La salvacion de los hombres

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LA SALVACION DE LOS HOMBRES UN MISTERIO QUE MUCHOS HAN DESEADO CONOCER, LA SALIDA DEL SUFRIMIENTO Y LA DESOLACIÓN Ricardo Uriarte





INTRODUCCION El tema de la salvación humana siempre ha sido visto como un mito, como una creencia o como parte del dogma doctrinario de alguna religión; Nadie de afuera de la Iglesia de Dios da por hecho que realmente vendrá una salvación, de hecho todos los de afuera dan por hecho que la humanidad tendrá un fin, pero pese a ello no creen que haya una salvación que venga de lo alto, sino que creen que la salvación de los hombres es buscar un planeta que reúna las condiciones necesarias para fructificar la vida humana y para que la raza humana no se extinga, sin embargo previendo esta vana salida que buscan los hombres la palabra de Dios nos dice “La soberbia de tu corazón te ha engañado, tú que moras en las hendiduras de las peñas, en tu altísima morada; que dices en tu corazón: ¿Quién me derribará a tierra? Si te remontares como águila, y aunque entre las estrellas pusieres tu nido, de ahí te derribaré, dice Jehová” (Abdías 1:3,4), de manera que de la Ira de Dios

nadie escapará, pues aunque al planeta Marte o a Júpiter valla a esconderse el hombre, desde ahí será derribado; nadie se salvará, excepto aquellos que entendiendo el mensaje acaten la instrucción; Estos de afuera creen que la salvación no viene de Dios, sino que los hombres mismos serán los que busquen por su propia cuenta una salida al evidente exterminio de la raza humana. ¿Qué vemos hoy en la tierra? Un lugar en progresiva desolación, cuyos recursos poco a poco se escasean, cuya vida cada día es acortada. Es un lugar que poco a poco pierde su esencia, pues donde antes habían bosques hoy hay ciudades, fábricas, guerras, bombas, armas; Un lugar en donde la ciencia humana, lejos de construir ha destruido, en donde la esclavitud existe y nunca se ha ido, pues tan sólo se ha maquillado; Un lugar propenso al agotamiento de todo, un lugar temporal, un lugar destinado al exterminio. Esto todos lo sabemos, los de adentro de la Iglesia y los de afuera de la Iglesia, pero los de afuera no ven más salida que buscar otro lugar, para llegar allá y predestinarlo también a la desolación. Todos sabemos por tanto que nos enrumbamos hacia el fin, y pese a ello, los de afuera de la Iglesia, los cuales no creen en Dios, y creen únicamente en la salvación que proviene de los hombres, no hacen nada por atenuar su propia destrucción, por lo cual tengo autoridad de decir, que si estos, sabiendo que serán destruidos por sus actos de socavamiento de todos los recursos de la tierra, no hacen nada por rehacer lo deshecho, ¿Cómo podrían cumplir con los mandatos de aquel que nos conduce a la verdadera salvación?, ¿Son realmente merecedores de salvación alguna, sea de los hombres o sea de Dios?. La tierra y todo lo que en ella hay, está destinada a un fin, pues todo, absolutamente todo, los cielos y la tierra, todo lo creado, están destinados a la destrucción, la cual se dará una vez que todo lo que debe de dar frutos los haya dado. Porque ¿Puede alguien saborear fruto alguno si no destruye antes su cascarón?, ¿Puede la semilla generar un gran árbol si ella misma no se extermina antes, para dar paso a que las raíces se sujeten de la tierra?, porque las cosas que están visibles en nuestro medio, están ahí para que de ellas aprendamos, porque está escrito “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (RM 1:20), de modo que todo lo que está a nuestro alrededor es para señales, señales que nos conllevan a saber cuál sea nuestro objetivo y nuestro fin (Propósito). Las semillas cumplen con germinar, pero para que el árbol crezca y permanezca en pie sobre la tierra debe tener gruesas y extensas raíces, por lo cual aquella pequeña semilla debe rendirse al paso de las raíces y ella misma se vuelve polvo y desaparece, pero en su lugar quedó aquel árbol, el cual una vez que dé frutos generará cientos de nuevas semillas.

Démonos cuenta de que, las cosas que vemos, todo el universo entero, incluso nosotros, fuimos hechos por Dios y para Dios, porque así está escrito “Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él” (Colosenses 1:16) De manera que ¿Quién construye o edifica para otro?, ¿somos nosotros capaces de sembrar para que otros coman y no nosotros?, Dios todo lo hizo, y para Él mismo lo hizo, por lo cual todo tiene un fin, una razón, la cual es según Él, y no según los hombres. Ningún hombre entonces es dueño de su destino, ni dueño de su vida; Pues éste debe vivir según el propósito para el que fue creado; ¿Qué diría el inventor de un artefacto, el cual fue hecho según el propósito de quien lo diseñó y de repente es utilizado por quienes lo adquirieron para otro fin?, ¿No se decepcionaría de lo hecho?, ¿No buscaría la forma de hacer saber a los usuarios cuál era realmente la finalidad de aquello creado?, ¿No buscaría los métodos para que quienes usan de su invento, lo hagan según la voluntad de su inventor?. Fuimos creados con una finalidad, pero nosotros buscamos otras finalidades, por eso, Dios ha publicado nuestro manual (Las sagradas escrituras) para que los hombres enderecen sus caminos, y busquen la verdadera razón de su existencia, y empleen su vida según la razón para la que nos fue dada. El fin de nuestra vida, es la salvación, ¿Y qué es ésta salvación sino la siega de los frutos de la tierra?, todos nosotros somos pequeñas semillas, plantadas por la mano de Dios, destinados a desaparecer como semillas, para ser transformados en árboles frutales, para luego ser deleitados por nuestro Dios; Así como nosotros plantamos para comer de lo plantado, así mismo Dios nos ha plantado, para que un día llenemos sus graneros y deleitarse de nosotros por una eternidad. Somos semillas, y si queremos llegar a ser árbol, ¿Qué debemos hacer? Despreciar nuestra vida de semilla, dejar a un lado la protección de la carne (Cáscara de la semilla) para cuidar lo que realmente importa de la semilla, que es su alma; Porque las semillas son bañadas de sol, de agua, revolcadas en la tierra, sufren de inviernos y de veranos, hasta que su cascarón se pudre, mas su alma, de la cual brotará el árbol, estuvo siempre protegida; Entonces, nosotros estamos destinados al igual que la semilla, a sufrir de las calamidades de la vida terrenal, del sol, del agua, de la esclavitud, del escarnio, del vituperio, de la burla, del despojo, de la violencia, y de todas las formas de sufrimiento de los hombres, pero debemos enfocarnos a proteger nuestra alma, la cual contiene la esencia del nuevo hombre que ha de ser a partir de nosotros. Somos los seres humanos, como una mujer en estado de embarazo, cuyo deber a toda costa es proteger lo que lleva dentro, exponiéndose ella misma a sus enfermedades, a sus dolores, a todas las adversidades a su alrededor con el fin

de proteger la vida que lleva en su vientre, no importando si ella incluso muere durante el parto, pero habrá dado a luz a un nuevo ser. Cuando hablamos de salvación, no hablamos de un simple dogma religioso, ni de una creencia supersticiosa, sino más bien, hablamos de ciencia, pero no de ciencia inmunda como la ciencia de los hombres, sino que hablamos de la ciencia de Dios, la cual está fuera del entendimiento natural de los hombres, por lo que ni los científicos de la NASA podrían decodificar el manual (La sagrada escritura) dado a los hombres espirituales, para que cumplan con la razón de su existencia; La Ciencia de Dios sobre pasa todo entendimiento humano natural, por eso, para entenderla debemos contar con el Espíritu Santo de Dios, único decodificador del manual; Nadie que no cuente con Él podrá entender, porque las sagradas escrituras fueron hechas por Él y para ser entendidas por Él, de modo que aquel hombre que sienta la necesidad de entrar en el campo productivo del Señor, deberá primero pedir a gritos el don del Espíritu Santo de Dios. Para el hombre vano y natural, hablar de salvación es hablar locura incierta, pero para el hombre espiritual y verdadero, hablar de salvación, es hablar ciencia perfecta de Dios. Es hablar de lo no entendido, es hablar de un tema sagrado, destinado a los que han dejado la simpleza y han entrado a la fila de los entendidos; El hombre simple, dedicado a la ciencia de los hombres, sólo entiende las cosas simples y naturales, aquellas cosas que son visibles a los ojos humanos, aquellas que responden a la pobre lógica de los hombres carnales, aquellas que se demuestran mediante la vista y la razón; Pero los hombres entendidos, aquellos que se deleitan en la ciencia perfecta de Dios, estos no se enfocan en las cosas racionales y lógicas humanas; Sino que se deleita entendiendo aquellas cosas que no se demuestran en la carne. Sino en el Espíritu, aquellas cosas que son eternas e invisibles, aquellas que se alejan de la razón humana y se acercan a la razón de Dios; Por eso, la ciencia de Dios y la de los hombres son completamente incombinables, porque la ciencia de Dios no requiere de composición exógena alguna para ser entendida, por tal razón, aquel predicador que trata de hacer coincidir la ciencia de Dios con la de los hombres yerra completamente y abomina el pan de Dios. La salvación es un misterio, a como el origen es un misterio, y a como las cosas maravillosas de Dios son un misterio; Los Misterios de Dios, no se muestran a los que no son de Dios, porque así como los hombres naturales son entendidos en las cosas naturales, y como los animales son entendidos entre ellos en las cosas animales; Así mismo, las cosas de Dios, son entendidas por los hijos de Dios, los espirituales; Pero así como los hombres naturales entienden las cosas de los animales; Los espirituales, entendemos las cosas espirituales y las carnales, en cambio los carnales, sólo comprenden las cosas carnales y animales, mas no pueden acceder a las espirituales; Porque los

espirituales acceden a todas las cosas, no obstante los carnales no acceden a lo espiritual. La salvación está constituida por todas las cosas que permanecerán después de la destrucción que se avecina, aquellas que quedarán tras el paso del fuego para el que están destinado los cielos y la tierra; la salvación de la que les hablo, es el acto por el cual, el hacedor de todas las cosas, escogerá aquellas que cumplieron con su cometido y desechará aquellas que no cumplieron. Ahora bien, La salvación no es un tema religioso, porque la Religión de los hombres a los ojos de Dios es abominación, pues ¿Qué es la religión humana sino una tradición ritualista de la humanidad donde se adora no por amor sino por costumbre? Como los matrimonios humanos, en donde la vida matrimonial se vuelve monótona, y se ama por compromiso, por reputación, por no decepcionar a cuantos fueron testigos de la boda, por no ser objeto de murmuraciones en la sociedad; Y tiende tal matrimonio a su disolución. Porque escrito está “La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo” (Santiago 1:27) Visitar a huérfanos y viudas en sus tribulaciones y mantenerse limpio de toda abominación del mundo, es la religión verdadera que Dios espera que practiquemos; Pero, ¿Quiénes son los huérfanos y las viudas a quienes debemos acompañar en sus tribulaciones? Son los miembros Iglesia de Dios, por los cuales debemos velar en toda verdad, a quienes debemos visitar mediante nuestros mensajes de luz, porque los miembros de la Iglesia son huérfanos en este mundo, extranjeros que en esta tierra no tienen vinculo con carne y sangre, porque ¿No es la Iglesia el cuerpo de Cristo? Y ¿Qué se dice de nuestro Maestro? “sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida…” (HB 7:3), de manera que, tal cual es la cabeza (Cristo) así también el cuerpo (La Iglesia), la Iglesia de Dios la conformamos huérfanos y viudas, y es nuestro deber “religioso” acompañar a estos en sus tribulaciones y aflicciones; Así pues, sabemos que no es de Dios toda religión que se sale de este concepto divino de religión; De forma tal, que los rituales, las posturas, los horarios, los días de celebración, las vestimentas, las palabras rigurosas, los rezos (Vanas repeticiones), los crucifijos, las imágenes, las estampillas, y otras cosas más, que son propias de la religión, han quedado a un lado, porque son viejas copias de antiguos rituales que en la antigüedad eran destinadas para falsos dioses. Dejemos por tanto a un lado el creer que la Salvación de los hombres es un tema de religión humana. La Salvación debe ser vista como un tema de ciencia, pero de ciencia de Dios; Es un tema espiritual, conocido y discernido por espirituales; Es un tema de vida, entendido y comprendido por los vivos, no por los muertos; Para hombres convertidos, no para hombres que aún viven en su animalidad

natural. La salvación es para los que la buscan, para los que viven en luz y que por tanto conocen la ruta que transitan, y saben hacia donde se dirigen. La salvación es el fin (la razón) de la humanidad, el propósito por el que fue hecha, la verdadera razón de vida, por eso, el que quiere alcanzarla debe aborrecerse así mismo, así como la semilla que desea ser árbol se niega a sí misma, para dar paso a la germinación y se deja podrir para dar paso a sus raíces; La salvación es un oasis de manantial eterno de vida, al cual se conducen todos aquellos que comprendido el mensaje, se enrumban según las instrucciones; ¿Qué son las escrituras sino un mapa ruteado hacia la vida?; La Salvación, no es un tema de hombres, sino un tema de Dios, dado a los hombres que han alojado al espíritu de Dios en sus corazones; Comprendido únicamente por quienes portan el aliento de vida, que es el Espíritu de Dios. El que conoce el propósito de la vida, y sabe que aquello es la Salvación de los hombres, entonces no se extraña de todas las cosas que ocurren en el mundo; No se extraña de guerras, de violencia, de maldades, de esclavitudes, de matanzas, de indecencias, de homosexualidades, de apariencias, de invenciones, de armas; En fin, no se extraña de la evidente desolación y destrucción a la que se dirige la tierra entera; Porque sabe que todas estas cosas son necesarias para que se haga manifiesto el propósito verdadero de la vida humana; El entendido no se extraña de su envejecimiento, ni del envejecimiento de la tierra, ni de su muerte propia; Porque sabe, que es necesario morir para vivir, es necesario que la semilla muera para dar lugar al árbol. La vida entonces tiene como propósito hacerse de un lugar, de una habitación, cuando todo sea revestido para la eternidad; Porque la salvación nos conduce a la restauración de todas las cosas, porque los ríos volverán a sus causes, siendo pues, el fin, el principio de todas las cosas. Los que comprendemos estas cosas ansiamos el fin, pero quienes no conocen estas cosas, tratan por los medios posibles de no llegar a ese fin; Por eso es necesario conocer la palabra de Dios, y comprender sus promesas, porque mediante ella, nos damos cuenta de cuál es su voluntad perfecta, y sabemos que todas las cosas que ocurren en el mundo, son para nuestro bien; Que incluso nuestra muerte, cuando en sus mandamientos morimos, es apreciada a sus ojos; Así que, los que queremos agradar a Dios para que nos tome en cuenta en la tierra nueva, no debemos oponernos a nada de las cosas que Él ha derramado sobre esta Tierra, sean guerras, sean violencias, sean esclavitudes, sean desolaciones, sean hambres, sean sequías; Porque todo eso, persigue un bien para nosotros. Los ignorantes, estos se aterrorizan cuando una de estas cosas ocurren, porque en su ignorancia no hay una visión más allá de la que ven sus mortales ojos;

Pero los entendidos sabemos que vendrán incluso tiempos peores y que para todos estos tiempos debemos estar preparados, a fin de vencer la tentación, y ser merecedores de la nueva generación perfecta de los hombres. Hablar entonces de Salvación, es hablar de la vida y su propósito, de la real razón de la existencia, del qué somos y del para qué somos; Conocer sobre la salvación, es guardar una esperanza de vida en nuestros corazones, es desvincularse de todas las cosas que el hombre hace según ellos para extender la vida de la humanidad, y avergonzarse de estas cosas ante los ojos de Dios.

PROLOGO. Sabiendo de que por los síntomas y señales que el mundo presenta, nuestro fin se acerca segura y lentamente, me es necesario hablarles a cerca de la Salvación de los hombres; Hacerles la advertencia de la tan mala interpretación que se tiene acerca de ella, y del errado camino que van siguiendo en el afán de alcanzarla. La salvación ha sido entendida desde un enfoque moralista y carnal, por lo que no es extraño que hoy en día las Iglesias humanas y las cientos de denominaciones que hay en el mundo, enfoquen su diario vivir en enseñanzas para la vida en la carne, y no en la enseñanza para la vida espiritual; Estos han entendido que la vida cristiana, es una vida ética y moral, a fin de ser acepto por la sociedad; Suponiendo que Cristo bajó para enseñarnos aspectos morales de la vida, escapan del verdadero propósito del Cristianismo, el cual es hacer

un hombre nuevo a partir del avivamiento del espíritu, el cual está muerto en el hombre natural; Suponen que andar en Cristo es una alternativa para salir de las adicciones, de la violencia, de los vicios y de toda clase de las llamadas malas costumbres, creyendo que en Cristo, encuentran “Un reformatorio”; Pero sabemos que Cristo no es para escapar de los vicios, sino más bien, el encontrarse con Cristo, es encontrarse con la vida misma; Es decir, encontrarse con Cristo es nacer de nuevo, esta vez no de la carne, sino del agua y del Espíritu. La salvación no es un asunto de cambio, sino más bien un asunto renacer; De renacer en el entendimiento de la vida, porque en Cristo se nace a partir del entendimiento, y el entendimiento no llega si antes no hay arrepentimiento, y arrepentimiento no hay, si antes no hay un reconocimiento de lo equivocado que estábamos y del mal concepto que teníamos de la vida. Supe en mis días carnales de hombres que dedicaron sus días en la búsqueda de la sabiduría, los cuales entendiendo que para comprender sabiduría era necesario conocer de la vida; Buscaron en sus mentes una explicación lógica sobre el origen de la vida, estos seres, son admirados por los hombres, como personas sabias de la antigüedad, a los cuales estos atribuyen los orígenes de sus ciencias humanas; Pero aquellos, a los cuales los hombres llaman sabios, no fueron más que seres vacíos, cuyos pensamientos fueron inspirados por espíritus de engaño, espíritus que provenían de las legiones de Satanás; Los cuales inspiraron a aquellos hombres a suponer que los seres humanos provenían de una u otra sustancia natural o sobre natural; Aquellos partieron desde sus pensamientos, pero sabemos que está escrito “Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen;” (RM 1:28) ellos pues, no tuvieron en cuenta a Dios en sus razonamientos, por lo cual Dios los entregó a una mente reprobada, y ¿Quién es esa mente reprobada a la que Dios entregó a los hombres que no lo tienen en cuenta a él en sus razonamientos? Esa mente reprobada es Satanás mismo; Son pues, los conceptos que Satanás tiene a cerca de la vida, los que fueron implantados en aquellos seres, los cuales se divulgaron por todo el mundo, y a partir de los cuales partió la ciencia o más bien la gran gama de ciencias de los hombres. Sabiendo entonces que la ciencia humana nace a partir de los pensamientos reprobados de los hombres, ¿Puede alguna de estas ciencias ser acepta ante Dios? En ninguna manera, y siendo así, cualquier concepto respecto a la salvación inspirado por ciencia humana, es un concepto errado e inspirado por el maligno. El hablar de salvación de lo alto ante los ojos humanos y naturales, es hablar de cosas dogmáticas, de creencias nada más, de cosas improbadas; Porque los

seres humanos desean ver y tocar las pruebas, piden señales (Pruebas) pero sobre esto, ¿qué nos dijo nuestro Maestro? “¿Por qué pide señal esta generación? De cierto os digo que no se dará señal a esta generación” (MC 8:12), porque la humanidad quiere creer viendo, pero si de creer viendo se tratara, entonces ¿Qué caso tendría la fe?, todos para creer tratan de hacer coincidir la ciencia de los hombres con la sagrada palabra de Dios, mas el que eso intenta, hace abominación a los ojos de Dios, porque la ciencia de los hombres es para ser vista por los hombres, pero la ciencia de Dios, es para no ser vista por los hombres; Por lo cual no hay señales para esta generación, el que quiera creer, que lo haga por fe; Pero señales sí las hay, pero no son “para esta generación”, es decir, no son para los hijos de la carne, sino que son para los hijos del Espíritu, a los cuales les es dado el conocimiento de la verdad, y con este conocimiento, todas las cosas hechas le son por señal, porque en todas ellas encuentra una explicación de la verdad. Los hombres nos encaminamos a dos distintos caminos, unos hacia la vida eterna y al disfrute de las cosas venideras, y otros hacia el castigo eterno y al escarnio de sus cosas venideras. Todos los seres humanos estamos destinados a la resurrección de los muertos, pero unos para vida y deleite, y otros para maldición y castigo eterno. Quien comprende la vida, entiende su fin, y trabaja para ese fin, pero el que no comprende el concepto de la vida, se conduce según sus instintos humanos, según el espíritu que lo haya poseído y que lo domine; Por eso, para conseguir salvación, y con ello, estar entre los que están destinados al disfrute de las cosas venideras, se requiere comprender de qué se trata la vida; Esto es, comprender el origen para saber el fin, nadie puede darse a la tarea de buscar cuál sea el fin de la vida, si antes no conoce el origen. Pero del origen ¿Qué dicen los religiosos? Lo que comúnmente conocen los seres humanos como “La teoría creacionista”, que el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios, que le fue hecha una mujer a partir de su costilla, que estos estaban desnudos en el Edén y que desobedecieron comiendo de un árbol del cual Dios les había dicho que no comieran; Pero ¿Creerán ellos que con eso se explica el origen?, ¿Pensarán que ahí se explica todo?, ahí verdaderamente muchas cosas hay que deben ser escudriñadas no por los hombres, sino por el Espíritu; Porque, aquel que solo entiende las cosas de esa manera, ¿No es cuestionado por cualquier mortal respecto a ciertas incógnitas?; Porque ¿Cómo explicar lo que ocurrió tras el pecado? , ¿Cómo fue que el hombre y la mujer estando desnudos, no sabían que estaban desnudos?, ¿Cómo es que si Dios no deseaba que el hombre pecase dejó a disposición del hombre aquel árbol que le había sido prohibido?, ¿Cómo es que si Dios quería una creación perfecta creó a un ser maligno?, en fin, hay tantas preguntas que hacen los hombres naturales, y todas ellas tienen respuestas para los entendidos en el Espíritu, pero para

aquellos que todo lo quieren comprender desde la carne, estos nunca lo comprenderán. Las escrituras están destinadas para los espirituales, aunque todos pueden acceder a una Biblia, no todos pueden acceder a su contenido, aunque todos leen las mismas palabras, no todos pueden ver más allá de la palabra; Nadie por tanto puede aventurarse y decirse a sí mismo: Me haré Cristiano para saber de qué se trata esto de la Salvación y si me gusta me quedo, y si no, entonces me voy; Porque Dios, conoce los propósitos de cada corazón, y nadie conoce sus misterios si de antemano se sabe que no se quedará en su redil, de modo que, Dios no revela su verdad a nadie que verdaderamente lo busque por amor; Dios no es como las niñas ingenuas que se enamoran de la palabrería y de las falsas promesas; Nadie que haya entrado para escapar momentáneamente del sufrimiento humano, para refrescarse nada más, puede acceder a su sabiduría, y por tanto, éste no entenderá sus propósitos; Solo aquel que entra por amor, y por conocer verdaderamente su promesa accede a su entendimiento; Por eso Satanás, aún siendo un ángel, no ha podido entender los propósitos de Dios. Hablo respecto a la salvación, entendiendo de que el lector ha decidido conocer de Dios por amor, porque de otra manera no me entenderá, no comprenderá la magnitud de las palabras que Dios ha puesto en mí; Porque si lees estas palabras pensando como carnales, créeme, pensarás que estoy loco, que estoy hablando fuera de toda envergadura natural, porque en efecto, hablaré fuera de toda razón humana. Te invito, te insto, te persuado, a que leas estas palabras que te escribo en el Espíritu, pero tal y como yo las escribo en el Espíritu, así compréndelas tú, en el Espíritu; Y Todas las cosas de las que tengas dudas, no las consultes con carne ni sangre, sino consúltalas en el Espíritu para saber cuál sea la verdadera voluntad de Dios; Porque si te he dicho que hablo según el Espíritu, entonces tú consulta al Espíritu, porque si lo consultas con carne y con sangre, éste no te dará explicación y te confundirá más, porque lo carnal entiende y razona sobre las cosas carnales, pero el espiritual entiende y razona tanto las carnales como las espirituales; Tanto las terrenales como las celestiales. Estas palabras que te escribo, son para cumplir con mi cometido, con la verdadera religión, aquella de la que se nos dijo “Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo”, de manera que mediante estas palabras visito a los huérfanos del mundo y a las viudas, los cuales pasan por tribulaciones, hambrientos y sedientos de verdad, a ellos acudo, llevando pan para su alimentación y abrigo de sabiduría para su frío. Estas palabras no son mías, sino del Espíritu, por lo cual si quieres comprobar su veracidad, acude tú también al Espíritu y pregúntale respecto a ellas, y por

si en algo me he equivocado en el entendimiento de su lenguaje, tú que has consultado al Espíritu, también házmelo saber, porque ¿Qué nos dice el Espíritu? “Someteos unos a otros en el temor de Dios” de manera que sométete tu a mí hoy, dejando a un lado cualquier doctrina en la que te hayas formado, quitando de tu vista toda religión o denominación, toda Teología y toda enseñanza, de la misma manera que Pablo tiró todo al piso cuando aprendió directo del Maestro; Y mañana, cuando consultes al Espíritu sobre lo que te he escrito, me someteré yo a ti en el temor de Dios; porque entiendo que el Espíritu también nos ha dicho “Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno” Así que, lejos de toda jactancia, me someto al juicio perfecto del espíritu, el cual está en cada uno de aquellos que ha sido llamado y escogido, porque ¿Qué es nuestra doctrina sino el compartir? Y ¿Qué es lo que hago hoy? Comparto mi conocimiento con ustedes, esperando un día que ustedes compartan los suyos con migo, de forma tal que todos estemos sometidos unos a otros en el entendimiento, para que también cumplamos a como es debido aquello que también se nos escribe “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”, y precisamente, porque yo no me he conformado al entendimiento de éste siglo, he decidido escudriñar en el Espíritu lo escrito en relación a la salvación; De estas cosas podrían llenarse cientos de libros, pero ¿Qué somos nosotros sino cisternas rotas las cuales no retienen agua?, así que la poca agua que he podido retener es la que doy, a como también está escrito “Porque todos aquéllos echaron para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; mas ésta, de su pobreza echó todo el sustento que tenía”, lo poco que tengo doy, así de la misma manera en que llegó, mediante el Espíritu, encárgate tú de ir más allá, porque así como Salomón construyó el templo y la casa real imponiendo leva al pueblo para cortar y transportar la madera desde el Líbano hasta Israel; Así también nosotros construimos el templo que Cristo nos mandó edificar en su nombre, para el cual se nos ha impuesto leva, siendo transportadores de luz y de verdad a aquellos que la necesitan, compartiendo el pan y la fe que por medio de él recibimos; Así poco a poco vamos construyendo el templo, adornándolo con sabiduría pura, sin levadura. Porque la salvación es un misterio que proviene de la deidad de Dios, me he dado a la tarea de llevar a ustedes un poco de lo que me ha sido dado respecto a esto, y no tengo más concepto de mí que el que debo de tener, porque ¿Qué soy sino un siervo?, este es el concepto que yo guardo de mí, soy un siervo de Cristo, y siendo siervo de la cabeza ¿No soy también siervo del cuerpo? Porque aunque soy miembro del cuerpo, a la vez soy siervo del cuerpo, porque ¿Los miembros de nuestro cuerpo no son acaso siervos unos de otros? Porque

así como la mano izquierda ayuda a la derecha cuando a ésta le faltan fuerzas, y así como un solo ojo no hace el trabajo completo de la visión si éste no cuenta con la ayuda del otro, así mismo somos los miembros del cuerpo de Cristo que es la Iglesia, los unos nos sometemos a los otros, y los otros se someten a uno en el temor de Dios; Por eso me someto al juicio del Espíritu que mora en ustedes, para que juntos conozcamos la voluntad de Dios, y vayamos construyendo el fruto que ha de dar a luz la que ha sido preñada de la verdad (La Iglesia). Les escribo a cerca de la Salvación de la humanidad, acerca de cuál es el plan que Dios tiene respecto a este misterio, cuándo comenzó y cuándo terminará, qué somos y cuál es nuestra razón, a dónde vamos y hacia dónde deberíamos ir, cómo comenzamos y cómo debemos terminar; en fin, a cerca de estas cosas, las cuales son consideradas por muchos como locura y apasionamiento, les escribo, esperando en Dios serles de gran ayuda, les invito a leer: LA SALVACION DE LOS HOMBRES.

CAPITULO I LA DESOBEDIENCIA HUMANA Y SU PENALIDAD EN ESTE TIEMPO.

En la revelación de Dios hacia los hombres, Él nos anunció mediante Moisés, que en un principio todo estaba desordenado y vacío, todo era tinieblas; En tanto Dios yacía en medio de las tinieblas, su espíritu se movía sobre las aguas; Esta situación que vivía la tierra databa desde la eternidad, así que Dios desde la eternidad habitó en esas condiciones, y fue al estar en estas condiciones que de igual forma desde la eternidad maduró la idea, el plan y el método de la creación, todo ello mediante la sabiduría. Pasando entonces toda la eternidad previa a la creación madurando en su sabiduría, ultimando detalle a detalle su ciencia, auto proveyéndose de virtudes espirituales como la fe, el amor, la misericordia, la mansedumbre, la ciencia, el conocimiento, la misericordia y la sabiduría. Porque aunque en el Génesis de las Sagradas Escrituras, no se dice lo que ocurrió antes de la creación sino que se nos cuentan los eventos al momento de la creación en aquel principio; Salomón lleno del Espíritu de Dios y de sabiduría que Dios había depositado en él, nos escribió a cerca de la sabiduría en tal forma que la sabiduría misma hablaba a nosotros y nos dijo: “Conmigo está el consejo y el buen juicio; Yo soy la inteligencia; mío es el poder. Por mí reinan los reyes, Y los príncipes determinan justicia. Por mí dominan los príncipes, Y todos los gobernadores juzgan la tierra. Yo amo a los que me aman, Y me hallan los que temprano me buscan. Las riquezas y la honra están conmigo; Riquezas duraderas, y justicia. Mejor es mi fruto que el oro, y que el oro refinado; Y mi rédito mejor que la plata escogida. Por vereda de justicia guiaré, Por en medio de sendas de juicio, Para hacer que los que me aman tengan su heredad, Y que yo llene sus tesoros. Jehová me poseía en el principio, Ya de antiguo, antes de sus obras. Eternamente tuve el principado, desde el principio, Antes de la tierra. Antes de los abismos fui engendrada; Antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas. Antes que los montes fuesen formados, Antes de los collados, ya había sido yo engendrada; No había aún hecho la tierra, ni los campos, Ni el principio del polvo del mundo. , Y era su delicia de día en día, Teniendo Cuando formaba los cielos, allí estaba yo; Cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo; Cuando afirmaba los cielos arriba, Cuando afirmaba las fuentes del abismo; Cuando ponía al mar su estatuto, Para que las aguas no traspasasen su mandamiento; Cuando establecía los fundamentos de la tierra, Con él estaba yo ordenándolo todo solaz delante de él en todo tiempo. Me regocijo en la parte habitable de su tierra; Y mis delicias son con los hijos de los hombres. Ahora, pues, hijos, oídme, Y bienaventurados los que guardan mis caminos. Ante tan relevante sentencia podemos afirmar con certeza qué hizo Jehová antes de la Creación; Porque, la sabiduría afirma que Dios la poseía a ella antes de la tierra, antes de los abismos, antes de las fuentes de las muchas aguas; Así que, a través de la revelación por boca de la misma sabiduría nos enteramos, que el principio narrado en el Génesis, es solamente el principio

de la creación, pero ese principio no marca el principio de la vida y mucho menos de la eternidad de la misma, por lo que la verdadera primogénita de la creación es la Sabiduría, por eso ella nos dice “Eternamente tuve el principado, desde el principio” , por eso para Dios es importante el orden de primogenitura de su creación, porque el primogénito obtiene principado en su casa; Así que, por esa razón es que Dios narra que en el primer día de la creación dijo: “HAGASE LA LUZ”, y ¿Qué luz estaba haciendo manifiesta Dios?, por lo visto no era la luz del sol, porque la creación de ésta fue hasta el día cuarto, sino que estaba haciendo manifiesta su Sabiduría como fuente de toda vida, pero muchos dirán “éste está loco, porque primero nos dijo que la sabiduría era desde antes de la tierra y antes de los abismos y antes de las aguas, y en aquel momento el agua, los abismos y la tierra ya eran, aunque estaban desordenados pero ya eran”, y a quien de esta forma piense le doy mucha razón, pero también les digo: En aquel momento Dios no estaba creando la luz, sino la estaba haciendo manifiesta o visible, porque aquella luz o sabiduría , ya se había albergado desde antes en su corazón; Y quizás muchos aún con este razonamiento dirán: “Entonces, si estaba albergada en su corazón, todavía no era antes de la tierra, porque no era visible”, pero a quien razone en tal forma pregunto ¿A caso una criatura que está en el vientre de su madre no es un ser aún así no haya sido dado a luz?, ¿A caso no penaliza Dios hasta los pensamientos incluso antes que se materialicen?, ¿Porqué creemos que Dios penaliza los pensamientos antes que se materialicen?, sencillamente porque las cosas son desde antes que sean visibles a los ojos naturales, porque las cosas para Dios, son desde el momento en que son albergadas en el corazón, en la mente y en el pensamiento, Dios da por hecho los pensamientos, he ahí donde radica la fe, en creer en lo que no se ve; O a como también se nos escribe “…y llama las cosas que no son, como si fuesen” , de modo que, la sabiduría estuvo en el corazón de Dios desde la eternidad, hasta que Él la manifestó afuera, como la mujer en cinta, que carga a su hijo por un tiempo hasta que lo hace visible afuera de ella; Así que ¿Qué hacía Dios antes de la creación, mientras estaba rodeado de tinieblas? Se preñaba de sabiduría.

Concluyendo que la sabiduría es la primogénita de los frutos de Dios, la cual según ella misma fue engendrada y no creada, y que para hacerla manifiesta (visible) Dios pasó una eternidad previa a la creación en las tinieblas; Conforme a su sabiduría, necesario es para el ser estar en tinieblas para que le pueda resplandecer la luz, por eso el salmista lleno del Espíritu dijo “Resplandeció en las tinieblas luz a los rectos; Es clemente, misericordioso y justo” (salmos 112:4).

Siendo Dios considerado con el hombre, lleno de amor, bondad y ternura, y reconociendo la dura tarea que es hacer surgir y forjar la luz (sabiduría) desde las tinieblas, además de la larga espera y paciencia que por una eternidad pasó para poder madurar su inmensa sabiduría; Creó al hombre a su imagen y Semejanza, es decir, con su apariencia física y con la semejanza de su

perfección, totalmente incorruptible; Y lo puso en un Jardín maravilloso, pacífico, bello y ya iluminado. Dándole potestad sobre todo lo que estaba a su vista, para que señoreara la creación terrenal. Con ello, Dios, no pretendiendo que el hombre pasase el mismo sufrimiento por el que Él pasó al vivir la eternidad en las tinieblas, lo había colocado en lugar espacioso y con todas las condiciones para vivir con toda tranquilidad y seguridad y claridad.

Dios, al crear al hombre, no pretendía tener un robot, ni que fuese un ser sin motivación propia, o sin voluntad propia; De tal manera que al hacerlo a su imagen y semejanza, también lo hizo libre, en la semejanza de su propia libertad, bajo el principio de “Libre determinación”; Lo puso pues en el Jardín del Edén, en donde había inmensa variedad de alimentos sanos y digeribles, incluso el árbol de la vida, en cuyo fruto y esencia, Dios, había puesto en forma de alimento la fuente de la sabiduría , de la luz y de la vida eterna, árbol mediante el cual el hombre si optaba por comerlo adquiriría todo el conocimiento necesario, sin necesidad de tutores o maestros que le enseñasen, el fruto mismo traería la enseñanza al hombre, porque estaba en un estado de inocencia, estaba vacío, virgen de toda influencia, en un estado neutral, en el umbral del bien y del mal; Y de ésta forma iría él poco a poco conociéndose a sí mismo y con ello conociendo a su creador, conociendo también la razón de su existencia, y de la existencia del universo. Pero, juntamente con el árbol de la vida, estaba el árbol de la ciencia del bien y del mal, del cual Dios ordenó al hombre que no comiera de él, porque el día en que lo hiciera moriría; Pero, ¿Qué contenía el fruto de aquel árbol?, tenía toda la ciencia visible, tangible y lógica, así como el conocimiento de la materia, el disfrute de todo lo físico, el deleite en los placeres, la inteligencia temporal, la vana sabiduría, el pobre entendimiento, el conformismo y la suficiencia de las cosas que vemos y tocamos, la sabiduría de la lógica racional humana, el creer únicamente en lo visible, y la vida temporal de todos los seres sobre la tierra y de la tierra misma.

Estaba ahí el hombre, en un estado neutro, un estado en el que Dios no influiría, sino que había decidido esperar a que el hombre decidiera por uno de aquellos frutos, es decir, por uno de los dos caminos, de los cuales uno lo conduciría al pleno conocimiento y perfección y el otro lo conduciría a un laberinto de caminos sin salidas. Sabía Dios desde antes lo que ocurriría, sí, claro que lo sabía; Pero Él es un Dios justo, y en medio de esa justeza hay transparencia, y mediante el principio de justicia, transparencia y sinceridad; Dios, aún sabiendo que el hombre optaría por probar primero el árbol de la ciencia del bien y del mal, no podía ocultarle al hombre que había otra opción además de la luz y la vida eterna; Es decir, hubiera actuado Dios, como un padre que le esconde su pasado a sus hijos, porque ciertamente el haberle escondido al hombre la puerta de las tinieblas, era para Dios un acto de injusticia y faltaría a su fidelidad, ocultando un pasado y una etapa importante de su ser, porque es la etapa en la que Él engendró a su primogénito, la

sabiduría; Además, el ocultarle al hombre la puerta hacia las tinieblas hubiese sido como si Él se avergonzase de aquel tiempo en que estuvo entre las tinieblas ; Por otra parte, el ocultarle al hombre la puerta hacia el mal, hubiese sido lo mismo que encerrarlo en una prisión, y aislarlo de la libertad, porque ¿Acaso cuando vemos a padres que sobreprotegiendo a sus hijos los encierran en habitaciones, aislándolos del mundo exterior, negándoles su relación con quienes no profesan sus mismas creencia, no los calificamos de enfermos mentales?, ¿No es verdad que cuando los hijos crecen en un ambiente de aislamiento se vuelven retraídos, y en muchos casos llegan a ser personas peligrosas? Porque la sobreprotección es peligrosa y no es buena. Dios, es entonces el ejemplo vivo de un padre sincero, el cual dice a sus hijos la verdad, y les da la libertad de elegir entre su camino o el camino que se aleja de Él, advirtiéndoles por supuesto, que su camino es la mejor opción, y que el otro camino lleva como consecuencia la muerte.

En cierta forma, Dios, dispuso que el hombre eligiera entre conservar su perfección o cambiarla por la imperfección, entre conservar la luz ya dada, la cual con mucho trabajo y sufrimiento había Él engendrado desde la eternidad, o despreciarla y amar la oscuridad; Así que, puso Dios las dos puertas en el Jardín, la de la corrupción y la de la incorrupción, tal cual como cuando un padre dice a su hijo :He aquí, si te quedas con migo, estudiarás, aprenderás, heredarás lo mío, comerás y nada te faltará; Pero si decides ya no estar bajo mi tutela, la puerta está abierta, ve y aventúrate, ve y te daré tu parte de la herencia, allá tú si la malgastas, porque aún no estás preparado para administrarla en independencia; Pero si te quedas, tu herencia no se terminará, sino que irá ganando intereses y nunca acabará de rendirnos ganancias a ambos.

Ante la prohibición de comer de aquel árbol, el hombre reaccionó en la forma natural que hoy en día reacciona el hombre ante las prohibiciones que lo regulan, porque esa reacción que hoy vemos como natural fue heredada de aquel primer hombre, la cual consiste en el afán de violentar las prohibiciones; Porque cuando algo le es prohibido al hombre, la historia se repite a manera de ciclo, como el de la lluvia, el del año, o el de los meses etc. Porque ante las prohibiciones, siempre está a la orden del día, la voz de la serpiente en la mente humana, la cual le susurra: “Rompe la regla, es maravilloso romper las reglas, esto te han prohibido por esta o aquella razón” en fin, la serpiente se manifiesta siempre, dándole argumentos creíbles al hombre para romper las reglas. El hombre de alguna manera mediante la escucha de los susurros de Satanás, ha encontrado placer en la ruptura de las reglas; Y, Así fue que el hombre, siendo instado a romper la regla, fue engañado por su mujer, la cual a su vez fue engañada por la serpiente.

Desobedeció pues el hombre a Dios y comió del fruto prohibido, rehusándose así a alimentarse del árbol de la vida, por lo cual Dios concluyó que: si el

hombre prefirió alimentarse de ciencia vana, antes que de ciencia verdadera, entonces, se había hecho merecedor de ganarse el derecho a la vida mediante el sudor de su frente, y lo envió a trabajar duramente para poder regresar a su heredad.

¿En qué consiste el trabajo al que fue sometido el hombre? El Señor observó en su sabiduría esta sentencia, la cual mandara luego a poner por escrito mediante el sabio salomón “¡Que el hombre trabaje con sabiduría, y con ciencia y con rectitud, y que haya de dar su hacienda a hombre que nunca trabajó en ello! También es esto vanidad y mal grande” (Ecl. 2:21), Porque Dios había trabajado con sabiduría, y con ciencia y con rectitud, para hacer posible aquella bella creación, la cual había heredado al hombre, el cual nunca había trabajado en ello, y valoró que eso era vanidad y gran mal; Por lo cual, Dios, aplicó una regla natural que hasta hoy se mantiene vigente, pues la ha hecho visible mediante la reacción natural de los padres de familia; Y actuó Dios como actuaría un hombre Sensato ante su hijo, cuando éste le desobedece o desperdicia y mal gasta los dones que él le ha dado, o cuando su hijo reclama emancipación y dice con sus actos que ya es mayor y quiere independencia; Entonces Dios dijo: “…He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre” (GN 3:22), tal reacción es la que un padre por el bienestar de su hijo hace, pues cuando el hijo cumple la mayoría de edad o pide emancipación, entonces el padre se dice: “si mi hijo ya es mayor, que salga de mi casa y vaya a trabajar duramente para ganarse el sustento” o bien se dice: “Si mi hijo me ha pedido emancipación, entonces que se vaya y sea independiente, se gane con su propio esfuerzo su pan, y no eche mano de mis bienes, hasta tanto se gane la herencia y madure en sabiduría para administrarlos como yo lo he hecho”; Así que, Dios observó, que mediante sus propios actos el hombre había pedido su emancipación, y ¿qué ocurre en la emancipación? Que los hombres siendo aún menores, quieren ser mayores; Por lo cual, el hombre con sus acciones habían pedido a Dios su emancipación, y se había declarado mayor de edad siendo aún menor, y renunció con sus actos a ser mantenido por Dios. He aquí entonces el hijo pródigo, quien reclamó anticipadamente su herencia a su padre, y salió de la casa de su padre a disfrutar de sus bienes, sin saber que los malgastaría, y he aquí el padre, que no negó la petición de su hijo, y sabiendo que malgastaría sus bienes, decidió dárselos y abrirle la puerta de su casa para que saliera a aventurarse al mundo, sabiendo a su vez, que un día quizás lejano, cuando se viese con su herencia malgastada y se viese comiendo entre cerdos, regresaría a buscar asilo a la casa de su padre.

Concedió Dios al hombre el deseo que ahora tenía en su corazón, porque al degustar de aquel fruto, el hombre había implantado en su corazón el deseo de autosuficiencia, de disfrutar de sus placeres, de conocer la oscuridad; Pues el hombre con sus actos se había auto desvestido y se había despojado de su

vestidura incorruptible, y ahora estaba sujeto a su cuerpo como un prisionero; Así que, Dios, lo expulsó de su heredad, es decir lo sacó de la luz y lo envió a las tinieblas, a fin de que éste lograse de la misma manera que Él, vencer a la tiniebla mediante la luz; Es decir, Dios puso al hombre en la misma condición que Él estuvo en aquel sufrido principio, para que de la misma manera que Él, lograra engendrar sabiduría y cumplir así aquel precepto “Honrarás a tu padre y a tu madre”, y lo sacó de aquella tierra ordenada, limpia y pura, a una tierra desordenada y vacía (en sentido espiritual), porque la tierra aunque aún hermosa, ordenada e iluminada por el sol, había sido al igual que el hombre, desvestida de su incorrupción y vestida de corrupción, por eso dijo Dios al hombre “…maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo”, Se vistió pues la tierra de corrupción al igual que el hombre, y al ser vestida de corrupción, la tierra igual que el hombre se desgastaría con el tiempo y su vida en este tiempo sería temporal, por eso se afirma “Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza” (Romanos 8:20), todo entonces, en un abrir y cerrar de ojos pasó a ser vanidad y con ello todo pasó a ser temporal y destinado a un fin.

Así pues, comenzó el hombre en su divagar por la oscuridad, caminando por diversos caminos, tratando de encontrar la salida al laberinto de las tinieblas, intentando hacer honra a su creador, tratando de engendrar sabiduría como Dios lo hizo en el tiempo en que estuvo bajo la sombra de las tinieblas, madurando día a día, hasta que llegue aquel día en que al igual que nuestro Dios, el hombre diga “HAGASE LA LUZ”, para comenzar él a crear dentro de sí, lo que Dios hizo fuera de sí.

Es notorio afirmar, que lo que quizás Dios ha valorado es la necesidad de que el hombre divague en medio de las tinieblas, para que tome el valor merecido que tiene la vida; Porque necesario es estar al borde de la muerte y la extinción para poder valorar lo maravilloso que es vivir, necesario es estar enfermo para valorar la salud, necesario es la tristeza para valorar la alegría, necesario es el llanto para amar la sonrisa, necesario es el dolor para anhelar el gozo, necesaria es la ignorancia para valorar el saber, necesario es el estar en pecado para valorar la santidad, necesario es estar en corrupción para valorar la incorrupción, necesario es la ancianidad para valorar la juventud, necesario es el grito para valorar el silencio, necesaria es la violencia para valorar la pasividad , necesario es el odio para ansiar el amor, necesario el frío para amar el calor; En fin, todo el castigo al que ha sido sometido el hombre es necesario desde todos los ángulos que se pueda ver, por eso lo dicho por Dios es justo, al referir “Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete” (AP 3:19), porque ciertamente el hombre merece su sufrimiento, porque desde la primera desobediencia hasta hoy, hay una desobediencia que constantemente se repite en los seres humanos, por eso se escribió “Porque tú

dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas” (AP. 3:17,18), porque el hombre, al alimentarse de la ciencia del bien y del mal, se creería con el transcurso del tiempo, autosuficiente, porque en su corazón había ya llegado la esencia del ego, y con ello, en su corazón se dijo : “soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad”, y aunque esas no fueron sus palabras al instante de ser abordado por Dios, ya Dios sabía que el corazón del hombre (La humanidad) se había envanecido aunque el hombre mismo aun no se había percatado de ello; Pero sabía Dios, que ese sentir de manera paulatina se iría estableciendo en el corazón del hombre, por eso Dios, sabiendo que el veneno de la soberbia y la egolatría, había sido ingerido por el ser humano, prefirió expulsarlo de su casa; ¿Con qué fin? Para proteger el árbol de la vida y con ello proteger su creación, ¿Por qué? Porque el hombre teniendo ya la soberbia y la egolatría como centro y esencia en su corazón, si con esas influencias negativas adquiría la vida eterna y la sabiduría, difícilmente hubiera tenido derecho a la redención; ¿Porqué? Porque si aún no teniendo vida eterna y sabiduría, su soberbia y su orgullo llega a tal límite de desatender la voz de Dios, de blasfemar contra Dios, de rehusarse al arrepentimiento de sus pecados; ¿Cuánto más teniendo vida eterna y sabiduría?; Además, si teniendo ya envenenado su corazón, el hombre hubiese accedido a la vida eterna, ¿Con qué promesa pudiera Dios persuadir a los hombres para su arrepentimiento?; Porque ahora Él nos promete vida eterna, pero si el hombre ya tuviera la vida eterna y sabiduría ¿Qué promesa podría hacerle Dios a los hombres para que se arrepientan? Ninguna otra, y no teniendo promesas qué hacer a los hombres, no hubiera existido más posibilidad que la destrucción y desaparición de la raza humana; Así que, aunque para muchos resulte no creíble, fue por amor a los hombres que Dios expulsó al ser humano de aquel Paraíso, para darle nueva oportunidad de reivindicarse en la perfección; El arrojarlo al mundo sujeto a una penalidad y cautividad, es como cuando al estar enfermos de gravedad somos internados en un hospital, y no salimos de aquel lugar hasta estar completamente sanos, manteniendo la esperanza de salir algún día; Pero si Dios no hubiese escondido el árbol de la vida ¿Qué esperanza pudiera existir?.

La justicia de Dios es tan inmensa y su amor tan inmedible, que para no desaparecer al hombre de la faz de su creación, negó el árbol de la vida a los hombres y para conservar su primera promesa dicha al hombre, la que consiste en que el hombre ejerza señorío sobre la tierra, y a su vez mantener puro su paraíso, decidió expulsar de aquel jardín al hombre, ¿por qué? Porque Él ha dicho “La ciudad no os será por olla, ni vosotros seréis en medio de ella la carne; en los límites de Israel os juzgaré” (Ezequiel 11:11); Dios sabía que a

partir de aquella desobediencia, la maldad brotaría en el hombre, y la violencia, las guerras, las idolatrías, las soberbias, las injusticias y los homicidios, llenarían de sangre aquel Paraíso, por lo cual optó por expulsar al hombre, para que fuesen juzgado allá en los límites, y permitir el retorno, sólo de los escogidos, los cuales permanecerán en su justicia. Así, Dios protegería y conservaría limpia y pura aquella casa, para que los que retornaran a ella la disfrutaran en forma intacta.

La desnudez al descubierto:

Todos sabemos que según se nos relata, el hombre y la mujer estaban desnudos en el Paraíso, mas ellos no se habían percatado de su desnudez y no sentían vergüenza alguna, y que al momento de su desobediencia se percataron de ello, y sintieron vergüenza por ello, lo cual los impulsó a cubrirse con hojas de higueras; ¿Cómo fue que estando desnudos no sabían que lo estaban y tras el pecado lo supieron y se avergonzaron? El hombre estaba en un estado de inocencia, es decir un estado neutro, en el umbral del bien y del mal, ninguna información más que la básica dada por Dios tenía el hombre en su mente y corazón, vivía el hombre según su espíritu y no según la carne, pues ésta estaba dormida; Pero al momento de ingerir aquel alimento, la carne fue vivificada, y al vivir la carne se adormeció el espíritu, por no decir que en efecto se había cumplido la advertencia de la muerte del espíritu; Porque lo que digo no es solo suposición, ni conclusión racional y lógica, sino que la misma palabra nos dice “…y fue el hombre un ser viviente” (GN. 2:7) la cual en otras traducciones dice “…y fue el hombre en alma viviente”(RV 1602) y (Casiodoro de Reina 1569), por lo que es comprobable que lo que vivía en el hombre era su alma y no su carne, y que el hombre es el alma y no su carne; Pero al ser vivificada la carne, fueron abiertos los ojos para la carne, y siendo el hombre un alma viviente, murió el hombre, pues su alma murió cuando vivió su carme; Y comenzó el hombre a fijar su mirada en la manutención de la carne y ya no del espíritu (el cual estaba ya muerto), y la necesidad de la carne se hizo manifiesta, así pues, el hombre necesitó cubrirse no solo por la vergüenza sino por el frío; Se vio también el hombre desnudo en la vergüenza de su pobreza, pues al abrir los ojos no solo se vio sin ropa, sino que supo que había estado viviendo en riqueza ajena, como cuando un niño crece entre riquezas y la alta sociedad, y al tener ya una vida hecha se entera que no más era un niño adoptado, recogido del orfanato, tal y como lo describe la escritura “y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo” , se vio desnudo el hombre, pero su desnudez no solo era física sino también moral, porque estaba viviendo en una gloria que nada le había costado, y se enteró que no era más que un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.

Al estar desnudo el hombre, su carne comenzó a vivir, y al comenzar a vivir la carne, las necesidades de ella no se hicieron esperar; Pues comenzó a tener el

ser humano vergüenza de mostrarse en desnudez y tuvo que cubrirse con hojas, pues ropa no había; Y descendió Dios al Paraíso, y se escondió el hombre, no sólo porque le daba vergüenza su desnudez física, sino que se avergonzaba de su desnudez espiritual y moral, pues había fallado a la orden de Dios, porque había matado a su espíritu para dar paso a la vida en su carne.

Al descender y al confrontar al hombre, respecto de las cosas ocurridas de las cuales ya Él sabía, se encontró con que el hombre, además de haber desobedecido a su orden de comer de aquel árbol, ya había comenzado a hacer lo que es típico de la carne, mentir y culpar a otros de sus errores; Así pues el hombre culpó a la mujer, y la mujer a la serpiente; Estaba por tanto la carne comenzando a corromper al ser y con el ser a todo su ambiente, por lo cual tuvo que cubrir la desnudez del hombre, con vestido de pieles de cordero, expulsando asimismo al hombre, para evitar que la carne y la sangre accedieran al árbol de la vida, el cual está destinado sólo al Espíritu; Y al echarlo del Paraíso y puso guarda en la entrada del Paraíso y espada de fuego para evitar el acceso del ser humano, de ésta forma lo describe la palabra “Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida” (GN 3:24), ¿Qué significa el querubín y la espada encendida que guardan el camino del árbol de la vida?, significa que Dios oscureció el conocimiento al hombre, es decir borró la memoria del hombre en cuanto a la existencia de la vida eterna, del Paraíso, del árbol de la vida y poco a poco fue desvaneciendo el conocimiento en la memoria humana de la existencia de Él (de Dios) mismo, ¿Porqué? Porque el hombre había decidido habitar en la oscuridad, y siendo Él luz, debía ausentarse de la memoria del hombre para que éste habitara en las tinieblas; Él debía desaparecer de los recuerdos del hombre, para que el hombre pagara su condena “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás. …” (GN 3:19), ¿Qué significa esta condena? Que el hombre debía trabajar mucho, y tendría mucho sufrimiento, tribulación, pruebas y sacrificios, para poder comer del pan verdadero (espiritual), hasta que hiciese vivir nuevamente al Espíritu, lo cual le permitiría nuevamente regresar a la tierra de donde fue expulsado, porque del Paraíso había sido tomado y a él regresaría(su alma); Sé que muchos supuestos sabios o los denominados “Teólogos”, piensan que esta sentencia se refiere a que el hombre debía trabajar mucho para comer los alimentos del cuerpo (la Carne), pero en verdad fue dicho aquello para el espíritu y no para la carne, porque Dios habla para lo vivo y no para lo muerto, para lo puro y no para lo impuro, porque de cierto modo, la sentencia mediante la cual Dios obligó al hombre a trabajar mucho para alimentar a su carne, la encontramos acá “…maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida” (GN 3:17) ésta es la sentencia para el cuerpo de carne, porque esta sentencia fue para la tierra, y siendo el cuerpo de tierra, su sentencia sería la misma sentencia de la tierra, la cual también sería

redimida una vez que acabase la maldición.

Salió el hombre del Paraíso, e iba muerto, porque su alma había perecido con la ingesta del fruto malo, por lo que, salió el hombre viviendo en la carne, cuya duración es temporal, destinado a la muerte, y de forma paulatina fue oscureciéndose también la luz en el hombre, y con ello, oscureció el poco conocimiento que de Dios tenía, y quedó su alma exiliada en la oscuridad, a la espera que le resplandeciera la luz, por eso fue que el salmista escribió aquello “Resplandeció en las tinieblas luz a los rectos…” y por eso también se escribió “….Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová” (GN 4:26), porque el nombre de Jehová había sido oscurecido de la memoria de los hombres, eso es lo que significa el querubín y la espada de fuego que protege el camino a la vida, porque la vida es y está en Dios, por lo que el camino a la vida y al árbol de la vida es Dios, de tal manera que cuando se nos dice que Dios colocó querubín y espada para proteger el camino de la vida, lo que nos dice es que Dios y su gloria desaparecieron de la memoria y del corazón de los hombres, por eso fue que murió o durmió el alma, pues el alma vive únicamente ante la presencia, el recuerdo, el conocimiento y el aliento de Dios. Así también se escribió “Torció mis caminos, y me despedazó; me dejó desolado” (Lam. 3:11), si el hombre está desolado ¿qué significa? No hay alma viva que lo habite, porque nada que esté vivo puede estar desolado, por eso ¿quién es el que gobierna al hombre desde adentro? Lo gobiernan los malos espíritus, porque quienes reinan en lo desolado son las bestias del desierto.

