Crowley Kardec - Los Libros Olvidados del Eden

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LOS LIBROS OLVIDADOS DEL EDÉN Manuscritos que han sobrevivido a la devastación de los siglos y que ofrecen las primeras imágenes del pasado de la humanidad y las esperanzas para el futuro.

Libros de Adam y Eva Secretos de Enoc Salmos y odas de Salomón Carta de Aristeas Cuarto libro de los Macabeos Historia de Ahicar Testamento de los 12 patriarcas

Edición, traducción y compaginación por D Alexunder Crowley Kardec para Literatura esotérica, ocultismo y francmasón.

EL PRIMER LIBRO DE ADAM (Adan) Y JAVA (Eva) CAPITULO I El mar de cristal, Elohim expulsa a Adán y Eva del Edén, para vivir en la Cueva de Tesoros 1 En el tercer día de la Creación, Elohim plantó el jardín del Edén en la parte oriental de la tierra, en la frontera del mundo hacia el este, más allá de donde sale el sol y donde se encuentra nada más que agua, que abarca todo el mundo, y llega a la fronteras de los cielos. 2 Y al norte del jardín hay un mar de agua, clara y pura para el paladar, a diferencia de cualquier otra cosa, a fin de que, a través de la claridad, uno pueda ver en las profundidades de la tierra. 3 Y cuando un hombre se lava a sí mismo en ella, se convierte en limpio en su limpieza, y blanco en su blancura, incluso si fuera oscuro. 4 Y Elohim creó ese mar a su buen parecer, porque él sabía lo que el hombre haría, y así una vez salido del jardín, con motivo de su transgresión, los hombres deberían nacer en la tierra. Entre ellos se encontrarán los justos que va a morir, y cuyas almas irán a Elohim, y regresarán en el último día y volverán a su carne, y se bañarán en las aguas de ese mar, y se arrepentirán de sus pecados. 5 Pero cuando Elohim echó a Adán del jardín, Él no lo ubicó en la frontera norte del mismo, para que él y Eva no puedan acercarse al mar de agua donde pudieran lavarse en ella y ser limpiados de sus pecados, y así borrar la transgresión que habían cometido y luego no se acuerden de su castigo. 6 En cuanto a la parte sur del jardín, Elohim no quiso que Adán viviera allí, porque, cuando el viento sople desde el norte, hacia el sur, Adán recibiría el grato olor de los árboles del jardín. 7 Por lo cual Elohim no puso a Adán y a Eva, en el lado sur, para que no fueran capaces de oler su dulce aroma y olvidar a sí su transgresión y encuentren consuelo en el aroma y no se limpien de su pecado. 8 Una vez más, Elohim, que es misericordioso y de gran lástima, y que gobierna todas las cosas de la manera que sólo él sabe; hizo que nuestro padre Adán viva en la frontera occidental del jardín, porque en ese lado de la tierra, hay un territorio amplio. 9 Y Elohim los mandó a vivir allí, en una cueva, dentro de una gran roca, llamada la Cueva de los Tesoros, que se encontraba por debajo del jardín. Capítulo II Adán y Eva, débiles cuando dejan el Jardín. Elohim envía su Palabra para alentarlos. 1 Sin embargo, cuando nuestro padre Adán y Eva, salieron del jardín, caminaron la tierra con sus pies, sin saber que estaban caminando. 2 Y cuando llegaron a la apertura de la puerta del jardín, y vieron la amplia extensión de tierra ante ellos, cubierta con piedras grandes y pequeñas, y con arena, temían y temblaban, cayendo sobre sus rostros, por el temor que les sobrevino, y quedaron como muertos.

3 Dado que hasta este momento habían estado en la tierra del jardín, bellamente plantado con todo tipo de árboles, ahora veían a sí mismos, una tierra extraña, que no conocían y nunca habían visto. 4 Además se encontraban en el jardín, llenos de la gracia y de una brillante naturaleza, y no habían vuelto sus corazones hacia las cosas terrenales. 5 Por esto, Elohim, tuvo piedad de ellos, y cuando los vio disminuidos ante la puerta del jardín, les envió Su Palabra a nuestro padre, Adán y a Eva, en su estado caído. Capítulo III En cuanto a la promesa de los grandes cinco días y medio. 1 Y Elohim dijo a Adán, "he ordenado sobre esta tierra, días y años, y tú y tu descendencia vivirán en pie, en ella, hasta que los días y años se cumplan, cuando las Palabras que te crearon, y las que te hicieron salir del jardín, tras tu transgresión, sean pronunciadas, 2 Sí, cuando la Palabra se guarde de nuevo, pasados los cinco días y medio y se vean cumplidos". 3 Cuando Adán escuchó estas palabras de Elohim, y de los grandes cinco días y medio, no pudo entender el significado de ellos. 4 Adán estaba pensando que solo habría, cinco días y medio desde él, hasta el fin del mundo. 5 Y Adán gritó, y oró a Elohim para que se le explicara esto. 6 Entonces Elohim en su misericordia para con Adán, que lo hizo a su propia imagen y semejanza, le explicó, que estos cinco días y medio, son realmente 5500 años, y cómo es que vendría y lo salvaría a El y a sus descendientes. 7 Pero antes de todo esto, Elohim hizo un pacto con nuestro padre Adán, en los mismos términos, antes de que saliera del jardín, en el árbol de donde Eva tomó del fruto y se lo dio a él para que coma. 8 Porque, cuando nuestro padre Adán salió del jardín, pasó por donde estaba este árbol, y vio cómo Elohim le había cambiado la apariencia, dándole otra forma, una forma arrugada. 9 Y como Adán salió hacia donde temía, temblando cayó, y Elohim en su misericordia le levantó, y luego hizo este pacto con él. 10 Y otra vez, cuando Adán fue por la puerta del jardín, y vio al querubín con una espada de fuego parpadeante en la mano, y que el querubín crecía enfadado y lo veía mal, tanto a Adán como a Eva, le tuvo mucho temor, y pensó si esto significaba la muerte. Así que cayeron sobre sus rostros, temblando de miedo. 11 Pero en realidad, el ángel tenía pena por ellos y mostrando misericordia, subió al cielo y orando al Señor, dijo: 12 "Señor, me enviaste a ver la puerta del jardín, con una espada de fuego. 13 Pero cuando tus siervos, Adán y Eva, me vieron, cayeron sobre sus rostros, y estuvieron muertos de miedo. ¡Oh mi Señor! ¿qué vamos a hacer con tus siervos? 14 Entonces Elohim tuvo piedad de ellos, y les mostró misericordia, y envió a su ángel para mantener el jardín.

15 Y la Palabra del Señor vino a Adán y Eva, 16 Y les dijo: Adán te dije que al final de los cinco días y medio, iba a enviar mi Palabra, 17 Fortalece tu corazón, por tanto, y permanece en la Cueva de los Tesoros, de la que te he hablado, 18 Cuando Adán escuchó esta Palabra de Elohim, fue confortado por las palabras que Elohim le había dicho, también le dijo la forma en que lo salvaría. Capítulo IV Adán llora sobre el cambio de condiciones. Adán y Eva entran en la Cueva de Tesoros. 1 Sin embargo, Adán y Eva lloraron por haber salido del jardín, su primera casa. 2 Y de hecho, cuando Adán miró que su carne fue alterada, lloraba amargamente junto con Eva, por lo que habían hecho. Y ellos caminaron y se dirigieron suavemente hacia abajo en la Cueva de Tesoros. 3 Y cuando la vieron, Adán gritó sobre sí mismo y dijo a Eva, ¡Mira esta cueva, parece una cárcel de castigo para nosotros en este mundo! 4 ¿Qué es esto en comparación con el jardín? ¿No hay aquí tanta estrechez comparándola con el espacio que tiene lo demás? 5 ¿Qué es esta piedra, por el lado de los huertos? ¿Cuál es la oscuridad de esta caverna, en comparación con la luz del jardín? 6 ¿Qué es esta cornisa de roca que protege a la vivienda, en comparación con la misericordia del Señor que nos rodeaba? 7 ¿Cuál es el suelo de esta cueva en comparación con el jardín del Edén? Esta tierra, está llena de piedras, en cambio en el jardín estaban plantados todo tipo de árboles frutales deliciosos? 8 Y dijo Adán a Eva. Nuestros ojos antes miraban ángeles alabando en el cielo, y ellos también a nosotros, sin cesar. 9 Pero ahora no vemos como lo hacíamos; nuestros ojos se han vuelto de carne y no pueden ver como antes. 10 dice de nuevo Adán a Eva, ¿Cuál es nuestro cuerpo el día de hoy, en comparación con lo que fue en los antiguos días, cuando vivíamos en el jardín?" 11 Después de esto, Adán no quiso entrar en la cueva, mirando el marco de roca, no se atrevía cruzarlo para entrar. 12 Pero él plegado a las órdenes de Elohim, se dice a sí mismo, Si no entro en la cueva, seré una vez más un transgresor. Capítulo V Eva hace una noble y emocional intercesión, sintiendo la culpa de todo lo sucedido. 1 Entonces Adán y Eva entraron en la cueva, y estaban rezando, en su propia lengua, que pa ra nosotros es desconocida, pero que ellos conocían bien. 2 Y cuando oraban, Adán levantó sus ojos y vio la piedra y el techo de la cueva que les cubría y les impedía ver el cielo y a las criaturas de Elohim; así que se puso a llorar y golpeando con fuerza sobre su pecho, cayó al suelo como muerto.

3 Y Eva, se sentó llorando a su lado, porque ella creyó que estaba muerto. 4 Entonces levantándose, dirige sus manos hacia Elohim, y apela a Él, pidiéndole misericordia y piedad, diciendo: "Oh Elohim, perdona mi pecado, el pecado que he cometido, y no te acuerdes de él ni te pongas en mi contra. 5 Porque yo he sido la causante de que tu siervo caiga en el jardín, y que estemos condenados en esta tierra; de que hayamos pasado de la luz, a esta oscuridad, y de la casa de alegría, a esta prisión. 6 Oh Elohim, mira a tu siervo, caído de esta manera, y llévalo de vuelta a la vida, que pueda llorar y arrepentirse de su transgresión que cometió a través mío. 7 No te lleves su alma en este momento, permítele vivir y que pueda arrepentirse y hacer tu voluntad, como antes de su muerte. 8 Pero si no deseas devolverle la vida, entonces, Oh Señor y Elohim, lleva mi alma también y no me dejes en este calabozo, porque yo no podría estar sola, sin él, en este mundo. 9 porque tú, oh Elohim, lo hiciste caer en un profundo sueño, y tomaste un hueso de su costado, y restableciste la carne en el lugar de ella, por tu poder divino, 10 Y me tomaste de su hueso, y me hiciste una mujer, brillante como él, con el corazón, la razóny y el habla y en carne, igual que a él, y me hiciste después a la semejanza de su aspecto, por tu misericordia y tu poder. 11 Oh Señor, él y yo somos uno, y tú, oh Elohim, Creador nuestro, es Él que nos ha hecho en un día. 12 Por lo tanto, Oh Elohim, devuélvele la vida, para que pueda estar conmigo en esta extraña tierra, por el tiempo que vivamos en ella, como castigo a nuestra transgresión. 13 Pero si no vas a darle vida, entonces llévame como a él; para que ambos podamos morir el mismo día. 14 Y Eva lloró amargamente, y cayó sobre nuestro padre Adán; en su gran dolor. Capítulo VI Amonestación de Elohim a Adán y a Eva en el que señala cómo y por qué pecaron. 1 Y Elohim los miró, pues estaban tendidos en el suelo como muertos, debido a su gran dolor. 2 Y decidió aumentarles su comodidad. 3 Por lo tanto, envió Elohim su Palabra; y les mandó que se pusieran de pié de inmediato. 4 Y el Señor dijo a Adán y a Eva: Ustedes han transgredido por su propia y libre voluntad, y salieron del jardín en el que yo los había colocado. 5 Por su propia y libre voluntad han transgredido a través de su deseo por la divinidad, la grandeza, y un estado exaltado, como el que tengo, así que yo les privé de la naturaleza brillante, que entonces tenían, y los hice salir del jardín, a esta tierra, áspera y llena de problemas. 6 Si tan sólo no hubieran transgredido mi mandamiento y habrían guardado mi derecho, y no hubieran comido del fruto del árbol que le dije que no comieran, pues habían árboles frutales en el jardín, unos mejores que otros. 7 Pero el malvado Satanás no mantuvo su fe y no tenía buenas intenciones hacia mí, y a pesar

que yo lo había creado, me consideró inútil, y solicitó la Divinidad para sí mismo; por esto yo lo arrojé del cielo, pues ya no podía permanecer en su primera morada. El fue el que hizo el árbol agradable a sus ojos, hasta que comieron, creyendo en sus palabras. 8 Así fue transgredido Mi mandamiento, por lo tanto, he traído a usted todos estos dolores. 9 Porque yo soy Elohim el Creador, que, cuando creé a mis criaturas, no tuve la intención de destruirlas. Sin embargo, después de haber despertado tanto mi enojo, los castigué con graves plagas, hasta que se arrepientan. 10 Pero, si por el contrario, siguen endureciendo su corazón, en su transgresión, estarán bajo maldición para siempre Capítulo VII Las bestias se aplacaron. 1 Cuando Adán y Eva escucharon estas palabras de Elohim, lloraron y se entristecieron aún más, pero Elohim trajo fortalecimiento a sus corazones, pues ahora sentí que el Señor era para ellos como un padre y una madre, y por esta misma razón, lloraron ante Él, y le pidieron misericordia. 2 Entonces Elohim tuvo piedad de ellos, y les dijo: "¡Oh Adán, he hecho mi pacto con ustedes, y no voy a cambiar, ni voy a dejar que vuelvan al jardín, hasta que mi pacto de los grandes cinco y medio días se cumpla! " 3 Entonces dijo Adán a Elohim: Señor, nos creaste y nos hiciste aptos para estar en el jardín, y antes de que transgrediéramos tu mandamiento, hiciste que todas las bestias vengan a mí, para que les ponga nombre. 4 Tu gracia fue entonces sobre mí y nombré a cada uno de acuerdo a tu mente, e hiciste que todos ellos estén sujetos a mí. 5 Pero ahora, oh Señor Elohim, que he transgredido tu mandamiento, todas las bestias se pondrán en contra mío y me van a devorar, y también a Eva tu sierva, y les cortaste la vida de la faz de la tierra. 6 Por lo tanto, te ruego, oh Elohim, que nos has hecho salir del jardín, y nos has hecho estar en esta tierra extraña, no dejes que las bestias nos ataquen. 7 Cuando el Señor escuchó estas palabras de Adán, sintió piedad de él, porque lo que Adán dijo respecto a que las bestias del campo los atacarían era cierto, debido a que Elohim estaba enojado por la transgresión que ellos cometieron. 8 Entonces Elohim mandó a las bestias, y a las aves, y a todo lo que se mueve sobre la tierra, que vengan a donde Adán y se familiaricen con él, y que no tengan problemas con él y con Eva, ni con ninguno de sus hijos buenos y justos. 9 Entonces todas las bestias rindieron homenaje a Adán, según el mandamiento de Elohim, excepto la serpiente, contra la que Elohim estaba enojado y no llegó a Adán, con las bestias.

Capítulo VIII La naturaleza brillante del hombre es quitada. 1 Entonces Adán lloró y dijo: "Oh Elohim, cuando vivíamos en el jardín, nuestros corazones se alegraban porque veíamos a los ángeles cantando alabanzas en el cielo, pero ahora no podemos ver como antes y cuando entramos en esa cueva toda la creación se nos fue oculta y no la podemos apreciar. " 2 Entonces el Señor Elohim dijo a Adán, "Cuando estaban sometidos a mí, ustedes tenían una naturaleza brillante por dentro, por esta razón podían ver las cosas celestiales. Pero después de su transgresión, su naturaleza brillante les fue quitada y ya no pueden ver las cosas celestiales, solo lo que es de la tierra y que está al alcance de sus manos, la capacidad de la carne, que es brutal.” 3 Cuando Adán y Eva escucharon estas palabras de Elohim, referente a su camino, lo alabaron y adoraron con un corazón triste. 4 Y Elohim se apartó de ellos. Capítulo IX El agua de El Árbol de la Vida. Adán y Eva, cerca de ahogamiento. 1 Entonces Adán y Eva salieron de la cueva de los tesoros, y se dirigieron cerca de la puerta del jardín, y allí se echaron a llorar pues solo habían llegado a las afueras, mas no pudieron entrar. 2 Adán y Eva fueron a la puerta sur del jardín, y encontraron allí el agua que regaba el jardín, desde la raíz del árbol de la vida, y que se divide de allí en cuatro ríos de la tierra. 3 Se dirigieron cerca del agua, aguardando, y vieron que era el agua que daba vida a la raíz del árbol de la vida en el jardín. 4 Y lloraba Adán amargamente, y golpeó su pecho, por haber sido echado del jardín, y dijo a Eva: 5 ¿Por qué has traído sobre mí, sobre ti y principalmente sobre nuestros descendientes, estas plagas y castigos? 6 Y Eva le dijo: ¿Qué es lo que has visto que te ha causado tal tristeza y te ha hecho hablarme de esta manera? 7 Respondiéndole Adán, le dijo, ¿no ves esta agua que estuvo con nosotros en el jardín y que regaba los árboles del jardín, y se divide en ramas? 8 Y nosotros, cuando estábamos en el jardín, no nos preocupábamos por él, pero desde que vinimos a esta tierra extraña, todo ha sido difícil y hasta lo necesitamos para nuestro cuerpo. 9 Pero cuando Eva escuchó estas palabras, lloró, y era tanto el dolor de su llanto, que cayeron en el agua, y quedándose tendidos en el agua, empezaron a ahogarse, pues así estaba estipulado que la vida de los seres debía terminar de alguna manera. Capítulo X Su cuerpo necesita agua después de salir del jardín. 1 Entonces Elohim, que es clemente y misericordioso, extiende su mano en el agua, y viendo que estaban cerca de la muerte, envía a su ángel, el cual los sacó del agua y los llevó a la orilla y estaban como muertos. 2 Entonces el ángel subió a Elohim y dijo: "Oh Elohim, tus criaturas han dado su último respiro” 3 Entonces Elohim envió a Su Palabra a Adán y Eva, y los levantó de la muerte.

4 Y dijo Adán, después de haberse levantado, "Oh Elohim, mientras nosotros estábamos en el jardín, no necesitábamos del agua, pero desde que vinimos a esta tierra no podemos vivir sin ella." 5 Entonces Elohim dijo a Adán, "Mientras ustedes estaban en obediencia a mí y eran como un ángel brillante, no sabían de esta agua. 6 Pero ahora que han transgredido mi mandamiento, no pueden hacer nada sin el agua, pues la necesitan para lavar su cuerpo y hacerlo crecer, por ahora es igual que la de las bestias, y es por falta de agua. " 7 Cuando Adán y Eva escucharon estas palabras de Elohim, exclamaron con un grito amargo, y Adán suplicó a Elohim que les permitiera regresar al jardín, y les dé una segunda oportunidad. 8 Elohim le dijo a Adán, "te he hecho una promesa, cuando esa promesa se haya cumplido, yo te llevaré de nuevo al jardín, a ti y a tus descendientes justos". 9 Y Elohim dejó de hablar con Adán. Capítulo XI Un recuerdo de los gloriosos días en el Jardín. 2 Y dijo Adán a Eva: "No vamos a beber de esta agua, aunque tengamos que morir. Oh! Eva, cuando esta agua entra en nuestro interior, nos aumenta nuestras penas y la de nuestros descendientes." 3 Tanto Adán como Eva se alejaron del agua y sin probar de ella entraron en la cueva de los Tesoros. 4 Ya adentro, Adán no podía ver a Eva, ni Eva podía ver a Adán, por la profunda oscuridad que allí había, solamente escuchaban los ruidos que hacían. 5 Entonces gritó Adán, en una profunda aflicción, y se golpeó el pecho, y levantándose dijo a Eva, "¿Dónde estás?" 6 Y ella le dijo: "estoy de pie en esta oscuridad". 7 A continuación, le dijo, "Recuerdo la naturaleza brillante que teníamos cuando vivíamos en el jardín” 8 ¡Oh Eva! Recuerdo que la gloria descansaba sobre nosotros en el jardín. ¡Oh Eva! Recuerdo que los árboles nos tapaban en el jardín mientras nos mudamos entre ellos. 9 ¡Oh Eva! Recuerdo que mientras estábamos en el jardín, no conocíamos ni el día ni la noche. Pienso en el Árbol de la Vida, debajo del cual fluía el agua, y que arrojaba sobre nosotros mas luz. Recuerdo, ¡Oh Eva!, la tierra del jardín, y el brillo del mismo. 10 En el jardín no había oscuridad, mientras vivíamos en el. 11 Pero ahora que hemos entrado a esta Cueva de los Tesoros, la oscuridad nos rodea por todas partes y no podemos vernos el uno al otro y todo el placer de esta vida ha llegado a su fin. Capítulo XII ¿Cómo llegó la oscuridad entre Adán y Eva? 1 Entonces Adán se golpeó el pecho, El y Eva, lloraron toda la noche hasta que rompió el amanecer y suspiraron a lo largo de toda la noche. 2 Y Adán golpeándose a sí mismo, se tiró sobre el terreno en la cueva, lleno de amargo dolor, y

debido a la oscuridad, y se mantuvo allí como muerto. 3 Y Eva escuchó el ruido que hizo Adán al caer sobre el terreno. Y tanteando, lo toca y lo siente frío como si fuera un cadáver. 4 Entonces con miedo se quedó sin palabras, y se mantuvo cerca de él. 5 Pero el Señor que es misericordioso aguardaba a Adán y Eva en el silencio de la oscuridad. 6 Y la Palabra de Elohim vino a Adán y le levantó de su estado, y abrió la boca de Eva para que hablar. 7 Adán se puso de pie en la cueva y dijo: "Oh Elohim, ¿por qué se ha ido la luz de nosotros y ha llegado la oscuridad? ¿Por qué nos dejas en esta larga oscuridad? ¿Por qué dura esta peste? 8 Y esta oscuridad, oh Señor, ¿dónde estaba antes? no podíamos vernos entre sí. 9 En todo el tiempo que estuvimos en el jardín no la vimos, ni siquiera sabíamos que existía, Eva no me era oculta, ni yo a ella y no había oscuridad que nos separara. 10 Tanto ella, como yo, estábamos ambos en una luz brillante. La veía y me veía. Sin embargo, ahora, dentro de esta cueva, la oscuridad nos ha cubierto, y nos separa el uno del otro, y no podemos vernos. 11 Oh Señor, ¿entonces es una plaga esta oscuridad? " Capítulo XIII La caída de Adán. ¿Por qué el día y la noche fueron creados? 1 Entonces cuando Elohim, que es misericordioso y lleno de piedad, escuchó la voz de Adán, le dijo: 2 ¡Oh Adán, siempre, cuando el ángel bueno me era obediente, una luz brillante recaía sobre él y sobre sus anfitriones. 3 Pero cuando transgredió Mi mandamiento, yo le privé de ese carácter brillante, y se convirtió en oscuridad. 4 Y cuando él estaba en los cielos, en los reinos de la luz, él no sabía nada de oscuridad. 5 Pero él transgredió, y le hice caer del cielo a la tierra, y esta oscuridad es la que venía con él. 6 Y Tú, oh Adán, mientras estabas en mi jardín y eras obediente a mí, la luz brillante de descanso era sobre ti también. 7 Pero cuando me enteré de tu transgresión, te privé de esta luz brillante. Sin embargo, por Mi misericordia, Yo no te convertiré en oscuridad, pero te he hecho un cuerpo de carne, y te di una piel que pueda soportar el frío y el calor. 8 Si yo hubiera dejado que toda mi ira caiga sobre ti y sobre Eva, entonces los hubiera destruido convirtiéndolos en oscuridad y hubiera sido como si los hubiese matado. 9 Pero en mi misericordia, te he hecho así como eres ahora y aún cuando transgrediste mi mandamiento, te saqué del paraíso, te mandé a esta tierra y te ordené que entraras en esta cueva, la que se llama la Cueva de los Tesoros, con la oscuridad a la que te refieres. 10 Esta oscuridad, ¡Oh Adán!, es la noche y que no te engañe, no dura para siempre, solo doce horas y cuando haya terminado, volverá el día. 11 No te aflijas y no te turbes y no digas en tu corazón que esta oscuridad es larga y que te envié una peste. 12 Fortalece tu corazón, y que no tenga miedo. Esta oscuridad no es un castigo. Pero, oh Adán, he hecho el día, y hemos puesto el sol en ella para dar luz, con el fin de que tu y tus hijos puedan hacer su trabajo. 13 Porque yo sabía que habría pecado y transgresión y que saldrías a esta tierra. Sin embargo

hablemos sobre tu caída y tu salida del jardín y tu entrada a esta tierra. 14 Te hice de la luz y he querido poner esto de manifiesto a los hijos de la luz y a ti así como eres. 15 Pero un día no se guardó mi mandamiento, después que había terminado la creación y vi que todo era bueno y lo bendije. 16 Entonces, en relación con el árbol, yo te mandé que no comieras de él; sin embargo Satanás que es engañador por sí mismo, te engañó a ti también. 17 Yo te dí a conocer la existencia de este árbol, no para que te acerques a él, y te dije que no comieras de su fruto, ni que gustes de el, ni aún que lo veas atractivo ni codiciable. 18 Pero si yo no te hubiera dicho sobre este árbol, ni te hubiera puesto un mandamiento sobre él y hubieras comido del fruto, hubieras pecado, esto sería un delito mío por no haberte dado una orden y toda la culpa sería solamente mía. 19 Pero yo te mandé, y te advertí y caíste. Así mis criaturas no me pueden culpar y la culpa cae solo sobre ellos. 20 Y, oh Adán, he hecho el día para que tú y tu descendencia pueda trabajar. Y he hecho la noche para que descansen de sus trabajos, y para que las bestias del campo puedan ir por la noche a buscar sus alimentos. 21 La oscuridad de la noche seguirá un poco mas, oh Adán, la luz del día pronto aparecerá. Capítulo XIV La primera profecía de la venida de Mashiaj. 1 A continuación, Adán dijo a Elohim: "Oh Señor, tome usted mi alma, y quisiera no ver este pesimismo más, o me retírame a algún lugar donde no haya oscuridad". 2 Pero el Señor Elohim dijo a Adán, "De hecho yo te digo que esta oscuridad pasará sobre ti, todos los días que he determinado sobre ti, hasta el cumplimiento de mi pacto, cuando te traiga de vuelta a este lugar, y tendrás una casa de luz que durará por siempre, y en ella no habrá oscuridad, yo te llevaré al reino de los cielos.” 3 Una vez más dijo Elohim a Adán, "Toda esta miseria que ha caído sobre ti a causa de tu transgresión, no te libra de la mano de Satanás ni te puede salvar”. 4 Pero yo lo haré, yo te salvaré, cuando baje del cielo y me convierta en carne como la de tus descendientes y sufriré de lo mismo que tu sufres, y entonces esta oscuridad que ahora sientes en esta cueva yo la llevaré a la tumba, cuando venga entre tus descendientes. 5 Y yo, que estoy sin años, estaré sujeto a la cuenta de los años, de los tiempos, de los meses y de los días y voy a ser contado como un hijo más de los hombres, con el fin de salvar. 6 Y Elohim dejó de hablar con Adán. * Referencia: Juan 12:46 Capítulo XV Adán y Eva de luto por el sufrimiento de Elohim para salvarlos de sus pecados. 1 Entonces Adán y Eva lloraron y se lamentaron tremendamente por lo que Elohim les había dicho, de que no volverían al paraíso hasta que el pacto de Elohim se cumpla y sobre todo porque Elohim

mismo bajará a la tierra de los hombres donde sufrirá para salvarnos. Capítulo XVI La primera salida del sol. 1 Después de esto, Adán y Eva siguieron de pie en la cueva, rezando y llorando, hasta que la mañana amaneció sobre ellos. 2 Y cuando vieron que la luz volvió a ellos, el miedo se apartó y sus corazones se fortalecieron. 3 Luego Adán empezó a salir de la cueva y cuando llegó a la entrada y su rostro estaba hacia el este, vió la salida del sol con sus rayos luminosos y sentían su calor en sus cuerpos y tuvo miedo de él y pensó en su corazón que las llamas eran una plaga. 4 lloró y golpeando su pecho cayó sobre el terreno con su rostro en tierra y oró diciendo: 5 "Oh Señor, quita esta plaga que me consume y lleva mi vida de la tierra. 6 Pues él pensaba que el sol era Elohim, 7 Porque mientras se encontraba en el jardín y escuchaba la voz de Elohim y el sonido que hacía en el jardín, le temía. Adán nunca había visto la luz brillante del sol ni tampoco había sentido su calor sobre su cuerpo. 8 Por eso tenía miedo del sol cuando los rayos de fuego llegaron a él llegó a él. A su juicio, significaba que Elohim había decretado esta plaga para él todos los días. 9 Adán también pensaba que como Elohim no le había mandado la plaga de la oscuridad, entonces le había mandado este calor para que los queme. 10 Pero mientras él estaba pensando estas cosas en su corazón, la Palabra de Elohim vino a él y dijo: 11 "Oh Adán, hasta llegar a sus pies. Este sol no es Elohim, sino que ha sido creado para dar luz durante el día, lo que te dije en la cueva “que el amanecer vendría, y habría luz de día. " 12 Pero yo soy Elohim que te conforté durante la noche. " 13 Y Elohim dejó de hablar con Adán. Capítulo XVII El capítulo de la serpiente. 1 Adán y Eva salieron a la puerta de la cueva, y se dirigieron hacia el jardín. 2 Y a medida que se iban acercando a la puerta occidental, donde Satanás los engañó y se dieron cuenta de que la serpiente se convirtió en Satanás, lamiendo el polvo y arrastrándose sobre el, con la maldición que Elohim le dio. 3 Y antes la serpiente era el más exaltado de todos los animales, ahora se cambió y se convirtió en resbaladiza, y el peor de todos ellos, y deslizándose sobre su pecho, se dirigió en su vientre. 4 Y fue la manera más justa de juzgarla entre los animales, pues ahora es la mas horrible de las bestias y en lugar de alimentarse de la mejor comida ahora come polvo y en lugar de vivir en los mejores lugares como antes, ahora vive en el polvo. 5 Había sido la más hermosa de todas las bestias, todo lo cual era mudo en su belleza, es ahora aborrecido de ellos. 6 Y, de nuevo, mientras que vivía en una hermosa casa, diferente al resto de los animales que

venían de otros lugares y bebía de la misma fuente que los demás, ahora, por su veneno los animales ya no se acercan a su casa ni beben de la misma fuente. Capítulo XVIII El mortal combate con la serpiente. 1 Cuando la maldita serpiente que había aumentado su cola y estaba unida a la cabeza, vio Adán y a Eva, sus ojos se pusieron rojos de sangre, y actuó como si fuera a matarlos. 2 Fue directo a Eva y corrió tras ella, mientras que Adán estando de pié, grito porque no tenía un palo en su mano y no sabía como matar a un animal. 3 Pero con un corazón ardiente por Eva, Adán se acercó a la serpiente, y la cogió por la cola, este luego se volteó y les dijo: 4 "Oh Adán, por ti y por Eva, ahora me arrastro sobre mi vientre. Luego, con su gran fuerza, tiró abajo a Adán y a Eva y los apretaba intentando matarlos. 5 Pero Elohim envió un ángel que arrojó a la serpiente fuera de ellos, y los restauró. 6 Entonces la Palabra de Elohim vino a la serpiente, y dijo: la primera vez solo te hice arrastrarte sobre tu vientre, pero no te quité la expresión, 7 Esta vez, sin embargo, te quitaré la facultad de hablar y estarás muda, ya que en la primera vez, hiciste que mis criaturas fueran arruinadas y ahora has intentado matarlas. 8 Entonces la serpiente quedó muda y no pudo hablar mas. 9 Y un viento soplaba hacia abajo desde el cielo por el mandato de Elohim y se llevó a la serpiente lejos de Adán y Eva, cayendo a las orillas del mar, donde hoy es la India. Capítulo XIX Las bestias se someten a Adán. 1 Sin embargo, Adán y Eva lloraron ante Elohim. Y Adán dijo: 2 "Oh Señor, cuando yo estaba en la cueva, te dije: mi Señor, las bestias del campo se levantarán contra mi e intentarán devorarme, cortando mis días en la tierra.” 3 Adán decía esto por lo que le había acontecido y se golpeaba el pecho y tanto era su lamento que cayó al suelo como muerto. Luego la Palabra de Elohim vino a él, y lo levantó y le dijo: 4 "Oh! Adán, ninguna de estas bestias será capaz de atacarte, he hecho venir a las bestias a la cueva cerca de ti, y no dejaré que la serpiente esté entre ellas, la he hecho temblar y que tenga temor de ustedes en su corazón.. 5 Porque yo sabía que el maldito es un malvado, por eso no dejaré que venga a ustedes junto con las otras bestias. 6 Pero ahora fortalece tu corazón y no tengas miedo. Yo estoy con ustedes hasta el final del tiempo determinado. Capítulo XX Adam desea proteger Eva. 1 Entonces Adán llorando dijo: "Oh Elohim, llévanos lejos de aquí, a algún otro lugar, donde la serpiente no se nos acerque y se levante contra nosotros,” esto decía porque temía que la serpiente encontrara a Eva sola y la matara porque sus ojos la miraban para mal.

2 Pero Elohim dijo a Adán y a Eva, "De ahora en adelante, no tengan miedo, no dejaré que se les acerque, me la he llevado muy lejos y le e quitado la capacidad de dañarlos. 3 Entonces Adán y Eva adoraron ante Elohim y le dieron gracias, y le alabaron por haberlos librado de la muerte. Capítulo XXI Adán y Eva intentan suicidarse. 1 Entonces Adán y Eva fueron en busca del jardín. 2 Y el calor era tan fuerte que parecía llama de fuego en sus rostros y por el intenso calor lloraron delante del Señor. 3 Y lloraban al frente de la puerta occidental del jardín, sobre una montaña. 4 Luego Adán se tiró hacia debajo de la montaña, su rostro y su carne se rasgaron, perdiendo mucha sangre y estaba a punto de morir. 5 Mientras tanto Eva se mantenía de pie en la montaña llorando por él. 6 Y ella dijo: "No quiero vivir después de él, porque todo lo que él ha hecho, ha sido por mi causa. 7 Entonces ella se lanzó también, después de él, y su piel fue desgarrada y arrancada por las piedras y cayó, quedando como muerta. 8 Pero Elohim, que es misericordioso, y que ve por sus criaturas, miró a Adán y a Eva, que estaban como muertos, y Él pronunciando Su Palabra, los levantó. 9 Y dijo a Adán, "Oh! Adán, toda esta miseria que has traído a ti mismo, no afectará mi decisión ni va a modificar mi pacto de 5 500 años, como ya dije.” Capítulo XXII Adán en un ambiente amable. 1 Luego de haber sido levantado, Adán dijo a Elohim: "Yo me seco con este calor y me desmayo estando de pie, no deseo estar en este mundo y no sé hasta cuando me tendrás en este. 2 Entonces el Señor Elohim le dijo: "¡Oh Adán, ahora no te sacaré de este mundo, no hasta que hayas cumplido los días que te están designados. Entonces los sacaré fuera de esta tierra. 3 Y Adán dijo a Elohim: "Cuando yo estaba en el jardín, no había ni calor, ni debilidad, ni temores, ni miedo, ni había que caminar tanto, pero desde que llegué a esta tierra, solo vivo en aflicción. 4 Entonces Elohim dijo a Adán: "Era así porque vivían bajo mis mandamientos, mi luz y mi gracia estaban sobre ti, pero cuando transgrediste mi mandamiento, el dolor y la miseria te han llegado en esta tierra. 5 Y Adán gritó y dijo: "Oh Señor, no me cortes de tu presencia, ni me castigues con fuertes plagas y no me devuelvas según mi pecado, porque nosotros por nuestra voluntad pecamos, transgrediendo tus mandamientos y haciendo caso omiso de tus palabras y haciendo según nuestra voluntad, tratamos de hacernos Elohimes, queriendo igualarnos a ti porque fuimos engañados por el Satan 6 Entonces Elohim dijo a Adán de nuevo, "Porque tu mismo tuviste que soportar el miedo, el

temblor, la debilidad, el sufrimiento en esta tierra y tener que caminar tanto pasando esta montaña y morir en ella, yo mismo lo voy a pasar, a fin de salvarte. Capítulo XXIII Adán y Eva son fortalecidos y levantan el primer altar 1 Entonces Adán lloró más amargamente diciendo: "Oh Elohim, tienes tanta piedad de mi, tanto como para traer sobre ti mismo lo que he hecho. 2 Elohim retiró Su Palabra de Adán y Eva. 3 Entonces Adán y Eva, parados sobre sus pies se fortalecieron así mismos. 4 Luego Adán y Eva tomaron piedras y los pusieron en la forma de un altar, y tomaron las hojas de los árboles que crecían fuera del jardín y con ellas limpiaron las heridas y la sangre que se había derramado sobre la roca 5 Pero la sangre que había caído sobre la arena, que se mezcló junto con el polvo la ofreció en el altar como una ofrenda a Elohim. 6 Entonces Adán y Eva estando debajo del altar con gran llanto, oraron a Elohim, diciendo: "perdona nuestra intrusión y nuestro pecado, y míranos son ojos de misericordia porque cuando estábamos en el jardín, nuestras alabanzas e himnos estaban delante de ti sin cesar.. 7 Pero desde que entramos en esta tierra extraña, los santos elogios ya no salen de nosotros, ni oraciones justas, ni comprensión en nuestros corazones, ni hay dulces pensamientos, ni buenos sentimientos, ni está nuestra brillante naturaleza que teníamos antes, cuando fuimos creados. 8 Sin embargo, ahora al ver nuestra sangre que es ofrecida en estas piedras, acepta esto que está en nuestras manos, al igual que los elogios que hemos utilizado antes para cantarte como en el principio, cuando estábamos en el jardín. " 9 Y Adán comenzó a hacer más peticiones de Elohim. Capítulo XXIV La profecía de la vida y la muerte de Mashiaj. 1 Entonces el Elohim misericordioso, bueno y amante de los hombres, miró a Adán y a Eva, y vio que habían celebrado una ofrenda con su sangre, sin que él se los hubiese ordenado y se agradó aceptando sus ofrendas. 2 Y Elohim envió desde su presencia, un brillante fuego que consumió la ofrenda. 3 El saboreó lo dulce de su ofrenda, y les mostró misericordia. 4 Luego vino la Palabra de Elohim a Adán, y le dijo: "¡Oh Adán, como has derramado tu sangre, así yo también he de derramar mi sangre cuando me haga carne y camine en medio de tu descendencia y así como moriste, yo también moriré y así como construiste un altar y ofreciste tu sangre, yo también levantaré un altar y ofreceré mi sangre en el. 5 Y como me demandaste el perdón a través de la sangre, yo también voy a hacer que con mi sangre reciban el perdón de los pecados, y borren las transgresiones que cometieren contra mi. 6 Y ahora, he aquí, he aceptado tu ofrenda, oh Adán, pero los días de la alianza que he dicho estoy obligado a cumplir y cuando se cumplan, entonces te voy a traer de vuelta al jardín. 7 Ahora, por lo tanto, fortalece tu corazón, y cuando el dolor venga más sobre ti, hazme una ofrenda, y voy a ser favorable a ti. "

Capítulo XXV Elohim representado como amante y misericordioso. El establecimiento de culto. 1 Sin embargo, Elohim sabía que Adán creía que con frecuencia debía quitarse la vida y hacer una ofrenda a Él con su sangre. 2 Por lo tanto le dijo: "¡Oh Adán, no siempre debes matarte como ahora, tirándote de la montaña” 3 Entonces Adán dijo a Elohim: “Yo estaba pensando con ponerle fin a mi vida de una vez por haber transgredido tus mandamientos y por haber perdido el hermoso jardín y la luz brillante de la que ahora estoy privado y por no poder alabarte como antes. 4 Sin embargo, en tu bondad, oh Elohim, no te has deshecho de mi por completo y has sido favorable conmigo devolviéndome la vida después de morir. 5 Y así se a hecho saber que eres es un Elohim misericordioso, que no quiere que nadie perezca, que le encanta que uno no caiga, y que no condena toda la crueldad, el mal, y por la que seríamos destruidos." 6 Luego Adán se mantuvo en silencio. 7 Y la Palabra de Elohim vino a él, y le bendijo, y reconfortándole, hizo un pacto con él, que Él le guardaría hasta el final del día determinado para él. 8 Este, entonces, fue la primera ofrenda que Adán hizo a Elohim, y desde ese día fue su costumbre hacerlo. Capítulo XXVI Una hermosa profecía de la vida eterna y gozo (v. 15). La caída de la noche. 1 Entonces Adán tomó a Eva, y ellos comenzaron a regresar a la Cueva de Tesoros donde vivían. Pero cuando se iban acercando a ella y la vieron a la distancia, cayó una amarga tristeza sobre Adán y Eva. 2 Entonces dijo Adán a Eva, "Cuando estábamos en la montaña fuimos confortados por la palabra de Elohim, cuando conversamos y por la luz maravillosa que nos rodeaba. 3 Pero ahora la Palabra de Elohim se esconde de nosotros, y la luz que nos mostró se ha desvanecido y ahora la oscuridad y la tristeza está sobre nosotros. 4 Y nos vemos obligados a entrar en esta cueva que es como una prisión, en la oscuridad que nos cubre, por lo que estamos separados unos de otros, y no puedes verme, ni yo puedo verte. 5 Cuando Adán decía estas palabras, lloró y levantó las manos ante Elohim, porque estaba lleno de tristeza. 6 Y oró a Elohim para que el sol aparezca y de su luz y así la oscuridad no caiga sobre ellos y así no tengan que venir a la cueva, y deseaban estar muertos antes que ver la oscuridad. 7 Entonces Elohim miró a Adán y a Eva, en su gran pesar, y en todo lo que habían hecho con un

corazón ardiente, a observó todos los problemas que estaban pasando a diferencia del antiguo bienestar que gozaban y todas las desgracias que les sobrevino en la extraña tierra. 8 Por lo cual Elohim no se enojó con ellos ni fue impaciente, Elohim se mostró paciente y benévolo hacia ellos como un Padre con los hijos que creó. 9 Entonces vino la Palabra de Elohim a Adán, y le dijo: "Adán, si te trajera el sol para que nunca se moviera de ti, los días, meses y años pararían y el pacto que he hecho contigo nunca se cumpliría, 10 y serían abandonados y atrapados en una perpetua peste y no encontrarían donde guarecerse. 11 Más bien, vive y trae calma a tu alma, mientras vivas, día y noche habrá, que te traerán descanso, hasta el cumplimiento de los días, y el momento en que Mi pacto se cumpla. 12 Entonces yo vendré y te guardaré, ¡Oh Adán!, porque no quiero que seas dañado. 13 Y cuando recuerde las maravillas con la que vivías y las cosas buenas que tenías y porque razón perdiste todo ello, entonces yo voluntariamente tendré de ti misericordia. 14 Pero yo no puedo alterar el pacto que he pronunciado, de lo contrario te habría traido de vuelta al jardín. 15 Pero cuando el pacto se cumpla, te pondré a ti y a tu descendencia en una tierra de alegría, donde no existirá ni el dolor ni la tristeza, donde vivirán llenos de gozo, la luz nunca se apagará y la alabanza nunca cesará y este hermoso jardín no tendrá final. " 16 Y Elohim dijo a Adán de nuevo, "Tengan paciencia y entren en la cueva, la oscuridad que tanto temes, solo estará por 12 horas y al terminar, vendrá nuevamente la luz." 17 Entonces, cuando Adán escuchó estas palabras de Elohim, él y Eva lo adoraron y confortaron sus corazones. Regresaron a la cueva como de costumbre, mientras las lágrimas fluían de sus ojos y dolor y gemidos salían de sus corazones deseando que su alma abandone el cuerpo. 18 Y Adán y Eva oraban hasta que la oscuridad de la noche cayó sobre ellos, y Adán y Eva no pudieron verse otra vez. 19 Y se mantuvieron de pie en la oración. Capítulo XXVII La segunda tentación de Adán y Eva. El Satan toma la forma de un ángel la luz. 1 Cuando Satanás, que odia a todos los buenos, vio cómo se siguieron en la oración, y cómo Elohim tenía comunión con ellos, y los reconfortaba, y cómo había aceptado su ofrenda, hizo una aparición. 2 Comenzó con la transformación de sus anfitriones; de sus manos salía destellante fuego, y se encontraban en una gran luz. 3 Luego puso su trono cerca de la boca de la cueva porque no podía entrar, debido a las oraciones de ellos, y arrojaba la luz por dentro de la cueva, hasta donde estaban Adán y Eva, entonces sus anfitriones cantaban alabanzas. 4 Y Satanás hizo esto, con el fin de que cuando Adán viera la luz, pensara que era una luz celestial y que los ángeles han venido para traerles luz en medio de su oscuridad. 5 Así que, cuando Adán los viera, cedería ante su presencia y otra vez sería humillado delante de

Elohim. 6 Pero cuando, Adán y Eva vieron la luz, creyeron que era real, y se fortalecieron sus corazones, sin embargo, estaban como temblando, y Adán dijo a Eva: 7 "Mira esa gran luz, y las muchas alabanzas que se entonan, pero lo hacen fuera de la cueva, y no entran y pregunta: ¿Porqué no nos dicen que es lo que quieren, de donde son y cuál es el significado de sus muchas alabanzas y la luz que despiden y porqué no entran? 8 Si fueran de Elohim, entrarían en la cueva con nosotros, y nos dirían el motivo por el que fueron enviados. 9 Entonces Adán se puso de pie y oró a Elohim con un corazón ardiente, y dijo: -10 ¡Oh Señor! ¿existe en el mundo otro Elohim aparte de Ti, que creara a los ángeles y los llenara de luz y los enviara y viniera con ellos a nosotros para mantenernos? 11 Pero, mira, vemos que esos ángeles anfitriones están en la entrada de la cueva, envueltos en gran luz y cantan alabanzas en voz alta. Si son de algún otro Elohim, dímelo y si tu los has enviado, háblame y dime porque los has enviado. 12 No bien había terminado de hablar, cuando un ángel del Señor se le aparece en la cueva y le dice: ¡Adán!, no tengas miedo, se trata de Satanás y sus anfitriones que desean engañarlos otra vez; la primera vez se ocultó en la serpiente y ahora se disfraza de ángel de luz, de tal manera que si ustedes lo adoraban, él los haría sus esclavos delante del mismo Elohim. 13 Entonces el ángel fue hasta la puerta de la cueva y se apoderó de Satanás y lo despojó de la pretensión que había asumido y lo llevó delante de Adán con la apariencia real que tenía, una apariencia horrible, que Adán y Eva tuvieron miedo al verlo. 14 Y el ángel le dice a Adán: "Esta horrible forma es la que tiene desde el momento que Elohim lo echó del cielo, no podía haberse presentado a ustedes con ella, así que tomó la apariencia de ángel de luz. 15 Entonces el ángel llevó fuera a Satanás y sus anfitriones, lejos de Adán y Eva, y les dijo: "No tengan temor, pues el Elohim que los creó, los fortalecerá." 16 Y el ángel se fue. 17 Sin embargo, Adán y Eva se mantuvieron de pie en la cueva; pues no se sentían consolados y tenían mucho que pensar 18 Oraron hasta la mañana, y luego salieron en busca del jardín. Ya que sus corazones fueron hacia él, pues no encontraban consuelo por haberlo perdido. Capítulo XXVIII El Satan pretende llevar a Adán y Eva al agua para bañarse. 1 Pero cuando el astuto Satanás vio, que iban al jardín, se reunió con sus anfitriones y entraron tomando la apariencia de una nube, con el fin de engañarlos nuevamente. 2 Pero, cuando Adán y Eva vieron esta visión, creyeron que eran los ángeles del Señor que venían a traerles comodidades abandonadas en el jardín o para hacerlos regresar de nuevo en él. 3 Y Adán levantando las manos hacia Elohim le suplicaba que le hiciera comprender lo que acontecía. 4 Luego Satanás, que odia a todos los buenos, dice a Adán, ¡Oh Adán, yo soy un ángel del gran

Elohim, y he aquí los anfitriones que me rodean. 5 Elohim nos ha enviado para llevarte a ti y a Eva a la frontera norte del jardín para que se bañen en las aguas del mar y regresen a su antiguo gozo, regresando al jardín 6 Estas palabras penetraron en el corazón de Adán y Eva. 7 Sin embargo, Elohim no trajo palabra alguna a Adán, ni le hizo comprender lo que pasaba, quería probar su fuerza y ver si era capaz de soportar la prueba o si sedería como cuando estuvo en el jardín, en presencia de Eva. 8 Entonces llamó Satanás a Adán y a Eva, y les dijo: "He aquí, vamos a las orillas del mar, y ellos empezaron a ir. 9 Y lo siguieron a poca distancia. 10 Pero cuando llegaron a la montaña al norte del jardín, una montaña muy alta, sin ningún tipo de medidas para la parte superior del mismo, el Satan se acerca a Adán y a Eva, y los hizo subir a la cima de la montaña, para poderlos empujar y tirarlos hacia abajo y así librarse de ellos, a fin de que la tierra solo sea de él y sus huestes de maldad. Capítulo XXIX Elohim le dice a Adán de la finalidad del Satan. (v. 4). 1 Sin embargo, cuando el misericordioso Elohim vio que Satanás deseaba matar a Adán con sus muchos trucos, y vio que Adán era manso y sin engaño, Elohim habló a Satanás en voz alta, y le maldijo. 2 Entonces él y sus anfitriones huyeron, y Adán y Eva se mantuvieron de pie en la cima de la montaña, y de allí pudieron ver hacia abajo, el gran mundo, pero no vieron a ningunos de los anfitriones de Satanás que los habían traído a ella. 3 Ellos lloraron, tanto Adán como Eva, ante Elohim, y suplicaron perdón a Él. 4 Luego vino la Palabra de Elohim a Adán, y le dijo: Adán, debes saber que Satanás trata de engañarte a ti y toda tu descendencia después de ti. 5 Y Adán exclamó ante el Señor Elohim, en oración o súplica para que le diera algo del huerto para sentirse confortado. 6 Y Elohim consideró el pensamiento de Adán, y envió al ángel Miguel, y en lo que respecta al mar que llega hasta la India, que tomara de allí unas barras de oro y se los lleve a Adán. 7 Esto hizo Elohim en Su sabiduría, a fin de que estas barras de oro dieran luz en la cueva durante la noche y ya no tengan miedo por la oscuridad. 8 Entonces el ángel Miguel bajó por orden de Elohim, y tomó las barras de oro como Elohim había mandado y las trajeron a su presencia. Capítulo XXX Adán recibe los primeros bienes mundanos. 1 Después de estas cosas, Elohim mandó al ángel Gabriel a que bajara al jardín a decirle al querubín

custodio “He aquí Elohim me ha enviado entrar al jardín para tomar de él, el dulce olor del incienso y dárselo a Adán 2 Entonces el ángel Gabriel bajó por orden de Elohim al jardín, y le dijo al querubín como Elohim le había mandado. 3 El querubín entonces dijo: "Bien." Y pasó Gabriel y tomó el incienso. 4 Entonces Elohim mandó a su ángel Rafael a bajar al jardín, y hablar con el querubín para que tomase mirra y dársela a Adán 5 Y el ángel Rafael bajó y le dijo al querubín como Elohim le había mandado, y el querubín dijo, "Bueno". Luego pasó Raphael y tomó la mirra. 6 Las barras de oro fueron del mar de la India, donde hay piedras preciosas. El incienso era de la frontera oriental del jardín, y la mirra de la frontera occidental, del lugar donde Adán encontró mas amargura para su alma. 7 Y los ángeles traen estas cosas a Elohim, por el Árbol de la Vida, en el jardín. 8 Entonces Elohim dijo a los ángeles, "Tomen un poco del agua y rocíenla sobre Adán y Eva, para que sean reconfortados en su dolor y dénsela. 9 Y los ángeles hicieron como Elohim les había mandado, y dieron todas esas cosas a Adán y a Eva en la cima de la montaña en que Satanás los había colocado, y donde él intentó asesinarlos. 10 Y cuando Adán vio la barras de oro, el incienso y la mirra, fue conmovido a punto de que se puso a llorar y se alegró porque pensó que el oro era un símbolo del reino de donde había salido, que el incienso era un símbolo de la luz brillante con la que estaba vestido, y que la mirra era un símbolo de la tristeza en la que le ha tocado vivir. Capítulo XXXI Ellos tienen más comodidad en la Cueva de los Tesoros en el tercer día. 1 Después de estas cosas, Elohim dijo a Adán, "Me pediste que te diese algo del jardín para sentirte confortado y he aquí te he dado estas tres cosas sabiendo que confías en el pacto que he hecho con ustedes. 2 Cuando yo venga en carne, los reyes me traerán oro, incienso y mirra; oro como muestra de mi realeza, incienso como muestra de mi divinidad y mirra por el sufrimiento y la muerte que he de pasar. 3 Pero, Adán, se han puesto estas tres dentro de la cueva para que el oro les de luz durante la noche, el incienso para que sientan el aroma dulce que descansa y la mirra para que sean confortados del dolor 4 Cuando Adán escuchó estas palabras de Elohim, empezó a adorarlo y junto con Eva le dieron las gracias porque Elohim había mostrado misericordia con ellos. 5 Entonces Elohim mandó a los tres ángeles, Miguel, Gabriel y Rafael, a cada uno de ellos para que den a Adán lo que habían traido, y así lo hicieron uno a uno. 6 Y Elohim mandó a Suriyel y a Salathiel que llevaran a Adán y a Eva de la montaña hacia la Cueva

de los Tesoros. 7 Allí colocaron al oro en la zona sur de la cueva, el incienso en la parte oriental y la mirra a la occidental, al norte se encontraba la entrada de la cueva. 8 Los ángeles reconfortaron luego a Adán y a Eva, y partieron. 9 El oro fue en un total de setenta varas *; el incienso, doce libras, y la mirra, tres libras. 10 Estas tres cosas estuvieron cuidadas por Adán en la Cueva de los Tesoros. 11 Elohim le dio estas tres cosas a Adán en el tercer día después de que él había salido del jardín, como representación de los tres días que el Señor debe permanecer en el corazón de la tierra. 12 Y estas tres cosas continuaron con Adán en la cueva, le dieron la luz de noche y de día, dándole alivio de su dolor. * Una vara es una unidad de medida lineal equivalente a 5,5 metros y también una unidad de medida de área equivalente a 30,25 metros cuadrados. En este caso, la palabra simplemente significa vara de una especie de largo, delgada pieza de oro no especificadas de tamaño y peso. Capítulo XXXII Adán y Eva entran en el agua para orar. 1 Y Adán y Eva permanecieron en la Cueva de Tesoros hasta el séptimo día, no comieron fruto alguno ni bebieron agua. 2 Y cuando amaneció el octavo día, dijo Adán a Eva ", Eva oremos al Señor para que nos de algo de comer como lo que hay en el jardín y envíe a sus ángeles para que nos traigan lo que deseemos. 3 Así que levántate y vayamos al mar que vimos al principio y permanezcamos ahí en oración y así Elohim nos será favorable nuevamente y nos lleve de vuelta al jardín y nos de algo de comer o nos de comodidad en alguna otra tierra. 4 Así Adán y Eva salieron de la cueva, y fueron y se pusieron en la frontera del mar y Adán le dijo a Eva: 5 Ven, baja a este lugar y no salgas hasta que terminen 30 días, cuando yo venga a ti. Ora a Elohim con un corazón ardiente y con dulce voz para que nos perdone. 6 Y voy a ir a otro lugar, bajaré y haré lo mismo que tu. 7 Entonces Eva cayó en el agua, como Adán le había mandado. Adán también bajó en el agua, y estaba orando, pidiendo que el Señor perdone sus delitos y los restaure a su estado anterior.. 8 Y oraban cada día hasta que se cumplan los treinta días y cinco mas. Capítulo XXXIII Satanás promete falsamente la "luz brillante". 1 Pero Satanás, que odia a todos los buenos, fue y les buscó en la cueva y al no encontrarlos los buscó diligentemente. 2 Los encontró al pie del agua, orando sin pensar en nada más, y pensando para si se dijo: Adán y Eva están en pie, orando a Elohim para que perdone su transgresión y para que le restaure su estado anterior;

3 Pero voy a engañarlos a fin de que salgan del agua, y no cumplan con su voto. " 4 A continuación, el que odia a todos los buenos, no fue a donde Adán, pero si fue a donde Eva, y tomó la forma de un ángel de Elohim, y alabando con regocijo le dijo: 5 "La paz esté contigo! Mucho gusto y regocijo! Elohim es favorable para contigo, y Él me ha enviado a Adán. He traído a él las buenas nuevas de salvación, y de a su ser, de luz brillante como tenía al principio. 6 Y Adán, en su alegría por su restauración, me ha enviado a ti, para que vengas conmigo a fin de que también te corone de luz como a él. 7 Y él me dijo, 'Habla con Eva; si ella no viene contigo, dile sobre las cosas que se nos dio en la montaña y como los ángeles nos trajeron a la cueva de los Tesoros y colocamos el oro al sur, el incienso al oriente y la mirra al occidente, así vendrá. 8 Cuando Eva escuchó estas palabras que le dijo, se alegró mucho y pensó que aquel ángel era del Señor y no Satanás disfrazado, así que salió del mar. 9 Satanás empezó a andar y Eva lo siguió hasta que llegó a donde Adán, luego se escondió de ella y Eva no lo vió mas. 10 Luego llegó y se puso delante de Adán que estaba en el agua llena de regocijo por el perdón concedido por Elohim, 11 Y ella lo llamó y Adán se dio vuelta y cuando la vio se puso a llorar y golpeándose el pecho por su dolor, se hundió en el agua.. 12 Pero Elohim lo miró en su miseria y su estado de gran congoja y le llamó fuera del agua, diciéndole que vaya a donde estaba Eva; cuando Adán se acercó a Eva, le preguntó ¿Quién te dijo que vinieras aquí? 13 Entonces ella le contó sobre el discurso que el ángel le había dicho y que le había parecido verdadero, además le había dicho los que Elohim les había dado en la montaña. 14 Pero Adán agraviado, le dio a conocer que había sido Satanás y que la había engañado. Luego Adán tomó a Eva y regresaron a la Cueva. 15 Estas cosas que les sucedió la segunda vez que bajaron al agua, siete días después de su salida del jardín. 16 Ellos estuvieron en ayunas en el agua por treinta y cinco días; pero en total cuarenta y dos días desde que salieron del jardín. Capítulo XXXIV Adán recuerda la creación de Eva. 1 Y en la mañana del cuadragésimo tercer día, salieron de la cueva, tristes y llorando. Sus cuerpos estaban secos y tostados por el hambre y la sed, debido a la oración y al ayuno y al dolor debido a su transgresión. 2 Y cuando habían salido de la cueva, subieron a la montaña al oeste del jardín. 3 Allí estaban suplicando y orando a Elohim que les conceda el perdón de sus pecados. 4 Y después de sus oraciones Adán comenzó a rogar a Elohim, diciendo: "Oh mi Señor, mi Elohim, y mi Creador, que mandó a los cuatro elementos, * los cuales se reunieron por tu orden-

5 Entonces levantaste tu mano y me creaste de uno de ellos, que es el polvo de la tierra, luego me llevaste al jardín a la hora tercera, un día viernes 6 Entonces yo no conocía el día ni la noche, porque tenía yo una naturaleza brillante, y por el brillo que tenía no sabía de estos. 7 Luego, una vez más, oh Señor, que me creaste a la hora tercera, me trajiste a todos los animales, a los leones, avestruces, las aves del cielo y todo aquello que se mueve sobre la tierra, que habías creado antes que a mi, a la primera hora. 8 Y tu voluntad era que yo coloque nombre a todos ellos, uno por uno, con un nombre adecuado. Pero tu me diste la comprensión y el conocimiento, y un corazón puro y un sano juicio que viene de ti, para que yo los nombre de acuerdo a tu propia mente. 9 Oh Elohim, los hiciste obedientes a mí, y ordenaste que cada uno de ellos no rompa mi dominio sobre ellos, de acuerdo a tu mandamiento que tu pusiste; pero ahora todos ellos están separados de mí. 10 Fue que en la hora tercera del día viernes, que me creaste, me diste mandamiento sobre el árbol al que ni debía acercarme, ni comer de su fruto , porque me dijiste “Cuando comas de el fruto de este árbol, ciertamente morirás.” 11 Y si me hubieras castigado con la muerte como dijiste, entonces ahora estuviera muerto. 12 Por otra parte, cuando me diste mandamiento sobre el árbol, Eva no estaba conmigo, no la habías creado todavía, ni había estado aún a mi lado, ni había ella escuchado su orden. 13 Entonces, al final de la tercera hora de aquel viernes, oh Señor, me causaste un profundo sueño y estuve abrumado con aquel sueño; 14 Entonces sacaste una costilla de mi costado y la creaste a mi propia imagen y semejanza. Entonces desperté y la ví, supe que era ella, y me dije: Ella es hueso de mis huesos y carne de mi carne, a partir de ahora será llamada mujer” 15 Por tu buena voluntad Oh Elohim, me pusiste en profundo sueño y trajiste de inmediato a Eva a mi lado y no permitiste que yo fuera testigo de cómo la hiciste. Oh mi Señor ¿Cómo es posible que seas de gran bondad y gran Gloria?. 16 Y por tu buena voluntad, oh Señor nos hiciste con órganos brillantes y nos hiciste dos en uno y nos diste de tu gracia y nos llenaste de gloria por virtud de tu Santo Espíritu; y no teníamos hambre ni sed ni conocíamos la tristeza, ni nuestro corazón desfallecía, ni sufríamos por causa del ayuno. 17 Pero ahora, oh Elohim, que hemos transgredido tu mandamiento y se rompió tu ley, nos has llevado a una extraña tierra, causándonos sufrimiento, y desfallecimiento, por el hambre y la sed que nos ha sobrevenido. 18 Ahora, pues, oh Elohim, oramos pidiéndote que nos des algo de comer del jardín para satisfacer nuestra hambre y saciar nuestra sed. 19 Pues, he aquí, que ya muchos días han pasado, oh Elohim, y no hemos probado nada, ni bebido nada y nuestra carne se seca y nuestra fuerza se pierde y el sueño se ha ido de nuestros ojos debido al llanto y a los desvelos. 20 Entonces, oh Elohim, no nos atrevemos a recoger algo del fruto de los árboles, porque tememos

que con esto vayamos a transgredir la ley como la primera vez y en esta ocasión nos hagas morir. 21 Por eso ahora pensamos en nuestros corazones, que si tomamos el fruto de los árboles sin orden de Elohim, él nos va a destruir en el momento y nos limpie de la faz de la tierra. 22 Y si queremos beber de esta agua, sin orden de Elohim, Él nos pondrá fin, de una vez por todas. 23 Ahora, pues, oh Elohim, que me has traído a este lugar junto con Eva, te ruego que nos des algunos frutos del huerto para que me sienta satisfecho junto con ella. 24 Porque es deseo nuestro que podamos tomar fruto de la tierra y todo lo que nos falta en ella. * La creencia medieval de que sólo había cuatro elementos - fuego, tierra, aire y agua - fue ampliamente aceptada hasta alrededor de 1500 AD, cuando la actual teoría atómica se hallaba en sus inicios. Capítulo XXXV La respuesta de Elohim. 1 Entonces Elohim miró de nuevo a Adán en su llanto y gemido, y su Palabra vino a él, y le dijo: 2 "Oh Adán! , cuando estabas en mi jardín, no sabías que era tener falta de alimento y de bebida, ni conocías los desmayos, el sufrimiento, ni las magras de la carne, ni lo que significaba que el sueño se aparte de tus ojos; pero luego de tu transgresión y entrado a esta tierra extraña, todas estas aflicciones han venido sobre ti. Capítulo XXXVI Figuras 1 Entonces Elohim mandó al querubín que mantiene la puerta del jardín con una espada de fuego en su mano, para que tomase algunos de los frutos del árbol de la higuera, para darle a Adán y a Eva. 2 El querubín obedeciendo el mandato del Señor Elohim, entró al jardín y trajo dos higos en dos ramas, cada higo estaba colgado de su hoja, estos eran de dos árboles, entre los cuales Adán y Eva se escondieron cuando Elohim se dirigió a pie al jardín y cuando Elohim preguntó: “Adán, Adán ¿Dónde estás? 3 Y Adán respondió: "Oh Elohim, aquí estoy. Cuando oyó el sonido de su persona y su voz, y se escondió porque estaba desnudo." 4 El querubín entonces tomó los dos higos y se los llevó a Adán y a Eva; pero se los tiró desde cierta distancia, para que no se le acercaran, por motivo de su carne, pues no podían acercarse al fuego. 5 En un primer momento, los ángeles temblaba a la presencia de Adán y tenían miedo de él, pero ahora era Adán quien temblaba delante de los ángeles y les tenía miedo. 6 Adam se acercó y tomó un higo, y Eva, viniendo también tomó el otro. 7 Y cuando ellos tomaron los higos en sus manos, se vieron mutuamente, y supieron en ese instante, que eran de los árboles entre los cuales se habían escondido

Capítulo XXXVII Cuarenta y tres días de penitencia no canjea una hora de pecado (v. 6). 1 Entonces dijo Adán a Eva: ¿Has visto estos higos y sus hojas? ¿No son acaso de los árboles con los cuales nos cubrimos cuando fuimos despojados de nuestra naturaleza brillante? Mas no sabíamos la miseria y el sufrimiento que nos vendría por comerlos. 2 Ahora, por lo tanto, Eva, vamos a privarnos y no los comeremos y vayamos a pedirle a Elohim que nos de del fruto del árbol de la vida. 3 Así Adán y Eva se privaron de comer los higos. 4 Sin embargo, Adán comenzó a orar a Elohim y le suplico que le diera del fruto del árbol de la vida, diciendo así: “Oh Señor, cuando transgredimos tu mandamiento a la hora sexta del día viernes, fuimos despojados de la brillante naturaleza y solo nos mantuvimos en el jardín por tres horas. 5 Pero en la noche nos hiciste salir de el. Oh Elohim, estuvimos en contra tuya cuando transgredimos en una hora y estos juicios y penas nos han llegado ahora. 6 Y desde ese día hasta ahora, ya es el cuadragésimo tercer día, rescátanos de esa hora de transgresión. 7 Oh Elohim, míranos con ojos de lástima y no tomes venganza de nosotros por nuestra transgresión contra su mandamiento. 8 Oh Elohim, danos del fruto del árbol de la Vida para que podamos comerla y vivamos, para no ver mas sufrimiento ni tener mas problemas en esta tierra delante de ti, Señor. 9 Cuando transgredimos tu mandamiento, nos hiciste salir del jardín y enviaste un querubín para resguardar el árbol de la vida y así no podamos comer de su fruto y vivir y no sabíamos el sufrimiento que nos traería nuestra transgresión. 10 Pero ahora, oh Señor, he aquí, hemos soportado todos estos días, y hemos soportado sufrimientos durante cuarenta y tres días que debería ser un equivalente por la hora de transgresión. Capítulo XXXVIII "Esperando el cumplimiento de los 5500 años." 1 Después de estas cosas la Palabra de Elohim vino a Adán, y le dijo: 2 "Oh Adán, en cuanto a la fruta del árbol de la vida que me has pedido que te de, no te la voy a dar por ahora hasta que se cumplan los 5500 años; en este momento te daré del fruto del árbol de la vida y entonces comerás y vivirás para siempre, tu y Eva y tus descendientes justos. 3 Sin embargo, estos cuarenta y tres días no puede corregir la hora en que transgrediste Mi mandamiento. 4 Oh Adán, te he dado el fruto del árbol de la higuera para comer, del mismo que usaste para esconderte el día de la transgresión. Anda come tu y Eva de él. 5 Pero no voy a negar tu petición, ni voy a decepcionar tu esperanza, pues perdurará hasta el cumplimiento del pacto que hice contigo. " 6 Y Elohim retiró Su Palabra de Adán.

