Fútbol y anarquismo - Miguel Fernández Ubiría

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Miguel Fernández Ubiría

Fútbol y anarquismo Prólogo de Carlos Taibo Epílogo de Ángel Cappa

DISEÑO DE CUBIERTA: PABLO NANCLARES © MIGUEL FERNÁNDEZ UBIRÍA, 2020 © LOS LIBROS DE LA CATARATA, 2020 FUENCARRAL, 70 28004 MADRID TEL. 91 532 20 77 WWW.CATARATA.ORG FÚTBOL Y ANARQUISMO ISBNE:978-84-9097-917-4 ISBN: 978-84-9097-901-3 DEPÓSITO LEGAL: M-807-2020 THEMA: JPFB/SCX/SFB ESTE LIBRO HA SIDO EDITADO PARA SER DISTRIBUIDO. LA INTENCIÓN DE LOS EDITORES ES QUE SEA UTILIZADO LO MÁS AMPLIAMENTE POSIBLE, QUE SEAN ADQUIRIDOS ORIGINALES PARA PERMITIR LA EDICIÓN DE OTROS NUEVOS Y QUE, DE REPRODUCIR PARTES, SE HAGA CONSTAR EL TÍTULO Y LA AUTORÍA.

PRÓLOGO

A duras penas habría podido imaginar que me tocaría en suerte escribir el prólogo de un libro que se interesa por la relación entre anarquismo y fútbol. Uno y otro se me han presentado casi siempre como dos mundos separados, cuando no enfrentados. Si el primero forma parte de mis adhesiones conscientes y perseverantes, y me ha aconsejado entregar a la imprenta media docena de libros, cuando tenía que justi car la atracción que el segundo me producía siempre invocaba el derecho, que a todas nos asiste, de conservar un ámbito de irracionalidad que nos permita escapar a la locura dominante. Ese deseo de hurgar en lo irracional explica, tal vez, que hace tres años publicase un librito, en gallego-portugués, sobre el mejor equipo del mundo: el Deportivo de A Corunha. Y que lo hiciera —creo— con cintura y con sentido del humor, no vaya a ser que la irracionalidad se nos escape de las manos. En el caso, improbable, de que alguien se pregunte, aun así, si los caminos del anarquismo y del fútbol no se me han cruzado nunca, responderé que —no creo que la memoria me falle— lo han hecho en dos ocasiones, claro que de forma más bien liviana. La primera me invita a recordar que años atrás, y aquí en Madrid, un grupo de fanáticos tuvo a bien fundar, con mi activa colaboración, una peña deportivista que, más bien virtual, recibió el nombre de Curuxás, el apodo de un connotado maquis anarcosindicalista que campó por sus respetos en la Galicia interior, hasta la década de 1960. La segunda subraya que en un libro que publiqué hace poco, titulado Anarquist@s y libertari@s, de aquí y de ahora, al amparo del propósito de trazar un balance del escenario presente de nuestros movimientos anarquistas/libertarios/autogestionarios, incluí un comentario que, para llamar la atención sobre la conveniencia de estimular visiones

heterodoxas en los ámbitos más diversos, hurgaba en la posibilidad de concebir el deporte en general, y el fútbol en particular, conforme a reglas y valores diferentes de los que marcan sus manifestaciones modernas. Aunque semejantes antecedentes de cruce son —lo repito— livianos, me sitúan cerca del contenido de este trabajo que el lector tiene entre las manos. En sus páginas despuntan muchas materias de interés. Las menciono de forma somera, sin más objetivo que abrir el apetito de ese lector que acabo de invocar: el solapamiento, aunque relativo, en lo que hace al origen cronológico del anarquismo y del fútbol; la deriva popular, la proletarización de un invento burgués que permitía una práctica barata y, por ello, asequible; la relación del deporte rey con el sindicalismo y, más aún, con el anarcosindicalismo; las críticas, a menudo agrias, vertidas contra el fútbol —homologado, en su estímulo del vicio, a bares y prostíbulos— desde determinadas atalayas anarquistas, o, y por dejarlo ahí, la defensa, desde otras de estas últimas, del deporte a cionado. Con ese panorama de fondo, por estas páginas pasan un equipo chileno que tomó el nombre de un almirante, la singularísima peripecia del Júpiter barcelonés, los espasmos futbolísticos del zapatismo chiapaneco o la condición presente y pasada de clubes como Sankt Pauli, Argentinos Juniors o Corinthians, de la mano de casuísticas que nos obligan a viajar de Argentina a Chile, de España a México, de Inglaterra a Italia, de Croacia a Francia, o de Brasil a Uruguay. De por medio se revelan, en suma, compromisos recios y activos con luchas que remiten al antifascismo, al antirracismo, a la contestación del machismo, a la defensa de los refugiados, a huelgas de muy diverso cariz, al repudio de la represión o a la solidaridad internacionalista. En la parte tercera de esta obra el lector encontrará, por lo demás, cumplidas explicaciones en lo que atañe a una cuestión importante: la de cuándo corresponde atribuir a un club, o a su hinchada, una condición anarquista y la de cuándo lo que despunta en ese club o en esa hinchada son prácticas de corte libertario que, vinculadas ante todo con la autogestión, no necesariamente llevan aparejadas una adhesión identitaria, o doctrinal, al anarquismo. Creo que en ambos casos está justi cada, de cualquier modo, la inclusión de esas instancias en este libro. La propia invocación de las categorías de fútbol alternativo y

fútbol popular contribuye —me parece— a per lar con aristas más

complejas, y más nas, el argumento correspondiente. Entiendo, en suma, que el trabajo de Miguel Fernández Ubiría aporta herramientas sólidas para per lar cuál ha de ser la opción deportiva promovida por los movimientos anarquistas y, de forma más general, por los movimientos de vocación emancipatoria. En ella tienen que darse cita, por fuerza, la desmercantilización del deporte, la búsqueda de fórmulas que no hagan de la competición y del triunfo el elemento mayor de la actividad correspondiente, la apuesta por la dimensión colectiva y cooperativa del juego, el rechazo de los elementos de alienación interclasista y sexista que puedan presentarse, el despliegue de prácticas de carácter autogestionario, el vínculo con la realidad cotidiana de barrios y pueblos y, en suma, la crítica, insorteable, de lo que acarrean las instituciones deportivas y, con ellas, el llamado fútbol moderno. Queda por determinar, eso sí, qué futuro tienen las reglas, el proyecto, que acabo de invocar. No vaya ser que llevase razón Osvaldo Bayer cuando a rmó que los anarquistas argentinos no tardaron mucho en darse cuenta de que cambiar el fútbol es más difícil que hacer la revolución. De ser así, habrá que inventar —supongo— otro juego que se dispute con los pies y con la cabeza. Y con un balón. CARLOS TAIBO

PRIMERA PARTE

INTRODUCCIÓN

Es muy posible que quien haya decidido comenzar a leer este libro se encuentre algo desorientado por su título. Al n y al cabo, fútbol y anarquismo son dos temas que no es muy frecuente ver relacionados entre sí. Para algunos son incluso conceptos absolutamente contrapuestos. Al fútbol lo consideran casi todos los que así opinan como el opio del pueblo, aquello que adormece las conciencias en la gente para que no piensen en otros asuntos y no causen problemas en esta sociedad cada vez más controlada por el capital. El antiguo pan y circo de los romanos. El anarquismo, sin embargo, es visto por esas mismas personas como el camino a seguir para poder alcanzar la sociedad humana ideal. Como el medio y el n para arribar algún día a un mundo nuevo, donde los ideales de libertad y justicia prevalezcan y sean inseparables. A pesar de dichas opiniones, que comparto en gran medida, surgió en mí la idea de escribir este libro. Surgió, fundamentalmente, después de que descubriese el gran número de equipos de fútbol fundados por anarquistas, socialistas revolucionarios y obreros. Sobre todo en las tres primeras décadas del siglo XX. Dato prácticamente desconocido para la inmensa mayoría de a cionados al fútbol, y también para la mayor parte de los militantes y simpatizantes del movimiento libertario. En las pesquisas realizadas pude comprobar que las opiniones de los anarquistas, en pro o en contra del nuevo juego, fueron, poco a poco, convergiendo entre los que las emitían. El fútbol, en un sentido de auténtico deporte, desligado de sus obscenos aspectos mercantiles, podía ser practicado perfectamente por libertarios. Incluso mezclaba perfectamente la habilidad individual con la solidaridad colectiva. Mientras reunía la información necesaria, fue curioso comprobar que, aunque por caminos evidentemente diferentes y sin relación alguna entre sí, los orígenes del fútbol y del anarquismo comparten en el tiempo a sus 5

remotos ancestros. Asimismo, su irrupción real, tal como los conocemos ahora, se produce en el siglo XIX y con tan solo un par de décadas de diferencia entre la idea y el juego. La intención al escribir este relato ha sido, pues, sacar a la luz la con uencia que se produjo entre fútbol y anarquismo en los inicios del pasado siglo y esclarecer cuál es la situación actual de dicha con uencia. Esta se sustenta, básicamente, en el hecho, su cientemente representativo, de aquellos equipos de fútbol que fueron fundados por el movimiento obrero, cada uno de ellos con su pequeña o gran historia. Bastantes de esos equipos, algunos con su nombre original modi cado, existen todavía y son mundialmente conocidos. Como expresan los jugadores del Autônomos Futebol Clube de São Paulo, fundado en 2006, y que compiten en la várzea Paulistana (los descampados donde juegan al fútbol estos equipos): “Decía Emma Goldman que si no podía bailar no sería su revolución. Pues bien, si no podemos jugar, tampoco es la nuestra”.

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CAPÍTULO 1

ORÍGENES DEL FÚTBOL

Parece ser que fue en el continente americano donde surgió el primer juego que hacía de una bola su elemento principal. Según los no muy numerosos datos sobre sus orígenes, su antigüedad se remonta al siglo XV a. n. e. Los conquistadores españoles fueron los primeros que tuvieron noticia de este ancestro del fútbol, pues fueron testigos de su práctica durante su invasión del Imperio maya. Según las crónicas de la época, los mayas sometidos manifestaron que el juego tenía más de 3.000 años de existencia. Este juego era conocido como pok ta pok, cuyo nombre viene a ser una onomatopeya del sonido de la bola al golpear el suelo y las paredes inclinadas laterales. En realidad, más que un juego era un ritual. Aunque existen diferentes versiones de la ceremonia y de su signi cado, la más admitida es la que se relata a continuación. Representaba la lucha de la luz contra la oscuridad, del sol contra la luna. Al mismo tiempo, un equipo era el representante de la luz y el otro el de las tinieblas. Ambos equipos estaban compuestos de seis jugadores. La bola, de caucho, era el sol. El objeto del juego era, en de nitiva, conocer el designio de los dioses. Ganaba el equipo que conseguía introducir la bola por un aro de piedra. Había uno para cada equipo, que se encontraba a una cierta altura en mitad del campo de juego, a izquierda y derecha del mismo. En Chichén Itzá construyeron los mayas la cancha más grande para la práctica del ritual. Medía 168 metros de largo por 70 de ancho y los espectadores se situaban en los laterales, por encima de la propia cancha y de los jugadores. Las crónicas di eren un poco sobre las partes del cuerpo con el que estaba permitido golpear la bola de caucho, pero la mayoría coinciden en

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que podían utilizarse las caderas, las rodillas y los antebrazos. También di eren las crónicas sobre qué ocurría tras el partido. Algunas dicen que los vencedores eran sacri cados. Esto es algo que no debería sorprender, pues para los mayas tal sacri cio era un honor, ya que veían la vida como un sueño y la muerte como un despertar. Otras fuentes dicen que eran los perdedores los decapitados. En el Mundial de Alemania de 2006 se hizo una exhibición de este juego entre dos equipos llegados de México que actuaron ataviados a la manera guerrera de los antiguos mayas e incluso se han comenzado a celebrar campeonatos mundiales entre las naciones actuales que antiguamente conformaron el Imperio maya. La siguiente referencia a un juego con una pelota nos llega desde China. En el extremo oriente, en el siglo III a. n. e., se practicaba un juego al que denominaban sus habitantes ts’uh kúh. En este juego una bola de cuero, rellena de plumas y pelos, tenía que ser lanzada con el pie a una pequeña red elevada a cierta altura y sujeta por dos varas de bambú, separadas entre sí por unos 40 centímetros. En el siglo II tenemos en Japón reseñas del kemari. Se dice que era un juego no competitivo, pero tal aseveración no está totalmente aceptada. Los equipos estaban compuestos por un número de jugadores que oscilaba entre seis y 12, y la pelota tenía un diámetro de 25 centímetros. La principal característica del juego consistía en dar toques a la bola sin dejarla caer al suelo. Competitivo o no, ciertos historiadores a rman que ganaba el equipo que más toques daba. Más o menos hacia la misma época existía en Grecia una práctica deportiva llamada episkyros en la que dos equipos de entre doce y catorce jugadores, valiéndose de manos y pies, trataban de pasar el balón por encima del equipo contrario hasta la línea de este. El campo de juego estaba delimitado por tres líneas. Una en mitad del mismo y otras dos en los extremos. Pero el juego que se hizo realmente popular, contemporáneo de los dos anteriores, fue el harpastum romano. En este juego los equipos también estaban compuestos por entre seis y 12 jugadores, como en el kemari, y el terreno era un rectángulo delimitado por cuerdas. En un principio su práctica se inició como entrenamiento militar y se jugaba con todas las

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partes del cuerpo. El objetivo consistía en llevar la bola a la cuerda de fondo del equipo contrario y se empleaba toda la violencia que fuera necesaria. Lo único que no se toleraba era matar al oponente. Los romanos lo practicaban en Britania durante su conquista, por lo que no es descabellado pensar que sembraron en las islas la semilla de lo que más tarde fue bautizado como football. También, y con bastante seguridad, el harpastum fue el origen del calcio orentino que apareció en los inicios del Renacimiento. Asimismo, en el Londres del siglo XII se practicaba un juego extremadamente violento en el que se daba patadas a una pelota. No ha quedado, sin embargo, ninguna de nición, pero a buen seguro que era un heredero del juego romano. Un par de siglos más tarde, en el XIV, fue muy conocido en Francia otro juego en el que una bola era su principal elemento. Lo denominaban soule. La pelota podía ser de cuero o una vejiga de cerdo rellena de heno. Incluso una bola de madera podía servir. Se jugaba al aire libre y no existía un límite de participantes: dos pueblos enteros podían competir entre sí. Se partía de un punto, que podía estar situado en un pueblo, y había que depositar la pelota en otro, que normalmente se encontraba en el pueblo del otro equipo. En él estaban permitidas todo tipo de marrullerías. Descendiente directo del soule fue en el siglo XV el fútbol de carnaval, practicado en las islas británicas. La pelota tenía que golpear contra una rueda de molino que funcionaba a modo de portería. Cualquier manera de llevar la pelota a la rueda de molino contraria era válida. Como en el harpastum, la única prohibición era no asesinar al oponente. En el siglo XVI llegamos al calcio orentino, al que ya hemos hecho referencia, llamado así porque nació en la ciudad de Florencia. Las dimensiones del terreno de juego eran prácticamente las mismas que las de un campo de fútbol actual y participaban 27 jugadores por equipo. Se utilizaban tanto los pies como las manos y había que colar la bola por un agujero situado al nal de cada campo. El calcio orentino fue el primero en introducir los primeros códigos de comportamiento en el juego. Era más organizado y, sin dejar de ser violento, el ardor de los juegos anteriores quedaba bastante reducido. También en el siglo XVI algunas variantes del fútbol de carnaval de las

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islas británicas se trasladaron a las public schools, donde se fueron jando más reglas. Es bastante evidente que los códigos del calcio orentino llegaron hasta Inglaterra e in uyeron de manera decisiva en el establecimiento de dichas normas. En 1561, Richard Mulcaster, un pedagogo nacido en Carlisle, Cumberland, se convirtió en el primer director de la Merchant Taylors’ School, donde incluyó la educación física como parte de las enseñanzas escolares. Y, en 1581, fue el primero en utilizar la denominación footeball para el deporte jugado con los pies, básicamente para diferenciarlo de otros deportes. Pero no fue hasta casi tres siglos después, en 1848, cuando se establecieron las bases en las que se asientan las reglas del fútbol moderno. Se le llamó Código Cambridge, a raíz de una reunión de representantes de distintos colegios ingleses celebrada en la Universidad de Cambridge en dicho año. Finalmente, el 26 de octubre de 1863, en la Freemason’s Tavern, situada en la Great Queen Street de Londres, se creó la Football Association (FA), donde se jaron las reglas de nitivas del balompié que, con ligeras modi caciones, han llegado hasta nuestros días. El fútbol no tiene en realidad ese origen obrero que muchos reivindican, pero sí ha sido el pasatiempo preferido de las clases populares durante los últimos 120 o 130 años. Aunque, como ya hemos señalado, jugar de distintas formas con una pelota viene de antiguo, fue su codi cación y uso en determinadas escuelas y universidades británicas lo que lo transformó en lo que actualmente conocemos como fútbol. Durante la segunda mitad del siglo XIX la práctica del fútbol en las fábricas estaba directamente relacionada con la lucha de los trabajadores por la disminución de la duración de la jornada laboral —de 14 a 16 horas en aquellos tiempos— y de la aparición del tiempo libre. En muchos casos el juego fue sufragado por los empresarios más avispados que vieron en él una fantástica manera de superar en prestigio a sus competidores, pues la mayoría de los partidos se celebraban entre empresas. Ese fue el momento en el que el fútbol empezó a convertirse en un deporte popular y, por lo tanto, las elites comenzaron a dejarlo de lado

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para dedicarse a practicar otros deportes. Los marineros de la poderosísima ota inglesa y los trabajadores de las innumerables empresas británicas repartidas por todo el orbe lo implantaron hasta en el último rincón del Imperio. Esto sucedía en las últimas décadas del siglo XIX. Podemos señalar, como ejemplo, que fue a nales de dicho siglo cuando el fútbol fue introducido en Brasil por Paulo Charles Miller. Solo los burgueses de las grandes rmas británicas y la or y nata paulista lo practicaban. Todo el equipamiento necesario para el juego fue importado de las mejores tiendas de Inglaterra. Asistían a los partidos hombres vestidos con traje y corbata, damas elegantes y niños de “buenas familias”, que iban a animar a sus hijos, hermanos, primos o amigos. Algo más tarde, a principios del siglo XX, se produjo en casi toda Sudamérica una oleada de inmigrantes europeos exiliados por razones políticas o de mera subsistencia, que ayudaron a la implantación del juego por todo el continente. Estos inmigrantes, básicamente españoles e italianos, formaron grandes colonias en las que la práctica del fútbol era habitual.

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CAPÍTULO 2

ORÍGENES DEL ANARQUISMO

A nales del siglo VII a. n. e. nace en China Lao-Tse, bibliotecario y archivero. Lao-Tse fue considerado como la persona más inteligente de China, incluso por Confucio, que fue a conocerlo. Su nombre signi ca “el viejo maestro”, y su losofía recibió el nombre de taoísmo. El confucionismo y el taoísmo representaban las dos doctrinas predominantes en el pensamiento chino de aquellos lejanos tiempos. Pero, a diferencia del confucionismo que surgió en un medio cortesano y se convirtió en ideología de mandarines y burócratas, el taoísmo nació entre anacoretas que huían de las grandes urbes para refugiarse en la naturaleza. El confucionismo no deja de ser un “humanismo de orden”, que viene a convertirse en un feudalismo paternalista. El taoísmo es, sin embargo, una especie de naturalismo místico que persigue un régimen de nopropiedad; enterrar la tradición y olvidar para siempre la ley, el gobierno y el Estado. En de nitiva, obrar en consonancia con la naturaleza y sus normas naturales. La sociedad ideal era pues, para el taoísmo, la sociedad sin Estado. León Tolstói, considerado el máximo exponente del anarquismo cristiano, sentía gran admiración por el Tao-Te-King, el clásico más importante, y también el más antiguo, del taoísmo. En el siglo V a. n. e. hacen su aparición en Grecia los so stas. La mayoría de ellos, críticos radicales de la sociedad de su tiempo, vuelven a hacer hincapié en la diferencia entre el concepto de naturaleza (physis) y el concepto de convención (nomos). Principalmente el grupo formado por Antifón de Atenas, Hipias de Elis y Alcidamas de Elea, a pesar del desprecio con que son tratados por los socráticos —con especial virulencia por Platón y Aristóteles— adelantan con gran visión ideas

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básicas del anarquismo. Ejemplo paradigmático de cómo se tergiversa el sentido original de las palabras es el que se da en esta lucha entre so stas y socráticos. So sta, que etimológicamente signi ca “sabio”, se convierte en charlatán, debido únicamente a los ataques de los socráticos. Huelga decir que la escuela socrática era el poder losó co de su tiempo y, como bien se sabe, al poder establecido no le gustan demasiado los heterodoxos. Si consultamos la de nición de “so sma” en el diccionario —“Argumento falso que se quiere hacer pasar por verdadero”—, podemos comprobar cómo las manipulaciones vienen de lejos y, lo peor de todo, cómo han terminado por asentarse rmemente a través de los tiempos. A pesar de todo, Alcidamas consideraba que la losofía tenía que ser “una catapulta contra las leyes”. Los so stas pertenecientes a esta tendencia criticaban la ley positiva, es decir, la ley del Estado, defendida por Sócrates, Platón y Aristóteles, y consideraban esa ley positiva como una perversión de la ley natural. Antifón pasa después a criticar directamente al Estado, a la jerarquía política y a las diferencias de clase. Consideraba que dichas diferencias no se basan en la naturaleza sino en la convención. Hipias, a su vez, presenta a la naturaleza como la de moledora de las barreras que la convención ha erigido entre los seres humanos. Los so stas presentan la idea de igualdad como inseparable de la idea de libertad y probablemente este es el rasgo más anarquista que hallamos antes del anarquismo moderno. Unas décadas más tarde surgieron los cínicos. La palabra deriva de kino, “perro” en griego. Los cínicos son, de alguna forma, los continuadores de los so stas, aunque ambas tendencias losó cas fueron contemporáneas y convivieron durante más de dos siglos. Tras más de cien años prácticamente desaparecidos resurgieron en el siglo I a. n. e. y se mantuvieron hasta el siglo IV. Antístenes es considerado como su fundador. Cuando le preguntaron que de dónde era, respondió: “Soy ciudadano del mundo”. Asimismo, en una ocasión a rmó: “El único verdadero Estado viene a ser el universo entero”, lo cual implica, de facto, la negación del Estado. El discípulo más aventajado de Antístenes fue, probablemente, también el lósofo más anticonvencional de la historia. Hablamos de

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Diógenes de Sínope, que profundizó en las enseñanzas de su maestro. Su rme negación del Estado viene de la mano de su no menos rme negación de la propiedad privada. Decía Diógenes que tanto las mujeres como los hijos debían ser comunes. Por extensión, si las mujeres y los hijos eran comunes, los hombres también lo eran. Esta a rmación es lo más parecido en la antigua Grecia, con los diferentes matices que se puedan aplicar a día de hoy, al comunismo libertario. Como podemos apreciar, se trata de una opinión completamente opuesta a la de Platón, cuyo sistema comunista era casi absolutamente estatal. Se oponen también los cínicos a las ideas de Aristóteles sobre la esclavitud. Consideran que poseer esclavos es contrario a la naturaleza y fruto de la convención, debido a la cual uno es esclavo y otro libre. Los cínicos despreciaban el lujo, la ropa elegante, la gloria, la riqueza y la nobleza de sangre como algo contrario a la virtud y, evidentemente, a la naturaleza. La losofía de los cínicos era la de los pobres —como ellos mismos—; la de las escuelas socrática, platónica y aristotélica pertenecía más a la clase dominante, a las clases nobles. A la escuela cínica le siguió la escuela estoica con Zenón de Citio, su fundador, a la cabeza. Zenón de Citio es considerado por muchos como el auténtico predecesor del pensamiento anarquista. Zenón, en su obra República, una república absolutamente opuesta a la de Platón, nos habla de una humanidad sin naciones ni ciudades; de una sola sociedad, de un solo universo en la confraternidad humana. Era contrario también al uso del dinero y creía que no deberían existir ni templos ni tribunales. Nos propone también la destrucción de la religión, la patria y la familia, a los cuales considera los cimientos de la sociedad de su tiempo. Tras la caída del Imperio romano a nales del siglo V hasta las últimas décadas del siglo XV, lo que se ha dado en llamar Edad Media, se dieron multitud de revueltas contra los poderes feudales y reinos establecidos a lo largo y ancho del continente europeo. Gran cantidad de dichas revueltas estaban extraordinariamente imbuidas de los deseos de justicia y libertad, las principales señas de identidad libertarias. Debemos de señalar, en cualquier caso, que el otro componente de las revueltas, fundamental entonces, era el cristianismo. Entre el prometido reino de Dios, en el que todos serían iguales y felices, y los despóticos

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reinos terrenales, no es de extrañar que los rebeldes eligieran el primero. Ya en el siglo XVI, en plena reforma luterana, los anabaptistas se convirtieron en la corriente más radical y revolucionaria de la reforma. De hecho, fueron combatidos incluso más ferozmente por los protestantes que por los propios católicos eles a Roma. El carácter de la lucha anabaptista era clasista y popular, y sus violentas campañas contra la Iglesia, el Estado y la aristocracia acercaban a los anabaptistas alemanes a los postulados libertarios bastante más que cualquier otro grupo religioso. Todavía en el siglo XVI aparecieron guras como Étienne de La Boétie en Francia o Juan de Mariana en España. Ambos autores de escritos de marcado carácter social y defensores de la soberanía popular, cuestionaban, asimismo, aunque de forma algo tímida, la propiedad privada. No mucho más tarde en el tiempo, pero ya en el siglo XVII, Gerrard Winstanley en Inglaterra y el cura Meslier en Francia incidieron en defender unos mismos derechos para todas las personas e, incluso, avanzaron un poco más en cuanto al cuestionamiento de la propiedad privada. Pero es fundamentalmente en el siglo XVIII cuando se produjo un orecimiento de escritores, lósofos y hombres de ciencia entre los cuales, en mayor o menor medida, el ideal anarquista era patente. Esta irrupción de pensadores desembocó en el socialismo utópico de principios del XIX. Sylvain Maréchal, William Godwin, Saint-Simon, Robert Owen, Charles Fourier, Victor Considerant fueron solo algunos de sus más ilustres representantes. Si tuviéramos sin embargo que destacar un nombre de los anteriormente enumerados, ese sería el de William Godwin. Todo lo esencial de la losofía anarquista se encuentra concentrado en su

Investigación sobre la justicia política y su in uencia en la moral y la felicidad (1793). Tanto Proudhon como Bakunin no hicieron más que desarrollar el ideario libertario de Godwin cuatro décadas más tarde. Los cimientos de su libro son, básicamente, tres: la disolución del Estado por nocivo; un sistema igualitario de propiedad por ser más justo; la suplantación de la ley por la razón.

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Como podemos apreciar, tres de las características básicas del anarquismo. Detengámonos ahora, siquiera brevísimamente, en el sentido etimológico de la palabra “anarquía”. Esta palabra deriva del griego (anarkhia) y se forma con el pre jo de negación (a o an) y la palabra (arkhê), es decir, “poder”, “mando”, “origen”, “principio”. Esto implica ausencia de autoridad, o, lo que es lo mismo, ausencia de gobierno. Ya Esquilo, sin embargo, en la antigua Grecia, utilizaba la palabra en su sentido más peyorativo. No es infrecuente encontrar dicha palabra a lo largo de toda la Edad Media, en la que se utilizaba el término anarquista para insultar y desacreditar a los enemigos del poder feudal o de los reinos europeos. Fue precisamente Godwin quien empezó a aplicar el término anarquía en un sentido plenamente positivo. Es por ello que muchos autores consideran su Investigación sobre la justicia política… como el primer tratado de las ideas ácratas. Sería sin embargo en 1840, con la publicación de ¿Qué es la propiedad?, de Pierre-Joseph Proudhon, cuando el anarquismo tomase ya “o cialmente” carta de naturaleza. Proudhon fue el primero que se de nió especí camente como anarquista, y la mayoría de los autores y estudiosos de dicha ideología consideran que, para ser eles al término, no podemos hablar propiamente de anarquismo antes de Proudhon. A su vez, fue Joseph Déjacque quien por vez primera utilizó la palabra “libertario”, y, curiosamente, lo hizo en una carta dirigida a Proudhon en la que criticaba las ideas de este sobre el feminismo. Para Dejácque, un anarquista tenía que ser también, y forzosamente, feminista. Poco después irían llegando escalonadamente los principales teóricos del anarquismo. Grandes personajes, en el sentido más humano de la palabra, como Mijaíl Bakunin, Piotr Kropotkin o Errico Malatesta dieron un gran impulso a la idea libertaria. En España sobresalieron, principalmente, el toledano Anselmo Lorenzo y el gallego Ricardo Mella. A partir de este punto, un gran número de escritores, pedagogos, activistas y lósofos abrazaron con entusiasmo el anarquismo con el objetivo de poder conseguir un mundo mejor. Un mundo nuevo. Nombres que no deberían ser nunca olvidados en esta lucha por la

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justicia y la libertad son los de: León Tolstói, Henrik Ibsen, Louise Michel, Elisée Réclus, Fermín Salvochea, Ferrer Guardia, Emma Goldman, Alexander Berkman, Néstor Majnó, Buenaventura Durruti, Camillo Berneri, Albert Camus, Noam Chomsky… y tantos y tantos otros.

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CAPÍTULO 3

DE LA BURGUESÍA AL PROLETARIADO

Ya hemos mencionado anteriormente que el fútbol no surgió, como aseveran muchos, de la clase obrera. El fútbol surgió en las escuelas que la burguesía británica fue creando para instruir a sus hijos, a sus herederos, que a n de cuentas iban a ser los futuros explotadores de la desdichada clase obrera. Con esa intención fue creada la Merchant Taylors’ School, de Richard Mulcaster. La Merchant Taylors’ School era una de lo que en Inglaterra se ha conocido hasta nuestros días como public schools. Sería conveniente detenerse un instante y analizar un poco más el concepto de public school, ya que su traducción al español (o a cualquier otro idioma, por otra parte) puede, muy fácilmente, llevarnos a equívoco. Public School, en inglés, se utiliza para de nir a un tipo de escuelas privadas que surgieron, fundamentalmente, a nales de la Edad Media. Este tipo de escuelas no estaban sufragadas de ningún modo por el erario público, como su denominación podría dar a entender. De hecho, eran las escuelas más caras y exclusivas del Reino Unido, en especial, de Inglaterra y de Gales. Hasta nales del siglo XV, todo lo concerniente a la educación había estado únicamente en manos de la Iglesia. La religión tenía el poder absoluto sobre la enseñanza que se impartía en todas, absolutamente todas, las escuelas del país. Exactamente igual que en el resto del continente europeo. A inicios del siglo XVI algunas guildas de o cios comenzaron a crear sus propias escuelas privadas de enseñanza, especialmente ideadas para sus hijos y familiares más cercanos y les dieron la denominación de public school para especi car de alguna forma que el acceso a las mismas no estaba condicionado por la religión, aunque sí lo estaba a la poderosa clase social burguesa.

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Como ya habíamos señalado con anterioridad, prácticamente todo lo relacionado con el fútbol moderno tiene su origen en las reglas de Cambridge, en aquella reunión celebrada en 1848. Cambridge, Eton, Harrow, Winchester, Shrewsbury y Rugby fueron los colegios participantes en aquel lejano encuentro. Estos colegios representaban más de la mitad de las public schools más in uyentes y reconocidas que existían a mediados del siglo XIX. Asimismo, fue a mediados del siglo XIX cuando la red ferroviaria británica había alcanzado ya un formidable desarrollo. Debido a ello, los encuentros de fútbol que hasta entonces se celebraban dentro del recinto de los mismos colegios, adquirieron una nueva dimensión y se expandieron extramuros. Y fue en gran medida por esta facilidad de desplazamiento proporcionada por el recién creado ferrocarril que se originaron las primeras competiciones entre colegios y otras instituciones educativas. Unos años más tarde, concretamente en 1857, dos antiguos alumnos de la Harrow School de Londres, Nathaniel Creswick y William Prest, fundaron el Shef eld Football Club. El Shef eld se convirtió, así, en el primer equipo de fútbol del planeta. Actualmente la FIFA lo reconoce como el club más antiguo del mundo y es por ello que es apodado “The Club”. Al tiempo que fundaban el Shef eld FC, Creswick y Prest redactaron las conocidas como reglas de Shef eld. Estas reglas no se oponen a las de Cambridge, sino que las complementan y amplían. Este código incorpora los saques de esquina, los saques de banda y los tiros libres. También se modi ca la forma de la portería, al añadirse el larguero a lo que hasta entonces habían sido tan solo un par de mástiles verticales. Muy posiblemente, una de las razones principales para la creación del club fue que, siendo el fútbol un deporte que solo se practicaba en las escuelas, y habiendo Nathaniel y William terminado su formación en la Harrow School, deseasen seguir ligados a aquella nueva práctica deportiva que tanto les había entusiasmado, a ellos y a su generación. En 1860 nació en la misma ciudad de Shef eld el Hallam Football Club. Con la creación del nuevo equipo de fútbol surgió, como es fácil de adivinar, el derbi y, por lo tanto, la rivalidad más antigua de la historia del mundo del fútbol.

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Según la mayoría de los estudiosos que han tratado en sus escritos estos inicios de la historia futbolística, tan solo un par de años más tarde, es decir en el año de 1862, existían ya en la zona de Shef eld alrededor de 15 clubes de fútbol. La decadencia del Shef eld FC comenzó en 1885 cuando la FA profesionalizó el deporte. El Shef eld FC era un club absolutamente amateur y como tal no podía participar en campeonatos profesionales. Hoy en día el club sigue existiendo como equipo fundamentalmente amateur y compite en la octava división del enrevesado sistema de ligas inglés. Concretamente en la Northern Premier League Division One South. La misma suerte corrió el Hallam FC que, a día de hoy, compite en la Northern Counties East Football League (NCEL). Esta división viene a ser la novena en la pirámide del fútbol inglés actual. Se da la circunstancia de que el Hallam FC sigue jugando en el mismo terreno en el que disputó su primer encuentro, por lo que tiene el reconocimiento general de ser el campo de fútbol más antiguo del mundo. Aunque es prácticamente seguro que no guarda ninguna relación, es realmente curioso que los colores del uniforme del Shef eld FC fueran, y sigan siendo, el rojo y el negro del anarcosindicalismo, y que la actual segunda equipación del Hallam FC también tenga esos mismos colores. ¿Acaso una premonición sobre la futura relación de fútbol y anarquismo? El siglo XIX es probablemente la época histórica en la que se produjeron, en poco tiempo, los cambios más radicales en los sistemas de producción que han afectado al género humano a lo largo de su existencia. Los avances en las comunicaciones, las construcciones navales, las vías férreas, los canales, las carreteras, los edi cios, etc., junto con el espectacular desarrollo de la minería, produjeron el surgimiento de multitud de fábricas. La máquina de vapor creada por James Watt dio el empujón de nitivo a este espectacular desarrollo. La burguesía, siempre alerta, dueña de todos los medios de producción, vio una ocasión única de incrementar sus ya de por sí enormes bienes y privilegios. Y a fe que aprovecharon la ocasión. El trasiego de campesinos pobres a las nuevas fábricas fue constante y, por ende, el aumento de los habitantes de las ciudades, espectacular. El

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caso de Londres es paradigmático. A inicios del siglo XIX la urbe estaba habitada por aproximadamente un millón de personas, siendo el área circundante casi irrelevante en términos de población. A principios del siglo XX, sin embargo, la habitaban cuatro millones y medio de personas, con un área suburbana de seis millones seiscientos mil moradores más. Esto suma un total de once millones cien mil habitantes y se traduce en un aumento demográ co del mil por ciento de seres humanos en el espacio de un siglo. La revolución industrial generó mucho trabajo, pero un trabajo próximo a la esclavitud. Lo único que le diferenciaba de esta era que se percibía un salario. Mísero, sí, pero salario. Ni siquiera se aplicaba la regulación laboral establecida en Gran Bretaña en 1496 que jaba que la jornada de trabajo diaria no podía ser superior a las 15 horas. Los niños de nueve y diez años hacían exactamente la misma jornada que los adultos. Estas jornadas laborales solían tener una duración que oscilaba entre las 16 y las 20 horas, por increíble que pueda parecer. Y así, aunque el término ya existiera desde tiempos de la Roma imperial y, tras un largo paréntesis, se hubiera retomado a partir del siglo XVI, nació, de hecho, la clase social denominada “proletariado”. Marcelo Wio, en su artículo “El porqué del inicio del fútbol en Inglaterra”, hace referencia a Gabriel E. Fidler y a su ensayo “The Industrial Revolution and the Development of Professional Football And Rugby In the United Kingdom, 1814-1901”, en él Fidler a rma lo siguiente: “Se hace evidente que la revolución industrial afectó profundamente a este deporte, contribuyendo, en primer lugar con el crecimiento del deporte amateur y, a continuación, en su profesionalización”. Pero a quien es obligado referirse en opinión de Wio, es al profesor emérito de la Universidad de Maine, William J. Baker, de quien cita dos importantes párrafos de su ensayo “The Making of a Working-Class Football Culture in Victorian England”. Primero, sobre la demografía de las ciudades: Y así, mientras el juego estaba siendo transformado en las instituciones educativas de elite del país, varios factores, que en última instancia estaban destinados a facilitar una cultura popular del fútbol, estaban tomando forma. Uno de ellos fue básico: el crecimiento de las ciudades. […] Hasta el último cuarto del siglo XIX, los

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trabajadores industriales no tenían ni tiempo ni energía para buscar actividades recreacionales. […] A partir de 1870, la mitad del sábado quedaba libre en la mayoría de las fábricas, minas y talleres, otorgando tiempo libre para el grueso de la población trabajadora. […] Para los participantes de la clase trabajadora, el fútbol signi có mucho más que un trabajo. A diferencia de la política, la educación superior y el comercio, que aún estaban reservados para los nacidos en buenas familias, o para los adinerados, el fútbol ofreció una oportunidad de competir en igualdad de términos (apud Wio, 2016).

Y luego sobre la transformación que sufrió la vida de los trabajadores: […] había algo más que alivio de la monotonía. Al acudir al estadio, los trabajadores encontraron lo que Durkheim denomina “un nuevo tipo de vida psíquica”, una experiencia colectiva cualitativamente diferente de la vida aislada de la casa o la fábrica. Los trabajadores de las zonas urbanas a nales del siglo XIX estaban aún, en gran medida, solo separados en una generación, a lo sumo, de sus antiguas vidas como moradores de pueblos y trabajadores agrícolas. Apartados de los valores tradicionales de una familia extensa, de las caras conocidas, las tareas estacionales y de la iglesia parroquial; sufrieron alienación en la impersonalidad de la vida de la ciudad y la competencia industrial. Junto con los bares y las salas de música, los partidos de fútbol de los sábados por la tarde hicieron posible un nuevo sentido de pertenencia, un ritual de participación dentro de un grupo más grande simbolizado por coloridas bufandas, canciones de equipo y héroes populares (apud Wio, 2016).

Habría que añadir también, que, siendo tan pocos los elementos necesarios para la práctica del fútbol —un descampado, cuatro piedras para las porterías y una bola de trapo—, la prole de los obreros podía jugar en cualquier parte sin necesidad de comprar accesorios adicionales como sucedía en muchos otros deportes. Así pues, el trasvase del juego del balompié de las public schools a los primeros clubes, a los equipos formados en las fábricas y a los niños de la calle que tuvo lugar en Inglaterra, hizo que la clase obrera se hiciese paulatinamente propietaria del deporte que en pocos años se convertiría en el más popular del mundo. Este hecho incontrovertible propició que las elites y la burguesía, al no considerar adecuado compartir el juego con lo que ellos denominaban como chusma, volviesen su mirada hacia otros deportes.

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CAPÍTULO 4

LA PRENSA ANARQUISTA

La repentina irrupción del fútbol en el movimiento obrero produjo no pocas disputas ideológicas en su seno, sobre todo durante las tres primeras décadas del siglo XX. Los anarquistas mantenían un fuerte vínculo con los trabajadores de aquella época, y una gran parte de esos anarquistas comenzó a denigrar aquel deporte recién llegado. Lo cali caban de deporte burgués, cosa que como hemos podido comprobar en el capítulo anterior era cierta en sus primeros años de existencia. Decían también los libertarios, y no sin razón, que la práctica del fútbol, especialmente en los clubes de las fábricas, llevaba a los trabajadores a defender el nombre de la empresa y a luchar entre ellos, separándolos y situándolos en directa confrontación. Este tipo de críticas fue progresivamente en aumento durante el primer cuarto de siglo y llegó a alcanzar, desde el punto de vista de bastantes libertarios de la época, dimensiones absolutamente desproporcionadas. Incluso admitiendo que unas cuantas de dichas críticas tuviesen una base bastante sólida. En algunos escritos de principios del 1900 se decía que el deporte en general, y el fútbol en particular, era una táctica de los capitalistas para alejar a los obreros de los sindicatos. Se declaraba también que la práctica del deporte era contrarrevolucionaria y enormemente perjudicial para todos los ideales que inspiraban la lucha obrera. Asimismo, se a rmaba, mayormente en la prensa anarquista de principios de siglo, que los principales interesados en mantener la explotación capitalista, los burgueses propietarios de las fábricas, eran los más ardientes defensores del nuevo deporte. Continuaban las invectivas de los opositores al fútbol diciendo que este embrutecía a la juventud

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para desviar su atención de asuntos más útiles, y que esta práctica de la brutalidad lo único que hacía era restar fuerzas a la lucha contra los patronos y el capitalismo. Todas estas opiniones eran el pan de cada día en el trabajo y en las reuniones en los sindicatos y ateneos, pero las opiniones más virulentas eran las que emitía la prensa anarquista. En 1897, en Buenos Aires, salió a la calle por primera vez La Protesta Humana, periódico anarquista portavoz de su tendencia más organizativa, es decir del anarcosindicalismo. Tras aparecer quincenal y semanalmente, a partir del año 1904 se convirtió en diario de la mañana bajo el título La Protesta. En sus años de máximo auge llegó a tener una tirada de más de 100.000 ejemplares diarios. En el transcurso de sus primeros cinco lustros de existencia los editoriales del periódico se mostraron furibundos contra todos los obreros anarquistas que practicaban el deporte del balompié. Un editorial del año 1917 se llegó a referir al fútbol como “la perniciosa idiotización a través del pateo reiterado de un objeto redondo”. La controversia entre los libertarios que estaban a favor y en contra del fútbol continuó durante década y media aproximadamente. El periódico, también argentino y libertario, La Plebe, todavía señalaba en su edición del 28 de enero de 1933: En la actualidad, hay tres medios infalibles que los ricos explotadores de las miserias y necesidades del pueblo trabajador utilizan para hacer de la clase obrera una masa embrutecida: el deporte, la política y el sacerdote. No hay pueblo o grupo de viviendas de los trabajadores que no tengan el campo de fútbol, la iglesia y las puntas de lanza de los instigadores políticos. En los campos de fútbol, los trabajadores de ambos sexos se tornan en fanáticos y seguidores brutalizados hasta el punto de que solo viven discutiendo entre sus compañeros acerca de los lances y proezas de los campeones.