CAPITULO II. ADAN HEREDADOR DE MUERTE, PRISIÓN Y CONDENA. La Palabra de Dios nos dice “Y vivió Adán ciento treinta años, y engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y llamó su nombre Set” (GN. 5:3), Adán fue creado a imagen y semejanza de Dios, pero sabemos que ese atributo murió o durmió con el alma al momento del pecado, porque al vivificar a la carne, la semejanza de Dios no conjuga con el hombre, ¿Porqué? Porque Dios no mezcla la lana con el lino, Pues recuerda que Dios es Espíritu, y el Espíritu y la carne no comulgan juntamente, porque o se es lo uno o se es lo otro, y por eso mandó: “No ararás con buey y con asno juntamente. No vestirás ropa de lana y lino juntamente” (Deut. 22:10,11), bajo ese principio, Dios, al ver en el hombre vivificada la carne, no podía ni debía mantener su

semejanza en el hombre, y por la falta de esa semejanza precisamente el hombre no podía permanecer en el Paraíso, porque recordemos que la palabra también nos dice: “…que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción” (1ra. Cor. 15:50), de tal manera que si la carne y la sangre no heredan el reino, entonces la carne y la sangre no podían vivir en el Paraíso, y por otra parte nos dice, ni la corrupción hereda la incorrupción, lo que nos indica que nosotros (La corrupción) no podemos vestir la incorrupción, que es la semejanza con Dios, de manera que el atributo de ser semejanza de Dios no está presente en la corrupción, el hombre en la carne y la sangre; Por eso también se nos escribe “No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen” (MT 7:6) Así que, ¿Tú crees que Dios da los consejos y no se queda con ellos?, Dios no dio su semejanza al hombre pecador, porque su semejanza es santa y es perla preciosa para Dios, y está reservada para aquellos que ganen la gracia y la misericordia de Dios, su semejanza es, si así lo podemos comparar “El pan, por el cual el hombre debía de sudarse y afanarse en la tierra”. Muchos falsos y guías de las Iglesias humanas aun dicen. “Los hombres son imagen y semejanza de Dios”, pero la verdad no es esa, sino que el hombre de éste mundo es imagen y Semejanza de Adán, por eso, es que la palabra de Dios es clara cuando nos dice “y engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen” , Todos somos herederos de Adán y de su imagen y semejanza, y al ser herederos de Adán somos también herederos de su penalidad y castigo que forman parte de su semejanza, y de su carne y de su sangre que forman parte de su imagen; Así que el hombre heredó en Adán el vacío del conocimiento real, heredó la ignorancia, somos, pues, vasos vacíos echados en este mundo para recoger agua, y nuestro afán debe ser recoger agua viva; venimos vacíos del conocimiento y sabiduría, y debemos ser solícitos en llenarnos del buen conocimiento, del cual pocos logran asirse. Si de Adán heredamos la muerte y el pecado, ¿Cómo podemos también de él heredar conocimiento y sabiduría? Si sabemos que la primogénita en ser engendrada fue la sabiduría, y en ella la vida, no puede ser posible que el hombre saliendo muerto del Paraíso, trajera consigo sabiduría, pues ésta es la fuente de la vida del Universo y no puede reposar en lo que está muerto. En la muerte de Adán entonces hemos heredado vanidad y muerte, conocimiento vano, todo él proveniente del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal; Así que toda ciencia humana procede de aquel fruto, y aunque nos asombramos de tantas cosas atractiva a los ojos, los oídos y a todos los sentidos de la carne que salen de la invención humana; La verdad es que nada de eso es real, pues en todo hay vanidad, y por ello todo está destinado a la destrucción, todo está propenso a desaparecer, todo ello es obra muerta, y es obra muerta porque ha sido ideada en mente muerta y en sabiduría muerta, es

decir en la ignorancia; La ignorancia humana es inteligencia de hombres, la ignorancia humana es la ciencia humana misma, desde la perspectiva de Dios; Pero desde la perspectiva de los hombres, la ignorancia humana es no conocer su ciencia de hombre, es para el hombre un ser ignorante aquel inculto que nunca ha asimilado la sabiduría de los hombres; La ignorancia de los hombres para los hombres, es creer sin respaldo probatorio, es decir, que el concepto de ignorancia para los habitantes de la tierra, es el creer por fe; Por eso, los conceptos humanos no son los mismos conceptos de Dios, porque las conclusiones humanas son perversiones de la ciencia real. Una vez dije a alguien “debemos prepararnos para el fin de los tiempos, y este me respondió: ¿A caso el final de los tiempos ha sido probado científicamente? Y yo le dije: El fin de los tiempos se conoce mediante la fe, y si la fe es probada por la ciencia humana ¿Qué gracia tiene la fe?”; El ser humano a todo le busca una explicación científica, pero en la ciencia del hombre; Porque he aquí yo digo: Si el hombre quiere respuestas científicas que se sumerja en la ciencia correcta y verdadera, si busca respuestas verdaderas, estas están en la ciencia verdadera, la cual no es de hombres y no se aprende de los hombres. Muchos, por no decir la mayoría de predicadores, líderes religiosos, teólogos, y evangelistas, que por cierto han sido puesto por los hombres; Han tratado de las formas posibles de hacer coincidir la ciencia humana con la palabra de Dios, y caminan en ese rumbo desde hace siglos y no lo han logrado, y de hecho no lo lograrán; Porque repito, Dios no mezcla la lana con el lino, unos dicen que Dios se vale de la ciencia y de la tecnología para curar a los enfermos, y para cumplir con todo su cometido, pero Dios no se vale de ninguna ciencia humana para cumplir su objetivo, más bien Él dijo “Pozo ha cavado, y lo ha ahondado; Y en el hoyo que hizo caerá” (Salmos 7:15), Uno de los grandes pozos que el hombre ha cavado es la ciencia humana, y en ese mismo pozo caerá, porque entre tanto la ciencia busca siempre la forma de desmentir la palabra de Dios, más bien mediante sus propias ciencias han puesto al descubierto elementos que hacen al buscador de la verdad, asimilar la verdad con más precisión, pero de esto ellos (los científicos) no se dan cuenta, por ejemplo: Fíjate en los estudios científicos respecto a la reproducción humana, donde se dice que el hombre deposita en la vagina de la mujer millones de espermatozoides pero de todos ellos solo entra uno en el óvulo, cuanto mucho dos, tres, cuatro, pero no entran los millones de espermatozoides; Ese descubrimiento, lejos de distanciarnos de la fe, más bien reafirma nuestra fe, porque la palabra de Dios nos dice “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Rom. 1:20), porque ellos tratando de probar que no somos criatura creadas por Dios, y que somos productos de la procreación humana, más bien mediante ese descubrimiento, hemos

comprobado lo dicho en las escrituras, “Muchos son los llamados y poco los escogidos”, porque así como muchos son los espermas que ingresan al aparato reproductor femenino y pocos los que llegan al óvulo, así también, muchos son los que llegan a la fila de los Llamados, pero pocos son los que alcanzan salvación; Por eso la palabra tiene razón al decir que las cosas invisibles de Dios, se hacen visibles por medio de las cosas hechas. Así que a como vemos, en el pozo que ellos mismos van cavando en él mismo ellos van cayendo y la fe se reafirma; Pero no es que Dios se tenga que valer de ellos para enseñarnos esto, sino que Dios demuestra que mediante las mismas armas con las que el hombre contiende contra Dios, con ellas mismas ha de exterminar a los desobedientes. La ciencia humana es parte de la herencia que Adán heredó a los hombres, por lo tanto es parte de la muerte heredada de Adán, porque la ciencia humana está destinada a satisfacer a la carne, y lo que de Adán heredamos fue la vida en la carne; Es decir la vida muerta; Es la ciencia humana una de las prisiones que nos dejara Adán, en la cual hoy por hoy, estamos sumergidos, sin encontrar la salida de ella, porque hoy los hombres no viven si no es por la ciencia, ¿Puede el hombre de hoy vivir sin tecnología?, ¿Puede el hombre de hoy vivir sin energía eléctrica?, ¿Puede el hombre de hoy fabricar sin ciencia humana?, ¿Puede la economía humana prosperar sin la tecnología?, no lo creo. El hombre se hizo dependiente de la ciencia para su subsistencia en esta tierra, se encerró en una prisión cuyos guardas y centinelas son todos los seres humanos; Y por lo tanto es muy difícil escapar de ella, ¿Pero es mala la ciencia para aquellos que siguen a Dios?, bueno la palaba de Dios es clara, y nos dice que el árbol consumido por Adán es el árbol de la ciencia del bien y del mal, de tal manera que la ciencia es útil para el bien y lo es también para el mal, por lo cual los hijos de Dios deben utilizarla para el bien, y viviendo con ciencia humana perfectamente podemos amar a Dios, porque la gran condición sinequanon es “Amar a Dios sobre todas las cosas” por lo tanto, nada, ninguna ciencia, ninguna obra muerta, puede estar por encima de nuestro amor por Dios, y en ese sentido el hombre que ama a Dios no debe sentirse dependiente de la ciencia, sino dependiente de Dios; Pero también debemos estar claros, que Dios sabe que necesitamos de algunas cosas de éste mundo para la subsistencia en la carne, pero para la subsistencia en el Espíritu sólo lo necesitamos a Él, así que ahí no aplica el usar la ciencia humana, porque ninguna ciencia humana nos provee de satisfacción y vida espiritual, es decir, no hay ciencia humana que nos provea del alimento espiritual, porque ese solo es proveído por Dios mediante el Espíritu; ¿Porqué digo esto?, porque los hombres han considerado a la Teología, la Filosofía y otras ciencias a fines, como fuentes de la sabiduría de Dios, lo cual es una aberración espiritual, porque vuelvo y repito “DIOS NO SE VALE DE LA CIENCIA HUMANA

PARA HACERSE MANIFIESTO”, Dios no necesitó de ciencia humana cuando creó el Universo, Dios todo lo hizo por su propia cuenta, por lo cual hoy Dios no necesita, ni necesitará de los hombres para darse a conocer en su verdad a sus hijos; Por eso también se nos dice “Yo que hago dar a luz, ¿no haré nacer? dijo Jehová. Yo que hago engendrar, ¿impediré el nacimiento? dice tu Dios” (Isaías 66:9), Así que si Dios hizo engendrar a los hombres, si él fue quien plantó el árbol de la ciencia del bien y del mal, si Él fue quien abrió los sentidos humanos mediante aquel fruto ¿No puede Él mismo ser la ciencia en esencia?, ¿No puede Él abrir el entendimiento humano por su propia cuenta para que éste entienda ciencia real proveniente de la boca de Dios?, ¿Necesita Dios de la Teología para implantar la verdad en el corazón del hombre?, Dios no necesita de dicha ciencia, porque Dios se da a conocer por sí mismo, porque sus promesas se cumplen y en este nuevo pacto Él ha prometido “Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado” (Jeremías 31:33,34), sabiendo que según su promesa nadie necesita de la enseñanza de los hombres para conocer a Dios, pregunto ¿Requiere Dios de la Teología para darse a conocer? De ninguna manera, porque ¿Qué caso tendría el depositar su Santo Espíritu en el ser humano, si de todas maneras el hombre andará tras la enseñanza de los hombres?, porque la razón del Espíritu es la instrucción y la enseñanza del hombre, es la construcción del conocimiento, es la implantación de la ley de Dios en el corazón y la mente humana. La ciencia humana no es mala, siempre y cuando se utilice para el bien, pero la ciencia es para satisfacer a la carne, no para satisfacer al Espíritu, de forma que, todo está bien, si utilizas a la ciencia para el bien, pero nada estará bien si usas a la ciencia de los hombres para satisfacer tus necesidades espirituales, porque es el Espíritu con el que Dios se une en matrimonio, y Dios es esposo celoso, porque ¿Qué marido gusta que su esposa sea mantenida por otro hombre?. La ciencia humana es entonces una atadura de las tantas que Satanás ha procurado en los hombres, es mediante la ciencia que Satanás habla a los sabios de éste mundo y de éste tiempo, es la ciencia humana uno de los pozos que mediante el hombre Satanás ha cavado en el mundo, y en el cual caerá; Porque caerán a una dice la palabra de Dios, el ayudador y el ayudado; Porque es mediante la ciencia humana que Satanás ha convencido a los hombres que este planeta y el universo surgieron a partir de la teoría del Big Ban; Así mismo ha convencido a los hombres que la búsqueda de un planeta similar a la tierra es la respuesta para evitar la extinción de la raza humana cuando se

acaben los recursos naturales de ésta tierra; Es mediante la ciencia humana que el Diablo ha hecho creer a los hombres, que es posible crear vida a través de la clonación; Es mediante la ciencia humana que Satanás ha convencido a los hombres, que no es necesaria la procreación humana o animal mediante el proceso natural de relación sexual, sino que la inseminación es la mejor alternativa, la cual utilizan los homosexuales y aquellos que reniegan de su naturalidad humana; Es mediante la ciencia humana que Satanás ha dicho a los hombres que no proceden de Dios, sino del mono; Es mediante la ciencia humana que Satanás ha dicho a la humanidad, que la homosexualidad es natural y que no es pecado; Es mediante la ciencia humana, que se ha dicho que entre poco tiempo no se requerirá de la mano de obra humana, sino que los robots son la solución; Es mediante esta ciencia humana, que Satanás ha ideado las armas de fuego para la guerra y las bombas; Es por la ciencia humana que el terrorismo biológico existe; En fin, es por la ciencia humana, que muchos aún no creen en Dios. En Adán heredamos tradiciones humanas, tradiciones cuyos orígenes todos son oscuros, ideados en las mentes humanas, pero, ¿Qué nos han recomendado nuestros padres, y nuestros antepasados a ellos? Que debemos mantener vivas nuestras tradiciones, porque ellas forman parte de nuestras identidades culturales y raíces nacionales; Que el que se niega a participar de ciertas tradiciones es porque se afrenta de su nación; Y bajo el yugo de la tradición heredamos costumbres que al igual que aquellas tradiciones son de oscuras procedencias; Así pues, entre las más famosas tradiciones y costumbres está la Navidad, la cual es de dudosa procedencia, en la que se dice se celebra el cumpleaños de Jesús de Nazaret, lo cual es cosa falsa, por un sin número de razones, la primera de ellas es que Jesús no nació un 24 de diciembre, y si así hubiese sido, en la época de Jesús según la calendarización Romana, el mes de diciembre no era el mes doce, sino el mes número diez; Por otra parte en el mes de diciembre, en Belén es temporada invernal y cae mucha nieve, pero según los relatos se nos cuenta que pastores andaban cuidando sus ovejas, ¿salen pastores a cuidar ovejas a la intemperie a medio invierno?, definitivamente no es el cumpleaños de Jesús que se celebra en esa fecha, quizás sea el cumpleaños de otro que fue suplantado por Jesús posteriormente; Pero además ¿No es la celebración de cumpleaños una tradición humana de reyes? Por lo cual Dios aborrece esta vana celebración; Por eso esta tradición es de oscura procedencia, y los seres humanos la celebran con gran alegría, con regalos, con buenas obras; En fin, hacen tantas cosas en conmemoración a esta fecha que todos ven la tradición con una dulce mirada, como algo inocente de lo cual no debemos temer en celebrar; ¿Pero fue Cristo quien mandó a celebrar su cumpleaños?, ¿A caso Cristo no hizo morir a la carne para ser el primogénito de los muertos?, ¿Cómo pues, Cristo, habiendo hecho morir a la carne corruptible para asirse del cuerpo incorruptible podrá querer

celebrar su cumpleaños carnal?, es totalmente ilógica y aberrante tal celebración, pero a pesar de ello, muchos que ignoran y otros que se hacen oídos sordos a estas advertencias continúan llevando consigo la tradición, y muchos Cristianos la acarrean hasta sus “templos de adoración”. Hoy, para cada cosa hay un día de celebración, todos tienen su día, desde el lustrador hasta el contador, desde el médico hasta el abogado, desde las madres hasta los padres, desde la tierra hasta el medio ambiente, desde el árbol hasta el agua, desde el cáncer hasta el sida, desde los heterosexuales hasta los movimientos homosexuales; Y Muchas de esas tradiciones son llevadas a los servicios que se hacen en honor a Dios; Todos ven esas cosas como cosa inocente, pero desechan la verdad cuando se les dice : No mezcles el lino con la lana, un poco de levadura leuda toda la masa, Dios nos ha dicho “No seáis como vuestros padres”, pero ensordecen sus oídos. De Adán heredamos tradiciones y leyendas humanas, y entre estas cosas y celebraciones, mencionamos a Halloween, el día de acción de gracias, la Semana santa, las celebraciones a los ídolos como la virgen María, y otras más que se han inventado; De Adán, heredamos los horóscopos, la astrología, la hechicería, los ritos y solemnidades, los juegos de azar, las fiestas, los carnavales, las religiones, los ocultismos, las sociedades sectarias y secretas, las creencias en mitos, las artes oscuras; En fin, todas ellas culturas y tradiciones, de las cuales muchas sociedades se sienten orgullosas, y las ven como inocentes e inofensivas, y de las cuales se sienten obligados a formar parte por razón de identidad nacional; Por eso, el pueblo de Dios, el verdadero y único, teniendo la obligación de renunciar a todo vínculo con Adán, haciéndose morir a la carne, debe renunciar a toda nacionalidad terrenal para asirse de la nacionalidad celestial, la cual está en el mundo, mas no es visible al mundo, por lo cual de ella se escribió “Porque de la cumbre de las peñas lo veré, Y desde los collados lo miraré; He aquí un pueblo que habitará confiado, Y no será contado entre las naciones” (Núm. 23:9), somos vistos por Dios, oídos por él, cuidados por Él, estamos entre las naciones, andamos y caminamos entre conversos y no conversos; Pero claramente, se nos dice que el Pueblo de Dios no será contado entre las naciones; Por lo cual somos ya extranjeros entre los pueblos, aún así vivamos en el lugar donde nacimos, somos extranjeros y así debemos considerarnos, de tal manera que aquel que aún se sienta orgulloso de ser o pertenecer a una u otra nación terrenal, aquel que se sienta jactancioso de provenir de X o Y raza humana, este aún no ha renunciado a la nacionalidad terrenal, y aunque se vea como cristiano, aún no ha conocido a Cristo. De Adán heredamos maldición, la cual día a día se recrudece más contra la carne, aquella maldición que fue dictaminada desde la desobediencia, de la cual se escribe “A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en

tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás” (GN. 3:16-19), De tal forma que en la mujer la maldición era y sigue siendo el de multiplicar los dolores de parto, ¿Se han multiplicado los dolores de parto? En gran manera se han multiplicado, porque la mujer que en un principio tenía dolores de parto solo al momento de dar a luz, ahora ya no sólo al momento de dar a luz tiene dolores, porque ahora son visibles innumerables tipo de enfermedades en la mujer antes, durante y después del embarazo; Hoy son cientos de tipos de cánceres en las mujeres que por su estatus de madre perciben, incontables padecimientos tienen las mujeres como consecuencia de su maternidad, y no tan solo eso, sino que son también dolores añadidos al parto, aquellos partos abortivos, los partos de niños con muchos padecimientos físicos y mentales, los partos de niños deformes, así mismo la mortalidad infantil y materna, ¿Cuántos dolores pues, ha añadido Dios a los dolores de parto?, son muchos los dolores, pero habrán muchos más. Al hombre cargó la maldición en la tierra, ¿Cuál es esta maldición? Son innumerables también los padecimientos de la tierra, porque en ella vemos fenómenos y desastres naturales destructivos que de forma constante se presentan, vemos las guerras, las violencias, las matanzas, las luchas de nación contra nación, el surgimiento de naciones poderosas y malévolas (Cardos y espinos que ha producido), la explotación de los recursos naturales, la desestabilización climática, las divisiones fronterizas de las naciones, la diversidad de lenguas, las pestes que azotan a la tierra y a todo lo que en ella hay; Pero además en el hombre recayó su propia maldición, la del duro trabajo, la injusticia, el empobrecimiento, la explotación de hombre contra hombre, los maltratos por causas de raza, sexo, lengua o religión, la marginación social por razones económicas, la división de clases sociales, la denigración humana del pobre ante el rico, las corrupciones estatales de gobiernos y aparatos de justicia; En fin, la maldición que recayó sobre el hombre, la mujer y la tierra, fue dada en pocas palabras, pero sus consecuencias y resultados no alcanzarían en un libro, ni en dos, ni en tres; Porque mucho hay que relatar y describir sobre las consecuencias de la maldición que Dios ha echado sobre el mundo entero, pero toda esta maldición se resume en que todos estamos sumergidos en las tinieblas, dejándonos Él una pequeña salida para romper la maldición. En Adán heredamos el orgullo humano que es en la carne, aquel orgullo al

cual el humano de carne y sangre no renuncia para humillarse ante Dios; Sino que es un orgullo para con Dios, pero para con los hombres, su orgullo es humillación; Porque ante los hombres los seres terrenales claudican por diversas razones, los pobres se humillan ante los ricos por conseguir empleos, mejoras salariales, por ganar los favores de aquellos, por tener una fuente de ingreso; Los ricos se humillan ante los gobernadores, por conseguir prebendas, subsidios de impuestos, reconocimiento social, cargos públicos, entre otros, ellos todo lo quieren conseguir con dinero, incluso la dignidad, el amor, el favor y la aceptación social; Los gobernadores se humillan también ante los grandes empresarios y ante gobernadores de países poderosos, para conseguir una mejor posición de popularidad nacional e internacional, para seguir ganando votos del pueblo, entre otros; Las Naciones pobres de igual forma se humillan ante las naciones ricas, aún sabiendo que las naciones ricas, son ricas porque en un tiempo robaron a las pobres; Los hombres se humillan ante sus mujeres, porque han mal entendido el concepto de amor y según ellos se enamoraron perdidamente de ellas, y ante sus infidelidades trastornaron sus mentes y muchos acaban en suicidio, otros en drogadicción, otros en alcoholismo, entre otros; Las mujeres se humillan ante sus maridos por falta de manutención, o también porque mal entendieron el efecto del amor, y algunas acaban en burdeles, otras en alcoholismo, en drogadicción o en la horca; En fin, hay un sin número de formas de humillación del hombre con el hombre, que mencionarlas todas sería llenar cientos de libros; Lo importante es destacar que el hombre según él ha heredado orgullo, pero su orgullo es ante Dios y no ante los hombres, y que su orgullo es más bien vergüenza. En Adán heredamos un orgullo que nos mantiene enceguecido, un orgullo que nos ordena burlarnos de quienes creen en Dios y se aferran a Él, un orgullo que trastoca el ego humano como género, y obstruye que el hombre se rinda ante su hacedor, porque no quiere someterse a la burla de sus conciudadanos; Un orgullo que día a día se acrecienta y que se ha convertido en un monstruo al cual debemos derrotar, es un orgullo del cual se nos dice “Mas cuando su corazón se ensoberbeció, y su espíritu se endureció en su orgullo, fue depuesto del trono de su reino, y despojado de su gloria. Y fue echado de entre los hijos de los hombres, y su mente se hizo semejante a la de las bestias, y con los asnos monteses fue su morada. Hierba le hicieron comer como a buey, y su cuerpo fue mojado con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Altísimo Dios tiene dominio sobre el reino de los hombres, y que pone sobre él al que le place” (Daniel 5:20,21), ¿No fue a caso el orgullo de Nabucodonosor que lo sumergió en una vida de bestia?, el orgullo humano enceguece al hombre, lo ensoberbece y se cree autosuficiente, se olvida de que en esta tierra somos como el humo en el viento, el cual se va desvaneciendo poco a poco; El orgullo hace que nuestro trono con el cual nacemos aunque no nos damos cuenta de ello, sea depuesto y dado a otro

nuestro lugar; Este orgullo humano hace que los hombres tengan mentalidad de bestias, y es hasta que nuestro orgullo toca fondo que nos enteramos, si aún estamos con vida, que en nada nos ha sido de provecho el orgullo, y buscamos a Dios, pero muchas veces ya es tarde, y aunque procuramos encontrarlo, por nuestra desesperación lo buscamos en el lugar y por los métodos menos adecuados; Y no llega a nosotros Dios, a causa de nuestro orgullo; Pues muchas veces el ser humano cree que ya se ha humillado ante Dios, y cree haberlo ya recibido y aceptado, pero resulta que se ha educado espiritualmente con pan leudado y por lo tanto su esfuerzo fue en vano, porque hasta ahí ha llegado a calar su orgullo, porque no ha permitido la digestión del alimento sano y puro. Dios ha dicho “Y quebrantaré la soberbia de vuestro orgullo, y haré vuestro cielo como hierro, y vuestra tierra como bronce” , Así que el orgullo humano será quebrantado con duras penalidades, porque un día el cielo será como hierro y la tierra como bronce, es decir ¿puede el hombre producir en una tierra que sea como bronce?, ¿Pueden las nubes acumular lluvia y regar la tierra si el cielo es como hierro?, ¿Podrá el hombre sustentarse en su carne si no hay alimentos?, el orgullo humano, nos conduce a la muerte segura, porque ni el calor del sol y ni la rica lluvia puede caer a la tierra en un cielo de hierro; Por lo cual el cielo está destinado a oscurecerse y la tierra a secarse, y andará el hombre en angustia un día, y su orgullo será nada; Ya no habrán aquellas grandes fiestas y alegrías humanas en donde el hombre arrojaba la comida al aire, acabará aquel orgullo humano que le seducía a botar los desperdicio de comida y prefería dejarlos podrir antes que darlo al necesitado; El orgullo del hombre acabará con la escasés de todo, desde el alimento hasta el automóvil, desde el agua hasta la gasolina, desde el deseo hasta el rechazo; Andará el hombre harapiento aún el más rico de todos. De Adán heredamos la maldición de “El ser por el tener”, razón por la cual en el hombre se ha generado el pensamiento de que el hombre vale según sus posesiones, pues el ser humano piensa que por mucho tener le ha sido dada autoridad sobre el que no tiene, y con tal autoridad abusa de sus servidores, se encima sobre sus prójimos, exige preferencias, arrebata posiciones entre los hombres, usurpa poderes y potestades, compra la justicia, angustia al oprimido, quita pero no da, impone sus leyes, su conveniencia es primero, y el bienestar ajeno es posterior si aún quedan recursos; En el nombre del dinero y de sus bienes, el hombre mata, roba, arrebata, viola, condena y maldice a sus prójimos; Pero bien que se nos ha dicho “¡Ay de los que en sus camas piensan iniquidad y maquinan el mal, y cuando llega la mañana lo ejecutan, porque tienen en su mano el poder! Codician las heredades, y las roban; y casas, y las toman; oprimen al hombre y a su casa, al hombre y a su heredad. Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí, yo pienso contra esta

familia un mal del cual no sacaréis vuestros cuellos, ni andaréis erguidos; porque el tiempo será malo. En aquel tiempo levantarán sobre vosotros refrán, y se hará endecha de lamentación, diciendo: Del todo fuimos destruidos; él ha cambiado la porción de mi pueblo. ¡Cómo nos quitó nuestros campos! Los dio y los repartió a otros” (Miqueas 2:1-4), el fin de amante de los bienes y las riquezas es la desolación y el empobrecimiento no tan solo económico, sino también de su ego; El fin del rico es la pobreza, a como el fin del que ríe es el llanto; Porque el hombre que ansía bienes a toda costa, se dispone a dañar a su prójimo con tal de conseguir su objetivo; Daña al hombre sin importarle las consecuencias de sus actos, daña y se place en el daño, pues no hay conciencia que le acuse, pero todos estos actos, como vemos, tienen su recompensa. De Adán heredamos la violencia, las guerras, el menosprecio , la traición, la hipocresía, el robo, la estafa, y todo pleito y enemistad; Porque todos estos pensamientos y actitudes provienen de espíritus malos que operan en el hombre producto de su vaciedad de espíritu; Y han dominado en su corazón producto de la desobediencia y la ignorancia humana con la cual salió del Paraíso; Todas estas cosas han resultado como consecuencia de la maldición que de Dios nos vino, porque nos dijo que la tierra nos iba a producir espinos y abrojos, y ¿qué son los espinos y abrojos que ha producido la tierra? Toda manifestación de violencia, de guerras, de traiciones, de hipocresía, de maltratos, de opresión, de explotaciones; en fin, los cardos y los espinos, son el día a día del ser humano, porque son maldición de Dios y todo ello forma parte de la gran vanidad a la que fue sujetada la creación. Todo mal sentimiento y toda forma de violencia, es también parte del sufrimiento y el dolor del que el hombre sería objeto según la maldición de Dios, por eso nos dijo “con dolor comerás de ella todos los días de tu vida”, el sufrimiento es por tanto parte de la gran gama de herencia que nos ha dejado la semejanza de Adán, es parte de nuestro castigo, el cual no es eterno, y por ello llegará a su fin un día; En Adán, pues, nos es heredada la prisión, la muerte y el castigo en que hoy la humanidad se ha visto envuelta; Todos ellos están envuelto en este gran misterio de la vida terrenal en este tiempo. En Adán heredamos la contienda que hoy por hoy existe entre Dios y los hombres, así que en Adán somos malos hijos, malas criaturas, somos muertos, somos pena y vergüenza, somos desnudos, somos pobres y esclavos, somos niños e ignorantes, somos desobedientes e indisciplinados, somos débiles, somos de carne y sangre, somos ejército terrenal de Satanás, somos fuerza del mal, somos propulsores de la idolatría y la egolatría, somos orgullosos, somos leprosos, somos semejante a las bestias, somos como asnos; Y si esto último

no lo crees, averigua entonces Porqué se escribió “Mas todo primogénito de asno redimirás con un cordero; y si no lo redimieres, quebrarás su cerviz…”, así que no creas que Dios hablaba solamente de los asnos reales, sino que hablaba de los hombres, quienes debíamos ser redimidos por un cordero, y los que no seamos redimidos seremos quebrados en nuestra cerviz; Pero este detalle lo conocerá a detalle en lo sucesivo de este libro. En Adán entonces estamos predeterminados a ser animales, y por eso se nos dice “Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual”, somos primeramente animales y según nuestra recapacitación pasaremos a ser espirituales, por eso, en el afán de nuestro orgullo, se nos plantea la situación del Rey Nabucodonosor, a quien por su inmenso ego se destronó y se envió a vivir en carne y sangre como bestia, pero esa vivencia fue puesta como ejemplo nada más, porque en cierto modo, todos los seres humanos han sido desplazados de sus tronos, y han sido enviados a vivir en la semejanza de los animales, y por eso forman parte de la gran cadena alimenticia de los seres de ésta tierra, hasta el día en que reconozcamos la grandeza de Dios, y por eso se escribió “Su corazón de hombre sea cambiado, y le sea dado corazón de bestia, y pasen sobre él siete tiempos” (Daniel 4:16), Así que, no creamos que aquella historia de Nabucodonosor se escribió solamente por él, porque en cierto modo mediante él se nos dice “vean así como a éste, les ha sido cambiado su corazón por corazón de bestias”, y fuimos destronados también los hombres, y fuimos hechos semejantes a bestias porque la sentencia fue “Que te echarán de entre los hombres, y con las bestias del campo será tu morada, y con hierba del campo te apacentarán como a los bueyes, y con el rocío del cielo serás bañado; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que conozcas que el Altísimo tiene dominio en el reino de los hombres, y que lo da a quien él quiere” (Daniel 4:25) , es entonces hasta que el hombre conoce a Dios y a su vez reconoce su dominio sobre todas las cosas, que entonces Él nos devuelve el corazón de hombre, pero también se nos dice que siete tiempos debemos de pasar con y como bestias, de tal manera que tras esos siete tiempos seremos devuelto a nuestro trono; y dejamos de ser similares a las bestias, por eso también se escribe “Mas el hombre no permanecerá en honra; Es semejante a las bestias que perecen. Este su camino es locura; Con todo, sus descendientes se complacen en el dicho de ellos” (Salmos 12:12,13), y por eso también se nos dice “Vano para salvarse es el caballo; La grandeza de su fuerza a nadie podrá librar”(Salmos 33:17); Es duro reconocer esta verdad, es difícil a un hombre animal reconocer su salvajismo, ¿Porqué es difícil? Porque el orgullo humano es en el hombre animal, porque es su orgullo precisamente lo que hace que el hombre siga en su estado animal; Pocos quizás reconozcan su estado, ¿Crees que el salmista escribió “Vano para salvarse es el caballo” realmente por los cuadrúpedos?, ¿Acaso la salvación es por y para los cuadrúpedos?, definitivamente cuando habla lo

hace por y para los hombres insensatos, que no han dado paso a la majestad de Dios en su corazón; El hombre sin Dios, es como el caballo cerrero, el cual no quiere que le pongan albarda, ni quiere ser jineteado por el hombre, y gusta de su animalismo, y reniega del dominio humano, no sabiendo que al llegar al dominio humano estará mejor cuidado, mejor asistido, será repastado; En fin, el ser humano es un animal de dura cerviz, porque su orgullo lo hace ser indomable; Y Por si aún no me crees que el ser humano heredó de Adán al hombre animal, pregunto yo ¿Crees que Dios nos compara con ovejas por pura casualidad?, ¿Por qué crees que el salmista escribió: “No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, Que han de ser sujetados con cabestro y con freno, Porque si no, no se acercan a ti”? , ¿y por qué crees que en el libro de éxodo se escribió “Mas todo primogénito de asno redimirás con un cordero; y si no lo redimieres, quebrarás su cerviz. También redimirás al primogénito de tus hijos”? Somos pues, dichosos entre las bestias, porque entre estas somos llamados a santidad, y de nosotros depende la bendición o la maldición de las demás bestias; Estamos llamados a ser transformados de bestias a humanos. Estamos predeterminados como el hijo pródigo a comer entre cerdos a fin de que nos demos cuenta que en la casa de nuestro padre, hasta el más humilde de sus siervos come y vive en mejor calidad que nosotros, y así regresemos a su casa, dejando a un lado el orgullo y la mentira de Adán.

CAPITULO III. LA CONTIENDA DE DIOS CONTRA EL HOMBRE. En la profecía que Jehová dio a Oseas nos dijo “Oíd palabra de Jehová, hijos de Israel, porque Jehová contiende con los moradores de la tierra; porque no hay verdad, ni misericordia, ni conocimiento de Dios en la tierra”, Acá Dios nos muestra tres enormes causas por las cuales contiende contra los moradores de la tierra, la primera es “Porque no hay verdad”, así que donde no hay verdad, ciertamente hay vanidad, entonces a causa de la vanidad, Dios contiende contra nosotros, porque desde el hombre de carne y sangre hasta lo más pequeño que haya en la tierra son vanidades, y los hombres aman las cosas que ven, y por lo tanto aman a la vanidad; Los hombres dan todo por vanidad, así pues, los hombres se enamoran por vanidad, pues se enloquecen por sus mujeres y las mujeres por sus hombres, con locura temporal, es decir, con amor vano, porque se aferran a la juventud de las personas y el amor no prevalece cuando llega el momento del envejecimiento; Otros se aferran a sus esposas o a sus maridos, y cuando hay infidelidad se suicidan o se pierden en un vicio para ahogar sus penas; Digo: ¿No es eso vanidad?, los hombres en la tierra aman sus bienes, se aferran a ellos, y cuando por cuestiones del destino

son despojados de ellos igualmente unos se suicidan y otros se pierden en un vicio cualquiera; Los hombres aman ser adulados, aman la vanagloria, pero cuando llegan personas con mejor carisma y con mayor aprecio de la gente, caen en depresión porque su ego se ha minimizado; En fin, todas las cosas que el hombre ama son vanidad, pues son temporales, y por eso el hombre sufre; Y por eso, esta es la primera causa de la contienda, porque el hombre se ha entregado a las cosas temporales y se rehúsa entregarse a lo eterno, que es Dios. No hay verdad en el hombre, y si no hay verdad en él, ¿Podría haber verdad en su ciencia la cual procede del hombre en el que se dice que no hay verdad?, ¿Puede una verdad brotar de una mentira? Porque si no hay verdad en el hombre, significa que no hay verdad en nada de lo que el hombre idea o hace, incluso en su ciencia. La Segunda causa de esta contienda es “La Falta de Misericordia”, pues el hombre persigue sus propósitos hasta lograrlo, sin importar a quién cause daño colateralmente; El hombre, lleno de su vanidad, pretende cumplir con sus metas terrenales llenas de ambición, de lujuria, de amor por la vanidad, y no le interesa si lastima o no a quienes se cruzan por su camino; El hombre por tanto no tiene misericordia, no le importa despojar de sus bienes al pobre, no le importa lastimar los sentimientos de las personas, no le importa causar la muerte de las personas; Lo único que quieren es materializar su ambición. La tercera causa de la contienda es: “No hay conocimiento de Dios”, este conocimiento de Dios ¿Qué es?, en cierta ocasión los Fariseos preguntaron a Juan el Bautista ¿Quién eres? Y él respondió, “Primero diré quién no soy”, ahora pues, Para responder a esto, diré qué no es el conocimiento de Dios; El conocimiento de Dios, no es acudir todos los domingos a misas en la Iglesia Católica, ni todos los días a cultos en las Iglesias evangélicas; El conocimiento de Dios, no es llegar a los templos de piedra y palmear y palmear, y cantar y cantar, según quienes lo hacen alabando a Dios; El conocimiento de Dios, no es acudir los domingos a las Escuelas dominicales y recibir charlas matrimoniales, y que nos enseñen cómo debemos criar a nuestros hijos, cómo debemos comportarnos socialmente, cómo debemos vestirnos, cómo debemos hablar, ni cómo debemos saludar; El conocimiento de Dios, no es fundar Iglesias mediante decretos de hombres, rigiéndola bajo doctrina de hombre, según una corriente teológica, contando con un manual de enseñanza ideado en la mente de un hombre que pensó haber estado iluminado; El conocimiento de Dios, no es hablar con la boca “Si Dios quiere”, “Si Dios lo permite”, ni ponerle nombres bíblicos a los hijos, ni a los negocios y empresas; El conocimiento de Dios, no es llegar a una Iglesia y empezar a gritar locuras aduciendo que Dios les ha hecho hablar en lengua, ni tampoco el llegar a revolcarse en el suelo, diciendo que el Espíritu les ha hecho caer en éxtasis, fingiendo y burlándose del Espíritu; En fin, el conocimiento de Dios, no es en definitiva decirse cristiano para que el pueblo lo vea como tal; Sino que el conocimiento de Dios, es aprender la humillación

del corazón, es llegar a ser como niños, es procurar los dones provechosos para la edificación, es amar a Dios y a la sabiduría pura y sin teología humana que proviene sólo de Dios; Es llenarse de ciencia de Dios, no de ciencia teológica sino de ciencia real, es amar la verdad y promulgarla ante quien sea, sin importar las consecuencias que nos acarreen; El conocimiento de Dios, es el conocer todas aquellas cosas ocultas de Dios, es poseer el espíritu, es hablar con el Espíritu, y es actuar por el Espíritu, sin planes humanos, sin pedagogía humana, sin teología humana, sin ciencia humana; Es haber renunciado por completo a la carne y sus designios y placeres, haber renunciado a la semejanza de Adán y haber adoptado la semejanza del nuevo Adán; este es el conocimiento de Dios. Es por falta de este conocimiento que también Dios contiende con los hombres. La palabra de Dios nos dice “Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años” (GN 6:3), Definitivamente Dios nos declara su contienda contra el hombre, y por esa contienda decidió limitar el tiempo humano, porque si Dios permitía a cada ser humano vivir la misma cantidad de años que Adán, que Enoc o que Matusalén, a estas altura la contienda humana estaría más lejos de acabar, porque si no hubiera acortado el tiempo de vida de los hombres; El pecado, las costumbres, el orgullo, la violencia y todos estos elementos, habrían crecido; Y los tiempos de la humanidad transcurrieran con más lentitud, y las diferentes épocas de la historia hubieran chocado una con otra, y entre una y otra hubieran cruzado sus costumbres y sus formas de violencia y pecado; Y a estas alturas el pecado humano fuera más abominable de lo que de por sí ya es; ¿Te imaginas que en la historia se hubiesen cruzado el imperio Babilónico con el Griego, o el Romano con el Nazi, o el Napoleónico con el de los Estados Unidos? , ¿Te imaginas que se hubiesen cruzado en la historia la cultura social de Sodoma con la cultura moderna de las Vegas o Nueva York?, el mundo fuera a estas alturas un chiquero más sucio del que ya es, hubiese sido una Catástrofe, hubiese sido una creación para el olvido y para la destrucción total, sin oportunidad de rescatar nada de ella. Dios acortó los tiempos, y paulatinamente los ha venido acortando, y en los tiempos postreros serán acortado muchísimo más; Pero ésta vez por amor a los escogidos, porque de lo contrario en esa última época nadie se salvará, por la proliferación del pecado; Si muchas veces, siendo nuestros días tan cortos, los aborrecemos por el tipo de vida que contiene este mundo, imagínate cuanto aborrecimiento se sintiera por la vida, si ese gran número de civilizaciones, culturas y costumbres, se hubiesen cruzado en la historia. En la palabra de Dios se escribe “Y Ahitofel dijo a Absalón: Llégate a las concubinas de tu padre, que él dejó para guardar la casa; y todo el pueblo de Israel oirá que te has hecho aborrecible a tu padre, y así se fortalecerán las

manos de todos los que están contigo” (2da. Samuel 16:21), Ahitofel aconsejó a Absalón, y su consejo fue hacer actos que ofendieran a su padre, para posteriormente usurpar su poder con la ayuda de todos aquellos que entre el pueblo no querían a David; Así también inició la contienda de Dios contra el hombre, porque no Ahitofel sino Satanás aconsejó al hombre, de tal manera que hiciera actos que ofendiesen a Dios, con la promesa que el hombre llegaría a ser como Dios, y por lo tanto podría usurpar el poder de Dios; Fue entonces la ambición de querer ser como Dios que impulsó al hombre a retar a Dios, el mismo deseo que Satanás había concebido en su corazón; Así que la humanidad, de la misma forma en que Absalón aceptó retar a su padre, así lo hizo el hombre, y retó a Dios. “Y el rey mandó a Joab, a Abisai y a Itai, diciendo: Tratad benignamente por amor de mí al joven Absalón. Y todo el pueblo oyó cuando dio el rey orden acerca de Absalón a todos los capitanes” (2da. Samuel 18:5), Dios ejemplificó en David el amor que siente por el hombre, porque así como Absalón había retado a su padre David por amor del trono de Israel, así mismo el hombre en su servidumbre a Satanás ha retado a Dios por amor del trono supremo de Dios, sin saber que solo son usados por su proveedor de pensamientos, porque quien persigue el trono de Dios en realidad es Satanás; Pero Dios a como es visible mediante David, tiene tanto amor para los hombres que ha dicho a su ejército (Ángeles) “Tratad benignamente por amor de mí al joven Absalón”, es decir ha mandado a tratar benignamente a los hombres, pero a sus azuzadores ha mandado al exterminio, pues sabe Dios que el hombre no actúa por su propio consejo, sino por consejo de aquellos ángeles que contra Dios se han revelado, ya que son estos los que operan en el ser del hombre, pues el espíritu de los hombres por ellos está abatido y sin voluntad, a como también Absalón actuaba por consejo de un infiel general de David y no por su propio deseo, por eso David tenía piedad de su hijo, así como Dios la tiene por nosotros; Por eso se nos trata con paciencia, por eso Dios nos ha dado oportunidades de redimirnos por cordero, porque no actúa el hombre por su cuenta. La contienda que Dios tiene contra el hombre es dura, y respecto a ella, además se nos dice “Tú me dejaste, dice Jehová; te volviste atrás; por tanto, yo extenderé sobre ti mi mano y te destruiré; estoy cansado de arrepentirme. Aunque los aventé con aventador hasta las puertas de la tierra, y dejé sin hijos a mi pueblo y lo desbaraté, no se volvieron de sus caminos. Sus viudas se me multiplicaron más que la arena del mar; traje contra ellos destruidor a mediodía sobre la madre y sobre los hijos; hice que de repente cayesen terrores sobre la ciudad. Languideció la que dio a luz siete; se llenó de dolor su alma, su sol se puso siendo aún de día; fue avergonzada y llena de confusión; y lo que de ella quede, lo entregaré a la espada delante de sus

enemigos, dice Jehová. ¡Ay de mí, madre mía, que me engendraste hombre de contienda y hombre de discordia para toda la tierra! Nunca he dado ni tomado en préstamo, y todos me maldicen” (Jeremías 15:6-10) El hombre se ha vuelto atrás, pues pasó de la perfección a la imperfección, del Espíritu a la carne, del cuerpo celestial al terrenal, y volvió a ser polvo al cual debe volver, temporalizando su existencia, rechazando la eternidad de Dios con sus actos, por eso nos dijo “yo extenderé sobre ti mi mano y te destruiré”, ¿Porqué? Porque aunque nos aventó con aventador hasta las puertas de la tierra (Paraíso) no hubo arrepentimiento humano, aunque ha habido guerras desastrosas, sanguinarias guerras, escalofriante maldad, pestilencia, enfermedades, abominación de toda naturaleza, desastres naturales de grandes magnitudes, opresión humana de nación contra nación, de hombre contra hombre, de familia contra familia; Aún así, no ha habido arrepentimiento ni búsqueda de la presencia de Dios; Así que Dios nos ha entregado a espada al enemigo, el cual abomina nuestra pobre y pequeña existencia, y nos hace cada día ser más apestosos ante la presencia de Dios, por eso el lamento del hombre es : ¡Ay de mí, madre mía, que me engendraste hombre de contienda y hombre de discordia para toda la tierra!, en contienda pues, hemos sido engendrados, hemos heredado la contienda de Dios contra el hombre. En el libro de Proverbios, capítulo 30 y verso 33 se nos dice “Ciertamente el que bate la leche sacará mantequilla, Y el que recio se suena las narices sacará sangre; Y el que provoca la ira causará contienda” , si con nuestros actos encendimos la ira de nuestro Dios, si con el pecado hemos ensuciado la vestidura limpia y blanca que de Dios heredamos, si con nuestra boca prevaricamos contra Dios, si nuestras acciones ofendemos y deshonramos la dignidad de nuestro padre eterno, si con nuestras contiendas y envidia afligimos el corazón de Dios, si con nuestra idolatría confundimos la majestad de Dios con figuras de animales y criaturas horripilantes; ¿Puede Dios estar en paz con nosotros?, dime pues ¿Te gustaría que tu hijo salga a jugar y revuelque de suciedad la ropa que con tanto sacrificio le compraste y no la mantuvo limpia para la celebración y la ocasión correcta?, ¿No echarías de tu casa a tu hijo que después de haber recibido la crianza y la educación tuya, se vuelva contra ti, haciendo las acciones que más tú aborreces?, ¿No te encienden la ira esas acciones?; Muchos aún hoy, viendo cumplida mucha profecía, viendo que día a día su situación se recrudece, no se han arrepentido de su tiranía contra su hacedor; Porque se han aprovechado de su grande misericordia y paciencia para hacer según sus concupiscencias, mas no saben que Dios está acumulando ira para el tiempo debido. En proverbio se nos escribió “Dolor es para su padre el hijo necio, Y gotera continua las contiendas de la mujer”, Dios es el padre del hijo necio, y la mujer que provoca goteras continuas es la humanidad; Así que hoy,

arde de dolor el Señor por las ofensas de los hombres, por la multitud de sus pecados, y si Dios está dolido ¿No tiene contienda con el hombre?, ¿A caso cuando tu esposa te es infiel y te causa dolor, no se genera la contienda por la custodia de los niños y por el divorcio legal?, Hemos generado en Dios dolor, por lo cual Él nos ha llamado también al dolor; Porque Dios paga a cada cual su precio, al que le ofende confundiéndolo con ídolos en forma de bestia, hombre o cualquier criatura, abomina también a Él y a su casa su cuerpo; Al que a espada le ofende a espada lo hace perecer, así que al que le provoca dolor devuelve también dolor, por eso se dice “…los que tomen espada, a espada perecerán”; En su dolor entonces Dios contiende contra los hombres, y no puede haber ni habrá conciliación entre carne y espíritu, por eso ¡o es lo uno o es lo otro!; Pues así como el hombre murió a su espíritu en el día de la desobediencia, debido a que no congenia la carne con el Espíritu; Así mismo, Dios, siendo Espíritu, no congenia con la carne, así que por mucha buena bondad que haya en el hombre, si aún se ha aferrado a la carne, Él no mora en ese tal, y por muy piadoso que parezca, Dios lo desecha, pues si sigue en la carne aún no ha vivificado al espíritu, y al morir aún muere vacío y desnudo. La contienda de Dios contra los hombres no acabará hasta el final de los tiempos, pues aún en el final de los tiempos, los hombres aún viendo las profecías cumpliéndose, se harán sordos y no aíran la voz que les ordena arrepentimiento, y la enemistad es cada día más grande, pero al respecto también se nos dice “Porque yo alzaré a los cielos mi mano, Y diré: Vivo yo para siempre, Si afilare mi reluciente espada, Y echare mano del juicio, Yo tomaré venganza de mis enemigos, Y daré la retribución a los que me aborrecen. Embriagaré de sangre mis saetas, Y mi espada devorará carne; En la sangre de los muertos y de los cautivos, En las cabezas de larga cabellera del enemigo” (DEUT. 32:40-42), hay sentencia desde todos los ángulos para los prevaricadores que transgreden contra Dios, hay espada preparada para acabar con aquellos Absalones que no se hayan hecho Salomones, y que no cambien su identidad de carne por la identidad en el Espíritu, para aquellos que no renuncien a su nacionalidad terrenal y tomen la nacionalidad celestial; Hay espada preparada que será embriagada en sangre de hombre, para aquellos que no hayan tomado la bandera de la paz para con Dios, para aquellos que comiendo con y entre cerdos, no hayan considerado volver a la casa de su Padre; ¿Cuál es esta espada que de sangre será cubierta? Aquella misma espada que el Ángel de Jehová portaba en aquel día en que Balaam de Beor corría tras su ambición, aquella espada que estaba desnuda en las manos del Ángel, con la cual decapitaría a Balaam, mas no a la asna, la cual habiendo abierto sus ojos antes que Balaam, había ganado gracia ante los ojos del Ángel; Así pues, la espada está lista para cubrirse de la sangre de los Balaames, los cuales conducen a la asna (La Iglesia) por camino de ambición, tras los favores del dinero y tras la materia vana y temporal.

De la necesidad de la prueba. En alguna ocasión leí y en algunas otras observé mediante videos, cómo algunas pandillas en el mundo someten a pruebas a sus candidatos a miembros, ví que en algunas de ellas un grupo de miembros ya activos golpean sin cesar al candidato durante cierto limitado tiempo, y si éste logra soportar la paliza, lo hacen miembro activo, y cuando es hecho miembro activo, presta juramento de fidelidad, y si falta a su juramento se hace merecedor de la muerte por parte de sus compinches; Pues bien, quizás te suene descabellado, pero te vuelvo a repetir que las cosas invisibles de Dios se hacen visible mediante las cosas hechas, porque así como esas pandillas someten a prueba a sus candidatos, así como sus miembros los golpean, así como ellos una vez que ingresan hacen juramento de fidelidad, así mismo Dios nos somete a prueba a nosotros, ¿Porqué? Porque Dios tiene contienda con el hombre, y por lo tanto debe tener desconfianza de todo hombre, por lo cual debe someterlo a mucha prueba, fuertes pruebas, para conocer su perseverancia, para conocer su fidelidad, no vaya ser que el enemigo lo ha mandado a infiltrarse a sus filas para extraer información, porque así como Herodes dijo a los magos “Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore” , así mismo Satanás manda a sus servidores a infiltrarse para espiar el avance de la sabiduría eclesial en el conocimiento de la verdad; Por eso Dios contiende con el hombre, porque el hombre es instrumento también de Satanás en esta lucha bipolar entre el bien y el mal; Por eso Dios, nos prueba desde todos los ángulos, y por eso se escribe “Próspero estaba, y me desmenuzó; Me arrebató por la cerviz y me despedazó, Y me puso por blanco suyo” (Job. 16:12), así que, al fin, no es descabellado el sometimiento a prueba por parte de Dios, pues tiene mucho porqué desconfiar de nosotros, pues hay un gran tesoro que está bajo su guarda y Él es celoso con sus riquezas, las cuales han tenido un gran costo. La contienda de Dios contra los hombres, es tanta, que a Dios no le importó que la tierra fuera el estrado de sus pies, por eso se nos escribe “¡Cómo oscureció el Señor en su furor a la hija de Sion! Derribó del cielo a la tierra la hermosura de Israel, Y no se acordó del estrado de sus pies en el día de su furor” (LAM. 2:1), hoy en día Dios lava el piso suyo, el cual es la tierra y todo lo que en ella hay, hoy Él hace limpieza en su casa, y todo lo que es mugre saldrá, hasta que quede todo resplandeciente, ¿Qué es entonces la contienda de Dios contra los hombres? Es la circuncisión de la humanidad, es el acto por el cual Dios cortará aquello dañoso, corruptor y propagador de pecado de entre los hombres, es el tiempo en el que Dios cortará el prepucio humano que es el pecado, y una vez cortado el prepucio, la circuncisión será por señal que de

que somos sus hijos, dignos y merecedores del galardón. También se nos dice “Destruyó el Señor, y no perdonó; Destruyó en su furor todas las tiendas de Jacob; Echó por tierra las fortalezas de la hija de Judá, Humilló al reino y a sus príncipes” (LAM. 2:2), Dios por tanto en este tiempo de contienda, ha destruido todas las tiendas humanas, ha echado por tierra todas las fortalezas de los hombres, ¿Cuáles son las fortalezas de los hombres? Su sabiduría, su ciencia, su grandes ciudades, sus ejércitos, su orgullo, su fuerza, su prosperidad y su pecado todo; Fueron echados a la humillación los reinos y sus príncipes, y por ello no hay orgullo humano que pueda oponerse contra Dios; Por eso ¿Qué espera de los hombres? Que se humillen, que se rindan, que reconozcan que de nada les sirve el orgullo, ni su ciencia, ni sus fuerzas, ni la belleza de sus ciudades, de nada sirven sus investigaciones científicas, ni sus exploraciones extra espaciales, de nada sirve su búsqueda de otro planeta para según ellos hacer perdurar la raza humana, porque no son los seres humanos salvadores de sí mismos. Dios espera y es paciente, espera la rendición de los hombres ante su poder, porque se nos escribe “Cuando te acerques a una ciudad para combatirla, le intimarás la paz. Y si respondiere: Paz, y te abriere, todo el pueblo que en ella fuere hallado te será tributario, y te servirá. Mas si no hiciere paz contigo, y emprendiere guerra contigo, entonces la sitiarás” (DT 20:10-12), De manera que el consejo que Dios nos da, es el mismo que Él ha emplea para con los hombres; Porque ciertamente Él se ha acercado a nuestra ciudad (La tierra) para combatirla, pero nos ha dado tregua, intimidándonos y llamándonos a la paz mediante el evangelio, y entonces, aquellos que respondemos Paz y abrimos a Él nuestro corazón nos convertimos en sus tributarios, pero tal cosa nos garantiza paz entre Dios y nosotros, y le servimos agradecidamente por la paz de la que nos ha hecho merecedor; Pero quienes no han hecho la paz con Él y ha emprendido muy por lo contrario, guerra contra Él, este ha sido sitiado, y está rodeado, esperando la aprobación del Rey, esperando el tiempo necesario para que se rinda, pero si al cabo del tiempo esperado éste no se ha rendido, vendrá la espada y el fuego sobre los renuentes.

En esta gran contienda Dios se ha hecho enemigo de los hombres, y por eso se nos dice “Entesó su arco como enemigo, afirmó su mano derecha como adversario, Y destruyó cuanto era hermoso. En la tienda de la hija de Sion derramó como fuego su enojo”, precisamente por ese estatus de enemigo, el que ama a Dios no puede ser amigo de los hombres, ¿Digo entonces que el ser humano debe odiar a los hombres? No, lo que digo es que el hombre que ama a Dios no puede ni debe sumarse a los actos humanos; Dios siendo espíritu, es enemigo de la carne, por eso se escribe también “¡Oh almas adúlteras! ¿No

sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios” , así que cualquiera que sea amigo de los hombres, es enemigo de Dios, ¿Quiénes constituyen el mundo sino los hombres en la carne? Por tanto el Espíritu y la carne no conviven juntamente, por lo tanto, o se es carne o se es espíritu; No debe odiarse a los hombres sino a las obras abominable de los hombres, digo que el hombre debe aborrecer al mundo, debe hacerse enemigo de los pecados de la humanidad, y debe abrir su boca contra ellos, no con ánimo de destruirlos, sino con ánimo de hacerlos entrar en razón o de edificarlos; No se debe buscar la amistad de los hombres, esto es, no se debe luchar por agradar a los hombres, haciendo y diciendo lo que ellos desean oír; Sino que en el amor que por ellos sentimos, debemos decirles aquello que ellos resisten oír, ganando de ellos su enemistad pero de Dios su gracia; Por amor a ellos nos alejamos de ellos en la carne, pero nos acercamos en el Espíritu, mediante el cual les ofrecemos paz, esperando que ellos contesten en el espíritu “Paz” ; El que ama a Dios no puede ser amigo del hombre en sus actos pues no debe consentirlos ni participar de ellos, sino debe ser amigo del hombre en el Señor; El que es hijo de Dios, debe ser amigo del hombre siendo a la vez enemigo del mismo hombre, digo pues, la amistad con el hombre no debe estar enmarcadas en la obra humana, sino en la obra de Dios, ¿Entonces se debe odiar a los hombres? En ninguna manera, pero sí se debe odiar el acto humano de desobediencia, y debe ser reprendido todo hombre en sus actos y a la vez debe ser exhortado hacia lo bueno que es de Dios; Por amor a los hombres se debe odiar los actos de los hombres, se debe aborrecer todo acto de procedencia Adámica, por eso se nos dice “¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen, Y me enardezco contra tus enemigos? Los aborrezco por completo; Los tengo por enemigos”, con todo esto, ¿Crees que el salmista odia a los enemigos con odio de muerte? Definitivamente no, sino que los odia por amor, por amor a que vivan, por amor a que recapaciten, por amor a Dios; Así que, ¿Es posible odiar por amor? Por supuesto que es posible, porque por amor Dios aborreció a los hombres, por amor Dios desconfía de los hombres, porque la fuerza del amor sobre pasa el odio, y se logra amar hasta lo que es odiado; Por amor recibimos castigo de Dios, por amor agradecemos a Dios por el sufrimiento que nos envía; Por amor a nuestros prójimos odiamos sus actos; Por amor al espíritu odiamos a la carne, por amor a nosotros mismos, nos odiamos y nos aborrecemos; Así que ¿Se ama y se odia a la vez? Claro, porque no has escuchado que para Dios nada es imposible, porque así como por amor se odia, así mismo por odio se ama; Porque por odiar nuestra vida, amamos la vida; Por odiar nuestra carne, amamos nuestro cuerpo, a fin de sacrificarlo para Dios. Porque lo que odiamos y amamos proviene de Dios, lo bueno y lo malo, proviene de Dios; Pero lo bueno es la consolación, y lo malo, el fuego por el cual somos purificados; Así que, tanto lo bueno como lo malo que viene

de Dios, es al final, bueno todo; Así mismo, tanto el odio como el amor que los espirituales sentimos, es al final, amor todo y conducente a la vida. El odio, pues, con el que odiamos los espirituales es inspirado en el amor, no parecido al odio que los carnales sienten, el cual lleva a la muerte. Por amor Dios envió su verdad salvadora, y ¿A quién la envió? A los hombres, a quienes había aborrecido, Así que pese a la contienda Él nos dice “Pues ahora, Zorobabel, esfuérzate, dice Jehová; esfuérzate también, Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote; y cobrad ánimo, pueblo todo de la tierra, dice Jehová, y trabajad; porque yo estoy con vosotros, dice Jehová de los ejércitos”, así que, en medio de la contienda, Dios nos dice que nos esforcemos, y ¿Qué enemigo te dice que te esfuerces, sino uno que te ama?, por eso lo que Él quiere es que nos esforcemos a abstenernos de las obras muertas de los hombres, que aborrezcamos aquellas cosas en las que hemos fijado nuestras vidas, que aborrezcamos todo lo que no abona al espíritu, que nos apartemos del yugo humano, el cual a su vez es yugo del diablo, y nos dice “Esfuérzate” porque muchos dirán “Si aborrecemos las cosas que amamos como nuestras ganancias, bienes, trabajos etc. ¿qué vamos a hacer para comer?” entonces Él nos dice “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”, y por si las dudas también se nos dice “Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia”, Así que debemos abstenernos de denigrarnos a nosotros mismos cayendo tan bajo para ganar el pan de la tierra y alimentar el cuerpo, porque al humillarnos ante el mejor de todos los postores, éste nos dará la semilla, nos dará el pan, y aún más Él multiplicará nuestra sementera; Por eso Dios, a pesar de la contienda que tiene contra los hombres, dice “Esfuérzate” porque incluso Él mismo anda con nosotros en el sufrimiento y en el castigo en el que estamos sometidos, por eso nos dice “YO ESTOY CON VOSOTROS”, porque Él mismo se ha sometido a su misma prueba, Él mismo se ha hecho hombre para sufrir igual o peor que nosotros mismos, y así nadie tenga excusa; Él mismo puso por blanco suyo a su hijo, por amor de aquellos contra quienes contiende, Dios es por tanto el enemigo más amigo de los hombres naturales, el enemigo que más ama a los hombres, y se ha vuelto el amigo más amigo de quienes lo han recibido como Padre; Por lo cual también se escribe “Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios” de manera que no habiendo acepción de personas, todos los que creemos a Dios, todos los que somos encontrado justos, optamos a ser amigos de Dios, y nos hacemos amigos de Dios; Porque ¿Qué nos dice el Mesías? “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.” Y digo ¿No puso Cristo su vida por nosotros? ¿No se ha convertido en nuestro amigo, así como Dios fue amigo de Abraham?

Dios contiende contra el hombre no con alegría, sino con grande tristeza, no con ánimo de dañarlo, sino más bien con ánimo de salvarlo; Contiende no para matar sino para hacer vivir, contiende con el hombre en la misma forma en que el joyero lo hace con su oro, con el fin de darle belleza, con el fin de darle firmeza y gloria; Dios sea hecho enemigo para ser amigo, y no sólo amigo, sino también Padre; ¿Qué enemigo ofrece su paternidad a sus contendientes? Sólo Dios, ¿Qué enemigo ofrece a su contra parte una salida pacífica y provechosa? Sólo Dios; ¿Es grato entonces contender contra Dios? No lo es, porque en tanto Dios contienda contra ti, la muerte te puede sorprender, y si ésta te halló en contienda contra Dios, no habrá lugar a la salvación, porque la muerte de los que contra Dios contienden llega no por deseo de Dios sino por voluntad del Diablo, ¿No me crees? Mira pues los hijos de Job, ¿Protegió Dios la vida de ellos? En ninguna manera, porque Dios dio orden precisa al Diablo y dijo “He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida”, Porque es claro al decir “él está en tu mano, mas guarda su vida”, Él guarda la vida de quien no está en contienda contra Él, pero en ningún momento guardó la vida de los hijos de Job, quienes murieron sin compasión.

En esta gran contienda Dios nos ha dado por cautivos en manos opresoras, a todos nos ha dado en cautiverio y nos ha dicho “…Así ha dicho Jehová: El que a muerte, a muerte; el que a espada, a espada; el que a hambre, a hambre; y el que a cautiverio, a cautiverio. Y enviaré sobre ellos cuatro géneros de castigo, dice Jehová: espada para matar, y perros para despedazar, y aves del cielo y bestias de la tierra para devorar y destruir” (Jeremías 15:2,3) , Así que, a los desobedientes que se han avergonzado de Él, que se niegan a escuchar su voz, que de plano rechazan incluso la existencia de Dios, a ellos ha mandado a muerte, a espada, a hambre; Y a los llamados, a aquellos que le han aceptado con la boca pero de corazón aún viven en la carne, y se han atado a doctrinas de hombres, a ciencias humanas, a enseñanza humana, y han rechazado al Espíritu; A éstos ha mandado a cautiverio, y andan cautivos de nación en nación, es decir, de Iglesia humana en Iglesia humana, a la merced de quienes los guían; Pero la noticia que hay para los llamados y que están en cautiverio, es que a su tiempo abrirán los ojos, y los cautivos alzarán sus voces, porque entre estos llamados, también están los escogidos, de entre ese montón de llamados, están los pocos escogidos, aquellos que verdaderamente se sienten apresados en su libertad entre aquella multitud de denominaciones; Entre todos los cautivos que son los llamados, de ahí brotarán aquellos que han de ser escogidos, y los escogidos serán aquellos que abriendo los ojos se den cuenta que están siendo guiados por la ruta incorrecta; Aquellos que con anuencia han pedido sabiduría pura a Dios, y Dios les ha mostrado la verdad, y se han percatado que sus guías no son más que vividores de la fe y no por la fe, que sus guías los alimentan espiritualmente de la misma manera en que ellos se alimentan, con pan leudado, lleno de filosofía, de teología, de ciencia humana, de métodos humanos de enseñanza; Que sus guías han caminado en círculo toda la noche

y no han avanzado ni un solo milímetro en el camino real, que todo lo aprendido de parte de sus guías no es más que basura; Y es cuando ellos abran los ojos, que también les será abierta la boca como el asna de Balaam y relincharán ante sus jinetes; Y sus Jinetes, actuarán como Balaam, y golpearán a los escogidos, los acusarán de traidores, de blasfemos, los acusarán incluso ante Dios; Es entonces cuando seremos absueltos y nuestros acusadores serán avergonzados.

Dios contiende con todos, con los llamados y con los denigradores de su majestad, pero entre los llamados habrá escogidos, y contra estos últimos Él ya no contiende, sino que a estos, los prueba no con la misma intención de antes, sino con la intención del general que entrena a su soldado, no bajo las mismas condiciones de antes, en donde la vida del hombre no era prioridad en su protección, sino que ahora lo hace en la forma que lo hizo con Job, protegiendo la vida del escogido; Haciéndolo pasar dura prueba y dolorosas torturas, pero protegiendo su vida, porque lo está entrenando para que batalla, y nadie puede batallar en el Seol; Dios está contra todo el que ame a la carne, por eso contiende también contra el llamado, y por eso también prueba al escogido, porque éste último debe ser entrenado para resistir a la tentación de la carne, la gran salvedad es que la vida de éste último está protegida.

En esta gran contienda que es por amor, Dios nos ha arrebatado todo aquello que en un principio estaba y sigue estando destinado para nosotros, y nos ha dicho “Tus riquezas y tus tesoros entregaré a la rapiña sin ningún precio, por todos tus pecados, y en todo tu territorio” (Jeremías 15:13), todas nuestras riquezas y nuestros tesoros hoy están en manos de los cautivadores, en mano de los ricos, y con ellas mismas estos oprimen, sobornan y humillan al pobre; Es precisamente por eso que se nos dice “Quitó de los tronos a los poderosos, Y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes, Y a los ricos envió vacíos” (LC 1: 52,53) Dios quitó de nosotros nuestras riquezas, las dio a los ricos y poderosos, ¿Para qué? Para dárnosla de nuevo, cuando seamos escogidos, y avergonzará a quienes en aquel momento las posean, porque habían estado disfrutando de lo que no era suyo, y entonces quitará los tronos a los poderosos y exaltará a los humildes, y colmará de bienes a los hambrientos y a los ricos los enviará vacíos ¿Adonde los enviará? A pagar su condena; Dios una vez nos quitó lo que teníamos, para darlo a las rapiña, quienes hoy lo poseen, pero hecho su juicio, se burlará de la rapiña, a quien quitará todo y lo dejará desnudo y vacío, y saciará a los justos y perfectos; Nos dejó en manos de cuidadores, porque nos emancipamos siendo aún niños, de lo cual también se nos escribe “Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo; sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre.”, de modo que pedimos herencia siendo nosotros niños, y los cuidadores que deberían ser nuestros albaceas se apropiaron de lo nuestro, porque el Padre así lo quiso, y así será hasta el tiempo en que Él ha señalado; Somos ricos, dueños de todos, pero en

tanto seamos niños en el entendimiento, no tenemos derecho a heredar lo nuestro, esto es, entre tanto la humanidad no despierte al verdadero ser que está sumiso a sus cautivadores, entre tanto siga el asna sin poder hablar, no podrá tomar lo suyo; Por eso la sabiduría también ha dicho “Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo; mas al pecador da el trabajo de recoger y amontonar, para darlo al que agrada a Dios” (Ecl. 2:26), Los pecadores hoy por hoy lo tienen todo respecto a este mundo, mientras los justos y los perfectos tienen una riqueza que no es visible, pero un día, los pecadores serán despojados de sus bienes y se quedarán sin la riqueza visible y sin haber conocido la riqueza invisible, y le será dado tanto lo visible como lo invisible a los justos y perfectos; Es decir, los pecadores, quienes hoy administran todo, ¿Para quién lo administran? Para los que habrán de heredar.

