El modelo de transformacion social del AT - Landa Cope

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El modelo de transformación social del Antiguo Testamento por Landa Cope

CAPÍTULO 6 Gobierno «La soberanía reposará sobre sus hombros». Isaías 9:6 «Por eso mismo pagan ustedes impuestos, pues las autoridades están al servicio de Dios, dedicadas precisamente a gobernar». Romanos 13:6 Por más de una generación muchos, si no la inmensa mayoría de cristianos, han creído que la esfera del gobierno es un bastión de ególatras fumadores de puros. Yo he oído decir a prominentes hombres de Dios que ellos no creen posible que un cristiano se involucre en la política sin comprometer su fe en Cristo. Esta manera de pensar es tan extrema en algunas partes del cuerpo de Cristo que hay iglesias que enseñan a sus miembros a no votar porque es una actividad «secular». Este es un buen ejemplo de la dualidad de pensamiento: lo secular frente a lo sagrado. Cuando los negros nativos de Namibia tuvieron su primera oportunidad de pronunciarse en libres comicios, eligieron un gobierno comunista, lo cual supuso un duro golpe en un país en el que más del ochenta y cinco por ciento de la población son

cristianos profesantes.1 Pero brotó un rayo de esperanza cuando el nuevo gobierno del país solicitó a los líderes de la iglesia representantes que les enseñaran fundamentos bíblicos de gobierno. ¡Qué privilegio! No obstante, ninguno respondió. En Sudáfrica, el partido en el gobierno (con un sesenta y cinco por ciento del electorado, del cual un setenta por ciento es cristiano) tienen gran dificultad de mantenerse en el poder, en parte, dicen ellos, porque la teología de algunas iglesias ha engendrado una cultura de no participación entre los cristianos cuando se trata de asuntos sociales, políticos o económicos. Algunos funcionarios del gobierno de los Estados Unidos me han informado que bastante menos del cincuenta por ciento de los ciudadanos estadounidenses se molesta en votar. Pero más chocante aún es que afirmen que sólo votan menos del veinticinco por ciento de los ciudadanos cristianos. Todo esto queda muy lejos del respeto que Pablo concedió a los que procuraban servir en la arena del gobierno. 2 Jesús entendió que los gobiernos cumplían una función en el Reino de su Padre. Él fue discipulado por el Antiguo Testamento y discipuló basándose en él. Jesús comprendió que Él era Rey de Reyes y que el suyo era un mensaje de salvación y de justicia política.

El Rey de Reyes Estudiar la esfera del gobierno en la Biblia, es examinar espacios como la función legislativa, ejecutiva, judicial y militar del estado. Es detenerse en la ley, la autoridad nacional y local, relaciones entre países, leyes de la guerra y áreas de desarrollo comunitario relacionadas con el gobierno. Es fijarse en la función y actuación de los jueces, los reyes, y aquellos que trabajaron para ellos desempeñando cargos oficiales. Libros como los de Josué, Jueces, 1 2

Patrick Johnstone, «Operación Mundo», 1986 Romanos 13:6

I y II de Samuel, I y II de Reyes y I y II de Crónicas relatan acontecimientos que sucedieron en y a Israel en el ámbito político. Documentan lo que hicieron los líderes políticos de Israel, cómo influenciaron al país y lo que Dios pensaba de tales hechos. Nehemías, Ester y Daniel narran historias de individuos que procuraron servir fielmente a Dios en la esfera política. Resulta curioso que Nehemías, Ester y Daniel sirvieran en naciones y reinos paganos e idólatras. Algunos cristianos piensan hoy que sólo se debe servir a los justos en el gobierno. Pero la Escritura no confirma este extremo. Salmos, Proverbios, Eclesiastés y Cantar de los Cantares fueron escritos fundamentalmente, y acaso en su totalidad, por dos reyes, David y Salomón. Cada uno de estos libros nos enseña muchas cosas, además de principios de gobierno, pero fueron escritos desde el ámbito gubernamental, a diferencia de Isaías, Jeremías y otros libros, que fueron escritos desde la perspectiva de los profetas. Descubrí que como un veinticinco por ciento del libro de Deuteronomio proporciona instrucciones y episodios que giran en torno a cuestiones de gobierno. El pasaje que usaremos como ejemplo para analizar la esfera del gobierno será Deuteronomio 1:9-18. Moisés había intentado sentarse como juez para arbitrar las disputas de toda la población israelita. Su suegro le sugirió que así no podría llegar muy lejos y que necesitaba introducir nuevos órganos de gobierno para sobrellevar la carga de atender a las necesidades judiciales de la nación. En Deuteronomio, Moisés constituye el primer sistema de gobierno de Israel. He aquí el relato: Deuteronomio 1:9-18 9 En aquel tiempo les dije: «Yo solo no puedo con todos ustedes. 10 El Señor su Dios los ha hecho tan numerosos que hoy son ustedes tantos como las estrellas del cielo. 11 ¡Que el Señor y Dios de sus antepasados los multiplique mil veces más, y los bendiga tal como prometió!

12 ¿Cómo puedo seguir ocupándome de todos los problemas, las cargas y los pleitos de ustedes? 13 Escojan de cada una de sus tribus, hombres sabios y experimentados, para que sean sus jefes». 14 Ustedes me respondieron: «Tu plan de acción nos parece excelente». 15 Así que tomé a los líderes de sus tribus, hombres sabios y experimentados, y les di autoridad sobre ustedes. Los puse como jefes de grupos de mil, de cien, de cincuenta y de diez, y como funcionarios de las tribus. 16 Además, en aquel tiempo les di a sus jueces la siguiente orden: «Atiendan todos los litigios entre sus hermanos, y juzguen con imparcialidad, tanto a los israelitas como a los extranjeros. 17 No sean parciales en el juicio; consideren de igual manera la causa de los débiles y la de los poderosos. No se dejen intimidar por nadie, porque el juicio es de Dios. Los casos que no sean capaces de resolver, tráiganmelos, que yo los atenderé». 18 Fue en aquel tiempo cuando yo les ordené todo lo que ustedes debían hacer. En cuanto al objetivo de aprender a leer y estudiar la Biblia para entresacar los principios de Dios pertinentes en cada esfera social, sólo tomaremos los principales rasgos del pasaje. Recuerde que las verdades de la Biblia se presentan básicamente en forma de relato. Pero aunque estudiemos la historia y su contexto, nunca pasaremos por las mismas circunstancias que atravesaron Moisés e Israel, por lo que su aplicación no tiene por qué ser válida en nuestro caso. No obstante, esos principios son la verdad de Dios, aplicables de forma novedosa y dinámica en cualquier época, en cualquier serie de circunstancias, o en cualquier país. Tomemos este pasaje como ejemplo para extraer principios a partir de una situación histórica. El propósito del gobierno Deuteronomio 1:9-12

9 En aquel tiempo les dije: «Yo solo no puedo con todos ustedes. 10 El Señor su Dios los ha hecho tan numerosos que hoy son ustedes tantos como las estrellas del cielo. 11 ¡Que el Señor y Dios de sus antepasados los multiplique mil veces más, y los bendiga tal como prometió! 12 ¿Cómo puedo seguir ocupándome de todos los problemas, las cargas y los pleitos de ustedes? Moisés se preparó para constituir el primer estado formal de Israel y explicó al pueblo el propósito del gobierno y por qué Israel necesitaba adaptarse a la idea de que él no podía seguir siendo el único líder. Moisés había estado llevando toda la carga sobre sus hombros. Pero este sistema ya no cumplía los objetivos del gobierno. ¿Cuál era ese objetivo? Moisés entendió que era su responsabilidad oír las cargas y las disputas de la gente para proporcionarles soluciones justas. Él no dudó que los pleitos fueran importantes ni pensó que los ciudadanos no debían tener pleitos en absoluto. No contempló las disputas como asuntos baladíes o como una pérdida de tiempo. Determinó que debían ser oídas y resueltas, pero Israel había crecido tanto en Egipto que el antiguo sistema tribal de autogobierno ya no funcionaba. Necesitaban un sistema más eficaz. ¿Por qué? Para satisfacer la necesidad de justicia de la gente. Uno de los principios fundamentales que encierra este pasaje es que el propósito básico del gobierno es servir a la población proporcionando un objetivo, una fuente fidedigna de arbitrio y de justicia. El sistema de gobierno estaba organizado de tal manera que pudiera atender a las necesidades del pueblo, tanto de los «débiles como de los poderosos» (vs. 17). Dios observó las necesidades judiciales del pueblo y el hecho de que el sistema en vigor no satisfacía sus necesidades. Inspiró a Moisés para que creara una estructura de gobierno que respondiera a las necesidades judiciales generales de la nación y la pusiera en vigor.