Pero el fútbol era ya una realidad abrumadora entre las capas populares, y las voces que censuraban dicha actitud, mayoritarias. Y estas voces a rmaban que se había cometido un gran error al atacar de manera tan cruda la práctica deportiva. A rmaban también, los que así opinaban, que había que intentar alejar

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a los obreros de las tabernas y prostíbulos, y que por ello se necesitaban otras diversiones; que no se podía exigir a todos dedicar todo el tiempo de ocio al estudio, y que el organismo necesitaba ejercicio. ¿Qué se podía hacer entonces para combinar la lucha social y la práctica deportiva? La solución, según muchos anarcosindicalistas, era la siguiente: Fundar federaciones deportivas revolucionarias que comprendiesen la práctica de todos los deportes, excepto los lesivos de la dignidad humana, y que estas federaciones estuviesen regidas por estatutos sindicales. Estas opiniones ya habían calado dentro del movimiento obrero, así como en la prensa anarquista, que ya con mayor rmeza, comenzó a re ejarlas en sus páginas. Una muestra de ello fue la declaración del periódico Nuestra Voz, órgano o cial de la Asociación del Arte Fabril de Barcelona en su número del 1 de junio de 1934, en el que a rmaba: “Como trabajadores que somos, organizaremos nuestros propios clubes, nuestras propias ligas, realizados y dirigidos por nosotros mismos, sin intereses monetarios, solo animados por el espíritu de la solidaridad proletaria”. Como podemos comprobar en el anterior extracto, existe ya una referencia a los “intereses monetarios”. Esta denota que, a inicios de los años treinta, el profesionalismo estaba ya bastante extendido entre gran parte de los clubes que se habían creado hasta entonces, sobre todo entre los más poderosos, que curiosamente, o no tanto, son los mismos que controlan el negocio hoy en día. El tránsito del bello y romántico fútbol amateur al mercantilista fútbol profesional se produjo con relativa rapidez, en menos de una década. Fue cuando muchos anarquistas, desilusionados por lo que ellos consideraron una prostitución del deporte, se desvincularon de él. Otros formaron equipos y continuaron jugando entre ellos en lo que algunos denominaron como fútbol anarquista. Quien realmente sintetiza perfectamente todo el proceso anteriormente relatado es el escritor, investigador de las luchas sociales en Argentina y militante anarquista, Osvaldo Bayer. Merece la pena transcribir sus respuestas al periodista Facundo Martínez en una muy interesante entrevista publicada por el periódico Página 12 (Martínez, 2003):

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“Aceptado por unos y rechazado por otros, el fútbol fue tema polémico en el interior de las corrientes políticas que a principios del siglo XX impulsaron el crecimiento del movimiento obrero: el anarquismo y el socialismo”. A la primera pregunta de Facundo Martínez, “¿Qué tiene que ver el fútbol con el anarquismo?”, respondió Osvaldo Bayer: “En el anarquismo y en el socialismo hubo grandes discusiones. Al principio, lo rechazaron porque en lugar de ir al sindicato o a los centros de cultura que ellos tenían, la gente joven se iba a jugar al fútbol el único día libre que tenían los obreros, porque hasta 1910 el sábado se trabajaba todo el día… Por eso La Protesta hace esa de nición terrible: ‘la perniciosa idiotización a través del pateo reiterado de un objeto redondo’…”. Ante otra pregunta en la que el periodista alude a las formas de dominación burguesa —el deporte, la iglesia y la política—, contestó Bayer: “Bueno, acá los anarquistas tenían un lema que sintetizaba su crítica: ‘Misa y pelota, la peor droga para los pueblos’”. Y más adelante: “Los anarquistas se tomaron el fútbol como una desviación. Los entretienen con el juego y se olvidan de lo fundamental, de politizarse”. Contestando a la pregunta de si los anarquistas no veían el lado cooperativo del juego, Bayer respondió: Sí. Los anarquistas que defendían al fútbol tenían una de nición muy bien hecha: “El fútbol es el juego socialista. Todos jugando en conjunto para al nal llegar al gol, que es el triunfo, que es la revolución”. No es una cosa individualista, se consigue colectivamente, ¿no? “En el fútbol se aprende a ser solidario”, decían. “No se puede jugar solo; cuando el otro está en mejor posición, hay que pasarle la pelota”. La cosa de formar equipo, nadie sobresalir, sino sentirse todos iguales (Martínez, 2003).

Y siguiendo con el cooperativismo en el fútbol, Osvaldo Bayer abundaba: “Lo discutimos mucho en la Federación Libertaria, también en la FORA (Federación Obrera Regional Argentina). Siempre se discutió cómo amateurizar el fútbol y los deportes, en general. La idea es que el dinero que entra se reparte entre todos, se deja una parte para la educación de niños, para las escuelas de fútbol y también para tareas bené cas. Los planteos eran bellísimos”. Ante semejante declaración de intenciones, Facundo Martínez no podía dejar de preguntar si aquellos hombres no eran, en realidad, unos utopistas del fútbol. “Utopistas totales —contestaba Bayer— Aunque bueno, no tardamos mucho en darnos

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cuenta que cambiar el fútbol era más difícil que hacer la revolución”. Existen varias referencias a lo largo de la entrevista respecto al paso paulatino al profesionalismo. Por ejemplo: “[no fue] hasta bien entrados los años treinta, cuando entró a pesar el dinero y la venta de jugadores. Todo eso fue muy criticado porque, ante todo, el fútbol tenía que ser amateur y de ninguna manera profesional”. También se habla en este encuentro de hasta qué momento se puede hablar de presencia anarquista en el fútbol: “Hasta los treinta, cuando se empieza a comprar y vender jugadores y el juego pasa a ser un negocio. Entonces los anarquistas salieron de ahí y pasaron a jugar en los baldíos y en las canchitas de barrio”. El proceso de proletarización del fútbol se dio en la mayor parte del planeta, pero sin lugar a dudas, fue en Sudamérica donde alcanzó una dimensión extraordinaria, con Argentina a la cabeza, pero seguida muy de cerca por Brasil, Uruguay y Chile. En cierto modo, no deja de ser una curiosa paradoja que, si bien el fútbol fue introducido a través de las fábricas del poderoso imperialismo inglés de la época y de sus elitistas centros educativos, fuesen los obreros quienes en un proceso realmente rápido se apropiasen de él. Como hemos podido comprobar, la enorme inmigración de clase proletaria europea de aquellos años fue fundamental para que dicho proceso tuviese lugar. A pesar de sus primeras y muy importantes reticencias, el anarquismo acabó por aceptar de buen grado el nuevo juego y este pasó a formar parte de pleno derecho de la cultura obrera. Relacionándolo con la solidaridad y el apoyo mutuo de su ideario, el anarquismo veía en el fútbol un juego que compaginaba la libertad individual con el trabajo en equipo en busca de un objetivo nal. Cuenta también Osvaldo Bayer que en las dos primeras décadas del siglo XX el fútbol ya se había acriollado, al igual que los hijos de los inmigrantes europeos, entre los que había una gran cantidad de anarquistas. En cada barrio bonaerense nacían uno o dos clubes a los que se bautizaba como Club Social y Deportivo. Prosigue Bayer diciendo que fue muy importante en Argentina la in uencia del anarquismo en la fundación de todas estas instituciones que podríamos de nir como sociodeportivas y que, solo y únicamente

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cuando el fútbol comenzó a profesionalizarse, industrializarse y fortalecerse con la acumulación de capital, es cuando los anarquistas decidieron darle la espalda. Empezaron a explorar entonces una nueva estructura que pudiese preservar la pureza del deporte: el fútbol anarquista. La nueva estructura, cuya idea fundamental era desterrar los intereses crematísticos y apostar por el placer del juego, ha conseguido, a pesar de los pesares, llegar hasta nuestros días. Evidentemente con muchísimas di cultades, pero ha llegado. Existen un gran número de equipos, esparcidos por todo el mundo, que practican un fútbol que no es el o cial, que practican el deporte por placer y que tienen sus propias ligas. No es muy conocido, y por supuesto es marginal, pero sigue siendo fútbol; y probablemente bastante más el a sus orígenes que el o cial. Pero dejaremos el análisis de lo que muchos llamaron en su momento fútbol anarquista, y hoy denominamos fútbol alternativo, para un capítulo posterior.

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CAPÍTULO 5

LA EDAD DE ORO DE LOS EQUIPOS DE FÚTBOL DE ORIGEN ANARQUISTA

Las tres primeras décadas del siglo XX, desde el año 1900 hasta el de 1930, fueron la edad de oro en la fundación de equipos de fútbol promovidos por trabajadores anarquistas. Se hace, sin embargo, prácticamente imposible dar una cifra con relativa exactitud de todos los clubes que fueron fundados por el movimiento obrero anarcosindicalista. En cualquier caso, se podría a rmar que los clubes que fueron creados en el transcurso de esas tres décadas no fueron probablemente menos de doscientos, sobre todo en Sudamérica. Entre el 80 y el 90 por ciento de los equipos obreros formados en aquellas fechas se fundaron entre México y el extremo sur chileno-argentino. Posiblemente lo que más contribuyó a este auge del deporte del balón en toda Sudamérica fue la masiva migración de europeos entre nales del siglo XIX y principios del XX. Gran parte de dicha migración se produjo por la falta de trabajo y por la miseria en la que vivían los proletarios en Europa, pero un porcentaje muy considerable de esos obreros que abandonaron sus países, sobre todo los más comprometidos con los ideales de justicia y libertad, emigraron también por las persecuciones políticas a las que estaban sometidos por los regímenes totalitarios que existían en el viejo continente. Y los anarquistas y socialistas revolucionarios estaban a la cabeza de los perseguidos en Europa. Los datos de esa enorme migración europea hacia América la sitúan algunos estudios en unos 45 millones de personas entre 1875 y 1925. Los inmigrantes se repartieron entre los aproximadamente 30 millones que recalaron en EE UU y Canadá y los 15 millones que lo hicieron en Latinoamérica. Y fue en lo que se había dado en llamar el Nuevo Mundo donde se produjo realmente la con uencia entre el deporte y la idea.

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Fueron innumerables las luchas obreras contra la explotación salvaje que practicaba el ascendente sistema capitalista de nales del XIX y principios del XX. Una de las más importantes demandas, si no la mayor, del movimiento obrero de aquellos tiempos era la exigencia de tiempo libre para emplearlo en el recreo y el estudio por parte de los trabajadores. No olvidemos que todavía en los años ochenta del siglo XIX la jornada mínima habitual de trabajo era de 14 horas, llegando a alcanzar en muchísimos casos la inhumana cifra de 18 horas. Con semejante jornada laboral, la rutina diaria de un obrero era trabajar, dormir cuatro o cinco horas y volver al trabajo, sin el más mínimo tiempo para cultivar su espíritu o su cuerpo. Fue en tales circunstancias vitales de los obreros cuando en la ciudad norteamericana de Chicago se convocó una huelga que comenzó el 1 de mayo de 1886. El objetivo principal de la huelga era el de reivindicar la jornada laboral de ocho horas. El día 4 de mayo, en una de las manifestaciones pací cas de apoyo a los huelguistas, cuando esta desarrollaba un acto en Haymarket Square, alguien (nunca se supo quién) lanzó una bomba a la policía que, de forma violenta, trataba de dispersar a los manifestantes. La bomba provocó la muerte de un o cial y varios heridos. La policía comenzó a disparar indiscriminadamente sobre los manifestantes causando una masacre. Se acusó del acto violento a ocho trabajadores anarquistas, alguno de los cuales ni siquiera se encontraba en el lugar de los hechos. En un juicio, cali cado de ilegal y malintencionado por juristas independientes, cinco de dichos obreros anarquistas fueron condenados a morir en la horca y los tres restantes a distintas penas de prisión. En aquella farsa de juicio no pudo probarse absolutamente nada en contra de los acusados. La realidad fue que se les condenó por ser anarquistas. En su alegato nal, Michael Schwab, que fue condenado a cadena perpetua, manifestó: Hablaré poco, y seguramente no despegaría los labios si mi silencio no pudiera interpretarse como un cobarde asentimiento a la comedia que se acaba de desarrollar. Lo que aquí se ha procesado es la anarquía, y la anarquía es una doctrina hostil opuesta a la fuerza bruta, al sistema de producción criminal y a la distribución injusta de la riqueza. Ustedes y solo ustedes son los agitadores y los

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conspiradores.

En 1889 el movimiento obrero decidió conmemorar el día 1 de mayo en memoria de los Mártires de Chicago y de su lucha por la implantación de la jornada de ocho horas de trabajo. La fecha ha llegado hasta nuestros días y se celebra como el Día Internacional de los Trabajadores en todo el mundo. En todo el mundo, menos en EE UU y Canadá. Este hecho conmocionó grandemente al movimiento obrero, y no es de extrañar que, en las décadas posteriores a los asesinatos, una gran cantidad de equipos de fútbol fundados por trabajadores fuesen bautizados con el nombre de Club de Fútbol Primero de Mayo. Solo en Argentina existen, por lo menos, una docena (Formosa, Chajarí, Lanús Este, Lanús Oeste, Hurlingham, Santa Fe, Bernal, Escalada, Rosario…) y no son menos de 50 o 60 los de toda Sudamérica. Otro nombre de club de fútbol íntimamente ligado al anarcosindicalismo y al movimiento obrero revolucionario en general es el de Libertad. El número de los Club Atlético Libertad o Club de Fútbol Libertad en el continente sudamericano es similar, o puede que incluso superior, al de los Primero de Mayo. Tras estos dos nombres que encabezan la lista de equipos fundados, en la mayoría de los casos, por las numerosas organizaciones libertarias de la época, vienen a continuación otros muchos con denominaciones como Defensor o Defensores, Libertarios, Independiente, etc. La gran mayoría de todos esos clubes fundados en la primera mitad del pasado siglo todavía existen. Bien es verdad que el grueso de los mismos milita en categorías inferiores y no en las ligas de relumbrón, por lo que solo son conocidos en sus medios más cercanos. Y militan en tales ligas secundarias fundamentalmente por dos razones: la primera es que debido al imparable profesionalismo que se impuso a partir de los años treinta, muchos equipos no quisieron ser partícipes de aquel cambio que les alejaba radicalmente de los ideales por los que habían sido fundados. Consideraban que el fútbol debía ser amateur y que la intromisión del dinero en el juego mismo lo corrompía. La segunda razón es que algunos de los clubes que sí estaban dispuestos a dar el paso al profesionalismo, simplemente no pudieron. Pensaron que, aunque modestamente, serían capaces de hacer frente deportivamente a los clubes que ya destacaban

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en las competiciones, pero la realidad les demostró insistentemente que tal deseo era imposible. Era evidente que no podían competir, sobre todo económicamente, con los que ya por entonces se habían convertido en poderosos. El poder del dinero relegó a casi todos estos clubes a divisiones secundarias. Otros de aquellos equipos, simplemente se retiraron de las competiciones o ciales y siguieron jugando entre ellos por mero disfrute del deporte. Hubo, sin embargo, bastantes equipos fundados por libertarios que llegaron a ser grandes y todavía lo son. Estos equipos tuvieron sin embargo que pasar por un curioso proceso de maquillaje y, en muchos casos, de olvido o tergiversación de su nacimiento real. Incluso en los sitios o ciales de muchos de dichos clubes su origen suele ser relatado de manera bastante esquemática y difusa. Una práctica bastante habitual es la de sustituir la palabra “anarquista” por la palabra “socialista” para edulcorar un poco el asunto. En muchos otros casos, ni siquiera eso. Se dice simplemente que un grupo de amigos se reunieron y decidieron fundar un club de fútbol en el barrio tal de la ciudad cual, se menciona a los socios fundadores, se dice quién fue elegido presidente y, listo, ya está escrito el origen del club. Pero ya sabemos por experiencia que las historias o ciales son eso, historias o ciales. Y también sabemos que las historias reales di eren un poco bastante de las anteriores. Hay casos en los que el nombre originario del club fue sustituido por otro que sonase menos revolucionario y otros casos en los que, incluso conservando el nombre original o una parte del mismo, no se entiende muy bien su signi cado ni porqué lo adoptaron: Independiente, ¿de quién? Defensor o defensores, ¿de qué? Pero hay una característica muy extendida entre aquellos clubes que nacieron a principios del siglo XX y que en la mayoría de los casos delata su origen. Los colores de la zamarra: el rojo y el negro, los colores del anarcosindicalismo, son los colores que predominan. A continuación, como distintivo, viene el rojo únicamente y, en algunos casos, la camiseta es totalmente negra. En cualquier caso, las tonalidades de la gran mayoría de las camisetas y los escudos de los equipos que analizaremos son las

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del movimiento obrero revolucionario, principalmente las del anarcosindicalismo. Lamentablemente, también algunas de las equipaciones de clubes han sufrido variaciones en su diseño y colores a lo largo de los años, por disposición de dirigentes deportivos sin escrúpulos. En algunos casos, los cambios han sido tan drásticos que no se parecen en absoluto al original. Cualquier cosa ha servido para borrar el origen libertario de muchos. En la segunda parte de este libro, vamos a tratar de escudriñar de la manera más el posible los orígenes de unos cuantos clubes de fútbol repartidos por una docena de países. Veremos que, aunque ahora ni siquiera muchos de sus seguidores lo sepan, su nacimiento se debió a los obreros anarcosindicalistas y socialistas revolucionarios que trataron de conjugar sus ideas de justicia y libertad con un concepto del deporte del fútbol fundamentalmente social y formativo.

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SEGUNDA PARTE

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INTRODUCCIÓN

Esta segunda parte del libro la dedicaremos a relatar los inicios de una serie de clubes que fueron fundados por integrantes del movimiento obrero a principios del siglo XX. Podremos comprobar en el listado de clubes de los que hablaremos a continuación que unos son muy conocidos y compiten en la primera división de ligas importantes y otros son menos conocidos y transitan por divisiones inferiores. La idea fundamental, insistimos, es demostrar que fueron muchos los clubes fundados por anarcosindicalistas, independientemente de la suerte que corriese cada uno tras su nacimiento. No es el objetivo de este libro el relatar los triunfos, derrotas, títulos o palmarés de los equipos aquí reseñados. Para eso ya están las estadísticas o ciales. Como hemos visto anteriormente, una vez instaurado el profesionalismo, muchos anarquistas renegaron de los clubes que habían contribuido a fundar y se dedicaron a jugar entre ellos en ligas no o ciales, alejados del negocio profesional. Hubo, a pesar de todo, otros muchos que siguieron en sus equipos tratando de plantar cara a los que se iban haciendo cada vez más importantes. Por otra parte, un número considerable de equipos, antes o después, modi caron su nombre original, llegando en algunos casos a olvidar o tergiversar su pasado en su historia o cial. Pero, aun así, y a pesar de tales deserciones éticas, todavía existen muchos clubes que continúan compitiendo con su denominación original. La idea para la presentación de estos equipos ha sido la de hacerla por países y por orden alfabético de los mismos. En el apartado de cada país, cada equipo gurará por su año de fundación. La relación de equipos no pretende ser exhaustiva, entre otras razones por la enorme di cultad de rastrearlos a todos, pero lo que sí pretende ser 35

es representativa y su cientemente extensa como para que el lector pueda hacerse una idea de la magnitud que tuvo este hecho tan desconocido para la mayoría de los anarquistas y también para casi todos los amantes del fútbol. Además, se insertan en esta relación clubes de reciente creación que comulgan con el ideario de los pioneros.

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CAPÍTULO 6

ALEMANIA

FC SANKT PAULI (HAMBURGO, 1910) Ha querido la casualidad, o mejor dicho el orden alfabético de países, que sea el FC Sankt Pauli, de la ciudad alemana de Hamburgo, el equipo que encabece este listado que nos hemos propuesto para mostrar la in uencia de las ideas libertarias en el fútbol. La historia, y sobre todo la forma presente de actuación de este equipo, es quizá una de las más interesantes del panorama futbolístico mundial. Es precisamente su activismo ideológico desde principios de los años ochenta del pasado siglo, el que nos hace incluir al Sankt Pauli, por pleno derecho, entre las formaciones que guran en este libro. Su fundación no di ere excesivamente de la de otros clubes de su época. El 15 de mayo de 1910 nació o cialmente el equipo, por iniciativa de trabajadores portuarios, estibadores y marineros. Existen dos de versiones sobre el color de la camiseta. La primera nos dice que, como los trabajadores del puerto usaban el color marrón en su ropa de trabajo, y que con esta misma ropa iban a jugar sus partidos amistosos, dicho color fue el elegido cuando los jugadores pudieron disponer de equipaciones adecuadas. Según la segunda versión, como las telas de color marrón eran las más baratas por aquel entonces, el club decidió confeccionar las camisetas de dicho color. Probablemente ambas versiones sean ciertas. En de nitiva, el uniforme que más se utiliza actualmente se compone de camiseta marrón con detalles rojos y blancos en las mangas, calzón blanco y medias marrones. En cuanto al escudo, también circulan dos interpretaciones: la de su fundación y la aceptada por sus a cionados actuales. El escudo original

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es redondo y, sobre un fondo rojo, gura la catedral del barrio en blanco con sus tres torres, rematada la central con una cruz. En la parte superior aparece el nombre del club y en la inferior se lee “1910”, el año de su fundación. Como vemos, ningún rasgo anarquista, ni siquiera izquierdista. A pesar de que los fundadores fuesen obreros del puerto de Hamburgo, nada en el escudo de ne que dichos obreros estuviesen excesivamente in uidos por las luchas proletarias de la época. A partir de los años ochenta, los a cionados comenzaron a exhibir banderas piratas, con sus dos tibias cruzadas y la calavera. Este nuevo escudo alcanzó rápidamente un consenso y, de hecho, ha sido también adoptado como o cial. Hay incluso un escudo que coloca la bandera pirata sobre el diseño original, formando una especie de collage entre ambos y que es utilizado frecuentemente. Asimismo, un gran número de a cionados lleva en las cintas que se colocan en la frente la consigna “No fundado en 1910”. Se trata de una tentativa de negación del pasado del club y una reivindicación de las muchas características sociales que lo han hecho famoso entre la izquierda futbolera mundial a partir de 1980. El Sankt Pauli ha destacado enormemente en la defensa de multitud de causas sociales y fue a inicios de los ochenta cuando comenzó a instalarse en el club una cultura inequívocamente libertaria. Los hinchas se caracterizan por poseer un alto compromiso social. Su clara defensa de los refugiados, del movimiento okupa del barrio (donde se organizan talleres, cursos y multitud de actividades culturales), de los movimientos contra cualquier tipo de discriminación —sea esta laboral, sexual o política—, su apoyo sin ambages a los colectivos de lesbianas y homosexuales, al movimiento obrero… han convertido al Sankt Pauli en un club de culto, en una referencia internacional. Cuando todo comenzó a cambiar, en los años ochenta, todavía existían en el club un grupo importante de seguidores de derecha que intentaron parar el giro a la izquierda, pero no lo consiguieron. Sankt Pauli era y es un barrio obrero. Este inicio de la nueva personalidad del Sankt Pauli en los inicios de la década de los ochenta estaba en íntima relación con el desarrollo del

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barrio al que pertenece, situado en una de las más carismáticas zonas “rojas” de Alemania. Es el centro neurálgico de la vida nocturna de Hamburgo. De hecho, ya lo venía siendo desde años atrás debido a su barrio chino y sus bares con música, muy numerosos en el centro. En el año de 1963 se había inaugurado un nuevo campo del equipo, el estadio Millerntor, que pudo construirse gracias a los donativos de socios y vecinos del barrio. Fue el germen de solidaridad barrial que continuaría aumentando en los años posteriores. A nales de los años setenta, el club seguía siendo lo que de niríamos como un club “pequeño”. Contaba con no más de 2.000 seguidores, de los llamados eles. Sin embargo, en el inicio de la década de los ochenta, las gradas del Millerntor comenzaron a llenarse de seguidores de ideología izquierdista, anarquista y antifascista, en claro contraste con la gran mayoría de la a ción del resto de equipos, en los que predominaba, de manera evidente, un componente de derecha nacionalista. El hecho cierto es que aquellos 2.000 valientes irreductibles de 1979 se convirtieron en 20.000 a mediados de los noventa, y hoy en día han alcanzado la nada despreciable cifra de 30.000 seguidores. Exactamente el aforo del estadio. El FC Sankt Pauli fue el primer club que introdujo en sus estatutos una carta de principios fundamentales. Tal iniciativa fue aprobada por gran mayoría en la asamblea celebrada en noviembre de 2009. La carta de principios fundamentales consta de 15 puntos entre los que merece la pena señalar los siguientes: representación del distrito de Sankt Pauli, relaciones con la comunidad, valores de deportividad, cumplimiento de los derechos humanos, comportamiento de los a cionados, respeto a los seguidores rivales, respeto al medio ambiente… Asimismo, en el club está prohibido todo acto nacionalista, fascista o nazi. Aparte del equipo principal y del femenino, el Sankt Pauli posee otras 18 secciones. Es un club absolutamente polideportivo al servicio del barrio. Entre los distintos deportes practicados sobresale, por méritos propios, la sección de rugby femenino, que ha ganado en la liga alemana nada menos que en ocho ocasiones, y de manera brillante. Otra característica del club es su muy estrecha relación con la música; especialmente con el rock y con el punk. Cuando los jugadores saltan al

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terreno de juego, por megafonía suena a toda pastilla el “Hells bells” de AC/DC, probablemente con la intención de amedrentar un poco al equipo rival. Cada gol se celebra con “Song 2” de los británicos Blur. Algunas bandas han compuesto incluso canciones para el club. Tal es el caso de los germanos Le Fly con su “We Love St. Pauli”, que se ha convertido en himno o cial del equipo, o de los italianos Talco, que incluyeron la canción “Sankt Pauli” en su disco Mazel Tov. También el grupo noruego Turbonegro transformó una de sus canciones para adaptarla al club. El FC Sankt Pauli ha alcanzado tal nivel de popularidad que en las tiendas del aeropuerto, la sección de merchandising dedicada al equipo es más extensa que la dedicada al Hamburgo Sport-Verein, el equipo poderoso de la ciudad hanseática. Existen bastantes seguidores, sin embargo, que no están muy de acuerdo con este aspecto del club. A los más radicales no les importaría, incluso, descender a tercera división para librarse de todo este afán mercantilista (inherente y casi imposible de evitar en la sociedad actual). Esa es la opinión, por ejemplo, de Doc Mabuse, exlíder de una banda punk de la ciudad. Dice sentirse desplazado, a pesar de que el equipo sea muy distinto de los demás. Considera que el componente capitalista ha ido demasiado lejos. Son las palabras de una de las guras de la historia del Sankt Pauli. Un buen día, a Doc se le ocurrió presentarse en el estadio con una bandera pirata. Fue el inicio de un símbolo que se convirtió en la marca del equipo. Al poco tiempo, las banderas piratas se multiplicaron en las gradas y, como hemos señalado anteriormente, pasaron a ser un escudo tan o cial como el antiguo. Otra opinión interesante es la de Sven Edlefsen, con 25 años de hincha del club a sus espaldas. La opinión de Sven no es tan negativa como la de Doc y se centra más en los aspectos positivos y en la interrelación del club con el barrio que lo acoge y lo bene cioso de tal relación: “Sankt Pauli es un barrio que no llega a ser de gente pobre, pero tampoco de gente rica. Con mayoría de trabajadores de clase baja. El barrio vive en una mezcolanza cultural libertaria, con mucho aprecio por la vida bohemia y la solidaridad. Tiene los movimientos punk y de izquierdas. Todo este personal comenzó a asistir a los partidos y cambió el per l del club” (Machado, 2017).

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En cuanto a su desempeño deportivo, y desde que se organizó la Bundesliga en 1963, el FC Sankt Pauli ha conseguido competir en ocho ocasiones en la primera división alemana, y 19 en segunda división, de la que fue campeón en la temporada 1976-1977. El resto de temporadas jugó en tercera división. Se da la circunstancia de que en 2018, su rival ciudadano, el Hamburgo SV, competía también, por primera vez en su historia, en segunda división. Era el único equipo alemán que no había descendido nunca de categoría, pero en la temporada 2017-2018 se consumó la catástrofe. Como curiosidad, el primer derbi hamburgués en segunda división, celebrado el 30 de septiembre en el estadio del Hamburgo, se saldó con un empate a cero. Mención especial merece el comportamiento de los hinchas del Sankt Pauli. El apoyo de los seguidores durante los partidos es incondicional, incluso en el caso de que el equipo juegue mal y pierda el encuentro. Al n y al cabo, todos son conscientes de que el fútbol es un juego y el club representa mucho más que una sucesión de victorias, empates o derrotas. Al nal de cada encuentro, cualquiera que sea el resultado, casi nadie abandona las gradas. Los jugadores pasan y saludan a los a cionados tocándose las manos, sin descartar algún abrazo que otro. Así es el FC Sankt Pauli.

FC LAMPEDUSA (HAMBURGO, 2012) El FC Lampedusa tampoco responde estrictamente a los postulados con los que se ha bautizado este libro. Sin embargo, su origen, deseos, actitudes y, en de nitiva, su trayectoria vital, se adapta como un guante a las ideas más genuinas del movimiento libertario. Una fundamental es la que establece que las fronteras son arti ciales. Las fronteras, esa convención creada por el hombre en clara contraposición con la naturaleza. Aunque por lo general pueda parecer lo contrario, el fútbol puede ayudar a romper fronteras. El FC Lampedusa de Hamburgo es un ejemplo de ello. El club fue fundado por cinco mujeres, hartas de la situación de abandono en que las autoridades mantenían a los refugiados. Las cinco

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jugaban en el equipo femenino del FC Sankt Pauli. En el año 2012, ochenta de los millares de refugiados libios que llegaron a Alemania recalaron en Hamburgo. Se diría que intuyeron la solidaridad y se cobijaron en el barrio más izquierdista de la capital hanseática, el barrio de Sankt Pauli. Concretamente, en el interior de la iglesia barrial. Para impedir que las autoridades, con las llamadas fuerzas del orden a la cabeza, los expulsasen de la iglesia y los extraditasen, los vecinos del barrio montaron barricadas alrededor del templo para protegerlos. De esa colaboración, y bajo la fuerte iniciativa de las cinco jugadoras del equipo “pirata”, surgió el FC Lampedusa, el club de los refugiados libios de Hamburgo. Más tarde, refugiados de otros lugares de África se sumaron al equipo. Lampedusa es una isla del Mediterráneo frente a la costa tunecina y a medio camino entre Libia y Sicilia, famosa por sus lindas playas. A día de hoy es mucho más famosa por la llegada de refugiados de Libia y de gran parte de África que huyen de las guerras y la miseria que sufren. En palabras de Hagar Groetke, una de las entrenadoras y artí ces de la creación del equipo: “No nos gusta hablar en términos de ayuda o integración, no creemos que sean las palabras adecuadas. Los refugiados son como nosotras, y no necesitan integrarse, lo que realmente necesitan es un trato humano y oportunidades reales de encontrar una vida mejor” (Álvarez, 2016). En opinión de las cinco valientes promotoras del equipo, Alemania no es un lugar cálido, y los miles de personas que llegan para encontrar un futuro más digno, lo que encuentran es frío atmosférico y, lo que es bastante peor, frío social. Así que las cinco valientes comenzaron a organizar los primeros partidos con los muchachos cobijados en la iglesia de Sankt Pauli. Empezaron a jugar al fútbol sala en el pabellón municipal, pero el Ayuntamiento les retiró su apoyo y se pasaron al “fútbol-fútbol” en las instalaciones del Sankt Pauli. El barrio estuvo con los refugiados desde el principio, y proliferaron unas pintadas con la A anarquista que decían: “Hola refugiado, te damos la bienvenida para luchar con nosotros, contra el sistema… Por la

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Libertad Total”. El club no tiene una plantilla de nida, pues se puede dar el caso de que, de un día para otro, haya uno o varios jugadores que sean deportados a sus países de origen. A su vez, llegan otros que entran a formar parte del club. Como señala Hagar: “En un día normal somos unos cuarenta, pero en realidad somos un equipo de centenares. Los que ya no están con nosotros siguen formando parte de la familia, y gracias a los adelantos electrónicos actuales seguimos manteniendo el contacto y sabemos cómo se encuentran” (Álvarez, 2016). Otra de las entrenadoras, Nico, dice: “Hemos creado un espacio que es una burbuja, donde todo el mundo es bienvenido. En nuestro caso hemos elegido el fútbol para transmitir nuestra visión, pero lo principal es enseñar que se pueden romper las etiquetas que nos diferencian”. Y ambas entrenadoras, al unísono, remachan: “Todos son parte del equipo, aunque dejen de jugar en algún momento. No importa cómo llegaron a Hamburgo ni cuánto tiempo se quedarán, ni si tienen o no documentación. No se necesitan papeles para ser miembro del FC Lampedusa” (Álvarez, 2016). En cuanto a las competiciones propiamente dichas, el equipo solo juega partidos y torneos amistosos, al no poseer la documentación necesaria. Incluso los desplazamientos no pueden ser a otros lugares de Alemania, pues correrían un enorme riesgo de ser detenidos en cualquier control policial rutinario. En un principio, el nombre del club era FC Lampedusa Hamburgo, pero tras el apoyo y compromiso del Sankt Pauli, una especie de fusión era inevitable y el nombre se transformó en FC Lampedusa Sankt Pauli. De hecho, los actos de apoyo a los refugiados es la lucha más reciente de los seguidores del Sankt Pauli, incluso con una campaña o cial del club y un eslogan: “Ningún ser humano es ilegal”. El escudo del club es redondo con el nombre del club en la parte superior y el del barrio en la inferior. En el centro gura un ancla roja sobre fondo amarillo. El ancla representa a la ciudad portuaria, y la culmina un puño cerrado, en señal de resistencia. A un lado, una echa y al otro, un balón y el lema del club “Here to Play”, que parece sugerir otro de los refugiados, “Here to Stay”.

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La propia existencia del club cuestiona las barreras de la Europa fortaleza y señala las injusticias de un sistema que excluye.

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CAPÍTULO 7

ARGENTINA

CA LIBERTAD (SALTA, 1901) Fundado en 1901, el Club Atlético Libertad de Salta es el equipo de fútbol más antiguo del noroeste argentino. Es también uno de los primeros, si no el primero, de entre las varias decenas de equipos de fútbol del continente sudamericano, que fueron bautizados a inicios del siglo XX con el hermoso nombre de Libertad. Es realmente chocante que, formando parte de la primera docena de clubes de fútbol fundados en Argentina, y siendo el tercero fundado exclusivamente por argentinos, su presencia en las informaciones transmitidas por internet sea tan exigua. Ni siquiera existe la más mínima referencia al club en Wikipedia que parece ser el tótem absoluto del saber en nuestros días. Hay, sin embargo, cuatro clubes salteños fundados posteriormente de los que sí se pueden consultar numerosos datos. Tal hecho resulta bastante curioso, pues el Libertad es el equipo decano de la ciudad de Salta, a pesar de que en la susodicha Wikipedia coloque en esa posición al Club Gimnasia y Tiro, fundado como Club Atlético Salteño en 1902. La historia del Club Atlético Libertad está indisolublemente unida al movimiento obrero salteño, pues fue fundado por trabajadores y artesanos anarquistas del lugar. Como reacción a la aparición del CA Libertad, y con el claro propósito de contrarrestar su in uencia deportiva y social entre las clases populares de la ciudad, la oligarquía salteña fundó en 1902 el Club Atlético Salteño, que algo más tarde pasó a llamarse Club Gimnasia y Tiro, nombre, evidentemente, mucho más adecuado para la burguesía de la zona que, sin mucho que hacer durante su lánguido

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transcurrir, podía ejercitarse con sus tablas de gimnasia y sus ejercicios de puntería mientras los obreros se deslomaban en el tajo. La historia del CA Libertad durante las primeras décadas del pasado siglo estuvo íntimamente ligada al sindicato anarquista de la FORA, pues los fundadores del club pertenecían bien al sindicato de o cios varios, bien al de obreros panaderos. Este club ejemplar se convirtió, de hecho, en un espacio de sindicalización y aprendizaje social. Allí se reunían carpinteros, empleadas domésticas, pintores, albañiles, panaderos, vendedores ambulantes y hasta pequeños comerciantes para debatir sobre justicia, revolución, política y anarquismo. Se acordaban también los precios de los trabajos y sus condiciones y se intercambiaban habilidades y experiencias sobre los diferentes o cios. Se plani caban asimismo una gran cantidad de actividades sociales. No es pues de extrañar que la oligarquía salteña tuviese al Libertad en su punto de mira y el club sufriese innumerables ataques de todo tipo, así como represalias laborales continuadas. El Club Atlético Libertad ha competido siempre en la Liga Salteña de Fútbol, que en la primera mitad del siglo XX fue una de las más in uyentes de Argentina. En el organigrama actual del fútbol argentino, la Liga Salteña ocupa el sexto escalón del mismo, el designado para las ligas regionales. Parece ser que el Libertad, en un par de ocasiones, consiguió disputar el campeonato federal. El escudo, como no es difícil de imaginar, es rojinegro. La zamarra también lo es, con la mitad derecha roja y la izquierda negra. El calzón es negro. En algunas ocasiones la camiseta cambia por una de franjas verticales rojas y negras. La presente situación del club no parece ser muy halagüeña, e incluso su pervivencia está en peligro. En una noticia de agosto del 2016, el Nuevo Diario y El Tribuno, de Salta, anunciaban que el cierre del club había sido rechazado por el juzgado. Parece ser que el presidente del club, un especulador inmobiliario llamado Héctor Assef, atornillado al cargo por espacio de dos décadas, pretendía vender el predio del club para, en su lugar, edi car un complejo hotelero.

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Según una denuncia de un socio del club, el presidente se había encargado durante los últimos años de llevar adelante, implacablemente y con malas artes, un vaciamiento de socios para librarse de cualquier tipo de oposición. Este socio denunciante de nía al presidente como un magnate empresarial, de los que solamente ven un negocio para unos cuantos, a pesar de saber que el club tiene una historia. Al mismo tiempo, convocó a otros socios, exjugadores, familias, vecinos, y al pueblo de Salta en general, para defender este importante legado de la historia salteña, y en particular del movimiento obrero, que es el Club Atlético Libertad. El lema de oposición al fraudulento proyecto inmobiliario es: “La historia no se vende”. La lucha para salvar al Libertad continúa a día de hoy. Esperemos que sus eles seguidores consigan que el lema que los encabeza se convierta en realidad y tan histórico club no desaparezca junto con toda su centenaria historia social.

AA ARGENTINOS JUNIORS (BUENOS AIRES, 1904) La gran mayoría de los amantes del fútbol saben perfectamente que Argentinos Juniors es el club en el que se formó y destacó uno de los mejores jugadores de la historia, Diego Armando Maradona. Lo que es muy posible que desconozcan es que el primer nombre del club no fue ese. El club comenzó llamándose Mártires de Chicago. Todas las referencias a sus fundadores coinciden en señalar que se trataba de obreros anarquistas, seguidores de Bakunin. Con ese nombre para el equipo, pocas dudas se pueden albergar al respecto. En la web o cial del club, sin embargo, se “suaviza” el término y se les designa como socialistas. Parece ser que es el signo de nuestros tiempos. Por otra parte, ya hemos señalado anteriormente que las historias o ciales no son todo lo ables que deberían. El nombre fue elegido, claro está, en homenaje a los trabajadores anarquistas ahorcados en Chicago en 1887. No existe constancia fehaciente de la fecha exacta en la que aquel grupo de jóvenes obreros bakuninistas del barrio de Villa Crespo fundaron el equipo, pero sí que se produjo en 1901.

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La primera camiseta del Mártires era blanca y verde. Tres bastones blancos y dos verdes intercalados. Se desconoce el porqué de la elección de dichos colores en lugar del rojo o el rojinegro tradicional libertario, aunque existen distintas elucubraciones al respecto. Hay quien opina que, dado el nombre tan contundente con el que se había bautizado al equipo, la cuestión de los colores de la zamarra pasaba a ser algo secundario. Otra teoría señala que la explicación podría ser incluso más sencilla y que las camisetas pudieron haber sido conseguidas a través de alguna donación, algo relativamente frecuente por aquellos años. Fuera como fuese, Mártires, con su zamarra a franjas blancas y verdes disputó sus primeros partidos barriales en un terreno baldío donde había una obra en construcción abandonada. Según algunos escritos, el solar se encontraba al lado de la avenida Gaona, donde actualmente se halla la estatua del Cid Campeador. Otras fuentes señalan que el terreno estaba en Villa Crespo, sí, pero sobre la calle Aráoz, entre Ramírez de Velasco y la avenida Corrientes; parece ser que por entonces el tramo de la famosa avenida al que nos referimos se llamaba Triunvirato. Uno o dos años más tarde de la fundación de Mártires surgió en el barrio contiguo a Villa Crespo, en La Paternal, un nuevo equipo de fútbol. Los promotores de este nuevo equipo eran también jóvenes obreros que en gran parte militaban en la izquierda socialista. Quizá in uidos por el nombre que los anarquistas de Villa Crespo habían elegido para su equipo, los futboleros de La Paternal decidieron que ellos llamarían al suyo Sol de la Victoria. Dicho nombre tenía su razón de ser, pues siendo gran parte de sus fundadores de origen italiano, la denominación del club hacía referencia al primer himno del partido socialista italiano, el Inno dei lavoratori en una de cuyas estrofas se alude al “sole della vittoria”. “Sol de la victoria” era un eslogan bastante recurrente por aquellos años en la prensa escrita y en las octavillas que los socialistas revolucionarios repartían a modo de propaganda de su ideario. Aquellos equipos de principios del siglo XX jugaban normalmente entre ellos mismos, en el mismo club, los domingos por la mañana. Solo de vez en cuando se enfrentaban, en algún desafío, a equipos de otros barrios.