Las riquezas han sido dadas a las rapiñas, con el fin de que el pecador (La rapiña) recoja y amontone para que Dios luego lo dé al que goza de su agrado, ¿Tienen oportunidad de salvación los ricos? Sí, claro que la tienen, pero a ellos se les manda “A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna” (1 TMT. 6:17-19), y también se nos dice “Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas” (LC 16:9), El rico debe invertir sus riquezas en ganar amigos, ¿Qué amigos debe ganar el rico? Aquellos que pueden recibirlos en moradas eternas, aquellos amigos en los que el dueño de las moradas eternas habita, aquellos de los que Él ha dicho “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí” , Estos son los amigos que aquellos deben ganar, para que sean llevados en las oraciones de los justos, y para que ellos mismos pasen a ser justos, y quizás incluso muchos de ellos lleguen a ser perfectos, porque habiendo ganado a esos amigos, ganarán a Dios, pues Él mismo lo ha dicho “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”; Así que, los ricos tienen mucha oportunidad de ser salvos, despojándose de sus riquezas para toda buena obra en la fe, quitando el amor de ellas y poniéndolo en Dios, quien al ver que el rico intenta ganar amigos para la eternidad, no dudará en multiplicar su sementera; Pero de hecho está que el rico debe dar por amor y no por obligación, debe dar alegre y generosamente, no sintiéndose obligado, sino sintiendo placer al dar, ganando para sí paz en su Espíritu, y teniendo paz en el espíritu, indudablemente tendrá paz en Dios; Porque hay una innumerable cantidad de ricos que hacen obra buena, y que incluso son dadivosos, pero no por amor a Dios, sino por ganar simpatía con el mundo, por promover su popularidad, y

gloriarse de su bondad, para ganar adeptos; Pero el rico que ha de ganar el Reino de Dios, es aquel que sin hacerse fama, sin hacer tanta publicidad, sin jactarse de su bondad y sin buscar el aprecio de los hombres, hace buenas obras; Por eso se escribe “Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”, Porque el que da para ser visto como dadivoso ante los hombres ¿Ha dejado a caso su altivez?, ¿Ha dejado de buscar vanagloria?, pero el que da en secreto, sin hacer propaganda, ese es verdadero, y da por amor a Dios, que lo ve en lo secreto, ese es el que gana gracia ante los ojos de Dios; Porque Jesús mismo cuando hacía milagros ¿Qué les decía a los beneficiados? “Mira, no digas a nadie nada, sino ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu purificación lo que Moisés mandó, para testimonio a ellos”, Porque el mismo Jesús no se hizo propaganda a sí mismo, sino que con humildad mandaba a los beneficiados de sus milagros a que dieran gracias a Dios conforme a lo mandado por Moisés, Él a nadie dijo “Vayan y digan quién les hizo este milagro, para que me afamen a mí”; Así que Él mismo fue ejemplo de ello, porque Él mismo siendo Rey, no de una nación limitada en territorio sobre la tierra, sino Rey de todo el Universo, lo dejó todo por servir, y se humilló a sí mismo por amor de sus hermanos, a quienes llamó hermanos rebajándose a sí mismo, porque siendo Él superior en naturaleza nos llamó hermanos; Por lo que un rico de la tierra, debería sentir vergüenza, si es que la conoce, ante este acto del Rey, no del Rey de un País, sino del Rey del Universo; Él ganó amigos no con riquezas injustas sino con las más limpias riquezas, y no lo hizo para ganar moradas eternas, porque Él ya era desde antes merecedor de su morada eterna, sino por amor de que otros tengan el privilegio de gozar de sus bienes; Así que si Él ganó amigos con riquezas justas, ¿porqué los ricos no pueden ganar amigos con sus riquezas injustas?, las cuales le fueron dadas no por ser justos, sino por ser rapiñas, y para disciplinar a los justos.

En esta gran contienda, Dios ha puesto bajo opresión de los poderosos a las Naciones pobres y pequeñas, ha dado facultades a pueblos para que se enseñoreen de otros pueblos, así pues, bajo ese precepto se escribió “Porque he aquí, yo levanto a los caldeos, nación cruel y presurosa, que camina por la anchura de la tierra para poseer las moradas ajenas. Formidable es y terrible; de ella misma procede su justicia y su dignidad. Sus caballos serán más ligeros que leopardos, y más feroces que lobos nocturnos, y sus jinetes se multiplicarán; vendrán de lejos sus jinetes, y volarán como águilas que se apresuran a devorar. Toda ella vendrá a la presa; el terror va delante de ella, y recogerá cautivos como arena. Escarnecerá a los reyes, y de los príncipes hará burla; se reirá de toda fortaleza, y levantará terraplén y la tomará. Luego pasará como el huracán, y ofenderá atribuyendo su fuerza a su dios” (Habacuc 1:6-11), Dios ha levantado Naciones poderosas de entre las Naciones, y las ha puesto por señoras de las más débiles, a cerca de esto mucho hay que decir, muchas naciones podemos mencionar que incluso han

sido clasificadas como “Imperios”, lo real es, que Dios pone a los Caldeos como un espejo de todas aquellas naciones poderosas que durante este tiempo se levantarían en pro de sus iniquidades, con el afán de dominar en toda la tierra, haciendo entre ellas alianzas para establecer sus propios sistemas en toda la tierra; Los Caldeos o Babilónicos simbolizan a todos los pueblos opresores e Israel simboliza a todos los pueblos oprimidos; Así que, no es casualidad que sobre la tierra veamos tanta injusticia social, o tanta opresión, o tanto imperialismo, o tanto totalitarismo; no es casualidad que en la tierra veamos alianzas de Países que se unen con muchos fines, pero el principal es el fin del dominio sobre todas las naciones de la tierra; No es casualidad, que hallan Organizaciones Internacionales y Organismos internacionales donde concilian muchas naciones, y donde unas pocas son las que tienen el control; No es casualidad, la existencia de la ONU, de la OEA, de la UE, del G8, etc. Podemos pasar hablando de dominio extranjero, y llenar cientos de libros hablando de ello; Lo cierto es, que todo esto se debe a la gran contienda que hay entre Dios y los hombres, y que un día, los más poderosos entre las naciones dominarán en alianzas, y se cumplirá la profecía “Luego pasará como el huracán, y ofenderá atribuyendo su fuerza a su dios”; Porque en los últimos tiempos, cuando la dominación sea unipolar en toda la tierra, los dominadores pasarán como huracanes, destruyendo todo a su paso, y cuando digo todo es realmente todo, porque también abatirán la fe de muchos, y luego estos atribuirán su dominio a su dios, y el pueblo pensará que su dios es el verdadero Dios, y le servirán a él, pensando que sirven a Dios, pero en realidad servirán a Satanás, por amor a todo aquello material que éste les ofrecerá. En Proverbios se nos dice “Honra es del hombre dejar la contienda; Mas todo insensato se envolverá en ella”; ¿Cuánta honra produce en el hombre abandonar la contienda con Dios? Mucha honra tiene el hombre que cede su orgullo ante la contienda de Dios, porque se ha dado cuenta que no podrá abatir al Altísimo, y le ha reconocido a Él como superior de todos, como invencible, como el todopoderoso, y cuando se reconoce la grandeza, la eternidad y la divinidad de Dios, el contencioso pasa a ser un llamado, y si siendo llamado humilla su corazón y su razón, y se hace dependiente de Él, como un niño lo es de su padre, entonces pasará a ser escogido; Y ¿Cuánta honra tienen los escogidos? Mucha, más que los llamados, porque los escogidos compartirán la Gloria del Mesías, pues conformarán su cuerpo. Por estas cosas es que Dios ha mandado a escribir “Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”, ¿Cómo será enaltecido el que se humilla? Con honra, porque la honra es para los que honran, así pues, si se cumple el mandamiento “Honra a tu padre y a tu madre”, entonces el hijo honroso será también honrado, y si el mandamiento se cumple para con Dios, la honra es mucho más grande.

Dios entonces contiende contra el hombre por amor al hombre, para rescatarlo

de las garras del enemigo, el cual hoy tiene potestad sobre los hombres; Contiende, pero a su vez los anima en la contienda y les dice “Esfuérzate”, porque el hombre debe pasar por el colador que Dios ha puesto entre los hombres, así pues, Él quiere que los desobedientes que de plano son sordos, y no creen en Dios, pasen a estar entre los llamados; Posteriormente, quiere que los llamados pasen a ser escogidos; Pero en los tres escalafones, Dios contiende con los hombres; No obstante, la gran salvedad, es que con los escogidos, contiende sin dejar sus vidas a la merced del enemigo, pues con estos contiende en la forma en que el General contiende con sus soldados, es decir, es una contienda a fin de entrenarlo para la batalla de la fe. Pero en las otras dos contiendas el enemigo tiene potestad sobre la vida de los hombres. ¿Qué es entonces la contienda de Dios contra el hombre? Es la contienda que hay entre el alma y la carne del hombre, pues mientras su alma clama a gritos a la carne que permita la entrada del aliento de vida que es por el Espíritu Santo, la carne no se lo permite; Pues el hombre animal es el Seol del alma, y Dios, pretendiendo bajar a vivificar al alma, la carne no tiene la voluntad de abrir la puerta, que es su corazón; A pesar que Dios a diario toca y toca la puerta del corazón humano, son pocos los que han abierto la puerta, y muchos de los que han abierto la puerta, luego traicionan al Espíritu, y adulteran contra Él, omitiendo así aquel mandamiento “No cometerás adulterio”, pues este es el mandamiento que más violenta el hombre que habiendo dicho sí a Dios, luego también dice sí a otras lujurias, como la doctrina humana, la ciencia humana, las tradiciones humanas, las contiendas humanas, las ambiciones humanas; Así que, muchos hombres reciben el aliento así como una vez lo recibió Adán, son puestos nuevamente en un bello jardín de paz y maravillas, pero a lo pronto van y vuelven a comer del árbol que Dios mandó no comer, volviendo aprisionar a su alma en el Seol.



CAPITULO IV. SATANÁS PRINCIPE DE ESTE MUNDO.

Salió el hombre errante, sólo, vacío (sin alma viva y sin recuerdo de Dios) y desordenado, idénticamente a como estaba la tierra en el principio, porque el hombre (su cuerpo) es tierra y debía estar en el mismo estado que estaba la tierra en el principio, porque el hombre en la carne es sólo casa, y el que estaba adormecido dentro de él (el espíritu), ése se movía en las muchas aguas adentro de su cuerpo, igual que Dios en el principio se movía sobre las aguas; Porque el cuerpo del hombre era para su espíritu, lo que la tierra para Dios en el principio; Y salió el hombre a vagar, y su verdadero ser (el espíritu) flotando en las profundidades de la oscuridad de su cuerpo.

Viviendo en la carne y con espíritu dormido; Salió el hombre siendo ya esclavo, no de sí mismo, sino de Satanás, de quien había escuchado consejo, por eso se nos dice: “Había también otra gran águila, de grandes alas y de muchas plumas; y he aquí que esta vid juntó cerca de ella sus raíces, y extendió hacia ella sus ramas, para ser regada por ella por los surcos de su plantío” (EZ. 17:7), porque cuando el hombre murió al espíritu y vivió a la carne, lo que realmente hizo fue alimentarse del águila opuesta y acercar sus raíces a ella, y extendió a ella sus ramas, es decir, como cuando dos personas distintas (padre y padrastro) llaman a un bebé desde dos extremos y el bebé decide extender sus brazos al que no es su padre, entonces el padre dice en su adentro “y he aquí que esta vid juntó cerca de ella sus raíces, y extendió hacia ella sus ramas, para ser regada por ella por los surcos de su plantío” , por lo cual decidió entregarla a él, para que fuera regada por él y sus surcos (sus demonios), y ¿qué significa ser regada por la otra águila y sus surcos? Que el ser humano sería inspirado en sus actos, sus obras, sus ideas, sus ciencias, sus artes, y todas las áreas de su vida por los deseos de Satanás y sus malos espíritus; Así pues, todo camino le parecería perfecto, actuaría el hombre no por su voluntad, sino por la voluntad de los millares de espíritus que flotarían por la tierra en busca de casas dónde morar; Porque con haber escuchado el consejo de Satanás, el hombre había extendido sus manos hacia alguien que se había hecho pasar por su padre, pero que no lo era; Así que entró Adán y su mujer al dominio de Satanás (El mundo), porque no es lo

mismo la tierra que el Mundo, pues la tierra es de Dios, pero el mundo de Satanás; Extendió, pues, el hombre sus manos hacia el mundo, el cual es el Paraíso de Satanás, cambiando un paraíso eterno por uno temporal, decidiendo alimentarse de la otra águila, que es la corrupción, para lo cual su espíritu no estaba preparado y murió; Como aquella especie que se acostumbró a un clima y de pronto es traspuesto en otro, el cual se aflige y muere; Así pues, cuando el hombre extendió sus manos hacia la corrupción, fueron cerrados (oscurecidos) los ojos del Espíritu, debido a su muerte, y fueron abiertos los ojos de la carne.

Aunque no lo sabía el hombre, había promesa de redención, porque Dios le había dicho “…pues polvo eres, y al polvo volverás. …”, aunque nadie lo crea, aquí Dios, ya había dejado plateada su promesa, porque esto se traduce “DEL PARAISO SALISTE Y A EL VOLVERÁS”, por eso y no por otra cosa, más tarde escribió mediante la ley “Y cuando tu hermano empobreciere, estando contigo, y se vendiere a ti, no le harás servir como esclavo. Como criado, como extranjero estará contigo; hasta el año del jubileo te servirá. Entonces saldrá libre de tu casa; él y sus hijos consigo, y volverá a su familia, y a la posesión de sus padres se restituirá” (LV 25:39-41), ésta regla fue dicha para ser cumplida entre el pueblo de Israel, pero ésta no se escribió tan solo por eso; Sino que, se escribió para dejarnos una señal de que en este mundo y en este tiempo, vivimos como criados y como extranjeros en la casa de Satanás, que es el mundo, su Paraíso, hasta el año del jubileo, es decir, hasta el momento en que hacemos despertar al Espíritu para que gobierne en nosotros, y con ello, seremos restituido a la heredad de nuestros padres (el Paraíso), por eso también se escribe “Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que hice a Abraham tu padre”, ya la tierra no estaba bajo nuestro control, ni bajo nuestro señorío, sino que había sido dado el señorío a Satanás, y nosotros debíamos vivir como forasteros, es decir, ya nada en este mundo y en este tiempo nos pertenecía, sino que a nosotros y nuestra descendencia (los que permanecemos en el Señor) nos sería dada en un futuro; Como extranjeros habitaríamos en la tierra, porque a pesar que la tierra es nuestra y para señorearla nosotros, el mundo que en ella se desarrolla no es nuestro, sino de Satanás; Por eso viviríamos como extranjero en lo que es nuestro; Como el niño, el cual siendo heredero de todo, no le son dadas las cosas en dominio, sino que son dadas a su albacea, y son administradas por el albacea, hasta que la madurez llegue al niño; Pero entre tanto, seríamos extranjeros, por eso Satanás enfáticamente dijo “…A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy” , y Jesús no le replicó nada contra su señorío sobre la tierra, porque Cristo sabía que en verdad los reinos de la tierra le han sido dados a Satanás, pero además de eso el mismo Jesús dijo “…por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado” (JN 16:11), Cristo mismo calificó

a Satanás como el príncipe de éste mundo, por lo cual con justa razón decimos, “el hombre fue dado en cautiverio a Satanás”, pues ¿dónde vive el hombre sino en el mundo de Satanás?, como Israel, cuando extendió sus manos hacia Egipto, y decidió alimentarse de Egipto en aquel tiempo de Sequía, para luego ser hecho esclavos; Así mismo el hombre, cuando extendió sus ramas al mundo de la corrupción mediante aquel fruto por el cual se alimentó, se hizo criado de Satanás, viviendo en su mundo, que es su Paraíso, siguiendo la concupiscencia de la carne, entre tanto el Espíritu durmiera.

El espíritu del hombre duerme, y con ello ha dejado la casa (la carne) vacía, su cuerpo está acéfalo, y su carne es regada (gobernada) por Satanás y sus legiones; La tierra ha quedado desolada o desierta, y en el desierto gobiernan los monstruos del desierto; Así que, mientras adentro del hombre (tierra vacía, oscura y desordenada) moran los espíritus entenebrecidos (Satanás y sus legiones) , afuera de él, en la tierra externa, gobierna el hombre dominado por aquellos; Lo dicho es complejo, pero de fácil entender para que el que ha hecho despertar al espíritu.

El hombre vive en la carne y en la carne moran los espíritus al servicio de Satanás, por tanto, bajo este silogismo, Satanás y sus legiones moran en el hombre y en toda bestia de la tierra, por lo tanto gobierna en la tierra; Así que, el hombre no vive, sino que es su carne lo que vive, el hombre no es carne en realidad, sino que el hombre a como se dijo en el principio, es “Un alma viviente”; Por lo tanto, el hombre que no ha hecho vivir el Alma, ese está muerto aunque camine, se mueva y actúe. Si el hombre no vive, sino su carne, y si en su carne quienes moran son los espíritus malignos, y si estos espíritus son espíritus de tinieblas, entonces el hombre en Adán es tinieblas, estos entonces no tiene entendimiento, y todo lo que no tiene entendimiento, es bestia; Así que, el hombre que no ha despertado al alma, este es una bestia, por eso se nos dice “Mas el hombre no permanecerá en honra; Es semejante a las bestias que perecen. Este su camino es locura; Con todo, sus descendientes se complacen en el dicho de ellos” (Salmos 49:12), El hombre pues, no tiene honra, a como las bestias viven en deshonra, así vive el hombre, en deshonra; Pero pese a su deshonra, el hombre cree que vive en honra, y piensa que con sus ciencias éticas y morales repara su honra; Pero su honra no se repara con su propia ciencia, porque toda ciencia engendrada en deshonra no genera honra; Por otra parte se nos dice “Dieron los cuerpos de tus siervos por comida a las aves de los cielos, La carne de tus santos a las bestias de la tierra” (Salmos 79:2), así también “Es así, por causa de los hijos de los hombres, para que Dios los pruebe, y para que vean que ellos mismos son semejantes a las bestias” (Eclesiastés 3:18) y otra vez “No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, Que han de ser sujetados con cabestro y con freno, Porque si no, no se acercan a ti” (Salmos 32:9), y si se nos dice no seáis como el caballo, significa que el hombre es como el caballo

y se le pide que ya no sea como éste; Pero además, Pablo inspirado por el Espíritu nos dice “Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual” (1ra. Cor. 15:44), Así que, ¿Qué es la tierra en este tiempo? Un inmenso desierto, habitado y señoreado por bestias en cuerpos de hombres, llamados todos a despertar en su espíritu, para transformarse en hombres a imagen y semejanza de Dios.

Satanás gobierna la tierra en este tiempo, pues la tierra y sus frutos, incluyendo al hombre fueron dados como criados a Satanás por elección del hombre, porque el hombre, según la parábola del Águila, fue la vid que extendió sus ramas a la otra águila, por eso se nos dice “Tomó también a uno de la descendencia real e hizo pacto con él, y le hizo prestar juramento; y se llevó consigo a los poderosos de la tierra” (EZ. 17:13), ¿Quién de la descendencia real hizo pacto con Satanás? El hombre, siendo de la descendencia real, lo hizo, al oír la voz de la serpiente mediante la mujer, ¿y quien se llevó consigo a los poderosos de la tierra? Satanás se llevó consigo a los Poderosos de la tierra, porque por los poderosos gobierna el mundo, por eso, los poderosos no gozan de bienaventuranza alguna, pero por lo contrario ¿Qué se dice de los que sufre hambre y sed de justicia, generada por la injusticia y el acaparamiento de los poderosos? “Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.” Y además “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados” ¿Porqué gozan de Bienaventuranza? Porque Satanás tomó a los poderosos, y estos, los sedientos y hambrientos de justicia, los pobres, los hambrientos de alimentos, aún no han sido del interés de Satanás, y pese a que andan vacíos y desérticos, alojando incluso malos espíritus, aún así, tienen la dicha de no ser poderosos, y no siendo poderosos, Satanás no les presta mucha atención, porque siendo Satanás ambiciosos y enfermo por el poder ¿Qué ganaría enfocándose en obstruir el avivamiento de los pobres?, en cambio, a éste sí le interesa que los poderosos no sean vivificados en el Espíritu, pues siendo avivados los poderosos de la tierra, su gobierno se vería obstruido; Por eso los enferma de ambición, de corrupción, de vanidad, a fin de mantenerlos prosperados en la materia visible, ocupados en sus negocios, de modo que no tengan ni tiempo, ni la necesidad de buscar su avivamiento espiritual; y si Satanás es guía de los poderosos, ¿no es él el que reina en la tierra?

Fuimos dados en esclavitud, fuimos enviados a la oscuridad, pero es tan misericordioso Dios, que no nos envió a oscuridad eterna, sino que esta esclavitud tardaría lo que dura la noche de Dios; Porque el día de Dios

comenzó al atardecer y al llegar a la mañana, su juicio vendrá, y dirás ¿Cómo es eso? Bueno, se escribió en el principio “Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día”, y ¿Qué significa esto?, que el día del Señor es uno, por eso se dice “Y fue la tarde y la mañana un día” ¿has visto que no se dice que fue la tarde y la mañana del primer día a como se dice en los días siguientes de la creación, sino que se dice “la tarde y la mañana un día”? , porque el primer día de la creación se creó el día del Señor, el cual es uno nada más, y su día comenzó al atardecer, por eso se resalta una marcada diferencia en lo dicho en el día cuarto, donde se dice “Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años” , Si ya Dios había hecho la luz y a la luz había llamado día y a las tinieblas noche, ¿No estaba separado ya el día de la noche?, ¿Cómo es que Dios en el día cuarto crea lumbreras para separar el día de la noche, creando otra vez día y noche?, ¿Has notado que en este día se hace mención de las estaciones, se habla de días y ya no de día, y se habla de años?, ¿Porqué? Porque aquel primer día, Dios hizo manifiesta la luz de su día que no es el sol, el cual es un día nada más, y en el día cuarto, creó Dios los días terrenales, los cuales serían muchos y por consiguiente habrían estaciones, años, días y noches; Es decir, hay dos tipos de días en la creación, siendo el día del Señor el primero, y los días de la tierra; ¿Cómo funciona esto? Mientras Dios en este tiempo vive su larga noche, en la tierra pasan días y noches, estaciones y años, unos tras otros; Será en la mañana del día del Señor, es decir cuando haya pasado su noche, que los días de la tierra acaben, y venga sobre ella el juicio de Dios, para que Dios haga desaparecer los múltiples días y las noches de la tierra, para dejar establecido solamente su día, tanto en el Cielo como en la tierra, día el cual será eterno; Por esto se escribió “Me acordé en la noche de tu nombre, oh Jehová, Y guardé tu ley” (Salmo 119:55) ¿No es en este tiempo que nos debemos acordar de nuestro Dios?, y ¿no tiene éste tiempo noches y también días?, ¿Porqué pues, se habla de la noche, como refiriéndose a una nada más?, porque el salmista habla de la noche del Señor, porque es en la noche del señor, la cual abarca los días y las noches de los seres humanos que debemos acordarnos del Señor, porque es durante dure la noche del Señor la cual es larga, que el Señor ha dado chance para que sus criaturas lo busquen para ser salvos al momento en que Él decida acabar con los tiempos vanos y limitados, para implantar su tiempo eterno; Y también se dice: “Porque un momento será su ira,Pero su favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro, Y a la mañana vendrá la alegría” (Salmos 30:5), ahora pues, aplica la sabiduría a como conviene, porque se nos dice “Un momento será su ira” y ¿no es este el tiempo de su ira?, por otra parte dice “Por la noche durará el lloro” ¿no es el lloro en el tiempo de su ira?, así que si se dice que su ira es por un momento y que el lloro es durante la noche, ¿No es verdad que la noche de Dios tiene límite?, ¿No habla nuevamente el salmista de una noche nada más y no de

muchas? Y ¿No es verdad que este tiempo de sufrimiento que tiene y tendrá muchos días y muchas noches en la tierra, allá en el cielo es una sola noche? Porque se dice “Por la noche durará el lloro”, nota pues, que no se dice “Por las noches durará el lloro” sino que se refiere a una nada más; Porque el lloro en la tierra es día y noche, en todo tiempo y en todos los años; Por otro lado, fíjate que también dice “Su favor dura toda la vida” y también dice “Y a la mañana vendrá la alegría”, ¿Qué significa? Que el favor del Señor es eterno, y que dicho favor vendrá por la mañana, pero en la mañana suya y no la nuestra, porque la mañana del Señor es una, y las nuestras son muchas; Pero si la mañana del Señor es una, y siendo Dios eterno, ¿No es eterna también su mañana? significa que su mañana será eterna mañana, significa que el salmista acá no habla de los días, ni de las noches terrenales; Sino que habla del día y la noche celestial.

El Consuelo del hombre es que la cautividad en las tinieblas de Satanás no es eterna, sino que es temporal, entre tanto dura la noche del Señor; Éste es pues, aquel tiempo en que Dios estuvo en medio de las tinieblas para dar aquella primera gran voz de “Hágase la Luz”, por eso es que también se escribió “… Jehová ha dicho que él habitaría en la oscuridad” (1ra. Reyes 8:12), por lo cual hoy el Señor, vive en su noche, por lo tanto aquella voz se repetirá a la mañana del Señor, cuando su luz, que no es el sol, se haga manifiesta alumbrando a un mismo tiempo, Cielos y tierra. Jehová habita en nuestra oscuridad, en nuestra ignorancia, en nuestra tribulación y sufrimiento; Él ahí está, a la espera que le invoquemos, pero para llegar a ti, requiere que tú lo necesites y lo invoques, que realmente te convenzas que ni el sufrimiento, ni los dolores, ni la carga de éste mundo, es posible llevarla sin su compañía y ayuda; Por eso, Jesús no anduvo de casa en casa buscando enfermos para curarlos, ni tampoco estando en la tierra dio voz de orden para que se curara toda enfermedad en toda carne, porque bien lo pudo hacer; Pero no lo hizo, porque Él espera a que el hombre se convenza de su inferioridad, se rinda y lo invoque con reverencia y de forma fiel y sincera, por eso a Él llegaban los enfermos en búsqueda de su sanidad.

Satanás es el príncipe de éste mundo, porque éste mundo fue sujetado a vanidad, y ¿Qué significa que el mundo ha sido sujetado a vanidad? Que todo, desde su príncipe hasta la materia más insignificante acabará, que todo es temporal, y si todo es temporal y vanidad, quien reina es alguien temporal, porque la vida eterna no ha sido dada a ninguna criatura, ni a los ángeles, ni a los querubines, ni a ninguna criatura, pues ésta sólo es poseída por Dios y en Dios su hijo y su Santo Espíritu; Por eso se nos dice que Dios es “El que vive, el que vive, éste te dará alabanza, como yo hoy; el padre hará notoria tu verdad a los hijos” (Isaías 38:19), Dios es el que vive, únicamente Él y nadie más, porque aunque los ángeles no han muerto desde su creación, todos ellos al igual que nosotros serán juzgados, esto es, serán evaluados para ser

aprobados o desaprobados para el disfrute del día del Señor; Por lo cual, cuando Dios dice que toda la creación ha sido sujetada a vanidad, claramente incluye a toda la creación, es decir, los cielos y la tierra, y si toda fue sujetada a vanidad, claro está que está siendo gobernada por el precursor y fundador de la vanidad, que es Satanás, del cual se nos dice “Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad” (Ezequiel 28:15), Dios es perfecto en todo sentido, de tal manera que así como otorgó su potestad en la vida y la verdad , y su reino al primogénito de entre los muertos, Jesús de Nazaret; Así mismo otorgó su potestad en la maldad y la mentira (vanidad) al primogénito de la maldad y la mentira, Satanás; Por lo que, cuando se dice que la creación fue sujetada a vanidad, lo que se nos dice es que el rey de éste mundo es el rey de la vanidad; Y la palabra de Dios es clara cuando nos dice que en Satanás fue hallada “Maldad”, así que, así como en Cristo fue hallada verdad y bondad, en Satanás fue hallada muerte y falsedad; Por eso, Dios sujetó todo lo que sea falso al padre de lo falso, y todo lo que sea verdadero y vivo al primogénito de la vida, Jesús de Nazaret.

Entendidos de que el mundo y la creación misma ha sido sujetada a la vanidad, y que al ser sujetada a la vanidad, hemos sido hechos esclavos de Satanás, hasta que dure la ira de nuestro Dios para con su creación, y por eso se nos ha dicho “En tu inmunda lujuria padecerás, porque te limpié, y tú no te limpiaste de tu inmundicia; nunca más te limpiarás, hasta que yo sacie mi ira sobre ti” (Ezequiel 24:13), estamos por tanto sumergidos en la vanidad, como el oro en el fuego, como metal en el ácido para ser probada su autenticidad, hasta que la ira de Dios sea Saciada; Por lo tanto el hombre fue confinado a la oscuridad, bajo la esperanza que un día, Dios se acordaría de él, bajo la esperanza que un día acabaría la ira de Dios; ¿De qué ira hablamos? De aquella que Dios está acumulando en siete copas y que será derramada al final de los tiempos; Y así será vaciada toda su ira, quedando ya sin ella, y abundando sólo en amor y misericordia; Así que ¿Qué es la noche del señor?, es el tiempo en que nuestro Dios se deshará de su ira y de quienes se la provocan, tiempo en que Dios se desahoga y se deshace de aquello que entre lo creado no tiene provecho alguno, tiempo en que nuestro Dios está valorando con qué cosas y con quienes se queda a disfrutar de su gran reposo, el cual será eterno; Pero sabemos que en la noche reina la oscuridad, y sabemos que Dios es luz, por lo cual, para que la oscuridad reine, la luz debe ser excluida de el reino de las tinieblas, y por eso es que Jesús nos dijo “…Mi reino no es de este mundo….” .

Muchos dicen en sus mentes y corazones “Dios no existe porque no lo vemos”, pero ahora que sabemos esto, ¿Sabes por qué no lo vemos aunque Él está en todas partes? Porque Él cedió este tiempo a las tinieblas, y ¿Qué son las tinieblas sino el desorden? Y ¿Qué es el desorden sino la confusión? Y ¿Qué es la confusión sino la ignorancia? De manera que, la prueba indubitable e infalible de la existencia de Dios es el desorden y la tiniebla de la

humanidad; Pero Dios es luz, y ¿Qué se dice de la luz? “La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella” (JN 1:5), entonces ahora me dirán: Si Dios es luz, y si la luz resplandece en las tinieblas, ¿Por qué en estas tinieblas no vemos a Dios? Y a estos digo: ¿No dijo Dios que habitaría en la oscuridad? ¿Cuánto tiempo siendo Dios Luz habitó en la densa oscuridad del universo, en el desorden y sobre las muchas aguas? Una eternidad, ¡y qué! ¿Diré entonces que en aquella eternidad Dios no era Luz? De ninguna manera; Dios ya era Luz, pero la luz no es como la oscuridad que actúa a su antojo, en completo desorden, sin dirección, sin estrategia, sin plan, sin sabiduría, acéfala; sino que la luz es obediente, y se hace visible cuando se le ordena que se manifieste; Dios, siendo luz y teniendo espíritu de dominio propio, dice “apágate” y se apaga, y al tiempo estimado dirá nuevamente “Hágase la luz” y será manifiesta; Pero el hecho de que la luz no sea visible hoy, no significa que no esté entre la oscuridad; Dios ha oscurecido su rostro a fin de probar qué tanta honra muestran sus criaturas hacia Él, y ¿A qué me refiero con esto? Cuando nos dijo honra a tu padre, lo que nos dice es “Sé como tu padre” “demuestra que tienes la casta suficiente para ser llamado hijo de tu padre” De modo que, Él nos ha sumergido en la oscuridad y se ha oscurecido a sí mismo, a fin de que nosotros seamos capaces de lograr la misma hazaña suya, poder generar luz en medio de las tinieblas; Así como las aves toman a sus polluelos y los sueltan en el aire bajo el riesgo de muerte, a fin de que estos se den cuenta que tienen alas, y que deben utilizarlas para volar, a fin de que despierten en su realidad de que son aves, y deben hacer lo que las aves, volar; Así es nuestro Dios; Él se oscureció a sí mismo, pero Él está ahí, presente en la oscuridad, así como al principio todo estaba en densa tiniebla, pero Él siendo luz estaba ahí, y al tiempo determinado ordenó la manifestación de la luz.

Digo con certeza, que la luz ahí está, pero no ha recibido la orden, aquella orden del génesis “HAGASE LA LUZ”, porque la luz a como dijimos anteriormente “resplandecerá en las tinieblas a los rectos”, pero ¿Dónde están los rectos?, porque lo que se nos dice, es que en las tinieblas resplandecerá la luz a los rectos, por lo cual digo: “En este tiempo de tinieblas, la luz está entre nosotros, pero es hasta que la rectitud reine en el hombre, que la luz resplandecerá, no en el mundo, sino en él nada más, y en aquellos que estén cerca de él, y que además le escuchen”, por eso la gente no puede ver a Dios, porque en este tiempo a Dios no se le ve, pero se le siente, y el que le siente, ese es a quien le ha resplandecido la luz, ¿Entonces el mundo entero no verá esa luz? La verá, de verdad que la verá, aquel día en que Dios haya derramado la última copa de su ira, y baje a la tierra y diga “HAGASE LA LUZ”, y será entonces, que aquella luz y aquella presencia que sentían aquellos a los que un día catalogaron de locos y enfermos, será vista por todo ojo humano; Pero para unos será momentos de gozo y gloria, y para otros será momentos de tormentos, pues habrá llegado el fin de su reinado, y todos los que amaron este

tiempo, perecerán. Porque ¿Qué es la luz para aquellos que han amado estar en las tinieblas? Es tormento, es destrucción y es fin, por eso se escribe “…y destruirá con el resplandor de su venida” porque los búhos y los murciélagos aman la oscuridad y de día deben buscar dónde esconderse para cubrirse de la luz, porque para ellos la luz es dolor y tormento; Pues eso mismo será para aquellos quienes nunca procuraron la luz estando en las tinieblas, porque el mismo hombre, cuando sale de un lugar oscuro a otro iluminado, padece de un encandilamiento al exponerse ante la luz; Pero si el que ha estado en la tiniebla ya ha visto la luz desde antes de que amanezca, cuando le amanezca, no se encandilarán sus retinas y la recibirá con alegría, pues ha estado familiarizado con ella, porque este tiempo, es el período de transición de lo oscuro a lo claro, para que lo claro no nos sorprenda ni nos encandile, ni nos ciegue, por eso es necesario conocer a Dios en este tiempo, para que nos sirva de transición entre lo oscuro y lo claro.

Hoy estamos sujetos a la oscuridad del mundo, pero estar sujetos a la oscuridad no nos obliga a amar a la oscuridad, porque cuando se nos dice “Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior” (2da. Pedro 2:13), es que debemos someternos como el esclavo a sus amos, pero ¿Se nos ha dicho Amad a toda institución humana y a sus gobernadores? De ninguna manera, por eso aunque las autoridades son puestas por Dios, sabemos que Dios nos ha sujetado a vanidad, y por tanto nuestras instituciones y autoridades son parte de esa vanidad a la que estamos sujetos; De tal manera que nuestro sometimiento a la vanidad no es por amor a la vanidad, sino por someternos al castigo de Dios en este tiempo, debemos mirar a nuestras autoridades de la misma manera en que un niño mira a la faja de su padre cuando éste lo castiga; Por lo cual, aunque los niños por ser niños se someten a la faja, no significa que aman y respetan a la faja, sino al dueño de la faja es a quien aman y respetan; De modo que, nos sometemos a la oscuridad no porque amamos a la oscuridad, sino para ganar gracia ante los ojos de Dios. Es decir, como hijos obedientes, que se someten al castigo de su padre, por amor a su padre; Nos sometemos a la pena, como el reo a la prisión, no por amor a la prisión, sino por cumplir la penalidad de su error; Nos sometemos a la oscuridad, no ´por amor a ella, sino para conocerla y saber lo terrible que es estar en ella; Nos ha sometido Dios a las tinieblas, a fin de que vivamos en ella, y sepamos lo tormentoso que es ella, de modo que aprendiendo la lección, luego nos sometamos a la luz, donde hallaremos luz y el fin de nuestros tormentos.

Estamos sometidos no por amor a quienes nos sometemos, sino por amor a quien nos ha sometido a ellos, para ganar su gracia; Así que, cuando nos dice que nos sometamos a toda autoridad humana, también nos dice que nos sometamos a las Iglesias humanas y a sus guías, pero repito, nos sometemos no por amor a la institución

humana, sino por amor al que nos ha enviado a sometimiento; Porque detrás de toda institución humana, está Satanás, pues todo lo que se ve está sometido a la autoridad de Satanás, y si las Iglesias de los hombres son visibles pues ellas también están sujetas a él, porque ninguna de esas Iglesias que son visibles trae consigo la verdad total y real, sino que trae consigo verdad a medias; Porque en ellas y a través de ellas se cumple lo ya escrito “Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo; mas al pecador da el trabajo de recoger y amontonar, para darlo al que agrada a Dios. También esto es vanidad y aflicción de espíritu” (ECL. 2:26), Dios ocupa a los pecadores para recoger y amontonar, mientras que a sus servidores, a quienes claman humilladamente a él, les da la sabiduría, ciencia y gozo, y además le da todo lo que los pecadores recogieron y amontonaron, por eso al final del verso se nos dice “También esto es vanidad u aflicción de espíritu”, porque el recogedor y amontonador ha trabajado en vano, trabajó según Él para Dios, pero según Dios, trabajó para premiar al que verdaderamente ganó la gracia de Dios. De forma que, los que hoy juntan y amontonan, son vanidad; Pero siendo Satanás el príncipe de éste mundo, él tiene control sobre todas las cosas que se ven (incluso las iglesias humanas), las cuales son vanas, por eso pues, y no por otra cosa, ha decidido Dios instruir a sus hijos en lo secreto, como a espías, porque aquellos (Los malos) creyendo que se han infiltrado en la Iglesia de Dios, no saben que más bien nosotros nos hemos infiltrado entre sus abominables instituciones; Pues desde antes que la Iglesia fuera tomada bajo control Romano, el movimiento cayó bajo la sujeción de Satanás, y éste nombra a los guías humanos, sabiendo que los hombres son seguidores de hombres, y que estos se dejan impresionar por títulos de cartones y suponen que quien posee títulos posee sabiduría, por eso es que se nos dijo “y se llevó consigo a los poderosos de la tierra” ¿Con qué fin? Con el fin de controlar toda institución humana, por eso se nos advierte “Porque vana es la ayuda de los hombres”; Por eso, aunque estamos sujetados a las iglesias de los hombres, claramente Dios nos ha dicho “He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría” (salmos 51:6), porque aunque estamos sometidos a la vanidad del mundo, en lo que respecta a Dios no estamos bajo vanidad cuando estamos en Dios, por eso en la intimidad debemos amar la verdad, y en la verdad a Dios; Es en lo íntimo y no en lo Público que Dios ama la verdad, en el interior sabemos que

las Iglesias humanas son vanidad, pero en lo público nos sometemos a ellas; Porque mientras en la intimidad hablamos a Dios en la verdad, así mismo Él en lo secreto nos enseña sabiduría; Así que, algunos se dirán; Si Dios ama la verdad en lo íntimo y enseña sabiduría en secreto ¿por qué hay que sujetarse a la institución humana, entre las cuales está la Iglesia humana? Porque cuando él te enseñe la sabiduría, tú la llegarás a gritar a esas congregaciones, para rescatar a quienes deben, quieren y claman ser rescatados, y para que se pierdan quienes se deberán perder, y para que tú ganes el menosprecio de los hombres, y con ello, la gracia de Dios, porque mientras los hombres te amen, tú aún no estás bien con Dios; Pues el amor de Dios se gana con el desprecio de los hombres, pues Dios construye su templo con piedras desechadas.

Al estar sujetados a la vanidad en este mundo, debemos tener claro de qué es la vanidad misma, porque las personas creen que vanidad es solamente amar las riquezas y la belleza corporal, pero la vanidad es aun más que eso, así que ¿Qué es en realidad la vanidad? La vanidad son todas las cosas temporales, vanidad es todo lo que no es eterno, en ese sentido, lo único que no es vanidad es lo eterno, por ello siendo Dios el único que hasta hoy goza de vida eterna, entonces Él es el único que no mora en vanidad y con Él están todas las cosas que no son vanas, es decir, las cosas que son eternas, como el amor, la bondad, la sabiduría, la ciencia, la mansedumbre, la paz, la paciencia, es decir, todas aquellas virtudes, que son cosas invisibles pero sensibles, por eso Pablo, lleno del Espíritu dijo “pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”, por lo cual concluimos que vanas son todas las cosas determinadas a acabarse, es decir, las cosas finitas; Por ello, no debemos creer que dejamos la vanidad solo porque hoy nos interesamos menos en el dinero o en la belleza física, sino que debemos saber que todo lo que vemos es vanidad, todo por muy inocente que parezca; Y entre las cosas que se ven y que son vanas o temporales entran todas las cosas que aunque no las vemos, las podemos percibir mediante nuestros sentidos carnales como la envidia, el odio, el rencor y otras, pues estas cosas no se ven, pero son perceptibles desde la carne; Entonces quizás ahora digan muchas personas: Si las cosas que se ven son vanas y las que no se ven pero se sienten son eternas, ¿entonces el odio, la ira, y todos aquellos malos sentimientos son eternos también?, pero digo, las cosas que no se ven pero son perceptibles en la carne, estas, aunque no se ven, son vanas y temporales; Pues las cosas que no se ven y que en verdad son eternas, estas sólo son perceptibles en el Espíritu; Yo a ellos les pregunto: ¿No hemos dicho acaso que esta es la noche del Señor, en la cual Él derramará su ira?, ¿No dijimos que al amanecer todo aquello que llegó con las tinieblas acabará?, ¿No es la ira, el enojo, el odio y todos esos sentimientos producto de las tinieblas?, todas las cosas que son de la noche, acaban cuando acabe la noche, ¿No acaba a caso la oscuridad con la llegada de la mañana? Y las estrellas que son visibles en la noche ¿Acaso están visibles en el día? Porque los frutos de la noche llegan a su fin con la noche, de manera que, esas cosas no son eternas, porque aunque todas ellas incluso provienen de Dios, así

como la noche proviene de Dios, ellas ya no serán cuando acabe la ira de Dios, porque con la ira llegaron y con la ira se marcharán; Porque acordémonos que lo bueno y lo malo de Él proceden, esas cosas acabarán, cuando Dios derrame sus siete copas de ira, las cuales está acumulando para ser derramada a final de los tiempos, es decir, al amanecer, y por eso es que se nos dice “Por la noche durará el lloro”, de manera que aquellas cosas que no son visibles, pero que son perceptibles por la carne, como el odio, el rencor, la ira y otros; Son las cosas que provocan el lloro en esta noche; Porque por la noche se está derramando todo el veneno, todo aquello que causa muerte y llanto y enfermedades, es en la noche que se derrama la violencia y la guerra, la espada y el clamor, todo ello tendrá su fin con la noche misma, y será en la mañana cuando llegue la alegría.

Pablo lleno del Espíritu también dijo “…cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia” (Efesios 2:1,2), El príncipe de la potestad del aire que es el espíritu que hoy opera en todos los hijos de la desobediencia, ¿Quién crees que es? Ese espíritu es Satanás y sus legiones, a quienes Dios ha dado la potestad para operar en los hijos de la desobediencia, así que, ¿Los hombres que han rehusado a la obediencia y las ovejas que dicen ser y no son actúan por su cuenta? En absoluto que no, porque el príncipe de la potestad del aire es el que opera en ellos, por eso, cuando Jesús dijo “Perdónalos porque no saben lo que hacen” verdaderamente, quienes actuaban eran los cuerpos humanos que ahí estaban causando el sufrimiento de nuestro Maestro, pero quienes operaban en ellos era el príncipe de la potestad del aire y sus soldados, porque ellos son los susurradores de maldad en la mente humana.

El hombre natural es operado desde su interior por Satanás y sus ángeles, ellos han esclavizado al espíritu humano, tal cual como cuando una nación poderosa ha penetrado en la soberanía de un pueblo y la mantiene bajo opresión, y en esta nación hay gobernantes y autoridades propias de la nación, pero reciben órdenes de sus opresores, y son obligados obedecerlas o de lo contrario perecen de muchas y variadas formas; Así es el espíritu humano que hoy opera en el hombre, pues está esclavizado por el opresor.

El ser humano natural o común es el Israel subyugado en Egipto; El ser humano que anda según él en el camino correcto, pero guiado por Maestros equívocos que andan persiguiendo las dádivas humanas, ese es el Israel que anduvo vagando en el desierto; Y el Ser humano que lucha la batalla de la fe, busca la verdad, clama por la sabiduría y la ciencia, procura la obediencia, no de las doctrinas de las Iglesias humanas, sino la obediencia de la palabra pura y simple; Este es el Israel que logró entrar en la tierra prometida; De tal manera que, hay tres tipos de seres humanos, dos de ellos andan según los

designios de Satanás, y solo uno de ellos logrará entrar entre los escogidos para la verdad, el amor y la vida eterna; Ahora véalo desde esta otra perspectiva: Los cabellos de Ezequiel que cortó de su barba y su cabeza, y según la orientación de Dios los dividió en tres porciones, constituyen los tres tipos de hombres que hay en la tierra, así pues, los desobedientes son los cabellos que fueron y serán quemados en medio de la ciudad (la tierra) cuando se cumplan los días del asedio; Los que dicen obedecer pero son falsos cristianos, constituyen los cabellos que fueron cortados con espada alrededor de la ciudad; Y los obedientes verdaderos, que se alimentan del buen pan y del buen vino, y han conocido la verdad y por ella luchan constantemente sin medir consecuencia alguna, estos son los cabellos que fueron esparcidos por los cuatro vientos, y la espada de Dios tras ellos; Pero acá hay una pequeña variante, porque la orden de Dios a Ezequiel fue “Tomarás también de allí unos pocos en número, y los atarás en la falda de tu manto” , así que, entre el tercer grupos, Dios ha tomado unos pocos que ha atado a su manto, en los que ha depositado mucha más sabiduría que los demás, y los ha hecho perfectos y modelos en la enseñanza, estos, son las ovejas para los sacrificios, es decir, los santos, mediante los cuales la sangre del cordero se sigue derramando, hasta que el último de ellos sea sacrificado.

Vivimos en un reino donde los que aman a Dios son extranjeros, y lo son porque su rey no es de éste mundo, y siendo así, que somos extranjeros, entonces estamos obligados a vivir como los extranjeros viven en tierra ajena, sujetados a las autoridades e instituciones de aquella nación ajena, pero anhelando con amor y muy profundamente la tierra que le ha visto nacer; Por eso Dios mandó decretos para con los extranjeros, no por cuido directo de los extranjeros visibles, sino por los extranjeros invisibles de ésta tierra, que somos sus hijos, y por eso se escribió “Cánticos fueron para mí tus estatutos En la casa en donde fui extranjero” (Salmos 119:54), esta (la tierra) es la casa en la que somos extranjeros los que hemos visto la luz, esta es aquella casa, y cuidando de los extranjeros, por eso Dios nos dice: “Jehová guarda a los extranjeros; Al huérfano y a la viuda sostiene, Y el camino de los impíos trastorna” (Salmos 146:9), y se cita: “Porque nosotros, extranjeros y advenedizos somos delante de ti, como todos nuestros padres; y nuestros días sobre la tierra, cual sombra que no dura” (1ra, Crónicas 29:15) y otra vez “Y al extranjero no engañarás ni angustiarás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto” (Éxodo 22:21), Veamos pues, si Dios nos sujetó a la oscuridad, ¿Qué es la luz en medio de la oscuridad? Es extranjera, porque en la oscuridad viven las cosas oscuras y tenebrosas, las cuales nacen en la oscuridad, son criadas y educadas en la oscuridad, hijas de la oscuridad, y estas no son extranjeras porque viven en el seno de la oscuridad; Por lo tanto, aquellas cosas que son luminosas pasan a ser elementos extraños entre las tinieblas, y lo extraño es foráneo, y lo foráneo es extranjero; Así que, aquel que se ha hecho hijo de la luz, se ha vuelto extranjero en este tiempo de oscuridad, porque siendo luz habita en el reino de

las tinieblas, que es Paraíso de Satanás; Habrá renunciado a la nacionalidad de éste mundo para recibir la nacionalidad celestial; Fíjate bien, en algunos países cuando un extranjero pide ser nacionalizado, ¿cuál es el principal requisito? Que renuncie a su nacionalidad, y al renunciar a su nacionalidad, ha dado por muerto a su gentilicio original y ha dado por vivo a su nuevo gentilicio, y en algunos Países, para demostrar que la renuncia ha sido de corazón, obligan a manera de rito al nuevo ciudadano, a pisotear la bandera de la que antes era su patria; Por lo cual, cuando renunciamos a la nacionalidad del mundo, hemos dado por muerto a nuestro gentilicio mundano o secular, y hemos dado por vivo a nuestro gentilicio celestial, es decir, nos hemos hecho extranjeros en el mundo de la carne y nos hemos hechos nacionales en el mundo espiritual; Obligados entonces a aborrecer a la patria terrenal (Nosotros mismos) ante lo cual nos dice el Maestro “El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará”.

Este es el tiempo de las tinieblas, donde reina la maldad mediante Satanás, y Satanás mediante los reyes de la tierra y sus príncipes; Por eso, no podemos confiar en gobernadores, porque su jefe es Satanás, y quien opera en ellos es el príncipe de la potestad del aire, Satanás, quien a como antes hemos dicho, ha tomado a los poderosos de la Tierra, ¿Porqué? Porque así como las cosas verdaderas fueron sujetadas a Cristo, mediante sus Apóstoles, así las cosas vanas fueron sujetadas a Satanás, mediante los reyes y príncipes de este mundo, por esa razón se nos manda “Mejor es confiar en Jehová Que confiar en el hombre. Mejor es confiar en Jehová Que confiar en príncipes” (Salmos 118:8-10), no se puede en definitiva confiar en hombres ni en reyes, porque ellos son vanidad y representantes del rey de la vanidad, porque el rey de la vanidad fue puesto por norte de los reyes, por ello a Satanás se dice “….delante de los reyes te pondré para que miren en ti”, Por lo cual no es descabellado decir que Satanás es el modelo de los reyes de la tierra.

CAPITULO V. DIOS CAUTIVÓ A LA CAUTIVIDAD. La palabra de Dios nos dice: “Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad, Tomaste dones para los hombres, Y también para los rebeldes, para que habite entre ellos JAH Dios” (Salmos 68:18), en éste aspecto me referiré a la cautivación de la cautividad; Porque, mediante esta expresión se nos abre la esperanza de salvación. Fíjate bien, Dios nos entrega a la cautividad, y nos puso a merced del enemigo que es Satanás y sus legiones, sin embargo, Él en su gran fidelidad, nos dijo “Pues ahora, Zorobabel, esfuérzate, dice Jehová; esfuérzate también, Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote; y cobrad ánimo, pueblo todo de la tierra, dice Jehová, y trabajad; porque yo estoy con vosotros, dice Jehová de los ejércitos” , Él nos dijo “Yo estoy con vosotros”; ¿cómo es que Dios estaría con nosotros? Dios enviaría la ayuda idónea del hombre en el tiempo preciso y justo, y ¿En qué consistiría la ayuda?, en hacerse hombre de carne y sangre, retar a Satanás y vencerlo en su propio juego, resistir sus embates y demostrar a los hombres que es posible vencerlo; Para así ganar para los hombres una salida al laberinto, ganar para los hombres una nueva opción, ganar entre la cautividad una nueva cautividad, la cautividad en Cristo; ¿Qué es todo esto?, para responder a ello, vamos a hacernos otra pregunta ¿Cuál fue el reto de Satanás ante Dios con respecto a los hombres? Satanás dijo a Dios “…Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida. Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia” (Job. 2:4,5), Según Satanás, el hombre guarda fidelidad con Dios sólo estando proveído de bienes, pero si el hombre es sometido a grandes pruebas, dentro de las cuales está la pobreza, el dolor, el sufrimiento, y sobre todo la muerte; Entonces el hombre no resistiría, y que entre más se recrudece la prueba, más blasfemaría en contra de Dios; Es decir, Satanás había retado o tentado a Dios para someter al hombre a prueba; Una vez sometido a prueba, el hombre según Satanás se vería obligado a blasfemar contra Dios, pero dentro de este reto Satanás dijo “todo lo que el hombre tiene dará por su vida” y además dijo “toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia”, Entonces, Dios accedió al reto de Satanás, y dijo “…He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida” (Job. 2:6); Puso pues, Dios, a sus servidores en manos de Satanás, bajo la condición de guardar su vida; Al aceptar el reto, Dios nos dice “Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová” (salmos 27:14); estuvo el hombre bajo el yugo de Satanás, sin resistiendo a los embates del Diablo, hasta que Dios cumplió con su promesa, y se hizo Él hombre de carne y sangre, para acudir al auxilio de quienes esperaron en Él; Como cuando un Ejército se ha quedado sin municiones, y está acorralado, recibiendo ataques del enemigo, esperando a

que le envíen refuerzos y los rescaten, así mismo, Dios envió al hombre a la guerra contra Satanás, y mandó que esperase, pues Él acudiría al Auxilio, en el tiempo estratégico requerido; Así fue que Él bajó, tomando la vestimenta (El atuendo, el uniforme) de los hombres, con todas las debilidades semejantes de los hombres, y en su propio juego venció la tentación de Satanás, logrando a travesar el valle de sombra de muerte ileso, no pudiendo Satanás hacerlo caer en su red, pese a las tentaciones, pese a la pobreza en que nació, pese a las adversidades, Él nunca se rindió ante Satanás; Por lo cual, Satanás también lo llevó al extremo de la tortura corporal, a como lo había dicho “Piel por piel”, suponiendo que Jesús todo lo daría por su vida, pero no lo hizo caer, y mató el cuerpo de Jesús; Pero Dios había sido claro con Satanás, pues le había dicho “mas guarda su vida”, Por lo tanto, como Satanás no tenía autoridad para acabar con su vida, Dios le resucitó; Pues Él había muerto en su carne, la cual era temporal, pero con su espíritu vivo, es decir, había muerto el cuerpo, pero el cuerpo no es el hombre, sino que el hombre es el Espíritu, por lo tanto su vida, que es el Espíritu había sido guardada, pues Satanás no tiene autoridad sobre su vida; Y venció pues, porque no se cumplió lo dicho por Satanás “todo lo que el hombre tiene dará por su vida” porque lo que había muerto había sido su cuerpo mortal de carne, mas Cristo no dio su vida, su esencia, su espíritu a Satanás; Y Siendo que éste había conservado su vida, su esencia que es su espíritu, ganó el reto de Satanás, y al haber ganado el reto de Satanás, hizo cautiva la cautividad.

Satanás pues, había dicho “todo lo que el hombre tiene dará por su vida”, y al ser vencido Satanás en su propio juego, aquella expresión burlesca se volvió en su contra, porque Cristo, siendo Él hijo de Dios, lo posee todo, desde la vida hasta la gloria; Por lo tanto, habiendo vencido y saliendo vivo de la batalla, entonces se cumple “todo lo que el hombre tiene dará por su vida”, por lo que, todo lo que Cristo tuvo lo dio por su vida, cumpliéndose lo escrito “Vida te demandó, y se la diste; Largura de días eternamente y para siempre”, Cristo se ofreció al Padre para vencer a Satanás,

demandando al Padre los despojos de Satanás, pidiendo también como recompensa, La vida eterna; Y al perder Satanás el reto, puso todo lo que él tenía en manos de quien lo venció, por lo tanto la cautividad que él tenía, la puso en manos del que lo venció. Es muy complejo de entender esto, pero cuando lo comprendes te llena de satisfacción, porque has encontrado la salida a un misterio que aumenta la fe en gran manera; Porque ¿Cómo entender esto de manera más sencilla? Bueno, para responder a esto, pregunto ¿Qué

derecho gana el vencedor sobre el vencido? Los despojos, así pues, se escribe en innumerables ocasiones “Y Jehová nuestro Dios entregó también en nuestra mano a Og rey de Basán, y a todo su pueblo, al cual derrotamos hasta acabar con todos. Y tomamos entonces todas sus ciudades; no quedó ciudad que no les tomásemos; sesenta ciudades, toda la tierra de Argob, del reino de Og en Basán. Todas estas eran ciudades fortificadas con muros altos, con puertas y barras, sin contar otras muchas ciudades sin muro. Y las destruimos, como hicimos a Sehón rey de Hesbón, matando en toda ciudad a hombres, mujeres y niños. Y tomamos para nosotros todo el ganado, y los despojos de las ciudades”(DT 3:3-7), Cuando Dios entrega a un enemigo en tus manos, también entrega sus posesiones, Veamos pues, que Dios entregó a Og y a todo su pueblo; Dios entrega en mano de los vencedores los despojos del enemigo, y entre los despojos están sus ciudades, sus riquezas y sus sementeras, de tal manera que lo mismo ocurrió cuando Jesús venció a Satanás en su juego, pues le fue dado el derecho de despojo sobre Satanás; Si no has comprendido, ve de nuevo a otro ejemplo “Porque Josué no retiró su mano que había extendido con la lanza, hasta que hubo destruido por completo a todos los moradores de Hai. Pero los israelitas tomaron para sí las bestias y los despojos de la ciudad, conforme a la palabra de Jehová que le había mandado a Josué” (Josué 8:26,27), Así vemos que cuando Jehová pone en manos de sus hijos a sus enemigos, los entrega con todos los despojos, excepto aquellos que le son dañosos, pero respecto a ello hablaremos más adelante. Lo que por este momento nos conviene conocer, es que, con nuestro Maestro ocurrió idénticamente como lo vivido mediante Josué, pues Jesús no ha retirado la lanza que ha extendido sobre Satanás, hasta que sea destruido por completo, él y los moradores de su ciudad (Sus demonios), pero nosotros estamos obligados a tomar de ellos todas las bestias y los despojos, esto es, todos aquellos a quienes éste mantiene cautivos, y quienes están llamados al arrepentimiento; Así pues, hoy Jesús tiene puesta su lanza en el costado de Satanás, y mantiene oprimida su lanza en la herida de Satanás mientras sus soldados aprovechan tal circunstancias para despojar a Satanás de todas sus posesiones.

Quiero primero que quede claro, que Jesús venció a Satanás en un reto que el mismo Satanás había hecho al Altísimo, y conforme a sus propias palabras fue vencido, y así como según el mismo Satanás, el hombre daría todo por su vida, así mismo, conforme a sus propias palabras, él debía de dar todo a cambio de que alguien fuese capaz de vencerlo en este su reto; Pero además, Dios, cumplía así con una promesa hecha a los hombres, aquella que nos dice “Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados. Porque no contenderé para siempre, ni para siempre me enojaré; pues decaería ante mí el espíritu, y las almas que yo he creado. Por la iniquidad de su codicia me enojé, y le herí, escondí mi rostro y me indigné; y él siguió rebelde por el camino de su corazón. He visto sus caminos; pero le sanaré, y le pastorearé, y le daré consuelo a él y a sus enlutados; produciré fruto de labios: Paz, paz al que está lejos y al cercano, dijo Jehová; y lo sanaré. Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo. No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos” (Isaías 57:15-21), porque Él dijo que habitaría con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes y para vivificar el corazón de los quebrantados; En tal sentido, ¿Quién fue el humilde y el quebrantado, que pese a su quebrantamiento de espíritu no claudicó ante el enemigo y no blasfemó contra Dios según esperaba Satanás? Jesús de Nazaret, en ese aspecto, entonces Dios cumplía en Él, aquello “Para hacer vivir el espíritu de los humildes y para vivificar el corazón de los quebrantados”, porque fíjate bien en la expresión “Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu”, pues Él primeramente habla que habita en la altura y en la santidad, pero también dice que habita con el quebrantado y humilde de espíritu, es decir, habla de un quebrantado y humilde y no de varios o muchos, así que por ello afirmamos, Jesús es el quebrantado y el humilde en el cual Dios habitaría, ¿Para qué? Para hacer vivir el espíritu de los demás humildes, es decir, habitó en uno, para que a partir de ése uno, a todo aquel que siga su mismo camino y ejemplo, le sea dado también el mismo espíritu vivificador; Y Para corroborar dice acá mismo “pero le sanaré, y le pastorearé, y le daré consuelo a él y a sus

enlutados”, Es decir le sanaría a Él, al quebrantado (Jesús), es decir, lo resucitaría, y luego daría consuelo a él y a todos sus enlutados (Seguidores); En otras palabras, Dios requería de al menos uno, que lograse esta proeza, para depositar en Él su espíritu, requería que tan sólo uno fuese quebrantado en su espíritu, para habitar con Él, y así mediante Él abrir la puerta a sus enlutados; Así como en el principio sólo requirió a uno para de él mismo hacer mujer, y fructificar descendencia; Así mismo, sólo quería a uno que de entre los hombres pudiera soportar el quebrantamiento, para luego sanarlo y pastorearlo, darle descendencia y luego darle consuelo a él y a quienes por Él se han enlutado(sus descendienes); Porque así como en uno (Adán) había dado a los hombres vida en la carne, dándole la potestad de engendrar hijos a su propia imagen y semejanza mediante la procreación natural y sexual; así también en uno debía dar vida al espíritu de los hombres, dejando a Él la potestad de engendrar, ya no mediante la carne y la sexualidad, sino mediante el Espíritu, pudiendo Así engendrar hijos a imagen y semejanza del Espíritu, el cual procede de Dios; Así que, mientras a Adán dio potestad de engendrar hijos en la carne, a Jesús había dado potestad de engendrar hijos en el Espíritu; Por eso se nos escribe aquello: “Yo que hago dar a luz, ¿no haré nacer? dijo Jehová. Yo que hago engendrar, ¿impediré el nacimiento? dice tu Dios”, Si Dios hizo engendrar al hombre de carne ¿Porqué no ha de hacer engendrar al hombre de espíritu?; Entonces, el que es engendrado del espíritu, goza de la herencia ganada por aquel en quien primeramente habitó el Espíritu de Dios, y si aquel ganó la batalla a Satanás, entonces el hijo de aquel también es ganador de la batalla, y sin aquel resucitó de entre los muertos, entonces el hijo de aquel resucitará de entre los muertos, y si aquel ganó gloria entonces el hijo de aquel es ganador de gloria, y si aquel reinará sobre la tierra, entonces el hijo de aquel reinará con Él sobre la tierra; Por eso se dice “Como criado, como extranjero estará contigo; hasta el año del jubileo te servirá. Entonces saldrá libre de tu casa; él y sus hijos consigo, y volverá a su familia, y a la posesión de sus padres se restituirá” (Levítico 25:40,41), ¿No estuvo Jesús como criado y como extranjero en este mundo? ¿No están sus hijos hoy como criados y como extranjeros en este mundo?, y ¿Qué se nos dice? “Entonces saldrá libre de tu casa; él y sus hijos consigo”, así que, salió libre Él primeramente, y sus hijos consigo después de Él, para volver a la posesión de sus padres. Que es la posesión de Dios, ¿No es grande este Misterio?, ¿No es poderosa la palabra de Dios?, ¿no es compleja y a la vez sencilla la proeza de Jesús?; Dios, pues, halló en Jesús al quebrantado y humilde, al que resistió los embates de Satanás, al que logró vencer a Satanás, y por tanto en Él estaría la pequeña fisura o abertura en la cerca en que Satanás tenía encerrada a la humanidad, mediante este portillo tendrían la oportunidad de salir todos los que estaban bajo su dominio, sería esta la fórmula para romper el cerrojo de la puerta de Satanás.

