytif pour Penelon lascherq, Faux murmurer, secours venir par Le chef le siege lors abandonnera.

IV

464

Sus la minuict condueteur de l'armee Se sauvera subit esvanouy, Sept ans apres la jame non blasmee A son retour ne dirá oncq ouy.

lors,

XCIX

Viento Aquilón hará partir

la

sede,

Por muros echar cenizas, cal y polvo: Por lluvia luego que les causará más daño, Último socorro llegar desde su frontera. C

Pugna naval noche El fuego en

las

Rúbrica nueva,

será superada.

naves en la

el

Occidente ruina

gran nave colorada.

Ira para el vencido y victoriosa en neblina.

CENTURIA X

I

Al enemigo,

No

el

enemigo

fe

prometida,

se guardará, los cautivos retenidos,

Presos, urge la muerte y el resto en camisa,

Condenado II

III

el resto

para ser sostenidos.

Vela de galera vela de nave esconderá, La gran flota hará salir a la pequeña, Diez naves próximas

la

Gran derrota unidas

a se reunir.

Y

envolverán empujar,

luego sacará afuera cinco rebaños.

Un

fugitivo por Penelón dejará.

Falso murmurar, socorro venir de ellos,

El jefe entonces IV

el

asedio abandonará.

Hacia medianoche conductor de la armada, Se salvará súbitamente desvanecido. Siete años después el hambre no reprochada

A

su regreso nunca dirí que

sí.

465

V

& Castres feront nouvelle ligue, Neuf Arriens Lisbon & Portugués, Alhi

Carcas, Tholose consumeront leur brigue,

Quand VI

chef neuf monstre de Lauragues.

Sardón Nemans si hault desborderont Qu'on cuidera Deucalion renaistre,

Dans

le colosse la

pluspart fuyront,

Vesta sepulchre feu estaint apparoistre. VII

Le grand conflit qu'on appreste a Nancy, Aemathien dirá tout ie soubmets,

U

L'isle Britanne par vin, sel en solcy,

VIII

Hem.

mi.

Index

& poulse parfondera le front

deux Phi. long temps ne tiendra Mets.

De

Senegalia la Comte a son fils propre, La Myrnaníee par plusieurs de prin front

Trois dans sept iours blesses mors. IX

De Castillon figuieres iour de bruñe, De femme infame naistra souverain prince Surnom de chausses perhume luy posthume One Roy ne fut si pire en sa province.

X

XI

466

Tasche de meurdre, enormes adulteres, Grand ennemy de tout le genre humain. Que sera pire qu'ayeuls, oncles, ne peres, En fer, feu, eau, sanguin & in humain.

Dessous lonchere du dangereux passage Fera passer le postume sa bande. Les monts Pyrens passer hors son bagage. De Parpignan courira Duc a Tende.

V

Albi y Castres constituirán nueva

liga.

Nuevos Arrianos Lisboa y Portugueses, Carcas, Toulouse consumirán sus lizas.

VI

Cuando

jefe

Sardón,

Nemans

nuevo monstruo de Lauragues. tan alto desbordarán

Que se deseará Deucalión renacer. En el coloso la mayor parte huirá Vestal sepulcro fuego apagado resurgir. VII

El gran conflicto que se prepara en Nancy, El Emaciano dirá yo someto todo,

La

isla

Hem,

Británica por vino, sal en abundancia,

mi. dos Phi. por largo tiempo

no ocupará [Mets.

VIII

índice y pulgar recorrerán la frente De Senegalia el Conde a su propio hijo,

La Myrnamea por

varios de señalada frente,

Tres en siete días heridos de muerte. IX

Las higueras de Castillón día de niebla,

De mujer

infame nacerá soberano príncipe Sobrenombre de calzado para sí mismo postumo.

Nunca hubo un peor Rey en su

X

Obra de muerte, enormes adulterios, Gran enemigo de todo el género humano.

Que será peor que sus En hierro, fuego, agua, XI

provincia.

abuelos, tíos ni padres,

sanguinario e inhumano.

Debajo de lonchere del paso peligroso Hará pasar el postumo su tropa, Los montes Pirineos pasar fuera su bagaje, De Perpignan correrá el Duque a Tende.

467

XII

Esleu en Pape, d'esleu sera mocqué, Subit soudain esmeu prompt

& timide,

Par trop bon doux a mourir provoqué, Crainte estainte la nuict de sa mort guide. XIII

Souz la pasture d'animaux ruminant Par eux conduicts au ventre helbipolique, Soldáis cachez, les armes bruit menant,

Non loing XIV

temptez de

cité Antipolique.

ürnel Vaucile sans conseil de soy mesmes Hardit timide, par crainte prins, vaincu, Accompagné de plusieurs putains blesmes

A Barcellonne aux chartreux convaincu. XV

Pere duc vieux d'ans

& de soif chargé,

Au iour extreme fils desniant l'esguiere Dedans

le

Senat au

XVI

puis vif mort viendra plongé,

fil la

mort longue

& legere.

Heureux au regne de France, heureux de Ignorant sang, mort, fureur

vie

& rapiñe.