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Tanto Mártires de Chicago como Sol de la Victoria se encontraban muy próximos y casi compartían barrio, por lo que no es extraño que sus caminos estuvieran destinados a cruzarse en algún momento. Asimismo, ambos clubes llevaban a cabo también actividades sociales, políticas y de agitación, además de sufrir la inevitable persecución de la policía y las autoridades. El momento de su cruce deportivo se produjo el 14 de agosto de 1904. Unos dicen que el partido se disputó en el predio de Sol de la Victoria y otros que lo hizo en el de Mártires de Chicago. En realidad, el dato resulta irrelevante. El hecho es que el partido se disputó y nalizó con la victoria de Mártires sobre Sol con el resultado de 3 a 1. Tras el partido, los integrantes de Mártires, que ya debían tener la idea en la cabeza, invitaron a los de Sol a unir fuerzas, fusionarse y crear un nuevo club para enfrentarse con garantías a otros equipos de barrio que ya despuntaban. Al día siguiente, el 15 de agosto de 1904, nacía la Asociación Atlética y Futbolística Argentinos Unidos de Villa Crespo, fruto de la fusión de Mártires de Chicago y Sol de la Victoria. A los pocos días, cuando se quiso hacer el sello de la entidad, su creador sugirió que sería conveniente acortar un poco el nombre, aduciendo que para un espacio tan pequeño, este era de muy difícil confección y además saldría mucho más caro. Nació entonces la denominación de nitiva: Asociación Atlética Argentinos Juniors. Hay un detalle muy signi cativo en el nombre del equipo. La gran mayoría de las escuadras futbolísticas argentinas comienzan con las palabras “club” y “atlético”. Aquí vemos que la primera no es “club” sino “asociación”. El detalle no es casual, es consecuencia de los ideales con los que se fundó la institución. Se la de nió como asociación porque lo que se pretendía era que fuese más allá de lo deportivo; que fuese un lugar de encuentro e intercambio de ideas entre los trabajadores, tanto respecto a sus problemas laborales y sociales directos, como a su cuestionamiento global del sistema capitalista que los oprimía a todos por igual. Desconocemos cuáles eran los colores de Sol de la Victoria, pero tras la fusión y el nacimiento del nuevo club, Mártires de Chicago tuvo que

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abandonar la camiseta blanquiverde, pues se decidió que la nueva zamarra fuera roja. Resolución bastante lógica que trataba de compaginar lo que los componentes de la fusión tenían en común. Curiosamente, cinco años más tarde, en 1909, Argentinos Juniors volvió a utilizar la camiseta blanca y verde de Mártires de Chicago por espacio de seis años. Las razones de este cambio no están muy claras. Hay quien dice que el cambio se debió a que existían demasiados equipos con zamarras rojas. Según otras versiones, la razón era que se había decretado algún tipo de prohibición sobre colores que sugiriesen alguna relación, por mínima que esta fuese, con el movimiento obrero. Se puede aseverar, pues, que aunque la fecha o cial de la fundación de Argentinos Juniors sea la del año 1904, su auténtico origen se remonta al primer año del siglo XX, con una vinculación muy estrecha y directa con el movimiento obrero anarquista y revolucionario. Dicha vinculación continuó estando claramente presente a medida que el club crecía durante los años veinte, pero la irrupción del profesionalismo, recién iniciada la década de los treinta, dio al traste con el espíritu con el que había sido fundada la Asociación Atlética Argentinos Juniors.

CA NEWELL’S OLD BOYS (ROSARIO, 1903) Probablemente el Club Atlético Newell’s Old Boys no debería formar parte de los clubes de fútbol fundados por anarquistas. No fue fundado por anarquistas; ni siquiera por obreros revolucionarios. Hay, sin embargo, una particularidad en este club para que consideremos adecuado incluirlo entre ellos, y es que su impulsor originario fue el ilustre pedagogo Isaac Newell. Nacido el 24 de abril de 1853 en Strood, condado de Kent, en Inglaterra, Isaac Newell marchó de las islas británicas a los 16 años a bordo de un buque de carga con rumbo a Argentina. Isaac era un muchacho aventurero, con ideas muy avanzadas y enamorado del deporte, sobre todo del deporte recién creado, el fútbol. Una vez en Argentina, el señor Wheelwright, administrador del ferrocarril que se estaba construyendo entre Rosario y Córdoba y amigo de su padre, le proporcionó trabajo como telegra sta. Wheelwright era

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masón, al igual que el propio Isaac y su padre. Tras su matrimonio, se dedicó junto a su esposa a la enseñanza en el colegio anglicano de San Bartolomé, del que llegó a ser director. Tras unos pocos años, dejó el cargo por diferencias serias con el reverendo que dirigía la institución. Isaac Newell decidió seguir su propio instinto y poner en práctica las ideas educativas que había ido construyendo a lo largo de los años. Fundó, junto con su esposa, el Colegio Comercial Anglo Argentino. Corría el año de 1884. El colegio de Isaac Newell fue el primero en Rosario aconfesional, y en él no existían las distinciones de razas, clases sociales ni credos. Fue también el primer colegio rosarino en incorporar la educación física como materia de evaluación. Newell amaba tanto la docencia como el deporte y con aba en el fútbol como vehículo de inserción social en aquellos tiempos tan duros en los que el capitalismo comenzaba a mostrar sus garras. Jamás se achicó cuando la aristocracia rosarina criticaba sus métodos educativos con displicencia. En el Colegio Comercial Anglo Argentino presentó y enseñó a los alumnos el nuevo juego, el fútbol, que tuvo una aceptación instantánea. Tanto es así, que a Isaac no le quedó más remedio que alquilar un terreno adyacente a la escuela para la práctica del mismo. El terreno fue bautizado como Club Atlético Schooll Newell’s, donde se jugó el primer partido de fútbol en Argentina con el reglamento o cial, en 1884. La camiseta, a bastones celestes y blancos, tenía un escudo en el bolsillo, pero en este punto las versiones di eren. Unos dicen que el escudo era rojo y negro, otros aseguran que era la bandera de Inglaterra. Respecto al distintivo rojinegro, que era el del colegio, debemos señalar que versiones “o ciales” apuntan que se trataba de una mezcla de la bandera inglesa (origen de Isaac) y de la alemana (origen de su esposa). En ese aspecto las dudas son múltiples. La bandera inglesa tiene dos colores, rojo y blanco, y la alemana tres, rojo, amarillo y negro. No está claro por qué los colores elegidos debieran ser el rojo y el negro en detrimento de los otros dos. A no ser que la intención fuera otra… Resulta claro que Isaac Newell era un pedagogo humanista muy avanzado y que los problemas sociales le preocupaban grandemente. De hecho, algunas opiniones lo de nen sin ambages como anarquista. ¿Podría ser que los colores del escudo proviniesen de las luchas sociales de aquellos 51

tiempos y no de la mezcla de banderas antes descrita? Desgraciadamente, en 1899 murió Anna Margarita Jockinsen, la esposa de Isaac, que había sido tan importante como él en la fundación del colegio. Isaac Newell enfermó de pena y al año siguiente tuvo que delegar la dirección de la entidad en su hijo primogénito, Claudio Lorenzo. Y así, el 3 de noviembre de 1903, y en gran medida como homenaje a sus progenitores, Claudio Lorenzo Newell, junto con otros profesores, decidió fundar el Club Atlético Newell’s Old Boys. Una de las razones principales para la fundación del club fue el deseo de los antiguos alumnos del colegio, los egresados, de seguir ligados al mismo y de continuar jugando al fútbol. Se decidió cambiar el blanco y el azul de la zamarra del Club Atlético School Newell’s por el rojo y el negro del escudo del colegio, y así es como ha llegado la camiseta hasta nuestros días. La parte derecha de la misma es roja y la izquierda, negra. Casualidad o no, la zamarra era como las de muchos de los clubes creados por los obreros anarcosindicalistas. Cuatro años después de la fundación de Newell’s, el 16 de octubre de 1907, Isaac Newell, muy enfermo ya, falleció a los 54 años. Sus restos fueron inhumados en el cementerio de Disidentes de Rosario. Allí se enterraba a cualquiera que no profesase el catolicismo, la religión o cial. Hay muchos signos masónicos y de otros tipos en dicho cementerio rosarino. Sobre la tumba se alza un busto Isaac Newell, junto con una guirnalda de tela con los colores rojinegros y se encuentra grabada una pequeña leyenda. Sin cruz, ni ángeles, ni motivo religioso alguno…

CA INDEPENDIENTE (AVELLANEDA, 1905) El Club Atlético Independiente es otro ejemplo de cómo la lucha social se cruzó con el fútbol. Este nombre lo eligieron los obreros y empleados de una gran tienda inglesa de Buenos Aires, a los que no se les permitía jugar en el equipo de la empresa. La historia o cial del club, relata su origen en los siguientes términos: En 1904, en la Avenida de Mayo, de la capital federal de Argentina, los empleados

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de “A la ciudad de Londres”, una de las tiendas de mayor categoría de la ciudad, que estaba ubicada en la esquina de Perú y Victoria (actual Hipólito Irigoyen) en el barrio de Montserrat, a solo dos cuadras de Plaza de Mayo, habían formado un club llamado Maipú Ban eld, que intervenía en torneos con otras rmas comerciales o en simples desafíos. Los empleados de menor edad del incipiente Maipú pagaban su cuota social de 50 centavos mensuales, como el resto de sus compañeros, pero solo les daban derecho a presenciar los encuentros, no a participar en ellos. […] Esta polémica situación provocó que se reunieran en un bar cerca de dicha tienda, en la esquina de Bolívar y Victoria, el 4 de agosto, con el n de tomar una decisión que los reivindicara. El líder de los disconformes era Rosendo Degiorgi, un joven empleado que trabajaba de zapatero en la tienda.

La web o cial del club señala también que algunos de los ocho presentes sugirieron unirse al Atlanta Athletic Club, pero que en medio del debate otro de los oradores reprochó enojado: “¡Qué Atlanta ni ocho cuartos, nosotros tenemos que tener un club independiente!”. Según esta versión, Rosendo Degiorgi gritó exaltado: “Ahí está el nombre. ¡Independiente! Nos llamaremos Independiente”. Este relato o cial, admitiendo que contiene parte de verdad, omite deliberadamente cualquier referencia o ligera alusión a las múltiples situaciones sociales, claramente segregadoras, que se daban con la mayor parte de los empleados de la por entonces muy famosa tienda bonaerense. Recurriremos pues, de nuevo, a nuestro anarcofutbolero argentino de cabecera, Osvaldo Bayer. En otra parte de la entrevista mencionada en el capítulo dedicado a la prensa anarquista, con Facundo Martínez para Página 12, contestó Osvaldo de la siguiente forma a otra pregunta del periodista: También está Independiente, que eran socialistas. Fue hecho por los trabajadores de una gran fábrica, que se reunieron en un café del centro, en las calles Perú e Irigoyen. Por eso le pusieron Independiente, porque eran independientes de la fábrica. Muchos eran del barrio sur y después consiguieron un terreno en Avellaneda. ¡Y el color rojo de la camiseta! Hay mucha gente que ahora lo desmiente, porque quieren escribir otra historia, pero no, es así (Martínez, 2003).

En este punto hemos de admitir que los fundadores del Independiente no eran especí camente anarquistas, sino, como dice Bayer, socialistas. A pesar de ello, pensamos que es oportuno incluirlos en este listado de equipos, ya que la forma como se originó la fundación del club y el

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contexto en que esta se produjo no fue muy diferente de la de otros equipos creados por los obreros anarcosindicalistas. De todas formas, comprobamos de nuevo en las palabras de Osvaldo Bayer que muchos dirigentes de clubes quieren escribir otra historia, a veces incluso en los casos en los que el club no fue fundado especí camente por anarquistas. Bien es verdad que los socialistas de aquellos tiempos poco tenían que ver con los actuales. De hecho, las demandas de aquellos obreros socialistas estaban muy próximas a las de los anarquistas y en la mayoría de las luchas sociales ambas tendencias iban de la mano. El Rojo, como se denomina coloquialmente al Independiente, también surgió del movimiento obrero.

CA CHACARITA JUNIORS (BUENOS AIRES, 1906) Otro equipo con una historia social sumamente interesante es el histórico club de San Martín, en sus inicios de Villa Crespo, Chacarita Juniors. Como con casi todos los clubes que estamos enumerando, con Chacarita ocurre lo mismo. Una cosa es la historia real y otra la o cial, previamente tergiversada, claro está. Mucho o poco, pero alterada, en cualquier caso, para esconder o dejar en una nebulosa el verdadero origen. En el año 1905, la FORA, el sindicato anarcosindicalista, celebró su fundamental V Congreso. En dicho congreso se estableció por gran mayoría que la nalidad de la organización a partir de aquel momento sería luchar contra el sistema capitalista hasta llegar al comunismo libertario como forma más justa de vida. Es bastante importante señalar este evento. Como ya sabemos, el fútbol por entonces era amateur, y los jugadores tenían necesariamente que ganarse el sustento con un o cio. Esto motivaba que muchísimos de entre ellos estuvieran a liados a la FORA. Ese era el caso de un grupo de jóvenes que tenían por norma reunirse en un local del ala izquierda socialista situado en la esquina de las calles Dorrego y Córdoba, en el barrio de Chacarita. Tras unas cuantas reuniones previas, por n, el 1 de mayo de 1906, el día del trabajador, se

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fundó el Club Atlético Chacarita Juniors en una biblioteca libertaria del barrio. Evidentemente, los colores que sus fundadores eligieron para la zamarra de Chacarita no se debieron a la casualidad. Reproducían los colores del anarcosindicalismo, el rojo y el negro a bastones verticales. Parece ser que, en algunas ocasiones, también jugaron con una camiseta básicamente celeste con una raya horizontal blanca. A día de hoy, el sitio o cial del club, tratando de borrar la historia, sugiere sibilinamente que la zamarra celeste y blanca fue la primera, la que los fundadores diseñaron. Nada nuevo. El apodo que casi desde el principio de su andadura se le asignó al equipo fue el de Los Funebreros. Existían un par de motivos para tal nombre. El primero, la proximidad del famoso cementerio, y el segundo porque, al parecer, bastantes de los miembros del club trabajaban en él. En el cementerio de Chacarita, el más extenso de Buenos Aires, están enterradas una gran cantidad y variedad de personalidades: desde el famosísimo cantor de tangos Carlos Gardel, hasta el fusilado anarquista expropiador de principios del siglo XX Severino Di Giovanni, a quien tan bien retrata Osvaldo Bayer en su libro Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia. Los Funebreros tuvieron durante sus primeros años una vida bastante agitada y corrieron incluso el peligro de desaparición. De ahí que en 1919 se refundara el club. Fue entonces cuando surgió la nueva camiseta. Probablemente a los nuevos refundadores la zamarra a bastones rojos y negros les pareciese demasiado provocadora, y no se les ocurrió otra cosa que intercalar franjas blancas más estrechas. Lo que es realmente hilarante es la explicación o cial de los susodichos colores. Aunque el rojo lo justi can con el socialismo, el negro lo atribuyen a la cercanía del cementerio. ¿Cómo se puede desvirtuar un origen de semejante manera? Respecto al nuevo color introducido, el blanco, existen dos explicaciones diferentes, aunque ambas acaban concluyendo lo mismo. Según una de ellas, representa la pureza de los componentes del club. Explicación realmente curiosa, cuanto menos, a no ser que los refundadores fuesen profundamente religiosos. En la otra se a rma que fue una “sugerencia” o “consejo” del párroco de la iglesia de la Chacarita, con la idea también

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de hacer referencia a la pureza. Una pureza excesiva, a nuestro entender… Algunas opiniones, sin embargo, disienten de los anteriores motivos, y consideran que la inclusión del blanco fue una mera argucia para desvirtuar los colores anarcosindicalistas de su origen. Probablemente, esa sea la interpretación más veraz.

CA DEFENSORES DE BELGRANO (BUENOS AIRES, 1906) En la esquina entre Monroe y O’Higgins, en el barrio de Belgrano, nacía el Club Atlético Defensores de Belgrano. La versión o cial de la fundación del club cuenta que “[…] se fundó el 25 de mayo de 1906, por un grupo de jóvenes con motivo de participar en las ligas independientes de fútbol de Buenos Aires. En un principio la camiseta era de color celeste con vivos rosas, para luego pasar a la roja y negra que mantiene hasta la actualidad. Estos colores fueron tomados del club uruguayo ‘Misiones F. C.’ (hoy ‘Miramar Misiones’) luego de que este realizara una exitosa gira por Argentina y Chile”. Es perfectamente creíble y asumible que el club lo fundaran un grupo de jóvenes. Hasta aquí la referencia es correcta. En lo que no se detiene, como de costumbre, es en los detalles de la fundación. Existió un club anterior, en el barrio de Belgrano, promovido por un grupo de muchachos denominado Socialista Anárquico de Belgrano. Había por entonces muchos grupos y clubes de la misma índole esparcidos por toda la municipalidad de Buenos Aires. El Alba, Cigarreros Libertarios, Juventud Anarquista o Anarquistas de Villa Crespo eran algunos de ellos. Al parecer, los jóvenes fundadores de Defensores escribieron diez mandamientos, pero al revés: todos los mandamientos trataban del ideal anarquista. Respecto a los colores de la camiseta, hemos podido averiguar que, efectivamente, la primera fue celeste y rosa, pero un año más tarde, la asamblea del club recti có el desliz y eligió la que hasta hoy en día luce el equipo, la de franjas verticales rojas y negras, con su inequívoca relación al movimiento anarcosocialista. El uso del color rosa para la primera camiseta responde a la costumbre de gran parte de los fundadores de Defensores de cantar Bandiera

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Rossa durante los partidos que disputaba el equipo, en italiano. Tradujeron rossa por “rosa”, en vez de por “roja”, y lo aplicaron en sus camisetas. En cualquier caso, y para salir de dudas, reproducimos a continuación la entrada del 1 de octubre de 2009 de La blogósfera subjetiva de Defensores de Belgrano:

Sí, Juan Pasquale era tan solo un pibe de 17 años cuando se fundó el club, y además era el dueño de la carnicería de la calle Monroe y O’Higgins, en la cual se celebraban todas las reuniones de la comisión directiva. Juan Pasquale nació en Lombardía, Italia. De chiquito llegó con sus padres a Argentina en busca de un futuro mejor. Sus hermanos menores, José Alejandro, alias “Pino”, y Ángel, nacieron en nuestro país y también su historia está muy ligada a los orígenes del club. Los tres hermanos fueron dirigentes y jugadores importantes de Defensores y toda su familia siguió involucrada en el club, durante décadas y décadas… Incluso las mujeres de Juan, llamada Gemma Giardoni, y la de Ángel, María Luisa Bonifacio, eran quienes se encargaban de que la ropa de los jugadores, confeccionada por ellas mismas, estuviese siempre en condiciones. Sus casas eran la utilería del club, donde las camisetas rojas y negras reposaban en sus roperos hasta el día de los partidos. Y aquí cabe aclarar el origen de nuestros colores, ya que al respecto siempre hubo dudas de cómo se generaron… El rojo era el color de los bolches, que empezaban a tener peso en la juventud. El negro representaba a los anarquistas, también defendidos por los muchachos de la época. Y si alguna vez se utilizó una casaca con los colores rosa, se debió a un error de interpretación de la Internacional Socialista que cantaban los jóvenes de aquellos tiempos. La letra indica rosa (en italiano “rojo”) y al no traducirlo correctamente en muchas ocasiones se malinterpretó.

Tendríamos que añadir también que, aunque en la versión o cial se dice que los colores de la camiseta se tomaron del club uruguayo Misiones FC tras la exitosa gira que este realizó por la Argentina a principios de siglo, se omite que dicho club utilizaba esos colores porque había sido fundado por trabajadores libertarios. La narración o cial, como en casi todos los casos vistos o por ver, trata simplemente de desviar la atención del verdadero motivo de la elección de los colores, y se diría que alude implícitamente a que, como los uruguayos eran muy buenos jugando al fútbol, se les copió la camiseta para ver si se les pegaba algo. ¡Como si los fundadores originarios del

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equipo no supiesen lo que era el anarcosindicalismo y su in uencia en la clase trabajadora de aquellos años!

CA COLEGIALES (BUENOS AIRES, 1908) El Club Atlético Colegiales es un club de fútbol argentino radicado en el barrio de Munro, partido de Vicente López, ubicado en la provincia de Buenos Aires. Así comienza la historia o cial, tanto en su sitio web como en la todopoderosa e interactiva (según dicen) Wikipedia. El relato continúa diciendo que el club fue fundado el 1 de abril de 1908 —lo cual es cierto— en Libertad y paseo de Julio (hoy, avenida del Libertador), en el barrio de Retiro, lindero a Recoleta. Esta historia admite que el club fue fundado con el nombre de Libertarios Unidos, añadiendo que esta denominación habría sido escogida en virtud del lugar de su fundación, la calle Libertad. Sin embargo, mani esta la sospecha de que la fuente de inspiración bien pudo haber sido el ideario anarquista, y respalda esta teoría con la elección de los primeros colores del equipo: rojo y negro, símbolo de ese movimiento político. Lo que no se esclarece, y de hecho omite, en la presentación o cial de Colegiales es la razón por la que su estadio se siga llamando, incluso a día de hoy, y afortunadamente, Libertarios Unidos. Télam, la agencia de noticias argentina, con motivo del centenario del club y de los festejos correspondientes, relataba lo siguiente: Símbolo de un barrio porteño, el club fue fundado el 1 de abril de 1908, y cuenta la historia que la iniciativa nació de un grupo de militantes anarquistas, que a principios de siglo se embarcaban en largas discusiones para tratar de buscar mejores condiciones de trabajo para la clase obrera. […] Debido a ello —continuaba — el primer nombre que tuvo la entidad fue el de “Club Atlético Libertarios Unidos” y sus fundadores lo hicieron en una vieja casona situada en la zona de Retiro, en la actual avenida del Libertador y Libertad.

Es una coincidencia bastante curiosa que la fecha de fundación del club llamado actualmente Colegiales coincida, en año, mes y día con uno de los más clásicos equipos bonaerenses, el Club Atlético San Lorenzo de Almagro. Aunque el CASLA, según las indagaciones realizadas, no parezca tener ningún tipo de relación con el anarquismo en su origen.

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“La primera camiseta nació de los distintivos anarquistas, por eso fue de color rojo con una franja horizontal negra y se utilizó hasta 1924”, seguía el relato de Télam, aunque debemos señalar que esa camiseta en algunas épocas también fue de color negro, con una franja horizontal roja. Y aún añadía: “Pero la política estuvo mezclada en su historia (la de Libertarios Unidos) y, en 1919, por una decisión gubernamental se ordenó el cambio de nombre, ya que el anarquismo era una expresión prohibida, y pasó a denominarse ‘Sportivo del Norte’”. Comprobamos, pues, que así como Argentinos Juniors tuvo que cambiar los colores de su zamarra, Libertarios Unidos tuvo que cambiar su nombre entero. El acoso a las ideas anarquistas, o cualquier referencia a las mismas, se encontraba por aquellos tiempos en todo su apogeo. A pesar del nuevo nombre, el equipo continuó teniendo serios problemas de todo tipo, y en 1925, el Sportivo del Norte se escindió. Una de las facciones abandonó el campo de Blandengues y se trasladó al barrio de Colegiales. Probablemente para agradecer de alguna forma al nuevo barrio de acogida su cobijo, adoptaron el nombre del mismo y pasaron a llamarse por el nombre del barrio, Colegiales. Así es como, desde entonces y hasta el presente, es conocido el equipo. Adoptaron asimismo nuevos colores: azul, marrón y oro. El color marrón cambió al poco tiempo al rojo, quizá para mantener algo de su antiguo origen, un testigo que se ha mantenido hasta la actualidad. Con ascensos y descensos continuados, la categoría en la que ha competido normalmente el Club Atlético Colegiales ha sido en la que participa a día de hoy, la Primera B Metropolitana, asimilable a la tercera división del fútbol argentino. Queda demostrado, no obstante, que el origen del equipo es, sin el menor género de dudas, libertario al ciento por ciento.

CLUB EL PORVENIR (GERLI, 1915) Gerli es una ciudad situada al sur del gran Buenos Aires, entre los partidos de Lanús y Avellaneda. Cuando el Club El Porvenir nació, Gerli era una simple barriada y el nuevo club estaba rodeado por varios poderosos del sur bonaerense. Lanús, Band eld, Temperley y Los Andes

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conformaban el perímetro de los clubes situados alrededor del Porve. La curiosidad del nacimiento del Club El Porvenir es que no fue fundado como club de fútbol, sino como club de lucha grecorromana, algo bastante insólito por aquellos años. En un lapso muy escaso de tiempo (menos de dos años), sin embargo, el fútbol ya era su principal actividad. Fue fundado el 12 de septiembre de 1915 en la barriada de Villa Porvenir, entre Gerli y Piñeiro, que por entonces era un lugar habitual de reunión de muchos idealistas libertarios. Era uno de tantos clubes amateurs creados por jóvenes anarquistas que buscaban un espacio de sociabilidad. La mayoría de aquellas asociaciones: Red & Black, Germinal, Alba FC, 1º de Mayo, etc., desaparecieron con el tiempo, pero El Porve resistió. Surgió entonces una gran rivalidad con el Club Progresista, sito en Piñeiro, el barrio colindante de Villa Progreso. Tampoco el origen de este club, fundado hacia el año de 1902, fue futbolístico. Su actividad principal era lo que en Argentina denominan pelota-paleta; la pala del País Vasco, donde tal deporte tiene su origen. A día de hoy sigue siendo la actividad principal del club. Vemos que ambos tomaron los nombres de sus respectivos barrios — barrios obreros— y que fueron bautizados con dos palabras muy queridas por el movimiento libertario de aquellos tiempos. Evidentemente, la historia o cial del Club El Porvenir no menciona la presencia de libertarios en la fundación del equipo. Es casi delirante cómo fuentes o ciales, y algunas incluso no o ciales, explican los colores de la camiseta, a bastones blancos y negros en vertical. Una de las versiones los atribuye a la gira que el equipo Sunderland AFC realizó por Argentina por aquellas fechas. Tal versión no se sostiene, ya que el club inglés jamás ha vestido esos colores. Podríamos admitir que en esta versión existe un equívoco, ya que en una segunda se nos dice que los colores se debieron a que el equipo de baloncesto argentino Sunderland Club prestó sus camisetas para que los del Porve pudieran jugar sus primeros partidos. Pero en este segundo caso a oran algunas incongruencias. El equipo de baloncesto Sunderland Club fue fundado en 1922, aunque hacía ya tres años que sus componentes practicaban el baloncesto. En dicha fecha el Porve llevaba ya seis años compitiendo…

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Más plausible podría ser la teoría de que la zamarra, como en el caso de otros cuantos equipos más, fuese una referencia a los compañeros presos en las cárceles. El mismo motivo había movido a otros equipos a hacer lo propio. Hubo un personaje que probablemente fuese el hincha más conocido del Porve. Se trataba de Ricky Espinosa, el anarcopunk de Gerli. Formaba parte de la banda Flema, que todavía sigue dando conciertos de vez en cuando. Ricky falleció en el año 2002. No se sabe a ciencia cierta si fue un accidente o si se suicidó, aunque la segunda opción parece ser la más plausible: se precipitó desde el quinto piso de un edi cio en Avellaneda. Sebastián Duarte, en su libro Ricky, el último punk, relata en un pasaje la absoluta implicación de Ricky con el Porve. Dice Duarte: Se ponía la remera de El Porvenir, desa ante, salía a la calle y se iba por ahí. De hecho un mediodía lo encontré, el venía de gira, tenía puesta la remera del club y gritaba: “¡Aguante Porve!”. Los tipos que pasaban lo miraban con temor, él se les acercaba y les encajaba una trompada, a cualquiera, grandes o pibes. Era un día de semana. Me acerqué y le pregunté: “¿Por qué le pegás a la gente?”. Porque yo quiero que me contesten “Aguante, aguante” (2005).

Según opiniones de algunos que conocieron a Ricky Espinosa, y que son seguidores del club, el Porve y las bandas de las que formó parte Ricky tenían un objetivo social que iba mucho más allá del dinero y del logro individual, como son los ideales libertarios que cruzan sus dos historias. El Club El Porvenir ha estado uctuando durante toda su historia entre la segunda y la tercera división del fútbol argentino. Gran parte de esos años en la Primera B Nacional. Tras una gran crisis institucional a principios de la segunda década del presente siglo, llegó a descender a la quinta división, pero, a pesar de todo, el Porve permanece como un equipo de culto.

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CAPÍTULO 8

BRASIL

LIBERTÁRIOS FC (SANTOS, S. F.) Al rastrear por internet hemos encontrado algunos muy escuetos comentarios, en blogs o páginas web, sobre uno de los primeros equipos fundados en Brasil; concretamente, en la ciudad de Santos, de mano de obreros anarquistas venidos de Europa a principios del siglo XX y por brasileños que habían abrazado el ideal libertario. Lamentablemente, parece no existir a día de hoy ninguna evidencia grá ca, o siquiera periodística, del devenir de aquel equipo. Tan solo sabemos, gracias a los escasísimos comentarios antes mencionados que su nombre era Libertários Futebol Clube. Los colores de la camiseta eran el rojo y el negro. Fue uno de los mejores equipos de Santos. Tenía su sede en el barrio de Campo Grande. No es descabellado pensar que tal club fuese algo real. Actualmente y solo en la zona que nos ocupa, se sabe de la existencia de una decena de equipos llamados Primeiro de Maio, nombre característico de muchas formaciones creadas por anarcosindicalistas. Es pertinente señalar que, en aquellos inicios del siglo XX, la ciudad de Santos fue conocida como la “Barcelona brasileira”. Tal apodo se fraguó en alusión a la Barcelona anarquista, debido a la gran cantidad de asociaciones y sindicatos libertarios que, como en la Ciudad Condal, surgían constantemente en toda la región de Santos y sus contornos. En una página brasileña de internet que responde al nombre de História do Futebol, aparece una fotografía, tomada en el año 1937, de un equipo de fútbol llamado Libertário Futebol Clube. La fotografía fue tomada en el barrio José Menino, prácticamente contiguo al barrio de

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Campo Grande; entonces… ¿Podría ser el Libertário el sucesor, o continuador de Libertários? Lo cierto es que no hemos podido demostrar una ligazón entre ellos. Quizá la haya o quizá no. El Libertário FC existe todavía. Fue fundado en 1916 y es llamado Vovô da várzea, es decir, la Abuelita del fútbol de várzea. El futebol de várzea es el amateur, que se juega, por lo general, en campos de tierra, y que está bastante regulado. Tiene sus competiciones de liga, socios, juntas directivas y sus sedes sociales. En Brasil es enormemente popular. Actualmente el Libertário FC tiene su sede y su terreno de juego en el barrio de Marapé, en Santos. Sus colores son el rojo y el blanco, aunque en sus inicios la camiseta era totalmente roja. En una entrevista, publicada el 22 de febrero de 2018 por la Agência de Noticias Anarquistas, el estudioso Marcolino Jeremías, miembro del Núcleo de Estudios Libertarios Carlo Aldegheri, situado en el municipio de Guarujá, hablaba sobre el olvido, e incluso el ocultamiento, de la historia anarquista y sindicalista revolucionaria de la ciudad de Santos. En uno de los párrafos de dicha entrevista, Jeremías hace referencia al Libertário y dice lo siguiente: En la calle João Caetano, número 169, de Marapé, tenemos todavía hoy la sede del Libertário Futebol Clube, que es un equipo de fútbol de várzea fundado el 1 de enero de 1916. Está considerado el “Vovô varzeano” de Santos. Por lo que yo he podido averiguar no tuvo ningún militante anarquista destacado en el equipo o en la dirección, ni conexión directa con el anarquismo organizado, pero considero que, con ese nombre, es casi seguro que tuvo que haber un nivel de in uencia realmente importante del anarquismo en su fundación.

Y es que los nombres se ponen por algún motivo. No es frecuente que su elección sea con ada al azar.

SC CORINTHIANS PAULISTA (SÃO PAULO, 1910) El 1 de septiembre de 1910, en el barrio del Bom Retiro de São Paulo — concretamente en la rua dos Imigrantes, número 34—, se celebró una reunión de cinco obreros del barrio de la que surgió el Sport Club Corinthians Paulista. La idea de los fundadores era crear un club de fútbol obrero para jugar en las várzeas paulistas.

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El origen del nombre es un pequeño homenaje a un equipo de estudiantes ingleses que pasaron por São Paulo y Río de Janeiro a principios del siglo XX, y que encandilaron con su fútbol. El nombre del equipo británico era el Corinthian Casuals Football Club. El barrio del Bom Retiro de São Paulo era un barrio obrero en su totalidad. Obreros anarquistas, socialistas y comunistas eran sus moradores. Tanto los fundadores del equipo, como los socios e hinchas del mismo, eran principalmente inmigrantes italianos, españoles y portugueses. En aquellos años los inmigrantes europeos llegaban a millares a São Paulo, y gran parte de ellos se instalaban en el barrio del Bom Retiro. Los seguidores del Corinthians, por lo tanto, provenían de distintos lugares, y sus jugadores también. Solo hay que comprobar los nombres de algunos de los que pasaron por el club en sus primeros años, como el español Casimiro González, el portugués Horacio Coelho o el italiano Américo Fraschi. Semejante plurinacionalidad en su origen nos muestra que Corinthians era un club integrador, sin ningún tipo de prejuicio y que inició un intento de unir al proletariado por medio del ocio y la diversión. El estrato social que frecuentaba el club se componía en su totalidad de obreros y pequeños comerciantes, todos del barrio del Bom Retiro. Más tarde, sobre todo después de los éxitos deportivos del equipo, la masa social se expandió a otras zonas de la ciudad, principalmente cuando el club, debido a su magní ca trayectoria, consiguió entrar en la Liga Paulista de Fútbol y lograr su primer título en 1914, a los cuatro años de su fundación. El Sport Club Corinthians Paulista siempre ha gurado entre los equipos más queridos y populares de Brasil. Fue sin embargo en los inicios de la década de los años ochenta del siglo pasado cuando llegó a convertirse en un referente, no solo brasileño, sino mundial. La causa de tal trascendencia futbolera planetaria fue lo que en su día se denominó como “democracia corinthiana”. En el mes de julio de 2016, el periodista Alan Gerónimo publicó en La Izquierda Diario tres artículos sumamente interesantes en los que relata la esencia fundamental de dicha democracia. Por su interés transcribiremos unos cuantos párrafos de los artículos, que comienzan con estas líneas del gran Eduardo Galeano:

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En el despótico señorío de la pelota, los jugadores son los últimos monos del circo. No tienen derecho a decir ni pío. Pero no siempre ha sido así. Allá por 1982, en plena dictadura militar, los jugadores del Corinthians tomaron el poder. Ellos, los futbolistas lo decidían todo, se reunían y democráticamente, por mayoría, elegían el método de trabajo, los sistemas de juego, los horarios de entrenamiento, el reparto del dinero… Lo votaban absolutamente todo. Se vaticinaron los peores augurios, pero sin embargo, durante esos años el Corinthians convocó las mayores multitudes en los estadios de Brasil, además de ganar consecutivamente el Campeonato Paulista durante dos años ofreciendo el más hermoso y vistoso fútbol de todos. La experiencia de la “democracia corinthiana” fue breve, pero valió la pena (apud Gerónimo, 2016a).

Vamos a continuación con las partes fundamentales de los artículos de Alan Gerónimo: Brasil en el año 1982 llevaba 18 años de dictadura. El 15 de abril del 64, Humberto de Alencar Castelo Branco toma el poder por la fuerza. En 1981 el club Corinthians había tocado fondo, una serie de malos resultados lo habían dejado en pésimas condiciones futbolísticas. Como siempre en la historia de los equipos de fútbol, malos resultados y malas administraciones en bene cio de unos pocos dejan también grandes problemas económicos. En abril de 1982, por una cuestión de estatutos que le impedían ser elegido nuevamente como presidente del club, Vicente Matheus designa como su sucesor a Waldemar Pires. Pocos meses después, cuando Pires obtiene la presidencia por medio de las elecciones, rompe relaciones con Matheus y le da el cargo de director general del fútbol corinthiano a un exmilitante y joven sociólogo llamado Adílson Monteiro Alves, que nada sabía de fútbol ni de cómo manejarlo. Quizá al no entender el manejo y venir formado por una militancia en la universidad, trajo ideas innovadoras y nunca antes llevadas adelante en el deporte (y en casi ningún lado). Se dice que en la primera reunión con los jugadores, apenas asumió el cargo, sus primeras palabras fueron: “El país lucha por la democracia. Si lo logra, el fútbol quedaría al margen, porque aún en los países democráticos el fútbol es conservador. Tenemos que cambiar eso”. Los jugadores se miraron extrañados entre sí…, salvo uno. Ahí estaba un lungo de 1’91, de piernas largas y unos pies de talla 40, que en el campo de juego resolvía todo con el talón. Él recogió el guante. Ese jugador era Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza de Oliveira, o simplemente Sócrates, en alusión al lósofo ateniense. Un par de miles de años después un padre nombraría igual a su hijo, y este daría clases de ética con el rodar de un balón (2016a).

Continúa Gerónimo en su segundo artículo: Sócrates empieza a discutir con el sociólogo Adílson Monteiro, y esa reunión que

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usualmente duraba 15 minutos, duró más de tres horas, marcando el comienzo de algo nuevo. A las siguientes reuniones se les sumó Wladimir Rodrigues dos Santos y un adolescente que respondía al nombre de Walter Casagrande. Wladimir es el primer jugador en la historia de Brasil que se considera un “obrero del fútbol”. Venía de militancia sindical y participó activamente en las huelgas del ABC, región industrial formada por siete municipios de São Paulo. Al ser negro sufría en carne propia la opresión de los blancos. El adolescente Walter Casagrande, de tan solo 19 años de edad, venía de la contracultura brasileira, del palo del rock donde un par de guitarras distorsionadas, una batería que vaya rápido y un bajo que solamente marque las tónicas de los acordes te puede hacer cuestionar todo un sistema de opresión. Era la cuota de rebeldía que se necesitaba. […] Se llegó a la conclusión de que como el club estaba en deplorables condiciones había que probar algo diferente, y ese “algo diferente” era la democracia directa de todos los que participaban del proceso futbolístico del club. La participación no fue solamente de los jugadores, cuerpo técnico y comisión directiva, se llamó a todos los que participaban y trabajaban en el fútbol: utileros, conductores de bus, mantenimiento, masajistas, los que cortaban el pasto… se llamó absolutamente a todos, ya que la maquinaria futbolística no se maneja con jugadores y comisión directiva nada más. Toda opinión era válida y respetada y cada persona valía un voto. Con el transcurso de las reuniones se empieza a discutir todo tipo de cosas, desde las contrataciones de nuevos jugadores, los salarios, el uso del dinero de las taquillas, derechos televisivos, las vacaciones, cuando concentraban, qué día viajar a los encuentros…, hasta discutían qué táctica usar en los partidos. Nace así la “Democracia Corinthiana”. Desde mediados de los años setenta las movilizaciones anti-golpistas eran parte de la vida cotidiana brasileira. La democracia corinthiana fue parte de ese proceso de pedido de democracia que supo in uenciar al pueblo. El Corinthians era uno de los pocos clubes que no tenía sponsor en su camiseta, así que el jefe de marketing Washington Olivetto decide poner al dorso la frase “Democracia Corinthiana”. Si analizamos el estampado podemos ver la palabra “Democracia” en un negro sobrio y la palabra “Corinthiana” copiando la simbología de la empresa Coca-Cola, una de las compañías imperialistas por excelencia. Alrededor de esas palabras vemos manchas rojas que tranquilamente podrían hacer alusión a la sangre derramada de aquellos que durante años lucharon por esa democracia que los jugadores están ejerciendo de manera directa (2016b).

Sigue Alan Gerónimo con su excelente relato, que en su tercera entrega añade: Así como hubo personas a las cuales les pareció novedoso e innovador el proceso de democracia directa que surgía dentro del club Corinthians, en contrapartida los

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sectores más conservadores que veían ilógico que los jugadores tomaran sus propias decisiones, empezaron a cuestionar esta forma de llevar adelante el club y le pusieron el mote de… “Anarquía Corinthiana” (2016c).

¡Qué razón tenían los retrógrados al mencionar la palabra anarquía en su frase descali cadora! Aunque, evidentemente, su intención al proferirla fuese justamente la contraria. Porque realmente lo que estaba sucediendo en el Corinthians era un modo de actuar absolutamente libertario, como seguramente no se practicaba en ningún otro equipo del planeta por aquellas fechas; y así lo constata Gerónimo: Como era de esperar, la prensa conservadora empezó a cuestionar esto en cada partido perdido o descali cación de algún torneo del Corinthians, sin poner en tela de juicio la forma de jugar sino atacando directamente a la autogestión del club. Ante estos ataques de la derecha, dentro de las las corinthianas surge un nuevo slogan: “Ser campeón es un detalle, pero siempre en democracia” (2016c).

Como hemos podido evidenciar, Sócrates y Adílson Monteiro ensayaron un movimiento altamente democrático: tomar decisiones tras escuchar a todos los miembros que componían el equipo, sin atender al cargo y la responsabilidad que tuviesen. La fórmula aplicada cambió la historia del club con un sistema autogestionario basado en las experiencias libertarias. El eslogan citado anteriormente tuvo también una ligera variante para su aplicación en caso de derrota: “Ganar o perder, pero siempre en democracia”. Luciéndolo en una larguísima pancarta de tela, saltaron los jugadores al campo para disputar la nal del campeonato paulista de 1983 contra el São Paulo FC. Y lo hicieron ante los militares golpistas que estaban sentados en el palco de las autoridades. Corinthians ganó de nuevo el título. Vamos a nalizar con uno de los últimos párrafos de Alan Gerónimo: Los resultados del breve periodo de la “Democracia Corinthiana” fueron altamente positivos. Además de conquistar el título paulista en dos ocasiones, durante el periodo de autogestión Corinthians consiguió sanear toda su deuda, dejando incluso una reserva en caja de 3 millones de dólares para el siguiente periodo. Casi sin saberlo, ellos dentro del club estaban ejerciendo la más preciosa de las democracias, la democracia directa donde cada individuo es dueño de su destino. Con métodos de asamblea y discusión fraternal demostraron al mundo que existe otra forma de ejercer la democracia, tomando las decisiones en sus propias manos,

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demostrando que la autogestión es mucho más e caz que cualquier tipo de limitada democracia burguesa (2016c).