La autoridad del gobierno 1:13 «Escojan de cada una de sus tribus, hombres sabios y experimentados, para que sean sus jefes». Creo que este es uno de los versículos bíblicos más estremecedores desde la perspectiva del gobierno bíblico. Piense en ello. Esta nación había vivido en el exilio por 430 años. Durante tres siglos fueron esclavos bajo el régimen totalitario del gobierno egipcio. Antes de establecerse en Egipto habían conocido un liderazgo similar al de una familia extensa, de unas setenta personas, que distaba del aparato de gobierno de una nación. Podemos asumir que muchos de los hebreos, si no la mayoría, no habían recibido educación. Vivían sumidos en la pobreza y no había razón alguna para que Egipto hinchara su presupuesto nacional para educar a sus esclavos. Por aquel tiempo aún se hallaban en el desierto, en una «tierra de nadie», sin bienes tangibles, a excepción de lo que acarreaban sobre sus espaldas. Moisés era un varón piadoso, un hombre que se atrevía a hablar con Dios cara a cara. Dios le dio instrucciones detalladas para guiar a Israel hacia la libertad. Le concedió una autoridad increíble cumpliendo todo lo que él anunciaba que iba a suceder. Si alguien tuvo alguna vez una línea directa con Dios, ése fue Moisés. ¿Qué instrucciones dio Dios a Moisés para formar el gobierno de Israel? «Escojan de cada una de sus tribus, hombres sabios y experimentados…» ¿Quién escogió el liderazgo? ¿Moisés? ¿Aarón y Miriam? No, ¡el pueblo de Israel! La primera cosa que hizo Dios por medio de Moisés para establecer el gobierno fue dar a la gente el derecho y la autoridad de escoger. ¡Qué Dios tan asombroso! En su infinito conocimiento y sabiduría no impuso su voluntad. Él podía haber dicho a Moisés: «Escoge algunos hombres sabios y experimentados y ponlos por jefes sobre

Israel». Ese modelo se habría asemejado más al que ellos habían conocido en Egipto. Al que practicaban las naciones tribales que les rodeaban. Pero Dios hizo algo tan radical, tan peligroso, tan extraño a este mundo, que todavía se combate por aplicar este principio en nuestros tiempos modernos. Él concedió al pueblo de Israel el derecho de escoger a sus líderes políticos. Podríamos, pues, enunciar un segundo principio de gobierno: que Dios concede al pueblo autoridad para su gobernación. Dios delegó en el pueblo por ley y por decreto el derecho y la responsabilidad de escoger su gobierno. Constituyó una autoridad ascendente, en contraposición a la descendente de los faraones egipcios. Concedió poder al pueblo. Muchas personas hoy, dentro y fuera de círculos cristianos, creen que lo importante es dictar al pueblo lo que éste tiene que hacer. Se suele asumir que la gente no tiene experiencia, educación, comprensión de los asuntos para adoptar decisiones adecuadas. Obviamente, sería mejor prepararles de manera gradual y educarles para que crezcan en responsabilidad. Pero Dios comenzó el proceso instruyendo a Israel en su libertad recién estrenada, concediéndoles la responsabilidad de escoger quién les iba a dirigir. Este principio está profundamente respaldado en la historia bíblica de Israel, una nación dirigida por jueces por unos 470 años. La gente observaba e interactuaba con las naciones circundantes y vio que ellas tenían reyes. ¡A Israel le gustó la idea! Israel tuvo algunos jueces buenos, pero también auténticos perdedores, cuyo ejemplo más notorio fue Sansón. Insistieron en que necesitaban un rey, y se lo notificaron a Samuel, el profeta de la nación.3 Samuel buscó a Dios y recibió una respuesta muy clara. Él No quería que ellos tuvieran rey y les dio una lista bastante larga de razones para 3

I Samuel 8

explicárselo. Pero el pueblo persistió. ¡Ellos querían un rey! Dios condescendió y le dijo a Samuel que podían escoger lo que quisieran. ¡Piense en esto! Dios les concedió el rey que no quería darles porque eso fue lo que ellos escogieron. Un rey no era la mejor opción, pero esto fue lo que ellos como nación escogieron. Dios había concedido al pueblo autoridad para escoger a sus líderes políticos, y, una vez que les dio a conocer su preferencia, insistió en este principio. Israel decidió tener un rey. Dios no sólo se mantuvo fiel a sus principios y sino que bendijo a los reyes que Israel había escogido. Saúl, David y Salomón fueron poderosamente usados por Dios, pero a pesar de ello seguían siendo el sistema de gobierno que Él no quería. Tal vez usted esté pensando: «¿Pero no fueron los profetas quienes escogieron realmente a los reyes?» Resulta fascinante el rastrear este punto en la Escritura. Dios usó a los profetas para escoger el líder que Él sabía de antemano que serviría mejor a los intereses de ellos. Siguiendo la dirección de Dios, ellos ungieron a esos líderes con aceite, oraron y profetizaron sobre ellos. 4 Pero en realidad no se corona rey en Israel hasta oír cosas como: «Todo Israel se juntó y ungieron a fulano y mengano como rey» 5. Después que el pueblo hubo hecho su elección, el rey ejerció su autoridad. Este principio de la autoridad del pueblo de escoger a sus líderes políticos fue probado en la vida de David. Cuando Saúl murió, el Reino de Israel se dividió por causa de su nuevo dirigente. La casa de Judá escogió David, rival de Saúl, quien ya había sido ungido por Samuel para ser rey sobre Israel. Pero Saúl tenía un hijo, Isboset, a quien Israel prefirió entregar la corona. Dos líderes de las bandas de merodeadores de Isboset decidieron nombrar a David rey de Israel, así como de Judá. Asesinaron a Isboset y llevaron su cabeza ante David. Pero en vez de aceptar su oferta de coronarle 4 5

I Samuel 8 I Samuel 8:5; I Samuel 10:24; II Samuel 2:4; II Samuel 5:1-3; I Reyes 1:39-40

rey, David les ejecuta por su asesinato. 6 Permanece en Hebrón hasta que todas las tribus de Israel acuden a él y le piden que sea rey. 7 David comprendía, por haber estudiado los libros de Moisés, que Dios había concedido al pueblo la autoridad de escoger líderes políticos. Nos maravilla el que Dios haya dispuesto que el gobierno reciba su autoridad del pueblo. ¿No sería mejor para éste que un Dios amoroso y benevolente les indicara lo más conveniente para ellos? Evidentemente no. Este asunto es demasiado amplio para cubrirlo en este volumen preliminar. Pero parece ser que el discipulado de una nación, así como el de un individuo, está vinculado al proceso de aprendizaje causa-efecto que tiene lugar al experimentar la bendición o la maldición que procede automáticamente de la toma de decisiones. Es decir, lo mejor para Israel era hacer una elección, aunque no fuera perfecta, y aprender de las consecuencias. Hay aquí implicaciones de peso, pero tendrán que esperar hasta un futuro estudio. El carácter importa 1:13 Escojan de cada una de sus tribus, hombres sabios y experimentados… Dios no abandonó a Israel para que vagase por un vacío de elecciones tocante a sus líderes políticos. Les dio pautas. Algunas de ellas tenían que ver con el carácter, el conocimiento y la reputación del líder. Un amigo nigeriano me comentó una vez que una de las diferencias abismales que se dan entre un occidental y un africano es el patrón que ambos usan para juzgar la importancia de un individuo. Según él, el occidental, se inclina más a valorar a 6 7