Par non flateurs seras mis en envié, Roy desrobé, trop de foye en cuisine. XVII

La Royne Ergaste voyant sa filie blesme, Par un regret dans l'estomach enclos, Crys lamentables seront lors d'Angolesme, Et au germain mariage f ordos.

XVIII

468

Le rang Lorrain jera place a Vendosme, Le haut mis bas, & le bas mis haut. Le fils de Hamon sera esleu dans Rome, Et les deux grands seront mis en defaut.

XII

Elegido Papa, de elegido será burlado, Súbito de pronto emocionado dispuesto y tímido, Por demasiada dulzura a morir provocado,

No más XIII

En

temor

los pastos

Por

ellos

la

noche de su muerte guía.

de animales rumiantes

conducido

al

Soldados escondidos,

No XIV

tentado de

la

armas ruido haciendo,

ciudad Antipólica,

Urnel Vaucile sin consejo de sí mismo Osado tímido, por miedo preso, vencido. Acompañado de algunas rameras lívidas,

En XV

lejos

vientre helbipólico,

las

Barcelona a los cartujos convencido.

Padre duque viejo de años y de sed cargado. el hijo rechazando el vaso

El último día

Dentro del pozo vivo muerto será inmerso. Senado al hijo la muerte lenta y ligera. XVI

en el reino de Francia, felices de vida, Ignorando sangre, muerte, furor y rapiña. De no aduladores serán puesto en envidia. Felices

Rey XVII

XVIII

ocultado, demasiado hígado en la cocina.

La Reina Ergaste viendo a su hija pálida, Por un remordimiento en sus íntimas entrañas. Lanza gritos lastimeros de auxilio a Angouléme, Y al germánico matrimonio excluido. El rango Lorenés cederá lugar a Vendosme,

Lo de

arriba y abajo, y lo de abajo arriba.

El hijo de

Y

los

Hamón

será elegido en

Roma,

dos grandes habrán fracasado.

469

XIX

lour que sera par Royne saluee,

Le iour apres le salut, la priere: Le compte fait raison & valbuee, Par avant humble oncques ne fut si fiere.

XX

Tous les amys qu'auront tenu party, Pour rude en lettres mis mort & saccagé, Biens oubliez par fixe grand neanty.

One Romain peuple ne XXI

Par

le despit

fut tant outragé.

du Roy soustenant moindre,

Sera meurdry luy presentant les bagues;

Le pere au Fait,

XXII

XXIII

fils

voulant noblesse poindre

comme a Perse iadis feirent les Magues.

Pour ne vouloir consentir au divorce, Qui puis apres sera cognu indigne, Le Roy des Isles sera chassé par forcé. Mis á son lieu qui de roy n'aura signe.

Au

peuple ingrat faictes

Par lors l'armee se

les

remonstrances,

saisira d'Antibe,

Dans Vare Monech feront les doleances Et á Freius l'un l'autre prendra Ribe. XXIV

La

captif prince

aux I talles vaincu

Passera Gennes par mer iusqu'á Marseille,

Par grand effort des forens survaincu, Sauf coup de feu barril liqueur

XXV

d'abeille.

Par Nebro ouvrir de Brisanne passage. Bien esloignez el rago fara muestra,

Dans Pelligouxe

sera

commis l'outrage

De la grand dame assise sur l'orchestra. 470

XIX

Día en que será por Reina saludada, El día después la salvación, la plegaria: La cuenta hecha razón y balbuceada. Por antes humilde nunca se sintió tan ufana.

XX Todos

los amigos que hayan tomado partido, Por rudo en cartas muerto y saqueado,

Bienes olvidados por

fijo

gran fianza,

Nunca romano pueblo fue XXI

Por

el

tan ultrajado.

despecho del Rey sosteniendo lo liviano,

Será herido presentándole los anillos;

El padre

al hijo

queriendo inspirar nobleza

Hecho, como en Persia antes XXII

los

Magos

hicieron.

Por no querer consentir al divorcio, luego se ha reconocido indigno. El Rey de las Islas, será expulsado a la fuerza, Puesto en su lugar quien de rey no tendrá signo.

Que

XXIII

Al pueblo ingrato hechas las reprensiones, Entonces la armada se apoderará de Antibes,

En

el

arco

Monech harán

las

reclamaciones

Y en Frejus uno y otro tomará Ribe. XXIV

El cautivo príncipe en

las Italias

vencido

Pasará Genova por mar hasta Marsella,

Por gran esfuerzo de los extraños sobrevencido. Salvo un disparo a un barril licor de abejas.

XXV

Por Nebro

abrir de Brisanne pasaje.

Bien alejados

el

rago hará muestra.

En PeUigouse se cometerá el ultraje De la gran dama sentada en la orquesta. 471

XXVI

XXVII

XXVIII

Le successeur vengera son heau frere, Occuper regne souz umbre de vengeance, Occis ostacle son sang mort vitupere, Long temps Bretaigne tiendra avec la France. Par le cinquiesme & un grand Hercules Viendront le temple ouvrir le main héllique, Un Clement, lule & Ascans recules, Lespee, clef, aigh, n'eurent onc si grand picque.