Mucho tiempo después, cuando al gran Sócrates se le preguntó por el procedimiento seguido en el club, respondió: “Abolimos el proceso que existía en el fútbol, donde los dirigentes impedían que los jugadores se hicieran adultos. […] Los jugadores no estaban acostumbrados a expresarse, a decidir. Pero fueron aprendiendo y se prepararon para enfrentar su profesión y su vida” (Gerónimo, 2016c). En el año 2002, Sócrates, junto con el periodista Ricardo Gozzi, escribió el libro Democracia Corinthiana: la utopía en juego. En algunos de los párrafos del libro, mani esta el doctor Sócrates: “Yo siempre supe que estábamos haciendo política. El fútbol, creo, es el único medio que puede acelerar el proceso de transformación de nuestra sociedad, porque es nuestra mayor identidad cultural. Todos entienden de fútbol, de política nada. […] Discutir y votar era casi un vicio. Votábamos hasta si el autobús debía parar porque alguien quería hacer pis” (Wall, 2016). Sabía Sócrates que sin títulos la democracia corinthiana habría quedado en nada. Afortunadamente, el equipo ganó los campeonatos paulistas de 1982 y 1983 y la utopía en juego tuvo mucha más repercusión. “Era un movimiento revolucionario, aislado, en un mundo totalmente reaccionario llamado fútbol. Un autogobierno de los futbolistas. Libertad con responsabilidad” (Wall, 2016). En el Mundial de México 1986, Sócrates, el capitán, usaba diademas con la inscripción “Reagan es un asesino”. Sócrates acuñó también una frase que con el paso de los años fue profética: “No jugamos para ganar, jugamos para que nos recuerden”. Fueron palabras proféticas porque prácticamente nadie en Brasil recuerda a los jugadores de los equipos campeones del mundo de 1994 y 2002, y que ganaron la Copa, porque su fútbol no tenía nada que ver con el jogo bonito, sino con un juego ramplón y defensivo. Lo que sí recuerda toda la torcida de la selección brasileña es la escuadra que disputó el mundial de España en 1982, y que desplegó un deslumbrante juego de ataque. Fueron eliminados por la cicatería de la selección italiana; pero su gran juego permanece todavía en la retina de los buenos a cionados, no solo brasileños, sino de todo el

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mundo. El gran Sócrates murió un domingo, el del 4 de diciembre del año 2011. Se dio la extraordinaria coincidencia que ese mismo día Corintians, el club que tanto amó, se proclamó ganador del Campeonato Nacional. No pudo haber mejor despedida para él. Ahora, el larguirucho 8 de Corinthians que medía 1,91, calzaba un 40 y que tantas jugadas resolvía de tacón, es un mito. Un mito eternamente recordado por la izquierda futbolera mundial.

PRIMEIRO DE MAIO FC (SANTO ANDRÉ, 1913) La historia del Primeiro de Maio FC tuvo sus inicios en 1913. Un grupo de trabajadores italianos conformado por varias tendencias del sindicalismo, entre ellas el anarcosindicalismo, se reunieron en un almacén de la calle Oliveira Lima en Santo André y fundaron el equipo. Como todos los fundadores que hemos visto, eran obreros comprometidos con las luchas sociales de la época y consideraron oportuno bautizarlo como Primeiro de Maio Football Club y honrar de este modo el día del trabajador. Los colores elegidos para el uniforme fueron el verde y el blanco. Camiseta verde y calzón blanco. Es realmente curioso que, aparte de las clásicas vestimentas rojinegras con distintos diseños de gran parte de los equipos que mencionamos en este relato, sean relativamente frecuentes también las verdiblancas de algunos de ellos. Si existía algún motivo especial para tal elección o si esta era fruto de la casualidad, pertenece al territorio de las especulaciones. En cualquier caso, los jugadores del Primeiro de Maio FC comenzaron a ser apodados como “los echas verdes”. En 1917 el equipo se inscribió en la APSA (Associação Paulista de Sports Athléticos) y en 1926 se consagró campeón paulista de la segunda división, consiguiendo así el ascenso a la primera. En esta división, al competir con los mejores clubes de la época, como el Santos, Guaraní o Palestra Italia, llegó a ser muy popular entre los a cionados. Se dio la circunstancia de que en el año 1928 se produjo la fusión entre el Primeiro de Maio y el Corinthians, aunque el resultado de la

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misma no produjo los resultados apetecidos, y apenas duró dos años. De hecho, aquellos dos años se vieron marcados más por las crisis internas que por las buenas noticias. Al nal, cada equipo retomó su camino en solitario. La decisión resultó ser todo un acierto ya que, a partir del año 1930, el Primeiro de Maio inició sus mejores años y obtuvo numerosos triunfos ante escuadras que lo superaban ampliamente en poderío económico. El club volvió a la primera división en 1936, donde permaneció ese año, pero en ningún momento descendió de la segunda, donde se mantuvo durante toda la década. Fue otro de los innumerables clubes fundados por obreros que no pudo desistir el ritmo que imponía el profesionalismo. En 1940 se vieron obligados a abandonar la liga profesional y volver de nuevo al amateurismo. Pudo resistir nueve años más. En 1949, sin embargo, abandonaron incluso el campeonato municipal, desapareciendo de nitivamente como club de fútbol. A pesar de todo, no acabó allí su existencia. Como todo club fundado por revolucionarios, el Primeiro de Maio, tenía como objetivo desde su nacimiento, aparte de la práctica deportiva, una clara función social. Esta función social, que ya existía, se fue potenciando tras la desaparición del equipo. Durante los años cincuenta, sesenta y setenta, la faceta social del club aumentó de una manera extraordinaria. Enraizado en el centro de la ciudad, reunió a millares de personas en torno a sus muy variadas actividades y reivindicaciones sociales. El único aspecto deportivo que permaneció durante aquellas décadas fue el fútbol sala, y a partir de los años ochenta se le unieron la natación, el fútbol playa y el boliche. Lo más triste de esta pequeña historia del Primeiro de Maio FC es que, llegado el año 2000, y por desgracia, era prácticamente imposible encontrar a algún joven frecuentador del club que supiese la historia del equipo que disputaba campeonatos o ciales de la federación contra los mejores equipos paulistas… y que, en dos ocasiones, incluso, compitió en la primera división.

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AUTÔNOMOS FC (SÃO PAULO, 2006) En un campo de la várzea de São Paulo, dentro de la comunidad de Bicudão, en un terreno llamado Bento Bicudo, juega un equipo que fue fundado en el año 2006, y que se de ne como “autogestionario, antifascista y antirracista”. El uniforme del club da cuenta de su ideología. Sus colores son el rojo y el negro, dispuestos de una manera exactamente igual a la bandera usada por el movimiento anarcosindicalista de todo el planeta. En su escudo aparece el signo representado en los muros y paredes de todo el mundo, la A circunscrita, con el añadido de un balón de fútbol. Se trata del Autônomos Futebol Clube. La idea de formar el equipo surgió durante el Carnaval 2006, en un encuentro anual en Belo Horizonte. Danilo Cazajeira, el Mandioca, que ayudaba a organizar en São Paulo la Copa Autonomía (torneo de fútbol sala sin jueces y abierto a todos) y Mauricio Noznica, integrante del activismo ABC (colectivo que de ende la autogestión en todas las esferas) pensaron en montar un club tras un debate que trataba del tema sobre la torcida uniformizada de nuestros días. Invitaron a otros clubes que participaban en el encuentro a sumarse a la idea y formar un único equipo. Según Danilo y Mauricio, el resultado de los partidos no era el objetivo nal. Sin renunciar a su pasión por el fútbol, todos los problemas sociales que sufrían, y sufren, las clases desfavorecidas debían estar presentes. Junto a la diversión por jugar, la lucha social debía ser el primer gol. Y con estos criterios y el rme propósito de que el fútbol se convirtiera en un juego realmente democrático, comenzó su andadura el equipo recién fundado. Incluso en su práctica deportiva, el Auto, como familiarmente se le conoce, funciona como una democracia directa ejemplar. No existe un presidente ni una junta directiva; tampoco un capitán ni un técnico propiamente dicho. El club es administrado de forma colectiva y sin divisiones jerárquicas. Todos opinan y deciden en conjunto qué hacer en el campo. Quien ejecuta la función de técnico durante los partidos, pues alguien tiene que tener una visión de conjunto durante los encuentros, no dispone, sino que organiza y, por supuesto, escucha a todos.

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La división de funciones de los integrantes del club está ligada a las posibilidades de cada uno, sean estas de índole económica, de tiempo o de disposición. Los miembros recaudan dinero internamente, cada uno aporta lo que puede. Venden camisetas del equipo, organizan estas, sorteos; todo aquello que se hace para sobrevivir en un país en el que las subvenciones para el deporte a cionado son casi inexistentes, según relata Gabriel Brito, uno de los socios fundadores. En la faceta puramente deportiva, a los cinco años de su fundación, en 2011, el club contaba ya con dos equipos de fútbol masculino, A y B, y uno femenino. En 2010 el Autônomos FC vivió su primera experiencia internacional. Fue en la Copa del Mundo Alternativa de Bristol, Inglaterra, invitados por el Easton Cowboys and Cowgirls, club fundado en 1992 con el mismo concepto de funcionamiento. El equipo inglés ya había jugado en Chiapas, México, con los Zapatistas, y también en Palestina y en la India. Forman parte de una extensa red de fútbol alternativo que se ha propagado rápidamente por Europa y los Estados Unidos. De acuerdo con el testimonio de Danilo Cazajeira, aprendieron mucho de los británicos, ya que no solo se dedicaron a jugar al fútbol, sino que se hospedaron en squats (las casas okupas inglesas) y tuvieron intensos debates sobre organización, internacionalismo y los enfrentamientos con el Estado y la policía. En 2012 el Autônomos FC salió por segunda vez al exterior para participar en la Copa América Alternativa. Esta vez a Argentina, invitados por el Club Atlético Social y Deportivo Ernesto Che Guevara, fundado en 2007, un año más tarde que el Auto. Desde sus inicios, el Autônomos FC se dedicaba a diversas causas sociales, de acuerdo con su declaración de principios. Llegaron incluso a recaudar fondos para proveer de mantas a los sin techo de su barrio, el barrio de Lapa. Sin embargo, estas acciones se realizaban sobre la marcha, no tenían un lugar donde debatir y planear futuros proyectos. En su visita a Bristol pudieron comprobar que sus an triones, los Easton Cowboys and Cowgirls, poseían un gran espacio que funcionaba a las mil maravillas como sede social y centro cultural. A su vuelta a Brasil esa fue su primera prioridad: conseguir un lugar donde aglutinar todas las

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ideas e inquietudes que a los pertenecientes al club les bullían en la cabeza. Así surgió Casa Mafalda. Casa Mafalda es ahora la sede del colectivo y un bullicioso centro social y cultural en pleno barrio de Lapa. La elección del nombre tiene dos vertientes. La primera, y muy evidente, es un pequeño homenaje al personaje creado por el gran viñetista argentino Quino. La segunda es en recuerdo del barrio paulista de Chácara Mafalda donde el equipo había tenido su primer campo de várzea. “Pretendemos organizar todo lo que esté en concordancia con nuestros principios. Fiestas, debates, exposiciones, biblioteca… Queremos un lugar de convivencia, sin individualismo y sin aquella relación comercial que se da en la mayoría de los espacios. Además de eso, el lugar está a la disposición de las actividades de la comunidad”, señala el Mandioca. No por casualidad la biblioteca del espacio fue bautizada por unanimidad de todos los miembros del club como Sócrates Brasileiro, en honor del cerebro de la democracia corinthiana. El Autônomos FC ha alcanzado, pensamos que merecidamente, cierta notoriedad, bastante más que otros equipos de la várzea. Quizá un buen empujón se lo dio el cantante Manu Chao, que en un concierto en São Paulo salió al escenario con la camiseta del equipo. Existen rivales y a cionados que, en un tono despreciativo que demuestra su propia ignorancia, les denominan doidões anarquistas; que podríamos traducir, siendo benévolos, como “locos anarquistas”. Pero ellos saben muy bien lo que hacen y por qué lo hacen.

RADICAL CONTRA FC (RÍO DE JANEIRO, 2015) Fruto de la vertiginosa ascensión del fútbol de várzea, también llamado pelada en la zona carioca, han surgido en Brasil multitud de clubes que luchan contra el poder mercantilista actualmente establecido. Quizá el rasgo más común de todos estos clubes es el antifascismo. Evidentemente, como no es difícil de imaginar, gran parte de ellos han sido fundados por anarquistas. De hecho, existen muy pocos clubes en los que el elemento libertario no esté presente. Probablemente el campeonato de fútbol a cionado más conocido en la

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zona de Río de Janeiro es el Campeonato Barbosa, o Barbosão, como se le denomina coloquialmente. Fue creado por los verdaderos a cionados al fútbol como desagravio hacia el portero de la selección brasileña de inicios de los años cincuenta. Ya en su creación, el primer objetivo de la disputa del torneo era la reivindicación de Moacir Barbosa Nascimento, que sufrió en sus carnes el desprecio, el racismo y todo tipo de amenazas por parte de una gran mayoría de la torcida brasileira, que no le perdonó los dos goles encajados contra la selección de Uruguay en lo que se dio en llamar “maracanazo”, en la nal del Mundial de 1950. Barbosa sufrió esa persecución, que no era solamente de a cionados al fútbol, sino de un 90 por ciento de la sociedad brasileña, hasta el nal de su vida, acaecida el 7 de abril del año 2000. Vemos, pues, que la creación del Campeonato Barbosa está íntimamente ligada a las ideas de justicia y reparación, tan caras al movimiento libertario y la memoria histórica. Si nos detenemos un momento en repasar los nombres de los equipos que participan en el Barbosão, veremos con extrema nitidez que no son fruto de la casualidad ni del azar, sino que tras ellos hay una idea muy clara de cómo observan la sociedad actual. Estos son algunos de ellos: Abolição, Em Greve, Boêmios da Vila, Livorno, Renovação, Pelada de Esquerda, Fortaleza, Soviet y… el que más nos interesa… el Radical Contra Futebol Clube. El Radical Contra FC se fundó en el Bar do Zé, en el barrio de Catete de Río de Janeiro, la noche del 5 de marzo de 2015. Su uniforme se compone de camiseta negra con estrechos bastones verticales blancos, a semejanza de los barrotes de una celda, y calzón negro. Tienen por divisa la siguiente frase: “Nuestro ataque es una línea avanzada y nuestra defensa una barricada”. Pero hay muchas más cosas que decir sobre el Radical Contra FC… Al ver por primera vez su emblema se experimenta una emoción especial. El escudo representa una imagen de Buenaventura Durruti tomada en el frente de Aragón en 1936. A día de hoy toca muy directamente el corazón que unos chavales brasileños se acuerden de Durruti para confeccionar su insignia y llevarla en su pecho, al lado del corazón, cuando juegan los partidos. En una entrada del Facebook del club de 23 de noviembre de 2017, 74

puede leerse: “Tres días atrás, el emblema que ilustra nuestro escudo completó 81 años desde que cayó en la lucha por la liberación de los pueblos del mundo. Desde su España natal nos avisó: ‘Llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones y ese mundo está creciendo en este instante’. Nosotros lo oímos y aquí estamos”. Cada 20 de noviembre tienen en su página un pequeño homenaje para, probablemente, el héroe del pueblo más honesto que haya existido en España en el pasado siglo. Al continuar examinando el Facebook del Radical Contra, podemos también comprobar que hay disponibles canciones de Chicho Sánchez Ferlosio sobre Durruti, y un documental sobre un club del que Durruti era seguidor y asistía a los partidos junto con Francisco Ascaso y otros compañeros. Un club sito en el barrio de Pueblo Nuevo de Barcelona, donde casi todos ellos vivían. Un club que meses antes del golpe de Estado fascista de 1936, que ya se veía venir, fue reuniendo un arsenal debajo de su tribuna de madera e incluso pasaba pistolas desmontadas dentro de los balones de juego. Se trataba del Club Deportivo Júpiter; pero ya nos ocuparemos de él con detalle en el capítulo dedicado a los equipos españoles. Como hemos señalado anteriormente, el Radical fue fundado en Catete, en el Bar do Zé, la noche del 5 de marzo de 2015; pero no fue hasta bien entrado mayo del mismo año en el que disputó su primer partido. El encuentro se celebró en el campo del Municipal Paquetá FC y este estreno futbolístico del Radical Contra FC reservaba una extraordinaria sorpresa para los a cionados asistentes al evento. Los jugadores del Radical poseían una media de edad que rondaba los 20 años. Era bastante evidente, sin embargo, que el número 5 superaba esa media con creces. La mayoría de los espectadores vieron un jugador que, si no había alcanzado la setentena, le faltaba muy poco. Pero en su primer contacto con la pelota, en su primer pase, todo el mundo lo reconoció… Se trataba de Nei Conceição, el fabuloso medio centro de Botafogo de nales de los sesenta y principios de los setenta. Nei jugó los primeros diez minutos del partido y se retiró en medio de una estruendosa ovación, dejando su puesto a uno de los jóvenes fundadores del equipo. La historia de Nei Conceição y de su peculiar e indomable carácter,

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que tantos problemas le causó por otra parte en el mundo del fútbol, merecen una pequeña reseña. Quince años antes que el gran Sócrates Brasileiro, Nei Conceição ya se había enfrentado a los dirigentes y entrenadores que trataban a los jugadores como si fueran de cientes mentales. En el Botafogo siempre luchó contra las decisiones autoritarias implantadas sin explicación alguna por los rectores del club. Se opuso a dichas decisiones con el único apoyo de sus dos íntimos amigos en el equipo, Afonsinho y Cajú, a los que llamaba sus amigos “sociales”. En especial al primero. Recordemos que en aquella época de nales de los sesenta y principios de los setenta, la dictadura brasileña se encontraba en pleno apogeo. Incluso había penetrado en los propios clubes para tener un control más directo sobre los mismos. Los golpistas sabían perfectamente la in uencia del fútbol en la sociedad brasileña. Tal situación le creó a Nei innumerables problemas, sobre todo disciplinarios. En palabras de un amigo íntimo, Nei Conceição era el mayor nihilista que había conocido: no respetaba dogma de ningún tipo. Otra de las facetas que Conceição nunca abandonó fue que, incluso en la cúspide de su carrera en el Botafogo, continuó jugando con sus amigos, por el puro placer de jugar, en los encuentros que estos se montaban en los descampados del barrio. Su carácter íntegro también le jugó una mala pasada en la selección de Brasil, que iba a participar en el Mundial de México de 1970. Todo el mundo consideraba que Nei era muy superior técnicamente a Clodoaldo, el poseedor del número 5 de la selección. Todo el mundo menos Mario Zagallo, seleccionador en aquel campeonato, que apartó a Conceição del equipo. ¿El motivo? Indisciplina. Se daba la circunstancia de que Zagallo era también el entrenador de Conceição en el Botafogo. Por lo que se ve, el asunto venía de lejos. El caso es que allí estaba Nei, a sus casi 70 años, y con la e gie de Durruti sobre su corazón, apoyando a sus amigos del Radical Contra FC en su primer partido. Los muchachos le habían propuesto ser el patrón y el capitán del equipo, y Nei había aceptado. Según los jóvenes, el club se llama Radical, pero Nei es el más radical de todos, dicen. Sienten pasión por él y en su Facebook no dejan de reproducir sus enseñanzas. No las futbolísticas, sino las que se re eren a su losofía de la vida. Dice Nei: “La libertad es que uno alcance las metas principales de su vida. Que

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pueda respirar y crear todas las cosas buenas que pasan dentro de su cabeza. […] Para mí el sentido de libertad es este: mientras no se tenga ninguna desavenencia con la naturaleza… Al resto, que le den”. Con Nei Conceição a la cabeza, los chavales del Radical Contra FC van bien encaminados.

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CAPÍTULO 9

CHILE

CD ARTURO FERNÁNDEZ VIAL (CONCEPCIÓN, 1903) No es muy habitual que un club de fútbol se denomine con el nombre de una persona. Es bastante menos habitual que esa persona sea un almirante de la Marina. Es prácticamente imposible que ese club haya sido fundado por obreros anarcosindicalistas. Pues, por increíble que parezca, nos hallamos ante semejante caso. Relata el profesor chileno David Espinoza Traslaviña: “En el año 1897 un grupo de trabajadores vinculados al ferrocarril, funda en la ciudad de Concepción, el Club Deportivo Ferroviario Internacional” (2013: 62). Señala, además, que si bien la adopción del apelativo “internacional” y la presencia de los ácratas en la zona por aquellos años bastan para a rmar el carácter anarquista de los fundadores del club, fue con la refundación de este, que tuvo lugar seis años después, el 15 de junio de 1903, bajo el nombre de Club Deportivo Ferroviario Almirante Arturo Fernández Vial, que dicho carácter quedó con rmado. Es bien conocido en Chile que Arturo Fernández Vial fue un héroe de la marina que participó, y sobrevivió, en el combate naval de Iquique y que llegó a tener el grado de contraalmirante de la Armada chilena. Pero también es conocida su cercanía y amistad con las ideas libertarias y con personajes anarquistas de la época, sobre todo con los representantes de la tendencia tolstoiana del anarquismo. Se sabe con certeza que Fernández Vial frecuentó las colonias de dicho signo fundadas en el barrio de Bellavista y en San Bernardo, donde se promovía el autocultivo de alimentos, las artes y la losofía. Asimismo, se sabe que el almirante era partidario del nudismo, la educación física y la instrucción obrera.

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Como podemos ver, era un militar bastante sui generis para aquellos tiempos, e incluso para los presentes. Además, según Espinoza, la in uencia de las ideas libertarias habría hecho abandonar al almirante el sentimiento de orgullo nacionalista por su participación en la guerra del Pací co (Espinoza Traslaviña, 2013: 62). Todo lo anterior explica la actitud de Fernández Vial en la huelga del puerto de Valparaíso de 1903. Fue iniciada por los estibadores, pero en una semana se había extendido a toda la ciudad. Fernández Vial, en su condición de jefe de plaza, recibió la orden, desde la presidencia de la República, bajo el mando de Germán Riesco, de utilizar toda la violencia necesaria, incluso la de eliminar a los cabecillas revolucionarios, para devolver el orden público al puerto que se encontraba absolutamente paralizado. Las manifestaciones se habían tornado cada vez más violentas e incluso se habían registrado ya varios muertos. A pesar de encontrarse ante una situación límite, Fernández Vial consideró que el diálogo aún era posible y adoptó la gura de intermediario entre los obreros y la patronal. Tras su intercesión, los obreros consiguieron el reconocimiento de sus demandas y se evitó de esta manera una masacre segura. Un par de meses después se celebraron las olimpiadas de Valparaíso en las que participaba el CD Ferroviario Internacional. Al nalizar su encuentro, los jugadores se acercaron a saludar al almirante, que se encontraba presenciando el evento, y le comunicaron que iban a rebautizar el club con su nombre, como agradecimiento a su positiva intervención en la pasada huelga portuaria. Así es como nació el Club Deportivo Arturo Fernández Vial. Fernández Vial fue, asimismo, consecuentemente con sus ideas libertarias; un gran promotor del fútbol y del atletismo a nivel nacional. Consideraba dichos deportes una formidable ayuda para alejar a los sectores más desfavorecidos de la sociedad de vicios tan perniciosos como el alcoholismo. De hecho, el club adoptó el nombre del peculiar almirante no solo por su intervención en la huelga de estibadores, sino también por su concepción de una moral deportiva entre la clase obrera. En cuanto a su trayectoria deportiva, el Vial, como normalmente se lo denomina, siempre ha estado uctuando entre la primera y la tercera

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división, con mayor permanencia sobre todo en la Primera B, división intermedia entre la primera y la segunda chilenas. En la Primera división ha militado durante nueve campañas, sobre todo en la década de los ochenta, probablemente la mejor época del club a nivel deportivo. Un logro que pertenece al Vial, y a ningún equipo chileno más, es el de haber ascendido desde la tercera división hasta la primera de forma consecutiva, sin permanecer estancado en las divisiones intermedias. El sufrimiento y la falta de recursos han sido señas de identidad del club a lo largo de su dilatada historia, pero su resiliencia se ha convertido en mítica para los amantes del fútbol en Chile, fuesen o no seguidores del equipo. En cuanto al uniforme, en sus inicios la camiseta era blanca y negra a franjas verticales, pero al poco tiempo los bastones blancos se tornaron amarillos. En realidad, el cambio fue consecuente con el distintivo ferroviario al que representan dichos colores, provenientes de la locomotora Rocket, diseñada y construida por George Stephenson en 1829. Gracias a ella ganó el concurso para cubrir la línea Liverpool-Manchester. Los calzones de la vestimenta han sido por lo general blancos, aunque en diversas épocas el equipo ha lucido también calzones negros. Las medias se han mantenido casi siempre de color negro. Como curiosidad del Vial, podríamos señalar que en 1995 jugó en sus las un auténtico mito del fútbol. A sus 41 años chó por el equipo el legendario delantero argentino Mario Alberto Kempes. Jugó once partidos y marcó cinco goles. Es con toda certeza el jugador más famoso que el Vial haya tenido nunca en sus las. Al Club Deportivo Arturo Fernández Vial se le adjudican distintos apodos: Aurinegros, Vialito, El Almirante, El Auri… Y, en algunas ocasiones, se le denomina como el Cuadro del Desombrerado. Un artículo de Nibaldo Mosciatti nos aclara el origen de tal apodo y, asimismo, nos amplía un poco la personalidad del contraalmirante. Merece la pena extraer algunos de los párrafos: Siento cariño por Fernández Vial porque es un ser de otros tiempos (nació el 15 de marzo de 1858, murió en noviembre de 1931). Partamos señalando que llegó a contraalmirante de nuestra Armada y era anarquista. Libertario, de esos del culto al

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cuerpo, la vida sana, la instrucción a los trabajadores y el combate contra el alcoholismo (porque era el principal agelo de la clase trabajadora). […] Tal vez por eso se le recuerda poco. Por sus ideas. Gabriela Mistral lo retrató en una crónica. Lo llamaban “El Desombrerado”, porque no le gustaba llevar la gorra de marino y, cosa notable, era partidario de la existencia de playas nudistas en nuestro país. El Porvenir de Chile no lo querría. El excomandante en jefe de la Armada, Martínez Bush, presumo, tampoco. […] Luego del retiro (julio de 1916), fundó 14 escuelas nocturnas para obreros y varias sociedades de temperancia en la capital. Supongo lo que debe haber sido para la sociedad encopetada de entonces ver a su héroe de Iquique fundando escuelas proletarias. Me imagino lo que sería hoy, y por eso sospecho del silencio en torno a su nombre (Mosciatti, 2001).

Todo un personaje el contraalmirante… Los obreros anarquistas acertaron de pleno al rebautizar a su ferroviario equipo de fútbol con el nombre de tan relevante, auténtica y decisiva personalidad.

FRANCISCO FERRER FC (SANTIAGO DE CHILE, 1909) Lamentablemente existieron formaciones futbolísticas de las que tenemos constancia de su fundación, pero que al poco tiempo su devenir se pierde en una nebulosa indescifrable. Tal es el caso del Francisco Ferrer Football Club. Fue fundado en 1909, en la zona de Las Barrancas, que a día de hoy ocupan las comunas de Pudahuel, Lo Prado y Cerro Navia de la capital santiaguina. La comuna de Cerro Navia, concretamente, reconoce al club como uno de los precursores de las competiciones futboleras del barrio. Desgraciadamente no aportan más datos para el esclarecimiento de la trayectoria del club. Sencillamente porque no los tienen. Parece ser que todos se perdieron. Una verdadera lástima. El simple hecho de bautizar con el nombre del pedagogo anarquista español, y precisamente en el año de su ejecución nos demuestra de manera meridianamente clara que sus fundadores eran obreros libertarios. Francisco Ferrer Guardia fundó en 1901, en Barcelona, el experimento pedagógico más importante que se haya dado nunca en España, la Escuela Moderna. Se trataba de una enseñanza racionalista, igualitaria, laica y libertaria, sin ningún tipo de coerción para el alumno. Ferrer fundó una editorial con el mismo nombre y publicó diferentes

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textos de contenido anarquista y divulgación cientí ca. Su esfuerzo tuvo gran repercusión en Europa y en parte de América. Fue probablemente el anarquista español más conocido de la primera década del siglo XX. Evidentemente, Ferrer era un peligro para el poder y el poder le preparó una encerrona mortal: se le achacó la responsabilidad de los sucesos de la Semana Trágica barcelonesa de 1909, aunque él no había tenido ningún tipo de intervención en los sucesos. Le formaron un consejo de guerra sumarísimo, sin ningún tipo de prueba consistente contra él. Fue declarado culpable e inmediatamente ejecutado en el castillo de Montjuic. El proceso de Ferrer Guardia supuso un escándalo internacional. Personajes de la talla de H. G. Wells, A. Conan Doyle, G. Bernard Shaw o Piotr Kropotkin lucharon por salvarle la vida, pero todos sus esfuerzos resultaron inútiles. El Gobierno de Antonio Maura quería un escarmiento ejemplar y lo asesinó sin miramientos. Resultó, sin embargo, que a más de 11.000 kilómetros de distancia de la capital catalana, en un barrio del noroeste de Santiago de Chile, un grupo de obreros anarquistas amantes del deporte del balón fundaron un equipo de fútbol barrial… y homenajearon al gran pedagogo bautizando al equipo con su nombre.

CD BORÍES (PUERTO NATALES, 1912) El 1 de septiembre de 1912 fue fundado en Puerto Natales, capital de la provincia de Última Esperanza, región de Magallanes y Antártica Chilena, el Club Deportivo Boríes, una de las instituciones más longevas de la Patagonia austral chilena. El club nació por el deseo de un grupo de obreros anarquistas de formar un equipo con el que practicar su deporte favorito, el balompié. Seis años después de su fundación, en 1918, y parece ser que, con el objetivo de conseguir más socios, el club adoptó una nueva denominación. Pasó a llamarse Club Deportivo Maipú. No sabemos a ciencia cierta si tal cambio produjo los frutos deseados, porque en el año de 1923 el equipo volvió a recuperar su nombre original, Club Deportivo Boríes, manteniéndose así hasta el presente.

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Pedro Cid Santos en su libro Historia del movimiento obrero en Ultima Esperanza, 1911-1973 (2004), aporta la lista de socios del CD Maipú que colaboraron con una cantidad de dinero voluntaria para ayudar a los obreros encarcelados en Punta Arenas a causa de la revuelta obrera del 23 de enero de 1919 en los frigorí cos de Puerto Boríes y Puerto Natales. Los obreros habían decretado el 20 de enero la huelga para reivindicar la jornada de ocho horas, dadas las durísimas condiciones de trabajo a las que estaban sometidos. Manuel Luis Rodríguez U. nos pone en antecedentes de la situación en Puerto Boríes y Puerto Natales en aquellos inicios de 1909: […] Se habían incubado entre los obreros de las estancias y frigorí cos, y sobre todo en sus dirigentes más lúcidos, ideas de raigambre anarquista procedentes de Europa, alimentadas sin duda además por la literatura política y social que circulaba entre las estancias desde la Patagonia argentina (de mano de los obreros inmigrantes españoles que trabajaban indistintamente a uno u otro lado de la frontera) y por el propio periódico “El Trabajo” de la Federación Obrera…” (2009: 3).

El 23 de enero, en una reunión de alto voltaje entre los obreros y la patronal de los frigorí cos de Puerto Boríes, el administrador de la empresa, un inglés llamado Mr. Kidd, desquiciado por las demandas obreras, no pudo contenerse, desenfundó su revólver y asesinó a Carlos Viveros, el máximo representante del sindicato. Los obreros respondieron y se produjo un enfrentamiento a tiro limpio que se extendió hasta Puerto Natales. Tras seis horas de enfrentamientos los revolucionarios lograron el control de la ciudad. El día 26 arribaron a Puerto Natales dos naves de guerra con un batallón de fusileros cada una, y al día siguiente la ciudad ya estaba en manos de los militares de nuevo. El resultado de la revuelta fueron ocho muertos (cuatro de ellos obreros) y dos decenas de heridos, aunque otras fuentes hablan de diez fallecidos. Los obreros encarcelados en Punta Arenas tras el juicio fueron 27, casi la totalidad de ellos anarquistas, y a ellos fue destinada la colecta realizada en el CD Boríes (entonces CD Maipú) por los socios, también libertarios. El hecho pone de mani esto que el club no tenía únicamente una nalidad deportiva, sino que, como mani esta David Espinoza: “El carácter del club y sus socios superaría la simple necesidad de socializar y de practicar deportes, sino también de

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hacer de aquellas instituciones atléticas que componían el tejido social patagónico espacios de resistencia y solidaridad para con sus luchas y objetivos” (2009: 64). El Club Deportivo Boríes luce una camiseta a rayas verticales azules y amarillas y siempre ha jugado en campeonatos comunales y de la ANFA. Lamentablemente, y como ocurre con frecuencia, sus actuales dirigentes no parecen estar muy interesados en su revolucionario origen.

PRIMERO DE MAYO FC (SANTIAGO DE CHILE, ¿1910-1920?) Relata la doctora Brenda Elsey, profesora de Historia de la Universidad de Hofstra en el estado de Nueva York, en su libro Citizens and Sportsmen: Football and Politics in 20th Century Chile (2011)1 que, en las primeras décadas del siglo XX, aunque con fecha incierta, se fundó en Santiago el club de fútbol Primero de Mayo FC, uno de los incontables equipos bautizados con ese nombre en el continente americano. Como en muchos otros casos, por desgracia, los datos que quedan sobre el Primero de Mayo FC santiaguino son muy escasos, casi inexistentes. Sin embargo, gracias al empeño y tesón de la doctora Elsey, hemos podido vislumbrar un poquito de su historia. El equipo surgió, según la doctora, en el seno de una sociedad de resistencia anarquista de Santiago, de la cual tampoco sabemos su nombre. Lo que sí sabemos es que su presidente era un conocido luchador en favor de las condiciones de salud de los trabajadores, el Dr. Carlos Aguirre. Era también conocida su liación anarquista y su oposición frontal a la dictadura, de facto, de Carlos Ibáñez del Campo de nales de los años veinte. Su caballo de batalla fue, sobre todo, la decisión de Ibáñez por la cual los militares podían llegar a intervenir incluso hasta en los asuntos culturales. Aguirre era un absoluto defensor del deporte, y del fútbol en particular, una herramienta para que los obreros alcanzasen una autodisciplina y se alejasen de la gran plaga que suponía por aquellos tiempos el alcoholismo entre la población. Respecto al Primero de Mayo FC, parece ser que el equipo se convirtió en muy poco tiempo en uno de los más populares de Santiago. Se sabe

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con certeza que estuvo a liado tanto a la Asociación de Fútbol de Santiago como a la Liga Metropolitana y que disputó encuentros contra equipos de gran renombre, como Colo-Colo, Magallanes, Green Cross, Unión Española… La mayoría de estos clubes fueron los que, a la postre, fundaron la Asociación Nacional de Fútbol Profesional de Chile en 1933. No se conoce ni cómo ni cuando nalizó la aventura del Primero de Mayo FC, aunque la conjetura más plausible sea que, tratándose de un club creado por obreros anarquistas, la llegada del profesionalismo les hiciese desistir de seguir adelante, al no encontrarse ya en igualdad de condiciones para poder continuar compitiendo con sus, cada vez, más poderosos rivales. Como en tantos y tantos otros casos similares…

MARINETTI FC (SANTIAGO DE CHILE, 1932) El Marinetti FC nació el 1 de Mayo de 1932 para formar parte de una liga creada por la Federación de Obreros de Imprenta de Chile (FOIC) y disputar partidos entre los obreros del gremio. Cada equipo se denominó con el nombre de la empresa en la que trabajaban, aunque sus dueños no tenían nada que ver en el asunto. La organización de la liga corría a cuenta de la FOIC. Se trataba asimismo de mantener el gremio, uno de los más combativos de Santiago, unido contra la patronal y la organización de los capitalistas que estaban causando estragos entre las las de los obreros con sus condiciones de trabajo y salarios de miseria. Unos años más tarde, la FOIC dio una vuelta más de tuerca en su iniciativa de la liga obrera. Pero de eso trataremos en el próximo capítulo dedicado al afamado Deportivo Kegan. Es conveniente recordar, en cualquier caso, que en el año de 1932 estaba muy avanzada ya la gestación del fútbol profesional chileno que vería la luz al año siguiente. Ni qué decir tiene que la FOIC se encontraba en absoluto desacuerdo con el profesionalismo. El deporte era deporte y tenía que ser forzosamente amateur. Tampoco conocemos demasiado de la trayectoria del Marinetti FC durante sus primeros años, pero por medio de los escritos de David Espinoza Traslaviña en su estudio sobre la in uencia del fútbol en el anarcosindicalismo chileno en las primeras décadas del siglo XX,

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conocemos algunos datos acerca del devenir del equipo. Según el autor, en abril de 1937, el Marinetti FC se desplazó a la zona central de Chile, concretamente a Rancagua. Allí se enfrentó al equipo del Regional Football Club, que hizo valer su condición de local para lograr la victoria por tres goles a uno. El resultado deportivo del partido, sin embargo, perdió toda importancia frente a lo que se ganó en compañerismo y unión para la federación. Tras el encuentro, y con el apoyo de los santiaguinos, se pudo reorganizar la sección de Roncagua que en aquellos momentos se encontraba pasando por graves problemas. El órgano o cial de la FOIC, La Voz del Grá co, señalaba en su número 20: “[…] perdimos tres por uno, pero esta derrota deportiva fue compensada con creces por lo que se ganó en compañerismo y unión gremial, pues nos tocó ser testigos del entusiasmo con que nuestros camaradas reorganizaron esa sección de nuestra querida FOIC” (apud Espinoza Traslaviña, 2013: 66). La revancha del partido se produjo el 27 de junio de 1937 en el estadio de Santa Laura, feudo tradicional de la Unión Deportiva Española, que había sido inaugurado en 1923. El resultado nal fue de empate a uno. Tras el partido, y al igual que en el anterior encuentro, los asistentes destacaron la necesidad de repetir más a menudo, por el bien del gremio y de las luchas obreras, este tipo de actos de confraternización deportiva. Aparte de estas escasas y escuetas informaciones sobre la existencia del Marinetti FC, no ha sido posible averiguar más datos sobre su trayectoria. Una pena, teniendo en cuenta que parece vislumbrarse que tuvo un cierto predicamento en Santiago durante aquellos años.

DEPORTIVO KEGAN (SANTIAGO DE CHILE, 1936) Si hubo un equipo que sobresalió sobre los demás en las competiciones organizadas por la anarquista Federación de Obreros de Imprenta de Chile (FOIC), ese fue el muy recordado, aún hoy en día por muchos libertarios chilenos, Deportivo Kegan. Apoyándonos de nuevo en el artículo de David Espinoza Traslaviña, transcribimos lo que un grupo de a liados de la FOIC argumentó en un artículo publicado en el número 13 de La Voz del Grá co, órgano o cial

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de la federación: […] mediante el fútbol, la FOIC podría dar respuesta a la necesidad urgente de agrupar en sus las a un mayor número de grá cos […]. La idea consistía en que cada taller replicara la idea, dando vida a una sección deportiva controlada por la Federación. Los resultados no se dejaron esperar. Al año siguiente, bajo el alero de la FOIC se conformaron una decena de clubes que adoptaron el nombre de las empresas grá cas que les albergaban. De este modo fueron emergiendo el Deportivo Mackenzie, Deportivo Casa Amarilla, Universo, Molina-Lackington, República, Flores de Pravia y Leblanc. Una aproximación al sentido que estos trabajadores le asignaron a la práctica del fútbol en su gremio queda re ejado en la presentación pública del afamado Deportivo Kegan: “Reunido este personal y tomando en cuenta que el deporte es un poderoso factor para aunar y estrechar más las las de la juventud federada, se acordó la formación de este deportivo que tendrá por objeto la práctica de los deportes con nes de propaganda, organización y desarrollo físico. El secretariado elegido conforme a las prácticas libertarias es el siguiente: Secretario General, Isaac Rojas; Secretario de Prensa, Carlos Arratia; Tesorero, Roberto Miranda” (2013: 65 y 66).

En mayo de 1937 el Deportivo Kegan realizó su primera gira deportiva a la ciudad de Curicó. Una muestra de la gran importancia que los obreros anarcosindicalistas concedían a este tipo de encuentros deportivos es la presencia en la expedición del secretario general del ya formado Frente Único Grá co, el legendario anarquista chileno Pedro Nolasco Arratia, que había sido el an trión de Buenaventura Durruti y sus Solidarios en 1925 durante la estancia de estos en Chile en su periplo expropiador de bancos por Sudamérica. De hecho, el primer atraco a un banco en Chile fue obra del grupo. Volviendo a Espinoza Traslaviña: Más tarde se dirigieron a la cancha de Ferroviarios donde tuvo lugar el partido de fútbol, o match, que contó con gran asistencia de público, incluso se menciona en tono irónico que habrían asistido “altas autoridades” al encuentro, haciendo alusión a los agentes de investigaciones que no perdieron de vista a los futboleros ácratas. El resultado del partido fue un contundente 4 a 2 a favor de los grá cos locales, un antecedente prácticamente anecdótico en contraste con el ambiente de camaradería reinante. De hecho los jugadores del “Kegan” reconocieron y festejaron abiertamente las virtudes futbolísticas del equipo curicano […] (2013: 67).

Al día siguiente, tras la comida campestre de confraternización, el secretario general de Curicó, Custodio Rojas, pronunció un pequeño 87

discurso del que tomamos un pequeño fragmento del artículo publicado en el número 19 de La Voz del Grá co: […] el compañero Custodio Rojas signi có las proyecciones que importaban estas giras de confraternidad y de mejor conocerse entre sí, como verdaderos hermanos, todos los que laboramos en el noble arte de Gutenberg y poder hacer así el sólido block que algún día en pos del ideal anarcosindicalista que tenemos todos los militantes de la FOIC. Y materializar nuestras aspiraciones a una vida mejor y más humana, derribando todos unidos, en la lucha inevitable que se avecina, toda la podredumbre que implica el régimen capitalista que así nos oprime. (apud Espinoza Traslaviña, 2013: 67 y 68).