II Samuel 4 II Samuel 5:1-5

la persona por lo que posee, lo que hace, o por su posición social, mientras que el africano basa su valoración en lo que otros piensan de él. Es decir, uno ocupa una posición relevante en la tribu si la comunidad se la concede, no por alguna causa externa, tal como pueden ser las posesiones o el trabajo. La concepción africana se basa más en las relaciones y tiene que ver con el carácter y con los actos observables del individuo en un contexto comunitario. Por lo que se refiere a los líderes políticos, parece ser que Dios se inclina más por la perspectiva africana. La responsabilidad de evaluar el carácter de los líderes a quienes se iba a entregar el poder político recaía sobre el pueblo, el cual, acto seguido, debía de asumir las consecuencias de sus elecciones. Moisés propuso a Israel que buscaran en sus líderes tres rasgos: sabiduría, entendimiento o experiencia y respetabilidad. El dinero y el poder, aunque no descalificaran, no figuraban entre los criterios mencionados. Para que estos atributos de carácter fueran evaluados, los líderes tenían que ser conocidos por el pueblo y éste debía determinar lo que significaba la sabiduría y el entendimiento o la experiencia. ¿Qué hacia que un individuo fuera respetable? ¿Cómo se demostraba su sabiduría? ¿Qué significaba tener entendimiento o experiencia? Como comunidad, no sólo tenían que buscar a un individuo que encarnara estas cualidades. Emprenderían un debate nacional sobre el carácter, ¿se lo imagina? Dios les estaba, no ya concediéndoles el gobierno, sino desarrollándoles como ciudadanos. Representante 1:13 …de cada una de sus tribus… Desde el momento en que Israel salió de Egipto, Dios comenzó a enfatizar la importancia de la inclusión en el proceso político y legal. Exhortó a Israel que recordara lo que era la esclavitud sin derechos. Les recordó repetidamente que no debían de tener una

medida de justicia para el israelita y otra para el extranjero. No debían dejar a ninguna tribu sin representación en su nueva tierra y gobierno. La representación política es un principio bíblico. Si el propósito del gobierno es representar verdaderamente al pueblo y arbitrar sus disputas y sus reclamaciones de justicia, si la autoridad del gobierno procede verdaderamente del pueblo, entonces éste tiene que estar auténticamente representado. El gran error del gobierno sudafricano del siglo XX fue que una tribu blanca impuso su derecho a gobernar sobre las demás tribus. El derecho al voto sólo se garantizó a las tribus blancas. A las negras se les denegó la representación. Si se comprenden las Escrituras: que Dios no puede bendecir un sistema que priva a un pueblo del derecho a elegir el poder que lo gobierna, no sorprende que el gobierno sudafricano de ese tiempo no alcanzara una estabilidad duradera. En principio, estaba condenado al fracaso. Pero esta comprensión conduce también a expresar una gran admiración por el liderazgo de Nelson Mandela y su compromiso de no formar gobierno a menos que todas las tribus negras y todas las tribus blancas estuvieran representadas. El sostenimiento de este principio protegió a la nación y mantuvo a raya la guerra civil. Si una se detiene a considerar los aborígenes de Australia, los lapones de Finlandia y los indios nativos americanos, anticipará situaciones cargadas de conflictos potenciales porque el principio de representación ha sido completamente diluido o ignorado. Consenso 1:14 Ustedes me respondieron: «Tu plan de acción nos parece excelente». La autoridad del pueblo vuelve a ser reforzada. En esta breve frase Moisés estableció que su plan contaba con el respaldo de la nación. Israel aceptó ser gobernado de esta manera.

Israel no siempre había estado de acuerdo con Moisés. En su primera tentativa de conducirles a la tierra prometida, ellos respondieron, llenos de temor e incredulidad, que no irían. Escenificaron lo que hoy día llamaríamos un golpe de estado. Los hombres en edad de combatir rehusaron aceptar el reto de entrar en la tierra prometida a pesar de las exhortaciones de Moisés, Josué y Caleb.8 Dios estaba preparado para que ellos entraran. Moisés también, pero el pueblo no estaba de acuerdo. El gobierno carecía de consenso y no pudo seguir adelante. Israel sufrió las consecuencias de sus actos y tuvo que pasar cuarenta años en el desierto. En el relato de la coronación de David como rey de Israel, la casa de Judá y la casa de Saúl no tuvieron consenso; David prefirió esperar antes que confrontar la voluntad del pueblo.9 Este principio del consenso es tan importante que Jesús lo menciona como un principio del reino de Dios en el Nuevo Testamento: «Todo reino dividido contra sí mismo quedará asolado…»10 El principio es el siguiente: una nación con consenso goza de un gobierno más estable. Una nación sin consenso se debilita. Por lo tanto, un gobierno que intenta imponer su voluntad sobre un pueblo será menos estable, a largo plazo, que otro que gobierna con consenso. Ciertamente los asuntos concretos también son importantes, pero no es éste el tema que nos ocupa. Sin embargo, el consenso es un principio de gobierno obviamente importante en las Escrituras y una de las bases de un gobierno sólido. Esto ayuda a entender las crisis de las naciones —o de ciertos asuntos nacionales—. Irlanda y Sudáfrica aparecieron muy a menudo en los titulares de los noticieros del mundo a causa de los graves tumultos que se sucedieron en ambos países. En Cómo los irlandeses salvaron la civilización, Thomas Cahill revela que los irlandeses nunca fueron capaces de ponerse de acuerdo en cuanto a quién les iba a gobernar. Durante los más de 8.000 años 8

Números 14:6-9 II Samuel 5:1 10 Mateo 12:25 9

de historia de Irlanda, sus reyes y sus tribus libraron muchas guerras. El fracaso de algunos intentos de autogobierno con reyes irlandeses, les impulsó a buscar monarcas franceses, escoceses y, finalmente, ingleses, para que les gobernaran. El fracaso que supuso no encontrar fórmulas de consenso generó milenios de conflicto en Irlanda. A la inversa, resalta aún más la importancia del pacto irlandés firmado en la década de los noventa. Por primera vez en su larga historia, los irlandeses están comenzando a darse cuenta de que el acuerdo y el consenso son esenciales para que una nación sea capaz de autogobernarse. Dios está discipulando a Irlanda. Si se echa un vistazo a la situación actual de Timor Oriental, la ex Yugoslavia y la antigua Unión Soviética se verá, en parte, el fruto de gobiernos forzados sobre pueblos sin concenso. La rama judicial Deuteronomio 1:16-18 16 Además, en aquel tiempo les di a sus jueces la siguiente orden: «Atiendan todos los litigios entre sus hermanos, y juzguen con imparcialidad, tanto a los israelitas como a los extranjeros. 17 No sean parciales en el juicio; consideren de igual manera la causa de los débiles y la de los poderosos. No se dejen intimidar por nadie, porque el juicio es de Dios. Los casos que no sean capaces de resolver, tráiganmelos, que yo los atenderé. 18 Fue en aquel tiempo cuando yo les ordené todo lo que ustedes debían hacer. Moisés dirigió su atención al cometido judicial del gobierno y empezó a dar instrucciones a los que iban a oír las disputas del pueblo. Estos versículos establecen principios judiciales tan sólidos que todo tribunal de justicia del mundo recurre a ellos, y todo tribunal sobre la tierra sería más justo si esos principios fuesen