Capítulo XXXIX Adán es prudente , pero demasiado tarde. 1 Entonces Adán volvió a Eva, y le dijo: Levántate, y toma una parra para ti, y yo voy a tomar otra, y vayamos a nuestra cueva. " 2 Adán y Eva tuvieron cada uno su parra y se dirigieron hacia la cueva, había llegado el momento cerca de la configuración del sol, y sus pensamientos fueron largos antes de probar del fruto. 3 Y dijo Adán a Eva: tengo temor de comer estos higos, por lo que pueda pasarme por hacerlo. 4 Por lo tanto, Adán exclamó, y orando dijo a Elohim: “Satisface mi hambre sin que tenga que comer de estos higos; pues después de lo que he comido ¿De qué me ha servido? Y para qué pedirte lo que ya se ha ido? 5 Y dijo de nuevo, "tengo temor de comerlos por lo que me vaya a pasar si lo hago. Capítulo XL El primer hambre del hombre. 1 Entonces la Palabra de Elohim vino a Adán, y le dijo: "¡Oh Adán, ¿por qué tienes este temor y te mantienes en este ayuno? Y ¿Por qué no tuviste temor antes de la transgresión? 2 Pero ahora que vives en esta tierra extraña, tu cuerpo animal no puede sobrevivir sin los alimentos terrenales, pues los necesitas para fortalecerte y restaurar tu energía. 3 Y Elohim retiró Su Palabra de Adán. Capítulo XLI La primera sed humana. 1 Entonces Adán tomó el higo, y se sentó en la barras de oro. Eva también tomó sus higueras, y las puso sobre el incienso. 2 Y el peso de cada higo era la de un melón de agua; pues los frutos del Edén eran de mayor tamaño que los frutos de esta tierra.* 3 Y Adán y Eva se mantuvieron de pie y en ayuno toda esa noche hasta la mañana siguiente. 4 Cuando el sol se había levantado en el cielo, ellos todavía estaban orando y después de la oración, Adán le dijo a Eva: 5 "Eva, ven, vámonos a la frontera sur del jardín, al lugar donde el río fluye y donde se parte en cuatro brazos y roguemos a Elohim que nos de algo de agua para beber. 6 Ya que Elohim no nos ha dado del fruto del árbol de la Vida, con el fin de que vivamos, vamos a pedirle que nos de de la aguas de la vida humana, para saciar nuestra sed, en lugar de un vaso de agua de esta tierra. 7 Cuando Eva escuchó estas palabras de Adán, estuvo de acuerdo con él y se levantaron y llegaron a la frontera sur del jardín, al borde del río, a poca distancia de los jardines. 8 Y en su condición, oraron a Elohim y le pidieron una vez más para que los perdonara y les conceda su petición. 9 Después de esta oración echa por los dos, Adán comenzó a orar con su voz ante Elohim, y dijo:

10 "Oh Señor, cuando yo estaba en el jardín y vi el agua que fluía de debajo del árbol de la vida, mi corazón no la deseó, ni tampoco mi cuerpo la necesitó para beber de él; tampoco tenía sed, porque yo estaba viviendo, por encima de lo que soy ahora. 11 Así que, a fin de vivir y que no requiera de ningún tipo de Alimento de la vida humana, ni tampoco del agua de la vida humana, 12 Dame del agua de la Vida y permíteme beberla para vivir, pues, Oh Elohim, estoy muerto y mi carne está seca por la sed. 13 Por tu misericordia, Oh Elohim, me salvaste de las plagas y de los juicios, y me has llevado a una tierra diferente y no me dejaste vivir en el jardín. * La presente se fundamenta en Génesis 3:7 el cual las hojas de la higuera eran lo suficientemente grande que Adán y Eva podría prendas de moda. Capítulo XLII La promesa del Agua de la Vida. La tercera profecía de la venida de Mashiaj. 1 Entonces vino la Palabra de Elohim a Adán, y le dijo: 2 "O Adán, en cuanto a lo que dices, ”Llévame a la tierra que hay descanso”, no es esta tierra, es el reino de los cielos, es en el único lugar donde hay descanso. 3 Sin embargo, tu no puedes entrar ahora, solo lo harás cuando se cumpla el tiempo de tu sentencia. 4 Luego, pasado este tiempo, haré que subas al reino de los cielos, tu y tus descendientes justos y yo les daré lo que ahora me pides. 5 También dijiste: “Dame del agua de la vida y permíteme beber de ella para vivir, mas te digo, que ahora no se te dará, pero el día en que descienda a los sheols y rompa las puertas de bronce y desmenuce el reino de hierro, 6 entonces te voy a guardar en misericordia tu alma y las almas de los justos, para darles descanso a mi jardín. Y esto será cuando el fin del mundo haya llegado. 7 Y, una vez más, te daré al Agua de la Vida que estás buscando, y que no te lo concedo hoy, cuando yo vierta mi sangre en la cabeza,* en la tierra del Gólgota”**. 8 Porque mi sangre será el Agua de Vida que te daré a ti y a todos tus descendientes que crean en mí y se les dará el descanso que durará para siempre. 9 El Señor dijo de nuevo a Adán, "Adán, cuando estabas en el jardín, todas estas cosas que ahora pasas no los tenías, 10 Pero desde que transgredieron Mi mandamiento, todos estos sufrimientos han llegado sobre ustedes. 11 Ahora, también, tienen una carne que requiere de alimentos y de bebidas, beban del agua que fluye sobre la faz de la tierra. 12 Entonces Elohim retira Su Palabra de Adán. 13 Y Adán y Eva adorando al Señor, regresaron desde el río de agua hacia la cueva. Ya era como el medio día, y cuando se acercaron a la cueva, vieron un gran fuego cerca a ella * Esta frase indica que el sangrado se llevará a cabo en una posición elevada por encima de la población. Esto se cree que es una referencia a la cruz de Mashiaj que sangraban profusamente por encima de las personas que viven por debajo. ** Gólgota (meta-goth-uh) fue la colina fuera de los muros de Jerusalén donde Jesús fue

crucificado. Su ubicación exacta no se conoce con precisión, pero la Iglesia del Santo Sepulcro se cree que se han construido en esta colina. Referencia: Juan 6:25 y 7:38 Capítulo XLIII El Satan intenta incendios provocados. 1 Entonces Adán y Eva estaban todavía con miedo, y dijo Adán a Eva . ¿Qué es ese fuego extraño que sale de nuestra cueva?, no hemos hecho nada para producir este fuego. 2 No tenemos ni pan para hornear, ni caldo para cocinar, para que el fuego?, Además nunca hemos visto cosa así, ni tampoco sabemos bien como llamarlo. 3 Sin embargo, desde que Elohim envió al querubín con la espada de fuego que destellaban y alumbrada por su parte, el temor nos cayó y éramos como cadáveres, y no hemos vuelto a ver nada por el estilo. 4 Pero ahora, oh Eva, he aquí, este es el mismo fuego que tenía el querubín en la mano, y que Elohim ha enviado para cuidar la cueva en la que vivimos. 5 Oh! Eva, es porque Elohim está enojado con nosotros, y no nos va a llevar a él. 6 Oh! Eva, es que hemos transgredido Su nuevo mandamiento en cuanto a la cueva, por lo que Él ha enviado este fuego para quemar a su alrededor, y así impedirnos entrar en ella. 7 En caso de ser esto realmente así, oh! Eva, ¿así vamos a vivir? ¿Y a dónde vamos a huir de la cara del Señor? Dado que, en cuanto al jardín, Él no nos deja vivir en él, y nos ha privado de las cosas buenas; pero Él nos ha colocado en esta cueva, en la que nos han dado la oscuridad, los juicios y las dificultades, hasta que al fin hemos encontrado comodidad en ella. 8 Pero ahora, Él nos ha de llevar a otra tierra, y quien sabe lo que pueda pasar en ella? Y quien sabe si la oscuridad de esa tierra sea peor que la oscuridad de esta? 9 ¿Quién sabe si en aquella tierra habrá día o noche? Y quien sabe si estará lejos o cerca?, ¡oh Eva! Cuánto hemos desagradado al Señor que nos envía muy lejos del jardín! , ¡Oh Eva! ¿Elohim nos priva de él porque hemos transgredido su mandamiento aunque hemos cumplido sus solicitudes en todo tiempo? 10 Oh Eva!, si Elohim nos llevará en otra tierra extraña que no sea esta, en la que no encontramos consuelo, hay que poner nuestras almas hasta la muerte, y manchar nuestro nombre de la faz de la tierra. 11 Eva, fuimos echados desde el jardín de Elohim y, ¿cuándo lo encontramos de nuevo, y pedimos que nos dé oro, incienso, mirra, y algunas frutas del árbol de higo? 12 ¿Dónde nos encontramos con Él, para pedir comodidad para nosotros una segunda vez? Dónde nos encontramos con Él, que Él pueda pensar de nosotros, por lo que se refiere el pacto que ha hecho en nuestro nombre? " 13 Entonces Adán, no dijo más. Y siguieron caminado él y Eva, hacia la cueva, y el incendio que recrudeció en torno a ella. 14 Pero el fuego venía de Satanás y no de Elohim. Por él se habían reunido los árboles y pastos secos, y los había llevado y traído a la cueva, y les había prendido fuego, a fin de consumir la cueva y lo que estaba en ella. 15 Para que Adán y Eva se consuman en el dolor y pierdan su confianza en Elohim y lo nieguen.. 16 Pero por la misericordia de Elohim, Satanás no podía destruir la cueva, así que envió un ángel

para que protegiera la cueva del fuego, hasta que este salió y se apagó. 17 Y este fuego duró desde el mediodía hasta el anochecer. Ese fue el cuadragésimo quinto día. Capítulo XLIV El poder de fuego sobre el hombre. 1 Sin embargo, Adán y Eva estaban de pie y mirando el fuego, y no podían venir cerca de la cueva, por su temor hacia el fuego. 2 Y Satanás que había tomado los árboles y pastos secos, mantuvo el fuego, hasta que las llamas se elevaron bien alto, abarcando toda la cueva y pensando para sí mismo, consumir la cueva con mucho fuego; pero el ángel del Señor la protegía. 3 Y, sin embargo, el ángel, no pudo maldecir a Satanás, ni de lesionar a él por medio de la palabra, porque él no tenía ninguna autoridad sobre él, ni tampoco tener que hacerlo con las palabras de su boca. 4 Por lo tanto, el ángel le tolera, sin decir una mala palabra, hasta que la Palabra de Elohim, llegó a Satanás y dijo: "Vete de aquí; una vez ya los engañaste y esta vez tratas de destruirlos. 5 Si no fuera por Mi misericordia, te hubiera destruido a ti y a tus anfitriones y estuvieras fuera de esta tierra; pero he tenido paciencia con ustedes, hasta el fin del mundo. 6 A continuación, Satanás huyó de la presencia del Señor; pero el fuego iba a quemar los alrededores de la cueva como si fuera un carbón del fuego todo el día, que fue el cuadragésimo sexto día que habían pasado desde que Adán y Eva salieron del jardín. 7 Y cuando Adán y Eva vieron que el calor del fuego estaba cesando, comenzaron a caminar hacia la cueva para poder entrar en ella, ya que antes n o podían por el calor tan intenso del incendio. 8 Entonces ambos comenzaron a llorar a causa del incendio que los estaba separando de la cueva, y que venía hacia ello. Y ellos tuvieron miedo. 9 Entonces dijo Adán a Eva: “Mira este fuego que está cerca de nosotros y que venía en contra nuestra y ahora ya no lo hace; ahora que hemos transgredido los límites de la creación, a cambiado nuestra condición y nuestra naturaleza se ha visto alterada; pero el fuego no ha cambiado su naturaleza ni se ha alterado la forma en que fue creado; por lo tanto ahora tiene poder sobre nosotros y cuando nos acercamos a él, quema nuestra carne. Capítulo XLV ¿Por qué Satanás no ha cumplido sus promesas. Descripción del sheol. 1 Entonces Adán se levanta y ora a Elohim, diciendo: "Mira, este fuego, nos ha separado de la cueva en la que nos has mandado vivir, y ahora no podemos entrar en ella." 2 Entonces Elohim escuchó a Adán, y le envió Su Palabra, diciendo: 3 Adán, este fuego y su calor son los mismos desde el jardín de las delicias, así como todo lo que hay en él. 4 Cuando estabas bajo mi control, a todas las criaturas te las había dado, pero después que transgrediste mi mandamiento, todos están en mejor lugar que tu. 5 Elohim habló nuevamente: "Mira, oh Adán, ¿cómo Satanás se ha exaltado! Él te ha privado de un

estado exaltado como yo, y no ha cumplido su palabra para contigo, para después de todo convertirse en tu enemigo. El fue el que provocó este fuego para dañarte a ti y a Eva. 6 ¿Por qué, Adán, que no ha mantenido su acuerdo contigo, aunque sea un día?; pero le te ha privado de la gloria que estaba en tus manos, cuando cediste a su mando. 7 ¿Crees oh Adán, que él te amó cuando hizo este acuerdo contigo? O que él te amó y desea ponerte en alto? 8 Pero no, Adán, él no lo hace por amor, él desea que pases de la luz a la oscuridad, de un estado de exaltación, a uno de degradación, de la gloria a la caída, de la alegría a la tristeza y del descanso , al ayuno y a los desmayos. 9 Elohim también dijo a Adán, "Mira este incendio provocado por Satanás alrededor de la cueva; mira todo esto que te rodea y que estará presente para ti y tus descendientes, cuando obedezcan sus órdenes, pues estará esta peste cuando bajen a los sheols, después de muertos. 10 Y verás la potencia de su fuego, que quema a su alrededor y también de tu descendencia. Y tu no serás librado de él, sino hasta que yo venga a ti. Y así como no pudiste entrar a la cueva, debido al grande incendio que la rodeaba, sino hasta que vino mi palabra, es así esta una forma para cuando mi pacto se haya cumplido. 11 No hay forma de que en la actualidad puedas pasar directamente al descanso, no hasta que mi palabra llegue; entonces cuando llegue, te llevará al descanso. Entonces la palabra de Elohim ordena que el fuego que está alrededor de la cueva se aparte y se divida en dos para que Adán y Eva pasen, y el fuego se apartó por orden de Elohim. * 12 Y Elohim retira Su Palabra de Adán. * Referencia: Éxodo 14:21,22 y Josué 3:15-17 Capítulo XLVI "¿Cuántas veces te he librado de su mano?" 1 Entonces Adán y Eva comenzaron a entrar de nuevo en la cueva. Y cuando llegaron al camino entre el fuego, Satanás soplaba en el fuego como un torbellino, causando que el fuego aumentara a fin de que cubriera a Adán y a Eva y los quemara*. 2 Y por la quema de los incenElohim Adán y Eva gritaron, y dijeron: "Oh Señor, sálvanos! No nos consumas por la plaga de este fuego ardiente, por causa de haber transgredido a tus mandamientos. 3 Entonces Elohim miró a sus cuerpos, que estaban heridos por el fuego que causó Satanás para quemarlos y envió Elohim a su ángel para que suspendiera el fuego; mas las heridas de sus cuerpos no se apartaron de ellos. 4 Y Elohim dijo a Adán, "Mira el tipo de amor que Satanás tiene por ustedes, este que pretendía darles la divinidad y grandeza y ahora quiere quemarlos con fuego ardiente y pretende destruirlos para que estén lejos de esta tierra. 5 Luego, me buscan, oh Adán y ¿Cuántas veces los he librado de su mano?, porque si así no hubiera sido, hace tiempo los habría destruido. 6 Elohim dijo de nuevo a Eva, "¿Qué es lo que te prometieron en el jardín diciendo: Tan pronto comas el fruto de este árbol, conocerás el bien y el mal y serás tu y tu esposo como Elohimes?; pero mira, él, Satanás los ha herido con el fuego del incendio, grabando sus cuerpos con el fuego, para

que sientan gusto por el fuego, mas que por el jardín y para que sepan que tiene mas poder que ustedes. 7 Los ojos de Satanás han visto lo bueno que ha tomado de ustedes, y en verdad les ha abierto los ojos y ustedes han visto el jardín que perdieron y han visto el mal que ha llegado de él; pero en cuanto a la divinidad que prometió, no se las puede dar, ni tampoco todo lo que mencionó en su discurso. Todo esto será amargura para ti y tus descendientes. 8 Y Elohim retira Su Palabra. * En este momento, las prendas que el Señor les ha dado en Génesis 3:21 se quemaron de modo que Adán y Eva quedaron desnudos de nuevo. El capítulo de referencia según el cual Adán y Eva buscan prendas con las que cubrir su desnudez Capítulo XLVII El Satan desea su propio reino. 1 Entonces Adán y Eva entraron en la cueva, aún temblando de miedo por el incendio que había quemado sus cuerpos. Y Adán dijo a Eva: 2 "Mira, el fuego ha quemado nuestra carne en este mundo, ¿Has pensado cómo va a ser cuando estemos muertos, y Satanás castigue nuestras almas? Nuestra liberación está muy lejana, a menos que Elohim venga y por su misericordia cumpla con su promesa. 3 Entonces Adán y Eva pasaron a la cueva, y sintieron una gran bendición por estar una vez mas en ella, aunque llegaron a pensar que nunca volverían a entrar en ella, debido al fuego que estaba a su alrededor. 4 Pero cuando el sol salió, el fuego todavía estaba en el campo y aun podía quemar a Adán y a Eva que estaban en la cueva y no podían dormir en ellas, mas después que el sol estaba ya en el centro del cielo, pudieron salir de la cueva. Este fue el cuadragésimo séptimo día después de que salieron del jardín. 5 Adán y Eva fueron después a la cima de la colina que estaba cerca del jardín, para dormir, ya que estaban acostumbrados. 6 Y oraron a Elohim para que perdone sus pecados y luego se durmieron en la cumbre de la montaña. 7 Sin embargo, Satanás, que odia a todos los buenos, pensó para si mismo diciendo: Considerando que Elohim ha prometido salvación a Adán, a través de un pacto y que a pesar que permite que sufran todas las dificultades que le sobrevienen, les ayuda; pero a mí no me ha prometido pacto, ni me ayuda en mis penurias, sin embargo le ha prometido a él que les dará el reino que antes tuvieron, para que vivan junto con sus descendientes; entonces voy a matar a Adán. 8 La tierra será librada de él, y me deja solo, de modo que cuando esté muerto no vendrá ningún descendiente que pueda heredar el reino y así tendré mi propio reino, entonces Elohim me querrá y me restaurará y también a mis anfitriones. Capítulo XLVIII Quinta aparición de Satanás a Adán y Eva. 1 Después de esto, Satanás llamó a sus anfitriones, los cuales vinieron y le dijeron: 2 "O, nuestro Señor, ¿qué hará ahora?"

3 Luego él les dijo: "Ustedes saben que este Adán, a quien Elohim creó del polvo, es el que ha tomado nuestro reino, vengan, reunámonos y matémoslo, hay que lanzarle una piedra, por la noche ya avanzada y lo aplastaremos.” 4 Cuando los anfitriones oyeron las palabras de Satanás, llegaron a la parte de la montaña donde Adán y Eva estaban dormidos, 5 y tomaron una enorme roca, amplia y sin mancha y Satanás, pensando para si mismo se dijo, si la roca tiene un agujero, puede que al caer sobre ellos no mueran y escapen. 6 Entonces les dijo a sus anfitriones, "Tomen esta piedra, que es plana y láncenla sobre ellos y cuando lo hagan, retírense rápidamente. 7 Y lo hicieron como les dijo. Pero a medida que la roca caía de la montaña hacia Adán y Eva, Elohim mandó que la roca se convierta en una cúpula sobre ello* para que no les hiciera daño; y así fue, como Elohim lo ordenó. 8 Pero cuando la piedra cayó, toda la tierra tembló con él **, y fue sacudido por el tamaño de la roca. 9 Y ya que tembló y sacudió, Adán y Eva se despertaron del sueño, y se encontraron bajo una cúpula de roca. Pero ellos no sabían lo que había ocurrido, porque cuando se durmieron, estaban bajo el cielo y n o bajo una cúpula, y cuando la vieron se asustaron. 10 Entonces dijo Adán a Eva, "la montaña se ha doblado sobre si misma y la tierra se ha agitado y temblado por culpa nuestra; ¿Porqué la roca se ha puesto sobre nosotros cubriéndonos? 11 ¿Acaso la intención de Elohim fue encerrarnos en esta prisión o que la tierra nos cubriera? 12 Está enojado con nosotros por haber salido de la cueva, sin su orden, y porque hemos hecho nuestra voluntad sin consultarle, cuando nos fuimos de la cueva y vinimos a este lugar. 13 Entonces Eva dijo: "Si, de hecho, la tierra tembló para nuestra causa, y esta roca forma una tienda de campaña sobre nosotros debido a nuestra transgresión, entonces lo siento, oh Adán, porque nuestro castigo será largo. 14 Y se levantaron y oraron a Elohim para saber lo que había acontecido y porque la roca estaba sobre ellos. 15 A continuación, Adam se puso de pie y oró ante el Señor, para darle a conocer lo que había dado lugar a ese difícil momento. Y Adán oró hasta la mañana. * La palabra "cúpula" se utiliza aquí, pero el texto no específicamente indican que la cobertura era redonda - que sólo se refería a ellos por todos los lados, sin embargo, una cúpula es la más probable forma que tendría que ser para resistir el impacto con el terreno. Desde el versículo 9 que dice "cuando lo vio" y el versículo 11 que dice "cerrar con nosotros en esta prisión", podemos concluir que la cúpula había agujeros en los lados que fueron lo suficientemente grandes como para dejar a la luz y el aire, pero eran demasiado pequeñas para permitir que Adán y Eva escaparan. Otra conclusión sería que los agujeros son grandes pero demasiado alto para Adán y Eva para alcanzar, sin embargo el primero es más probable. ** En el versículo 7 del capítulo siguiente (XLIX), Elohim le dice a Adán y Eva que el terreno también se redujo en virtud de los mismos - "Me mandó la roca ...para reducirnos.” Capítulo XLIX La primera profecía de la Resurrección. 1 Entonces la Palabra de Elohim se acercó y dijo: --

2 "Oh Adán, quien te aconsejó salir de la cueva y venir aquí? 3 Y Adán dijo a Elohim: "Oh Señor, hemos llegado a este lugar a causa del calor del fuego, que vino sobre nosotros en el interior de la cueva." 4 Entonces el Señor Elohim dijo a Adán, "Adán, tienes miedo del fuego que solo duró una noche, pero ¿Cómo será cuando estés en el sheol? 5 Sin embargo, Adán, no tengas miedo, he puesto esta cúpula de roca porque la roca de que está hecho sería una peste para ti. 6 Venía de Satanás, el que te había prometido la Divinidad y majestad. Es él, el que tiró hacia ustedes la roca a fin de matarlos e impedir que vivan en esta tierra. 7 Pero, por misericordia hacia ti, no permití que la roca cayera sobre ustedes, sino que mandé que se formara con ella una cúpula para protegerlos. 8 Y esta, oh Adán, es una señal de lo que será cuando yo venga en medio de tu descendencia y camine entre ellos; Satanás hará que la gente se ponga en mi contra hasta la muerte, luego una gran roca sellará mi sepultura y estaré dentro por tres días y tres noches. 9 Pero al tercer día voy a resucitar y seré de salvación para ti y para toda tu descendencia que crea en mí. Y Adán ¿No crees que puedas soportar tres días y tres noches dentro de esta roca? 10 Y Elohim retira Su Palabra de Adán. 11 Y Adán y Eva vivieron bajo la roca tres días y tres noches, así como Elohim les dijo. 12 Y Elohim lo hizo así, porque habían dejado su cueva y había llegado a este mismo lugar, sin orden de Elohim. 13 Pero, después de tres días y tres noches, Elohim creó una abertura en la cúpula de la roca y les permitió salir de debajo de ella. Su carne se secó, y sus ojos y sus corazones se turbaron de llanto y dolor. Capítulo L Adán y Eva tratan de cubrir su desnudez. 1 Entonces Adán y Eva entraron en la cueva de los tesoros, y oraron en ella todo aquel día, hasta la noche. 2 Y esto tuvo lugar a finales de los cincuenta días después de que habían abandonado el jardín. 3 Sin embargo, Adán y Eva , levantándose nuevamente, oraron a Elohim tota la noche, suplicándole a Elohim, que tenga de ellos misericordia. 4 Y cuando amaneció, dijo Adán a Eva, "¡Ven! Vamos a buscar con que cubrir nuestros cuerpos” 5 Así que salieron de la cueva, y llegaron a la frontera norte del jardín, y buscaban algo para cubrir sus cuerpos, * Pero ellos no encontraron nada, y no sabía cómo hacer prendas con que vestirse, y sus cuerpos se veían dañados por el frío y el calor. 6 Luego Adán oró y pidió a Elohim que le diera algo con que cubrir sus cuerpos. 7 Entonces vino la Palabra de Elohim y le dijo: "¡Oh Adán, oh Eva, vayan a las orillas del mar donde habían estado haciendo ayuno y tomen las pieles de ovejas que quedaron después que unos leones las mataron para comerlas, con ellas hagan prendas y vístanse. * Capítulo XLVI, versículo 1, dice: "Satanás soplaba en el fuego ... a fin de que sus cuerpos fueran quemados". En este momento, las prendas que el Señor les había dado en Génesis

3:21 se quemaron, de modo que Adán y Eva quedaron desnudos de nuevo. Capítulo LI "¿Cuál es su belleza, para que le hayan seguido?" 1 Cuando Adán escuchó estas palabras de Elohim, él tomó y se dirigió con Eva del extremo norte del jardín, al sur de la misma, por el río de agua, donde una vez ayunaron. 2 Iban en camino, y antes de que llegaran allí, Satanás, el malo, también había escuchado la Palabra de Elohim que había hablado con Adán. 3 Y se enfadó y se apresuró al lugar donde estaban las pieles de ovejas, con la intención de echarlas al mar o de quemarlas, con el fin de que Adán y Eva no las encontraran. 4 Y cuando él estaba a punto de tomarlas, vino la Palabra de Elohim de los cielos, y le impidió poder tomarlas, entonces llegaron Adán y Eva y a medida que se acercaban le temían por su oElohima mirada con la que los miraba. 5 Entonces vino la Palabra de Elohim a Adán y a Eva, y les dijo: "Esto es lo que se ocultaba en la serpiente, y que les engañó, y les despojó de la prenda de luz y gloria que tenían. 6 Este es quien les prometió majestuosidad y divinidad; ¿Dónde está entonces su belleza?, ¿Dónde su divinidad? ¿Dónde su luz? Y ¿Qué gloria descansa en él? 7 Ahora su figura es horrible, se ha convertido en abominable entre los ángeles y a llegado a ser llamado Satanás. 8 O Adán, el desea tener esta tierra y a querido tomar las pieles de ovejas y destruirlas para que ustedes no tengan con qué vestirse. 9 ¿Qué belleza le vieron para que lo siguieran? ¿Y qué han ganado por obedecerle? Miren su mal obrar y luego véanme a mí, su Creador y las buenas cosas que hago. 10 Mas yo conozco tu debilidad y no dejaré que él manifieste todo su poder sobre ustedes. 11 Y Elohim los libera de sus obligaciones. Capítulo LII Adán y Eva cosen la primera prenda. 1 Después de esto, Adán y Eva no dijo más, pero lloró ante Elohim en razón de su creación, y de sus cuerpos que requirieron una prenda que los cubra. 2 Entonces dijo Adán a Eva, "Oh Eva, esta es la piel de los animales con los que nos vestiremos, pero cuando lo probemos, he aquí, vamos a llevar una muestra de la muerte en nuestros cuerpos. Del mismo modo que los propietarios de estas pieles han muerto y han partido lejos, así también vamos a morir y pasaremos". 3 Entonces Adán y Eva tomaron la piel, y volvieron a la Cueva de los Tesoros, y cuando llegaron a ella, oraron, ya que estaban acostumbrados. 4 Luego, pensaron que la mejor forma de hacer sus prendas era de los SKINS y no tenían habilidad para ello. 5 Entonces Elohim les envió su ángel para mostrarles cómo trabajar las pieles. Y el ángel dijo a Adán, "Vayan y traigan algunas espinas de la palma”, entonces salió Adán y trajo algunas como el ángel le había mandado.

6 Entonces el ángel antes de que ellos comenzaran a trabajar las pieles, tomó las espinas y fue pegando la piel a la manera de como uno prepara una camisa. 7 Entonces el ángel de nuevo se puso de pie y oró a Elohim para que las espinas que estaban en las pieles sea ocultas y quedan las pieles bien unidas, como cuando pasamos el hilo. 8 Y así fue, por orden de Elohim, y se convirtieron en prendas para Adán y Eva, y Él los vistió de esta manera. 9 A partir de ese momento Adán y Eva no vieron mas su desnudez, pues ya habían sido vestidos. 10 Y esto ocurrió al final del quincuagésimo primer día. 11 Entonces, cuando Adán y Eva vestidos con prendas hechas de oveja, oraron, buscando la misericordia y el perdón del Señor, y le dieron gracias porque había tenido misericordia de ellos y había cubierto su desnudez; y no dejaron de orar toda la noche. 12 Entonces, cuando llegó la mañana y salió el sol, oraron, como era ya su costumbre y salieron de la cueva. 13 Y dijo Adán a Eva, "Dado que no sabemos lo que hay al oeste de esta cueva, vamos, vayamos y veamos; salieron pues y se dirigieron a la parte occidental de la cueva. Capítulo LIII La profecía de las Tierras y de la gran inundación. 1 No habían ido muy lejos de la cueva, cuando Satanás los vió y se escondió entre ellos y la cueva, y aparecieron dos leones feroces y hambrientos de tres días, y se acercaron a Adán y a Eva con el fin de devorarlos. 2 Al verlos, Adán y Eva lloraron y oraron a Elohim para que los libre. 3 Entonces la Palabra de Elohim vino a ellos, y los llevó lejos de los leones. 4 Y Elohim dijo a Adán, "Adán, ¿qué buscaban en la frontera occidental? ¿Y por qué han dejado su propia frontera oriental, la que te fue dada? 5 Ahora bien, vayan de vuelta a su cueva, y permanezcan en ella, a fin de que Satanás no los vaya a engañar con una astucia aun mayor. 6 Adán, a la frontera occidental ha de ir un descendiente tuyo que tendrá que descender e ir al desfiladero por sus propios pecados y se rendirá a las órdenes de Satanás y seguirá sus obras. 7 Por lo tanto voy a traer sobre su descendencia una gran inundación de aguas que los abrumará a todos. Pero haré que los justos sean librados y los llevaré a un lugar lejano, y esta tierra donde ustedes viven quedará desolada y sin habitantes. 8 Después que Elohim habló, regresaron a la Cueva de los Tesoros. Pero su carne se secó, y estaban débiles por el ayuno y la oración, además de la tristeza que sentían por haber actuado en contra de Elohim. Capítulo LIV Adán y Eva van a explorar. 1 Entonces Adán y Eva se pusieron de pie en la cueva y oraron toda la noche hasta el amanecer. Y cuando el sol ya estaba en lo alto, salieron de la cueva con gran dolor y pesadez y no sabían

por donde iban. 2 Y caminaron en esa condición hasta la frontera sur del jardín, luego caminaron tanto que fueron llegando a la frontera oriental, y aún mas allá, donde no había mas tierras. 3 Y el querubín que vigilaba el jardín, estaba de pie en la puerta occidental, y la protegía de Adán y Eva, para que no entraran en él. Y el querubín dio la vuelta, como si se tratara de darles muerte, según el mandamiento que Elohim le había dado. 4 Y cuando Adán y Eva llegaron a la frontera oriental del jardín, tuvieron el pensamiento de entrar en él, ya que n o veían al querubín, de repente, el querubín vino con su espada parpadeante de fuego en la mano y cuando los vio, se apresuró para darles muerte; porque tenía miedo que Elohim lo destruyera por haber dejado que entren al jardín sin su orden. 5 Y la espada del querubín parecía disparar llamas a distancia de ella. Pero cuando la ha acercado a Adán y Eva, la llama no brillaba tanto. 6 Por eso, el querubín pensó que Elohim era favorable a ellos, y quizás lo quería de vuelta en el jardín, se preguntaba. 7 Y no podía ir al cielo para saber si era orden de Elohim que entraran al jardín, por lo que siguió de pié ante ellos, porque tenía miedo de que si entraban sin el permiso del Señor, lo destruiría. 8 Cuando Adán y Eva vieron que el querubín estaba muy cerca a ellos con su espada flameante en su mano, que llegó hasta sus rostros, cayeron como muertos por el miedo. 9 En ese momento los cielos y la tierra se sacudieron, y otros querubines bajaron del cielo hacia donde estaba el querubín que vigilaba el jardín, y lo vieron asombrados y en silencio. 10 Entonces, una vez más, otros ángeles vinieron abajo cerca del lugar donde Adán y Eva estaban. Y ellos se encontraban entre la alegría y la tristeza. 11 Ellos se alegraron, porque pensaban que Elohim les fue favorable a Adán y a Eva, y que deseaba que regresaran al jardín y que puedan recuperar la alegría que tenían antes de la transgresión. 12 Pero ellos se acongojaron por Adán, porque él estaba caído como un hombre muerto, él y Eva, y se dijeron en sus pensamientos: “Adán no ha muerto en este lugar, pero Elohim le ha dado muerte, por haber llegado a este lugar y desear entrar en el jardín sin su permiso” Capítulo LV El conflicto entre Elohim y Satanás. 1 Entonces vino la Palabra de Elohim a Adán y Eva, y sanando sus cuerpos, les dice: "¿Por qué han llegado hasta aquí? ¿Tienen la intención de entrar en el jardín, a pesar de las palabras que les fue dicha?, No puede ser hoy, pero sólo cuando el pacto que he hecho con ustedes se haya cumplido, recién podrán entrar". 2 Adán, al escuchar la Palabra de Elohim, y el aleteo de los ángeles, a quienes no podían ver, sino tan solo escuchar el sonido de sus alas, lloró junto con Eva y dijeron a los ángeles: 3 "Oh, benditos seres espirituales, que esperan en Elohim, mírenme, soy incapaz de verlos, pero

cuando yo estaba en mi antigua naturaleza brillante, podía verlos; canté alabanzas y mi corazón se ponía por encima de ustedes; 4 Pero ahora, que he transgredido, que la naturaleza brillante se ha apartado de mi y he caído en este estado miserable; ya no puedo verlos, y ustedes ya no me sirven como solían hacerlo, pues ahora tengo carne animal. 5 Sin embargo, oh ángeles de Elohim, pidan a Elohim conmigo, para que restablezca, para ser como era antes, para que me rescate de esta miseria, para que me saque de esta pena de muerte, por haber transgredido en su contra. 6 Entonces, cuando los ángeles escucharon estas palabras, todos se entristecieron por él y maldijeron a Satanás que había engañado a Adán, cayendo en la miseria y en una vida de muerte, dejando el jardín, y en lugar de paz, tenga problemas y dejado la alegría para llegar a esta tierra extraña. 7 Entonces los ángeles dijeron a Adán, "obedeciste a Satanás, e hicieron caso omiso de la Palabra de Elohim, quien los creó, y creíste que Satanás iba a cumplir todo lo que había prometido. 8 y ahora, oh Adán, te vamos a dar a conocer como es que procedió, antes de su caída del cielo. 9 Él reunió a sus anfitriones, y los engañó, y se comprometió en darles un gran reino, una naturaleza divina, y otras promesas mas. 10 Sus anfitriones creyeron que su palabra era verdad, por lo que se rindieron ante él y renunciaron a la gloria de Elohim. 11 Luego se acercaron a nosotros y quiso ordenar que estuviéramos bajo su mando y que aceptemos sus promesas, pero no tomamos su consejo. 12 Después de haber luchado contra Elohim, y haber mostrado su fortaleza en contra de él, se reunieron sus anfitriones, e hicieron la guerra contra nosotros. Y si no hubiera sido por la fuerza de Elohim, que estuvo con nosotros, no hubiéramos podido prevalecer contra él para lanzarlo desde el cielo. 13 Pero cuando cayó de entre nosotros, hubo gran alegría en el cielo, porque fue puesto por debajo de nosotros. Porque si hubiera permanecido en el cielo, nadie, ni un solo ángel hubiera permanecido en pié. 14 Pero Elohim en su misericordia, lo llevó de entre nosotros a esta tierra oscura, para que la oscuridad sea en sí mismo y un hacedor de maldad. 15 Y su maldad ha seguido con él a tal punto de hacerte guerra, engañándote y haciéndote salir del jardín, y has salido a esta tierra extraña donde te han sobrevenido todos estos dolores y la muerte que Elohim trajo sobre él, ha venido a estar sobre ti también y todo porque obedeciste a Satanás, trasgrediendo contra Elohim. 16 Entonces todos los ángeles se regocijaron y alabaron a Elohim, y le pidieron que no destruya a Adán por haber tratado de entrar en el jardín y que espere hasta que se cumpla la promesa y que les permita ayudarlo hasta que sea librado para siempre de la mano de Satanás. Capítulo LVI Un capítulo de la divina comodidad. 1 Entonces vino la Palabra de Elohim a Adán, y le dijo: 2 "Oh Adán, al ver el jardín de la alegría y esta tierra de trabajo duro, y ver que el jardín está

lleno de ángeles y tu acá en esta tierra con el Satan, a quien obedecieron, 3 Sin embargo, si hubiesen sido obedientes a mí y hubiesen guardado mis palabras, ahora estarían con mis ángeles en el jardín. 4 Pero cuando transgredieron obedeciendo a Satanás, se convirtieron en los invitados entre sus ángeles, que están llenos de maldad, y vinieron a esta tierra, donde encontraron espinas y cardos. 5 Adán, pregúntele al que te engañó, diciendo que les darían naturaleza divina y que les daría un jardín como el que yo les dí y que les llenaría con una naturaleza brillante como la que ya les había dado; 6 Pídanle que les haga un cuerpo como el que les hice o que les de un día de dascanso como el que les concedí, o que cree dentro de ustedes un alma razonante, como el que les creé; pero créeme que él no les dará ni una de las cosas que les prometió. 7 Reconoce, entonces, mi favor hacia ti, y mi misericordia sobre ti, mi criatura, que no me he vengado por su transgresión contra mí, pero en mi lástima por ti he prometido que al final de los grandes cinco y medio días voy a venir y a salvar. " 8 Entonces Elohim dijo de nuevo a Adán y a Eva, "Levántense, vayan desde aquí abajo, antes de que el querubín con una espada de fuego en la mano los destruya". 9 Pero el corazón de Adán fue confortado por las palabras de Elohim y adoró junto con Eva, antes de que salieran de la presencia de Elohim. 10 Y Elohim mandó a sus ángeles para que escoltaran a Adán y a Eva, a la cueva con alegría, en lugar del miedo que había llegado sobre ellos. 11 Entonces los ángeles vinieron hasta Adán y Eva, y los trajeron abajo de la montaña por el jardín, con canciones y salmos, hasta que llegaron a la cueva. Entonces los ángeles los fortalecieron y brindaron comodidad y luego se apartaron hacia el cielo, a donde su Creador, que les había enviado. 12 Pero después de que los ángeles se habían apartado de Adán y Eva, Satanás vino tímidamente y se puso a la entrada de la cueva en la que estaban Adán y Eva. Luego llamó a Adán y dijo: “Adán ven, quiero hablar contigo” 13 Entonces Adán salió de la cueva, pensando que era uno de los ángeles de Elohim que venía a darle un buen consejo. Capítulo LVII "Por lo tanto, se redujo...." 1 Sin embargo, cuando Adán salió y vio su horrible figura, tuvo miedo de él, y le dijo: "¿Quién eres?" 2 Entonces Satanás respondió y le dijo: "Soy el que se escondió dentro de la serpiente y habló con Eva y la seduje a comer del árbol y a obedecerme, soy el que la envió con discursos engañosos para que fuera a donde tu estabas y comieras también y te apartaras del mandato de Elohim” 3 Pero cuando Adán escuchó estas palabras de él, le dijo: "¿Puedes hacerme un jardín como el que Elohim hizo para mí? O puedes vestirme de la misma naturaleza brillante con la que Elohim me había vestido? 4 ¿Dónde está la naturaleza divina que prometiste darme? ¿Dónde está todo ese tremendo discurso que tuviste con nosotros en el principio cuando estábamos en el jardín? 5 Entonces Satanás dijo a Adán: "¿Crees a caso que todo cuanto les he prometido me gustaría

cumplirlo y entregártelo?, ¡Por supuesto que no!; pues ni siquiera yo mismo he pensado obtener lo que he prometido. 6 Por lo tanto, cayeron ustedes, y yo les he hecho caer de aquel que yo mismo caí, y así como ustedes, cualquiera que acepta mi consejo, también caerá. 7 Pero ahora, oh Adán, porque caíste, estás bajo mi regla y soy rey sobre ti porque me has obedecido y has transgredido en contra de tu Elohim, y no tendrán ninguna liberación de mi mano hasta el día que Elohim te prometió liberarte. 8 Una vez más dijo, "Porque no sabemos el día acordado que Elohim tiene para contigo, ni la hora en que irás con él, por eso multiplicaremos la guerra y el asesinato para ti y tu descendencia, después de ti. 9 Esta es nuestra voluntad y nuestro gusto, que ninguno de los hijos de los hombres puedan heredar el cielo. 10 Porque nuestra casa está cimentada en el fuego y por eso no dejaremos nunca, ni día, ni hora, de hacer nuestro mal, y así como entraste a la cueva para morar en ella, yo estableceré fuego sobre ti. 11 Cuando Adán escuchó estas palabras, lloró amargamente y llorando le dijo a Eva: ¿Escuchaste lo que dijo, que ninguna de las promesas que te dijo en el jardín pretende cumplir? Y ¿Podrá ser cierto que será rey sobre nosotros? 12 Pero nosotros le pedimos a Elohim, quien nos creó, que nos librara de su mano. Capítulo LVIII "Acerca de la puesta de sol en el día 53" 1 Entonces Adán y Eva extendieron sus manos ante Elohim, rezando y pidiendo que les trajera ayuda y llevara a Satanás lejos de ellos para que no los mortificara y los obligara a negarle. 2 Entonces Elohim les envió a la vez, su ángel, que condujo fuera a Satanás, lejos de ellos. Esto sucedió alrededor de la puesta de sol, en el quincuagésimo tercer día después de que había salido del jardín. 3 Entonces Adán y Eva entraron en la cueva, y se pusieron de pie y pusieron sus caras al suelo, para orar a Elohim. 4 Pero antes de que oraran, dijo Adán a Eva, "Mira, lo que las tentaciones han hecho de nosotros en esta tierra, Ven, levantémonos y pidamos a Elohim que perdone nuestros pecados, y no salgamos hasta el final del día siguiente, a la cuadragésima. Y si morimos aquí, él nos salvará ". 5 Entonces Adán y Eva se levantaron, y se unieron en oración a Elohim. 6 Ellos siguieron orando en la cueva, y no salieron de ella, ni de noche ni de día, hasta que sus oraciones se incrementaron en sus bocas, al igual que una llama de fuego. Capítulo LIX Octava aparición de Satanás a Adán y Eva. 1 Pero Satanás, que odia a todos los buenos, no les permitió terminar sus oraciones. Pues llamó a sus anfitriones, los cuales vinieron, de uno en uno y les dijo: Adán y Eva, a quienes engañé, se han puesto de acuerdo para orar a Elohim, de día y de noche y se entregan a él y mendigan

misericordia y ya que no saldrán de la cueva hasta el final del cuadragésimo día, 2 Y ya que continuarán sus oraciones, ya que ambos han acordado en pedirle que los librara de nuestras manos y que les restaure a su anterior estado, veamos que podemos hacer contra ellos. Y sus anfitriones le dijeron: "El poder es tuyo, oh Señor, para hacer lo que quieras". 3 Entonces Satanás, en gran maldad, tomó a sus anfitriones y entró en la cueva, en la trigésima noche, de los cuarenta y un días, y venció a Adán y Eva, hasta que los dejó como muertos. 4 Luego vino la Palabra de Elohim a Adán y Eva, y los levantó de su sufrimiento y les dijo: “Sean fuertes y no tengan temor por lo que acaba de sucederles” 5 Sin embargo, Adán lloró y dijo: "¿Dónde estabas, oh mi Elohim, que permites que me castigue con tales golpes, y que este sufrimiento venga sobre nosotros, sobre mí y sobre Eva, la obra de sus manos?" 6 Entonces Elohim le dijo: "¡Oh Adán, él es amo y señor de todo lo que tiene, él que te dijo, que te daría la divinidad. ¿Dónde está ese amor para contigo? Y dónde está el regalo que te prometió? 7 ¿Por favor, él tan sólo alguna vez, oh Adán, te trajo confort, te fortaleció, se regocijó contigo, o envió a sus anfitriones para protegerte; mas tu les has bendecido y seguido su consejo y mandamiento? 8 Entonces Adán lloró ante el Señor, y dijo: "Oh Señor he transgredido un poco, sin embargo el castigo es severo, te pido que me liberes de sus manos o de lo contrario tengas piedad de mi y tomes mi alma fuera de mi cuerpo ahora y los saques de esta tierra extraña. 9 Entonces Elohim dijo a Adán, "Si tan sólo hubieras pensado esto y hubieras orado antes de la transgredir, entonces te hubieras librado del problema que tienes ahora 10 Pero Elohim tuvo paciencia con Adán, y dejó que él y Eva permanezcan en la bodega hasta que hubieran cumplido los cuarenta días. 11 Pero como las fuerzas y la carne de Adán y Eva se marchitaron por el ayuno y la oración, por el hambre y la sed, pues no habrían probado ni alimento n i bebida, desde que salieron del jardín, ni sus cuerpos habían cumplido sus funciones en una forma completa, no tenían fuerzas para seguir orando, hasta el final del día siguiente a la cuadragésima; estaban entonces caídos en la cueva y lo que salía de sus bocas era solo alabanzas. Capítulo LX El Satan aparece como un anciano. Él ofrece "un lugar de descanso." 1 Entonces en el ochenta y nueve día, Satanás entró a la cueva, disfrazado en una prenda de luz, y sobre él, una faja brillante. 2 Parecía un funcionario de la luz, su mirada era la más horrible, pero su rostro era agradable y su discurso, dulce. 3 Por lo tanto, se transforma a sí mismo con el fin de engañar a Adán y a Eva, y para hacerlos salir de la cueva, antes de que hubieran cumplido los cuarenta días. 4 Pero él dijo dentro de sí mismo, "ahora, cuando se hayan cumplido los cuarenta días de ayuno y oración, Elohim les devolverá a su estado anterior, pero si Él no lo hace, les seguirá siendo favorable,

e incluso, si ellos no fueran agradecidos, él aún les daría algo del jardín para su comodidad, como ya lo hizo en dos ocasiones. 5 Luego, Satanás se acercó a la cueva con esta apariencia y dijo: 6 "Oh Adán, levántate, levántate y ven con Eva, y vayamos a una buena tierra, no tengan temor, pues soy de carne y hueso como ustedes, y al principio yo era una criatura creada por Elohim. 7 Y fue así, que cuando Él me creó a mí, me puso en un jardín en el norte, en la frontera del mundo. 8 Y él me dijo: "Quédate aquí!" Y me quedé allí de acuerdo con Su Palabra, y no transgredí a su mandamiento. 9 Entonces me hizo entrar en un sueño y que alejó de mi. 10 Pero Elohim te llevó en su mano divina, y te colocó en un jardín al Este. 11 Entonces me preocupé por tí, porque Elohim, bueno te apartó de mi lado y no permitió que te quedaras a mi lado, 12 Y me dijo: 'No te preocupes por Adán, a quien quité de tu lado; daño no llegarán a él. 13 Por ahora lo he sacado de tu lado, y en un servicio de ayuda*, reúnete a él y te doy la alegría de hacerlo. 14 Entonces el Satan dijo de nuevo: "Yo no sabía que estabas en esta cueva, ni nada sobre este juicio que ha llegado sobre ti, hasta que Elohim me dijo:" He aquí, Adán ha transgredido, quien habíatomado de tu lado, y Eva también, a quien saqué de su lado y me han obligado a expulsarlos del jardín y traerlos a esta tierra de dolor y miseria, porque transgredieron contra mí y han obedecido a Satanás. Y mira se encuentran en sufrimiento hasta el día de hoy, ya el octogésimo día. 15 Entonces Elohim me dijo: "Levántate, ve a ellos, y tráelos a su lugar para que no sigan sufriendo y así Satanás no pueda venir a ellos a afligirlos. Pero ahora están en gran miseria y se encuentran desamparados y con hambre” 16 Además, me dijo, 'Cuando estén contigo, dales de comer del fruto del Árbol de la Vida también del agua de la paz, vístelos con la prenda de luz y restáurales su estado anterior de la gracia y no los dejes en miseria, porque ellos vinieron de ti. Pero el duelo no ha terminado ni se han arrepentido de todo lo que les ha sobrevenido. 17 Pero cuando me enteré de esto, yo estaba triste, y mi corazón no podía soportar con paciencia que por ustedes, Oh mi hijo. 18 Pero, oh Adán, cuando escuché el nombre de Satanás, tuve mucho miedo y pensé que cuando saliera en busca de ustedes, me iba a poner una trampa como a ti, Adán y a ti Eva. 19 Y le dije, 'Oh Elohim, cuando vaya a mis hijos, Satanás se reunirá conmigo en el camino, y hará la guerra contra mí, como lo hizo en su contra. " 20 Entonces Elohim me dijo: "No temas; cuando te encuentres con él, golpéalo con lo que tienes en tu mano, y no tengas miedo de él, para ti es de vieja data, y él no prevalecerán contra ti '. 21 Entonces dije, 'Oh mi Señor, estoy viejo, y no puedo ir. Envía tus ángeles para llevarlos'. 22 Pero Elohim me dijo, 'A los ángeles, en verdad, no, porque no son como ellos, además no consentirán en venir; por eso te he elegido porque son tus hijos y son como tu y te escucharán en todo lo que les vayas a decir. 23 Elohim me dijo además: "Si no tienes suficiente fuerza para caminar, voy a enviarte una nube

para transportarle hasta la puerta de la cueva, entonces la nube se regresó y me dejó allí. 24 Y si ellos vienen contigo, entonces enviaré una nube para que te traiga a ti y a ellos. 25 Entonces mandó una nube, la que me trajo hasta aquí y luego regresó. 26 Y ahora, oh mis hijos, Adán y Eva, vean mis cabellos, ya viejos y grises, y mi débil estado por estar lejos de aquel lugar, Vengan conmigo a ese lugar de descanso. 27 Entonces él comenzó a llorar ante Adán y Eva, y sus lágrimas se vertieron sobre el terreno como agua. 28 Y cuando Adán y Eva levantaron sus ojos y vieron su barba, y escucharon su dulce hablar, suavizaron sus corazones hacia él, y le obedecían, porque creyeron que era cierto. 29 Y les pareció a ellos que realmente eran sus hijos, cuando vieron que su rostro era como la de ellos, y confiaron en él. * La existencia de las dos palabras helpmeet y helpmate, es decir, exactamente la misma cosa, es una comedia de errores. La promesa de Elohim a Adán, como prestados en la versión King James de la Biblia, fue a darle una ayuda idónea para él (es decir, un ayudante apropiado para él). En el siglo 17 las dos palabras y ayudar a cumplir en este pasaje se confunde con una sola palabra, que se aplica a Eva, y por lo tanto helpmeet vino a significar una esposa. Luego en el siglo 18, en un equivocado intento de hacer sentido de la palabra, la ortografía helpmate fue presentado. Ambos errores son ahora más allá de recordar, y tanto la ortografía son aceptables. Capítulo LXI Ellos comienzan a seguir a Satanás. 1 Entonces él tomó a Adán y a Eva de la mano, y empezó a sacarlos de la cueva. 2 Pero cuando ya estaban llegando a la puerta de la cueva, Elohim, sabía que Satanás había logrado engañarlos y estaba sacándolos de la cueva antes de que se cumplieran los cuarenta días , con el fin de llevarlos a algún lugar lejano para destruirlos.. 3 Entonces la Palabra de Elohim, el Señor vino de nuevo y maldijo a Satanás, y lo llevó lejos de ellos. 4 Y Elohim comenzó a hablar con Adán y Eva, diciéndoles: "¿Qué les hizo salir de la cueva, a este lugar?" 5 Y Adán dijo a Elohim: "¿cómo no creer, si un hombre está ante nosotros? Pues cuando estábamos en la cueva, de repente llegó ante nosotros un anciano amable que nos dijo, 'Yo soy un mensajero de Elohim a ustedes, para que vuelvan al lugar de descanso. 6 Y creíamos, oh Elohim, que él era un mensajero tuyo, y salíamos con él y no sabíamos que no teníamos que ir con él. 7 Entonces Elohim dijo a Adán, "Mira, que es el padre de las malas arte, él fue el que los hizo perder el jardín de las Delicias y cuando vio que Tu y Eva estaban en oración y ayuno y que no iban a salir de la cueva hasta que se cumplieran cuarenta días, decidió poner en práctica sus ideas para que se rompiera el vínculo mutuo y cortar lo que esperábamos de ustedes, luego llevarlos a algún lugar lejano y destruirlos. 8 y como él no podía hacer nada a menos que tomara tu semejanza,

9 se presentó ante ustedes cono la cara semejante a la suya y comenzó a decirles mentiras como si fueran verdades. 10 Pero porque soy misericordioso y soy favorable a ustedes, yo no le he permitido destruirlos y una vez mas me le he llevado lejos. 11 Ahora, pues, oh Adán, toma a Eva y regresen a su cueva, y permanezcan en ella hasta la mañana después de que el cuadragésimo día. Y cuando salgan, vayan hacia la puerta este del jardín. " 12 Entonces Adán y Eva adoraron a Elohim, alabando y bendiciendo su nombre por la liberación que les había llegado y para la liberación que había llegado a ellos de Él. Y regresaron a la cueva. Esto ocurrió en la noche del trigésimo noveno día. 13 Entonces Adán y Eva se pusieron de pie y con una ardiente pasión, oraron a Elohim, oraron toda la noche, hasta la mañana. 14 Entonces dijo Adán a Eva, "Levántate, vamos a ir hacia la puerta este del jardín, como Elohim nos dijo." 15 Hicieron sus oraciones, como estaban acostumbrados a hacer todos los días, y dejaron la cueva para ir a cerca de la puerta este del jardín. 16 Entonces Adán y Eva se pusieron de pie y oraron, y llamaron a Elohim para que los fortaleciera, y para que les envíe algo para satisfacer su hambre. 17 Pero después de que terminaron sus oraciones, eran demasiado débiles para moverse. 18 Luego vino la Palabra de Elohim una vez más, y les dijo: "¡Oh Adán, levántense, vayan y traigan los dos higos que tienen en la cueva, hasta aquí.” 19 Entonces Adán y Eva se levantaron y caminaron hasta que llegaron cerca de la cueva. Capítulo LXII Dos árboles frutales. 1 Pero el malvado Satanás tuvo envidia de que Elohim les consolara. 2 Entonces les impidió que entraran a la cueva y arrebatándoles los dos higos, los enterró a las afueras de la cueva, a fin de que Adán y Eva no los encuentren; en su corazón estaba el deseo de destruirlos. 3 Sin embargo, por la misericordia de Elohim, tan pronto como esos dos higos estaban en el terreno, Elohim derrotó a Satanás, anulando su deseo, el de destruir los higos, e hizo que de ellos salieran dos árboles frutales que dieron sombra a la cueva, pues Satanás los había enterrado al oriente de la cueva. 4 A continuación, cuando los dos árboles fueron cultivados, y se confundieron con el sector de las frutas, Satanás agravado en gran manera, llora, y dijo: "Hubiera sido mejor haber abandonado los higos, dejándolos donde estaban, pero ahora, se han convertido en dos árboles frutales, de los cuales, Adán y Eva van a comer toda su vida; y creí que enterrándolos los iba a destruir completamente y que los ocultaría para siempre; 5 pero Elohim ha anulado mi plan y no ha permitido la destrucción de este fruto sagrado y ha

hecho notoria mi intensión que tenía en contra de sus siervos, derrotándome. 6 Entonces el Satan se alejó avergonzado porque no había logrado con todos sus planes a destruir a Adán y a Eva. Capítulo LXIII La primera alegría de los árboles. 1 Sin embargo, Adán y Eva, ya cerca de la cueva, vieron las dos higueras, cargadas de frutas, que eclipsaban la cueva, 2 Entonces dijo Adán a Eva, "Me parece que hemos venido por camino equivocado, ¿Cuándo hemos visto estos árboles cerca de la cueva?, me parece que el enemigo desea llevarnos por camino equivocado, ¿Habrá otra cueva como esta en la tierra? 3 Sin embargo, Eva, vamos a entrar en la cueva, y encontrar en ella los dos higos; si es así, esta es nuestra cueva, pero si no los encontramos, entonces no es la nuestra 4 Ellos entraron luego a la cueva, y buscaron por las cuatro esquinas, mas no encontraron los higos; 5 Entonces Adán gritó y dijo a Eva, ¡Hemos entrado a la cueva equivocada!, Eva, tal vez estas dos higueras son los dos higos que estaban en la cueva, y Eva respondió: Yo, por mi parte, no sé. 6 A continuación, Adán se puso de pie y oró diciendo: "Oh Elohim, Tú nos dijiste que volviéramos a la cueva, que tomemos los higos y que regresemos a ti; 7 Pero ahora, no los hemos encontrado. ¡Oh! Elohim, ¿has tomado, y sembrado estos dos árboles, o hemos ido camino a la tierra, o el enemigo nos ha vuelto a engañar?, En caso de que sea real, entonces, oh Elohim, revélanos el secreto de estos dos árboles y de estos dos higos". 8 Entonces vino la Palabra de Elohim a Adán, y le dijo: "¡Oh Adán, cuando te envié a buscar los higos, Satanás fue antes que ustedes, tomó los higos y los enterró al este de la cueva, con la intensión de destruirlos, no los sembró para bien. 9 Mas tuve misericordia y mandé que estos árboles crecieran y dieran sombra a la cueva para traerte descanso y para mostrarte mi poder y las maravillas de mis obras. 10 Y también, mostrarte la mezquindad de Satanás, y su mal obrar, por siempre, y desde que salió del jardín, no ha cesado, ni un solo día, haciéndote de algún modo, daño. Pero no he dado poder sobre él. " 11 Y dijo Elohim: "A partir de ahora, oh Adán, se regocijarán por los árboles, tanto tu como Eva y el resto , cuando se sientan cansados, pero no coman ninguno de sus frutos ni vengan cerca de ellos.” 12 Entonces Adán lloró, y dijo: "Oh Elohim, ¿nos o vas a matar de nuevo, o apartarnos de tu rostro y cortar nuestra vida de la faz de la tierra? 13 Oh Elohim, te pido, si existe en estos árboles, ya sea la muerte o algún otro mal, como en el primer tiempo, y ahora que están cerca de nuestra cueva, mejor déjanos morir por el calor, el hambre o la sed. 14 Porque sabemos de tu maravillosa obra, oh Elohim, que son grandes, y que por tu poder

puedes llevar a cabo una cosa, como otra, sin que uno de ellos lo deseen. Por tu poder puedes hacer que las rocas se conviertan en árboles, y los árboles, en rocas, si así lo deseas. " Capítulo LXIV Adán y Eva participar de la primera comida terrenal. 1 Entonces Elohim miró que Adán tenía resistencia frente al hambre, a la sed y al calor. Elohim así mismo cambió las dos higueras en los dos higos que fueron inicialmente y les dijo a Adán y a Eva: “Cada uno de ustedes puede tomar una parra” y ellos tomaron las parras como les dijo Elohim. 2 Y Él les dijo: "Ahora entren en la cueva y coman los higos, y satisfagan su hambre, o de lo contrario morirán." 3 Así que, como Elohim mandó, entraron en la cueva cerca de la puesta del sol. Y Adán y Eva, puestos de pié, oraron, durante toda la puesta del sol. 4 Luego se sentaron a comer los higos, pero no sabían cómo comer; porque no estaba acostumbrados a comer alimentos terrenales. Tenían miedo de que si ellos comían, su estómago se agobie, su carne se engruese y su corazón se incline a favor de los alimentos terrenales. 5 Sin embargo, mientras estaban sentados así, Elohim, sintió pena por ellos, y les envió su ángel, para que no perezcan de hambre y sed. 6 Y el ángel dijo a Adán y a Eva, "Elohim me ha enviado a decirles que deben comer, porque ya no tienen fuerzas para continuar, pues si no comen van a morir; ahora tienen carne animal y esta carne no puede subsistir sin alimento ni bebida” 7 Entonces Adán y Eva tomaron los higos y comenzaron a comer; y Elohim había puesto en estos un agradable sabor, como una mezcla de pan y sangre.. 8 Entonces el ángel dejó a Adán y a Eva, quienes comieron de los higos hasta de Adán y Eva, que comió de los higos hasta quedar satisfechos; luego dejaron hacia un lado lo que sobró, pero Elohim en su amor y poder hizo que los higos estuvieran completos nuevamente, bendiciéndolos. 9 Después de esto Adán y Eva se levantaron, y oraron a Elohim, con un corazón alegre y con renovada fuerza, y se regocijaron y alabaron por la abundancia de toda esa noche. Y este fue el final de los ochenta y tres días. Capítulo LXV Adán y Eva adquieren órganos digestivos. Ya no hay esperanza de volver al Jardín. 1 Y cuando era ya de día, se levantaron y oraron, como era su costumbre, y luego salieron de la cueva. 2 Sin embargo, se enfermaron por causa de los alimentos que habían comido, porque no estaban acostumbrados y se dijeron uno al otro: 3 "Esto nos ha pasado por comer, ahora sentimos este gran dolor. Estamos en la miseria y vamos a morir; habría sido mucho mejor haber muerto por mantener puros nuestros cuerpos, que morir

habiéndolos manchado con la comida. " 4 Entonces dijo Adán a Eva, "Este dolor no venía a nosotros en el jardín, ni tampoco comíamos alimentos tan malos. ¿Crees, Eva, que Elohim nos haya mandado esta plaga a través de los alimentos, para que nuestras vísceras salgan, o esto significa que Elohim nos va a matar con este dolor antes de que cumpla su promesa con nosotros? " 5 Luego, Adán suplicó al Señor y le dijo: "Oh Señor, no nos hagas perecer a través de los alimentos que hemos comido. Oh Señor, no nos castigues, trátanos de acuerdo a tu gran misericordia, y no nos abandones hasta el día de la promesa que nos has hecho." 6 Entonces Elohim los miró, y les mostró el comer un alimento a la vez, tal cual se hace hasta el día de hoy, para que no perezcan. 7 Entonces Adán y Eva regresaron de nuevo en la cueva, estando tristes y llorando debido a la alteración que sufrieron sus cuerpos. Y ambos sabían desde esa hora que eran seres alterados y que toda esperanza de volver al jardín ahora estaba perdida, y que no podían entrar en él. 8 Ahora sus cuerpos cumplían funciones extrañas para ellos y entendieron que toda carne necesita de los alimentos y de las bebidas para subsistir y que ya no podían entrar al jardín. 9 Entonces dijo Adán a Eva, "He aquí, nuestra esperanza está ahora perdida, y también lo está nuestra confianza para entrar en el jardín. Ya no pertenecemos a los habitantes del jardín, pues a partir de ahora somos de la tierra y el polvo, y de los habitantes de la tierra. No vamos a volver al jardín, hasta el día en que Elohim ha prometido salvarnos, y para traernos de nuevo en el jardín, como Él nos prometió. " 10 Luego oró a Elohim que Él tenga misericordia de ellos, tras lo cual, su mente se inquietaba, sus corazones se rompieron, y su anhelo era enfriado y eran como extraños en la tierra. Esa noche Adán y Eva pasaron en la cueva, donde durmieron en gran medida a causa de los alimentos que habían comido. Capítulo LXVI Adán hace su primer día de trabajo. 1 Cuando era de mañana, el día después de haber comido los alimentos, Adán y Eva oraron en la gruta, y Adán dijo a Eva, "Mira, hemos pedido los alimentos a Elohim, y Él nos lo dio. Vayamos ahora y pidamos que también nos de un poco de agua” 2 Entonces se levantaron, y se dirigieron a la orilla del arroyo de agua, que estaba en la frontera sur del jardín, en el que se habían tirado antes. Y fue a la orilla, y oró a Elohim para que les mande a beber del agua. 3 Entonces la Palabra de Elohim vino a Adán, y le dijo: "¡Oh Adán, su cuerpo se ha convertido en un cuerpo brutal, y necesita agua para beber. Toma del agua y bebe y luego alaba y da gracias” 4 Adán y Eva se trasladaron hasta al arroyo y bebieron de ella, hasta que su cuerpo se sintió refrescado. Después de haber bebido, alabaron a Elohim, y luego regresaron a su cueva, como era ya su antigua costumbre. Esto sucedió al final de los ochenta y tres días. 5 Luego, en los ochenta y cuarto día, se llevaron los dos higos y los colgaron en la cueva, junto con las hojas, y era para ellos un signo y una bendición de Elohim. Y los pusieron allí para que si

sus descendientes llegaran allí, vieran las cosas maravillosas que Elohim había hecho para ellos. 6 Entonces Adán y Eva estando de nuevo fuera de la cueva, pidieron a Elohim que les muestre algo de comida con la que podría nutrir su cuerpo. 7 Entonces la Palabra de Elohim se acercó y les dijo: "¡Oh Adán, vayan hasta el oeste de la cueva, hasta llegar a una zona oscura de la tierra, y allí encontrarán alimentos." 8 Y Adán obedeció a la Palabra de Elohim, y tomó a Eva, y bajaron a la tierra oscura, y allí encontraron trigo * creciente y maduro, e higos para comer, y Adán se alegró por ello. 9 Entonces la Palabra de Elohim vino de nuevo a Adán, y le dijo: "Toma una parte de este trigo y hagan con el algunos panes para que nutran sus cuerpos. Y dio Elohim sabiduría al corazón de ellos para que elaboraran con el maíz, los panes. 10 Adán sacó el trigo hasta quedar débil y cansado, luego regresó a la cueva muy regocijado con lo que había aprendido con el trigo para lograr hacer pan. * En este libro, los términos «maíz» y «trigo» se emplean indistintamente. La referencia es, posiblemente, que sirve para indicar un tipo de grano parecido a la antigüedad egipcia El maíz también conocido como Durra. Durra es un trigo-como cereal de grano cultivado con frecuencia en regiones áridas como Egipto. Capítulo LXVII Satanás intenta llevar por mal camino a Adán y a Eva 1 Cuando Adán y Eva bajaron a la tierra del barro negro y llegaron cerca del trigo, que Elohim les había mostrado y vieron que estaba maduro y listo para cosechar, lo empezaron arrancar con la mano, pues no tenían una hoz con que hacerlo, y así lo hicieron hasta que acabaron ded tomar lo que necesitaban. 2 Luego de haber apilado en un montón, estaban tan cansados que desfallecían por el calor y por la sed que tenían y fueron y se recostaron a la sombra de un árbol, donde la brisa fresca los relajó hasta quedar dormidos. 3 Pero Satanás vio lo que Adán y Eva había hecho. Y llamó a sus anfitriones, y les dijo: "Puesto que Elohim ha mostrado a Adán y a Eva todo acerca de este trigo, que les sirve para fortalecer sus cuerpos, nosotros vamos a hacerles el trabajo mas difícil, ellos han hecho una pila de trigo y estando cansados por el trabajo duro, se han quedado dormidos, vengan, vamos a incendiar el maíz para que se queme todo y vaciemos por tierra esa botella de agua que tienen para que no tengan con que calmar su sed y así mueran por hambre y por sed 4 Entonces, cuando despierten de su sueño, y traten de regresar a la cueva, vamos a llegar a ellos en el camino, y los llevaremos por otro camino distinto; a fin de que mueran de hambre y sed; y así tal vez logremos que nieguen a Elohim y El los destruya; así nos vamos a deshacer de ellos " 5 Entonces Satanás y sus anfitriones prenden fuego al trigo y lo quemaron. 6 Pero cuando Adán y Eva sintieron el calor del fuego, se despertaron y vieron que su trigo estaba quemándose y que la botella de agua estaba derramada por el suelo, 7 Y lloraron y se dirigieron de nuevo a la cueva.