Second

& tiers qui font prime musique

Roy en honneur sublimee. Par grasse & maigre presque demy eticque Raport de Venus faulx rendra deprimee. Sera par

XXIX

De

Pol Mansol dans cáveme caprine Caché & prins extrait hors par la barbe,

Captif

mené comme

beste mastine

Par Begourdans amenee pres de Tarbe.

XXX

Nepveu & sang du saint nouveau venu. Par le surnom soustient ares & couvert

& mis a mort chassez nu. & noir convertiront leur vert.

Seront chassez

XXXI

En

rouge

Le

sainct empire vienra en Germanie,

Ismaélites trouveront lieux ouverts,

Anes voudront aussi la Carmanie, Les soustenans de terre tous couverts. XXXII

Le grand empire chacun en devoit

Un

estre,

sur les autres le viendra obtenir:

Mais peu de temps sera son regne & estre, Deux ans aüx naves se pourra soustenir. 472

XXVI

El sucesor vengará a su cuñado,

Ocupar reino con pretexto de venganza, Abatido obstáculo su sangre muerte vitupera, Largo tiempo Bretaña xxvii

con Francia.

Por el quinto y uno gran Hércules Vendrán a abrir el templo con mano

Un

bélica,

Clemente, Julio y Ascans retrocede,

La espada, xxviii

se alineará

llave, águila,

no tuvieron tanta

lucha.

Segundo y tercero que hacen la primera música Serán sublimados en honor por el Rey,

Por pingüe y magra y casi media ética Informe de Venus falso volverá deprimido. XXIX

XXX

De Pol Mansol en caverna de cabras Escondido y apresado sacado fuera por la barba, Cautivo conducido como bestia fiera Por Begourdans llevado cerca de Tarbes. Sobrino y sangre del santo recién llegado.

Con

sobrenombre sostienen arcos y cubierto Serán arrojados y condenados a muerte arrojados el

[desnudos.

En rojo y XXXI

negro convertirán su verde.

El sacro imperio vendrá a Germania, Ismaelitas hallarán lugares abiertos.

Asnos querrán también la Carmania, Los fundamentos de tierra bien cubiertos. XXXII

El gran imperio cada uno lo va a desear,

Uno

sobre los demás lo llegará a obtener,

Pero pocíb tiempo durará su reino y se podrá aguantar.

ser,

Dos años apenas

473

XXXIII

La facHon cruelle a robbe longue, Viendra cacher souz les pointus poignards: Saisir Florence le duc & lieu diphlongue, Sa descouverte par immurs & flangnards.

XXXIV

XXXV

Gaulois qu'empire par guerre occupera, Par son beau frere mineur sera trahy, Par cheval rude voltigeant trainera, Du fait le frere long temps sera hay.

Puisnay Royal flagrand d'ardant Ubide, se iouyr de cousine germaine:

Pour

Habií de femme au temple d'Artemide: Allant meurdry par incognu du Maine.

XXXVI

Roy du Soucq guerres parlant, Harmotique le tiendra a mespris: Quelques ans bons rongeant un & pillant, Par tyrannie a l'Isle changeant pris.

Apres

le

L'isles

XXXVII

L'assemblee grande pres du lac de Borget,

Se rallieront pres de Montmelian:

Marchans plus outre pensifs feront proget, Chambry Moriane combat saine t lulian. XXXVIII

Amour alegre non loing pose le

siege,

Au sainct Barbar seront les garnisons: Ursins Hadrie pour Gaulois feront plaige, Pour peur rendus de l'armee aux Grisons.

XXXIX

fils vefue malheureux mariage, Sans nuls enfans deux Isles en discord, Avant dix huict incompetant aage,

Premier

De 474

l'autre pres plus bas sera l'accord.

XXXIII

La facción cruel en vestido' talar, Vendrá a esconder debajo afilados puñales: Tomar Florencia el duque y el lugar diflongo, Su descubrimiento por inmaduros y desleales.

XXXIV

Galo que imperio por guerra ocupará, Por su cuñado menor será traicionado, Por caballo rudo volteado arrastrado. Por ello el hermano por mucho tiempo odiado

XXXV

Hijo menor del Rey encendido de ardiente

será.

lujuria,

Para gozar de su prima hermana: Vestido de mujer en el templo de Artemis: Viandante herido por un desconocido del Maine.

XXXVI

XXXVII

Después del Rey del Soucq hablando de guerras. La isla Harmótica lo despreciará: Durante bastantes años royendo él y robando, Por tiranía el ser de la Isla cambiará.

Gran motín junto

al

lago de Borget,

Se reunirán cerca de Montmelián: Siguiendo más allá pensadores harán proyectos,

Chambery Moriane combate San XXXVIII

Julián.

Amor

alegre

Por

santo Bárbaro estarán las guarniciones:

el

no

lejos establece la sede,

Ursinos Hadria por Galos pondrán trampa,

Por miedo rendidos del XXXIX

Primer hijo de

la

ejército a los Grisones.

viuda desgraciado matrimonio,

Sin hijo alguno dos Islas en discordia, Antes de dieciocho años edad incompetente, Cerca del otro más difícil el acuerdo.