plenamente implementados. En primer lugar, el versículo 16 exhorta a los jueces de Israel a juzgar imparcialmente. Moisés define esta palabra de forma muy concreta. La imparcialidad significa extender la misma calidad de justicia a todas las personas, independientemente de su origen, sean israelitas o forasteras, nacionales o extranjeras. Este es un tema principal en la instrucción que Dios imparte a Israel. Una y otra vez en la historia bíblica Dios les recuerda lo que significa ser esclavos sometidos a la autoridad de Egipto, ser extranjeros injustamente tratados y privados del sistema judicial de la nación en que habitaban. Dios aprovechó esta cara trágica de su historia para llamarles a un nivel más alto de justicia en su propia nación. La justicia en Israel debía ser imparcial, sin distinción de nacionalidad, color, sexo, credo o inclinación política. La justicia debía actuar sobre un terreno de juego nivelado y tratar a toda la gente por igual. En el versículo 17, se exhorta al sistema judicial de Israel a juzgar sin parcialidad y se le impone una segunda distinción de clase: sus tribunales no deberán distinguir entre «pequeños y grandes». La justicia en Israel no debía inclinarse del lado de los poderosos e influyentes, o ricos. Todas las personas tenían derecho a ser oídas. El esclavo en Egipto no tenía voz y Dios conminó a Israel que practicara un mayor nivel de justicia en su nación. Moisés les recordó que la justicia pertenece a Dios. Como jueces, no debían temer a otras personas, poderes o influencias. Debían recordar que, como agentes gubernamentales de la justicia, ante todo eran responsables ante Dios. Dios sabía que la raza humana había caído y se inclinaba al pecado y que los hebreos, por ser parte de esa raza, estarían tan inclinados a la corrupción como cualquier otro grupo humano o nación. Les estaba retando a superar todo esto en su sistema de gobierno. Moisés estableció el último principio del sistema judicial en este pasaje. Debían contar con un proceso de apelación. Para casos demasiado difíciles de resolver, o cuando las pruebas y la evidencia no fueran

concluyentes, el sistema permitiría otra instancia: en este caso delante de Moisés. Hace algunos años tuve el privilegio de dar una conferencia a la que asistió un jefe de estado que se sentó justo delante de mí. Era un mandatario cristiano en una nación pagana. Deseaba aprovechar su mandato para ejercer una influencia positiva en su país. Cuando le pregunté acerca del sistema judicial que imperaba en el país, descubrí que el presidente nombraba y deponía los jueces según su voluntad. Es bueno que el presidente se preocupe de las almas de su pueblo, y lo digo con toda sinceridad. Pero también, puede conseguir que su país se acerque a Dios si se aviene a transformar el sistema judicial. En ese país, cuando un juez dicta un fallo que no es del todo evidente e intuye que está en juego su medio de vida, puede favorecer la preferencia del presidente, que es quien tiene en su mano su puesto de trabajo. Así es la naturaleza humana. Y Dios nunca olvida que el hombre es un ser caído. Él establece cada principio y sistema teniendo presente nuestra condición caída. Un juez puede actuar corruptamente en algunas ocasiones, pero es más difícil corromper a dos jueces en una apelación, y así sucesivamente. Dios sabe que sin controles ni contrapesos que regulen el sistema, los hombres caídos harán un uso abusivo del poder y corromperán la justicia. Resumen Hemos examinado cinco principios básicos de gobierno a partir de nueve versículos en Deuteronomio. 1. El gobierno ha sido dispuesto por Dios y es esencial para la vida de un país. 2. El gobierno recibe su autoridad del pueblo. 3. El carácter de un líder político es importante y el pueblo ha de tenerlo en cuenta a la hora de elegirlo. 4. El gobierno ha de representar a todo el pueblo.

5. Uno de los cometidos principales del gobierno es proporcionar una fuente de resoluciones justas a disputas y conflictos en el seno del pueblo. El principal propósito de este volumen elemental no es proporcionar un enfoque bíblico exhaustivo sobre el gobierno u otra esfera social, sino revelar que el pensamiento cristiano dualista nos ha alejado de la gran sabiduría de Dios, y de su enseñanza en cada esfera, y demostrar que la Palabra de Dios enseña principios para la vida entera, como hemos visto en los versículos que tratan del gobierno. Para poder obtener la mente de Cristo sobre el gobierno, es menester estudiar el tema desde Génesis a Apocalipsis y obtener todo el consejo de Dios al respecto. Esto requerirá tiempo y paciencia. Le tomó a Moisés cuarenta años dictar la enseñanza de Dios en el desierto. Es necesaria una generación de fieles estudiantes de la Biblia que reclamen la herencia de la verdad. ¿Es usted uno de ellos? ¡Comience ahora mismo! Un gran reformador declaró que la paz no es meramente la ausencia de conflicto; es la presencia de la justicia. Cuando se ore por la paz, hay que recordar que Dios exige compromiso para trabajar por la justicia. AYUDA PARA PROFUNDIZAR ESTE ESTUDIO: Temas a buscar para estudiar y colorear la esfera del gobierno en las Escrituras: derecho; gobierno; ejército; brazos legislativo, ejecutivo y judicial del estado; autoridad nacional y local; y desarrollo comunitario desde la perspectiva legislativa o ejecutiva. La esfera del gobierno revela al Rey de Reyes. Dios revela el atributo básico de la Justicia a través del gobierno Dios gobierna esta esfera a través de la delegación de la autoridad en el pueblo Color usado: púrpura

DECLARACIÓN DE PROPÓSITO VOCACIONAL Y OPERATIVA Proporcionar y asegurar la justicia y la equidad para todos los ciudadanos, incluidos los servicios ejecutivos, judiciales, militares, de observancia de la ley y comunitarios. Grandes temas: justicia para los débiles y sin voz en la sociedad: niños, mujeres e inmigrantes. NOTA A TODOS LOS CREYENTES: Dios le está llamando a ser un buen ciudadano como parte del testimonio de su fe. La acción y el interés políticos no son «seculares», es decir, no son despreciables para el creyente. Dios instituyó el gobierno y Él nos dio a usted y a mí la responsabilidad de elección. Dios es justo y desea que todos los suyos trabajen por la justicia. Antes que nada, es nuestra responsabilidad ante Dios estar informados e involucrados. ¿Vota usted? Si reside en un país donde la participación está garantizada, es su obligación moral como cristiano implicarse. Si vive en un país donde se le deniega este derecho, debe de orar y trabajar para que cambie el sistema legal del país. Como creyentes, hemos de ofrecernos como voluntarios en las elecciones, ayudar a la gente a inscribirse y contribuir a que haya un lugar donde votar. Debemos explicar a nuestros hijos que Dios nos ha concedido el derecho y la responsabilidad de implicarnos en la vida política, por lo que hemos apreciar y preservar este derecho. Como cristianos, hemos de creer que nuestro compromiso marca una diferencia porque Dios no es indiferente. Hemos de enseñar a nuestros hijos que servir en el gobierno es un digno llamamiento, y si Dios les ha capacitado para este campo, entonces puede llamarles y favorecerles como lo hizo con David, Daniel, José, Nehemías y otros. Si es éste el caso, sus ocupaciones tendrán un propósito muy superior a la mera «actividad lucrativa». Sus hijos han de saber que

sirven a Dios, que deben obtener la mente de Cristo, el poder del Espíritu Santo y apoyo estratégico en oración para que su obra vaya acompañada de algún valor eterno para el Reino. Usted es la estrategia de Dios para el discipulado de su comunidad y su nación. ¿Responderá a su llamado? NOTA A LOS QUE EJERCEN EL GOBIERNO: Si usted es abogado, juez, oficial de policía, funcionario público, soldado, electo para desempeñar un cargo político, asistente social o sirve al gobierno de su país de alguna manera, usted tiene un alto llamado de Dios. Los pilares del Reino de Dios son el derecho y la justicia, y usted ha sido llamado para sostener el pilar de la justicia. Usted será desafiado por la Escritura para extender la justicia de Dios a la gente a quien sirve. No importa que trabaje en un sistema justo como el de Salomón, o en uno parcial o totalmente injusto, como les ocurrió a José y Daniel; usted tiene un llamado de Dios para consagrarse y trabajar por el más alto nivel posible de justicia en el sistema. En primer lugar, usted debe ser justo en todos sus tratos con las personas; después, debe esforzarse para que las instituciones, los sistemas y las leyes sean justas. ¿Qué aspecto ofrecería su país si cada profesional cristiano hiciera suya esta pasión y la persiguiera con un sentido de llamamiento vocacional? Dios comenzará con uno. ¿Acaso es usted? ¿Estudiará para revestirse de la mente de Cristo en la esfera política y aplicará lo que está aprendiendo primero a su propia vida y trabajo, y cuando sea posible, a las instituciones? Usted es la estrategia de Dios para instruir a su nación.