8 Pero a medida que se iban hasta por debajo de la montaña, Satanás y sus anfitriones se reunieron en forma de ángeles, alabando a Elohim. 9 Entonces Satanás dijo a Adán, "Adán, ¿por qué estás tan dolido con el hambre y las sed?, me parece que Satanás les ha quemado el trigo” y Adán responde: “Si” 10 De nuevo Satanás dijo a Adán, "Vuelve con nosotros, somos ángeles de Elohim. Elohim nos ha enviado a ustedes, para que les mostremos otro campo de maíz, mucho mejor que este y también una fuente de agua muy buena, con muchos árboles, mucho mejor que el Satanás ha consumido” 11 Adán pensando que era cierto y que realmente eran ángeles de Elohim, los siguió 12 Entonces siguió a Satanás por el mal camino, durante ocho días, hasta que fatigado, hambrientos y sedientos cayeron a tierra como muertos, y luego Satanás huyó con sus anfitriones. Capítulo LXVIII Adán y Eva establecen la costumbre de culto a Elohim. 1 Entonces Elohim miró a Adán y a Eva, y vio como Satanás los había engañado hasta el punto de casi matarlos. 2 Y envió su Palabra, y levantó a Adán y a Eva de su estado de muerte. 3 Luego, Adán, cuando estuvo ya de pie, dijo, Oh Elohim, ¿Por qué nos haces perecer, enviando tus ángeles para que quemen el trigo y viertan el cubo de agua?, si esto es de ti, quítanos el alma pero no nos castigues 4 Entonces Elohim dijo a Adán: "Yo no he mandado a quemar el trigo y no he hecho verter el cubo de agua y no he enviado a mis ángeles para que te desvíen del camino. 5 Fue Satanás, su maestro, el que lo hizo; él, a quien ustedes se han sometido y por quien dejaron mi mandamiento; él es quien ha quemado el maíz y derramado el agua y los ha llevado en un camino equivocado; y todas las promesas que les ha hecho, son solo un truco, un engaño y una mentira. 6 Pero ahora, oh Adán, yo haré buenas obras para ustedes” 7 Y Elohim le dijo a sus ángeles que tomaran a Adán y a Eva, y los llevaran al campo de trigo y que lo encuentren como era antes y también el cubo, lleno del agua. 8 Y allí vio un árbol, y encontraron en ella maná sólido, lleno por el poder de Elohim. Y los ángeles les mandaron que comiesen del maná, por cuanto estaban hambrientos. 9 Y Elohim amonestó a Satanás y lo maldijo, prohibiéndole venir nuevamente al campo y destruirlo. 10 Entonces Adán y Eva tomaron del maíz, e hicieron con ella una ofrenda, en la montaña, donde habían hecho su primera ofrenda de sangre. 11 Y ellos ofrecieron esta ofrenda de nuevo en el altar que había construido en un principio. Y se pusieron de pie y oraron, y en súplica, dijeron al Señor: “Oh Señor, cuando estábamos en el jardín, nuestras alabanzas eran como esta ofrenda y nuestra inocencia como el incienso que te

agrada; pero ahora, Oh Señor acepta esta ofrenda de nosotros y no nos prives de tu misericordia” " 12 Entonces Elohim dijo a Adán y a Eva, "Desde el momento que han hecho esta ofrenda y me la han ofrecido, yo he prometido a mí mismo que me haré carne y que cuando baje a la tierra te salvaré y el sacrificio se hará en forma continua en un altar para el perdón y la misericordia, para dar a todos aquellos que participan de el” 13 Y Elohim envió un brillante fuego sobre la ofrenda de Adán y Eva, y la completó con brillo, la gracia y la luz, y el Espíritu Santo descendió sobre la ofrenda. 14 Entonces Elohim mandó un ángel a tomar fuego, con pinzas, como si fuera una cuchara, y con ella tomó de la ofrenda y se la llevó a Adán y a Eva; así lo hizo el ángel, tal como Elohim se lo había mandado. 15 Y cuando recibieron de la ofrenda, las almas de Adán y Eva se iluminaron, y sus corazones estaban llenos de gozo y alegría y de las alabanzas de Elohim. 16 Y Elohim dijo a Adán: "Esta será una costumbre, y cuando la aflicción y el dolor venga sobre ustedes, háganlo. Pero su liberación y su entrada al jardín, no será hasta que se cumplan los días ya acordados entre ustedes y yo, y si no fuere así, yo por mi misericordia y mi piedad sobre ustedes, haría que regresen al jardín, debido a la ofrenda que acaban de hacer en mi nombre” 17 Adán, al escuchar esto del mismo Elohim, se regocijó, y él y Eva adoraron ante el altar, al que cedieron, y luego volvieron a la Cueva de los Tesoros. 18 Y esto tuvo lugar al final del duodécimo día después del octogésimo día, a partir del momento que Adán y Eva salieron del jardín. 19 Y se pasaron de pie toda la noche hasta la mañana rezando, y luego salieron de la cueva. 20 Entonces dijo Adán a Eva, con alegría de corazón, porque la ofrenda que habían hecho a Elohim, había sido aceptada; “ Vamos a hacer esto tres veces a la semana, el día miércoles, que es el cuarto de la semana, entre el Viernes y el Sábado y el día Domingo, todos los días de nuestra vida” 21 Y por el acuerdo que Adán y Eva tomaron entre sí, Elohim se sintió complacido. 22 Después de esto, vino la Palabra de Elohim a Adán, y dijo: "¡Oh Adán, estos días que han determinado para las ofrendas, son los día que vienen sufrimientos sobre mi, cuando esté el la carne, el día Miércoles y el día de la preparación para el Viernes. 23 Pero en cuanto al primer día, es el día en que he creado todas las cosas, y he puesto los cielos. Y una vez más, a través de mi, voy a crear alegría y criaré en alto a todos los que creen en Mi, Oh Adán, ofrece esta ofrenda todos los día de tu vida” 24 Entonces Elohim retira Su Palabra de Adán. 25 Y Adán siguió ofreciendo la ofrenda, cada semana, tres veces, hasta el final de siete semanas. Y el primer día, que es el quincuagésimo, Adán hizo una ofrenda como él estaba acostumbrado, y él y Eva llegaron al altar ante Elohim, como Él les había enseñado.

Capítulo LXIX Duodécima aparición de Satanás a Adán y a Eva. 1 Entonces Satanás, que odia a todos los buenos, envidió a Adán por su ofrenda, puesto que a través de ella halló el favor de Elohim, y se apresuró y tomó una fuerte piedra entra las piedras de hierro fuerte, y tomando la forma de un hombre se puso entre Adán y Eva. 2 Adán fue entonces para hacer su ofrenda sobre el altar y comenzó a orar levantando sus manos ante Elohim 3 Entonces Satanás se apresuró y con la fuerte piedra de fierro que tenía golpeó el lado derecho de Adán, perforándolo, del cual fluía sangre y agua, entonces Adán cayó sobre el altar como un cadáver, y Satanás huyó. 4 Luego vino Eva y tomó a Adán y lo puso debajo del altar y se quedó junto a él, llorando, mientras la sangre de Adán fluía al lado de la ofrenda. 5 Y Elohim miró que Adán moría y envió con su palabra que se pusiese de pie y termine de entregar su ofrenda porque no tiene deficiencia y es de sumo valor. 6 Elohim dijo además a Adán: “Así también me va a suceder cuando baje a la tierra, cuando sea traspasado, pues de mi costado va a salir sangre y agua siendo mi cuerpo ejecutado y ofrecido sobre el altar como la ofrenda perfecta y verdadera. " 7 Entonces Elohim mandó a Adán terminar su ofrenda, y cuando había terminado, le rindieron culto a Elohim y le alabaron por las señales que les había mostrado. 8 Y Elohim curó a Adán en un día, el final de las siete semanas, y que es el quincuagésimo día. 9 Entonces Adán y Eva regresaron de la montaña, y entraron en la Cueva de los Tesoros, tal y como estaban acostumbrados a hacer. Con esto eran ya ciento cuarenta días en que Adán y Eva habían salido del jardín. 10 Durante esa noche, Adán y Eva estuvieron de pie orando al Señor y cuando era ya de mañana, salieron y bajaron hacia el lado oeste de la cueva, al lugar donde estaba su maíz y allí descansaron bajo la sombra de un árbol, como ya estaban acostumbrados 11 Pero Satanás haciendo uso de su maldad, quería librar una guerra contra Adán a través del matrimonio y una multitud de animales vinieron a su alrededor. Capítulo LXX Decimotercera aparición de Satanás, para engañar a Adán en casarse con Eva. 1 Después de esto, Satanás, que odia a todos los buenos, tomó la forma de un ángel, y con él otros dos, de manera que se parecían a los tres ángeles que había traído a Adán, oro, incienso y mirra. 2 Se presentó ante Adán y Eva mientras estaban recostados bajo la sombra del árbol y los saludó engañosamente con palabras aparentemente justas. 3 Y cuando Adán vio su agradable expresión, y escuchó su dulce voz, se levantó, les dio la bienvenida y los trajo a donde Eva y permanecieron todos juntos; y el corazón de Adán se alegró porque pensó que estos eran los mismos ángeles que les trajeron el oro, el incienso y la mirra. 4 Porque, cuando llegaron a Adán por primera vez, trajeron con ellos paz y alegría y también las tres señales, por esto es que Adán creyó que con esta segunda vez traerían otras señales para regocijarse; pero él no sabía, que era Satanás y los recibió con alegría

5 Luego, Satanás, el más alto de ellos, dijo: "Regocíjense, oh Adán, y alégrense, Miren, Elohim nos ha enviado para decirte algo. 6 Y dijo Adán, "¿Qué es?" Entonces Satanás respondió: "Es una cosa simple, sin embargo, es la Palabra de Elohim, que aceptes lo que te digamos y lo hagas, Pero si no lo aceptas, vamos a volver a Elohim, y le diremos que no quisiste obedecer a su mandato.” 7 Y Satanás le dijo a Adán de nuevo, "No tengas miedo y no tiembles, ya nos conoces" 8 Y Adán dijo: "Yo no los conozco" 9 Entonces el Satan le dijo: "Yo soy el ángel que te trajo el oro, y te llevé a la cueva, este otro ángel es el que te trajo incienso, y ese tercer ángel, es el que te trajo la mirra, cuando estabas en la cima de la montaña, y que los llevé a la cueva. 10 Pero en cuanto a los otros ángeles, que aparecieron en la cueva, Elohim no los ha enviado con nosotros en este momento, porque él nos dijo, 'Ustedes serán suficientes " 11 Así que cuando Adán escuchó estas palabras, a su juicio pensó que estos ángeles hablaban la palabra de Elohim, por lo tanto podrían disfrutar. 12 Y el Satan le dijo: "Jura, y te prometo que recibirás." 13 Y Adán dijo: "No sé cómo juran y prometer". 14 Y el Satan le dijo: "Mantén tu parte, y ponla dentro de mi mano." 15 Entonces Adán se celebró en su mano, y la puso en manos de Satanás, cuando Satanás le dijo: "Repite, ahora - Tan cierto como que Elohim es vida, es la razón y por su palabra creó las estrellas en los cielos y estableció el terreno seco sobre las aguas y me ha creado fuera de los cuatro elementos* y del polvo de la tierra, digo que no romperé mi promesa, ni renunciaré a mi palabra” 16 Y Adán juró así. 17 Entonces el Satan le dijo: "Mira, ahora es ya un buen tiempo desde que salieron del jardín, y no sabes nada sobre la maldad. Pero ahora Elohim te dice que poseas a Eva, puesto que ella salió de tu costado, y debes unirte a ella y tener hijos, para su comodidad y para evitar problemas y dolor, mas esto en realidad no es difícil para ti, ni debe causarte escándalo” * Véase la nota anterior en el capítulo XXXIV en relación con el «cuatro elementos». Capítulo LXXI Adán está preocupado por la idea de unirse a Eva. 1 Sin embargo, cuando Adán escuchó estas palabras de Satanás, se sintió apesadumbrado debido al juramento que hizo y de su problema y dijo: ¿Puedo yo cometer adulterio con mi propia carne y mis propios huesos y pecaré contra mí mismo para destruirme y así Elohim me eche de la faz de la tierra? 2 Si en un primer momento, que comí del árbol, él me sacó del jardín y me trajo a esta tierra, privándome de mi naturaleza brillante y trajo la muerte sobre mí; entonces al hacer esto, El me cortará de la tierra y me enviará al sheol y me llenará de plagas por mucho tiempo. 3 Pero Elohim nunca nos ha hablado de estas palabras que ustedes nos han dicho, pues ustedes no son ángeles de Elohim y él no los ha enviado; ustedes son demonios y han bajado y presentado

delante de nosotros con una falsa apariencia. ¡Lejos de aquí, malditos de Elohim! 4 Entonces los demonios huyeron de delante de Adán. Y él y Eva se levantaron y regresaron a la Cueva de los Tesoros, y entraron en ella. 5 Entonces dijo Adán a Eva, "Viste lo que hice, no se lo digas a nadie,. Porque yo he pecado contra Elohim en juramento, tomando su nombre y en puesto mi mano otra vez más con Satanás”. Eva, entonces celebró su paz, como le dijo Adán. 6 Luego Adán se levantó, y levantó sus manos ante Elohim y avergonzado y deprimido y con lágrimas le pidió perdón por lo que había hecho. Y así se mantuvo Adán, de pie, orando durante cuarenta días y cuarenta noches y no comía, ni bebía hasta que su cuerpo agotándose cayó al suelo por el hambre y la sed. 7 Entonces Elohim enviando Su Palabra a Adán, hizo que se levantara y le dijo: ¡Oh Adán! ¿Por qué haz jurado por mi nombre y haz hecho este acuerdo con Satanás por segunda vez? 8 Y Adán lloró y dijo: “Oh mi Elohim, perdóname, fue un acto involuntario, pues creí que eran ángeles tuyos” 9 Y Elohim perdonó a Adán, diciéndole, "Tengan cuidado de Satanás." 10 Y retiró Su Palabra de Adán. 11 Entonces el corazón de Adán fue confortado, y tomando a Eva, salieron de la cueva, para preparar algo de comida para sus cuerpos. 12 Y a partir de ese día, Adán luchaba en su mente acerca del unirse a Eva y temía hacerlo, pues no quería que Elohim se enoje con él. 13 Adán y Eva fueron al río de agua, y se sentaron en el banco, como la gente hace cuando disfrutan del momento. 14 Y Satanás se puso celoso de ellos, y pensó un nuevo plan para destruirlos. Capítulo LXXII Satanás aparece como doncellas hermosas. 1 Entonces Satanás, y diez de sus anfitriones, se transformaron en doncellas; que por gracia eran diferentes a los demás del mundo. 2 Vinieron hasta del río en presencia de Adán y Eva, y ellos se dijeron entre sí: "Ven, vamos a ver las caras de Adán y Eva, que son de los hombres sobre la tierra. Bellos como son y tan diferentes al aspecto de nuestras propias caras. Luego vinieron a Adán y Eva, y saludándolos les hacán estas preguntas. 3 Adán y Eva mirándolos, también, se preguntaban por su belleza, y dijeron: "¿Existe, entonces, así como nosotros, otro mundo con criaturas tan hermosas como ustedes? 4 Y las doncellas dijeron a Adán y a Eva, "Sí, de hecho, somos una abundante creación." 5 Luego Adán les dijo: "Pero, ¿cómo se multiplican?" 6 Y ellos le contestaron: "tenemos maridos que se han unido a nosotras y tenemos niños, que crecen y que a su vez se unen entre sí y vamos aumentando en número; pero creemos Adán, que no nos creen, les mostraremos a nuestros maridos e hijos.” 7 Entonces ellos gritaron al otro lado del río, como si estuvieran llamando a sus maridos y sus hijos, y vinieron desde el río, los hombres y los niños, y todos los hombres llegaron a su esposa, sus hijos estaban con ellos. 8 Y cuando Adán y Eva vieron a todos ellos, quedaron mudos, solo pensando dentro de sí

mismos. 9 Luego dijeron a Adán y a Eva, "Vean a todos nuestros maridos y nuestros hijos, Adán tú debes unirte a Eva, como ya nosotros lo hemos hecho y así tendrán niños, como nosotros tenemos.” Esto era tan solo un plan malévolo de Satanás para engañar a Adán. 10 Satanás también pensaba dentro de sí mismo, "Si Elohim mandó a Adán primero que no comiese del fruto del árbol porque si no moriría sin embargo Adán comió y Elohim no lo mató, sino que solamente decretó su muerte y las plagas y los juicios, hasta el día que salga de su cuerpo, 11 ahora, entonces, si cae en el engaño, haciéndome caso otra vez y se une a Eva sin el permiso de Elohim, entonces Elohim lo matará definitivamente.” 12 Por lo tanto, Satanás trabajó duro por esta aparición ante Adán y Eva, porque él quería matarlo, y hacer que desapareciera de la faz de la tierra. 13 Mientras tanto el fuego del pecado entró en Adán, y él pensó en cometerlo. Pero él mismo se sujetó, temiendo que si él seguía este consejo de Satanás, Elohim lo mataría. 14 Entonces Adán y Eva se levantaron, y oraron a Elohim, mientras que Satanás y sus anfitriones cayeron en el río, en presencia de Adán y Eva; y les dejaron regresando a su propio mundo. 15 Entonces Adán y Eva volvieron a la Cueva de los Tesoros, y como estaba ya cerca la noche, llegaron como era su costumbre, a tiempo. 16 Y los dos se levantaron y oraron a Elohim esa noche. Adán se mantuvo de pie en oración, aún sin saber cómo orar, por la razón de los pensamientos que en su corazón estaban acerca de su unión con Eva, y continuó hasta mañana. 17 Y cuando la luz surgió, dijo Adán a Eva, "Levántate, vamos a ir por debajo de la montaña, a donde nos dieron el oro, y vamos a pedir al Señor en relación con esta cuestión." 18 Luego Eva dijo: "¿Qué asunto es ese, Adán?" 19 Y él respondió a ella, "Eso, de pedirle a Elohim que me permita unirme a ti, porque no lo voy a hacer sin su permiso, o si no él nos hará perecer, a ti y a mí. Los demonios, con sus apariciones pecaminosas, han fijado en mi corazón el fuego del pecado 20 Entonces dijo Eva a Adán, "¿Por qué es necesario que vayamos abajo de la montaña? ¡Levantémonos en oración aquí mismo en la cueva y Elohim nos dirá si nos es permitido esto que pedimos o no! " 21 Adán, entonces se levantó en oración y dijo: "Oh Elohim, tu sabes que hemos transgredido en contra tuya, y desde el momento que transgredimos fuimos despojados de nuestra brillante apariencia y nuestro cuerpo se volvió en brutal, requiriendo de alimento y bebida, como el animal desea.. 22 Venimos ante ti, oh Elohim, porque no queremos hacer nada sin tu permiso, porque tenemos temor de ti, de que nos vayas a destruir, porque si hacemos sin tu permiso lo que Satanás nos dijo, tu nos harás perecer; 23 por eso, entonces Señor, toma nuestras almas de nosotros, y haznos libres de esta animal lujuria. Y si no, sepáranos el uno del otro, para estar lejos de los demás 24 Por otra parte, Oh Elohim, si nos separas el uno del otro, los demonios nos van a engañar con sus apariciones que se asemejan a nosotros, y destruirán nuestros corazones y nuestros pensamientos queriendo ir a donde los demás. Sin embargo, si cada uno de nosotros no vamos hacia los demás, los demonios vendrán a nosotros en apariciones según nuestra semejanza y nos

tentarán constantemente. Aquí Adán terminó su oración. Capítulo LXXIII El matrimonio de Adán y Eva. 1 Y Elohim consideró las palabras de Adán y vió que era cierto lo que pasaría por aceptar el consejo de Satanás. 2 Y Elohim aprobó ,o que Adán había pensado sobre este asunto y la oración que había ofrecido en su presencia y su palabra vino y le dijo: “¡Oh Adán, si hubieses tenido esta misma precaución antes de que salieras del jardín 3 Después de eso, Elohim envió a su ángel, el que había traído el oro, y al ángel que había traído incienso, y al ángel que había traído la mirra a Adán, a que le informen respecto a su matrimonio con Eva. 4 Entonces los ángeles dijeron a Adán, "Toma el oro y dáselo a Eva como un regalo de bodas, y la promesa de casarte con ella, entonces, dale como regalo algo de incienso y de mirra, como muestra que ambos serán una sola carne” 5 Adán obedeció a los ángeles, y tomó el oro y lo puso en la víspera en el seno de su vestido, y prometió casarse con ella tomándola de la mano. 6 Entonces los ángeles mandaron a Adán y a Eva a levantarse y a orar cuarenta días y cuarenta noches; y pasados los día fijados, recién Adán podrá estar con su esposa; para que desde ese momento, tal acto matrimonial sería un acto puro y sin mansilla, para así tener hijos y se multiplicarse sobre la faz de la tierra. 7 Luego, que Adán y Eva recibieron las palabras de los ángeles y los ángeles se apartaron de ellos. 8 Entonces Adán y Eva comenzaron a orar, y continuaron así hasta finales de los cuarenta días, y entonces fueron y estuvieron juntos, como los ángeles les habían dicho. Y desde el momento en que Adán, salió del jardín hasta que se unió a Eva, eran ya doscientos y veinte y tres días, que son siete meses y trece días. 9 Así fue derrotada la guerra que Satanás tuvo contra Adán. Capítulo LXXIV El nacimiento de Caín y Luluva. 1 Y les tocó vivir en la tierra de trabajo con el fin de mantener sus cuerpos en buen estado de salud, y que continuó hasta los nueve meses de embarazo de Eva, y el tiempo se acercaba cuando ella debería dar a luz. 2 Luego dijo a Adán, "Las señales nos indican que esta cueva desde que salimos del jardín es un lugar puro y estaremos orando aquí, de nuevo, por algún tiempo. No es conveniente que de a luz en este lugar, vayamos a la cúpula de roca que Elohim nos hizo de refugio, librándolos de la mala intención de Satanás de matarnos con una gran piedra. 3 Adán luego tomó a Eva de la cueva y cuando llegó el momento de dar a luz, ella se asustó t mucho. Y Adán sintió mucha compasión, y estaba muy preocupado por ella porque creía que

estaba cerca de la muerte y las palabras de Elohim, sobre su fin, se estaban cumpliendo: "Con sufrimiento tendrá a sus hijos y con dolor los dará a luz” 4 Pero cuando Adán vio el peligro en que Eva estaba, se levantó y oró a Elohim, y dijo: "Oh Señor, mírame con ojos de compasión y de misericordia y libérame de esta angustia” 5 Y Elohim miró a su sierva Eva, y en su entrega, dio a luz a su primer hijo, y con él una hija. 6 Y se regocijó a Adán en Eva y agradeció por la liberación del dolor y también por los hijos nacidos. Adán y Eva rindieron culto en la cueva, hasta el final de ocho días, y a su hijo llamó Caín y a la hija Luluva. 7 Y el significado de Caín es "odio", porque odiaba a su hermana en el vientre materno, antes de que naciera. Por lo eso Adán lo nombró Caín. 8 Pero Luluva significa "hermoso," porque era más hermosa que su madre. 9 Entonces Adán y Eva esperaron hasta que Caín y su hermana tuvieran cuarenta días de nacidos, entonces Adán dijo a Eva, "Vamos a hacer una ofrenda y ofrecerla en nombre de los niños." 10 Y Eva dijo: "Vamos a hacer una ofrenda para el primer hijo nacido y luego vamos a hacer otra por la hija." Capítulo LXXV La familia vuelve a la Cueva de Tesoros. Nacimiento de Abel y Aklia. 1 Entonces Adán preparó una ofrenda, y él y Eva las ofrecen para sus hijos, y lo llevaron al altar que habían construido en un principio. 2 Y Adán ofreció la ofrenda, y pidió a Elohim que la aceptase. 3 Entonces Elohim aceptó la ofrenda de Adán, y envió una luz del cielo que consumió la ofrenda. Adán y el niño se acercaron a la ofrenda, pero Eva y la niña no se acercaron a ella. 4 Adán, luego de haber entregado la ofrenda, baja del altar con el niño, muy alegre. Luego de cuarenta días, es decir ochenta días, Adán preparó otra ofrenda y llevó a Eva y los niños y subieron al altar y entregaron otra ofrenda, esta vez por la niña y pidió que fuese aceptada. 5 Y el Señor aceptó la ofrenda de Adán y Eva. Entonces Adán, Eva y los niños, se acercaba juntos, y bajaron de la montaña, con gran regocijo. 6 Pero ellos no regresaron a la cueva en la que nacieron los niños, sino que llegaron a la cueva de los tesoros, a fin de que los niños fueran bendecidos con todas las señales que fueran traídas del jardín. 7 Sin embargo, después de haber sido bendecidos con estas señales, regresaron a la cueva en la que nacieron. 8 Sin embargo, antes de que Eva habían ofrecido la ofrenda, Adán había tomado a Eva y habían bajado hasta el río, donde se habían tirado la primera vez y se lavaron. Adán lavó su cuerpo y Eva el suyo, luego de haber terminado la angustia por la que habían pasado. 9 Adán y Eva, después de lavarse en el río de agua, cada noche, regresaban a la Cueva de los Tesoros, donde oraban y se bendecían, y luego regresaban a su cueva, donde sus hijos habían nacido. 10 Adán y Eva hicieron esto hasta que los niños fueron sido destetados. Después de que fueron

destetados, Adán hizo una ofrenda para las almas de sus hijos, además de las tres veces cada semana que hacía ofrenda por ellos mismos. 11 Cuando los niños fueron destetados, Eva concibió una vez más, y cuando su embarazo llegó a término, dio a luz a otro hijo e hija. Y ellos fueron llamados Abel, el hijo, y Aklia, la hija. 12 Entonces al final de cuarenta días, Adán hizo una ofrenda para el hijo, y al final de los ochenta días, hizo otra ofrenda para la hija, y fueron tratados, como habían sido tratados Caín y su hermana Luluva. 13 Fueron luego a la Cueva de los Tesoros, donde recibieron sus bendiciones, tras lo cual regresaron a la cueva donde habían nacido. Después de que estos niños nacieron, Eva dejó de tener hijos. Capítulo LXXVI Caín tiene celos de Abel a causa de sus hermanas. 1 Y los niños comenzaron a crecer más fuertes y más altos, pero Caín era duro de corazón, y se pronunció sobre su hermano menor. 2 A menudo, cuando su padre hacía una ofrenda, Caín se quedaba y no iba con ellos, y no ofrecía nada. 3 Pero, en cuanto a Abel, él tenía un corazón manso, y fue obediente a su padre y a su madre. Él se trasladaba con frecuencia a hacer una ofrenda, porque él amaba. Él oró y ayunó mucho. 4 Luego vino esta señal a Abel. Como entraba a la cueva de los tesoros, y vio la barras de oro, el incienso y la mirra, preguntaba a sus padres, Adán y Eva, acerca de ellas, pues quería saber de dónde las habían obtenido. 5 Y Adán le contó todo lo que había caído sobre ellos. Y Abel sintió profundamente en el corazón lo que les había acontecido a sus padres. 6 Por otra parte su padre, Adán, le contó de las obras de Elohim, y del jardín. Después de escuchar todo lo que su padre le contó, Abel se quedó en la cueva de los tesoros durante toda la noche. 7 Y esa noche, mientras estaba orando, Satanás se le apareció bajo la figura de un hombre, que le dijo: "Tu constantemente has ido a hacer las ofrendas con tu padre, has hecho oración y ayuno, por esto, te voy a matar y te quitaré de esta tierra.” 8 Pero Abel oraba mas fervientemente y echó al Satan fuera y no creyó ninguna de las palabras que le había dicho. Luego, cuando era ya de día, un ángel de Elohim se le apareció y le dijo: "No cortes tu ayuno y tu oración, porque son ofrendas a Elohim, mira, el Señor a aceptado tu oración y no tengas miedo a lo que el Satan te dijo anoche, sobre la muerte” Y el ángel se retiró. 9 Entonces, cuando fue de día, Abel llegó a Adán y a Eva, y les dijo de la visión que había visto. Cuando oyeron esto, se angustiaron mucho por él, pero no le dijeron nada sobre esto, sino que sólo lo confortaron. 10 Pero en cuanto a Caín, Satanás también vino a él por la noche y mostrándose a sí mismo le dijo: “Adán y Eva tienen mucho amor por tu hermano, mas que a ti, y le van a dar en matrimonio a tu hermana que es muy bella, porque a él le gusta, pero a ti, te van a dar la hermana fea porque ellos te odian”. 11 Ahora escucha, antes de que lo hagan, te estoy diciendo que debes matar a tu hermano. De esta forma tu hermana quedará para ti, porque quedará sola. "

12 Y el Satan se apartó de él. Pero las palabras que el Satan pronunció se quedaron en el corazón de Caín, y con frecuencia deseaba matar a su hermano. Capítulo LXXVII Caín, de 15 años de edad, y Abel de 12 años, creciendo por separado. 1 Sin embargo, cuando Adán vio que el hermano mayor odiaba a los más jóvenes, él se esforzó para ablandar sus corazones, y dijo a Caín, "¡Oh mi hijo, toma de los frutos de tu siembra y haz una ofrenda a Elohim, porque él puede perdonarte tu maldad y tu pecado. 2 Dijo también a Abel, "Toma algunos frutos de tu siembra y haz una ofrenda y llévalo a Elohim, porque Él puede perdonarles por su maldad y pecado." 3 Entonces Abel obedeció la voz de su padre, y tomó algunos frutos de sus siembra, e hizo una buena ofrenda, y dijo a su padre, Adán, "Ven conmigo y muéstrame la forma de hacer una ofrenda satisfactoria y correcta” 4 Y fueron, Adán y Eva con él, y le mostraron la forma de ofrecer su regalo en el altar. Luego, después de eso, se pusieron de pie y oraron para que Elohim acepte la ofrenda de Abel. 5 Entonces Elohim miró a Abel y aceptó su ofrenda. Y Elohim estaba más contento con Abel que con su ofrenda, debido a su buen corazón y puro cuerpo. Pues no había rastro de engaño en él. 6 Luego vinieron abajo desde el altar, y se dirigieron a la cueva en la que vivían. Pero Abel, por razón de su alegría por haber hecho su ofrenda, la repitió tres veces a la semana, tras el ejemplo de su padre Adán. 7 Pero, Caín, no quería hacer una ofrenda, solo después de que su padre estuvo muy enojado, Caín aceptó y tomó la oveja mas pequeña y la llevó a la ofrenda, pero cuando estaba ofreciéndola sus ojos estaban en la oveja. 8 Por lo cual Elohim no aceptó su ofrenda, porque su corazón estaba lleno de pensamientos asesinos. 9 Y todos ellos vivían juntos en la cueva en la que Eva había dado a luz, hasta que Caín tenía quince años, y Abel doce años. Capítulo LXXVIII Cómo el primer asesinato fue planeado. 1 Entonces dijo Adán a Eva, "He aquí los niños son mayores, tenemos que pensar en darles esposas." 2 Entonces Eva respondió: "¿Cómo podemos hacerlo?" 3 Entonces Adán le dijo, "Abel se unirá a la hermana de Caín en matrimonio, y la hermana de Abel en matrimonio con Caín.” 4 El dijo Eva a Adán, "no me gusta Caín, porque él es duro de corazón, pero deja que ellos se queden con nosotros hasta hacer una ofrenda en el nombre del Señor” 5 Y dijo Adán, no más. 6 Mientras tanto, Satanás vino a Caín en la figura de un hombre del campo, y le dijo: "He aquí Adán y Eva han estado tramando juntos sobre el matrimonio de ustedes dos, y se han puesto de acuerdo en casarte con la hermana de Abel y a él con tu hermana. 7 Porque te quiero, es que te digo estas cosas. Sin embargo , si quieres toma mi consejo y obedéceme y el día de tu boda te voy a poner una muy hermosa túnica, oro, plata en abundancia

y todos mi reino te asistirá” 8 Entonces Caín dijo con alegría, "¿Dónde están tu reino?" 9 Y Satanás respondió: "Mis reino está en un jardín en el norte, donde una vez quise traer a tu padre Adán, pero él no estaba dispuesto a aceptar mi ofrecimiento. 10 Pero, si tu recibes mis palabras y si quieres venir a mí después de tu boda, deberás dejar la miseria en la que estás, y te daré descanso y serás mejor que tu padre Adán ". 11 Con estas palabras de Satanás Caín abrió sus orejas, e inclinó su corazón hacia su discurso. 12 Y Caín no quiso permanecer ya mas en el campo y fue a donde Eva, su madre y la golpeó, maldiciéndola y recriminándole por los planes de dar su hermana en matrimonio a Abel. Y le dijo: ¿Acaso estoy yo muerto para dar mi hermana a Abel? 13 Su madre, sin embargo, trató de tranquilizarlo y lo envió al campo en el que había estado. 14 Entonces, cuando Adán llegó, ella le dijo lo que Caín había hecho. 15 Y Adán se afligió, pero tomó fuerza y no dijo ni una sola palabra. 16 Entonces en la mañana siguiente, Adán dijo a su hijo Caín, "Tomar de tus frutos, los jóvenes y bueno, y los ofrecerás a Elohim, y voy a ir a hablar con tu hermano, para hacer lo mismo” 17 Ambos obedeció a su padre Adán, y tuvieron listas sus ofrendas y las ofrecieron en la montaña donde estaba el altar. 18 Pero Caín se comportaba altivamente con su hermano, y lo empujó, votándolo del altar, y no le permitió ofrecer su regalo en el altar, pero él ofreció su propia ofrenda en él, con un corazón orgulloso, lleno de engaño y de fraude. 19 Pero en cuanto a Abel, construyó un altar con algunas piedras que estaba cerca a su alcance y ofreció su ofrenda con un corazón humilde y libre de engaño. 20 Caín estaba entonces de pie frente al altar en el que había ofrecido su regalo, y gritó a Elohim para aceptar su ofrenda, pero Elohim no la aceptó de él, ni hizo un divino fuego para consumirla. 21 Y se mantuvo de pie sobre el altar dando la espalda, de mal humor y con sentimiento de mezquindad, buscando a su hermano Abel, para ver si Elohim acepta su ofrenda o no. 22 Y Abel oró a Elohim para aceptar su ofrenda. Luego, un fuego divino vino abajo y se consumió su oferta. Y Elohim olió y saboreó lo dulce de su oferta, porque Abel lo amó y se regocijaba en él. 23 Y porque Elohim estaba bien complacido con él, le envió un ángel de la luz en la figura de un hombre, que había participado de su ofrenda, porque Él había olido y saboreado lo dulce de su ofrenda, y lo confortó y fortaleció su corazón. 24 Y Caín estaba observando todo lo que tuvo lugar en la ofrenda de Abel y se enojó mucho. 25 Entonces abrió su boca y blasfemó contra Elohim, porque Él no había aceptado su ofrenda. 26 Y Elohim dijo a Caín, "¿Por qué te ves triste? Es justo, que me permita aceptar su ofrenda. No estamos en contra de ti, más tu has murmurado y estás solo en contra tuya. 27 Elohim hizo este reproche a Caín, y el porque no fue aceptada su ofrenda. 28 Y Caín bajó del altar, y cambió su color y con cara triste bajó a donde sus padres y les contó lo que le había acontecido- Y Adán se entristeció mucho porque Elohim no había aceptado la ofrenda de Caín. 29 Pero Abel bajó con regocijo, y con un corazón agradecido, y le dijo a su padre y a su madre cómo Elohim había aceptado su oferta. Y se regocijaron con él y besaron su rostro.

30 Y Abel dijo a su padre, "Porque Caín me empujó del altar, y no me permitió ofrecer mi regalo en él?, sin embargo he hecho un altar para mí y mi regalo fue ofrecido en él." 31 Pero cuando Adán escuchó esto, se puso muy triste, porque era el altar que había construido inicialmente y en el que había ofrecido todas ofrendas. 32 Y Caín estaba resentido y tan enojado que entró en el campo, donde Satanás vino a él y le dijo: “ tu hermano Abel se ha refugiado con tu padre Adán, porque él fue echado desde el altar, y le han besado su rostro, y se han regocijado con él, mucho más que contigo” 33 Cuando Caín escuchó estas palabras de Satanás, se llenó de ira, y no dejó que nadie lo sepa. Pero él tenía, el deseo de matar a su hermano, hasta que tomándolo en la cueva le dijo: 34 "¡Oh hermano, el país es tan hermoso, y hay esos hermosos árboles tan agradables en él, que forman un paisaje encantador, digno de a ver! Pero hermano, dijo Abel, tu nunca has ido a ese lugar para descansar. 35 Es que, mi hermano, es mi gran deseo que vengas conmigo al campo, para disfrutar y sentirnos bendecidos de nuestros campos y nuestros rebaños, que para ti son justos, y Te quiero mucho, oh mi hermano! Pero tu has hecho que nos enemistáramos.” 36 Y Abel consintió en ir con su hermano Caín al campo. 37 Pero antes de salir, dijo Caín a Abel, "Espérame, voy a traer algo para protegernos de las bestias salvajes. 38 Y Abel estaba esperando inocentemente, cuando Caín le dio la delantera. 39 Y comenzaron, Caín y su hermano Abel, a caminar por el camino; Caín hablaba con él, y él pensaba que Caín había olvidado todo. Capítulo LXXIX Un malvado plan es llevado a una trágica conclusión. 1 Y caminaron hasta que llegaron a un lugar solitario, donde no había nadie, y Abel dijo a Caín, “Oh, mi hermano, estamos cansados de tanto caminar y no vemos ningún árbol, ni frutos, ni flores, ni ovejas, ni nada de lo que me dijiste que veríamos ¿Dónde están las ovejas que dijiste que bendecirían? “ 2 Entonces Caín le dijo: "Ven, y verás muchas cosas bellas muy pronto, pero adelántate, yo te sigo y voy a alcanzarte luego” 3 Y Abel pasó por delante de Caín, y Caín se mantuvo detrás. 4 Y Abel fue caminando inocentemente, sin saber que su hermano lo mataría. 5 Entonces Caín, cuando llegó hasta él, le engañaba con palabras y forma de hablar amable y caminaba un poco hacia atrás de él, entonces tomó impulso y arremetió contra su hermano dándole golpe tras golpe. 6 Y cuando Abel cayó sobre el terreno, viendo que su hermano arremetía contra él para matarlo, le dijo a Caín, "¡Oh, mi hermano, ten piedad de mí. Por los pechos que hemos sido amantados, no me golpees!, por el vientre que nos trajo a este mundo, no me golpees con el bastón hasta morir, si me vas a matar, toma una de estas piedras grandes y mátame directamente” 7 Entonces Caín, duro de corazón, y cruel asesino, tomó una gran piedra, y golpeó a su hermano en la cabeza, hasta que su cerebro salió de ella, y Caín disfrutó el hecho de ver la sangre de su hermano salir de él. 8 Y Caín no se arrepintió de lo que había hecho. 9 Pero la tierra, cuando la sangre del justo Abel cayó sobre ella, temblaba, ya que bebió su

sangre, que fue destruida a causa de Caín. 10 Y la sangre de Abel clamó a Elohim, misteriosamente, para vengarlo de su asesino. 11 Entonces Caín comenzó a excavar en el terreno para ocultar el cuerpo de su hermano, porque le vino gran temor y temblaba, cuando vió a la tierra temblar, sola por su propia cuenta. 12 Luego, al terminar el hoyo, metió el cuerpo de Abel y lo cubrió con polvo, pero la tierra no lo recibió y votó el cuerpo de Abel. 13 Una vez más Caín excavó el terreno y a su hermano escondió en él, pero de nuevo el terreno, arrojó el cuerpo, hasta tres veces el terreno vomitó el cuerpo de Abel. 14 El terreno fangoso lo tiró la primera vez, porque Abel no fue la primera creación, y lo arrojó por segunda vez, no queriéndolo recibir, porque Abel era bueno y justo, y fue asesinado sin motivo; y una tercera vez porque el asesinato tenía un testigo en contra. 15 Y la tierra se burlaba de Caín, hasta que la Palabra de Elohim, vino a él en relación con su hermano. 16 Luego Elohim estaba enojado y disgustado mucho por la muerte de Abel, y Él tronó desde el cielo, y rayos cayeron antes que él, y la Palabra del Señor Elohim de los cielos vino a Caín, y le dijo: "¿Dónde está tu hermano Abel? " 17 Entonces Caín respondió con una voz áspera y orgullosa y con un corazón "¿Cómo, oh Elohim? ¿Soy acaso guardián de mi hermano?” 18 Y dijo Elohim a Caín, "Maldita la tierra que bebió la sangre de tu hermano Abel, y para ti, siempre será temblor y agitación, y esto será una marca sobre ti a fin de que considere quien desee matarte." 19 Y Caín lloró porque Elohim había dicho esas palabras, y dijo: "Oh Elohim, cualquiera que considere matarme, lo hará y seré borrado de la faz de la tierra” 20 Y dijo Elohim a Caín, "Quienquiera que considera matarte, no lo hará, porque antes que esto, yo voy a dar siete castigos al que tal cosa hiciere”. Porque cuando Elohim preguntó a Caín ¿Dónde está tu hermano?, en su gran misericordia buscaba que Caín se arrepintiera. 21 Y si Caín se hubiera arrepentido en ese momento diciendo “Oh mi Elohim, perdona mi pecado, por asesinar a mi hermano”, Elohim le hubiera perdonado su pecado. 22 Y como Elohim dijo a Caín: "Maldito el terreno que ha bebido la sangre de tu hermano" y que además muestra su misericordia para con Caín, pues Caín no fue maldecido, pero si el terreno que bebió su sangre, siendo que el terreno no cometió el asesinato, sino el malvado fue el que lo cometió. 23 Y es apropiado que la maldición caiga sobre el asesino, pero la misericordia de Elohim hizo que la maldición cayera al terreno y no a Caín. 24 Y él le dijo: "¿Dónde está tu hermano?" A lo que él respondió y dijo: "no sé". Entonces el Creador le dijo: "Seas siempre angustiado y temblando". 25 Entonces Caín temblaba y se llenó de terror y a través de esta señal, Elohim hizo de él un ejemplo ante toda la creación de que pasa al asesino de su hermano. Elohim también hizo venir sobre Caín temblor y terror quitándole la paz, para que recordando la paz y alegría pasadas,

pueda arrepentirse de su pecado humildemente y encontrar la paz del principio. 26 Y en la palabra que Elohim dijo: "Voy a poner siete castigos a todo aquel que mata a Caín," Elohim no estaba tratando de matar a Caín con la espada, pero Él trató de hacerle morir a través del ayuno, del llanto y de la oración, para que de una forma difícil sienta su pecado. 27 Y los siete castigos son las siete generaciones durante las cuales Elohim espera que Caín sienta por el asesinato de su hermano. 28 Pero, Caín, desde que asesinó a su hermano, no pudo encontrar ningún descanso en cualquier lugar, pero volvió a Adán y Eva, temblando, aterrorizado, y manchado con sangre. .El

Segundo Libro de Adam (Adán) y Java(Eva) Capítulo 1 La familia lamenta: Qáyin (Caín) toma a Luluva y se mudan. 1.Cuando Luluva oyó las palabras de Qáyin (Caín), ella lloró y se fue a llamar a su padre y madre, y les contó cómo fue que Qáyin(Caín) había matado a su hermano Jével (Abel). 2.Entonces ellos todos lamentaron y levantaron sus voces, y pegaban sus caras, y tiraron polvo sobre sus cabezas, y rasgaban sus ropas, y salieron y vinieron al lugar adonde Jével (Abel) fue asesinado. 3.Y ellos le encontraron acostado sobre la tierra, muerto, y bestias alrededor de él, mientras ellos lloraron y clamaron por este justo. Desde su cuerpo, por motivo de su pureza, salía el olor de especies dulces. 4.Y Adam (Adán) le llevó, sus lágrimas corriendo por su cara; y se fue a la Cueva de Tesoros, donde él le acostó, y le arropó con especies dulces y mirra. 5.Y Adam (Adán) y Java(Eva) continuaron al lado de su entierro en gran luto ciento cuarenta días. Jével (Abel) tenía quince años y medio de edad, y Qáyin (Caín) diecisiete años y medio. 6.Acerca de Qáyin (Caín), cuando el luto por su hermano se había acabado, él tomó su hermana Luluva y vino a ella, sin permiso de su padre y madre; porque ellos no podían protegerle a ella de él, por motivo de su corazón pesado. 7.Él entonces bajó a la base de la montaña, lejos del jardín, cerca al lugar adonde él había matado a su hermano. 8.Y en ese lugar había muchos árboles de frutas y árboles de bosque. Su hermana le parió hijos, quienes en su turno comenzaron multiplicarse por grados hasta que ellos llenaron ese lugar. 9.Pero acerca de Adam (Adán) y Java(Eva), ellos no se vinieron juntos luego del funeral de Jével (Abel), por siete años. Pero luego de esto, Java(Eva) concibió; y cuando ella estaba embarazada, Adam (Adán) le dijo a ella, “Ven, tomemos una ofrenda y ofrezcámoslo a Yehováh (YHVH), y pidámosle a Él que nos dé un niño lindo, en quién nosotros pudiésemos hallar conforte, y quien pudiésemos unir en matrimonio a la hermana de Jével (Abel).” 10.Entonces ellos prepararon una ofrenda y lo trajeron al altar, y la ofrecieron ante Yehováh (YHVH), y comenzaron a rogarle a Él que acepte su ofrenda, y que les dé una buena

descendencia. 11.Y Yehováh oyó Adam (Adán) y aceptó su ofrenda. Entonces ellos adoraron, Adam (Adán), Java(Eva), y su hija, y bajaron a la Cueva de Tesoros y pusieron una lámpara en ella, que queme de noche y de día, ante el cuerpo de Jével (Abel). 12.Entonces Adam (Adán) y Java(Eva) siguieron ayunando y orando hasta que vino el momento de Java(Eva) que ella debiese dar luz, cuando ella dijo a Adam (Adán), “Yo deseo ir a la cueva en la roca, para parir en ella.” 13.Y él dijo, “Anda, y toma contigo tu hija que te atienda; pero yo me quedaré en esta Cueva de Tesoros ante el cuerpo de mi hijo Jével (Abel).” 14. Entonces Java(Eva) hizo caso a Adam (Adán), y se fue, ella y su hija. Pero Adam (Adán) se quedó solo en la Cueva de Tesoros. Capítulo 2 Un tercer hijo nace a Adam (Adán) y Java(Eva). 1.Y Java(Eva) produjo un hijo que era perfectamente hermoso en figura y de cara. Su belleza era como la de su padre Adam (Adán), pero aún más lindo. 2.Entonces Java(Eva) fue confortada cuando ella le vio, y quedó ocho días en la cueva, entonces ella envió su hija a Adam (Adán) para decirle que venga y vea al niño y que le nombre a él. Pero la hija quedó en su lugar al lado del cuerpo de su hermano, hasta que regresó Adam (Adan). Así hizo ella. 3.Pero cuando vino Adam (Adán) y vio la apariencia linda del niño, su hermosura, su figura perfecta, él se regocijó por él, y fue confortado por Jével (Abel). Entonces él nombró el niño Shëth (Set), lo cual significa, “Que el Poderoso ha oído mi oración, y me ha liberado de mi aflicción.” Pero también significa “poder y fuerza.” 4.Entonces luego que Adam (Adán) había nombrado al niño, él regresó a la Cueva de Tesoros; y su hija regresó devuelta a su madre. 5.Pero Java(Eva) continuó en la cueva, hasta que se cumplieron cuarenta días, cuando ella vino a Adam (Adán), y ella trajo con ella al niño y su hija. 6.Y ellos vinieron al río de agua, adonde Adam (Adán) y su hija se lavaron, debido a su tristeza por Jével (Abel); pero Java(Eva) y el bebé se lavaron para purificación. 7.Entonces ellos regresaron, y tomaron una ofrenda, y subieron a la montaña y la ofrecieron, por el bebé, y Yehováh (YHVH) aceptó su ofrenda, y envió Su bendición sobre ellos, y sobre su hijo Shëth (Set); y ellos regresaron a la Cueva de Tesoros. 8.Acerca de Adam (Adán), él no conoció otra vez a su mujer Java(Eva), todos los días de su vida, ni tampoco nació de ellos ninguno más, sino solo esos cinco, Qáyin (Caín), Luluva, Jével (Abel), Aklia, y Shëth (Set) solamente. 9.Y Shëth (Set) creció en estatura y en fuerza, y comenzó a ayunar y orar, fervientemente. Capítulo 3 Sâţâ´n (Satanás) aparece como una mujer hermosa tentándole a Adam (Adán), diciéndole que él es todavía un joven. “Pasa tu juventud en alegría y placer.” (12) Las formas distintas que toma Sâţâ´n (Satanás) (15). 1.Acerca de nuestro padre Adam (Adán), al final de siete años del día que él se había separado de

su mujer Java(Eva), Sâţâ´n (Satanás) le envidió, cuando él le vio así separado de ella; y peleó para hacerle vivir con ella otra vez. 2.Entonces se levantó Adam (Adán) y subió arriba de la Cueva de Tesoros; y continuó durmiendo ahí noche tras noche. Pero tan pronto que era luz cada día, él bajaba a la cueva, para orar ahí y para recibir una bendición de ella. 3.Pero cuando era anochecer él subía al techo de la cueva, adonde él dormía solo, por temor que le venciese Sâţâ´n (Satanás). Y él siguió así aparte treinta y nueve días. 4.Entonces Sâţâ´n (Satanás), el que odia todo el bien, cuando él vio a Adam (Adán) así solo, ayunando y orando, le apareció a él en la forma de una mujer hermosa, quien vino y se paró ante él en la noche del día cuarenta, y le dijo a él: 5. “O Adam (Adán), desde el momento que ustedes han habitado en esta cueva, nosotros hemos experimentado gran paz de ti, y tus oraciones nos ha llegado, y hemos sido confortados acerca de ti. 6.“Pero ahora, O Adam (Adán), que tú te has trepado sobre el techo de la cueva para dormir, nosotros hemos tenido nuestras dudas acerca de ti, y gran tristeza nos ha venido encima de nosotros por causa de tu separación de Java(Eva). Entonces otra vez, cuando tú estás sobre el techo de esta cueva, tu oración se derrama, pero tu corazón vacila de lado a lado. 7.Pero cuando tú estabas en la cueva tu oración era como fuego concentrado; bajaba a nosotros, y tú encontraste descanso. 8.Entonces yo también me afligí por tus hijos que están separados de ti; y mi tristeza es grande acerca del asesinato de tu hijo Jével (Abel), porque él fue justo, y por un hombre justo todos se afligirán. 9.Y yo me regocijé sobre el nacimiento de tu hijo Shëth (Set); pero luego de un ratito yo me entristecí grandemente sobre Java(Eva), porque ella es mi hermana. Porque cuando Elohim envió un profundo sueño sobre ti, y la sacó fuera de tu lado, Él también me sacó a mí afuera con ella. Pero Él la exaltó a ella poniéndola a ella contigo, mientras Él me rebajó a mí. 10.Yo me regocijé sobre mi hermana por ella estar contigo, pero Elohim me había hecho una promesa anteriormente, y me dijo, „No te aflijas; cuando Adam (Adán) haya subido sobre el techo de la Cueva de Tesoros, y sea separado de Java(Eva) su mujer, Yo te enviaré a ti a él, tú te unirás a ti misma a él en matrimonio, y le tendrás a él cinco hijos, como Java(Eva) le tuvo cinco.‟ 11.¡Y ahora mira! La promesa de Elohim para mí se ha cumplido; porque es Él Quien me ha enviado a ti para las bodas, porque si tú me tomas, yo te tendré niños más finos y mejores que esos de Java(Eva). 12.Entonces otra vez, tú eres todavía aún un joven, no acabes tu juventud en este mundo en tristeza, sino pasa tus días de tu juventud en alegría y placer. Porque tus días son pocos y tus pruebas son muchos. Sé fuerte, termina tus días en este mundo en regocijo. Yo tomaré placer en ti, y tú te regocijarás conmigo en este asunto, y sin temor. 13.Levántate, ahora, y cumple la orden de tu Elohim,” Ella entonces se acercó a Adam (Adán), y le abrazó. 14.Pero cuando vio Adam (Adán) que ella le debiese vencer, él oró a Yehováh (YHVH) con un corazón ferviente que le libere de ella. 15.Entonces Yehováh (YHVH) envió Su Palabra a Adam (Adam), diciendo, “Oh Adam (Adán), esa figura es la que te prometió la Persona del Poderoso, y majestad; Él no está dispuesto favorablemente hacia ti, sino que se muestra si mismo a ti en un momento en la forma de una mujer, en otro momento en la semejanza de un enviado, en otras ocasiones en la similitud de una serpiente, y en otra ocasión, en la similitud de un Elohim; Pero él hace todo eso

solamente para destruir tu alma. 16.Ahora, por lo tanto, O Adam (Adán), entendiendo tu corazón, Yo te he liberado muchas veces de sus manos; para demostrarte que Yo soy un Elohim misericordioso, y que Yo deseo tu bien, y que Yo no deseo tu ruina.” Capítulo 4 Adam (Adán) ve al Adversario en sus colores verdaderos. 1.Entonces Yehováh (YHVH) ordenó a Sâţâ´n (Satanás) que se muestre si mismo a Adam (Adán) claramente, en su propia forma horrenda. 2.Pero cuando Adam (Adán) le vio, él temió, y tembló al verle a él. 3.Y Yehováh (YHVH) le dijo a Adam (Adán), “Mira a este shëd, y a su vista horrenda, y sepas que él es quién te hizo caer de la iluminación a la oscuridad, de la paz y descanso a trabajo y miseria. 4.¡Y mírale, Oh Adam (Adán), a él, quien dijo de si mismo que él es Elohim! ¿Puede Yehováh (YHVH) ser negro? ¿Tomaría Yehováh (YHVH) la forma de una mujer? ¿Existe alguno más fuerte que Yehováh (YHVH)? ¿Y puede Él ser vencido? 5.¡Ve, entonces, Oh Adam (Adán), y mírale atado en tu presencia, en el aire, incapaz de huirse! Por eso, Yo te digo a ti, no le tengas miedo; desde ahora en adelante ten cuidado, y vélate de él, en cualquier cosa que él te haría.” 6.Entonces Yehováh (YHVH) le echó a Sâţâ´n (Satanás) de delante de Adam (Adán), a quien Él fortaleció, y cuyo corazón Él confortó, diciéndole a él, “Vete abajo a la Cueva de Tesoros, y no te separes a ti mismo de Java(Eva); Yo apagaré todo el deseo animal en ti.” 7.Desde esa hora les dijo a Adam (Adán) y Java(Eva), y ellos disfrutaron descanso por el mandamiento de Elohim. Pero Yehováh (YHVH) no hizo algo semejante a ninguno de la semilla de Adam (Adán), sino solo a Adam (Adán) y Java(Eva). 8.Entonces Adam (Adán) adoró ante Yehováh (YHVH), por haberle liberado, y por haberle detenido sus pasiones. Y él vino abajó de encima de la cueva, y habitó con Java(Eva) como anteriormente. 9.Esto terminó los cuatro días de su separación de Java(Eva). Capítulo 5 Sâţâ´n (Satanás) pinta un cuadro brillante para que Shëth (Set) lo considere. 1.Acerca de Shëth (Set), cuando él tenía siete años, él reconocía el bien y el mal, y era consistente ayunando y orando, y pasó todas sus noches rogándole a Yehováh (YHVH) por misericordia y perdón. 2.Él también ayunó cuando traía su ofrenda cada día, más que lo que hizo su padre, porque él era de una mirada linda, parecido a un enviado de Yehováh (YHVH). Él también tenía un buen corazón, preservaba las cualidades mejores de si mismo, y por esta razón él traía su ofrenda cada día. 3.Y Yehováh (YHVH) estaba agradado con su ofrenda, pero Él estaba también agradado con su pureza. Y él continuaba así haciendo la voluntad de Yehováh (YHVH), y de su padre y madre, hasta que él tenía siete años. 4.Después de eso, mientras él bajaba desde el altar, cuando había terminado su ofrenda, Sâţâ´n

(Satanás) le apareció a él en la forma de un enviado hermoso, brillante con luz, con una vara de luz en su mano, habiéndose ceñido con un cinto de luz. 5.Él le saludó a Shëth (Set) con una sonrisa hermosa, y comenzó a engañarle con palabras bonitas, diciéndole a él, “Oh Shëth (Set), ¿Porqué te quedas en esta montaña? Porque es difícil, lleno de rocas y de arena, y de árboles sin ninguna buena fruta, una desolación sin casas y sin pueblos, ningún buen lugar para habitar. Y todo es calor, cansancio, y problemas.” 6.Él dijo además, “Pero nosotros habitamos en lugares hermosos, en otro mundo que esta tierra. Nuestro mundo es uno de luz y nuestra condición es de lo mejor; nuestras mujeres son más deseables que cualquiera de las otras, y yo deseo que tú, Oh Shëth (Set), te tomes para ti una de ellas, porque yo veo que tú eres lindo para la vista, y en esta tierra no existe ni una mujer suficientemente buena para ti. Además, todos los que viven en este mundo son solamente cinco almas. 7.Pero en nuestro mundo, existe muchísimos hombres y muchas muchachas, cada uno más linda que la otra. Yo desearía, por eso, quitarte de aquí, para que tú puedas ver mis familiares y ser casado con la cual te guste. 8.Tú entonces habitarás al lado mío y estarás en paz; tú serás llenado con esplendor y luz, como nosotros estamos. 9.Tú te quedarás en nuestro mundo, y descansarás de este mundo y su miseria, tú nunca más te sentirás debilitado y cansado, tú nunca mas traerás una ofrenda, ni peticionar misericordia, porque tú no cometerás más pecados ni serás desviado por pasiones. 10.Y si tú me hicieses caso a lo que yo te digo, tú tomarás para ti una de mis hijas, porque con nosotros no es pecado hacer eso, ni se considera lujuria de animal. 11.Porque en nuestro mundo nosotros no tenemos ningún Elohim, sino que nosotros todos somos Elohim; Nosotros todos somos de la luz, celestiales, poderosos, fuertes, y honorables.” Capítulo 6 La conciencia de Shëth (Set) le ayuda. Él regresa a Adam (Adán) y Java(Eva). 1.Cuando Shëth (Set) oyó estas palabras él estaba asombrado, y inclinó su corazón a los dichos traicioneros de Sâţâ´n (Satanás), y le dijo a él, “¿Dijiste que hay otro mundo creado además de este, y otras criaturas más hermosas que las criaturas que están en este mundo?” 2.Y Sâţâ´n (Satanás) dijo, “Sí; mira, tú me has oído; pero yo aún les honraré a ellos y sus caminos en tu audiencia.” 3.Pero Shëth (Set) le dijo a él, “Tus palabras me han asombrado, y tu descripción bonita de todo eso.” 4.Pero yo no puedo ir contigo hoy día, no hasta que yo me haya ido a mi padre Adam (Adán) y a mi madre Java(Eva), y haya contado a ellos todo lo que tú me has dicho a mí. Entonces si ellos me dan permiso de ir contigo, yo iría.” 5.Otra vez Shëth (Set) dijo, “Yo tengo miedo de hacer cualquier cosa sin el permiso de mi padre y madre, por si yo pereciera como mi hermano Qáyin (Caín) (Nota de NA: no debería decir Abel?), y como mi padre Adam (Adán), quien trasgredió el mandamiento de Yehováh (YHVH). Pero, mira, tú conoces este lugar; ven, y encuéntrame aquí mañana.” 6.Cuando Sâţâ´n (Satanás) oyó esto, él le dijo a Shëth (Set),

“Si tú le cuentas a tu padre Adam (Adán) lo que yo te he contado, él no te permitirá venir conmigo. 7.Pero hazme caso; no le cuentes a tu padre y madre lo que yo te he dicho, sino ven conmigo hoy día, a nuestro mundo, donde tú verás cosas hermosas y te divertirás ahí, y juega este día entre mis niños, mirándoles y llenándote de alegría, y regocíjate para siempre. Entonces yo te traeré a ti devuelta a este lugar mañana; pero si tú prefirieses vivir conmigo, así sería.” 8.Entonces Shëth (Set) contestó, “El espíritu de mi padre y de mi madre, depende de mí; y si yo me escondiese de ellos un solo día, ellos se morirán, y Elohim me sostendrá culpable de pecar en contra de ellos. 9.Y excepto que ellos saben que yo he venido a este lugar para traer a ello mi ofrenda, ellos no se separarían de mí por una sola hora; ni debería yo ir a cualquier otro lugar, amenos que ellos me dejen. Pero ellos me tratan a mí lo más amablemente, porque yo regreso devuelta a ellos rápidamente.” 10.Entonces Sâţâ´n (Satanás) le dijo a él, “¿Qué te sucedería a ti si tú te escondieras de ellos una noche, y regresarías a ellos al amanecer?” 11.Pero Shëth (Set), cuando él vio cómo él seguía hablando, y que él no le quería dejar, corrió, y subió al altar, y extendió sus manos hacia Yehováh (YHVH), y buscó liberación de Él. 12.Entonces Yehováh (YHVH) envió Su Palabra, y maldijo a Sâţâ´n (Satanás), quien huyó de Él. 13.Pero acerca de Shëth (Set), él había subido al altar, diciéndose así en su corazón. “El altar es el lugar de ofrenda, y Yehováh (YHVH) está ahí; un fuego supernatural lo consumirá, así Sâţâ´n (Satanás) será incapaz de herirme, y no me quitará para allá.” 14.Entonces Shëth (Set) bajó del altar y se fue a su padre y madre, quienes él encontró en el camino, anhelando oír su voz, porque él había tardado un rato. 15.Él entonces comenzó a contarles lo que le había acontecido por Sâţâ´n (Satanás), bajo la forma de un enviado. 16.Pero cuando Adam (Adán) oyó su historia, él besó su cara, y le advirtió en contra de ese enviado, diciéndole que fue Sâţâ´n (Satanás) quien apareció así a él. Entonces Adam (Adán) tomó a Shëth (Set), y ellos se fueron a la Cueva de Tesoros, y se regocijaron ahí dentro. 17.Pero desde ese día en adelante Adam (Adán) y Java(Eva) nunca se separaban de él, a cualquier lugar que él fuese, ni por su ofrenda o por algún otro motivo. 18.Esta señal le sucedió a Shëth (Set), cuando él tenía nueve años de edad. Capítulo 7 Shëth (Set) se casa con Aklia. Adam (Adán) vive a ver nietos y bisnietos. 1.Cuando nuestro padre Adam (Adán) vio que Shëth (Set) era de un corazón maduro, él deseó que él se case, por si apareciese el enemigo a él otra vez, y le venza. 2.Así que Adam (Adán) dijo a su hijo Shëth (Set), “Yo deseo, Oh mi hijo, que tú tomes a tu hermana Aklia, la hermana de Jével (Abel), para que ella te tenga hijos, quienes repletarán la tierra, según la promesa de Yehováh (YHVH) a nosotros. 3.No temas, Oh mi hijo; no hay disfavor en ello. Yo deseo que tú te cases, por temor que el enemigo te venza.” 4.Sin embargo Shëth (Set) no deseaba casarse, pero en obediencia a su padre y madre, él no dijo ninguna palabra. 5.Así que Adam (Adán) le casó a Aklia. Y él tenía quince años.

6.Pero cuando él tenía veinte años, él procreó un hijo, a quién él llamó ‟Enówsh (Enós); y entonces procreó otros niños que él, 7.Entonces ‟Enówsh (Enós) se creció, se casó, y procreó a Qëynâ´n (Cainán). 8.Qëynâ´n (Cainán) también se creció, se casó, y procreó a Majalal‟Ë´l (Mahalaleel). 9.Esos padres nacieron durante la vida de Adam (Adán), y habitaron por la Cueva de Tesoros. 10.Entonces fueron los días de Adam (Adán) novecientos treinta años, y los de Majalal‟Ë´l (Mahalaleel) cien [tenía 535 años cuando murió Adam (Adán)]. Pero Majalal‟Ë´l (Mahalaleel), cuando él había crecido, amaba ayunar, orar, y laboraba duro, hasta que se acercaba el final de los días de nuestro padre Adam (Adán). Capítulo 8 Las palabras asombrosas últimas de Adam (Adán): Él predice el Diluvio. Él exhorta su descendencia al bien, él revela ciertos misterios de la vida. 1.Cuando nuestro padre Adam (Adán) vio que su fin estaba cerca, él llamó a su hijo Shëth (Set), quien vino a él en la Cueva de Tesoros, y él le dijo a él: 2.“Oh Shëth (Set), mi hijo, tráeme tus hijos y tus nietos, para que yo derrame mi bendición sobre ellos antes de que yo muera.” 3.Cuando Shëth (Set) oyó estas palabras de su padre Adam (Adán), él se fue de él, derramó un chorro de lagrimas sobre su cara, y juntó sus hijos y los hijos de sus hijos, y les trajo a su padre Adam (Adán). 4.Pero cuando nuestro padre Adam (Adán) les vio a ellos alrededor de él, él lloró al tener que ser separado de ellos. 5.Y cuando ellos le vieron a él llorando, ellos todos lloraron juntos, y cayeron sobre su cara diciendo, “¿Cómo serás tú removido de nosotros, Oh nuestro padre? ¿Y cómo te recibirá la tierra y te esconderá de nuestros ojos?” Así lamentaron ellos mucho, y en palabras parecidas. 6.Entonces nuestro padre Adam (Adán) les bendijo a todos ellos, y le dijo a Shëth (Set), luego de que él les había bendecido: 7.“Oh Shëth (Set), mi hijo, tú conoces este mundo – que está lleno de tristeza, y de cansancio, y tú conoces todo lo que nos ha acontecido, por nuestras pruebas en ello, yo por eso te ordeno en estas palabras: que guarden la inocencia, que sean puro y justo, y confiando en Yehováh (YHVH); Y que no se inclinen hacia los discursos de Sâţâ´n (Satanás), ni a las apariciones en cual él se mostrará a si mismo a ustedes. 8.Pero guarda los mandamientos que yo te doy a ti este día; entonces dáselos los mismos a tu hijo ‟Enówsh (Enós); Y que ‟Enówsh (Enós) se los dé a su hijo Qëynâ´n (Cainán); y Qëynâ´n (Cainán) a su hijo Majalal‟Ë´l (Mahalaleel), para que este mandamiento se quede firme entre todos tus hijos. 9.Oh Shëth (Set), mi hijo, el momento que esté muerto, lleven mi cuerpo y embobínalo con mirra, aloe, y casia, y déjenme aquí en esta Cueva de Tesoros en cual están todos estos símbolos cuales Yehováh (YHVH) nos dio del Jardín. 10.Oh mi hijo, luego de esto vendrá un diluvio e inundar toda criatura, y eximir solamente ocho almas. 11.Pero permitan a esos a quienes eximirá de entre tus hijos en ese momento, quitar mi cuerpo con ellos fuera de esta cueva; y cuando ellos lo hayan llevado con ellos, que el mayor entre ellos

ordene sus hijos que acuesten mi cuerpo en un barco hasta que la inundación haya sido apaciguado, y ellos saliesen del barco. 12.Entonces ellos llevarán mi cuerpo y lo acostarán en el medio de la tierra, poco luego que ellos hayan sido salvados de las aguas del diluvio. 13.Porque el lugar adonde mi cuerpo será acostado es el medio de la tierra; Yehováh (YHVH) vendrá desde ahí y salvará todos nuestros familiares. [Tsillówn] 14.Pero ahora, Oh Shëth (Set), mi hijo, colócate a la cabeza de tu pueblo, tiéndelos y vigila sobre ellos en el temor de Yehováh (YHVH), y dirígelos en el buen Camino. Ordénalos que ellos ayunen para Yehováh (YHVH); y hazles entender que ellos no deben hacerle caso a Sâţâ´n (Satanás), por si él les destruyese a ellos. 15.Entonces, otra vez, separa tus hijos y los hijos de tus hijos de los hijos de Qáyin (Caín); nunca les permitas a ellos jamás mezclarse con esos, ni se acerquen a ellos ni en sus palabras o en sus obras.” 16.Entonces Adam (Adán) permitió su bendición descender sobre Shëth (Set), y sobre sus hijos, y sobre todos los hijos de sus hijos. 17.Él entonces se viró a su hijo Shëth (Set), y a Java(Eva) su mujer, y les dijo a ellos, “Preserva este oro, este incienso, y esta mirra, que Yehováh (YHVH) nos ha dado como un símbolo; porque en días que están viniendo, un diluvio inundará la creación entera. Pero aquellos quienes entrarán dentro de la caja (“arca”) llevarán con ellos el oro, el incienso, y la mirra, juntos con mi cuerpo; y acostarán al oro, el incienso, y la mirra, con mi cuerpo en el medio de la tierra. 18.Entonces, luego de mucho tiempo, la ciudad en cual se encuentra el oro, el incienso, y la mirra, con mi cuerpo, será despojada. Pero cuando será despojada, el oro, el incienso, y la mirra serán cuidados con el despojo que se guarda, y ninguno de ellos perecerá, hasta que la Palabra de Yehováh (YHVH), hecho hombre vendrá, cuando reyes los llevarán, y se lo ofrecerán a Él, oro en simbolismo de Su ser Rey, incienso en simbolismo de Su ser el Elohim del cielo y la tierra, y la mirra en simbolismo de Su sufrimiento. 19.Oro también, como un símbolo de Su venciendo Sâţâ´n (Satanás), y todos nuestros enemigos; incienso como símbolo de que Él se levantará de los muertos, y será exaltado arriba de todas las cosas en los cielos y las cosas en la tierra, y la mirra en símbolo de que Él beberá bilis amargo, y sentirá los dolores del Sh‟ówl (Seol) por Sâţâ´n (Satanás). 20.Y ahora, Oh Shëth (Set), mi hijo, mira, yo te he revelado a ti secretos escondidos, cuales Elohim me ha revelado a mí. Guarda mi mandamiento, para ti mismo, y para tu pueblo.” Capítulo 9 La muerte de Adam (Adán) 1.Cuando Adam (Adán) había terminado su mandamiento a Shëth (Set), sus miembros fueron soltados, sus manos y pies perdieron todo poder, su boca se volvió muda, y su lengua cesó de hablar enteramente. Él cerró sus ojos y cedió el espíritu. 2.Pero cuando sus hijos vieron que él estaba muerto, ellos se tiraron ellos mismos sobre él, hombres y mujeres, viejos y jóvenes, llorando. 3.La muerte de Adam (Adán) sucedió al final de novecientos y treinta años que él vivió sobre la tierra, en el día quince de Barmudeh, tras la observación de una epacta del sol, a la novena hora. 4.Fue en un 6to día de la semana, el mismo en cual él fue creado, y en cual él descansó, y la hora en cual él se murió, fue la misma a la cual él había salido del jardín. 5.Entonces Shëth (Set) le envolvió bien a él, y le embalsamó con muchas especies dulces, de

árboles puros y de la Montaña Pura, y él recostó su cuerpo en el lado oriental del interior de la cueva, el lado del incienso, y puso enfrente de él un pedestal de lámpara que se mantenía quemando. 6.Entonces sus hijos se pararon ante él llorando y lamentando por él la noche entera hasta el amanecer. 7.Entonces Shëth (Set) y su hijo ‟Enówsh (Enós), y Qëynâ´n (Cainán), el hijo de ‟Enówsh (Enós), salieron y llevaron buenas ofrendas para presentar ante Yehováh (YHVH), y ellos vinieron al altar sobre cual Adam (Adán) había ofrecido dádivas a Elohim, cuando él solía ofrecer. 8.Pero Java(Eva) le dijo a ellos, “Esperen hasta que nosotros hayamos primero pedido a Yehováh (YHVH) que acepte nuestra ofrenda, y que guarde con Él el alma de Adam (Adán) Su sirviente, y que lo lleve al descanso.” 9.Y ellos todos se pararon y oraron. Capítulo 10 “Adam (Adán) fue el primero. . .” 1.Y cuando ellos habían terminado su oración, la Palabra de Yehováh (YHVH) vino y les confortó a ellos por su padre Adam (Adán). 2.Luego de esto, ellos ofrecieron sus dádivas por ellos mismos y por su padre. 3.Y cuando ellos habían terminado su ofrenda, la Palabra de Yehováh (YHVH) vino a Shëth (Set), el mayor entre ellos, diciéndole a él, “Oh Shëth, Shëth, Shëth (Set)”; Tres veces. “Como Yo estaba con tu padre, así también estaré Yo contigo, hasta el cumplimiento de la promesa que Yo le hice a él, tu padre, diciendo, “Yo enviaré Mi Palabra y te salvaré a ti y a tu Semilla.” 4.Pero acerca de tu padre Adam (Adán), guarden ustedes el mandamiento que él te dio, y separa tu semilla de la de Qáyin (Caín) tu hermano.” 5.Y Yehováh (YHVH) retiró Su Palabra de Shëth (Set). 6.Entonces Shëth (Set), Java(Eva), y sus niños, bajaron de la montaña a la Cueva de Tesoros. 7.Pero Adam (Adán) fue el primero [de la línea de la Semilla] cuya vida murió en la tierra de `Ë´then (Edén), en la Cueva de Tesoros; porque ninguno había muerto anterior a él, excepto su hijo Jével (Abel), quien murió asesinado. 8.Entonces todos los hijos de Adam (Adán) se levantaron, y lloraron por su padre Adam (Adán), e hicieron ofrendas por él, ciento cuarenta días. Capítulo 11 Shëth (Set) se vuelve cabeza de los “hijos de Yehováh”(YHVH) – la tribu de gente más feliz y justa que jamás vivió. 1.Luego de la muerte de Adam (Adán) y de Java(Eva), Shëth (Set) separó sus hijos, y los hijos de sus hijos, de los hijos de Qáyin (Caín). Qáyin (Caín) y su semilla bajaron y habitaron hacia el oeste, debajo del lugar donde él había matado a su hermano Jével (Abel). 2.Pero Shëth (Set) y sus hijos, habitaban hacia el norte sobre la montaña de la Cueva de Tesoros, para estar cerca de su padre Adam (Adán).