475

,

XL

XLi

La ieune nay au regne Britannique, Qu'aura le pere mourant recommanáé Iceluy mort Lonole donra topique, Et a son fils le regne demandé.

En la frontiere de Caussade & Charlus, Non guieres loing du fond de la vallee, De ville Franche musique a son de luths, Environnez combouls

XLII

&

grand mittee.

Le regne humain d'Anglique

geniture,

Fera son regne paix unión teñir: Captive guerre

Long temps XLiii

demy de

sa closture,

la paix leur fera maintenir.

Le trop bon temps trop de bonté royalle, & deffais prompt subit negligence:

Fais

Legiers croira faux d'espouse loyalle,

XLIV

Luy mis

a

Var

qu'un Roy sera contre

lors

mort par sa benevolence. les siens,

Natif de Bloye subiuguera Ligures,

Mammel, Cordube

& les Dalmatiens,

De sept puis l'ombre 4 Roy XLV

estrennes

L'ombre du regne de Navarre non Fera

& le mures. vray,

de desort illegitime: La veu promis incertain de Cambray, la vie

Roy Orleans donra mur XLVí

Vie sort mort de

legitime.

l'or vilaine indigne,

Sera de Saxe non nouveau electeur:

De

Brunsvic mandra d'amour signe,

Faux 476

le

rendant au peuple seducteur.

XL

El joven nacido en el reino Británico, el padre agonizante habrá recomendado, Aquél muerto Lonole dará tópico,

Que

Y XLI

dará a su hijo

En

el

reino demandado.

de Caussade y Charlus, fondo del valle, No muy De Ciudad Franca música a sones de laúd, Combouls y gran entorno rodeado. la frontera

lejos del

XLii

El reino humano de Ánglica progenie a su reino paz y unión tener:

Hará

Cautiva guerra mitad de su clausura, Largo tiempo la paz les hará mantener. XLill

El tiempo demasiado bueno, demasiada bondad [real.

Hace

y deshace pronto improvisada negligencia:

Creerá ligero fallo de esposa leal, El condenado a muerte por su benevolencia.

XLiv

Cuando un Rey marche contra

los suyos.

Nativo de Blois, subyugará a los Lígures, Mammel, Córdoba y los Dálmatas,

De XLV

XLVí

siete

luego

la

sombra

al

Rey dádivas y

los

muros.

La sombra del reino de Navarra no verdadero, Hará el camino del trono ilegítimo: De Cambrai el incierto consentimiento prometido, Rey Orleans dará muro legítimo. Vida, suerte, muerte del oro, villana indigna. Será de Saxonia no nuevo elector:

de amor un signo, pueblo seductor.

De Brunswick mandará Haciéndolo falso

al

477

XLVii

De Bourze

Dame

a la

ville

Guyrlande,

L'on mettra sus par la trahison faicte Le grand prelat de León par Formande,

Faux XLviii

Du

pellerins

& ravisseur deffaicte.

plus profond de l'Espaigne enseigne,

Sortant du bout

& des fins de l'Europe,

Troubles passant aupres du pont de Laigne, Sera deffaicte par bande sa grand troupe.

XLix

lardin

Dans Sera

du monde aupres de cité neufve, chemin des montagnes cavees:

le

saisi

& plongé dans la cuve,

Beuvant par forcé eaux soulphre envenimees. L

La Meuse au iour

terre de

Luxembourg,

& trois en lurne: & pleine, ville, cité & bourg,

Decouvrira Saturne

Montaigne

Lorrain deluge, trahison par grand hume. Li

Des

lieux pías bas

du pays de Lorraine,

Seront des basses Allemaignes unis:

Par ceux du siege Picards, Normans, du Maisne

Et aux cantons se seront Lii

Au

lieu

oü Laye

&

reünis.

Scelde se marient,

Seront les nopces de long temps maniees:

Au

lieu

leune Liii

Les

d'Anvers oü

la

crappe charient,

vieillesse consorte intaminee.

trois pelices

de long s'entrebatron,

La plus grand moindre demeurera a Vescounte: Le grand Selin n'en sera plus patrón, Le nommera feu peltre Manche routte. 478

XLVll

De Bourze Por

a la

la traición

Dama

Guyrlaiíde,

hecha se

le

ensalzará

El gran Prelado de León por Formande, Falsos peregrinos y ruina del raptor.

XLViii

En

lo

más hondo de España enseña,

Saliendo del término y de los confines de Europa, Tumultos pasando junto al puerto de Laigne,

Su XLix

por banda será derrotado.

ejército

Jardín del

En

el

El

Mosa

mundo

junto a ciudad nueva.

camino de las montañas socavadas: Será asido y sumergido en la cuba, Bebiendo a la fuerza aguas sulfurosas envenenadas.

L

al día, tierra

de Luxemburgo,

Descubrirá Saturno y tres en la urna, Montaña y llano, villa, ciudad y pueblo,

Lorena diluvió, consumar gran Li

De

traición.

los lugares planos y bajos del país

de Lorena,

Serán las bajas Alemanias unidas:

Por

Y Lii

los del cerco, Picardos,

Normandos, del Maine

a los cantones se habrán reunido.

Donde Laye y Escalda

se casan.