CAPÍTULO 7 Economía «Entre ustedes no deberá haber pobres, porque el Señor tu Dios te colmará de bendiciones en la tierra que él mismo te da para que la poseas como herencia». Deuteronomio 15:4 «Así mismo el reino de los cielos se parece a un propietario que salió de madrugada a contratar obreros para su viñedo». Mateo 20:1 «¡El dinero es la raíz de todo mal!» ¡Cochino dinero! Esta mentalidad es bastante común entre muchos cristianos de hoy. «Si alguien ama a Dios despreciará las riquezas materiales» es una tendencia oculta frecuente en la cristiandad. Tal vez no se enseñe «si verdaderamente amo a Dios, probablemente seré pobre», pero seguramente se piensa. El pensamiento dualista que crea una falsa separación entre lo espiritual y lo material brilla más ostensiblemente en este ámbito que en cualquier otro. Las promesas de Dios a Israel cuando salió de Egipto no se limitaban a bendiciones de naturaleza invisible. Él prometió bendecirles en todos los aspectos de la vida: sus cosechas, sus ganados y sus empresas. Les animó y les declaró que si obedecían sus enseñanzas no padecerían pobreza en su tierra. Dios cumplió su promesa. En poco más de tres siglos, Israel pasó de la más absoluta pobreza, en el desierto, a ser una de las naciones más prósperas de su tiempo. Durante buena parte de los dos milenios de crecimiento de la iglesia, el desarrollo y la transformación económica siguieron a la propagación del evangelio. En Noruega, el evangelista Hans Nielsen Hauge recorría las aldeas pobres. Fundó iglesias, enseñó

prácticas de economía bíblica y ayudó a los conversos a crear empresas. No sólo se ganaron almas en Escandinavia y en el resto de Europa occidental, sino que el evangelio alimentó una revolución económica. Moisés enseñó que Israel no debía tener pobres y la iglesia primitiva comenzó a tratar con la pobreza en su primera agenda. Moisés enseñó que el trabajo es parte de nuestro servicio a Dios y Pablo lo reafirmó en el Nuevo Testamento enseñando que los creyentes que no trabajaran tampoco comieran.1 Esto dista mucho del fruto que el evangelio ha producido en los últimos dos siglos. Probablemente sea África la realidad más dura. En su libro Esperanza para África — Qué puede el cristiano hacer, George Kinoti, profesor universitario en Kenya, hace las siguientes observaciones: uno de cada tres africanos no dispone de alimentos suficientes. En 1987, entre el 55 y el 60 por ciento de africanos del medio rural vivían por debajo del umbral de la pobreza y la tasa de empobrecimiento está aumentando. Dos tercios de los 40 países más pobres del mundo están en África, como también, ocho de los diez países más pobres. «Los expertos nos aseguran que el cristianismo está creciendo más deprisa en África que en los demás continentes. Al mismo tiempo, la gente es cada vez más pobre y la moral y el tejido social están en rápido proceso de desintegración. Obviamente, el cristianismo no está marcando una diferencia significativa en las naciones africanas». 2 No es nada raro encontrar hoy creyentes que creen que el dinero es más algo mágico que una cuestión de principios bíblicos. «Si entrego tal cantidad de dinero, obtendré tal beneficio. Dios dejará caer su provisión del cielo. Yo creo que ocurrirá un milagro en mi economía». 1 2

II Tesalonicenses 3:10 “Esperanza para África” Ibid. página 12

Entiéndaseme bien. No estoy en contra del diezmo. Yo creo que Dios puede realizar y realiza milagros económicos y que honra y bendice al corazón generoso. No obstante, esta forma de pensar no es «bíblica», sino es mística. Examinemos un pasaje clave sobre la economía en la enseñanza de Moisés, en Deuteronomio. Deuteronomio 15:1-10 1 Cada siete años perdonarás toda clase de deudas. 2. Lo harás de la siguiente manera: Cada acreedor le perdonará a su prójimo el préstamo que le haya hecho. Ya no le exigirá a su prójimo o su hermano que le pague la deuda, porque se habrá proclamado el año del perdón de las deudas en honor del Señor. 3. Podrás exigirle el pago de sus deudas al forastero, pero a tu hermano le perdonarás cualquier deuda que tenga contigo. 4. Entre ustedes no deberá haber pobres, porque el Señor tu Dios te colmará de bendiciones en la tierra que él mismo te da para que la poseas como herencia. 5. Y así será, siempre y cuando obedezcas al Señor tu Dios y cumplas fielmente todos estos mandamientos que hoy te ordeno. 6. El Señor tu Dios te bendecirá, como lo ha prometido, y tú podrás darles prestado a muchas naciones, pero no tendrás que pedir prestado de ninguna. Dominarás a muchas naciones, pero ninguna te dominará a ti. 7. Cuando en alguna de las ciudades de la tierra que el Señor tu Dios te da veas a un hermano hebreo pobre, no endurezcas tu corazón ni le cierres tu mano. 8. Antes bien, tiéndele la mano y préstale generosamente lo que necesite. 9. No des cabida en tu corazón a la perversa idea de que, por acercarse el año séptimo, año del perdón de las deudas, puedes hacerle mala cara a tu hermano hebreo necesitado y no darle nada. De lo contrario, él podrá apelar al Señor contra ti, y tú resultarás convicto de pecado. 10. No seas mezquino sino generoso, y así el Señor tu Dios bendecirá todos tus trabajos y todo lo que emprendas.

Dios deja claro en las escrituras que Él desea bendecir a todas las naciones3. Si alguien quiere saber cómo obtendrá la respuesta: de la misma manera que a Israel. La bendición económica era un aspecto obvio del plan de Dios para Israel desde el momento en que abandonaron Egipto. En Deuteronomio 15 resulta obvio que, aunque todavía se hallaran en el desierto, Él les estaba preparando para el desarrollo económico y su responsabilidad tanto individual como nacional. La deuda ha de ser limitada 15:1 Cada siete años perdonarás toda clase de deudas. 2. Lo harás de la siguiente manera: Cada acreedor le perdonará a su prójimo el préstamo que le haya hecho. Ya no le exigirá a su prójimo o hermano que le pague la deuda, porque se habrá proclamado el año del perdón. 3. Podrás exigirle el pago de sus deudas al forastero, pero a tu hermano le perdonarás cualquier deuda que tenga contigo. En los países donde imparto mensajes suelo preguntar a los oyentes si han oído la enseñanza de que los cristianos nunca deben de pedir dinero prestado. No importa en qué región del mundo me encuentre, hay algunos que nunca han oído este mensaje. El texto que se suele citar para esta enseñanza es: «No tengan deudas pendientes con nadie»4. No obstante, las reglas básicas del estudio bíblico aconsejan interpretar la Escritura con la Escritura. No se puede hacer que un cierto texto signifique algo que no tiene sentido o contradiga otros pasajes bíblicos, ya que muchas Escrituras instruyen en cuanto a prestar, pedir prestado y dan directrices para la devolución de préstamos. Romanos 13:8 no dice literalmente: «No pida prestado». Más bien aconseja no dejar de 3 4