Como podemos comprobar, claramente, aquellos partidos se disputaban para pasárselo bien, para disfrutar del juego. Ganar o perder se convertía así en una mera anécdota. Pero sigamos con el relato de Espinoza, que trae a colación el número 25 de La Voz del Grá co en el que Abel Rojas, uno de los protagonistas (jugador del Kegan), describe la gira que vuelve a realizar el Deportivo Kegan por la ciudad de Curicó los días 15, 16 y 17 de mayo de 1938 para disputar con el equipo de la sección local la Copa Teatro Victoria: El encuentro marcado por la caballerosidad, se jugó en la ya conocida cancha ferroviaria y el resultado favoreció nuevamente al cuadro curicano por 1 a 0. Siguiendo la tónica de la visita anterior esta gira también estuvo marcada por gestos de profunda fraternidad. Uno de los momentos más emotivos sin lugar a dudas tuvo lugar cuando el presidente de los Diablos Rojos de (calle) Santo Domingo hizo entrega a su par curicano de una pañoleta CNT-FAI en homenaje a la lucha del pueblo español contra el fascismo. Al momento de enarbolarla los obreros de ambas secciones habrían gritado un fuerte ¡Viva! En honor a los compañeros ibéricos (apud Espinoza Traslaviña, 2013: 68).

En septiembre de 1938 se produjo un viaje de varios clubes santiaguinos (Nascimento, Marinetti, Sud América y Otero) a la ciudad del Vial, Concepción. El objetivo era el de estrechar la unión de los sindicatos de la FOIC por medio del fútbol. Los bene cios que estas competiciones deportivas entre los compañeros grá cos fueron extraordinarios. Tanto es así que antes de nalizar el año 1938 surgió la Asociación Deportiva Grá ca, que comenzó a organizar otras secciones deportivas de baloncesto, atletismo, tiro al blanco y rayuela o tejo, como se lo conoce en varios países de 88

Sudamérica. Tal fue el éxito de la iniciativa que el siguiente paso fue la organización del Campeonato Grá co, que casi de inmediato fue conocido por todo el mundo como la Copa FOIC. En un artículo escrito por el secretario de deportes de la FOIC, Arturo Riveros relata: Atletismo, football, rayuela, box, basquetball y natación en secciones organizadas y con dirigentes responsables, quitarían muchos grá cos de las tabernas y del vicio decadente, para incrementar cuadros deportivos de la organización, con verdaderos atletas, que singularmente, serían distintos que los demás, porque llevarían el sello de la conciencia de clase, que enseña la FOIC, y no serían los impulsos deportistas que practican el deporte, sino deportistas de clase y de revolución de las costumbres, tradiciones e injusticias humanas. Téngase en cuenta que dentro del gremio existe una legión inmensa de juventud. Esta muchachada solo espera la llamada vibrante de la verdadera sección del Deporte Grá co para fortalecer a la FOIC, física y moralmente (apud Espinoza Traslaviña: 68 y 69).

Con gran rapidez se fueron sumando nuevos clubes, todos ellos con la misma vocación revolucionaria. Como muestra, reproducimos la presentación del Deportivo Imprenta Agustina publicada en el número 48 de La Voz del Grá co: Este loable nuevo contingente de deportistas a las actividades de esta índole que desarrolla con tanto entusiasmo nuestro gremio. Con ello no solo se trabaja por el mejoramiento físico individual, sino que constituye un aporte a la acción que siempre ha desarrollado la FOIC, tendente a emplear el deporte como un medio para crear iniciativa aportará un un espíritu de comprensión y solidaridad en la clase obrera.

El fútbol llegó a tener un gran predicamento entre el movimiento obrero chileno y en las celebraciones que los trabajadores festejaban, rara era aquella en la que un partido de fútbol no era el acontecimiento central. Y más raro era todavía que el Deportivo Kegan no fuese uno de los contendientes. Con ocasión del 20 aniversario de la FOIC, en septiembre de 1941, se celebró una gran asamblea del sindicato en una cancha del barrio de Recoleta. Tras los parlamentos y las arengas, se celebraron una serie de partidos amistosos entre el Deportivo Kegan, el equipo de la sección de Curicó, el de la sección de Rancagua y una selección de la FOIC: 89

Sin lugar a dudas para esta federación anarcosindicalista, el deporte y en especial el fútbol tuvo un lugar muy importante dentro de sus actividades y todo ello con objetivos muy de nidos. Expresión de tal importancia es que los acontecimientos deportivos contaban con una sección especial en cada edición del periódico y que la información sobre los clubes guraba a un costado de noticias tan relevantes como los acontecimientos de la España revolucionaria, del comité pro-presos de la “Confederación General de Trabajadores” (C.G.T.) o al lado del anuncio del 5º Congreso de la misma Federación (Espinoza Traslaviña, 2013: 69).

Como en el caso del resto de formaciones deportivas que surgieron al abrigo del movimiento anarcosindicalista chileno, desconocemos la fecha, ni siquiera aproximada, en la que el muy afamado Deportivo Kegan dejó de existir.

CD ESMERALDA (PUERTO NATALES, 1940) Aunque la fecha fundacional del Club Deportivo Esmeralda diga que tal evento sucedió en el año de 1940, la realidad de dicho nacimiento se remonta al año de 1919. Obreros anarquistas fundaron en 1919 el Club Deportivo Unión Obrera en la ciudad de Puerto Natales. En su acta fundacional, el nuevo club establecía con nitidez meridiana que para adherirse al mismo era imprescindible tener la condición de obrero, de otro modo era imposible la a liación. Semejante cláusula estaba conscientemente introducida para ser un signo diferenciador respecto a otros clubes fundados en aquella época. Concretamente, el Club Deportivo Boríes y el Club Deportivo Natales, aun habiendo sido fundados por obreros, admitían en su seno a los administradores y mandos de las estancias y de las empresas frigorí cas de la zona. Los de Unión Obrera quisieron dejar ese punto claro desde sus inicios. Quien cooperase con las empresas capitalistas no tenía cabida en el club. Una cosa era tener que trabajar, por fuerza mayor y para subsistir, para dichas empresas y otra muy distinta, cooperar con ellas de buen grado ayudando a la explotación de los trabajadores. Parece ser que al año siguiente de su fundación, el apelativo de Unión Obrera les debió de parecer algo escaso a los integrantes del equipo. Decidieron entonces rebautizar el club con el hermoso apelativo de

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Libertad. Nació así el Club Deportivo Libertad. La in uencia anarcosindicalista en la zona en aquellas primeras décadas del siglo XX era realmente importante, y el movimiento libertario tenía en la capital de Punta Arenas un teatro, un cine, un café, un periódico y varios pequeños locales dedicados a la propagación del ideal ácrata. Como en el caso de clubes de los que nos hemos ocupado anteriormente, del Club Deportivo Libertad no existen muchos datos de aquellos sus primeros años. Tampoco de su trayectoria deportiva, aunque es de suponer que sus enfrentamientos atléticos se produjeron contra equipos de la zona magallánica. El club fue rebautizado de nuevo en 1940, concretamente el 25 de agosto. Esta vez el nombre adoptado fue el de Club Deportivo Esmeralda. Algunas versiones sobre dicho cambio de denominación inciden en que esta se produjo por razones de seguridad. Otras señalan sin embargo que la verdadera razón fueron los serios problemas judiciales a los que estaba sometida la sede social. Por último, cabe señalar que por aquellas fechas el club, probablemente, había perdido gran parte de la in uencia libertaria que originó su nacimiento. Fuera como fuese que se produjo el nuevo bautismo, sus actuales dirigentes y la mayor parte de sus seguidores consideran el año de 1940 como el del origen del club. Reconocen, sin embargo, como parte de su historia su origen obrero, aunque no se atrevan a decir claramente que dichos obreros eran militantes anarquistas. Una pena. Una más. Tanto el CD Esmeralda como el CD Boríes (del que nos hemos ocupado anteriormente) siguen compitiendo en la actualidad y gozan de gran popularidad y prestigio en toda la región magallánica. De hecho, los partidos entre los dos clubes se han convertido desde hace bastante tiempo en el “clásico” local.

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CAPÍTULO 10

CROACIA

RNK SPLIT (SPLIT, 1912) Durante la escritura de este libro las consultas a páginas de internet han sido constantes, como es obvio. En la mayoría de los casos la información obtenida ha sido veraz, aunque siempre se ha hecho precisa una segunda, y hasta una tercera, veri cación para tener la certeza de que la información descubierta era la correcta. Se han dado, sin embargo, casos realmente clamorosos de descuido por no haber contrastado, simplemente, la primera información; aunque no habría que achacar esta falta de rigor a una mala intención. Este es precisamente el caso que acontece con el Radnički Nogometni Klub Split y con su vecino poderoso de la misma ciudad, el Hrvatski Nogometni Klub Hajduk Split. En distintas páginas webs y blogs de tendencia izquierdista, e incluso libertaria, se a rma que el conocido equipo croata Hajduk Split fue fundado por anarquistas en 1911. Y no solo eso, se a rma también que su primera denominación era la de Anarcho, con lo que demostraban así que había sido fundado por anarquistas. Simplemente, se equivocaban de club. Alguien que había confeccionado una lista de equipos de origen libertario o revolucionario (un totum revolutum, por cierto) había incluido al Hajduk Split en ella. Un segundo copió y pegó la lista para su blog sin contrastar la información, un tercero hizo lo propio en su página, y de esta forma el Hajduk se convirtió en equipo fundado por anarquistas. Sin embargo, lo cierto es que el HNK Hajduk Split es un club fundado en Praga, cuando la capital checa formaba parte del Imperio austrohúngaro, por unos cuantos universitarios nacionalistas croatas. A

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medida que iban pasando los años y el club adquiría una mayor dimensión, se fue convirtiendo en el equipo del nacionalismo croata. Hoy en día, tras la guerra de los Balcanes y con la independencia de Croacia conseguida, la mayor parte de la masa social del equipo pertenece a la derecha nacionalista. Exactamente lo opuesto de lo a rmado en la dichosa lista. Pero sí existe un club fundado por anarquistas en la ciudad de Split. El RNK Split. El club fue fundado el 16 de abril de 1912 por estudiantes anarquistas de la Escuela de Arte y obreros, asimismo anarquistas, de los astilleros de Split. Parece ser que el primer nombre que se adjudicó al nuevo equipo fue simplemente el de NK Anarh. Sin embargo, en un corto plazo de tiempo aparece en prácticamente todos los documentos que se han podido investigar el nombre de HRSD Anarh. La denominación del equipo en este caso se puede traducir como Sociedad Deportiva de Trabajadores Croatas Anarquistas. El uniforme del equipo era totalmente negro. De pies a cabeza. Las autoridades de la época no tenían en excesivo aprecio por las ideas políticas de los integrantes del club e intentaron en varias ocasiones acabar con su existencia. Durante los años veinte, jugadores y seguidores del equipo fueron encarcelados y agredidos, y hasta la sede del club fue quemada en una ocasión. La persecución sufrida por el club a lo largo de las siguientes décadas, siempre por causa de las ideas de sus componentes y su rebeldía ante las injusticias y atropellos sufridos, les obligó a cambiar cinco veces de nombre entre 1919 y 1959. Para poder seguir jugando al fútbol, se tuvieron que plegar a ello, aunque la tranquilidad les duraba poco. A mediados de los años treinta, con la in uencia comunista, en auge tras la revolución rusa, los libertarios fueron perdiendo peso en el equipo y aunque no llegaron a ser apartados del todo del mismo, los comunistas les superaron en número. Fue así como se decidió cambiar los colores del uniforme y se impuso otro totalmente rojo, olvidando el negro inicial. Por n, en 1959, el club adoptó la denominación que ha llegado hasta nuestros días: RKN Split (Club de Fútbol de los Trabajadores de Split). En el año de 1936 el club organizó un reclutamiento de voluntarios

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para luchar con el bando republicano en la guerra civil española, formando parte de las Brigadas Internacionales. Existen un par de versiones sobre el resultado de la iniciativa. La primera nos dice que la idea no tuvo excesivo éxito y muy pocos se apuntaron. La segunda, que el éxito fue absoluto. No hemos podido discernir cuál de las dos versiones es la real. Durante la II Guerra Mundial el club tomó bastante relevancia pues 120 de sus seguidores fueron fusilados por los alemanes. Estos seguidores formaban parte de la resistencia que comandaba Tito contra los invasores nazis y los colaboracionistas croatas. Entre ellos sobresalieron los ustachas, que basaban su ideario en el racismo religioso y el ultranacionalismo croata. Estos asesinaron a mansalva y fueron los máximos responsables del llamado genocidio serbio. Con el n de la guerra, y a pesar de ser un club de izquierdas, la suerte del RNK Split no cambió. Fue el HNK Hajduk Split el que recibió todas las ayudas económicas del gobierno comunista de Tito, convirtiéndose así en el club de referencia de la ciudad. Curioso. O quizá no tanto… El RNK acabó hundido en la cuarta división —donde pululó durante muchos años— subiendo a tercera y segunda esporádicamente, en las distintas y variantes ligas que se conformaron a lo largo de los años en la nueva RFS de Yugoslavia. Con la proclamación de la independencia croata, en 1991, la existencia del RNK llegó a ser incluso peor. Se diría que al equipo fundado por los estudiantes de Bellas Artes y los obreros del astillero le perseguía la ley de Murphy. Las gradas de casi todos los equipos de las ligas croatas se poblaron de grupos de hinchas de extrema derecha. El RNK Split quedó casi como el único equipo con seguidores de izquierda. Aunque la mayoría de los hinchas ya no se de nen como libertarios, todavía quedan algunos y se pueden observar símbolos anarquistas en las gradas del modestísimo estadio Park Mladezi que tiene una capacidad de 4.075 espectadores. Fue a nales de la primera década del siglo XXI cuando en el aspecto deportivo llegó, por n, la época dorada del club. En el año 2007 el club se hallaba en cuarta división, pero tras tres ascensos consecutivos, en 2010 se instaló en la elite. Fue una ascensión meteórica.

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La primera temporada, 2010-2011, del RNK en la elite superó cualquier expectativa. El equipo nalizó en la tercera posición, solo superado por el campeón GNK Dinamo Zagreb y sus vecinos del Hajduk Split, de quienes quedaron a tan solo dos puntos. El tercer puesto conseguido en la liga clasi có al equipo para jugar en Europa, en la UEFA Europa League. También en dicha competición el desempeño del equipo fue decoroso, alcanzando la tercera ronda donde fueron eliminados por los ingleses del Fulham FC. Los “rojos”, como se les denomina actualmente, se mantuvieron durante siete años consecutivos en la primera división y casi siempre de la mitad de la tabla hacia arriba. Toda una proeza para un club de sus características y con tan escasos recursos. En la temporada 2013-2014 el equipo consiguió clasi carse de nuevo para la UEFA Europa League. En esa edición superó su actuación anterior y tras eliminar a sus tres primeros oponentes fue apeado de la competición por el Torino FC italiano, por un exiguo 1-0 en el cómputo de los dos partidos disputados. Durante la temporada 2014-2015, el RNK Split tocó la gloria con los dedos. Estuvo a punto de conseguir su primer título. En la competición de copa, tras eliminar a todos sus adversarios, incluido su rival ciudadano HNK Hajduk Split, llegó a la nal de la copa croata. Su rival era el todopoderoso GNK Dinamo Zagreb, poseedor de una abrumadora mayoría de los títulos en Croacia. Baste decir que el Dinamo ha logrado, en total, el 75 por ciento de los títulos de fútbol disputados en Croacia desde la independencia de 1991. Incluso en la época de la existencia de Yugoslavia el club de Zagreb era uno de los grandes, con cuatro títulos de liga y siete de copa en sus vitrinas. Aquella nal de copa se disputó sin concesiones y el RNK mantuvo el tipo de manera admirable, acabando el partido y la prórroga con el 0-0 inicial. Solo en la suerte nal de los penaltis tuvo que agachar la cabeza el equipo fundado por aquel grupo de estudiantes y obreros libertarios de Split en 1912. ¡Qué bonita habría sido su victoria! El equipo se encontraba en la cresta de la ola, y todo parecía marchar sobre ruedas. Sin embargo, en la temporada 2016-2017 se produjo el derrumbe. Sin saberse muy bien por qué, el RNK acabó en última posición y descendió a segunda división. Pero tampoco se paró ahí y en el siguiente ejercicio el

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equipo volvió a descender. Llegados a este punto viene bien recordar las palabras de Simun Rosandic, fundador, jugador, primer entrenador y cajero del HRSD Anarh. Las palabras de Simun Rosandic guran en el inicio de la sección dedicada a la historia del club en la página o cial del RNK Split, donde, por cierto, se reconocen sin ambages los orígenes libertarios del club: “Nosotros, los estudiantes de la Escuela de Artes decidimos fundar un club de fútbol. Jugábamos por el bien, pero también para protestar contra todo lo malo. Por eso el nombre ‘anarquista’ fue lo primero en lo que pensé”.

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CAPÍTULO 11

ESPAÑA

CE JÚPITER (BARCELONA, 1909) El Club Esportiú Júpiter, en su fundación Club Deportivo Júpiter, fue creado el 12 de mayo de 1909 en el barrio barcelonés de Pueblo Nuevo. Desde el primer minuto, el nuevo club estuvo imbuido de la lucha proletaria que el barrio en el que había nacido representaba. Es muy posible que el barrio del Poblenou fuese, en aquel momento, el ejemplo paradigmático de la revolución industrial en Cataluña. Y el Júpiter era el equipo del Poblenou. En muy poco tiempo y debido a la zona en la que había nacido, muchos comenzaron a llamarle el Manchester catalán. El barrio, por otra parte, además de ser fundamentalmente obrero, tenía una predominancia prácticamente total de trabajadores anarquistas. La presencia del sindicato CNT en la vida cotidiana era casi absoluta, tanto en la adaptación de la emigración interior que llegaba en oleadas de muchas partes de España como en la solidaridad que irradiaba para hacer frente a la explotación de la burguesía industrial catalana que campaba a sus anchas en aquellos principios del siglo XX. En el mismo barrio del Poblenou, o en algunos adyacentes como el Clot, vivían también los miembros del grupo anarquista Nosotros, herederos del famoso grupo de los Solidarios, cuyos miembros más conocidos eran Buenaventura Durruti, Gregorio Jover, Juan García Oliver y Francisco Ascaso. En diferentes escritos de la época se asevera que, tanto Buenaventura Durruti como los demás miembros del grupo anarquista solían asistir con bastante frecuencia a los partidos del Júpiter. La fundación del club tuvo lugar en una cervecería llamada Cebrián —

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hoy horchatería El Tío Ché— y sus impulsores fueron dos hermanos escoceses que por entonces trabajaban en una de las fábricas de la zona. Se trataba de los hermanos Mauchan. La creación del nuevo equipo fue de hecho la fusión de dos clubes ya existentes: el Anglo-Español y el Stadium Nacional. En la playa de la Mar Bella, que venía a ser el balcón del barrio hacia el Mediterráneo, se celebraban generalmente los domingos concursos de globos aerostáticos. Coincidente con la fecha de la creación del equipo, aquel domingo resultó ganador un globo de nombre Júpiter. A los dos hermanos Mauchan aquello de Júpiter les gustó, y así bautizaron al nuevo club. El equipo jugó sus primeros partidos en un descampado de un barrio suburbial que se encontraba al borde del mar, conocido como el Campo de la Bota, que se convirtió en un lugar siniestro tras la victoria fascista en la Guerra Civil. Desde 1939 hasta 1952 fueron fusiladas allí más de 3.000 personas. Representó tan solo una parte del genocidio franquista que asoló España durante la posguerra. Actualmente, el lugar está ocupado por hoteles y los espacios y edi cios creados en el 2004 para la celebración del Fórum de las Culturas. Un invento que, con la excusa de la cultura, produjo una extraordinaria maraña de especulación urbanística. Poco a poco, el club fue haciéndose mayor de la mano de la ideología libertaria, dominante en el Poblenou, que ejercía un poderoso in ujo en sus componentes. Los primeros colores de la camiseta fueron el blanco y el azul celeste, pero no duraron mucho y se cambió a los actuales: camiseta a franjas verticales rojas y grises, calzón y medias negros. El diseño de su escudo tiene bastantes semejanzas con la bandera independentista catalana actual. El escudo es circular. En su mitad superior gura una estrella azul de cinco puntas sobre fondo blanco y en la mitad inferior las cuatro barras rojas sobre gualda y las letras CDJ en azul. La semejanza con la bandera independentista quizá podría ser casual, ya que el primer testimonio grá co que se tiene de esta data del 11 de septiembre de 1918, nueve años después de la fundación del Júpiter. El club se federó en 1912 y ya por entonces, aparte del fútbol, tenía

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secciones de atletismo y excursionismo. Esta segunda sección, la del excursionismo, re eja claramente que entre las intenciones primeras del club se situaba la de la estrecha colaboración con la sociedad que le rodeaba y sus gentes, es decir, el barrio de Pueblo Nuevo. El club incluso publicaba un boletín, algo poco habitual entre los clubes fundados en aquellos años. Y no solo eso, sino que el club entero estaba a liado a la CNT. En el año de 1917 el Júpiter se proclamó campeón de Barcelona de segunda categoría, y a principios de los años veinte el club gozaba de una enorme popularidad, y era grandísima la asistencia de a cionados a los partidos del equipo. Debido a este auge imparable, la entidad decidió comprar un terreno para construir un nuevo campo, más acorde con la importancia que estaba adquiriendo el equipo. El solar se hallaba rodeado por las calles Espronceda, Lope de Vega, Llull y Pujades. Al campo de fútbol se le conoció como Lope de Vega, o así al menos gura en las publicaciones que se ocupan de las historias balompédicas. En 1923 llegó la dictadura del general Miguel Primo de Rivera (que se alargaría hasta 1930) y llegaron también problemas para el Júpiter. Ya hemos dicho que el primer testimonio grá co de la bandera catalana independentista apareció en 1918. Pues bien, Primo de Rivera debió de considerar que el escudo del Júpiter representaba lo mismo y en 1924 lo prohibió. El Júpiter tuvo que cambiar de escudo. El régimen trató de boicotear en más de una ocasión la trayectoria del equipo con distintas argucias. Sin embargo, en 1925, el CD Júpiter se proclamó campeón de Cataluña y de España del grupo B, equivalente a la segunda división actual. Algo inaudito. Por entonces, la popularidad del Júpiter en la ciudad era tan grande que se enfrentaba en casi igualdad de condiciones al Barcelona y al Espanyol. Durante la dictadura de Primo de Rivera, y tras la prohibición del escudo, el club cambió ligeramente su apariencia, pero la colaboración con la causa revolucionaria continuó con más ímpetu. Fue entonces cuando, en sus desplazamientos a otros campos, utilizaron los balones para transportar pistolas desmontadas en su interior. La represión desatada por Primo de Rivera contra los

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anarcosindicalistas fue despiadada: la CNT fue ilegalizada y con la proclamación del estado de guerra, todo valía contra el movimiento obrero. Como todo valía, los anarquistas replicaron en la medida de sus posibilidades contra la barbarie del Estado y de ahí el asunto de las pistolas del Júpiter. Los balones antiguos tenían unos cordones por donde se accedía al pitorro de la cámara de aire para in arlos. Los libertarios retiraban la cámara de aire e introducían la pistola desmontada. A pesar de todas las di cultades, en forma de prohibiciones y suspensiones, que sufrió el club, la época transcurrida entre los años 1920 y 1935 fue en la que más éxitos consiguió el equipo. El CD Júpiter obtuvo durante esa década y media cinco títulos de Cataluña de segunda categoría y un título de España de segunda categoría también. Incluso en las temporadas 1934-1935 y 1935-1936 participó de pleno derecho en la segunda división nacional. Era sin duda uno de los equipos más importantes de Cataluña y poseía una hinchada el y numerosa. Con la llegada de la II República, el 14 de abril de 1931, el Júpiter recuperó gran parte de la personalidad que lo había caracterizado hasta entonces. Sin embargo, perdió sus colores, los gris y granate que había lucido casi desde su fundación. La zamarra pasó a ser verdiblanca a franjas verticales. ¿La razón? Que no se confundiera con la azul-grana del cada vez más popular Barcelona. Una imposición del poderoso, en realidad. En la primera mitad del año 1936 se celebró en Barcelona la olimpiada popular de los trabajadores y en ella el campo del Júpiter también tuvo un protagonismo estelar. La nal de la competición de fútbol se celebró en el campo Lope de Vega. Antes del pitido inicial los jugadores de los dos nalistas formaron en el centro del campo, y puño en alto cantaron a coro La Internacional. Pero el golpe de Estado fascista era inminente. Como hemos señalado anteriormente, los miembros del grupo de a nidad Nosotros habitaban casi todos en el barrio. Gregorio Jover, en el 276 de la calle Pujades; García Oliver, en el 72 de la calle Espronceda; Ascaso en San Juan de Malta y Buenaventura Durruti a un kilómetro escaso, en el barrio del Clot. El esperado golpe militar se produjo el 18 de julio. La noche del 18 al

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19 el piso de Jover se convirtió en el cuartel general del grupo, a la espera de que se produjese la salida a la calle de los fascistas. El Comité de Defensa de Pueblo Nuevo había requisado dos camiones de una fábrica textil. Los camiones se encontraban aparcados junto al campo del Júpiter. Desde el piso de Jover se veían perfectamente. Asimismo, el campo se encontraba completamente rodeado de militantes cenetistas armados. Según testimonios de la época recogidos por varios historiadores del movimiento obrero, la parte inferior de la tribuna del campo de fútbol se había convertido en un arsenal. Durante los meses anteriores al golpe de Estado parece ser que los obreros anarcosindicalistas, previendo la que se avecinaba, fueron almacenando armas bajo dicha tribuna. Es así como el campo del Júpiter se convirtió en Barcelona en el lugar clave y punto de encuentro para el inicio de la insurrección obrera contra el alzamiento militar. Hubo varios motivos para que tal cosa sucediera. Los miembros más importantes de la Federación Anarquista Ibérica (FAI) vivían en el barrio. A su vez un enorme número de cenetistas también habitaban en el mismo. Por último, era el lugar donde se encontraba el arsenal. A las cinco de la mañana del día 19 los militares comenzaron a salir a la calle. Los revolucionarios montaron una ametralladora en cada camión. Las sirenas de las fábricas comenzaron a sonar, llamando a la huelga general y a la insurrección. Se trataba de la señal para iniciar la lucha contra el fascismo. Los camiones arrancaron con la bandera rojinegra desplegada. Tras ellos, los obreros armados les seguían, cantando con fuerza sus himnos revolucionarios más queridos, A las barricadas (“Aunque nos espere el dolor y la muerte / contra el enemigo nos llama el deber. / El bien más preciado es la libertad / hay que defenderla con fe y valor. […]”) e Hijos del Pueblo (“En la batalla, la hiena fascista / por nuestro esfuerzo sucumbirá; y el pueblo entero, con los anarquistas, / hará que triunfe la libertad. […]”). Según historiadores que han escrito sobre los hechos, nunca antes dichos himnos tuvieron tanto sentido. La batalla se libró durante todo el día 19 y prosiguió la madrugada y la mañana del 20. Al mediodía del día 20 la sublevación militar había sido derrotada en Barcelona. Habían transcurrido tan solo treinta horas desde

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su inicio. Desgraciadamente, tras este triunfo incontestable de los revolucionarios, los golpistas se reorganizaron. En ello fue vital la inestimable ayuda de la Alemania nazi y la Italia fascista. También fue vital el mirar para otro lado de las “democracias” francesa y británica. Y de esta manera, vino lo que vino… Tras la derrota de 1939, la historia del Júpiter volvió en cierto modo a ser manchada. Como ya hemos dicho anteriormente, en este caso lo fue por la represión franquista, que eligió el lugar de nacimiento del equipo, el casi legendario Campo de la Bota, como el sitio ideal para asesinar todo atisbo de oposición a la dictadura. Asimismo, al retomar la competición en 1939, al club se le obligó a cambiar su nombre por el de Hércules. Cabría preguntarse si habrían tenido algo que ver Júpiter con la revolución y Hércules con la contrarrevolución. A veces las decisiones de los liberticidas son insondables. Aunque el nombre originario se recuperó en un espacio relativamente corto de tiempo, al club le esperaba un nuevo golpe. En 1948 el régimen franquista, por las razones que fueran, decidió demoler el campo de Lope de Vega. El histórico equipo fue trasladado a un nuevo lugar en el barrio de La Verneda. No representaba un cambio sin más, sino el abandono del barrio donde el club había nacido y crecido y donde su simbiosis con sus habitantes había alcanzado su máxima expresión. Sentimentalmente, para la gran mayoría de los hinchas del equipo fue un golpe muy duro de aceptar. Los escasos supervivientes, nonagenarios, de aquella época todavía lo recuerdan con tristeza. “Aquí, todo era Júpiter”, declaran con melancolía. Desde su efímero paso por la segunda división en las temporadas 1934-1935 y 1935-1936, el CE Júpiter siempre ha militado en divisiones inferiores, no pudiendo superar nunca la segunda división B. Durante la mayor parte de su trayectoria deportiva ha permanecido en el grupo V de la tercera división, el grupo de Cataluña. En algunas ocasiones incluso ha llegado a descender hasta el último escalón de los torneos territoriales. Como hemos podido comprobar hasta aquí, las evidencias de la muy fuerte imbricación entre el CE Júpiter, el barrio del Poblenou y el

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movimiento libertario son apabullantes. Todos los historiadores que se han preocupado del tema son unánimes en ese sentido, pero ¿qué opinan sus actuales dirigentes? Escrutando en la página o cial del club y en su historia, no hemos podido encontrar la más mínima referencia a tales hechos, ni siquiera una sola línea al respecto. La única referencia que desde el punto de vista político se subraya en la fundación y el devenir de la institución es su catalanismo. Se hace especial hincapié en ello, como si hubiera sido el solo objetivo de toda su existencia. Ni rastro de anarquismo. Probablemente es el signo de los tiempos actuales. Pero verdadera y objetiva historia, desde luego, no es.

RAYO VALLECANO DE MADRID (MADRID, 1924) Ya hemos hablado en el capítulo anterior dedicado al Júpiter, sobre la íntima relación que se generó entre el barrio del Poblenou de Barcelona y el equipo de fútbol que lo representaba. Si existe, a día de hoy, una relación similar barrio-equipo, esa es la del barrio de Vallecas, en el sureste de Madrid, y el equipo de fútbol emblema de dicho barrio: el modesto pero grande Rayo Vallecano. La trabazón existente entre el barrio obrero de Vallecas y su representante futbolístico es tan intensa que no podía dejarse de lado en este escrito en el que estamos intentando sacar a la luz y dar a conocer a los muchos clubes surgidos de las mismísimas entrañas del movimiento obrero de cualquier lugar. El 29 de mayo de 1924 se constituyó la Agrupación Deportiva El Rayo, primera denominación del club, en el domicilio de Prudencia Priego, a la que muchos adjudican el cariñoso apelativo de el Hada del Rayo, tal fue su dedicación a la causa rayista. Doña Prudencia se ocupaba de lavar las camisetas de los jugadores y guardar las pertenencias del equipo que tuvieran algún valor. Parece ser que en alguna ocasión incluso guardó en su pequeño jardín las porterías del campo de juego, no fuese que, debido al frío polar de uno de aquellos inviernos, a alguien se le ocurriese hacer leña y calentarse con los límites del gol. De la mano de la proclamación de la república, en 1931, se creó el

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Campeonato de la Federación Obrera de Fútbol. El Rayo fue uno de los equipos integrantes de la misma, e incluso en 1932 se proclamó campeón regional de primera categoría. El 18 de julio de 1936 se produjo el alzamiento militar contra la república y al nalizar la guerra en 1939 con la victoria fascista, el campo del Rayo pasó a ser un campo de concentración para los derrotados. Allí fueron encerrados, en condiciones miserables, cientos de vallecanos. Muchos de ellos eran sacados de madrugada en camiones y fusilados en las afueras de Madrid. No se sabe con exactitud la cifra de asesinados por los falangistas. Como en alguno de los casos precedentes, y alguno más que aparecerá en el transcurrir de este relato, el Rayo no fue creado especí camente por libertarios. Había algunos, sí, pero la mayoría eran obreros por su propia condición y no por un concepto de clase excesivamente desarrollado. De hecho, el primer presidente de la Agrupación Deportiva El Rayo fue el hijo mayor de Prudencia Priego que, a la sazón, era guardia civil en ejercicio. Si con algún otro equipo se podría comparar la trayectoria del club vallecano, ese sería el Sankt Pauli hamburgués. La aparición del anarquismo fue bastante posterior a la fundación del equipo. Vallecas era, en 1924, un municipio independiente y no fue hasta el año de 1950 en el que, por medio de un decreto-ley, el pueblo fue anexionado a Madrid como un barrio más de la capital. Siguiendo con la historia del Rayo, en una junta celebrada en los primeros años de la posguerra, en noviembre de 1947, se acordó rebautizar al club como Agrupación Deportiva Rayo Vallecano. Se acordó incluir asimismo el escudo del Ayuntamiento de Vallecas en el emblema del club. Durante, más o menos, sus cincuenta primeros años de existencia, el equipo compitió principalmente en la segunda y tercera división del fútbol español. No fue hasta la temporada 1976-1977 que, con el punto conseguido en la última jornada ante el Getafe Deportivo, pudo el equipo cumplir el sueño de doña Prudencia y sus primeros fundadores: el “Rayito” era de primera división. La relación del equipo con sus seguidores es muy estrecha. Sobre todo

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desde la creación, en el año 1992, de la peña de sus hinchas más eles y luchadores: Los bukaneros. Esta peña, que agrupa a varios cientos de irreductibles, se autode ne como antifascista y antirracista. En su seno, el porcentaje de socios especí camente anarquistas es considerable. De hecho, en alguna de las canciones de apoyo al equipo durante los partidos, estos seguidores rayistas se de nen a sí mismos como “los más anarquistas” del fútbol español. Y no solo son palabras, sino que llevan esas convicciones a la práctica, como en el caso del frustrado chaje del jugador ucraniano Zozulya. El tal Zozulya, cuando el club quiso charle, tenía una historia bastante oscura a sus espaldas. Existían pruebas más que su cientes de su querencia y pertenencia a la extrema derecha ucraniana. Los bukaneros difundieron el asunto, la a ción se enteró… y Zozulya no chó. Pero el caso Zozulya no es un hecho aislado en la implicada y antifascista trayectoria de los hinchas rayistas. Hay unos cuantos ejemplos más de su compromiso con la sociedad a la que pertenecen. El 29 de septiembre de 2010, el club en su totalidad se sumó a la huelga general convocada en España. No hubo entrenamientos y se cerraron las o cinas. Fue la manera de solidarizarse con toda la clase obrera que estaba sufriendo los efectos de la crisis que el sistema capitalista había organizado para dar una vuelta más de tuerca a los derechos de la clase trabajadora. Un comunicado de Bukaneros decía: “Hoy podemos decir orgullosos que con acciones como esta nuestro equipo representa los auténticos valores de un club obrero de verdad. Hoy sí podemos decir que el Rayo Vallecano es el orgullo de la clase obrera” (C. Muñoz, 2015). Y bien orgullosos que podían sentirse todos los a cionados rayistas de su equipo ante la tibia, por decirlo suavemente, reacción del resto de clubes y jugadores de la Liga española ante la huelga general. Un segundo ejemplo de la especi cidad del Rayo y su hinchada respecto a la conciencia social del equipo, comparada con la de los demás clubes de la Liga, se produjo con el caso de una anciana desahuciada de su piso de toda la vida porque su hijo, víctima de la crisis, no pudo seguir pagando al banco un préstamo que Carmen había avalado. Carmen Martínez Ayuso tenía 85 años y su desahucio fue uno entre miles. Su suerte fue que vivía en el barrio de Vallecas, que las redes 105

sociales cumplieron su función y que el equipo de Vallecas es el Rayo Vallecano. Ni más ni menos. El equipo se comprometió a pagar de por vida un alquiler a la anciana en el barrio en el que siempre había habitado. No mucho después, el equipo se puso de nuevo en pie para ayudar a su querido exguardameta Wilfred. Este sufría una enfermedad terminal, su destino no tenía remedio. El club en pleno se volcó para que su familia, desde Nigeria, pudiera viajar para despedirse de él. Es bien sabido que el actual fútbol profesional rinde pleitesía al poder del dinero y que prácticamente el cien por cien del negocio futbolero es de un mercantilismo extremo. El Rayo Vallecano, sin embargo, demostró que, sin ninguna otra razón más que la de remediar injusticias, es mucho más que un club. Eso que otros clubes repiten insistentemente, sin que tengan el más mínimo motivo para proclamarlo. El espíritu rayista está muy dentro de sus incondicionales de toda la vida y empapa inevitablemente a los técnicos y jugadores que ocasionalmente de enden el emblema. Muestra de ello son las frases que algunos de sus últimos entrenadores han dedicado al club. Según José Ramón Sandoval, “entrenar al Rayo fue hacer un master de la vida”.Y según Paco Jémez: “En el Rayo se recibe mucho más de lo que se da”. La grada del campo de Vallecas en un partido cualquiera, con sus pancartas y reivindicaciones sociales, no se parece en nada a las gradas de los otros equipos. Sobre todo, el fondo en el que se ubican los bukaneros, en el que se leen consignas como: “Lucha obrera, huelga contra el capital”, “No son suicidios, son homicidios. Bancos culpables, políticos cómplices. Stop desahucios”, “Si el capitalismo no tiene salida, no te quites la vida. Uníos hermanos proletarios”, “Contra el racismo, la represión y el fútbol negocio. Rayo nunca caminarás solo”. Todos aquellos que proclaman y repiten ese lugar común que dice: “No hay que mezclar el fútbol con la política”, deberían replanteárselo seriamente al reparar en que existe un club llamado Rayo Vallecano. Evidentemente, el siguiente paso a este tipo de convicciones de los hinchas del Rayo Vallecano es su criminalización. Su criminalización en los llamados “medios de comunicación”. En un artículo tendencioso del periodista F. Javier Barroso, titulado

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“El repunte de los ultras” (2014), mide por el mismo rasero a los hinchas del Rayo —a los que tilda de “ultras”, por supuesto—, y a los izquierdistas en general, con los cabezas rapadas fascistas de la ultraderecha. Para este señor no existen diferencias apreciables. La moraleja del artículo es la socorrida estupidez de que “Todos los extremos son iguales”. He aquí algunas reparaciones que se pueden hacer al artículo de Barroso, y que probablemente él, en su “equidistancia”, no ha apreciado, son: —Los ultraderechistas se caracterizan por asaltar librerías y centros culturales, como hicieron con el Centro Cultural Blanquerna de la calle Alcalá el 11 de septiembre de 2012, porque consideraban que se celebraba en él un acto independentista. —Los ultraderechistas apuñalan a los “guarros”, como ellos los denominan (todos los que no están de acuerdo con su ideología fascista), porque no les gustan. Como ocurrió en la agresión del 31 de diciembre de 2013 en el bar Río Duratón de la calle San Epifanio, en la que resultaron apuñaladas tres personas, una de ellas muy grave. —Los ultraderechistas llegan a asesinar a seguidores del equipo contrario. Como por ejemplo Ricardo Guerra, neonazi del grupo Bastión del Frente Atlético, que el 8 de diciembre de 1998 clavó una navaja en el corazón a Aitor Zabaleta, hincha de la Real Sociedad, que había llegado a Madrid con el único propósito de animar a su equipo. Y, sin embargo, los libertarios y revolucionarios vallecanos… —Se manifestaron, codo con codo, con los obreros en la huelga general del 14 de noviembre de 2012. —Luchan en su barrio día a día contra los desahucios criminales del sistema capitalista. —Se sumaron con energía a la protesta “Rodea el Congreso” del 25 de septiembre del año 2012. Protesta que iba dirigida contra las elites políticas, contra la crisis económica que machacaba a los más desfavorecidos y contra la política represora del Partido Popular. Pero probablemente todas estas diferencias de actitud y de pensamiento, básicamente éticas en de nitiva, no parecen ser de excesiva importancia para el autor de dicho artículo. Así nos va con una gran

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mayoría de los medios de comunicación. En 1991 prácticamente casi todos los clubes tuvieron que convertirse en sociedades anónimas. Si hubo un club al que tal decisión le afectó, ese fue el Rayo. Un personaje como el empresario Ruiz Mateos, envuelto en innumerables pleitos y corrupciones, compró la mayoría de las acciones y se convirtió en el dueño del club. El equipo más obrero se convirtió en propiedad de uno de los capitalistas más destacados de España. Al poco tiempo, Ruiz Mateos colocó a su mujer como presidenta del mismo. Algo más tarde, el estadio pasó a llamarse Teresa Rivero, el nombre de la presidenta. Para el señorito jerezano el club era como uno de sus cortijos. La época de los Ruiz Mateos como propietarios del Rayo Vallecano duró dos décadas, desde 1991 hasta el año 2011. A principios de dicho año un grupo de a cionados arrancó y borró el nombre Teresa Rivero del estadio. Unos meses después, tras el cambio de propiedad del club, al vender los Ruiz Mateos todas sus acciones (el 98 por ciento), se celebró un referéndum, como no podía ser de otra manera en el caso rayista, para elegir la nueva denominación del estadio. El campo recuperó su nombre, Estadio de Vallecas. Existe otra interesantísima iniciativa barrial que fue lanzada por primera vez el 12 de julio de 2014, y publicada en Vallecas VA (el periódico digital que se ocupa del barrio): la Liga de Fútbol Popular de Vallekas. La carta de presentación decía así: En un barrio como Vallekas, donde la mitad de la juventud se encuentra en desempleo, sin cobrar el paro, viendo que no tenemos futuro ninguno y que para jugar al fútbol hay que pagar unos 600 € de una liga municipal, nos vemos en la obligación de tomar la iniciativa y crear una liga de fútbol popular. Tenemos la ilusión de recuperar el espíritu de Vallekas, que no se rinde ante las di cultades, que no se calla y que quiere dar ejemplo al resto del mundo, hacerle entender que con el trabajo colectivo y autogestionado somos capaces de todo. Que si no tenemos para cine, para teatro, para jugar un campeonato de fútbol… no os preocupéis, ¡que lo vamos a crear! Tenemos un problema común y la solución será colectiva. Ha de ser una liga participativa en la que todas las personas la hagan suya para que salga adelante y que mejore con el tiempo. Ha de ser también una liga rebelde y reivindicativa, ya que todos queremos jugar en unas pistas de la mejor calidad posible, que funcione la iluminación, que no se nos pire el balón por las rejas rotas,

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etc… Y luchar para que todas las personas tengamos acceso a los polideportivos públicos y piscinas municipales. Con la reivindicación de un abono gratuito para los jóvenes y las personas que se encuentren en desempleo. Y tiene que ser la hostia: Un espacio deportivo, rebelde y alegre. Que se vea que somos obreros. ¡Que se note que somos de Vallekas! (“LFP: Liga de Fútbol Popular”, 2014).

