4 Seguridad del tránsito, Seguridad activa y pasiva

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Seguridad del tránsito, Seguridad activa y pasiva

Accidentología

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Descripción y análisis de los aspectos conflictivos Seguridad del tránsito. Generalidades Damos por sentado que has leído atentamente la unidad anterior y has logrado involucrarte en el mundo de la Accidentología. Seguramente te preguntarás de qué manera continuaremos. En esta unidad vamos a abordar algunos temas relacionados directamente con la seguridad vial. En los tiempos actuales, el automóvil es prácticamente un reflejo social externo de las personas; hay, incluso, quienes los perciben como una parte más de su propia anatomía y proyectan su forma de ser en la vía pública. El conductor y el vehículo que es comandado constituyen el tráfico, también llamado circulación, actividad que se desarrolla en las vías urbanas e interurbanas, en la que todo el usuario vial, que es en realidad la sociedad toda, participa ya sea como conductor, como pasajero o bien como peatón. En la actualidad, los accidentes de tránsito son la primera causa de muerte en personas de entre 1 y 35 años de edad, es decir, personas que están en pleno desarrollo y capacidad productiva.

Seguridad activa y seguridad pasiva A lo largo de la historia, gracias a los avances tecnológicos, los vehículos han ido evolucionando tanto en confort como en capacidad, reacción, estética, etcétera; pero el aumento de los accidentes de tránsito y sus consecuencias han demandado un mayor esfuerzo en un punto en particular: la seguridad. Cuando se habla de la seguridad en los vehículos, es común recaer en algunos elementos como el cinturón de seguridad; sin embargo, a continuación demostraremos que el panorama es mucho más amplio. De hecho, es posible discriminar entre dos tipos de seguridad: seguridad activa y seguridad pasiva, cada una diseñada para una función específica. A continuación veremos de qué consta cada una de ellas.

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Seguridad activa Se entiende por seguridad activa al conjunto de elementos del vehículo que permiten su conducción de forma segura, de manera tal que podemos decir que, en su correcto funcionamiento, evitan que se produzca un accidente de tránsito. Entre estos elementos podemos mencionar: sistema de frenos, sistema de iluminación, la buena visibilidad desde el lugar de conducción, el sistema de dirección, los neumáticos, la trasmisión, etcétera. El funcionamiento de estos elementos es principalmente dinámico e interviene activamente; de ahí su nombre.

Seguridad pasiva La seguridad pasiva de un vehículo comienza a actuar cuando se ha producido un accidente o siniestro, evitando o disminuyendo las lesiones y/o daños que puedan recibir los ocupantes de los vehículos, los peatones y demás elementos que puedan estar involucrados en el evento. Es decir que la seguridad pasiva tiene por objeto minimizar los daños que puedan ocasionar los accidentes o siniestros viales. Componen la seguridad pasiva distintos sectores y/o elementos del vehículo tales como: paragolpes, cinturones de seguridad, airbags, diseño estructural, etcétera. Abordaremos estos temas con más profundidad en la unidad 4.

El hombre: características del conductor, características del peatón En un accidente de tránsito intervienen tres elementos que se denominan de la siguiente manera: factor humano, factor mecánico y factor ambiente (Montoro González, 1999). El primero es el hombre, el segundo es el vehículo y el tercero es la vía y su entorno, es decir, lo referido a la infraestructura, iluminación, clima, etcétera. Este conjunto se conoce como “trilogía vial” o “triángulo accidentológico”. Es evidente que estos factores no pueden tenerse en cuenta de forma aislada, sino que se interrelacionan, pudiendo considerar el vehículo como el nexo de unión entre el factor humano y la vía, condicionando la vida misma de la sociedad.

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Los estudios realizados en países distintos arrojan cifras análogas en cuanto a la trascendencia e importancia del factor humano que, bien solo o en concurrencia con otro u otros factores, interviene aproximadamente en el 90% de los accidentes. (Dirección General de Tráfico, 2011, p. 19).

Dentro de las características de los usuarios de la vía pública, hay un rango muy amplio de habilidades que estos presentan en lo que refiere a su capacidad para ver, oír, sentir, procesar y reaccionar ante una información; habilidades que en ocasiones se ven afectadas por influencia del alcohol, drogas, cansancio, psicofármacos, horario, etcétera.

Además de las anteriores, las funciones visuales son otro factor muy importante en la conducción. Las siguientes funciones visuales influyen notablemente en el rendimiento y en el tiempo de reacción durante la conducción:            

Agudeza visual: estática y dinámica. Error refractivo. Campo visual: central y periférico. Recobro del deslumbramiento. Visión del color. Visión del contraste. Capacidad de acomodación. Visión binocular. Visión en profundidad. Adaptación a la oscuridad. Destellos luminosos. Motilidad ocular. (VallmedicVision, 2015, http://goo.gl/TbxUi7).

A continuación desarrollaremos algunas de ellas:

Agudeza visual Es la capacidad que tiene un individuo para ver los detalles de un objeto. La agudeza visual estática es la capacidad que tiene una persona para identificar un objeto cuando la persona y el objeto se encuentran quietos. La agudeza visual dinámica se refiere a la capacidad que tiene una persona para detectar objetos que tienen movimiento relativo, es decir que la persona o el objeto, o ambos, se encuentran en movimiento.