Génesis 12:3; 18:18; 22:18; 26:4; 28:14 Romanos 13:8

pagar un préstamo, efectuar los pagos en el debido tiempo y cumplir los acuerdos contraídos. En los versículos uno al tres, Moisés da instrucciones para constituir un sistema de pago de deudas en Israel. No es probable que otra nación vuelva a aplicar un ciclo nacional de siete años, pero recuerde que nuestra tarea consiste en extraer el principio del propósito que esta aplicación lograría. El principio es que la deuda ha de ser limitada. A los israelitas no se les permitía gravar a las personas con deudas a perpetuidad. El sistema en Israel era universal. Toda la deuda privada de Israel era perdonada en el mismo año. Si uno pedía un préstamo en el primer año del ciclo, disponía de siete para devolverlo. Si alguien lo hacía en el tercer año, disponía de cuatro para devolverlo, y así sucesivamente. Cuando el prestamista y el prestatario asumían un acuerdo, tenían que formular un plan de devolución que se adaptara al tiempo restante. Mi propio país, los Estados Unidos, cuenta con algunos de los mejores y peores ejemplos de obediencia a este principio. Cuando se trata de la compra de viviendas, estados Unidos tiene un sistema magnífico. La ley exige que el tipo de interés sea uno de los más bajos del mercado, y el plan de pago de la hipoteca debe de ser a quince a treinta años. Este sistema ha hecho de los Estados Unidos uno de los países con más propietarios de casas en el mundo. Por otra parte, el sistema de tarjetas de crédito está más o menos fuera de control. Cuando un estudiante se gradúa en la universidad, y actualmente del colegio, recibe dos, tres o más tarjetas de crédito por correo. Cada tarjeta proporciona acceso instantáneo a cantidades que oscilan entre los 1.000 y 5.000 dólares de crédito. Mucha gente joven y no tan joven usan estas tarjetas sin ni siquiera leer la letra pequeña que advierte que el tipo de interés puede ser del 19 al 26 por ciento, o incluso superior. Yo he visto tipos de interés hasta del 36 por ciento. Si usted sigue esos planes seductores y sólo paga el «plazo mínimo» exigido acabará pagando

la cantidad original treinta o cuarenta veces. Terminara pagando unos intereses sobre otros. En otro tiempo, a esto se le habría llamado «usura» y hubiera sido ilegal. Pero hoy es normal por lo que toca a pagos de tarjetas de crédito en muchos países. La deuda global de las tarjetas de crédito personales en los Estados Unidos es superior a la deuda nacional y socava la estabilidad de la economía nacional. Desde una ojeada general a la economía en los cinco primeros libros de la Biblia parece que los préstamos eran esenciales para permitir a la gente escapar de la pobreza. El objeto de los préstamos era promocionar pequeños negocios, sacar a la gente de su necesidad para que pudiera proveer para sí. Su propósito era la mejora económica. Por generaciones, los judíos han seguido practicando muchos de estos principios, resultando que, no importa en qué lugar del mundo ni cuán pobre sea un país, si hay judíos en él, ellos hacen dinero. Lo cual no quiere decir que nunca haya judíos pobres o que todos los judíos sean ricos, sino que ellos se establecen pronto y proveen para los suyos. Una familia judía emigra y se establece entendiendo bien el objeto del préstamo. Luego llega otra familia y recibe dinero prestado para, a su vez, establecerse. Ese dinero es devuelto o prestado a una nueva familia para que también se establezca. El préstamo, tal como lo enseñó Moisés, consistía en ayudar a la gente a levantarse económicamente para convertirse en célula productiva de la comunidad. El préstamo era, fundamentalmente, una responsabilidad comunitaria y, en segundo lugar, una manera de hacer dinero. Una vez me hablaron de un banquero cristiano que, tras estudiar estas Escrituras, comprendió que en Estados Unidos el sistema bancario está prestando a las personas que no lo necesitan, o, mejor dicho, no está prestando a las que lo necesitan. Las instituciones bancarias estadounidenses tienden a prestar a los ricos o a aquellos que ya tienen deudas. Pero estas mismas instituciones rara vez

aceptarán conceder un préstamo a un inmigrante, mujeres, desempleados o pobres que tengan planes de montar un negocio pero carecen de capital, aunque no tengan deudas. Este hombre fundó un banco privado que sólo prestaba dinero a personas que tuvieran buenas ideas para convertirse en sector productivo de la comunidad y sólo necesitaban el capital para comenzar. El banco está obteniendo gran éxito y nunca ha tenido préstamos impagados. Echemos otro vistazo al versículo tres. «Podrás exigirle el pago de sus deudas al forastero, pero a tu hermano le perdonarás cualquier deuda que tenga contigo». A primera vista, uno podría pensar que Dios no se preocupa de los extranjeros tanto como de Israel. Pero esto no es verdad. Una vez más, este significado aparente del texto no es el exacto porque no concuerda con el sentido de muchos otros pasajes de las Escrituras. Resulta claro, de Génesis a Apocalipsis, que Dios quiere bendecir a todas las naciones. Este punto es tan aplastante que no puede ser rebatido. Entonces, ¿por qué no exigió Dios el perdón de las deudas a los extranjeros? La interpretación más probable de esta discrepancia es que los judíos debían observar un octavo año sabático. No podían trabajar ni hacer trabajar a sus animales ni sus tierras. Por lo cual, no podían efectuar pagos. Sin embargo, a los extranjeros no se les exigía obedecer esta ley judía. Podían continuar trabajando y efectuando pagos. Es más, este año era probablemente como un «regalo del cielo» para ayudar a los inmigrantes a salir económicamente a flote. No habrá pobres entre ustedes 15:4 Entre ustedes no deberá haber pobres, porque el Señor tu Dios te colmará de bendiciones en la tierra que él mismo te da para que la poseas como herencia, 5 Y así será, siempre y cuando obedezcas al Señor tu Dios y cumplas fielmente todos estos mandamientos que hoy te ordeno.

El versículo cuatro establece un segundo principio que se puede espigar de este pasaje. Israel debía cumplir un compromiso nacional para la eliminación de la pobreza. La bendición económica seguía a la responsabilidad económica en la nación. No hay enseñanza bíblica que ponga límite a la riqueza personal o nacional. Lo que sí enseña la Biblia es que la riqueza no debe ser la obsesión de la vida, que no hay que confiar en las riquezas, que éstas pueden desviar el corazón de cosas igualmente importantes si uno no se anda con cuidado. No obstante, la Escritura también alaba la iniciativa económica y la función de la riqueza para bendición de la comunidad. La Biblia enfatiza que el sistema financiero de la comunidad debe apuntar constantemente a la eliminación de la pobreza. Al escribir este libro, Estados Unidos está experimentando uno de los periodos más prósperos de su historia. Están surgiendo millonarios y multimillonarios a un ritmo fenomenal. Sin embargo, la prueba de la estabilidad financiera de una nación no es sólo la riqueza que se genera, sino también la actividad en el fondo de la escala económica. ¿Están los pobres aumentando o disminuyendo? Los Estados Unidos tienen más millonarios pero, al mismo tiempo, un número creciente de ciudadanos vive por debajo del umbral de la pobreza. El problema no es la riqueza per se; el problema es la acumulación irresponsable de riqueza. La economía bíblica no promueve un comunismo en el que todo tenga que ser repartido equitativamente. Pero tampoco aprueba la flagrante desconsideración del pobre y el desposeído. Al parecer, las Escrituras fomentan la idea de que es posible promover, en parte, un medio económico próspero y estable habilitando a los que están en el fondo de la escala económica para que suban más arriba y contribuyan a la calidad de vida del país. Parece que la Escritura enfatiza la responsabilidad de la comunidad financiera para con los pobres más que con respecto a otras esferas sociales. Los agricultores debían reservar las lindes de sus campos