En la trayectoria deportiva del Rayito, a pesar de su modestia económica, no han faltado las guras deportivas que, antes o después, han pasado por sus las. Aunque parezca increíble, jugadores como Fernando Morena, Laurie Cunningham, Hugo Sánchez, Toni Polster o Diego Costa han militado en el equipo. Todos ellos, por las circunstancias particulares que fueran, han sido rayistas. Y probablemente, algunos de ellos incluso así lo manifestaron, la impronta del Rayo Vallecano les produjo una huella indeleble. Es también necesario mencionar que existe algún que otro grupo musical íntimamente unido a la trayectoria del equipo. Tal es el caso del muy conocido conjunto de ska punk, reggae y punk rock Ska-P, nacido en Vallecas en 1993. Todas las letras de sus canciones se caracterizan por su oposición frontal al capitalismo, fascismo, sionismo, imperialismo e Iglesia católica. Asimismo, han dejado bien claro en sus composiciones, su apoyo y solidaridad hacia el ecologismo, el anarquismo, la lucha del pueblo palestino, el movimiento zapatista y hacia muchas otras causas. Su canción dedicada exclusivamente al Rayito dice en dos de sus estrofas: Nosotros venimos de un barrio obrero de Madrid: ¡De la República de Vallekas! Y allí hay un equipo de fútbol humilde, Estamos con todas las a ciones… ¡Antifascistas! […] Somos los hinchas, más anarquistas, los más borrachos, los más antifascistas. Nuestro Rayito revolucionario, todos los fachas: ¡Fuera de mi barrio! 2

A grandes rasgos, todo lo anteriormente descrito, y algunas cosas más, son la esencia del pequeño gran Rayo Vallecano.

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CAPÍTULO 12

FRANCIA

RED STAR FC (PARÍS, 1897) Fundado en 1897 con el nombre de Red Star Club Français y debido a la desaparición paulatina de la mayoría de sus coetáneos, el Red Star FC es uno de los decanos del fútbol francés. En el transcurso de su larga y azarosa historia, el Red Star ha cambiado en varias ocasiones de denominación. Tal es el caso durante las décadas de los años cuarenta y cincuenta del pasado siglo, cuando el club ya estaba asentado en SaintOuen y su denominación era la de Red Star Olympique Audonien. En cualquier caso, el nombre de Red Star, que es como popularmente siempre se le ha conocido, nunca ha variado. A lo largo de su extensa trayectoria, el Red Star ha estado casi siempre alternando el profesionalismo con el amateurismo. El equipo ha competido en la primera división en 19 ocasiones y en la segunda, en 35. El resto de las temporadas ha permanecido en divisiones inferiores y, por lo tanto, no era un club profesional. Su último ascenso a la Ligue 2 se produjo en la temporada 2014-2015. Dicho ascenso fue muy celebrado, no solo por sus seguidores, sino por la mayoría de los amantes y románticos del mundo del fútbol. Sin embargo, al equipo no se le dejó utilizar el viejo estadio Bauer al no recibir la homologación federativa de la FFF para poder jugar en la segunda división. En la temporada 2015-2016 fueron obligados a disputar sus partidos en Beauvais, a 90 kilómetros de distancia de París, y en la 2016-2017, en el impersonal y frío estadio Jean Bouin. Al nalizar dicha temporada el equipo volvió a bajar a National. La década más brillante del club fue, sin lugar a dudas, la de los años

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veinte, los llamados “felices veinte”. Y lo fueron realmente. El equipo consiguió cuatro campeonatos de Copa de Francia. Sin embargo, la irrupción del profesionalismo a inicios de los treinta fue un duro golpe para el club. Aun así, en 1942 el club consiguió su quinta Copa de Francia. En la alineación del Red Star que logró el éxito guraba como defensa el más tarde celebérrimo entrenador Helenio Herrera, creador del catenaccio, que jugó en el equipo durante dos temporadas. Fue el único título de HH en su carrera como jugador. Aparte de don Helenio, unos pocos años antes, desde 1936 hasta 1939, una auténtica leyenda del fútbol argentino y mundial había formado parte también del equipo. Se trataba del incomparable Guillermo Stábile que había sido contratado como jugador en 1936 y en su segunda y tercera temporada compatibilizó las funciones de jugador y entrenador. Stábile participó en 66 partidos con el Red Star, marcando la friolera de 98 goles. Respecto a los a cionados, la masa de seguidores del Red Star es inequívocamente de izquierdas. Antifascistas, antirracistas, feministas, anarquistas y comunistas pueblan las gradas del modesto y viejo estadio Bauer cada n de semana. Según distintos relatos y escritos sobre el equipo, la preponderancia de los comunistas parece haber sido la de mayor peso a lo largo de la existencia del club. Tanto es así que el estadio lleva el nombre del doctor Jean Claude Bauer, un médico comunista que participó en la resistencia y fue fusilado precisamente, y según dicen, en la calle donde hoy se encuentra el estadio. Pero probablemente, el máximo mito de los hinchas del club es el joven obrero y jugador del equipo Rino Della Negra, a quien todos los años se le rinde homenaje. Rino Della Negra, aunque nacido en Francia, era hijo de un refugiado italiano que había huido del fascismo. Jugó como centrocampista, e incluso como guardameta, en el Red Star en los años 1942 y 1943. Rino se unió al grupo internacional de la resistencia que formó el guerrillero armenio Missak Manouchian. Durante una acción contra un contingente nazi, Rino fue herido y apresado. Al día siguiente fue fusilado en Mont Valérien, lugar situado al oeste de París, donde los alemanes ejecutaban a los resistentes. Tenía 20 años. La grada a la que acuden los

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incondicionales del equipo lleva su nombre. Con todas las tendencias de izquierda que componen los seguidores del Red Star, lo que es a todas luces incuestionable es que la masa social del equipo es integralmente obrera. Sin embargo, el origen del club no fue precisamente obrero… El Red Star Club Français fue fundado en un café parisino por el abogado Jules Rimet. El mismo Jules Rimet que más tarde se convirtió en presidente de la Federación Francesa de Fútbol y de la FIFA y que fue el principal promotor de la creación de la Copa del Mundo. De hecho, al trofeo de la Copa del Mundo se le denominó Copa Jules Rimet hasta 1970. Según varios testimonios, el nombre inglés del club se debe a Miss Jenny. Miss Jenny era una empleada de la familia Rimet y cuando Jules requirió su opinión para poner nombre al nuevo equipo, la señorita Jenny contestó al instante: Red Star. A Jules Rimet le encantó el nombre y así es como fue bautizado. En realidad, el nombre es una referencia a la Red Star Line que era la línea marítima que utilizaba la señorita Jenny para cruzar el canal de la Mancha en sus viajes entre París y Londres. El equipo comenzó jugando en el mismo centro de París, en el Campo de Marte, justo al lado de la Torre Eiffel. Tan privilegiada ubicación no duró demasiado, como era de suponer. La especulación inmobiliaria hizo que el club se tuviera que trasladar en el año de 1909 a la zona de SaintOuen. Y en Saint-Ouen permanece el club desde aquellos ya remotos inicios del siglo XX. Fiel a su concepción del fútbol, la actuación de los integrantes y seguidores del equipo gura asimismo en lugar destacado durante el estallido revolucionario de Mayo del 68. El Red Star se alineó con los atletas que lanzaron la consigna “El fútbol para los futbolistas”. Dicha consigna imitaba otras similares, emitidas por los obreros y por los estudiantes libertarios. Entre los que encabezaron la toma del edi cio de la Federación Francesa de Fútbol, que se prolongó durante cuatro días, destacaban dos jugadores del Red Star André Merelle y Michel Oriot. Aunque muchos de los conceptos del torrente de ideas que produjo el Mayo francés permanecieron, lo cierto es que en 1969 el orden burgués había vuelto a tomar el mando. Con matices, sí; pero el poder había

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retornado a sus manos. Y esto afectó al fútbol parisino también. De repente, las elites parisinas constataron que París no tenía ningún equipo de fútbol en primera división. ¿Cómo era posible que en el país más centralista de Europa, su capital no tuviera un club de fútbol en primera división? Y se pusieron manos a la obra para subsanar la incongruencia. Evidentemente, apropiarse del Red Star no era una opción. Nadie hubiera comprendido que de un club “rojo” pudiera surgir el representante de la burguesía parisina. Era preciso fundar un nuevo equipo. Y así, en 1969, nació el Paris FC. En un principio, los fundadores intentaron absorber al Sedan y tener de este modo plaza asegurada en la segunda división, pero el plan falló al no aceptar los sedaneses la componenda. Poco importó el pequeño revés: las elites estaban dispuestas a tener su club y lo tendrían. En 1970 el París FC consiguió fusionarse con el Stade Saint-Germain, un club de larga historia, fundado en 1904. Tan solo cuatro años más tarde, en 1974, el Paris Saint-Germain FC ya estaba compitiendo en la Ligue 1. Evidentemente, el nuevo club no iba a jugar en Saint-Germain-enLaye, donde jugaba el Stade Saint-Germain, el nuevo club jugaría en pleno centro de París, en el Parque de los Príncipes. Las elites ya tenían su equipo y su campo. No todos los que formaban el Paris Saint-Germain FC estaban de acuerdo con la forma de gestionar el club por parte de sus dirigentes y al poco tiempo se produjo una escisión. Dicha escisión siguió utilizando la denominación original, es decir París Football Club. El París FC ha participado en tres ocasiones en la primera división y en diez en la segunda. El resto de su singladura ha jugado en las divisiones inferiores. En cierto modo se ha convertido en un compañero de fatigas del Red Star, con quien ha coincidido durante innumerables temporadas en diferentes divisiones, tanto profesionales como amateurs. Sin embargo, y lamentablemente para los amantes reales del deporte del balón, el PSG FC acapara toda la escena del fútbol parisino. Los demás son meros adláteres que simplemente hacen bulto, aunque algunos de ellos tengan una historia centenaria.

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En el año 2012 el Paris Saint-Germain FC pasó a ser propiedad absoluta de la Qatar Investment Authority. El club está programado para ganarlo todo. En el otro lado de la barrera, el peculiar presidente del Red Star FC, el productor cinematográ co Patrice Haddad, aboga por “la emancipación antes por la cultura que por la política” y sostiene que su club enarbola en primer lugar los valores de “la integración y la diversidad”. Según Haddad, siempre habrá una categoría de jugadores que están en el mercado y comprenderán la frugal y romántica losofía del club. La diferencia de los presupuestos, en el año 2018, entre el Red Star y el PSG es sencillamente obscena. 4’5 millones de euros, por un lado, frente a los más de 500 por el otro. Esta situación lleva a decir a Patrice Haddad que lo que más anhela en sus sueños es la celebración de un derbi parisino en primera división entre el Red Star FC y el Paris Saint-Germain FC. “Más que un derby futbolístico, el partido sería un derby de valores”, concluye Haddad.

MÉNILMONTANT FC 1871 (PARÍS, 2014) Consecuencia del enorme rechazo que produce entre cientos de miles de a cionados de todo el mundo la deriva mercantilista y de negocio del fútbol actual, ha sido la aparición de lo que se ha dado en llamar “fútbol alternativo”. Principalmente durante las dos primeras décadas del presente siglo, la creación de nuevos equipos impulsados por a cionados que desprecian el actual fútbol ha sido espectacular. Al mismo tiempo también, y por norma general, el funcionamiento de estos equipos de entusiastas futboleros es autogestionario. Todas las decisiones se toman en asamblea y tanto vale el voto del mejor jugador del club como el del último seguidor. El Ménilmontant FC 1871 es uno de ellos. Ya en su escudo adivinamos las convicciones de los fundadores del club. En el centro del mismo un galeón —como en el escudo de París— con dos mástiles y sus dos velas, una roja y otra negra. En la parte inferior, dos cañones que representan a la Comuna. En la parte superior

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la fecha de la revolución libertaria parisina, 1871. Los colores de la equipación deportiva tampoco generan ninguna sorpresa. Zamarra roja, calzón negro y medias negras. Pero pasemos a transcribir la presentación que los componentes del club hacen de sí mismos: El MFC 1871 (Ménilmontant Football Club 1871) es un club de fútbol autogestionado cuyo principal objetivo es el de reunir individuos que compartan los mismos valores del fútbol, como la solidaridad y la colectividad. El MFC 1871 se opone a las realidades actuales del fútbol moderno, como la omnipresencia del dinero, la seguridad excesiva en los estadios o la represión de los a cionados. Más allá de nuestro amor por este deporte, somos mujeres y hombres unidos por el rechazo hacia todo tipo de discriminación, ya sea basada en el género, la clase social, la religión o incluso la orientación sexual. El MFC funciona de forma autogestionada: todos los miembros tienen el mismo poder de decisión tanto si son jugadores como a cionados. ¿Por qué Ménilmontant Football Club 1871? Para empezar porque Ménilmontant es uno de los pocos barrios populares y multiculturales que quedan en París, a pesar de los intentos de gentri cación por parte de un ayuntamiento burgués. No todos vivimos allí, pero allí nos encontramos en un contexto de lucha social, como la que se lleva a cabo contra el racismo, la homofobia, la violencia policial o a favor del derecho a la vivienda. También porque la fecha de 1871 es una fecha simbólica para nosotros: la de un París rebelde, popular y desa ante al orden burgués durante la Comuna de París. El club está abierto a todos sin importar su nivel, origen, género, nacionalidad o religión. No dudes en contactar con nosotros si quieres involucrarte y dar vida a este proyecto (“Ha nacido el MFC 1871”, 2014).

El MFC 1871 comenzó a competir en la división 14, la última del sistema francés, como todo club que comienza su andadura futbolera, no como los acaudalados del PSG. A los dos años, en 2016, el MFC 1871 consiguió el ascenso a la división 13 y está en camino de un nuevo ascenso hacia la 12. Estos ascensos, a pesar de que deportivamente son muy grati cantes, plantean un cierto problema a los integrantes del joven club. Dice Julie, una de las fundadoras del equipo y enfermera de profesión: Desde el principio, decidimos competir en el campeonato o cial, a pesar de los pesares. Existen algunos clubes antifascistas que no lo hacen, pero nosotros

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preferimos jugar en un campeonato institucional para que nuestro proyecto alcance al mayor número de personas. […] El fútbol puede ser una manera de enganchar a la gente a la política. Es un enlace social bastante importante. Es un deporte colectivo. Es un deporte popular. […] Yo, la verdad, casi pre ero que nos quedemos en las divisiones inferiores, que podamos hacer lo que nos gusta, antes que estar en la CFA o en la Nacional y tener que rendir cuentas (Castelliti, 2017: 3 y 6).

La parte más importante, tanto del MFC 1871 como de clubes similares, es que integran las luchas sociales contemporáneas en el universo del fútbol y las hacen suyas. Para todos ellos el sentido de justicia y libertad está por encima de cualquier otra consideración. En sus partidos, aparte de las banderolas negras y rojinegras, se pueden ver ondeando banderas palestinas y de otros pueblos masacrados. Incluso aparece alguna bandera pirata como entre los hinchas del Sankt Pauli. En junio del 2016 el MFC 1871 organizó un torneo como homenaje a Clément Méric, el a cionado del Red Star FC que formaba parte de la grada Rino Della Negra y fue asesinado por cabezas rapadas pertenecientes a la ultraderecha. Varios equipos alternativos se dieron cita para dejar claros sus valores políticos y sociales comunes, lejos del simple espíritu competitivo del juego. Como se ha señalado anteriormente, el MFC 1871 rehúsa solicitar cualquier tipo de subvención, a la que probablemente tendrían derecho, para preservar su independencia. El equipo se mantiene a nivel económico gracias a la venta de camisetas, bufandas y gorras. Asimismo sus miembros colaboran con una cuota de 10 euros mensuales, pero únicamente aquellos de entre ellos que pueden afrontarla. En una entrevista en Lundi Matin de 21 de noviembre de 2016 con el periodista Jules Crétois, Alex y Margot, miembros fundadores también del MFC 1871, responden a algunas de las preguntas formuladas de la siguiente manera: Nuestra visión del fútbol es múltiple. El fútbol es un deporte como tal, pero también un lugar de encuentro, de intercambio, de convivencia y de pasión. No nos identi camos nada con las actitudes de los ultras y los hooligans habituales, aunque sí es cierto que para animar al equipo y divertirnos un poco más, utilizamos botes de humo de colores, bengalas, confetis y otros artilugios propios de los partidos de fútbol […]. “La FIFA es la oligarquía futbolística por excelencia.

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Burócratas de aquí y de allá que detentan cada vez más poder, más dinero y que mercadean con el fútbol y sus valores. Al nal, todos estos señores convierten al fútbol en detestable (Crétois, 2016).

Tanto en el terreno de juego como fuera de él, el militantismo de los componentes del equipo no se limita a los eslóganes. Al formar parte de la Acción Antifascista París Banlieue, el club organiza colectas de ropa para los refugiados y se ha movilizado muchas veces ante los tribunales en defensa de sus jugadores sin papeles amenazados de expulsión. Asimismo, para implantarse de manera duradera en el barrio y crear una verdadera interrelación social con sus habitantes, los integrantes del club tienen una serie de proyectos en mente, como por ejemplo la ayuda escolar para los niños más desfavorecidos. Finalmente, para seguir adelante, no desfallecer y contagiar su entusiasmo a otros grupos, los componentes del Ménilmontant Football Club 1871 tienen una divisa: “Creer en lo que se hace”.

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CAPÍTULO 13

INGLATERRA

CLAPTON FC (LONDRES, 1878) Y CLAPTON COMMUNITY FC (LONDRES, 2018) Como algún que otro club del cual ya hemos escrito la reseña en páginas anteriores, el Clapton FC no es un club fundado por anarcosindicalistas, aunque sí es un club fundado por obreros. De hecho, en las islas británicas muchos clubes de fútbol fueron fundados por trabajadores. Probablemente, hilando un poco más no, se podría decir que la mayoría dichos clubes fueron fundados por los patronos de dichos trabajadores. Ya hemos visto en uno de los primeros capítulos de este libro que, al comprobar la gran aceptación del nuevo deporte por parte de la clase obrera, muchos patronos de las grandes factorías británicas se apresuraron a promocionar el fútbol y crear equipos representativos de sus empresas, en aras de una mayor competitividad ante otras empresas. De una mayor competitividad entre empresas y de la creación, entre los obreros, de una especie de orgullo de marca. También es cierto que el movimiento obrero anarcosindicalista no llegó a adquirir en Gran Bretaña las cotas de seguimiento que alcanzó en otros países de la Europa continental. Pues bien, a pesar de no ser un club creado por libertarios, pensamos que el Clapton FC y su a ción acumulan méritos su cientes para gurar entre esta relación de equipos que estamos enumerando. Esos méritos son debidos principalmente a su singular y más que centenaria historia y a su trayectoria en la última década del presente siglo. Hemos de añadir que el Clapton FC es uno de los primeros equipos que surgieron en las islas británicas y que su terreno de juego, The Old

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Spotted Dog Ground, es el campo de fútbol más antiguo de Londres. La fundación del club fue fruto de la unión de tres clubes barriales que en 1877 disputaban sus partidos en Hackney Downs, zona situada en la parte sur de Clapton. En 1888, ya en The Old Spotted Dog Ground comenzó a competir en la FA Cup y en 1890 se convirtió en el primer club británico en jugar un partido en Europa continental, derrotando por 7 a 0 a un equipo belga en Amberes. Durante el primer cuarto del siglo XX el Clapton FC conquistó cinco títulos de la FA Amateur Cup y dos Isthmian League (liga de la que habían sido fundadores y que englobaba a los equipos de Londres y del sudeste de Inglaterra). Incluso tres de sus jugadores fueron seleccionados para el equipo nacional inglés. En el transcurso de los años posteriores el Clapton FC siguió compitiendo en la Isthmian League, a veces en la primera y a veces en la segunda división. Incluso tuvo dos o tres interesantes participaciones en la FA Cup. En una de ellas fue eliminado en tercera ronda por el Swindon Town y se da la circunstancia de que el partido tuvo que celebrarse en el campo del vecino de la primera división profesional, West Ham United FC, pues el encuentro atrajo a una multitud de 27.000 espectadores. El Clapton FC siempre se mantuvo como equipo a cionado. Nunca quiso intentar convertirse en profesional. Desde sus orígenes el Clapton FC ha sido un club de sus miembros. Al mismo tiempo, la comunión del equipo con el barrio del que había surgido era realmente fuerte. Rodeado de equipos poderosos, el club siempre tuvo que luchar denodadamente por mantener su rincón. Y lo consiguió. Pero todo acabó con el cambio de milenio. En un boletín llamado Clapton News, que publican con cierta regularidad seguidores del club, y con fecha de 28 de mayo de 2018, se explica su extraña y oscura venta en noviembre del año 1999. En dicha fecha, una compañía llamada Knights Securities plc llegó a un acuerdo para comprar el Clapton FC por la cantidad de 63.200 libras. Parece ser que se emitió un cheque por dicha cantidad rmado por un tal Vincent McBean. Este punto sin embargo todavía está en disputa (el asunto lleva varios años en los tribunales), pues muchos creen que el pago jamás se

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realizó. Tras la toma de posesión del señor McBean y sus asociados, los activos del club fueron transferidos a una nueva compañía creada para la ocasión y que fue bautizada como Clapton Members Club. El nombre de la compañía resultó ser bastante irónico ya que todos los miembros pertenecientes al club hasta antes de su venta fueron ignorados y dejados de lado. Siete meses más tarde, los asociados del señor McBean en la empresa Knights Securities plc vendieron la compañía Clapton Members Club al mismo señor McBean. ¿El precio? 4.800 libras. Ese fue el último acto de Knights Securities plc antes de desaparecer de nitivamente. Desde aquella fecha, Vincent McBean se convirtió en el dueño y señor del Clapton FC y no se han admitido nuevos socios con la excusa de una nueva “reestructuración”. Reestructuración que todavía sigue vigente. El Clapton FC llegó a alcanzar, en la primera década del siglo XXI, el punto más bajo de sus, entonces, 130 años de historia. Estaba en el pozo. Durante esa década la asistencia de a cionados a los partidos del equipo no superaba los 25 espectadores. Pero en 2012 todo cambió. Una nueva llama surgió y volvió a dar fuerza al equipo. A nadie le gustaba el rumbo que había tomado el club tras su compra por parte de McBean, pero a n de cuentas era su equipo, el equipo del barrio. La llama fueron los Clapton Ultras. Los Clapton Ultras son un grupo único en el país. Su unicidad va mucho más allá de su ruidoso apoyo al equipo con cánticos, banderas, pancartas y bengalas. Detrás de todo eso hay una clara posición política de izquierdas y una bien de nida conciencia social. Características absolutamente atípicas en el actual fútbol inglés. Los Clapton Ultras se declaran abiertamente antifascistas, apoyan a los refugiados, organizan colectas de ropa y alimentos y combaten con rmeza el racismo y la homofobia. En palabras de uno de sus miembros: “Somos un grupo que se reúne por una pasión por el fútbol popular y por una ideología política. […] El grupo es un punto de encuentro en el que todos juntos podemos crear una realidad que nos gusta; es una oportunidad para socializarnos a través del fútbol y luchar por una causa”. (Mosquera, 2018: 2). Aunque entre sus componentes los ingleses son mayoría, existe una

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buena parte de extranjeros en sus las. Los españoles, italianos, polacos y griegos son numerosos entre ellos. Además de animar al equipo y estar involucrado en causas sociales, el grupo tiene planteada una interminable batalla legal contra la dirección del club, sobre todo porque hay algo que les ronda en la cabeza: “Nuestro campo está en una zona en la que se está invirtiendo bastante. Se han derribado muchos edi cios para construir nuevos bloques de apartamentos. El suelo está muy cotizado y es por ello que creemos que McBean podría vender el terreno del campo a alguna constructora” (Mosquera, 2018: 2). En esta batalla sin cuartel McBean ha llegado a tomar decisiones delirantes. Como asevera James Doe, creador del conocido blog The London Football Guide: “El club ha convencido a varios equipos para que no dejen entrar a su propia a ción, algo que nunca se había visto” (Mosquera, 2018: 2). La excusa, evidentemente, es que los a cionados del Clapton FC son peligrosos y violentos activistas de extrema izquierda. Se trata de una criminalización de los mismos, en de nitiva. Nada nuevo. A pesar de tales artimañas, los hinchas seguirán litigando con la dirección, porque, como dice James: “El objetivo a largo plazo es hacer que el club pertenezca a la a ción y viva por y para su comunidad” (Mosquera, 2018: 2). En cualquier caso, lo cierto es que tras la aparición de los Clapton Ultras la asistencia a The Old Spotted Dog Ground pasó de 20 o 25 a cionados por partido a más de 300, y llegó incluso a los 800 espectadores en algunas ocasiones especiales. En algunas de las fotos tomadas en estos partidos, a las que hemos tenido acceso, se pueden ver nítidamente las banderolas que descansan en los límites del terreno de juego. Una de ellas es la bandera rojinegra de los anarcosindicalistas, y sobre ella aparecen las siglas del club CFC con dos martillos cruzados bajo las mismas. En otra se pueden observar dos banderas, una roja y otra negra, circunscritas en un aro negro en el que se puede leer: “ANTIFASCHISTISCHE”. Por n, una tercera parece representar a la parte feminista de los Clapton Ultras, pues en la banderola se pueden ver claramente las palabras “Ultra Feminists”. A pesar de todo este entusiasmo y de la voluntad de los seguidores de participar en el desarrollo del club, la administración del mismo rechazó

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cualquier tipo de colaboración, insistiendo en que la admisión de nuevos miembros estaba “cerrada por reestructuración”, excluyendo, de este modo, la contribución de la comunidad a su club y desa ando así los propios estatutos del Clapton FC. A principios de 2017 se supo que Vincent McBean había colocado el viejo terreno de juego The Old Spotted Dog en situación administrativa de “liquidación voluntaria de sus miembros”, alegando cuantiosas deudas. Precisamente, tras cinco años en los que la recaudación de taquilla había sido la mayor, con diferencia, de la categoría. Ante el grave peligro de desaparición que corría el terreno de juego más antiguo de Londres, los seguidores decidieron que era necesario tomar medidas urgentes para preservar el histórico legado del Clapton FC. Y así, en febrero de 2018, los amantes incondicionales del equipo tomaron en asamblea la decisión de crear el Clapton Community Football Club. Decidieron asimismo que la a liación al mismo estaría abierta a cualquiera que quisiera ayudar al equipo con su pequeña contribución. De esta manera desde cualquier lugar del mundo se puede ser partícipe del histórico Clapton, un equipo propiedad de sus seguidores y de la comunidad a la que pertenece. El Clapton CFC compite ahora en la Middlesex County League y juega sus partidos como local en Wadham Lodge, no lejos de su añorado campo de The Old Spotted Dog Ground. Con motivo de la confección de una segunda camiseta para los partidos a jugar en campo contrario, Robin, Tom y Paul, miembros del Clapton CFC, explican la iniciativa y su desarrollo en un artículo publicado en el diario The Guardian con el siguiente título: “Clapton CFC: Cómo nuestra camiseta antifascista encontró una audiencia global”, y como subtítulo: “Nuestra equipación para los encuentros fuera de casa es un tributo hacia la República Española y una re exión sobre los valores de nuestro club. La respuesta a nuestra iniciativa muestra que dichos valores todavía resuenan globalmente”. Entresacaremos a continuación unos cuantos párrafos de dicho artículo: No hay nada especialmente innovador respecto a camisetas de fútbol conmemorativas. La atención que el Clapton Community Football Club ha recibido por nuestro tributo a las Bridadas Internacionales forma parte de una reciente

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tradición de clubes que utilizan su medio más visual para apoyar distintas causas […]. A nales de esta primavera nuestro club, Clapton CFC, convocó un concurso entre sus trescientos y pico miembros para proponer diseños de camisetas para la equipación del equipo en los desplazamientos. Se presentaron 16 ideas y la ganadora fue la inspirada por los colores de las Brigadas Internacionales y la bandera de la República Española. […] En Londres existen 20 monumentos y placas que conmemoran a aquellos londinenses que marcharon para defender a la República en la guerra civil española. Uno de ellos, una modesta placa, se encuentra en un parque cercano al hogar espiritual de los hinchas del Clapton, el The Old Spotted Dog Ground en Forest Gate. En el presente los a cionados del Clapton no aparecen por allí por desacuerdos con el jefe ejecutivo del club que ha iniciado un procedimiento para vender parte del terreno”. […] Esta actitud ha causado que los hinchas y los miembros de toda la vida del club hayan decidido romper. […] Tras el concurso contactamos con nuestro suministrador de equipaciones para el equipo. Se trata de una empresa italiana, sin ánimo de lucro, sita en Caserta. Confeccionan uniformes para equipos de fútbol popular que tengan como principio combatir el racismo, el fascismo y la desigualdad. […] Todo este proceso fue iniciado por los a cionados, organizado por la comunidad y plenamente democrático. Los valores del mismo fueron los ideales de la República Española, aunque quizá nosotros no éramos muy conscientes de ello en el momento. Estábamos poniendo en práctica, de alguna manera, los ideales representados por los colores que habíamos adoptado. […] El Clapton CFC está organizado como una cooperativa. Cada miembro tiene la misma participación y el mismo voto. No existe ningún tipo de jerarquía. […] Tras nuestro primer partido con la nueva zamarra, una foto de dos de nuestros jugadores celebrando un gol adquirió en las redes una atención desproporcionada, sobre todo en España. Para un equipo que se encuentra en el nivel 12 del fútbol inglés fue abrumador. De repente formábamos parte de un movimiento internacionalista. […] Probablemente la razón por la que la nueva camiseta del Clapton CFC resuena ahora más que otras de equipos de per l muy superior, se debe al momento de su producción. Los ideales de las Brigadas Internacionales y de la República Española son cada vez más relevantes, como se puede ver por recientes sucesos a lo largo y ancho de Europa con la subida en el apoyo popular de la extrema derecha (Robin, Tom y Paul, 2018).

En lo que están actualmente apurados en el club es en la fabricación de camisetas. La demanda de la zamarra roja, amarilla y morada es enorme, sobre todo desde España, y la empresa italiana no da abasto. La camiseta No pasarán, como ellos la denominan, ha sido un éxito total.

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EASTON COWBOYS AND COWGIRLS FC (BRISTOL, 1992) En el espacio dedicado al club brasileño Autônomos FC ya hemos mencionado al Easton Cowboys and Cowgirls FC. Ahora haremos una pequeña reseña de su historia. Aunque el grupo ya llevaba algo más de cinco años reuniéndose para jugar contra otros grupos del barrio en los partidos de los domingos por la tarde (Sunday afternoon kickabouts), no fue hasta el verano de 1992 en el que se formalizó o cialmente el nacimiento del Easton Cowboys FC. En realidad su origen está íntimamente relacionado con la escena musical, más o menos marginal, que se daba en la ciudad de Bristol durante los años ochenta del siglo pasado. Los componentes eran una curiosa mezcla de punks, anarcos, adolescentes con inquietudes y gente que pasaba por allí. El Easton Cowboys FC (nombre más tarde ampliado con la aparición del equipo femenino) podría ser perfectamente el ejemplo paradigmático de los clubes de fútbol que se dieron en llamar alternativos y que irrumpieron en escena hacia los ochenta. El equipo inició su andadura, como hemos señalado, en 1992, en la última división de la llamada Bristol and Wessex Ligue. Ya desde su primer año los componentes del club tenían meridianamente claro que su objetivo no era únicamente jugar al fútbol. La interrelación social con el barrio y otros equipos de sus mismas características, fuesen estos equipos británicos o extranjeros, era parte fundamental de su razón de ser. De este modo, en 1993 los Cowboys organizaron su primera salida fuera de Inglaterra. Participaron en un torneo de fútbol alternativo en Alemania, concretamente en Stuttgart, nalizando subcampeones. A lo largo de los siguientes años el crecimiento de los Cowboys como club fue fulgurante. En 1994 se creó un segundo equipo de fútbol y uno más de cricket, llamado Easton Cowboys Cricket Team. Asimismo, se publicó un fanzine en el que cualquiera podía colaborar y que re ejaba las inquietudes y problemas de los habitantes del barrio. El equipo volvió a viajar al torneo de Stuttgart, donde ya habían conseguido establecer una gran relación con el club organizador, el ICE Neckarstrasse. También en

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el año 1994 el club consiguió organizar por primera vez en Inglaterra un Torneo Internacional de Fútbol, invitando para ello a cuatro formaciones de Alemania, así como a varias del Reino Unido. En los años de 1995 y 1996 continuó el crecimiento del club y se siguieron celebrando el torneo de Stuttgart y el internacional. A estos se añadieron dos torneos más en Bruselas y en Bad Muskau, ciudad alemana en la frontera con Polonia. Llegamos así al año 1998, año este en el que el fútbol alternativo mundial alcanzó un nuevo nivel. Entre los Cowboys y los clubes de Leeds, Bradford, Stuttgart, Bad Muskau y Amberes se creó un nuevo torneo a nivel mundial: la Alternative World Cup. El objetivo era reunir veinte equipos de distintos países para cinco días de fútbol, música, socialización y compañerismo. El evento se celebró en Thornecombe, Dorset, y fue un éxito absoluto. Acudieron clubes de Inglaterra, Irlanda, Francia, Alemania, Bélgica, Noruega, Polonia y Sudáfrica. En una reñida nal el Diepkloof Eleven Experience, de Soweto, venció por 1 a 0 al ICE Neckarstrasse de Stuttgart, aunque para todos los reunidos el resultado del torneo era secundario. El objetivo principal del revolucionario evento ya se había conseguido. La Alternative World Cup tuvo incluso una cierta repercusión en los medios de comunicación tradicionales. Channel 4, Channel 5, Transworld Sport y Sky Sports se hicieron eco del torneo y algunos de ellos con una considerable cobertura. Tardó un poco más, pero al n, el equipo femenino hizo su aparición. Su presentación se produjo en los inicios del año 2002. Ayudadas por las chicas del República International de Leeds y las del Sankt Pauli de Hamburgo, el Cowgirls FC ya habían disputado varios partidos en Polonia el año anterior. En de nitiva, el club tiene a día de hoy seis equipos masculinos de fútbol de distintas edades y que juegan en diferentes divisiones amateurs, un equipo femenino de fútbol, dos equipos femeninos de baloncesto y cuatro equipos de cricket. Pero, como dicen ellos en su página o cial: “¡No somos únicamente un club deportivo! [Somos el] Easton Cowboys and Cowgirls Sports and Social Club. […] Nuestros rasgos distintivos son el antifascismo y el antirracismo. Estos rasgos están

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en el corazón de nuestro club y es lo que nos distingue de otros clubes. Como tal, esperamos que nuestros miembros compartan estos rasgos y se involucren en las diversas actividades políticas y solidarias que realizamos, además de las deportivas”. Pero es necesario volver al año 1999 cuando se produjo la experiencia probablemente más grati cante de la que los miembros del club guarden recuerdo. A principios de dicho año el Easton Cowboys FC se convirtió en el primer equipo europeo en viajar al sur de México, a Chiapas, para jugar una serie de torneos con los zapatistas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Los libertarios herederos del mítico revolucionario mexicano Emiliano Zapata se habían sublevado en 1994, tomando de esta forma el control de extensas regiones de Chiapas que habían sido robadas a la población a lo largo de los años por caciques terratenientes y grandes corporaciones. Los Easton Cowboys volvieron a nales del mismo año junto con sus amigos belgas del Lunatics FC de Amberes para jugar unos cuantos partidos más y estrechar lazos afectivos con los campesinos zapatistas. Desde esos primeros contactos deportivos entre los jóvenes de Bristol y los revolucionarios mexicanos, la relación se fue haciendo cada vez más estrecha. En Easton se organizaban actividades para recaudar dinero que se empleaba en Chiapas para nuevos sistemas de agua y proyectos deportivos. Asimismo, se reclutaban voluntarios para viajar a Chiapas y poner en marcha dichos proyectos. En el año 2001 el equipo volvió a realizar una gira futbolística por Chiapas, pero en esa ocasión entre los expedicionarios se encontraba un personaje muy especial, que además ocupaba la demarcación de guardameta. Se trataba de Banksy, el artista de arte urbano británico por excelencia, y, probablemente, el más conocido del mundo actualmente, aunque nadie, aparentemente, conozca su verdadera identidad que permanece en un halo de misterio. Se sabe a ciencia cierta, en cualquier caso, que nació en Bristol hacia 1973. Según parece, el hecho de mantener su verdadero nombre en secreto tiene su origen en los inicios de su carrera como gra tero, ya que tal actividad estaba considerada ilegal. Aparte de jugar como portero, Banksy no perdió el tiempo durante su

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estancia y pintó una buena cantidad de gra tis en los muros y casas de madera de Chiapas. En todos ellos el tema central es la lucha del pueblo zapatista por la justicia y la libertad, con eslóganes como “Resistencia”, “Zapata vive”. Especialmente celebrado por los grupos de la izquierda revolucionaria mundial fue, y sigue siendo, el del zapatista realizando una chilena con su subfusil en la espalda y con la frase “A la libertad por el fútbol”. A raíz de la publicación del libro Freedom Through Football (The Story of the Easton Cowboys and Cowgirls), que conmemoraba el 20 aniversario de la fundación del club, la periodista Jane Onyanga-Omara de la BBC News de Bristol entrevistaba, en un artículo (2012), a uno de los autores del libro, Will Simpson, secretario del club, miembro fundador del mismo y periodista freelance. Durante la entrevista, Will Simpson habla tanto de la losofía del club como de Banksy. Es interesante conocer algunas de sus respuestas. Sobre Banksy relataba: Vino con nosotros en nuestra gira del 2001. Pintó unos cuantos murales y se desempeñó de portero. […] La verdad es que no era un mal guardameta. […] Poco después de nuestro retorno, creo que partió hacia Londres. […] Es un buen tipo. Todavía lo solemos ver de vez en cuando en las ocasiones en que vuelve a Bristol y se deja caer por The Plough que es al mismo tiempo nuestro pub y nuestra sede social. […] Una vez que se hizo realmente famoso nos ha ayudado bastante. Nos ha donado alguna de sus obras y diseñó una artística camiseta para recaudar fondos para el club de la comunidad.

Y sobre el club: Somos antirracistas y antisexistas. Estamos contra la homofobia. Tratamos de fomentar una atmósfera incluyente. […] La mayoría de los equipos están formados por 15 o 20 chavales pero los Cowboys and Cowgirls somos una comunidad masiva. […] Invitamos a personas de todo tipo de extracción y conocimiento. No es necesario que sean deportistas. […] Los Cowboys somos únicos en el sentido de que no nos de nimos especí camente como un equipo anarquista, pero tenemos una muy acusada dimensión política.

Es posible que el no de nirse especí camente como anarquistas (palabra que a algunos, por desconocimiento, les produce un cierto temor), según las palabras de Simpson, favorezca que más personas se sumen al proyecto. Nada que oponer a tal decisión, al n y al cabo, lo

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importante son las actitudes personales y la práctica diaria, palabras o las etiquetas. En cualquier caso, las relaciones anarquismo son más que evidentes. El uniforme habitual del equipo se compone de camiseta de franjas verticales rojas y calzón negro y medias negras.

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no las con el primer negras,

CAPÍTULO 14

ITALIA

USD CS LEBOWSKI (FLORENCIA, 2010) De todos los países europeos, probablemente es en Italia donde el fútbol alternativo-popular ha tenido un auge más espectacular durante la última década del presente siglo. El club Centro Storico Lebowski es, con certeza, uno de sus ejemplos más característicos. Fue fundado en el año 2010. “Centro Histórico” porque nació en la Piazza d’Azeglio, en pleno centro de Florencia y “Lebowski” como sincero homenaje hacia uno de los personajes cinematográ cos más carismáticos de los hermanos Coen. En su carta de presentación (disponible en su sitio web), en una clara declaración de intenciones, los fundadores del club mani estan lo siguiente: Para explicar lo que es el Centro Storico Lebowski, vale la pena describir lo que nos ha alejado del brillante fútbol de la serie A. Estábamos cansados de campeonatos sin sorpresas, de clasi caciones elaboradas por los derechos televisivos, de las intrigas de palacios y de partidos cada tres días. Cada vez más frenético y menos espectacular, un fútbol sin esperas ni pausas, que ya no puede aguardar al domingo, una sumisión a las leyes del mercado que transforma el juego en bienes y a la acción del Estado con sus decretos especiales para proteger el negocio… […]Mientras tanto, [existe] un fútbol donde hay identidad entre el equipo, los a cionados y el club. El CSL es, ante todo, los últimos restos, que son el corazón de todo lo que hacemos. Es quien cortó el césped del campo antes de los partidos, quien organiza las estas para recaudar dinero para inscribirse en el campeonato, quien limpia los asientos, quien recoge los balones después del entrenamiento, quien recolecta para auto nanciar el material deportivo. Tenemos en mente crear un contexto donde hacer fútbol con la máxima autonomía respecto a las interferencias del Estado y el

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mercado en el juego. Por eso nosotros pretendemos existir gracias a la auto nanciación, con la ayuda de los verdaderos entusiastas del deporte, sin dar nada a las muchas especulaciones que acompañan al fútbol de hoy […] Nos gustaría hacer el estadio que albergue un nuevo hogar para el vecindario, creando un lugar abierto para cualquiera que quiera redescubrir el sabor de un fútbol antiguo y popular […].