3.Y Shëth (Set) el mayor, alto y bueno, con un alma fina, y de una mente fuerte, se paraba a la cabeza de su pueblo, y les tendía a ellos en inocencia, penitencia, y mansedumbre, y no permitió ni uno de ellos que baje a los hijos de Qáyin (Caín). 4.Pero debido a su propia pureza, ellos fueron llamados “Hijos de Yehováh (YHVH),” y ellos estaban con Yehováh (YHVH), en lugar de los ejércitos de enviados quienes cayeron, porque ellos continuaban en honras a Yehováh,(YHVH) y en cantando canciones a Él, en su cueva - la Cueva de Tesoros. 5.Entonces Shëth (Set) se paró ante el cuerpo de su padre Adam (Adán), y de su madre Java(Eva), y oró noche y día, y pidió por misericordia para él mismo y sus hijos, y que cuando él tuviese alguna dificultad tratando con un niño, que Él le diese consejo. 6.Pero Shëth (Set) y sus hijos no les gustaban trabajo terrenal, sino que se entregaban a cosas celestiales, porque ellos no tenían otro pensamiento que honras, palabras que honraban, y canciones hacia Yehováh (YHVH). 7.Por eso oían ellos en todo momento las voces de enviados, exaltando y honrando a Yehováh (YHVH) desde adentro del jardín, o cuando ellos fueron enviados por Yehováh (YHVH) en una tarea, o cuando ellos se subían al cielo. 8.Porque Shëth (Set) y sus hijos, por motivo de su propia pureza, oían y veían esos enviados. Entonces, otra vez, el jardín no estaba lejos arriba de ellos, sino solo algunos quince cúbitos espirituales. 9.Ahora un cúbito espiritual corresponde a tres cúbitos de un hombre, todo junto cuarenta y cinco cúbitos. 10.Shëth (Set) y sus hijos habitaban sobre la montaña debajo del jardín; Ellos no sembraban, ni cosechaban, ellos trabajaban ninguna comida para el cuerpo, ni si quiera trigo, sino solo ofrendas. Ellos comían de la fruta y de árboles bien favorecidos que crecían sobre la montaña adonde ellos vivían. 11.Entonces Shëth (Set) a menudo ayunaba cada cuarenta días, como también hacían sus hijos mayores. Porque la familia de Shëth (Set) olía el olor de los árboles del jardín, cuando el viento soplaba desde ahí. 12.Ellos estaban felices, inocentes, sin temor repentino; No había celosía, ni acción mala, y ningún odio entre ellos. No había pasión de animal; De ninguna boca entre ellos salía ni palabras profanas ni maldición, ni consejo malvado ni fraude. Porque los hijos de Adam (Adán) de esa época nunca juraban, pero bajo circunstancias duras, cuando hombres deben jurar, ellos juraban por la sangre de Jével (Abel) el justo. 13.Pero ellos obligaban a sus hijos y sus mujeres cada día en la cueva que ayunen y oren, y que adorasen al Elohim más Alto. Ellos se bendecían a si mismos por el cuerpo de su padre Adam (Adán), y se ungían a si mismos al lado de él. 14.Y ellos hacían así hasta que se acercaba el final de Shëth (Set). Capítulo 12 Asuntos de la familia de Shëth (Set): Su muerte. El encabezamiento de ’Enówsh (Enós). Cómo siguió la rama exiliada de la familia de Adam (Adán). 1.Entonces Shëth (Set), el justo, llamó a su hijo ‟Enówsh (Enós), y Qëynâ´n (Cainán), hijo de ‟Enówsh (Enós), y Majalal‟Ë´l (Mahalaleel), hijo de Qëynâ´n (Cainán), y les dijo a ellos: 2.“Como mi final está cerca, yo deseo construir un techo sobre el altar sobre cual se ofrecen las ofrendas.”

3.Ellos le hicieron caso a su mandamiento y salieron todos ellos, ambos ancianos y jóvenes, y laboraron duro en eso, y construyeron un techo hermoso sobre el altar. 4.Y el pensamiento de Shëth (Set), en hacer esto, fue que una bendición debiese venir sobre sus hijos sobre la montaña; y que él debiese presentar una ofrenda por ellos antes de su muerte. 5.Entonces cuando fue completada la construcción del techo, él les mandó que hagan ofrendas. Ellos trabajaron diligentemente en estos, y los trajeron a Shëth (Set) su padre quien los tomó y los ofreció sobre el altar, y oró a Yehováh (YHVH) que acepte sus ofrendas, para tener misericordia sobre las almas de sus hijos, y que les guarde a ellos de la mano de Sâţâ´n (Satanás). 6.Y Yehováh (YHVH) aceptó su ofrenda, y envió Su bendición sobre él y sobre sus hijos. Y entonces Yehováh (YHVH) hizo una promesa a Shëth (Set), diciendo, “Al final de los grandes cuatro días, sobre cual Yo he hecho una promesa a ti y a tu padre, Yo enviaré Mi Palabra y te salvaré a ti y a tu Semilla.” 7.Entonces Shëth (Set) y sus hijos, los hijos de sus hijos, se reunieron, y bajaron desde el altar, y fueron a la Cueva de Tesoros – adonde ellos oraron y se bendijeron con el cuerpo de nuestro padre Adam (Adán), y se ungieron a sigo mismos con ello. 8.Pero Shëth (Set) habitó en la Cueva de Tesoros, unos pocos días, y entonces agonizó sufrimientos hacia la muerte. 9.Entonces ‟Enówsh (Enós), su hijo primogénito, le vino a él, con Qëynâ´n (Cainán), su hijo, y Majalal‟Ë´l (Mahalaleel), el hijo de Qëynâ´n (Cainán), y Iéred (Jared), el hijo de Majalal‟Ë´l (Mahalaleel), y Janok (Enoc), el hijo de Iéred (Jared), con sus mujeres e hijos para recibir una bendición de Shëth (Set). 10.Entonces Shëth (Set) oró por ellos, y les bendijo, y les conjuró a ellos por la sangre de Jével (Abel) el justo, diciendo, “Yo les ruego de ustedes mis hijos, que no permitan ni uno de ustedes bajar de esta montaña dedicada y pura. 11.No hagan ningún compañerismo con los hijos de Qáyin (Caín) el asesino y el pecador, quien mató a su hermano, porque ustedes saben, Oh mis hijos, que nosotros huimos de él y de todo su pecado con todo nuestro poder porque él mató a su hermano Jével (Abel).” 12.Luego de haber dicho esto, Shëth (Set) bendijo a ‟Enówsh (Enós), su hijo primogénito, y le mandó que acostumbre servir en pureza ante el cuerpo de nuestro padre Adam (Adán), todos los días de su vida, entonces, también, que vaya periódicamente al altar que él, Shëth (Set) había construido. Y él le mandó que alimente su pueblo en justicia, en juicio y pureza todos los días de su vida. 13.Entonces los miembros de Shëth (Set) fueron soltados; Sus manos y pies perdieron todo poder, su boca se volvió mudo e incapaz de hablar, y él entregó el espíritu y se murió el día después de su año novecientos veinte; en el día veintisiete del mes Âvíyv; Janok (Enoc) entonces teniendo veinte años. 14.Entonces ellos envolvieron cuidadosamente al cuerpo de Shëth (Set), y le embalsamaron con especies dulces, y le recostaron e la Cueva de Tesoros, al lado derecho del cuerpo de nuestro padre Adam (Adán), y ellos lamentaron por él cuarenta días. Ellos ofrecieron dádivas por él, como ellos habían hecho por nuestro padre Adam (Adán). 15.Luego de la muerte de Shëth (Set), ‟Enówsh (Enós) subió a la cabeza de su pueblo, a quienes él alimentó en justicia, y juicio, como su padre le había mandado a él. 16.Pero para cuando ‟Enówsh (Enós) tenía ochocientos veinte años, Qáyin (Caín) tenía una progenie grande, porque ellos tomaban mujeres frecuentemente, siendo entregados a lujurias de animal, hasta que la tierra abajo de la montaña estaba llena de ellos.

Capítulo 13 “Entre los hijos de Qáyin (Caín) había mucho robo, matanza y pecado.” 1.En esos días vivía Lemek el ciego, quien era de los hijos de Qáyin (Caín). Él tenía un hijo cuyo nombre era Atun [Túwval-Qáyin], y ellos dos tenían mucho ganado. 2.Pero Lemek tenía la costumbre de enviarles al pastizal con un pastor joven, quien les tendía a ellos, y quien cuando volvía a casa en el anochecer lloraba ante su abuelo, y ante su padre Atun [Túwval-Qáyin] y su madre Jazina [Tsillâ´h], y les dijo a ellos, “En cuanto a mí, yo no puedo alimentar ese ganado solo, por si alguno me robe de algunos de ellos, o me maten por causa de ellos.” Porque entre los hijos de Qáyin (Caín), había mucho robo, matanza y pecado. 3.Entonces Lemek le tuvo pena, y le dijo a él, “Ciertamente, cuando él está solo, podría ser apoderado por los hombres de este lugar.” 4.Así que se levantó Lemek, tomó un arco que él había guardado desde que él era un joven, antes de que él se volviera ciego, y él tomó flechas grandes, y piedras lisas, y una sonda que él tenía, y se fue al campo con el pastor joven, y se puso a si mismo detrás del ganado, mientras el pastor joven velaba el ganado. Así hizo Lemek muchos días. 5.Mientras tanto Qáyin (Caín), siempre desde cuando Yehováh (YHVH) le había echado, y le había maldecido a él con temblor y terror, no podía ni asentarse ni hallar reposo en ningún lugar, sino que vagaba de lugar a lugar. 6.En sus vagancias él vino a las mujeres de Lemek, y les preguntó a ellos sobre él. Ellos le dijeron a él, “Él está en el campo con el ganado.” 7.Entonces Qáyin (Caín) se fue a buscarle a él, y mientras él entraba al campo, el joven pastor oyó el sonido que él hacía, y el ganado juntándose de delante de él, 8.Entonces dijo él a Lemek, “Oh mi soberano, ¿es ese una bestia salvaje o un ladrón?” 9.Y Lemek le dijo a él, “Hazme entender de qué manera él luce, cuando él se asoma. 10.Entonces Lemek arqueó su arco, le puso una flecha, y calzó una piedra en la sonda, y cuando salió Qáyin (Caín) del campo abierto, el pastor dijo a Lemek, “Dispara, mira, él está viniendo.” 11,Entonces Lemek disparó hacia Qáyin (Caín) con su flecha y le pegó en su costado. Y Lemek le pegó con una piedra de su sonda, la cual cayó sobre su cara, y le quitó ambos de sus ojos, entonces cayó Qáyin (Caín) inmediatamente y se murió. 12.Entonces Lemek y el pastor joven se acercaron a él, y le encontraron acostado en el suelo. Y el pastor joven le dijo a él, “¡Es Qáyin (Caín) nuestro abuelo, a quien tú has matado, Oh mi soberano!” 13.Entonces estaba Lemek triste por eso, y de la amargura de su arrepentimiento, él pegando con sus manos, y pegó con su palma abierta la cabeza del joven, quien se cayó como si muerto, pero Lemek pensó que fue un truco, así que él tomó una piedra y le pegó, y azotó su cabeza hasta que él se murió.

Capítulo 14 El tiempo se lleva otra generación de hombres. 1.Cuando tenía ‟Enówsh (Enós) novecientos años, todos los hijos de Shëth (Set), y de Qëynâ´n (Cainán), y su primogénito, con sus mujeres y niños, se juntaron alrededor de él, pidiéndole una bendición de él. 2.Él entonces oró por ellos y les bendijo, y les hizo jurar a ellos por la sangre de Jével (Abel) el justo diciéndoles a ellos, “No permitan a ninguno de vuestros hijos que baje de esta Pura Montaña, y que ellos no hagan ningún compañerismo con los hijos de Qáyin (Caín) el asesino.” 3.Entonces ‟Enówsh (Enós) llamó a su hijo Qëynâ´n (Cainán) y le dijo a él, “Mira, Oh mi hijo, y pon tu corazón sobre tu pueblo, y establéceles en justicia, y en inocencia, y párate sirviendo ante el cuerpo de nuestro padre Adam (Adán), todos los días de tu vida.” 4.Luego de esto ‟Enówsh (Enós) entró al descanso, envejecido novecientos ochenta y cinco años, y Qëynâ´n (Cainán) le envolvió, y le recostó a él en la Cueva de Tesoros a la izquierda de su padre Adam (Adán); e hizo ofrendas por él, tras la costumbre de sus padres. Capítulo 15 La descendencia de Adam (Adán) continúan manteniendo la Cueva de Tesoros como un sepulcro familiar. 1.Luego de la muerte de ‟Enówsh (Enós), se paró Qëynâ´n (Cainán) a la cabeza de su pueblo en justicia e inocencia, como su padre le había mandado a él; él también continuaba sirviendo ante el cuerpo de Adam (Adán), dentro de la Cueva de Tesoros. 2.Entonces cuando él había vivido novecientos diez años, le vino encima sufrimiento y aflicción. Y cuando él estaba por entrar al descanso, todos los padres con sus mujeres y niños vinieron a él, y él les bendijo, y les hizo jurar por la sangre de Jével (Abel), el justo, diciéndoles a ellos, “No permitan a ninguno de entre ustedes que baje de esta Montaña Pura, y no hagan compañerismo con los hijos de Qáyin (Caín) el asesino.” 3.Majalal‟Ë´l (Mahalaleel), su hijo primogénito, recibió este mandamiento de su padre, quien le bendijo a él y se murió. 4.Entonces Majalal‟Ë´l (Mahalaleel) le embalsamó a él con especies dulces, y le recostó en la Cueva de Tesoros, con sus padres; y ellos hicieron ofrendas por él, tras la costumbre de sus padres. Capítulo 16 La buena rama de la familia todavía les tiene miedo a los hijos de Qáyin (Caín). 1.Entonces Majalal‟Ë´l (Mahalaleel) se paró encima de su pueblo, y les alimentó en justicia e inocencia, y les vigilaba a ellos para observar que ellos no tuvieran ninguna relación con los hijos de Qáyin (Caín). 2.Él también continuaba en la Cueva de Tesoros orando y sirviendo ante el cuerpo de nuestro padre Adam (Adán), pidiéndole a Yehováh (YHVH) por misericordia sobre él mismo y sobre su pueblo, hasta que él tenía ochocientos setenta años, cuando él se enfermó. 3.Entonces todos sus hijos se juntaron a él, para verle, y para pedir por su bendición sobre todos ellos, antes de que se fuese de este mundo.

4.Entonces Majalal‟Ë´l (Mahalaleel) se levantó y se sentó en su cama, sus lágrimas derramándose de su cara, y él llamó a su hijo mayor Iéred (Jared), quien le vino a él. 5.Él entonces besó su cara, y le dijo a él, “Oh Iéred (Jared), mi hijo, te hago jurar por Él quien hizo los cielos y la tierra, que vigiles a tu pueblo, y que les alimentes en justicia y en inocencia, y que no permitas que ninguno de ellos baje de esta Montaña Pura a los hijos de Qáyin (Caín), por si él perezca con ellos. 6.Oye, Oh mi hijo, luego de esto vendrá una gran destrucción sobre esta tierra por causa de ellos; Yehováh (YHVH) estará enojado con el mundo, y les destruirá a ellos con aguas. 7.Pero Yo también sé que tus hijos no te harán caso a ti, y que ellos bajarán de esta montaña y tendrán relaciones con los hijos de Qáyin (Caín), y que ellos perecerán con ellos. 8.¡Oh mi hijo! Instrúyeles, y supervísales a ellos, para que ninguna culpa se conecte a ti por causa de ellos.” 9.Majalal‟Ë´l (Mahalaleel) dijo más aún a su hijo Iéred (Jared), “Cuando yo me muera, embalsama mi cuerpo y recuéstalo en la Cueva de Tesoros, al lado de los cuerpos de mis padres, entonces párate al lado de mi cuerpo y ora a Yehováh (YHVH); y cuídales, y cumple tu servicio ante ellos, hasta que tu entres al descanso tú mismo.” 10.Majalal‟Ë´l (Mahalaleel) entonces bendijo todos sus hijos, y entonces se acostó sobre su cama, y entró al descanso como sus padres. 11.Pero cuando vio Iéred (Jared) que su padre Majalal‟Ë´l (Mahalaleel) estaba muerto, él lloró, y estuvo triste, y abrazó y besó sus manos y sus pies, y así hicieron todos sus hijos. 12.Y sus hijos le embalsamaron cuidadosamente, y le recostaron al lado de los cuerpos de sus padres. Entonces ellos se levantaron, y lamentaron por él cuarenta días. Capítulo 17 Iéred (Jared) se vuelve disciplinario. Él se deja llevar a la tierra de Qáyin (Caín) adonde él ve muchas vistas atractivas. Iéred (Jared) apenas se escapa con corazón limpio. 1.Entonces Iéred (Jared) guardó el mandamiento de su padre, y subió como un león sobre su pueblo. Él les alimentó en justicia e inocencia, y les mandó que hagan nada sin su consejo. Porque él tenía miedo por ellos, por si ellos se fuesen a los hijos de Qáyin (Caín). 2.Por eso él les dio órdenes repetidamente; y continuaba haciendo así hasta el final del año número cuatrocientos ochenta y cinco de su vida. 3.Al final de estos años mencionados, le vino a él esta señal. Mientras Iéred (jared) estaba parado como un león ante los cuerpos de sus padres, orando y advirtiéndoles a su pueblo, Sâţâ´n (Satanás) le envidió, y trabajó una apariencia hermosa, porque Iéred (jared) no permitía a sus hijos hacer nada sin su consejo. 4.Sâţâ´n (Satanás) entonces le apareció a él con treinta hombres de sus ejércitos, en la forma de hombres buen mozos, Sâţâ´n (Satanás) mismo siendo el mayor y el más alto de entre ellos, con una barba fina. 5.Ellos se pararon a la boca de la cueva, y llamaron afuera a Iéred (Jared), de dentro de ella. 6.Él salió a ellos, y les encontró luciendo como hombres finos, llenos de luz, y de gran belleza. Él maravilló a su hermosura y a sus apariencias, y se preguntó en sigo mismo si ellos no fuesen hijos de Qáyin (Caín). 7.Él dijo también en su corazón, “Como los hijos de Qáyin (Caín) no pueden subir hasta la altura de esta montaña, y ninguno de ellos es tan buen mozo como estos aparentan ser, y entre estos

hombres no hay ninguno de mi familia, ellos deben de ser extranjeros.” 8.Entonces Iéred (Jared) y ellos intercambiaron un saludo y él dijo al mayor de entre ellos, “Oh mi padre, explícame la maravilla que está en ustedes, y cuéntame quienes son estos contigo, porque ellos me lucen como hombres extraños.” 9.Entonces el mayor comenzó a llorar, y el resto lloraron con él, y él dijo a Iéred (Jared), “Yo soy Adam (Adán) quien Elohim hizo primero; y este es Jével (Abel) mi hijo, quien fue matado por su hermano Qáyin (Caín), en cuyo corazón Sâţâ´n (Satanás) le puso que le asesine a él. 10.Entonces éste es mi hijo Shëth (Set), a quien yo pedí de Elohim, quien me lo dio a mí, para confortarme en lugar de Jével (Abel). 11.Entonces este es mi hijo ‟Enówsh (Enós), hijo de Shëth (Set), y ese otro es Qëynâ´n (Cainán), hijo de ‟Enówsh (Enós), y ese otro es Majalal‟Ë´l (Mahalaleel), hijo de Qëynâ´n (Cainán), tu padre.” 12.Pero Iéred (Jared) se quedó maravillando a su apariencia, y de lo que le dijo el mayor a él. 13.Entonces el mayor le dijo a él, “No maravilles, Oh mi hijo; nosotros vivimos en la tierra al norte del jardín, cual Elohim creó antes del mundo. Él no quiso permitirnos vivir ahí, sino nos puso dentro del jardín, debajo del cual ustedes están ahora habitando. 14.Pero luego de que yo transgredí, Él me hizo salir, y yo fui dejado que habite en esta cueva, problemas grandes y graves me vinieron encima, y cuando se acercaba mi muerte, yo mandé a mi hijo Shëth (Set) que tiene a su pueblo bien, y este mi mandamiento debía ser pasado de uno al próximo, hasta el final de las generaciones que vengan. 15.Pero, Oh Iéred (Jared), mi hijo, nosotros vivimos en regiones hermosas, mientras ustedes viven aquí en miseria, como este tu padre Majalal‟Ë´l (Mahalaleel) me informó, contándome que un gran diluvio vendrá y inundará la tierra entera. 16.Por eso, Oh mi hijo, temiendo por ustedes, yo me levanté y tomé mis hijos conmigo, y vine hasta aquí para que nosotros te visitemos a ti y a tus hijos, pero yo te encontré a ti parado en esta cueva llorando, y tus hijos esparcidos alrededor de esta montaña, en el calor y en miseria. 17.Pero, Oh mi hijo, como nosotros fallamos nuestro camino, y vinimos hasta aquí, nosotros encontramos otros hombres debajo de esta montaña, que habitan un país hermoso, lleno de árboles y de frutas, y de toda clase de flora; es como un jardín, así que cuando nosotros les encontramos nosotros pensábamos que ellos eran ustedes, hasta que tu padre Majalal‟Ë´l (Mahalaleel) me contó que ellos no eran tal cosa. 18.Ahora, por eso, Oh mi hijo, escucha mi consejo, y baja a ellos, tú y tus hijos. Ustedes descansarán de todo este sufrimiento en cual ustedes están. Pero si ustedes no quieren bajar a ellos, entonces levántate, toma tus hijos, y ven con nosotros a nuestro jardín, ustedes vivirán en nuestra tierra hermosa, y ustedes descansarán de todo estos problemas, cuales tú y tus hijos están ahora aguantando.” 19.Pero Iéred (Jared) cuando él oyó este dicho del mayor, maravilló; y se fue aquí y allá, pero en ese momento él no encontró ninguno de sus hijos. 20.Entonces él contestó y dijo al mayor, “¿Porqué se han ustedes escondido hasta hoy día?” 21.Y el mayor contestó, “Si tu padre no nos hubiera dicho, nosotros no lo hubiésemos sabido.” 22.Entonces Iéred (Jared) creyó que sus palabras eran ciertas. 23.Así que ese mayor le dijo a Iéred (Jared),

“¿Porqué te viraste alrededor así y así?” Y él dijo, “Yo estaba buscando a uno de mis hijos, para contarle acerca de que yo me iba contigo, y acerca de bajar a aquellos acerca de cuales tú me has hablado a mí.” 24.Cuando el mayor oyó la intención de Iéred (Jared), él le dijo a él, “Deja en paz ese propósito al presente, y ven con nosotros, tú verás nuestro país; si la tierra en cual nosotros habitamos te agrada, nosotros y tú regresaremos aquí y tomaremos tu familia con nosotros. Pero si nuestro país no te agrada, tú regresarás a tu propio lugar.” 25.Y el mayor urgió a Iéred (Jared), que venga antes de que alguno de sus hijos venga a aconsejarle en contra. 26.Iéred (Jared), entonces, salió de la cueva y se fue con ellos y entre ellos. Y ellos le confortaron, hasta que ellos llegaron al tope de la montaña de los hijos de Qáyin (Caín). 27.Entonces dijo el mayor a uno de sus compañeros, “Nosotros nos hemos olvidado de algo al lado de la boca de la cueva, y ese es la ropa escogida que nosotros habíamos traído para vestirle a Iéred (Jared) con ella.” 28.Él entonces le dijo a uno de ellos, “Regresa, alguno de ustedes; y nosotros te esperaremos aquí, hasta que tú vuelvas. Entonces le vestiremos a Iéred (Jared) y él será como nosotros, bueno, buen mozo, y digno para entrar con nosotros en nuestro país.” 29.Entonces ese regresó. 30.Pero cuando él estaba a una distancia corta, el mayor le llamó y le dijo a él, “Espera, hasta que yo venga y te hable.” 31.Entonces él se quedó quieto, y el mayor se fue a él y le dijo a él, “Una cosa que nos olvidamos a la cueva es esto – de apagar la lámpara que quema adentro, arriba de los cuerpos que están adentro. Entonces regresa a nosotros, rápido.” 32.Ese se fue, y el mayor regresó a sus compañeros y a Iéred (Jared). Y ellos bajaron de la montaña, y Iéred (Jared) con ellos; y ellos se quedaron al lado de una fuente de agua, cerca de las casas de los hijos de Qáyin (Caín) y esperaron por su compañero hasta que él trajese la ropa para Iéred (Jared). 33.Él, entonces, quien regresó a la cueva, apagó la lámpara, y vino a ellos y trajo un fantasma con él y les mostró a ellos. Y cuando Iéred (Jared) lo vio él maravilló a la hermosura y favor de tal, y se regocijó en su corazón creyéndolo que todo era cierto. 34.Pero mientras ellos estaban quedándose ahí, tres de ellos entraron en casas de los hijos de Qáyin (Caín) y les dijeron a ellos, “Tráenos hoy comida a la fuente de agua, para que comamos nosotros y nuestros compañeros.” 35.Pero cuando los hijos de Qáyin (Caín) les vieron, ellos maravillaron de ellos y pensaron: “Estos son hermosos de apariencia, y tales como nosotros nunca hemos visto.” Así que ellos se levantaron y vinieron con ellos a la fuente de agua, para ver sus compañeros. 36.Ellos les encontraron a ellos tan buen mozos, que ellos llamaron fuerte alrededor de sus lugares que otros vengan y se junten y que vengan y miren a estos seres hermosos. Entonces ellos se juntaron alrededor de ellos, ambos hombres y mujeres. 37.Entonces el mayor les dijo a ellos, “Nosotros somos extranjeros en vuestra tierra, tráenos buena comida y bebida, ustedes y sus mujeres, para refrescarnos con ustedes.” 38.Cuando esos hombres oyeron estas palabras del mayor, cada uno de los hijos de Qáyin (Caín) trajo su mujer, y otro trajo su hija, y así, muchas mujeres vinieron a ellos, cada uno llamándole a Iéred (Jared) o para él mismo o para su mujer; Todos iguales.

39.Pero cuando Iéred (Jared) vio lo que ellos hacían, su mero ser se arrancó a si mismo de ellos, ni quiso él probar de su comida o de su bebida. 40.Él mayor le vio como él se arrancó a si mismo de ellos, y le dijo a él, “No estés triste; yo soy el gran mayor, y como tú me verás hacer, haz tú mismo de la misma manera.” 41.Entonces él esparció sus manos y tomó una de las mujeres, y cinco de sus compañeros hicieron lo mismo ante Iéred (Jared), para que él hiciese como hacían ellos. 42.Pero cuando Iéred (Jared) les vio trabajando infamia él lloró, y dijo en su mente, “Mis padres nunca hacían algo parecido.” 43.Él entonces esparció sus manos y oró con un corazón ferviente, y con mucho llorar, y rogó a Yehováh (YHVH) que le libere a él de las manos de ellos. 44.Tan pronto comenzó Iéred (Jared) a orar, el mayor huyó con sus compañeros, porque ellos no podían quedarse en un lugar de oración. 45.Entonces Iéred (Jared) se viró alrededor pero no podía verles, sino que se encontró a si mismo parado en el medio de los hijos de Qáyin (Caín). 46.Él entonces lloró y dijo, “Oh Yehováh (YHVH), no me destruyas con esta raza, acerca de los cuales mis padres me han advertido; porque ahora, Oh mi Soberano Yehováh (YHVH), yo estaba pensando que aquellos quienes me aparecieron eran mis padres, pero yo les he encontrado que ellos eran adversarios, quienes me atrajeron mediante esta apariencia hermosa, hasta que yo les creí. 47.Pero ahora yo Te pido, Oh Yehováh (YHVH), que me liberes de esta raza, entre cual yo estoy ahora quedándome, como Tú me liberaste de esos adversarios. Manda a Tu Enviado que me saque de entremedio de ellos, porque yo mismo no tengo la capacidad de escaparme de entre ellos.” 48.Cuando Iéred (Jared) había terminado su oración, Yehováh (YHVH) mandó a Su Enviado entremedio de ellos, Quien tomó a Iéred (Jared) y le puso encima de la montaña, y le mostró el camino, le dio consejo, y entonces le dejó a él. Capítulo 18 Confusión en la Cueva de Tesoros. Discurso milagroso del muerto Adam (Adán). 1.Los hijos de Iéred (Jared) tenían el hábito de visitarle hora tras hora, para recibir su bendición y para pedirle su consejo para cada cosa que ellos hacían; y cuando él tenía un trabajo que hacer, ellos lo hacían para él. 2.Pero esta vez cuando ellos entraron a la cueva ellos no encontraron a Iéred (Jared), sino que ellos encontraron a la lámpara apagada, y los cuerpos de los padres tirados alrededor, y voces venían de ellos por el poder de Yehováh (YHVH), que decían, “Sâţâ´n (Satanás) en una aparición ha engañado a nuestro hijo, deseando destruirle, como él destruyó a nuestro hijo Qáyin (Caín).” 3.Ellos decían también, “¡Yehováh (YHVH) Elohim de los cielos y la tierra, libera a nuestro hijo de la mano de Sâţâ´n (Satanás), quien trabajó una grande y falsa aparición ante él!” Ellos también hablaban de otros asuntos, por el poder de Yehováh.(YHVH) 4.Pero cuando los hijos de Iéred (Jared) oyeron estas voces ellos temieron, y se paraban llorando por su padre, porque ellos desconocían qué le había pasado. 5.Y ellos lloraron por él ese día hasta la posada del sol.

6.Entonces vino Iéred (Jared) con una cara penoso, miserable en mente y cuerpo, y entristecido de haber sido separado de los cuerpos de sus padres. 7.Pero mientras él estaba acercándose a la cueva, sus hijos le vieron, y corrieron a la cueva, y se prendieron de su cuello, llorando, y diciéndole a él, “Oh padre, ¿adónde has estado tú, y porqué nos has dejado a nosotros, como tú no estabas dispuesto a hacer?” Y otra vez, “¡Oh padre, cuando tú te desapareciste, la lámpara sobre los cuerpos de nuestros padres se apagó, los cuerpos fueron tirados alrededor, y voces venían de ellos!” 8.Cuando Iéred (Jared) oyó esto él estaba triste, y entró a la cueva; y ahí encontró a los cuerpos tirados alrededor, la lámpara apagada, y los padres ellos mismos orando por su liberación de la mano de Sâţâ´n (Satanás). 9.Entonces Iéred (Jared) se cayó sobre los cuerpos y les abrazó, y dijo, “¡Oh mis padres, a través de vuestra intercesión, Yehováh (YHVH) me permitió ser liberado de la mano de Sâţâ´n (Satanás)! Y yo les ruego que pidan a Yehováh (YHVH) que me guarde y me esconda de él hasta el día de mi muerte.” 10.Entonces todos las voces cesaron excepto la voz de nuestro padre Adam (Adán), quien habló a Iéred (Jared) por el poder de Yehováh (YHVH), igual como uno hablaría a su prójimo, diciendo, “Oh Iéred (Jared), mi hijo, ofrece dádivas a Yehováh (YHVH) por haberte liberado de la mano de Sâţâ´n (Satanás); y cuando tú traigas esas ofrendas, que sea que tú las ofreces sobre el altar sobre cual yo solía ofrecer. Entonces también, cuídate de Sâţâ´n (Satanás), porque él me engañó muchas veces con sus apariciones, deseando destruirme, pero Yehováh (YHVH) me liberó fuera de su mano. 11.Manda a tu pueblo que ellos estén vigilándose contra él, y que nunca cesen de ofrecer dádivas a Yehováh. (YHVH)” 12.Entonces la voz de Adam (Adán) también se volvió silencioso; y Iéred (Jared) y sus hijos maravillaban de esto. Entonces ellos recostaron a los cuerpos como ellos estaban al principio, y Iéred (Jared) y sus hijos se pararon orando esa noche entera, hasta el amanecer. 13.Entonces Iéred (Jared) hizo una ofrenda y la ofreció sobre el altar, como Adam (Adán) le había mandado a él. Y mientras él subía al altar, él oró a Yehováh (YHVH) por misericordia y por perdón de su pecado, acerca de la lámpara apagándose. 14.Entonces Yehováh (YHVH) apareció a Iéred (Jared) sobre el altar y les bendijo a él y a sus hijos, y aceptó sus ofrendas, y mandó a Iéred (Jared) que tome del fuego puro del altar, y que prenda con él la lámpara que echaba luz sobre el cuerpo de Adam (Adán). Capítulo 19 Los hijos de Iéred (Jared) les desvían. 1.Entonces Yehováh (YHVH) le reveló a él otra vez la promesa que Él había hecho a Adam (Adán); Él le explicó a él los 4,000 años, y le reveló a él el secreto de Su venida sobre la tierra. 2.Y Yehováh (YHVH) le dijo a Iéred (Jared), “Acerca de ese fuego que tú has tomado del altar para prender la lámpara con él, permite que se quede contigo para dar luz a los cuerpos; y no lo dejes salir de la cueva, hasta que el cuerpo de Adam (Adán) salga de ella. 3.Pero, Oh Iéred (Jared), cuida el fuego, que queme brillante en la lámpara; ni salgas tú otra vez

de la cueva hasta que tú recibas una orden a través de una visión, y no en una aparición, cuando sea visto por ti. 4.Entonces manda otra vez a tu pueblo que no tenga relaciones con los hijos de Qáyin (Caín), y que no aprendan sus caminos, porque Yo soy Yehováh (YHVH) quien no ama el odio y obras de iniquidad.” 5.Yehováh (YHVH) dio también muchos otros mandamientos a Iéred (jared), y le bendijo a él. Y entonces retiró Su Palabra de él. 6.Entonces Iéred (Jared) se acercó cerca con sus hijos, tomó fuego, y bajó a la cueva, y prendió la lámpara ante el cuerpo de Adam (Adán); y él dio su pueblo mandamientos como Yehováh (YHVH) le había dicho que haga. 7.Esta señal sucedió a Iéred (Jared) al final de su año cuatrocientos cincuenta [910 (3062 AC)]; como también muchas otras maravillas que nosotros no anotamos. Pero nosotros anotamos solo este por brevedad, y para no alargar nuestra narrativa. 8.Y Iéred (Jared) continuó instruyendo a sus hijos ochenta años; pero luego de eso ellos comenzaron a transgredir a los mandamientos que él les había dado, y a hacer muchas cosas sin su consejo. Ellos comenzaron a bajarse de la Montaña Pura uno tras otro, y a mezclarse con los hijos de Qáyin (Caín), en compañerismos sucios. 9.Ahora la razón por la cual los hijos de Iéred (Jared) bajaron la Montaña Pura es este, la cual nosotros te revelaremos ahora a ti. Capítulo 20 Música encantador, bebidas fuertes soltadas entre los hijos de Qáyin (Caín). Ellos se ponen ropas coloradas. Los hijos de Shëth (Set) miran con ojos deseosos. Ellos se rebelan de consejo sabio, ellos descienden la montaña al valle de iniquidad. Ellos no pueden ascender la montaña otra vez. 1.Luego que Qáyin (Caín) había bajado a la tierra de tierra oscura, y sus hijos se habían multiplicado ahí dentro, había uno de ellos, cuyo nombre era Genun, hijo de Lemek el ciego quien mató a Qáyin (Caín). 2.Pero acerca de este Genun, Sâţâ´n (Satanás) le entró a él en su niñez; y él hizo varios tipos de trompetas y cuernos, e instrumentos de cuerdas, címbalos y salterios y liras y harpas y flautas, y él los tocaba en cada momento y a toda hora. 3.Y cuando él los tocaba, Sâţâ´n (Satanás) entraba a ellos, para que de entre ellos se oyeran sonidos hermosos y dulces, que seducían al corazón. 4.Entonces él juntaba grupos en bandas para tocarlos a ellos, y cuando ellos tocaban, les agradaba bien a los hijos de Qáyin (Caín), quienes se inflamaban ellos mismos con pecado entre ellos, y ardían como con fuego, mientras Sâţâ´n (Satanás) inflamaba sus corazones, uno con otro, y aumentaba la lujuria entre ellos. 5.Sâţâ´n (Satanás) también enseño a Genun que extraiga bebida fuerte del grano, y esto usó Genun para reunir grupos y bandas en casas de bebida; y trajo al alcance de ellos toda clase de frutas y flores, y ellos bebían juntos. 6.Así este Genun hizo que el pecado se multiplique excedentemente; él también actuó con orgullo, y enseño a los hijos de Qáyin (Caín) que cometan toda clase de maldad crasa, que ellos no habían conocido, y les puso a hacer cosas variedades de fechorías que desconocían anteriormente. 7.Entonces Sâţâ´n (Satanás), cuando él veía que ellos cedían a Genun y le hacían caso en cada

cosa que él les decía, se regocijó grandemente, y aumentó el entendimiento de Genun hasta que él tomó hierro e hizo con él armas de guerra. 8.Entonces cuando ellos estaban borrachos, el odio y la matanza aumentaron entre ellos; Hombres usaban violencia en contra de otros para enseñarles maldad quitándole sus hijos y profanándoles ante él. 9.Y cuando hombres veían que ellos eran vencidos, y vieron otros que no fueron vencidos, los que fueron vencidos venían a Genun, tomaban refugio con él, y él les hizo a ellos sus confederados. 10.Entonces el pecado aumentó entre ellos grandemente, hasta que hombres tomaban sus propias hermanas, o hijas, o madre, y otras, o la hija de la hermana de su padre, tal que no había más distinción de relación, y ellos no sabían más lo que era iniquidad, sino que actuaban malvadamente, y la tierra fue profanada con el pecado, y ellos enojaron a Yehováh (YHVH) el Juez, Quien les había creado. 11.Pero Genun reunió juntos bandas en grupos, que tocaban cuernos y todos los otros instrumentos que nosotros ya habíamos mencionado, al pie de la Montaña Pura, y ellos lo hacían para que los hijos de Shëth (Set) quienes estaban sobre la Montaña Pura lo oyesen. 12.Pero cuando los hijos de Shëth (Set) oyeron el sonido, ellos maravillaban, y venían en grupos, y se pararon en el tope de la montaña para mirar a los que estaban abajo, y ellos hicieron así un año entero. 13.Cuando, al final de ese año, Genun vio que ellos estaban siendo ganados a él poco a poco, Sâţâ´n (Satanás) entró en él, y le enseño a él a teñir materiales para ropas de diversos patrones, y le hizo entender cómo teñir rojo y púrpura, y más cosas. 14.Y los hijos de Qáyin (Caín) quienes trabajaron todo esto, y se lucían en hermosura y ropas extravagantes, y carreras de caballo, cometiendo toda clase de abominaciones. 15.Mientras tanto los hijos de Shëth (Set), quienes estaban sobre la Montaña Pura, oraban y honraban a Yehováh (YHVH), en el lugar de los ejércitos de enviados quienes habían caído, por eso Yehováh (YHVH) les había llamado a ellos „enviados,” porque Él se regocijaba por ellos grandemente. 16.Pero después de esto, ellos no guardaban más Su mandamiento, ni se mantenían por la promesa que Él había hecho a sus padres, sino que ellos descansaron de sus ayunos y oraciones, y del consejo de Iéred (Jared) su padre. Y ellos continuaron juntándose al tope de la montaña, para mirar a los hijos de Qáyin (Caín), desde la mañana hasta el anochecer, y a lo que ellos hacían, a sus ropas hermosas y ornamentos. 17.Entonces los hijos de Qáyin (Caín) miraron arriba desde abajo, y vieron los hijos de Shëth (Set), parados en grupos encima de la montaña, y ellos llamaron a ellos que bajen abajo a ellos. 18.Pero los hijos de Shëth (Set) les dijeron a ellos desde arriba, “Nosotros desconocemos el camino.” Entonces Genun, el hijo de Lemek, les oyó a ellos decir que ellos desconocían el camino, y él se preguntó a si mismo cómo él podría traerles abajo. 19.Entonces Sâţâ´n (Satanás) apareció a él de noche, diciendo, “No existe camino para que ellos bajen desde la montaña adonde ellos habitan, pero cuando ellos vengan mañana, diles a ellos, „Vengan ustedes al lado occidental de la montaña, ahí encontrarás el camino de un riachuelo de agua, que baja al pie de la montaña, entre dos cerros; bájense por ese camino a nosotros.‟” 20.Entonces cuando era de día, Genun sopló los cuernos y tocó los tambores debajo de la montaña, como él solía hacer. Los hijos de Shëth (Set) lo oyeron y vinieron como ellos solían

hacer. 21.Entonces Genun les dijo a ellos desde abajo, “Váyanse al lado occidental de la montaña, y ahí encontrarán el camino para bajarse.” 22.Pero cuando los hijos de Shëth (Set) oyeron estas palabras de él, ellos volvieron a la cueva a Iéred (Jared), para contarle todo lo que ellos habían oído. 23.Entonces cuando Iéred (Jared) lo oyó, él fue afligido, porque él sabía que ellos transgredirían su consejo. 24.Luego de esto cien hombres de los hijos de Shëth (Set) se juntaron, y se dijeron entre ellos, “Vengan, vayamos abajo a los hijos de Qáyin (Caín), y veamos qué ellos hacen, y vamos a divertirnos con ellos.” 25.Pero cuando Iéred (Jared) oyó esto de los cien hombres, su mera alma fue conmovida, y su corazón fue afligido. Él entonces se levantó con gran fervor, y se paró entremedio de ellos, y les conjuró a ellos por la sangre de Jével (Jared) el justo, “Que ninguno de ustedes se baje de esta montaña dedicada y pura, en cual nuestros padres nos han ordenado que habitemos.” 26.Pero cuando Iéred (Jared) vio que ellos aceptaban sus palabras, él les dijo a ellos, “Oh mis hijos buenos inocentes y puros, entiendan que una vez que ustedes se bajen de esta montaña pura, Yehováh (YHVH) no les permitirá que ustedes regresen de nuevo a ella.” 27.Él otra vez les conjuró diciendo, “Yo les conjuro por la muerte de nuestro padre Adam (Adán), y por la sangre de Jével (Abel), de Shëth (Set), de Enówsh (Enós), de Qëynâ´n (Cainán), y de Majalal‟Ë´l (Mahalaleel), que me hagan caso, y que no bajen de esta montaña pura, porque el momento que ustedes lo dejen, ustedes serán privados de la vida y de la misericordia, y ustedes no serán más llamados „hijos de Yehováh,‟ (YHVH) sino „hijos de ha-Sâţâ´n. (Satanás)‟” 28.Pero ellos no quisieron hacerle caso a sus palabras. 29.Janok (Enoc) en ese momento ya estaba crecido, y en su celo por Yehováh (YHVH), él se levantó y dijo, “Escúchenme, O ustedes hijos de Shëth (Set), pequeños y grandes – cuando ustedes violen el mandamiento de nuestros padres, y se bajen de esta montaña pura – ustedes no subirán aquí nunca más para siempre.” 30.Pero ellos se levantaron en contra de Janok,(Enoc) y no quisieron hacerle caso a sus palabras, y bajaron de la Montaña Pura. 31.Y cuando ellos miraron a las hijas de Qáyin (Caín), a sus figuras hermosas, y a sus manos y pies teñidos con color, y tatuados en decoraciones en sus caras, el fuego del pecado fue encendido en ellos. 32.Entonces Sâţâ´n (Satanás) les hizo lucir lo más hermoso ante los hijos de Shëth (Set), como él también hizo que los hijos de Shëth (Set) luzcan entre los más lindos en los ojos de las hijas de Qáyin (Caín), para que las hijas de Qáyin (Caín) lujurien tras los hijos de Shëth (Set) como bestias rapaces, y los hijos de Shëth (Set) tras las hijas de Qáyin (Caín), hasta que ellos cometieron abominación con ellas. 33.Pero luego de que ellos habían caído así en esta profanación, ellos regresaban por el camino que ellos habían venido, y trataron de ascender la Montaña Pura. Pero ellos no podían, porque las piedras de esa montaña pura eran de fuego resplandeciendo ante ellos, por la cual ellos no podían subir otra vez. 34.Y Yehováh (YHVH) estaba enojado con ellos, y se arrepintió de ellos porque ellos habían bajado del honor, y habían por lo tanto perdido o abandonado su propia pureza e inocencia, y

estaban caídos en la profanación del pecado. 35.Entonces Yehováh (YHVH) envió Su Palabra a Iéred (Jared), diciendo, “Estos tus hijos, quienes tú habías llamado Mis hijos [hijos de Yehováh (YHVH) (11: 4)], mira, ellos han trasgredido Mi mandamiento, y han bajado a la casa de perdición, y del pecado. Manda un enviado a los que quedan, para que ellos no bajen y que se pierdan.” 36.Entonces Iéred (Jared) lloró ante Yehováh (YHVH), y Le pidió de Él misericordia y perdón. Pero él prefirió que su alma partiese de su cuerpo, a que oiga estas palabras de Yehováh (YHVH) acerca del descenso de sus hijos de la Montaña Pura. 37.Pero él siguió la orden de Yehováh (YHVH), y les predicó a ellos que no bajen de esa montaña pura, y que no tengan relaciones con los hijos de Qáyin (Caín). 38.Pero ellos no hicieron caso a su mensaje, y no quisieron obedecer su consejo. Capítulo 21 Iéred (Jared) se muere en tristeza por sus hijos que se habían desviado. Una predicción del Diluvio. 1.Luego de esto, otro grupo se reunió, y ellos se fueron para buscar por sus hermanos, pero ellos perecieron también como ellos. Y así fue, grupo tras grupo, hasta que solo pocos de ellos quedaban. 2.Entonces Iéred (Jared) se enfermó de la angustia, y su enfermedad fue tal que el día de su muerte se acercaba. 3.Entonces él llamó a Janok (Enoc) su hijo mayor, y Matusalaj(Matusalén) el hijo de Janok (Enoc), y Lemek (Lamec) el hijo de Matusalaj(Matusalén), y Noaj (Noé) el hijo de Lemek (Lamec). 4.Y cuando ellos habían venido a él, él oró por ellos y les bendijo, y les dijo a ellos, “Ustedes son hijos justos e inocentes; no bajen ustedes de esta montaña pura; porque mira, tus hijos y los hijos de tus hijos han bajado de esta montaña pura, y se han alienado a si mismos de esta montaña pura, a través de su lujuria abominable y trasgresión del mandamiento de Yehováh.(YHVH) 5.Pero yo sé, a través del poder de Yehováh (YHVH), que Él no les abandonará a ustedes sobre esta montaña pura, porque vuestros hijos han trasgredido Su mandamiento y el de nuestros padres, que nosotros hemos recibido de ellos. 6.Pero, O mis hijos, Yehováh (YHVH) les llevará a ustedes a una tierra extraña, y ustedes nunca regresarán de nuevo para mirar con vuestros ojos este jardín y esta montaña pura. 7.Por eso, O mis hijos, aplica vuestros corazones a vuestras propias vidas, y guarden el mandamiento de Yehováh (YHVH), que está con ustedes. Y cuando ustedes se vayan de esta montaña pura, a una tierra extraña que ustedes desconocen, tomen con ustedes el cuerpo de nuestro padre Adam (Adán), y con él estos tres regalos y ofrendas, específicamente el oro, el incienso, y la mirra, y que estén esos en el lugar adonde se recostará el cuerpo de nuestro padre Adam (Adán). 8.Y a aquel de ustedes que quedará, O mis hijos, vendrá la Palabra de Yehováh (YHVH), y cuando él salga de esta tierra él llevará con él el cuerpo de nuestro padre Adam (Adán), y lo recostará en el medio de la tierra, el lugar adonde se trabajará la salvación.” 9.Entonces Noaj (Noé) le dijo a él, “¿Quién es aquel de nosotros que quedará?” 10.Y Iéred (Jared) contestó,

“Tú eres aquel que quedará. Y tú tomarás el cuerpo de nuestro padre Adam (Adán) de la cueva, y lo pondrás contigo en la caja (“arca”) cuando venga el diluvio. 11.Y tu hijo Shëm (Sem), quien vendrá de tus lomos [1558 (2414 AC)], él es quien recostará el cuerpo de nuestro padre Adam (Adán) en el medio de la tierra, en el lugar de donde vendrá la salvación.” 12.Entonces Iéred (Jared) viró a su hijo Janok (Enoc), y le dijo a él, “Tú, mi hijo, habita en esta cueva, y sirve diligentemente ante el cuerpo de nuestro padre Adam (Adán) todos los días de tu vida, y alimenta tu pueblo en justicia e inocencia.” 13.Y Iéred (Jared) no dijo más. Sus manos fueron soltadas, sus ojos cerrados, y él entró al descanso como sus padres. Su muerte sucedió en el año trescientos sesenta [366 según Génesis y Iâshâ´r] de Noaj (Noé), y en el año novecientos ochenta y nueve [962 según Génesis y Iâshâ´r] de su propia vida, en el doce de Takhsas en un 6to día de la semana [1422 (2550 AC)]. 14.Pero mientras moría Iéred (Jared), lágrimas derramaban de su cara por motivo de su gran tristeza por los hijos de Shëth (Set), quienes habían caído durante sus días. 15.Entonces Janok (Enoc), Matusalaj(Matusalén), Lemek (Lamec) y Noaj (Noé), estos cuatro, lloraron por él, le embalsamaron cuidadosamente, y entonces le recostaron en la Cueva de Tesoros. Entonces ellos se levantaron y lamentaron por él cuarenta días. 16.Y cuando estos días de luto se acabaron, Janok (Enoc), Matusalaj(Matusalén), Lemek (Lamec) y Noaj (Noé) se quedaron en tristeza de corazón, porque su padre se había ido de ellos, y ellos no le vieron más. Capítulo 22 Solo quedan tres hombres justos en el mundo. Las condiciones malvadas de los hombres antes del Diluvio. 1.Pero Janok (Enoc) guardó el mandamiento de Iéred (Jared) su padre, y continuó sirviendo en la cueva. 2.Es este Janok (Enoc) a quien muchas maravillas sucedieron, y quien también escribió un libro celebrado, pero esas maravillas no se contarán en este sitio. 3.Entonces luego de esto, los hijos de Shëth (Set) se desviaron y cayeron, ellos, sus hijos y sus mujeres. Y cuando Janok (Enoc), Matusalaj(Matusalén), Lemek (Lamec) y Noaj (Noé) les veían, sus corazones sufrían por motivo de su caída en duda, llenos de incredulidad; y ellos lloraban y buscaban misericordia de Yehováh (YHVH), para preservarles a ellos, y para traerles fuera de esa generación malvada. 4.Janok (Enoc) siguió en su servicio ante Yehováh (YHVH) trescientos ochenta y cinco años, y al final de ese tiempo él se volvió consciente mediante el favor de Yehováh (YHVH), que Yehováh (YHVH) tenía la intención de removerle a él de la tierra. 5.Él entonces le dijo a su hijo, “Oh mi hijo, yo sé que Yehováh (YHVH) tiene intención de traer las aguas del Diluvio sobre la tierra, y destruir nuestra creación. 6.Y ustedes son los últimos gobernadores sobre este pueblo sobre esta montaña; porque yo sé que ninguno les quedará de ustedes para engendrar hijos sobre esta pura montaña; Ni gobernará ninguno de ustedes sobre los hijos de este pueblo; ni quedará de ustedes ningún gran grupo, sobre esta montaña.” 7.Janok (Enoc) también les dijo a ellos, “Velen por sus almas (vidas), y aguántense firmes en vuestro temor de Yehováh (YHVH) y en

vuestro servicio a Él, y adórenle a Él en confianza recta, y sírvanle a Él en justicia, inocencia y juicio, en arrepentimiento y también en pureza.” 8.Cuando Janok (Enoc) había terminado sus mandamientos a ellos, Yehováh (YHVH) le transportó a él desde esa montaña a la tierra de la vida, a las mansiones de los justos y de los escogidos: a la vivienda de Pardë´ç (Arboleda-parque) de alegría, en Luz que alcanza arriba al cielo; Luz que está afuera de la luz de este mundo; porque es la Luz de Yehováh (YHVH), que llena el mundo entero, pero cual ningún lugar Lo puede contener. 9.Así, porque Janok (Enoc) estaba en la Luz de Yehováh (YHVH), él se encontró a si mismo fuera del alcance de la muerte hasta que Yehováh (YHVH) le dejara morir. 10.Todo junto, ninguno de nuestros padres o de sus hijos, quedó sobre esa pura montaña, excepto esos tres, Matusalaj(Matusalén), Lemek (Lamec), y Noaj (Noé). Porque todo el resto bajaron de la montaña y cayeron en pecado con los hijos de Qáyin (Caín). Por eso ellos fueron prohibidos esa montaña, y ninguno quedó sobre ella excepto esos tres hombres.

LOS SECRETOS DE ENOC (Enoc 2) (apócrifo pseudoepigráfico) Capítulo 1 1 En aquel tiempo dijo Henoc: Al llegar a los ciento sesenta y cinco años engendré a mi hijo Matusalén y después viví doscientos años más hasta cumplir los trescientos sesenta y cinco. 2 En el mes primero, en el día designado del primer mes, en el primer día me encontraba yo, Henoc, solo en casa y descansaba en mi lecho durmiendo. 3 Y durante el sueño invadió mi corazón una gran pena, hasta el punto de que exclamé llorando a lágrima viva: «¿Qué cosa querrá decir esto?» 4 En esto se me aparecieron dos varones de una estatura descomunal, tal como yo no había tenido ocasión de ver sobre la tierra. 5 Su faz era como un sol refulgente, sus ojos semejaban antorchas ardiendo y de sus labios salía fuego; sus vestidos eran como […] con abundancia de púrpura; sus alas brillaban más que el oro, y la blancura de sus manos superaba a la de la nieve. 6 Y poniéndose a mi cabecera, me llamaron por mi nombre. 7 Yo desperté de mi sueño y vi claramente aquellos dos varones que estaban a mi lado. Me levanté enseguida y me postré de hinojos ante ellos, sobrecogido de pavor, hasta tal punto que el miedo hizo cambiar el color de mi rostro. 8 Mas ellos me dijeron: ―Henoc, ten ánimo de verdad y no te asustes, pues el Señor de la eternidad nos ha enviado a ti: sábete que hoy vas a subir al cielo con nosotros. 9 Comunica, pues, a tus hijos y a todos tus domésticos lo que tengan que hacer aquí abajo con tu hacienda, mientras tú estés ausente. Y que nadie te busque hasta tanto que el Señor te restituya a los tuyos. 10 Y obedeciendo prontamente, salí de mi casa y cerré las puertas, tal como me habían indicado. 11 Entonces llamé a mis hijos Matusalén, Regim y Gaidad y les comuniqué cuanto me habían dicho aquellos varones admirables. Capítulo 2 1 Escuchad, hijos míos: No sé adónde voy ni con qué voy a encontrarme. 2 Vosotros no os apartéis de Dios, sino caminad ante la faz del Señor y tened en cuenta sus juicios. 3 No mancilléis las preces de vuestra salvación, para que el Señor no rebaje el fruto del trabajo de vuestras manos. No escatiméis vuestras ofrendas al Señor, y él no dejará tampoco vacíos los graneros de aquellos que le son generosos. 4 Bendecid a Dios con los primogénitos de vuestros establos y con las primicias de vuestras vacas, y seréis bendecidos eternamente. 5 No os apartéis del Señor ni adoréis a dioses vanos, dioses que no han creado los cielos y la tierra ni ninguna de las otras criaturas, pues tanto ellos como quienes lo adoran han de perecer. Y que el Señor confirme vuestros corazones en su temor.

6 Ahora, pues, hijos míos, que nadie me busque hasta tanto que el Señor me devuelva a vuestro lado. Capítulo 3 1 Y sucedió que, cuando acabé de hablar a mis hijos, me llamaron aquellos dos hombres y – tomándome sobre sus alas– me llevaron al primer cielo, 2 y me colocaron sobre las nubes. Y, cabalgando sobre éstas, pude contemplar en un plano más elevado el aire, y más elevado aún vi el éter. 3 Por fin me colocaron en el primer cielo y me mostraron un piélago mucho más grande que el mar terrestre. 4 Y trajeron a mi presencia a los señores y jefes de los órdenes estelares, y me presentaron a los doscientos ángeles que mandan sobre las estrellas y el mundo sideral, volando con sus alas alrededor de todos los astros. 5 Allí pude contemplar los depósitos de nieve y de hielo –así como a los ángeles que vigilan sus terribles almacenes– y los depósitos de las nubes, por donde éstos entran y salen. 6 Me mostraron asimismo los depósitos de la escarcha –(suave) como ungüento de aceite y cuyo aspecto aventaja al de todas las flores de la tierra– y a los ángeles encargados de su custodia, con poder para cerrarlos y abrirlos. Capítulo 4 1 De nuevo me cogieron aquellos hombres y me llevaron al segundo cielo, (donde) me mostraron tinieblas mucho más densas que las de la tierra. 2 Allí vi unos cautivos en cadenas, colgados y esperando el juicio sin medida. 3 Estos ángeles tenían un aspecto más tétrico que las tinieblas de la tierra y se lamentaban sin cesar a cada instante. 4 Y pregunté a los hombres que me acompañaban: ―¿Por qué razón están éstos sometidos a un tormento continuo? Y me respondieron: 5 «Estos son los apóstatas del Señor, los que no han obedecido sus mandatos, sino que – siguiendo su propio albedrío– han apostatado juntamente con sus cabecillas, que ahora se encuentran encerrados en el quinto cielo. 6 Y me dio una gran lástima de ellos. Aquellos ángeles se prosternaron entonces ante mí y me dijeron: ―Hombre de Dios, ruega al Señor por nosotros. 7 Yo les respondí diciendo: ―¿Quién soy yo, hombre mortal, para interceder por unos ángeles? ¿Quién sabe adónde iré yo mismo a parar y qué es lo que me está reservado y quién será el que va a rogar por mí mismo? Capítulo 5 1 Entonces los hombres me sacaron de allí y me llevaron al tercer cielo, colocándome en medio del paraíso. 2 Es éste un lugar de una bondad incomprensible, en el que puede ver toda clase de árboles en pleno florecimiento, cuyos frutos estaban en sazón y olían agradablemente. (Vi asimismo) alimentos de toda especie que habían sido traídos allí y despedían al bullir un aroma suavísimo. 3 Y en el centro se encontraba el árbol de la vida, precisamente en el mismo lugar en que suele reposar el Señor cuando sube al paraíso. Este árbol, indescriptible tanto por su calidad como por

la suavidad de su aroma, es de una hermosura superior a todas las cosas existentes. Por cualquier lado que se le mire tiene un aspecto como de color tojo y gualda, parece como de fuego y cubre todo el paraíso; (al mismo tiempo) participa de todos los demás árboles y de todos los frutos y tiene sus raíces dentro del paraíso, a la salida de la tierra. 4 El paraíso está situado entre la corrupción y la incorrupción. 5 Allí brotan dos fuentes: de la una mana leche y miel (y de la otra) vino y aceite, formando cuatro caudales que discurren alrededor (del paraíso) plácidamente y salen al jardín del Edén entre la corrupción y la incorrupción. Desde allí siguen su curso subdividiéndose en cuarenta (meandros), atravesando palmo a palmo la tierra y observando la evolución de su ciclo como los demás elementos de la atmósfera. 6 Allí no hay traza de árboles estériles, sino que todos y cada uno producen frutos sazonados y es un lugar de bendición. 7 De la vigilancia del paraíso están encargados trescientos ángeles, brillantes en extremo, que con voz incesante y canto agradable sirven al Señor todos los días. 8 Y exclamé: ―¡Qué bueno es este lugar! 9 A lo que los dos hombres repusieron: ―Este lugar, Henoc, está reservado a los justos que estén dispuestos a soportar toda clase de calamidades en su vida y mortifiquen sus almas y cierren sus ojos a la injusticia y hagan un juicio equitativo, dando pan al hambriento, vistiendo al desnudo, levantando a los caídos y ayudando a los huérfanos y ofendidos; a los que caminen sin defecto ante la faz del Señor y a él solo sirvan. A todos éstos está reservado este lugar como herencia sempiterna. 10 Entonces me llevaron aquellos hombres a la región boreal y me mostraron un lugar terrible, donde se dan cita toda clase de tormentos: tinieblas impenetrable y niebla opaca sin un rayo de luz, un fuego oscuro que se inflama continuamente y un torrente de fuego que cruza por doquier, fuego por una parte y hielo por otra, quemando y helando (a la vez). 11 Las cárceles son de espanto, y sus guardianes –brutales e implacables– llevan armas crueles y torturan sin compasión. 12 Entonces exclamé: ―¡Ay de mí, que lugar éste tan terrible! 13 A lo que los dos hombres respondieron: ―Este lugar está preparado, Henoc, para los que no veneran a Dios y cometen perversidades en la tierra, (tales como) embrujos, conjuros, encantamientos por malos espíritus; a los que se ufanan de sus propias fechorías; a los que asaltan a los hombres a escondidas, oprimiendo a los pobres y sustrayéndoles sus pertenencias; a los que se enriquecen a sí mismos a costa de aquellos a quienes humillan; a los que, teniendo posibilidad de saciar a los hambrientos, los matan de hambre; a los que, pudiendo vestir al desnudo, lo despojan en su misma desnudez y, finalmente, a los que –lejos de reconocer a su Creador– adoran a dioses fatuos y sin alma, forjando ídolos y adorando la obra abominable de sus manos. A éstos les está reservado este lugar como herencia perpetua. Capítulo 6 1 Entonces me cogieron aquellos hombres y me llevaron hasta el cuarto cielo, donde me hicieron ver el recorrido, desplazamientos y toda la irradiación de luz así del sol como de la luna. 2 Y pude medir sus trayectorias y cotejar su resplandor, comprobando que el sol tiene un haz de luz siete veces más intenso que el de la luna. 3 Vi también sus órbitas y los carros en que ambos son transportados, que avanzan como el viento a una velocidad vertiginosa y giran noche y día sin descanso. 4 Hay asimismo cuatro estrellas de primera magnitud a la derecha del carro del sol, cada una de

las cuales tiene bajo sus órdenes mil estrellas, y otras cuatro a la izquierda, cada una de las cuales tiene igualmente mil estrellas a sus órdenes, haciendo un total de ocho mil estrellas, que acompañan al sol continuamente. 5 De día conducen el carro quince miríadas de ángeles y de noche mil ángeles. Ángeles hexaptérigos preceden al carro, mientras que un centenar de espíritus celestes se encargan de darles fuego. 6 Y hay espíritus volantes que tienen el aspecto de dos pájaros, uno parecido al fénix y otro semejante al calcedrio, ambos con cara de león y pies, cola y cabeza de cocodrilo; son como de color purpúreo, igual que el arco iris de las nubes; su tamaño es de novecientas medidas; sus alas son de ángeles, correspondiendo doce a cada uno. Estos son los que arrastran la carroza del sol – trayendo consigo el rocío y el calor– 7 y, siguiendo las órdenes del Señor, (lo) hacen girar y él se pone y sale de nuevo entre el cielo y la tierra con el fulgor de sus rayos. 8 Entonces me llevaron los dos varones a la parte oriental de este cielo y me enseñaron las puertas por las que sale el sol a su debido tiempo, de acuerdo con las circunvoluciones de la luna a lo largo del año y con arreglo a la cifra del calendario de día y de noche. 9 Y vi seis puertas grandes, abiertas, cada una de las cuales medía sesenta y un estadios y cuarto. No sin haber tomado medida escrupulosamente, pude apreciar tal magnitud, que corresponde a las puertas por las que el sol sale, avanza hacia el ocaso, se equilibra y entra en todos los meses. 10 Por la puerta primera sale cuarenta y dos días, por la segunda treinta y cinco, por la tercera treinta y cinco, por la cuarta treinta y cinco, por la quinta treinta y cinco, y por la sexta cuarenta y dos. Luego vuelve atrás –partiendo de la sexta puerta a medida que pasa el tiempo– y entra por la quinta puerta treinta y cinco días, por la cuarta treinta y cinco, por la tercera treinta y cinco, por la segunda treinta y cinco. Y así terminan los días del año al ritmo de las cuatro estaciones. 11 De nuevo me llevaron aquellos varones a la parte occidental del cielo y me mostraron seis grandes puertas, abiertas y situadas frente por frente en la misma disposición que las de la parte oriental. Por ellas se pone el sol de acuerdo con el cómputo de trescientos sesenta y cinco días y cuarto, y de esta manera, a través de las puertas occidentales, llega el sol a su ocaso. 12 Cuando éste sale de las puertas occidentales, cuatrocientos ángeles le quitan su corona y se la llevan al Señor, haciéndole girar juntamente con su carroza, con lo que el sol se queda sin luz las siete horas de la noche. 13 Y a la hora octava de la noche traen los ángeles –cuatrocientos– la corona y se la ponen de nuevo. 14 Entonces los elementos llamados fénix y calcedrio entonan un cántico, por lo que todas las aves agitan sus alas en señal de júbilo al Dador de la luz y cantan así: 15 «Está llegando el Dador de la luz para dársela a su creación». 16 Y me enseñaron el cómputo de la trayectoria del sol y las puertas por donde entra y sale. 17 Estas son las grandes puertas que Dios hizo (como) calendario del año; por esta razón el sol es un objeto grandioso de la creación. 18 Otro cómputo referente a la luna me mostraron aquellos varones: todas sus trayectorias y circunvoluciones, así como las doce puertas grandes y eternas del lado oriental, por las que entra y sale la luna en el tiempo habitual. 19 Por la primera (puerta) entra exactamente treinta y un días en la zona solar, por la segunda exactamente treinta y cinco días, por la tercera exactamente treinta días, por la cuarta exactamente treinta días, por la quinta treinta y un días de manera excepcional, por la sexta exactamente treinta y un días, por la séptima exactamente treinta días, por la octava treinta y un

días de manera excepcional, por la novena treinta y un días exactamente, por la décima treinta días exactamente, por la undécima treinta y un días exactamente y por la duodécima veintidós días exactamente. 20 Y de la misma manera por las puertas occidentales –en correspondencia con el circuito y el número de las puertas orientales– marcha y cumple el año día tras día. 21 El año solar consta de trescientos sesenta y cinco días y un cuarto, mientras que el lunar tiene trescientos cincuenta y cuatro, que hacen doce meses. Contando a veintinueve días por mes, le faltan once días con relación al ciclo solar, que son las epactas de la luna. Este gran ciclo comprende quinientos treinta y dos años. 22 En cuartos marcha durante tres años, el cuarto (año) lo cumple exactamente: ésta es la razón por la que (los cuartos) no entran en cuenta –fuera del firmamento– tres años consecutivos y por la que no son añadidos al número de los días, ya que ellos cambian los tiempos del año, dos nuevos meses de plenilunio y otros dos de cuarto menguante. 23 Y cuando se han acabado las puertas occidentales, da la vuelta y pasa a las orientales con su luz. 24 Y así marcha ella día y noche por los círculos celestes, por debajo de las restantes órbitas, más rauda que el viento del cielo. 25 Y hay también espíritus que vuelan, correspondiendo a cada ángel seis alas. 26 El ciclo lunar tiene siete cómputos y verifica una revolución completa cada diecinueve años. 27 En medio del cielo vi soldados armados que servían al Señor con tímpanos e instrumentos musicales y cantaban ininterrumpidamente una agradable melodía, causándome un gran deleite el escucharlos. Capítulo 7 1 Entonces me cogieron aquellos dos varones y me llevaron en volandas al quinto cielo, donde vi una cantidad innumerable de guerreros llamados grigori. 2 Su aspecto era como de hombres, si bien su estatura era mayor que la de los grandes gigantes; su faz era triste y el silencio de sus labios era perpetuo. 3 Y no había nadie que sirviera en el quinto cielo. 4 Entonces dije a los dos varones que me acompañaban: ―¿Por qué están tan tristes y (tienen) sus rostros compungidos y su boca taciturna y por qué no hay servicio en este cielo? 5 (A lo que) me repusieron los dos varones: ―Estos son los grigori que apostataron del Señor – doscientas miríadas en total– juntamente con su caudillo Satanael, 6 y los que siguieron sus huellas y se encuentran ahora aherrojados y sumergidos en una espesa niebla en el segundo cielo. 7 Estos son los que, desde el trono del Señor, descendieron a la tierra, al lugar llamado Hermón, mancillando la tierra con sus fechorías. 8 Las hijas de los hombres cometen muchas abominaciones en todas las épocas de este siglo, conculcando la ley, mezclándose (con ellos) y engendrando a los grandes gigantes, los monstruos y la gran iniquidad. 9 Y por esta razón (el Señor) los condenó en un gran juicio, mientras que ellos lloran a sus hermanos y esperan su confusión en el día grande del Señor. 10 Entonces dije a los grigori: ―Yo he visto a vuestros hermanos (y he sido testigo) de sus obras, de sus tormentos y de sus grandes plegarias; 11 he rogado también por ellos, pero Dios los ha condenado (a estar) bajo la tierra hasta el fin de ésta y del cielo por los siglos.