Serán las bodas largo tiempo preparadas:

En

el lugar

de Amberes donde

las

aguas corren.

Joven ancianidad consorte inficionado. Lili

Los tres pellejeros de lejos se batirán. El mayor por poco quedará a la escucha: El gran Selín no será ya más jefe. Lo nombrará fuego peltre, blanca ruta.

479

Liv

Nee en

ce

monde par concubine

fertive,

A deux hautl mise par les tristes nouvelles, Entre ennemis sera prinse captive, Amenee a Malings & Bruxelles.

LV

Les malheureuses nopces celebreront

En grande ioye: mais la fin malheureuse, Mary & mere nore desdaigneront, Le Phibe mort, LVI

& nore plus piteuse.

Prelat royal son baissant trop

tiré,

Grand flux de sang sortira par sa bouche, Le regne Anglicque par regne respiré, Long temps mort vifs en Tunis comme souche. LVii

Le sublevé ne cognoistra son

sceptre,

Les enfans ieunes des plus grands honnira: Oncques ne fut un plus ord cruel estre,

Vour LViii

Lix

leurs espouses á

mort noir bannira.

Au

temps du dueil que le felin monarque Guerroyera la ieune Aemathien: Gaule bransler, perecliter la barque, Tenter Phossens au Ponant entretien.

Dedans Lyon vingt-cinq d'une halaine, Cinq citoyens Germains, Bressans, Latins; Par dessous noble conduiront longue traine Et descouverts par abbois de mastins.

LX

le pleure Nisse,

Mannego,

Pize,

Gennes,

Savonne, Sienne, Capue, Modene, Malte;

Le dessus

sang,

&

glaive par estrennes,

Feu, trembler terre, eau, malheureuse nolte.

480

LIV

LV

Nacida en este mundo de fugaz concubina, A dos puesta en alto por las tristes noticias, Entre enemigos será hecha cautiva, Conducida a Malinas y Bruselas. Las desgraciadas bodas se celebrarán Con gran alegría: pero el fin desgraciado. Marido y madre nuera desdeñarán,

El Fibe muerto y nuera más lastimosa. LVI

Prelado real estará

muy

debilitado,

Gran flujo de sangre saldrá por su boca. El reino Ánglico por reino respirado, Largo tiempo muerto vivó en Tunis como cepa. LVii

El sobrevenido no conocerá su cetro. Los hijos jóvenes de los mayores odiará:

Y nunca existió un

ser

más

Para sus esposas a muerte LViii

En tiempo de

cruel,

el

negro expulsará.

luto cuando el felino monarca.

Guerree contra el joven Emaciano: Galia sacudir, hundir la barca, Intentar Focen a la Poniente empresa.

Lix

un hálito. Cinco ciudadanos Germanos, Brescianos,

En Lyón

veinticinco de

Latinos:

A escondidas del noble conducirán larga cola Y descubiertos por ladridos de mastines. LX

Lloró por Niza, Manego, Pisa, Genova, Savona, Siena, Capua, Módena, Malta:

Por encima sangre y puñal por aguinaldo. Fuego, temblor de

tierra, agua,

desdichada cuenta.

481

LXI

Betía, Yienne,

Voudront

De

feu

Emorre Sacarbance,

livrer

&

aux Barbares Pannone:

sang en cité de Bisance

Les coniurez descouverts par matrone. LXii

Pres de Sorbin pour

assaillir

Ongrie,

L'heraut de Brudes les viendra advertir:

Chef Bisantin, Sallon de Sclavonie, A loy d' Árabes les viendra convertir. LXiii

Cydron, Raguse, la cité au sainct Hieron, le mendicant secours:

Revendira

Mort

fils

de Roy par mort de deux heron,

L' Árabe, Ongrie

LXiv

Pleure Milán, pleure

Que

ton grand

mesme

feront un

Duc

cours.

Lucques, Florance,

sur le char montera,

Changer le siege prese de Venise s'advance, Lors que Colonne a Rome changera.

Lxv

O

vaste

Non de

Rome tes

ta

ruyne

s'approche,

murs, de ton sang

L'aspre par lettre

&

substance:

¡era si horrible coche,

Ver poinctu mis a tous iusques au manche. LXVI

Le chef de Londres par regne l'Americh, L'lsle d'Escosse t'empiera par gelee:

Roy Reb auront un si faux Antechrist, Qui les mettra trestous dans la meslee. LXVII

Le tremblement

si

fort au

mois de May,

Saturne, Caper, lupiter, Mercure au boeuf:

Venus, aussi Cáncer, Mars en Nonnay, Tomhera gresle lors plus grosse qu'un oeuf. 482

LXI

Belta, Viena, Emorre, Sacarbance, Querrán entregar a los Bárbaros Pononia: De fuego y sangre en ciudad de Bizancio, Los conjurados descubiertos por matrona.

LXii

Cerca de Sorbin para atacar Hungría, El heraldo de Brudes los vendrá a advertir: Jefe Bizantino, Sallón de Esclavonia,

LXiii

A la ley de Árabes

los

Cidrón, Ragusa,

ciudad de San Hierón,

la

vendrá a convertir.