Como podemos comprobar en esta “puesta de largo” del club, los hinchas no estaban satisfechos con el fútbol profesional actual ni con la distancia existente entre a cionados y club. Bastantes de entre ellos habían sido seguidores del máximo representante de la ciudad, la Fiorentina, pero decepcionados con su funcionamiento global —el aspecto deportivo tenía un lugar secundario en su decepción—, soñaron en crear un club que fuese propiedad de sus a cionados y que tuviera una estructura absolutamente horizontal. Un club autogestionado. Ya hemos reseñado en anteriores capítulos algunos clubes de reciente creación que siguen la misma pauta, guiada por un funcionamiento y un ideario básicamente libertario. Parece una marea imparable, aunque su re ejo y su realidad en los medios de comunicación sea, a día de hoy, prácticamente inexistente. Los hinchas del CS Lebowski consideran que la mayoría de los seguidores de los clubes de fútbol se han resignado a una pasividad que los relega a ser el último mono de la estructura futbolera, cuando cualquier a cionado con dos dedos de frente sabe que sin su a ción, un club, por muy famoso que sea y por muchos títulos que tenga, no es nada. Los del Lebowski, sin embargo, como todos sus semejantes, de enden con uñas y dientes su concepto romántico del fútbol y siguen adelante con su proyecto, que hasta la fecha les está llenando de satisfacción. Los Grigionero —su camiseta es gris (grigio) y negra (nera) a bastones y su calzón negro— comenzaron su andadura en la terza categoría, la más baja del sistema divisional del fútbol italiano, y en tan solo cinco años consiguieron dos promociones, asentándose así en la regional, en la prima categoría. Al mismo tiempo crearon tres equipos más, uno femenino y otros dos masculinos para distintas edades. Los componentes del club atribuyen el éxito a su modelo. Todos asumen su parte en el desarrollo y la administración del equipo. Evidentemente, solo con dedicación y buena voluntad no se consigue 130

mantener un club de estas características; la nanciación es de máxima importancia. Esta procede de la venta de entradas para los partidos, de la organización de eventos sociales, del patrocinio de pequeños negocios locales a nes al proyecto y de un merchandising muy bien organizado. Los hinchas están tremendamente presentes en todos los partidos, con sus megáfonos, sus colores y un ánimo constante. Una dedicación absoluta a la causa. La grada donde se ubican en el campo de San Donnino, en las afueras de Florencia, fue bautizada como Moana Pozzi, una famosa actriz porno italiana fallecida en 1994. Tras el bautizo del equipo como Lebowski, el personaje interpretado por Jeff Bridges, parece evidente la tendencia ciné la de los socios del club. Uno de sus próximos objetivos es conseguir un campo propio, pues ya han cambiado varias veces de terreno de juego desde su fundación, y los alquileres a los que les someten son excesivamente caros para la economía del club. Consideran que este es un punto esencial para su proyecto, que haría posible la simbiosis entre la gente y los futboleros románticos. Con vistas a este objetivo han decidido ampliar aún más el radio de acción del club a nivel internacional. Para ello ofrecen, a través de internet, la posibilidad de hacerse socio del equipo aportando una contribución anual de 20 euros. Con esa cuota, cualquiera, desde cualquier parte del mundo, puede ser parte del CS Lebowski, con derecho a voto vía online. De momento las perspectivas para el USD CS Lebowski son prometedoras. Incluso a nivel deportivo siguen aumentando. En la temporada 2017-2018 consiguieron el primer lugar de la prima categoría de la región. Pero ya sabemos que las conquistas deportivas no es el primer objetivo del equipo. Como ellos dicen: “Il calcio minore resta sempre il migliore”.

USD SPARTAK LECCE (LECCE, 2011) “El nombre de ‘Spartak’ proviene de Espartaco, el esclavo que desa ó al imperio, que para nosotros es la FIGC (Federación Italiana de Fútbol)”. Esta frase es la presentación del USD Spartak Lecce (“En Lecce

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puedes…”, 2014). Lecce es una ciudad situada en la zona de Salento, la denominada península salentina, que viene a ser el tacón de la bota de Italia. Esta región del sur italiano ha sido, desde hace aproximadamente un cuarto de siglo, uno de los lugares de desembarco más frecuentados por los migrantes africanos. El nacimiento del club USD Spartak Lecce surge como consecuencia de la celebración del torneo Calcio Senza Con ni (Fútbol Sin Fronteras), que tuvo su primera edición en 2008, organizado por la asociación cultural Bfake. El torneo comenzó a celebrarse en el antiguo hospital psiquiátrico de Lecce y los equipos estaban formados por jóvenes nacidos en la región y por inmigrantes asentados en Lecce. La mayoría de los equipos representan a los países originarios de sus jugadores y así hay equipos como Senegal, Marruecos, Brasil, Albania, Montenegro… El objetivo primero del torneo era luchar contra la discriminación racial. Ante el éxito del evento, muchos de los jóvenes organizadores del mismo consideraron seriamente la creación de algo que tuviese la misma nalidad del torneo, pero que no estuviese circunscrito a una corta duración. Y así nació el USD Spartak Lecce. Las principales características del club son muy similares a las de los otros equipos sobre los que ya hemos escrito: antirracismo, antifascismo y antimachismo. Todas ellas muy bien aderezadas con el indispensable componente libertario tanto en los conceptos éticos del ideario como en la forma organizativa del club. Por ello, no existe la jerarquía y la toma de decisiones siempre es asamblearia. La batalla contra el racismo fue probablemente la primera que el equipo acometió. La urgencia de la misma estaba directamente relacionada con el número de inmigrantes que llegaban a la zona. Como era el primer problema a afrontar, los socios decidieron en asamblea, y por unanimidad, que se imprimiese bien claramente en las camisetas de juego el lema “Fight the racism”. Y con esa leyenda compitieron en todos los campos en los que pusieron pie. A partir del año 2014 el lema cambió y pasó a ser “No Tap”. El movimiento No Tap surgió con el apoyo mayoritario de la población de Puglia, para oponerse a la construcción del mega gasoducto TAP

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(Trans Adriatic Pipeline) que planea llevar gas a Europa nada menos que desde Azerbaiyán. El proyecto pasa por San Foca, una de las playas más hermosas de la costa adriática de Salento, para unirse allí a la red de gas italiana. Lamentablemente, y a pesar de la oposición a dicho proyecto, parece que las grandes compañías se saldrán con la suya. Tanto en los encuentros en casa como en sus desplazamientos, el equipo está siempre arropado por La Brigada de Asilo, nombre de la peña de sus hinchas más incondicionales, una denominación en la que se une el apoyo al equipo con la solidaridad hacia los inmigrantes. Aunque la camiseta del equipo es verdiblanca a rayas horizontales, la bandera que nunca falta entre los hinchas es la que representa al logotipo de Antifaschistische Aktion, que también está bien visible en otros muchos campos de Europa de fútbol alternativo. Es el logo de las dos banderas. Una bandera roja representando al socialismo revolucionario y una negra como símbolo del espíritu anarquista. Hoy en día se ha convertido en habitual en muchos campos de fútbol de equipos alternativos. Los jugadores del Spartak tienen una curiosa costumbre al comienzo de los partidos. Cuando les corresponde a ellos hacer el saque de centro para iniciar el encuentro, el primer pase se lo envían a sus oponentes. Es un gesto que consideran útil para aliviar la tensión y al mismo tiempo lanzarles un mensaje: “Queremos un fútbol diferente, una competición deportiva, sí, pero no basada en los principios que nos impone la FIGC”. El 30 de mayo de 2015, Gabriele de Giorgi, periodista del diario online Lecce Prima entrevistó a la presidenta del USD Spartak Lecce, Sabrina Abbrescia, a raíz del ascenso del equipo a la segunda categoría. Ante la pregunta del periodista sobre su presidencia, contestó Sabrina: “Me gustaría enfatizar que solo soy formalmente la presidenta, porque las reglas de la federación de la FIGC lo requieren. De hecho, como se establece desde el acto de fundación del Spartak, el verdadero presidente del club es el hincha, su gente. Los a cionados deciden, colectivamente, ser responsables de su destino social y deportivo. Los gerentes son solo guras representativas, aunque honrados con la tarea que llevan a cabo” (De Giorgi, 2015). Indagaba el periodista a continuación sobre si era cierto que en la temporada anterior (2014) el equipo no ganó la Copa

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Disciplina por no respetar el minuto de silencio en recuerdo por la muerte de Giulio Andreotti: “Sí, queremos un fútbol limpio y, sobre todo, un mundo mejor que este, más justo y más solidario. Creemos que Andreotti no representa nuestros valores. Entonces ellos nos penalizaron. Pero incluso en este caso estamos orgullosos de nuestra elección. Los valores son más importantes que cualquier trofeo”. Continuaba De Giorgi preguntando si el ascenso a la segunda categoría no sería un considerable sacri cio económico para una asociación basada en la propiedad popular. “Somos por nuestra naturaleza una sociedad abierta, provenientes del área libertaria. Naturalmente, aquellos que se unan deben asumir nuestros valores, que no consisten solo en jugar al fútbol. Tenemos en marcha un proyecto de patrocinio ético, con todas las realidades que en estos años nos han apoyado. Por otra parte la tarjeta de los accionistas populares es una contribución al club a la que cualquiera puede acceder” (De Giorgi, 2015). El USD Spartak Lecce es sin duda uno de los equipos más representativos del fútbol alternativo y comprometido italiano. Tiene unas claras y concretas connotaciones sociales e ideológicas. Nace de Fútbol Sin Fronteras, una experiencia que impulsaba el respeto entre los seres humanos y fomentaba el antirracismo, y su sólida base es el antifascismo libertario.

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CAPÍTULO 15

MÉXICO

SELECCIÓN DEL EJERCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL (EZLN, CHIAPAS, 1999) En Chiapas, como en muchos otros lugares, el fútbol fue introducido a principios del siglo XX. Adquirió un auge importante con las ligas que fueron creadas a raíz de la llegada de los exiliados españoles, los derrotados de la Guerra Civil, a partir de 1939. Pero, aun así, en los años noventa todavía no llegaba a tener un seguimiento masivo. En el año 2002 es cuando llegó a la región un equipo para competir en la elite del fútbol mexicano. Y decimos “llegó” porque el Chiapas Jaguar FC, coloquialmente conocido como Jaguares de Chiapas, es una franquicia de tipo estadounidense, concretamente del in uyente grupo empresarial Pegaso, perteneciente al multimillonario Alejandro Burillo. Como todo el mundo sabe, una franquicia deportiva es una marca que se dedica al deporte. Dicha franquicia puede cambiar de denominación o de localización, con lo cual sus seguidores son inicialmente de una ciudad, pero si la franquicia es trasladada, serán de otra. Nada que ver con el concepto de las hinchadas de la mayoría del resto de los equipos del mundo, donde los hinchas están íntimamente ligados a una ciudad y al nacimiento de su club. Lo cierto es que con la llegada de los Jaguares de Chiapas se produce en la región un impulso realmente importante de la a ción al balompié. El nombre del equipo no deja de ser una reminiscencia de la mitología del Imperio maya, donde el jaguar era una referencia al sur mexicano. Incluso los zapatistas del EZLN, que habían irrumpido con enorme fuerza en 1994, se identi caron con el nuevo equipo. Sin embargo, por razones

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económicas, el club desapareció en 2017. Sabemos perfectamente que la “solidaridad” capitalista —en este caso la de Alejandro Burillo— si no obtiene bene cios, deja de serlo. Eso es lo que ocurrió con los Jaguares de Chiapas. El caso es que los revolucionarios zapatistas ya jugaban al fútbol entre ellos desde el mismo inicio de su insurgencia de 1994. Y tal práctica del fútbol no tenía nada que ver con la existencia o no existencia del Chiapas Jaguar FC. Fue en marzo de 1999 cuando los zapatistas realizaron la Marcha del Color de la Tierra y la consulta nacional de los derechos indígenas. Fue también por esas fechas cuando se formó la selección de fútbol zapatista y esta disputó su primer partido. El encuentro tuvo lugar en un campo de juego de la Ciudad Universitaria de Ciudad de México. La selección zapatista se enfrentó a un combinado de viejas glorias del fútbol mexicano dirigidas por el técnico Javier Aguirre, entrenador por aquellas fechas del CF Pachuca, y algo más tarde de la selección nacional mexicana. De hecho, Javier Aguirre ya había sido asesor de los zapatistas en los Acuerdos de San Andrés de 1996, en los que el Gobierno mexicano reconocía muchas de las demandas indígenas. Al respecto del partido de la Ciudad Universitaria, que nalizó con el resultado de 5 a 3 a favor de los exjugadores, Aguirre manifestó: “Los zapatistas llegaron al campo sin botas de fútbol, con botas militares, por lo que tuvimos que prestárselas nosotros. No quisieron desprenderse tampoco del pasamontañas para jugar” (“EZLN: Fútbol con pasamontañas”, 2011: 1). Aunque los zapatistas no tenían calzado adecuado para jugar, acudieron con un uniforme ya confeccionado para la ocasión. Junto con su carismático pasamontañas, la camiseta era totalmente negra con una estrella colorada de cinco puntas en el centro y, sobre esta, las siglas EZLN en blanco. El calzón era blanco y las medias negras. En una carta al escritor uruguayo Eduardo Galeano, el subcomandante Marcos, cabeza visible (o a decir verdad pasamontañas visible) de los zapatistas, manifestaba: Yo soy un a cionado discreto, serio y analítico, de esos que revisan los porcentajes y los historiales de equipos y jugadores y pueden explicar perfectamente la lógica de un empate, un triunfo o una derrota, sin importar cual se dé. En n, un a cionado de

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esos que después se explican a sí mismos que no hay que ponerse tristes por la derrota del preferido, que era de esperar y que en la que sigue habrá más suerte… y muchos etcéteras que engañen al corazón con la inútil tarea de la cabeza (“EZLN: Fútbol con pasamontañas”, 2011: 3).

1999 fue, asimismo, el año en el que los Easton Cowboys visitaron por primera vez tierras chiapanecas —como ya hemos señalado en el capítulo que les hemos dedicado— para enfrentarse a diversos equipos zapatistas. Volviendo a la carta enviada por Marcos a Eduardo Galeano, el zapatista escribe en el penúltimo párrafo: “Pues sí Eduardo. Ya sé que es muy evidente que trato de hacerles un símil de la tierna furia que nos hace hoy soldados para que, mañana, los uniformes militares solo sirvan para los bailes de disfraces y para que, si uno debe ponerse uniforme, sea el que se usa para jugar, por ejemplo, fútbol. Salud y un balón que, como los sueños, llegue bien alto” (“EZLN: Fútbol con pasamontañas”, 2011: 4). La anécdota más conocida en el recorrido futbolero del EZLN es la que se dio en el año 2004. En abril de dicho año un numeroso contingente de paramilitares atacó e hirió a familias de un poblado zapatista, dañando también de bastante gravedad el sistema de transporte de agua en la zona de Zinacantán. La noticia llegó a oídos de Bruno Bartolozzi, dirigente del famosísimo equipo Inter de Milán. Bartolozzi comunicó el suceso a Javier Zanetti, capitán interista y fundador, junto con su esposa, de la Fundación PUPI, cuyo objetivo es atender y ayudar a niños argentinos en estado de extrema pobreza. A iniciativa de Zanetti y Bartolozzi, los jugadores del Inter hicieron una donación de unos cuantos miles de euros para las primeras reparaciones del sistema de agua dañado. A la aportación económica le acompañó una camiseta del Inter y una carta de Javier Zanetti. La carta decía así: “Creemos en un mundo mejor, en un mundo no globalizado sino enriquecido por las culturas y costumbres de cada pueblo. Es por eso que queremos apoyarlos en esta lucha por mantener sus raíces y pelear por sus ideales” (“EZLN: Fútbol con pasamontañas”, 2011: 2). Zanetti confesaba, además, compartir el mismo ideal de los chiapanecos, en los que se ve re ejado el espíritu de Emiliano Zapata, el icónico héroe de la revolución mexicana.

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A partir de aquel momento la colaboración del equipo lombardo con los zapatistas fue aumentando, sobre todo en el aspecto sanitario. Es conocida su donación de medicinas, así como su ayuda en la infraestructura de un hospital y en la reparación de alguna de sus ambulancias. Los contactos entre el EZLN y el Inter se volvieron todavía más sólidos cuando en 2005 el subcomandante Marcos envió una carta al presidente del Inter, Massimo Moratti, proponiéndole un partido entre sus equipos. Haciendo gala de una sutil socarronería, Marcos escribía en uno de los párrafos de su misiva: “Escribo para desa arlo formalmente a un partido entre su equipo y la selección del EZLN en lugar, fecha y hora que ya de niremos. Visto el gran afecto que sentimos por ustedes, estamos dispuestos a no ganarles por goleada y darles una paliza, sino a derrotarlos con un solo gol, para que su noble a ción no los abandone” (“Fútbol y Zapatismo”, 2016). Moratti respondió a rmativamente y se puso a disposición de los zapatistas para cuando ellos lo estimasen oportuno. Marcos contestó proponiendo dos partidos, uno en México y otro en Italia, aunque a continuación llegó a sugerir hasta siete partidos. El resto de los encuentros se jugarían en los EE UU, Cuba y España. Proponía también Marcos que los árbitros de los enfrentamientos fuesen Diego Armando Maradona, Javier Aguirre, Jorge Valdano y Sócrates. Los cronistas de su propuesta serían los uruguayos Eduardo Galeano y Mario Benedetti, junto con el italiano Gianni Miná y Pedro Luis Sullo. Lamentablemente, la iniciativa nunca prosperó.

UD SINAIA (MÉXICO, 2006) La Unión Deportiva y Cultural Sinaia es una agrupación bastante reciente, del año 2006. Pero el germen de su actual existencia viene de antiguo, concretamente de 1939, de la marea de exiliados españoles que recalaron en México tras la derrota en la guerra contra el fascismo. Aquella guerra que muchos historiadores han de nido como la última guerra por los ideales. El Sinaia era un buque francés, construido en el puerto escocés de

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Glasgow en 1924, que se dedicaba esencialmente al transporte de pasajeros. La leyenda del nombre, sin embargo, se debe a que el Sinaia fue el primer buque en el que arribaron al puerto de Veracruz un numerosísimo grupo de exiliados españoles, en total 1.681 personas. Habían llegado dos o tres barcos anteriormente, pero el volumen de refugiados había sido mucho más reducido. El barco había partido de Sète, en Francia, el 25 de mayo de 1939. Todos sus pasajeros habían sido liberados de los campos de concentración del sur de Francia, donde el Gobierno francés los tenía retenidos en condiciones infrahumanas. Los refugiados habían aceptado la oferta del presidente de México, Lázaro Cárdenas, para ser acogidos en aquel país. Algunos estudios solventes cifran la llegada de exiliados españoles a México entre 1939 y 1942 en unas 30.000 personas. Los nietos y bisnietos de aquellos refugiados fueron los que crearon, casi setenta años más tarde, la Unión Deportiva y Cultural Sinaia. Entre aquellos desterrados del 1939, las tendencias políticas de izquierda eran por supuesto variopintas. Anarquistas, socialistas y comunistas se mezclaban con nacionalistas, sobre todo vascos y catalanes. Los descendientes de aquellos exiliados, sin embargo, a la hora de diseñar el escudo del club, se decantaron por dos colores: el rojo y el negro. Tal elección es un evidente signo de homenaje a los colores de la CNT, del anarcosindicalismo. En la camiseta del equipo, a estos colores se les añade el blanco, a semejanza de Chacarita Juniors. Hay quien considera este blanco como signo de paz y esperanza en homenaje a las víctimas de las dictaduras latinoamericanas, pero la razón real de la inclusión de dicho color no queda clara. El club es evidentemente amateur, tiene asimismo un equipo femenino y compite en la Liga del Ajusco, en San Miguel de Ajusco, en el suroeste de Ciudad de México. En un artículo del 9 de abril de 2012 en la revista Cinemanía, “Un balón dentro de la maleta mexicana”, su director Carlos Marañón hace referencia a la UD Sinaia, y se expresa en estos términos: Los tesoros ocultos siguen existiendo, y a veces están ahí, delante de nuestras narices. La alegría futbolerociné la del mes me la llevé repasando el voluntarioso documental La maleta mexicana, más comprometido que original, pero que,

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además de contarnos cómo se recuperó parte del legado fotográ co sobre la Guerra Civil española de Robert Capa (unos negativos que se creían ya perdidos), nos descubre un misterio del que jamás habíamos oído hablar: el equipo que aún hoy rinde homenaje a la emigración española a México durante la contienda (19361939), la Unión Deportiva y Cultural Sinaia […]. La directora del documental, Trisha Riff, recoge, entre otras voces a nes a la recuperación de la memoria histórica, el testimonio de varios descendientes de españoles que escaparon a México en la Guerra Civil y rehicieron sus vidas allí durante el franquismo. Entre imágenes de sus recuerdos y de su amor por España, surge la estampa de un club creado y defendido por estos nietos y bisnietos de españoles, un club de fútbol muy especial que compite en la Liga del Ajusco, a las afueras de Ciudad de México, en el DF. Su espíritu amateur no impide a este equipo defender unos valores que están muy por encima de lo que vemos en otros clubes: la democracia y la libertad” (Marañón, 2012).

Por alguna misteriosa razón la UD Sinaia tiene una estrecha relación con el mundo del cine, y actores y cineastas mexicanos juegan de vez en cuando en el equipo. De entre ellos, y con bastante frecuencia, suelen hacerlo dos de los primeros espadas de la joven cinematografía azteca. Son los ultrafutboleros Diego Luna y Gael García Bernal, a los que, cuando tienen un paréntesis en sus carreras artísticas, les hacen un hueco en el equipo.

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CAPÍTULO 16

URUGUAY

RIVER PLATE FC (MONTEVIDEO, 1897) En el año de 1897, jóvenes obreros de los barrios de Guruyú y Capurro armaron un pequeño equipo que pretendía imitar a los ingleses que habían introducido el fútbol en Uruguay unos cuantos años antes. Lo bautizaron como Cagancha FC, pero al poco tiempo lo rebautizaron como London FC. Por aquellos tiempos, nombrar a los equipos en inglés era lo habitual, para rendir pleitesía a los inventores del nuevo juego. Los jóvenes integrantes del London FC se reunían en la casa de los hermanos Mibelli (Roberto, Américo, Celestino y Albano), ubicada en la calle Piedras de la Ciudad Vieja montevideana. Utilizaban la casa de los Mibelli a manera de sede. La zamarra del London FC era totalmente negra. El histórico militante anarquista de la organización FAU (Federación Anarquista Uruguaya), Juan Carlos Mechoso, con rma la veracidad de lo anterior y mani esta al respecto: El River FC primero se funda con trabajadores portuarios y grupos de canillitas. Los portuarios tenían un gremio de tipo anarcosindicalista y poco más adelante, cuando se funda la FORU (Federación Obrera Regional Uruguaya) en 1905, se integran en ella. De estos trabajadores libertarios del puerto de Montevideo, con predominancia de estibadores, es de donde nace la camiseta negra, símbolo en esa época de los anarquistas. Los canillitas son fundados como sindicato en 1920 con gran in uencia de un anarquista español, Adrián Troitiño, aunque había grupos previos a su sindicalización. […] Parece que la familia Mibelli tuvo una in uencia importante en el empuje organizativo del viejo River. La familia estaba compuesta por anarquistas y socialistas. Eran cuatro hermanos y el que se menciona con destaque es el socialista, que más adelante fue diputado. Pero la realidad futbolística parece ser

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otra, si bien aparece que todos ellos empujaron. Sin embargo, teniendo presente el color elegido para la camiseta no se deduce que Celestino Mibelli haya sido el más gravitante. En aquella casa se reunían los activistas que estuvieron en la formación del viejo “River” (Correspondencia con el autor).

La historia del River Plate FC es preciosa, fascinante y triste. The Uruguay Association Football League nació el 23 de septiembre del año 1900 y acto seguido ya se organizó el primer campeonato de fútbol uruguayo. Era evidente la difusión del fútbol entre la población nativa, básicamente a nivel de estudiantes. Sin embargo, los humildes también lo ensayaban con el mismo entusiasmo y se mezclaban con los nobles ingleses o estudiosos, aunque no se concebía que los proletarios pudieran alternar con los nobles, como expone el periodista uruguayo Luis Casal Beck en “El nacimiento de River, de la casa de los Mibelli”: “La democratización del fútbol comenzó por los espectadores. Los jugadores podían ser señoritos, podían ser escolares o podían ser universitarios, pero el espectador salía de cualquier nivel social, llegándose, de esa manera a principios del año 1902” (2014). En el año 1902, los jóvenes libertarios que jugaban por el London se reunieron y decidieron a liarse a la Liga Uruguaya. Todos ellos eran de condición humilde: trabajadores, canillitas y estibadores. Establecieron las bases que debían regir al nuevo club y, tras algunas discusiones, decidieron denominarlo River Plate para granjearse así la simpatía de los ingleses que comandaban los destinos de la Uruguay Association Football League. Pero… ¿cómo se iba a permitir el ingreso de un club de proletarios, por más denominación de origen inglés que tuviera? El ingreso del River Plate FC en la Liga Uruguaya fue denegado. Las discusiones y los tiras y a ojas entre los darseneros —como también se conocía al equipo— y la Liga fueron constantes, y entre la ya numerosa hinchada de River la indignación ante la agrante injusticia era total. Al nal, la fórmula de compromiso consistió en crear una segunda división en la que participarían los segundos equipos de la primera y… el River. Siendo la decisión de no admitir al River en la primera división, absolutamente arbitraria, ya de por sí, las condiciones impuestas para el ascenso a la misma fueron demenciales. Se impuso la cláusula por la cual

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para que un club pudiera ascender, debía ganar el campeonato tres años consecutivos. Los darseneros no se amilanaron ante tan absurda y discriminadora exigencia y en 1903 se proclamaron brillantes campeones. En el comienzo del campeonato de 1905 —señalamos que en 1904 no se disputaron torneos debido a la guerra civil que asoló Uruguay— se aceptó una sugerencia de la señora madre de los hermanos Mibelli, y así, se cambió el color de la zamarra del equipo. Se pasó de la camiseta negra anarquista, con la que el equipo había disputado sus partidos hasta entonces, a otra a bastones rojos y blancos. Según algunas opiniones de la época, la sugerencia de la señora Mibelli pretendía homenajear a los caídos en la guerra civil. El color rojo representaba al Partido Colorado y el blanco al Partido Nacional, a los que se denominaba “blancos”. En su segunda participación liguera, el River volvió a proclamarse campeón. Los mandamases de la Liga se asustaron ante el progreso de los plebeyos riverplatenses e idearon una nueva estratagema para desbaratar su avance. Para la temporada de 1906 incluyeron en sus segundos equipos a jugadores prestigiosos de sus cuadros titulares. Dicha estratagema tampoco prosperó y River ganó el campeonato de nuevo, y con gran autoridad. Ingresó de esta forma en la primera división con todos los honores. Durante su tránsito por la segunda división, el River Plate FC se había ganado las simpatías populares debido a su modesto origen y a sus logros deportivos, a pesar de las innumerables zancadillas a las que había sido sometido por el poder futbolístico de la época. En la primera división, el desempeño del River fue deslumbrante. Resultó campeón en su segundo año, en 1908, y volvió a serlo en 1910, 1913 y 1914. Pero probablemente el año en que el River cobró más relevancia fue en 1910. A su título de campeón uruguayo añadió una mítica victoria por 2 a 1 sobre la escuadra argentina Alumni, de Buenos Aires. Dicha escuadra era imbatible por aquellos años y dominaba con autoridad el panorama del fútbol argentino y de los países limítrofes. Ese triunfo sobre Alumni fue decisivo para que la selección uruguaya adoptase el celeste como el color de su zamarra. La camiseta de Alumni tenía los mismos colores, rojo y blanco, que la

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del River, y también a bastones verticales, por lo que los darseneros se vieron obligados a competir con una zamarra azul celeste. Tras el triunfo ante los imbatibles bonaerenses, y debido a semejante triunfo, la selección uruguaya adquirió el color celeste como homenaje al River Plate FC. El River Plate era notable en su trayectoria deportiva, pero muy pobre en el aspecto económico. Su origen había sido pobre y su entonces presente lo seguía siendo. Los clubes del estuario rioplatense, que ya destacaban, tenían un apoyo económico del que los darseneros carecían. Y los poderosos, en los inicios de un profesionalismo todavía no o cializado, comenzaron a arrebatarle jugadores. Paulatinamente, River fue perdiendo a sus principales guras y, consecuentemente, fue perdiendo nivel competitivo. Tras unas cuantas temporadas de actuaciones mediocres, el club decidió desa liarse de la Liga Uruguaya antes de caer derrotado por la fuerza del dinero. El River Plate FC se fue desintegrando, fue perdiendo fuerza incluso en el apoyo de la a ción. Pero antes de caer del todo por razones totalmente ajenas al deporte, pre rió renunciar y retirarse de la actividad deportiva. El River, en el sucinto espacio de su existencia, dejó escritas páginas preciosas en la historia del fútbol uruguayo. Su muy llorada desaparición de nitiva se produjo en el año de 1925. El retiro del River produjo el nacimiento de dos nuevos clubes en la Ciudad Vieja de Montevideo. Estos fueron el Olimpia Football Club y el Club Atlético Capurro, que, de hecho, se repartieron los seguidores del viejo River, dividiendo la Ciudad Vieja en dos. De la calle Sarandí hacia abajo, los hinchas de Olimpia; de la calle Sarandí hacia arriba, los de Capurro. Capurro adoptó la zamarra del River, camiseta a bastones verticales rojos y blancos. Olimpia mantuvo los mismos colores, pero con un diseño diferente. La camiseta era blanca con dos grandes alas rojas en el pecho. Pero llegó el profesionalismo y, a pesar de la enorme rivalidad entre las dos escuadras de Ciudad Vieja, los más sensatos consideraron que sería mejor unir fuerzas para hacer frente a los poderosos equipos a los que tendrían que enfrentarse, con Peñarol y Nacional a la cabeza.

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Tras múltiples reuniones, y discusiones, los dos clubes llegaron al acuerdo de fundar una nueva entidad, y decidieron que la nueva entidad se llamase Club Atlético River Plate, como homenaje al equipo del que ambos descendían, el viejo River Plate Football Club. La nueva camiseta consistió en una mezcla de las suyas anteriores. Se mantuvieron los bastones rojiblancos, y por encima de ellos se colocaron las dos alas coloradas sobre blanco. Y así, el 11 de mayo de 1932, comenzó a competir el CA River Plate. Pero esa es ya otra historia…

MISIONES FC (MONTEVIDEO, 1906) En los albores de 1906 un grupo de jóvenes trabajadores anarcosindicalistas del barrio Castelar, en Montevideo, que tenían la costumbre de reunirse en el bar Chirizola, decidieron fundar el Misiones Football Club. Alfredo Iribarne y Floro Nicoletti, que todos los días debían realizar una buena caminata desde estación Pocitos hasta la calle Misiones donde trabajaban, propusieron el nombre de Misiones para el nuevo club, y este fue aceptado por el resto de miembros de la asamblea fundacional. En el mismo acto de fundación del nuevo club se puso sobre la mesa el tema de los colores con los que se distinguiría la camiseta de la escuadra recién nacida. La cuestión no suscitó mucho debate. La camiseta sería rojinegra a franjas verticales y el escudo seguiría la misma pauta. Como ya sabemos, en aquellos inicios del siglo XX los movimientos obreros anarquistas, impulsados en especial por emigrantes españoles e italianos que habían arribado desde Europa en busca de un nuevo comienzo, eran extraordinariamente importantes en todo el estuario del Río de la Plata. Hemos relatado anteriormente, en el espacio dedicado al equipo bonaerense CA Defensores de Belgrano, que Misiones realizó una gira por la argentina el mismo año de su fundación, 1906, por lo que deducimos que ya desde sus primeros pasos fue un club bastante conocido. De hecho, en la estación Pocitos, Misiones y Peñarol tuvieron sus primeras canchas, pero el equipo emblemático de aquella zona era

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Misiones y no Peñarol. Casi todos los vecinos del barrio estaban más identi cados con la zamarra rojinegra anarcosindicalista. Hasta 1931 —último año del amateurismo en Uruguay— Misiones compitió en primera y segunda división. En 1932 se planteó la idea de formar una primera división con equipos profesionales y una segunda división con clubes amateurs. Misiones pidió competir en la primera división, pero el resto de clubes contestaron que, para que dicha inscripción fuera posible, debía fusionarse con Racing, tal como habían hecho Olimpia y Capurro anteriormente para formar el CA River Plate. La asamblea de socios convocada para dilucidar el tema no aceptó la fusión. Consideraron los participantes de la asamblea que dicha fusión desvirtuaría las ideas con las que se había fundado la institución, que los fundamentos libertarios que Iribarne y Nicoletti habían imprimido al club en sus inicios se diluirían. Y no aceptaron. A partir de tal decisión, el Misiones FC deambuló entre la primera B, la intermedia e, incluso, la divisional extra. Misiones nunca consiguió volver a la primera división. Finalmente, varias décadas después, el 25 de junio de 1980, se llegó a un acuerdo de fusión con el club vecino Sportivo Miramar, que acababa de lograr el ascenso a la primera división. Se formó así un nuevo club, el Club Sportivo Miramar Misiones. El nuevo club adoptó la camiseta del Miramar, a bastones verticales negros y blancos, aunque mantiene la rojinegra de Misiones como segunda equipación. Pero esa, como en el caso del viejo River, es ya otra historia.

DEFENSOR FC (MONTEVIDEO, 1913) Hace ya bastante más de un siglo atrás, la zona montevideana de Punta Carretas estaba poco poblada, pero tenía unas características que la hacían muy diferente del resto de la capital. La cárcel, el faro, los campos de fútbol y una fábrica de vidrios eran todo el “mobiliario urbano” que se podía encontrar por allí. Los obreros de aquella fábrica de vidrio —entre los que había una gran cantidad de anarquistas— en su tiempo de descanso, e incluso después de terminar su agotadora jornada laboral, jugaban al nuevo juego

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importado por los anglosajones, el fútbol. De esta manera, en 1906, decidieron construir una formación futbolística para competir en el único día libre de su semana laboral, en lo que ellos mismos denominaban como “los picados domingueros”. En aquellos tiempos de enormes injusticias laborales —probablemente como ahora, pero con más conciencia de clase por parte de los oprimidos — la efervescencia obrera revolucionaria contra los patronos que representaban al ya consolidado sistema capitalista era intensa y constante. En una decisión bastante similar al nacimiento de Mártires de Chicago en Buenos Aires, los obreros del vidrio decidieron bautizar al equipo con el nombre de Defensores de la Huelga. Durante aquellos años iniciales, Defensores de la Huelga compitió con una camiseta negra con una franja celeste. Algunas fuentes señalan que la franja era verde, pero la primera versión es sustentada por más testimonios. Durante siete años, Defensores se enfrentó a diversos equipos del barrio y de barrios aledaños con resultados muy positivos y, visto el éxito, en 1913 decidieron inscribirse de manera o cial. Lo hicieron bajo el nombre de Defensor Football Club. No hemos podido averiguar las razones del cambio de nombre, aunque sí sabemos que el mismo fue sugerido por Alfredo Ghierra, uno de los fundadores del club y extraordinario jugador uruguayo, campeón olímpico con la selección charrúa en 1924. El Defensor FC nació exactamente el 15 de marzo de 1913, en el corazón de Punta Carretas. Una vez fundado, los socios comenzaron a discutir sobre los colores de la camiseta. Algunos opinaban que se debería seguir utilizando la misma. Otros disentían y deseaban que fuese roja o, en su defecto, que el color rojo tuviese un papel preponderante. Había incluso quien quería que la zamarra fuese totalmente negra. Tras interminables discusiones sobre el asunto se decidió seleccionar el color verde para evitar con ictos y que todos estuviesen de acuerdo en la elección. Ocurrió, sin embargo, que, tomada la decisión sobre el color de la camiseta, al llegar a la casa de telas para encargarla, comprobaron que el verde ya lo utilizaban un par de formaciones y que, además, ya estaba registrado. En la tienda solo había un color disponible, el violeta. Y con el violeta se tuvieron que

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quedar. El comienzo de Defensor en el campeonato o cial fue fulgurante. Tras dos ascensos seguidos, en 1915 ya se encontraban en la primera división. El año de 1917 fue un año extremadamente difícil para Defensor que se situó al nal de la tabla clasi catoria al término de la competición. El consiguiente descenso de categoría trajo consigo una in nidad de problemas para el joven club. Cada año de los que siguieron parecía el último de la institución. El año 1922 fue, en cierto modo, la salvación del equipo. Se produjo el cisma del fútbol uruguayo, y Defensor se alineó con los clubes rebeldes que aquel año conformaron la Federación Uruguaya de Fútbol, opuesta a la Asociación. Se modi có de nuevo el nombre del club y se le rebautizó como Club Atlético Defensor. A partir de dicha fecha, la formación de Punta Carretas nunca abandonó la primera división uruguaya. Es interesante hacer mención, siquiera someramente, a un hecho producido en marzo de 1931 y que impactó grandemente a la opinión pública uruguaya acaecido en el penal de Punta Carretas, en el barrio donde nació el equipo Defensores de la Huelga, con la legendaria fuga de once reclusos de la cárcel. Ocho de ellos eran militantes anarquistas, entre ellos guraban Vicente Moretti y tres catalanes que habían pertenecido al grupo de Buenaventura Durruti de los anarquistas expropiadores. La fuga había sido cuidadosamente preparada por el anarquista argentino Miguel Arcángel Roscigna. Ya en 1924, Roscigna había ideado otra fuga, la del legendario anarquista ucraniano Simón Radowitzky, preso en la infame cárcel de Ushuaia por haber ajusticiado al torturador y criminal jefe de la policía de Buenos Aires, Ramón Lorenzo Falcón, en 1909. La fuga fue concienzudamente preparada desde agosto del año 1929. Un emigrante italiano, llamado Gino Gatti, llegó a Montevideo con su familia y abrió una carbonería en un local situado a cincuenta metros del penal. Durante aquellos 19 meses los anarquistas construyeron un túnel, a cuatro metros de profundidad, desde la carbonería hasta los aseos de la cárcel. Tras la fuga, los ingenieros de la policía manifestaron que la obra era técnicamente perfecta. La precisión del trabajo dejó boquiabierto a todo el mundo. No sería de extrañar, aunque no haya ninguna certeza, que

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unos cuantos de los antiguos fundadores del Defensor hubieran colaborado en semejante prodigio. En su momento existieron bastantes rumores al respecto, El CA Defensor continuó su trayectoria y mucho más tarde, en 1976 y 1987, se proclamó campeón de la liga uruguaya. En 1989 se fusionó con el Sporting Club Uruguay, creando así el actual Defensor Sporting Club, que ganó dos nuevos títulos de liga, el de 1991 y el de 2008, convirtiéndose en el tercer club uruguayo con más títulos, tras los caciques dominadores Peñarol y Nacional. Pero como ya va siendo norma en este recorrido futbolero uruguayo, con tantas fusiones entre equipos de por medio, todo ello supone adentrarnos en otra historia.

CA PROGRESO (MONTEVIDEO, 1917) El Club Atlético Progreso es un club especialmente apreciado por quien esto escribe. El hecho cierto es que el Club Atlético Progreso fue el primer club fundado por anarquistas del que tuve noticia. Juan Carlos Mechoso, el histórico anarquista, conocía con bastante detalle la historia de Progreso. No en vano, el viejo libertario vive en el barrio del Cerro, colindante con el barrio de La Teja, origen y sede del histórico equipo apodado popularmente como los Gauchos del Pantanoso. Progreso nace en 1914, y lo funda el sindicato de picapedreros del barrio de La Teja. Los principales promotores de la aparición del equipo fueron los anarquistas que estaban a liados; entre ellos, especialmente activos en la fundación fueron los españoles. Hilando todavía más no, la mayoría de dichos españoles procedían de Cataluña, donde las ideas libertarias tenían un enorme predicamento en aquellos principios del siglo XX. De ahí que la camiseta actual del equipo sea una clara referencia a la bandera de Cataluña, con sus franjas verticales rojas y amarillas. El uniforme se complementa con calzones y medias negras. Hemos dicho “la camiseta actual” porque, en origen, la camiseta era totalmente negra. La camiseta que conocemos se instauró en 1927. El uniforme alternativo, sin embargo, mantiene el color negro de la zamarra, con dos nas líneas amarillas y una roja en diagonal.

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Respecto al nombre con que se bautizó al equipo también existen un par de versiones. Hay quien dice que el nombre elegido se debe a la proximidad de la calle Progreso, pero la mayoría se decanta por una explicación bastante más lógica, teniendo en cuenta que casi todos de los fundadores procedían del anarquismo. El concepto de progreso era por entonces un concepto muy querido por los libertarios. Progreso signi caba para ellos acabar, de una vez por todas, con la inhumana explotación del hombre por el hombre, que los medios de producción se mecanizasen para paliar el insufrible esfuerzo de los obreros y que este cambio tecnológico derivase en una vida más digna para la clase obrera. En un mundo mejor, en de nitiva. Ya en sus inicios, en 1914, Progreso fue a liado a la Liga Nacional de Fútbol, que por entonces tenía casi tanta importancia como la Asociación Uruguaya de Fútbol. La fundación o cial, sin embargo, no se produjo hasta el 30 de abril de 1917. El nombre de nitivo del equipo fue el de Club Atlético Progreso. En 1918 debutó en la Asociación Uruguaya de Fútbol, aunque no consiguió el ascenso a la Primera división hasta el año 1945. No resistió en ella y en 1946 volvió a descender, permaneciendo entre las divisiones intermedia y B hasta 1979. Desde el año de 1980 hasta el presente el CA Progreso ha competido en 22 ocasiones en la elite, consiguiendo en 1989 su hito histórico. ¡Logró el campeonato de Liga de la primera división! Progreso se convirtió así en miembro de pleno derecho del elegido grupo de cinco equipos que han logrado superar, en alguna ocasión, la aplastante superioridad económica de Nacional y Peñarol durante la era profesional del campeonato uruguayo. A lo largo de sus diversas travesías por las divisiones inferiores y cuando la situación deportiva no era la mejor y venían mal dadas, concretamente en 1969, un grupo de socios de los verdaderamente comprometidos con el club recordaron el motivo de su fundación y que el Progreso era algo más que un equipo de fútbol. A pesar de la di cultad que económicamente suponía, decidieron comprar el cine Miramar y el café La Perla, que formaban parte de la misma manzana de casas. Y allí instalaron una cantina con un comedor infantil y un centro cultural. Por aquellos años no era muy habitual que un club deportivo tuviera un

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verdadero centro cultural. Existe también otra particularidad realmente especial en la trayectoria de Progreso. En 1979 fue elegido presidente del club Tabaré Vázquez, que en 2005 se convertiría en presidente de la república, y volvería a repetir como tal en 2015, representando al Frente Amplio, coalición que aglutina a diversos partidos de izquierda. Tabaré Vázquez había nacido en el barrio obrero de La Teja y vivió durante su infancia los problemas de los trabajadores. Su equipo era, por supuesto, el de todos los habitantes de La Teja, el Club Atlético Progreso. Se da la circunstancia de que José Vázquez, abuelo de Tabaré, ya fue dirigente del equipo en sus inicios, entre 1914 y 1917, antes incluso de la fundación o cial del club. Parece ser que las simpatías libertarias y socialistas de don José Vázquez eran evidentes. El caso es que la presidencia de Tabaré Vázquez al frente de Progreso, durante la década de los ochenta, fue la que produjo la mayoría de los éxitos con los que cuenta el equipo. Sin duda, su gestión fue notable. En varias ocasiones, también Tabaré Vázquez estuvo a punto de convertirse en presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol y, si no lo consiguió fue, según él, por cuestiones políticas. Opinión probablemente bastante cercana a la realidad. Progreso milita actualmente en la primera división, tras su último ascenso del año 2017. Sigue siendo para muchos a cionados uruguayos el paradigma de equipo fundado por anarquistas.