12 Y añadí: ―¿Por qué os contentáis con estar esperando a vuestros hermanos y no prestáis servicio ante la faz del Señor? Estableced vuestros servicios y servid ante la faz del Señor para no enojar al Señor vuestro Dios hasta el fin. 13 Ellos escucharon mi amonestación y se alinearon en cuatro formaciones en este cielo. Y he aquí que mientras yo me encontraba con aquellos varones, sonaron cuatro trompetas a la vez con gran potencia, y los grigori cantaron al unísono, y su voz subió hasta la faz del Señor. Capítulo 8 1 Entonces me sacaron de allí los dos varones y me llevaron al sexto cielo. Y allí vi siete formaciones de ángeles, (todos) muy brillantes y gloriosos en extremo: su faz era más resplandeciente que los rayos del sol en todo su vigor y no se podían apreciar diferencias (entre ellos), ni en su cara, ni en su figura exterior, ni en el atuendo de su vestido. 2 (Su oficio) es formar órdenes y estudiar el curso de las estrellas, la revolución del sol y el cambio de la luna; ellos contemplan la virtud y el desorden del mundo, a la vez que formulan órdenes e instrucciones (y entonan) dulces cánticos y toda alabanza de gloria. 3 Estos son los arcángeles, que están por encima de los ángeles y ponen en armonía toda la vida del cielo y de la tierra. 4 (Hay) ángeles al frente de los tiempos y de los años, ángeles que están sobre los ríos y el mar, y ángeles que tienen a su cargo los frutos de la tierra y el conjunto de plantas que sirven de alimento a cualquiera de los animales. 5 Y (hay finalmente) ángeles para cada una de las almas humanas, (encargados de) consignar por escrito todos sus actos y sus vidas ante la faz del Señor. 6 Entre ellos hay siete fénix, siete querubines y siete ángeles hexaptérigos que son una misma voz y cantan al unísono y cuyo canto es inenarrable. 7 (Mientras tanto) el Señor goza de su pedestal. Capítulo 9 1 (Entonces) me levantaron de allí aquellos hombres y me llevaron al séptimo cielo. Allí (percibí) una gran luz y vi todas las grandes milicias de fuego (que forman) los arcángeles y los seres incorpóreos: las virtudes, las dominaciones, los principados, las potestades, los querubines, los serafines, los tronos y diez escuadrones de los ángeles de muchos ojos, así como el orden brillante de los otanim. 2 Entonces cogí miedo y me puse a temblar, lleno de congoja. 3 Luego me asieron los dos varones y me pusieron en medio de aquellos, quienes me dijeron: ―Henoc, ten ánimo y no temas. 4 Y me mostraron de lejos al Señor, que estaba sentado en su altísimo trono. Y (vi cómo) los ejércitos celestiales, después de entrar, se iban colocando en diez gradas según su categoría y adoraban al Señor, retirándose después a sus puestos contentos y alegres, (sumergidos) en una luz inmensa y cantando himnos en voz queda y suave. Pero los gloriosos que están a su servicio no se retiran de noche ni de día, sino que continúan firmes ante la faz del Señor y hacen su voluntad. Los querubines y los serafines se mantienen alrededor del trono y los hexaptérigos lo cubren (con sus alas), mientras cantan en voz baja ante la faz del Señor. 5 Cuando hube presenciado estas cosas me dijeron los dos varones: ―Henoc, hasta aquí teníamos órdenes de acompañarte. Luego se separaron de mí y no he vuelto a verlos. 6 Así, pues, me quedé solo en los confines del cielo y lleno de angustia caí sobre mi rostro y me

dije a mí mismo: «¡Ay de mí! ¿Qué es lo que me acaba de suceder?» 7 Entonces envió el Señor uno de sus gloriosos arcángeles –Gabriel–, quien me dijo: ―Ten ánimo, Henoc, y no temas; levántate, vente conmigo para permanecer ante la faz del Señor para siempre. 8 A lo que yo respondí: ―¡Ay de mí!, Señor mío, que mi alma ha huido de mí, (presa) del temor y la angustia; llama de nuevo a mi lado a los dos varones que me trajeron hasta aquí, pues en ellos tenía puesta mi confianza y en su compañía quiero marchar ante la faz del Señor. 9 Entonces me cogió Gabriel como (si fuera) una hoja llevada por el viento, me levantó en vilo y me colocó ante la faz del Señor. 10 Y vi al Señor cara a cara: su faz irradiaba poder y gloria, era admirable y terrible e inspiraba a la vez temor y pavor. 11 ¿Quién soy yo para describir la esencia inabarcable del Señor, su faz admirable e inefable, el coro bien instruido y de muchas voces, 12 el trono inmenso no hecho a mano, 13 los coros que están a su alrededor y los ejércitos de los querubines y de los serafines con sus cánticos incesantes? 14 Y ¿ quien será finalmente capaz de perfilar la imagen de su belleza inmutable e inenarrable y la grandeza de su gloria? 15 Entonces caí de hinojos y adoré al Señor. 16 Y él me dijo por su propia boca: ―Ten ánimo, Henoc, y no temas: levántate y permanece ante mí para siempre. 17 Entonces Miguel, jefe de las milicias del Señor, me levantó y me llevó ante la faz del Señor. 18 Y dijo el Señor a los que le servían, como para tentarlos: ―Que se acerque Henoc para permanecer ante mi faz para siempre. 19 Y, postrándose los gloriosos ante el Señor, exclamaron: ―Que se acerque según tu palabra. 20 Entonces dijo el Señor a Miguel: ―Acércate y despoja a Henoc de sus vestiduras terrenales, úngelo con mi buen aceite y vístelo con los vestidos de mi gloria. 21 Miguel obró de acuerdo con lo que le había dicho el Señor y me ungió y me vistió. 22 El aceite aquel tenía un aspecto más resplandeciente que el de una gran luminaria, su ungüento (parecía) como rocío bienhechor y su perfume era como la mirra, resplandeciendo como los rayos del sol. 23 Y me miré a mí mismo y (comprobé que) era como uno de sus gloriosos, sin que se pudiera notar diferencia alguna en el aspecto. Capítulo 10 1 Llamó entonces el Señor a uno de sus arcángeles por nombre Vrevoil, más ágil en sabiduría que todos los demás arcángeles y (encargado) de consignar por escrito todas las obras del Señor. 2 Y dijo el Señor a Vrevoil: ―Saca los libros de mis archivos, entrega una pluma a Henoc y díctale los libros. 3 Vrevoil se dio prisa y me trajo los libros –excelentes por la mirra– y me entregó de su propia mano la pluma de taquígrafo. 4 Luego fue recitando todas las obras del cielo, de la tierra y de todos los elementos, su desplazamiento y sus trayectorias, así como su manera de tronar según los signos del zodíaco; asimismo el sol, la luna y las estrellas con sus trayectorias y cambios; las estaciones y los años, los días y las horas, las subidas de las nubes y las salidas de los vientos; el número de los ángeles, las canciones de las milicias armadas, todo asunto humano, toda lengua de los cánticos,

las vidas de los hombres, los mandamientos y enseñanzas, los cánticos de dulce melodía y todo aquello que conviene saber. 5 Vrevoil me estuvo dando instrucciones durante treinta días y treinta noches, sin que dejaran sus labios de hablar, y yo no tuve un momento de reposo, consignando por escrito todos los signos de la creación. 6 Y cuando, al cabo de treinta días y treinta noches, terminé, me dijo Vrevoil: ―Esto era lo que yo tenía que contarte y que tú has consignado por escrito. 7 Siéntate y haz un registro de todas las almas humanas, incluso de las que no han nacido, y de los lugares que les están preparados desde siempre, 8 ya que todas las almas están predestinadas desde antes de que fuera hecha la tierra. 9 Yo me estuve sentado el doble de treinta días y treinta noches y apunté exactamente todo, llegando a escribir trescientos sesenta y seis libros. Capítulo 11 1 Y me llamó el Señor y me dijo: ―Henoc, siéntate a mi izquierda juntamente con Gabriel. 2 Yo entonces me prosterné ante el Señor, y él me dijo: 3 ―Henoc, todo cuanto ves y todas las cosas, ya sean estables o transitorias, han sido creadas por mí. 4 Yo voy a darte razón ahora, en primer lugar, de todo lo que creé, partiendo de lo no existente, y de lo que (hice visible), partiendo de lo invisible. 5 Ni siquiera a mis ángeles he descubierto mis secretos, ni les he manifestado su propio origen; ellos tampoco han podido comprender mi creación infinita e incomprensible, que yo ahora te explico a ti. 6 Antes de que llegaran a existir las cosas visibles, yo era el único que se paseaba en lo invisible como el sol de oriente a occidente y de occidente a oriente. (Más aún), mientras que el sol tiene su reposo, yo no encontraba descanso, porque todo estaba sin hacer. 7 Entonces pensé poner un fundamento y crear la naturaleza visible. 8 Y di órdenes en las alturas para que descendiera de lo invisible un ser visible. Y descendió Adoil, grande en extremo, 9 y al mirarle (vi) que tenía en su vientre una gran luz. 10 Y le dije: «Ábrete Adoil, y que se haga visible lo que está naciendo de ti». 11 Al abrirse salió una gran luz y yo me encontré en medio de ella. 12 Y cuando parecía que iba siendo llevada la luz, salió de ella el gran eón, mostrando todas las cosas que yo había pensado crear. 13 Y vi que (esto) era bueno. Luego puse un trono y me senté sobre él, 14 y dije a la luz: «Sube por encima de mi trono, condénsate y sé el fundamento de las cosas de lo alto». 15 Y no existe cosa alguna por encima de la luz. 16 De nuevo me incliné, eché un vistazo desde mi trono y di por segunda vez una voz en las regiones inferiores, diciendo: «Que salga de lo invisible una cosa invisible y consistente». Y salió Ar(u)chas, duro, pesado y de un color rojo intenso. 17 Entonces dije: «Ábrete Ar(u)chas, y que se manifieste lo que está naciendo de ti». 18 Y se abrió y salió el eón tenebroso, extremadamente grande, que llevaba (en sí) la creación de todas las regiones inferiores. 19 Vi que estaba bien y le dije: «Baja ahora a la región inferior y solidifícate». Y quedó convertido en el fundamento de las cosas inferiores.

20 Mas por debajo de las tinieblas no existe ninguna otra cosa. 21 Entonces mandé que se hiciera una combinación de luz y tinieblas, diciendo: «Sé espesa y rodeada de luz». Luego la extendí y así fue el agua. 22 Y la extendí por encima de las tinieblas, por debajo de la luz, y así di consistencia a las aguas, esto es, el abismo. 23 Entonces puse un fundamento de luz al círculo del agua y forjé siete círculos interiores, formando algo parecido al cristal, a la vez húmedo y seco, esto es, el vidrio, el hielo y el circuito de las aguas y de los otros elementos. 24 Y yo mismo indiqué a cada cual su camino, a las siete estrellas, cada una en su cielo para que así avanzaran. 25 Y vi que estaba bien. Entonces separé la luz de las tinieblas, esto es, a través del agua, aquí y allá. Y dije a la luz: «Sé tú día». Y di orden a las tinieblas que fueran noche. 26 Entonces sobrevino la tarde y luego la mañana, esto es, el primer día. 27 De esta misma manera di consistencia a los círculos del cielo. Y mandé que todas las aguas de las regiones inferiores, que están bajo el cielo, se reunieran en un solo contingente y que sus ondas se secaran. Y así ocurrió. 28 Y de estas ondas hice piedras duras y grandes. 29 Con las piedras mezclé elemento árido y a (esta) sequedad la llamé tierra. 30 Y al centro de la tierra lo llamé precipicio, esto es, abismo. 31 Al mar lo reuní en un solo lugar y lo sujeté con un yugo. Y dije al mar: «Con esto te doy unos confines eternos para que no queden separadas tus aguas». 32 Y asimismo forjé un firmamento y lo fijé sobre las aguas. 33 Y a este día lo llamé el primero de la creación. Entonces sobrevino la tarde y luego la mañana y resultó el día segundo. 34 A todas las milicias celestiales las doté de una naturaleza de fuego. 35 Entonces lanzaron mis ojos una mirada a la piedra firme y durísima y con el fulgor de mi vista recibió el rayo una naturaleza acuosa, fuego en el agua y agua en el fuego, sin que aquélla extinga a éste y sin que éste seque a aquélla. 36 Por esta razón el rayo es más intenso y más brillante que el fulgor del sol, así como el agua blanda es más consistente que la dura piedra. 37 Luego hice saltar del pedernal un gran fuego. Y del fuego creé las formaciones de los ejércitos incorpóreos, diez miríadas de ángeles, así como sus armas ígneas y sus vestiduras, semejantes a la llama ardiente. 38 Entonces di órdenes de que cada uno se pusiera en su formación correspondiente. 39 Pero uno del orden de los arcángeles, apartándose juntamente con la formación que estaba a sus órdenes, concibió el pensamiento inaudito de colocar su trono por encima de las nubes que están sobre la tierra para así poder equipararse con mi fuerza. 40 Yo entonces lo lancé desde la altura juntamente con sus ángeles, y él se mantuvo volando en el aire continuamente sobre el abismo. 41 Y así creé todos los cielos. 42 En esto se hizo el tercer día. 43 Y al tercer día ordené a la tierra que produjera árboles grandes, montes, hierbas dulces de todas las especies y toda clase de simientes para sembrar. 44 Y planté el paraíso y lo cerré, colocando (como vigías) armados ángeles de fuego. 45 Y así hice la renovación de la tierra. 46 En esto sobrevino la tarde y la mañana, el día cuarto.

47 Y el día cuarto mandé que surgieran grandes luminarias en los círculos de los cielos. 48 En el primer círculo, el más alto, coloqué a la estrella Cronos; en el segundo, más bajo, coloqué a Afrodita; en el tercero a Ares, en el cuarto al Sol, en el quinto a Zeus, en el sexto a Hermes y en el séptimo a la Luna. 49 Y con estas estrellas de menos magnitud adorné el éter inferior. 50 Y puse al sol para que iluminara el día, y a la luna y las estrellas para que esclarecieran la noche. 51 Y (determiné) que el sol pasara por cada uno de los signos del zodíaco, 52 y los doce signos del zodíaco están (en función del) recorrido de la luna. 53 Y fijé los nombre de éstos, sus presagios de los truenos, sus horóscopos y el cálculo del tiempo según su posición en la órbita. 54 Entonces sobrevino la noche y la mañana, el día quinto. 55 Al quinto día di ordenes al mar, y este engendró peces y pájaros muy diversos, todos los reptiles que se arrastran sobre el suelo, los cuadrúpedos que caminan sobre la tierra y los volátiles (que surcan) el aire, el sexo masculino y femenino y (finalmente) todas las almas que respiran, pertenecientes a cualquiera de los animales. 56 Y en esto sobrevino la tarde y luego la mañana, el día sexto. 57 El sexto día di órdenes a mi Sabiduría para que creara al hombre, partiendo de siete elementos, a saber: su carne de la tierra, su sangre de rocío y del sol, sus ojos del abismo de los mares, sus huesos de piedra, su pensamiento de la celeridad angélica y de las nubes, sus venas y sus cabellos de hierbas de la tierra, su alma de mi propio espíritu y del viento. 58 Y le doté de siete sentidos: oído en relación con la carne, vista para los ojos, olfato para el alma, tacto para los nervios, gusto para la sangre, consistencia para los huesos y dulzura para el pensamiento. 59 Y me ingenié para que hablara palabras sagaces. Creé al hombre partiendo de la naturaleza visible e invisible, de ambas a la vez, muerte y vida; y la palabra conoce la imagen lo mismo que a cualquier otra criatura, pequeña en lo grande y grande en lo pequeño. 60 Y le dejé establecido en la tierra como un segundo ángel, honorable, grande y glorioso. 61 Y le constituí como rey sobre la tierra, teniendo a su disposición un reino gracias a mi Sabiduría. 62 Y entre mis criaturas no había nada parejo a él sobre la tierra. 63 Y le asigné un nombre que consta de cuatro elementos: Oriente, Occidente, Norte y Sur. 64 Y puse a su disposición cuatro estrellas insignes, dándole por nombre Adán. 65 Le doté de libre albedrío y le mostré dos caminos, la luz y las tinieblas. Entonces le dije: «Mira, esto es bueno para ti y aquello [es] malo». Todo con el fin de ver si me profesaba amor u odio y para (darle ocasión de) declararse en su descendencia como mi amante. 66 Yo conocía bien su propia naturaleza, pero él la ignoraba. Por ello la ignorancia es peor que el pecado, ya que no puede por menos de pecar. Y dije: «Después del pecado no hay otra cosa sino la muerte». 67 Entonces puse a su disposición un cobertizo, le sumergí en un sopor, y él se quedó dormido. 68 Y, mientras dormía, le quité una costilla y le hice una mujer, 69 para que por la mujer le llegara la muerte. 70 Luego tomé la última letra de su nombre y le di a ella el nombre de «madre», esto es. Eva. Adán -- la madre = el terrestre y la vida. 71 Y acoté también un espacio dentro del Edén en su parte oriental, por ver si guardaba el compromiso y cumplía el mandamiento.

72 Asimismo hice que le fueran abiertos los cielos de par en par con el fin de que viera a los ángeles que estaban cantando un himno de victoria. Y una luz sin sombras inundó para siempre el paraíso. 73 Entonces comprendió el diablo que yo iba a crear otro mundo, al ver que yo había sometido a Adán todas las cosas que había sobre la tierra para que él reinase y dispusiera de ellas. 74 El diablo es un demonio de las regiones inferiores, pues al huir del cielo quedó convertido en Satanás, después de haberse llamado Satanael. Por ello se desplazó de los ángeles sin cambiar su naturaleza, sino (sólo) su pensamiento –de la misma manera que la inteligencia es común a justos y pecadores– y cayó en la cuenta de su propia condenación y del pecado que había cometido anteriormente. 75 Por ello maquinó contra Adán, adentrándose de esta manera en el paraíso y engañando a Eva, pero sin tocar a Adán. 76 Y por su ignorancia las maldije. 77 Mas a los que anteriormente había bendecido, no los maldije; y a los que anteriormente no había bendecido, tampoco los maldije; ni al hombre maldije, ni a la criatura, sino al fruto nefasto del hombre. Pues de hecho el fruto de la virtud (se obtiene) a fuerza de sudor y de trabajo. 78 Y dije: «Tierra eres y a la tierra irás a parar, de la que te saqué; yo no voy a aniquilarte, sino que te hago volver allí mismo de donde te saqué; después puedo sacarte otra vez con ocasión de mi segunda venida». 79 Y bendije a todas mis criaturas visibles e invisibles. 80 Y (llegó) el día séptimo, en el que descansé de todos mis trabajos. 81 Y al día octavo fijé yo el mismo día, para que el día octavo fuera el primero, primicias de mi descanso, y para que (éstos) se conviertan en símbolos de los siete mil y para que él sea el principio de los ocho mil; pues así como el primer día cae en domingo, así lo hace también el día octavo, para que el día del domingo pueda repetirse indefinidamente. 82 Y ahora, Henoc, cuanto acabo de decirte, todo lo que tú has comprendido y visto tanto en los cielos como en la tierra y todo lo que tú has anotado en tus libros, todo ello concebí crearlo por mi Sabiduría y (lo) he llevado a cabo desde el fundamento más alto hasta el más bajo (y) hasta el fin. 83 En mi creación no he tenido testigo ni heredero. 84 Yo soy eterno e increado, 85 mi pensamiento es inmutable, no tengo otro consejero que mi propia Sabiduría y mis dichos son (a la vez mis) hechos. 86 Mis ojos escudriñan todo, y cuado dirijo mi mirada al universo, éste se queda quieto, temblando de miedo; y si le vuelvo la espalda, se desintegra. 87 Entiende, pues, Henoc, y date cuenta de quién te está hablando: toma esos libros que tú mismo has escrito, 88 y yo pongo a tu disposición a Samoil y a Ragüil, que son quienes te han traído hasta mí. 89 Baja a la tierra y da cuenta a tus hijos de todo lo que te he dicho y de cuanto has podido ver desde el cielo más bajo hasta mi trono. 90 Todas las milicias y todas las potestades las he creado yo, y no hay nadie que se me oponga o que no me obedezca, pues todos acatan mi monarquía y se rinden a mi poder absoluto. 91 Entrégales los libros de tu puño y letra y que ellos los lean y me reconozcan como Creador del universo, y entiendan que no hay otro (creador) fuera de mí, 92 y transmitan los libros escritos por ti de hijos a hijos, de generación a generación y de parientes a parientes.

93 Y yo te daré, Henoc, como mediador a Miguel –mi archiestratega– para (que custodie) el escrito de tus manos y los escritos de las manos de tus padres, Adán, Set, Enós, Cainán, Maleleil y Ared, tu padre, ya que yo no los destruiré jamás. 94 He dado órdenes a mis ángeles Ariuch y Pariuch –a quienes mandé a la tierra como guardianes de ellos– y he dado asimismo órdenes a los tiempos para que los vigilen, de modo que no perezcan en el futuro diluvio que yo haré sobrevenir sobre tu linaje. 95 Conocida como me es la malicia de los hombres, yo sé que no aguantarán el yugo que yo les imponga, sino que han rechazado (de antemano) mi yugo, aceptando otro distinto; han sembrado semillas hueras, han adorado a dioses vanos y han rechazado mi soberanía, quedando toda la tierra manchada de injusticias, injurias, adulterios e idolatría. 96 Y por esta razón haré sobrevenir un diluvio sobre la tierra, quedando ésta sumida en un lodazal inmenso, 97 y preservaré a un varón justo de tu tribu con toda su casa, el cual estará dispuesto a obrar según mi voluntad. 98 Y de su simiente surgirá al cabo otra generación numerosa, pero muchos de sus miembros serán insaciables en alto grado. 99 Y en el decurso de esta generación les descubriré los libros escritos por ti y por tus padres. Los mismos guardianes de la tierra se encargarán de enseñárselos a los varones fieles –a mis siervos que pronuncian mi nombre en vano–, y éstos se los comunicarán a la otra generación, y aquellos, una vez los hayan leído, serán glorificados en la posteridad más aún que al principio. 100 Ahora pues, Henoc, te doy una tregua de treinta días para que la pases en tu casa y comuniques a tus hijos y a tus domésticos todo esto de mi parte, para que escuchen lo que les digas y para que lean y entiendan que no existe otro (dios) fuera de mí y cumplan tus mandamientos y comiencen (a leer)los libros escritos de tu mano. 101 Y, después de treinta días, yo te enviaré mi ángel para que te saque de la tierra y de entre tus hijos (y te traiga) a mi lado. Capítulo 12 1 El Señor llamó a uno de sus ángeles principales –tétrico y terrible– y lo colocó a mi lado. 2 Su apariencia era de color blanco como la nieve y sus manos (parecían) de hielo, como las de aquel que padece un frío intenso. 3 Él refrigeró mi rostro, pues yo no podía aguantar el miedo que me infundía el Señor, de la misma manera que no es posible aguantar el fuego de un horno, ni la canícula del sol, ni la helada de la intemperie. 4 Y me dijo el Señor: ―Henoc, ningún hombre podrá mirarte a la cara sin que tu rostro haya sido refrigerado aquí. 5 Luego dijo a aquellos dos hombres que me habían subido anteriormente: ―Que baje Henoc con vosotros dos a la tierra y esperadle allí hasta el día prefijado. 6 Y ellos me colocaron de noche en mi lecho. 7 Matusalén estaba esperando mi llegada, haciendo guardia día y noche junto a mi cama, y al percatarse de mi advenimiento quedó sobrecogido de temor. Yo le dije que se reunieran todos mis familiares, y entonces les hablé (de esta manera): Capítulo 13 1 ―Escuchad, hijos míos, lo que es según el beneplácito del Señor.

2 Yo he sido enviado a vosotros en el día de hoy de parte del Señor para deciros todo cuanto ha ocurrido, ocurre actualmente y ocurrirá hasta el juicio del Señor. 3 Escuchad, hijos míos, pues no os hablo hoy por mi boca, sino por la del Señor, que me ha enviado a vosotros. 4 Pues vosotros estáis percibiendo las palabras de mis labios –de un hombre que ha sido creado igual que vosotros–, pero yo se las he oído al Señor de su propia boca de fuego, ya que la boca del Señor es como un horno ardiente y sus ángeles son como llamas que salen (de él). 5 Vosotros, hijos míos, estáis viendo mi rostro, el de un hombre que ha sido creado como vosotros, pero yo he contemplado la faz del Señor, semejante a un hierro candente que, al sacarlo del fuego, despide centellas y abrasa. 6 Vosotros estáis viendo mis ojos, los de un hombre que ha sido creado igual que vosotros, pero yo he visto los ojos del Señor como haz de rayos del sol que infunde pavor a los ojos humanos. 7 Vosotros, hijos míos, contempláis la diestra de quien os está ayudando –un hombre hecho igual que vosotros–, pero yo he contemplado la diestra del Señor, que cubre el cielo entero, en trance de ayudarme. 8 Vosotros veis el volumen de mi cuerpo, análogo al vuestro, pero yo he visto el volumen del Señor, inconmensurables e incomparable, que no conoce limitación. 9 Vosotros estáis escuchando las palabras de mis labios, pero yo he oído el verbo del Señor como un gran trueno, en medio de la confusión incesante de las nubes. 10 Ahora, pues, hijos míos, escuchad la exhortación de un padre terrenal. Pavoroso es y desapacible presentarse ante la faz de un rey de la tierra; terrible y lleno de zozobra, porque la voluntad del rey es muerte y la voluntad del rey es vida. ¡Cuánto más será comparecer ante la faz de un rey, que es a la vez rey de los ejércitos del cielo y de la tierra! ¿Quién podrá salir airoso de este apuro sin medida? 11 Ahora bien, hijos míos, yo conozco todas las cosas: unas porque las he oído de labios del Señor y otras porque las he visto con mis propios ojos desde el principio hasta el fin y desde el fin hasta el retorno. 12 Yo (conozco) todo y todo lo he consignado por escrito en los libros: los cielos con sus confines y su plenitud y todos los ejércitos con sus movimientos los he medido yo, y he anotado también la multitud sin número de las estrellas. 13 ¿Qué hombre (es capaz) de contemplar sus revoluciones y sus órbitas? Ni los ángeles siquiera conocen su número, pero yo he consignado todos sus nombres. 14 Yo he medido el perímetro del sol y he contado sus rayos, su salida cada mes, sus ocasos y todas sus trayectorias, anotando sus nombres. 15 Yo he medido el perímetro de la luna y su proceso menguante cada día y los eclipses que experimenta cada día y cada hora. 16 Yo he fijado las cuatro estaciones, y a base de las estaciones he diseñado cuatro círculos, y en los círculos he fijado los años y también los meses y, partiendo de los meses, he calculado los días, y a base de los días he medido las horas y (las) he contado y anotado. 17 Yo he examinado y consignado por escrito todos los alimentos de la tierra, todas las semillas –sembradas o sin sembrar– que produce el suelo y toda clase de vegetales, hierbas y flores, así como sus perfumes y sus nombres. 18 He escudriñado igualmente los habitáculos de las nubes, sus leyes, sus alas, sus lluvias y sus aguaceros. 19 Yo he descrito el fragor del trueno y del rayo. 20 Me han sido mostrados las llaves y sus guardianes, así como su subida y su salida y el rumbo

sosegado que toman, pues sujetos a un vínculo se elevan y se dejan caer, no sea que a fuerza de cólera y de furor obliguen a desplomarse a las nubes airadas y destruyan todo lo que hay sobre la tierra. 21 Yo he descrito los depósitos de nieve, los almacenes de hielo y los aires glaciales, y he observado cómo a su debido tiempo los cancerberos llenan con ellos las nubes sin vaciar sus propios aljibes. 22 Yo he descrito la cámara de los vientos y he observado con mis propios ojos cómo sus guardianes llevan pesas y medidas: primero (los) colocan en las balanzas, luego en las medidas y (finalmente los) dejan caer con pericia y con mesura sobre la tierra para no hacerla temblar con su soplo huracanado. 23 Yo he medido toda la tierra: los montes, los cerros, los campos, los árboles, las piedras, los ríos y todo lo que existe. 24 Yo he registrado la altura que hay desde la tierra hasta el séptimo cielo y la profundidad hasta el infierno más bajo. 25 (Yo he descrito asimismo) el lugar del juicio y el infierno inmenso, abierto y lleno de gemidos, 26 y he visto cómo sufren los cautivos en espera del juicio sin medida. 27 Yo tengo registradas todas las causas de los que van a ser juzgados, así como todos sus juicios y todas sus acciones. 28 He visto también a todos los antepasados de la (primera) época, incluidos a Adán y Eva, y he suspirado y llorado a causa de la perdición por su impiedad. ¡Ay de mí por mi flaqueza y (la) de mis antepasados! 29 Entonces me puse a pensar en mi interior y exclamé: «Dichoso el hombre que no ha nacido, o que –habiendo nacido– no ha pecado ante la faz del Señor, para que no venga a parar a este lugar y no tenga que soportar el agobio de este recinto». 30 Y vi a los cancerberos y vigilantes de las puertas del infierno, erguidos como áspides enormes: sus rostros (semejaban) antorchas apagadas, sus ojos eran de fuego y sus dientes – desnudos– (les llegaban) hasta el pecho. 31 Yo me dirigí a ellos y les dije: ―¡Ojalá no os hubiera visto nunca ni hubiera llegado a mis oídos vuestras acciones y pluguiese a Dios que nadie hubiera traído a los de mi raza a vuestro lado! ¡Por el corto lapso de tiempo que han tenido para pecar en esta vida tienen que sufrir eternamente en la vida perdurable! 32 Entonces ascendí con dirección a oriente hasta el paraíso del Edén, donde está reservado a los justos el descanso. (Este lugar) está abierto hasta el tercer cielo y se encuentra aislado de este mundo. 33 Y hay guardianes apostados junto a las puertas enormes por donde sale el sol, ángeles de fuego que cantan incesantemente himnos de victoria y se alegran del advenimiento de los justos. 34 Y en su última venida sacará él a Adán y a todos los antepasados y los traerá aquí para que gocen: de la misma manera que un hombre invita a sus íntimos a comer con él y ellos acuden y charlan ante su palacio, mientras esperan alegremente el banquete, el placer honesto, la riqueza inmensa y (finalmente) el gozo y la alegría en la luz y en la vida perdurable. 35 Yo os digo a vosotros, hijitos míos: Bienaventurado el que teme el nombre del Señor, le sirve constantemente ante su faz, le hace sus ofrendas con temor en esta vida y vive con rectitud (los días de) su vida y (luego) muere. 36 Bienaventurado aquel que juzga equitativamente, no a causa de una recompensa, sino por justicia, y sin (dejarse llevar por) la esperanza de recibir alguna cosa, (pues) luego se encontrará

él también con su juicio imparcial. 37 Bienaventurado el que viste a los desnudos y da pan a los hambrientos. 38 Bienaventurado el que hace un juicio justo al huérfano y a la viuda, y presta su ayuda a cualquier víctima de la injusticia. 39 Bienaventurado el que abandona el camino temporal de este fatuo mundo y marcha por la vía recta que conduce a la vida inacabable. 40 Bienaventurado el que siembra semilla de justicia, pues cosechará el séptuplo. 41 Bienaventurado aquel en quien habita la verdad y es veraz para con su prójimo. 42 Bienaventurado aquel en cuya boca (anida) la misericordia y la mansedumbre en su corazón. 43 Bienaventurado el que considera toda obra del Señor como creada por Dios y la engrandece, 44 pues las obras del Señor son rectas, mientras que las obras del hombre unas son buenas y otras malas, y por sus obras se conoce al artífice. 45 Yo, hijos míos, he medido y registrado toda obra y toda medida y toda balanza equilibrada de acuerdo con el mandato del Señor, y en todas estas cosas he encontrado diferencias. 46 Un año es más estimable que (otro) año, y asimismo un hombre es más estimable que (otro) hombre: éste a causa de su mucha hacienda, el otro por la sabiduría de su corazón; éste a causa de algún grado de inteligencia, el otro por su habilidad; el uno porque es taciturno, el otro por su pureza; el uno por su fortaleza, el otro por su buena presencia; el uno por su juventud, el otro por la agudeza de su ingenio; unos por la gallardía de su cuerpo y otros (finalmente) por la exuberancia de sentimientos (que les lleva) a hacerse escuchar en todas partes. 47 Pero no hay nadie más grande que aquel que teme al Señor: éste será más glorioso en la otra vida. 48 El Señor hizo al hombre con sus propias manos a imagen de su rostro: pequeño o grande, el Señor lo ha creado. 49 Quien haga ultrajes al rostro de un hombre, ultraja también el rostro del rey y menosprecia el rostro del Señor. El que desprecia el rostro de un hombre, desprecia también el rostro del Señor. 50 Aquel que sin motivo se enfurece contra un hombre será alcanzado también por la cólera del Señor. 51 El que escupe a un hombre en la cara, será objeto de ludibrio en el juicio grande del Señor. 52 Bienaventurado el varón que no deja a su corazón guiarse por el odio hacia su prójimo, que presta su ayuda al encausado, levanta al que se encuentra molido y es misericordioso con el que lo necesita, 53 pues el día del gran juicio toda medida y balanza y cualquier clase de pesas estarán colgadas en su fiel –esto es, en su equilibrio– y él estará en la tienda y reconocerá su medida, y con arreglo a ella recibirá su recompensa. 54 Si alguien es diligente en hacer sus ofrendas ante la faz del Señor, el Señor acelerará también la cosecha de su trabajo y le hará un juicio justo. 55 Si alguien multiplica las lámparas ante la faz del Señor, el Señor multiplicará también sus graneros en el reino supremo. 56 Ahora bien, ¿cuándo va a tener el Señor necesidad de pan, o de una lámpara, o de una oveja, o de un buey, o de otra ofrenda cualquiera? No, lo que él exige es un corazón puro, y con todo esto pone en prueba el corazón del hombre. 57 Si alguien ofrece a un rey terrenal un don cualquiera albergando en su interior pensamientos de infidelidad, ¿no montará en cólera el rey –si es que lo advierte– irritado por su ofrenda y lo entregará a la justicia? 58 O si un hombre hace injusticia a otro, engañándole con buenas palabras, pero con malas

intenciones, ¿no se percatará de ello en su propio corazón y se juzgará a sí mismo por no haber obrado justamente? 59 Mas cuando el Señor envíe su luz inmensa, en ella tendrá lugar un juicio justo e imparcial, tanto para los buenos como para los malos, del que nadie podrá sustraerse. 60 Y ahora, hijitos míos, reflexionad en lo íntimo de vuestros corazones y escuchad las palabras de vuestro padre: todo cuanto os anuncio de parte del Señor. Tomad estos libros escritos por vuestros padres, leedlos, y en ellos reconoceréis todas las obras del Señor. 61 Muchos libros ha habido desde el comienzo de la creación y aún habrá hasta el fin del mundo, pero ni uno siquiera de ellos os revelará (tanto) como éste, escrito de mi mano: si os atenéis a él con firmeza, no pecaréis contra el Señor. 62 Pues no hay otra fuera del Señor ni en el cielo, ni en la tierra, ni en los infiernos, ni sobre base alguna. 63 El Señor fijó un fundamento sobre lo desconocido y extendió los cielos sobre lo visible, asentó la tierra sobre las aguas y dio al agua un fundamento inconsistente: él fue quien sin ayuda de nadie hizo criaturas sin número. 64 ¿Quién ha contado el polvo de la tierra, o la arena del mar, o las gotas de la lluvia, o el rocío de las nubes, o el soplo de los vientos? 65 ¿Quién es el que entretejió tierra y mar con vínculos indisolubles y talló las estrellas del fuego y adornó el cielo? 66 Él (fue quien) colocó el sol en medio de ellas para que camine por los siete círculos del cielo, y quien puso ciento ochenta y dos tronos para que descienda en el día corto y otros ciento ochenta y dos para que descienda en el día largo, 67 así como los dos grandes tronos que éste tiene por encima de los tronos de la luna para descansar de sus movimientos de ida y vuelta. 68 A partir del día 17 del mes de Pamovus baja hasta el mes de Fivif, y desde el día 17 del mes de Fivif sube (otra vez). Y así va recorriendo el sol todos los círculos del cielo. 69 Y luego, cuando llega cerca de la tierra, ésta se regocija y hace crecer sus frutos; mas cuando se aleja, la tierra se llena de tristeza, sin que los árboles y los frutos puedan germinar. 70 Todo esto –medido y sopesado escrupulosamente– lo ha establecido él en la medida de su sabiduría, tanto lo que es visible como lo invisible: 71 pues siendo él mismo invisible, ha creado todo lo que se ve, partiendo de lo invisible. 72 Así os hablo a vosotros, hijos míos: Repartid estos libros a vuestros hijos, a toda vuestra familia y a vuestros parientes. 73 A aquellos que tuvieran la cordura de temer a Dios y aceptarlos, les serán más placenteros que manjares suculentos de la tierra, y ellos los leerán y se aficionarán a ellos; 74 mientras que los necios –que no conocen al Señor ni tienen temor de Dios– no los aceptarán, sino que se desharán de ellos considerándolos como una carga. 75 Bienaventurado el que aguante su yugo y se aficione a ellos, como el que está arando, en el día del gran juicio. 76 Por mi parte, os juro, hijos míos, pero sin hacer juramento ni por el cielo, ni por la tierra, ni por otra criatura hecha por Dios, pues el Señor ha dicho: «En mí no hay juramento ni injusticia, sino verdad»; si en los hombres no hay verdad, que juren por la palabra «sí, sí» o «no, no». 77 Así, pues, yo os juro «sí, sí» que, antes de que el hombre empezara a existir en las entrañas de su madre, a todos y a cada uno les he deparado un lugar para sus almas, así como un peso y una balanza en relación con el tiempo que van a vivir en este mundo, para que en ella sea pesado el hombre.

78 Sí, hijos, no os engañéis, allí ha sido preparado de antemano un lugar para cada alma humana. 79 Yo he consignado por escrito todas las acciones del hombre, y ninguno de los nacidos sobre la tierra podrá ocultarse ni esconder sus acciones, (pues) yo veo todo como en un espejo. 80 Ahora pues, hijos míos, apurad con paciencia y mansedumbre el número de vuestros días, para que heredéis el siglo sin fin que ha de venir por último. 81 Cualquier herida, llaga o quemadura, cualquier mala palabra y si os sobreviene una desgracia o infortunio por causa del Señor, sufridlo todo por el Señor. 82 Y aunque seáis capaces de devolver cien veces la afrenta, no se la devolváis al vecino ni al extraño, 83 pues Dios es quien (la) devuelve por vosotros, y él hará de vengador el día grande del juicio, para que no seáis vengados aquí por los hombres, sino allí por el Señor. 84 Que cada uno de vosotros gaste el oro y la plata a favor de su hermano, así recibiréis un tesoro colmado en el otro mundo. 85 Tended vuestras manos al huérfano, a la viuda y al advenedizo según vuestras posibilidades. 86 Ayudad al fiel en sus penas, y no os alcanzará a vosotros la tribulación, ni cuando estéis holgando en la abundancia, ni cuando os llegue el tiempo del agobio. 87 Cualquier jugo áspero y pesado –si os sobreviene por causa del Señor– aguantadlo y cortadlo, y así obtendréis vuestra recompensa en el día del juicio. 88 Por la mañana, al mediodía y por la tarde es conveniente ir al templo del Señor de la gloria, hacedor de todo. 89 Pues todo espíritu le alaba y toda criatura visible e invisible le ensalza. 90 Bienaventurado el hombre que abre su boca a la alabanza y ensalza al Señor de todo su corazón. 91 Maldito el que abre su corazón al ultraje y ultraja al pobre y calumnia al prójimo. 92 Bienaventurado el que abre su boca para bendecir y alaba a Dios. 93 Maldito el que abre su boca a la maldición y calumnia todos los días de su vida ante la faz del Señor. 94 Bienaventurado el que ensalza todas las obras del Señor. 95 Maldito el que ultraja a cualquiera de las criaturas del Señor. 96 Bienaventurado el que tiene sus ojos puestos en la elevación del trabajo de sus manos. 97 Maldito el que se fija en el (trabajo) ajeno para destruirlo. 98 Bienaventurado el que es fiel a los fundamentos de los padres antiguos. 99 Maldito el que corrompe las leyes de sus antepasados y de sus padres. 100 Bienaventurado el que siembra la paz del amor. 101 Maldito el que destruye a los que viven pacificados en el amor. 102 Bienaventurado aquel que, sin hablar de la paz, la fomenta en su corazón para con todos. 103 Maldito aquel que tiene la paz en sus labios, pero no en su corazón. 104 Todo esto quedará bien patente en la balanza y en los libros del día del juicio. 105 Entonces, pues, hijos míos, no digáis: «Nuestro padre está con Dios e intercede por nosotros para librarnos con sus plegarias de nuestros pecados», (pues) allí no hay nadie que ayude al hombre que ha pecado. 106 Ved que yo he consignado por escrito todas las acciones que han cometido los hombres anteriormente y sigo anotando todo lo que se opera en los hombres hasta el fin del mundo. 107 Nadie podrá borrar lo que he escrito con mi mano, 108 pues Dios ve todo, hasta los malos pensamientos de los hombres –vanos como son–, cuando yacen en lo más recóndito del corazón.

109 Ahora pues, hijos míos, escuchad todas las palabras de vuestro padre, cuanto os estoy diciendo, para que no vayáis a decir un día apesadumbrados: «¿Por qué no nos advirtió nuestro padre esta nuestra necedad a su debido tiempo?» 110 Que estos libros que os acabo de dar sean la recompensa de vuestro descanso. No los escondáis; enseñádselos a todos los que quieran (verlos), para ver si así reconocen (como tales) las obras maravillosísimas del Señor. 111 He aquí, pues, hijos míos, que se ha acercado el día de mi emplazamiento y se me cumple el tiempo prefijado, urgiéndome para que me marche, y los ángeles que han de acompañarme están ya sobre la tierra en espera de sus órdenes. 112 Mañana subiré al cielo empíreo, a mi heredad sempiterna. Por ello os mando, hijos míos, que obréis toda clase de virtud ante la faz del Señor. Capítulo 14 1 Entonces respondió Matusalén a su padre, diciendo: 2 ―¿Qué es lo que te gusta, Henoc, para que preparemos algo de comer ante tu faz y tú bendigas nuestras casas, así como a tus hijos y a todos tus familiares? Así la gente se sentirá honrada en tu persona y luego podrás irte según el beneplácito del Señor. 3 Respondió Henoc a su hijo, diciéndole: 4 ―Escucha, hijo: Desde que el Señor me ungió con el ungüento de su gloria no he vuelto a probar bocado, ni mi alma ha vuelto a acordarse de los placeres terrenales, ni me apetece nada de la tierra. 5 Pero (ahora) llama a tus hermanos, a todos tus domésticos y a los ancianos del pueblo, para que yo les hable y luego me marche como procede. 6 Se dio prisa Matusalén y llamó a sus hermanos Regim, Riman, Uchan, Chermion y Gaidad, así como a todos los ancianos, citándoles ante la faz de su padre Henoc. Estos se postraron ante él y Henoc los contempló y les dio la bendición. Luego se dirigió a ellos, diciendo: Capítulo 15 1 ―Escuchad, hijos, en vida de vuestro padre. Por causa de Adán bajó el Señor a la tierra con objeto de visitar a las criaturas que él mismo había formado milenios atrás y cuando –después de ellas– creó a Adán. 2 Y llamó el Señor a todos los animales y reptiles de la tierra y todas las aves que vuelan por el aire y los condujo ante la presencia de Adán, nuestro padre, para que él diera su nombre a todos los cuadrúpedos. 3 Él puso su nombre a cada uno de los seres que viven sobre la tierra, 4 y el Señor le hizo rey de todos ellos y le sometió a todos, (reduciéndolos) a la categoría de seres inferiores y haciéndolos mudos y sordos, para que le estuvieran sujetos y le obedecieran a él, así como a cualquier otro hombre. 5 El Señor ha hecho, pues, al hombre dueño de todos sus bienes 6 y no juzga ni un alma de las bestias a causa del hombre, sino que juzga a las almas humanas a causa del alma de las bestias en el gran eón. 7 Pues el hombre le ha sido deparado un lugar especial, y de la misma manera que todas las almas humanas están contadas, asimismo las de las bestias, sin que pueda perecer ni una de estas almas creadas por el Señor hasta el día del gran juicio. 8 Y todas las almas de las bestias acusan al hombre que mal las apacienta.

9 Quien se porta mal con el alma de las bestias, se porta mal con su propia alma, 10 porque el hombre escoge para hacer sus ofrendas a animales puros a fin de asegurar la salud de su alma, e inmolando aves puras y simientes es como el hombre asegura la curación de su alma. 11 Todo aquello que os sea ofrecido para comer, atadlo por las cuatro extremidades; esto es curación, (quien lo) hace bien, se cura y sana su alma. 12 Todo el que sacrifica una bestia sin atarla, da muerte a su propia alma y se porta inicuamente con su cuerpo. 13 El que maltrata a escondidas a cualquier animal –cosa reprochable– comete una iniquidad contra su propia alma. 14 El que inflige un daño a un alma humana, daña su propia alma, y no habrá salvación para su cuerpo ni perdón por los siglos. 15 El que comete un homicidio, acarrea la muerte a su propia alma y mata su propio cuerpo: para él no habrá salvación jamás. 16 El que empuja a un hombre hacia la trampa, se enredará a sí mismo; y no habrá salvación para él por los siglos. 17 El que coacciona a otro hombre a un pleito no se librará de la venganza eterna en el gran juicio. 18 Al que es injusto para con cualquier alma humana de hecho o por palabra, no se le hará justicia por los siglos. 19 Ahora, pues, hijos míos, guardad vuestros corazones de toda acción injusta que repugna al Señor. 20 Lo que un hombre pide a Dios para sí, esto ha de (procurar) hacer él mismo a toda alma viviente. 21 Pues yo sé muy bien (lo que aguarda) en el gran eón: hay muchas moradas preparadas para el hombre, buenas para los buenos y malas para los malos en cantidad innumerable. 22 Bienaventurado aquel que frecuenta las casas buenas, pues en las malas no hay descanso ni (ganas de) volver. 23 Escuchad, hijos míos, pequeños y grandes: Si un hombre promete en su corazón hacer ofrendas de su propio trabajo ante la faz del Señor y no lo lleva a cabo con sus manos, entonces el Señor apartará su rostro de la obra de sus manos, y él no podrá obtener (el fruto) del trabajo de sus manos. 24 Pero si lo cumple (maquinalmente) con sus manos, mientras que su corazón protesta, entonces no cesará la pesadumbre de su corazón, murmurando continuamente sin obtener éxito alguno. 25 Bienaventurado el varón que pacientemente ofrece dones ante la faz del Señor: él los hace y (así) obtendrá la remisión de sus pecados. 26 Si cumple su palabra antes de tiempo, no tendrá (oportunidad) de arrepentirse. Y si deja pasar el plazo prefijado y luego lo cumple, se quedará sin bendición y no tendrá (oportunidad) de arrepentirse después de la muerte. 27 Pues toda obra que lleva a cabo el hombre antes de tiempo o a destiempo, es un escándalo ante los hombres y un pecado ante Dios. 28 El hombre que viste al desnudo y da su pan al hambriento, obtendrá su recompensa. 29 Pero si su corazón protesta, se acarreará a sí mismo dos males: perderá lo que da y no obtendrá a cambio la debida recompensa. 30 Y si el menesteroso, después de saciar su corazón y abrigar sus carnes, se muestra arrogante, echará a perder lo que sufrió con su indigencia y no obtendrá la recompensa de la virtud,

31 pues todo hombre arrogante y todo corazón orgulloso son objeto de abominación por parte de Señor. 32 Toda palabra mendaz está agudizada por la injusticia y queda yugulada al filo de una espada mortífera, sin que este tajo tenga remedio jamás. Capítulo 16 1 Al hablar así Henoc a sus hijos y a los príncipes del pueblo, se apercibió la gente –propios y extraños– de que el Señor llamaba a sí a Henoc, y tomaron consejo entre sí diciendo: ―Vayamos y besemos a Henoc. 2 Y se reunieron hasta dos mil hombres y vinieron al lugar (llamado) Achuzan, donde se encontraba Henoc con sus hijos. 3 Llegaron, pues, los ancianos del pueblo y todo el sinedrio, y se inclinaron y besaron a Henoc, diciendo 4 ―Padre nuestro, Henoc, bendito seas en nombre del Señor, rey eterno. 5 Ahora da tu bendición a tus hijos y a todo el pueblo, para que nos sintamos hoy honrados en tu presencia, ya que tú eres glorificado ante la faz del Señor por toda la eternidad. 6 Pues él te ha escogido a ti por encima de todos los hombres de la tierra y te ha constituido como escribano de toda su creación visible e invisible, como redentor de los pecados de los hombres y como ayuda de tus familiares. 7 Respondió Henoc a su gente, diciéndoles a todos: Capítulo 17 1 ―Escuchad, hijos míos: Antes de que nada existiera y antes de que fueran hechas todas las cosas creó el Señor todas sus criaturas visibles e invisibles. Pensad cuánto tiempo hubo de transcurrir, teniendo en cuenta que después de todo esto creó al hombre a su imagen y semejanza y le dotó de ojos para ver, de oídos para oír, de corazón para pensar y de discreción para aconsejar. 2 El Señor disolvió el eón a causa del hombre e hizo todas las criaturas por causa del mismo y dividió (el eón) en edades; luego de las edades hizo los años, de los años hizo los meses y de los meses los días, y a los días los agrupó en número de siete, y en éstos fijó las horas, y las horas las subdividió en espacios menores, para que el hombre considere las edades y cuente los años, los meses, los días, las horas, los cambios, el principio y el fin, y pueda medir su vida desde el comienzo hasta la muerte, y (finalmente) para que considere sus pecados y consigne por escrito sus acciones, tanto las buenas como las malas. 3 Pues ningún hecho queda oculto ante el Señor, para que todo hombre sea consciente de sus propias acciones y nadie conculque ninguno de sus mandamientos, (sino) que conserve firmemente el escrito de mi mano de generación en generación. 4 Cuando se acaben todas las cosas visibles e invisibles, que el Señor ha creado, entonces todos los hombres se presentarán ante el juicio grande del Señor. 5 Entonces tocarán a su fin las edades, dejarán de existir los años, los meses y los días, las horas desaparecerán y dejarán de contarse, surgiendo (otra vez) un eón único. 6 Entonces se reunirán en el gran eón todos los justos que hayan escapado del gran juicio del Señor, y el gran eón (re)surgirá para los justos, y (éstos) serán eternos. 7 No habrá para ellos trabajo, ni enfermedad, ni tribulación, ni ansiedad por lo inevitable, ni violencia, ni noche, ni tinieblas, sino que una gran luz estará con ellos: una gran muralla

indestructible y un paraíso inmenso e incorruptible. 8 Pues todo lo corruptible pasará, y llegará lo incorruptible, surgiendo el cobijo de una morada eterna. 9 Ahora pues, hijos míos, preservad vuestras almas de toda injusticia –(de todo) cuanto es abominable al Señor–; 10 caminad con temor ante su faz y servidle sólo a él. 11 Cualquier ofrenda que presentéis al Señor, que sea justa, (pues) las injustas son objeto de abominación por parte de él. 12 Porque el Señor ve todo lo que el hombre piensa en su corazón –lo que su razón le aconseja–, ya que cualquier pensamiento es (como) una ofrenda ante él. 13 Si eleváis vuestra vista al cielo, allí está el Señor, pues él ha hecho los cielos. 14 Si dirigís vuestra mirada hacia la tierra, allí está el Señor, pues él ha sido quien le ha dado su fundamento y quien ha colocado sobre ella toda su creación. 15 Si consideráis la profundidad del mar y lo que está por debajo de la tierra, allí está el Señor, porque él ha creado el universo. 16 No adoréis las obras del hombre ni las de Dios, dejando a un lado al Señor de toda la creación, pues ninguna acción podrá ocultarse a la faz del Señor. 17 Id, hijos míos, por el camino de la paciencia, de la mansedumbre, de la compunción, de la tribulación, de la fe, de la justicia, de la promesa, de la debilidad, del ridículo, de los azotes, de la tentación, de la necesidad, de la desnudez, amándoos unos a otros hasta que salgáis de este siglo de sufrimiento para ser herederos del siglo sempiterno. 18 Bienaventurados los justos que escapen del juicio grande del Señor, pues su fulgor será siete veces mayor que el del sol. 19 Pues en este siglo de todas las cosas han sido segregadas siete partes: de la luz, de las tinieblas, de la comida, del placer, de la amargura, del paraíso y del tormento. Todo esto lo he consignado por escrito para que (lo) leáis y entendáis. Capítulo 18 1 Mientras conversaba Henoc con los suyos, dejó caer el Señor niebla sobre la tierra y sobrevino una oscuridad (que) envolvió a los que estaban con Henoc. 2 Entonces tomaron apresuradamente los ángeles a Henoc y lo llevaron hasta el cielo más alto, donde el Señor le acogió y le colocó delante de sí por toda la eternidad. 3 Y, al retirarse las tinieblas de la tierra, se hizo luz y la gente miraba sin comprender cómo Henoc había sido arrebatado. Entonces alabaron a Dios y se fueron a sus casas. Capítulo 19 1 Henoc nació, pues, el día 6 del mes de Pamovus y vivió trescientos sesenta y cinco años. 2 Fue arrebatado al cielo el día 1 del mes de Nisán y permaneció en el cielo sesenta días, 3 escribiendo todas las señales de todas las cosas que Dios creó. 4 Llegó a escribir trescientos sesenta y seis libros, y se los entregó a sus hijos. 5 Luego permaneció en la tierra treinta días, conversando con ellos, 6 y de nuevo fue raptado al cielo durante el mismo mes de Pamovus, en el mismo día 6 en que había nacido y a la misma hora. 7 De igual modo que a todo hombre le es común la naturaleza oscura de la vida presente,

asimismo (le es también común) la concepción, el nacimiento y el tránsito de esta vida. En la hora en que es concebido, en esa misma hora nace y muere. Capítulo 20 1 Se apresuró Matusalén en compañía de todos sus hermanos y de todos los hijos de Henoc y construyó un altar en el lugar llamado Achuzan, donde fue arrebatado Henoc. 2 Luego cogieron corderos y bueyes, convocaron a todo el pueblo e inmolaron un sacrificio ante la faz del Señor. 3 Y acudió la gente al festejo trayendo regalos para los hijos de Henoc, e hicieron fiesta alegrándose y regocijándose durante tres días. Capítulo 21 1 Al tercer día, al atardecer, se dirigieron los ancianos del pueblo a Matusalén, diciéndole: 2 ―Comparece ante la faz del Señor, ante la faz de todo el pueblo y ante la faz del altar del Señor y serás glorificado entre los tuyos. 3 Respondió Matusalén a sus gentes: ―Esperad, oh varones, hasta tanto que el Señor, Dios de mi padre Henoc, en persona (se digne) suscitar un sacerdote sobre su pueblo. 4 Y la gente pasó toda la noche siguiente en el lugar llamado Achuzan, esperando en balde. 5 Matusalén, por su parte, permaneció al pie del altar y oró al Señor, diciendo: 6 ―(Señor) de todo eón, tú que eres único y has escogido a mi padre Henoc, suscita un sacerdote para tu pueblo y haz cuerdos sus corazones, para que conciban temor de tu gloria y hagan todo según tu voluntad. 7 Matusalén se quedó luego dormido, y se le apareció el Señor en una visión nocturna, diciéndole: 8 ―Escucha, Matusalén. Yo soy el Señor, Dios de tu padre Henoc. 9 Escucha la voz de estas gentes y mantente firme al pie de mi altar. Yo te glorificaré en presencia de todo el mundo y tú serás famoso todos los días de tu vida. 10 Se levantó Matusalén de su sueño y bendijo al Señor, que se le había aparecido. 11 Entonces se le acercaron apresuradamente los ancianos del pueblo, y el Señor Dios dispuso el corazón de Matusalén para que diera oídos a la voz del pueblo, y se dirigió a ellos: 12 ―El Señor Dios: que (su) beneplácito sea sobre estas gentes ante mis ojos. 13 Entonces Sarsan, Charmis y Zazas –ancianos del pueblo– se dieron prisa y vistieron a Matusalén con vestiduras espléndidas, poniéndole una corona brillante sobre su cabeza. 14 Y se apresuró la gente a traer corderos, bueyes y aves –todo ello escrupulosamente seleccionado–, para que Matusalén los sacrificara en nombre del Señor y en nombre del pueblo. 15 Subió Matusalén al altar del Señor, y su rostro se iluminó como el sol cuando alcanza su cenit, y toda la gente iba en pos de él. 16 Luego se detuvo Matusalén ante el altar del Señor, y toda la gente se quedó de pie alrededor del altar. 17 Entonces los ancianos del pueblo cogieron los corderos y los bueyes y los ataron por las cuatro patas, los pusieron encima del altar y dijeron a Matusalén: 18 ―Toma este cuchillo y degüella (las víctimas) cuidadosamente elegidas ante la faz del Señor. 19 Elevó Matusalén sus brazos al cielo e invocó al Señor de este manera: 20 ―Fíjate, Señor, quién soy yo para estar al frente de tu altar y a la cabeza de estas gentes. 21 Mira ahora a tu siervo y a todo este pueblo, para que todo sea examinado en este momento, y

da gracia a tu siervo en presencia de esta gente, para que comprendan que tú eres el que has constituido un sacerdote para tu propio pueblo. 22 Y ocurrió que, mientras oraba Matusalén, sufrió el altar una sacudida y saltó el cuchillo que yacía sobre él, viniendo a caer en las manos de Matusalén a la vista de todo el pueblo. 23 Entonces se puso la gente a temblar y glorificó al Señor, 24 (a la vez que) Matusalén se llenaba de gloria a partir de aquel día ante la faz del Señor y ante la faz de todo el pueblo. 25 Empuñó, pues, Matusalén el cuchillo e inmoló todo lo que había sido traído por el pueblo. 26 La gente se entregó entonces al regocijo y la alegría en presencia del Señor y en presencia de Matusalén durante aquellos días. 27 Luego se retiró cada cual a su hogar. Capítulo 22 1 A partir de aquel día, comenzó Matusalén a estar al pie del altar ante la faz del Señor y de todo el pueblo. Y durante diez años consecutivos se mantuvo esperando la heredad eterna, no sin amonestar convenientemente a toda la tierra y a todo su pueblo. 2 Y no se dio el caso de un solo hombre que cambiara vanamente (su actitud) en relación con el Señor en vida de Matusalén. 3 El Señor bendijo a Matusalén y se mostró complacido con sus sacrificios, con sus dones y con los (diversos) ministerios que (éste) desempeñó ante la faz del Señor. 4 Cuando llegó, pues, el tiempo del tránsito en la vida de Matusalén, se le apareció el Señor en una visión nocturna, diciéndole: 5 ―Escucha, Matusalén. Yo soy el Señor, Dios de tu padre Henoc. 6 Quiero que sepas que han tocado a su fin los días de tu vida y que se ha acercado la hora de tu descanso. 7 Llama a Nir, hijo de tu hijo Lamec –el segundo por orden de nacimiento después de Noé–, 8 revístele de tus vestiduras sacerdotales, ponle al pie de mi altar 9 y anúnciale todo lo que va a acaecer en los días (de su vida), ya que se acerca el tiempo de la destrucción de la tierra entera, así como de todo hombre y de todo animal que vive sobre la tierra. 10 Durante sus días sobrevendrá una confusión muy grande sobre la tierra, 11 pues el hombre se ha hecho envidioso para con su prójimo, unas gentes se han ensoberbecido contra otras y hay nación que ha declarado la guerra, llenándose la tierra de abominación, de sangre y de todo mal. 12 Y para colmo han abandonado a su Creador, adorando a dioses fatuos, al firmamento de los cielos, a la andadura de la tierra y a las olas del mar. 13 El adversario se engreirá y gozará en sus hazañas para mayor quebranto mío. 14 Toda la tierra trastornará su orden, y todo árbol y todo fruto permutará sus simientes en espera del tiempo de la catástrofe. 15 Y se cambiarán asimismo –para mi dolor– todas las naciones de la tierra. 16 Entonces daré órdenes al abismo, que se precipitará sobre la tierra, (formando) una gran masa caótica al estilo de la materia primigenia. 17 Con ello se deshará todo el armazón de la tierra, siendo ésta objeto de una gran convulsión y quedando privada a partir de este día de su natural consistencia. 18 Entonces preservaré yo a Noé, hijo primogénito de tu hijo Lamec, 19 y haré surgir de su simiente otro mundo, y su simiente durará por los siglos hasta la segunda

catástrofe, cuando los hombres vuelvan a pecar de la misma manera ante mi faz. 20 Se levantó Matusalén de su sueño, que le dejó muy preocupado, 21 y llamó a todos los ancianos del pueblo para comunicarles todo cuanto había dicho el Señor y toda la visión que le había sido revelada por el Señor. 22 El pueblo se llenó de pesadumbre por aquella visión y le respondió: 23 ―El Señor es muy dueño de obrar como le plazca; 24 ahora, pues, Matusalén, obra tú en conformidad con lo que el Señor te ha dicho. 25 Llamó, pues, Matusalén a Nir, hijo de Lamec, hermano menor de Noé, y le puso las vestiduras sacerdotales en presencia de todo el pueblo; luego le colocó al pie del altar y le dio instrucciones sobre las funciones que había de desempeñar en el pueblo. 26 Y dijo Matusalén al pueblo: ―He aquí a Nir, que a partir de hoy estará al frente de vosotros como jefe y como guía. 27 A lo que respondió el pueblo: ―Que así nos acaezca según tu palabra y que la voz del Señor tenga su cumplimento, tal como te habló a ti. 28 Mientras hablaba Matusalén al pueblo desde el altar, se le turbó el espíritu; luego se arrodilló y elevó sus manos al cielo para orar al Señor 29 y, mientras oraba, exhaló su espíritu en el Señor. 30 Se apresuró, pues, Nir con todo el pueblo y construyeron un sepulcro a Matusalén en el lugar llamado Achuzan. 31 Luego, revestido de sus ornamentos y con antorchas (en las manos), iba Nir rodeado de un gran esplendor, mientras el pueblo levantaba el cuerpo de Matusalén y –después de rendirle honores– lo depositaba en el sepulcro que le habían construido. Una vez cubierto éste, exclamaron: 32 ―Bienaventurado ha sido Matusalén ante Dios y ante todo el pueblo. 33 Y cuando se disponía cada uno a retirarse, se dirigió Nir al pueblo: 34 ―Daos prisa y traed corderos, bueyes, tórtolas y palomas para inmolarlos hoy ante la faz del Señor, y ya os iréis luego a vuestras casas. 35 La gente dio oídos al sacerdote Nir y trajeron (los animales) a toda prisa, atándolos al pie del altar. 36 Luego tomó Nir en sus manos el cuchillo sacerdotal e inmoló todo lo que habían traído y lo sacrificó ante la faz del Señor. 37 Se regocijó todo el pueblo en presencia del Señor, aclamando aquel día al Señor, Dios de Nir y del cielo y de la tierra. 38 Y a partir de aquel día hubo paz y orden en toda la tierra mientras vivió Nir: doscientos dos años. 39 Luego se apartó la gente de Dios, y empezó a haber rencillas entre unos y otros, conspirando unos pueblos contra otros y alzándose una nación en plan de guerra contra otra. 40 Y aunque (demostraban) unanimidad con sus labios, sus corazones estaban divididos. 41 Pues el demonio comenzó a reinar por tercera vez: la primera (había sido) antes del paraíso, la segunda en el paraíso y la tercera se prolongó desde la salida del paraíso hasta el diluvio. 42 Y sobrevino la lucha y una gran revolución. 43 Al oír esto, el sacerdote Nir se afligió en extremo y dijo para sí: 44 «Ahora acabo de comprender verdaderamente que ha llegado el tiempo y (se ha cumplido) la palabra que dijo el Señor a Matusalén, padre de mi padre Lamec». Capítulo 23

1 He aquí que la mujer de Nir –por nombre Sopanima– era estéril y no pudo nunca parirle (un hijo) a Nir. 2 Pero, encontrándose Sopanima ya en edad avanzada, concibió el día de la muerte en su seno, sin que Nir hubiera dormido con ella ni la hubiera tocado desde el día en que el Señor le había encomendado su ministerio ante el pueblo. 3 Cuando Sopanima cayó en la cuenta de su embarazo, se llenó de vergüenza y rubor y se mantuvo escondida todo el tiempo hasta el parto, sin que nadie lo notara. 4 Al cumplirse los doscientos ochenta y dos días y hacerse inminente el término del alumbramiento, se acordó Nir de su mujer y la llamó a su casa para hablar con ella. 5 Marchó, pues, Sopanima al lado de su marido, encontrándose encinta y en vísperas ya de parir. 6 Al verla, Nir sintió una gran vergüenza y le dijo: ―¿Qué es lo que has hecho, mujer, para traerme este oprobio en presencia de todo este pueblo? 7 Apártate de mí ahora mismo y vete allá donde concebiste la vergüenza de tu vientre, no sea que me manche las manos en ti y peque ante la faz del Señor. 8 Sopanima respondió a su marido: ―Señor mío, mira que ha llegado el tiempo de mi vejez y el día de mi muerte 9 sin que yo pueda saber cómo ha sido concebida la intemporalidad y la esterilidad de mi vientre. 10 No dio crédito Nir a las palabras de su mujer y la intimó por segunda vez: ―Apártate de mí, no sea que vaya a golpearte y peque ante la faz del Señor. 11 Y aconteció que, mientras Nir dirigía la palabra a Sopanima, su mujer, ésta cayó a sus pies y expiró. 12 Llenóse Nir de aflicción y dijo para sí: «¿No habrá ocurrido esto a causa de mis palabras, ya que el hombre peca por pensamiento y por palabra ante la faz del Señor? 13 Ahora tendrá el Señor piedad de mí –lo sé bien seguro dentro de mi corazón– por no haber puesto mis manos sobre ella. 14 De nuevo te glorifico a ti, Señor, porque nadie de entre los hombres ha tenido conocimiento de este hecho que ha realizado el Señor». 15 Nir cerró entonces apresuradamente las puertas de su casa y se fue donde su hermano Noé para contarle lo acaecido con su mujer. 16 Noé se apresuró y volvió en compañía de su hermano a la casa de Nir con motivo de la muerte de Sopanima, conversando los dos entre sí sobre el estado de su embarazo en trance ya de parir. 17 Y dijo Noé a Nir: ―No te preocupes, hermano mío, pues Dios ha encubierto hoy nuestra vergüenza, ya que nadie del pueblo sabe esto. 18 Ahora démonos prisa y enterrémosla a escondidas, y que el Señor cubra el oprobio de nuestra vergüenza. 19 Colocaron, pues, a Sopanima en un lecho, le pusieron una mortaja negra y la encerraron en casa, (dejándola) lista para el entierro; (luego) excavaron una tumba en secreto. 20 En aquel momento salió a luz un niño del cadáver de Sopanima, quedándose sentado sobre el lecho a su derecha. 21 Y cuando entraron Noé y Nir con intención de enterrar a Sopanima, se encontraron con el niño que estaba sentado junto al cadáver de su madre y limpiaba su vestido. 22 Se quedaron estupefactos Noé y Nir, (presa) de un gran temor, pues el niño –que daba la sensación de tener unos tres años– tenía un cuerpo perfecto y hablaba por su propia boca, bendiciendo al Señor.