Reivindicará el medicante socorro:

Muerto hijo del Rey por muerte de dos El Árabe y Hungría seguirán un mismo LXiv

curso.

Llora Milán, llora Luca, Florencia,

Que

tu gran

Cambiar

la

Duque

al

carro subirá.

sede junto a Venecia se avanza,

Cuando Colonia cambie LXV

airones,

a

Roma.

¡Oh, vasta Roma!, tu ruina se acerca,

No

de tus muros, de tu sangre y substancia: letras hará muy horribles muescas,

El aspro con

Hierro afilado metido a todos hasta

LXVI

El jefe de Londres por reino

la

el

mango.

América,

La isla de Escocia empeorará por la helada: Rey Reb tendrán un tal falso Anticristo,

Que LXVil

les obligará a

El temblor

muy

todos a entrar en la pelea.

fuerte en el

mes de mayo.

Saturno, Capricornio, Júpiter, Mercurio en Tauro:

Venus, también Cáncer, Marte en Nonnay, Caerá pedrisco más grueso que un huevo.

483

Lxviii

L'armee de mer devant

cité tiendra,

Puis partirá sans faire longue

allee:

Citoyens grande proye en terre prendra,

Retourner classe reprendre grande emblee.

LXix

Le

fer luysant

Seront

De

de neuf vieux eslevé, Midy Aquilón:

grands par

si

sa seur propre grandes alies levé,

Fuyant meurdry au buisson d'Ambellon.

LXX

L'oeil par obiect jera telle excroissance,

Tant

& ardente que tambera la neige.

Champ arrousé viendra en decroissance. Que le primat succombera a Rege. Lxxi

La

terre

& l'air geleront si grand eau,

Lors qu'on viendra pour leudy venerer

Ce qui sera iamais ne fut si beau, Des quatre parts le viendront honorer. Lxxii

L'an mil neuf cens nonante neuf sept mois.

Du ciel viendra un grand Roy d'effrayeur: grand Roy d'Angolmois, Mars regner par bon heur. Avant apres

Resusciter

Lxxiii

le

Le temps present avecques le passé, Sera iugé par grand lovialiste:

Le monde tard luy sera lassé, Et desloyl par le clergé iuriste. Lxxiv

Au

revolu du grand

nombre septiesme,

Apparoistra au temps ieux d'Hecatombe,

Non esloigné du grand aage milliesme, Que les entrez sortiront de leur tombe. 484

Lxviil

La armada del mar ante ciudad Luego sin ir muy lejos partirá:

se situará,

Ciudadanos gran presa en tierra tomarán, Volver escuadra cobrará de nuevo gran empuje.

LXix

El hierro luciendo como nuevo, aun siendo viejo, Serán tan grandes por mediodía Aquilón:

De

su propia hermana grandes alas alzadas.

Huyendo herido Lxx

al zarzal

El ojo por objeto hará

de Ambellón.

tal excrecencia.

Tanta y tan ardiente que caerá

la nieve.

Campo irrigado irá en decadencia. Que el primado sucumbirá en Rege. Lxxi

La tierra y el aire se helarán tanto, Cuando se vaya en Jueves a venerar Lo que nunca será ni fue tan bello.

De LXXii

las

cuatro partes lo vendrán a honrar.

El año mil novecientos noventa y nueve,

me-

siete

[ses,

un gran Rey de horror: Resucitar al gran Rey de Angolmois, Antes, después, Marte reinará por buena Vendrá

Lxxiii

del Cielo

El tiempo presente junto con

el

dicha.

pasado,

Será juzgado por el gran Jovialista:

Lxxiv

El

mundo

Y

desleal por la clerecía jurista.

tarde le habrá cansado,

Al término del gran número séptimo. Aparecerán en el tiempo juegos de Hecatombe,

No

lejos

Que

de

la

gran edad milésima.

los entrados saldrán

de sus tumbas.

485

Lxxv

Tant attendu ne reviendra iamais.

Dedans l'Europe, en Asie apparoistra, Un de la ligue yssu du grand Hermes, Et sur tous Roys des Orients croistra. Lxxvi

Le grand Senat discernera

A l'un

la

pompe,

qu'apres sera vaincu chassez,

Ses adherans seront a son de tromps

Biens publiez, ennemis dechassez.

Lxxvii

Trente adherans de l'ordre des quirettes Bannis, leurs biens donnez ses adversaires,

Tous

leurs bienfaits seront

pour demerites,

Classe espargie delivrez aux Corsaires.

Lxxviii

Subite ioye en subite tristesse. Sera a

Rome aux

Dueil,

cris, pleurs, larni

graces embrassees,

sang excellent liesse

Contraires bandes surprinses

LXXix

&

troussees.

Les vieux chemins seront tous embellis,

Lon

passera a

Menphis somentrees,

Se grand Mercure d'Hercules fleur de lys Faisant trembler terre,

Lxxx

Au

mer

&

contrees.

regne grand du grand regne regnant.

Par forcé d' armes les grands portes d'airain Fera ouvrir, le Roy & Duc ioignant, Fort demoly, nef a fons, our serain.

Lxxxi

Mis tresor temple citadins Hesperiques, Dans iceluy retiré en secret lieu: Le temple ouvrir le liens'fameliques, Reprens, ravis, proye horible au milieu.