Estaba escrito desde el principio “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”, Cristo entonces, es la simiente por medio de la cual se ha herido la cabeza de la serpiente, y está herida, pero aún herida, ésta muerde el calcañar de la simiente de la mujer, y da persecución a los hijos de la simiente, tratando de matarlos al herir su calcañar mediante la tentación, tratando de sacarlos nuevamente del espíritu y queriendo hacerlos volver a la carne. Dios entonces habitando en Jesús se hizo cautivo igual que los hombres, y se sometió a la cautividad para vencerla y al vencerla, cautivarla, y al cautivarla , poder tomar de ella todo aquello que sea de su interés; Al cautivarla podía con toda autoridad, tomar los despojos del derrotado, pero del derrotado tomará sólo aquellas cosas que sean de su agrado, aquello que halle gracia en sus ojos, por eso pide alabanza, para que, por medio de la alabanza Él nos evalúe si hayamos o si no hemos hallado gracia ante sus ojos; Es mediante la alabanza que nosotros modelamos para Él, para ganar su atracción, para que Él se enamore de nosotros, y nos tome en cuenta al momento de tomar los despojos que antes eran posesión del ahora derrotado; Por eso, no es que Dios necesite para poder subsistir de nuestra alabanza, sino más bien, nosotros requerimos alabarle para atraerlo hacia nosotros, pues Él habiendo derrotado a Satanás, hoy se pasea en medio de los escombros (El mundo) inspeccionando todas aquellas cosas, todas aquellas almas, todos aquellos seres que estaban antes en propiedad de Satanás, para tomar de éstas las más bellas y atractivas; Es nuestra alabanza que llama hacia nosotros la atención de Él, pidiendo ser escogido entre las cosas que Él tomará del derrotado. Así que, cuando se nos dice que Dios hizo cautiva a la cautividad, se nos dice a la vez, que Dios derrotó a su enemigo y que Él puede por tanto tomar del enemigo aquellas riquezas que le interesan, y quemar aquellas que le son dañosas; Así que, habiendo dado Dios a su hijo toda su potestad, entonces éste se dispone a seleccionar de entre los despojos de Satanás a aquellos que por su propia voluntad renuncien al dominio de Satanás, para someterse al nuevo dominio en Jesús; Dios, mediante el Mesías, está hoy en día seleccionando todo lo valioso de entre los despojos, toda la cautividad está bajo su poder; Entonces, Dios ha abierto una pequeña y estrecha puerta en el encierro de Satanás, para que todo aquel que reúna los requisitos necesarios para poder pasar por esa puerta, venga a formar parte de su rebaño; Para que todo aquel que no desea estar entre las cosas que han de ser desechadas, se acerquen a esa puerta con su alabanza y ofrezca sacrificios a quien está evaluando para que éste le tome en cuenta al momento de decidir quién se queda y quien se va; En esa pequeña y estrecha puerta, se pide un boleto y quien no porte ese boleto, éste no es digno de pasar por esa puerta.

Al hacer cautiva la cautividad, Jesús subió a lo alto y tomó dones para los hombres, pero también para los rebeldes, para que entre ellos habite Jah; ¿Qué son estos dones? Son virtudes heredadas, así como en Adán todos heredamos algunas facultades de nuestros ascendientes, así también en Jesús heredamos facultades en el espíritu; Así como en la carne el hijo puede heredar de su padre, su convicción de ser carpintero, o sus facultades intelectuales; Así también en el Espíritu, nuestro progenitor nos hereda facultades, sorprendentes facultades; Y ¿Para qué son estas facultades? Para valernos de ellas y utilizarlas como armas y escudo, contra la serpiente que aún herida intenta herirnos el calcañar, estos dones nos sirven para defendernos y no ser mordidos, pero si somos mordidos, también nos trae remedio contra el veneno. Al hacer Cautiva la cautividad, Cristo conoce las fortalezas y las debilidades del cautiverio, y por tanto dota de virtudes a sus enlutados, dándoles las mismas facultades suyas con las que él primeramente venció a la cautividad; Así pues, se nos relata “Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas” (1ra. Cor. 12:7-10), ¿en qué abonan estos dones a la causa? En mucho, porque teniendo estos dones podemos dilucidar verdaderamente el camino correcto que nos conduce a la estrecha puerta que ha abierto Dios para salir del cautiverio; Pues Satanás, sabiendo que hay una puerta mediante la cual se ha roto la prisión en la que tiene encerrada a la humanidad, ha ideado poner laberintos a todos aquellos que están buscando esa pequeña puerta, de tal manera que sus caminos se confundan y no puedan nunca llegar a encontrar esa puerta; Sólo poseyendo estos dones, complementados unos por otros es posible encontrar la ruta entre tanta confusión, pues es necesaria la sabiduría, y que esta se complemente con ciencia de Dios, y ésta a su vez con la fe; De tal manera, que al contar con esos dones, será muy fácil para quien los posee discernir entre el camino falso y el real, y por consiguiente irá por verdadera senda de justicia y de verdad; Así pues, como bien se ha dicho, la victoria de Jesús no sólo abrió la puerta de escape, sino también, mientras Jesús aún mantiene su lanza en el costado de Satanás, suministra a los cautivos armas, brújulas y escudos, para que logren encontrar esa pequeña fisura entre tan inmensa prisión. Los dones espirituales no son, pues, para mofarse de ellos, ni para lucirlos en exhibición televisiva, ni para alardear de ellos; sino más bien, los dones son el equipamiento necesario para salir del laberinto, y sacar a aquellos que están cerca de ti; Los dones son armas, y por tanto ¿Cuándo se utilizan las armas en

una guerra? Cuando hay una batalla, hay un momento específico para utilizar los dones como armas, y hay un momento específico para utilizar los dones como escudos, y hay un momento específico para usar los dones como Brújula o lámpara; ¿A caso los dones fueron dados para ser utilizados como exhibición televisiva? En ninguna manera, por eso, cuando vemos a aquellos que dicen tener dones, haciendo Shows televisivos o radiales, o en plazas públicas teniendo enfrente a miles de seguidores, esos tales son burladores del espíritu, ¿Por qué? Porque los dones se tienen y una vez dados son irrevocables, y estos dones se utilizan mediando el amor y no la jactancia, el amor y no la vanagloria, el amor y no la exhibición, el amor y no la fama, el amor y no el dinero; Pues así se nos dice “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve” (1ra. Cor. 13:1-3), y cuando decimos que debe mediar el amor, ¿A qué amor nos referimos?, nos referimos al primer amor, aquel que se ha plasmado en el primero de los mandamientos “Amarás a Dios sobre todas las cosas”, pero, ¿El amor de Dios y hacia Dios es público y de exhibición? Por supuesto que no, por eso se nos dice “He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo,Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría” (salmos 51:6) ; El amor de Dios es íntimo, y el amor es en verdad; y también se nos dice “Dios es

Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”, Si Dios es Espíritu, ¿Son visibles los espíritus?, y si no lo son, ¿Cómo es que se muestra el Espíritu en Shows televisivos?, Adorar a Dios mediante el exhibicionismo ¿Es adorarlo en espíritu y en verdad? No lo creo, porque Él ama la verdad en lo íntimo, y no creo que los Shows sean íntimos, y si es en lo íntimo la adoración de Dios, a como en verdad lo es, tiene una razón lógica y real, ¿Cuál es? Entablar comunicación vía espiritual y secreta con su siervo, ¿Para qué? Para que Satanás no descubra su estrategia para salir del laberinto en el que está encerrado; Dios sabe que todo es vanidad, por lo tanto pide adoración en espíritu porque es lo único real que hay en el hombre que le sirve; Son falsos entonces todos aquellos burladores del espíritu, todos los que hacen mofa del Espíritu, y por lo tanto quienes andan tras ellos, así como todos los que consienten sus actos. Dios hizo cautiva la cautividad dando dones a quienes le sirven, dones necesarios para la guerra en la que estamos, y si son dones necesarios para esta guerra, ¿No se lucha a caso contra la vanidad? , y si luchamos contra la vanidad, ¿cómo es que mediante los dones se gana vanagloria?, ¿cómo es que mediante los dones se ganan rating televisivo?, ¿No estarían aumentando el

ego de los hombres, los dones espirituales?, los dones son para provecho, pues así se nos dice “Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho”, ¿De qué provecho nos habla? Del provecho de la salvación, ¿tiene algún provecho la demostración de dones en plazas públicas? No lo creo, pues el provecho de los dones es para el que los posee y para quienes creen que éste los posee, es decir, son para provecho de quienes andan por y en el Espíritu, y para quienes creen y aman el Espíritu; Pero sabemos que en una plaza llegan quienes creen, quienes medio creen y quienes no creen, así que ¿No dice Jesús mismo “No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen”? (MT 7:6), ¿No es santo todo lo que de Dios proviene?, ¿No provienen los dones de Dios?, ¿nos es lícito por tanto dar y exhibir los dones a los perros?, ¿No sería como echar nuestras perlas a los cerdos?, Porque en la televisión y en las plazas concurren buenos y malos, pecadores y no pecadores, por lo tanto, si los dones se exhiben en esta forma ¿no se estaría dando lo santo a los perros también?, ¿no se estarían echando nuestras perlas a los cerdos?, porque, ¿Qué son nuestras perlas sino las riquezas que de Dios recibimos? Y ¿No son acaso los dones esas riquezas que de Él recibimos? Jesús ha cautivado la cautividad, y ha dado dones a sus enlutados, con el objetivo de encaminarnos por la senda de la justicia, es decir, la senda que conduce a la salida de la opresión, cumpliendo así con lo escrito por el salmista: “Encaminará a los humildes por el juicio, Y enseñará a los mansos su carrera”, ¿Para qué son los dones? Para encaminarnos por el juicio y para enseñarnos su carrera, ¿Son a caso los dones para exhibición personal y para alcanzar vanagloria? No, no lo son, sino son herramientas para la batalla, luminarias en el camino, estrategia de guerra, comunicación secreta y cautelosa; Para eso realmente son los dones espirituales. Al hacer cautiva la cautividad, Jesús tiene potestad de hacer mejores propuestas que las que hace Satanás, pues a Cristo le fue dada la fuente de vida, mientras a Satanás no le ha sido dada y por lo tanto no puede ofrecerla; A Jesús le fue dada la herencia, y a Satanás no le fue dada, por lo tanto Satanás no puede ofrecerla y Cristo sí la puede ofrecer; ¿Porqué? Porque Cristo demandó vida eterna a cambio de su victoria sobre Satanás, y Dios se la entregó cuando Él consiguió la victoria, pues así se escribe “Vida te demandó, y se la diste; Largura de días eternamente y para siempre” (Salmos 21:4), pero Él no demandó vida sólo para Él, sino que también la demandó para aquellos que le siguieran y le reconocieran como rey, porque la vida es un solo elemento, no hay una vida para cada persona, sino que la fuente es una, a como Dios es uno, así como el río es uno, pero da agua para saciar la sed de muchos, así la vida es una, que brota de una sola fuente y sacia a muchos, y no deja de correr de la misma manera en que el río no deja de correr; Así que, lo

que le fue dado al Rey no fue su vida personal nada más, sino que a Él le fue dada toda la fuente de la vida, los derechos reales sobre el río de la vida en su plenitud; Por lo que, todo aquel que ante Él se humille, le será dado de tomar de esa fuente , así como todo aquel que se agacha o se inclina ante el río puede beber de su agua, así mismo todo aquel que se postra ante la fuente de vida podrá tomar de su agua viva; Vemos pues, que el postrarse es un acto natural y necesario de todo aquel sediento, que al ver una fuente de agua inclina su rostro ante ella para poder tomar agua y saciar su sed; Así que, para aquellos que suponen que Cristo pide adoración porque Él necesita de la adoración para subsistir, se equivocan, porque la adoración que Él pide, es un acto necesario para aquel sediento de vida, que al ver la fuente de la misma, se inclina ante ella para tomar de ella y saciarse; ¿Quién es aquel que viendo la comida servida en la mesa no inclina su rostro ante la comida? Porque ¿Quién es el que come con el rostro viendo hacia arriba? O ¿Quién es aquel que no teniendo alimento en su casa y no teniendo dinero para comprarlo no va a humillarse donde el pulpero para pedir crédito el cual de todas formas en algún momento deberá pagar? Y si ante los hombres nos humillamos, y metemos nuestra cara en vergüenza para solicitarle ayuda, que nada más nos resolverá un problema momentáneo, ¿Cómo no humillarse ante aquel que posee la solución para todos nuestros problemas y la medicina contra la muerte misma? Al hacer cautiva la cautividad, entonces los cautivos tienen esperanza de vivir, siempre y cuando se postren ante la fuente de vida, ante aquel a quien le fue dado el arriendo de la fuente. Tener cautiva la cautividad implica entonces tener encerrada a la cautividad misma dentro de otra cautividad, es tener a la disposición todo lo que está en cautiverio, es tener la llave secreta para entrar en medio de la cautividad y poder sacar de ella lo que más guste al vencedor de la cautividad; Es tener la potestad de ingresar en medio de toda aquella corrupción y sacar a aquellos que quieren ser limpiados de la corrupción, es disponer de la autoridad para arrebatar de las manos de Satanás todos aquellos que no deseen sentir el yugo del diablo; Eso es tener cautiva la cautividad, es pues, tener el control total de la cautividad, es poder regular el volumen y la intensidad de la cautividad misma. Al hacer cautiva la cautividad, entonces Dios responde al clamor aquel que dice “Sácame de la red que han escondido para mí, Pues tú eres mi refugio” (Salmos 31;4), mediante la cautividad de la cautividad, Dios se vuelve por medio de Jesucristo en el refugio de todos aquellos que aborrecen las sendas de la injusticia de este mundo dominado por Satanás, Él se hace fortaleza para sus ciudadanos; Cristo, pues, es embajador de la patria celestial dentro de la patria terrenal, y es a su embajada que acuden todos los ciudadanos celestiales para resolver los asuntos que como extranjeros presentan en este mundo.

Cuando se dice que Dios hizo cautiva la cautividad, lo que realmente se nos dice es que Dios ha descendido a moverse sobre las aguas de esta tierra; Nuevamente su Espíritu ha bajado a la tierra para ordenar esta tierra desordenada, para que aquellos que ansían ese ordenamiento tomen de su Espíritu; Ha puesto por tanto Dios su Espíritu a la orden de los hombres que desean separar las aguas de la tierra, los que desean juntar las aguas en un solo lugar para que lo seco, que es la tierra habitable se descubra, esto es, separar todas aquellas cosas heredadas de Adán, de las cosas verdaderamente heredadas por Dios, y así poder descubrir lo seco en el ser humano, descubrir la verdadera fertilidad en el ser humano, descubrir y vivificar el alma y el Espíritu, el cual el hombre hoy tiene adormecido; Separar las aguas y descubrir la tierra fértil y habitable en el hombre, es renunciar al hombre de carne y vivificar al hombre en Espíritu. Dios entonces, hoy se mueve sobre muchas aguas, esto es, hoy todos hablan de Dios, unos para bien otros para mal, unos para maldición y otros para bendición, unos solo con su boca lo nombran y otros lo nombran de corazón, Dios hoy está en boca de todos, mas no en el corazón de todos; Dios está en boca de todos, porque Dios ha hecho cautiva la cautividad, y por eso todos los cautivos hablan de Dios, mas no todos los cautivos aman a Dios; Al hacer cautiva la cautividad, Dios ha penetrado en este mundo en medio de la inmundicia mas no contaminándose de inmundicia; Él anda en muchas aguas, pero en unas camina sobre ellas (en las aguas contaminadas) y en otras se sumerge en ellas (Las aguas no contaminadas). Él anda sobre los llamados y sobre los desobedientes, pero se sumerge en los escogidos. Cuando se nos dice que Dios hizo cautiva la cautividad, se nos dice también que Dios ha lanzado una red en este océano contaminado, para pescar a los hombres, a muchos hombres, pero luego sacará la red y seleccionará a los mejores peces que hayan caído en la red; Tomará de los llamados a los escogidos; Luego tomará la red y los demás peces que no fueron seleccionados volverán al inmundo océano; Esto lo he dicho, no por mi cuenta, sino que también fue dicho por mi Maestro, aunque en un evangelio que los hombres no han reconocido, pero oyendo la voz de Pablo que nos mandó a no menospreciar la profecía, entonces lo he tomado, porque en mi espíritu sé que el Maestro lo ha dicho “ Y él ha dicho: El Reino se asemeja a un pescador sabio que echó su red al mar. La sacó del mar llena de peces. Entre ellos descubrió un pez grande y bueno. Aquel pescador sabio volvió a arrojar todos los peces al mar, escogió sin vacilar el pez grande. Quien tiene oídos para oír, ¡que oiga!” (Tomás 1:8), Sé que Jesús lo dijo porque, Él también dijo “desde ahora serás pescador de hombres”.

Cristo , pues, ganó el derecho o la concesión por parte del Padre para pescar en este océano sucio, y por esa concesión ha contratado

pescadores mediante los cuales tiende su red en todo este océano, pero al sacar la red seleccionará de todos aquellos peces que hayan caído, los mejores, los que realmente le sirvan para alimentar a la multitud que se congregan en pos de Él; Cristo es el capitán de la barca, el cual ordena a Simón(La Iglesia): “Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar”, pero muchos Simones no gustan de la pesca en las profundidades del océano, sino que se quedan pescando en las orillas del lago y por eso aún no han pescado verdaderos peces, sino solo pescan sardinas que sirven de carnadas para peces grandes y despiadados que andan en el mismo océano.

La cautividad de la cautividad de parte de Dios, es pues, la oportunidad que Cristo ganó para los hombres, para ser redimidos, para pasar a ser de asno a cordero, de bestia a humano, de la descendencia de Adán a la descendencia de Jesús; La cautividad de la cautividad, es el proceso por el cual Dios mediante Jesucristo mete manos en el mundo para auxiliar al hombre, es la manguera mediante la cual Dios oxigena a los hombres, es pues, el aliento de vida que Dios ha lanzado al mundo para hacer vivir a los seres de barro; Es la ruptura de la celda de Satanás, mediante los cautivos pueden escapar robando las espaldas de Satanás, mediante la sabiduría y la ciencia de Dios, la cual llega no mediante hombres sino mediante el Espíritu Santo; Es la conquista de Dios sobre el mundo, es el enamoramiento y el compromiso del novio que es Cristo con la novia que es la Iglesia, para luego sacarla del poder de sus padres y casarse con ella, y por ello se ha escrito “dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”, porque, lo que realmente se nos comunica es que el hombre dejará su dependencia de Adán y con ello dejará la maldición, y tomará dependencia en el novio y con ello tomará bendición, para ser con Él ya no una sola carne, sino un solo espíritu, y por eso también se nos escribe “Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él” (1ra. Cor. 6:17).

Dios hizo cautiva la cautividad arrojando fuego al mundo, dejando una pequeña llama, la cual se expandirá por toda la tierra, y se ocasionará un día un gran incendio, por eso se nos dice “Y la luz de Israel será por fuego, y su Santo por llama, que abrase y consuma en un día sus cardos y sus espinos”, pues Él nos ha dejado un pequeño rayo de luz para que lo tomemos y lo anidemos en nuestro corazón, el cual poco a poco irá creciendo hasta hacerse en fuego, y consumirá primero nuestros cardos y nuestros espinos internos, pasando nosotros de bestia a hombre, y de asno a cordero; Y después, cuando seamos todo luz, seremos por fuego para el mundo, y quemaremos cardos y espinos del mundo entero, estas son, las fortalezas y los collados que debemos reducir hasta convertirlos en tamo; Pues primero debemos sacar la viga de

nuestro ojo, para sacar la paja del ojo del prójimo, y una vez que todos los que han de ser luz, hayan llegado a ser luz, entonces se manifestará la llama, que será nuestro Santo, Jesús de Nazaret, el Mesías, el cual vendrá a regir con vara de hierro; Y habrá sido visible el reino de Dios sobre la tierra; Por eso también nos dijo “He arrojado fuego sobre el mundo y he aquí que lo estoy vigilando hasta que arda en llamas” (Tomás 1:10), Cristo dejó una mecha encendida, la cual un día será por fuego en toda la tierra, y consumirá lo inservible del mundo, y dejará lo servible, y transformará lo inhabitable en habitable.

CAPITULO VI DESTINO DEL HOMBRE ANIMAL.

Hemos venido diciendo que en Adán heredamos al hombre semejante a la bestia, de Adán por tanto heredamos al hombre animal, al hombre carnal, aquel que se interesa solo en satisfacer las necesidades de su carne; Porque el hombre terrenal es imagen y semejanza de Adán, es decir, es hecho a imagen y semejanza del hombre que fue enviado a vivir entre las bestias, aquel hombre que en un principio estuvo coronado de bienes a su disposición y que al igual que Nabucodonosor por su arrogancia fue castigado y fue hecho a semejanza de bestia; y que al igual que aquel rey, no reconoció el señorío de Dios, pues obedeció a otro, a una bestia, es decir, el que obedece a la bestia se ha hecho semejante a la bestia, y el que obedece a Dios a conquistado su semejanza con Dios; Así que, como el hombre obedeció a la bestia desobedeciendo así a Dios, entonces fue hecho semejante a la bestia; Porque así como en la obediencia de Dios ganamos la semejanza de Dios, en la obediencia a la serpiente nos hacemos semejantes a la bestia. En Adán pues, heredamos al hombre animal, porque así está escrito “…y fue el hombre un ser viviente” en otras versiones se nos dice “y fue el hombre un ánima viviente”, si el hombre es un ánima viviente, ¿A caso la palabra animal no proviene de la palabra ánima? Nadie puede por tanto negar la animalidad del hombre, pues toda alma y todo el que vive en y por la carne, es un animal, un ser animal, un ser a la espera de su espíritu gobernante. ¿Qué tiene de malo nacer con la semejanza de Adán? Nacer en la semejanza de Adán es natural, porque todos nacemos producto de la procreación humana, bajo el método de reproducción humana, nacer así no tiene consecuencia, pues al final, aunque los “científicos” no lo creen, es la mano de Dios que nos forma en el vientre de nuestras madres terrenales, porque aún ni los autollamados científicos han podido descubrir cómo se forma el cuerpo y los huesos humanos en el vientre de la mujer a partir de la materia prima que es el esperma de los hombres; Por eso se nos escribe “Como tú no sabes cuál es el

camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas” (Eclesiastés 11:5), ¿Porqué se nos escribe eso? Porque el hombre se jacta y se honra en su poder de procrear, pero al final de cuenta quien forma al ser en el vientre no es el hombre sino la mano de Dios, es ahí donde se cumple lo escrito “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente” (GN 2:7), ¿Porqué? Porque el hombre es polvo y la mujer fue tomada del hombre, por tanto ambos son polvo, y si ambos son polvo, entonces tanto el ovario femenino como el esperma masculino son polvo, y es el vientre donde Dios hace la maravilla de la procreación, es ahí donde la mano de Dios ingresa para formar y moldear a cada ser humano; Así que, nacemos en Adán, en la semejanza de Adán,y no tiene nada de malo nacer en la semejanza de Adán, porque en Adán somos polvo, y es sobre el polvo que más tarde soplará Dios aliento de vida; Lo que sí trae consecuencia es morir en Adán, es decir morir siendo semejanza de bestia, morir siendo aún carnales, morir siendo aún polvo, porque no nos alcanzó el aliento de vida, eso sería lo terrible, ¿Porqué? Pues he aquí, el punto de éste capítulo del libro, porque el hombre que finaliza sus días en la semejanza de bestia tiene un final amargo y ardiente. La Palabra de Dios nos dice “Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis. Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados. Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció. Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes” (MT 22:9-13), Todos los hombres que hemos nacido en Adán hemos sido invitados a las bodas del Señor, todos sin acepción de personas y ¿Qué son las bodas del Señor? Es el gran Día del Señor, el día de la alegría, el día en que el Señor dará por acabada su obra, el día en que amanecerá para el Señor, el día en que Dios hará manifiesto su reino a la vista de los ojos, el día en que el reino pase de lo invisible a lo visible, el día en que terminará la ira del Señor; Así que, todos estamos invitados, todos los descendientes de Adán; Sin embargo, aquel que no esté vestido para la boda, es decir que no tenga puesta la vestidura correcta, la vestidura que se exige para ingresar a la boda, éste será rechazado y devuelto al lugar de donde provino. ¿Qué significa estar vestido para la boda? Haberse quitado la vestidura de Adán y haberse puesto la vestidura de Jesús, significa haber renunciado a la bestia y a la carne, habiendo tomado al Espíritu; Es haber usado nuestro tiempo en la carne y en este mundo en buscar la verdad y haberla encontrado,

y al haberla encontrado, haberla puesto por obra; Estar vestido para las bodas, es haber sido encontrado limpio de culpas, libre de lepra, libre de corrupción; Estar vestido para las bodas, es haber quemado los espinos y abrojos que en nosotros hubieran crecido mediante la pequeña llama de fuego que del Espíritu recibimos, es haberse conseguido el boleto firmado con la firma original; Estar vestido para la boda es por tanto, haber dejado a nuestros padres y nuestras madres terrenales (Adán y Eva) para unirnos al novio, es haber dejado la estirpe de Adán y tomado la estirpe de Cristo. ¿Qué sucede entonces si el hombre conserva al animal hasta el día de su muerte carnal? Sucede que no ha ganado la aprobación para entrar en la fiesta del Señor, no está entre los escogidos, no disfrutará de las granadesas porque se conformó con las pequeñeces en lugar de menospreciarlas, pues no escuchó aquella voz que un día le dijo “Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces se alegrarán, y verán la plomada en la mano de Zorobabel” (Zacarías 4:10); Quien conserva a su animal, nunca recibió a su espiritual, y siendo que es mediante su espiritual que llegaría su aprobación y su honra, entonces quedó en desaprobación y en deshonra; Aquel que se encerró en su animal y se aferró a él, y no permitió su redención, entonces acabará como el asno que no fue redimido por cordero, porque al respecto se escribe “Mas todo primogénito de asno redimirás con un cordero; y si no lo redimieres, quebrarás su cerviz…” , fíjate pues qué sucede con el asno que no se redimió, pues eso mismo ocurrirá con el ser animal que no logre redimirse, y ¿Qué es redimirse? Significa salvarse de un mal destino dando en pago algo preciado, Así que somos asnos redimidos por un cordero, pero aquel que no fue redimido por el cordero debe quebrársele su cerviz, es decir aquel asno que no se haya vestido de cordero no puede redimirse, y por tanto está destinado a perecer. La primera gran señal de esta redención está escrita en génesis “Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió” (GN 3:21), Es acá donde encontramos el origen de la vestidura de piel, pues Dios mismo nos vistió de piel, y es esta vestidura la que nos exigirá, pues sacrificó para ello un cordero, para hacerles vestiduras a los hombres, para redimirlos por cordero, y es con los vestidos hechos con la piel de éste cordero que debemos estar vestido para las bodas del Señor; Desde el principio, pues, Dios, nos hizo saber que cubriría nuestra desnudez con la piel del cordero perfecto, y es obligación del hombre conseguir esta vestidura de mano de Dios, y esta vestidura se consigue estando el hombre vivo, porque si el hombre acaba sus días sin haber conseguido esta vestidura no tendrá opción y perecerá. Para que Dios nos vista de cordero, debemos salir del escondite que nos hicimos entre los arbustos del mundo, reconocer nuestra falla y humillarnos ante Él, y de esta manera Él nos vestirá, así como visitó a nuestros padres. El hombre que

muere en su estado animal, será encontrado desnudo, y se esconderá quizás ya no tras los arbustos, sino tras las piedras desérticas de la tierra que en aquel momento estará desolada, pero no funcionará su escondite, así como a Adán no le sirvió de nada esconder su desnudez tras los arbustos, otros tratarán de colarse a la fiesta con vestidura falsificada, y estos serán vomitados, y por eso se escribe “Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”. El hombre animal es un ser vacío, y como es un ser vacío, en él anidan las bestias espirituales que vagan en el desierto espiritual, estas bestias se reflejan a través de los actos humanos, por eso se nos dice “Por sus frutos los conoceréis”, porque la violencia, la envidia, la ambición, la vanagloria, la envidia, el odio, el rencor, el homicidio, la homosexualidad, la idolatría, los vicios, el impulso, el arrebato, la crueldad, y todo acto maligno, es orientado por Espíritus inmundos, los cuales susurran órdenes en nuestros oídos internos, y nos someten a actuar de tales formas; no Puede por tanto el hombre en estado animal heredar la tierra, porque no se contuvo ni se abstuvo de las pequeñeces de éste tiempo, así pues, el ambicioso no se abstuvo de las riquezas injustas y a su paso dañó a muchas personas, el violento no se contuvo de su violencia y provocó muchas guerras e hizo violencia por causas vanas, y así sucesivamente ninguno que no haya sido limpiado de tales espíritus no pueden entrar en su fiesta, pues no adquirieron la vestidura correcta y apropiada para las bodas. Los hombres que no hubieran aprovechado sus días para hacerse de su vestidura apropiada para la gran fiesta del Señor, estos están destinados al perecimiento, y referente a ello se nos escribe “para que no se exalten en su altura todos los árboles que crecen junto a las aguas, ni levanten su copa entre la espesura, ni confíen en su altura todos los que beben aguas; porque todos están destinados a muerte, a lo profundo de la tierra, entre los hijos de los hombres, con los que descienden a la fosa” (Ezequiel 31:14); Pero ojalá fuera muerte de ya no respirar y de ya no existir, sino más bien de una doble muerte, la muerte natural o carnal y la muerte segunda que es el castigo en el juicio de Dios; Porque ellos se exaltaron en su altura, en su ciencia humana, en su tecnología, se ampararon en su sabiduría, buscaron soluciones que tan sólo curaban los síntomas, pero nunca buscaron la medicina perfecta para la enfermedad de la humanidad, ni la prosperidad correcta, confiaron por tanto en su poder propio, que no es realmente propio sino dado por Satanás, y por lo tanto quisieron morir como bestias llegando a tener el mismo destino que la bestia que los inspiraba. Todos los hombres estamos destinados a un Juicio final, en el cual se determinará premio o castigo según nuestras obras, premio para quienes lograron asirse de la verdad y lograron vivificar su espíritu, y castigo para

quienes prefirieron vivir y morir en su estado animal; Todos los hombres que se aferraron a Adán y a la ciencia del bien y del mal, como única forma de vida, como única salida, todos ellos trabajaron para edificar este mundo y este tiempo, y así mismo se edificaron para este tiempo y para sí mismos, y todo lo que está edificado en y para el mundo perecerá, pues así se escribe “pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos” (2da. Pedro 3:7), porque este mundo y este tiempo, está destinado para dos cosas, para la perdición de los impíos y para el fuego en el día del Juicio de Dios; Por lo tanto éste mundo y éste tiempo, no es más que aquel lugar fuera del campamento, aquel que Dios ordenó desde la antigüedad para los que se enfermaron de lepra, para que aguardasen hasta mejorar su condición y sanarse, y una vez sanados pudieran reintegrarse a su comunidad, respecto a ello se nos escribe “Y si en la piel de su cuerpo hubiere mancha blanca, pero que no pareciere más profunda que la piel, ni el pelo se hubiere vuelto blanco, entonces el sacerdote encerrará al llagado por siete días” (LV 13:4), Adán y su descendencia, es decir, nosotros, fuimos encontrados leprosos, con nuestra piel llagada, enfermos, inmundos y contaminados, y fuimos encerrados por tiempos determinados por Dios, para esperar por si acaso nuestra lepra es limpiada; Es pues, el hombre linaje de Adán, hombre y mujer inmunda, llenos de lepra (Pecado), encerrados en el cautiverio por todo el tiempo que tardemos en ser limpiados; Este mundo es el lugar en el que fuimos encerrados, y ¿Qué sucede si no nos limpiamos en el tiempo del encierro(tiempo de nuestra vida)? La palabra de Dios nos dice “Y el leproso en quien hubiere llaga llevará vestidos rasgados y su cabeza descubierta, y embozado pregonará: ¡Inmundo! ¡inmundo!” (LV 13:45) nuestro vestido será rasgado, y nuestra cabeza estaría descubierta, y sabremos que fuimos hallados inmundos, ¿Cómo podremos entrar en las bodas si andamos con vestiduras rasgadas? , ¿Es apropiado llegar a las bodas con vestidos rasgados?, Es en el día del advenimiento que nuestro Maestro observará a aquellos que fueron sacados del campamento y observará de extremo a extremo al leproso, y si está curado lo incorporará a su campamento, por eso se escribe: “Esta será la ley para el leproso cuando se limpiare: Será traído al sacerdote, y éste saldrá fuera del campamento y lo examinará…” (14:2,3), Esto es, el Rey y Sacerdote nuestro saldrá del campamento (el Cielo) y vendrá a la tierra a examinar a los leprosos que hubiesen sido sanados, y él dará el aprobado de su sanación, y será Él quien declarará limpio o no limpio al leproso, y si es declarado limpio será aprobado para participar de la fiesta de su congregación, pero si no es declarado limpio, irá al lugar determinado para las cosas inmundas, que es el fuego, pues así se declara “Será quemado el vestido, la urdimbre o trama de lana o de lino, o cualquiera obra de cuero en que hubiere tal plaga, porque lepra maligna es; al fuego será quemada” (LV

13:52), Si se manda a quemar la vestidura o cualquier obra de cuero, incluso la casa del leproso que no fue sanado, entonces será quemado el leproso en su totalidad de su ser, porque ¿No es la vestidura del hombre su cuerpo?, ¿No es su casa su cuerpo? ¿No es su cuerpo hecho de cuero leproso? Aquel que murió aferrado en su carne, ha muerto con su carne viva, y al respecto se nos dice “Mas el día que apareciere en él la carne viva, será inmundo” (LV 13:14) ; Así pues, Adán al salir del Paraíso salió en carne viva, y su descendencia fue engendrada en carne viva, por lo cual toda su generación, es decir, nosotros, somos inmundos, y si morimos con nuestra carne aún viva, significa que nunca hicimos vivir al espíritu, por lo que cuando seamos evaluados por el Sacerdote, seremos declarados inmundos, y no podremos ingresar al campamento de los santos. El hombre animal tiene por tanto dos destinos probables, el primero es, que durante el desarrollo de sus días hubiera logrado despertar al Espíritu mediante la llama que Jesús ha dejado en este mundo, y haya logrado por tanto sanar su cuerpo de la lepra, se haya limpiado de inmundicia, haya echado de sí todos los Espíritus inmundos que usurpaban su heredad, haya alimentado su alma con pan no adulterado, haya cambiado su estirpe de Adán por la estirpe de Jesús, es decir, haya cambiado de morada corporal a morada espiritual, haya aborrecido a sus padres (Adán y Eva) y haya pacificado y ordenado sus aguas; Ganando así el derecho de gozar de las bodas del Señor, la cual es una alegría eterna; Y el segundo es, que durante el desarrollo de sus días no haya podido despertar a su espíritu, y no haya logrado renunciar a toda dependencia de la carne, se haya aferrado a la carne como única forma de vida en la tierra, haya enfocado su existencia en atesorar bienes para este mundo y para este tiempo, y no haya atesorado bienes para el día de la alegría, y entonces sea encontrado inmundo y apestado aún de lepra aquel día en que el Sacerdote salga al campo a hacer revisión de su cuerpo, y no sea encontrado apto para participar de la fiesta del Señor, pues no estará vestido en la forma requerida para participar de aquella. El hombre que acaba sus días en la estirpe de Adán está destinado a un final catastrófico, pues así como Adán fue expulsado del Jardín, así mismo será expulsado de entre los escogidos aquel que no pudo deshacerse de su Adán; Pues va en un vehículo sin frenos, un vehículo que es su carne, cuya concupiscencia no tiene límites, porque la carne en Adán es un vehículo que no tiene un solo piloto sino muchos, los cuales son espíritus malos, hijos del demonio, los que se pelean entre sí por el timón del vehículo, y cada uno hala al lado que le conviene; Por eso, cuando Jesús nos dice “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (JN 3:3), lo que nos está diciendo es, que nadie que no haya cambiado de piloto en su vehículo, quitando el mando del mismo a aquellos que lo conducían, e

instalando los frenos del vehículo, dándole el mando al piloto para el cual estaba destinado desde el principio, puede entrar a ser contado entre los escogidos; Así pues, podemos decir, que el hombre nace en Adán, pero si quiere ser contado entre los escogidos, no debe morir en Adán; Nace el hombre en Adán, pero en la largura de sus días debe despertar al postrer Adán, a Jesús, debe cambiar de piloto en el camino, porque el primer hombre, que es el vehículo en el que se transportaba era conducido por usurpadores del mando, y estos pilotos que se peleaban entre sí por manejarlo, llevaban el vehículo hacia un despeñadero, donde perecería el vehículo y el dueño del vehículo. El hombre en Adán al igual que todas las cosas visibles, están destinados a un final, pues tanto el hombre en Adán como todas las cosas visibles son vanidad, y lo vano está determinado a perecer, por eso se nos escribe “…pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2da. Corintios 4:18), por eso el hombre que se ve, en el trayecto de su vida animal debe procurar encajar en el hombre que no se ve, para que sea eterno y alcance entrar entre los que heredarán la tierra sin maldición; Debemos ser como la oruga que durante el trayecto de sus días sufre la transformación de gusano a mariposa, así mismo es el hombre, pues de gusano debe pasar a ser mariposa; El hombre debe procurar despojarse de todos aquellos elementos que lo vinculen a Adán, debe mudarse de casa, dejando la vieja casa de Adán para entrar en la casa de Jesús. Nadie puede estar en Jesús y Adán a la vez, nadie puede ni debe vestir lana y lino a la vez, nadie puede ni debe hacer yunta de buey y asno a la vez, nadie puede ni debe estar en yugo desiguales; O se es lo uno o se es lo otro, o se es frío o se es caliente, o se es espíritu o se es carne, o se es puro o se es impuro, o se es bueno a los ojos de Dios o se es bueno a los ojos de los hombres, o se ama todo lo que Dios ama o no se ama nada de lo que Dios ama. Dios espera que el hombre tenga la capacidad de tomar una cosa a la vez,así como puso aquellos dos árboles en el centro del Jardín, esperando que el hombre se alimentara de uno sólo y así decidir sobre él, así mismo, hoy ha puesto a los dos Adanes en el Jardín (La Tierra) para que el hombre tome a uno de ellos nada más; Pero si el hombre toma al primero de los Adanes, entonces Dios le negará el segundo Adán, así como a nuestro padre Adán tras comer de aquel árbol malo le negó el árbol bueno. Dios desea que el hombre sea en Jesús y no en Adán, pues Dios quiere que todos vivamos, por eso se nos ha dicho “Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados” (1ra. Cor. 15:22), Dios hizo al hombre para que viva, pero el que viva o no, dependerá de la decisión humana, pues la decisión celestial ya está dada, pues la puerta ya está abierta para que entre quien lo desee; Pero lógico es, que el dueño de la casa impone

las reglas, el dueño de la fiesta tiene sus exigencias para sus invitados, así pues, al igual que Moisés cuando estuvo ante la presencia de Dios, en aquel monte Sinaí, fue obligado a quitarse sus sandalias porque estaba pisando suelo santo, así mismo, Jesús, cuando entramos en su casa, nos dice “…No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es” (Éxodo 3:5), ¿Qué es esto? Cristo nos dice, que no podemos acercarnos a Él en tanto no hayamos quitado el calzado de nuestros pies, esto es, nadie puede acercarse ni encajar en Cristo si antes no se ha despojado del polvo de éste mundo, por eso lavó los pies de sus discípulos, en señal de que había quitado las sandalias de aquellos; De todo aquello que el hombre heredó en Adán, debe deshacerse el hombre, pues nadie puede ser su discípulo si antes no ha renunciado a su carne y sangre, nadie puede entrar en su familia, si antes no aborreció a sus padres, no puede uno acercarse ni asirse de sus promesas si antes no ha confesado aborrecer al mundo y sus caminos. El hombre es una criatura en proceso de formación, el hombre aún no está completo, el hombre en este mundo lo que busca es su pieza faltante, está obligado a albergar un huésped cuando éste llegue y toque a su puerta; El hombre en Adán es un ser enfermo, y su sanidad es el postrer Adán; Porque es verdad que ambos Adanes fueron bendecidos por Dios, pero el segundo Adán, está reconocido por Dios como Señor del Segundo, pues al último fue a quien Dios dio la primogenitura, porque no es casualidad aquella bendición que Jacob hiciera a los hijos de José, aquella de la cual se nos escribe “el Ángel que me liberta de todo mal, bendiga a estos jóvenes; y sea perpetuado en ellos mi nombre, y el nombre de mis padres Abraham e Isaac, y multiplíquense en gran manera en medio de la tierra. Pero viendo José que su padre ponía la mano derecha sobre la cabeza de Efraín, le causó esto disgusto; y asió la mano de su padre, para cambiarla de la cabeza de Efraín a la cabeza de Manasés. Y dijo José a su padre: No así, padre mío, porque éste es el primogénito; pon tu mano derecha sobre su cabeza. Mas su padre no quiso, y dijo: Lo sé, hijo mío, lo sé; también él vendrá a ser un pueblo, y será también engrandecido; pero su hermano menor será más grande que él, y su descendencia formará multitud de naciones” (GN 48:16-19), Jacob puso su mano derecha sobre el menor y la izquierda sobre el mayor, en Señal de que el primero que es el mayor serviría al menor, al cual Jacob había dado primogenitura por encima del mayor; Así también, esta señal es visible cuando Abraham dio primogenitura a Isaac por encima de Ismael, o cuando Isaac dio primogenitura a Jacob en lugar de Esaú; Todas estas cosas no son una casualidad, pues están escritas por señal de que el postrer Adán sería primogénito ante los ojos de Dios, y que el primer Adán debía postrarse ante el Segundo Adán si quería contar con la bendición de su Padre, porque el primero sería siervo del segundo, de forma que nacemos en el primero, pero por obediencia y para conseguir la bendición del Padre, nos humillamos al

segundo, desistiendo del primero, haciéndonos del linaje del segundo, a fin de coheredar conjuntamente con Él. Sabiendo entonces que todos somos del primer Adán, entonces estamos destinados a postrarnos ante el segundo Adán, debe por tanto el hombre que es descendiente del primer Adán, reconocer el señorío del segundo Adán, para poder agradar al Padre, porque el que no se humilla ante el segundo Adán, entonces no reconoce la autoridad del padre, porque por mucho que el primer Adán intente asir la mano derecha del padre de familia para cambiarla hacia el mayor, su padre simplemente dirá “Lo sé, hijo mío, lo sé; también él vendrá a ser un pueblo, y será también engrandecido; pero su hermano menor será más grande que él, y su descendencia formará multitud de naciones”. Dios pues, al bendecir al hombre cruzó sus manos de la manera en que lo hizo Jacob, y colocó su mano derecha sobre el menor y la izquierda sobre el mayor como símbolo de que el mayor serviría al menor, por ello se escribe “y le respondió Jehová: Dos naciones hay en tu seno, Y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas; El un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, Y el mayor servirá al menor” (GN 25:23), así que desde las entrañas, es decir, desde la fundación del mundo, dos naciones habrían en el seno humano, dos pueblos habrían, uno sería más fuerte que el otro, pero el mayor, es decir el pueblo primitivo, el de la primera estirpe que es Adán, serviría al menor, al de la segunda estirpe que es en Jesús; Hoy en el mundo hay dos naciones, dos y no más, la una está visible y en ella se cuentan todas las naciones de la tierra, las que son de carne y sangre; La otra nación es invisible, la cual no es contable entre las naciones de la tierra; Pero los ciudadanos de la segunda nación, hoy son extranjeros entre las naciones de la primera gran nación, y un día los ciudadanos de la primera gran nación reconocerán que la nación invisible es la que cuenta con la bendición de Dios, y por lo tanto pedirán su nacionalidad en la segunda nación, debiendo de previo renunciar a la nacionalidad de la primera. Ahora bien, Adán, que ahora es fuerte y en cuya simiente están todas las naciones visibles de la tierra, actuó en la misma forma que Esaú, pues cedió su primogenitura por la debilidad de la carne, así pues vemos que está escrito “dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado. Por tanto fue llamado su nombre Edom. Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu primogenitura. Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura? Y dijo Jacob: Júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura. Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura”, (GN 25:30-34), Así como Jacob vendió por un plato de guiso su primogenitura, así mismo Adán vendió su primogenitura por responder a la petición de la carne;

Y fue la primogenitura sobre Jesús, y ahora pues, Él nos ha dicho “Véndeme en este día tu primogenitura”, por lo cual sabiendo que no hay más alternativa de vida, que moriremos si seguimos en Adán, entonces diremos ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura? , y procederemos a entregarla, esta vez, no para responder a la necesidad de la carne, sino para responder a la necesidad del Espíritu, y venderemos nuestra primogenitura, sabiendo que Jesús no sólo nos saciará de guiso para alimentar nuestro cuerpo, sino que nos dará pan para saciar el Espíritu, y nos vivificará; Es por ello, que hoy, por nuestra necesidad ya no de pan para la carne, sino por nuestra necesidad de vida; Ya no por nuestro cansancio físico, sino por nuestro cansancio espiritual, estamos obligados a renunciar a nuestra primogenitura en Adán, para gozar de la primogenitura en Jesús, en quien Dios ha puesto la fuente de la vida; Pero ¿Qué hizo Jesús para conseguir la bendición? Lo mismo que Jacob, cuando Esaú pretendía fallar a su juramento, pues a pesar de que ya había cedido su primogenitura, se disponía a ir de caza y regresar ante su padre para recibir la bendición, sabiendo que ya no era suya, y entonces Jacob, se disfrazó de Esaú para tomar la primogenitura que de por sí ya le pertenecía; Así mismo Jesús, tomó las vestiduras de Adán (Se hizo a semejanza de hombre) e hizo lo que el hombre en Adán no pudo hacer antes que Él lo hiciera, venir ante el Padre con su pedido (La caza de la bestia) antes que el hombre natural (Adán) lo hiciera; Y tomó por tanto la bendición que desde el principio le pertenecía; Es un gran misterio y poderosas palabras de esperanza las que Dios nos ha enviado, sin embargo pocos son los que las creen. El hombre en Adán entonces está destinado por su propia sobrevivencia, a declinar su primogenitura en el mundo, renunciando a la estirpe de Adán y asiéndose de la estirpe en Jesús, la cual no es ya en la carne, sino en el espíritu; y de ésta forma cumplimos también con la estrategia de Jacob, seremos ahora en Jesús disfrazados de Adán; Porque de otra forma a como el mismo Esaú lo dijo, estamos destinados a perecer.



CAPITULO VI. LA LEY Y LOS PROFETAS EN EL PLAN DE LA SALVACION. Después del adulterio de Adán, por milenios Dios guardó silencio, de manera tal que la poca luz que había quedado en el hombre fuera disipándose, porque era necesario que se disipase, para que el hombre quedase en total oscuridad, y al estar en densa oscuridad, honrase al padre, resurgiendo desde la tiniebla, a como nuestro Padre en algún momento lo había hecho; Esa luz era el conocimiento de Dios; Hasta que se acordó Dios de la humanidad. La primera vez que se acordó de los hombres, fue cuando en el tiempo de Noé, en la décima generación desde Adán, la humanidad estaba pervertida, y para purificar o limpiar a la humanidad, Dios tuvo que derramar un diluvio sobre la tierra, salvando solamente a ocho personas y una pareja de animales por cada especie; en esta primera ocasión que intervino Dios, la humanidad ya estaba en oscuridad total, y no había ninguna señal de que entre los humanos alguien tuviese el interés en la búsqueda del árbol de la vida, no había interés alguno en ser limpio a los ojos de Dios, había una perversión total, por lo que Dios, por amor de su nombre, escogió a un justo y a sus hijos, y decidió a partir de ellos refundar la tierra, y repoblarla hasta el tiempo destinado para el advenimiento de la verdadera salvación. ¿Qué es esto? ¿había fallado Dios en el cálculo del tiempo en que el hombre buscaría de la luz? Por supuesto que no, pero ¿No es normal que cuando se lava ropa, ésta es enjabonada varias veces, y refregada duramente, antes de darle la enjuagada final para que quede limpia de una vez por todas? O ¿Acaso el oro no pasa por varios lavados y procesos previo a observar en él su belleza y color puro?; Pues la humanidad es como joya preciosa que debe pasar por varios procesos de enjuagues hasta que al final haya terminado de limpiarse; Por eso también vemos el ejemplo de Israel, pues para que Dios pudiese sacar a la simiente perfecta para refundar su pueblo escogido, tuvo que pasar por procesos tras procesos, desde la escogencia de Abraham, hasta la escogencia de Moisés, desde la esclavitud en Egipto hasta la entrada en la tierra prometida, desde el cautiverio de Babilonia hasta el cautiverio Romano, desde la promulgación de la ley escrita mediante Moisés hasta el establecimiento de los profetas, desde los profetas hasta el advenimiento del Mesías en forma encubierta, desde el ascenso del Mesías hasta el establecimiento de la Iglesia como pueblo escogido de Dios; En fin, vemos pues, que Dios pasa a su pueblo por distintos coladores y procesos para perfeccionar su creación hasta que al final de los tiempos, sus escogidos sean limpios y perfectos a sus ojos. No nos extrañe en nada que Dios haya hecho un primer juicio para la purificación humana, porque ya hemos visto que para poder surgir y para

poder escoger a su nuevo Adán, tuvo que purificar en varios procesos a una nación completa, hasta escoger a uno de ellos, para ser la piedra angular de su Pueblo verdadero; Así como el oro es extraído de entre las excavaciones y es lavado, apartando de él toda tierra y suciedad, quedando al final solamente el oro y desechando todo aquello que es tierra, piedra, basura y sobras inservibles; Así mismo Dios, sacó de entre las inmundas naciones a una, la tomó, la moldeó, la limpió, la castigó, la sometió, hasta que al final hizo nacer de entre ella, a la roca escogida. Purificó Dios por primera vez la tierra con aquel diluvio, y se refundó la creación a partir de aquella familia. Con Noé y sus hijos, Dios hizo pacto, el que consistió en “He aquí que yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestros descendientes después de vosotros; y con todo ser viviente que está con vosotros; aves, animales y toda bestia de la tierra que está con vosotros, desde todos los que salieron del arca hasta todo animal de la tierra. Estableceré mi pacto con vosotros, y no exterminaré ya más toda carne con aguas de diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra. Y dijo Dios: Esta es la señal del pacto que yo establezco entre mí y vosotros y todo ser viviente que está con vosotros, por siglos perpetuos: Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra” (GN 9:9-13), este ya era el segundo pacto que Dios establecía con el hombre, pues el primero había sido con Adán; Así que de aquella familia que había sido salvada, hubieron tres linajes, de los cuales saldrían todos los linajes y naciones de la tierra, sin embargo uno de esos linajes, el de Cam, sería el linaje del cual saldrían las naciones opresoras de la tierra, por la maldición que cayó sobre Cam, cuando vio la desnudez de su padre, de tal manera que dicha maldición se escribe así: “…Maldito sea Canaán; Siervo de siervos será a sus hermanos. Dijo más: Bendito por Jehová mi Dios sea Sem, Y sea Canaán su siervo. Engrandezca Dios a Jafet, Y habite en las tiendas de Sem, Y sea Canaán su siervo”, Así que mediante esta sentencia podemos ver, que en la humanidad habrían tres grupos ante los ojos de Dios, que son: Los de Cam, los cuales serían los desobedientes, opresores de los débiles, los ambiciosos, los invasores, los dominantes, los que impondrían sus reglas, los incrédulos etc.; Es decir, los aborrecedores de Dios. El segundo grupo serían los de Sem, del cual saldría la simiente en la que serían benditas todas las naciones de la tierra, es decir, de la descendencia de Sem, estaba previsto la llegada del segundo Adán, así que la razón de ser del linaje de Sem, era únicamente la llegada de nuestro Salvador. Y el tercer grupo, que es el de Jafet, el cual encierra a todas las naciones y personas, que habitan en las tiendas de Sem, es decir, este tercer grupo lo constituye la Iglesia de Dios, la cual habitaría en las tiendas de Sem, que es la casa de la simiente que es Jesús de Nazaret. Por lo que podemos decir, que

Dios tomó del linaje de Sem, a la cabeza, a la piedra Angular de su pueblo; Y del linaje de Jafet, al cuerpo de la cabeza, que es la Iglesia, el pueblo verdadero de Dios, el Israel del que Dios había hablado desde el principio. Tomó entonces Dios a la descendencia de Sem para sacar de ella a la simiente sobre la cual edificaría a su pueblo, así que de Sem surgieron muchos pueblos, como los Arameos, Edomitas, Madianitas, y por supuesto Israel, de toda la descendencia de Sem, Jehová, haciendo como siempre la depuración de la que antes habíamos hablado, tomó a Abram, a quien después de un tiempo llamó Abraham, con el que hizo un nuevo pacto, el cual consistía en “…Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz” (GN 22:16-18), Pactó pues Dios con Abraham, dejando claro que de éste sacaría la Simiente sobre la cual serían benditas las naciones de la tierra, y que multiplicaría su descendencia, descendencia que sería multiplicada a partir de la simiente. Luego Dios, tomó de Abraham a Isaac, pese a que éste no era primogénito, porque el pacto de Dios con Abraham era en la promesa, E Ismael, aunque era hijo primogénito de Abraham, no era hijo de promesa, pues la promesa a Abraham, era que Sara su esposa daría a Luz un hijo pese a su esterilidad; Y Dios entonces bendijo a los hijos de Abraham, en la misma forma en que Jacob bendijo a los hijos de José, imponiendo su mano derecha sobre el menor y la izquierda sobre el mayor; Al tomar a Isaac, Jehová, Renovó aquel pacto que antes había hecho con su padre Abraham, y nuevamente Isaac, igual que su padre, estaba casado con una estéril, y nuevamente Dios hace promesa a Isaac a quien dijo “…Dos naciones hay en tu seno, Y dos pueblos

serán divididos desde tus entrañas; El un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, Y el mayor servirá al menor” (GN 25:23) , esta vez nacieron los dos hijos juntamente, pero Esaú nació primero que Jacob, pese a ello, la gracia de Dios era sobre Jacob, y nuevamente Dios bendice con manos cruzadas a los hijos de Isaac, pues Esaú, había vendido por un plato de guiso su primogenitura, razón por la cual Jacob, previo a la partida de su padre Isaac, toma la bendición que Isaac daría a Esaú, y éste se la da, suponiendo en su ceguera que estaba bendiciendo a Esaú, mas Dios estaba consciente que era Jacob quien estaba recibiendo la bendición de Isaac, y Dios consentía en ello; Pues aunque todo aparentaba ser un engaño de parte de Jacob hacia su padre, a la verdad, Esaú conscientemente ya había vendido su primogenitura, y éste a pesar que ya la había vendido, pretendía recibirla y robar a Jacob lo que una vez él mismo le había cedido; Pero Además, Dios ya le había hablado claro a

Isaac, pues le había dicho “Y el mayor servirá al menor”; Por lo que Dios, sabiendo que Isaac amaba más a Esaú, y que Isaac daría su bendición a Esaú y no a Jacob a como Él lo tenía planificado, puso ceguera a Isaac, para que Jacob tuviera la oportunidad de hacerse pasar por su hermano y tomara la bendición, que por decreto de Dios, le correspondía a Él. Jehová bendijo a Jacob, por manos de Isaac, y le tomó a él para suscribir y renovar su pacto, siendo su promesa “…la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente. He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho” (GN 28:13-15), Fundó entonces Dios a Israel a partir de Jacob, de quien tomó a toda su descendencia para formar las doce tribus de Israel, a los que introdujo en Egipto, en donde fueron sometidos en esclavitud durante cuatrocientos años, lo cual era también parte del pacto que había hecho con Abraham, a quien dijo desde antes “…Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza” (GN 15:13,14), y una vez cumplido su cautiverio, a como todos sabemos, Dios mediante Moisés sacó de Egipto al pueblo de Israel, llevándolos al Sinaí, donde dio las tablas de la ley, haciendo un sexto pacto esta vez con Israel, , diciéndoles “Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel” (Éxodo 9:5), y durante cuarenta años los hizo vagar por el desierto por su desobediencia y dureza de corazón, hasta hacer desaparecer de entre ellos a la generación desobediente, para que tras el paso de éste tiempo, pudiesen entrar sus hijos en la tierra prometida, entrada en la cual Moisés dio la ley (Los cinco libros) a Josué, a quien heredaba el mando del pueblo por orden de Dios. Es al entrar entonces a la tierra prometida que el pueblo conoce la ley de Dios, la cual sería ministrada por aquellos sacerdotes del linaje Aarónico, quienes estarían encargados de interpretar y ministrar la ley, a fin de que el pueblo la cumpliese y la obedeciera; Es en la ley en la cual Dios establece las conductas que no le son gratas y las que le son gratas, es en la ley que Dios dice a su pueblo qué es pecado y qué no es pecado, es con la ley que Dios abre los ojos a los hombres para conocer lo abominable y lo aceptable ante Dios; es en la ley, aunque su pueblo nunca lo supo, que Dios establecía la promesa no para Israel nada más, sino para la humanidad entera, porque sabía Dios, que antes que su promesa fuera sobre el pueblo de Israel, ya su promesa estaba para

todos los pueblos de la tierra, incluso para los descendientes de Cam, pues aquella promesa que Dios hizo a Noé nunca había perdido vigencia. ¿Para qué la ley? Todos los pactos anteriores de Dios con los hombres, los había hecho Dios de forma oral, y ¿Qué ocurría? El hombre fácilmente los olvidaba con el transcurso del tiempo, pues no había hasta el momento forma de perpetuar el compromiso por parte del hombre, porque Dios mantenía su compromiso fiel, pero en el hombre no había certeza de fidelidad, pues ninguna descendencia asumía los compromiso que sus ascendientes de forma oral habían adquirido con Dios; De tal forma que la ley escrita era sumamente necesaria, porque de ésta forma nadie tendría excusas, nadie podría alegar desconocimiento del pacto de Dios; Mediante la ley, Dios, tendría un testigo fiel del incumplimiento del pacto por parte del hombre, la ley era entonces la garantía del compromiso que el hombre había adquirido, la ley era el contrato por el cual Dios acusaría a todos aquellos que incumpliesen su compromiso con Él. Antes de la ley, el hombre pecaba, pero al no existir la prohibición del pecado, no había forma de acusar al hombre por sus actos; Porque los pactos anteriores, consistían en compromisos de Dios para con el hombre, de multiplicarlos, de fructificarlos, de bendecirlos, de heredarlos, pero aún Dios no había comprometido al hombre para con Él, aún Dios no había establecido sus condiciones. Para bien del hombre, le era necesario saber qué exigía Dios para hacerlos volver de su cautiverio, Dios, entonces, establecía su ley para muchas razones; Dios quería hacer entender al hombre las conductas que le eran ofensivas, quería que el hombre asumiera un compromiso perpetuo, y que la ley pasase intacta de generación en generación, sin que durante el transcurso de los años los términos de la ley fuesen alterados, pues los pactos orales habían sido trastornados por el hombre con el transcurrir del tiempo, pues el hombre sus compromisos los hace costumbres, y Dios aborrece la costumbre, pues la costumbre siempre llega a un punto donde se desconoce su origen y sus causas, y el hombre comienza a practicar la costumbre, no porque ame las causas que las produjeron, sino por el compromiso de honrar la memoria de sus padres terrenales y por aquello de su identidad nacional; Ya no por amor a Dios, sino por amor a sus padres y a su nación; Así mismo Dios, mediante la ley establecía sus fiestas solemnes y normas, las cuales son sombras de las cosas que habían de venir a la humanidad y que aún faltan por venir; Mediante la ley, Dios establecería aquellas normas que el hombre en un inicio practicaría en la carne, pero que después las debería practicar en el Espíritu; Por la ley, Dios, educaría al hombre exterior para hacerlo merecedor del hombre interior. Pablo nos dice “Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del

marido. Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera” (Romanos 7:2,3), Dios, pues, contrajo matrimonio con Israel mediante la ley, y siendo Israel la esposa de Dios, ésta estaría comprometida con su marido por la ley mientras éste viva, y siendo que Dios vive por siempre, entonces Israel estaría comprometida con su marido perpetuamente, por lo cual Israel no podía contraer matrimonio, ni unirse a otro, o habría de ser llamada adúltera, y según la misma ley, el adulterio merecía pena de muerte; Así que Dios, siendo justo, no podía acusar a pueblo humano alguno de adúltero, si antes este pueblo no había contraído matrimonio con Él, y si antes este matrimonio no se hacía por la ley; Por lo que existiendo ley, Dios, tiene todo argumento y justicia, para acusar a Israel primero , y luego a la humanidad entera, de adulterio, y teniendo esa acusación probada mediante la ley, estando pues sobre advertida de la existencia de la infracción y el pecado mediante la misma ley, no puede excusarse nadie, al momento del juicio de Dios. Dios, siendo juez justo, y sabiendo que al final de los tiempos juzgará a la humanidad, sabía que en su calidad de juez debía basar su juicio en una ley, pues Él es justo, y en su justeza, sabe que no debe juzgar a nadie por un pecado que antes no estuviese calificado en alguna ley. La ley, debía venir a los hombres, a fin de calificar el pecado, pues para que Dios juzgara al hombre, antes debía de darle a conocer y prevenirle de las conductas que le son abominables, pues, sabe Dios, que en su calidad de juez, para decir al hombre “Haz cometido adulterio, o haz cometido codicia, o has matado etc…” antes debía decirle al hombre que tales actos le son ilícitos, y que el hombre los conociese no por el oír la tradición de sus padres, sino por el leer la ley misma; Y debía prevenirles de la penalidad que ellos merecen, debía el hombre conocer qué cosas son las que a Dios agradan y qué cosas son las que no le agradan, y debía Dios dejar constancia que se les previno con tiempo de sus actos; Pues la ley, es aquello mediante lo cual Dios hará constar que ha prevenido al hombre de lo malo, y que el hombre aún sabiendo lo bueno y lo malo, ha hecho conforme a sus propios designios. Dios también en su justicia, mediante la ley daba la oportunidad a los hombre de redimirse solos, ¿Cómo es eso?, ¿No tenía ya Dios planeado enviar un redentor que ya Él tenía seleccionado? Por supuesto, Dios ya lo tenía planeado todo en cuanto a la redención y la salvación humana, pero antes de hacerlo, Dios en su justicia, sabiendo que el orgullo humano es grande, y que quizá en algún momento el hombre diría “Yo no te he pedido ayuda o yo no necesito ayuda”, debía dejar claro ante la humanidad que el hombre era incapaz de salir por sí misma de su cautividad, ¿Cómo dejaría claro esto? Dando primero la oportunidad al hombre de hacer la lucha por sí mismo, dando al hombre

inicialmente la batuta en la batalla; Por lo que mediante la ley, siendo ministrada por humanos, estableciendo mediante ella sacerdotes humanos, Dios daba la oportunidad al hombre de poder llevar redención a sus hermanos, sabiendo de previo que el hombre no lo lograría, y con ello Dios, demostraba al hombre que nada puede hacer el hombre si no es por medio de Dios. Dios sabía que el hombre fallaría, así como falló en el principio, Dios sabía que aún con la ley en sus manos el hombre no lo amaría de corazón y no lograría redención alguna; Pero Dios, no podía enviar a su salvador sin antes darle la opción al hombre que intentase redimirse por su cuenta; Porque, no habría manera de enrostrarle al hombre su incapacidad redentora, si antes no le daba su oportunidad de hacerlo; Dios nos dejó intentar nuestra redención, pero de previo conocía de la incapacidad humana para lograrlo, pues la debilidad carnal es grande en el hombre, por eso se nos escribe “Sus profetas son livianos, hombres prevaricadores; sus sacerdotes contaminaron el santuario, falsearon la ley” (Sofonías 3:4), esto es un claro ejemplo de la debilidad humana en la ministración de la santa palabra, pero a pesar de ello, Dios debía dejar al hombre hacer su intento propio en la proyección de la luz que Dios había depositado en el hombre, mas de previo se sabía que el intento humano sería fallido. Mediante la ley, Dios buscaba la forma de purificar a la mujer (Israel) de la que más tarde brotaría o nacería la simiente por la cual serían benditas las naciones de la tierra, porque a como está escrito “Y no llegarás a la mujer para descubrir su desnudez mientras esté en su impureza menstrual” (LV 18:19), Así que, Israel, en su calidad de Mujer virgen a la cual Dios había destinado para hacerla su esposa y engendrar en ella a la simiente salvadora de la humanidad, estaba en período menstrual, pues era aún impura, de tal manera que Dios había dispuesto purificarla antes de llagarse a ella para engendrar a su hijo en la carne; Por lo cual, mediante la ley y la práctica de todas las obras de la ley, Dios buscaba la limpieza de Israel en su calidad de mujer virgen en período menstrual, pues por ello también se escribe “Cuando la mujer tuviere flujo de sangre, y su flujo fuere en su cuerpo, siete días estará apartada; y cualquiera que la tocare será inmundo hasta la noche” (LV 15:19), Dios estaba en busca de la ´purificación de Israel, pues este pueblo estaba menstruando y era aún impuro, pues en él había derramamiento de sangre, había pecado y había infidelidad. La ley, fue dada a un pueblo no por su justeza sino por su impureza, no por su benevolencia sino por su maldad, por eso se escribe “…que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas” (1ra. Timoteo 1:9); Dios por tanto dio la ley a los no merecedores para hacerlos merecedores, porque también se dice “sino que lo

necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios;” porque de todo lo injusto del mundo escogió Dios una porción, para hacerlo justo, de lo impuro para hacerlo puro, pues no había nada ni nadie en el mundo que mereciera ser escogido si de pureza y justeza se trataba, pero Dios tomó una pequeña porción humana, para primero purificarla, sanarla, y usarla posteriormente para formar de ella al hombre nuevo; Así como en aquel principio Dios había tomado de la tierra virgen un poco de su polvo para formar al antiguo hombre, ésta vez estaba tomando un poco de la tierra impura y prostituida, es decir, una porción humana que es polvo de la tierra, para luego de purificarla, y convertirla en una virgen pura, formar de ella al nuevo hombre, en el cual debía convertirse todo aquel que sienta merecer su reino; Así que la ley fue dada a los transgresores, no porque solo Israel fuera transgresor, porque todas las naciones en la tierra lo eran, sino que a cualquiera que Dios hubiese escogido a parte de Israel, también hubiese sido transgresor; La ley, entonces fue dada no solo a Israel, sino a la humanidad entera, pues siendo la ley dada para los injustos, y siendo que toda la humanidad es injusta, entonces la ley era para todos; De tal manera que Dios la introdujo al mundo mediante Israel, para luego llevarla al mundo mediante la simiente que formaría a partir de Israel. Mediante la ley, Dios, engendraría en Israel a la simiente perfecta para bendecir y escoger al que habría de ser su pueblo, ¿Cómo es eso? Bueno, Fijémonos en María, ella era una mujer virgen, a la cual Dios escogió entre todas las mujeres de Israel para depositar en su vientre a la simiente por la cual serían benditas las naciones de la tierra; Ahora bien, Israel fue también una nación virgen (Pues ningún hombre la había fundado como nación), y Dios la tomó, formó y transformó de impura a pura, para depositar en ella sus oráculos mediante la ley; Y en sus oráculos ¿Qué establecía Dios para decir que mediante la ley engendró a la simiente? Bueno, primeramente quiero decirte que los oráculos de Dios son las predicciones de lo que habría de ocurrir, así que, la ley, no sólo establecía normas y rituales solemnes, sino que mediante ella, Dios establecía la llegada al mundo de su heredero, es decir, de la simiente bendita, así pues, vemos en algunos pasajes que se nos dice “No será quitado el cetro de Judá, Ni el legislador de entre sus pies, Hasta que venga Siloh; Y a él se congregarán los pueblos” (GN 49:10), Así vemos, que desde Génesis se predecía la llegada del Mesías , entonces pues, ¿No engendró Dios al Mesías mediante la ley? Por supuesto, pues todo en el universo ha sido hecho mediante la palabra, y el Mesías fue enviado también mediante la palabra, de tal manera que la ley es la mano de Dios que formó al nuevo hombre, e Israel, la Nación virgen que de la humanidad tomó Dios para ese fin, y María, la mujer virgen que de la nación virgen tomó Dios, para dar a luz en la carne al nuevo hombre.