23 Noé y Nir le contemplaron atentamente (y observaron) que había un sello sacerdotal sobre su pecho y que tenía un aspecto glorioso. 24 Y exclamaron: ―He aquí que Dios renueva la sangre sacerdotal después de nosotros según su beneplácito. 25 Se dieron prisa Noé y Nir y lavaron al niño, poniéndole las vestiduras sacerdotales, ofreciéndole el pan santo –(que) él comió– 26 y dándole por nombre Melquisedec. 27 A continuación tomaron el cuerpo de Sopanima, le quitaron la mortaja negra, lo lavaron, le pusieron vestiduras espléndidas en suma grado y construyeron un mausoleo para él. 28 Luego vinieron Noé, Nir y Melquisedec y le hicieron un enterramiento público. 29 Y dijo Noé a su hermano Nir: ―Guarda por ahora al niño en secreto, pues la gente se va haciendo malévola sobre toda la tierra y comienza ya a apartarse de Dios y, si se enteran, lo matarán. 30 Después de esto partió Noé para su lugar. 31 Durante los días de Nir comenzaron a multiplicarse las grandes iniquidades sobre la tierra, 32 (por lo que) Nir fue presa de una gran aflicción –sobre todo por causa del niño– y exclamó: ―¡Ay de mí, Señor eterno! En mis días han comenzado a multiplicarse todas las iniquidades sobre la tierra, y entiendo que nuestro fin está próximo, y más aún el de toda la tierra a causa de las iniquidades de los hombres. 33 Ahora, pues, Señor, (dime) qué visión tienes deparada a este niño, cuál va a ser su suerte y qué he de hacer con él, no sea que vaya también él a precipitarse en la perdición juntamente con nosotros. 34 Escuchó el Señor a Nir y se le apareció en una visión nocturna, diciéndole: 35 ―No puedo aguantar ya más las grandes iniquidades que se han perpetrado en la tierra; (por ello) voy a enviar ahora una gran catástrofe sobre ella y quedará destruido todo su entramado. 36 Por el muchacho no te preocupes, Nir, pues dentro de poco voy a enviar a mi archiestratega Miguel, quien se hará cargo del niño y lo colocará en el jardín del Edén, en el paraíso, donde Adán pasó anteriormente siete años, teniendo siempre los cielos abiertos hasta que pecó. 37 Este muchacho no correrá la suerte de los que perezcan en esta generación, pues yo (lo) he designado para que sea sacerdote de los sacerdotes eternamente, Melquisedec, y la constituiré como cabeza de todos los sacerdotes que han existido hasta ahora. 38 Despertó Nir de su sueño y bendijo al Señor, que se le había aparecido, diciendo: 39 ―Bendito sea el Señor Dios de mis padres, que me anunció cómo había hecho surgir en vida mía un gran sacerdote de las entrañas de mi mujer Sopanima. 40 Pues yo no tenía ningún otro hijo en esta generación para que llegara a ser sumo sacerdote, pero éste es hijo mío y siervo tuyo y tú eres el gran Dios, 41 ya que te has dignado contar(le) en el número de tus siervos y sumos sacerdotes Set, Enós, Rusi, Amilam, Prasidam, Maleleil, Seroc, Arusan, Aleem, Henoc, Matusalén y de mí, tu siervo Nir. 42 Melquisedec será el jefe de estos trece sacerdotes que han habido anteriormente. 43 Y en la postrera generación surgirá de nuevo otro Melquisedec como punto de partida de (otros) doce sacerdotes. 44 Y luego vendrá el jefe de todos, el gran Pontífice, Verbo de Dios y Fuerza para obrar milagros estupendos, más famosos que todos lo que han tenido lugar (hasta hoy). 45 Este Melquisedec será sacerdote y rey en el lugar de Achuzan, esto es, en el centro de la tierra, donde fue creado Adán, y allí mismo será emplazado luego su sepulcro.

46 Acerca de este pontífice está escrito de antemano que también él será sepultado allí donde está el centro de la tierra, 47 de la misma manera que Adán dio sepultura en el mismo sitio a su hijo Abel, a quien había asesinado su hermano Caín, pues yacía tres años ya insepulto hasta que vio cómo un pájaro denominado cuervo enterraba a su polluelo. 48 Yo sé que ha llegado una gran confusión y que esta generación se extinguirá en ella y que todo perecerá 49 fuera de mi hermano Noé, (quien) se salvará. Luego nacerá de su raza un renuevo, surgirá otro pueblo, 50 y habrá otro Melquisedec –jefe de los sacerdotes en medio del pueblo–, que reinará y servirá al Señor. 51 Después de que el muchacho hubo permanecido cuarenta días en la casa de Nir, dijo el Señor a Miguel: 52 ―Baja a la tierra donde el sacerdote Nir, toma contigo a mi niño Melquisedec, que se encuentra con él, y colócale en el jardín del Edén para (su) custodia. 53 Pues se acerca ya la hora, y voy a dejar caer toda el agua sobre la tierra para que perezca todo lo que hay en ella. 54 Miguel se dio prisa y descendió de noche, mientras Nir se encontraba durmiendo en su lecho. Miguel se le apareció y le dijo: 55 ―Así habla el Señor: Nir, entrégame el muchacho que te encomendé. 56 Pero Nir no reconoció a quien le estaba hablando y, lleno su corazón de confusión, dijo: 57 ―¿Por ventura se ha enterado la gente de lo del niño y (quieren ahora) cogerlo y matarlo? Pues el corazón de este pueblo se ha pervertido ante los ojos del Señor. 58 Dijo, pues, Nir a quien le dirigía la palabra: ―Ni el muchacho está conmigo, ni yo sé quién eres tú. 59 Respondió el que me hablaba: ―No tengas miedo, Nir, pues yo soy el archiestratega del Señor. Él me ha enviado y yo voy a llevarme hoy al muchacho conmigo: me iré con él y lo depositaré en el paraíso del Edén, donde permanecerá para siempre. 60 Y cuando llegue la generación duodécima y hayan transcurrido mil setenta años, nacerá un hombre justo en esta raza, a quien el Señor invitará a subir al monte en que quede parada el arca de Noé, tu hermano. Y allí hallará a otro Melquisedec, quien habrá vivido siete años consecutivos en este mismo lugar, escondido del pueblo idólatra, para que éste no le haga perecer. Le sacará de allí y éste será sacerdote y primer rey en la ciudad de Salim [Jerusalén], origen de los sacerdotes a imagen de este Melquisedec. Y transcurrirán tres mil cuatrocientos treinta y dos años, partiendo desde el principio y la creación de Adán, hasta que llegue esta época. Y después de este Melquisedec se sucederán sacerdotes en número de doce hasta (que venga) el gran Higúmeno –esto es, guía– que hizo todas las cosas visibles e invisibles. 61 Acordóse entonces Nir del sueño anterior y (le) dio crédito y respondió a Miguel, diciendo: 62 ―Bendito sea el Señor que te ha enviado hoy a mí: bendice, pues, ahora a tu siervo Nir, ya que me ha llegado la hora de salir de este mundo, toma al muchacho y obra con él tal como el Señor te ha dicho. 63 Cogió Miguel al niño la noche misma en que descendió y se lo llevó sobre sus alas, depositándolo en el paraíso del Edén. 64 Nada más levantarse Nir a la mañana siguiente, se fue a la casa y no encontró al muchacho, por lo que –lejos de alegrarse– se llenó de pena, pues no tenía otro hijo fuera de él.

65 Así murió Nir, y no hubo más sacerdotes en el pueblo, 66 sobreviniendo a partir de este momento una gran confusión sobre la tierra. Capítulo 24 1 Citó el Señor a Noé en el monte Ararat, entre Asiria y Armenia –en tierras de Arabia junto al mar– 2 y le dijo que construyera un arca de trescientos codos de largo, cincuenta de ancho, treinta de alto, con dos plataformas en medio y puertas de un codo. 3 Los trescientos codos de ellos equivalen a quince mil de los nuestros, y los cincuenta de ellos son dos mil quinientos de los nuestros, y los treinta de ellos son novecientos de los nuestros, y un codo de ellos equivale a cincuenta de los nuestros. 4 Con arreglo a este cómputo siguen ateniéndose los judíos a aquellas medidas del arca de Noé – según había indicado a éste el Señor– y así ajustan continuamente sus pesas y medidas hasta el día de hoy. 5 El Señor Dios abrió, pues, las cataratas del cielo y llovió sobre la tierra ciento cincuenta días seguidos, con lo que pereció toda carne. 6 Al cumplir Noé los quinientos años, engendró tres hijos: Sem, Cam y Jafet. 7 Y cien años después del nacimiento de los tres hijos, entró en el arca el día 18 del mes de Yuars [= Iyyar] según los hebreos, Famenoth según los egipcios. 8 El arca estuvo flotando durante cuarenta días, pero ellos permanecieron en ella ciento veinte. 9 Entró en el arca a los seiscientos años de edad y salió teniendo seiscientos un años, el día 28 del mes de Farmuth según los egipcios y Nisán según los judíos. 10 Después del diluvio vivió todavía trescientos cincuenta años y murió habiendo cumplido novecientos cincuenta en Dios, nuestro Señor, a quien corresponde la gloria desde el principio, ahora y hasta el fin de todos los siglos. Amén.

ODAS DE SALOMON Oda 1 1 El Amo* está sobre mi cabeza como una corona, y nunca estaré sin Él. 2 Ha trenzado para mí una corona de Verdad, y sus ramas dan brotes en mí. 3 Pues no es como una corona muerta que no puede germinar,porque Tú vives en mi cabeza y has florecido sobre ella, 4 Y Tus frutos están maduros y son perfectos, están llenos de Tu salvación. Oda 2 Ningún verso de esta Oda ha sido encontrado.

Oda 3 Las primeras palabras de esta Oda han desaparecido. 1...Me puse la Vestidura. 2 Y sus miembros están con Él. y sobre ellos estoy de pie, y Él me ama: 3 Porque no hubiera conocido el Amor del Amo si Él no me amase, 4 ¿ Pues quién es capaz de distinguir su Amor excepto uno que es amado por Él? 5 Yo Amo al Amado, y mi alma le Ama: 6 Y donde está Su descanso ahí estoy Yo también, 7 Y nunca seré un extraño frente al Altísimo Amo pues en su gran misericordia no hay reparos. 8 He sido unido a Él, y el Amante ha encontrado al Amado, 9 Y porque Amo al que es el Hijo llegaré a ser un hijo, 10 Y porque me uní al Inmortal llegaré a ser inmortal, 11 Y aquel que se deleita en el Viviente obtendrá la Vida. 12 He aquí la** Espíritu del Amo, que no miente, y quién enseña a los hijos de los hombres a conocer Sus caminos. 13 Sé sabio, entendedor y permanece despierto y vigilante. Aleluya. Oda 4 1 Ningún hombre, Oh mi Dios, puede cambiar tu Santuario, 2 Ni tampoco le es posible cambiarlo de lugar, porque no tiene poder sobre él: (el hombre) 3 Porque Tu Santuario lo creaste antes de que hicieras los otros lugares: 4 Y Aquello que es Mayor no puede ser alterado por esos que nacieron después. 5 Tú has entregado tu corazón, Oh Amo, a Tus creyentes: nunca fallarás ni negarás tus frutos, 6 Pues una hora de Tu Fe equivale a días y años. 7 ¿ Quién hay revestido de tu Gracia que pueda ser herido? 8 Porque tu sello es reconocido: y Tus criaturas lo reconocen, Tus huestes celestiales lo poseen, y los arcángeles elegidos están marcados con él. 9 Nos has dado tu comunión, y no es que necesites de nosotros sino que nosotros necesitamos de ti. 10 Destila tu rocío suavemente sobre nosotros, abre Tus abundantes fuentes de las que manan leche y miel: 11 Pues no hay arrepentimiento contigo, nunca te arrepentirías de darnos nada de lo que nos has prometido, 12 Porque el fin se ha Revelado delante de ti, todo lo que das, lo das generosamente, 13 Así que no quitas nada ni lo tomas de vuelta, 14 Porque todas las cosas fueron reveladas ante ti como Dios y ordenadas desde el principio delante de Ti, y Tú, Oh Dios, hiciste todas las cosas. Aleluya.

Oda 5 1 Daré gracias a Ti, oh Amo, porque te amo, 2 Oh, Altísimo, Tú nunca me desampararas, pues eres mi esperanza: 3 Libremente he recibido de ti la Gracia, y por eso Viviré, 4 Mis perseguidores vendrán y no podrán encontrarme: 5 Una nube de oscuridad caerá sobre sus ojos; y una espesa penumbra los oscurecerá, 6 No tendrán luz para verme, y no podrán atraparme. 7 Sus consejeros estarán a oscuras, y cuánto ellos han malignamente ideado contra mí se volverá contra ellos, 8 Porque ellos han hecho un consejo pero no tuvieron éxito, 9 Pues mi esperanza esta en el Amo y no tendré miedo, y porque el Amo es mi Salvación, no temeré: 10 Él es una guirnalda (de luz) sobre mi cabeza y no seré conmovido; incluso si todo se sacude a mi alrededor yo estaré firme; 11 Y aunque todas las cosas visibles perezcan, yo no moriré, porque el Amo esta conmigo y yo estoy con Él. Aleluya. Oda 6

1 Así como las manos se mueven sobre el arpa y hacen resonar las cuerdas, 2 Así hace hablar mi cuerpo la Espíritu del Amo, y yo hablo gracias a su Amor, 3 Que hace desaparecer todo lo es extraño y amargo. 4 Así era desde el Principio y será hasta el fin: nada puede ser Su adversario ni levantarse contra Él. 5 El Amo ha multiplicado el Conocimiento de Si mismo, y se afana en que estas cosas sean conocidas, las cuales por su Gracia nos han sido concedidas. 6 Porque Él nos ha dado la alabanza de Su Nombre nuestras Espíritus alaban su Santa Espíritu. 7 Aquello que fue un arroyo ha llegado a ser un río grande y ancho, 8 Que Inundó y disolvió todo a su paso y trajo Aguas al Templo, 9 Y las barreras de los hijos de los hombres no fueron capaces de detenerlas, ni los artificios de aquellos cuya ocupación es contener las Aguas. (de sabiduría) 10 Y (las aguas) se han extendido sobre toda la faz de la tierra, y lo han llenado todo, y a todos los sedientos se les ha dado de beber, 11 Toda sed fue aliviada y extinguida: Desde lo más alto se nos brindó la copa. 12 Benditos son aquellos a quienes se les dió de esa Agua (viva) 13 Calmaron sus labios secos, los desfallecidos fueron levantados, 14 Las almas que estaban a punto de morir fueron salvadas de la muerte: 15 Las ramas caídas fueron enderezadas y levantadas: 16 Fortalecieron su debilidad y la luz llegó a sus ojos: 17 Todos se conocieron en el Amo, y vivieron por las Aguas de la Vida para siempre. Aleluya. Oda 7

1 Como el ímpetu de la ira se dirige al mal; igualmente el impulso de la alegría lleva hacia lo amable, y atrae sus dulces frutos sin medida. 2 Mi alegría es el Amo y mi impulso es hacia Él, y la ruta es bella, 3 Porque tengo quien me auxilia, el Amo. 4 Él me ha dejado conocerlo por completo, sin reparos, sencillamente, y con bondad se ha despojado de Grandeza. 5 Él se ha vuelto como yo a fin de que yo pudiera recibirlo: 6 Y fue considerado como uno semejante a mí para que así yo pudiera vestirme de Él. 7 Y por eso no temblé cuando lo ví, porque Él fue bondadoso conmigo. 8 Se volvió según mi naturaleza para que yo pudiera aprender de Él, Y tomó una forma semejante a la mía con tal de que no me alejara de Él. 9 El Padre de todo Conocimiento es también la Palabra de Conocimiento, 10 Quien creó toda Sabiduría es más sabio que sus obras.

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11 Él me creó cuando todavía yo no sabía qué haría cuando entrara en el ser, 12 Por eso se apiadó de mí, y en su inmensa gracia me concedió pedirle y beneficiarme de su sacrificio, 13 Porque Él permanece incorruptible por todas las generaciones. 14 Él se ha entregado a sí mismo para ser visto por aquellos que son suyos, para que ellos puedan reconocer a Aquel que los Creó, y no imaginaran que venían de ellos mismos. 15 Para alcanzar su Conocimiento Él nos ha señalado un camino, y lo ha extendido y ensanchado para traer a todos Perfección, 16 Y ha puesto en el señales de Su Luz, y yo he caminado en este camino desde el principio y lo haré hasta el fin. 17 Por Él fue forjado, y Él descansaba en el Hijo, y para Su Salvación proveerá de todo, 18 Y el Altísimo será reconocido a través de Sus Santos, para anunciar a los que le hacen canciones la venida del Amo: 19 Para que ellos vayan delante a reunirse con Él, y puedan cantarle con alegría y con el arpa de muchos tonos: 20 Los profetas vendrán antes de Él y serán vistos primero, 21 Ellos alabarán al Amo por Su Amor: porque Él está cerca y es posible de contemplar, 22 Y el odio será arrancado de la tierra, y será ahogado junto con la envidia, 23 Pues la ignorancia ha sido destruida, gracias al Conocimiento del Amo que ha llegado. 24 Aquellos quienes hacen melodías cantarán la Gracia del Amo Altísimo, 25 Y traerán sus voces, y sus corazones serán como el día, y bella como la excelsa belleza del Amo será su cantar, 26 Y nadie ni nada que respire carecerá de conocerle y nadie será privado de voz, 27 Porque Él ha dado una boca a su Creación, para que sus voces se dirijan a Él y lo alaben. 28 Confiesen vosotros Su Poder, y declaren Su Gracia.(que Él les ha otorgado) Aleluya. Oda 8 1 Abran, abran vuestros corazones a la exaltación del Amo! 2 Y dejen que su Amor se multiplique (y se extienda ) desde el corazón y alcance los labios, 3 Para que den a luz (se manifiesten) vuestros frutos al Amo, frutos vivientes y Santos, para que así puedan hablar con Él despiertos en medio de Su luz. 4 Elévense y párense derechos, Ustedes que alguna vez estuvieron abatidos: 5 Proclamen, ustedes que estaban en silencio, pues ahora vuestras bocas han sido abiertas. 6 Ustedes, que fueron despreciados serán de aquí en adelante alzados, porque vuestra Justicia ha sido exaltada, 7 Ya que la mano derecha del Amo está con ustedes: y Él los auxilia. 8 Pues la paz estaba lista (preparada) para ustedes desde antes que vuestra guerra comenzara. 9 Escuchen la Palabra de la Verdad, y reciban en su ser el conocimiento del Altísimo. 10 Vuestra carne nunca antes ha percibido lo yo les estoy diciendo: ni sus corazones han conocido lo que les estoy mostrando. 11 Mantengan mi secreto, Ustedes quienes son guardados por él, 12 Mantengan mi Fe, Ustedes quienes son protegidos por ella, 13 Entiendan mi conocimiento, Ustedes que me conocen en verdad, 14 Ámenme intensamente, aquellos que me aman, 15 Porque no esconderé mi rostro a aquellos que son míos, 16 Porque los conozco y aún desde antes que entraran en el ser tuve conocimiento de ellos, y en sus rostros puse mi Sello: 17 Yo modelé sus miembros, y mis propios pechos preparé para ellos, para que pudieran beber mi Santa leche y así vivir. 18 En ellos me complazco y nunca me avergonzaré de ellos, 19 Son obra de mis manos y del poder de mis pensamientos: 20 ¿ Quién podrá levantarse contra el fruto de mis manos o quién hay que no se someta ellos? 21 Yo concebí y formé en ellos mente y corazón, y son míos, y por mi propia mano derecha fueron elegidos: 22 Y mi Justicia va delante de ellos y los guía. Nunca serán despojados de (el conocimiento de) mi Nombre, porque reposa siempre en ellos. 23 Pidan, y abundará el Amor del Amo y permanecerán en Él, 24 Y serán los amados elegidos del Amado, los que son guardados en el Viviente: 25 Y serán Salvados por el que estaba salvado, 26 Y serán incorruptibles en todas las generaciones por el nombre de vuestro Padre. Aleluya.

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Oda 9 1 Abran vuestros oídos y les hablaré. Denme sus almas que yo también les daré la mía, 2 La Palabra del Amo y sus deleites, los Santos pensamientos que Él ha pensado respecto a Su Mesías. 3 Por cuanto la voluntad del Amo es vuestra Salvación, y Sus pensamientos vida eterna, y vuestro fin la inmortalidad. 4 Enriquézcanse en Dios el Padre, reciban los pensamientos del Altísimo. 5 Sean fuertes y los redimirá su Gracia. 6 Porque Yo les anuncio la Paz, a ustedes sus Santos; 7 Y ninguno de los que me oyen puede caer en guerra, y los que han conocido al Amo no pueden perecer, y aquellos que le reciben no pueden ser avergonzados. 8 Una corona imperecedera es por siempre la Verdad. Benditos son aquellos que la han puesto en sus cabezas: 9 Es una gema invaluable; y han habido grandes guerras por obtenerla. 10 Y la Justicia la ha tomado y la ofrece a vosotros, 11 Vistan la corona de la verdadera Alianza del Amo, 12 Y todos los que la han conquistado estarán inscritos en Su libro, 13 Pues su libro es la victoria que les pertenece. Y ella (la Victoria) los verá en su presencia porque desea que sean salvados. Aleluya. Oda 10 1 El Amo ha dirigido mi boca con Su Palabra, y ha abierto mi corazón con Su Luz, y ha hecho morar en mí Su Vida inmortal; 2 Y me concedió que yo pudiera pronunciar el fruto de la Paz, 3 Para convertir las almas de aquellos que están anhelantes de venir a Él y para guiar a los cautivos a un buen cautiverio de Libertad; 4 Yo fui fortalecido y hecho poderoso y tomé al mundo en mis manos; 5 Porque fue hecho para mí y para alabanza del Altísimo, de Dios mi Padre. 6,Y los Gentiles fueron reunidos, aquellos que habían sido dispersados en el destierro, 7 Y no fui contaminado por ellos porque los amaba, y ellos me reconocieron en las alturas: y la señal de la luz fue puesta en sus corazones, 8 Y ellos entraron en mi vida y fueron salvados y serán mi pueblo para siempre. Aleluya.

Oda 11 1 Mi corazón fue rasgado y su flor apareció, y la Gracia brotó de el, y dio a luz fruto agradable al Amo, 2 Porque el Altísimo circuncidó mi corazón con su Santa Espíritu y halló mi cariño hacia Él; y entonces me llenó con Su Amor. 3 Y la abertura que hizo en mi se convirtió en mi Salvación, y pude fluir en Su senda plácidamente por el camino de la Verdad: 4 Desde el principio y hasta el fin yo adquirí Su conocimiento. 5 Fui asentado sobre la roca de la Verdad, donde Él me ha situado, 6 Y las Aguas que hablan tocaron mis labios abundantemente desde la fuente del Amo, 7 Y bebí y me embriagué con el agua viviente que no muere, 8 Y mi embriaguez no fue una embriaguez sin Conocimiento, pero sí me hizo olvidar la fatuidad y me volví al Altísimo mi Dios. 9 Y fui enriquecido generosamente, y dejé de lado la falsedad que se expande sobre la tierra, me despojé de ella y la lancé lejos de mí, 10 Y el Amo me renovó con Su Vestidura, y me poseyó con su Luz, y desde arriba me concedió el reposo incorruptible. 11 Y llegué a ser como la tierra que florece y se regocija en sus frutos, 12 Y el Amo era como el Sol resplandeciendo sobre la faz de la tierra, 13 Él alumbró mis ojos y mi faz recibió el rocío y la placentera fragancia del Amo, 14 Y me llevó a Su Paraíso, donde esta la abundancia de los placeres del Amo, 15 Y entonces adoré al Amo al ver Su Gloria, y dije: Benditos, oh Amo, son aquellos que están plantados en tu tierra y tienen un lugar en Tu Paraíso, 16 Y que pueden tomar los frutos de Tus árboles. Ellos han pasado de las tinieblas a la Luz.

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17 ¡Mira! Todos Tus siervos son justos, hacen el bien y se alejaron desde la maldad hasta Tu Bondad, Y han eliminado la amargura que había en sus raíces cuando fueron sembrados en tu tierra; 18 Y todo se hizo semejante a una reliquia de Ti mismo, monumento eterno de tus fieles trabajos. 19 Hay abundante espacio en tu Paraíso, y ningún lugar es improductivo allí dentro, 20 Sino que todo está lleno de frutos, gloria a ti, Oh Dios, y a la delicia del Paraíso eterno. Aleluya. Oda 12 1 Él me ha llenado mi boca con palabras de Verdad para que yo pueda comunicarlas: 2 Como caudal de aguas fluye la Verdad de mi boca, y mis labios declaran Su fruto. 3 Él ha hecho que su Conocimiento abunde en mi, porque la boca del Amo es la Palabra verdadera y la puerta que conduce a Su Luz. 4 El Altísimo ha estipulado Sus palabras, las cuáles expresan Su propia Belleza; repiten sus alabanzas y son informadoras de Sus consejos; heraldos de sus pensamientos y correctoras de Sus siervos. 5 Porque lo sutil de la Palabra es inexpresable, y como lo que expresa es su rapidez y fuerza. 6 Su rumbo no conoce limites. Nunca falla, pues es siempre certera, no se ve donde desciende ni hacia donde se dirige. 7 Así es su labor y su propósito: es la luz y el amanecer de los pensamientos. 8 Por ella los mundos hablan uno al otro; y en la Palabra estuvieron aquellos que fueron silenciados; 9 De ella vienen el Amor y la Armonía que comunica a los suyos; a los que han sido traspasados por la Palabra; 10 Y así ellos pudieron conocer a quién los creo, porque estuvieron en comunión y la boca del Altísimo les habló, y Su explicación corría por Su cuenta: 11 Porque la morada de la Palabra es el hombre: y su Verdad es Amor. 12 Benditos son los que por medio de ella han entendido todo, y han percibido al Amo en Su Verdad. Aleluya. Oda 13 1 He aquí! El Amo es nuestro espejo: abre tus ojos y velos en Él: y aprende la manera de tu rostro: 2 Y proclama en adelante alabanzas a Su Espíritu: y limpia la inmundicia (falsedad) de tu rostro: ama su Santidad, y vístete con ella: 3 Y permanecerás sin mancha todo el tiempo delante de Él. Aleluya. Oda 14 1 Como los ojos de un hijo están en su padre, así están mis ojos, oh Amo, todo el tiempo puestos en Ti. 2 En Ti está mi consuelo y mi deleite. 3 No me quites Tu misericordia, oh Amo, ni me retires Tu bondad. 4 Extiéndeme todo el tiempo Tu diestra: y sé mi guía hasta el fin, según Tu complacencia. 5 Déjame ser de tu agrado ante Ti, por Tu gloria y por Tu Nombre, 6 Presérvame del mal, y permite que Tu humildad, oh Amo, more en mi, con los frutos de Tu Amor. 7 Enséñame los Salmos de Tu Verdad, para que pueda dar a luz frutos en Ti: 8 Abre para mí el arpa de tu Santa Espíritu, para que con todas sus notas pueda alabarte, oh Amo, 9 Conforme a la abundancia de dulces favores que me darás, concédenos pronto nuestras súplicas, Porque Tú eres capaz de velar por todas nuestras necesidades. Aleluya. Oda 15 1 Como el sol es la alegría de quienes esperan el alba, así me alegra el Amo; 2 Porque Él es mi Sol y Sus rayos me han exaltado, y Su luz ha disipado toda oscuridad (falsedad)de mi rostro. 3 En Él he adquirido ojos y he visto Su Santo día: 4 Y he obtenido oídos y escuchado Su Verdad. 5 Los conceptos de Su Conocimiento han sido míos, y he sido complacido por Él. 6 Dejé el camino errado y tomé el camino hacia Él para recibir Su Salvación sin reparos. 7 Salvación que con generosidad me ha otorgado, y conforme a Su excelsa Belleza me ha formado. 8 Me vestí de incorrupción por medio de Su Nombre, me despojé de corrupción por Su Gracia. 9 La muerte ha sido destruida delante de mi rostro, y "Seol" fue removido de mi vocabulario,

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10 Se ha puesto de pie la inmortalidad en la tierra del Amo, 11 Se ha dado a conocer a Sus fieles elegidos, y ha sido otorgada sin restricciones a todos aquellos que creen en Él. Aleluya. Oda 16 1 Como el trabajo del labrador es la reja del arado: y el trabajo del timonel es guiar la embarcación, 2 Así los Salmos del Amo son mi trabajo, mi arte y alabanzas: 3 Porque Su Amor nutre mi corazón, y hasta mis labios Sus frutos se derraman. 4 Porque mi amado es el Amo, a Él le cantaré: 5 Porque Su Alabanza me hizo fuerte y tengo Fe en Él. 6 Abriré mi boca y Su Espíritu aclamará en mi la gloria del Amo y Su belleza; el trabajo de Sus manos y la acción de Sus dedos: 7 La abundancia de su misericordia y el poder de Su Palabra. 8 Porque la Palabra del Amo escudriña en todas las cosas, tanto en las invisibles como en las que revelan Sus Pensamientos, 9 Para que los ojos vean Sus trabajos y los oídos escuchen sus pensamientos. 10 Él extendió la tierra y asentó las aguas en el mar, 11 Él midió los cielos, fijó las estrellas y estableció la creación, 12 Y Él descansó de Sus trabajos, 13 Y las cosas creadas siguieron sus cursos e hicieron su trabajo, 14 Sin saber como detenerse o desocuparse, Y Sus huestes celestiales están sujetas a Su Palabra. 15 El lugar secreto del tesoro de la luz es el sol, y el tesoro de la oscuridad es la noche: 16 Y Él hizo el sol para que el día brillara, pero la noche trae oscuridad sobre la faz de la tierra, 17 Y sus sucesiones cuentan la belleza de Dios, 18 Y no hay nada que exista sin el Amo, porque Él existía antes que cualquier otra cosa llegara a existir, 19 Y los mundos fueron hechos mediante su Palabra, y mediante los designios de Su corazón. Gloria y honor a Su nombre. Aleluya. Oda 17 1 Fui coronado por mi Dios: mi corona es Viviente: 2 Y fui justificado en mi Amo, Él es mi incorruptible salvación. 3 Fui liberado de lo que es falso, y no fui condenado, 4 Las sofocantes ataduras fueron cortadas por Sus manos: y recibí la faz y la forma de una nueva persona. entré en ellas y fui salvado; 5 Los conceptos de la Verdad me guiaron, la seguí y caminé sin deambular. 6 Todos los que me vieron se sorprendieron, y fui considerado por ellos como un desconocido, 7 Pero quien me conoció y trajo es el Altísimo en toda Su Perfección. Él me glorificó con Su bondad, y alzó mis pensamientos a la altura de Su Verdad. 8 Y desde entonces me dio el sendero de Sus preceptos y abrí todas las puertas que estaban cerradas. 9 Rompí en pedazos los barrotes de hierro: mis propios grilletes se fundieron y disolvieron delante de mí, 10 Nada se me cerraba: porque yo era la puerta de todo, 11 Registré todas mis ataduras humanas para soltarlas; Porque no podía permitir ningún lazo humano o atadura: 12 E impartí mi sabiduría sin reparos: y mi oración nacía de mi Amor: 13 Y sembré mis frutos en los corazones y los transformé dentro de mi mismo: y ellos recibieron mi bendición y vivieron; 14 Y fueron congregados ante mí y fueron salvados; porque ellos eran míos como mis propios miembros y yo era su cabeza. Gloria a ti, nuestra cabeza, el Amo Mesías. Aleluya. Oda 18 1 Mi corazón fue alzado en el Amor del Altísimo y fue engrandecido: Para que yo pudiera alabarlo por Su Nombre. 2 Mis miembros fueron fortalecidos para que no cayeran desde Su fuerza. 3 La enfermedad fue removida desde mi cuerpo, que pudo estar de pie y firme delante del Amo por Su Voluntad, Pues Su reino es Verdadero. 4 ¡Oh Amo! ¡Por el bien de aquellos que carecen de Ti no quites tu Palabra de mi boca! 5 ¡ Y por el bien de sus obras no reprimas en mí Tu perfección!

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6 Que la Luz no sea conquistada por la oscuridad, ni que la Verdad sea ahuyentada por el engaño, 7 Tu me has destinado a ganar; nuestra salvación es Tu diestra, y vendrán a ti gentes de todos los lugares. 8 Y Tú resguardarás a cualquiera de las ataduras del mal. 9 Tú eres mi Dios. El engaño y la muerte no están en Tu boca: 10 Porque Tú eres Perfección, y no conoces la falsedad, 11 Ni ella te conoce a Ti. 12 Y no has conocido el error, 13 Ni él te ha conocido a Ti. 14 Y la ignorancia se parece a un hombre ciego; y a la espuma del mar, 15 Y muchos supusieron que el engaño era algo grande; 16 Y entraron en la semejanza de lo falso y se convirtieron en eso, excepto aquellos que Te han comprendido, Conocido y Te han meditado, 17 Esos son los que no han sido corrompidos en sus imágenes, y de tal modo estaban en la mente del Amo. 18 Ellos no hicieron caso a los que caminaban en la senda del error, 19 Sino que les hablaron la Verdad con la inspiración que el Altísimo inspiró dentro de ellos. Alabanza y gran gracia a Su Nombre. Aleluya. Oda 19 1 Una copa de leche me fue brindada: y bebí en la dulzura de la delicia del Amo. 2 El Hijo es la copa y la leche provino del Padre, 3 Y la Santa Espíritu extrajo la leche: Porque Sus pechos estaban llenos y era necesario para Él que Su leche fuera liberada, 4 Y la Santa Espíritu destapó su seno y mezclo la leche de los dos pechos del Padre y brindó la preparación al mundo sin que el mundo lo supiera, 5 Y quienes la recibieron son los elegidos de Su diestra. 6 La Espíritu abrió la matriz de la Virgen y ella recibió concepción y dio a luz, y la Virgen llegó a ser una Madre con muchas misericordias, 7 Y entró en labor de parto y dio a luz un Hijo, sin incurrir en dolor, 8 Y porque Ella no estaba suficientemente preparada, y no buscó una partera (porque Él la trajo a dar a luz así) Ella por su propia voluntad dio a luz como los humanos, 9 Y lo parió abiertamente, y lo hizo con gran dignidad, 10 Y lo amó en sus pañales y lo cuidó tiernamente, y lo presentó con Majestuosidad. Aleluya. Oda 20 1 Soy un sacerdote del Amo, para Él hago oficio sacerdotal, y a Él ofrezco el sacrificio de Su Pensamiento. 2 Porque Sus Pensamientos no son como los del mundo ni los de la carne, ni como los de aquellos que sirven carnalmente. 3 El sacrificio del Amo es Justicia, y pureza de labios y corazón. 4 Presenta tu interior intachable ante Él: y que tu corazón no cause violencia a otro corazón ni tu alma a otra alma. 5 Tú no adquieras a un extraño por el precio de unas monedas de plata ni busques despojar a tu vecino, 6 Ni prives a nadie del cubrimiento de su desnudez, 7 Sino que revístete con la gracia del Amo sin restricciones, entra en Su Paraíso y hazte una guirnalda con hojas de sus árboles; 8 Ponla en tu cabeza, alégrate y recuéstate en Su descanso, y la gloria irá delante de ti, 9 Y recibirás de Su bondad y de Su gracia, y florecerás en la verdad por la Alabanza de Su santidad. Gloria y honor a Su Nombre. Aleluya

Oda 21 1 Alcé mis brazos al Altísimo, hasta Su gracia, porque quitó de mí las ataduras: fue Él quién me auxilió y me levantó hasta Su gracia y Su Salvación, 2 Y me quité las tinieblas y me vestí con Su luz, 3 Y mi alma adquirió un cuerpo libre de pesares o aflicciones o dolores, 4 Y ayudarme cada vez mas era la intención del Amo, pues Su comunión es incorrupción, 5 Y yo fui exaltado en Su luz; y serví ante Él,

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6 Y estuve cerca Suyo alabándolo y confesándolo, 11 Mi corazón se escapó y llegó a mi boca, y ascendió a mis labios, y el regocijo del Amo se multiplicó en mi rostro, igual que Su Alabanza. Aleluya. Oda 22 1 Él, quien me bajó de lo alto, también me subió desde las regiones inferiores, 2 Y Él, quien junta las cosas que están en medio, es también quien me lanza abajo: 3 Él es quien dispersó a mis enemigos y adversarios desde la antigüedad: 4 Él es quien me dio potestad sobre las ataduras para que pudiera soltarlas, 5 Él derribó al dragón de siete cabezas usando mis manos: y me asentó sobre sus raíces para que pudiera destruir su simiente. 6 Tú estuviste ahí y me ayudaste, y en todos lados tu nombre era un baluarte para mí. 7 Tu diestra destruyó su malvado veneno, y Tu mano allanó el camino para esos que creen en Ti. 8 Tú los elegiste desde los sepulcros y los apartaste de la muerte, 9 Tú tomaste huesos muertos y los cubriste con cuerpos. 10 Ellos estaban inertes, y Tú les diste energía para vivir. 11 Tu camino y tu rostro estaban sin corrupción, pero Tú trajiste el mundo a corrupción (de muerte) para que todo pudiera ser disuelto y entonces renovado, 12 Para que la fundación de todo pudiera ser Tu roca: porque sobre ella construiste tu reino; y llegó a ser el lugar donde moran los Santos. Aleluya. Oda 23 1 ¡Regocijo de los Santos! ¿ Quiénes lo disfrutarán sino Ellos? 2 ¡Gracia dada a los elegidos! ¿ Quiénes la recibirán excepto aquellos que han creído en ella desde el principio? 3 ¡El Amor de los elegidos! ¿ Quiénes se revestirán de el excepto aquellos que lo han disfrutado desde el principio? 4 Caminen ustedes en el Conocimiento del Altísimo sin resistirse a Su alborozo y a la perfección de su Sabiduría. 5 Su pensamiento vino como una carta, Su voluntad descendió de las alturas, y fue enviada como una flecha desde un arco, 6 Y muchas manos se precipitaron a la carta para apresarla, tomarla y leerla: 7 Pero escapó de sus dedos y ellos se aterraron de eso y del sello que estaba sobre ella. 8 Porque no les fue permitido a ellos soltar su sello: pues el poder que estaba sobre el sello era superior a ellos, 9 Pero otros la vieron y fueron detrás de ella porque podían saber donde descendería, y quién la leería y quién la escucharía. 10 Pero una rueda la recibió y se posó sobre ella. 11 Y se halló en ella una señal del Reino y de su Potestad: 12 Y todo el que trató de detener la rueda fue segado y desechado. 13 Y congregó a la muchedumbre de sus adversarios, y cruzó los ríos sacó de raíz muchos bosques e hizo un ancho sendero. 14 Las cabezas se inclinaron a los pies de hacia quien corría la rueda, y que tenía una señal sobre ella. 15 La carta era de mandato, y abarcaba a todas las regiones; 16 Y fue vista a la cabeza de quién fue revelado como el Hijo de Verdad del Altísimo Padre, 17 Y Él heredó y tomó posesión de todo. Y los pensamientos de muchos fueron reducidos a nada. 18 Y todos los traidores se apresuraron a huir. Y esos quienes enfurecidos la persiguieron fueron extinguidos. 19 La carta era un gran libro, escrito enteramente por el dedo de Dios: 20 Y el Nombre del Padre, el del Hijo y el de la Santa Espíritu estaba en el, para regir para siempre. Aleluya. Oda 24 1 La paloma revoloteó sobre el Mesías, y cantó sobre Él y se oyó su voz: 2 Y los habitantes se asustaron y los viajeros se perturbaron: 3 Las aves bajaron sus alas y todas las cosas reptantes murieron en sus madrigueras: Y los abismos que habían estado ocultos fueron abiertos, y ellos clamaron al Amo simulando a una mujer pariendo: 4 pero no se les dio alimento porque no era para ellos.

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5 Y fueron encerrados en los abismos con el sello del Amo. Y perecieron en los pensamientos de esos que han existido desde tiempos antiguos; 6 Porque eran corruptos desde el principio, y el fin de su corrupción era la vida, 7 Y los que eran imperfectos perecieron: porque no era posible darles una Palabra que pudieran retener: 8 Y el Amo destruyó las imágenes de todos los que no tenían la Verdad consigo. 9 Porque ellos, quienes fueron elevados en sus corazones pero estaban deficientes de Sabiduría fueron rechazados porque la Verdad no estaba en ellos. 10 Pero el Amo reveló Su Camino y derramó Su Gracia: y aquellos que la entendieron, conocen su Santidad. Aleluya. Oda 25 1 Fui rescatado desde mis ataduras y hacia Ti, mi Dios, Yo corro: 2 porque Tú eres la mano derecha de mi Salvación y quién me auxilia. 3 Tú has sujetado a aquellos que se levantan contra mí, 4 Y ya no los veré más: porque Tu rostro estaba conmigo, y me salvó Tu gracia. 5 Aunque fui despreciado y rechazado a los ojos de muchos: porque estaba ante sus ojos como caudillo, 6 Pero la fuerza y el auxilio vinieron a mí desde Ti mismo. 7 Tú pusiste una lámpara en mi mano derecha y en mi izquierda: en mí no habrá ningún lugar que no brille: 8 Y fui vestido con el cubrimiento de tu Espíritu, y me quitaste mi vestidura de piel, 9 Porque tu mano derecha me levantó y quitó la enfermedad de mí, 10 Y me volví poderoso en la Verdad, y santo por Tu justicia; y todos mis adversarios tuvieron miedo; 11 Y me volví admirable por el nombre del Amo, y fui justificado por Su bondad, y Su descanso es para siempre. Aleluya. Oda 26 1 Derramaré alabanzas al Amo, porque le pertenezco: 2 Y deseo pronunciar santas canciones porque mi corazón está con Él. 3 Porque su arpa está en mis manos, y las Odas de Su descanso nunca serán silenciadas. 4 Yo clamaré hacia Él con todo mi corazón: lo alabaré y exaltaré con todos mis miembros. 5 Desde el este hasta el oeste está Su alabanza: 6 Y desde el sur hasta el norte está Su confesión: 7 Y desde la cima de las colinas hasta sus extremos se extiende Su perfección. 8 ¿ Quién puede escribir los Salmos del Amo, o quién puede leerlos? 9 ¿ Quién puede instruir su propia alma en la Vida para que pueda ser salvada, 10 O quién puede descansar sobre el Altísimo a fin de que su boca pueda hablar? 11 ¿ Quién es capaz de interpretar las maravillas del Amo? 12 Pues quien pudiera interpretarlo se disolvería para llegar a ser como el interpretado. 13 Es suficiente entonces Conocer y reposar: pues los Odistas están de pie en el descanso 14 Como sobre un río de abundante manantial, que fluye al auxilio de aquellos que le buscan. Aleluya. Oda 27 1 Extendí mis manos para santificar a mi Amo, 2 Pues la extensión de mis manos es su signo: 3 Y mi expansión es como el árbol recto(o cruz). Oda 28 1 Como las alas de las palomas sobre sus polluelos; y la boca de los polluelos hacia sus bocas, 2 Así son las alas de la Espíritu sobre mi corazón: 3 Mi corazón es complacido y regocijado: como el bebé que se regocija en el vientre de su madre. 4 Yo creí, y por eso estuve en reposo; pues fiable es aquel en quién he creído: 5 Me ha bendecido generosamente y mi cabeza está con Él: y ni la espada ni la cimitarra me apartarán de Él; 6 Porque estoy preparado para cuando venga la destrucción, y he sido puesto en Sus inmortales alas:

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7 Y Él me mostró Su signo y me dio de beber, y desde entonces la Vida es la Espíritu dentro de mí y no puede morir. 8 Aquellos que me vieron se maravillaron, porque fui perseguido, y ellos suponían que había sido devorado, y les parecía que estaba perdido; 9 Y mi opresión se transformó en mi salvación; y recibí desaprobación de ellos, 10 Porque hice el bien a todos los hombres fui odiado, 11 Y se acercaron rodeándome como perros rabiosos, que ignorantemente atacan a sus dueños, 12 Porque sus pensamientos están corrompidos y su entendimiento pervertido. 13 Pero yo estaba trayendo agua en mi mano derecha y la amargura de ellos resistí con mi dulzura: 14 Y no perecí, pues yo no era su hermano ni fue mi nacimiento como el de ellos. 15 Y ellos buscaron mi muerte pero no lo consiguieron: pues yo era más antiguo que sus recuerdos, 16 Y en vano me atacaron y fueron tras de mí sin recompensa, 17 Pues inútilmente buscaban destruir el recuerdo de quién existía desde antes que ellos. 18 Porque los pensamientos del Altísimo no pueden ser anticipados; y Su corazón es superior a toda Sabiduría. Aleluya. Oda 29 1 El Amo es mi esperanza: en Él no seré confundido. 2 De acuerdo a Su alabanza Él me formó, y de acuerdo a su bondad me dió, 3 Y conforme a Su misericordia me exaltó: y de acuerdo a Su perfecta belleza me puso en lo alto 4 Y me extrajo de las profundidades del Seol, desde las fauces de la muerte me sacó. 5 Tú, Amo, derribaste a mis enemigos y me justificaste por tu gracia. 6 Porque creí en el Mesías, y creí que Él es el Amo; 7 Él me mostró Su señal: y me guió con Su luz, y me dio el cetro de Su poder, 8 Para que yo pudiera dominar las imágenes de las gentes; y humillar la potestad de los poderosos, 9 Y hacer la guerra con Su Palabra, y tomar victoria con Su poder. 10 El Amo derrocó a mi enemigo con Su Palabra: y este llegó a ser como el rastrojo que el viento se lleva; 11 Y yo alabé al Altísimo porque exaltó a Su siervo y al hijo de Su criada. Aleluya. Oda 30 1 Llénense de las aguas de la fuente viviente del Amo, porque esta abierta a Ustedes, 2 Vengan todos los sedientos y tomen un sorbo; descansen cerca de las fuentes del Amo. 3 Porque su agua es buena y pura y da reposo al alma, y es más dulce que la miel, 4 Los panales de abejas no pueden comparársele, 5 Porque emerge desde los labios del Amo y es nombrada desde Su corazón. 6 Viene sin limites e invisible: y hasta que llega al centro ellos no la perciben: 7 Benditos son los que han bebido y que por eso han encontrado el descanso. Aleluya. Oda 31 1 Los abismos fueron disueltos delante del Amo: y la oscuridad destruida ante Su presencia: 2 El error fue desviado y pereció en Su mano: La falsedad no encontró sendero por donde ir, y fue hundida por la Verdad del Amo. 3 Él abrió Su boca y anunció gracia y alegría, y entonó una nueva canción de alabanza a Su Nombre: 4 Alzó Su voz al Altísimo y presentó a los hijos que estaban con Él. 5 Y su rostro fue justificado, pues de esta manera Su Santo Padre se lo había dado. 6 Acérquense, Ustedes que han sido atribulados y reciban dicha, sean dueños de sus almas por Su gracia; y adquieran para ustedes vida inmortal. 7 Ellos me hicieron un deudor cuando fui alzado, cuando ellos me debían: y se repartieron mi botín, aunque nada se les adeudaba. 8 Pero yo resistí y mantuve mi paz y estuve en silencio como si no me perturbaran. 9 Pues permanecí inconmovible como una roca firme que es azotada por las olas y resiste. 10 Y soporté su amargura en favor de la humildad: 11 Para poder así redimir mi gente, y heredarles y que no fueran en vano mis promesas a los padres a quienes les prometí la salvación de su simiente. Aleluya.

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Oda 32 1 A los Benditos: que haya alegría en sus corazones, y que la luz de Él more en ellos: 2 Y también las Palabras de la Verdad de quién se originó a Sí Mismo: porque Él es fortalecido por el Santo poder del Altísimo: y permanece inmutable para siempre. Aleluya. Oda 33 1 Nuevamente fluyó la Gracia y despidió a la corrupción y descendió en Él para hacerla desaparecer; 2 Porque Él destruyó la perdición que tenía delante y a Su orden todo fue demolido, 3 Se puso de pie sobre una elevada colina y pronunció Su Voz desde un extremo al otro de la tierra: 4 Y atrajo a Sí a todos aquellos que le obedecen; y no se manifestó como si fuera una persona de mal. 5 Sino que allí de pie estaba una Virgen perfecta, quien estaba proclamando y llamando y diciendo: 6 " Regresen, vosotros hijos de hombres, y vengan, vosotras hijas de hombres, 7 Abandonen los caminos de la corrupción y alléguense a mí, y entraré en ustedes, y los haré emerger desde la perdición, 8 Y los haré sabios en los caminos de la verdad, para que no sean destruidos ni perezcan 9 Escúchenme y sean redimidos. Porque la Gracia de Dios estoy anunciando en medio de ustedes, y por medio de mí serán redimidos y llegarán a ser benditos. 10 Yo soy vuestro juez, y aquellos que se vistan de mi no serán dañados, pues poseerán el nuevo mundo que es incoNNNrruptible 11 Mis elegidos caminaran en mí, y mis senderos daré a conocer a aquellos que me buscan, y haré que confíen en mi nombre". Aleluya. Oda 34 1 Ningún camino es duro cuando hay un corazón sencillo, 2 Ni hay heridas donde los pensamientos son rectos: 3 Ni tampoco hay tormentas en las profundidades de la razón iluminada: 4 Cuando se está rodeado por todos lados de belleza no hay nada que esté dividido. 5 La Semejanza de lo de abajo es lo de arriba; pues todo es de arriba: lo de abajo no es nada más que el engaño de aquellos que carecen de conocimiento. 6 La gracia ha sido revelada para vuestra salvación. Crean, vivan y serán salvados. Aleluya. Oda35 1 El Amo suavemente destiló Su rocío sobre mí, 2 E hizo que una nube de paz ascendiera encima de mi cabeza, la cuál me protege continuamente; 3 Esto era para mi salvación: pues todo fue sacudido y mis perseguidores estaban aterrados: 4 Y emergió desde ellos humo y juicio; pero yo estaba tranquilo por causa del Amo: 5 Más que un refugio fue Él para mí, y más que un cimiento. 6 Yo era llevado como un niño por su madre, y me dio por leche el rocío del Amo: 7 Y crecí muy grande gracias a Su generosidad, y descansé en Su perfección, 8 Y extendí mis manos en la elevación de mi alma: y fui hecho justo y redimido gracias al Altísimo. Aleluya. Oda 36 1 Descansé en la Espíritu del Amo, que me llevó a las alturas: 2 Me puso de pie en las alturas del Amo, delante de Su perfección y Su gloria, mientras lo alababa componiendo Sus Odas. 3 La Espíritu me trajo adelante frente al rostro del Amo: y, a pesar de ser un hijo de hombre, fui llamado el Iluminado, el Hijo de Dios: 4 Mientras lo alababa entre sus elegidos que también lo adoraban grande era yo entre los poderosos. 5 De acuerdo a la grandeza del Altísimo, así me formó: con Su renovación me revivió, y me ungió con Su propia Perfección: 6 Y llegué a ser uno de Sus allegados; y mi boca fue abierta como una nube de rocío;

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7 Y de mi corazón manó a raudales un diluvio de justicia, 8 Y llegué a Él en paz; y fui establecido por la Espíritu de Su autoridad. Aleluya. Oda 37 1 Extendí mis manos hacia mi Amo: y hasta el Altísimo elevé mi voz: 2 Y hablé con los labios de mi corazón; y Él me escuchó cuando mi voz le alcanzó: 3 Su respuesta vino a mí y me brindó los frutos de mi trabajo; 4 Y me concedió el descanso por la gracia del Amo. Aleluya. Oda 38 1 Ascendí a la luz de la Verdad como si fuera dentro de un carruaje: 2 La Verdad me llevó y guío a través de abismos y trampas; y en medio de las rocas y olas me resguardó; 3 Se convirtió en mi refugio de Salvación y me posó en los brazos de la vida inmortal, 4 Marchó conmigo y me hizo descansar, y no me hizo sufrir con un vagabundeo incierto porque era la Verdad. 5 Yo no corría ningún riesgo, porque caminaba con Él, 6 Ni cometí ningún error porque Le obedecía. 7 Porque el error huye de la Verdad y no la conoce, y la Verdad prosigue por el camino correcto, 8 Y lo que nunca antes percibí se hizo evidente para mí: todos esos venenos del engaño, y las plagas de la muerte que ellos piensan que es dulzura: 9 Y ví al destructor y su destrucción, en el momento en que la novia corrompida se engalanaba y vi al novio corruptor; 10 Y le pregunté a la Verdad: ¿ quiénes son estos? Y me dijo: 'Este es el engañador y la mentira: 11 Ellos imitan al Amado y Su Novia: Y conducen al descarrío y corrompen al mundo entero: 12 E invitan a muchos a su banquete de bodas, 13 Y les dan del vino de su borrachera, y les sustraen así sabiduría y entendimiento, y los dejan sin inteligencia, 14; Y cuando ya están contaminados y sin razón entonces los abandonan; puesto que se han quedado sin corazón ni tampoco lo buscan'. 15 Pero Yo fui hecho sabio para no caer en las manos del embaucador; y me felicité de que la Verdad viniera conmigo, 16 Y fui implantado y viví y fui redimido, 17 Porque mis cimientos fueron arraigados sobre la mano del Amo: Él me puso ahí. 18 Él plantó la raíz, la regó, afirmó y bendijo, y sus frutos son eternos. 19 Y penetró profundamente, brotó y se extendió y estuvo completa y grandiosa, 20 Y el Amo fue glorificado en Su siembra y labranza: por Sus cuidados y la bendición de Sus labios, 21 Por la bella plantación de Su mano derecha: y por el descubrimiento de Su siembra, y por los pensamientos de Su mente. Aleluya. Oda 39 1 El poder del Amo es como grandes ríos: 2 Que llevan de cabeza a aquellos que Le desprecian y enreda sus caminos: 3 Y destruye sus travesías, y captura sus cuerpos y disuelve sus vidas. 4 Porque son más veloces que el relámpago y más rápidos, pero aquellos que los atraviesan con Fe no son conmovidos; 5 Y aquellos que los transitan sin manchas nada deben temer. 6 Porque en ellos está la señal del Amo, y la señal es un rumbo para aquellos que lo atraviesan en Su nombre. 7 Vístanse entonces con el nombre del Altísimo, conózcanlo y podrán cruzar sin daño, porque los ríos te obedecerán. 8 El Amo los ha atravesado por el poder de Su Palabra; los ha cruzado y recorrido a pie: 9 Y Sus huellas se mantienen firmes sobre el agua, sin ningún problema, pues son tan firmes como un árbol que está verdaderamente levantado. 10 Y las olas se levantan a Su lado, pero las huellas de nuestro Amo Mesías permanecen firmes y no son borradas ni desfiguradas. 11 Un sendero así Él ha señalado para aquellos que lo atraviesan después de Él, para aquellos que se adhieren a la ruta de Su fe y veneran Su nombre. Aleluya.

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Oda 40 1 Como la miel emana de los panales de abejas, 2 Y la leche fluye desde la mujer que ama a su niño, 3 Así también fluye mi esperanza hacia Ti, mi Dios. 4 Como el agua que brota de la fuente 5 Así de mi corazón brotan las alabanzas del Amo, mis labios pronuncian alabanzas a Él y mi lengua dice Sus Salmos, 6 Y mi rostro se exalta con Su felicidad y mi Espíritu se regocija en Su Amor y mi alma resplandece en Él: 7 Y al venerarlo confío en Él; y mi redención en Él está asegurada: 8 Y Su herencia es vida inmortal, y aquellos que toman parte en ella son incorruptibles. Aleluya. Oda 41 1 Todos los niños del Amo lo alabarán, y cosecharán la Verdad de Su fe. 2 Y Sus niños seremos conocidos para Él, por eso cantaremos en Su Amor: 3 Pues vivimos en el Amo por Su gracia: y recibimos vida en Su Mesías: 4 Porque un gran día ha brillado sobre nosotros, y maravilloso es el que nos ha dado de su gloria. 5 Vamos entonces, todos nosotros unidos en el nombre del Amo, y rindámosle honores a Su bondad, 6 Y que nuestros rostros brillen en su luz: y que nuestros corazones mediten en Su Amor noche y día, 7 Seamos exaltados con la alegría del Amo. 8 Todos estarán asombrados al verme, pues soy de otra raza ahora, 9 Pero el Padre de la Verdad se acordó de mí, pues Él me poseía desde el principio: 10 Y por Su generosidad me concibió, y por los pensamientos de Su corazón: 11 Y Su Palabra esta con nosotros a lo largo de todo nuestro camino; 12 El Salvador que hace vivir no rechazará nuestras almas. 13 El es el hombre que fue humillado y exaltado por Su propia justicia, 14 El es el Hijo del Altísimo que apareció en la perfección de Su Padre, 15 Y la luz amaneció desde la Palabra que estaba en Él antes del tiempo, 16 El Mesías es verdaderamente uno; y era conocido desde antes de la fundación del mundo, 17 Y porque Él podría salvar almas para siempre por la Verdad de Su nombre, un nuevo cántico se levanta desde aquellos que Le aman. Aleluya. Oda 42 1 Extendí mis manos y las acerqué a mi Amo, 2 Porque la extensión de mis manos es Su signo: 3 Mi expansión es el árbol extendido, el cuál estaba levantado en el camino del Justo. 4 Me volví pequeño ante aquellos que no me recibieron, pero siempre estaré con los que me aman. 5 Todos mis perseguidores están muertos; y los que me buscaron después tuvieron esperanza en mí, porque yo estaba vivo: 6 Y ascendí y estoy con ellos, y hablaré por sus bocas. 7 Porque ellos desprecian a quienes los persiguen; 8 Yo levantare sobre ellos el yugo de mi Amor; 9 Como el brazo del novio sobre la novia 10 Así es mi yugo por encima de aquellos que me conocen, 11 Y como la cama preparada en la casa del novio y la novia, 12 Así es mi Amor sobre aquellos que creen en mí. 13 No fui rechazado aunque pareció ser así, 14 No perecí aunque ellos planearon eso contra mí. 15 El Seól me vio y trató de destruírme, 16 Pero la muerte me lanzó fuera y a muchos junto conmigo. 17 Fui hiel y amargura para ella, y descendí al extremo de sus profundidades: 18 Y los pies y las manos tuvo que soltarme, porque no fue capaz de resistir mi rostro: 19 Y entonces hice una congregación de vivientes de entre sus muertos, y hablé con ellos por medio de labios vivientes, 20 Para que mi Palabra no fuera infructuosa,

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21 Y esos que habían muerto corrieron hacia mí: y clamaron y dijeron: 'Hijo de Dios, ten piedad de nosotros, y haz con nosotros de acuerdo a Tu bondad, 22 Sácanos de las ataduras de la oscuridad, y ábrenos la puerta para poder emerger hacia Ti, 23 Porque hemos visto que nuestra muerte no te ha tocado, 24 Déjanos ser redimidos contigo, porque Tú eres nuestro Redentor'. 25 Y atendí sus voces; y mi nombre fue sellado sobre sus cabezas, 26 Porque ellos ahora son libres y son míos para siempre. Aleluya.

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Tehilím – Alabanzas

Los Salmos Importancia de los Salmos Desde tiempos inmemoriales se les ha atribuido a los Salmos un valor muy especial. El afamado Báal Shem Tov, fundador del Jasidismo, les decía a los judíos pobres de su comunidad: “Os quejáis de que no podéis servir a Elohim como es debido, como está escrito; sin embargo lo hacéis por medio de vuestras penurias y de vuestras lágrimas. Os lamentáis de que no podéis estudiar porque no sabéis lo que está escrito en los libros sagrados; pues podéis servir a Elohim con todo lo demás; recitando los Salmos podéis llegar hasta las más altas esferas celestiales. El corazón es lo principal; el amor a Elohim, a la Torá, al prójimo, esto es lo fundamental.” (Antología del Jasidismo, Israel Gutwirth, pág. 14) Por otro lado, los autores kabalistas, han escrito libros sobre “el poder milagroso de los Salmos.” Incluso algunos kabalistas hablan del “poder mágico de los Salmos.” Personalmente, no suscribimos la creencia de que haya un “poder mágico” en los Salmos, pero por otro lado reconocemos que algunas personas se benefician de una influencia sanadora cuando leen los salmos con gran fe. Algunos dicen que es mayor el poder de los Salmos cuando se leen en hebreo. Pues para beneficio de éstos principalmente es que publicamos esta edición de los Salmos transliterados. Además, al final de este libro, presentamos una lista de los Salmos con indicaciones de las circunstancias y los propósitos especiales para los que se leen determinados Salmos. Esa lista no es nuestra; dichas afirmaciones se han tomado de varios libros en los que se presentan esas ideas, sin que esto signifique que estamos de acuerdo con todo lo que ahí se dice. De hecho, algunas de las afirmaciones nos parecen enraizadas en la superstición; pero a la vez queremos respetar las creencias de los demás; así que ofrecemos la lista para los que creen en eso; los que no creen, simplemente pueden desecharla. Sobre nuestra transliteración Debemos advertir al lector los siguientes puntos sobre nuestro método de transliteración para una comprensión cabal del texto hebreo transliterado. 1. Nuestra transliteración se basa en la obra de los más eruditos rabinos Sefaraditas de México y de Estados Unidos, por lo tanto esta pronunciación del hebreo es la más pura pronunciación Sefaradita. 2. Hemos adoptado la combinación “kh” para representar la Kaf sin dáguesh, por ser ésta la forma más precisa y la que se utiliza en las obras eruditas. Tiene la ventaja de que hace una diferencia clara entre la Khaf y la Jet, la cual representamos siempre con la Jota española. 3. Hemos transliterado la Waw siempre con la W española por varias razones: A) Primero porque antiguamente, en el hebreo bíblico, la Waw siempre se pronunciaba como “u”, pronunciación que preservan hasta el día de hoy los judíos yemenitas, y que también se preserva en el idioma árabe. B) Además, esto hace una clara diferencia entre la Waw consonántica y la Vet (Bet sin dáguesh), la que siempre representamos con la V española. 4. Una comilla sencilla representa siempre la letra Álef (la Áyin se representa con una diéresis encima de la vocal correspondiente). Excepción de esto es la comilla sencilla entre dos eles. Por ejemplo, en hal’lel hemos añadido la comilla para indicar la separación de las dos eles en la pronunciación; de otro modo algunos lectores tenderían a pronunciar hallel como se pronuncia en castellano hallé o valle, lo cual sería incorrecto. Obviamente las demás consonantes reduplicadas se transcriben sin comilla, pero las reduplicamos en la transliteración castellana. 5. La Guímel suena siempre como la G en gato, nunca como la G en gente. La hemos representado siempre con una G sencilla (sin “u”) por sencillez, pero debe dársele siempre el sonido fuerte. 1

6. Es imperativo que se observe cuidadosamente la acentuación de cada palabra hebrea, pues la acentuación correcta es indispensable para el entendimiento apropiado del Texto. En esta obra, toda palabra que no tenga acento escrito es aguda, se acentúa en la última sílaba. Toda palabra llana, esdrújula o sobresdrújula lleva su acento escrito. 7. Hubiéramos preferido poner todo el texto transliterado en letras mayúsculas, para imitar la uniformidad del hebreo, que no tiene letras minúsculas, pero el ponerlo en minúsculas tiene la ventaja de que podemos poner inicial mayúscula en los nombres propios para una identificación más precisa de los mismos. Sin embargo, no hemos puesto mayúsculas en ningún otro caso, ni signos de puntuación. Esto se reserva para la traducción. Sobre nuestra traducción Tenemos que acotar de entrada que nuestra versión del texto hebreo no es totalmente original sino que nos hemos basado en las mejores traducciones judías, como la de la Sociedad Judía de Publicaciones, y otras, en consulta constante con las mejores traducciones cristianas, y especialmente con el mismo texto Hebreo. En no pocas instancias hemos hecho una traducción original del hebreo, buscando reflejar de un modo más poético la métrica y la rima del hebreo, lo cual se pierde en la mayoría de las traducciones. Por ejemplo, el verso 2 (ó 1) del Salmo 42 se ha traducido así en las diversas versiones: Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. (RVA 1602) Como ansía el venado las corrientes de las aguas, así te ansía a ti, oh dios, el alma mía. (RVA) Como jadea la cierva, tras las corrientes de agua, así jadea mi alma, en pos de ti, mi Dios. (BJ) Como anhela la cierva los arroyos, así te anhela mi ser, oh Dios. (BJ Lat.) Como anhela la sierva estar junto al arroyo, así mi alma desea, Señor, estar contigo. (BL) Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca, Dios mío. (NBE) (RVA=Reina-Valera Actualizada. BJ=Biblia de Jerusalén. BJ. Lat= Biblia de Jerusalén Latinoamericana. NBE=Nueva Biblia española.)

En este caso, como en varios otros, nos parece que hemos logrado una traducción más poética, que refleja no sólo el pensamiento original sino también el bello sabor poético del texto hebreo: Como brama el ciervo por las aguas del río, así clamo yo por ti, Poderoso mío.