486

Lxxv

Lxxvi

Tan esperado no volverá japaás, Dentro de Europa, en Asia aparecerá, Uno de la liga salido del gran Hermes, Y sobre todos los Reyes de Oriente crecerá. El gran Senado otorgará

A

uno que después

la

pompa,

será vencido expulsado.

Sus partidarios serán a son de trompa Bienes subastados, enemigos desterrados.

Lxxvii

Treinta partidarios del orden de los quírites. Proscritos, sus bienes entregados a sus adversarios,

Todos sus

servicios tenidos

por deméritos,

Flota dispersa entregada a los corsarios.

Lxxviii

Súbita alegría en súbita tristeza. Será en

Roma

en gracias abarcadas,

Luto, gritos, llantos, lágrimas sangre excelente

re-

[gocijo

Contrarias bandas sorprendidas y deshechas.

Lxxix

Los viejos caminos serán todos embellecidos. Se pasará a Meníis a legiones.

Tan gran Mercurio de Hércules Haciendo temblar

Lxxx

la tierra,

flor de lis. mares y regiones.

En el Reino grande del gran reino reinante, Con la fuerza de las armas las grandes puertas de [bronce

Hará

abrir, el

Rey y Duque

llegado.

Puerto demolido, nave hundida^ día sereno.

Lxxxi

Puesto tesoro templo ciudadanos Hespérides,

En

aquel retirado y secreto lugar: El templo abrir los lazos famélicos,

Recobrado, arrebatado, presa horrible en

la

mitad.

487

Lxxxii

Cris, pleurs, larmes viendront avec couteaux,

donront dernier assault: L'entour parques planter profonds plateaux, Vifs repoussez & meurdris de prinsault.

Semblant

Lxxxiii

fuir,

De

batailler

Du

pare seront contraints de sortir hors:

ne sera donné signe,

De Gand l'entour sera cogneu Vensigne, Qui jera mettre de tous Lxxxiv

Le naturelle a si hault non has. Le tard retour jera maris contens: Le Recloing ne sera sans debats,

&

En employant Lxxxv

les siens a morís.

Le

vieil

perdant tout son temps.

tribun au point de la trehemide

Sera pressee, captif ne delivrer,

Le

vueil

non

vueil, le

mal parlant timide,

Par legitime a ses amis

Lxxxvi

Comme

un gryphon viendra

Accompagné de ceux

De

rouges

&

Lxxxviii

le

le

Roy de Babylon.

Grand Roy viendra prendre port pres de Nisse, Le grand empire de la mort si en fera

Aux Antipolles

posera son genisse,

Par mer

tout esvanouyra.

Pieds

la Pille

& Cheval a la seconde veille

Feront entree vastient tout par

Dedans

le poil entrera

Pleurs, crys

488

Roy d'Europe,

d' Aquilón,

blancs conduira grand troupe,

Et iront contre Lxxxvii

livrer.

la

mer:

de Marseille,

& sang, onc nul temps si amer.

Lxxxii

Gritos, llantos, lágrimas vendrán con cuchillos, Simulando huir darán el último asalto: En los parques de los alrededores plantar profundos [bancales,

Vivos rechazados y heridos en Lxxxiil

Lxxxiv

el asalto.

De luchar será dado el signo. Del parque se verán constreñidos a salir fuera: La enseña de Gante en los alrededores será vista. El que obligará a todos los suyos a morir. Lo

natural a tan alto

no

baja.

Volver tarde hará maridos contentos: El Recloing no quedará sin debates, Empleando y perdiendo todo su tiempo.

Lxxxv

El viejo tribuno

al

borde de

la angustia,

Será apresado, cautivo no liberar.

El viejo no viejo,

Por legítimo

Lxxxvi

el

mal hablando tímido,

a sus amigos entregado.

Como un grifo vendrá el Rey de Europa, Acompañado por los de Aquilón, De rojos

Y Lxxxvil

y blancos conducirá gran tropa, contra el Rey de Babilonia irán.

Un

gran Rey ocupará

el puerto junto a Niza, de él el gran Imperio de la muerte En los Antípodas pondrá su novilla, Por mar la Pille todo desaparecerá.

Y hará

Lxxxviii

Pies y Caballo en la segunda vigilia

Harán un magnífico ingreso todo por Dentro de

la felpa

el

mar:

entrará de Marsella,

Llanto, gritos y sangre, jamás ningún tiempo tan

[amargo.

489

Lxxxix

De

brique en marhre seront les murs reduits,

Sept

& cinquante annees pacifiques:

loye aux humains, renoué l'aqueduict, Santé, grands fruicts, ioye

xc

&

temps malefique.

Cent fois mourra le tyran inhumain, Mis á son lieu sgavant & debonnaire, Tout le Senat sera dessous sa main, Fasché sera par malin temeraire.

xci

Clergé Romain Van mil six cens

Au

& neuf,

chef de Van jera election:

D'un gris & noir de la Compagne Qui onc ne fut si malin g. xciT

xciii

yssu,

Devant le pere Venfant sera tué, Le pere apres entre cordes de ionc, Genevois peuple sera esvertué, Gisant le chef au milieu comme un tronc.