a los pobres para que éstos espigaran en ellas. A los empresarios se les animaba a crear puestos de trabajo para los menos afortunados de la comunidad. Rara vez se menciona la responsabilidad del gobierno para con los pobres. La iglesia ha recibido el encargo de cuidar de los desposeídos. Esta importante distinción ha de ser aquí considerada. ¿Ayuda o desarrollo? Durante siglos, tanto los cristianos como los filántropos han promovido la obligación de los países de ayudar a los más pobres. No es mala idea, en general, e incluso tiene bastante respaldo bíblico. Buena parte de su aplicación a nivel comunitario o nacional, adopta la forma de ayuda, o programas de ayuda específicos, pues se supone que el problema de la pobreza se resolverá si los que tienen dan algo a los que no tienen. Superficialmente, esto parece lógico. En la práctica resulta ruinoso y contra-productivo. En realidad engendra pobreza. El pensamiento subyacente no es bíblico. Para los pobres, la Biblia prima la oportunidad antes que la ayuda. La ayuda se reserva para los que no tienen forma de proveer para sí mismos y morirán sin asistencia. Ciertamente, Israel se hallaba en esta clase de circunstancia en el desierto, por eso Dios proveyó para los israelitas. No obstante, es interesante notar que el día en que entraron en la tierra prometida la ayuda cesó. El día que tuvieron la posibilidad de valerse por sí mismos, Dios cerró el grifo del maná. No tenían más dinero el día en que cesó el maná que el día anterior, pero a partir de entonces contaban con la oportunidad de proveer para sí. Dios no quería mantener un pueblo dependiente, sino que aprovecharan los dones, talentos y recursos que Él les había dado para que hicieran provisión para sí mismos. La capacitación es un tema importante en la economía bíblica.

En todo lo que Dios hace con Israel, no sólo actúa en sus circunstancias externas, sino también en su percepción de sí mismos y del Creador. Él desea que sean autosuficientes, no dependientes; que vean lo que son capaces de hacer, de crear y de construir. Él actúa para desarrollar su economía, como también su imagen y su carácter. La esencia del discipulado es el desarrollo del hombre interior, pues, ya se trate de gobiernos o de economías, Dios actúa en el desarrollo de las personas, en el concepto que tienen de ellas mismas y en su forma de pensar. Esto nos conduce al siguiente principio. Sin deuda nacional 15:5 El SEÑOR tu Dios te bendecirá, como lo ha prometido, y tú podrás darles prestado a muchas naciones, pero no tendrás que pedir prestado de ninguna. Dominarás a muchas naciones, pero ninguna te dominará a ti. Israel recibió el mandato de no pedir prestado. La nación no debía incurrir en una política de deuda nacional. Para entender el razonamiento de Dios, hemos de preguntarnos qué efecto producirá en una comunidad una política sin préstamos. En primer lugar, esa comunidad tendrá que aprender a vivir con sus propios medios. Tendrá que mantener un equilibrio entre sus deseos y sus necesidades. En segundo lugar, tendrá que examinarse a sí misma como pueblo y descubrir qué es capaz de hacer, fabricar y descubrir. Es decir, se sentirá más autosuficiente y menos dependiente como comunidad. En la India del siglo XX, Indira Gandhi promovió un plan nacional bajo el lema «compre productos indios». Se trataba de imponer una moratoria a las importaciones y forzar al país a producir las cosas que necesitaba. Si la India necesitaba automóviles, lavadoras, grabadoras, videocasetes, televisores y cosas semejantes, entonces

tenía que aprender a producirlos. Los primeros autos, grabadoras, videocasetes, etc. No funcionaron muy bien, pero los perfeccionaron. La India redujo lentamente su déficit comercial, fomentó el empleo y desarrolló un gran sentido de orgullo nacional, así como capacidad de producción y autoabastecimiento. Se alejaron de la dependencia y se acercaron a la autosuficiencia. Dios capacitó a todos los pueblos y naciones; parte de su objetivo en el discipulado es hacer que esos dones resplandezcan. Economía inmoral 15:7 Cuando en alguna de las ciudades de la tierra que el Señor tu Dios te da veas a un hermano hebreo pobre, no endurezcas tu corazón ni le cierres tu mano. 8 Antes bien, tiéndele la mano y préstale generosamente lo que necesite. 9 No des cabida en tu corazón a la perversa idea de que, por acercarse el año séptimo, año del perdón de las deudas, puedes hacerle mala cara a tu hermano hebreo necesitado y no darle nada. De lo contrario, él podrá apelar al Señor contra ti, y tú resultarás convicto de pecado. 10 No seas mezquino, sino generoso, y así el Señor tu Dios bendecirá todos tus trabajos y todo lo que emprendas. Una vez más, Dios recuerda que el hombre es un ser caído y que no hará necesariamente lo recto, ni siquiera sus amados judíos. Recuerde que cuando esto se escribió todavía transitaban por el desierto y que habían pasado 300 años como esclavos. Dios conoce el corazón del hombre, por eso les advirtió que para ser bendecidos económicamente, no sólo habían de pensar en ellos mismos. Él quería bendecirles, pero esa bendición incluye responsabilidad para extender ese beneficio a la comunidad. Note en el versículo ocho la palabra operativa necesite. Algunos cristianos hoy creen que tienen obligación de dar lo que cualquiera

les pida. Esta no es una mentalidad bíblica. De hecho, va contra los principios bíblicos porque puede producir pereza y dependencia. Note también la importante palabra prestar. Prestar no es lo mismo que dar limosna. Es una ayuda para emprender algo o superar una crisis. Implica una relación de contabilidad, de compromiso con el prestatario para evaluar su necesidad y su capacidad de devolución del préstamo. Algunos ejemplos prácticos Una amiga suiza me contó una hermosa historia de responsabilidad comunitaria tomada de las páginas de la Reforma, del pasado y del presente. Su padre era viñador, como la mayoría de los vecinos de su pequeño pueblo. El pueblo tenía una viña colectiva. Cuando algún vecino pasaba por una mala racha, cultivaba la viña por uno o dos años hasta que volvía a salir a flote. La familia necesitada cuidaba la viña y recogía el fruto de su cosecha. Una vez recuperada la familia, la comunidad cedía la viña a otra familia necesitada. La generosidad y la responsabilidad comunitaria forman parte de la economía bíblica. Una vez enseñé en una escuela de misiones, en Dinamarca, y una estudiante danesa contó a la clase lo que ella y otros misioneros de la misma nacionalidad habían hecho en la tribu tibetana con la que convivían. Esa tribu nómada había perdido muchos yak debido a varios inviernos extremadamente duros. Dado que el yak es un elemento fundamental para su supervivencia, la tribu corría peligro de padecer hambruna. Los misioneros daneses sabían que podrían recaudar algún dinero en Occidente para ayudar a la tribu y así lo hicieron. Compraron los yak y se los entregaron a las familias más necesitadas. La ilusionada alumna me preguntó: «¿Qué tal aplicamos la economía bíblica?» Yo le respondí que habían tenido media revelación. ¡Y que media revelación era mejor que nada!