Nuestra traducción rompe con el patrón de uso de un lenguaje arcaico, empleando un castellano moderno y de fácil lectura, sin alejarse de la fidelidad al texto hebreo. En casos especiales hemos incluso roto con traducciones tradicionales de gran arraigo. Por ejemplo, muchos vierten siempre néfesh como “alma” lo cual no representa de ningún modo el sentido original hebreo de esta palabra. Siguiendo las mejores versiones judías, hemos vertido néfesh de diversas maneras; a veces como “vida”, a veces como “ser”, y a veces incluso como “yo” o “a mí.” Según los más diestros eruditos hebraístas, la expresión hebrea nafshí, “mi néfesh,” significa “yo,” y en muchos casos, “mi vida,” pero no “mi alma” con el sentido que se la da modernamente al término “alma.” Obviamente, hemos abandonado el uso de la palabra española “Dios” para traducir el hebreo Elohim. Sólo en contadas ocasiones hemos dejado el término sin traducir; generalmente lo hemos traducido como “el Poderoso”, que es el sentido primitivo y auténtico del término. En varias ocasiones hemos vertido el término original ‘El como “el Gran Poder.” En cuanto a otros puntos importantes de traducción, dejamos al lector la oportunidad de ofrecernos sus comentarios, sugerencias, o preguntas, con las cuales haremos un escrito que podrá incorporarse en futuras ediciones de esta obra. También agradeceremos que nos informen sobre errores tipográficos que encuentren en el libro. Barúkh YHWH. Yosef Aharoni Puerto Rico Agosto del 2005 [email protected] 2

LIBRO PRIMERO (1-41)

SÉFER ALEF

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1:1 'ashre-ha'ish 'asher lo' halakh baätsat reshaïm uvedérekh jata'im lo' äamad uvemoshav letsim lo' yashav 1:2 ki 'im betorat Yhwh jeftso uvetorato yehgeh yomam waláylah: 1:3 wehayah keëts shatul äl-pálge máyim 'asher piryo yitten beïtto weäléhu lo'yibbol wekhol 'ásher-yaäseh yatslíyaj 1:4 lo'-khen hareshaïm ki 'im-kammots 'ásher-tiddefénnu rúaj 1:5 äl-ken lo'-yaqúmu reshaïm bammishpat wejata'im baädat tsaddiqim 1:6 ki-yodéä Yhwh dérekh tsaddiqim wedérekh reshaïm to'ved

1 Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se une a la compañía de los burladores, 2 sino que la Enseñanza de Yahwéh es su deleite, y su Enseñanza estudia día y noche. 3 Es como un árbol plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto en su tiempo y su follaje no se marchita; todo lo que produce prospera. 4 No es así con los malvados, pues son como paja que se lleva el viento. 5 Por eso no triunfarán los malvados en el juicio, ni los pecadores en la congregación de los justos. 6 Porque Yahwéh cuida el camino de los justos, pero el camino de los malvados acaba mal.

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2:1 lámmah rageshu goyim ule'ummim yéhgu-riq 2:2 yityatsevu málkhe-'érets werozenim nósedu-yájad äl-Yhwh weäl-meshijo 2:3 nenatteqah 'et-móserotémo wenashlíkhah mimménnuävotémo 2:4 yoshev bashamáyim yisjaq 'Adonáy yíläg-lámo 2:5 'azyedabber 'elémo ve'appo uvajarono yevahalémo 2:6 wa'ani nasákhti malki äl-Tsion harqodshi 2:7 'asapperah 'el joq Yhwh 'amar 'elay béni-'áttah 'ani hayyom yelidtíkha 2:8 she'al mimmenni we'ettenah goyim najalatékha wa'ajuzzatekha 'áfse-'árets 2:9 teroëm beshévet barzel kikhli yotser tenappetsem 2:10 weättah melakhim haskílu hiwwaseru shófete 'árets 2:11 ïvdu 'et-Yhwh beyir'ah wegílu birädah 2:12 náshequ-var pen-ye'enaf wetó'vdu dérekh ki-yivär kimät 'appo 'ashre kol-jose vo

1 ¿Por qué se amotinan las naciones y los pueblos fraguan planes vanos? 2 Se levantan los reyes de la tierra, y conspiran los príncipes unidos contra Yahwéh y contra su ungido. 3 “¡Rompamos sus coyundas, quitémonos sus cuerdas!” 4 El que está entronizado en el cielo se ríe; Yahwéh se burla de ellos. 5 Entonces les habla en su ira; en su indignación los aterroriza, 6 “Yo he instalado a mi rey en Tsiyón, mi monte santo.” 7 Voy a proclamar el decreto de Yahwéh; él me dijo: “Tú eres mi hijo, yo te he procreado hoy. 8 Pídemelo, y te daré en herencia las naciones; por propiedad, los confines de la tierra. 9 Los destrozarás con cetro de hierro; los quebrarás como a vasija de barro. 10 Así que ahora, reyes, sean prudentes; ¡acepten corrección, gobernantes de la tierra! 11 Sírvanle a Yahwéh con respeto, alégrense con reverencia. 12 Honren al hijo, no sea que Él se enoje y perezcan ustedes en el camino, al encenderse su ira en un momento. Felices todos los que en él se refugian.

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3:1 mizmor leDawid beborjo mippene 'avshalom beno 3:2 Yhwh mah-rabbu tsaráy rabbim qamim äláy

1 Melodía de Dawid, cuando huía de su hijo Abshalom. 2 ¡Oh Yahwéh, cuánto han aumentado mis adversarios! Muchos son los que me atacan,

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3:3 rabbim 'omerim lenafshi 'en yeshuátah lo ve'lohim sélah 3:4 ve'attah Yhwh magen baädi kevodi umerim ro'shi 3:5 qoli 'el-Yhwh 'eqra' vayyaänéni mehar qodsho sélah 3:6 'ani shakhávti va'ishánah heqitsóti ki Yhwh yismekhéni 3:7 lo'-'ira' merivevot äm 'asher saviv shátu äláy 3:8 qumah Yhwh hoshiéni 'eloháy kihikkíta 'et-kol-'oyeváy léji shinne reshaïm shibbárta 3:9 leYhwh hayshuäh äl-ämmekha virkhatékha sélah

3 muchos dicen de mí: “No hay liberación para él en el Poderoso.” (Pausa) 4 Pero tú, Yahwéh, eres mi escudo protector, mi gloria y el que levanta mi cabeza. 5 Clamo en voz alta a Yahwéh, y él me responde desde su monte santo. (Pausa) 6 Yo me acuesto y me duermo, y vuelvo a despertar, porque Yahwéh me sostiene. 7 No temo a diez millares de personas que se pongan en derredor contra mí. 8 Levántate, Yahwéh; líbrame, Poderoso mío. Tú golpeas en la cara a todos mis enemigos; les rompes los dientes a los malvados. 9 La liberación viene de Yahwéh; tu bendición esté sobre tu pueblo. (Pausa)

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4:1 lamnatséaj binginot mizmor leDawid 4:2 beqor'i änéni 'elohe tsidqi batsar hirjávta li jonnéni ushemä tefilati 4:3 béne 'ish ád-meh khevodi likhlimmah te'ehavun riq tevaqshu khazav sélah 4:4 udeü ki-hiflah Yhwh jasid lo Yhwh yishmä beqor'i 'eláw 4:5 rigzu wé'al-tejetá'u 'imru vilvavkhemäl-mishkavkhem wedómmu sélah 4:6 zivju zívje-tsédeq uvitju 'el-Yhwh 4:7 rabbim 'omerim mi-yar'énu tov nésah-älénu 'or panékha Yhwh 4:8 natáttah simjah velibbi meët deganam wetirosham rábbu 4:9 beshalom yajdaw 'eshkevah we'ishan ki-'attah Yhwh levadad lavétaj toshivéni

1 Para el director de música: Con instrumentos de cuerda. Melodía de Dawid. 2 Respóndeme cuando llamo, Poderoso defensor mío. En la angustia tú me has dado alivio; ten compasión de mí y oye mi oración. 3 Ustedes hombres, ¿hasta cuándo van a insultar mi honor, mientras aman la vanidad y la mentira? (Pausa) 4 Pues sepan que Yahwéh prefiere al que le es fiel; Yahwéh me oye cuando lo llamo. 5 Así que respeten y no pequen más; examinen su conciencia en su cama y en silencio. (Pausa) 6 Ofrezcan sacrificios sinceros y confíen en Yahwéh. 7 Muchos dicen: “¿Cuándo vendrán días buenos?” Otórganos tu favor, oh Yahwéh. 8 Tú colmas mi corazón de alegría, más que a los que tienen mucho grano y vino. 9 En paz me acuesto y enseguida me duermo, porque sólo tú, Yahwéh, me haces vivir confiado.

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5:1 lamnatséaj 'el-hannejilot mizmor leDawid 5:2 'amaráy ha'azínah Yhwh bínah hagigi 5:3 haqshívah leqol shawï malki we'loháy ki-'elékha 'etpalal 5:4 Yhwh bóqer tishmä qoli bóqer 'éërokh-lekha wa'atsappeh 5:5 ki lo' 'el-jafets reshä 'attah lo' yegurekha rä 5:6 lo'-yityatsevu holelim lenéged ënékha sané'ta kol-poäle 'áwen

1 Para el director de música: En instrumentos de viento. Melodía de Dawid. 2 Escucha mis palabras, oh Yahwéh, considera mi declaración. 3 Atiende al sonido de mi grito, Rey mío y Poderoso mío, que a ti te oro. 4 Yahwéh, escucha mi voz por la mañana, de mañana me presento ante ti y espero. 5 Porque tú no eres un Poderoso que se complace en la maldad; el malo no puede estar contigo; 6 los arrogantes no pueden estar ante tu vista; tú detestas a todos los malhechores;

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7 destruyes a los que hablan mentira; Yahwéh aborrece a los asesinos y engañosos. 8 Pero yo, por tu gran amor, entro en tu Casa; adoro hacia tu santo Templo con respeto. 9 Yahwéh, guíame por tu [senda] recta a causa de mis adversarios, allana tu camino delante de mí. 10 Porque en su boca no hay sinceridad, su corazón es pura maldad; sepulcro abierto es su garganta; su lengua es lisonjera. 11 Condénalos, oh Poderoso; que caigan en sus propias intrigas; por sus muchos crímenes échalos fuera, pues se rebelan contra ti. 12 Así se alegrarán todos los que en ti se refugian; siempre cantarán de gozo porque tú los proteges; y se alegrarán en ti los que aman tu nombre. 13 Pues tú, Yahwéh, bendices al justo; como con escudo lo rodeas de favor.

5:7 te'abbed dovere khazav 'ish-damim umirmah yetaëv Yhwh 5:8 wa'ani berov jasdekha 'avo' vetekha 'eshtajaweh 'el-hékhal-qodshekha beyir'atékha 5:9 Yhwh nejéni vetsidqatékha lemáän shoreráy hoshar [hayshar] lefanáy darkékha 5:10 ki 'en befíhu nekhonah qirbam hawwot qéver-patúaj geronam leshonam yajaliqun 5:11 ha'ashimem 'elohim yippelu mimmoätsotehem berov pishëhem haddijémo ki-máru vakh 5:12 weyismeju khol-jóse vakh leölam yerannénu wetasekh älémo weyäletsu vekha 'ohave shemékha 5:13 ki-'attah tevarekh tsaddiq Yhwh katsinnah ratson täterénnu

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6 6:1 lamnatséaj binginot äl-hasheminit mizmor leDawid 6:2 Yhwh 'al-be'appekha tokhijéni wé'albajamatekha teyasseréni 6:3 jonnéni Yhwh ki 'umlal 'áni refa'éni Yhwh ki nivhalu ätsamáy 6:4 wenafshi nivhalah me'od we'at [we'attah] Yhwh äd-matáy 6:5 shuvah Yhwh jaletsah nafshi hoshiéni lemáän jasdékha 6:6 ki 'en bammáwet zikhrékha bish'ol mi yódeh-lakh 6:7 yagáti be'anjati 'asjeh vékhol-láylah mitati bedimäti ärsi 'amseh 6:8 äsheshah mikkáäs ëni äteqah bekhol-tsóreray 6:9 súru mimménni kol-póäle 'áwen kishamä Yhwh qol bikhyi 6:10 shamä Yhwh tejinnati Yhwh tefilati yiqqaj 6:11 yevóshu weyibbahalu me'od kol'oyeváy yashúvu yevóshu rágä

1 Para el director de música: En instrumentos de cuerda; sobre la octava. Melodía de Dawid. 2 Yahwéh, no me reprendas con ira, ni me castigues con furia. 3 Ten compasión de mí Yahwéh, que estoy sin fuerzas; sáname, Yahwéh, que me tiemblan los huesos. 4 Todo mi ser tiembla de miedo; y tú, Yahwéh, ¿hasta cuándo? 5 Vuelve, Yahwéh, rescata mi vida; líbrame por tu amor. 6 Que en la muerte no hay memoria de ti; en la Fosa, ¿quién te alabará? 7 Estoy cansado de gemir; todos las noches inundo de lágrimas mi cama, riego mi almohada con mi llanto. 8 Mis ojos están gastados de tanto sufrir, se han envejecido por culpa de todos mi adversarios. 9 Apártense de mí, todos ustedes malhechores, que Yahwéh escucha mis sollozos; 10 Yahwéh escucha mi ruego; Yahwéh acepta mi oración. 11 Avergonzados y muy confundidos quedarán todos mis enemigos, en un instante huirán abochornados.

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7:1 shiggayon leDawid 'ásher-shar leYhwh äl-dívre-khush ben-yemini 7:2 Yhwh 'eloháy bekha jasíti hoshiéni míkkol-rodefáy wehatsiléni

1 Endecha de Dawid, que cantó a Yahwéh, sobre las palabras de Kush el binyaminita. 2 Yahwéh, Poderoso mío, en ti busco refugio; sálvame y líbrame de todos mis perseguidores;

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3 Que no me desgarren como leones, despedazándome sin que haya quien me libre. 4 Yahwéh, Poderoso mío, si soy culpable, si mi mano ha cometido una maldad; 5 si le he pagado mal al que estaba en paz conmigo; o si he oprimido sin motivo a mi adversario; 6 que el enemigo me persiga y me alcance; que arrastre por el fango mi vida, y ponga mi honor por el suelo. (Pausa) 7 Levántate, Yahwéh, en tu ira; álzate ante la furia de mis adversarios y ponte de mi parte, tú que exiges que se haga justicia. 8 Que se reúna a tu alrededor la asamblea de las naciones, y por encima de ella, pon tu trono en lo alto. 9 Yahwéh, juzga a las naciones; vindícame, Yahwéh, conforme a mi justicia, y conforme a mi integridad dispón de mí. 10 Que se acabe la maldad de los malvados; pero mantén firme al justo, tú que como Poderoso examinas el corazón y la conciencia. 11 Mi protección viene del Poderoso, que libra a los rectos de corazón. 12 Elohim es un juez justo; el Poderoso condena la maldad en todo tiempo. 13 Si uno no se arrepiente, él afila su espada; arma su arco y lo tiene listo. 14 Ya está apuntando sus armas mortales, tiene listas sus flechas afiladas. 15 Miren [al malvado]: está con dolores de parto; se preñó de maldad, y dará a luz engaño. 16 Ha excavado un hoyo muy profundo, pero en su propia trampa caerá. 17 Su maldad recaerá sobre su cabeza, su licenciosidad volverá sobre su propia coronilla. 18 Yo alabaré a Yahwéh por su justicia, cantaré al nombre de Yahwéh el Altísimo.

7:3 pen-yitrof ke'aryeh nafshi poreq we'en matsil 7:4 Yhwh 'eloháy 'im-äsíti zo't 'im-yeshäwel bekhappáy 7:5 'im-gamálti sholemi rä wa'ajaletsah tsorerí reqam 7:6 yiraddof 'oyev nafshi weyaseg weyirmos la'árets jayyay ukhevodi leäfar yashken sélah 7:7 qumáh Yhwh be'appékha hinnase' beävrot tsoreráy weúrah 'eláy mishpat tsiwwíta 7:8 waädat le'ummim tesovevékha weäléyha lammarom shúvah 7:9 Yhwh yadinämmim shofténi Yhwh ketsidqi ukhetummi äláy 7:10 yígmor-na' rä reshaïm utekhonen tsaddiq uvojen libbot ukhelayot 'elohim tsaddiq 7:11 maginni äl-'elohim moshiä yíshrelev. 7:12 'elohim shofet tsaddiq we'el zoëm békhol-yom 7:13 'im-lo' yashuv jarbo yiltosh qashto darakh waykhonenéha 7:14 welo hekhin kéle-máwet jitsáw ledoleqim yifäl 7:15 hinneh yéjabbel-'áwen weharahämal weyálad sháqer 7:16 bor kárah wayyajperéhu wayyippol beshájat yifäl 7:17 yashuv ämalo vero'sho weäl qodqodo jamaso yered 7:18 'odeh Yhwh ketsidqo wa'azammerah shém-Yhwh ëlyon

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8:1 lamnatséaj äl-haggittit mizmor leDawid 8:2 Yhwh 'adonénu mah-'addir shimkha békhol-ha'árets 'asher tenah hodekhaälhashamáyim 8:3 mippi ölelim weyoneqim yissádta öz lemáän tsorerékha lehashbit 'oyev umitnaqqem 8:4 ki-'er'eh shamekha maäse 'etsbeötékha yaréaj wekhokhavim 'asher konántah 8:5 mah-'enosh ki-tizkerénnu úven'adam ki tifqedénnu

1 Para el director de música: Sobre el lagar. Melodía de Dawid. 2 Yahwéh, Soberano nuestro, ¡qué majestuoso es tu nombre en toda la tierra! Tu esplendor se celebra por encima de los cielos. 3 Con la alabanza de los pequeños y de los niños de pecho has fundado una fortaleza, por causa de tus adversarios, para hacer callar al enemigo y al vengativo. 4 Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que formaste, 5 [pienso:] ¿qué es el hombre para que lo recuerdes, el ser humano para que de él te ocupes?

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8:6 wattejasseréhu meät me'elohim wekhavod wehadar teäteréhu 8:7 tamshiléhu bemaäse yadekha kol sháttah tájat-ragláw 8:8 tsoneh wa'alafim kulam wegam bahamot sadáy 8:9 tsippor shamáyim udege hayyam över 'orjot yammim 8:10 Yhwh 'adonénu mah-'addir shimkha bekhol-ha'árets

6 Sin embargo lo hiciste poco menor que los seres divinos, lo coronaste de gloria y dignidad; 7 le diste autoridad sobre las obras de tus manos, todo lo has puesto bajo su dominio: 8 las ovejas y los bueyes, todo eso, y también los animales silvestres, 9 las aves del cielo, los peces del mar, y todo lo que se mueve en las regiones marinas. 10 Yahwéh, Soberano nuestro, ¡qué majestuoso es tu nombre en toda la tierra!

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9:1 lamnatséaj álmut labben mizmor leDawid

1 Para el director de música: Por la muerte del insensato. Melodía de Dawid. [Álef] 2 Te alabaré, oh Yahwéh, con todo mi corazón; proclamaré todas tus maravillas. 3 Me alegraré y me gozaré en ti; cantando melodías a tu nombre, oh Altísimo. [Bet] 4 Cuando mis enemigos huyen, caen y perecen ante tu presencia; 5 porque tú defiendes mi derecho y mi causa; sentado en el trono juzgando con justicia. [Guímel] 6 Tú reprendes a las naciones, destruyes al malvado, borras su recuerdo para siempre jamás. 7 Del enemigo, se han acabado para siempre sus asolamientos; tú arrasaste sus ciudades y ha perecido con ellos su recuerdo. [He] 8 Pero Yahwéh permanece para siempre, ha preparado su trono para el juicio. 9 Él mismo juzga al mundo con justicia, gobierna a las naciones con equidad. [Waw] 10 Yahwéh es un refugio para el oprimido, su refugio en tiempos de angustia. 11 Los que conocen tu nombre confían en ti, porque nunca abandonas, oh Yahwéh, a los que te buscan. [Záyin] 12 Canten a Yahwéh, que habita en Tsiyón; publiquen entre los pueblos sus hazañas.

a 9:2 'odeh Yhwh békhol-libbi 'asapperah kol-nifle'otekha 9:3 'esmejah we'eëltsah vakh 'azammerah shimkha ëlyon

b 9:4 beshuv-'oyeváy 'ajor yikkashelu weyo'vedu mippanékha 9:5 ki-äsíta mishpati wedini yashávta lekhisse' shofet tsédeq

g 9:6 gaárta goyim 'ibbádta rashä shemam majíta leölam waëd 9:7 ha'oyev támmu joravot lanétsaj weärim natáshta 'avad zikhram hémmah

h 9:8 weYhwh leölam yeshev konen lammishpat kis'o 9:9 wehu' yishpot-tevel betsédeq yadin le'ummim bemesharim

w 9:10 wihi Yhw misgav laddakh misgav leïttot batsarah 9:11 weyivteju vekha yodeëy shemékha ki lo'-äzávta doreshékha Yhwh

z 9:12 zammeru leYhwh yoshev tsion haggídu vaämmim älilotáw 9:13 ki-doresh damim 'otam zakhar lo'shakhaj tsaäqat äniim [änawim]

13 Pues como vengador de sangre, se acuerda de los afligidos, no se olvida del clamor de ellos. [Jet] 14 Ten compasión de mí, Yahwéh, mira la aflicción que tengo por culpa de los que me odian; sácame de las puertas de la muerte, 15 para que proclame todas tus alabanzas en las puertas de Tsiyón y me goce en tu liberación.

j 9:14 jannéni Yhwh re'eh önyi misone'áy meromemi misháäre máwet 9:15 lemáän 'asapperah kol-tehilatékha beshaäre vat-tsion 'agilah bishuätékha 7

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[Tet] 16 Se hundieron las naciones en el hoyo que hicieron, en la red que escondieron quedó atrapado su pie. 17 Yahwéh se ha dado a conocer por el juicio que ejecutó; en la obra de sus propias manos quedó enredado el malvado. (Meditación; Pausa). [Yod] 18 Los malvados acabarán en la Fosa, todas las naciones que ignoran al Poderoso. 19 Pues el pobre no quedará olvidado para siempre, la esperanza de los humildes no se perderá perpetuamente. [Kaf] 20 Levántate, Yahwéh, que no prevalezca el hombre, que sean juzgadas las naciones en tu presencia. 21 Pon espanto en ellos, Yahwéh, que las naciones sepan que no son más que hombres mortales. (Pausa)

9:16 taveü goyim beshájat äsu beréshetzu tamánu nilkedah raglam 9:17 nodä Yhwh mishpat äsah befóäl kappáw noqesh rashä higgayon sélah

y 9:18 yashúvu reshaïm lish'ólah kolgoyim shekheje 'elohim 9:19 ki lo' lanétsaj yishakhaj 'evyon tiqwatänawim [äniim] to'vad laäd

k 9:20 qumáh Yhwh 'al-yaöz 'enosh yishafetu goyim äl-panékha 9:21 shitah Yhwh morah lahem yedeü goyim 'enosh hémmah sélah

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10 [Septuaginta 9B]

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[Lámed] 1 ¿Por qué te quedas tan lejos, Yahwéh, y te ocultas en tiempos de angustia? 2 El malvado persigue con arrogancia al humilde, queda atrapado en la trampa que ha ideado. 3 El malvado se jacta de su ambición, el codicioso maldice y desprecia a Yahwéh. [Nun] 4 El malvado, por su arrogancia, no busca; [piensa]: “Él no pide cuentas; el Poderoso no se ocupa.” 5 Sus caminos son torcidos todo el tiempo; tus juicios los tiene muy lejos de su vista; a todos sus adversarios les lanza boconerías. 6 Dice en su corazón: “Nadie me hará caer, nunca jamás estaré en adversidad.” [Pe] 7 Tiene la boca llena de juramentos falsos, de engaños y de fraude; debajo de su lengua lo que hay es agravio y maldad. 8 Se pone al asecho por las aldeas, en los escondrijos mata al inocente, sus ojos se pasan espiando al indefenso. [Áyin] 9 Asecha desde su escondite, como el león desde su cueva; asecha para arrebatar al humilde, y cuando atrapa al humilde se lo lleva enredado. 10 Se agazapa, se agacha, y caen los indefensos en sus fuertes garras. 11 Dice en su mente: “El Poderoso se olvida, esconde la cara, nunca ve nada.”

10:1 lamáh Yhwh taämod berajoq taälim leïttot batsarah 10:2 bega'awat rashä yidlaq äni yittafesu bimzimmot zu jashávu 10:3 ki-hilel rashä äl-ta'awat nafsho uvotséä berekh ni'ets Yhwh

n 10:4 rashä kegóvah 'appo bal-yidrosh 'en 'elohim kol-mezimmotáw 10:5 yajilu darkw [derakháw] békhol-ët marom mishpatékha minnegdo koltsoreráw yafiyaj bahem 10:6 'amar belibbo bal-'emmot ledor wador 'asher lo'-verä

p 10:7 'alah píhu male' umirmot watokh tajat leshono ämal wa'áwen 10:8 yeshev bema'rav jatserim bammistarim yaharog naqi ënáw lejelekhah yitspónu

[ 10:9 ye'erov bammistar ke'aryeh vesukkoh ye'erov lajatof äni yajtof äni bemoshkho verishto 10:10 waddakhah [yidkeh] yashóaj wenafal baätsumáw jel ka'im [jelka'im] 10:11 'amar belibbo shákhaj 'el histir panáw bal-ra'ah lanétsaj 8

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[Qof] 12 Alzate Yahwéh, levanta la mano, Todopode10:12 qumah Yhwh 'el nesa' yadekha 'alroso; no te olvides de los indefensos. tishkaj äniim [änawim] 13 ¿Por qué desprecia el malvado al Poderoso? 10:13 äl-meh ni'ets rashä 'elohim 'amar Piensa en su mente que tú no pedirás cuentas.” belibbo lo' tidrosh [Resh] r 14 Tú has visto esto, porque miras el agravio y el 10:14 ra'ítah ki-'attah ämal wakháäs insulto para dar la recompensa con tu mano. A ti se tabbit latet beyadékha älekha yaäzov encomienda el indefenso, tú eres el defensor del jelekhah yatom 'attah hayíta özer huérfano. v [Shin] 15 ¡Rómpele el brazo al malvado! Búscale al 10:15 shevor zeróä rashä warä tidroshmalo su maldad hasta que la halles toda! rishö val-timtsa' 16 Yahwéh es rey perpetuo y eterno, de su tierra 10:16 Yhweh mélekh ölam waëd 'avedu perecerán los paganos. goyim me'artso [Tau] t 17 Tú oirás el anhelo de los humildes, oh 10:17 ta'awat änawim shamäta Yhwh Yahwéh, tú animarás su corazón, y le prestarás takhin libbam taqshiv 'aznékha atención, 10:18 lishpot yatom wadakh bal-yosif öd 18 para hacerle justicia al huérfano y al laärots 'enosh min-ha'árets oprimido, para que no tiranice más el hombre, que es de la tierra.

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11:1 lamnatséaj leDawid beYhwh jasíti 'ekh to'meru lenafshi núdu [núdi] harkhem tsippor 11:2 ki hinneh hareshaïm yidrekhun qéshet konenu jitsam äl-yéter lirot bémo'ófel leyíshre-lev 11:3 ki hashatot yeharesun tsaddiq mahpaäl 11:4 Yhwh behekhal qodsho Yhwh bashamáyim kis'o ënáw yejezu äfäppáw yivjanu bene 'adam 11:5 Yhwh tsaddiq yivjan werashä we'ohev jamas sane'ah nafsho 11:6 yamter äl-reshaïm pajim 'esh wegofrit werúaj ziläfot menat kosam 11:7 ki-tsaddiq Yhwh tsedaqot 'ahev yashar yejezu fanémo

1 Para el director de música. De Dawid. En Yahwéh me refugio, ¿cómo pueden decirme que huya cual ave a su monte? 2 Porque fíjense en los malvados: entesan su arco, preparan sus flechas sobre la cuerda para disparar en oculto a los rectos de corazón. 3 Cuando los fundamentos se derrumban, ¿qué puede hacer el justo? 4 Yahwéh está en su santo Templo; Yahwéh tiene en el cielo su trono; sus ojos vigilan, su vista examina a los humanos. 5 Yahwéh examina al justo, pero al malvado y al que ama la injusticia lo detesta. 6 Sobre los malvados hará llover trampas, fuego y azufre; y un viento abrasador les dará por merecido. 7 Porque Yahwéh es justo y ama las obras justas; los rectos verán su rostro.

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12:1 lamnatséaj äl-hasheminit mizmor leDawid 12:2 hoshiäh Yhwh ki-gamar jasid kifássu 'emunim mibbene 'adam 12:3 shawe' yedabberu 'ish 'et-reéhu sefat jalaqot belev walev yedabbéru 12:4 yakhret Yhwh kol-sifte jalaqot lashon medabbéret gedolot

1 Para el director de música: Sobre la octava. Melodía de Dawid. 2 ¡Líbranos, Yahwéh, pues se han acabado los fieles! Han desaparecido los leales de entre los seres humanos. 3 Se hablan mentiras unos a otros, hablan con labios hipócritas y con doble sentido. 4 Yahwéh destruirá todos los labios hipócritas, toda lengua que habla con arrogancia;

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12:5 'asher 'ameru lilshonénu nagbir sefaténu 'ittanu mi 'adon lánu 12:6 mishod äniim me'enqat 'evyonim ättah 'aqum yo'mar Yhwh 'ashit beyéshä yafíyaj lo 12:7 'imerot Yhwh tehorot késef tsaruf baälil la'árets mezuqqaq shivätáyim 12:8 'attah-Yhwh tishmerem titserénnu min-haddor zu leölam 12:9 saviv reshaïm yithalakhun kerum zulut livne 'adam

5 a los que dicen: “Con nuestra boca venceremos; con labios como los nuestros, ¿quién nos va a dominar? 6 “Por la opresión de los pobres, por el gemido de los humildes me levantaré ahora,” dice Yahwéh; “le daré la ayuda al que suspira por ella.” 7 Las promesas de Yahwéh son puras, como plata refinada en horno de barro, siete veces purificada. 8 Tú, Yahwéh, los cuidarás, de esta generación siempre los protegerás. 9 Por todos lados abundan los malvados cuando se enaltece la vileza entre los seres humanos

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13:1 lamnatséaj mizmor leDawid 13:2 äd-'ánah Yhwh tishkajeni nétsaj äd'ánah tastir 'et-panékha mimménni 13:3 äd-'ánah 'ashit ëtsot benafshi yagon bilvavi yomam äd-'ánah yarum 'oyevi äláy 13:4 habbítah änéni Yhwh 'eloháy ha'írah ënáy pen-'ishan hammáwet 13:5 pen-yo'mar 'oyevi yekholetíw tsaráy yagílu ki 'emmot 13:6 wa'ani bejasdekha vatájti yagel libbi bishuätékha 'ashírah leYhwh ki gamal äláy

1 Para el director de música. Melodía de Dawid. 2 ¿Hasta cuándo, Yahwéh? ¿Me ignorarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? 3 ¿Hasta cuándo tendré preocupaciones en mi mente, tristeza en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo va a triunfar mi enemigo contra mí? 4 Mira, respóndeme, Yahwéh, Poderoso mío. Restaura el brillo de mis ojos, para que no caiga en el sueño de la muerte. 5 Que no diga mi enemigo: “Lo vencí.” Mis adversarios se alegrarían si yo fracasara. 6 Pero yo confío en tu amor, mi corazón se alegrará en tu liberación. Cantaré a Yahwéh por el bien que ha hecho.

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14:1 lamnatséaj leDawid 'amar naval belibbo 'en 'elohim hishjítu hitívu älilah 'en óseh-tov 14:2 Yhwh mishamáyim hishqif äl-bene'adam lir'ot hayesh maskil doresh 'et'elohim 14:3 hakkol sar yajdaw ne'eláju 'en óseh-tov 'en gam-'ejad 14:4 halo' yadeü kol-póäle 'áwen 'okhele ämmi 'ákhlu léjem Yhwh lo' qará'u 14:5 sham pájadu fájad ki-'elohim bedor tsaddiq 14:6 ätsat-äni tavíshu ki Adonáy majséhu 14:7 mi yitten mitsion yeshuát yisra'el beshuv Yhwh shevut ämmo yagel Yaäqov yismaj Yisra'el

1 Para el director de música. De Dawid. El necio piensa: “Yahwéh no se ocupa.” Se han corrompido, practican cosas detestables, no hay quien haga lo bueno. 2 Yahwéh mira desde el cielo a los seres humanos para ver si hay algún entendido, alguno que busque a Yahwéh. 3 Pero todos se han desviado, por igual se han corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay siquiera uno. 4 ¿Nunca aprenden los malhechores, los que devoran a mi pueblo como devoran el pan, los que no invocan a Yahwéh? 5 Temblarán de espanto, porque Yahwéh está presente en el círculo de los justos. 6 Se burlan de los planes del humilde, pero Yahwéh es su refugio. 7 ¡Oh, si de Tsiyón viniera la liberación de Yisrael! Cuando Yahwéh haga cambiar la suerte de su pueblo, se gozará Yaaqob, se alegrará Yisrael.

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15:1 mizmor leDawid Yhwh mi-yagur be'aholekha mi-yishkon behar qodshékha 15:2 holekh tamim ufoël tsédeq wedover 'emet bilvavo 15:3 lo'-ragal äl-leshono lo'-äsah lereéhu raäh wejerpah lo'-nasa' äl-qerovo 15:4 nivzeh beënáw nim'as we'et-yir'e Yhwh yekhabbed nishbä leharä welo' yamir 15:5 kaspo lo'-natan benéshekh weshójad äl-naqi lo' laqaj óseh-'éleh lo' yimmot leölam

1 Melodía de Dawid. Yahwéh, ¿quién habitará en tu Carpa? ¿Quién morará en tu monte santo? 2 El que vive sin tacha y hace lo recto, el que habla la verdad de todo corazón, 3 el que no calumnia con su lengua, ni le hace mal al prójimo, ni repite un reproche contra su vecino; 4 el que mira con desprecio al despreciable, pero honra a los que respetan a Yahwéh; el que cumple sus promesas aunque se perjudique, 5 el que presta su dinero sin exigir intereses, y no acepta soborno contra el inocente. El que vive así jamás caerá.

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16:1 mikhtam leDawid shameréni 'el kijasíti vakh 16:2 'amart leYhwh 'adonáy 'áttah tovati bal-älékha 16:3 liqdoshim 'ásher-ba'árets hémmah we'addire kol-jéftsi-vam 16:4 yirbu ätsevotam 'ajer maháru bal'assikh niskehem middam úval-'esa' 'etshemotam äl-sefatáy 16:5 Yhwh menat-jelqi wekhosi 'attah tomikh gorali 16:6 javalim náflu-li banneïmim 'afnajalat shaferah äláy 16:7 'avarekh 'et- Yhwh 'asher yeätsáni 'af-lelot yisserúni khilyotáy 16:8 shiwwíti Yhwh lenegdi tamid ki mimini bal-'emmot 16:9 lakhen samaj libbi wayyágel kevodi 'af-besari yishkon lavétaj 16:10 ki lo'-taäzov nafshi lish'ol lo'-titten jasidekha lir'ot shájat 16:11 todiéni 'oraj jayyim sóvä semajot 'et-panékha neïmot biminekha nétsaj

1 Inscripción de Dawid. Protégeme, oh Poderoso, que en ti busco refugio. 2 Le digo a Yahwéh: “Tú eres Yahwéh, mi bondad no es para beneficio tuyo, 3 sino para los santos que están en la tierra, para los íntegros, en quienes mucho me complazco.” 4 Muchos serán los dolores de los que se van tras otras deidades. Yo no tomaré parte en sus libaciones de sangre, ni pronunciaré sus nombres con mis labios. 5 Yahwéh, tú me has asignado mi herencia y mi porción, mi destino está en tus manos. 6 La colindancia de lo mío cayó en lugares primorosos, hermosa es la heredad que me ha tocado. 7 Bendigo a Yahwéh porque él me guía, en mi conciencia me corrige por las noches. 8 Siempre pongo a Yahwéh delante de mí, con él a mi derecha no resbalaré. 9 Por eso se alegra mi corazón y se goza todo mi ser; y mi cuerpo reposa confiadamente. 10 Porque no me abandonarás a la Fosa, ni permitirás que tu leal vea el Hoyo. 11 Me mostrarás el camino de la vida; en tu presencia hay gozo perfecto, a tu lado hay deleite eterno.

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17:1 tefilah leDawid shimäh Yhwh tsédeq haqshivah rinnati ha'azínah tefilati belo' sifte mirmah 17:2 milefanekha.mishpati yetse' ënekha tejezénah mesharim 17:3 bajánta libbi paqádta láylah tseraftáni val-timtsa' zammoti bal-yáävor-pi

1 Oración de Dawid. Escucha, Yahwéh, mi causa justa; atiende a mi clamor, presta oído a mi oración, que sale de labios sin engaño. 2 Que venga de tu boca mi vindicación, pues tus ojos distinguen lo que es justo. 3 Tú has examinado mi mente, has venido de noche a vigilarme, me has puesto a prueba y nada malo hallaste; estoy resuelto a no pecar con mi boca.

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17:4 lifülot 'adam bidvar sefatékha 'ani shamárti 'orejot parits 17:5 tamokh 'ashuráy bemägelotékha bal-namótu feämáy 17:6 'ani-qera'tíkha khi-taänéni 'el hat'ozenekha li shemä 'imrati 17:7 hafleh jasadékha moshíyä josim mimmitqomemim biminékha 17:8 shomeréni ke'ishon bat-áyin betsel kenafékha tastiréni 17:9 mippene reshaïm zu shaddúni 'oyeváy benéfesh yaqqífu äláy 17:10 jelbámo sageru pímo dibberu vege'ut 17:11 'ashurénu ättah sevavúni [sevavúnu] ënehem yashítu lintot ba'árets 17:12 dimyono ke'aryeh yikhsof litrof wekhikhfir yoshev bemistarim 17:13 qumáh Yhwh qaddemah fanáw hakhriéhu paletah nafshi merashä jarbékha 17:14 mimetim yadekha Yhwh mimetim mejéled jelqam bajayyim utsefinekha [utsefunekha] temale' vitnam yisbeü vanim wehinníju yitram leölelehem 17:15 'ani betsédeq 'ejezeh fanékha 'esbeäh vehaqits temunatékha

18 18:1 lamnatséaj leéved Yhwh leDawid 'asher dibber leYhwh 'et-divre hashirah hazzo't beyom hitsil-Yhwh 'oto mikkaf kol'oyeváw umiyad sha'ul 18:2 wayyo'mar 'erjamkha Yhwh jizqi 18:3 Yhwh salï umtsudati umfalti 'eli tsuri 'éjeseh-bo maginni weqéren-yishï misgabbi 18:4 mehulal 'eqra' Yhwh úmin-'oyeváy 'iwwashéä 18:5 'afafúni jévle-máwet wenajale veliáäl yevaätúni 18:6 jevle she'ol sevavúni qiddemúni móqeshe máwet 18:7 bátsar-li 'eqra' Yhwh we'el-'eloháy 'ashawwéä yishmä mehekhalo qoli weshawäti lefanáw tavo' ve'oznáw 18:8 wattigäsh wattiräsh ha'árets umosede harim yirgázu wayyitgaäshu kijárah lo

4 En cuanto a las actividades humanas, conforme al mandato de tu boca me he alejado del camino de los sin-ley. 5 Mis pasos se han aferrado a tus caminos, mis pies no se han desviado. 6 Yo te invoco, oh Todopoderoso, porque tú me respondes, inclina a mí tu oído, escucha mis palabras. 7 Dame una muestra clara de tu amor, tú que libras de sus enemigos a los que se refugian en ti. 8 Cuídame como a la niña de tus ojos, escóndeme a la sombra de tus alas, 9 de los malvados que me oprimen, de mis enemigos mortales que me rodean. 10 Se han encerrado en sus sentimientos endurecidos; sólo echan arrogancia por la boca. 11 Me siguen los pasos de cerca, me tienen echado el ojo para ponerme por el suelo. 12 Es como el león que asecha a su presa, como el fiero león agachado en su escondite. 13 Levántate, Yahwéh, enfréntate a él, túmbalo al suelo, líbrame del malvado con tu espada, 14 de los hombres con tu mano, oh Yahwéh, de los mundanos, que no piensan más que en lo de esta vida, que se llenan el vientre con tu abundancia, que hartan a sus hijos, y hasta les sobra para sus nietos. 15 Entonces yo, justificado, veré tu rostro; quedaré satisfecho cuando despierte en tu presencia.

18 1 Para el director de música. Del servidor de Yahwéh, Dawid, quien dirigió a Yahwéh las palabras de este cántico el día que Yahwéh lo libró de la mano de todos sus enemigos, y de la mano de Shaúl. Entonces dijo: ¡Cuánto te quiero, Yahwéh, mi fortaleza! 2 Yahwéh es mi peña, mi fortaleza, mi libertador, mi Poderoso, mi roca en la que me refugio, mi escudo, el poder que me rescata, y mi baluarte. 3 El es digno de alabanza, pues yo invoqué a Yahwéh, y él me libró de mis enemigos. 4 Me rodearon las ataduras de la Muerte; me asustaron los torrentes de Belial; 5 Me cercaron las ataduras de la Fosa; me encontré en trampas de Muerte. 6 En mi angustia llamé a Yahwéh, le pedí auxilio a mi Poderoso; y él oyó mi voz desde su Templo; mi grito llegó hasta sus oídos. 7 Entonces se sacudió y tembló la tierra; se estremecieron las bases de los montes, se sacudieron por Su furia. 8 Un humo subió de su nariz, de su boca un fuego voraz, lanzaba carbones encendidos.

12

18:9 älah äshan be'appo wé'esh-mippíw to'khel gejalim baäru mimménnu 18:10 wayyet shamáyim wayyerad waärafel tájat ragláw 18:11 wayyirkav äl-keruv wayyaöf wayyéde' äl-kánfe-rúaj 18:12 yáshet jóshekh sitro sevivotáw sukkato jéshkhat-máyim äve shejaqim 18:13 minnógah negdo äváw äveru barad wegájale-'esh 18:14 wayyarëm bashamáyim Yhwh weëlyon yitten qolo barad wegájale-'esh 18:15 wayyishlaj jitsáw wayfitsem uveraqim rav wayhummem 18:16 wayyera'u 'afíqe máyim wayyiggalu mosedot tevel miggaäratekha Yhwh minnishmat rúaj 'appékha 18:17 yishlaj mimmarom yiqqajéni yamshéni mimmáyim rabbim 18:18 yatsileni me'oyevi äz umisone'áy ki-'ametsu mimménni 18:19 yeqaddemúni véyom-'edi wáyhiYhwh lemishän li 18:20 wayyotsi'éni lammerjav yejaletséni ki jafets bi 18:21 yigmeléni Yhwh ketsidqi kevor yadáy yashiv li 18:22 ki-shamárti darkhe Yhwh welo'rasháti me'eloháy 18:23 ki khol-mishpatáw lenegdi wejuqqotáw lo'-'asir ménni 18:24 wa'ehi tamim ïmmo wa'eshtammer meäwoni 18:25 wayyáshev-Yhwh li khetsidqi kevor yadáy lenéged ënáyw 18:26 ïm-jasid titjassad ïm-gevar tamim tittammam 18:27 ïm-navar titbarar wéïm-ïqqésh titpattal 18:28 ki-'attahäm-äni toshíyä weënáyim ramot tashpil 18:29 ki-'attah ta'ir neri Yheh 'eloháy yaggíyah joshki 18:30 ki-vekha 'aruts gedud uve'loháy 'ádaleg-shur 18:31 ha'el tamim darko 'imrat-Yhwh tserufah magen hu' lekhol hajosim bo 18:32 ki mi 'elóah mibbaläde Yhwh umi tsur zulati 'elohénu

9 Inclinó los cielos y descendió, y había densas tinieblas bajo sus pies. 10 Se montó en un querube y alzó vuelo, desplazándose en alas de un espíritu. 11 Usó las tinieblas como escondite, y como su carpa de campaña nubarrones de agua, las nubes del cielo. 12 Por el resplandor de su presencia sus nubes se disiparon, descargando granizo y brasas encendidas. 13 Entonces tronó Yahwéh desde los cielos, el Altísimo hizo resonar su voz: granizo y brasas encendidas. 14 Disparó sus flechas y los dispersó; lanzó relámpagos y los puso en fuga. 15 Quedaron a la vista los cauces del océano, quedaron al descubierto los cimientos del mundo por tu reprensión, oh Yahwéh, por la ráfaga del soplo de tu nariz. 16 El me tendió la mano desde lo alto, me tomó y me sacó de aguas profundas; 17 me libró de mi fiero enemigo, de adversarios que eran más fuertes que yo. 18 Me atacaron cuando yo estaba en desgracia, pero Yahwéh fue mi apoyo; 19 él me sacó a la libertad, me libró porque se agradó de mí. 20 Yahwéh me recompensa conforme a mi mérito; según la limpieza de mis actos me premia. 21 Porque he seguido el camino de Yahwéh y no renegué de mi Poderoso. 22 Pues todas sus reglas las tengo presentes, no me he apartado de sus leyes. 23 He sido intachable delante de él y me he alejado de la maldad. 24 Por eso me ha recompensado Yahwéh conforme a mi mérito, por mi conducta limpia en su presencia. 25 Con el que es leal te muestras leal; con el que es intachable te muestras intachable; 26 con el que es puro tú eres puro, pero con el perverso eres astuto. 27 Porque tú libras a la gente humilde, pero a los orgullosos los humillas. 28 Tú enciendes mi lámpara, Yahwéh; mi Poderoso ilumina mis tinieblas. 29 Contigo embestiré barreras; con mi Poderoso escalaré murallas. 30 El camino del Todopoderoso es perfecto, probada en crisol es la promesa de Yahwéh, es un escudo para todos los que en él buscan refugio. 31 ¿Quién es Poderoso fuera de Yahwéh? ¿Y qué otra Roca hay fuera de nuestro Poderoso? 32 El Todopoderoso es quien me da fuerzas, y quien hace intachable mi conducta,

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18:33 ha'el ham'azzeréni jáyil wayyitten tamim darki 18:34 meshawweh ragláy ka'ayyalot weäl bamotay yaämideni 18:35 melammed yadáy lammiljamah wenijatah qéshet-nejushah zeroötáy 18:36 wattitten-li magen yishékha wiminekha tisädéni weänwatekha tarbéni 18:37 tarjiv tsaädi tajtáy welo' maädu qarsuláy 18:38 'erdof 'oyeváy we'asigem welo''ashuv äd-kalotam 18:39 'emjatsem wélo'-yúkhlu qum yippelu tájat ragláy 18:40 watte'azzeréni jáyil lammiljamah takhríyä qamáy tajtáy 18:41 we'oyeváy natáttah li óref umsan'áy 'atsmitem 18:42 yeshawweü we'en-moshíyä älYhwh welo' änam 18:43 we'eshjaqem keäfar äl-péne-rúaj ketit jutsot 'ariqem 18:44 tefaleteni merive äm tesiméni lero'sh goyim äm lo'-yadáti yaävdúni 18:45 leshémä 'ózen yishámü li benenekhar yekhájashu-li. 18:46 bene-nekhar yibbólu weyajregu mimmisgerotehem 18:47 jay-Yhwh uvarukh tsuri weyarum 'elohe yishï 18:48 ha'el anoten neqamot li wayyadbér ämmim tajtáy 18:49 mefaleti me'oyeváy 'af min-qamáy teromeméni me'ish jamas tatsiléni 18:50 äl-ken 'odekha vaggoyim Yhwh uleshimkha 'azammérah 18:51 migdol [magdil] yeshuöt malko weöseh jésed limshijo leDawid ulezaröädölam

19 19:1 lamnatséaj mizmor leDawid 19:2 hashamáyim mesapperim kevod-'el umaäseh yadáw maggid haraqíyä 19:3 yom leyom yabbíyä 'ómer weláylah leláylah yéjawweh-dáät 19:4 'en-'ómer we'en devarim beli nishmä qolam 19:5 békhol-ha'árets yatsa' qawwam uviqtseh tevel milehem lashémesh sam'óhel bahem

33 quien me da pies ligeros como de ciervos y me hace estar firme en las alturas, 34 quien adiestra mis manos para la batalla, para entesar el arco de bronce con mis brazos. 35 Tú me has dado el escudo de tu protección, tu derecha me ha sostenido y tu cuidado me ha engrandecido. 36 Me allanaste el camino por delante para que mis pies no resbalaran. 37 Perseguí a mis enemigos y les di alcance, no me volví atrás hasta acabarlos. 38 Los derribé y no pudieron levantarse más, cayeron a mis pies. 39 Tú me has ceñido de fortaleza para la batalla; has humillado a mis adversarios debajo de mí; 40 has hecho que mis enemigos se den a la fuga delante de mí, para que yo destruya a los que me odian. 41 Clamaron por auxilio, pero no hubo quien los librara; [llamaron] a Yahwéh, pero no les respondió. 42 Y yo los molía como polvo delante del viento; como fango de las calles los echaba fuera. 43 Me has librado de las contiendas del pueblo; me has preservado para ser cabeza de naciones; pueblos que no he conocido me servirán. 44 Al oír de mí, me obedecerán; hombres extraños me dirán lisonjas serviles. 45 Hombres extraños perderán el valor, y saldrán temblando de sus escondrijos. 46 ¡Viva Yahwéh! ¡Bendita sea mi Roca! Ensalzado sea el Poderoso de mi liberación, 47 el Poderoso que me ha vindicado, y sujeta pueblos debajo de mí; 48 el que me libra de mis enemigos, y me eleva sobre mis adversarios, del hombre licencioso me libra. 49 Por eso te daré gracias entre las naciones, oh Yahwéh, y cantaré alabanzas a tu nombre. 50 El concede grandes victorias a Su rey, y le tiene compasión a Su ungido, a Dawid y a su descendencia para siempre.

19 1 Para el director de música. Melodía de Dawid. 2 Los cielos cuentan la gloria del Todopoderoso, el firmamento anuncia la obra de sus manos. 3 Un día le da el mensaje al otro día, y una noche a la otra noche transmite sabiduría. 4 No hablan, no hay palabras; no se escucha su voz; 5 mas por toda la tierra sale su pregón, hasta el fin del mundo su mensaje, hasta el pabellón donde mora el sol.

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19:6 wehu' kejatan yotse' mejuppato yasis kegibbor laruts 'óraj 19:7 miqtseh hashamáyim motsa'o utqufato äl-qetsotam we'en nistar mejammato 19:8 torat Yhwh temimah meshivat náfesh ëdut Yhwh ne'emanah majkimat péti 19:9 piqqude Yhwh yesharim mesamméje-lev mitswat Yhwh barah me'irat ënáyim 19:10 yir'at Yhwh tehorah ömédet laäd mishpete-Yhwh 'emet tsadequ yajdáw 19:11 hannejemadim mizzahav umippaz rav umtuqim middevash wenófet tsufim 19:12 gam-ävdekha nizhar bahem beshomram ëqev rav 19:13 shegi'ot mi-yavin minnistarot naqqéni 19:14 gam mizzedim jasokh ävdékha 'alyímshelu-vi 'az 'etam weniqqéti mippéshä rav 19:15 yihyu leratson 'ímre-fi wehegyon libbi lefanékha Yhwh tsuri wego'ali

20 20:1 lamnatséaj mizmor leDawid 20:2 yaänkha Yhwh beyom tsarah yesaggevkha shem 'eloh Yaäqov 20:3 yishlaj-ëzrekha miqqódesh umitsion yisädékha 20:4 yizkor kol-minjotékha weölatekha yedasheneh sélah 20:5 yítten-lekha khilvavékha wekholätsatekha yemale' 20:6 nerannenah bishuätékha uvshem'elohénu nidgol yemale' Yhwh kolmish'alotékha 20:7 ättah yadati ki hoshiä Yhwh meshijo yaänéhu misheme qodsho bigvurot yéshä yemino 20:8 'éleh varékhev we'él’leh vassusim wa'anájnu beshem-Yhwh 'elohénu nazkir 20:9 hémmah kareü wenafálu wa'anájnu qámnu wannitödad 20:10 Yhwh hoshíäh hammélekh yaänénu veyom-qor'énu

6 Este, como esposo que sale de su alcoba, como atleta alegre, emprende la carrera. 7 De un lado del cielo comienza su salida, y da vuelta hasta llegar al otro, sin que nada escape a su calor. 8 La Enseñanza de Yahwéh es perfecta, y transforma la vida; los decretos de Yahwéh son duraderos, y hacen sabio al sencillo. 9 Los preceptos de Yahwéh son justos, y alegran el corazón; la instrucción de Yahwéh es clara, e ilumina los ojos. 10 el respeto de Yahwéh es puro, y dura para siempre; los juicios de Yahwéh son verdaderos, del todo justos. 11 Son más deseables que el oro, que mucho oro fino, y más dulces que la miel, que las gotas del panal. 12 Tu servidor les hace caso; en obedecerlos hay grande recompensa. 13 ¿Quién se da cuenta de sus propios errores? Líbrame de faltas inadvertidas. 14 Guarda también a tu servidor de los pecados voluntarios, que no tengan domino sobre mí; entonces seré intachable, libre de grave ofensa. 15 Sean aceptables las palabras de mi boca y los anhelos de mi corazón delante de ti, Yahwéh, roca mía y redentor mío.

20 1 Para el director de música. Melodía de Dawid. 2 Que Yahwéh te responda en tiempo de angustia; que te proteja el nombre del Poderoso de Yaaqob. 3 Que te envíe ayuda del santuario, y te sostenga desde Tsiyón. 4 Que acepte todas tus ofrendas, y apruebe tus ofrendas quemadas. (Pausa) 5 Que te conceda los deseos de tu corazón, y realice todo tus planes. 6 Que celebremos tu victoria, y en el nombre de nuestro Poderoso alcemos bandera. Que Yahwéh te conceda todos tus deseos. 7 Ahora sé que Yahwéh dará la victoria a su ungido; le responderá desde su santuario celestial, con las poderosas victorias de su diestra. 8 Unos cuentan con carros, otros con caballos, mas nosotros contamos con el nombre de Yahwéh nuestro poderoso. 9 Ellos caen y quedan postrados, mas nosotros estamos firmes y bien parados. 10 Yahwéh, ¡da la victoria al rey! Que nos responda cuando lo llamemos.

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21:1 lamnatséaj mizmor leDawid 21:2 Yhwh beözzekha yísmaj-mélekh uvishuätékha mah-yágel me'od 21:3 ta'awat libbo natáttah lo wa'aréshet sefatáw bal-manáta sélah 21:4 ki-teqaddeménnu birkhot tov tashit lero'sho ätéret paz 21:5 jayyim sha'al mimmekha natáttah lo 'órekh yamim ölam waëd 21:6 gadol kevodo bishuätékha hod wehadar teshawweh äláyw 21:7 ki-teshitéhu verakhot laäd tejaddéhu vesimjah 'et-panékha 21:8 ki-hammélekh botéaj beYhwh uvjésed ëlyon bal-yimmot 21:9 timtsa' yadekha lékhol-'oyevékha yeminekha timtsa' sone'ékha 21:10 teshitémo ketannur 'esh leët paneekha Yhwh be'appo yevaleëm weto'khelem 'esh 21:11 píryamo me'érets te'abbed wezaräm mibbene 'adam 21:12 ki-natu äléykha raäh jashevu mezimmah bal-yukhálu 21:13 ki teshitémo shékhem bemetarékha tekhonen äl-penehem 21:14 rúmah Yhwh veüzzékha nashírah unzammerah gevuratékha

1 Para el director de música. Melodía de Dawid. 2 Yahwéh, el rey se alegra en tu fuerza; ¡cuánto se goza en tu victoria! 3 Le has concedido el deseo de su corazón, no le has negado la petición de sus labios. (Pausa) 4 Pues lo has recibido con bendiciones, corona de oro fino le pones en sus sienes. 5 Vida te pidió, y se la diste; una vida larga y duradera. 6 Grande es su gloria por tu victoria; lo has dotado de esplendor y majestad. 7 Lo has bendecido para siempre, lo alegraste con el gozo tu presencia. 8 Por cuanto el rey confía en Yahwéh, por el amor del Altísimo no será conmovido. 9 Tu poder alcanzará a todos tus enemigos, tu derecha alcanzará a tus adversarios. 10 Los pondrás a arder como un horno en el tiempo de tu ira; Yahwéh los destruirá en su indignación, con fuego los consumirá. 11 Borrarás de la tierra su posteridad, de entre los seres humanos su linaje. 12 Ellos han querido hacerte el mal, pero aunque fraguaron planes, no tendrán éxito, 13 pues tú los pondrás en retirada cuando apuntes tu arco hacia sus caras. 14 Levántate, Yahwéh, con tu fuerza; y cantaremos y celebraremos tus proezas.

22 22:1 lamnatséaj äl-'ayyélet hashájar mizmor leDawid 22:2 'eli 'éli lamah äzavtáni rajoq mishuäti divre sha'agati 22:3 'eloháy 'eqra' yomam welo' taäneh weláylah welo'-dumiyah li 22:4 we'attah qadosh yoshev tehilot yisra'el 22:5 bekha bateju 'avotenu bateju wattefaletémo 22:6 'elékha zaäqu wenimlátu bekha vateju wélo'-vóshu 22:7 we'anokhi toláät wélo'-'ish jerpat 'adam uvzúy äm 22:8 kol-ro'áy yalígu li yaftíru vesafah yaníü ro'sh 22:9 gol 'el-Yhwh yefaletéhu yatsiléhu ki jafets bo

22 1 Para el director de música; Sobre “La cierva de la mañana.” Melodía de Dawid. 2 Poderoso mío, Poderoso mío, ¿por qué me has abandonado? ¿Por qué estás tan lejos de ayudarme, y del clamor de mis palabras? 3 Poderoso mío, te llamo de día y no respondes; también de noche, y no encuentro sosiego. 4 Pero tú eres el Santo entronizado, la Alabanza de Yisrael. 5 En ti confiaron nuestros padres; confiaron en ti, y tú los rescataste. 6 Clamaron a ti, y escaparon; confiaron en ti, y no quedaron avergonzados. 7 Pero a mí me tienen por gusano, menos que humano; soy la burla de la gente, el despreciado del pueblo. 8 Todos los que me ven se burlan de mí; me hacen muecas y menean la cabeza. 9 [Dicen:] “A Yahwéh se encomendó, ¡pues que él lo libre! Que lo salve, ya que en él se complació.”

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10 Pero tú fuiste el que del vientre me sacó, y en 22:10 ki-'attah goji mibbáten mavtiji älla falda de mi madre me hiciste reposar. shede 'immi 11 A ti me encomendaron desde antes de nacer, 22:11 äléha hohlákhti merájem mibbéten desde el vientre de mi madre tú eres mi Gran Poder. 'immi 'éli 'áttah 12 No te alejes de mí, que está cerca la angustia, 22:12 'al-tirjaq mimmenni ki-tsarah y no hay nadie que me ayude. qerovah ki-'en özer 13 Me rodean muchos toros, fuertes toros de 22:13 sevavuni parim rabbim 'abbire Bashán me acorralan. vashan kitterúni 14 Abrieron contra mí su boca como leones 22:14 patsu äláy pihem 'aryeh toref violentos y rugientes. wesho'eg 15 Mi vida está menguando, todos mis huesos 22:15 kammáyim nishpakhti wehitparedu están dislocados; mi corazón se me ha vuelto como cera, derritiéndoseme dentro del pecho. kol-ätsmotáy hayah libbi kaddonag names 16 Mi vigor se seca como un tiesto, mi lengua se betokh meáy pega a mi paladar, y en el polvo de la muerte tú me 22:16 yavesh kajéres koji ulshoni has puesto. mudbaq malqojáy wélaäfar-máwet 17 Perros me rodean; una turba de malvados me tishpeteni acorrala, como leones me [magullan] las manos y 22:17 ki sevavúni kelavim ädat mereïm los pies. hiqqifúni ka'ari yadáy weragláy 18 Puedo contar todos mis huesos; mientras ellos 22:18 'asapper kol-ätsmotáy hémmah me miran y me observan. yabbítu yír'u-vi 19 Reparten entre ellos mis vestidos, sobre mi 22:19 yejalequ vegadáy lahem wéälropa echan suertes. levushí yappílu goral 20 Pero tú, Yahwéh, no te alejes; fuerza mía, apresúrate a ayudarme. 22:20 we'attah Yhwh 'al-tirjaq 'eyaluti 21 Libra de la espada mi vida solitaria; líbrala de leëzráti júshah las garras de esos perros. 22:21 hatsílah mejérev nafshi míyad22 Sálvame de la boca de esos leones, líbrame de kélev yejidati los cuernos de los toros. 22:22 hoshiéni mippi 'aryeh umiqqarne 23 Entonces proclamaré tu nombre a mis remim änitáni hermanos, en medio de la congregación te alabaré. 22:23 'asapperah shimkha le'ejáy betokh 24 ¡Ustedes que honran a Yahwéh, alábenlo! qahal 'ahalelékha ¡Ustedes descendientes de Yaaqob, glorifíquenlo! 22:24 yir'e Yhwh halelúhu kol-zérä ¡Ustedes descendientes de Yisrael, respétenlo! Yaäqov kabbedúhu wegúru mimménnu kol25 Porque él no desatiende ni desprecia la zérä yisra'el petición del afligido, ni esconde de él su rostro, sino 22:25 ki lo'-vazah welo' shiqqats ënut äni que lo atiende cuando le pide ayuda. 26 Para ti será mi alabanza en la gran weló'-histír panáw mimménnu uvshawweö congregación; cumpliré mis promesas en presencia 'eláw shaméä de los que Lo honran. 22:26 me'ittekha tehilati beqahal rav 27 De ellas comerán los humildes y se saciarán; nedaráy 'ashalem néged yere'áyw alabarán a Yahwéh los que lo buscan. ¡Estén 22:27 yo'khelu änawim weyisbáü siempre de buen ánimo! yehalelu Yhwh doresháw yeji levavkhem 28 Lo recordarán y se volverán a Yahwéh todos laäd los rincones de la tierra; las familias de todas las 22:28 yizkeru weyashúvu 'el-Yhwh kolnaciones se postrarán delante de ti. 'áfse-'árets weyishtajawu lefanékha kol29 Porque de Yahwéh es el reino, y él gobierna mishpejot goyim las naciones. 30 Comerán y adorarán todos los opulentos de la 22:29 ki leYhwh hammelukhah umoshel tierra; delante de él se postrarán todos los que están baggoyim 22:30 'akhelu wayyishtajawu kol-díshne- a las puertas de la muerte, los que no pueden conservar su propia vida. 'érets lefanáw yikhreü kol-yorede äfar 31 La posteridad le servirá, hablarán de Yahwéh wenafsho lo' jiyah hasta la generación venidera, 22:31 zérä yaävdénnu yesuppar la'donay laddor 17

22:32 yavó'u weyaggídu tsidqato leäm nolad ki äsah

32 y anunciarán su beneficencia a un pueblo que está por nacer, pues él ha obrado.

23

23

23:1 mizmor leDavid Yhwh roï lo' 'ejsar 23:2 bin'ot déshe' yarbitséni ál-me menujot yenahaléni 23:3 naphshi yeshovev yanjéni vemágele-tsédeq lemáän shemo 23:4 gam ki-'elékh bege' tsalmávet lo''ira' rä ki-'attah ïmmadi shivtekha umishäntékha hémmah yenajamúni 23:5 taärokh lefanáy shuljan néged tsoreráy dishánta vashémen ro'shi kosi revayah 23:6 'akh tov vajésed yirdefúni kol-yeme jayyáy veshavti bevet-Yhwh le'órekh yamim

1 Melodía de Dawid. Yahwéh es mi pastor: nada me falta. 2 En verdes praderas me hace descansar; por aguas tranquilas me conduce. 3 Renueva mi vida; me guía por sendas rectas en honor a su nombre. 4 Aunque pase por el valle más tenebroso, ningún mal yo temo, pues tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento. 5 Preparas para mí una mesa frente a mis adversarios, unges con óleo mi cabeza, mi copa está rebosando. 6 Sólo el bien y el amor me acompañarán todos los días de mi vida, y en la Casa de Yahwéh moraré por largos días.

24 24:1 leDawid mizmor leYhwh ha'árets umelo'ah tevel weyósheve vah 24:2 ki-hu' äl-yammím yesadah weälneharot yekhonenéha 24:3 mi-yaäleh véhar-Yhwh umí-yaqúm bimqom qodsho 24:4 neqi khappáyim úvar-leváv 'asher lo'-nasa' lashaw' nafshi welo' nishbä lemirmah 24:5 yisa' verakhah me'et Yhwh utsedaqah me'elohe yishö 24:6 zeh dor doreshó [doresháyw] mevaqshe fanékha Yaäqov sélah 24:7 se'u sheärim ra'shekhem wehinnáse'u pitje ölam weyavo' mélekh hakkavod 24:8 mi zeh mélekh hakkavod Yhwh ïzzuz wegibbor Yhwh gibbor miljamah 24:9 se'u sheärim ra'shekhem us'u pitje ölam weyavo' mélekh hakkavod 24:10 mi hu' zeh mélekh hakkavod Yhwh tseva'ot hu' mélekh hakkavod sélah

25 25:1 leDawid 'elékha Yhwh nafshi 'esa' 25:2 'eloháy bekha vatájti 'al-'evóshah 'al-yaältsu 'oyeváy li 25:3 gam kol-qowekha lo' yevóshu yevóshu habbogedim reqam

24 1 Melodía de Dawid. De Yahwéh es la tierra y lo que contiene, el mundo y los que lo habitan. 2 Porque sobre los mares la fundó, sobre los ríos la estableció. 3 ¿Quién puede subir al monte de Yahwéh? ¿Quién puede quedarse en su lugar santo?4 El que tiene manos limpias y corazón puro, que no ha dedicado su vida a cosas vanas, ni ha jurado con engaño. 5 Ésta alcanzará bendición de parte de Yahwéh, justicia del Poderoso libertador. 6 Así es la generación de los que te buscan, de los que buscan tu presencia, oh [Fuerte de] Yaaqob. (Pausa) 7 Alcen, oh puertas, sus dinteles; ábranse, puertas eternas, para que entre el Rey glorioso. 8 ¿Quién es este Rey glorioso? Es Yahwéh, el fuerte y valiente; es Yahwéh, el valeroso en la batalla. 9 Alcen, oh puertas, sus dinteles; ábranse, puertas eternas, para que entre el Rey glorioso. 10 ¿Quién es este Rey glorioso? Es Yahwéh de los ejércitos; él es el Rey glorioso. (Pausa)

25 1 De Dawid. A ti, Yahwéh, elevo mi pensamiento. 2 Poderoso mío, en ti confío; que no quede yo avergonzado, que no se rían de mí mis enemigos, 3 que ninguno de los que en ti esperan quede avergonzado, que queden avergonzados los infieles, y sin nada.

18

25:4 derakhékha Yhwh hodiéni 'orjotékha lammedéni 25:5 hadrikhéni va'amittékha welammedéni ki-'attah 'elohe yishï 'otekha qiwwíyti kol-hayyom 25:6 zékhor-rajamékha Yhwh wajasadékha ki meölam hémmah 25:7 jato't neüráy ufeshaáy 'al-tizkor kejasdekha zékhar-li-'áttah lemáän tuvekha Yhwh 25:8 tov-weyashar Yhwh ál-ken yoreh jata'ím baddárekh 25:9 yadrekh änawim bammishpat wilammed änawim darko 25:10 kol-'orjot Yhwh jpesed we'emet lenotsere verito weëdotáyw 25:11 lemáän shimkha Yhwh wesalajta laäwoni ki rav-hu' 25:12 mi-zeh ha'ísh yere' Yhwh yorénnu bedérekh yivjar 25:13 nafsho betov talin wezarö yírash 'árets 25:14 sod Yhwh lire'áw uvrito lehodiäm 25:15 ënáy tamid 'el-Yhwh ki hu'-yotsi' meréshet ragláy 25:16 peneh-'eláy wejonnéni ki-yajid weäni 'áni 25:17 tsarot levavi hirjívu mimmetsuqotáy hotsi'éni 25:18 re'eh önyi waämali wesa' lékholjato'táy 25:19 re'eh-'oyeváy ki-rábbu wesin'at jamas sene'úni 25:20 shomrah nafshi wehatsiléni 'al'evosh ki-jasíyti vakh 25:21 tom-wayósher yitserúni ki qiwwitíkha 25:22 pedeh 'elohim 'et-yisra'el mikkol tsarotáyw

26 26:1 leDawid shofeteni Yhwh ki-'ani betummi halákhti uvaYhwh batájti lo' 'emäd 26:2 bejanéni Yhwh wenasséni tsorfah [tsarefah] khilyotáy welibbi 26:3 ki-jasdekha lenéged ënáy wehithalákhti ba'amittékha 26:4 lo'-yashávti ïm-méte-shaw' weïm naälamim lo' 'avo' 26:5 sané'ti qehal mereïm weïm-reshaïm lo' 'eshev

4 Muéstrame, Yahwéh, tus caminos; enséñame tus sendas, 5 encamíname en tu verdad y enséñame, pues tú eres mi Poderoso libertador, es a ti a quien busco todo el día. 6 Acuérdate, oh Yahwéh, de tu compasión y de tu fidelidad, que son eternas. 7 No te acuerdes de los pecados de mi juventud, ni de mis transgresiones, sino recuérdame conforme a tu fidelidad, según tu bondad, oh Yahwéh. 8 Bondadoso y recto es Yahwéh, él enseña a los pecadores el camino; 9 a los mansos los guía por la senda recta, enseña a los humildes su camino. 10 Yahwéh siempre procede con amor y lealtad para los que cumplen los decretos de su pacto. 11 En honor a tu nombre, oh Yahwéh, perdona mi pecado, aunque sea grande. 12 Al que respeta a Yahwéh, él le mostrará qué camino escoger. 13 Gozará una vida de prosperidad, y su descendencia heredará la tierra. 14 La amistad íntima de Yahwéh es para los que lo respetan, a ellos les da a conocer su pacto. 15 Siempre dirijo mis ojos a Yahwéh, porque él es quien libra mis pies de la red. 16 Mírame, y ten compasión de mí, que estoy solitario y afligido. 17 Las angustias de mi corazón han aumentado, líbrame de mis congojas. 18 Mira mi aflicción y mis trabajos, y perdona todos mis pecados. 19 Mira cómo han aumentado mis enemigos, con odio violento me han odiado. 20 Protege mi vida y líbrame; que no quede avergonzado por haberme en ti refugiado. 21 Que mi integridad y rectitud me protejan, porque en ti he puesto mi confianza. 22 Oh Poderoso, redime a Yisrael de todas sus angustias.