En sentido genérico podemos decir que, Israel es la mujer que fue tomada de un costado del hombre (La humanidad) a quien Dios había hecho dormir en sueño profundo, borrando de su memoria todo lo referente a la existencia de Dios, y mientras éste dormía, Dios sacó a la mujer (Israel) de una costilla de la humanidad, y Él mismo, no el hombre (La humanidad), Él mismo, único poseedor de aquella santa semejanza suya, de la que el hombre gozó en un principio, único ser viviente sobre el universo, se llegó a ella mediante la ley; Engendrando Él y no el hombre, al nuevo Adán, a imagen y semejanza suya y no a semejanza del viejo Adán, Por eso fue Él y no el hombre, el que se llegó a la virgen, pues si el hombre se hubiese llegado a ella ¿No habría engendrado a semejanza de Adán, a como Adán engendró a Set a su imagen y semejanza?, de manera que Dios requería engendrar a un nuevo Adán, nuevamente a su imagen y semejanza en el cual serían salvos aquellos hombres que dándose cuenta de ello se asieran del nuevo linaje, el cual no sería mediante la carne sino mediante el Espíritu; Vemos entonces, que Israel mediante la ley, fue purificada y saneada, y mediante la misma ley, fue preñada por la palabra de Dios, para dar a luz a la simiente real; Así que, en María vemos a Israel, y a la función de la ley en Israel; María es en pequeño, lo que Israel fue en grande para Dios; Dios mediante el Espíritu, fue el primero en asilar un ser en el vientre de María, y de Igual forma, Dios mediante Moisés fue el primero en gobernar y legislar en Israel; Así que, Israel es la sombra de la mujer que habría de dar a luz a la simiente que Dios engendraría para que viniese en la carne. La ley es por tanto, el instrumento de Dios mediante el cual se llegaba a Israel, para engendrar de ella al Mesías, e Israel es el vientre virgen que mediante la misma ley fue purificado, para concebir por obra del Espíritu Santo al que había de ser nuestro Adán espiritual, cuyo linaje debíamos tomar para transformar nuestro Adán carnal en Adán Espiritual. La ley proclama a su vez, todos los beneficios que mediante el Mesías heredaría la humanidad, por lo que, siendo la ley sombra de los bienes por venir, proclamó mediante las fiestas solemnes, los tiempos de Dios, los acontecimientos en cada tiempo y el significado, beneficio y perjuicio (Para quienes desobedecen y no acatan su advertencia) de cada tiempo, así pues, vemos que cada fiesta del Señor tiene un significado de complejo entender, pero maravilloso en divinidad y espiritualidad. Día de Reposo: Respecto a ello, Dios nos dice: “Seis días se trabajará, mas el séptimo día será de reposo, santa convocación; ningún trabajo haréis; día de reposo es de Jehová en dondequiera que habitéis” (LV 23:3), La primera gran fiesta de Jehová, El día de reposo, ¿Qué es lo que Dios nos anunciaba mediante esta fiesta?, ¿Por qué Dios escogió el día séptimo?, El día de reposo, tiene su origen desde la creación del universo, pues se nos dice “Y acabó Dios

en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación” (GN 2:2,3) Ciertamente esta fiesta es solemne, y fue ordenada a Israel, pero ¿Qué perseguía Dios con aquella fiesta?, ¿Cuál era la razón de aquella fiesta?, ciertamente el día de reposo es, a como lo es todo en la ley; Sombra de uno de los grande bienes que llegó al hombre mediante el Mesías.

En aquel principio, cuando Dios expulsó a Adán y a su esposa Eva, Dios le dijo “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás”, Cuando Dios declaró esta maldición para el hombre, ciertamente Él advertía al hombre que debía trabajar duramente para poder comer el pan y alimentarse, pero también estaba diciendo, que trabajaríamos duramente para comer nuestro verdadero pan, el pan espiritual, mediante el cual seríamos vivificados; Así que, aquellos seis días de labor humana para ganar el pan espiritual por el cual seríamos vivificados acabarían con la llegada de aquel por el cual venía nuestro pan espiritual y vivificante; Pues Cristo es el séptimo día, Cristo es el día del reposo humano, en Cristo se cumplen los siete días de la semana de Dios, y por eso se nos escribe “porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo” (MT 12:8), el día de reposo no es por tanto un día de la semana, sino que Dios mandó que el séptimo día de la semana fuese consagrado como tal, en señal de que habría de venir un día en el cual el hombre podría reposar de su cautiverio; Habría de llegar un día en que el hombre por su propio deseo en su corazón podría descansar de su contienda con Dios, habría un día en que Dios enviaría su día de reposo encarnado en nuestro Santo Maestro, y es por ello que se escribe: “Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo?” (LC 13:16), vemos pues, que el día de reposo es el día en que el hombre sale de su cautividad para entrar por la puerta de la libertad y descanso, que es en Cristo Jesús, así vemos que el día de reposo fue dado por señal, de que el hombre tendría una oportunidad de desatar sus ligaduras con el enemigo, y de reposar del acecho de éste hacia él; Cristo representa el día en que el hombre desata sus cadenas de los lazos de Satanás y le amanece un nuevo día, por eso Jesús mismo nos dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (MT 11:28), ¿Por qué crees pues que Cristo nos llama al descanso en Él? Porque Él es aquel reposo que se presagiaba mediante la santificación del séptimo día como día de reposo, y en efecto ¿Qué nos dice la ley tocante a éste día? “Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación.” De modo que Dios Santificó el séptimo día, y si Dios santificó este día, ¿Qué se dice de Cristo? “Y la luz de Israel será por fuego, y su Santo por llama” ¿No es Cristo el Santo de Israel? De manera que lo que Dios santificó y llamó Santo, fue a aquel en el que Él reposaría de su obra, a Cristo; Pues Cristo, es el día de reposo que anunciaba Dios mediante aquella norma

en la ley, así también se nos dice: “Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo: Por tanto, juré en mi ira, No entrarán en mi reposo; aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo” (HB 4:3), porque ciertamente los que hemos creído en nuestro Maestro y no hemos hallado tropiezo alguno en su palabra, hemos entrado en su reposo, así pues, todo aquel que ha nacido en el Espíritu ha entrado en el reposo que el Señor nos ofrece a los hombres; Cristo es, pues, el Día del Reposo de nuestro Dios, ¿Por qué es el reposo de Dios?, ¿No es que Cristo es el reposo de los hombres porque en Él descansamos de nuestra contienda contra Dios? Por supuesto, Cristo es tanto el reposo de los hombres como el reposo de Dios, es en Cristo que el hombre y Dios coinciden en su descanso, porque es en Cristo que Dios pacifica su ira contra los hombres, y por tanto es en Cristo que Dios reposa también de su obra, la cual en parte, es su contienda contra el hombre, pues por ello a Cristo le fue dada toda potestad, pues en Él reposa nuestro Dios de su obra, por eso se dice: “porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación”, Cristo es el día de reposo en el que Dios reposó, y por eso se nos ha dicho “Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas” (HB 4:10), por eso, no es descabellado que yo diga “Cristo es el reposo de Dios y el de los hombres a la vez”, porque en Cristo coincide toda la creación y Dios en un encuentro pleno y claro, porque en Cristo se revela todo lo oculto y descansa el hombre de su búsqueda de la verdad; Es en Cristo donde el hombre logra encontrar la luz, la cual ha tardado toda su vida en encontrarla, haciendo para ello esfuerzos grandes y sudorosos; Pero también vemos que nos dice “como Dios de las suyas” de manera que Dios también reposó de sus obras en Cristo, pues a Él le ha dado sus facultades, como diciendo: Encárgate desde este momento de mis potestades. ¿Qué más quieres que te diga? Sobre Cristo en su calidad de día de reposo hay mucho qué decir, podría yo llenar varios libros hablando de esto; Pero te daré una reflexión más al respecto. Siete hijos tuvo Isaí, y al último y más pequeño de ellos escogió Dios para ser rey de Israel; Así mismo, siete pactos hizo Dios con los hombres, pero al mediador del último pacto lo hizo hijo y heredero de todas las cosas, así que, cada pacto es un día de trabajo de Dios, y el último de ellos, el séptimo, es el pacto en el que Dios ha decidido reposar de su obra, dando a su hijo, el cual está a su diestra todas sus potestades.

Sobre el día de reposo, ¿Qué más te diré? Mucho puedo decir, y te diré por ello otra cosa sobre esta fiesta, porque el día de reposo representa el fin de la maldición que Dios profirió contra el hombre, porque en Adán todos somos malditos, pues aquella maldición de el principio, aquella en la que se nos dijo “maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás”; Aquella maldición acaba en Cristo, porque mientras en Adán heredamos esa

maldición, en Cristo, heredamos bendición, pues al hacernos linaje de Cristo, que es la simiente, somos en Él benditos, pues la promesa a cerca de Él nos decía “En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra”, heredamos en Cristo bendición y reposamos de la maldición, pues en Él reposamos de nuestra obra, pues Él nos ha dicho “Yo os haré descansar” y además nos dice “De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna” (MC 10:29,30), así mismo nos dice “Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido” (LC 12:22,23), así que vemos, que mientras en Adán se nos manda a sudarnos duramente para comer el pan, y se nos impone el trabajo arduo como pena perpetua hasta volver a la tierra de donde hemos sido tomado, en Cristo se nos hace reposar, y se nos manda a no afanarnos ni preocuparnos por lo que habremos de comer o lo que habremos de vestir, pues todo vendrá de nuestro Padre Celestial mediante Cristo; ¿Es o no entonces Cristo el día de reposo? Por supuesto que lo es, pues sólo había un día en que Dios nos permitía el descanso, y en el cual nos mandaba de forma obligatoria a cesar de nuestras labores, de tal manera que por lo que conocemos de nuestro Mesías, ese día se cumple en Él, pues es Él quien nos manda a no afanarnos ni preocuparnos por ropas o alimentos, es Él el que nos dice “Yo os haré descansar”, y es a Él a quien Dios dio todas sus potestades; Por ello, el día de reposo dejó de ser para los que en el Espíritu andamos, un día de la semana común de los hombres, ya no hay sábados, y mucho menos domingos, ya el día de reposo no se trata de un día específico en el tiempo humano, sino más bien, todos los días desde el momento en que a Cristo nos entregamos en cuerpo y alma, entramos en el reposo de nuestro Dios, y ya no estamos sujetos a Sábado, sino que todos los días para nosotros son Sábados, y es por eso que se nos dice: “Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia, otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones” (HB 4:6,7), así que, a como se lee, Dios ha determinado un nuevo día de reposo, hoy, y hoy puede ser un día o puede ser otro, de tal manera que el día en que decidieras asirte de la salvación en Cristo, sea un día o sea otro, ese será tu día de reposo el cual no tendrá fin, igual que el reposo de Dios no tiene fin; Porque ¿Qué es el reposo sino la vida eterna? Por lo cual, en tanto permanezcas en fidelidad durará por todos los días de tu vida, pues por eso se nos dice “Pero su favor dura toda la vida” y ¿Qué es su favor sino su reposo?; Por ello pues, también se nos dice “Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. El que hace caso del día, lo

hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios” (Romanos 14:5,6), En Cristo ya no hay diferencia entre día y día, pues en Cristo todos los días son de reposo, todos los días descansamos en Él, pues el trabajo nos fue dado en Adán, pero al dejar el linaje de Adán y nacer en Cristo, nacemos con el Paraíso a nuestra disposición, nacemos en la forma en que Adán nació al principio, sin manchas; En Cristo pues, recibimos aquel aliento que Dios sopló en la nariz de Adán, y somos vivificados en Él, ¿Qué es la vida sino el reposo?, de modo que el que guarda un día específico para el Señor lo guarda, y ese día puede ser cualquiera, no necesariamente Sábado, pero el que todos los días los juzga igual, éste también para Dios y por Dios los juzga iguales, de manera que el que juzga igual todos los días, ha entendido que el reposo en Cristo es permanente, y que todos los días deben ser santificados en Cristo, por cuanto Él es el señor del día de reposo, de forma que así como Cristo sanaba en días de reposo, así mismo consideramos, que si Cristo hoy nos sanó (Nos limpió y nos perdonó) entonces es porque hoy es día de reposo, de manera que ahora Cristo sana y limpia todos los días, pues todos los días rogamos por su perdón y por su limpieza, y si todos los días nos sana de nuestras aflicciones ¿No son todos los días, días de reposo? y somos limpios nuevamente, y al ser limpios, también somos limpios de la maldición del trabajo.

¿Entonces cuando recibimos a Cristo ya no debemos trabajar? No, más bien cuando recibimos a Cristo descansamos de la fatiga del trabajo, de la preocupación que genera el trabajo, de la prisión en que nos mantiene el trabajo, de la angustia, de la aflicción; Ya nuestro trabajo está puesto en las manos de Cristo, pues es Él el que vive en nosotros, y ya no somos nosotros los que trabajamos sino Él; Por tanto, siendo que es Cristo el que trabaja por nosotros en nuestras labores terrenales, descansamos de nuestra obra, pues Él la ha tomado, pero el trabajo ahí está presente, sólo que ahora todo lo hemos puesto en sus manos, sin embargo hemos tomado el trabajo de Cristo, y nos alimentamos del alimento de Cristo del cual se nos dice “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra” , de manera que el trabajo que hemos asumido nosotros, es para ganar la comida de Cristo, que es hacer la voluntad y acabar la obra del Padre; Y dejamos todo nuestro empeño en sus manos, pero su empeño lo tomamos en las nuestras; Y andamos confiado en que nuestro trabajo no nos provocará el estrés de antes, ni las preocupaciones de antes, ni nos fatigaremos en él, ni por nuestro salario bajo, ni por la avaricia de tener esto o lo otro, pues sabemos que aquel que ha tomado la rienda de nuestra vida, hace multiplicar los panes y los peces; Ya nuestro trabajo se vuelve un pasatiempo en la tierra, y deja de ser para nosotros nuestro afán diario; Todo lo hemos puesto en Cristo, y no debemos de preocuparnos por no ser despedidos, o preocuparnos por ganar más, o preocuparnos por caerle bien al jefe, o preocuparnos por las deudas de la casa;

En fin, ya nuestro trabajo deja de ser una carga, y caminamos confiados de que si nos despiden, Dios nos proveerá, Dios nos mandará ayuda, Él nos asistirá; De que si no nos aumentan el salario, Dios nos multiplicará nuestra sementera, Él hará que nuestro salario rinda lo suficiente, Él multiplicará nuestros panes y pescados.

En Él reposamos del trabajo, no porque tengamos que detenernos de hacer nuestras labores cotidianas y terrenales, sino mas bien, que ya esas cosas no son excusas para cesar de buscar la sabiduría y con ello la fe que nos encamina a la perfección; El reposo que Cristo nos ofrece, es el reposo de la angustia por las cosas de éste mundo, es el reposo de preocuparnos por tener esto o lo otro, es el reposo de afanarnos en el trabajo para comprar una y otra casa, o de afanarnos por comprar las mismas cosas que tienen nuestros vecinos o amigos; El reposo que conseguimos en Él, es el de cesar de angustiarnos por qué debemos de comer o vestir, es el de cesar de afligirnos por dónde y cómo educaremos a nuestros hijos si no hay dinero; El reposo que conseguimos en Él, es el cesar de esclavizarnos en el trabajo para darnos todo tipo de lujos, y dárselo a nuestros hijos y esposas o familiares; El reposo que en Él conseguimos, es el de conformarnos y dar gracias a Dios por lo poco que nos ha sido dado, pues en Él descubrimos que nada de las cosas por las cuales nos afanamos vale la pena, nada de las cosas en las que gastamos dinero vale la pena, todas esas cosas son pequeñeces, y sabiendo Él que algunas de esas cosas son necesarias, pues Él nos bendecirá para que las cosas elementales no nos falten. Cuando entramos en su reposo, ya no trabajamos duro para comer de la tierra, porque ya no comemos de la tierra, sino del cielo, ya no nos alimenta ni nos alimentamos de las cosas del mundo, sino que nos alimentamos del pan verdadero, y Dios sustenta nuestro cuerpo y nos provee de las cosas elementales que requerimos para responder a las necesidades de nuestro cuerpo; Ya nuestras necesidades materiales pasan a segundo y hasta tercer plano, y más bien debemos de preocuparnos y afanarnos por nuestras necesidades espirituales, pues ahora, ya no es preocupación nuestra el alimentar al cuerpo, sino más bien alimentar al espíritu.

En Adán heredamos al hombre de trabaja duramente por nada, trabaja duro para acumular bienes, cuando tales bienes un día acabarán, trabaja duro para satisfacer sus necesidades corporales y familiares, cuando un día su cuerpo y su familia dejará de ser, pues cuando deje de ser el cuerpo, también dejará de ser la familia, pues ya no hay vínculo con carne alguna tras la muerte del cuerpo; En Adán heredamos al hombre que busca la forma de ganar dinero para adquirir lujos y así no ser objeto de burla de sus amigos, vecinos y familiares, quienes quizás se burlen de él diciéndole ¡Mira, tú no puedes tener esto o lo otro!, en Adán te preocupa no vestir con la misma calidad de los demás, te preocupa no estar a la moda, te preocupa no gozar de los mismos placeres y lujos que los demás, porque en Adán hay envidia y codicia; Pero en el reposo del Señor, ahí tu descansas de todas estas angustias que estresan de

muchas manera a los hombres, pues por esas cosas contraen deudas, que generan corrupción y preocupación en el ser, pues al no alcanzarle el salario para pagar, se presta a actos indignos y vergonzosos.

El reposo que Cristo nos brinda, no es el reposo que todos nos imaginamos, pues en Él no nos volvemos holgazanes y perezosos, más bien nos volvemos más aplicados, disciplinados y confiados en las cosas que hacemos, pues ya no las hacemos con espíritu de avaricia, de codicia, ni con afanes de acumular heredades y riquezas, ni para vivir lujosamente; Sino más bien las hacemos con disciplina, entusiasmo, entereza, responsabilidad, respeto y denuedo, no importando la cantidad de nuestro salario, con la razón espiritual de incrementar nuestra fe, de ganar gracia ante los ojos de Dios, de dar ejemplo a nuestros hijos para que ellos aprendan de nosotros la no persecución por la vanidad, para demostrar a quienes nos rodean de que en este mundo es posible con la ayuda de Dios, vivir en paz y cómodo, sin necesidad de esclavizarse al trabajo vano del mundo; Más bien nuestro trabajo, lo hacemos para probar al mundo que Dios existe, y que sin necesidad de esclavizarnos en nuestras labores, Dios nos provee de todo lo justo y lo necesario; Haciendo nuestro trabajo y escalando puestos sin hacer daños colaterales a nuestros compañeros de labores, ni perjudicando la reputación de quienes compiten con nosotros, demostramos que nuestra prosperidad no es por cuenta humana, pues si fuera por cuenta humana, tendríamos que recurrir a artimañas e hipocresía, sino por cuenta de Dios, pues es Él quien nos hace ascender en nuestro trabajo, es Él quien nos recomienda como buenos empleados ante nuestros jefes, pues su rostro y su obra se ve reflejada en nuestros esfuerzos.

La Pascua: La Palabra de Dios nos dice “En el mes primero, a los catorce del mes, entre las dos tardes, pascua es de Jehová. Y a los quince días de este mes es la fiesta solemne de los panes sin levadura a Jehová; siete días comeréis panes sin levadura. El primer día tendréis santa convocación; ningún trabajo de siervos haréis. Y ofreceréis a Jehová siete días ofrenda encendida; el séptimo día será santa convocación; ningún trabajo de siervo haréis” (LV 23:5-8), acá vemos implícitas dos fiestas a la vez, pues la pascua es una y ella es el preámbulo de la fiesta de los panes sin levadura, en esta fiesta se encierran también días de reposo, y en ellas hay más de un día de reposo, porque si el día quince del mes primero, cae en un día que no es Shabat, ese día, indistintamente de los días en que caiga la fecha, es día de reposo, lo cual también prueba que Cristo es el día de reposo indistintamente del día en que nosotros le recibamos; Es una fiesta compleja, cuya primer celebración ocurrió el día antes de la salida de Israel de Egipto, así se nos relata “Hablad a toda la congregación de Israel, diciendo: En el diez de este mes tómese cada uno un cordero según las familias de los padres, un cordero por familia. Mas si la familia fuere tan pequeña que no baste para comer el cordero, entonces él y su vecino inmediato a su casa tomarán uno según el número de las personas; conforme al comer de cada hombre,

haréis la cuenta sobre el cordero. El animal será sin defecto, macho de un año; lo tomaréis de las ovejas o de las cabras. Y lo guardaréis hasta el día catorce de este mes, y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel entre las dos tardes. Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer. Y aquella noche comerán la carne asada al fuego, y panes sin levadura; con hierbas amargas lo comerán. Ninguna cosa comeréis de él cruda, ni cocida en agua, sino asada al fuego; su cabeza con sus pies y sus entrañas. Ninguna cosa dejaréis de él hasta la mañana; y lo que quedare hasta la mañana, lo quemaréis en el fuego. Y lo comeréis así: ceñidos vuestros lomos, vuestro calzado en vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano; y lo comeréis apresuradamente; es la Pascua de Jehová” (Éxodo 12:3-11), para entender esta fiesta, es necesario navegar en ella hasta su inicio, ¿Cuál fue el origen de la fiesta de la pascua?, ¿Qué razón la impulsó?, ¿Qué significado tiene?, La pascua de Jehová significa la venida de Jehová, la remembranza que Dios hace de los hombres, es el día en que Dios se acordó de los hombres y de su liberación, es el día en que Él llegó a la tierra a exterminar primogénitos de cautivadores pasando por desapercibido o salvando de la mortandad a aquellos en cuyas casas estaba la señal de la sangre del cordero; Es una fiesta que se celebra entre la tarde del día catorce y la tarde del día quince, pues para Dios el día no comienza a la media noche, sino que comienza a la puesta del sol, es por ello que dos tardes de dos días distintos coinciden. En este día catorce y en el advenimiento del día quince del mes primero, estando Israel en la cautividad de Egipto, Dios, tras haber enviado a Egipto advertencias tras advertencias, plagas tras plagas, éste mediante su Faraón no accedía a liberar a Israel de la Esclavitud, por lo que Jehová, teniendo reservado desde antes un castigo más severo a la desobediencia, ordenó a Moisés que desde el día diez del mes primero, cada familia en Israel apartase un cordero de un año, sin defectos, y que lo guardase hasta el día catorce, y en la tarde de ése día y entrando a la tarde del día quince debía ser inmolado (sacrificado), y la sangre de aquel cordero debía de manchar los pilares de las casas de cada familia, porque esa noche, Dios bajaría a ajusticiar a los cautivadores, matando a todo primogénito de cada hombre y de cada bestia, y la casa que estuviera manchada de la sangre del cordero escaparía de la muerte; El cordero debía ser comido todo en toda la noche, y lo que de él quedare debía ser quemado en la mañana; Así mismo el cordero debía comerse acompañado de hierbas amargas, las cuales hacían recordar la amargura del largo tiempo de aflicción que pasaron en esclavitud y lo tanto que se sufre para ser liberado, así mismo en este día y durante los siguientes siete días se comería Pan sin levadura. Aquel fue el inicio de ésta fiesta, la cual fue ordenanza perpetua para Israel.

Pese a que la fiesta comenzaría a celebrarse como tal, una vez que Israel ingresase en la tierra prometida, pues así se había declarado “Y cuando entréis en la tierra que Jehová os dará, como prometió, guardaréis este rito”, Jehová dispuso en el año segundo de la salida de Egipto, estando ya Israel

vagando en el desierto, que el pueblo celebrase la fiesta en su tiempo, probando así la fidelidad de aquellos que se habían comprometido a guardarla una vez que ingresasen en la tierra prometida.

La fiesta, fue ordenada por la ley, cuando el pueblo ingresó a la tierra prometida, ya al mando de Josué, ¿Cuál era el bien venidero que traería esta fiesta?, bueno, la fiesta es reveladora, primeramente por su significado pues la pascua es “La venida de Dios” lo que significa que en Cristo Dios bajaría hecho hombre, antes había descendido de forma invisible y sin forma descriptible alguna, cuando bajó a ajusticiar a los egipcios, pero esta vez bajaría visible en forma de hombre; En ella se anunciaba el sacrificio del cordero de Dios, aquel cordero que Dios se proveería, y que en boca de Abraham fue profetizado cuando éste en respuesta a la pregunta dijo a su hijo Isaac “…Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío…” (GN 22:8); Así que Dios se proveyó de cordero para el holocausto desde antes de la llegada de la fiesta, desde la fundación del mundo, cumpliéndose así lo que Jehová había ordenado a Israel “En el diez de este mes tómese cada uno un cordero” , de modo que Jehová guardó el cordero en su casa desde el día diez (desde el principio) para sacrificarlo entre las tardes del día catorce y quince del primer mes, por eso fue que Cristo no fue manifestado desde aquel momento del pecado y por eso fue que durante un lapso de tiempo la humanidad estuvo sin luz, sin Cristo, sin Dios, pues el cordero estaba esperando que llegase el día catorce del primer mes, de manera que aquellas catorce generaciones desde Abraham hasta la salida de Egipto, las otras catorce hasta la deportación a Babilonia y aquellas catorce generaciones hasta la llegada del Mesías, significaban los catorce días del primer mes que debían transcurrir para que Dios comenzara la celebración de su pascua y su fiesta de panes sin levadura, pues el cordero ya estaba reservado desde antes;

El pueblo de Israel pasó siglos celebrando la fiesta, pero lo hacían en conmemoración de lo pasado, sin embargo a los ojos de Dios, la celebración no era más que un ensayo del día en que Él sacrificaría el cordero del que ya se había proveído y el cual ya tenía guardado en su casa; Así que, todo era un ensayo, un ensayo del método que Dios utilizaría para la redención humana, un ensayo del método de Dios, para redimir asnos (Hombres) por cordero (Cristo), porque en su mandato Él ordenaba “Mas todo primogénito de asno redimirás con un cordero; y si no lo redimieres, quebrarás su cerviz. También redimirás al primogénito de tus hijos” (Éxodo 13:13), así que, esta fiesta era la sombra del día en que Dios abriría la puerta de la libertad a la orden no solo de Israel sino de la humanidad; La Pascua del Señor, era la víspera del día de la libertad, pues así como aquel día en Egipto, mientras en Egipto morían los primogénitos, y en Israel se comía cordero y se protegían de la muerte por la sangre del cordero sacrificado, sabiendo que al día siguiente serían liberados de la esclavitud, debido a que los Egipcios no soportarían un castigo más de parte de Dios, pues el castigo más grande era el haber matado a

sus primogénitos; Así mismo, en aquella recordada pascua, Israel inmolaba al cordero de Dios, pues aquella noche, aprehendieron a Jesús, y toda aquella noche le pasaron acusando primero ante el Sanedrín, luego ante Poncio Pilatos, luego ante Herodes, y de retorno al Sanedrín y nuevamente ante Poncio Pilatos; toda la noche le dieron de azotes, de bofetadas, de escupitajos, de burla, de injurias, de acusaciones falsas, y lo que del cordero quedaba, en la mañana lo terminaron en la Cruz del calvario; Mas con la sangre de aquel cordero, sin saberlo manchaban al mundo entero con su sangre, de tal manera que cada persona del mundo podía ya tomar de esa sangre para manchar la puerta de su casa y protegerse de la muerte (De la ira venidera de Dios), no de la muerte común y natural del cuerpo, sino de la muerte segunda; Y Por la mañana, cuando hubo acabado la pascua y cuando hubo sido sacrificado el cordero, se abría al mundo la puerta de la libertad, no de la libertad como la que fue dada a Israel tras la liberación de Egipto, sino la libertad plena del dominio no sólo de los hombres sino también del dominio de Satanás, y no era una libertad solitaria, sino una libertad acompañada de vida eterna; Pues mientras en aquella primera Pascua, el Ángel bajó para matar, en ésta ocasión, lo hizo para vivificar, no el cuerpo, sino el Espíritu.

La fiesta de la pascua y los panes sin levadura ordenada por la ley, es en sí la profecía de la liberación del mundo que está bajo el poderío de Satanás, porque, la ceremonia de aquella noche previa a la liberación de Israel del dominio Egipcio, se cumple a plenitud con la ceremonia que sin saberlo hicieron en Jesús aquellos dirigentes Judíos; Porque así como a Moisés se le ordenó que desde el día diez del mes primero, cada familia en Israel apartara un cordero de un año y sin defecto, para ser inmolado entre las tarde de los días catorce y quince de aquel mes primero; Así mismo, desde días antes de la Pascua, Israel apartó a Jesús para el sacrificio y lo guardó hasta el día de la Pascua, así vemos, que se nos narra “Cuando llegaban ya cerca de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían visto, diciendo: ¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas!” (LC 19:37,38), aquella gloriosa entrada de Jesús en Jerusalén días antes de la celebración de la Pascua, ¿Qué simboliza? Simboliza el momento en que la familia de Israel con alegría apartaban (aunque sin saberlo) el cordero sin defecto que sería sacrificado para la pascua, mediante el cual se celebraría la víspera de la liberación, y así como con alegría y con ansias de ser liberado por Jehová, habían tomado aquel cordero siglos antes, en la noche previa a su liberación de Egipto, así mismo, con alegría y aunque sin saberlo, con ansias de ser liberado, recibieron al cordero sin defecto que Dios se había proveído; A partir de que Jesús entró en Jerusalén, estuvo días llegando a enseñar al templo que estaba al mando de los Fariseos, así se nos narra “Habiendo estado con vosotros cada día en el templo, no extendisteis las manos contra mí; mas esta es vuestra hora, y la potestad de la tinieblas” (LC 22:53), Jesús mismo afirma haber pasado cada

día en el templo, es decir, el cordero estuvo apartado en la casa de aquellos que lo iban a sacrificar, desde días antes, tal cual Dios lo había ordenado a Moisés, así es que, sin saberlo, ellos ya habían apartado y guardado el cordero para su hora , porque aunque en reiteradas ocasiones en los días en que Él estuvo en el templo enseñando, aquellos que lo sacrificarían quisieron matarle desde antes pues estaban ansiosos por hacerlo, debieron esperar la hora y el día correcto, y tuvieron que contenerse de hacerlo antes, no por sus propios deseos, sino porque Dios así lo quiso y no dio lugar a que aquellos lo hiciesen antes, porque muchas pruebas y trampas pusieron a Jesús para que cayese en error y tener la excusa perfecta para matarlo, pero de todas ellas lo libró Jehová, pues Él estaba esperando el día y la hora correcta, porque todo debía hacerse según la ceremonia ensayada desde siglos antes. Aquellos días entonces, aquellos días previos en los que Jehová ordenó a Moisés tener apartado y guardado al cordero antes de ser inmolado, aquellos días entre el día diez y el día catorce del mes primero en que el cordero estuvo apartado y guardado para la hora y el día correcto, esos días sin duda son, los días en que Cristo estuvo enseñando en el templo en los días previos a su sacrificio, desde la entrada triunfal que hizo a la ciudad de Jerusalén, hasta el día en que le prendieron y le sacrificaron; Son esos días en que Los Fariseos trataron de todas formas hacer caer en error a Jesús, pero Dios lo guardó, cumpliendo efectivamente aquella palabra “Y lo guardaréis hasta el día catorce de este mes, y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel entre las dos tardes”, se cumplió cuando Dios lo guardó todos esos días, en que cuando enseñaba en el templo le tendían trampas para hacerlo errar y así tener excusa para matarlo, y lo guardó Dios, pero en efecto a como estaba escrito, lo inmoló toda la congregación de Israel, porque fue toda la congregación de Israel que lo inmoló, fueron todos ellos quienes pidieron para Él sacrificio, fueron todos ellos quienes liberaron al asesino Barrabas y condenaron al inocente y cordero perfecto Jesús, pues ¿Qué clamaron ellos cuando Pilato lavó sus manos? “… Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos”, de manera que todos se responsabilizaron de la muerte.

La fiesta de la pascua y los panes sin levadura, nos continúa diciendo “El animal será sin defecto, macho de un año; lo tomaréis de las ovejas o de las cabras”, En Jesús se cumple la perfección del cordero a sacrificar, pues Él fue tomado de entre las ovejas de Israel y en Él no fue encontrado defecto alguno, porque todos le acusaban de una cosa y otros de otra, pero ¿Qué dijo el que juzgaba? “Y Pilato dijo a los principales sacerdotes, y a la gente: Ningún delito hallo en este hombre” (LC 23:4), Los Fariseos sometieron a Jesús a la justicia de Pilato, y en este sentido ellos decidieron(sin saberlo) que fuese Pilatos quien hiciera la inspección en el cordero, para que éste dijera si el cordero tenía o no defecto alguno, y fue entonces Pilatos quien dio la aprobación de que el cordero estaba sin defecto, es decir, que el cordero reunía los requisitos para ser sacrificado; Siendo entonces que el cordero había sido encontrado sin defecto (sin delito) entonces la congregación de Israel (Los

Fariseos, Saduceos y acusadores y detractores de Jesús), insistió a Pilato en que Jesús (Debía ser sacrificado), así pues, Pilatos sometió el juicio a la congregación, para que ellos decidieran si condenar a Barrabás (cordero con defecto) o condenar a Jesús (cordero sin defecto), y decidió entonces la congregación toda ella, a como estaba escrito, tomando al cordero de entre las ovejas de Dios, y prefirieron inmolar al cordero sin defecto, a como debía cumplirse; Y entre las dos tardes fue inmolado el cordero, pues en entre las dos tardes fue aprehendido, escupido, hecho objeto de burlas, de azote, acusado falsamente, juzgado con injusticia y denigrado , y toda aquella noche comieron de Él toda la congregación y a la mañana siguiente, lo que de Él había quedado, fue finiquitado en la cruz.

La solemnidad de la fiesta también nos dice “Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer”, lo cual fue cumplido solemnemente con el cordero que Dios se proveyó, pues la congregación de Israel, tomó la sangre del cordero (su cuerpo) y lo pusieron en los dos postes, en la entrada de Jerusalén, pues los dos postes son la cruz, pues el pueblo todo dijo “…Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos” (MT 27:25) y el dintel de la casa, es la salida y entrada de Jerusalén, en donde fue crucificado, pues lo sacaron de la ciudad tras recorrerla cargando su cruz, y le crucificaron en el lugar llamado Gólgota o la Calavera, ahí derramaron la sangre del cordero.

La solemnidad que ordenó Dios aquella noche previa a la liberación de Israel del poderío de Egipto, en la que se les ordenó la primera celebración de la Pascua, requería también de que quienes sacrificaran y comieran del cordero, debían hacerlo de la siguiente manera “Y lo comeréis así: ceñidos vuestros lomos, vuestro calzado en vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano” , en aquella época, Dios les ordenó que lo hiciesen de esa forma, porque era la víspera de la salida de Israel de Egipto, y por tanto debían estar preparados para viajar hacia la libertad, ellos debía sacrificar y comer del cordero estando listos para salir, pues en cualquier momento se daría la orden de su salida; Tal cosa fue cumplida a cabalidad en el sacrificio del cordero que Dios se proveyó, pues en efecto, la congregación de Israel estaba ceñida de lomos, pues no había forma en que se retractaran del asesinato, nadie, nadie, ni siquiera Pilato con su negativa de acceder a sus deseos los pudo hacer retractarse, pues ellos estaban decididos y decían “Cuando le vieron los principales sacerdotes y los alguaciles, dieron voces, diciendo: ¡Crucifícale! ¡Crucifícale!...” (Juan 19:6), ellos estaban decididos y no se echarían hacia atrás, estaban pues, ceñidos sus lomos, y parados firmes en sus pies, pues su intención ya era irrevocable, no había paso hacia atrás, no había decisión hacia atrás; En aquella primera ocasión se preparaban para su libertad, y por ello comieron con lomos ceñidos, con calzados puestos y con su bordón a mano,

pero en esta ocasión, estaban ceñidos sus lomos, pero no era la víspera de la libertad de ellos solamente, sino de la libertad de todo hombre de la tierra. La fiesta de la pascua y de los panes sin levadura, fijada por la ley, para una fecha específica del año, se perpetúa ya de forma permanente desde aquella pascua en que nuestro Maestro fue ofrecido como cordero para ser inmolado, ¿Cómo es eso? El ensayo de ésta fiesta se hacía una vez al año, pero su objetivo era que una vez hecho realidad, es decir ejecutado el acto para el cual se ensayaba, quedara de forma permanente, no para una fecha del año sino para siempre, en todos aquellos quienes tomasen de la sangre del cordero para protegerse de la muerte; Así como el día de reposo ya dejó de ser un día específico de la semana, para convertirse en un día eterno, es decir sin distinción entre día y día; Así mismo, la fiesta de la Pascua y los Panes sin levadura, pasaron a ser fiesta permanente en todos aquellos que han creído en el Mesías, pero en los que han creído y han puesto por obra la palabra del Mesías, y aquellos a quienes les han sido reveladas estas cosas; ¿En qué forma se hizo permanente dicha fiesta? ¿Cómo es que ya no es una fecha específica al año? Bueno, en el mandato de la fiesta se nos dice “Y a los quince días de este mes es la fiesta solemne de los panes sin levadura a Jehová; siete días comeréis panes sin levadura. El primer día tendréis santa convocación; ningún trabajo de siervos haréis. Y ofreceréis a Jehová siete días ofrenda encendida; el séptimo día será santa convocación; ningún trabajo de siervo haréis” (LV 26:6-8), ¿Qué significa esto? Aquella fiesta se ensayaba así, entre las dos tardes del día catorce y del día quince del mes primero, debía inmolarse el cordero, manchar los dos postes y el dintel de las casas con la sangre del cordero, y el primer día de la fiesta de los panes sin levadura era convocación santa, es decir era un día de reposo obligatorio sin importar si ese día era sábado o no, y los siete días siguientes incluyendo el mismo primer día, se ofrecería a Jehová ofrenda encendida y esos siete días había de comer panes sin levadura, y en el último día sería santa convocación, es decir sería otro día de reposo, pues no había que hacer trabajo de siervo alguno; De tal manera que la fiesta está aún en ejecución, y estamos en ella; Porque el sacrificio de nuestro cordero fue ofrecido en la fecha, la hora, el momento y bajo las solemnidades justas y necesarias, y después del Sacrificio del cordero, a como antes lo habíamos dicho, inició el día de reposo del Señor, el cual es permanente, es decir la Santa convocación, pues después del Sacrificio de nuestro Santo Maestro, inició la santa convocación a todo hombre a recibir la salvación mediante la sangre del cordero, la santa convocación a renunciar a la esclavitud para asirse de la libertad, de tal forma que aquel que recibe de corazón a Cristo, para éste, esa es su Santa convocación; Y habrán comenzado para él los siete días en los que deberá comer pan sin levadura, es decir, este pan sin levadura es la palabra de Dios que alimenta el alma, la cual debe ser ingerida sin adornos, sin filosofías, sin teología, sin dogmas humanos, sin

doctrinas humanas; Son siete días, pero no siete días terrenales, sino más bien siete días celestiales los cuales no tienen una duración uniforme entre día y día, sino que estos tardan el tiempo que Dios desee que dure cada uno, de lo cual se nos dice “Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día” (2da. Pedro 3:8), de tal manera que estamos en la semana de la fiesta de los panes sin levadura, pues han transcurrido aproximadamente dos mil años desde la inmolación del cordero, lo que indica que aproximadamente llevamos dos días de fiestas, y digo aproximadamente porque no es un cálculo específico, pues para Dios, un día puede tardar mil años o a veces mil años para Él puede significar un día, o un día puede ser una semana, o un día puede ser un mes, a fin de que el hombre no se confíe en sus propios cálculos y se cumpla lo dicho “Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre”, por eso cuando se habla de días, de meses, de años, de semanas, no son tiempos específicos sino que son tiempos calculados y definidos sólo por Dios, y Él le da la duración a cada tiempo según su propio deseo. Aquel día comenzó la fiesta, pero no ha concluido, estamos en el tiempo en que debemos comer panes sin levadura, estamos en los siete días determinados por Dios para alimentarnos de panes sin levadura, y no puede ser hallada levadura alguna en nuestra casa (Nuestro ser) ¿Qué es esto? Es el tiempo de alimentar a nuestra alma y nuestro espíritu, con palabra no leudada, tiempo en que la palabra es revelada. Muchos creen que Dios reveló la palabra y lo que está en la biblia está ya revelado, pero eso no es verdad; Porque la palabra fue dada y fue escrita, el mensaje está ahí, la letra está ahí, pero la verdad para que sea conocida, requiere de dos elementos, primero es la letra de la palabra pero después está el espíritu de la palabra; Porque sabemos que todo lo que viene de Dios no es solo cuerpo, sino que el cuerpo trae consigo espíritu, pues todo lo que de Él viene es cosa viva, y lo vivo no es solo cuerpo sino también es espíritu, y la palabra de Dios es viva; Por tanto, también tiene espíritu; Por eso, la palabra en verdad aún no ha sido revelada a muchos, sino a pocos, porque a pesar que la letra está ahí a disposición de todos, es decir, a disposición de pecadores y no pecadores; La verdad que se esconde en la palabra, y aún no le ha sido revelada a muchos, porque se han quedado con la letra nada más; Mas no han entendido el espíritu de la palabra, que es lo que realmente hace vivir a la letra, ¿Porqué no han entendido el espíritu de la palabra? Porque los espíritus solo son visibles entre espirituales, de tal forma que aquel que no vive según el Espíritu, éste no puede entender el espíritu de la palabra; Así que, en estos siete días celestiales en que se está celebrando la fiesta de los panes sin levadura, Dios nos ha enviado maná del cielo, mediante nuestro Señor Jesús en el Espíritu Santo, es decir, pan sin levadura, la cual debe ser entendida mediante el Espíritu Santo, y no mediante Filosofías, ni mediante Teologías,

sino que es el mismo Espíritu que nos abre el entendimiento, y es mediante Él que conocemos la verdad que está escondida en la palabra que una vez fue dada a los profetas y Apóstoles. La fiesta de los panes sin levadura, hoy está en desarrollo, es hoy que Dios pasa vista por nuestras casas inspeccionando si almacenamos levadura, pues por eso se nos ordenó “Siete días comeréis panes sin levadura; y así el primer día haréis que no haya levadura en vuestras casas; porque cualquiera que comiere leudado desde el primer día hasta el séptimo, será cortado de Israel” (Éxodo 12:15), de tal forma que no debe haber levadura en nuestras casas, ¿Qué significa esto? Significa que nada que no sea cosa viva podemos tener en nuestra casa que es nuestro cuerpo y es nuestra familia, es decir, ya no hay navidades, ya no hay Haloween, ya no hay tradiciones de hombres (cumpleaños, días festivos etc.), ya no debe haber para nosotros cultura de hombre, ya no debe haber Teologías, ni filosofías, ya no hay envidia, ni celos según el hombre, ya no hay vanidad alguna, ya no hay religión, ya nada de eso nos alimenta, sino que nos alimentamos de la sabiduría de Dios; Porque si en nuestras casas fuese encontrada levadura entonces seremos cortados de la congregación santa de nuestro Dios; Así que desde el primer día, es decir, desde el día en que nos hemos asido de nuestro Señor Jesús, día en que hemos entrado en la celebración de la fiesta de los panes sin levadura hasta el día séptimo, es decir, día en que Dios hará juicio sobre nosotros, no puede ser hallada en nuestra casa levadura alguna. Todo el que ha entrado en el reposo del Señor conoce acerca de qué le hablo, pues todo el que ha entrado en el reposo, anda por el Espíritu, y el que anda por el Espíritu ya ha aborrecido toda clase de levadura, a cerca de esto, Cristo nos advirtió “…Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos, y de la levadura de Herodes” (MC 8:15) Cristo, siendo espiritual y no carnal, sabía que entraríamos a la fiesta de los panes sin levadura de forma permanente, por eso mandó cuidarnos de la levadura que provenía de los Fariseos, que son los nuevos líderes de las congregaciones a nivel mundial, y de la levadura de Herodes, que son los sistemas de gobiernos que reinan en cada nación del mundo y aquellos que reinan mediante los llamados organismos internacionales, porque tanto adentro de la Iglesia como afuera de la Iglesia habría levadura, pero la levadura más peligrosa es la levadura de los Fariseos de éste siglo, pues su levadura pareciera inofensiva, pareciera incluso santa, pues su teología y su filosofía pareciera estar acorde con los designios de Dios, pero no lo está. El que ha entrado en el reposo del Señor, ha entrado en la fiesta de los panes sin levadura, por lo que en el día de reposo nada leudado se come, y sabemos que siendo el reposo permanente, siempre y cuando nos mantengamos fiel con nuestro Señor, entonces el pan que debemos digerir en este reposo es pan sin

levadura, y sabemos que cuando hablamos de pan, hablamos de la palabra, y cuando hablamos de la palabra, hablamos de la carne del Señor, y por eso Él nos ha dicho “Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo” (JN 6:51), de tal forma, que el maná es Cristo mismo, pan celestial, cuya recolección la debemos hacer diario, y tomamos lo que debemos y podemos digerir, del cual no podemos almacenar nada en nuestras casas, sino que todo debe ser comido y compartido, porque si lo dejamos almacenar éste se pudre, se agusana, como el agua represa pierde su oxígeno, así es el pan de Cristo, el cual debe fluir, debe correr, de mano en mano, de boca en boca, y no debe ser almacenado, y por eso Él dice “de gracia recibisteis, dad de gracia” a como también dice “Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas” , de modo que no nos podemos guardar nada de lo que conocemos, porque el pan celestial nos llega a diario, y así como Él a diario nos envía pan, así nosotros siendo filtros de bendición, a diario debemos compartirlo, de manera que el nuevo pan no se valla acumulando con el viejo pan, el cual se va pudriendo pues se ha almacenado, y se echaría a perder el nuevo pan al ser juntado con el viejo pan que está estancado, por lo que es necesario desahogar la palabra de Dios para que pueda llegar la nueva revelación; De manera que es Cristo el pan sin levadura que debemos comer, y si es Cristo nuestro pan, entonces no podemos revolverlo con Aristóteles, ni con Platón, ni con filosofías de gente que ha sido santificada por hombres; Pues todo aquello es Filosofía, y respecto a ello se nos dijo “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo” (CL 2:8), pues ahí está claro, que no hay alimento alguno en la filosofía tradicional de los hombres, ni en nada que huela a filosofía hay sabiduría verdadera; Por lo que, este alimento ha quedado para aquellos que no han entrado en el reposo del Señor, pues el que ha entrado en el reposo y le ha sido encontrado levadura en su casa, este ha sido ya cortado de Israel y ha pasado a ser extraño a los ojos de Dios, aunque según él crea que está dentro de la congregación santa del Señor. Sobre la levadura mucho hay qué decir, mucho qué profundizar, pero lo cierto es, que todo aquel que ha sido hallado por el Santo de Israel, este no puede ni debe alimentarse y no debe y ni puede ni siquiera tener en su casa levadura alguna, porque este tal será cortado de su pueblo. En la solemnidad de esta fiesta en la que estamos se nos dice “el séptimo día será santa convocación; ningún trabajo de siervo haréis”, en aquella época, el ultimo día de la fiesta de los panes sin levadura, era otro día de reposo sin importar si este último día era sábado o no, y como es de suponerse, ninguna

labor servil se hacía en aquel día veintiuno del mes primero; Pues bien, el día séptimo en esta fiesta en la que estamos todos los que hemos entrado en el reposo del Señor, también habrá un séptimo día, y este séptimo día, es la llegada segunda de nuestro Salvador, santa convocación será aquel día, porque de éste día se escribe “Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón” (1ra. TL 5:2-4), por la noche vendrá el Salvador, de manera que cuando venga el Salvador aún no es la mañana eterna de Dios, aún no es la alegría eterna; Aquella noche todo ojo le verá, como ladrón sorprenderá al mundo, porque todos estarán viviendo en su normalidad, es decir, en su inmundicia, en sus carnavales, en sus tradiciones y costumbres, pero lo que sabemos que estamos en esta fiesta de panes sin levadura, sabremos de la llegada, y estaremos atentos esperando, pues en esa época todas estas cosas que les escribo, serán de dominio total entre los que habrán de ser escogidos, los cuales en esa época serán tildados de blasfemo, por gritar todas estas revelaciones a la cara de los ilustres reverendos que estarán guiando a las denominaciones que se auto dicen “Elegidos”, de tal manera que aquellos a quienes nos han sido reveladas todas estas cosas y misterios no seremos sorprendidos; Pero el día séptimo como todos los demás días, no será un día terrenal, sino un día celestial, porque estos hechos ocurrirán por la noche; Pero como antes les decía, el día es una tarde y una mañana, y además que un día para el Señor son como mil años; Por eso, la noche en que nuestro Señor vendrá será la tarde del día séptimo, pero la mañana en que Dios condenará a los desobediente será en este mismo día séptimo, el cual durará como mil años; Es decir, no hay día ni hora específica, sino que, en el día séptimo de la fiesta de los panes sin levadura, el cual dura como mil años, serán estos dos grandes acontecimientos; Por la tarde (en la noche) Cristo vendrá a establecer su reino con sus escogidos, y atará al demonio y a sus legiones por los siguientes mil años (que son un día para el Señor) entonces acá también se cumple “Por la noche durará el lloro” pero ya no el lloro de los escogidos, sino el lloro de los desechados, pues habrán venido a ser gobernado con mano de hierro; y por la mañana, es decir unos mil años después que Cristo haya establecido su reino y haya atado a Satanás, será la condenación de los desobediente, y para esa condenación será desatado Satanás, y será en aquel momento que Cristo sujetará las cosas al Padre, por eso se nos escribe “Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo” (APC 20:2,3), de manera que si el Diablo será desatado después de

esos mil años por un poco de tiempo más, significa que con la llegada de Cristo y su reinado aún no ha llegado la alegría eterna, sino que ésta llegará en otro tiempo, del cual hablaremos más adelante; Durante este período de mil años Cristo gobernará la tierra, con mano de hierro, hasta que se cumplan estos mil años, y luego se nos relata “Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar” (APC 20:8), sucederá entonces, que en este séptimo día, Satanás tentará a la humanidad, a fin de aquellos que decidieron no obedecer al reino del Mesías y que resistieron sus mandamientos, se unan a él en la batalla final contra los santos del Señor, y en este día será sitiada la ciudad Santa en sus alrededores, y será cuando les llueva el fuego del cielo, que los consumirá, y Satanás será lanzado al lago de fuego por la eternidad, es acá que se cumplirá lo profetizado “A espada caeréis; en los límites de Israel os juzgaré, y sabréis que yo soy Jehová” (EZQ 11:10), y una vez lanzado Satanás al lago de fuego por los siglos de los siglos, se nos relata: “Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego” (APC 20:11-15), al ser, pues, lanzado Satanás al lago de fuego, será la resurrección de los muertos, pero no la resurrección de los muertos que murieron en santidad, porque aquellos ya habrían resucitado en la segunda venida de nuestro Salvador, pues así se nos ha relatado “Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia” (1ra. COR. 15:23,24) porque son tres resurrecciones que ocurrirán, la primera ya ocurrió, pues fue la resurrección solitaria de Cristo, como primicia de entre los muertos, la segunda resurrección son los escogidos (los santos) cuando venga el Señor, y la tercera son los que no murieron en santidad; Es esta tercera resurrección que ocurrirá tras la condenación de Satanás, será entonces el momento del juicio final, momento en que Cristo habrá entregado el reino al Padre, será una vez que Cristo haya entregado el reino al Padre, que nuestro Dios, juzgue a vivos y muerto, y serán abiertos los libros, en los que están

relatados cada una de las acciones abominables que se cometieron durante se estuvo vivo, y conforme a las obras de los hombres serán juzgados cada uno, y a aquel que no fue hallado en el libro de la vida será lanzado al lago de fuego, en donde ya estarán Satanás, la bestia y su profeta falso, y por último, a como Pablo nos lo relata “Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte” (1ra. COR. 15:26), esta es la muerte segunda, de la cual serán salvados aquellos que hayan vivido según los mandamientos de Dios, según el Espíritu y según la sabiduría y la ciencia de nuestro Dios. Todos estos acontecimientos ocurrirán en un mismo día, en el día séptimo de los panes sin levadura, el cual no es un día terrenal. La fiesta de los panes sin levadura establecida por la ley, contempla entonces todo el tiempo transcurrido entre la inmolación del cordero que se ha sacrificado, hasta el juicio final en el que Dios, premiará con galardones a los escogidos y condenará al lago de fuego a los desobedientes; Es decir, esta fiesta no acaba, sino hasta que toda la profecía haya sido cumplida; Así es que, esta fiesta solemne que fue ensayada por siglos, no es una simple fiesta, sino más bien es un tiempo de Dios, en el que ha sembrado, ha regado, sigue regando y culminará con la cosecha de su siembra. Fiesta de las primicias, a cerca de éstas fiestas se escribe “…Cuando hayáis entrado en la tierra que yo os doy, y seguéis su mies, traeréis al sacerdote una gavilla por primicia de los primeros frutos de vuestra siega. Y el sacerdote mecerá la gavilla delante de Jehová, para que seáis aceptos; el día siguiente del día de reposo la mecerá. Y el día que ofrezcáis la gavilla, ofreceréis un cordero de un año, sin defecto, en holocausto a Jehová. Su ofrenda será dos décimas de efa de flor de harina amasada con aceite, ofrenda encendida a Jehová en olor gratísimo; y su libación será de vino, la cuarta parte de un hin. No comeréis pan, ni grano tostado, ni espiga fresca, hasta este mismo día, hasta que hayáis ofrecido la ofrenda de vuestro Dios; estatuto perpetuo es por vuestras edades en dondequiera que habitéis (LV 23:10-14), ¿Qué significa esta fiesta?, ¿Qué valor profético tiene esta fiesta?, ¿Cuál es la razón de ser?, ¿Cómo se ha cumplido? , ¿Tiene alguna profecía implícita?; Pues bien, como ya lo he venido diciendo, la fiesta solemne dictaminada por la ley, es una sombra profética y no la imagen misma de las cosas, porque de esta manera nos fue dicho antes, ¿Qué son las primicias? Las primicias son los primeros frutos de la tierra, los cuales son ofrecidos al Señor, ésta celebración se da cuando el fruto está en flor, no cuando la cosecha está en apogeo, ¿Cuál es la profecía que encierra esta fiesta? Bueno, en la fiesta ocurren varias solemnidades, la primera gran solemnidad de la fiesta es “traeréis al sacerdote una gavilla por primicia de los primeros frutos de vuestra siega” cada persona que haya sembrado debía tomar una gavilla de su mies, es decir, el grano aún en su mata, no el grano desnudo, y debía llevarla

al sacerdote Levita; Luego la solemnidad continúa diciéndonos “Y el sacerdote mecerá la gavilla delante de Jehová, para que seáis aceptos; el día siguiente del día de reposo la mecerá” , una vez que el sacerdote recibía la gavilla, éste la mecería delante de Jehová, pero esta acción la haría al día siguiente después del día de reposo, es decir el primer día de la semana; La solemnidad de la fiesta nos continúa diciendo “Y el día que ofrezcáis la gavilla, ofreceréis un cordero de un año, sin defecto, en holocausto a Jehová” , así vemos, que la gavilla ofrecida va acompañada de un cordero sin defecto, el que junto a la gavilla es ofrecido en holocausto, ¿Qué significa entonces esta fiesta?, ¿Qué sombra profética es?, ¿Con qué objeto dictaminó nuestro Dios esta fiesta? Bien, Esta fiesta era un ensayo de aquello que Dios tenía planeado para la humanidad entera, y se cumple también con la llegada, con el Ministerio, con la Inmolación, con la resurrección y con la edificación de la iglesia de Cristo, ¿Cómo es esto? Bueno, antes de responderte te diré: Cuando Jesús llegó y predicó su Santo evangelio, nos refirió la parábola del sembrador, en la que nos dijo “El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero” (MT 13:24-30) esta y algunas otras parábolas hay en la que se nos revela que el reino de los cielos es un campo sembrado, así sabemos que la buena semilla es el Evangelio, y los frutos que rendirá esta buena semilla son los santos del Señor; Así que, siendo nuestro Señor Jesucristo el sembrador de esta semilla del Evangelio, entonces Él es y en Él es que se ofrece la fiesta de las primicias a Jehová. Jesús de Nazaret resucitó por obra del Padre al día siguiente después del día de reposo, es decir, el primer día de la semana, tal y como la solemnidad indica, por tanto Él mismo es la primicia del pueblo de Dios, pues Él es el cordero sin defecto que fue sacrificado y sepultado; Él entonces fue la semilla que Dios había sembrado en la tierra, porque al ser muerto y sepultado se convirtió en semilla sembrada, respecto a esto el apóstol Pablo nos dice “…Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder. Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual…” (1ra. COR. 15:42-