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La visión de los colores Es la capacidad para diferenciar los colores. Hay daltonismo cuando una persona confunde o no puede diferenciar ciertos colores. Esto no presenta mayores problemas para el manejo, debido a que los dispositivos (señales de tránsito), además de colores característicos, presentan formas que permiten diferenciarlas e interpretarlas.

Visión periférica Es la capacidad que tiene un individuo para ver los objetos en un cono de visión más amplio. La visión periférica puede extenderse hasta un cono de aproximadamente 160º (grados sexagesimales). Este valor se puede ver afectado por la velocidad a la que circula el automóvil (a mayor velocidad, disminuye el cono de visión) y por la edad del individuo.

Visión de profundidad Esta capacidad está relacionada directamente con la posibilidad de estimar la velocidad y la distancia a la que circulan otros vehículos, por lo que es importante para poder realizar maniobras de sobrepaso.

Visión de deslumbramiento El deslumbramiento se produce cuando aparece una luz brillante en la visión de la persona o el reflejo de ella en un objeto. Esto provoca una disminución de la visibilidad e incomodidad en la vista. En lo que respecta al peatón, debemos analizar, en particular, las condiciones de seguridad que este tiene en relación al resto de los usuarios de la vía. Para empezar, es el único que no posee ningún tipo de resguardo ante un accidente de tránsito. Se encuentra, por ello, en permanente riesgo y es, claramente, el usuario más vulnerable (en particular, en dos franjas etarias: los adultos mayores y los niños; los primeros, por su lenta reacción ante una adversidad, y los segundos, por la falta de madurez ante una situación de peligro).

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El factor humano y la seguridad activa: proceso de conducción, tiempo de percepción y reacción Todo conductor debe tener, en todo momento, el total control del vehículo. Para ello, debe tener plena concentración en la conducción, lo cual implica no haber ingerido bebidas que contengan alcohol, no haber consumido estupefacientes, estar bien descansado, no utilizar elementos de distracción como el celular, entre otras precauciones. Ello, debido a que el transito es un sistema donde intervienen diferentes actores y está regido por normas que no siempre se cumplen, por lo cual el conductor debe ser capaz de reaccionar ante cualquier situación adversa. Para que esto ocurra, entra en juego un proceso que se detallará a continuación. Se denomina “proceso de percepción y reacción” al proceso por medio el cual el conductor de un móvil o un peatón, ante la presencia de un peligro, evalúa la situación y reacciona. Este proceso puede dividirse, en forma general, en tres etapas: 

Percepción: es cuando el usuario de la vía toma conocimiento de la situación adversa o indeseada.



Identificación: es cuando el usuario de la vía individualiza y reconoce que la situación no es como debería ser.



Reacción: es cuando el usuario de la vía acciona todos los mecanismos necesarios para evitar la situación identificada.

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Referencias Código de Tránsito de la Provincia de Córdoba. (2004). Ley N° 8.560. Córdoba, Argentina: Elguerro Ediciones. Código de Tránsito Municipal. Ordenanza N° 9.981. Córdoba, Argentina: La Cañada. Dirección General de Tráfico. (2011). Cuestiones de seguridad vial, conducción eficiente, medio ambiente y contaminación. Ministerio del Interior, España. Recuperado de http://nervion.us.es/DGT/Conducci%C3%B3n_eficiente_DGT_2011.pdf ESTT – OEP (2011). Grupo de Materias Comunes de Movilidad Segura Actualizado en 2011. Normas y tratados internacionales en materia de seguridad vial 1.1. Visión general. Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires. (s. f.). Accidentología vial. Recuperado el 29 de julio de 2015 de http://www.mseg.gba.gov.ar/PolCientifica2/acciden.htm Montoro Gonzáles, L. (1999). Seguridad Vial, el factor humano de las nuevas tecnologías. Madrid: Intras. Notta, L. E. (Dir.). (s. f.). Curso sobre Normas de Tránsito y Seguridad Vial. Manual para Docentes. Córdoba: Gobierno de la Provincia de Córdoba. Recuperado de https://sjnavarro.files.wordpress.com/2008/08/senales-detransito-y-seguridad-vial.pdf OEP. (2013). Especialidad: Gestión Técnica del Tráfico. Tema 5. Real Academia Española. (s.f.). Diccionario de la lengua española. Definición de accidente. Recuperado de http://dle.rae.es/?id=0KUeoUu Real Academia Española. (s.f.). Diccionario de la lengua española. Definición de tránsito. Recuperado de http://dle.rae.es/?id=aKlBptg Real Academia Española. (s.f.). Diccionario de la lengua española. Definición de planimetría. Recuperado de http://goo.gl/Kfr3rZ Rodríguez Jouvencel, M. (2000). Biocemática del accidente de tráfico. Madrid: Díaz Santos. Toledo Castillo, F. (2006). Manual de prevención de accidentes de tráfico en el ámbito laboral. In-itinere y en misión. Instituto Universitario de Tráfico y Seguridad Vial. España: Universitat de Valéncia. Uribarren, A. J. (1999). Vialidad urbana. Argentina: Contenedora de servicios Continente de relaciones. VallmedicVision. (2015). Visión y Conducción [Publicación en línea]. España. Descargado de http://vallmedicvision.com/vision-y-conduccion/

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