El grupo había comprendido que la mera predicación del mensaje del evangelio no era suficiente. Tenían que implicarse en las grandes necesidades de la tribu. Vieron una necesidad económica y trataron de cubrirla. El problema estaba en la solución. Pregunté a la chica qué sucedería si sobrevenía otra serie de duros inviernos. Ella respondió que volverían a pasarlo muy mal. ¡Exactamente! La respuesta no había solucionado el problema. Es más, había provocado que la tribu fuera aún más dependiente, porque cuando atravesaran una situación similar acudirían a los misioneros daneses en busca de ayuda. Ella exclamó: «¡Ayuda! ¿Qué podemos hacer?» Parte del problema es ese nosotros implícito en la frase. El gran corazón de Dios quiere ver un pueblo desarrollado, desea poner el acento sobre ellos. En primer lugar, la tribu necesitaba involucrarse en la toma de decisiones. El objetivo de la economía bíblica es avanzar hacia la independencia y la autosuficiencia. Con la bendición, Dios reparte siempre responsabilidad, la cual debe ser parte importante de la solución. Cuando los yak tuvieran dos becerros, la tribu podía devolver uno: la devolución del préstamo permitiría a los misioneros volver a prestar un yak a otra familia necesitada. La tribu podía decidir establecer su propio sistema: asumir responsabilidad y traspasar el segundo becerro a la familia más necesitada. Esto habría aumentado la autosuficiencia y la responsabilidad por la bendición. También habría iniciado el proceso de multiplicación del don original. La tribu podía tomar los yak recién nacidos, venderlos y crear un fondo para aliviar los desastres que ocasione la crudeza de inviernos futuros. En este caso, la autosuficiencia, la responsabilidad y la planificación a largo plazo serían asimiladas por la mentalidad de la tribu. ¡Esto es discipulado según la economía bíblica! Un amigo sueco me contó una hermosa historia. Mientras se hallaba en visita de negocios en una gran ciudad africana, este empresario se despertó a medianoche. No podía dormir y sintió que Dios le instaba a ir a dar un paseo. Nada más salir a la calle le rodearon unos niños que vendían dulces. Dormían a la intemperie

y trataban de vender algo, aunque ya fuera tarde. Como eran menesterosos, cada céntimo contaba. El empresario entabló conversación con ellos y, en particular, con uno llamado David. Al preguntarles cómo subsistían, ellos le relataron la existencia que llevaban, sumida en la pobreza, padeciendo casi hambruna, sin cobijo y sometidos a un tipo de esclavitud. Su dueño les entregaba dulces para vender en las calles. Ellos recibían el 15 por ciento de sus ventas. Esta escasa renta apenas les libraba del hambre. Mi amigo averiguó que el valor de la caja de dulces ascendía aproximadamente a quince dólares. Manifestó a los niños que él era cristiano y seguidor de Cristo, que Jesús se interesaba por su condición y que quería ayudarles. Le preguntó a David si podría vivir mejor si vendía sus propios dulces y se quedaba con los beneficios. El niño respondió que le sobraría. Mi amigo hizo una propuesta al muchacho: le daría quince dólares para comprar sus propios dulces. Cuando David consiguiera cincuenta dólares, ayudaría a otro niño a comprar sus propios dulces, ese niño haría después lo mismo con sus beneficios y así sucesivamente. La alentadora respuesta fue clara: entregó a David los quince dólares y se marchó. Meses después llegó una carta a Suecia con noticias de David. Todos los muchachos que mi amigo había conocido aquella noche tenían bastante para comer y lugares donde pasar la noche. Todos aquellos niños eran ahora cristianos, asistían a la iglesia y ayudaban a otros niños a dejar la calle. Esto es economía bíblica: generosidad, autosuficiencia, independencia, responsabilidad y multiplicación, todas en una. Resumen Sólo estamos rozando la superficie de lo que la Biblia enseña acerca de estos temas. Recuerde que el propósito de este volumen es ayudarnos a pensar para estudiar la Biblia desde una nueva perspectiva. Tendremos que hacer muchos deberes antes de poder

articular una perspectiva bíblica de la economía a partir de las Escrituras. Principios económicos examinados en Deuteronomio 15:1-10: 1. Limítese la deuda personal. 2. Elimínese la pobreza. 3. Evítese la deuda nacional. 4. Respóndase a las necesidades legítimas de los pobres. La mentalidad hebrea no podía entender el concepto de bendición sin una manifestación tangible y a la vez intangible. La bondad de Dios incluía, en parte, disponer de suficiente comida, ropa y cobijo. La palabra «Shalom» incluye el concepto de bendición material. La mayor parte de la población de la tierra necesita hoy esta clase de evangelio. AYUDA PARA PROFUNDIZAR ESTE ESTUDIO Puntos a tener en cuenta al estudiar y colorear el tema de la economía en la Biblia: Ética y principios de financiación, préstamos, agricultura, el obrero, el trabajo, el administrador, herencias, salarios. El ámbito de la economía revela a: Jehová Jireh, Dios nuestro proveedor El principal atributo divino revelado en la economía: Bondad Dios gobierna este ámbito mediante: las leyes de la agricultura Color usado: el verde DECLARACIÓN DE PROPÓSITO VOCACIONAL Y OPERATIVA Desarrollar una economía que preste a la comunidad bienes y servicios necesarios junto con un empleo remunerado al precio y salario justo del mercado. Incluye asuntos importantes como: ganancia honesta, capacitación de los pobres, integridad de la

fuerza laboral, administración de recursos y conciencia comunitaria. NOTA PARA TODOS LOS CREYENTES: Todos tenemos que habérnoslas con la economía y las bendiciones materiales, o falta de ellas. Esto no es una parodia; no es una desviación terrible de cosas más importantes; es el plan de Dios para revelarse como Jehová Jireh, el Señor de la bondad. Muchos desean la bendición material de Dios sin entender los principios de la economía divina. Dios desea bendecir, pero en todas las esferas de la vida, no ser sólo proveedor de cosas materiales. Él quiere que seamos de bendición, no sólo que la recibamos. Él quiere bendecirnos de manera que lleguemos a asemejarnos más a Él. ¿Quiere usted conocer y vivir según los principios de la economía de Dios? ¿No puede responder esta pregunta? No sea demasiado exigente consigo mismo; cuenta con una gran compañía en el cuerpo de Cristo, en todo el mundo. ¿Desea conocer cómo piensa Dios acerca de la economía? ¿Por qué no comienza a leer su Palabra con este tema en mente? Le garantizo que Dios está deseoso y dispuesto a instruirle a este respecto. Tiene que darle la oportunidad de permanecer en su Palabra. Usted forma parte de la estrategia divina para el discipulado de su comunidad y nación. ¿Aceptará su llamado? NOTA A LOS EMPRESARIOS: Si usted es banquero, empresario, trabajador, administrador, gerente, propietario de establecimiento, corredor de bolsa o peón de construcción y proporciona algún tipo de bienes y servicios a su comunidad o nación, usted forma parte del plan de Dios para revelar a Jehová Jireh, nuestro Dios Proveedor. La Biblia habla tanto de la economía y su propósito para bendecir a los pueblos, como de cualquier otro tema, incluido el de la salvación. Muchos

hoy contemplan la empresa o los negocios como medios para hacer dinero y nada más. En la Escritura es mucho más que eso. Es más bien provisión, calidad de vida, demostración de bondad y bendición. La Biblia habla de alabar el trabajo y al Creador del mismo, de destreza, artesanía y obra digna del Hacedor. La criatura revela al Creador en la calidad de su obra lo mismo que el Creador se ha revelado en la calidad de la suya. La responsabilidad comunitaria y las respuestas creativas revelan la bondad de Dios en todos los ámbitos sociales. Usted ha recibido un llamado de Dios para su vida. Como José, es parte de la revelación de la capacidad de Dios para proveer en abundancia todo lo necesario. Usted es parte de su plan para revelar la calidad del trabajador. ¿Qué sucedería si cada cristiano que hay en el mundo llegara puntualmente a su trabajo? ¿Si lo realizara con absoluta excelencia? ¿Si se propusiera como objetivo el bendecir a la comunidad y a la empresa en vez de bendecirse a sí mismo? ¿Qué sucedería si cada cristiano propietario de una empresa se preguntara: «qué necesita realmente nuestra comunidad, cómo podremos satisfacer tal necesidad y obtener un beneficio?», en vez de «¿cómo obtendremos la máxima ganancia?» Antes de empezar a soñar, hemos de saber qué quiere Dios que soñemos. Hemos de entender lo que ya nos ha enseñado en su Palabra. ¿Se conmueve alguna fibra de su corazón al leer esto? ¿Ha sido usted llamado por Dios para saturarse de la mente de Cristo, para aplicarla a su vida y su trabajo? Usted es parte de la estrategia de Dios para el discipulado de su país.
El modelo de transformacion social del AT - Landa Cope

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