44) de tal manera que Cristo fue sembrado en corrupción, es decir fue sembrado(sepultado) en carne, fue sembrado en deshonra, pues fue visto por los hombres como el malo, como el blasfemo, como el sedicioso, como el maldito; Fue sembrado en debilidad, pues hasta Él en cierto momento se sintió en abandono y sin fortaleza, cuando dijo “… Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”, Fue sembrado en cuerpo animal, es decir, cuerpo carnal a la semejanza de Adán, Cristo había sido sembrado en la tierra, pero tres días después, al primer día de la semana, como la solemnidad de la fiesta de las primicias lo ordena, fue resucitado, ¿Por qué fue resucitado?, ¿Cuál es la razón de su resurrección?, ¡Porqué Él primero? Él es la gavilla mecida al día siguiente del día de reposo, porque ¿No resucitó Cristo al día siguiente después del día de reposo?, pero Pablo también nos reafirma esto y nos dice “Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida” (1ra COR. 15:23), acá pues, vemos que Cristo es la primicia de los frutos de la tierra, Él debía ser el primero en resucitar, porque Él debía ser presentado ante Dios como primicia, Él es la primicia de la verdad, por eso también el salmista nos dice “La verdad brotará de la tierra…” La verdad es el fruto que Dios espera cosechar en los hijos de los hombres, y Cristo es la primicia de este fruto, Cristo por tanto, ha sido mecido delante de Jehová, y fue mecido aquel día en que resucitó, y Él mismo fue ofrecido como cordero perfecto, y en Él primeramente (porque es la primicia) se cumplió lo dicho por el salmista “Estimada es a los ojos de Jehová La muerte de sus santos” (Salmos 116:15), ciertamente el salmista habla de “sus santos” como si fuesen muchos, y en realidad fueron antes de Cristo, son y serán muchos los santos que ofrecerán su muerte a Jehová después de Cristo; Pero Cristo es la primicia de ellos, no porque fuera el primero en ofrecer su muerte a Jehová, sino mas bien, por ser el primero en resucitar de entre los muertos, es decir, el primero en brotar, en nacer de la tierra tras la siembra, porque aunque muchos fueron sembrados (Muertos) antes que Él, ciertamente Él fue el primero entre las semillas sembradas en nacer de la tierra (Resucitar), por eso también se nos escribe “Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho” (1ra. COR. 15:20) así que Cristo es la primicia de los muertos, Cristo por tanto es la primicia en esta fiesta de las primicias; Cristo es pues, la razón única de la fiesta de las primicias, Él debía ser la gavilla real a ofrecer a Dios, las demás fiestas de las primicias antes de Él, tan sólo eran ensayos de lo que había de venir, que es Cristo, Ahora bien, Cristo fue la primera gavilla, lo que significa que el campo aún está sembrado, a espera del período necesario para que las demás broten (sean sembradas y resuciten) de la tierra, este período son las siete semanas que había de esperar para que el grano madurara, y poder ser segado completamente. Ahora bien en esta misma fiestas de las primicias vemos que Dios también

ordena: “No comeréis pan, ni grano tostado, ni espiga fresca, hasta este mismo día, hasta que hayáis ofrecido la ofrenda de vuestro Dios”, nadie podía comer pan, ni grano, ni espiga fresca, hasta después de haber ofrecido la ofrenda a Dios, de tal manera que la solemnidad también se cumple en Cristo, ¿Cómo? Bueno, cuando Cristo fue sacrificado, muerto y sepultado, ninguno de sus discípulos había comprendido la verdad, pues ellos suponían incluso que Cristo reinaría en este tiempo, y que mediante Él derribarían al opresor de su pueblo (Roma) y que Cristo los liberaría de Roma y de cualquier nación invasora, ellos aún tenían una mentalidad judía de la percepción del Mesías, muchos incluso se habían decepcionado, estaban decaídos y se lamentaban, así vemos pues, que se nos relata “Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días? Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; y cómo le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y le crucificaron. Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido. Aunque también nos han asombrado unas mujeres de entre nosotros, las que antes del día fueron al sepulcro; y como no hallaron su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, quienes dijeron que él vive. Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron” (LC 24:18-24), Todos se habían disperso, pues todos estaban decepcionados, porque aunque todos ellos habían creído que Él era el Mesías, ninguno de ellos sabía la magnitud de la verdad sobre el Mesías, la forma en que el Mesías debía redimirlos, porque ellos eran de los que suponían que el Mesías era un guerrero que vendría a pelear por la espada contra el opresor, ellos incluso estaban decepcionados porque habían vendido sus bienes y se habían despojado de todas sus cosas por amor al Mesías que ellos esperaban, estaban confundidos en la verdad, no habían entendido nada a cerca del Mesías, pues ni siquiera sabían que el Mesías no era para liberar a judíos, sino para liberar a la humanidad entera, desconocían la trascendencia de todo lo ocurrido durante el ministerio de nuestro Señor, y por supuesto, desconocían de la trascendencia del sacrificio de nuestro Señor. Ellos al creerlo muerto, entonces creyeron muertas sus esperanzas en Él; Es decir, ellos aún no habían comido el Pan, ni bebido el vino, ni saboreado aun nada de la verdad, porque nadie podía ni debía comer nada que proviniera de la mies, hasta en tanto el sacrificio no se hubiese completado, nadie podía saborear libertad, ni saborear la verdad, hasta que Cristo no fuese sacrificado y resucitado de entre los muertos como primicias a Jehová; Porque el primero en saborear el fruto de la tierra debía ser Jehová nuestro Dios, ¿A caso en sus casas al primero que le

sirven de comer no es al padre de familia?, por eso es, que antes de la muerte y resurrección del Mesías, nadie podía comprender la verdad sobre Él, nadie podía comprender que el Mesías no tendría nacionalidad en la tierra, y que el Mesías venía no para liberar al Israel terrenal, sino más bien para liberar al Israel celestial, en el que no hay nacionalidad terrenal alguna, y en donde no hay acepción de personas; Aquí entonces se cumple la solemnidad, de que nada del pan de la verdad, de la luz, del conocimiento, y del camino, debía de comer el hombre sin que antes las primicias no fuesen ofrecidas al Señor. Para que el sacrificio fuese acepto ante Dios, todo debía de cumplirse en la forma adecuada, esto es, El Señor debía resucitar el día siguiente del día de reposo, para ofrecerse ante el Padre como ofrenda mecida, como primicia de los muertos, como el primero de los hombres resucitado, así que el primero que debía verlo resucitado no eran las mujeres que llegaron al sepulcro, ni los discípulos que iban huyendo, ni los que aguardaban en la casa donde estaban escondidos; Sino que el primero ante el cual Cristo debía comparecer, era ante Dios, por eso las mujeres no lo encontraron en la sepultura, pues Él estaba siendo ofrecido como primicia ante Dios, por eso es que aun habiendo hallado la tumba vacía y aun habiendo oído de boca de Ángeles que Cristo había resucitado, nadie aún lo creía, pues nadie aún lo había visto, porque Él se estaba ofreciendo en solemnidad ante el Padre primero; Y es por eso, que hasta después que Él se ofreció a sí mismo como ofrenda mecida, se presentó ante sus discípulos, para que ya pudiesen comer del pan, beber del vino, saborear la verdad, y fue entonces que hasta después de ofrecerse como primicias comenzó a revelar desde Génesis hasta pasar por todos los profetas, toda la verdad asimilable hasta ése momento, y digo asimilable hasta ese momento, porque Él mismo dijo “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar” pues muchas, muchas cosas más habrían de revelarse aún después de su ascenso a los cielos, pues habían muchas cosas que no podían comprender los discípulos en aquella ápoca, y por eso se hacía necesario su partida para que estas muchas cosas fuesen reveladas mediante el Espíritu de verdad en tiempos posteriores, por eso es que también se nos dice “Pero muchos primeros serán postreros, y los postreros, primeros” ¿En qué serán primero los postreros antes que muchos primeros? Entre muchas otras cosas, serán los primeros en conocer todas aquellas cosas que habían de saberse, y de las que Jesús dijo “Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz”, porque no eran a todos los primeros, sino a todos los postreros a los que se les revelarían todas estas cosas que les cuento y otras más que sin dudas faltan por conocer, porque muchos, y en esto quiero ser enfático, muchos primeros serán postreros, no significa que todos los primeros serán postreros, sino que algunos de entre ellos serían primeros y muchos serían postreros; Porque los discípulos siendo primeros también conocieron estas cosas, pero ellos estaban entre los pocos

que de los primeros las conocerían y por eso mismo Cristo dijo “A vosotros os es dado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan” , de manera que a pocos de los primeros se les dio a conocer los secretos del Reino, así como hoy en día a pocos les es dado a conocer todos estos Misterios del Reino, pero en el tiempo de los postreros, todos los escogidos los conocerán, de modo que todos los postreros serán primeros, por eso se es claro en la palabra cuando nos dice “Muchos primeros serán postreros” claramente se nos está diciendo que de entre los primeros habrán algunos que lleguen a conocerlas, pero para los muchos les será cosa inentendible, en cambio para los postreros, para todos ellos les será cosa descubierta y asequible. ¿Cuál es la razón de las primicias? Que nuestro Padre sea el primero en conocer de nuestros frutos, que antes que nosotros saboreemos nuestros frutos, primero Él debe bendecir nuestros Frutos, primero él debe dar el visto bueno de nuestros frutos, primero Él debe decirnos “Ahora sí, pueden comer de sus frutos”, Así que sabiendo eso, Cristo, primero se presentó ante el Padre como señal del nuevo fruto de la tierra, para que el Padre pasara vista y disfrutara del olor grato, y luego dijese a los hombres “Ahora sí, pueden comer de este fruto”. La fiesta de Pentecostés (Shavuot). Respecto a ella se nos dice: “Y contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida; siete semanas cumplidas serán. Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo contaréis cincuenta días; entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová. De vuestras habitaciones traeréis dos panes para ofrenda mecida, que serán de dos décimas de efa de flor de harina, cocidos con levadura, como primicias para Jehová. Y ofreceréis con el pan siete corderos de un año, sin defecto, un becerro de la vacada, y dos carneros; serán holocausto a Jehová, con su ofrenda y sus libaciones, ofrenda encendida de olor grato para Jehová. Ofreceréis además un macho cabrío por expiación, y dos corderos de un año en sacrificio de ofrenda de paz. Y el sacerdote los presentará como ofrenda mecida delante de Jehová, con el pan de las primicias y los dos corderos; serán cosa sagrada a Jehová para el sacerdote. Y convocaréis en este mismo día santa convocación; ningún trabajo de siervos haréis; estatuto perpetuo en dondequiera que habitéis por vuestras generaciones. Cuando segareis la mies de vuestra tierra, no segaréis hasta el último rincón de ella, ni espigarás tu siega; para el pobre y para el extranjero la dejarás. Yo Jehová vuestro Dios” ” ¿Qué significa esto? Bueno, antes les había dicho, que la fiesta de las primicias, era agrícola, que Cristo fue la primera gavilla, lo que significa que el campo aún está sembrado, a espera del período necesario, este período son las siete semanas que había de esperar para que el grano

madurara, y poder ser segado completamente. Estas siete semanas son el período entre las fiestas de las primicias y la fiesta de Shavout (Pentecostés), pero no el pentecostés que hoy celebran los que se dicen Cristianos, sino el Pentecostés real, que son los cincuenta días que Dios ordenó esperar mientras el grano maduraba para su cosecha total, y así ofrecer el nuevo grano al Señor; Veamos pues, al ofrecerse nuestro Señor Jesucristo como la gavilla de primicias, es decir el día de su resurrección, transcurrieron las siete semanas, y a los cincuenta días les fue enviado a los discípulos el Espíritu Santo, así se nos relata “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos”, muchos dicen: “Este es el cumplimiento de la fiesta de Pentecostés, porque este fue el día en que el Espíritu Santo nos vino”, pero ¿Era realmente la llegada del Espíritu Santo lo que Dios profetizaba mediante el ensayo de la Fiesta de Pentecostés? No lo creo, ciertamente el Espíritu Santo vino a los discípulos en día de pentecostés, día en que el pueblo celebraba la fiesta en su ensayo normal, pero la llegada del Espíritu Santo, no marca el cumplimiento de la fiesta real de Pentecostés, más bien la llegada del Espíritu Santo, es la señal de que el fruto, las primicias ya había madurado en los cielos, y estaba lista para ser segada y dada a comer en la tierra, es la señal de aceptación de la gavilla ofrecida, mediante esas llamas de fuego Dios, estaba diciendo “He aceptado la gavilla ofrecida en primicia” y su fruto ha llegado a su maduración, porque esas lenguas de fuego que fue derramada sobre los Apóstoles descendieron por la palabra y contenían la palabra de enseñanza misma que se alojaría en sus corazones, mediante la cual se cumpliría la promesa “Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová”, por eso el salmista dice “Voz de Jehová que derrama llamas de fuego” , esta venida del Espíritu Santo de Dios, era la cosecha celestial de la primicia recibida, lista para ser sembrada en sus Apóstoles para que ellos, siendo tierra fértil, la reprodujeran para la Iglesia, dándoles así la facultad de escribir lo revelado para aquellos que en tiempos postreros, igual que ellos lo comprenderían; Era la llegada del Espíritu Santo el bautismo del que Cristo había dicho “..y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados”, ¿Qué estaba haciendo entonces Dios cuando derramó su Espíritu sobre aquellos apóstoles? Estaba bendiciendo la siembra de aquel que había sembrado y que Él mismo se había ofrecido como gavilla de primicia, estaba fortaleciendo a las matas del campo para que estuvieran listas y maduras para el día programado para la siega, por eso se nos dice: “Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, En cuyo corazón están tus caminos; Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en

fuente, Cuando la lluvia llena los estanques” (Salmos 84; 5,6), Estaba pues, Dios, implantando sus caminos en el corazón de la siembra, colocando una señal entre la siembra bendita y la no bendita, entre la que habría de dar frutos buenos en abundancia y la que no habría de darlos, era esta la señal entre el nuevo cedro y el antiguo cedro que estaba destinado a secarse; Estaba implantando sus caminos en sus corazones, para atravesar el valle de lágrimas y convertir las lágrimas (Sufrimiento) en fuentes de sabiduría y conocimiento de Dios, por eso el Cristiano está destinado al sufrimiento y entre más sufre es mejor, porque a más sufrimiento más sabiduría. De tal manera que la venida del Espíritu Santo no es la verdadera fiesta de pentecostés, a como muchos creen ¿Por qué? ¿Por qué no si fue un acontecimiento de gran envergadura? Bueno, comenzaré a responder diciendo ¿A caso lo que marca a Cristo fue su nacimiento?, ¿No fue en su muerte física que fuimos benditos todas las naciones? Porque antes de su muerte aún la misión no estaba completa, pero con su muerte sí estaba completa y por eso antes de expirar dijo: “… Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu”, así que el verdadero Cristiano no es al nacimiento que debe enfocarse, pues todo para nosotros ha comenzado cuando las cosas estuvieron consumadas; Por lo cual no es a la venida del Espíritu Santo que debemos enfocar el cumplimiento de la fiesta de pentecostés, porque la llegada del Espíritu es la señal de que el sacrificio de Cristo no fue en vano y que había sido aceptada la ofrenda de las primicias, porque ¿Qué es el Espíritu sino el cumplimiento de aquella promesa que Jesús había hecho a Pedro cuando le dijo “Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos”? Por lo que la venida del Espíritu Santo, no es el fin, ni la razón del ensayo de Pentecostés, porque la fiesta de Pentecostés para que sea cumplida debe cumplir con las solemnidades establecidas, pues todas las cosas deben ser cumplidas en sus debidos tiempos, pero no según los tiempos de los hombres, sino según los tiempos de Dios; ¿Cuáles solemnidades y cuáles estos tiempos de Dios? Bueno, “Y contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida; siete semanas cumplidas serán. Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo contaréis cincuenta días;” a partir de aquel día siguiente al día de reposo en que nuestro Santo Maestro fue resucitado y que Él mismo se ofreció como primicia de entre los muertos, a partir de aquel día de resurrección de nuestro Maestro, deberán contarse siete semanas, pero ¿Qué son estas siete semanas? Recuerda que antes les hablé de que un día para Dios son como mil años, y mil años como un día; Pues así también ocurre que aquellas siete semanas; Las cuales son aquellos siete días celestiales que son como mil años, así como para Dios no hay diferencia entre dormido y muerto, ni diferencia entre Elías y Juan el Bautista, así mismo, no hay en Él diferencia entre días, semanas y años, pues para Él todo es un solo tiempo; De tal manera que estas siete semanas, y estos siete días, son también aquellas setenta semanas de las que

habla el profeta Daniel y que nos dice “Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos” , De tal forma, que estos siete días de la fiesta de los panes sin levadura en que se debía de comer pan sin levadura estando prohibido tener levadura en las casas, las siete semanas que desde de la fiesta de las primicias que habían de ser contadas desde el primer día después del día de reposo, y las setenta semanas que estaban determinadas sobre nuestro pueblo; Son un mismo tiempo, y siendo un mismo tiempo sabemos pues, que ese tiempo es nuestro tiempo, el tiempo de la Iglesia, el tiempo que tiene la Iglesia para despertar, para poner fin al pecado, para terminar la prevaricación; De tal forma que las siete semanas que habían que esperar en la fiesta de las primicias, son estos tiempos en que estamos, son siete semanas que habían de ser contadas desde las primicias que es el ascenso de nuestro Señor Jesucristo, estamos entonces aun celebrando la fiesta de las primicias, y ya no hay fechas específicas así como ya no hay diferencia entre días comunes y días de reposo, porque la Iglesia está en progreso, y con ello, está aún en el campo, pues no ha sido segada, está en la mata, pero aún no ha madurado, porque aquellas siete semanas que habían de ser contadas, tenía como propósito que el grano de donde salió aquella primera gavilla, madurara; Por eso se nos dice también sobre aquella fiesta “Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo contaréis cincuenta días; entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová”, de manera tal, que una vez que el grano (La iglesia) haya madurado, será entonces ofrecida a Jehová, esto es al día siguiente después del séptimo día de reposo, es decir, un día después de pasadas las siete semanas, es decir, un milenio después de la venida segunda de nuestro Salvador, que es el milenio en que será atado Satanás y en el que Cristo reinará en la tierra con vara de hierro. Porque el verdadero Pentecostés, no se cumple con la venida segunda, sino con la culminación de los mil años del reinado del Maestro; Pues la sentencia es clara cuando nos dice “Hasta el día siguiente del día de reposo” es decir pasadas las siete semanas, un día más tarde será día de Pentecostés, porque Pentecostés es cuando ya se ha dado la siega, y con la venida del Maestro habrá comenzado a penas la siega, pues Él es claro y nos dice “Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda. Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura” (APC 14:14,15) es en la séptima semana que la siega llegará, es en esta séptima semana que el Mesías vendrá a segar con sus segadores, ¿Qué es pues el reinado del Mesías? Es la siega del grano maduro, es la siega del fruto de la iglesia, es durante el reinado del Mesías que el campo (La tierra) estará a

disposición del sembrador para que levante su cosecha, para lo cual será atado Satanás; Pero el Pentecostés aún no habrá llegado, sino hasta que los mil años de reinado culmine, es decir, a como la solemnidad lo ordena “Hasta el día siguiente del día de reposo”, porque ¿No tiene primero que segarse para poder ofrecer el grano a Dios? De manera que el periodo del reinado es para eso, para segar el grano que una vez recolectado será ofrecido a Jehová; Pero sabemos que el Rey no segará todo el grano, pues Cristo aunque muchos lo nieguen, gobernará entre buenos y malos, de manera que así como nosotros hoy somos extranjeros, en aquel tiempo también habrán extranjeros en el reinado, los cuales serán los pecadores que se resistan a la mano de hierro del Mesías, de modo que habrá aún que alimentar a algunos extranjeros, porque debe de cumplirse aquello “Cuando segareis la mies de vuestra tierra, no segaréis hasta el último rincón de ella, ni espigarás tu siega; para el pobre y para el extranjero la dejarás.” De tal manera, que Cristo gobernará con mano de hierro, pero no segará todo, porque dejará algunas matas en el campo para que coma el pobre y para el extranjero lo dejará, y ya sabemos quienes serán estos pobres y estos extranjeros, ¿Por qué? Porque al cabo de los mil años, será nuevamente desatado Satanás, quien ahora será extranjero en este mundo, e irá a tentar nuevamente a los cuatro vientos de la tierra, y tomará algunas gavillas del grano del campo, los cuales serán atrapados en su tentación, será pues, como el último colador por el que pasará la iglesia, y una vez que el extranjero (Satanás y sus legiones) se halla alimentado de aquellas gavillas que no fueron segadas, vendrán a sitiar la ciudad santa, respecto a lo cual se escribe “Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar” , así vemos que Gog y Magog, son la mies que fue dejada en el campo que ha sido segado, fueron dejados entre las cizañas, y al sitiar el campo de los santos y la ciudad amada, será cuando venga el fuego del cielo, la resurrección de los muertos (los que no murieron con Cristo) y el juicio y sentencia para los pecadores; Será después de esto que vendrá entonces el día de Pentecostés, y será entonces que el Rey Jesús entregará el reino al Padre, y en esta entrega del reino se cumplirá la solemnidad “entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová” , será ese día que Cristo ofrecerá el nuevo grano a Jehová, es decir la Iglesia pura y la tierra sana, que Pentecostés será cumplido; Así que el grano somos todos aquellos que conociendo la verdad nos hemos hecho libre, porque Cristo entregará grano sólido, grato, puro, sin moho, por ello es importante alimentarnos de pan sin levadura durante esta fiesta de panes sin levadura, que es este tiempo, para que seamos hallado como grano sólido, sin hinchazón por la humedad, ni demasiado inflado por los abonos humanos, sino puros, sin minerales de procedencia exógena; Sin apariencia, sin vestimenta superficial, con la

vestimenta adecuada para las bodas. La fiesta de las trompetas (YOM TERUAH), esta es la fiesta del arrepentimiento, respecto de ella se nos dice: “Y habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: En el mes séptimo, al primero del mes tendréis día de reposo, una conmemoración al son de trompetas, y una santa convocación. Ningún trabajo de siervos haréis; y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová. (LV 23:23-32) ¿Qué es esto? , La fiesta de las trompetas, no fue dada para conmemorar algo que había ocurrido en la historia de Israel, sino que fue dada como un ensayo de algo que ocurrirá, cuando concluyan las setenta semanas que profetizó Daniel; El año del señor está en curso, comenzó con la llegada primera del Mesías, su Ministerio, su evangelio, su sacrificio, su resurrección, y su posterior movimiento; Antes te dije, los tiempos, sean semanas, sean días, sean meses, no difieren para Dios, porque el tiempo es uno solo para Dios, así que el mes séptimo, son aquellos siete días, aquellas siete semanas y aquellas setenta semanas de las que Daniel habló; Porque es en aquel séptimo día, aquella séptima semana, aquella septuagésima semana y aquel séptimo mes cuándo ocurrirá “El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos” (APC 11:15), conforme a la profecía de la que hemos venido hablando, en la cual hemos dicho que al finalizar el día séptimo de la fiesta de los panes sin levadura, al finalizar la semana séptima de la fiesta de las primicias, al finalizar la semana septuagésima de la profecía dada al profeta Daniel, el Ángel tocará la trompeta final, la cual será audible en toda la tierra, este día habrán voces que se oirán desde el cielo, las que declararán, que nuestro Señor Jesucristo habrá llegado a reinar en el mundo, será un día hermoso. La fiesta de las trompetas, no el ensayo que se hace en la tierra, sino la fiesta real; No comenzará aquel día final sino más bien en aquel día final vendrá a terminar dicha fiesta en la tierra; Porque ésta fiesta comenzará desde que se toque la primera trompeta, la cual no se oirá en la tierra, pues es hasta la séptima trompeta que será oída por todos; Pero las trompetas comenzarán a ser tocadas hasta después que el séptimo sello del libro haya sido abierto, así se nos relata “Cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora. Y vi a los siete ángeles que estaban en pie ante Dios; y se les dieron siete trompetas” Así que esta fiesta comenzará en los cielos, al término de la abertura de los sellos del libro, y la primera trompeta se tocará según se nos relata “El primer ángel tocó la trompeta, y hubo granizo y fuego mezclados con sangre, que fueron lanzados sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles se quemó, y se quemó toda la hierba verde” , cuando se toque la primera trompeta, no la oiremos, pero sí sabremos que ha

sido tocada, porque veremos en la tierra cómo caerán del cielo granizo y fuego mezclados con sangre, y veremos cómo la tercera parte de los árboles de la tierra se quemarán, y la hierba verde también fenecerá; Cuando ocurran aquellos hechos, sabremos que habrá comenzado la fiesta de las trompetas para el Señor, habrá comenzado no el ensayo que se había venido haciendo en la tierra, sino más bien la fiesta real, la fiesta que profetizaba aquel ensayo que por milenios ha sido ensayado, y ocurrirá entonces que todo aquel que se percate de ésta trompeta, y que se percate que la fiesta verdadera hubo comenzado, deberá afligir su corazón, a como se nos ha ordenado “tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová. Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios” este día a como todos los demás después de haber entregado nuestra alma a Cristo, será día de reposo, afligiremos nuestro corazón a fin de arrepentirnos de todos nuestros pecados, porque aquel que desde aquel día no aflija su corazón será cortado de entre el pueblo de Dios, será advertencia del advenimiento aquella primera trompeta, los seres humanos todos veremos la obra de Dios sobre la tierra, pero aquellos opositores a Dios, no afligirán su corazón, porque supondrán que aquellos acontecimientos estarán ligados a fenómenos naturales comunes, más bien, muchos querrán aprovecharse de la situación para encarecer la vida de las personas y hacerla aún más difícil, por lo cual, en efecto muchos se afligirán, pero de esos muchos , pocos se arrepentirán. Entonces será tocada la segunda trompeta, y se nos relata “El segundo ángel tocó la trompeta, y como una gran montaña ardiendo en fuego fue precipitada en el mar; y la tercera parte del mar se convirtió en sangre” (APC 8:8), en la segunda trompeta, la cual no oiremos, veremos cómo en el mar caerá una montaña de fuego, la que como consecuencia generará que la tercera parte del mar se convirtiera en sangre, serán días terribles sobre la tierra, serán días tristes, días en que las cosas parecerán malas, pero para los escogidos serán señales del advenimiento de la victoria, pero como en todo advenimiento de victoria hay momentos fatídicos, así también serán aquellos momentos fatídicos, y habrán grandes problemas a raíz de aquella segunda trompeta, pues morirán la tercera parte de los peces, habrá hambre y problemas económicos de grandes magnitudes, entonces serán los ayunos de los pueblos, y a muchos le habrá servido ofrecer ayunos al Señor, porque habrán practicado para estos momentos; pero aún faltará más, porque vendrá la tercera trompeta, de la que se nos escribe “El tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una gran estrella, ardiendo como una antorcha, y cayó sobre la tercera parte de los ríos, y sobre las fuentes de las aguas. Y el nombre de la estrella es Ajenjo. Y la tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo; y muchos hombres murieron a causa de esas aguas, porque se hicieron amargas” (APC 8:10,11), si ya la tercera parte del mar se hubo convertido en

sangre y la tercera parte de los peces habían muerto en la trompeta anterior, en esta tercera trompeta caerá sobre las fuentes de las aguas dulces y consumibles un elemento que se denomina Ajenjo, y se amargará el agua, muchos hombres morirán a causa de la falta de agua consumible, más aflicción caerá sobre la tierra, pero todo esto será para que el hombre se arrepienta de su mal camino, todo esto será por amor, con la intención de provocar en el hombre aquel arrepentimiento del cual se le habría pasado predicado todo aquel tiempo antes de las trompetas; Y vendrá la cuarta trompeta, de la que se nos dice “El cuarto ángel tocó la trompeta, y fue herida la tercera parte del sol, y la tercera parte de la luna, y la tercera parte de las estrellas, para que se oscureciese la tercera parte de ellos, y no hubiese luz en la tercera parte del día, y asimismo de la noche. Y miré, y oí a un ángel volar por en medio del cielo, diciendo a gran voz: ¡Ay, ay, ay, de los que moran en la tierra, a causa de los otros toques de trompeta que están para sonar los tres ángeles!” (APC 8:12,13) tendremos en la tierra como señal del cuatro toque de trompeta, el oscurecimiento de la tercera parte del día, es decir si el día tiene doce horas, significa que en aquella época el día tendrá ocho horas de luz, así mismo las horas en que la luna reflejaba luz será de una tercera parte de tiempo menos; Entonces sabremos, que si los anteriores toques de trompetas fueron terribles, los que faltarán serán aún más terribles; Y vendrá el quinto toque de trompeta “El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo. Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo. Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra. Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes. Y les fue dado, no que los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre. Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos. El aspecto de las langostas era semejante a caballos preparados para la guerra; en las cabezas tenían como coronas de oro; sus caras eran como caras humanas; tenían cabello como cabello de mujer; sus dientes eran como de leones; tenían corazas como corazas de hierro; el ruido de sus alas era como el estruendo de muchos carros de caballos corriendo a la batalla; tenían colas como de escorpiones, y también aguijones; y en sus colas tenían poder para dañar a los hombres durante cinco meses. Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego, Apolión” (APC 9:1-11), en la quinta trompeta, será el primer ¡ay!, habrá sido hollada la tierra, traspasada de lado a lado, abriéndose al abismo, y se nublarán los cielos, es ahora que entenderemos la señal que los volcanes nos dan hoy en

día, pues humo saldrá de aquel inmenso e infinito cráter que se formará sobre la tierra, y se oscurecerá toda la tierra, de tal manera que no habrá diferencia entre día y noche, ni entre día y día, ni entre hora y hora, ni entre noche y noche, y así en la oscuridad será soltada aquella plaga, insectos que son como langostas, con cara de hombre, cabello como de mujer, fuertes como caballos de guerras, dientes de león, y colas de escorpiones, y su misión será atormentar día y noche y por cinco meses a los hombres que no hubiesen sido sellados por Dios, aquellos que aún no se hayan arrepentido, todos aquellos querrán morir, pero la muerte les huirá, las langostas atormentarán mas no los matarán, esperando que se arrepientan de corazón; Y vendrá la sexta trompeta, de la que se nos dice “El sexto ángel tocó la trompeta, y oí una voz de entre los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de Dios, diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta: Desata a los cuatro ángeles que están atados junto al gran río Éufrates. Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban preparados para la hora, día, mes y año, a fin de matar a la tercera parte de los hombres”, ante este sexto toque de trompeta, serán liberado cuatro ángeles que desde antes habían estado esperando este día, para ejecutar matanza sobre la tierra, y la tercera parte de la humanidad de esa época serán muertos, pues un ejército de jinetes de doscientos millones al mando de estos cuatro Ángeles, recorrerán la tierra, y matarán a los hombres, a una tercera parte de ellos, pero aún con esta gran matanza, se nos relata “Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron de adorar a los demonios, y a las imágenes de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar; y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos” . Antes de la séptima trompeta, antes de la última trompeta, habrá un tiempo, un tiempo en el que se dará oportunidad a los hombres que hayan quedado sobre la tierra para que se arrepientan, pues el objetivo de ésta fiesta realmente es el arrepentimiento, porque se nos dirá “…Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes”, será necesario profetizar nuevamente, es decir, predicar el evangelio otra vez, pues muchas cosas aún no habrán sido reveladas, y se nos dará un nuevo libro, en el que aquellas cosas estén escritas, pues la biblia que hoy conocemos fue confeccionada por hombres, quienes tomaron algunos libros y otros fueron desechados, pero entre los que fueron desechados había todavía palabra necesaria para ser conocida por los hombres, pues durante todo este tiempo el hombre ha pensado que nada que esté escrito fuera de la biblia que el hombre conoce es válido, cuando lo cierto es que Pablo nos dijo “No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno” porque los hombres se han acostumbrado que lo que ya fue incluido en la biblia eso es todo lo que ha sido revelado, pero realmente hay muchas cosas que aún no están en la biblia que

los hombres conocen, no porque no se haya anunciado, sino porque el hombre se tomó la atribución de limitar la fuente escrita del conocimiento. Una vez que se haya profetizado nuevamente sobre la tierra, y que ya todos aquellos a los que les estaban ocultas muchas cosas las hayan conocido, entonces será cumplido, aquello “Los postreros serán primeros” porque los postreros en su totalidad conocerán toda la verdad plena, no como los primeros, los cuales unos pocos conocieron y los muchos no las conocieron; Por eso también se nos dice “sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas”, de tal manera que el misterio de Dios se consumará, cuando todos los escogidos conozcan a plenitud los misterios de Dios, es decir, las cosas que hoy están y han estado oculta a los muchos, mas no así a los pocos, porque entre los muchos hay unos pocos a los que sí se les ha dado a conocer estos misterios de Dios, y no han sido conocido por los muchos, no porque los pocos se hayan guardado estas cosas, sino porque los muchos en su jactancia se han hecho oídos sordos a los pocos, haciéndolos menos, por no tener títulos firmados por catedráticos universitarios, pues apartaron sus oídos de la verdad, siguiendo todo viento de engaño, y creyendo como verdadero todo andrajo de Teología humana. Durante este período de gracia, ocurrirán muchos eventos, pues al profetizar nuevamente, ya con la plenitud de la palabra de Dios, y las cosas reveladas por completo, se dará facultad al hombre de medir el templo, y con respecto a ello se nos dice “Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él. Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses” (APC 11:1,2) ¿Qué significa esto? Es hasta en ese momento que Dios dará facultad al hombre de medir su templo, pero no es el templo de concreto físico, sino la Iglesia, es hasta entonces que podrá el hombre hacer lo que hoy muchos se han atrevido a hacer, que es “contar el pueblo de Dios”, formar las congregaciones santas y podrá el hombre conocer, identificar y detectar a los verdaderos hijos de Dios, porque durante mil doscientos sesenta días se predicará el evangelio nuevamente mediante los dos olivos del Señor, para hacer manifiestos a los que habrán de ser escogidos, y diferenciarlos de entre los falsos hijos; Entonces los que aún son gentiles serán dejados en el patio exterior del templo, es decir, que los que aún sean hallado como gentiles serán aislados de la congregación de Dios, apartados del pueblo, o como la solemnidad de la fiesta de las trompetas nos lo dice “Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo”, Así que, la nueva predicación será: Para dar a conocer todas las cosas que hasta ese momento estuvieren ocultas, y hacer manifiesta a la verdadera

Iglesia de Dios, para separarla de los gentiles, los cuales serán cortado de su pueblo, porque no afligieron su corazón, pues no tuvieron el arrepentimiento que la solemnidad exige; Para que ocurra lo dicho ´por el Apóstol Pablo “para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados” , Acá se cumplirá lo dicho por el Maestro “Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos” , pues en esta parte de la historia será entonces que la Iglesia ate lo que ha de ser atado en los cielos y desate a quienes han de ser desatados en el cielo, ; Entonces, cuando haya tal separación, estos que han quedado fuera del conteo, asediarán a los escogidos por cuarenta y dos meses, y se cumplirá lo dicho “Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado. Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos, no entren en ella. Porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas” (LC 21:20-22), entonces ocurrirá “Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará”, he aquí, que durante el asedio contra los dos olivos la bestia y su ejército, hará guerra contra ellos y los matará, esto es, la guerra contra los verdaderos hijos de Dios, los que andarán predicando la verdad absoluta, el verdadero Misterio de Dios, y sucederá que cuando ya haya muerto el último santo, se dará la resurrección de los muertos, pero no la resurrección de los pecadores, sino la de aquellos que murieron en Cristo, de lo cual se nos dice: “Pero después de tres días y medio entró en ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los vieron. Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube; y sus enemigos los vieron” (APC 11:11,12), y serán los resucitados, y los resucitados y los escogidos de entre los vivos serán los que subirán en una nube a recibir al Salvador en su segunda venida, pues habrá sido sonada la séptima trompeta, de la que se nos dice: “El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos” (APC 11:15), al sonido de la séptima trompeta, habrá alumbrado la justicia, se habrá hecho manifiesta la luz verdadera, habrá vuelto el día, mediante ella será la resurrección de los muertos que murieron en Cristo, y a su sonido el reino habrá sido cedido al Rey de reyes, quien engalardonará a sus escogidos, y los tomará por pueblo, y gobernará por mil años no sólo para ellos, sino también gobernará para los gentiles (desobedientes) que habrán quedado, pues todavía el Rey debe reinar para toda la tierra, para los suyos y para los que no son suyos, pues es el tiempo de la siega, y recordemos que Dios ha dicho “Cuando segareis la mies de vuestra tierra, no segaréis hasta el último rincón de ella,

ni espigarás tu siega; para el pobre y para el extranjero la dejarás…” , pero además siendo Cristo obediente, tendrá en cuenta lo antes escrito “Si encontrares el buey de tu enemigo o su asno extraviado, vuelve a llevárselo. Si vieres el asno del que te aborrece caído debajo de su carga, ¿le dejarás sin ayuda? Antes bien le ayudarás a levantarlo. No pervertirás el derecho de tu mendigo en su pleito” (Éxodo 23:4,5), Así es que, Cristo gobernará sobre buenos y malos, sobre todos los reinos, pues recuerda lo que está escrito “… porque todos los que tomen espada, a espada perecerán”, pues, así como los desobedientes gobernaron sobre los obedientes, y sometieron al pueblo de Dios en su sistema, así mismo Cristo gobernará sobre ellos, y así como nosotros fuimos extranjeros aquellos serán extranjeros en el reino de nuestro Mesías, y así como nosotros fuimos perseguidos por amar la verdad, aquellos serán perseguidos por amar la mentira y la vanidad, pues por eso se nos dice “De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso” (APC 19:15) por eso también se escribe “Los quebrantarás con vara de hierro; Como vasija de alfarero los desmenuzarás. Ahora, pues, oh reyes, sed prudentes; Admitid amonestación, jueces de la tierra. Servid a Jehová con temor, Y alegraos con temblor. Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino; Pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en él confían” (Salmos 2:9-12) y también se nos dice “Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono” (APC 12:5) de tal manera si Cristo reinara sólo sobre su pueblo a como muchos piensan, ¿Para qué requiere reinar con vara de hierro, si sabemos que su pueblo es obediente? Pero Él reinará con vara de hierro, porque en el campo de su heredad aún habrán bueyes de su enemigo, pues Él verdaderamente mostrará su gloria no sólo a quienes sabemos y sentimos su gloria en nuestros corazones mediante la manifestación de su Espíritu, sino que, de la misma manera que fue objeto de burla y oprobio frente a muchos pecadores, así mismo se mostrará en gloria ante aquellos que de su nombre se burlaron, e hicieron mofa de su doctrina y sabiduría, y así como los pecadores lo vieron en humillación y debilidad, ahora lo verán en gloria y poder; ¿A caso crees que Él se humillo entre pecadores para gloriarse sólo entre justos? Él fue visto en su debilidad por justos y pecadores y será visto en su gloria por justos y pecadores; Él vendrá y hará lo que a Israel le fue encomendado hacer cuando entró en la tierra prometida, batallar con aquellas naciones pecadores hasta llegar a su exterminio total, para que no pase como una vez pasó con Israel, los cuales no pudieron acabar con aquellas naciones y se compadecieron de algunos, para luego ser enredado en sus redes. Cristo vendrá por segunda vez a la tierra en gloria al sonido de la séptima trompeta, en aquel día primero del mes séptimo, y será santa convocación, y

nadie hará trabajo de siervo, pues a partir de ése día no habrá más servidumbre de los escogidos para con los hombres, pues habrá comenzado aquel día el reinado del heredero; Cristo juzgará en las naciones porque también se escribe “Juzgará entre las naciones, Las llenará de cadáveres; Quebrantará las cabezas en muchas tierras” Él gobernará con vara de hierro y ¿Qué significa esto? Aquel que se oponga y no se someta a su reino y a su ley que es santa, este habrá de perecer, por eso se escribe “Mas todo primogénito de asno redimirás con un cordero; y si no lo redimieres, quebrarás su cerviz…”, ésta será entonces su siega, la escogencia de aquellos con los que compartirá su gloria, alegría y gozo; hará la recolecta de los suyos, de sus frutos, para esperar el gran día, el día décimo del séptimo mes, esto es: El milenio que ha de gobernar a buenos y a malos, porque llegado el día décimo (El milenio) una nueva fiesta habrá llegado, la fiesta de la expiación. Fiesta de expiación: En este mismo séptimo mes, ya en el día diez, llega la fiesta de expiación, de la cual se nos dice: “También habló Jehová a Moisés, diciendo: A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová. Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios. Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo. Y cualquiera persona que hiciere trabajo alguno en este día, yo destruiré a la tal persona de entre su pueblo. Ningún trabajo haréis; estatuto perpetuo es por vuestras generaciones en dondequiera que habitéis. Día de reposo será a vosotros, y afligiréis vuestras almas, comenzando a los nueve días del mes en la tarde; de tarde a tarde guardaréis vuestro reposo” (LV 23:26-32), El día de la expiación, en el ensayo terrenal, es una celebración en la que aquellos que la guardan en el ensayo, no hacen ninguna labor este día, el cual comienza desde la tarde del día noveno y finaliza hasta la tarde del día décimo, este día incluso es un ayuno de tarde a tarde, es día de contristar el corazón; Pero la fiesta real, será tras aquel milenio de gobierno mesiánico, pues será suelto en aquel día Satanás, y vendrá a buscar a los bueyes de su pertenencia, vendrá a tentar a muchos pueblos, quienes se unirán con Él, y así se nos relata “Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar” (APC 20:7,8), esto ocurrirá la tarde del día noveno del mes séptimo, esto es, los postreros días del Milenio de reinado, y logrará Satanás reunir a los suyos, haciendo por fin la marcada separación entre los escogidos y los rechazados, esta será la escogencia final, la última refregada que Dios dará a la humanidad antes de hacerla completamente limpia; Y entonces, ya reunidos todos los soldados de Satanás cuyo número será como la arena del mar, estos sitiarán a la ciudad santa, y cuando se dispongan a atacar al

campamento de los santos ocurrirá pues la lluvia de fuego, la cual caerá sobre aquellos hijos de Satanás, y los consumirá por completo, esta pues, será la expiación, en la que afligiremos nuestros corazones cuando nos veamos asediados y cuando veamos descender fuego del cielo sobre los malos, y habrá venido este día el Padre, y realizará juicio sobre vivos y muertos, y este es el día de la resurrección final, en la que los muertos que no murieron en Cristo despertarán para ser juzgados según sus obras, conforme a lo registrado en el libro de la vida, y los lanzará al gran lago de fuego, en donde ya estarán Satanás y sus secuaces; Es entonces el juicio final, lo que se propone la palabra cuando prescribe el día de la expiación, pues es el día en que aquel que no se afligiere es cortado de su pueblo, y es este día el preciso para poner punto y final a la maldad, a la violencia y al pecado, pues el mismo demonio se encargará de sacar a los suyos de entre los escogidos, será él mismo el que saque a los infiltrados que están entre los escogidos, para ese fin (objetivo) será soltado, para que una vez los reúna a todos según él para recuperar el reinado sobre este mundo, habrá venido sobre él y los suyos, el juicio final. La expiación es entonces, el exterminio total de pecados y pecadores, y la aflicción producida desde el día noveno, es el asedio que provocarán Satanás y sus súbditos cuando sitien el campo de los Santos, mas el fuego final es la extinción del pecado sobre la tierra, en esto consiste la expiación, entonces, la fiesta de la expiación es la sombra profética del Juicio justo y final de Dios. La fiesta de los Tabernáculos, respecto a esta fiesta se nos manda “Pero a los quince días del mes séptimo, cuando hayáis recogido el fruto de la tierra, haréis fiesta a Jehová por siete días; el primer día será de reposo, y el octavo día será también día de reposo. Y tomaréis el primer día ramas con fruto de árbol hermoso, ramas de palmeras, ramas de árboles frondosos, y sauces de los arroyos, y os regocijaréis delante de Jehová vuestro Dios por siete días. Y le haréis fiesta a Jehová por siete días cada año; será estatuto perpetuo por vuestras generaciones; en el mes séptimo la haréis. En tabernáculos habitaréis siete días; todo natural de Israel habitará en tabernáculos, para que sepan vuestros descendientes que en tabernáculos hice yo habitar a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto. Yo Jehová vuestro Dios”, Si la fiesta de las trompetas significan las últimas campanadas para el arrepentimiento de la humanidad y anuncian el advenimiento de nuestro Salvador, y si la fiesta de pentecostés es el ofrecimiento del grano maduro a Jehová, es decir, es la entrega del reinado del Mesías a Jehová, y si la expiación es el Juicio final, entonces, ¿Qué es la fiesta de los Tabernáculos? Bueno, esta fiesta fue dada en forma de remembranza de que Dios hizo morar a su pueblo en tiendas mientras vagaban sin tierra propia por el desierto; Al respecto se nos dice “Y acuérdate de que fuiste siervo en Egipto; por tanto, guardarás y cumplirás estos estatutos. La fiesta solemne de los tabernáculos harás por siete días, cuando hayas hecho la cosecha de tu era y

de tu lagar. Y te alegrarás en tus fiestas solemnes, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, y el levita, el extranjero, el huérfano y la viuda que viven en tus poblaciones. Siete días celebrarás fiesta solemne a Jehová tu Dios en el lugar que Jehová escogiere; porque te habrá bendecido Jehová tu Dios en todos tus frutos, y en toda la obra de tus manos, y estarás verdaderamente alegre” (DT 16:12-15), La fiesta de los Tabernáculos, es fiesta de alegría completa, de regocijo, es fiesta donde no hay ya aflicción, donde no hay razón para sentir dolor alguno, es alegría plena, aquí ya no hay sacrificios, ni sangre, es simplemente alegría pura de felicidad y de amor en el Señor; ¿Qué significa esto? El Salmo 61:4 nos dice “Yo habitaré en tu tabernáculo para siempre; Estaré seguro bajo la cubierta de tus alas” ¿Qué es entonces la fiesta de los Tabernáculos? Es la fiesta eterna de nuestro Dios, es la fiesta en que nos alegraremos delante de su presencia, habitando en su tabernáculo, y ¿Qué es su Tabernáculo? Bueno, Jesús de Nazaret nos dijo “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros” (JN 14:2) Así que, el Tabernáculo de Dios, es la casa de Dios, de la cual nos habló Jesús, casa en la cual cada uno de los escogidos tiene apartada una habitación, será entonces alegría perpetua la fiesta real de los Tabernáculos, y será eterna porque la solemnidad nos dice “el primer día será de reposo, y el octavo día será también día de reposo” eso significa que la fiesta es eterna, porque aquel octavo día no terminará nunca, pues nunca llegará, pues ¿Qué dice la escritura? “Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación”, no llegará aquel octavo día, el cual si llegase también sería de alegría y de reposo, porque la palabra nos dice “Pero su favor dura toda la vida”, y se escribe también “que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre”, no llegará aquel octavo día, porque no habrá más tardes ni noches, sino que será de mañana para siempre. La solemnidad de la fiesta nos dice que “Y tomaréis el primer día ramas con fruto de árbol hermoso, ramas de palmeras, ramas de árboles frondosos, y sauces de los arroyos, y os regocijaréis delante de Jehová vuestro Dios por siete días” , el primer día sabiendo que todo lo visible es nuestro y que entre lo visible estarán todos los árboles del Paraíso, entonces la gran alegría nos impulsará a tomar ramas de árboles de todo fruto, de los cuales nos alimentaremos con alegría, cantando y glorificando a nuestro Dios, maravillados de tanta belleza de la que será revestida la tierra, y de lo cual se nos dice “Tierra, no temas; alégrate y gózate, porque Jehová hará grandes cosas. Animales del campo, no temáis; porque los pastos del desierto reverdecerán, porque los árboles llevarán su fruto, la higuera y la vid darán sus frutos” (Joel 2:21,22) Porque aquel día en que la tierra haya sido limpiada del pecado y de toda inmundicia, habrá acabado la maldición sobre el hombre

y con ello habrá acabado la maldición contra la tierra, y al respecto se nos dice “Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán” (APC 22:3) de manera tal que los motivos para alegrarse serán muchos, y serán eternos, la fiesta de los Tabernáculos es entonces, la fiesta que el hombre hará ante el Señor, cuando todo, todo, todos los Misterios de Dios, toda la profecía, toda la promesa haya sido cumplida, pues será eterna felicidad; Por eso la solemnidad de la fiesta nos dice “cuando hayáis recogido el fruto de la tierra, haréis fiesta a Jehová por siete días” , ¿Cuándo es que los frutos de la tierra se habrán recogido? Cuando el Mesías entregue el Reino a su Padre, ¿Y Cuándo lo entregará? Cuando Él haga juicio a vivos y muertos y haya exterminado toda maldad de la tierra, es hasta después de estos eventos, que nos abriremos paso a la fiesta eterna de los tabernáculos, es entonces que llegará la alegría eterna. En la ley entonces, está profetizado todo, ahí está implícita no sólo la norma, la regla, la forma de vida, sino que también, dentro de ése cúmulo de normas están las señales, los mapas, la brújula, el camino, y la salida del cautiverio humano, por eso el Mesías fue claro y dijo “La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él. Pero más fácil es que pasen el cielo y la tierra, que se frustre una tilde de la ley”, Porque en efecto la ley y los Profetas eran hasta Juan, pero esto no significa que después de Juan, la ley y los Profetas perdieron valor, sino que desde Juan, lo que vino fue el enuncio del reino de los Cielos, mediante el evangelio de Jesús, y el ministerio de sus apóstoles; Pero cuando se dice que la ley y los Profetas eran hasta Juan, lo que realmente se nos dice es: Que hasta Juan se sellaba la escritura antigua, hasta ahí había una división escritural, hasta ahí se detenía el anuncio de la palabra de Dios mediante los profetas, hasta ahí llegaban las advertencias; Porque de Cristo en adelante, Dios no anunciaría su palabra por profetas sino que Él mismo mediante el Espíritu declararía la verdad a cada persona sin acepción alguna, porque el sacerdocio humano Aarónico había concluido, a como la promesa lo decía “Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado”,( JM 31:34), Porque siendo Cristo el Mayor de los profetas, y siendo sus doce apóstoles sus testigos y su voz en lo nuevo escrito, ¿Para qué más profetas?, porque habiendo enviado al Espíritu Santo, el cual enseña e instruye al humillado de corazón ¿Para qué más profeta? , pero con la finalización de la era profética ¿Se acabó la profecía? De ninguna manera, la profecía más bien se ha multiplicado y se multiplicará, porque si aquellos pocos en los que moró el Espíritu escribieron, predicaron y enseñaron mucho ¿Cuánto más ahora que el Espíritu ha decidido morar en cada uno de los que ama a Dios? Porque ahora hay, y en los postreros días

habrán más y más anunciadores del reino llenos de santidad, que hablarán palabra verdadera y profética, porque antes el Espíritu moraba en unos pocos y en determinados tiempos, pero ahora morará en muchos; La ley y los profetas eran hasta Juan, porque hasta ahí todo era vino viejo el cual era echado en odres viejos, pero ahora ha llegado el vino nuevo, el que ha sido echado en odres nuevos; ¿Qué ha pasado con ambos vinos? Que estos últimos que conocieron el nuevo vino, deben tomar el vino antiguo para hacer la mezcla, de la cual la sabiduría nos dice “Venid, comed mi pan, Y bebed del vino que yo he mezclado. Dejad las simplezas, y vivid, Y andad por el camino de la inteligencia”; Porque la promesa nos decía “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo” (Joel 2:28-30), Si la ley y los profetas eran hasta Juan ¿Qué es lo que habría de venir?, ¿Qué es lo que acabaría? Acabaría la época en que el Señor hablaba a uno para que ese uno fuera a anunciar a los escribas y Sacerdotes e hicieran registro escrito de lo hablado, acabó la época en que Dios se valía de un solo hombre para depositar su palabra y conocimiento, y habría venido la era en que la profecía no sería cosa de un solo hombre; Sino que al ser derramado su Espíritu, todo hombre, todo niño, todo siervo, profetizaría; Todo aquel que se asiera del Santo Espíritu vería visiones, soñarían sueños, anunciarían prodigios en el cielo y en la tierra, por lo cual, no acabaron los profetas sino que se multiplicaron, no sería ya necesario que un hombre enseñara a otro sino que todo aquel que pidiera el conocimiento, Dios se lo haría llegar directamente a él. Pero la profecía ahí está todavía, y no se ha cumplido toda ella, y Jesús es claro, pues nos dice “Pero más fácil es que pasen el cielo y la tierra, que se frustre una tilde de la ley”, y ¿Qué es lo que está en la ley y los profetas que debe de cumplirse? Todo lo que se anuncia detrás de cada fiesta solemne del Señor, todas aquellas cosas para la cual Dios mandó a ensayarse al hombre. Hemos hablado de la ley en el Plan de Salvación, pero ¿Qué hay de los Profetas? Si ya había ley ¿Para qué levantó Dios a los profetas? Dios sabía que el sacerdocio humano se adormecería, y al adormecerse requería de mensajeros que estuviesen en constante acción contra los dormilones, requería de hombres llenos de su Espíritu a fin de infundir aliento y disciplina a los dormilones, a fin de despertar y abrir los ojos a quienes pacificaron su espíritu en su alabanza; Requería de personas que recordasen a los guías de su pueblo sus estatutos, se serviría de obreros encargados de supervisar y controlar la obra de la ley dentro de su Pueblo, se serviría de aquellos en quienes depositó advertencias de qué pasaría se había desobediencia, requería de espías; ¿Entonces la ley no estaba aún completa? La ley estaba perfecta y completa,

pero ¿A caso no vemos entre los humanos que hay leyes, y sobre las leyes autoridades que la ejecutan, pero sobre quienes la ejecutan hay supervisores y controladores? Pues los profetas eran quienes advertían al pueblo las cosas que vendrían producto de su desobediencia; Pero también mediante los profetas, Dios anunció los eventos que sucederían, y lo más importante, la llegada del Mesías, el cumplimiento que el Mesías daría a la ley, los beneficios que traería el Mesías, el destino de la tierra en manos del Mesías, la bendición que nos traería el Mesías, nos anunciaron cómo, dónde habría de nacer el Mesías, así como el dónde, el cómo y el porqué había de padecer; En fin, mientras la ley anunciaba los tiempos mediante los ritos, ensayos y fiestas, los profetas anunciaban a aquel que habría de dar cumplimiento a esas fiestas, a aquel que sería el centro de aquellas fiestas y ritos; Mientras la ley anunciaba mediante sus ritos y fiestas los tiempos por los que debía pasar la humanidad para ser limpia y libre, los profetas anunciaban a aquel que habría de ser protagonista de la libertad y de la limpieza del hombre, al artífice de la purificación; Mientras la ley purificaba a la mujer por la cual vendría al mundo el Salvador, los profetas disciplinaban a los encargados de la purificación, para que se cumpliera en el tiempo correspondiente (7 días) la purificación de aquella que aún menstruaba y que se cubría aún de impureza. La Ley y los profetas fueron el vientre y el pueblo de Israel, la mujer, por la cual Dios engendró a su hijo en la carne mediante el Espíritu, la ley y los profetas cumplieron por tanto un papel fundamental en el plan de salvación de Dios, pues mediante ellos fue engendrado el Mesías en la tierra, quien traería el anunció de la libertad y Él sería la libertad misma, quien traería el anuncio de paz y Él sería la paz misma, quien traería el anuncio del camino y Él sería el camino mismo.