La barque neufve recevra les voyages, La & aupres transferont VEmpire: Beaucaire, Arles retiendront les hostages,

Pres deux colonnes trouvees de Porphire.

xciv

Nismes, d' Arles, & Vienne contemner, N'obey tout a Vedict d'Hespericque: Aux labouriez pour le grand condamner,

De

Six eschappez en habit seraphicque.

xcv

490

Dans les Espaignes viendra Roy tres puissant, Par mer & ierre subiugant or Midy: Ce mal fera, rabaissant le croissant, Baisser les aisles a ceux du Vendredy.

Lxxxix

De

ladrillo

en mármol

seráji los

muros reducidos,

Siete y cincuenta años pacíficos:

Alegría para los humanos, renovado el acueducto, Salud, grandes frutos, alegría y tiempos maléficos.

xc

Cien veces morirá el tirano inhumano. Puesto en su lugar un sabio y bonachón, Todo el Senado estará bajo su mano.

Provocado será por un astuto temerario. xci

Clero Romano,

el

año mil seiscientos y nueve,

En el primer día del año habrá elección: De uno gris y negro de la Compañía salido. Nadie nunca fue astuto como xcii

Ante

el

padre

el hijo será

él.

muerto,

El padre después entre cuerdas de junco,

Pueblo Genovés será esforzado. Yaciendo el jefe en medio como un tronco. xciii

La barca nueva

recibirá los viajes,

y luego transferirán el Imperio: Beaucaire, Arles los rehenes retendrán, Allí

Cerca de dos columnas halladas de Porfirio.

xciv

De Nimes, de

No

A los

al

edicto de Hespérida:

trabajos por el grande condenar.

Seis escapados

xcv

Arles, y Viena despreciar,

obedece todo

en hábito

seráfico.

A las Españas Uegará un Rey muy poderoso, Por mar y tierra subjnagado nuestro Mediodía: Este mal hará, rebajando a la Media Luna, Bajar las alas a los del Viernes.

491

xcvi

Religión du

Contre

la

nom

sede

fils

des mers vaincra, Adaluncatif,

Sede obstinee deploree craindra Des deux blessez par Aleph & Aleph. xcvii

Triremes pleines tout aage

Temps bon

a mal, le

captijs,

doux pour amertume:

Proye a Barbares trop trost seront hastifs, Cupide de voir plaindre au vent la plume xcviii

La splendeur

Ne

claire a pucelle toyeuse

luyra plus, long temps, sera sans sel

Avec marchans, ruffiens, loups odieuse, Tous pesie mesle rttonstre universel. xcix

c

La fin le loup, le ¡yon boeuf & l'asne, Timide dama seront avec mastins: Plus ne cherra a eux la douce manne, Plus vigilance & custode aux mastins. Le grand Empire sera par Angleterre, Le Pempotam des ans plus de trois cens: Grandes copies passer par mer & terre, Les Lusitains n'en seront pas contens.

492

.

xcvi

Religión del

Contra

nombre de

la secta del hijo

los

mares vencerá,

Adaluncatif,

Secta obstinada deplorada temerá,

De xcvii

los

dos heridos por Alef y Alef

Trirremes llenos de cautivos de toda edad.

Tiempo bueno va

a malo, lo dulce por amargura:

Botín para los Bárbaros

muy

pronto cogerán

las ar-

[mas,

Con xcviii

el

deseo de ver lamentarse

viento la pluma.

El claro esplendor a doncella gozosa

No

lucirá más,

Con

mucho tiempo

El

estará sin sal

mercaderes, rufianes, lobos, odiosa,

Todos mezclados, monstruo xcix

al

fin; el

lobo, el león, el

universal.

buey y

el asno.

Tímida dama estarán con mastines:

No

caerá ya

Mayor c

más para

ellos el dulce

maná.

vigilancia y custodia a los mastines.

El gran Imperio será para Inglaterra, El Pempotam de años más de trescientos,

Grandes tropas pasarán por mar y tierra. Los Lusitanos no estarán de ello muy contentos.

493

1

índice

xvi

5 9

Nostredame

19

Introducción Francia en

La

el siglo

familia de

Una fulgurante carrera de médico El Mago de Salón La profecía inspirada por la Divinidad La cronología del vidente La clave de un lenguaje misterioso

.

.

.

.

31 43 49 66 87

Las profecías del pasado: hechos históricos predichos

y realizados Los grandes acontecimientos de nuestro siglo

.

.

.

El futuro que nos aguarda

Hacia

el fin de los tiempos Los principales inventos y descubrimientos anticipados por Nostradamus Las centurias .

.

97 113 154 169

209 22

495

Nostradamus. ¿Quién ignora este nombre? Personaje ilustre de su tiempo, profeta y médico. Hoy, despreciado por unos, admirado por otros, no deja indiferente a nadie. Si leemos sus profecías quedaremos perplejos, intrigados, inquietos, puesto que nos lo descubren todo.

Lo que ya ha sucedido,

lo

que sucederá.

4912

Á
Mirella Corvaja - Las profecías de Nostradamus lo que nos reserva el futuro

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