CA BASÁÑEZ (MONTEVIDEO, 1920) Tomás Basáñez nació en Montevideo en diciembre del año de 1795. Su padre, Manuel de Basáñez, era español, vizcaíno para más señas, y su madre, Manuela Games, era argentina, oriunda de Buenos Aires. Según las escasas crónicas que todavía se conservan, Tomás Basáñez fue el gran impulsor de la creación del montevideano barrio de La Unión. El cronista por excelencia de dicho barrio, el médico e historiador Luis Bonavita, llegó a aseverar con rotundidad que: “No hubo progreso local que no se iniciara con él”. (“Tomás Basáñez”, s. f.) Tomás Basáñez tenía diversos negocios. Suya era una cantera y también unos hornos para fabricar ladrillos para la construcción.

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Asimismo, poseía una gran cantidad de solares en la zona, llamada entonces como El Cardal o Restauración, y que, después del Sitio Grande, se convertiría en el barrio de La Unión. Pero, por lo que hemos podido averiguar en nuestras investigaciones, era también un lántropo convencido. Toda su trayectoria vital así lo atestigua. En sus solares se edi có la mayor parte de la zona urbana del barrio. En la parte central del mismo, Tomás Basáñez donó al gobierno municipal el equivalente a tres manzanas de edi cios para diversos usos comunales, que más tarde se convirtieron en hospital, parque e iglesia. A muchos vecinos les dio también terrenos para edi car sus casas y fomentó la práctica de deportes en lo que se dio en llamar los campos de Basáñez. También, y debido a su reconocido carácter tolerante y paci cador, fue nombrado por unanimidad juez de paz de la zona. No es muy frecuente que una persona económicamente poderosa como Basáñez sea tan altruista. Parece ser, sin embargo, que a pesar de su poderío, Tomás Basáñez tenía un ideario. Y su ideario, aunque pueda parecer un contrasentido en aquellos años, y en una persona de su clase, era… el ideal anarquista. Con la obra de su vida, el barrio de La Unión, prácticamente completada, Tomás Basáñez falleció en febrero de 1873. El Club Atlético Basáñez nace en el barrio de La Unión el 1 de abril de 1920, como resultado de la fusión de otros dos clubes del barrio: el Artigas y el Volcán. La idea de la fusión fue impulsada durante mucho tiempo por un personaje bastante popular por aquel entonces al que se conocía por El Vasco, Pedro Sarcial. En un principio, y por un corto espacio de tiempo, la zamarra se componía de los colores celeste y rojo a bastones. El celeste y el rojo eran los colores originales de Artigas y Volcán. Al poco tiempo, sin embargo, dichos colores se mudaron a los de nitivos rojo y negro. La mudanza se produjo como honor a la bandera anarcosindicalista y también a los ideales políticos de don Tomás Basáñez. La camiseta sufrió su última modi cación en 1942. Los colores de la misma permanecieron inalterados, pero el diseño en lugar de ser a bastones fue mitad roja y mitad negra, en vertical. La aparición en la portada de uno de los números de la revista El Grá co de una foto del capitán de Newell’s Old

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Boys, en la que posaba con la camiseta del club, fue el motivo de dicho cambio. Es realmente curioso que el origen, tanto de Basáñez como de Newell’s, se deba a dos personalidades tan humanistas y tan similares como Tomás Basáñez e Isaac Newell. Ninguno de los dos fueron fundadores de los clubes que llevan sus nombres, pues ya habían fallecido, pero su impronta y su ejemplo fue transmitida, como por ósmosis, a las instituciones que hicieron sus nombres eternos. Existen más peculiaridades en la historia de Basáñez. Los terrenos de su estadio actual, La Bombonera, inaugurado el 11 de noviembre de 1981, fueron comprados con la colaboración mancomunada de dirigentes, socios, hinchas, vecinos del barrio y comerciantes de la zona. Y no solo eso, sino que muchas de esas personas que aportaron su dinero para la compra de los terrenos fueron mano de obra desinteresada para la construcción de las instalaciones. Algo prácticamente inédito en el mundo del fútbol. El Club Atlético Basáñez ha militado casi siempre en divisiones inferiores: segunda profesional, segunda amateur, intermedia… Así durante toda su historia. El bombazo se produjo en 1993, en el que el equipo consiguió el ascenso a la primera división. Allí permanecieron durante dos temporadas, la de 1994 y 1995, para, desgraciadamente, volver a descender al nal de esta última. Lo cierto es que el “poder” económico del CA Basáñez no daba para más. A raíz de su ascenso de 1993, y cuando el equipo ya estaba disputando sus primeros partidos en la primera división, el lunes 23 de mayo de 1994, el diario Últimas Noticias de Montevideo, entrevistó a tres personajes clave de la historia del Basa. Los entrevistados fueron: Raúl “Totó” Vila, socio número uno del club; Pedro Cetinic, jugador y directivo del club, y Manolo “El Gallego” Blanco, también jugador y directivo del club. De hecho, Pedro Cetinic es quien impulsó el cambio hacia la actual camiseta al ver al capitán de Newell’s, el Pelado Sobrero, en la portada de

El Grá co.

Las opiniones que transmiten dejan meridianamente claras las intenciones de la fundación del club y su trayectoria. En palabras de

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Cetinic: “Jamás tuvimos políticos dentro del club. El presidente puede ser un guardia de ómnibus, un peón de albañilería, un empleado de comercio o un buen vecino” (“El alma…”, 1994). Sobre los colores, sigue: “Inspirados en un barrio obrero, febril, de gente con callos en las manos, son los colores del coraje y la rebeldía. Pero rebeldía con causa, rebeldía frente a la injusticia”. “In uyeron los colores de aquellos viejos anarquistas, que emigraron a nuestro país y se radicaron en el barrio — añade Manolo Blanco—. Trabajaban en la construcción, en las canteras y se sentían orgullosos de su cuadro” (“El alma…”, 1994). En la entrevista hay una remembranza muy signi cativa de Blanco: “Me acuerdo que una vez la policía había rodeado la manzana de la casa donde yo vivía. Yo tenía siete u ocho años. Estaban buscando a los anarquistas Moretti y Roscigna, que por n los atraparon. Cuando salían rodeados por las armas de la policía, uno de ellos gritó: ‘¡Arriba Basáñez!’. Me acuerdo como si fuera hoy. Mi padre me dijo: ‘Si algún día usted juega al fútbol, va a jugar en el Basáñez’” (“El alma…”, 1994). Evidentemente, El Gallego Blanco está haciendo referencia a la detención de Roscigna y Moretti en La Unión, el 27 de marzo de 1931, a causa de un chivatazo, nueve días después de la fuga de la carbonería, que hemos mencionado en la reseña dedicada al Defensor FC.

CA ALTO PERÚ (MONTEVIDEO, 1940) Fundado el 1º de mayo de 1940 por un grupo de simpatizantes anarquistas, el Club Atlético Alto Perú podría ser considerado, en jerga new age, un ejemplo de resiliencia. En palabras de aquella época se lo destacaría como un faro guía de resistencia y rebeldía. La dictadura lo dejó sin sede y sin cancha en 1982, y la única vez que estuvo por llegar a la A, un penal mal cobrado lo dejó sin ascenso y lo condenó a bajar a la C. Desde entonces, errante, lucha por su supervivencia (Carballo, 2017: 1) Así es como el periodista Alvaro Carballo comienza su artículo “Alto Perú, un equipo en situación de calle”. En la pequeña entrevista, incluida en el artículo, a Antonio de la Quintana, secretario y delegado del club ante la AUF (Asociación Uruguaya de Fútbol), este mani esta: “Del

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anarquismo solo quedan los colores, la ideología no existe más” (2017: 2) Y atestigua Carballo que De la Quintana lo dice con una voz que no reprocha ni elogia, sino que apenas certi ca. Un poco más adelante, sin embargo, De la Quintana hace un fervoroso elogio de la independencia de su amado club: “Varios se han acercado, algunos con plata en la mano, para gerenciar el club. A todos les dijimos que no. Se te meten con la promesa de la plata, se te adueñan del equipo, lo llenan de deudas y después se van, te dejan el clavo y no podés jugar. Y el club es nuestro, de los socios”. “¿Cuántos son?”, pregunta el periodista. “38 desde hace 32 años. Y son muchos, algunos en Primera tienen 100”, responde De la Quintana (2017: .2). El CA Alto Perú fue bautizado de ese modo porque los trabajadores anarquistas que lo fundaron vivían en el barrio de Malvín, en la zona de avenida Italia y Alto Perú. El club nunca ha tenido campo de fútbol propio, siempre ha ido a salto de mata, de ahí lo de vivir en situación de calle. Según De la Quintana, en 1978 los militares les dieron dos años para pagar la cancha donde jugaban. Al no poder hacerlo, les dieron una prórroga de dos años más, pero el precio era de tres millones de nuevos pesos y fue imposible afrontarlo. Antonio De la Quintana no puede asegurar que la expropiación de los “milicos” estuviera vinculada con el origen anarquista del club, pero tampoco lo descarta. Existió asimismo bastante relación entre algunos de los integrantes del club y la FAU (Federación Anarquista Uruguaya). A requerimiento de quien esto escribe, Juan Carlos Mechoso manifestó que había una agrupación de FAU en Malvín y vinculada a ella estaban un par de compañeros que pertenecían al grupo que en 1940 fundó el cuadro. También relata Mechoso que quien hacía de vez en cuando alguna referencia a este hecho era Gerardo Gatti, referente del movimiento sindical y libertario uruguayo y con casi toda probabilidad, seguidor de Alto Perú. Gerardo Gatti era del barrio de Malvín. En 1973, al correr su vida serio peligro en Montevideo a causa de la dictadura recién promulgada, se mudó con su familia a Buenos Aires. Tres años más tarde, en 1976, el turno dictatorial le correspondió a Argentina. Gatti fue secuestrado de su

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casa en el barrio de Belgrano por fuerzas militares argentinas y uruguayas. Lo trasladaron al centro clandestino de detención Automotores Orletti, donde fue visto por varios supervivientes. Fue salvajemente torturado. Nunca más se supo de él. Volviendo al CA Alto Perú, ya ha quedado claro en la introducción que Alvaro Carballo hace de su artículo, que el club jamás ha jugado en la primera división uruguaya, aunque en 1982 estuvo a punto de conseguirlo. La camiseta es como la de Basáñez, roja y negra a mitades, verticalmente. Tiene, sin embargo, una pequeña particularidad respecto a la del equipo de La Unión. Si en la zamarra de Basáñez el color rojo está a la izquierda, en la de Alto Perú es el color negro el que ocupa dicho espacio. El calzón y las medias son negros, siguiendo la tradición. Debido a los colores, y quizá también a su difícil trayectoria existencial para poder salir adelante, al equipo lo apodaron como los Sangre y Luto. Actualmente el Club Atlético Alto Perú compite en la segunda división B nacional, como su compañero de fatigas Club Atlético Basáñez, contra quien, por cierto, sufrió la mayor humillación deportiva de su historia al perder por 12 a 0 en 2009. Habiendo tenido ambos equipos un origen libertario, quizá los del barrio de La Unión tendrían que haber sido algo más condescendientes con los de Malvín, pero claro, tratándose de fútbol, ya se sabe.

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TERCERA PARTE

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CAPÍTULO 17

FÚTBOL ALTERNATIVO, FÚTBOL POPULAR

El listado de equipos y la semblanza que de ellos hemos hecho hasta aquí no han pretendido ser exhaustivos, pero sí representativos de las agrupaciones fundadas o vinculadas en sus orígenes a libertarios pertenecientes, por lo general, al anarcosindicalismo. Sin embargo, a medida que la investigación se desarrollaba hemos visto aparecer equipos que no habían sido fundados a principios del siglo XX y muchos de sus promotores tampoco habían sido especí camente libertarios. En la mayor parte de dichos equipos su fecha de fundación es posterior a los años ochenta del pasado siglo y su expansión por todo el orbe no para de crecer. La mayoría de estos nuevos clubes tienen unas características bastante similares, de las que podríamos destacar principalmente el antifascismo y al antirracismo. Pero lo más fundamental de estos equipos es que todos tienen como norma de funcionamiento la autogestión. Su oposición al fútbol mercantilista actual es frontal, y su desprecio por las astronómicas y obscenas cifras que se manejan en el tinglado montado por FIFA, UEFA y clubes poderosos, absoluto. Otros de sus principios son que el club siempre pertenece a los socios y adherentes, y que todas las decisiones se toman en asamblea. El club está comprometido con su entorno (zona, barrio, pueblo) y tiene que cumplir una función social. El club compite con otros clubes en ligas o ciales o no o ciales, pero su objetivo nal no es el resultado deportivo, sino el placer de jugar por jugar. Muchos de estos equipos se autode nen como anarquistas, pero incluso los que no lo hacen actúan y proceden de manera similar, como hemos podido comprobar en algunos de los ejemplos de la relación de equipos elaborada en la segunda parte de este

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libro. Esa ha sido la razón principal para incluir a varios de ellos entre los equipos que podemos considerar históricos. En el fondo se trata de una vuelta a los orígenes del fútbol amateur y solidario. Un rechazo del fútbol entregado al capitalismo salvaje de nuestros días. Un fútbol de verdad. Todos estos equipos son los que representan lo que se ha dado en llamar el fútbol alternativo. También existen otros equipos que tienen muchos aspectos similares a los anteriores, pero su implicación política es menor. Gran parte de ellos son resultado del descontento de los a cionados con el funcionamiento de sus clubes favoritos, que deciden abandonar y fundar otros para seguir disfrutando de su deporte. La razón principal de su descontento es que ellos, la esencia principal del club, son meros comparsas en su gestión y nunca se les tiene en cuenta. Entre este grupo de clubes también guran los que, en un momento determinado, desaparecieron del panorama futbolístico. Su desaparición no fue, evidentemente, un designio de los dioses ni fruto de la casualidad. Fue consecuencia de la mala gestión y de la avaricia interesada de sus corruptos dirigentes. Teniendo muy en cuenta las razones de la desaparición de dichos clubes, no es de extrañar que para los refundadores de estos equipos, el objetivo principal del club refundado fuese que este perteneciese a sus socios. De ahí que en estos nuevos equipos las decisiones se tomen en asambleas abiertas y que sus juntas directivas sean meras gestoras de las decisiones debatidas y adoptadas por sus socios en dichas asambleas. Todos estos equipos forman parte de lo que se denomina como fútbol popular. Los dos conceptos, el de fútbol alternativo y el de fútbol popular, se vienen utilizando como sinónimos en los escasos artículos que se publican al respecto. En este libro, sin embargo, hemos pensado que la diferenciación entre ambos es sumamente útil para poder deslindar las supuestas analogías. Siendo ambos positivos contra el gran y deleznable negocio futbolístico actual, aporta cierta claridad sobre los objetivos nales tanto de uno como del otro. El fútbol alternativo, en nuestra opinión, proporciona una dimensión social más amplia y profunda que la del fútbol popular. A pesar de esta distinción que acabamos de hacer entre fútbol

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alternativo y fútbol popular, los equipos pertenecientes a una u otra categoría juegan por lo general en las mismas competiciones. Los hay, la mayoría, que son totalmente amateurs, pero existen también los que, de alguna forma, funcionan de una manera semiprofesional. En ciertos países, sobre todo del continente americano, tienen sus propias ligas separadas de las ligas o ciales al uso. En Europa, normalmente los clubes fundados con las premisas para un funcionamiento autogestionario comienzan su andadura en la última división del sistema de ligas de cada país. Vamos a reseñar a continuación, en un pequeño recorrido europeo, a los clubes más conocidos en este fútbol alternativo o popular. La característica común a todos ellos es el régimen asambleario por el que toman sus decisiones. Tras esta idea fundamental, vienen a continuación sus actitudes políticas, que van desde un humanismo solidario hasta un concepto de la organización social claramente libertario. En España la mayoría de estos clubes pertenecen a la categoría que hemos denominado como fútbol popular: El primero de ellos, según su año de aparición, es el Atlético Club de Socios. Fue fundado en 2007 por unos cuantos cientos de socios del Atlético de Madrid, totalmente disconformes con la gestión del equipo que realizaban sus dirigentes. En 2009 surgió el SD Logroñés, que fue creado a raíz de la desaparición del CD Logroñés. El CAP Ciudad de Murcia nació en 2010 tras el traslado, por parte de sus dueños, del CF Ciudad de Murcia a Granada. Este club poco después desapareció. Las siglas CAP corresponden a Club de Accionariado Popular. El CD Palencia Balompié, fundado en 2011, fue el producto de la rme oposición de los socios del CF Palencia a su conversión en SAD (Sociedad Anónima Deportiva). Al poco, el CF Palencia desapareció. El UC Ceares tiene su sede en un barrio de la ciudad de Gijón. Fue fundado en 1946 pero dada su situación terminal en 2011, una candidatura de exjugadores, socios y vecinos del barrio ganó

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las elecciones de ese mismo año, instaurando la autogestión asamblearia. El Club Polideportivo Almería, aunque fundado en 1983, tras algunos periodos de inactividad, se convirtió en 2012 en un club de accionariado popular. También en 2012, hartos del fútbol negocio, los vecinos del barrio de Torreforta de Tarragona fundan el FC Tarraco. En dicha fundación se prima la función social antes que la deportiva. Es probablemente el equipo más “alternativo” de España. El Unionistas de Salamanca CF surge por la desaparición de la UD Salamanca en 2012. Fue creado al año siguiente de dicha desaparición. En 2013 nació el Xerez Deportivo FC. La iniciativa partió de un numeroso grupo de seguidores del Xerez CD indignados con la gestión de su equipo. La UD Ourense toma el testigo, aunque no la forma de funcionamiento, del CD Ourense. Ambas situaciones, desaparición y fundación, se dan en el mismo año, 2014. En 2015, en una asamblea popular celebrada en la ciudad de Avilés, se funda el Avilés Stadium CF. El Club de Fútbol Popular Orihuela Deportiva nació en 2016. En 2016 apareció en Alicante la Unión Deportiva Aspense. Los hasta aquí citados son los equipos pioneros y más relevantes en el panorama del fútbol popular en España. No dejan de unírseles sin embargo nuevos miembros. En cualquier caso, vemos que la práctica totalidad de los clubes nombrados pertenecen a lo que hemos dado en llamar fútbol popular. Un caso distinto es el de Italia, allí la proporción de equipos es inversa y casi todos pertenecen a la categoría de fútbol alternativo. Italia es probablemente, en el territorio europeo, el país que tiene más clubes organizados en el fútbol alternativo. Muchos de ellos adoptan junto a su nombre las siglas ASD, SSD o USD, que corresponden a Associazione Sportiva Dilettantística, a Società Sportiva Dilettantística o

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a Unione Sportiva Dilettantística. La última palabra, dilettantística, corresponde en la traducción del italiano al signi cado de “a cionada/o” o “sin ánimo de lucro”. Aparte de los equipos ya reseñados en el capítulo dedicado a Italia, como el USD CS Lebowsky y el USD Spartak Lecce, podríamos añadir al ASD Ardita, ASD Quartograd, Atlético San Lorenzo, ASD Ideale Bari Calcio, Lokomotiv Flegrea, Stella Rossa (con esta denominación existen varios de distintas ciudades), Taranto FC. 1927, USD Ancona 1905 o a los placentinos de la SSD Piacenza Calcio 1919. Gran parte de los equipos alternativos que se van creando constantemente en Europa toman como modelo a estos clubes italianos, los cuales pueden presumir ya de una cierta trayectoria futbolística y social. Algo más lejos, en la ciudad inglesa de Leeds, encontramos al República Internationale FC. Este club es incluso anterior al Easton pues su origen se remonta a 1983. Con bastante probabilidad es uno de los pioneros del fútbol alternativo en Inglaterra. El equipo lo fundaron una mezcla de anarquistas, marxistas y socialistas. Su escudo es rojinegro. También en Leeds se dio el caso bastante inusual por aquellas fechas (la fecha exacta es indeterminada) de la creación de un equipo femenino que lleva el libertario nombre de Emma Goldman Anarchist Feminist Club. Asimismo, existe en Inglaterra el caso especial de varios clubes de gran renombre de los que se desgajan un buen número de sus seguidores para fundar un nuevo club que conserve los principios por los que dichos clubes fueron fundados. Tal decisión se debe generalmente al hartazgo de muchos socios que ven la compraventa de su equipo del alma por multimillonarios sin escrúpulos como una traición a tales principios. Estos equipos se ubicarían entre los del fútbol popular y es interesante señalarlos. Es el caso del FC United of Manchester que nacía en 2005 con el apoyo de los seguidores que se opusieron frontalmente a la compra del mítico Manchester United FC por parte del magnate Malcolm Blazer. Muchos seguidores del no menos mítico Liverpool FC tenían una indignación considerable con el precio de las entradas y la di cultad para conseguirlas. Pensaban también que al club le interesaba mucho más el dinero que sus a cionados. Surgió pues así, en 2008, el AFC Liverpool.

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Las siglas AFC resultan signi cativas y transmiten muy bien la idea que quieren expresar. Corresponden a las palabras Affordable Football Club que se traducen como Club de Fútbol Asequible. Por último, tenemos al que en realidad fue el primero de los tres en fundarse. Nos referimos al AFC Wimbledon, que nació en el 2002. En este caso la chispa que provocó el fuego fue la deslocalización, a 70 millas al norte de su lugar de nacimiento, del Wimbledon FC. Y no solo eso, sino que dos años después el equipo fundado en 1889 desapareció y fue refundado con el nombre de su nueva ubicación, la ciudad de Milton Keynes. Se da la circunstancia de que el Milton Keynes Dons FC coincidió durante algunas temporadas en la misma división que el AFC Wimbledon. En los partidos jugados entre ellos, la tensión alcanzó límites inimaginables. Los equipos pertenecientes a la gran marea del fútbol alternativo europeo no se limitaron a quedarse en los con nes de su área de actuación, sino que, ya desde el principio buscaron conectarse con equipos similares, tanto en el concepto social como en el deportivo, de otros países. De este modo comenzaron a proliferar una gran cantidad de torneos alternativos en los que las principales actividades consistían en jugar al fútbol, beber, bailar y compartir las experiencias de sus respectivos proyectos. En suma, eran encuentros de confraternización. De esos encuentros de confraternización surgieron docenas de torneos de fútbol alternativo por media Europa: Stuttgart, Bad Muskau, Frigurgo y Dünsbach en Alemania; Leeds, Bristol, Bradford y Londres en Inglaterra, Bruselas y Amberes en Bélgica son solo algunos de los que se celebran con regularidad todos, o casi todos, los años. Asimismo, se organizan torneos bastante más ambiciosos en los que compiten tanto clubes como equipos de zonas machacadas, como Palestina y diferentes países africanos. Como ya mencionamos en el capítulo dedicado al equipo inglés Easton Cowboys, uno de estos torneos es la Alternative World Cup. Su primera edición, como también habíamos señalado, fue organizada por el club de Bristol en 1998. La copa fue ganada por el equipo sudafricano Diepkloof Eleven Experience de Soweto, lo que muestra que hasta en el cono sur africano existen clubes alternativos.

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Otro evento de gran importancia alternativa es Calcio Senza Con ni que se celebra en Alba Adriática, 75 kilómetros al norte de Pescara, y que en 2019 celebró su novena edición. La creación de equipos de fútbol alternativo va imparablemente en aumento, y debido a la celebración de las competiciones arriba referidas, algunos de ellos han conseguido un relativo renombre, incluso fuera de sus países de origen. Tal es el caso del danés FK Utopía, con sede en la ciudad de Odense y fundado en 1980; del alemán ICE Neckarstrasse de Stuttgart, fundado a nales de los ochenta; del Lunatics FC de Amberes, que nació en 1989, o del equipo lituano de la ciudad de Vilnius FC Vova. Existieron también algunos casos curiosos de equipos que tuvieron una vida relativamente corta, como por ejemplo el FC Bakunin que hacia 1975 participó en la Liga de Fútbol Progresista, organizada en Zurich por militantes de izquierda. Otro caso realmente curioso es el de un enfrentamiento que se produjo en el torneo de la Cup Bay Area de San Francisco en 2003. En dicho partido se enfrentaron el equipo anarquista Kronstadt FC, cuyo nombre es un homenaje a la famosa sublevación de los marinos de Kronstadt contra los bolcheviques en 1921, y el equipo de fútbol comunista Left Wing FC. Desconocemos si ambos equipos siguen en activo, pero sabemos que el resultado nal de aquel encuentro fue de 2 a 2. Una vez cruzado el Atlántico hasta San Francisco para dar fe del partido entre el Kronstadt FC y el Left Wing FC, veremos que en Sudamérica también se organizan torneos de fútbol alternativo. El primero de ellos se celebró en la localidad de Jesús María, en la provincia de Córdoba, en Argentina. El evento fue organizado por el máximo exponente del fútbol alternativo de la zona, el CSD Che Guevara. Corría el año de 2012 y el torneo se denominó como I Copa América Alternativa Hombre Nuevo. Participaron equipos de seis países: Che Guevara, Inter de Córdoba, Dos de Mayo y El Cordobazo por parte de Argentina; Autônomos, Pelada da Esquerda y Lado B de Brasil; La Filial de Chile; Real Tarija de Bolivia; Easton Cowboys de Inglaterra y FC Vova de Lituania. Nuestro viejo conocido Autônomos FC se proclamó campeón del torneo en la nal disputada contra el Dos de Mayo argentino.

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La Copa América Alternativa Hombre Nuevo se continúa disputando anualmente, pero cambiando de sede en cada ocasión. En la edición de 2019, celebrada en Uruguay, el Dos de Mayo de Mar del Plata triunfó en el torneo, resarciéndose así de su derrota en la primera edición. Tras esta sucinta descripción de los clubes del fútbol alternativo y del fútbol popular, vemos que, en de nitiva, tanto si el componente político es fuertemente libertario como es el caso de los clubes enrolados en el fútbol alternativo, o tal componente no es evidente, conscientemente al menos, como en la mayoría de los clubes del fútbol popular, el surgimiento durante estas últimas décadas de todos estos equipos se ha producido por la misma causa: el mercantilismo capitalista que se ha apoderado del fútbol. Cuando potentados megamillonarios chinos, rusos o estadounidenses, compran equipos históricos… Cuando jeques árabes de las satrapías del golfo pérsico consideran que comprar clubes de fútbol es un gran negocio y hacen lo propio… Cuando los chajes obscenamente multimillonarios son negociados por fondos de inversión de oscurísima trayectoria… Cuando las televisiones imponen los horarios de los partidos a los clubes y cada jornada se eterniza en cuatro días… Cuando los precios de las entradas llegan a alcanzar a menudo proporciones absolutamente astronómicas… Cuando las demandas de los a cionados son repetidamente ignoradas… ¿Qué queda en la actualidad del deporte más famoso del mundo? Para un gran número de seguidores, que va creciendo cada día… NADA, no queda nada. Así lo expresan algunos de sus eslóganes: “Del pasado al presente, fútbol de la gente”, “Odio eterno al fútbol moderno” o el de los hinchas de los ingleses de United of Manchester FC que reza “I don’t have to sell my soul” (“No tengo que vender mi alma”). Estos han sido, a grandes rasgos, los motivos por los que muchos hinchas han vuelto la espalda a sus equipos de toda la vida y han creado otros, para poder disfrutar del juego y poder participar en las decisiones del club como uno más.

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Vemos, sin embargo, que todos los clubes mencionados dentro del apartado del fútbol popular han sido creados posteriormente al año 2000, a partir del cambio de milenio, mientras que muchos de los pertenecientes al denominado fútbol alternativo existían ya a principios de los años ochenta del siglo pasado. Alguno incluso era de mediados de los setenta. Vemos también que la práctica totalidad de estos equipos alternativos tienen un funcionamiento inequívocamente libertario, expresamente declarado por sus miembros, y que su actividad social y solidaria con su entorno viene, en casi todos los casos, por delante de su desempeño deportivo. Esto, creemos, nos muestra una clara pista para adivinar de dónde vienen las in uencias asociativas y asamblearias por las que se rigen la gran mayoría de los clubes que conforman el fútbol popular. Casi tres décadas más tarde de la constitución del primer club de fútbol alternativo, el tinglado futbolístico mundial, con FIFA, UEFA y CONMEBOL a la cabeza, había alcanzado ya un tal grado de salvaje negocio capitalista y corrupción que muchos a cionados dijeron: ¡Basta! El fútbol alternativo simplemente se adelantó al fútbol popular. Y le mostró el camino.

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CAPÍTULO 18

FUTBOLÍN

Abordaremos aquí una última conexión entre fútbol y anarquismo y que, voluntariamente, hemos querido dejar para el nal. Una conexión poética y solidaria. Un vínculo que hace referencia a la extraordinaria peripecia vital de Alejandro Finisterre, el poeta anarquista que inventó el futbolín. Alejandro no es un personaje excesivamente conocido, pero si buceamos en internet podremos encontrar dos o tres docenas de artículos sobre él, así como un par de vídeos de alguna breve entrevista. Más de la mitad de los artículos encontrados están relacionados con su fallecimiento, ocurrido en 2007. De uno a otro de estos artículos se producen a rmaciones ligeramente contradictorias. Al revisarlos con el máximo rigor posible, nos hemos decantado por el obituario publicado en el periódico The Guardian que rma el periodista Michael Eaude (2007). Este artículo nos servirá de base para una pequeña reseña de la vida de Alejandro Finisterre. Alejandro Campos Ramírez fue uno de los diez hijos del radiotelegra sta del faro del n del mundo, del faro de Finisterre. Alejandro creció en La Coruña y a los 15 años marchó para estudiar en Madrid. En la capital y para pagar sus estudios, trabajó como albañil, cajista e incluso bailarín de claqué. El inicio de la guerra sorprendió a Alejandro vendiendo por las calles de Madrid la revista literaria Paso a la Juventud, que editaba él mismo. Fue por aquellas fechas en las que conoció al poeta León Felipe, quien era probablemente el más libertario de los poetas. Su odio de la sociedad burguesa, su defensa de la integridad individual y su creencia de que la poesía podía revolucionar un mundo injusto sedujeron a Alejandro. En noviembre de 1936 en un bombardeo del ejército fascista,

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Alejandro quedó sepultado bajo los escombros del edi cio donde se encontraba. Fue trasladado a Valencia y posteriormente a Montserrat, en la provincia de Barcelona, a una colonia de convalecientes, el hotel colonia Puig. Tras el bombardeo había quedado cojo. A Alejandro le gustaba el fútbol, pero su cojera le impedía jugar. Lo mismo les ocurría a muchos niños de los que allí se encontraban. Así que Alejandro pensó que, si existía el tenis de mesa, bien podía existir el fútbol de mesa. Se puso manos a la obra. Tras conseguir unas barras de acero, contactó con un carpintero vasco, Francisco Javier Altuna, que estaba allí refugiado. Este le torneó las guras de madera y construyó la caja de la mesa. La pelota la hizo de corcho prensado. ¡Había nacido el futbolín! Siguiendo el consejo de un compañero anarquista, Alejandro patentó el invento en Barcelona en 1937. Algo después patentó también un artilugio para músicos que permitía pasar las hojas de un pentagrama con solo accionar un pedal. A lo largo de su vida, Alejandro estuvo involucrado en una cincuentena de inventos de diversa índole, aunque ninguno tuvo la extraordinaria repercusión del futbolín. Al nal de la guerra, Alejandro cruzó la frontera por los Pirineos durante una gran tormenta y perdió los documentos que acreditaban la patente del futbolín. Tal hecho le perjudicó gravemente, pues, a su vuelta, varios empresarios construían futbolines y se había convertido en un juego tremendamente popular. En 1947, Alejandro partió de nitivamente al exilio. Su primera escala fue París y en 1948 llegó a Ecuador donde fundó una revista de poesía. En 1952 lo encontramos en Guatemala fabricando futbolines. Por n pudo ganar algo de dinero con su invento estrella. En una ocasión coincidió en el Centro Republicano Español, donde había ocho futbolines, con el Che Guevara y su compañera Hilda Gadea. Jugaron una partida y parece ser que Alejandro ganó al guerrillero, aunque, a decir verdad, él nunca lo a rmó categóricamente. Sí dijo, sin embargo, que Hilda sabía jugar muy bien, mejor que el Che. Guatemala era todavía entonces uno de los países que no reconocían a la España franquista, pero la amenaza de un golpe de Estado se estaba extendiendo por todo el país. Al nal, en 1954, y claramente promocionado por la CIA, el golpe se produjo… y el reconocimiento 180

también. Al poco tiempo, agentes franquistas secuestraron a Alejandro Finisterre y lo deportaron en un avión con destino a Madrid. Parecía que la suerte de Alejandro estaba echada, pero una vez a bordo, su inventiva comenzó a funcionar. Ya en vuelo, Alejandro se dirigió a los aseos. Allí envolvió una pastilla de jabón con papel de plata y salió gritando: “Soy un refugiado español”, amenazando con hacer estallar el aparato con la supuesta bomba. Tanto la tripulación como los pasajeros le apoyaron. El avión aterrizó en Panamá y Alejandro quedó libre. Fue probablemente uno de los primeros actos de piratería aérea. Finalmente, Alejandro se a ncó en México, donde volvió a encontrar a su buen amigo León Felipe. Allí potenció su faceta de editor y publicó más de 200 libros, fundamentalmente trabajos de exiliados españoles (sobre todo gallegos) y mucha poesía. Como dijo en alguna ocasión: “La poesía siempre es necesaria, no sé para qué, pero es necesaria”. León Felipe le nombró su albacea. Tras la muerte de este, Alejandro no paró hasta organizarle el homenaje que se merecía. En 1973 consiguió reunir a guras literarias, tanto de España como de la diáspora republicana, para inaugurar el busto de bronce del poeta que se yergue entre los árboles del bosque de Chapultepec. Alejandro Finisterre escribió mucha poesía, pero, como persona sabia, no le daba excesiva importancia. Decía que eran solo versos. Sus mayores esfuerzos los dedicó a promocionar a otros autores y a tratar con un mimo exquisito el legado de su gran amigo León Felipe, de cuya poesía fue considerado máxima autoridad en la materia. Respecto a la invención de su mundialmente conocido futbolín, siempre le restó importancia: “Bah… De no inventarlo yo, lo habría inventado otro” (Mauri, 2017). Modesto a carta cabal. Tan modesto como aquellos primeros anarquistas que comenzaron a darle patadas al extraño objeto redondo.

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EPÍLOGO

FÚTBOL: DEL JUEGO AL NEGOCIO El fútbol pertenece a la clase obrera. CÉSAR LUIS MENOTTI

El negocio se ha apoderado del juego y lo ha convertido en un trabajo. El fútbol pasó de ser un entretenimiento fabuloso para la clase obrera en la que se origina y, además, un vehículo que ligaba a la vida a los condenados a ser para otros, a ser un instrumento para que la clase dirigente acumule enormes cantidades de dinero. El negocio le trans rió la lógica empresarial y por lo tanto le arrebató el sentido lúdico. Ya no se juega por jugar, como decía Eduardo Galeano que tendría que ser, considerando el triunfo, en todo caso, como una recompensa, sino exclusivamente para ganar. Y tal cual el criterio de las empresas, ganar no es lo más importante, si no lo único importante. De acuerdo con esos valores monetarios y resultadistas, el placer de jugar, la estética que acerca la belleza, quedan suprimidas por inútiles. Ante este panorama, algunos intelectuales de izquierda le dieron la espalda. No solo eso, sino que lo consideraron otro “opio” de los pueblos. Una actividad que distrae a las clases populares de la realidad, las adormece y las retira de su interés por la política. Solo vieron el fenómeno, lo que aparece, y no fueron capaces de entender el signi cado de este juego popular para las clases donde se origina. Tampoco supieron distinguir su utilización por parte de los sectores dominantes. No obstante, siempre hubo intelectuales en la izquierda que se acercaron al fútbol con otra óptica y lo analizaron en profundidad para descubrir su verdadero sentido. Antonio Gramsci, por ejemplo, dijo: “El fútbol es el reino de la libertad al aire libre”; Sartre lo juzgó como “Una metáfora de la vida”. Otros, como Vázquez Montalbán, Albert Camus o Eduardo Galeano, entre los más conocidos, confesaron abiertamente su pasión futbolera sin 182

ningún tipo de complejos. En este libro se ha visto cómo incluso políticos aparentemente tan alejados del fútbol como los anarquistas estuvieron implicados en este juego tan de pueblo, a tal punto que hasta fundaron muchos de los actuales clubes en distintos países del mundo. Uno de los anarquistas más respetados y reconocidos en la Argentina, Osvaldo Bayer, escribió una espléndida historia del fútbol argentino (Fútbol argentino, 1990) y no ocultaba su simpatía y su conocimiento futboleros. El Che Guevara, que jugaba de arquero con sus amigos cuando el asma se lo permitía, llegó a entrenar a un equipo colombiano en su primera gira aventurera por América Latina. Y fue, al mismo tiempo, arquero de ese equipo. Le fue tan bien que le quisieron prolongar el contrato, pero evidentemente, el Che tenía otros objetivos que la revolución le agradece, aunque tal vez el fútbol haya perdido “a un gran entrenador”. Miguel Fernández Ubiría ha realizado un trabajo de investigación tan completo y minucioso sobre la relación del anarquismo y el comunismo con el fútbol que enriquece nuestro conocimiento y, al mismo tiempo, nos da más argumentos para seguir disfrutando de este juego que nos apasiona, sin necesidad de oponerlo a nuestro interés político. Nos refuerza nuestra convicción de que el deseo de un fútbol mejor está ligado a la construcción de una sociedad más justa y democrática. ÁNGEL CAPPA

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CA Independiente: clubaindependiente.com CA Newell’s Old Boys: newellsoldboys.com.ar CA Progreso: clubatleticoprogreso.com CE Júpiter: cejupiter.cat Chacarita Juniors: chacaritajuniors.com.ar Clapton CFC: claptoncfc.co.uk Defensores de Belgrano: defeweb.com.ar Defensor Sporting: defensorsporting.com.uy Easton Cowboys and Cowgirls: eastoncowboys.org.uk FC Sankt Pauli: fcstpauli.com Hallam FC: hallamfc.com.uk Miramar Misiones: miramarmisiones.com Primeiro de Maio FC: primeirodemaio.com.br RNK Split: rnksplit.hr SC Corinthians Paulista: corinthians.com.br Shef eld FC: shef eldfc.com

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NOTAS

1 . Otros libros publicados por Brenda Elsey son Fútbol y los límites de la historia (2017) y Futboleras: mujeres, género y deporte en América Latina (2019). No se trata, pues, de una recién llegada en los temas concernientes al fútbol y a los asuntos sociales, sino de alguien que ha dedicado a la cuestión mucho tiempo y trabajo investigativo. 2 . Letra de “Rayo vallecano” tomada de Musica.com

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Índice

PRÓLOGO PRIMERA PARTE INTRODUCCIÓN CAPÍTULO 1. ORÍGENES DEL FÚTBOL CAPÍTULO 2. ORÍGENES DEL ANARQUISMO CAPÍTULO 3. DE LA BURGUESÍA AL PROLETARIADO CAPÍTULO 4.LA PRENSA ANARQUISTA CAPÍTULO 5 .LA EDAD DE ORO DE LOS EQUIPOS DE FÚTBOL DE ORIGEN ANARQUISTA SEGUNDA PARTE INTRODUCCIÓN CAPÍTULO 6.ALEMANIA FC Sankt Pauli (Hamburgo, 1910) FC Lampedusa (Hamburgo, 2012) CAPÍTULO 7.ARGENTINA CA Libertad (Salta, 1901) AA Argentinos Juniors (Buenos Aires, 1904) CA Newell’s Old Boys (Rosario, 1903) CA Independiente (Avellaneda, 1905) CA Chacarita Juniors (Buenos Aires, 1906) CA Defensores de Belgrano (Buenos Aires, 1906) CA Colegiales (Buenos Aires, 1908) Club El Porvenir (Gerli, 1915) CAPÍTULO 8. BRASIL Libertários FC (Santos, s. f.) SC Corinthians Paulista (São Paulo, 1910) Primeiro de Maio FC (Santo André, 1913) Autônomos FC (São Paulo, 2006) Radical Contra FC (Río de Janeiro, 2015) CAPÍTULO 9. CHILE

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CD Arturo Fernández Vial (Concepción, 1903) Francisco Ferrer FC (Santiago de Chile, 1909) CD Boríes (Puerto Natales, 1912) Primero de Mayo FC (Santiago de Chile, ¿1910-1920?) Marinetti FC (Santiago de Chile, 1932) Deportivo Kegan (Santiago de Chile, 1936) CD Esmeralda (Puerto Natales, 1940) CAPÍTULO 10. CROACIA RNK Split (Split, 1912) CAPÍTULO 11.ESPAÑA CE Júpiter (Barcelona, 1909) Rayo Vallecano de Madrid (Madrid, 1924) CAPÍTULO 12. FRANCIA Red Star FC (París, 1897) Ménilmontant FC 1871 (París, 2014) CAPÍTULO 13. INGLATERRA Clapton FC (Londres, 1878) y Clapton Community FC (Londres, 2018) Easton Cowboys and Cowgirls FC (Bristol, 1992) CAPÍTULO 14.ITALIA USD CS Lebowski (Florencia, 2010) USD Spartak Lecce (Lecce, 2011) CAPÍTULO 15. MÉXICO Selección del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN, Chiapas, 1999) UD Sinaia (México, 2006) CAPÍTULO 16.URUGUAY River Plate FC (Montevideo, 1897) Misiones FC (Montevideo, 1906) Defensor FC (Montevideo, 1913) CA Progreso (Montevideo, 1917) CA Basáñez (Montevideo, 1920) CA Alto Perú (Montevideo, 1940) TERCERA PARTE CAPÍTULO 17. FÚTBOL ALTERNATIVO, FÚTBOL POPULAR CAPÍTULO 18. FUTBOLÍN 192

EPÍLOGO. FÚTBOL: DEL JUEGO AL NEGOCIO BIBLIOGRAFÍA NOTAS

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Fútbol y anarquismo - Miguel Fernández Ubiría

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