CAPITULO VII. JESÚS, EL SALVADOR. La ley y los profetas eran el anuncio del Salvador, y son la sombra y el espejo de lo que habría de venir en torno al Salvador y en torno a aquellos que nos hemos adherido a su linaje, estas anunciaron a aquel que habría de venir a dar cumplimiento a los tiempos de Dios, a aquel que habría de encabezar la batalla contra el enemigo; La ley y los profetas perseguían un fin, el anunciar a Cristo y la obra que traería Dios a través suyo, este era su objetivo, anunciar su venida y obra, por eso se nos dice “porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree” (RM 10:4), así que cumplió la ley su cometido, y Cristo al fin llegó, y cumplió con todo aquello que habría de cumplir en su primera venida, dejando sembrado el campo para segar en su

segunda venida, y terminar de cumplir los tiempos y fiestas del Señor en su segunda venida. La ley y los profetas anunciaban al Salvador, el cual sería el centro de toda la profecía, de lo cual se nos dijo “…porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”, de manera que la ley y los profetas anunciaban a Jesús, pero era y es Jesús mismo el Espíritu de la profecía, por eso es que el fin de la ley es Cristo, del mismo modo que el fin de todo hombre es vivificar el Espíritu; Pero si el testimonio de Cristo es el Espíritu de la profecía, y el testimonio de Cristo es el Evangelio, entonces, el Evangelio es el espíritu de la profecía; De forma que, si el Evangelio es el Espíritu ¿Qué es la profecía sino su cuerpo? De manera que la ley y la profecía son el cuerpo (La Carne), y el Evangelio, el Espíritu del nuevo Adán que es Cristo, el hombre nuevo; ¿Qué es todo esto? Que en Israel fue hecho el nuevo hombre en el polvo mediante la ley, es decir, en Israel Dios formó al nuevo hombre de barro a través de la ley y los profetas; Pero mediante Cristo y el Evangelio, sopló aliento de vida, y dotó de espíritu a aquel nuevo hombre; De modo que, Israel representa al hombre que ha recibido a Dios en la carne, el cual sólo comprende las cosas tocante a las obras de la carne, pero en la Iglesia se representa al hombre que ha comprendido las cosas tocantes al Espíritu, las cuales son eternas; En Israel(La nación terrenal) se representa al hombre finito, el cual envejece conociendo el nombre de Dios mas no la verdad, pero en la Iglesia se representa al hombre que adquirió el nuevo linaje, el cual es eterno, pues día a día renueva su conocimiento hasta perfeccionarlo, y llega al conocimiento de la verdad plena de Dios. Así que, la ley y los profetas son el cuerpo del hombre, pero el evangelio es el aliento de vida, es el espíritu; De manera que ambos deben ser combinados, pues el Espíritu para ser oído y visto requiere del cuerpo donde habitar, y el cuerpo requiere del Espíritu para poder vivir; Por lo que, el Evangelio sin la ley, no es; Ni la ley cobra vida sin el evangelio; Por eso, la sabiduría ofrece un vino mezclado, esto es, la mezcla del vino viejo (La ley y los profetas) con el vino nuevo (El Evangelio); De manera que en Cristo se mezcla el Vino, y es hecho vino nuevo y mezclado, pues siendo Cristo el cumplimiento de la ley y la ley misma, y siendo Él el anunciador del Evangelio, entonces en Él se hayan mezclados ambos vinos, de manera que en Cristo está el cuerpo que es la ley y los profetas, y el Espíritu que es su testimonio. ¿Quién es entonces Cristo? Es el nuevo hombre santo y perfecto, cuyo cuerpo es Santo porque proviene de la ley y la profecía que son santas y perfectas, y cuyo Espíritu es Santo, el cual proviene de Dios que es Santo, y mediante el cual viene el Evangelio que es Santo; Cristo es entonces, la vivificación del hombre, el cual antes estaba muerto; Es Cristo por tanto, el hombre hecho a imagen y semejanza de Dios; Por lo cual sabemos, que cuando la palabra de

Dios nos dice que el hombre fue hecho a imagen y semejanza de Dios, no es de Adán sino de Cristo que se nos habla, no es del primero sino del postrer Adán que se nos habla; De manera que el hombre natural, este no es semejanza de Dios, sino que es el hombre espiritual el que es imagen y semejanza de Dios; Así pues, habla la palabra “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra” Mira pues, cómo Dios dijo “Hagamos” ¿A quién dijo Dios “Hagamos”? ¿No significa que Dios hablaba con alguien más? Por su puesto, Él hablaba a la sabiduría, que es la luz, que es su hijo, que es Cristo; Y cuando dice “Hagamos” ¿Qué significa? Que Dios haría una parte y Cristo la parte restante; Por lo que desde un principio, Adán (El hombre carnal) no estaba aún completamente creado, pues no estaba hecho para la eternidad, para lo cual requería del árbol de la vida, del cual nunca echó mano, pues éste pese a que había sido hecho a imagen y semejanza de Dios, traía la tendencia de perder la semejanza, pues aún estaba vacío, sin conocimiento; Pero la semejanza le sería devuelta con el nuevo Adán que es Cristo, el cual traía consigo eternidad y vida, pues en Él está el Árbol de la vida, que es sabiduría pura; De manera que por eso se nos dice “Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial”; Es con Cristo que nos vino la semejanza, es en Cristo que despertamos al perfecto Adán, el cual estaba muerto. Entonces Adán era cuerpo nada más, de manera que es imagen, pero el nuevo Adán es Espíritu, el cual es necesario para completar la creación del hombre, por eso de su boca conocemos “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra” , de forma que sabemos que la obra del padre, es acabada en Cristo, y si en Cristo es acabada, significa que la creación respecto al hombre aún no estaba completa con el primer Adán; Pues mientras el primero fue hecho para desobediencia por su ignorancia y vaciedad, el nuevo es hecho para obediencia por su sabiduría y conocimiento; Y si el primero era para desobediencia ¿Cómo podría haberle sido dado el árbol de la vida?, y si sabemos que la obra es acabada en Cristo, entonces sabemos que cuando Dios dijo “Hagamos al hombre a nuestra imagen” era a Cristo a quien le hablaba, y por tanto sabemos que el Padre la iniciaría, pero Cristo la completaría y la perfeccionaría, y sabemos que aquel “Hagamos” fue dicho al momento de crear al hombre; Así que, es Cristo quien completa y acaba la obra de Dios en el hombre, es Cristo quien completa la creación del hombre, otorgando a éste lo que en aquel momento le faltó para resistir la tentación, la sabiduría y el entendimiento, lo que conlleva a la obediencia; De manera que, El Padre creó al hombre en tanto Cristo edificaría su sabiduría; Necesario es pues, para alcanzar la semejanza de Dios, llegar al conocimiento de Cristo y a su semejanza. Sabemos entonces, que cuando Dios dijo hagamos, no se refería a una acción

inmediata, sino más bien a una acción que había de darse en tiempos, una acción progresiva, de procesos; De manera que en un tiempo fue hecho el hombre, la imagen, el formato o la forma; En otro tiempo su entendimiento, conducta, su espíritu, es decir, su aliento de vida; En otro tiempo la elección de los que asimilaron el entendimiento, y en otro tiempo la vida eterna en cuerpo incorruptible; Lo que significa, que hoy, en nuestro tiempo, es la etapa de la siembra del entendimiento en el hombre, tiempo en que el hombre busca y lucha por su aliento de vida, la forma de cómo pasar a la siguiente etapa de su creación; Faltando aún la escogencia y el cuerpo incorruptible; Lo que significa que, la creación del hombre se completa con la resurrección en cuerpo incorruptible; Una vez completada la creación del hombre, entonces, aquellos que hayan asimilado todos los procesos de su creación, serán devueltos a la tierra de donde habían salido en un tiempo, pero los que no aprobaron todos los procesos de creación, estos son quemados como desechos. Es hasta que se complete la creación del hombre, es decir, cuando el hombre resucite en cuerpo incorruptible, que se cumplirá lo dicho: “…y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra”, es hasta ese momento que el hombre real, el verdadero y completo hombre, el hombre hecho a la imagen y semejanza de Dios señoreará sobre todas las cosas en la tierra; Porque hoy el hombre no señorea sobre todas estas cosas, porque ¿A caso puede el hombre dar órdenes a las serpientes, a los leones, o a cualquier bestia en medio de la tierra?, o ¿Puede el hombre ordenar a los peces?, el hombre no hace estas cosas, pues, lo que el hombre hace es imponer su fuerza e inteligencia sobre las bestias, mas no señorea en ellas, a como Dios señorea sobre nosotros los que le amamos; De tal manera que, en aquel tiempo, cuando el hombre sea hecho a imagen y semejanza de Dios, señoreará sobre toda bestia, y la bestia no le obedecerá por su fuerza, ni por miedo, sino por amor al hombre; Pues el mismo amor que hoy cultivamos para Dios, ese mismo será cultivado en las bestias para los hombres, pues siendo el hombre hecho a imagen y semejanza de Dios, ¿No verá la bestia en el hombre su semejanza con Dios?, por eso se escribe “No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos. Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído. El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová” (Isaías 65:23-25), de forma que, será cuando el hombre despertare en la semejanza de Dios, que nos será dada facultad sobre todas las cosas sobre la tierra, pues en aquella época, antes que el hombre clame, Dios responderá, de manera que antes que el hombre ordene, la bestia acatará, pues le habrá sido dada esta facultad; Pues así como el hombre no puede luchar contra Dios ni lo debe siquiera pensar, así mismo, en aquella

época, la bestia no pasará siquiera por su cabeza el atentar contra el hombre, y la bestia respetará y amará al hombre cual Dios, pues en él verá el rostro del Señor, pues por eso se escribe “Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo” , de manera que, ¿Cuándo resplandecerá el rostro de Dios sobre nosotros? Cuando seamos hechos a imagen y semejanza suya, es decir, cuando el hombre haya sido creado completamente, y por eso las bestias verán en el hombre el rostro del Señor. Sabiendo que Dios salvaría a la humanidad escogida desde antes de la creación del universo, es racional pensar que también desde antes tenía previsto nombrar a un salvador, pues meritorio es hacer notorio que la humanidad al ser hallada desnuda en aquella primera desobediencia, fue vestida por el mismo Jehová con vestidos de pieles, y ¿Qué señal nos envió Dios mediante aquella acción? Que la desnudez de la humanidad escogida, es decir su pecado, sería cubierto por un cordero que Él mismo se proveería, y que con la piel de aquel cordero que Él escogería sería hecha la vestidura del hombre, así que el cordero de Dios no comenzó su actuación en el Plan desde aquel día en el calvario, sino que desde el principio, ya Dios tenía listo el cordero para cubrir la desnudez del hombre, pues ¿De dónde sacó Dios las vestiduras de piel con las que vistió al hombre y a la mujer? El cordero las proveyó en señal de que así como en el principio cubrió la desnudez de la humanidad con su piel, así mismo cubriría la desnudez de la humanidad con su sangre. Estaba previsto un Salvador para la humanidad, pero para conocer más a profundidad el Misterio del Salvador, es necesario conocer sobre José, el hijo de Jacob, de quien se escribe: “Aconteció que pasados dos años tuvo Faraón un sueño. Le parecía que estaba junto al río; y que del río subían siete vacas, hermosas a la vista, y muy gordas, y pacían en el prado. Y que tras ellas subían del río otras siete vacas de feo aspecto y enjutas de carne, y se pararon cerca de las vacas hermosas a la orilla del río; y que las vacas de feo aspecto y enjutas de carne devoraban a las siete vacas hermosas y muy gordas. Y despertó Faraón. Se durmió de nuevo, y soñó la segunda vez: Que siete espigas llenas y hermosas crecían de una sola caña, y que después de ellas salían otras siete espigas menudas y abatidas del viento solano; y las siete espigas menudas devoraban a las siete espigas gruesas y llenas. Y despertó Faraón, y he aquí que era sueño” (GN 41:1-7), respecto a este sueño José interpretó según revelación de Dios: “He aquí vienen siete años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto. Y tras ellos seguirán siete años de hambre; y toda la abundancia será olvidada en la tierra de Egipto, y el hambre consumirá la tierra. Y aquella abundancia no se echará de ver, a causa del hambre siguiente la cual será gravísima. Y el suceder el sueño a Faraón dos veces, significa que la cosa es firme de parte

de Dios, y que Dios se apresura a hacerla” (GN 41:29-32), ahora bien, esto fue lo que José Recomendó a faraón: “Por tanto, provéase ahora Faraón de un varón prudente y sabio, y póngalo sobre la tierra de Egipto. Haga esto Faraón, y ponga gobernadores sobre el país, y quinte la tierra de Egipto en los siete años de la abundancia. Y junten toda la provisión de estos buenos años que vienen, y recojan el trigo bajo la mano de Faraón para mantenimiento de las ciudades; y guárdenlo. Y esté aquella provisión en depósito para el país, para los siete años de hambre que habrá en la tierra de Egipto; y el país no perecerá de hambre. El asunto pareció bien a Faraón y a sus siervos” (GN 41:33-37), y la decisión de Faraón fue: “Y dijo Faraón a José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni sabio como tú. Tú estarás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tú. Dijo además Faraón a José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto. Entonces Faraón quitó su anillo de su mano, y lo puso en la mano de José, y lo hizo vestir de ropas de lino finísimo, y puso un collar de oro en su cuello; y lo hizo subir en su segundo carro, y pregonaron delante de él: ¡Doblad la rodilla!; y lo puso sobre toda la tierra de Egipto. Y dijo Faraón a José: Yo soy Faraón; y sin ti ninguno alzará su mano ni su pie en toda la tierra de Egipto” (GN 41:39-44); ¿Qué es todo esto?, ¿Ocurrió la historia de José sólo para que se contase en las futuras generaciones?, ¿No está aquí implícito el Misterio de Cristo? Para responder, diré primero, Dios dijo a Faraón “Y a la verdad yo te he puesto para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado en toda la tierra” (Éxodo 9:16), De tal manera que Dios levantó el poder de Faraón para mostrar a través de él su poder y para anunciar su nombre, y entre estas cosas no están exentas los Misterios de Dios y sus designios, pues en Egipto, Dios mostró de todo y para todo, pues en Egipto derramó su ira a como un día la derramará en toda la tierra, en Egipto recluyó en cautiverio a su pueblo a como ha recluido a la raza humana bajo el yugo de Satanás; en fin, en Egipto es previsible muchas cosas y misterio de nuestro Dios, pero por este momento, te hablaré del Misterio de Cristo que se pre visualiza en aquel sueño que Dios puso a Faraón, mediante la cual nos explica los tiempos de Dios y la Salvación que Dios nos prepara mediante su hijo. Primero que nada quiero recalcar que Cristo es la sabiduría de Dios, pues la sabiduría es su primogénita a como Cristo es su primogénito, por la sabiduría creó el universo y de Cristo también se nos dice: “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (JN 1:3), así que Jesús y la sabiduría, una misma persona son, la sabiduría es el hijo de Dios; Teniendo esto en consideración, y considerando a su vez que Dios dijo a Faraón “yo te he puesto para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado en toda la tierra”, entonces podemos decir que, Faraón simboliza a Dios y José a Cristo; Y teniendo estas consideraciones digo: Dios

vio desde la creación del universo aquel sueño, lo vio y lo supo, supo que la creación pasaría por momentos duros de ignorancia, de pecado, de violencia, de estremecimiento, de deshonra, y de ofensa contra su creador, que en la creación habría un momento lindo, de paz, de armonía, de abundancia y de limpieza; Pero que luego vendrían aquellos terribles momentos; De tal forma que, Dios tuvo aquella visión respecto a la creación, previendo así, los siete años (tiempos de Dios incalculables) de abundancia y los siete años de sequía; Y entonces contó a su sabiduría su sueño, y su sabiduría le dijo “He aquí vienen siete años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto. Y tras ellos seguirán siete años de hambre; y toda la abundancia será olvidada en la tierra de Egipto, y el hambre consumirá la tierra”, en este sentido, aquellos siete años de abundancia, son aquellos siete tiempos en que fueron dados aquellos siete pactos, tiempos en los que todo el grano (La palabra santa) fue recogida en bodegas (escritura), porque vendrían siete tiempos de hambre, y se requería según consejo de la misma sabiduría de Dios “de un varón prudente y sabio” , ¿Para qué? Para recoger los frutos en los años de abundancia, para que no falten en los años de hambre, y aquel varón prudente y sabio, se encargaría de encabezar tales tareas, y también Él se encargaría de administrar el granero en el tiempo del hambre, y ante el consejo de la sabiduría, Dios respondió “no hay entendido ni sabio como tú. Tú estarás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tú” , Ahora pues, escudriñemos a José y a Faraón, y sepamos de una vez, que José es el Espejo de Cristo, y que así como a José le fue dado el mando sobre Egipto, y le fue puesto el anillo de Faraón, así también a Cristo se le ha dicho “Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, Y como posesión tuya los confines de la tierra” (Salmos 2:7,8), y también le fue dicho “Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”, y ha dicho al Mundo “Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino; Pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en él confían” (Salmos 2:12), de tal forma, que así como a José le fue entregado Egipto para que lo administrara, y él a su vez tomó la tierra productiva de Egipto y la arrebató a quienes la administraban para que aquel grano pasase a sus manos, para recogerlo en bodegas en el tiempo de abundancia, y luego él suministrarlo a los necesitados, quienes recibirían provisiones solo contando con la firma y el sello de José; Así también, Cristo ha sido puesto sobre el universo, Dios puso el cetro del mando en sus manos, y lo ha sentado a su diestra diciendo: “He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto. Entonces Faraón quitó su anillo de su mano, y lo puso en la mano de José, y lo hizo vestir de ropas de lino finísimo, y puso un collar de oro en su cuello; y lo hizo subir en su segundo carro, y pregonaron delante de él: ¡Doblad la rodilla!; y lo puso

sobre toda la tierra de Egipto” , ha puesto Jehová a Cristo en su segundo carro, lo ha hecho vestir ropas de lino finísimo, quitó su anillo de su dedo y lo ha puesto en la mano de Jesús; Y Jesús ha tomado las riendas de Egipto (El universo) y ha recogido el grano de los años de abundancia. Los pactos de Dios, La ley y los profetas constituyen los siete años de abundancia que simbolizaban las siete vacas gordas que soñó Faraón, pues siete pactos tuvo que hacer Dios con el hombre para acumular y recolectar el grano (La escritura) para dejar que Cristo administrara el abastecimiento de grano a los hambrientos de los próximos siete años de escasés; Durante siete pactos, se acumuló la palabra de Dios, para que sustentara a los escogidos en el tiempo de la sequía, hoy; Siete pactos fueron, seis antes de Cristo y el pacto con Cristo, el cual encerró a los demás en uno sólo, quien pactó no sólo para Israel (La nación terrenal) sino que pactó para gentiles y judíos. Ahora es el tiempo del hambre, y Jesús administra las bodegas del grano, y Él da grano a los hambrientos que lo solicitan, nadie por muy hambriento que ande puede tomar comida de sus bodegas si antes no cuenta con su firma y su sello, por eso delante de Cristo se pregona ¡Doblad la rodilla! Al igual que antes se pregonó delante de José; Jesús entonces, es el Salvador del Mundo así como José lo fue de Egipto, Él está ahora, en los tiempos de hambre, al mando de la creación, y sólo Dios está por encima de Él, es Él quien suministra de alimento a todo aquel que lo necesite y en las proporciones adecuadas y correctas, para hacer durar el grano hasta que el tiempo de hambruna acabe. El hombre de hoy al igual que el hombre de aquella época de hambre se humilló delante de José, debe humillarse delante de Cristo también, porque en aquella época de José los hambrientos de humillaban para comprar el alimento, pero hoy, los hombres se humillan y el alimento se les da gratis; Pero el alimento que José proporcionaba alimentaba al cuerpo, sin embargo, el alimento que Cristo ofrece alimenta el alma y le da vida eterna. Jesús siendo salvador del mundo, ha tomado todo lo producido (La palabra) y nadie puede alimentarse de ella, si antes no dobla rodillas ante Él, nadie pues, puede entender a Dios, si antes no se entiende con Él; Así que el grano sustentador está en sus graneros, no en universidades, no en centros de Teología, por eso Él ha dicho “Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar”, de tal manera, que no es en la universidad ni mediante ciencia humana que se conoce a Dios, sino mediante Él, pero a Él ya nadie lo conoce en la carne sino en el Espíritu, así que la enseñanza no es por cuadernos y lápices, sino por escuela espiritual. Jesús fue nombrado Salvador, así como José fue nombrado Zafnat-panea que significa salvador; José fue nombrado salvador de Egipto, y Jesús Salvador del

mundo; Jesús estuvo entre nosotros como José estuvo entre sus hermanos una vez; Jesús fue rechazado por los suyos, de lo cual se escribe “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron”, fue traicionado por los suyos, entregado Pilato, y condenado por petición Judía; Así mismo, José fue vendido a los Ismaelitas, quienes lo vendieron a Potifar, quien a petición de su mujer lo condenó también; José estuvo por casi tres años en prinsión a causa de la acusación falsa de la mujer de Potifar, en donde fue luz a los prisioneros y ganó el cariño de muchos; Jesús también estuvo tres días en la tierra de los muertos en donde incluso fue luz para muchos que ya habían descendido, teniendo así oportunidad de arrepentirse aquellos que murieron antes que la luz viniese a la tierra, respecto de lo cual se nos escribe “Porque por esto también ha sido predicado el evangelio a los muertos, para que sean juzgados en carne según los hombres, pero vivan en espíritu según Dios”, ¿Te parecen coincidencias estas cosas? Pues te sigo contando; José fue sacado de la prisión por orden del Faraón para tomar la segunda silla de Faraón, y gobernar por sobre todo Egipto, siendo mano derecha de Faraón, y le fue entregado el anillo de Faraón de manos del mismo Faraón; Y Jesús, fue levantado de entre los muertos al tercer día, por orden de Jehová, quien lo sentó a su diestra, en su segundo trono, y colocó en su mano su anillo, dándole toda potestad sobre el universo; Jesús es Salvador del mundo y José fue salvador de Egipto por gracia de Dios; A José le fue dada esposa de entre las egipcias de la cual engendró a dos hijos, mientras a Jesús le fue dada esposa de manos de Dios, a la Iglesia la que habrá de dar a luz a sus dos olivos, de los cuales se nos dice “Estos son los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra” (Zacarías 4:14). Sabemos entonces, que Dios ha escogido a Jesús para salvar a su pueblo, sabemos entonces que así como José fue puesto en Egipto como segundo de Faraón, así mismo Jesús lo ha sido en el cielo, y sabemos que así como José, estando al mando de Egipto se acordó de los suyos, cuando en el tiempo de hambre expuso a Faraón sobre el hambre que atacaba a los suyos y Faraón le dijo “…Di a tus hermanos: Haced esto: cargad vuestras bestias, e id, volved a la tierra de Canaán; y tomad a vuestro padre y a vuestras familias y venid a mí, porque yo os daré lo bueno de la tierra de Egipto, y comeréis de la abundancia de la tierra. Y tú manda: Haced esto: tomaos de la tierra de Egipto carros para vuestros niños y vuestras mujeres, y traed a vuestro padre, y venid. Y no os preocupéis por vuestros enseres, porque la riqueza de la tierra de Egipto será vuestra” (GN 45:17-20), y por su parte Cristo ha expuesto sobre nuestra hambruna ante el Padre, y el Padre ha dicho a nuestro Señor lo mismo que Faraón dijo a José, y ha cargado nuestras bestias, que son nuestros cuerpos, y nos ha llenado de alimento mediante el Espíritu Santo, y nos ha mandado a decir “Y no os preocupéis por vuestros enseres, porque la riqueza de la tierra de Egipto será vuestra” ; Así que José fue enviado a

Egipto por Dios y no por sus hermanos, para proveer a los suyos de vida, sobre lo cual se escribe “Y Dios me envió delante de vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación” (GN 45:7), en cambio Jesús, también fue traicionado por sus hermanos y enviado a matanza, no por voluntad de sus hermanos sino por voluntad de Dios, por aquella misma razón, y de lo cual también se escribe “…yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (JN 10:10) , Así pues, si Él dice que ha venido para que tengamos vida, claramente nos dice que antes no la teníamos; José , antes de conceder a sus hermanos el derecho de venir con él a Egipto a disfrutar de los bienes que a él le fueron dados, los puso a prueba, prueba difícil, a fin de probar su cambio y su fidelidad; Así mismo Jesús, antes de llevarnos hacia Él, primero nos prueba grandemente, a fin de comprobar si nuestra fidelidad es sincera, al respecto se nos dice “Levántate, oh espada, contra el pastor, y contra el hombre compañero mío, dice Jehová de los ejércitos. Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas; y haré volver mi mano contra los pequeñitos” (ZC 13:7), y continúa y dice “Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. El invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios” (ZC 13:9), además nos dice “Tú has probado mi corazón, me has visitado de noche; Me has puesto a prueba, y nada inicuo hallaste; He resuelto que mi boca no haga transgresión” (Salmos 17:3), Así que, el salvarnos ¿Qué es?. Jesús es el salvador, que nos salva del día malo, aquel día previsto por Dios para derramar su ira, aquel día previsto para la destrucción de toda la obra muerta del hombre, de lo cual se escribe “oh vosotros que dilatáis el día malo, y acercáis la silla de iniquidad. Duermen en camas de marfil, y reposan sobre sus lechos; y comen los corderos del rebaño, y los novillos de en medio del engordadero; gorjean al son de la flauta, e inventan instrumentos musicales, como David; beben vino en tazones, y se ungen con los ungüentos más preciosos; y no se afligen por el quebrantamiento de José. Por tanto, ahora irán a la cabeza de los que van a cautividad, y se acercará el duelo de los que se entregan a los placeres” (Amós 6:3-7), y por ello se nos manda “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno” (Efesio 6:13-16), porque la humanidad está condenada desde su pecado primero a pena de fuego eterno, y al respecto se nos dice “pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los

hombres impíos” (2da. Pedro 3:7), de tal manera que Cristo es la red mediante la cual Dios salió de pesca a las aguas del mundo, y los peces que a esta red se lleguen, estos serán los que Dios salvará de aquel día malo, somos pues como Lot, a quien visitaron los Ángeles dándole aviso de la destrucción, dándole la oportunidad de salvarse, y una vez que decidieron salir de la ciudad mala, no debían volver a ver atrás; Así somos hoy, pues Cristo nos ha visitado y nos ha dicho y advertido de la destrucción venidera a fin de que salgamos de la ciudad mala, bajo la misma advertencia, no volver atrás, porque a como Pablo nos dijo “Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo a edificar, transgresor me hago”, sin embargo destinados estamos muchos a volvernos sal, pues, lo que ocurrió con la esposa de Lot, no es casual, pues aunque fue llamada a la salvación no disfrutó de ella, por haber mirado hacia atrás, y así también muchos de los que hoy han sido llamados volverán hacia atrás su mirada, convirtiéndose en estatuas de sal, así que aunque muchos ya vamos corriendo de entre la ciudad mala, muchos están volviendo su mirada hacia atrás, y aunque no lo saben aún, ya se han vuelto estatuas de sal. Cristo nos salva del día malo, de la verdadera hambruna, porque este tiempo de hambre que hoy vivimos, es la sombra del verdadero día de hambruna, donde no habrá ya palabra para alimentar el espíritu, sino que habrá fuego que alimentará eternamente el espíritu de los desobedientes. Muchos peces hemos caído en las redes que Jehová tendió en las aguas del mundo mediante Cristo, pero de algo hemos de estar claros, y al respecto se nos escribe “Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán”, ¿Qué significa esto? A como en la antigüedad (Tiempos de la ley) todos los sacerdotes tenían facultad de entrar en el lugar santo, sin embargo el lugar santísimo estaba reservado para el sumo sacerdote al cual podía entrar una vez al año a ofrecer sacrificio, pero Moisés entraba todo el tiempo; Así mismo hoy, muchos son los que se han colgado en las redes del Señor, pues muchos han sido los llamados, pero son pocos los que entre tantos huecos de la maya o red logran encontrar el hueco correcto, porque muchos son los agujeros de la red, pero es el pez que logra enredarse en el hueco más estrecho el que será escogido por el Señor, por eso quien ama al Señor debe colgarse por la puerta más estrecha, por la cual no entra la mayoría. Éste mundo es un horno, sí, así como lo lees, es un horno, aquel horno de Nabucodonosor, en el que todos los que entran en este mundo, es decir, todos los que nacen, están sometidos al ardor y el calor de este horno, sin embargo, aquellos que se hacen acompañar de Cristo, estos no perecerán por muy caliente que esté el horno, no perecerán, al respecto se nos escribe “Los pondrás como horno de fuego en el tiempo de tu ira; Jehová los deshará en su ira, Y fuego los consumirá” (Salmos 21:9), así que todos, no solo los

malos, estamos metidos en este horno, al que llamamos mundo, pues todos somos herederos de la maldición al nacer en la carne, y estamos condenados desde nuestro nacimiento en la carne, pero en un momento nuestra situación para con Dios cambia, en un momento, en aquel ,momento que decidimos entrar en el reposo de Dios, y nos asimos de Cristo y su compañía, de lo que se nos escribe “Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey. Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses” (Daniel 3:24,25), por lo que sabemos que ,Cristo era aquel cuarto hombre que Nabucodonosor veía entre los tres confinados en el horno de fuego, porque así como Cristo camina sobre las aguas sin hundirse, así mismo camina entre las llamas de fuego y no se quema, de tal manera, que aquel que se asiere de Él se ha puesto armadura, se ha vestido con la piel del cordero con la que Adán y Eva fueron vestidos el día en que salieron del Paraíso; Jesús, es el traje propiciado por Dios para resistir las llamas del horno en el que la humanidad ha sido encerrada; De tal forma que aquel traje con que Jehová vistió a Adán y a Eva era una señal, ¿Cuál señal? Aquella que nos indica que nadie puede entrar desnudo al reino del Señor, nadie que no se halla vestido con la vestidura hecha del cordero puede ingresar a la boda, de tal forma que se nos escribe “Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció” (MT 22:11,12), de tal manera que Jesús es la vestimenta requerida para ingresar a la celebración del Rey, todo el que quiera entrar en aquella eterna fiesta, deberá estar vestido de Cristo, haber adquirido el entendimiento, la sabiduría y la perfección del Mesías, y por supuesto haberla puesto por obra. ¿Quiénes son los que se visten de Cristo? Aquellos que no han encontrado tropiezos en nuestro rey, aquellos que se han ofrecido a Él como Él se ofreció al Padre una vez, y digo esto con más énfasis, aquellos que se han ofrecido a Él así como Él una vez se ofreció al Padre, es decir, aquellos que no sólo ofrecen su presencia en las Iglesias de hombres, sino aquellos quienes su corazón lo han entregado a Cristo, y han renunciado a su vínculo con Adán, dejando atrás toda tradición humana, toda cultura humana, toda razón de lucha humana, toda bandera humana, toda familia humana, pues también habiendo muerto a la carne, se ha muerto a la familia, y ya no hay padres humanos, ni hermanos humanos, y a como dice Pablo “A nadie conocemos ya según la carne”, pues debemos de llegar a ser a la semejanza del Maestro de quien se dice “sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre”, Así tenemos que llegar a ser, y por eso Él nos ha dicho “Si alguno

viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo” (LC 14:26), el que ha venido al Señor, se ha hecho un extraño a los suyos, y el aborrecer a los tuyos no es odiarlos, sino más bien, el guardar la distancia entre la carne y el Espíritu, porque aquellos también están llamados a ser Espirituales, y una vez espirituales, tus padres y tus hermanos, han venido a ser todos hijos del mismo Padre, así que todos ya serán hermanos; No es a odiar a nuestros parientes terrenales que nos incita el Señor, sino es a renunciar a todo vínculo con Adán, para hacernos de un nuevo nacimiento, de una nueva familia, de la familia celestial; No es el odiar a nuestros familiares, sino verlos ahora con otros ojos, ya no como familia, sino como personas comunes, como los demás prójimos que nos rodean, como a personas naturales, es aprender a distanciar la familia carnal de la familia espiritual que es en el Señor; No es el odiar, sino, el amarlos como a prójimos, como a nosotros mismos, sabiendo en nuestro interior que ya no son nuestra familia, porque es en nuestro interior que debemos guardar la distancia, no en el exterior, pues, Dios ama la verdad en lo íntimo, así que no es necesario poner un rótulo en casa o hacer una carta a nuestros familiares informándoles de nuestra renuncia a la familia, sino que es ante Dios que debemos asumir esa realidad; Cristo es por tanto un nuevo linaje, un linaje no de carne, sino de Espíritu, y quien ha nacido en el Espíritu ha hecho desaparecer su nacimiento en la carne, y una vez desaparecido el nacimiento en la carne, también ha desaparecido nuestra parentela carnal; Por lo cual, aquel que no ha considerado esto, aún no ha llegado al linaje del Señor, y por tanto no crea que ha sido bautizado en el Espíritu Santo, pues no ha sido aún considerado discípulo del Señor. Pero además, entregarse a Él de la misma forma en que Él se entregó al Padre, es entregar nuestra vida, y por eso se nos dice que aún nuestra propia vida debemos aborrecer, pues llegará el momento en que seremos entregados en sacrificio, pues Jesús es nuestro Pastor, y ¿Qué hace el Pastor para agradar a Dios? Ofrece en sacrificio las más queridas ovejas de su rebaño; Así que, aquel que no esté dispuesto a pagar ese precio, entonces que mejor disfrute de las pequeñeces de este mundo, porque por mucho esfuerzo que haga, no alcanzará salvación, pues no ha renunciado a su vida, ni a su familia, ni a su ascendencia humana, ni a sus raíces humanas, ni a su patria terrenal; Por eso tomar de la copa de la salvación es un asunto serio, no es un asunto de ir a la Iglesia a escuchar hablar a sus guías espirituales y luego de regreso a casa a terminar de pasar el día con la familia; Sino que es un asunto de calcular, pues primero se debe hacer un cálculo y saber si se está o no en disposición de asumir el compromiso con Dios; Por eso Él nos aconseja “Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos

los que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar”, realmente es un asunto serio, y quien asume el compromiso debe estar claro de todo esto, porque no se trata de decir públicamente “yo creo en Cristo” pero cuando te preguntan a cerca del renunciar a la familia, entonces te esquivas, sintiendo así vergüenza del Maestro, Los seres humanos nacemos vestidos de Adán, de carne, pero lo que Dios espera de nosotros es, que en el transcurso de nuestra vida terrenal, logremos vestirnos de Jesús, pues en Adán nacemos desnudos, en ropa carnal, pero al vestirnos de Cristo, logramos vestirnos de aquel traje que Dios colocó a Adán y Eva al expulsarlos del Paraíso; Por eso se nos escribe “Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial; pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos” (2da Cor. 5:13), a como vemos, el fin de la vida terrenal es lograr asirnos de una vestidura, que es nuestra habitación celestial, la cual proviene de la piel del cordero, aquel cordero del cual Dios hizo los trajes a Adán y a Eva, Cristo Jesús; Nuestro fin es lograr la vestimenta ideal para las bodas del cordero, nuestro objetivo de vida debe ser, ser hallados vestidos y no desnudos a como Adán y Eva fueron hallados desnudos, los cuales en aquella ocasión fueron vestidos, pero en esta ocasión, si Dios nos encuentra desnudos, ya no nos vestirá nuevamente, sino que seremos echado como leña en el lago de fuego, pues, se dirá de nosotros “Los cortaré del todo, dice Jehová. No quedarán uvas en la vid, ni higos en la higuera, y se caerá la hoja; y lo que les he dado pasará de ellos” (Jeremías 8:13) y también tú dirás “Asoló mi vid, y descortezó mi higuera; del todo la desnudó y derribó; sus ramas quedaron blancas” (Joel 1:7). La misión Salvadora de Cristo no consiste sólo en reinar, sino que el reinar sobre todas las cosas y ser poseedor absoluto de la vida es su recompensa y su galardón, pero su misión salvadora en realidad es haber bajado a la tierra y haberse hecho molde para que el hombre que ingrese en ese molde herede junto a Él el nuevo mundo, su reino; Él se convirtió en el modelo del nuevo hombre, el prototipo del hombre perfecto, para que el hombre que en Él ponga su mirada, deseche al prototipo de Adán y se vuelva al prototipo de Jesús; Porque el hombre que ha de regresar a la tierra de sus padres (El paraíso) ya no ha de regresar envuelto en Adán sino envuelto en Cristo, Él entonces, es el tabernáculo o la casa en que se logran encontrar Dios con el hombre, la bandera de la paz entre Dios y el hombre, Él representa el amor, pero no el amor entre los hombres, sino el amor entre Dios y los hombres; En Cristo encajan juntamente Dios y el hombre, Él es el eslabón que une al hombre con

Dios, Él es el Paraíso donde el hombre y Dios tienen comunicación plena, y se ven cada uno al rostro del otro, en el que el hombre pasea desnudo, sin avergonzarse de su desnudez, es Él el punto de encuentro, el templo perfecto en que libremente moran Dios y el hombre; Así que la importancia de Jesús en la Salvación es excelsa, nadie puede optar a la salvación sino es mediante su aceptación como Rey y Salvador, y no tan solo su aceptación con la boca, sino con hechos, porque uno no debe ser oidor de la Palabra de Él, sino hacedor de su palabra, hasta llegar a su perfección; La misión, pues, del hombre, es llegar a formar a Cristo en su Espíritu, por eso se nos dice “Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros” (GL 4:19), la misión del Cristiano real, es formar a Cristo dentro suyo, para lo cual debe lograr su perfección, perfección que no ha de ser juzgada por los hombres, sino por Dios; Porque claro está que a los ojos de los hombres la perfección es inexistente, pero a los ojos de Dios, la perfección es alcanzable, de modo tal que bajo esa afirmación en reiteradas ocasiones se nos dice “Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna” (ST 1:4), y otra vez “Abominación son a Jehová los perversos de corazón; Mas los perfectos de camino le son agradables” (Prov. 11:20), así mismo “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (MT 5:48), en fin, muchas otras sentencias sagradas hay, en las que se nos manda a ser perfectos, por lo cual digo: Si la perfección no existiese ¿Crees que Dios nos mandaría a buscar perfección?, ¿Crees que Dios pide cosas imposibles a los hombres?, porque no pide cosas imposibles, e incluso ni difíciles, por lo cual se nos dice “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (MT 11:29,30); Así que, la misión salvadora de Jesús, no es sólo su muerte y resurrección, sino su enseñanza, la cual nos hace perfectos en la sabiduría, y con ella, en la obediencia, cuando la asumimos con el corazón y con recta disciplina, volviéndonos mansos de corazón, alimentándonos de su pan y de su vino, que es sabiduría pura.



CAPITULO VIII. ¿EN QUÉ CONSISTE LA SALVACIÓN? Antes que nada, ¿De qué nos salva Dios? Bueno, cuando los agricultores siembran esperando tener la mejor cosecha, y sobre lo sembrado algún dañino y malévolo le implantó una peste o plaga, o regó sobre lo sembrado algún tipo de veneno, ¿Qué hace el agricultor para al menos rescatar algo de su cosecha? Procede a desechar todo lo que fue afectado y aparta para su provecho aquel fruto que logró esquivar la plaga o la peste; Así mismo es la salvación, porque sabiendo Dios que su siembra fue infectada por la plaga del pecado y la desobediencia, se ha dado a la tarea de seleccionar entre lo contaminado aquel fruto de la tierra que ha quedado limpio y que ha sobrevivido a las tormentas del mundo; Para entender la salvación, es necesario analizar algunas parábolas; La Primera, “El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero” (MT 13:24-30), Dios sembró en la tierra hombres sanos y limpios, hombres perfectos e impecables, hombre selecto e intachable, semilla pura y buena, para que la tierra produjese buenos frutos; Pero Satanás se llegó al hombre mediante el engaño, hizo crecer su ego y su ambición, haciéndolo caer en desobediencia, comiendo de aquel árbol, el cual contaminó al hombre y por ende a su descendencia; Aquel árbol que el hombre consumió, fue el ingrediente que vivificó la carne y mató el Espíritu sano del hombre, aquel fruto fue como un virus en el hombre, fue como una enfermedad degenerativa que poco a poco iría calando en el hombre hasta lograr el exterminio del buen hombre; tomó el hombre la copa de la maldad, mediante la cual clavó la maldición a toda la descendencia humana.

El hombre fue contaminado, y desde entonces el hombre perdió su calidad de “Buena semilla”, por lo cual ningún hijo o descendiente del hombre tiene la calidad de buena semilla, entonces el hombre proveyó y llenó la tierra de semilla contaminada, por lo cual, nada que proceda de la carne es agradable a los ojos de Dios; Así que, fue puesto sobre a tierra el hombre cizaña, es decir el hombre que aparenta ser hombre por fuera pero dentro de él habitan malos espíritus todos hijos del demonio; Pero Dios, como buen sembrador, como aquel sembrador que ama su labor de agricultor, como el típico sembrador y buen obrero que no deja perder su cosecha, sino que persiste, y ataca a la plaga, así mismo, Dios se proveyó de su plan para el rescate de su semilla, plan que Dios tenía desde antes del pecado, así como también el sembrador tiene listo un plan contingente para proteger su siembra ante cualquier ataque de plagas, así mismo Dios ya tenía un plan de rescate de su cosecha, del cual se nos escribe “sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros” (1ra Pedro 1:18-20), la sangre del Cordero era el antídoto que desde antes había ya preparado el Padre para la curación de la semilla contaminada, para vivificar el espíritu de los hombres y hacer morir a la carne; Para expulsar a los demonios que tenían por posesión la casa de los hombres y restituir a su heredad a los herederos; El sembrador inteligente, no puede sembrar si antes no cuenta con las ideas sabias para evitar que su cosecha se pierda, porque Dios no creó para aventurarse, Dios no creó improvisando, sino que todo estaba planeado; Porque hubiese sido fácil para Dios decir a sus servidores “Id y haced como proponen” porque en algún momento ellos propusieron bajar y cortar la cizaña incluso antes que se propagase, pero Dios, contando ya con su plan, dijo: “No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega” De tal forma que por amor hoy sufrimos, creciendo juntamente con la cizaña del mundo (Los hombres falsos), y por amor fue, porque mira bien que Dios dijo:”no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo” , así que no es por el hecho de que Dios ame parejo cizaña y trigo que hoy viven juntamente cizaña y trigo, sino que, por amor al trigo (a los buenos hombres) es que hoy viven juntamente en la tierra buenos y malos, es por el amor que Dios tiene a sus hijos que hoy los malos gozan del mundo; Así que, nos desarrollamos entre la maldad, así como el oro puro está entre el barro, el polvo y la piedra, así también el hombre agradable a los ojos de Dios vive entre espinos y abrojos, entre seres malvados; Y Así como para sacar oro de la tierra, debe excavarse una montaña hasta reducirla a escombro, así también hace Dios, pues para sacar el fruto de la tierra, hará que ésta sufra sus

excavaciones, hasta reducirla a escombros, pero logrará sacar de ella hasta la última pepita de oro, es por el oro de la tierra que Dios aún conserva en pie las montañas apestosas de la humanidad, es por aquello que le es más valioso que aún conserva en pie a la Tierra, pues está esperando que su mina rinda los frutos. Son los frutos de la tierra los que Dios salvará de ella, porque toda ella está destinada a la destrucción y al fuego, porque se nos escribe “pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos” (2da. Pedro 3:7), pero además, incluso el oro mismo al ser extraído de la mina es pasado por fuego para probar su pureza, y por eso también se escribe “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría” (1ra. Pedro 4:12,13) de tal manera que tanto buenos como malos pasamos por fuego, pero el malo doblemente pasará por el fuego, porque el último fuego por el cual pasarán será fuego eterno, en cambio la tribulación de los hijos de Dios es momentánea; Pero aún aquel oro que es extraído de la mina que no logra pasar por la prueba del fuego, este será echado al fuego eterno juntamente con la basura humana que habrá de ser quemada eternamente, pues se nos ha dicho “Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra? El entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después” (LC 13:7-9), porque todo árbol que no dé su fruto será cortado y echado al fuego junto con la cizaña, así que, Dios nos salva del fuego, del fuego con el que acabará toda aquella obra que no cumplió con su cometido, Dios nos salva de no ser desechado como será desechado toda aquella planta en la que no es hallado fruto, Dios nos salva de su ira venidera por la cual juzgará a la humanidad y a sus ángeles. La salvación es el acto por el cual Dios escoge los frutos de la tierra por su calidad y no por su cantidad para ser guardados en su granero, es pues, la siega de lo sembrado aquel principio, la escogencia de los mejores frutos, aquellos que fueron descontaminados o limpiados de la suciedad en que fueron sometidos; La Salvación es el apartado de los seres humanos que lograron desprenderse o curarse de la lepra que les fue contagiada desde aquel principio cuando ingirieron aquel alimento malo; El mundo es como un inmenso hospital, donde se salvan aquellos que logran levantarse de su cama siendo dados de alta. Cuando Dios creó, no creó por crear nada más, sino más bien hizo una

inversión, una gran inversión, pues en la creación invirtió toda la riqueza (sabiduría) que había acumulado durante una eternidad, ¿Cómo crees que iba dejar perder lo invertido?, ¿Qué agricultor es ese que se pasa toda su juventud trabajando como jornalero para juntar algo de dinero y después lo invierte en una cosecha y por una simple plaga dejó perder lo invertido? Porque cualquier productor busca la forma de al menos salvar algo de la cosecha, por lo menos la semilla para la siguiente siembra en el siguiente ciclo productivo; Aquel productor sabe que su siembra fue atacada por plagas y malezas (cizañas9 pero no por ellos se va a resignar a perder su cultivo, así que buscará la forma de atacar la plaga a fin de salvar algo de su siembra, pero sabe que mucha de su siembra se perderá. Muchos son los que se hacen la pregunta ¿Porqué Dios expuso al hombre al pecado si sabía que luego sería una dura tarea recuperarlo pues el hombre moriría? Bueno, Satanás todo este tiempo ha pensado que está haciendo una guerra contra Dios al haber contaminado su plantío, pero cuando Dios dijo al hombre “Fructificad y multiplicaos”, Dios estaba claro de algo, de aquello que Pablo nos escribió “lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes”, de tal manera que para que el hombre fructificara y se multiplicara debía morir antes, así que, Satanás que en su inmundo y ebrio pensamiento supone haber estropeado los planes del Señor, mas equivocado está, porque él mismo fue creado para esta condenación, para ser el artífice de la matanza de la semilla para que la misma pueda fructificar; Así que era necesaria la muerte del hombre, muy necesaria para que rindiera sus frutos, y Satanás en su inmunda ignorancia pensó que había hecho caer a la creación de Dios, pero más bien, él cayó en la red que nuestro Dios le tendió, pues él mismo sin saberlo se volvió jornalero de Dios, él (Satanás) era el medio que Dios tenía preparado para matar la semilla, y así poderla hacer vivir. En la palabra de Dios se nos dice “Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día”, Siempre Cristo es el modelo perfecto de la palabra y de la creación misma; Fíjate bien en lo que te haré saber, porque así como al hijo de Dios le era necesario ser entregado en manos de hombres pecadores para ser asesinado y poder así rendir los frutos que el Padre de Él esperaba; Así mismo desde el principio al primer hombre le era necesario caer en las manos del maligno para que lo matase y así rendir el fruto que de la carne Dios esperaba, de tal manera que este precepto, se cumple en todo y para todos, porque así mismo a la Iglesia que es el cuerpo de Cristo, le es necesario estar ahora como en efecto lo está, bajo el control de los pecadores para que rinda los frutos que Dios espera. El misterio de la iniquidad y de la cautividad es grande, pero es una dolorosa maravilla, porque el fruto que resultará al final será un fruto eterno, para su disfrute eterno, para vida eterna.

Cuando el productor siembra, antes de hacerlo debe hacer morir la semilla, ponerla a secar y guardarla del aire por un tiempo para que ésta esté curada, para que cuando sea sembrada no tenga problemas en rendir su fruto; Así mismo, Dios, en su plan de siembra y cosecha, estaba primero el hacer morir la semilla (el hombre) para hacerla fructificar y multiplicar; Debía luego guardarla del aire, por eso nos mantuvo un tiempo en oscuridad, como sin esperanza; para luego sembrarla mediante Cristo para que se multiplicara y una vez multiplicada entonces hacerla vivificar mediante otra muerte (la del Mesías); Es bastante confuso el misterio, pero es hermoso el saberlo, porque cuando sabemos estas cosas, que a la semilla le es necesario morir para rendir sus frutos, entonces cuando nos llega la hora de morir en la carne, la muerte es recibida de forma amena, sin dilación y sin oposición. Siempre tomando en cuenta que es necesaria la muerte para obtener vida, quiero también que sepas que cuando Cristo dice a Nicodemo “Os es necesario nacer de nuevo”, a su vez le está diciendo “Es necesario hacer morir al hombre anterior para poder recibir al nuevo hombre”, y hacer morir al hombre anterior es, renunciar a todos los vínculos carnales, como a la familia, a la patria terrenal y a las causas que antes impulsaban la “vida” de las personas; Por eso es, que Él mismo manda “aborrecer a tu padre, madre, hermanos, hijos, esposa” no con el afán de odiarlos, sino con el afán de que tu carne muera y sea vivificado tu espíritu, pasando a ser parte de otra familia, de la cual Dios es el Padre de familia. La Salvación es entonces, la vivificación del hombre que por naturaleza nace para morir, vivificación que constituye el aliento de Dios, el soplo de vida, que llega a nuestra alma por medio del Espíritu Santo; Es por tanto, la muerte del hombre muerto, el cual es vivificado mediante su propia muerte en la carne; Es el fruto del hombre que ha cambiado su vida por la vida de Cristo, y se ha hecho morir él para darle paso a Cristo. Pero ¿Qué implica la salvación? Es decir ¿Qué implica el hacernos morir? Bueno, implica sacrificio de todo lo que somos, y ese sacrificio no solo es un cambio de vida moral a como muchos autodenominados espirituales falsamente han predicado; Sino que, el sacrificio de tomar la copa de la salvación implica que seremos ofrecidos como ofrenda, como libación y como sacrificio por nuestro Pastor y Rey, es decir, así como Él se ofreció a sí mismo en sacrificio al Padre, así también Él nos ofrece a nosotros en sacrificio al Padre, porque muchos santos han de padecer muertes y homicidios de mano de muchos pecadores, muchos debemos padecer burlas, atropellos, aislamientos, encarcelamientos, padecimiento, porque vuelvo a repetir; Es necesario que padezcamos todas estas cosas para poder rendir nuestro fruto, es necesario caer en manos de los pecadores para rendir nuestro fruto, le es necesaria a la Iglesia padecer en manos de pecadores, a como hoy está, para poder dar a luz a los dos olivos.

Sabiendo estas cosas, que nos es necesario a muchos padecer de afrentas, de burlas, de muerte; Y con el fin de que aquellos que no estén dispuesto a pasar por esto, no se comprometan en esta causa, a fin de dejar claro cuál es el costo de la salvación, Pablo nos escribió “Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano”, Pablo, pues, estaba claro que debía ser sacrificado como ofrenda o como libación ante Dios, de tal manera que todos los santos deberán padecer en alguna manera el sufrimiento de nuestro Mesías, porque el que no sufra ninguna de las cosas que sufrió nuestro Rey, sepa que en algo está fallando y que aún no ha entrado entre los escogidos, porque, por estas cosas Cristo nos dijo “A la verdad, del vaso que yo bebo, beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados;”, ¿A caso que el vaso que Cristo bebió no fue la copa dada por el Padre? Y ¿A caso la copa dada por el padre no es el sacrificio en la muerte para ser luego vivificado?, porque no por nada también se nos escribe “Estimada es a los ojos de Jehová La muerte de sus santos” (Salmos 116:15), el que ha sido escogido, notará y sabrá que ha sido escogido cuando aquellos que dicen ser sus hermanos, lo comiencen a aislar, o le hagan burlas al hablar la verdad pura de Dios, o lo vituperen por causa de la verdad de Cristo, e incluso sea tratado de blasfemo a como en algún momento fue tratado Cristo; Y el que sea lanzado a la muerte, este debería sentirse más orgulloso, pues los corderos dados en sacrificios por nuestro Pastor, son corderos que han sido hallado sin defectos, es decir, aquel que ha de ser sacrificado en la muerte por causa de la verdad, éste es un verdadero mártir y ha sido hallado perfecto a los ojos de Dios, de lo contrario no hubiese sido destinado para holocausto. La Salvación se consigue muriendo, sí, muriendo vivo; Primero haciendo morir nuestra carne para vivificar el Espíritu, y después derramando nuestra sangre o nuestro sudor y pudor a causa del vituperio y la hipocresía humana que debemos enfrentar; Pues estamos destinados a ser rechazados y vistos como extraños, aún entre de aquellos que se suponía eran tus hermanos espirituales. Porque, no creas que todos los que se congregan contigo en tu “Iglesia” o denominación están para salvación, sino que al principio todos ustedes gozan de una misma nacionalidad o identidad, todos son de una misma familia, todos son sacados de Egipto, pero recuerda lo que Judas nos ha hecho recordar “…que el Señor, habiendo salvado al pueblo sacándolo de Egipto, después destruyó a los que no creyeron”; Así como Cristo, que cuando llegó a Israel todos eran sus hermanos, todos hijos de Jacob, todos de una misma congregación; Pero ya sabemos que uno de sus discípulos y sus mismos hermanos en la carne, lo entregaron a la muerte, así nos ocurre a nosotros; Porque llegamos a una congregación dentro de la cual nos fue dado a conocer el nombre de Cristo y lo aceptamos como nuestro Rey y Salvador, pero al desarrollarnos espiritualmente y al sobreedificarnos, nos enteramos que somos ovejas entre lobos, y nos percatamos de todas las abominaciones que se hacen

entre nuestros “hermanos”, entonces, queriendo hacer entrar en razón a aquellos gritándoles la verdad pura de Dios, estos nos aíslan, nos ofenden, nos vituperan, nos critican, nos difaman ante Dios, nos tratan de blasfemos, nos expulsan, y en algún momento nos entregan a la muerte o a la cárcel; Es entonces cuando se cumple lo advertido por nuestro maestro, que del vaso que Él bebió debemos beber nosotros. Porque incluso, así como Él, al ser entregado por sus hermanos, al ser muerto y luego resucitado perdió su identidad y nacionalidad terrenal, así mismo nosotros, al ser aislados y expulsados de aquellas que antes eran nuestras congregaciones nos volvemos sin nacionalidad y sin identidad terrenal, porque todo hombre espiritual debe ser como el viento, del cual nadie sabe de dónde viene ni hacia dónde va; Nadie, pues, puede vincular a un hombre espiritual con alguna denominación terrenal, porque si es identificado con alguna de ellas, entonces ese tal no es espiritual. Para entender la salvación, también es necesario analizar otra parábola, la de las Águilas, de la cual se nos escribe “…Una gran águila, de grandes alas y de largos miembros, llena de plumas de diversos colores, vino al Líbano, y tomó el cogollo del cedro. Arrancó el principal de sus renuevos y lo llevó a tierra de mercaderes, y lo puso en una ciudad de comerciantes. Tomó también de la simiente de la tierra, y la puso en un campo bueno para sembrar, la plantó junto a aguas abundantes, la puso como un sauce. Y brotó, y se hizo una vid de mucho ramaje, de poca altura, y sus ramas miraban al águila, y sus raíces estaban debajo de ella; así que se hizo una vid, y arrojó sarmientos y echó mugrones. Había también otra gran águila, de grandes alas y de muchas plumas; y he aquí que esta vid juntó cerca de ella sus raíces, y extendió hacia ella sus ramas, para ser regada por ella por los surcos de su plantío. En un buen campo, junto a muchas aguas, fue plantada, para que hiciese ramas y diese fruto, y para que fuese vid robusta” (Ezequiel 17:3-8) ¿Cómo se entiende esto en la creación y en el plantío de Dios?, la primera gran Águila es el Creador, el cual plantó un cogollo (al hombre) que tomó del Líbano, es decir, un cogollo que tomó de su real sabiduría, y lo plantó en tierra de mercaderes, es decir, en lugar de mucha riqueza y abundante belleza, propio para fructificarse y prosperar; Y plantó la semilla junto a aguas ricas y vivas, en tierra fértil, y la vid tenía sus raíces en aquellas fuentes de vida, y la vid tenía puesta su mirada en aquella primer gran águila; Pero había también otra Águila, ésta es Satanás, y ¿Qué hizo aquella vid ante la otra águila? Juntó a ella sus raíces y extendió a ella sus ramas, esto es, el hombre decidió seguir la luz o el consejo de Satanás, desobedeciendo a Dios, adquiriendo así el hombre su sentencia de muerte, pues comenzó a ser regada por aquella otra águila, esto es, comenzó a ver en el pecado una forma de vida, un alimento propicio, y gustó más del alimento pecaminoso y vano que le proporcionaba aquella otra águila, alimento maligno, el cual acortó y

limitó su tiempo de vida; El hombre tomó el alimento de la otra águila, sin saber que aquel alimento era limitado, y que este sustento un día acabaría; El hombre había adquirido un virus, el virus del pecado, el cual se refleja en su ciencia, mediante la cual se dispone a acabar y mal administrar aquellos recursos que Dios había dejado bajo su señorío; La ambición, la envidia, la codicia, el odio, el mal deseo, se posesionaron de aquella vid, causas por las cuales sus pámpanos quisieron ser tallo y algunos quisieron ser raíces, y creció y se desarrolló en el desorden que ahora está, cada cual halando agua para su molino; Porque el alimento de ésta águila era alimento envenenado, cuyo fin es la muerte del hombre y la extinción total del mismo. El plantío renunció a su plantador, porque vio que el alimento dado por la otra águila le hacía más robusta y más productiva con menos retardación en su desarrollo; Mas no se percató que aquello era sólo abono químico y dañino, a como ocurre hoy en día; Pues todos nos admiramos de las enormes hortalizas que se cosechan, pero de lo que no nos percatamos es que toda ella es vana, pues su crecimiento y robusteza es industrial o artificial, que en ella no hay los nutrientes en la misma cantidad y calidad de la hortaliza que se desarrolla según su propia naturaleza; Y así, los hombres desechan la hortaliza que ha crecido de forma natural por su pequeñez, y compran aquella hortaliza de gran tamaño y apariencia que creció a puro abono químico; Por eso, el ser humano aprecia más el pan leudado que el pan sin levadura, porque se guían por la apariencia y tienen más deleite en los ojos que en el paladar. Así fue, así como hoy lo vemos reflejado en los gustos y modas humanas, así fue aquel principio del plantío, aquel que fue plantado por un Águila y ha sido regada por otra águila, la cual ha contaminado aquel plantío, sin embargo aquella primer Águila, al ver la contaminación de la que ha sido objeto su plantío, ha dicho: “Tomaré yo del cogollo de aquel alto cedro, y lo plantaré; del principal de sus renuevos cortaré un tallo, y lo plantaré sobre el monte alto y sublime. En el monte alto de Israel lo plantaré, y alzará ramas, y dará fruto, y se hará magnífico cedro; y habitarán debajo de él todas las aves de toda especie; a la sombra de sus ramas habitarán. Y sabrán todos los árboles del campo que yo Jehová abatí el árbol sublime, levanté el árbol bajo, hice secar el árbol verde, e hice reverdecer el árbol seco. Yo Jehová lo he dicho, y lo haré” (EZQ 17:22-24), De tal forma, que la salvación ha venido a ser el rescate que Jehová hizo sobre aquella vid, y ha tomado al mejor de los renuevos del hombre (Jesús) y lo ha plantado sobre el monte más alto y sublime (el trono del rey) y ha alzado sus ramas y dará su fruto, pero sus ramas esta vez son alzadas en su tiempo y su fruto será dado también en su tiempo, en la calidad y la cantidad requerida; Esta nueva vid cuyos pámpanos ha venido a ser la Iglesia, rendirá fruto sano, sin químicos (sin ciencia humana), libre de virus

pecaminoso, y a medida que se desarrolla la nueva vid, aquella otra (el hombre en la carne) que fue desechada por el águila, se va secando, y llegará a desaparecer completamente, y una vez muerto el perro, también la rabia morirá. ¡Cómo entender la salvación sino sabiendo que Dios ha escogido lo mejor de lo mejor para que su siembra y su cosecha sea perfecta y para que la misma rinda los frutos esperados en el tiempo esperado!, Él ha hecho lo que un productor nato y sensato haría, tomar lo mejor de lo que ya estaba perdido y replantarlo en un lugar alejado del primero para evitar el contagio de la plaga que contamina al primer plantío; En un lugar más preponderante y sublime que el primero para que no haya mezcla ni semejanza con el primer plantío, de tal manera, que la carne se desarrolle con la carne y el espíritu con el Espíritu, que lo que sea a semejanza de Jesús no sea semejanza de Adán, y es aquí donde se da la disensión entre el hombre que es según Adán y el nuevo hombre que es según Cristo; Porque algunos de Adán quieren conservar su ascendencia carnal que es en Adán y tomar la nueva ascendencia en Jesús que es según el Espíritu; Es acá donde está la diferencia entre los que son llamados y los que son escogidos, porque todos los que viven en Adán son llamados, pero sólo los que desecharon y renunciaron a su ascendencia y tomaron su nueva ascendencia son los escogidos; Porque al renunciar a Adán, han renunciado a la carne, y al recibir a Cristo han vivificado el Espíritu; Pero el Espíritu no tiene procedencia en la carne, sino que el Espíritu es nacido del Espíritu, por lo cual ningún hombre nacido en el Espíritu tiene parentela en la carne, sino que en la tierra nada más hay prójimos, los cuales son todos aquellos que aún no han dado el paso hacia su nueva identidad; Y hay hermanos los cuales al igual que él son nacidos en el Espíritu; Referente a esto se nos escribe “…y todos vosotros sois hermanos” (MT 23:8), hermanos porque uno es nuestro Padre, del cual también se dice es Padre de familia, ¿De cuál familia? De nuestra nueva familia, en la que ya no hay padres terrenales, en la que los hijos y el padre andan conjuntamente en el mismo cuerpo, pues ambos habitan en una misma casa que es nuestro cuerpo, una familia en la que nunca se pierde la obediencia ni el vínculo con el Padre, una familia única, la cual vive como extranjera en un valle de sombra de muerte; Y ¿Qué hubo con nuestros padres terrenales y carnales? Ellos han venido a ser nuestros prójimos, pero están llamados a ser también nuestros hermanos, porque el reino de Dios es de los hijos, y entre los hijos no hay padres sino que hay hermanos, pues el Padre único y verdadero está por encima de los hijos, pero habita dentro de los hijos. La salvación, es también un matrimonio, y por eso a nuestro Salvador se lo denomina como “El Novio”, en donde la novia es la Iglesia, ¿En qué consiste el matrimonio de la Salvación? Bueno, en el principio se escribió “…dejará el

hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (GN 2:24), Este precepto del matrimonio fue escrito para que el hombre ensayara el matrimonio en la carne, y una vez ensayado y aprendido, lo ejecutara en el Espíritu, por eso también se nos dice que aquellas cosas que de Dios son invisibles, Él las ha hecho visibles mediante las cosas hechas, y el matrimonio es una de las cosas hechas mediante las cuales aprendemos muchas cosas que de Dios son invisibles; Ahora bien, el primer gran principio del matrimonio es “dejará el hombre a su padre y a su madre” , En el matrimonio carnal ¿Qué entendemos de éste principio? Lo que entendemos es que el hombre y la mujer que se han unido en matrimonio se han desvinculado de una familia para formar una nueva familia, y ¿Qué es el desvincularse de la familia de origen? Es el asumir con valentía que hemos pasado de ser cuerpo de una familia anterior, para pasar a ser cabeza de una nueva familia; Es considerar que nuestra nueva obligación y responsabilidad primaria y prioritaria es nuestra nueva familia, y que nuestra anterior familia ha venido a pasar a un segundo plano en nuestra vida; Es asumir que ya no dependemos de aquella nuestra anterior familia, sino que ahora depende de nosotros nuestra nueva familia. Entendido esto, entonces ¿Cómo entendemos este principio en nuestro matrimonio espiritual? En nuestro matrimonio espiritual, la regla es la misma, pues hemos de dejar a padre y madre, y el dejar a padre y madre, se rige por aquella sentencia que se nos escribe “Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo” (LC 14:26), ahora bien, cuando Cristo nos pide aborrecer a nuestros padres, hermanos, esposas e hijos, ¿Qué es lo que espera de nosotros? Lo mismo que nosotros esperamos de nuestra esposa o esposo cuando nos damos en matrimonio, que es desvincularnos de aquella nuestra anterior familia para venir a ser pare de una nueva familia, asumir que ya no dependemos de aquella familia sino que nosotros ahora dependemos de un nuevo Padre de familia; Pero ¿Cristo quiere que al aborrecer a nuestros Padres terrenales, hermanos, esposas e hijos y aún a nosotros mismos odiemos con odio de muerte de nuestra anterior familia? De ninguna manera, porque cuando ocurre el matrimonio en la carne, no se nos manda a odiar ni matar a nuestros padres cuando se nos ordena dejarlos para hacer una nueva familia, también en este matrimonio, cuando se nos ordena aborrecer a nuestra familia terrenal, no se nos está mandando a odiar ni matar, sino que igual que en el matrimonio en la carne, se nos manda a asumir con valentía que ya no somos parte de la carne sino que ahora somos carne en el espíritu, y por eso al respecto se nos dice “De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así” (2da. COR. 5:16) y si a nadie conocemos según la carne, claramente no hay excepción alguna, pues no se nos dice “sólo a nuestros padres, hermanos, esposos y esposas, hijos e hijas

conocemos según la carne”, y si no hay excepción alguna, entonces cuando nacemos en el Espíritu también a nuestros padres terrenales y familiares ya no los conocemos según la carne, sino que en la carne son desconocidos para nosotros, y ahora los pasamos a conocer según el espíritu, y conforme al Espíritu ¿Qué son ellos ahora? Son nuestros prójimos, a quienes se nos mandó amar como a nosotros mismos (en el Espíritu porque recuerda que hasta nosotros mismos debemos aborrecernos y hasta a nosotros mismos no nos conocemos según la carne, sino que nos conocemos así mismos según el Espíritu); Ellos ahora son nuestros prójimos y si ellos logran nacer también en el Espíritu, entonces serán nuestros hermanos. El matrimonio con el Señor es un compromiso serio, y por esa seriedad y por esa separación respecto a nuestros padres y familiares, es que también se escribe respecto del matrimonio “…por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” (MT 19:6), Si el hombre que dice ser espiritual continúa vinculado o entrelazado con el hombre natural, sean estos sus padres, sus hermanos, sus hijos o sus esposos y esposas, entonces corre el riesgo de que lo que Dios ha juntado lo separe el hombre; Pues teniendo el hombre “espiritual” aún lazos con la carne, aún tiene materia que lo atrae hacia la carne, de forma tal que su carne aún no ha muerto, y está boqueando y moribunda, bajo riesgo de curarse y volver a dominar y matar al Espíritu del hombre, por eso también se escribe “…quizá podrás mejorarte, quizá te fortalecerás” (Isaías 47:12), Porque el que dice vivir según el Espíritu pero conserva los lazos de la carne, es pate intrínseca de la Babilonia a la que se mandó la sentencia antes vista, y todo el que hace según Babilonia, este perece según perecerá la Babilonia; Así que, aquel que conserva su lazo con la carne, en vano supone vivir conforme el Espíritu, porque el Espíritu vive hasta que la carne muere completamente, porque no existe el término medio espiritual o medio carnal, porque respecto a estos que quieren vivir de este modo también se escribe “Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca” (Apocalipsis 3:16), de tal manera que el que es carnal y dice ser espiritual, este ni es frío ni es caliente, sino que es tibio, por lo cual será vomitado; Y ¿Qué significa ser vomitado? Significa que te tragan y una vez que estás adentro causas asco y no es posible hallar lugar para ti adentro, por lo que no hay más solución que expulsarte, y esto es una gran decepción para una persona, porque creyendo que ha entrado entre los selectos de Dios, de repente se observa que no estás vestido para la boda, y ya de la fiesta te llegan a sacar, por lo que es una gran vergüenza. La salvación es el resplandecimiento de la luz desde las tinieblas, la luz por tanto constituye el fruto que Dios espera que resplandezca en los hombres, de lo cual se nos escribe “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”

(2da, Cor. 4:6), El hombre aunque por fuera todo aparenta un ser pensante, inteligente, hábil, tenaz, aplicado, constructivo etc. Por dentro a la verdad es densa tiniebla, es un enorme vacío, un abismo, porque el hombre es idénticamente como la tierra en el principio, la cual estaba vacía y en completa tiniebla; En otras palabras el hombre es tiniebla, en la cual se espera que resplandezca la luz, pero la luz que se espera que resplandezca en el hombre es Dios mismo, porque una vez que nos rendimos ante Él, es el mismo Dios que resplandece en nuestros corazones mediante su Espíritu Santo, y ¿Cuál es la función de la luz o más bien del Espíritu Santo que ha llegado a nosotros? Iluminar el conocimiento de la Gloria de Dios en la faz de Jesucristo, por tanto ¿Qué es la luz sino el conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo? Porque la gloria de Dios sólo es entendida en la faz de Cristo, es decir, el conocer la plenitud de Cristo es realmente conocer la gloria de Dios, y el conocer la gloria de Dios, es el vivir en el Espíritu, y el vivir en el Espíritu es haber hallado la luz o más bien haber hecho resplandecer la luz en nuestros corazones, y al hacer resplandecer la luz hemos vivificado nuestro espíritu, pues por eso se nos dice “…y la vida era la luz de los hombres” (JN 1:4); Sabiendo entonces esto, que la luz es la vida de los hombres, entonces, la Salvación es la vivificación de los hombres, de modo tal que aquel que está vivo es salvo, pero no al estar vivo según la carne, sino al estar vivo según el Espíritu, porque Cristo no es vivificador de la carne, sino vivificador del Espíritu, por eso se nos escribe “…el postrer Adán, espíritu vivificante” (1ra. COR. 15:44), porque más bien en Cristo todos morimos a la carne, pero somos vivificados en el Espíritu, de modo tal que cuando nacemos en Cristo sabemos que ya morimos en la carne, por lo cual se nos manda “Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar;” (MT 10:28), porque verdaderamente los que matan el cuerpo de aquel que ha sido vivificado en el Espíritu, han matado lo que ya estaba muerto, por lo cual, si el hombre ya había sido vivificado en el Espíritu aunque su cuerpo haya sido sepultado, éste se marchó vivo de éste mundo, por lo cual vivirá en el tiempo de la siega y fructificará según la naturaleza de su semilla. Amplio es el conocer el misterio de la vida, pero ¿Cómo lo resumimos? La vida es la salvación, a quien le es dada la vida sabe que ha sido salvado, porque murió en su carne antes que muriese su cuerpo, así que, se salva aquel que pueda hacer morir a la carne antes que su cuerpo decline en la sepultura; La salvación se debe conseguir antes de que el cuerpo llegue a la sepultura, es decir, la vida se adquiere antes que seamos sepultados y volvamos al polvo, de tal forma, que el período para encontrar o más bien para ser encontrado por nuestro Dios, es el tiempo en que dura nuestra respiración, pues, después de esto no hay forma de vivir; Porque ¿A caso si la semilla se pudre sin haber germinado puede luego dar frutos? De ninguna manera, porque hoy nosotros somos semilla que ha sido puesta a germinar, muchas se podrirán y no

germinarán, pero algunas lograrán germinar y estas han de ser las que serán sembradas en el nuevo huerto del Señor. La salvación viene por la justicia acompañada de la fe, por eso se nos escribe “He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá” (Habacuc 2:4), así que ¿Qué es la fe sino lo contrario del orgullo? Porque cuando deponemos nuestro orgullo de hombre y lo reponemos por el orgullo en Cristo, entonces hemos alcanzado fe, pues hemos visto al invisible, y ¿Qué se dice de la fe? “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (HB 11:1), cuando estamos plenamente convencido que la promesa de Dios es real y que será cumplida, entonces hemos alcanzado la fe, y con la fe, la justicia y con la justicia, la Salvación y con la salvación, la vida; Pero ¿Cómo alcanzamos fe sino por el pleno conocimiento y discernimiento de lo escrito? Por eso se nos escribe “y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (1ra. TMT 3:15), porque son las escrituras que al entenderlas en plena sabiduría nos hacen alcanzar la fe, no hay otra forma de alcanzar fe, pues la fe no viene por los hombres, sino por el Espíritu de la palabra misma la cual conjugada con el Espíritu Santo que en nosotros mora abre nuestro entendimiento, aumentando nuestra credulidad día con día hasta forjar la fe en Cristo Jesús. La salvación se alcanza por medio del conocimiento, pero el conocimiento de la verdad, no de cualquier conocimiento. Pedro nos escribió: “Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús. Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia” (1ra. Pedro 1:2,3), Porque la salvación es por gracia, pero ¿Llega a nosotros la gracia sin el conocimiento de Dios? No lo creo, porque ¿Cómo ganar la gracia de Dios sin conocer lo que a Él le agrada?, porque ¿Qué es realmente la gracia de Dios? Bueno, Cristo una vez dijo que la sabiduría de Dios ha sido depositada en los niños, y que llegando a ser como niños alcanzaríamos salvación y el reino de Dios, entonces ¿Qué hacen los niños para ganar nuestra gracia? Ellos buscan la manera de sacarnos una sonrisa, haciendo todo tipo de cosas ya sea caritas graciosas, “cucharitas”, los llamados “solitos”, en fin, buscan alguna forma de atraer nuestra atención, para que nosotros les ensalcemos, los mimemos, los chineemos, los acariciemos; Entonces, ¿Qué hacer para ganar la gracia de Dios, sino lo que hacen aquellos pequeños para ganar nuestra gracia?, debemos ganar la gracia de Dios, abriéndonos a los deseos de Dios, pero para hacer lo que Dios desea, es necesario conocer primero lo que Dios desea; Por eso, el entendimiento y el conocimiento de su mensaje concreto y correcto es necesario tenerlo, porque es mediante el conocimiento que entendemos la razón de la existencia, y es

cuando sabemos la razón de la existencia que logramos entender cuál es la razón de la salvación, y cuál es el deseo de Dios; Pero a muchos le parece que la gracia de Dios es una meretriz, y hacen muchas cosas abominable creyendo agradar a Dios, y ¿Porqué lo hacen? Por falta de conocimiento, por eso se nos dice “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos” (Oseas 4:6), Cuando creyendo poseer conocimiento desechamos el verdadero conocimiento, entonces sucede que somos echados del sacerdocio, otros echados de la sombra, otros echados de la gracia, porque al ser olvidados por Dios, también somos desechados de la gracia, porque ¿Quién es ese que desecha lo que le causa gracia y alegría?, ¿No se desecha lo que le ocasiona indignación?, porque al ser desechados, en lugar de gracia ha sido hallado en nosotros indignación; Entendamos que, Dios nos desecha por nuestra falta de conocimiento. Ahora bien ¿Porqué Dios nos desecha por falta de conocimiento? Porque al no tener conocimiento de Dios, no sabemos cuál sea su deseo, no sabemos qué cosas le agradan, y si no las sabemos ¿Cómo poder ganar gracia ante sus ojos?; porque los niños, primero se fijan qué cosas nos agradan para ganar nuestra gracia, ellos están atentos a aquellas cosas que de ellos nos gusta verlas y oírlas; El conocimiento entonces se vuelve un elemento fundamental en la salvación para poder ganar la gracia de Dios. ¿Cómo alguien sin conocimiento puede decir “Amo a Dios sobre todas las cosas”?, Por eso Cristo dijo “…nosotros adoramos lo que sabemos…”, porque para adorar realmente a Dios, debemos saber quién es Dios, y saber quién es Dios no es sólo saber su nombre, o que les fue revelado a los Judíos, u otras cosas de sencillo entender; Sino más bien, conocer a Dios es lograr entender las razones por las que debe amársele, las razones de nuestra existencia, el objetivo principal de la humanidad; Es comprender los porqués y los paraqués, los misterios y las cosas ocultas, porque, por eso se nos dice “Porque nada hay oculto, que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de ser conocido, y de salir a luz”, es el conocimiento de Dios esas cosas ocultas que han de ser manifestadas, es su deidad y plenitud que hoy están escondidas y las cuales deben ser conocidas; Es la gran majestad, dominio y posesión del universo que Dios tiene, sobre todas las cosas las que debemos procurar conocer con mucha solicitud; Todas estas cosas están encerradas en misterios y selladas para ser vistas sólo por sus escogidos, es conociendo estas cosas que nuestra fe se vuelve inquebrantable, es una vez conociendo estas cosas que ganamos gracia ante sus ojos; ¿Qué es la gracia sino ser del agrado de Dios?, ¿Y Quién agrada a Dios sino aquel que le conoce?, porque la obediencia viene por el entendimiento, porque ¿Quién es aquel trabajador que obedece a su patrón si no entendió la orden?, ¿Cómo obedecer si no hay entendimiento o si no se habla el mismo lenguaje?.

El entendimiento y conocimiento de Dios, es para salvación, pero tales cosas no vienen por el hombre, sino por el Espíritu; Porque por el hombre vienen el conocer el nombre de Dios, y aquellas cosas que por naturaleza básica se deben conocer de Dios; Pero las cosas reales, los misterios, la verdad plena y espiritual, no vienen por el hombre, sino que vienen por el Espíritu; Así que, por el hombre viene el saber que Dios es el creador, el saber que Dios ama a los justos, el saber que Dios nos ama, en fin, estas cosas de fácil entender; Pero por el Espíritu viene la revelación de la verdad, de las cosas ocultas, del verdadero principio y del verdadero fin, de la razón de la existencia, las razones de que las cosas sean a como son; En fin, por el Espíritu se conocen todas aquellas cosas que no quedarán sin revelarse, de las cuales se nos habla en la Biblia mediante parábolas y mediante lenguaje de tartamudo, dejadas ahí para que sean vistas sólo a aquellos que han de poseer el entendimiento puro y sin levadura, El conocimiento de Dios no llega a los hombres mediante ciencia alguna, ni por Filosofías, ni por Teologías; Así mismo, no llega mediante escuelas dominicales ni mediante planes diseñados por líderes de congregaciones para todo un año, ni por la secuencia de clases diseñadas por los hombres; El conocimiento llega mediante el Espíritu, en el tiempo y la forma que Dios escoja para cada uno, porque el Espíritu es el cumplimiento de una gran promesa que Dios nos hizo cuando nos dijo “Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado” (Jeremías 31:34) y además de otra sentencia en la que se nos dice “Y yo mismo recogeré el remanente de mis ovejas de todas las tierras adonde las eché, y las haré volver a sus moradas; y crecerán y se multiplicarán” (Jeremías 23:3); Así que, por lo que vemos, sabemos que Dios ha usado al hombre para dar a conocer su nombre, pero su verdad, su ciencia y sus misterios llegan por su propia cuenta, por medio de su Espíritu; Así pues, la salvación no viene por los hombres porque el entendimiento no viene por los hombres, pues la gracia se gana por el entendimiento y el entendimiento por el Espíritu, por lo cual también se nos dice “He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría”, y además se nos dice “Porque los terafines han dado vanos oráculos, y los adivinos han visto mentira, han hablado sueños vanos, y vano es su consuelo; por lo cual el pueblo vaga como ovejas, y sufre porque no tiene pastor” (Zacarías 10:2) , hay vanidad en la sabiduría humana, por eso Él, sabiendo que ni carne ni sangre entran en el reino, y que por lo tanto ni sangre ni carne puede poseer el conocimiento de Dios, entonces se ha reservado el conocimiento para quienes han decidido vivificar el Espíritu, y por ello la información real del reino es dada mediante el Espíritu, porque los espirituales solo son entendidos por

espirituales, por eso, el entendimiento llega por el Espíritu, porque es ahí donde se prueba si andamos o no andamos por el Espíritu; De tal manera que el que ha entendido, este es espiritual, y este es el que entra en el reino, porque ya no es carnal. La salvación es la consecución de la vida, y la consecución de la vida, la venida del conocimiento, y la venida del conocimiento, la llegada de la luz; Y La luz es el principio, y siendo la luz el principio, entonces la salvación ha venido a ser nuestro principio, nuestro amanecer, nuestro conocer, nuestro nacer de nuevo; Al nacer de nuevo conseguimos salvación, pero nacemos de nuevo estando en la carne y por tanto corremos el riesgo de volver a morir, es por eso que se nos escribe “..mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo” Así que, una vez nacidos nuevamente, no del todo estamos salvos, pues tenemos que tener la misma solicitud del principio y conservarla hasta el fin de nuestros días en la carne, es decir, es una tarea tal cual un niño se propusiera desde que ha visto la luz mantenerse en su estado de niñez hasta que transcurran todos sus días, mantenerse niño hasta la muerte, sin contaminarse de abominación humana hasta el final de sus días, sin satisfacer a la carne en sus aberrantes y abominables deseos, conservar su niñez sin alteración hasta la llegada de su muerte física, ; por eso es que la muerte del cuerpo carnal del hombre espiritual, es ganancia, pues, después de esta muerte, ya no hay riesgo de perder la salvación; Porque no nos puede pasar a como le sucedió a Ezequías, que habiendo vivido toda su vida rectamente ante Dios, cuando le fueron alargados sus días tras aquella enfermedad abrió sus puertas a los caldeos; La luz en la carne, es similar a un ser en el vientre de su madre, el cual corre el riesgo de no nacer en tanto aún esté adentro, pues puede sufrir un aborto y no llegar a ser; Sí, es verdad que al confesar a Cristo como nuestro rey y salvador alcanzamos salvación, pero el mantener esta confesión todos nuestros días nos hará alcanzar la plena salvación, pues, durante nuestros días en la carne, por nuestra mente y a nuestros oídos llegarán cientos de teorías que contradigan nuestra postura espiritual, y tratarán de desviarnos de nuestra convicción, y es entonces que se requiere de un firme entendimiento, el cual, como repito, no llega mediante los hombres. El nacer de nuevo es salir de Egipto, pero Judas siempre nos recuerda que aquella congregación de Israel toda ella salió de Egipto, pero aún después de haber salido, algunos pecaron contra Dios, y unos murieron con Datan y Coré, y otros perecieron durante su vagar en el desierto, de modo que, a pesar que todos salieron de Egipto, no todos llegaron a tierra habitable. La Salvación es el renunciar a éste tiempo, a todas las vanidades, a no ponerle amor a nada de este mundo, porque nada de este tiempo vale la pena; El que logra renunciar a este tiempo, éste ha conseguido salvación; Por eso también se nos escribe “Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces se

alegrarán…” (Zacarías 4:10), Al no darle importancia a las cosas de este tiempo, y más bien damos importancia a la verdad de Dios, nos hacemos merecedores de su gracia, respecto de esto Jesús nos dice “Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues” (LC 6:29), todo pleito entre hombres en este tiempo , toda ofensa entre hombres, toda injusticia, toda infamia, toda violencia de la que seamos víctimas no tiene la más mínima importancia, pues todas son pequeñeces, porque rechazar el rencor es rechazar pequeñeces, rechazar venganza es menospreciar pequeñeces de éste tiempo; El maestro nos manda a no pelear por nada, a no oponernos a quienes nos ocasionan daño, porque a más daños recibimos de los hombres, más gracia ganamos de Dios; Pero ganaremos gracia cuando no busquemos nuestra venganza, ni ante la justicia terrenal ni por nuestras propias manos, ganaremos gracia, cuando la justicia la dejamos al Señor de la Justicia; Menospreciar el día de las pequeñeces, es menospreciar toda la justicia de la tierra, es también dejar que quienes nos arrebatan lo nuestro se lleven todo lo que de nosotros desean, porque fíjate en aquel hombre que cavó un pozo, aquel que pozo que cavaba era lleno de agua, del que se nos escribe “Y volvió a abrir Isaac los pozos de agua que habían abierto en los días de Abraham su padre, y que los filisteos habían cegado después de la muerte de Abraham; y los llamó por los nombres que su padre los había llamado. Pero cuando los siervos de Isaac cavaron en el valle, y hallaron allí un pozo de aguas vivas, los pastores de Gerar riñeron con los pastores de Isaac, diciendo: El agua es nuestra. Por eso llamó el nombre del pozo Esek, porque habían altercado con él. Y abrieron otro pozo, y también riñeron sobre él; y llamó su nombre Sitna. Y se apartó de allí, y abrió otro pozo, y no riñeron sobre él; y llamó su nombre Rehobot, y dijo: Porque ahora Jehová nos ha prosperado, y fructificaremos en la tierra” (GN 26:1822) , Isaac abría un pozo y sus adversarios venían y se lo quitaban, entonces Isaac no peleaba sino que abría otro pozo, y aquellos venían y se lo quitaban, y cuantos pozos abría sus adversarios se los quitaba; Y Nunca Isaac confrontó, peleó o mató por aquellos pozos, hasta que un día abrió uno por el que sus enemigos no pelearon, en el cual Dios también igual que en los demás le dio mucha agua viva; De tal forma, que el hombre que busca salvación, no pelea por pequeñeces, porque sabe que donde quiera y cuando quiera cavará pozo, y recibirá bendición de Dios, y no contradice a sus adversarios por pequeñeces, no pelea por vanidad, pues rechaza y menosprecia el día de las pequeñeces; Respecto de esto también se nos dice “Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas” (LC 12:29-31), se nos manda a no preocuparnos por aquellas cosas en las que la gente común se afanan,

aquellas cosas que estresan a todos, porque todos quieren comprar aquello que está de moda, o vivir a como vive el vecino, tener las mismas comodidades de los demás, pasear en los mismos lugares que otros, vestir como los demás, pagar estas o aquellas cosas que las hacen sentir mejor; Porque los hombres comunes se afanan en estas y por estas cosas, y trabajan mucho y a veces en doble tiempo y en doble trabajo para tener las comodidades que tienen, pero por ningún lado buscan salvación, pues no creen en este misterio de la salvación; Rechazar estas cosas, es menospreciar el día de las pequeñeces. El hombre espiritual no se afana en estas cosas, más bien en todo tiempo busca salvación, y sirve a Dios, y Dios sabe de las cosas que tenemos necesidad, y estas cosas de repente sin saber de dónde o del cómo, llegan a nuestras vidas de la forma menos esperada, mas Él nos suple de las cosas que tenemos verdadera necesidad, no de aquellas que deseamos por lujos o por moda, o por simple apariencia, porque Dios no desea que nos envanezcamos. Cuando el Ser humano ha alcanzado despreciar el amar estas cosas del mundo, este puede asegurarse así mismo que ha logrado nacer de nuevo, y puede sentir que acaricia la salvación, sin embargo debe perseverar en estas cosas hasta el final de sus días. Así pues, puedo decirte, la Salvación consiste en ganar gracia ante los ojos de Dios, para ser escogidos por Él para habitar y señorear la nueva tierra, aquella que será incorruptible, aquella que ya no estará sujeta a vanidad; Conseguir la salvación, es evitar la ira de Dios, y atenuar la contienda que Dios tiene contra el hombre, es hallar paz en medio de la maldición que la humanidad vive desde aquel principio, es hallar el conocimiento y la razón real de nuestra existencia; Salvación es dar los frutos esperados, para ser guardados en aquel día en los graneros de nuestro Dios, esto es salvación.



CAPÍTULO IX. REPOSO Y SALVACIÓN. En aquel principio Jehová, previo a la expulsión de Adán, dijo “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás” , vemos que Adán recibió el trabajo como un castigo para poder comer el pan, vemos también que este castigo lo cargaríamos hasta el día en que regresáramos al polvo del cual hemos procedido; No obstante el trabajo ya estaba dictado para los hombres incluso antes de la maldición, pues cuando Dios se dispuso a crear al hombre dijo “… Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra” (GN 1:28) y además observamos también que “Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase” (GN 2:15), ya el trabajo estaba dado no como maldición sino más bien como bendición, porque Dios no había puesto al hombre a holgazanear en el Jardín, sino que dio tareas y funciones; Lo que realmente sí era maldición, era el ganarse el pan de cada día con el sudor del rostro, porque antes de ello, el hombre tenía garantizada su comida de forma gratuita, pues se nos había dicho “He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así” (GN 1:29,30), vemos que no había conexión ni relación entre trabajo y alimento en el principio, pues cuando Dios puso al hombre en el Edén para que lo labrara y lo cuidase, en ningún momento dijo: Si no labran y no guardan este Jardín entonces no tendrán derecho de comer; Sino que el pan estaba ahí a la disposición del hombre para que lo tomara y lo comiera, sin la exigencia de rendir primero en el trabajo para después comer; Por lo que vemos que, había trabajo y había alimento, y ambas cosas estaban desligadas una de la otra. El hombre en sus inicios trabajaría, pero no bajo la presión de : “Si no se trabaja no se come”, no había por tanto un estrés, un vínculo Trabajoalimento; No se trabajaba con el afán del lucro personal, de el comprar y adquirir lo mejor, de el trabajar de una manera para tener mejores ganancias;

No había por tanto un trabajo ambicioso y vicioso, un trabajo forzado; Así que, al momento de la maldición de Dios fue cuando se dio la vinculación del trabajo a cambio del alimento, es en este instante que el trabajo se vuelve fatigoso, pues ahora el hombre debía trabajar duro para poder alimentarse, vestirse y darle techo a su familia; Ahora el hombre sería esclavo y siervo de otro igual, pues espinos y abrojos brotarían de la tierra, los cuales son gente mala e impía que agruparían para sí la heredad de la tierra, para empobrecer a los muchos y obligarlos a trabajar para ellos a cambio de miserables salarios. Entonces el trabajo se volvió una carga muy pesada para los hombres, la tierra y sus recursos no estaba ni está ahora a disposición de todos, sino que los espinos y los abrojos de la tierra ocuparon para ellos las riquezas de la tierra, afán por el cual se desarrollan guerras, violencias, homicidios, esclavitud, etc. Es por el Afán a las riquezas que los pueblos se matan entre sí. Cuando hablamos del reposo, ¿De qué hablamos? , ¿Hablamos acaso del cese del trabajo?, No, quiero primero explicar que: Antes te había dicho que nuestro Reposo es Cristo, muchas razones te he dado para argumentarlo, pero quiero hacer un énfasis en que: Cuando abrazamos y nos asimos del reposo de nuestro Dios que es Cristo, somos nuevamente puestos en el Paraíso, aunque no lo vemos con nuestros ojos carnales, nuestro Espíritu se pasea en el Paraíso, es por ello que nos llena de paz, de gozo, de calma; Y al haber entrado en el reposo del Señor, entonces, el trabajo siempre existe como desde el principio existió, pero esta vez el trabajo ya no es bajo el afán humano, pues, al entrar en el reposo, nuestro Espíritu es quien vive, y el espíritu deja de ansiar las necesidades de la carne, tales como: La vanidad, las riquezas, las modas, las mejores comidas, los más grandes lujos, en fin; Al vivificar el espíritu ciertamente aquellas cosas pierden nuestro interés, y dejamos de amar todas estas obras muertas; Entonces vuelve a surtir efecto el mismo principio bajo el que fue creado el hombre, vuelve a entenderse que su trabajo es para labrar y guardar la tierra, esta vez la tierra que se debe labrar y guardar es nuestro propio ser, el cual debe ser edificado y sobre edificado; pero el alimento está ahí a nuestra disposición nuevamente, todos aquellos alimentos de los que el Señor habló al principio nos vuelven a ser dados, y ya no a cambio del trabajo y el sudor; No obstante ahora hay una nueva batalla, la batalla de la fe, que es el creer que los alimentos y aquellas cosas que el cuerpo necesita están ahí a nuestra disposición, porque es verdad que todas estas cosas están ahí, pero esta vez no las vemos, por tanto ahora tendremos que trabajar duro para obtener la fe, y por fe entonces viviremos en la carne y en el Espíritu. En el reposo del Señor, es necesaria la fe, porque al entrar en el reposo, sabemos que hemos comenzado a reposar de la fatiga del trabajar por necesidad de adquirir bienes, y que los que trabajamos, ya no trabajamos a

cambio de obtener riquezas, ni lujos, sino que trabajamos por tener una ocupación en la tierra, pero nuestro alimento ya no proviene de nuestro trabajo sino que proviene de Dios, y cuando hablo de alimento, me refiero a todas las cosas de las cuales a la verdad tenemos necesidad, y digo que provienen de Dios, porque, ¿Qué es lo que vemos en este mundo de injusticia?, ¿Acaso no vemos que los jornaleros ganan menos de lo que requieren para su comida? Pero, el que tiene a Dios, tiene la dicha de que sus panes serán multiplicados, y que su sementera será aumentada de alguna manera; Y el que no trabaja, no por pereza sino por la gran crisis, a éste no le faltará nada, porque de algún lado le llegará el alimento, de alguna parte llegará su vestido, de algún lado le llegará un empleo; Por eso, en el reposo del Señor, comen los que trabajan y los que no trabajan. Pero les estaba hablando como a carnales, porque ciertamente los espirituales que aún habitamos en la carne tenemos necesidad de alimentar también nuestro cuerpo de carne, aunque priorizamos más nuestro espíritu; Pero en cuanto al Espíritu, el reposo del Señor ha hecho del cuerpo y el espíritu uno, y por tanto, es el Espíritu quien fortifica al cuerpo, porque la fe viene por el Espíritu, y es por la fe que tanto el cuerpo como el espíritu reciben su alimento; El cuerpo carnal por lo tanto se vuelve dependiente del Espíritu, y el reposo del cuerpo en cuanto a su fatigación por aquellas cosas en las que antes se esmeraba, se hace evidente; Porque el cuerpo o más bien el hombre carnal que ha nacido en el Espíritu, ha venido a hacer reposar su cuerpo en el espíritu, mediante la fe que es por el Espíritu, el cuerpo entonces ha venido a ser siervo del Espíritu. Cuando entramos en el reposo del Señor, se cumple aquello que nuestro Mesías nos dijo “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (MT 11:28-30), vemos que al llegar al reposo del Señor, dejamos todas nuestras cargas a Él, pero adquirimos una nueva obligación, un nuevo trabajo, que es llevar la carga del Maestro, y ¿Cuál es la carga del Maestro? Aprender de Él, éste es todo el trabajo que el hombre debe hacer ¿Para qué? Para alcanzar fe, sabiduría, entendimiento y gracia; Esta es la carga del Señor, la cual pone sobre nuestros hombros, Él mientras tanto se encargará de todas nuestras ocupaciones terrenales y asumirá nuestras obligaciones de “Labrar la tierra y guardarla”, que se traduce a: Cuidar a nuestra familia y que sus necesidades sean suplidas; Por eso, cuando entramos en el reposo del Señor, aunque nuestros cuerpos siguen trabajando en nuestras ocupaciones, ya no somos nosotros los que trabajamos sino Él, ya no es por nuestro interés, sino por el interés de Él, ya no trabajamos para satisfacer nuestra carne, sino para satisfacer nuestro Espíritu. Pero Él se hará cargo de nuestras necesidades terrenales y las necesidades de nuestra familia, aquel salario insuficiente Él lo hará suficiente, ablandará corazones de quienes

nos rodean y de alguno de esos corazones nos proveerá de algunas cosas que necesitemos; De muchas maneras inexplicables te proveerá el Señor, entre tanto tú seas fiel en su carga que te ha dado, que es aprender de Él. Cristo respecto a estas cosas también nos dice “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?” (MT 6:24,25), Cuando entramos en el reposo del Señor, de lo que reposamos es, de ser esclavo de los bienes de la tierra, salimos del Egipto del Dinero, donde todo por lo que luchamos es bienestar para nuestra carne, y dejamos de afanarnos por conseguir mansiones, carros, viajes, por pagar tarjetas de crédito, servicios de telefonía y todas aquellas cosas exorbitantes que soñamos con alcanzar, y entonces reposamos mucho, porque hemos dejado de servir a un señor que exige mucho sudor, éste señor exige horas extras de trabajo, segundos y terceros empleos, deudas, corrupción en los cargos de trabajo; En fin, es un señor de mucha exigencia. Pero cuando llegamos al reposo, todos aquellos afanes decaen y con su decaimiento llega el reposo, porque al no tener esos afanes, nos dispondremos a trabajar lo necesario para vivir, para ganar lo justo; Cuando llegamos a este reposo aborrecemos a aquel señor llamado Riquezas, y aunque Dios nos dé riqueza limpia, también esta riqueza debemos aborrecerla para no esclavizarnos a ella, y cuando digo que debemos aborrecerla, me refiero a que no tenemos que enamorarnos de ella, más bien, debemos de dar de la misma manera en que recibimos, a fin de que aquella riqueza no nos enamore; Porque a pesar de que viene de Dios, también esta puede ser una prueba de Dios, a fin de desnudarnos en nuestra avaricia. En el reposo del Señor no tenemos que afanarnos por nuestra vida, ni debemos preocuparnos del qué comeremos o qué vestiremos, pues sabemos que Dios nos conoce y cuida de nosotros, y sabe que tenemos tales necesidades y que a su tiempo hará llovernos bendición, por eso tenemos que aborrecer incluso nuestra propia vida, y dejar que Cristo sea el que viva en nuestra carne, y siendo que Cristo vivirá en nuestra carne, entonces no habrá avaricia alguna que se posesione de nosotros. En este reposo descansamos de toda avaricia, de toda envidia, de todo celo, de toda vanidad; Este es el reposo que Cristo nos ofrece, pues es Él quien asume nuestras tareas terrenales, así como Él ha asumido las tareas celestiales; Ahora bien, si el mismo Dios, tuvo la suficiente confianza de dejar todas sus potestades en manos de Cristo, ¿Quiénes somos nosotros para no tener esa misma confianza que el propio Padre ha tenido en Él? Si Dios puso toda la creación en sus manos, ¿Cómo no tendré yo razones para poner mis pequeñas tareas terrenales en la tierra? Dejemos pues, nuestras

tareas en manos de Él, así como el Padre dejó las suyas en manos de Él, y todo nos saldrá bien, a como a Dios todo lo que ha puesto en manos de Él le saldrá bien; Entendamos que Dios nos predica con ejemplo, y Él mismo se puso de ejemplo, y ha dado todas sus potestades al hijo, para que nosotros sigamos este mismo ejemplo, y pongamos todas nuestras cosas en sus manos. El reposo entonces nos conduce a la Salvación, ¿Cómo? Cuando asumimos que hemos entrado en el reposo, asumimos a la vez haber vivificado el Espíritu; Cuando asumimos haber entrado en el reposo también asumimos que los frutos por los que debemos esmerarnos son espirituales; Cuando hemos entrado en el reposo del Señor sabemos que por el ya no afanarnos en las cosas de la carne como la envidia, los celos, la injuria, la violencia, la venganza, el odio, el rencor, las riquezas, los bienes y otros; Hemos puesto nuestra esperanza y nuestra justicia en nuestro Dios; Y Al respecto ¿Qué se nos dice? “Se complace Jehová en los que le temen, Y en los que esperan en su misericordia” (Salmos 147:11) y otra vez “He aquí el ojo de Jehová sobre los que le temen, Sobre los que esperan en su misericordia” (Salmos 33:18), y nuevamente “Aborrezco a los que esperan en vanidades ilusorias; Mas yo en Jehová he esperado” (Salmos 31:6), de tal manera que reposar en el Señor, es poner nuestra esperanza en Él, es aferrarnos a que nuestro alimento sea este espiritual o material de Él vendrá, es buscar su enseñanza en Él y no en los hombres; Entrar en el reposo del Señor, es cargar nuestra cruz que es su yugo, el cual es ligero de llevar; Así que el reposo del Señor nos lleva a la Salvación, la cual es por fe, pues reposar en el Señor es esperar en Él y esperar en Él es tener fe. Al entrar en el reposo nos encaminamos a la salvación, porque hemos aborrecido la labor de la carne y con la labor de la carne, hemos aborrecido sus frutos, y con ello, hemos abrazado los frutos del Espíritu, los cuales son los frutos que verdaderamente Dios espera de nosotros; Por lo tanto, se alcanza Salvación permaneciendo en el reposo del Señor; La perseverancia en la espera, y en la espera en la fe, nos encamina hacia la salvación; Pero la Salvación, se consigue permaneciendo en la perseverancia y la fe hasta el final de nuestros días; Por tanto, la relación entre reposo y salvación, está en que mediante el reposo entramos en el camino de la salvación, pues el reposo es tan sólo un ingrediente de la copa de la Salvación, por lo que primero es el reposo y luego la Salvación, esto último se materializa hasta el día final de nuestra existencia física, mientras que el reposo estuvo en nosotros desde el día en que entramos en Él. El reposo es el lugar espacioso en el que somos puestos, el reposo es el permanecer bajo la sombra del Altísimo, de lo cual se nos dice “El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía,

y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré.” (Salmo 91:1,2), Así que habitar en Cristo es adquirir reposo, y adquirir reposo es habitar al abrigo de Dios, y el permanecer en este abrigo hasta el final de nuestros días, nos permite conseguir salvación; Entonces, entendiendo ahora qué es el reposo de Dios, sabemos cuán necesario es este reposo para alcanzar salvación, pues el reposo es necesario para poder concentrarnos en la meditación y el escudriñamiento de la sabiduría de Dios, mientras nosotros no reposemos ¿Cómo podremos aprender lo que Cristo nos enseña?, porque ¿Quién es ese que aprende sin reposar?, ¿Hay meditación cuando nos distraemos en otras cosas?, porque ciertamente Cristo nos dice “Venid a mí los que estáis trabajados y yo os haré descansar” pero a la vez nos dice “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón”, entonces para poder llevar el yugo de Él y aprender de Él a ser manso y humilde de corazón ¿No es necesario entrar en el reposo?, Claro que lo es, porque ¿Cómo puede amansarse nuestro corazón y hacerlo humilde, si seguimos luchando y trabajando para conseguir cosas vanas? No se puede, por lo tanto, vemos que para alcanzar salvación es necesario el Reposo. Si sabemos que en el reino no entra ni carne ni sangre a como Pablo nos lo ha dicho, ¿No es necesario que carne y sangre muera en nosotros para alcanzar el reino? Y ¿Cómo podemos asumir que hemos muerto a la carne si aún seguimos luchando por las cosas de la carne?, Si en el reino no hay carne ni sangre, tampoco hay trabajo de carne y sangre, por lo tanto el que ha reposado de la carne, ha reposado del trabajo de la carne, cuyo objeto es satisfacer los deseos de la carne, lo cual es vanidad; Y por lo tanto se ha encaminado a la salvación, pues ha dado paso a los deseos del Espíritu, el cual nos conduce a la salvación.



CAPÍTULO X. PAZ Y SALVACIÓN. ¿Cuántos ansían paz en este mundo asolado y abrumado por tanta violencia y pecado? Pero dos tipos de paz existen, la una que es la paz de los hombres, esta es vanidad, y la otra que es la paz de Dios, esta es la paz verdadera; La primera es una paz condicionada y la segunda es una paz sin condición; respecto de la paz, Cristo nos dice “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (JN 14:27) ¿Porqué Cristo dice que nos deja su paz, pero que no la da como el mundo la da, y que por tanto no se turbe nuestro corazón? Porque la paz que es de Cristo, no es una paz visible, no es una paz entre hombre y hombre, sino que es una paz interior y espiritual, la paz que Cristo nos ofrece es la paz entre Dios y los hombres, y no la paz entre el hombre y el hombre; Así que, teniendo la paz de Cristo en nuestros corazones, veremos en este mundo guerras, violencia, enemistades, odios, discriminaciones, injusticias, muchas cosas de las cuales incluso sufriremos nosotros mismos; Pero a pesar de ello, tendremos paz en nuestras almas; Y quizás muchos dirán ¿Quién puede tener paz viviendo entre tanta violencia? Aquel que conoce la verdad, aquel que sabe que todas esas cosas son necesarias que ocurran, pero a la vez sabe que la paz de Dios no es externa sino interna; Cristo nos dice “No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” ¿Porqué si Él nos da paz nos dice esto? Porque muchos tomarán la violencia del mundo, para enrostrárnosla, y la tomarán de bandera para desvirtuar la paz de Dios, y dirán a los hombres: Los Cristianos son mentirosos, porque hablan que Dios nos trae paz, pero miren, miren cuánta violencia y cuánta guerra hay. Tomarán la violencia del mundo, para inducir al mundo a dejar de creer en Dios, entonces, muchos débiles pasarán a creer aquella inducción, y se volverán en contra de los Cristianos, los que profesan la paz verdadera en sus corazones; Pero es cuando Cristo nos dice “No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”, porque el que ha alcanzado la verdadera paz, conociendo la verdad, sabrá que la paz de Cristo no es como el mundo la da, porque la paz de Cristo será sentida sólo por los que se han esforzado por tomar de su copa. Si Cristo nos dice “Mi paz os doy” ¿Cuál es la

paz de Cristo? ¡A caso la paz que Cristo tuvo fue con sus hermanos?, ¿A caso la paz que Cristo ganó en la tierra fue la paz entre los hombres?, La paz de Cristo, la cual Él nos ha heredado, es la paz que Él ganó con el Padre, Él nos hizo herederos aún sin merecerlo, del fruto de su trabajo, por el cual ganó la gracia del Padre y con la gracia, la paz; De tal forma, que la paz que Cristo nos ofrece, es la misma paz que Él forjó entre Él y su Padre, aquella paz de la que el salmista nos escribió “La misericordia y la verdad se encontraron; La justicia y la paz se besaron. (Salmos 85:10), ¿Qué significa esto? Que la misericordia es Dios el Padre y la verdad es Cristo el hijo, y estas se encontraron; Que la justicia es Dios el Padre y la Paz es Cristo el hijo, y ambos se besaron; De tal manera, que la paz que es en Cristo, es el encuentro con el Padre que es la Misericordia y la Justicia; Es en esta paz que Cristo nos invita a entrar, porque en el mundo no habrá paz verdadera entre tanto el mundo se rija por mandos humanos; Así que, cuando vemos y oímos de guerra en el mundo, no digamos bajo ninguna circunstancia que Dios no nos ha dado la paz, porque la guerra y la violencia, son elementos necesarios en este mundo, para que la paz que proviene de nuestro Maestro sea sentida por nosotros; Porque si hay paz afuera y paz adentro, ¿Cómo diferenciaremos entre la paz del mundo y la paz que es de Dios?, Pero además la palabra nos dice “No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa” (MT 10:34-36) de forma tal, que queda claro que Cristo no ha venido a traer paz entre los hombres, sino más bien, vino a poner en disensión a las familias de la tierra, y si a las familias ¿Cuánto más a las naciones?, porque la paz de Cristo, no es como la paz que hay entre los hombres, pues la paz que hay entre los hombres es vana, porque se basa en la mentira de la hipocresía, la cual está destinada a desvanecerse en cualquier momento. La paz entre los hombres consiste en algo a cambio de algo, pero la paz que viene de Cristo, es una paz personal entre tú y Dios. La Palabra también al respecto nos dice “Porque los montes se moverán, y los collados temblarán, pero no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti” (Isaías 54:10) ¿Qué significa esto? Que guerras, temblores, tormentas, celos, envidia, violencia y muchos malos eventos habrán en el mundo, por eso nos dice “los montes se moverán, y los collados temblarán,” pero aquel que le teme, aquel que conoce y practica la verdad, aquel que en Él tiene puesta su esperanza y su paz, este no será removido ni conmovido, porque Dios no apartará de Él su pacto de paz, y permanecerá su promesa de misericordia para con aquellos que han entrado en el pacto de paz, del cual es mediador Cristo Jesús. Habrá entonces paz en medio de la tormenta, el que anda en el Espíritu, no se

verá conmovido por las cosas que pasen en el mundo, ni tendrá turbación de ello, ni temerá por su vida; Éste sentirá paz verdadera, a pesar que vea violencia en el mundo, porque el que teme a Dios es sabio, y siendo sabio, sabe que las guerras y las violencias en el mundo, son necesarias para que se cumpla lo dicho ““los montes se moverán, y los collados temblarán,”, por tanto, viviendo en su espíritu no tendrá de qué temer, pues él estará en paz, con el único que debe estar en paz, con Dios; Porque el mundo no merece paz entre hombres en tanto los hombres sigan siendo del linaje de Adán, pues, todo aquel que es linaje de Adán carga con la maldición, la cual se acaba cuando entramos en el linaje de Cristo. Este mundo está hecho para esto, para la guerra, la violencia y el pecado; Porque en esto consiste la maldición, que la tierra produciría espinos y abrojos, y ¿qué son los espinos y abrojos que produciría la tierra? Toda la maldad y el pecado que en ella existe, y si ya la tierra está torcida, ¿no nos dice la palabra de Dios que nadie puede enderezar lo que Él torció?, mas la bendición de los hombres, es decir, el final de la maldición de los hombres, llegó mediante Jesucristo, por lo cual, todo aquel que no quiere vivir bajo la maldición de Adán, debe asirse de la bendición de Cristo, entrando en su linaje, mediante el Espíritu; Pero la maldición de la tierra, no termina con esto; De modo que en Cristo, el hombre sale de la maldición, pero la tierra todavía no; Porque la maldición de la tierra y la maldición del hombre son dos maldiciones distintas, y aunque la maldición de la tierra es por conducto del hombre, su bendición no llegará por conducto del hombre, sino que vendrá por conducto de Cristo; En Cristo, los hombres reposamos de la maldición, pero la tierra, es decir nuestro mundo externo aún continúa bajo maldición, y ¿Acabará algún día la maldición de la tierra? Claro que sí, cuando nuestro Reino se establezca, cuando Cristo reine; Porque ¿Qué es la primera venida del Señor sino el fin de la maldición del hombre? Y ¿Qué es su segunda venida sino el fin de la maldición de la tierra entera?, entonces se cumplirá lo escrito “Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 22:3-5), de momento, la paz de Cristo es sentida por aquel que ha venido a ser linaje suyo, pero cuando el reino se establezca, la paz de Cristo, no será sólo interna, sino que será externa, y la tierra entera se llenará de esta paz, y descansará la tierra, y la tierra entera habrá entrado en el reposo, el cual será eterno; ¿Cómo sabemos que la tierra está maldita? Viendo todas las cosas que en ella hay, como las guerras, la violencia en la ciudad, el pecado, la degeneración de la raza humana, la soberbia humana, el amor al dinero, a la fama, la profanación de la carne, la explotación de sus recursos, el colapso del medio ambiente; Todo lo

cual proviene de aquella maldición dada por Dios en el principio. De manera que, la maldición del hombre acaba cuando nos revestimos de Cristo, y la maldición de la tierra, acaba cuando ésta sea revestida del reino de Cristo; Porque así como el hombre resucitará en cuerpo incorruptible, así mismo la tierra será vestida de incorruptibilidad, por lo cual se nos dice “El convierte los ríos en desierto, Y los manantiales de las aguas en sequedales; La tierra fructífera en estéril, Por la maldad de los que la habitan. Vuelve el desierto en estanques de aguas, Y la tierra seca en manantiales” De manera que así como el hombre ha pasado de desierto a tierra fértil, así mismo esta tierra que hoy es desierto en aquel momento será tierra fértil, como al principio lo era; Por eso también se dice “hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas” porque todas las cosas serán restauradas, esto es, los ríos serán nuevamente, los bosques serán nuevamente, le belleza de la tierra volverá nuevamente, y por eso ¿Es necesario andar buscando planetas por todo el espacio exterior? La palabra de Dios también nos dice: “Apártate del mal, y haz el bien; Busca la paz, y síguela “ (Salmos 34:14), la forma de encontrar la paz, es apartándose del mal, reconociendo nuestra ceguedad frente a la verdad, y conociendo la verdad, para luego tenerla por obra; Pero ¿Qué es conocer la verdad? Es conocer a Cristo, porque nadie entra en el redil sino es por medio de Él, aquel que entra por otra parte, no conocerá la verdad y por lo tanto no conocerá la paz; ¿Quiénes son los que no entran por la puerta? Aquellos que cubren su cabeza, que es Cristo, de lo cual se nos escribe “Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza” (1ra Corintios 11:4), los que cubren su cabeza, son aquellos que anteponen sus denominaciones y religiones antes que a Cristo, los que anteponen a sus líderes intelectuales graduados en teología antes que a la verdad, aquellos que reniegan de la renovación de su entendimiento, aquellos que se han conformado a la sabiduría de éste siglo y tienen miedo bogar más adentro del océano; Aquellos que en lugar de buscar la verdad, andan por ahí discutiendo y defendiendo esta o aquella teología, aquellos que se conforman con calentar bancos en sus congregaciones y con ser oidores y no hacedores; Estos que oran con su cabeza cubierta, creen que se han apartado del mal, pero ellos mismos se vuelven provocadores de un mal mayor, por lo tanto no han encontrado la paz y no pueden seguirla. Así como en la tierra habrá paz verdadera cuando el reino de Dios se manifieste a los ojos de todos, así mismo hay paz en los hombres que buscan el linaje de Cristo, pero esta paz es en sus corazones, y por esto se nos dice “Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.” (COL. 3:15), porque respecto a la paz del mundo ¿Qué se nos dice? “No procurarás la paz de ellos

ni su bien en todos los días para siempre” (DT 23:6), De modo que aquellos que se niegan a recibir el reino de Dios, y rehúyen de la paz en Cristo, a estos no les es procurada paz, y nadie que ame al Rey de la gloria y a su reino, puede ni debe procurar la paz de aquellos, porque aquellos buscan paz entre ellos, pero la paz que procura el soldado de Cristo, es la paz de Cristo y en Cristo, de manera que en tanto aquellos quieran la paz de Cristo, pero sin amar y obedecer a Cristo ¿Cómo habremos nosotros de procurar su paz?; Nosotros, debemos ser obediente, pero quizás muchos digan que estoy loco, que como soldado de Cristo debo procurar la paz de todos y entre todos; Pero yo digo: Si se nos dice que nadie endereza lo que él ha torcido, si se nos dice que la guerra y la violencia es necesaria, si se nos dice que no procuremos la paz de ellos; ¿No estaríamos atentando contra los designios de Dios si buscamos la paz del mundo entre los hombres?, ¿No estaríamos actuando contra la enseñanza del Maestro quien vino a traer disensión entre los hombres?; Muchos quizás entonces me pregunten ¿Cumples con amar al prójimo si no procuras la paz de los hombres y entre los hombres? Y a estos digo: ¿El no procurar la paz del mundo me hace odiar a los hombres? ¿El no estorbar los deseos de Dios me hace transgresor?, ¿El no renegar contra la maldición que Dios hizo caer sobre el mundo me hace malo?, porque yo no he dicho que aquellos deben ser odiados, sino más bien, sabiendo que la paz del mundo es inexistente en tanto nuestro reino no se manifieste a los ojos de todos; Lo que debemos procurar es la paz de Cristo, la cual se manifiesta en los corazones de las personas y no en el mundo, así que, el que procura paz verdadera, procure la paz de los corazones de los hombres, pero las guerras y las desolaciones, son inevitables, pues al respecto se nos dice “Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores” (MT 24:6-8), sabemos que para que la promesa se cumpla son necesaria las guerras, ante lo cual se nos ordena no turbarnos, pero el que ora pidiendo paz en el mundo, éste ora para evitar el fin, y si ora para evitar el fin ¿Realmente desea el reino del Mesías?, porque ¿A caso Cristo oró para no ser sacrificado?, Más bien Él oró para que el temor no lo dominara y no lo turbara, pero sabía que el sacrificio era inevitable; Así que, aquel que busca la paz, búsquela en su corazón y no en el mundo, y no pida la paz del mundo, porque la guerra en el mundo es inevitable, y en vano estaría orando, y más bien estaría orando para evitar la manifestación de nuestro reino; Porque estos, quieren gloria pero sin sufrimiento. Las guerras en el mundo deben de darse, así estas nos ocasionen muchos dolores, muchas consecuencias de todo tipo, pero deben de darse, porque ¿A caso las mujeres no tienen dolores cuando se aproxima el parto?, Pues, aunque no lo creas, las guerras en el mundo, son los dolores de parto de la tierra, y en tanto pidamos a Dios que no

haya guerras, lo que estamos pidiendo es que no llegue el parto de la tierra. Se nos manda a procurar la paz cuando se nos dice “Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz” (Jeremías 29:7), quizás muchos vean como una contradicción esta sentencia con aquello que acabo de decirles, pero no la hay en ninguna manera, porque se nos manda a procurar la paz, y ¿Qué es procurar la paz? Es poner todo de nuestra parte para no hacer mal a nadie y evitar contiendas con los demás, es amar a nuestros semejantes y servirles en todo lo que podamos, procurar la paz es no ser promotores nosotros de la guerra, no ser causantes nosotros de la violencia, y ¿Para qué procuramos esta paz? Para tener paz nosotros mismos, entonces al final, lo que buscamos es nuestra paz, la cual es en nuestros corazones; De modo que, en el mundo habrán guerras y violencia pues esta es la condena del mundo y debe cumplirla, pero nosotros no debemos de promoverlas, ni iniciarlas, ni ser partícipes de ella; Nosotros debemos pedir por la paz en los corazones de aquellos que procuran contiendas, pero la paz del mundo, esta paz, no es posible alcanzarla, pues está reservada para establecerse en nuestro reino. Se nos escribe: “…os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;” (EF. 4:1-3) de tal manera que ¿Cómo procura la paz el Cristiano real? Andando con toda humildad y mansedumbre, llenos de paciencia y llenos de amor, todos los cuales son frutos del Espíritu, de tal forma que sólo aquel que anda en el Espíritu y ha dado a luz los frutos espirituales puede andar y procurar paz para con los demás, incluso para con aquellos que no han conocido el camino, porque, aquel que ha hallado la paz del Espíritu se ha vuelto una torre fuerte, inconmovible, como un fuerte muro, del cual se nos escribe “Yo soy muro, y mis pechos como torres, Desde que fui en sus ojos como la que halla paz. (Cantares 8:10), cuando hallamos paz en Cristo, a sus ojos nos volvemos torres fuertes, porque la paz nos da mucha fortaleza, pues es producida por la fe, la cual nos conduce a la salvación, y sabiendo que vamos hacia la salvación, ¿Qué cosa nos puede derribar?, porque el que ha hallado paz real, es porque ha hallado verdad, y el que conoce la verdad, sabe que toda violencia que sucede en el mundo, ocurre porque es necesario que ocurra, pues se da cuenta de que hay una maldición que consiste en que la tierra, no tendrá paz hasta que el reino sea manifiesto, pero el que no sabe de esto o el que está inseguro de esto, está lleno de dudas y su fe es quebrantable, y por tanto no llega a tener fortaleza en la verdad de la paz. Por otra parte se nos dice: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” (FP 8:7) así que, ¿Qué es la paz según la concepción divina de

Dios? No es lo que todos los hombres definen como paz, porque la paz que es en Dios y por Dios tiene como fin guardar los corazones y los pensamientos en Cristo, de modo que, ¿Cuándo entramos en guerra nosotros y contra quienes? Cuando quieren arrebatarnos los corazones que fueron dados en sacrificio a Cristo y cuando nuestros pensamientos en Cristo, que son dados directamente por él mediante su Espíritu pretenden ser torcidos por aquellos que atentan contra el reino de Dios, y sabemos que quienes atentan contra el reino, no son carne ni sangre, por tanto nuestra guerra es contra espíritus y potestades; Así que, enfrentamos verdaderamente una guerra, y luchamos por ganarla, para que la paz reine en nuestros corazones, por lo tanto, si ya tenemos una guerra adentro, ¿Para qué y contra qué deberemos luchar afuera? Contra los mismos que luchamos adentro, los cuales gobiernan las mentes y los corazones de muchos hombres; Pero no es con balas que resolvemos nuestra guerra, sino con fe, la cual es producida por el entendimiento; Conseguida la paz, la debemos seguir, para llegar a ver el rostro de nuestro Señor, de lo cual se nos escribe “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.” (HB 12:14) De manera que si nunca hallamos la paz, nunca veremos al Señor, y si nunca lo habremos de ver, estemos claros que no hemos conseguido salvación; Por lo tanto, sin paz no hay salvación, sin fe no hay paz, pero sin entendimiento no hay fe, y el entendimiento nos lo da Dios de forma directa y sin intermediarios, de lo cual se nos escribe: “Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y se multiplicará la paz de tus hijos. (Isaías 54:13)

CAPÍTULO X. AMOR Y SALVACIÓN. El amor es el fundamental elemento que un ser espiritual debe tener si quiere conseguir salvación, pero el amor no comienza por los hombres, sino que comienza por Dios; Porque el primer mandamiento para conseguir salvación es “Amar a Dios sobre todas las cosas”, este es el primer amor, de este amor parte el universo de las cosas espirituales, pues ¿Es dado un don espiritual a alguien que aún no ama a Dios?, de hecho sin amor a Dios no hay vivificación del Espíritu, pues se puede estar muy arrepentido, se pueden hacer muchas buenas obras, se puede ser muy benevolente con muchas personas, se puede ser caritativo, se puede ser muy amable, se puede ser muy amado por todos, pero sin no hay amor para con Dios, nada de aquello nos trae vida ni salvación; Pablo dijo “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese

toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.” (1ra. Corintios 13:1-3), nada es válido si no hay amor, y ¿De cuál amor habla Pablo? No del amor simple de los hombres, que se consigue bajo condicionalidades, sino que es del amor en Dios del que habla, porque ¿Cuántos no hablan hoy en día en diversas lenguas, cuántos no hablan de la biblia, cuántos no intentan hablar de sabiduría, cuantos hablan de fe, cuántos no dan bienes y hacen donaciones y obras de caridad? Muchos, muchos en verdad; Y ¿Cuántos de estos aman a Dios? Muy pocos, y con propiedad lo digo, muy pocos, porque si amaran a Dios caminaran bajo sus estatutos, si lo amaran no afrentaran su cabeza, si en verdad lo amaran no se guiaran mediante la ciencia humana, si tuvieran amor por Él no le serían infieles, no traerían sus costumbres a las Iglesias, no se enfocaran en defender sus doctrinas denominacionales, no edificaran a la carne y al espíritu juntamente, se alejaran de toda vinculación con la carne y vivieran realmente como extranjeros en esta tierra, sabiendo que nuestro reino no es de éste mundo, y que nuestra familia ya no es carnal sino espiritual. Sabemos todo lo que del amor se dice, pero algo en particular quiero hacer notorio de aquellos que dicen amar a Dios y no lo aman, porque Pablo dice que el amor se goza de la verdad, y pregunto ¿Se gozan estos de la verdad? No lo creo, pues ni siquiera la han llegado a conocer, ¿Cómo pueden gozarse de lo que no conocen? Si conociesen la verdad, en sus congregaciones hablaran de la verdad, y no de temas tan comunes y tan carnales, como el matrimonio, la vida social, la educación de los hijos, la cultura humana y otras cosas que en la vida espiritual ya no tienen sentido vivo; Si amaran a Dios y a su verdad, hace tiempo habrían dejado de alimentarse con leche y hoy estuvieran comiendo alimento sólido, pero ellos aún se alimentan como niños; Porque si conociesen la verdad y tuvieran amor de Dios, estos no pararan de hablar sabiduría y ciencia, que es la verdad de Dios; Pero no los vemos hablando sabiduría y ciencia en sus congregaciones, más bien aborrecen la verdad, pues se rehúsan a la renovación de su entendimiento, y se conformaron a la sabiduría de éste siglo y se rehúsan al beneficio y la bienaventuranza de los postreros. Pablo también nos dice que el amor es sufrido, ahora bien, ¿Ellos sufren?, ¿Qué es el sufrimiento? ¿A caso no es el sufrimiento la copa de Cristo que es la copa de la salvación?, ¿Vemos sufrir a la Iglesia?, No hay sufrimiento, porque no hay contienda, pues hoy la Iglesia se ha acercado a los hombres, y se gobierna como una entidad de hombres naturales y no como una entidad de hombres espirituales; ¿Debería de sufrir la Iglesia? Por supuesto que debería de sufrir, pues ¿No quedó preñada de Cristo?, ¿No nos dice la profecía “Pero los dejará hasta el tiempo que dé a luz la que ha de dar a luz; y el resto de

sus hermanos se volverá con los hijos de Israel”? , La Iglesia es una virgen preñada por Cristo, y ha de dar a luz un día, pero las mujeres en su etapa de preñez sufren, y cada día el sufrimiento se va ahondando, ¿No ven lo que Dios nos dijo en el principio “Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti”? De tal manera que los dolores se multiplican cuando la mujer está en la preñez, no disminuyen a como en ellos ha disminuido su dolor, pero ¿Porqué no hay sufrimiento en la Iglesia? Porque no se han preñado del Maestro, ellos han abortado el fruto del Maestro que es la verdad; Es necesario el sufrimiento en la Iglesia, pues si no hay dolor, no hay parto, y si no hay parto, no hay reino; Dos cosas tienen que pasar para que el reino y la salvación ocurran, que la Iglesia dé a luz y que el resto de los hermanos del Maestro (Israel) se vuelvan con los hijos de Israel (La Iglesia), pero lo primero, es el parto; De tal forma, que la Iglesia hoy no sufre persecución, no sufre de Asedio, no sufre violencia, porque hoy todos dicen “Vengan, alabemos a Dios hoy que tenemos la tranquilidad para hacerlo” mas no saben que esa tranquilidad es una mala señal, esa tranquilidad es la señal de que todo marcha mal en la Iglesia; Ellos no se han percatado de lo escrito “Y estoy muy airado contra las naciones que están reposadas; porque cuando yo estaba enojado un poco, ellos agravaron el mal” (Zacarías 1:15) Dios detesta a los holgazanes, los cuales han enfriado a la Iglesia, ellos reposaron de sus dolores en lugar de intensificarlos, es como si Cristo hubiese escuchado aquel consejo de Pedro, cuando éste le dijo “…Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca.” Pero sabemos que el Maestro contestó a ésta propuesta “…¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombre” de tal manera que la Iglesia que vemos en estos tiempos, es una que ha aceptado la propuesta de Satanás, y ha hecho todo lo posible para evitar el sufrimiento, ¿Qué ha hecho para evitar el vituperio y el odio de los hombres? Se ha acoplado a los hombres, ha traído las costumbres de los hombres a la iglesia, ha cesado de buscar y promulgar la verdad, y hoy se dedica a buscar una manera de vida más cómoda, se ha enfocado en ver en la doctrina de Cristo una transformación moral, como si Cristo lo que buscase en el hombre es una transformación moral; Ellos se han dedicado a contribuir con la sociedad para aprender a vivir en matrimonios, en sociedades, enseñando modos de educación, de comportamientos sociales, enseñando cómo criar a los hijos, cómo tratarlos en su etapa de crecimiento; Ellos han hecho de la Iglesia, una institución que contribuye con la ciencia humana para la educación de la carne; Se han acomodado a los hombres, han apaciguado la búsqueda de la verdad, han encontrado en el mundo un lugar bueno para vivir, han amado su cautiverio y contribuyen con sus cautivadores; ¿Qué es lo que predican? A un Cristo que busca la paz entre los hombres, cuando sabemos que lo que Cristo

busca es la paz entre el hombre y Dios; Ellos pusieron la mira en las cosas de los hombres y no en las cosas de Dios; Han preferido luchar por aquellos ideales humanos, la unidad de los pueblos, la paz del mundo, los diálogos políticos de paz, la búsqueda de la paz entre “Religiones” a lo que han llamado ecumenismo; En fin, no confrontar a los hombres en cuanto a la verdad, y mejor han preferido acercarse a ellos en sus causas de supuesta justicia; Han hallado una lucha distinta que parece buena entre los hombres, y se han enfocado en la búsqueda de la paz en el mundo, la cual no es mala, pero sí lo es cuando se busca bajo los razonamientos de los hombres no espirituales, atentando y oponiéndose a lo ya prescrito por Dios, pues ¿No fue a caso Dios el que puso bajo maldición a la tierra y la sujetó a la vanidad? Ellos pretenden enderezar lo que Dios ha torcido, y con ello, muchos quizás no saben y otros tal vez ya lo saben, se están volviendo enemigos de Dios. Porque la paz, no comienza afuera, sino adentro, en el Espíritu, ¿Cómo pueden estos pretender hallar la paz afuera si no han buscado primero la paz adentro, la cual es con Dios?, no habrá paz en el mundo, hasta que el hombre esté en paz con Dios, ¿Pueden entonces estas Iglesias lograr conseguir la paz en el mundo, si ellas mismas no se han ocupado que los hombres busquen la paz con Dios mediante la búsqueda de la verdad? Por lo cual, buscan hacer una obra imposible, y ya sabemos quién es el único artífice de las obras imposibles. No es malo buscar la paz del mundo, de hecho la principal pretensión de nuestra doctrina es esta, pero sabemos que esta paz está reservada para nuestro reino, así que, ¿Cómo pretender que aquella paz que es santa, y que está reservada para los santos, venga a ser administrada por los hombres insensatos, inconversos, e incircuncisos de corazón? Las Iglesias pretenden por lo visto, instaurar una paz perfecta, en un mundo imperfecto, una paz eterna en un mundo no eterno; Esta pretención es peligrosa, porque bajo esta pretensión reinará el anticristo, por lo cual, aquellos que buscan este camino y lo creen posible, serán los primeros en ser engañados por la serpiente, y se cumplirá el engaño de Eva nuevamente, porque la serpiente envanecerá los ojos de la humanidad (Eva) haciéndoles creer que en la tierra es posible reinar en paz mediante los hombres, y nuevamente creerá la mujer (La humanidad) que el hombre será como Dios, porque ¿No es la paz del mundo lo que está reservado para el reino de los cielos? Y ¿No se consigue esta paz únicamente con el reino de Cristo?, y si únicamente se consigo por medio de Cristo, ¿No es pretender tener el mismo poder que Cristo el querer reinar bajo la paz mundial de los hombres?. La paz entre los hombres, es muy buena, pero sabemos que en tanto el mundo lo gobierne la carne, nada es bueno, y aún la paz que estos pueden generar, no es buena; Pues todo es condicionado cuando todo es hecho por la carne. Las Iglesias por tanto han pacificado lo que no debieron pacificar, que es la

lucha por el entendimiento de la verdad y por promulgar la verdad ante los hombres, y se han encauzado en luchar por lo que no pueden alcanzar por méritos de la carne, que es la paz del mundo. Porque la violencia es necesaria en el mundo carnal y en el mundo espiritual, todas las cosas se consiguen en ambos mundos mediante la violencia; En ambos lados, el más fuerte es el que gana; Pero ¿Cuál es la diferencia de ambos mundos? Que en el mundo de la carne la violencia equivale al odio y muerte, y en el mundo de los espirituales, la violencia equivale a amor y vida. Ellos se olvidaron de la violencia espiritual con la que deben luchar por las cosas espirituales, pero tomaron la fuerza espiritual para luchar por las cosas carnales, y han trasladado la fuerza del espíritu que es el amor, a la lucha de la carne, y la fuerza de la carne que es el odio, a la lucha del Espíritu; Pretenden lograr con las armas del Espíritu, las metas de la carne, y con las armas de la carne la meta del Espíritu; ¿No es tonto pensar de esta manera? Porque si ya vivimos en el Espíritu es porque nuestra carne ha muerto, y si ha muerto, ¿Qué razón tiene luchar para sus fines? Ahora sabemos por qué debe sufrir el amor, si el amor no sufre, entonces no habrá fruto, y en tanto la tierra no dé fruto, no hay restauración de todas las cosas; El amor por tanto, comienza por el amor a Dios, con cumplir el primero de los mandamientos. Si amamos a Dios aborreceremos el mundo, así como Él lo aborrece; Porque si amamos a Dios, ocurre un matrimonio entre nosotros y Dios, porque así como en el matrimonio nos volvemos una sola carne con nuestras parejas, así mismo en el espíritu se nos escribe “Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él” (1ra Corintios 6:17), de manera que si amamos a Dios, aborreceremos las cosas que Él aborrece y amaremos las que Él ama, y no seremos juzgados por nadie ni por nada, pues tendremos la mente del Señor Jesucristo, y seremos perfectos a sus ojos; Sólo el que ama a Dios aborrece al mundo, pero el que lo ama con amor fingido, este continua haciendo las cosas del mundo, y las acomoda de tal forma que encajen en la “Iglesia”, el que ama a Dios obedece sus mandamientos, así como la esposa que ama al marido obedece sus órdenes; El que ama a Dios y obedece sus mandamientos, no pacifica su corazón en tanto no haya encontrado el oasis de la verdad, pero el que lo ama con amor fingido, se conforma con acudir al templo y calentar sillas, con oír y no con hacer; El que ama a Dios, pone por cabeza a Cristo, y echa a un lado toda doctrina humana; El que ama a Dios, no se conforma con la sabiduría de este siglo y busca y escudriña más allá de lo que los hombres le han enseñado, por tanto el que ama a Dios, renueva su entendimiento en la sabiduría de Dios, así como se renueva el día y la noche a diario, y un día es distinto del otro, aunque ellos se comunican entre sí; El que ama a Dios, no cubre su cabeza para orar, es decir, no pone a su denominación o religión antes que al Maestro;

El que ama a Dios, busca la enseñanza directa de Dios, y no busca intermediarios, y aprende de la mano del mismo Maestro; El que ama a Dios, ha encontrado el verdadero amor, y con el verdadero amor, ha venido a conocer el verdadero odio, el verdadero rencor, la verdadera guerra, la verdadera violencia y la verdadera lucha. El que ama a Dios ha venido a alcanzar salvación.

Conclusión. Esto es entonces la Salvación de los hombres, el completamiento de la creación de Dios, la terminación de la hechura del hombre; Salvarse es, haberse llegado a completar en su creación, y no haber muerto a media construcción; Salvarse es llegar al verdadero ser, es renunciar a ser un ser a medias; Salvarse es darse cuenta que nosotros somos apenas una parte de lo que debemos llegar a ser, es tal cual una casa que está a medio construir, en la cual se han alojado usurpadores, y no pretenden que el constructor siga construyendo para el dueño de la casa que fue el que lo contrató. Salvarse es buscar la otra mitad que nos hace falta, porque esa es la señal que Dios nos da mediante el matrimonio; De manera que nos demos cuenta, que hay una cosa que nos hace falta para llegar a ser hombres completos y perfectos; El entendimiento, sabiduría y ciencia que viene de Dios, y que es aprendida en la faz de Cristo. La salvación de los hombres es por tanto, llegar a alcanzar la semejanza con Dios, permitiendo a Cristo terminar su parte del trabajo, que es acabar la obra del Padre; Es permitir que Cristo venga a nosotros a cumplir con la parte que le correspondía, cuando Dios le dijo “Hagamos al hombre”; Esto es la salvación, alcanzar lo que Adán no pudo heredarnos, vida eterna en el conocimiento y perfeccionamiento que viene de Dios, mediante Cristo.
La salvacion de los hombres

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