26 1 De Dawid. Vindícame, Yahwéh, que yo en integridad he caminado, y en Yahwéh sin titubear he confiado. 2 Examíname, Yahwéh, y ponme a prueba, examina mi conciencia y mi mente; 3 porque yo tengo presente tu amor, y he caminado en tu verdad. 4 No me he juntado con hombres falsos, ni me he mezclado con los hipócritas. 5 Detesto la compañía de los perversos, con los malvados nunca me siento.

19

26:6 'erjats beniqqayon kappáy wa'asovevah 'et-mizbajakhaYhwh 26:7 lashmíä beqol todah ulesapper kolnifle'otékha 26:8 Yhwh 'ahávti meön betékha umeqom mishkan kevodékha 26:9 'al-te'esof ïm-jata'ím nafshi weïm'anshe damim jayyáy 26:10 'ásher-bidehem zimmah wiminam mále'ah shójad 26:11 wa'ani betummi 'elekh pedéni wejonnéni 26:12 ragli ämedah vemishor bemaqelim 'avarekh Yhwh

27 27:1 leDawid Yhwh 'ori weyishï mimmi 'ira' Yhwh máöz-jayyáy mimmi 'efjad 27:2 biqrov äláy mereïm le'ekhol 'etbesari tsaráy we'oyeváy li hémmah khashelu wenafálu 27:3 'im-tajaneh äláy majaneh lo'-yira' libbi 'im-taqum äláy miljamah bezo't 'ani votéaj 27:4 'ajat sha'álti mé'et-Yhwh 'otah 'avaqqesh shivti bevet-Yhwh kol-yeme jayyáy lajazot benóäm-Yhwh ulevaqqer behekhalo 27:5 ki yitspenéni besukkoh beyom raäh yastiréni beséter 'aholo betsur yeromeméni 27:6 weättah yarum ro'shi äl 'oyeváy sevivotáy we'ezbejah ve'aholo zivje teruäh 'ashírah wa'azammerah leYhwh 27:7 shémä-Yhwh qoli 'eqra' wejonnéni waänéni 27:8 lekha 'amar libbi baqqeshu fanáy 'et-panékha Yhwh 'avaqqesh 27:9 'al-taster panekha mimmenni 'al tatbe'af ävdékha ëzrati hayíta 'al-titeshéni wé'al-taäzvéni 'elohe yishï 27:10 ki-'avi we'immi äzavúni waYhwh ya'asféni 27:11 horéni Yhwh darkékha unejéni be'óraj mishor lemáän shoreráy 27:12 'al-tittenéni benéfesh tsaráy ki qámu-vi éde-shéqer wiféaj jamas

6 Mis manos en inocencia lavaré; y así me acercaré a tu altar, Yahwéh, 7 para levantar mi voz con gratitud, para contar tus maravillas. 8 Yo amo, Yahwéh, la Casa donde habitas, el lugar donde mora tu gloria. 9 No me quites la vida junto con los pecadores, no me hagas morir con los asesinos, 10 en cuyas manos sólo hay crimen, y cuya diestra está llena de sobornos. 11 Pero yo vivo con integridad; redímeme, ten compasión de mí. 12 En firme terreno están mis pies; en las asambleas alabaré a Yahwéh.

27 1 De Dawid. Yahwéh es mi luz y mi salvación, ¿a quién le temeré? Yahwéh es la fortaleza de mi vida, ¿de quién me asustaré? 2 Cuando se juntan contra mí los malhechores para devorar mi carne, son ellos, mis adversarios y enemigos, los que tropiezan y se caen. 3 Aunque acampe contra mí un ejército, no temerá mi corazón; aunque se levante una guerra contra mí, yo permaneceré tranquilo. 4 Sólo una cosa le he pedido a Yahwéh, y esto es lo que buscaré: vivir en la Casa de Yahwéh todos los días de mi vida, para admirar la hermosura de Yahwéh, y para frecuentar su Templo. 5 Porque él me esconderá en su pabellón en el día de calamidad; me ocultará en el refugio de su morada, sobre una roca me pondrá en alto. 6 Entonces podré levantar la frente por encima de mis enemigos que me rodean, y ofreceré en su Carpa sacrificios de alegría: cantando y entonando alabanzas a Yahwéh. 7 Oye mi voz, Yahwéh, cuando te llamo, ten compasión de mí, respóndeme. 8 Mi corazón me ha dicho de tu parte: “Busca mi presencia.” Y yo Yahwéh, tu presencia buscaré. 9 No escondas tu rostro de mí, no rechaces con ira a tu servidor; tú has sido mi ayuda, no me desampares ni me abandones; tú eres mi Poderoso libertador. 10 Aunque mi padre y mi madre me abandonen, Yahwéh en cambio me recogerá. 11 Enséñame tu camino, Yahwéh; guíame por sendero llano para escapar de mis adversarios. 12 No me entregues a la voluntad de mis adversarios, que se han levantado contra mí falsos testigos y acusadores injustos.

20

27:13 lule' he'emánti lir'ot bétuv-Yhwh be'érets jayyim 27:14 qawweh 'el-Yhwh jazaq weya'amets libbékha weqawweh 'el-Yhwh

28 28:1 leDawid 'elekha Yhwh 'eqra' tsuri 'al-tejerash mimménni pen-tejesheh mimménni wenimshálti ïm-yórde vor 28:2 shemä qol tajanunáy beshawweï 'elékha benos'i yadáy 'el-devir qodshékha 28:3 'al-timshekhéni ïm-reshaïm weïmpóäle 'áwen dovere shalom ïm-reëhem weraäh bilvavam 28:4 ten-lahem kefaölam ukheróä maäl’lehem kemaäseh yedehem ten lahem hashev gemulam lahem 28:5 ki lo' yavínu 'el-peülot Yhwh wé'elmaäséh yadáw yehersem welo' yivnem 28:6 barukh Yhwh ki-shamä qol tajanunáy 28:7 Yhwh üzzi umaginni bo vataj libbi weneëzárti wayyaäloz libbi umishiri 'ahodénnu 28:8 Yhwh öz-lámo umaöz yeshuöt meshijo hu' 28:9 hoshiäh 'et-ämmékha uvarekh 'etnajalatékha ureëm wenase'em äd-haölam

29 29:1 mizmor leDawid havu leYhwh bene 'elim havu leYhwh kavod waöz 29:2 havu leYhwh kevod shemo hishtajawu leYhwh behádrat-qódesh 29:3 qol Yhwh äl-hammáyim 'elhakkavod hirïm Yhwh äl-máyim rabbim 29:4 qol-Yhwh bakkáaj qol Yhwh behadar 29:5 qol Yhwh shover 'arazim wayshabber Yhwh 'et-'arze halevanon 29:6 wayyarqidem kémo-égel levanon wesiryon kemó ven-re'emim 29:7 qol-Yhwh jotsev lahavot 'esh 29:8 qol Yhwh yajil midbar yajil Yhwh midbar qadesh 29:9 qol Yhwh yejolel 'ayyalot wayyejesof yeärot uvhekhalo kul’ló 'omer kavod

13 [Hubiera yo desmayado], si no fuera porque confío en que disfrutaré de la bondad de Yahwéh en mi vida sobre la tierra. 14 Espera en Yahwéh; ¡sé fuerte y ten valor!, ¡Sí espera en Yahwéh!

28 1 De Dawid. A ti clamo, oh Yahwéh, no te desentiendas de mí, Roca mía, que si te quedas callado conmigo, vendré a ser como los que bajan al Hoyo. 2 Oye mi voz cuando te ruego, cuando clamo a ti, cuando alzo mis ojos hacia tu santuario interior. 3 No me arrebates junto con los malvados y los malhechores, que hablan de amistad con su prójimo pero en su corazón sólo hay malicia. 4 Págales conforme a sus obras, según sus hechos maliciosos; dales su merecido según la obra de sus manos. 5 Ya que no quieren apreciar las obras de Yahwéh, que ha hecho con sus manos, él los derribará para no volver a edificarlos. 6 Bendito sea Yahwéh, que oyó la voz de mis ruegos. 7 Yahwéh es mi fortaleza y mi escudo; en él confié de corazón y él me ayudó; por eso tengo alegre el corazón, y lo alabaré con mi canción. 8 Yahwéh es la fortaleza de su pueblo, y es refugio salvador para su ungido. 9 Libra a tu pueblo, bendice a tu heredad; pastoréalos y sostenlos para siempre.

29 1 Melodía de Dawid. Reconozcan a Yahwéh, oh hijos del Poderoso, reconózcanle a Yahwéh su gloria y su poder; 2 reconózcanle a Yahwéh la gloria de su nombre; inclínense ante Yahwéh en su hermoso santuario. 3 La voz de Yahwéh sobre las aguas resuena, el Poderoso glorioso truena, Yahwéh está sobre las inmensas aguas. 4 La voz de Yahwéh es potente, la voz de Yahwéh es majestuosa; 5 la voz de Yahwéh quiebra los cedros, Yahwéh desgaja los cedros del Lebanón, 6 los hace saltar como becerros, al Lebanón y al Sirión como novillos. 7 La voz de Yahwéh taja con llama de fuego, 8 la voz de Yahwéh hace temblar el desierto, Yahwéh hace temblar el desierto de Qadesh. 9 La voz de Yahwéh hace parir a las ciervas, y desforesta los bosques; mientras en su Templo todos dicen “¡Gloria!”

21

29:10 Yhwh lammabbul yashav wayyéshev Yhwh mélekh leölam 29:11 Yhwh öz leämmo yitten Yhwh yevarekh 'et-ämmo vashalom

30 30:1 mizmor shir-janukkat habbáyit leDawid 30:2 'aromimkha Yhwh ki dilitáni welo'simmájta 'oyeváy li 30:3 Yhwh 'eloháy shiwwáti 'elekha wattirpa'éni 30:4 Yhwh heëlíta min-she'ol nafshi jiitáni miorede-[miárdi]-vor 30:5 zammeru leYhwh jasidáw wehodu lezékher qodsho 30:6 ki régä be'appo.jayyim birtsono baérev yalin békhi welabbóqer rinnah 30:7 wa'ani 'amárti veshalwi bal-'emmot leölam 30:8 Yhwh birtsonekha heëmádtah lehareri öz histárta fanékha hayíti nivhal 30:9 'elékha Yhwh 'eqra' wé'el-’Adonáy 'etjannan 30:10 mah-bétsä bedami beridti 'el shájat hayodekha äfar hayaggid 'amittékha 30:11 shemá-Yhwh wejonnéni Yhwh héyeh-özér li 30:12 hafákhta mispedi lemajol li pittájta saqqi watte'azzeréni simjah 30:13 lemáän yezammerkha khavod welo' yiddom Yhwh 'eloháy leölam 'odékha

31 31:1 lamnatséaj mizmor leDawid 31:2 bekha Yhwh jasíti 'al-'evóshah leölam betsidqatekha faleténi 31:3 hateh 'eláy 'oznekha meherah hatsiléni heyeh li létsur-maóz levet metsudot lehoshiéni 31:4 ki-salï umtsudati 'áttah ulemáän shimkha tanjéni utnahaléni 31:5 totsi'éni meréhet zu támnu li ki'attah maüzzi 31:6 beyadekha 'afqid ruji padítah 'oti Yhwh 'el 'emet 31:7 sané'ti hashomerim hávle-shaw' wa'ani 'el-Yhwh batájti

10 Yahwéh se sentó entronizado en el Diluvio; Yahwéh se sienta entronizado como Rey para siempre. 11 Que Yahwéh le conceda fortaleza a su pueblo; que Yahwéh bendiga a su pueblo con paz.

30 1 Melodía: Canción para la dedicación de la Casa. De Dawid. 2 Yo te elogio, Yahwéh, porque tú me has puesto en alto, y no has permitido que mis enemigos se burlen de mí. 3 Yahwéh, Poderoso mío, yo clamé a ti y tú me sanaste; 4 Yahwéh, tú rescataste mi vida de la Fosa, me libraste de bajar al Hoyo. 5 Cántenle a Yahwéh, ustedes sus fieles, y celebren su santo nombre. 6 Porque su enojo es cosa de un momento, mas su favor dura toda la vida; una noche podrá durar el llanto, pero en la mañana vendrá la alegría. 7 Yo que había dicho en mi prosperidad: “No me harán caer jamás.” 8 Porque tú, Yahwéh, cuando estabas complacido, me afirmaste como un monte fuerte. Pero cuando me quitaste tu presencia quedé aterrado. 9 A ti, Yahwéh, seguí clamando, a Yahwéh seguí suplicando: 10 “¿Qué se gana con mi muerte, con que baje yo al Hoyo? ¿Puede alabarte el polvo? ¿Puede anunciar tu fidelidad? 11 Óyeme, Yahwéh, y ten compasión de mí; oh Yahwéh, dame tu ayuda.” 12 Tú has convertido mi lamento en baile, me quitaste el luto y me vestiste de alegría. 13 Por eso a ti cantaré mis alabanzas, no callaré; Yahwéh, Poderoso mío, para siempre te alabaré.

31 1 Para el director de música. Melodía de Dawid. 2 En ti, Yahwéh, busco refugio; no me hagas quedar jamás avergonzado, rescátame por tu justicia. 3 Inclina a mí tu oído, sálvame pronto; sé para mi una roca fuerte, un castillo fuerte para librarme. 4 Tú eres mi Roca y mi Fortaleza, me guías y me encaminas en honor a tu nombre. 5 Tú me sacas de la trampa que me han tendido, pues eres mi refugio. 6 En tu mano encomiendo mi espíritu; tú me rescatas, Yahwéh, Poderoso fiel. 7 Yo detesto a los que confían en vanidades inútiles, mi confianza está en Yahwéh.

22

31:8 'agílah we'esmejah bejasdékha 'asher ra'íta 'et-äneyi yadáta betsarot nafshi 31:9 welo' hisgartáni béyad-'oyév heëmádta vammerjav ragláy 31:10 jonnéni Yhwh ki tsar li äsheshah vekháäs ëni nafshi uvitni 31:11 ki khalu veyagon jayyáy ushenotáy ba'anajah kashal baäwoni khoji waätsamáy äshéshu 31:12 míkkol-tsoreráy hayíti jerpah welishakhenáy me'od ufájad limyuddaáy ro'áy bajuts nadedu mimménni 31:13 nishkájti kemet mil’lev hayíti kikhli 'oved 31:14 ki shamáti dibbat rabbim magor missaviv behiwwasedam yájad äláy laqájat nafshi zamámu 31:15 wa'aniälékha vatájti Yhwh 'amárti 'eloháy 'áttah 31:16 beyadkha ïttotáy hatsiléni míyyad'oyeváy umerodefáy 31:17 ha'írah fanékha äl-ävdékha hoshiéni vejasdékha 31:18 Yhwh 'al-'evóshah ki qera'tíkha yevóshu reshaïm yiddemu lish'ol 31:19 te'alámnah sifté sháqer haddoverot äl-tsaddiq ätaq bega'awah wavuz 31:20 mah rav tuvekha 'ásher-tsafánta lire'ékha paálta lajosim bakh néged bene 'adam 31:21 tastirem beséter panékha merukhse 'ish titspenem besukkah meriv leshonot 31:22 barukh Yhwh ki hifli' jasdo li beïr matsor 31:23 wa'ani 'amárti vejofzi nigrazti minnéged ënékha 'akhen shamáta qol tajanunáy beshawweï 'elékha 31:24 'ehevu 'et-Yhwh kol-jasidáw 'emunim notser Yhwh umeshal’lem äl-yéter öseh ga'awah 31:25 jizqu weya'amets levavkhem kolhamyajalim leYhwh

8 Me alegro y estoy contento con tu amor, porque tú has visto mi aflicción, has conocido mis sentimientos en la angustia; 9 y no me entregaste en manos del enemigo, sino que plantaste mis pies en suelo firme. 10 Ten compasión de mí, Yahwéh, que estoy en angustia; se han consumido de tristeza mis ojos, mi pecho también, todo mi cuerpo. 11 Mi vida se consume de dolor, y mis años de suspirar; se me agotan las fuerzas a causa de mi mal, mis huesos se están consumiendo. 12 Para mis adversarios soy objeto de burla, y para mis vecinos más todavía; soy el horror de mis conocidos, los que me ven en la calle huyen de mí. 13 Me han olvidado como a un muerto, soy como un objeto que dan por perdido. 14 Oigo los comentarios de muchos, y el miedo me asalta por todas partes, porque traman unidos contra mí, planean quitarme la vida. 15 Pero yo confío en ti, Yahwéh; digo que tú eres mi Poderoso. 16 Mi destino está en tus manos, líbrame de la mano de mis enemigos y mis perseguidores. 17 Muéstrate contento con tu servidor, líbrame por tu amor. 18 Yahwéh, no me hagas quedar avergonzado cuando te llame; que queden avergonzados los malvados, que queden silenciados en la Fosa. 19 Enmudezcan los labios mentirosos que hablan insolencias contra el justo, con arrogancia y desprecio. 20 Qué grande es la bondad que has reservado para los que te respetan; a la vista de la humanidad se la has mostrado a los que se refugian en ti. 21 En lo secreto de tu presencia los ocultas de la conspiración del hombre; en tu pabellón los refugias de las contiendas y los insultos. 22 Bendito sea Yahwéh, que demostró maravillosamente su amor por mí en ciudad sitiada. 23 En mis aprietos llegué a pensar que me habías echado de tu presencia; sin embargo tu oías la voz de mis ruegos cuando clamaba a ti. 23 Amen a Yahwéh, todos sus fieles; Yahwéh cuida a los leales, pero paga con creces a los arrogantes. 24 Sean fuertes y tengan valor, todos ustedes que esperan en Yahwéh.

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32:1 leDawid maskil 'ashre nésuy-péshä kesúy jata'ah 32:2 'ashré-'adám lo' yajshov Yhwh lo äwon we'en berujo remiyah

1 De Dawid. Meditación. Feliz aquel a quien se le perdona su transgresión, a quien se le ha cubierto su pecado. 2 Feliz el hombre a quien Yahwéh no le cuenta su delito, y en cuyo espíritu no hay engaño.

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32:3 ki-hejeráshti balu ätsamáy besha'agati kol-hayyom 32:4 ki yomam waláylah tikhbad äláy yadékha nehpakh leshaddi bejarvóne qáyits sélah 32:5 jata'ti 'odiäkha waäwoni lo'-khissíti 'amárti 'odeh äle feshaáy leYhwh we'attah nasá'ta äwon jata'ti sélah 32:6 äl-zo't yitpal’lel kol-jasid 'elékha leët metso' raq leshétef máyim rabbim 'eláw lo' yaggíü 32:7 'attah séter li mitsar titseréni ronne fal’let tesovevéni sélah 32:8 'askilekha we'orekha bedérekh-zu telekh 'iätsah älékha ëni 32:9 'al-tihyu kesus keféred 'en havin beméteg-warésen ëdyo livlom bal qerov 'elékha 32:10 rabbim makh'ovim larashä wehabbotéaj beYhwh jésed yesovevénnu 32:11 simju veYhwh wegílu tsaddiqim weharnínu kol-yíshre-lev

3 Mientras yo callaba, se gastaban mis huesos con mi angustioso gemir todo el día. 4 Porque día y noche pesaba tu mano sobre mí; se secaba mí vigor como en sequía del verano. 5 Por fin te declaré mi pecado, no te encubrí mi culpa; dije: “Confesaré mis transgresiones a Yahwéh,” y tú perdonaste la culpa de mi pecado. (Pausa) 6 Por eso, que ore a ti todo fiel al descubrir [su pecado], para que no lo alcancen los torrentes de impetuosas aguas. 7 Tú eres mi refugio, de la angustia me libras, con cánticos de liberación me rodeas. (Pausa) 8 “Déjame darte entendimiento y enseñarte el camino en que debes andar; déjame aconsejarte, no te perderé de vista. 9 Pero no seas irracional, como el caballo o el mulo, cuyo brío hay que domar con freno y bocado; ¡lejos esté de ti!” 10 Muchos son los tormentos del malvado, pero al que confía en Yahwéh lo rodea la bondad. 11 Alégrense los justos, gócense en Yahwéh; canten de gozo todos ustedes los rectos de corazón.

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33:1 rannenu tsaddiqim beYhwh laysharim na'wah tehil’lah 33:2 hodu leYhwh bekhinnor benével äsor zámmeru-lo 33:3 shíru-lo shir jadash hetívu naggen bitruäh 33:4 ki-yashar dévar-Yhwh wekholmaäséhu be'emunah 33:5 'ohev tsedaqah umishpat jésed Yhwh male'ah ha'árets 33:6 bidvar Yhwh shamáyim naäsu uverúaj piw kol-tseva'am 33:7 kones kanned me hayyam noten be'otsarot tehomot 33:8 yire'u meYhwh kol-ha'árets mimménnu yagúru kol-yosheve tevel 33:9 ki hu' 'amar wayyéhi hu'-tsiwwah wayyaämod 33:10 Yhwh hefir átsat-goyím heni' majshevot ämmim 33:11 ätsát Yhwh leölam taämod majshevot libbo ledor wador 33:12 'ashre haggóy 'ásher-Yhwh 'eloháw haäm bajar lenajalah lo 33:13 mishamáyim hibbit Yhwh ra'ah 'etkol-bene ha'adam

1 Alégrense, justos en Yahwéh, que en los rectos es propia la alabanza; 2 den gracias a Yahwéh con la lira, con arpa de diez cuerdas toquen para él; 3 cántenle una canción nueva; toquen bien con alegría. 4 Porque recta es la palabra de Yahwéh, y todo lo que hace lo hace bien; 5 él ama la justicia y la rectitud, la tierra está llena del amor de Yahwéh. 6 Por la palabra de Yahwéh se hicieron los cielos; por el aliento de su boca, todos sus ejércitos. 7 El junta en un montón las aguas del mar, pone en almacenes los abismos. 8 Respete a Yahwéh toda la tierra; respétenlo todos los habitantes del mundo. 9 Porque él habló, y todo se hizo; él mandó, y apareció. 10 Yahwéh frustra los planes de las naciones, deshace los proyectos de los pueblos; 11 pero el plan de Yahwéh permanece para siempre, los proyectos de su mente por todas las generaciones. 12 Feliz la nación cuyo Poderoso es Yahwéh, el pueblo que escogió para ser su propiedad. 13 Yahwéh mira desde el cielo, y ve a toda la humanidad;

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33:14 mimmekhón-shivtó hishgíyaj 'el kol-yosheve ha'árets 33:15 hayyotser yájad libbam hammevin 'el-kol-maäsehém 33:16 'en-hammélekh noshä bérov-jáyil gibbor lo'-yinnatsel bérov-kóaj 33:17 shéqer hassus litshuäh uverov jelo lo' yemal’let 33:18 hinneh ën Yhwh 'el-yeré'aw lamyajalim lejasdo 33:19 lehatsil mimmáwet nafsham uljayyotam baraäv 33:20 nafshénu jikketah leYhwh ëzrénu umaginnénu hu' 33:21 ki-vo yismaj libbénu ki veshem qodsho vatájnu 33:22 yehi-jasdekha Yhwh älénu ka'asher yijálnu lakh

14 desde el lugar de su morada observa a todos los habitantes de la tierra: 15 él formó el corazón de todos ellos, y atento está a todas sus obras. 16 El rey no se salva por su gran ejército; ni escapa el soldado por su mucha fuerza; 17 de nada vale el caballo para la victoria, a nadie podrá librar con su gran fuerza. 18 Yahwéh vela por los que lo honran, por los que esperan en su amor, 19 para librar sus vidas de la muerte, y para darles vida en tiempo de hambre. 20 Nosotros esperamos en Yahwéh, él es nuestra ayuda y nuestro escudo; 21 en él se alegra nuestro corazón, pues en su santo nombre confiamos. 22 Que tu amor nos acompañe, oh Yahwéh, como lo esperamos de ti.

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34:1 leDawid beshannoto 'et-tämo lifne 'avimélekh waygarashéhu wayyelakh

1 De Dawid; cuando fingió locura delante de Abimélek, de modo que éste lo expulsó, y él se fue. [Álef] 2 Bendigo a Yahwéh en todo tiempo, su alabanza está siempre en mi boca. [Bet] 3 Yo me enorgullezco de Yahwéh: que lo oigan los mansos y se alegren. [Guímel] 4Engrandezcan conmigo a Yahwéh, ensalcemos juntos su nombre.

a 34:2 'avarekhah 'et-Yhwh békhol-ët tamid tehil’lato befi

b 34:3 beYhwh tithal’lel nafshi yishmeü änawim weyismáju

g 34:4 gaddelu leYhwh 'itti unromemah shemo yajdaw

d

[Dálet] 5 Busqué a Yahwéh, y me respondió; me libró de todos mis temores. [He] h 6 Los que lo miran quedan radiantes, sus rostros 34:6 hibbítu 'eláw wenaháru ufnehem 'alno serán avergonzados. yejpáru [Záyin] z 7 Este pobre clamó, y Yahwéh lo oyó; y de todas 34:7 zeh äni qara' weYhwh shaméä sus angustias lo libró. úmikkol-tsarotáw hoshiö [Jet] j 8 El mensajero de Yahwéh acampa alrededor de 34:8 joneh mal'akh-Yhwh saviv lire'áw los que lo honran y los defiende. wayjal’letsem [Tet] f 9 Prueben y vean cuán bueno es Yahwéh; feliz el que se refugia en él. 34:9 taämu ure'u ki-tov Yhwh 'ashre [Yod] haggéver yéjeseh-bo 10 Honren a Yahwéh, ustedes sus consagrados, y pues nada les falta a quienes lo honran.

34:5 daráshti 'et-Yhwh weänáni úmikkolmegurotáy hitsiláni

34:10 yer'u 'et-Yhwh qedosháw ki-'en majsor lire'áw

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k

[Kaf] 11 Los leoncitos carecen y pasan hambre, pero a 34:11 kefirim rashu weraévu wedoreshe los que buscan a Yahwéh no les faltará ningún bien. Yhwh lo'-yajseru khol-tóv [Lámed] l 12 Vengan, hijos, escúchenme, les enseñaré lo 34:12 lekhú-vaním shímü-li yir'at Yhwh que es honrar a Yahwéh. 'alammedkhem [Mem] 34:13 mi-ha'ish hejafets jayyim 'ohev 13 ¿Alguno ama la vida y desea ver años de yamim lir'ot tov prosperidad? n [Nun] 34:14 netsor leshonekha merä usfatékha 14 Guarda tu lengua del mal, tus labios de hablar engaño; middabber mirmah [Samek] s 15 apártate de mal y haz el bien; busca la paz y 34:15 sur merä wáaäseh-tov baqqesh síguela. shalom werodféhu [Áyin] [ 16 Los ojos de Yahwéh están sobre los justos, y 34:16 ëne Yhwh 'el-tsaddiqim we'oznáw sus oídos atentos a su clamor. 'el-shawätam [Pe] p 17 Yahwéh se enfrenta a los que obran mal, para 34:17 pené Yhwh beóse rä lehakhrit eliminar sus nombres de la tierra. me'érets zikhram [Tsade] 18 Cuando [los justos] claman, Yahwéh los 34:18 tsaäqu weYhwh shaméä úmikkolescucha, y los libra de todas sus angustias. tsarotam hitsilam [Qof] q 19 Yahwéh está cerca de los de ánimo afligido, y 34:19 qarov Yhwh leníshbere-lev wé'etlibra a los de espíritu abatido. dákke'e-rúaj yoshíyä [Resh] r 20 Por muchas que sean las aflicciones de justo, 34:20 rabbot raöt tsaddiq umikkul’lam de todas ellas lo librará Yahwéh; yatsilénnu Yhwh [Shin] v 21 él cuida todos sus huesos, y ni uno solo se le 34:21 shomer kol-ätsmotáw 'ajat quebrará. [Tau] mehénnah lo' nishbárah 22 Pero al malo lo mata su maldad, y los que t odian al justo se condenarán. 34:22 temotet rashä raäh wesone'e 23 Yahwéh redime la vida de sus servidores; tsaddiq ye'shámu ninguno de los que en él se refugia se arruinará. 34:23 podeh Yhwh néfesh ävadáw welo'

ye'shemu kol-hajosim bo

35 35:1 leDawid rivah Yhwh 'et-yeriváy lejam 'et-lojamáy 35:2 hajazeq magen wetsinnah weqúmah beëzrati 35:3 wehareq janit usegor liqra't rodefáy 'emor lenafshi yeshuätekh 'áni 35:4 yevóshu weyikkalemu mevaqshe nafshi yissógu 'ajor weyajperu josheve raäti 35:5 yihyu kemots lífne-rúaj umal'akh Yhwh dojeh 35:6 yéhi-darkam jóshekh wajalaqlaqqot umal'akh Yhwh rodefam

35 1 De Dawid. Oh Yahwéh, litiga contra los que me ponen pleito, combate a los que me combaten. 2 Empuña el escudo y la armadura, y levántate en mi defensa; 3 saca la lanza y el hacha y ciérrales el paso a los que me persiguen; dime: “Yo soy tu liberación.” 4 Queden avergonzados y confundidos los que buscan mi vida; que huyan abochornados los que traman mi mal. 5 Sean como paja al viento, y que el mensajero de Yahwéh los acose; 6 Sea su camino tenebroso y resbaloso, y que el mensajero de Yahwéh los persiga.

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35:7 ki-jinnam támnu-li shájat rishtam jinnam jaferu lenafshi 35:8 tevo'éhu sho'áh lo'-yedä werishto 'ásher-tamán tilkedo besho'áh yíppol-bah 35:9 wenafshi tagil beYhwh tasis bishuäto 35:10 kol ätsmotáy to'márnah Yhwh mi khamókha matsil äni mejazaq mimménnu weäni we'evyon miggozelo 35:11 yequmun ëde jamas 'asher lo'yadáti yish'alúni 35:12 yeshal’lemúni ráäh tájat tovah shekhol lenafshi 35:13 wa'ani bajalotam levúshi saq ïnnéyti vatsom nafshi utefil’lati äl-jeqi tashuv 35:14 keréä-ke'áj li hithal’lákhti ká'avel'em qoder shajóti 35:15 uvetsalï sameju wene'esáfu ne'esfu äláy nekhim welo' yadáti qareü wélo'-dámmu 35:16 bejanfe laäge maög jaroq äláy shinnémo 35:17 ‘Adonáy kammah tir'eh hashívah nafshi misho'ehem mikkefirim yejidati 35:18 'odekha beqahal rav beäm ätsum 'ahalelékha 35:19 'al-yísmeju-li 'oyeváy shéqer sone'áy jinnam yíqretsu-áyin 35:20 ki lo' shalom yedabbéru weäl rígë'érets divre mirmot yajashovun 35:21 wayyarjívu äláy pihem 'ameru he'aj he'aj ra'atah ënenu 35:22 ra'ítah Yhwh'al-tejerash 'Adonáy 'al-tirjaq mimménni 35:23 haírah wehaqítsah lemishpati 'eloháy wa'donáy lerivi 35:24 shofténi khetsidqekha Yhwh 'eloháy wé'al-yísmeju-li 35:25 'al-yo'meru velibbam he'aj nafshénu 'al-yo'meru bil’laänúhu 35:26 yevóshu weyajperu yajdáw semeje raäti yílbeshu-vóshet ukhelimmah hammagdilim äláy 35:27 yarónnu weyismeju jafetse tsidqi weyo'meru tamid yigdal Yhwh hejafets shelom ävdo 35:28 uleshoni tehgeh tsidqékha kolhayyom tehil’latékha.

7 Porque sin motivo escondieron para mí la trampa de su hoyo; sin razón cavaron un hoyo para mí. 8 Que los sorprenda el desastre desapercibidos, que la red que escondieron los atrape a ellos, que caigan en ella cuando [venga] el desastre. 9 Entonces me alegraré en Yahwéh, gozando de su victoria; 10 todos mis huesos dirán: “Yahwéh, ¿quién como tú, que libras al débil del más fuerte, al débil y pobre del que lo despoja?” 11 Testigos maliciosos se levantan, me interrogan sobre cosas que ignoro, 12 me pagan mal por bien, causándome tristeza. 13 Yo, en cambio, cuando enfermaban, me vestía de luto, me afligía con ayunos- ¡que reciba yo lo que les deseaba! 14 Como por un amigo o un hermano andaba triste; afligido y sombrío como quien llora a una madre. 15 Pero en mi adversidad, ellos se alegran, se juntan, se unen contra mí los calumniadores, y no sé por qué me despedazan sin cesar. 16 Con viles burladores, que se mofan con morisquetas, rechinan contra mí sus dientes. 17 Yahwéh, ¿hasta cuándo estarás mirando? Libra mi vida, lo único que tengo, de esos leones, 18 y yo te elogiaré en una gran congregación, en un pueblo numeroso te aclamaré. 19 Que no se rían de mí mis enemigos sin motivo, ni los que me odian sin razón guiñen el ojo; 20 porque no hablan de concordia, sino que contra los pacíficos inventan calumnias; 21 a boca llena, dicen contra mí: “¡Ajá, Ajá, lo hemos visto!” 22 Tú lo has visto, Yahwéh, no te quedes callado; Yahwéh, no te quedes lejos de mí; 23 despierta y levántate para hacerme justicia; sí, Poderoso mío, Yahwéh, para defender mi causa. 24 Hazme justicia conforme a tu benevolencia, Yahwéh, Poderoso mío; que no se rían de mí; 25 que no piensen: “¡Qué bien, lo que queríamos!” Que no digan: “Nos lo hemos tragado.” 26 Queden avergonzados y abochornados todos los que se alegran de mi calamidad, que se llenen de vergüenza y confusión los que se envalentonan contra mí. 27 Que canten y se alegren los que se complacen en mi vindicación; que digan siempre: “Alabado sea Yahwéh que desea el bienestar de Su servidor.” 28 Y mi lengua hablará de tu justicia y de tu alabanza todo el día.

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36:1 lamnatséaj leéved-Yhwh leDawid 36:2 ne'úm-péshä larashä beqérev libbi 'en-pájad 'elohim lenéged ënáw 36:3 ki-hejeliq 'eláw beënáw limtso' äwono lisno' 36:4 dívre-fiw 'áwen umirmah jadal lehaskil lehetiv 36:5 'áwen yajshov äl-mishkavo yityatsev äl-dérekh lo'-tov rä lo' yim'as 36:6 Yhwh behashamáyim jasdékha 'emunatekhá äd-shejaqim 36:7 tsidqatekha kehárere-'el mishpatékha tehom rabbah 'adam uvehemah toshíyä Yhwh 36:8 mah-yaqar jasdekha 'elohim uvene 'adam betsel kenafékha yejesayun 36:9 yirweyun middéshen betékha wenájal ädanékha tashqem 36:10 ki-ïmmekha meqor jayyim be'orekha nír'eh-'or 36:11 meshokh jasdekha leyodeékha wetsidqatekha leyíshre-lev 36:12 'al-tevo'éni régel ga'awah wéyadreshaïm 'al-tenidéni 36:13 sham nafelu póäle 'áwen doju wélo'-yákhlu qum

1 Para el director de música. De Dawid, servidor de Yahwéh. 2 La perversidad del malvado se ve en su corazón: no tiene sentido del respeto al Poderoso. 3 Se jacta en sus propios ojos de que su perversidad no será descubierta y aborrecida. 4 Las palabras de su boca son malas y engañosas; ha dejado de ser juicioso y de obrar bien. 5 Medita la maldad sobre la cama; se ha metido en un camino que no es bueno, no rechaza lo malo. 6 Oh Yahwéh, tu amor llega hasta los cielos, y tu fidelidad hasta las nubes; 7 tu beneficencia es como las grandes montañas; tu justicia es un abismo profundo; tu, Yahwéh, socorres a hombres y animales. 8 ¡Cuán precioso es tu amor, oh Poderoso! La humanidad se acoge a la sombra de tus alas; 9 se sacian completamente de la rica abundancia de tu Casa; les das a beber de tus refrescantes manantiales; 10 porque contigo está la fuente de la vida; por tu luz vemos la luz. 11 Concede tu amor a tus devotos, y tu beneficencia a los rectos de corazón. 12 Que no me pisotee el pie del arrogante; que no me empuje la mano del malvado. 13 Ahí yacen los malhechores, derribados, sin poder levantarse.

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a 37:1 leDawid 'al-titjar bammereïm 'alteqanne' beöseäwlah 37:2 ki khejatsir meherah yimmálu ukheyéreq déshe' yibbolun

b 37:3 betaj beYhwh wáäseh-tov shékhon'érets ureëh 'emunah 37:4 wehitännag äl-Yhwh weyítten-lekha mish'alot libbékha

g 37:5 gol äl-Yhwh darkékha uvtaj äláw wehu' yaäseh 37:6 wehotsi' kha'or tsidqékha umishpatékha katsahoráyim

d 37:7 dom leYhwh wehitjólel lo 'al-titjar bematslíyaj darko be'ish öseh mezimmot

[Álef] 1 De Dawid. No te enojes por causa de los malvados, ni tengas envidia de los malhechores; 2 que como pasto serán pronto cortados, como la hierba verde se secarán. [Bet] 3 Confía en Yahwéh y haz el bien, vive en la tierra y practica la verdad; 4 busca el favor de Yahwéh, y él te concederá los deseos de tu corazón. [Guímel] 5 Déjale todo a Yahwéh; confía en él, y él obrará: 6 hará brillar como la luz tu vindicación, y la justicia de tu caso como el sol de mediodía. [Dálet] 7 Confía pacientemente en Yahwéh y espera en él; no te enojes por el que prospera en sus empresas, por el que practica intrigas.

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h 37:8 héref me'af waäzov jemáh 'al-titjar 'akh-leharéä 37:9 ki-mereïm yikkaretun weqowe Yhwh hémmah yírshu-'áets

w 37:10 weöd meät we'en rashä wehitbonánta äl-meqomo we'enénnu 37:11 waänawim yírshu-'árets wehitännegu ál-rov shalom

z 37:12 zomem rashä latsaddiq wejoreq äláw shinnáw 37:13 ‘Adonáy yísjaq-lo ki-ra'ah ki-yavo' yomo

j 37:14 jérev pateju reshaïm wedarekhu qashtam lehappil äni we'evyon litvóaj yíshre-dárekh 37:15 jarbam tavo' velibbam weqashetotam tishavárnah

f 37:16 tov-meät latsaddiq mehamon reshaïm rabbim 37:17 ki zeroöt reshaïm tishavárnah wesomekh tsaddiqim Yhwh

y 37:18 yodeä Yhwh yeme temimim wenajalatam leölam tihyeh 37:19 lo'-yevóshu beët raäh uvime reävon yisbáü

k 37:20 ki reshaïm yo'védu we'oyeve Yhwh kiqar karim kálu veäshan kálu

l 37:21 loweh rashä welo' yeshal’lem wetsaddiq jonen wenoten 37:22 ki mevorakháw yírshu 'árets umqul’laláw yikkarétu

m 37:23 meYhwh mítsäde-géver konánu wedarko yejpats 37:24 ki-yippol lo'-yutal ki-Yhwh somekh yado

n 37:25 náär hayíti gam-zaqánti welo'-ra'íti tsaddiq neëzav wezarö mévaqqesh-lájem 37:26 kol-hayyom jonen umalweh wezarö livrakhah

[He] 8 Deja la ira, abandona el rencor, no te enojes; eso solo hace daño. 9 Porque los malhechores serán cortados, pero los que esperan en Yahwéh son los que heredarán la tierra. [Waw] 10 Dentro de poco no existirá el malo, examinarás su lugar, y no estará allí; 11 pero los mansos heredarán la tierra, y se deleitarán en la abundancia de bienestar. [Záyin] 12 El malvado trama intrigas contra el justo, rechina los dientes contra él; 13 pero Yahwéh se ríe de él, porque sabe que le llega la hora. [Jet] 14 Los malvados desenvainan la espada y tensan el arco para derribar al humilde y al pobre, para matar a los que llevan una vida recta; 15 pero su propia espada les atravesará el corazón, y sus arcos se romperán. [Tet] 16 Mejor es lo poco del justo que la gran abundancia de los malvados; 17 pues a los malvados se les romperán los brazos, pero a los justos los sostiene Yahwéh. [Yod] 18 Yahwéh se interesa por las necesidades de los intachables, la herencia de ellos será eterna; 19 no quedarán decepcionados en tiempos de calamidad, y en los días de hambre se saciarán. [Kaf] 20 Pero los malvados perecerán, y los enemigos de Yahwéh se consumirán, se disiparán como el humo. [Lámed] 21 El malvado pide prestado y no paga; el justo es generoso y sigue dando. 22 Los benditos de él heredarán la tierra, pero los que él maldice serán cortados. [Mem] 23 Yahwéh dirige los pasos del hombre, cuando se deleita en sus caminos. 24 Aunque caiga, no quedará postrado, pues Yahwéh lo sostiene de la mano. [Nun] 25 Fui joven y ya soy viejo, y nunca he visto a un justo desamparado, ni a su linaje mendigando el pan. 26 En todo tiempo es generoso, y presta, su linaje es una bendición.

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s 37:27 sur mérä wáäseh-tov ushekhon leölam 37:28 ki Yhwh 'ohev mishpat weló'yaäzóv 'et-jasidáw

[ leölam nishmáru wezérä reshaïm nikhrat 37:29 tsaddiqim yírshu-'árets weyishkenu laäd äléha

p 37:30 pi-tsaddiq yehge jokhmah ulshono tedabber mishpat 37:31 torat 'eloháw belibbo lo' timäd 'ashuráw

x 37:32 tsofeh rashä latsaddiq umvaqqesh lahamito 37:33 Yhwh lo'-yaäzvénnu veyado welo' yarshiénnu behishafto

q 37:34 qawweh 'el-Yhwh ushemor darko wiromimkha laréshet 'árets behikkaret reshaïm tir'eh

r 37:35 ra'íti rashä ärits umitäreh ke'ezraj raänan 37:36 wayyaävor wehinneh 'enennu wa'avaqshéhu welo' nimtsa'

v 37:37 shémor-tam ure'eh yashar ki-'ajarit le'ísh shalom 37:38 ufósheïm nishmedu yajdáw 'ajarit reshaïm nikhrátah

t 37:39 uteshuät tsaddiqim meYhwh maüzzam beët tsarah 37:40 wayyäzerem Yhwh wayfal’letem yefal’letem mereshaím weyoshiém ki-jásu vo

[Sámek] 27 Apártate del mal y haz el bien, y vivirás para siempre. 28 Porque Yahwéh ama la rectitud y no desampara a sus fieles. [Áyin] Los preserva para siempre, pero la raza de los malvados será cortada. 29 Los justos heredarán la tierra y habitarán para siempre en ella. [Pe] 30 La boca del justo profiere sabiduría, su lengua habla lo que es correcto. 31 La Enseñanza de su Poderoso está en su mente y sus pies no vacilan. [Tsade] 32 El malvado asecha al justo, y procura quitarle la vida; 33 pero Yahwéh no lo dejará en sus manos, ni lo condenará cuando lo juzguen. [Qof] 34 Espera en Yahwéh y sigue su camino, y él te pondrá en alto para que heredes la tierra; cuando los malvados sean eliminados, tú lo verás. [Resh] 35 He visto a un malvado, prepotente, que se iba arraigando como árbol vigoroso en su suelo nativo; 36 y cuando volví a pasar, ya no estaba; lo busqué, pero no pude hallarlo. [Shin] 37 Observa al íntegro, fíjate en el que es recto; porque hay un porvenir para el hombre de integridad. 38 Pero los transgresores serán destruidos totalmente; el porvenir de los malos será cortado. [Tau] 39 La liberación de los justos proviene de Yahwéh; él es su fortaleza en el tiempo de angustia. 40 Yahwéh los ayuda y los rescata; los rescata de los malvados y los libra, porque en él buscan refugio.

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38:1 mizmor leDawid lehazkir 38:2 Yhwh 'al-beqetspekha tokhijéni uvajamatekha teyasseréni 38:3 ki-jitsékha níjatu vi wattinjat äláy yadékha 38:4 'en-metom bivsari mippene zämékha 'en-shalom baätsamáy mippene jata'ti

1 Melodía de Dawid. Para recordar. 2 Oh Yahwéh, no me reprendas en tu ira, no me castigues en tu indignación. 3 Porque tus flechas me han penetrado y sobre mí tu mano has descargado; 4 no hay parte sana en mi carne, a causa de tu ira; no me queda un hueso sano, por causa de mi pecado.

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38:5 ki äwonotáy äveru ro'shi kemasa' khaved yikhbedu mimménni 38:6 hiv'íshu namáqqu jabburotáy mippene 'iwwalti 38:7 naäwéti shajóti äd-me'od kolhayyom qoder hil’lákhti 38:8 ki-khesaláy male'u niqleh we'en metom bivsari 38:9 nefugóti wenidkéti äd-me'od sha'ágti minnahamat libbi 38:10 'Adonáy negdekha khol-ta'awati we'anjati mimmekha lo'-nistárah 38:11 libbi sejarjar äzaváni khoji wé'orënáy gam-hem 'en 'itti 38:12 'ohaváay wereáy minnéged nigï yaämódu uqrováy merajoq ämádu 38:13 waynaqshu mevaqshe nafshi wedoreshe raäti dibberu hawwot umirmot kol-hayyom yehgu 38:14 wa'ani khéjeresh lo' 'eshmä ukhe'il’lem lo' yíftaj-piw 38:15 wa'ehi ke'ísh 'asher lo'-shoméä we'en befíw tokhajot 38:16 ki-lekhaYhwh hojálti 'attah taäneh 'Adonáy 'eloháy 38:17 ki-'amárti pen-yísmeju-li bemot ragli äláy higdílu 38:18 ki-'ani letsélä nakhon umakh'ovi negdi tamid 38:19 ki-äwoni 'aggid 'ed'ag mejata'ti 38:20 we'oyeváy jayyim ätsému werabbu sone'áy sháqer 38:21 umshal’lemé ráäh tájat tovah yistenúni tájat redofí [rádfi]-tov 38:22 'al-taäzvéni Yhwh 'eloháy 'al-tirjaq mimménni 38:23 júshah leëzrati 'Adony teshuäti

39 39:1 lamnatséaj liditun [lidutun] mizmor leDawid 39:2 'amárti 'eshmerah derakháy mejato' vilshoni 'eshmerah lefi majsom beöd rashä lenegdi 39:3 ne'elámti dumiyah hejeshéti mitov ukh'evi neëkar 39:4 jam-libbi beqirbi bahagigi tívär-'esh dibbárti bilshoni 39:5 hodiéni Yhwh qitsi umiddat yamáy mah-hi' 'edeäh meh-jadel 'ani

5 Mis maldades me ha abrumado, como una carga pesada que no puedo soportar; 6 mis heridas hieden y supuran, por causa de mi necedad. 7 Camino encorvado, estoy humillado, ando afligido todo el día, 8 la espalda me arde de fiebre, y no hay parte sana en mi carne; 9 estoy debilitado y todo molido; gimo por la conmoción de mi mente. 10 Yahwéh, tú estás al tanto de todos mis deseos, mi suspiro no te es desconocido; 11 mi mente está acongojada, las fuerzas me abandonan, y hasta el brillo de mis ojos se ha apagado. 12 Mis amigos y mis compañeros se mantienen lejos de mi aflicción; mis parientes se han alejado; 13 los que buscan mi vida me ponen trampas, los que procuran perjudicarme hablan maldad, y todo el tiempo traman engaños. 14 Pero yo me hago el sordo y no oigo; me hago el mudo y no abro la boca. 15 Soy como el que no oye, en cuya boca no hay argumentos. 16 En ti espero, Yahwéh; tú responderás, Yahwéh, Poderoso mío. 17 Sólo espero que no se rían de mí, que cuando resbale mi pie no canten victoria. 18 Pues estoy al borde del colapso, y mi dolor no me deja ni un momento; 19 por eso te confieso mi maldad, pues me aflige mi pecado. 20 Mis enemigos mortales son numerosos, son muchos los que me odian sin motivo; 20 los que me pagan mal por bien se me ponen en contra porque yo sigo lo bueno. 21 No me abandones Yahwéh; Poderoso mío, no te alejes de mí; 22 apresúrate a ayudarme, oh Yahwéh, liberación mía.

39 1 Para el director de música, para Yedutún. Melodía de Dawid. 2 Yo había dicho: “Cuidaré mi conducta para no pecar con la lengua, me taparé la boca con una mordaza mientras haya un malvado en mi presencia. 3 Me quedaba mudo, silencioso; estaba completamente quieto mientras mi dolor empeoraba; 4 En mi mente me ponía rabioso; mis pensamientos se me encendieron como fuego, hasta que solté la lengua: 5 Yahwéh, dame a conocer mi fin y cuál será el lapso de mi vida; que sepa yo cuán frágil soy.

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39:6 hinneh tefajot natáttah yamáy wejeldi khe'áyin negdékha 'akh kol-hével kol-'adam nitsav sélah 39:7 'akh-betsélem yíthalekh-'ish 'akhhével yehemayun yitsbor wélo'-yedá mi'osefam 39:8 weättah mah-qiwwíyti ‘Adonáy tojalti lekha hi' 39:9 míkkol-peshaáy hatsiléni jerpat naval 'al-tesiméni 39:10 ne'elámti lo' 'éftaj-pi ki 'attah äsíta 39:11 haser meäláy nigékha mittigrat yadekha 'ani khalíti 39:12 betokhajot äl-äwon yissárta 'ish wattémes kaäsh jamudo 'akh hével kol'adam sélah 39:13 shimeäh-tefil’lati Yhwh weshawäti ha'azínah 'el-dimäti 'al-tejerash ki ger 'anokhi ïmmakh toshav kékhol-'avotáy 39:14 hashä mimménni we'avlígah betérem 'elékh we'enénni

6 Mira, contados con los dedos me diste los días, mi vida es como nada delante de ti; de veras que una exhalación es todo hombre, por más que viva. (Pausa) 7 Como una mera sombra anda por ahí el hombre; de veras que en vano se afana, atesorando sin saber quién recogerá. 8 Y ahora, Yahwéh, ¿con qué puedo contar? ¡En ti está mi esperanza! 9 Líbrame de todas mis transgresiones; y no me conviertas en la burla del insensato. 10 Enmudezco, no abro la boca, porque tú eres el que actúa. 11 Aparta de mí tu azote, que me acaban los golpes de tu mano. 12 Tú corriges al hombre castigando su pecado, deshaciendo como polilla lo que más quiere. ¡Solamente un suspiro es todo hombre! (Pausa) 13 Oye mi oración, Yahwéh, escucha mi clamor; no calles ante mis lágrimas; que soy para ti un extranjero, forastero como todos mis antepasados. 14 Déjame tranquilo para que tome aliento, antes que me vaya y deje de existir.

40 40 40:1 lamnatséaj. leDawid. mizmor 40:2 qawwoh qiwwíyti Yhwh wayyet 'eláy wayyishmä shawäti 40:3 wayyaäléni mibbor sha'on mitit hayyawen wayyáqem äl-sélä ragláy konen 'ashuráy 40:4 wayyitten befi shir jadash tehil’lah le'lohénu yir'u rabbim weyira'u weyivteju beYhwh 40:5 'ashre haggéver 'ásher-sam Yhwh mivtajo wélo'-fanáh 'el-rehavim wesate khazav 40:6 rabbot äsíta 'attah Yhwh 'eloháy nifle'otékha umajshevotékha 'elénu 'en ärokh 'elékha 'aggídah wa'adabbérah ätsemu missapper 40:7 zévaj uminjah lo'-jafátsta 'ozenáyim karíta li ölah wajata'áh lo' sha'álta 40:8 'az 'amárti hínneh-vá'ti bimgíl’latséfer katuväláy 40:9 laäsót-retsonekhá 'eloháy jafátseti wetoratekha betokh meáy 40:10 bisárti tsédeq beqahal rav hinneh sefatáy lo' 'ekhla' Yhwh 'attah yadáta 40:11 tsidqatekha lo'-khissíyti betokh libbi 'emunatekha utshuätekha 'amárti lo'khijadti jasdekha wa'amittekha leqahal rav

1 Para el director de música. De Dawid. Melodía. 2 Con paciencia esperé en Yahwéh, y él se inclinó para escuchar mi clamor; 3 me sacó de un hoyo horrible, de lodo cenagoso, y afirmó mis pies sobre una roca, dio firmeza a mis pasos; 4 puso en mi boca una canción nueva, una alabanza a nuestro Poderoso; muchos verán esto y respetarán y confiarán en Yahwéh. 5 Feliz el hombre que ha puesto en Yahwéh su confianza, y no acude a los insolentes que se desvían tras la mentira. 6 ¡Cuántas maravillas has hecho, Yahwéh, Poderoso mío; tus consideraciones para con nosotros, nadie puede contarlas ante ti! Quisiera anunciarlas y hablar de ellas, pero son más de lo que puedo contar. 7 Tú me has hecho comprender que no quieres sacrificio ni ofrendas, no quieres holocausto ni ofrenda por el pecado. 8 por eso dije: “Mira, traeré un rollo que relata lo que me sucedió. 9 Hacer tu voluntad, Poderoso mío, es mi deseo; tu Enseñanza está en mis entrañas. 10 He proclamado tu justicia en una gran congregación; mira que no he cerrado los labios, Yahwéh, tú lo sabes. 11 No he guardado para mí solo tu beneficencia; he publicado tu gran liberación, no he ocultado tu amor y tu verdad en la gran congregación.

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40:12 'attah Yhwh lo'-tikhla' rajamékha mimménni jasdekha wa'amittekha tamid yitserúni 40:13 ki 'afefú-äláy raöt ád-'en mispar hisigúni äwonotáy weló'-yakhólti lir'ot ätsmu misaärot ro'shi welibbi äzaváni 40:14 retseh Yhwh lehatsilénihwh leëzráti júshah 40:15 yevóshu weyajperu yájad mevaqshe nafshi lispotah yissógu 'ajor weyikkalmu jafetse raäti 40:16 yashómmu äl-éqev boshtam ha'omerim li he'aj he'aj 40:17 yasísu weyismeju bekha kolmevaqshékha yo'mru tamid yigdal Yhwh 'ohave teshuätékha 40:18 wa'ani äni we'evyon ‘Adonáy yájashov li ëzrati umefalti 'áttah 'eloháy 'alte'ajar

41 41:1 lamnatséaj mizmor leDawid 41:2 'ashre maskil 'el-dal beyom raäh yemal’letéhu Yhwh 41:3 Yhwh yishmeréhu wijayyéhu ye'shor [we'ushár] ba'árets we'ál-tittenéhu benéfesh 'oyevaw 41:4 Yhwh yisädénnu äl-éres dewáy kolmishkavo hafákhta vejolyo 41:5 'aní-'amárty Yhwh jonnéni refa'ah nafshi ki-jatá'ti lakh 41:6 'oyeváy yo'meru rä li matáy yamut we'avad shemo 41:7 wé'im-ba' lir'ot shaw' yedabber libbo yíqbots-'áwen lo yetse' lajuts yedabber 41:8 yájad äláy yitlajashu kol-sone'áy älay yajshevu raäh li 41:9 dévar-beliáäl yatsuq bo wa'asher shakhav lo'-yosif laqum 41:10 gam-'ish shelomi 'ásher-batájti vo 'okhel lajmi higdil äláy äqev 41:11 we'attah Yhwh jonnéni wahaqiméni wa'ashal’lemah lahem 41:12 bezo't yadäti ki-jafátsta bi ki lo'yaríyä 'oyevi äláy 41:13 wa'ani betummi tamákhta bi wattatsivéni lefanékha leölam 41:14 barukh Yhwh 'elohe Yisra'el mehaölam weäd haölam 'amen we'amen

12 Yahwéh, no me niegues tu compasión, que siempre me protejan tu amor y tu verdad. 13 Porque me han rodeado males incontables, me han alcanzado mis maldades y no puedo alzar la vista; han aumentado más que los cabellos de mi cabeza, y me falta valor. 14 Favoréceme, Yahwéh, y sálvame; Yahwéh, apresúrate a ayudarme. 15 Queden avergonzados y frustrados todos los que tratan de quitarme la vida, huyan llenos de confusión los que desean mi mal. 16 Que queden mudos de vergüenza los que se burlan de mí. 17 Pero que se alegren y gocen contigo todos los que te buscan; que digan siempre los que aman tu liberación: “¡Ensalzado sea Yahwéh!” 18 Pero yo estoy pobre y necesitado; que Yahwéh me tome en cuenta. Tú eres mi auxilio y mi libertador, Poderoso mío, no te tardes.

41 1 Para el director de música. Melodía de Dawid. 2 Feliz el que piensa en el desvalido; que Yahwéh lo libre en el día malo. 3 Que Yahwéh lo proteja y le dé vida; y que lo consideren feliz en la tierra; que no lo entregue a la voluntad de sus enemigos. 4 Yahwéh lo sustentará en el lecho del dolor; tú transformarás la cama de su enfermedad. 5 Yo dije: “Yahwéh, ten compasión de mí, sáname, que he pecado contra ti.” 6 Mis enemigos dicen con malicia de mí: “¿Cuándo morirá, y perecerá su nombre?” 7 Y si viene uno a verme, habla falsedad; si encuentra algo malo, al salir lo divulga. 8 Murmuran juntos contra mí todos los que me odian; traman contra mí para perjudicarme. 9 [Dicen:] “El mal de este no tiene remedio; de esa cama no volverá a levantarse.” 10 Hasta mi aliado, en quien yo confiaba, el que comía de mi pan, me ha dado la patada. 11 Pero tú, Yahwéh, ten compasión de mí; haz que pueda levantarme para darles su merecido. 12 En esto sabré que estás complacido conmigo: en que no cante victoria sobre mí mi enemigo. 13 Tú me sostendrás por mi integridad, y me dejarás morar en tu presencia para siempre. 14 Bendito sea Yahwéh, el Poderoso de Yisrael, de eternidad en eternidad. Amén; así sea.

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SÉFER BET

LIBRO SEGUNDO (42-72)

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42:1 lamnatséaj maskil lívne-qóraj 42:2 ke'ayyal taärog äl-'afíqe-máyim ken nafshi taärog 'elékha 'elohim 42:3 tsame'áh nafshi le'lohim le'el jay matáy 'avo' we'era'eh pené 'elohim 42:4 háytah-li dimäti léjem yomam waléylah be'emor 'eláy kol-hayyom 'ayyéh 'elohékha 42:5 'él’leh 'ezkerah we'eshpekhahäláy nafshi ki 'eëvor bassakh 'eddaddem äd-bet 'elohim beqól-rinnáh wetodah hamon jogeg 42:6 mah-tishtojaji nafshi wattehemi äláy hojili le'lohim ki-öd 'odénnu yeshuöt panaw 42:7 'eloháy äláy nafshi tishtojaj äl-ken 'ezkorkha me'érets yarden wejermonim mehar mitsär 42:8 tehom-'el-tehom qore' leqol tsinnorékha kol-mishbaréykha wegal’lékha äláy äváru 42:9 yomam yetsawweh Yhwh jasdo uval’láylah shirah [shiró] ïmmi tefil’lah le'el jayyáy 42:10 'omerah le'el salï lamáh shekhajtáni lámmah-qodér 'elékh belájats 'oyev 42:11 berétsaj beätsmotáy jerefúni tsoreráy be'omram 'eláy kol-hayyom 'ayyéh 'elohékha 42:12 mah-tishtojaji nafshi úmah-tehemí äláy hojíli le'lohim ki-öd 'odénnu yeshuöt panáy we'loháy

1 Para el director de música. Meditación de los hijos de Qóraj. 2 Como brama el ciervo por las aguas del río, así clamo yo por ti, Poderoso mío. 3 Mi vida tiene sed de Elohim, del Poderoso vivo; oh, ¿cuándo volveré a presentarme ante el Poderoso? 4 Mis lágrimas han sido mi alimento día y noche; mientras todos los días me repiten: “¿Dónde está tu Poderoso?” 5 Recordando otros tiempos, doy rienda suelta a mis sentimientos: cómo iba yo delante del gentío, caminando con ellos a la Casa del Poderoso, entre cantos de alegría y alabanza, entre el gentío que festejaba. 6 ¿Por qué he de desanimarme? ¿Por qué he de estar acongojado? Mi esperanza está en el Poderoso, y aún tengo que darle gracias, por su presencia salvífica. 7 Poderoso mío, cuando me siento desanimado pienso en ti, en la región del Yardén, en el Jermón, en el Monte Mitsar, 8 donde se oye en los profundos farallones el eco atronador de tus cascadas; todos tus torrentes y tus olas han pasado sobre mí. 9 Que de día envíe Yahwéh su amor, de modo que de noche no cese mi canto ni mi oración al Poderoso de mi vida. 10 Le digo al Poderoso: “Roca mía, ¿por qué me has olvidado? ¿Por qué he de andar afligido por la opresión del enemigo?” 11 Como un golpe en un hueso es la mofa de mis enemigos; todo el día me preguntan: “¿Dónde está tu Poderoso?” 12 ¿Por qué he de desanimarme? ¿Por qué he de estar acongojado? Mi esperanza está en el Poderoso, y aún tengo por qué alabarlo como mi ayuda siempre presente, y mi Poderoso.

43 43:1 shofténi 'elohim werivah rivi miggoy lo'-jasid me'ish-mirmah weäwlah tefal’leténi 43:2 ki-'attah 'elohe maüzzi lamah zenajtáni lámmah-qodér 'ethal’lekh belájats 'oyev 43:3 shélaj-'orekhá wa'amittekha hémmah yanjúni yevi'úni 'el-har-qodshekha wé'el-mishkenotékha 43:4 we'avó'ah 'el-mizbaj 'elohim'el-'el simjat gili we'odekha vekhinnor 'elohim 'eloháy

43 1 Vindícame, oh Poderoso, y pleitea mi causa contra un pueblo sin piedad, rescátame del hombre engañoso y deshonesto. 2 Porque tú eres mi Dios, mi fortaleza, ¿por qué me has rechazado? ¿Por qué tengo que andar enlutado, oprimido por el enemigo? 3 Envía tu luz y tu verdad; éstas me guiarán; me conducirán a tu monte santo, a tu morada, 4 para que llegue al altar del Poderoso, al Poderoso, mi deleite, mi gozo; y te alabe con arpa, oh Elohim, Poderoso mío.

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5 ¿Por qué te abates, oh ser mío, por qué gimes dentro de mí? Ten esperanza en el Poderoso; aún tengo de alabarlo, mi ayuda siempre presente, mi Poderoso.

43:5 mah-tishtojaji nafshi úmah-tehemi äláy hojíli le'lohim ki-öd 'odénnu yeshuöt panáy we'loháy

44 44:1 lamnatséaj lívne-qóraj maskil 44:2 'elohim be'ozenénu shamánu 'avoténu sípperu-lánu póäl paálta vimehem bíme qédem 44:3 'attah yadékha goyim horáshta wattitaëm tarä le'ummim watteshal’lejem 44:4 ki lo' vejarbam yárshu 'árets uzroäm lo'-hoshíäh lámo ki-yeminekha uzroäkha we'or panékha ki retsitam 44:5 'áttah-hu' malki 'elohim tsawweh yeshuöt Yaäqov 44:6 bekha tsarénu nenaggéaj beshimkha navus qaménu 44:7 ki lo' veqashti 'evtaj wejarbi lo' toshiéni 44:8 ki hoshätánu mitsarénu umesan'énu hevishóta 44:9 be'lohim hil’lalnu khol-hayyom weshimkha leölam nodeh sélah 44:10 'af-zanájta wattakhliménu weló'tetsé' betsiv'oténu 44:11 teshivénu 'ajor mínni-tsar umesan'énu shásu lámo 44:12 tittenénu ketso'n ma'akhal uvaggoyim zeritánu 44:13 timkór-ämmekhá vélo'-hon weló'ribbíta bimjirehem 44:14 tesiménu jerpah lishkhenénu láäg waqéles lisvivoténu 44:15 tesiménu mashal baggoyim menód-ro'sh bal-'ummim 44:16 kol-hayyom kelimmati negdi uvóshet panáy kissátni 44:17 miqqol mejaref umgaddef mippene 'oyev umitnaqqem 44:18 kol-zo't bá'atnu welo' shekhajanúkha weló'-shiqqárnu bivritékha 44:19 lo'-nasog 'ajor libbénu wattet 'ashurénu minní 'orjékha 44:20 ki dikkitánu bimqom tannim wattekhas älénu vetsalmáwet 44:21 'im-shakhájnu shem 'elohénu wannifros kappénu le'el zar

44 1 Para el director de música. De los hijos de Qóraj. Meditación. 2 Oh Poderoso, nosotros mismos hemos oído, nuestros padres nos han contado la obra que hiciste en sus días, en los tiempos antiguos. 3 Con tu propia mano expulsaste las naciones y los plantaste a ellos; quebrantaste los pueblos y los arrojaste. 4 No fue por su espada que se apoderaron de la tierra, ni les dio la victoria su propio brazo; fue tu diestra, tu brazo, y el favor de tu presencia, porque los amabas. 5 Tú eres mi Rey, oh Poderoso, decreta victorias para Yaaqob. 6 Por ti postramos a nuestros enemigos, en tu nombre arrollamos a nuestros adversarios. 7 Yo no confío en mi arco, ni mi espada me da la victoria; 8 pues tú nos das la victoria sobre nuestros enemigos y avergüenzas a los que nos odian. 9 En el Poderoso nos gloriamos todo el tiempo, y siempre alabaremos tu nombre. (Pausa) 10 Ahora, en cambio, nos has desechado y nos has avergonzado, pues no sales con nuestros ejércitos; 11 nos haces retroceder ante el enemigo, y los que nos odian nos saquean a su gusto; 12 tú dejas que nos devoren como a ovejas; y nos esparces entre las naciones. 13 Vendes a tu pueblo por nada, y nada ganas con su precio. 14 Nos has convertido en objeto de insulto de nuestros vecinos, la mofa y la burla de los que nos rodean. 15 Nos has hecho el refrán de las naciones, nos hacen morisquetas los pueblos. 16 Estoy siempre consciente de mi desgracia, se me cae la cara de vergüenza 17 cuando oigo que me insultan y me faltan el respeto, al ver a mi enemigo y mi rival vengativo. 18 Todo esto nos ha venido, pero no te hemos olvidado, no hemos faltado a tu pacto; 19 no se ha vuelto atrás nuestro corazón, ni se han apartado de tus sendas nuestros pasos, 20 aunque tú nos quebrantaste en lugares de miseria, y nos cubriste con profundísima sombra. 21 Si hubiéramos olvidado el nombre de nuestro Poderoso, y extendido las manos a una deidad extranjera,

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44:22 halo' 'elohim yájaqor-zo't ki-hu' yodéä taälumot lev 44:23 ki-älékha horágnu khol-hayyom nejshávnu ketsó'n tivjah 44:24 úrah lámmah tishan ‘Adonáy haqítsah 'al-tiznaj lanétsaj 44:25 lámmah-fanékha tastir tishkaj önyénu welajatsénu 44:26 ki shájah leäfar nafshénu daveqah la'árets bitnénu 44:27 qumáh ëzrátah lánu ufedénu lemáän jasdékha

22 nos pediría cuenta de esto el Poderoso, pues él conoce los secretos de la mente. 23 Pero por tu causa nos dan muerte cada día, nos tratan como a ovejas para el matadero. 24 ¡Levántate, Yahwéh! ¿Por qué duermes? Despierta, no nos rechaces para siempre. 25 ¿Por qué ocultas tu presencia, e ignoras nuestra miseria y opresión? 26 Nuestra vida está humillada hasta el polvo, nuestro cuerpo está tirado por el suelo. 27 ¡Levántate a ayudarnos, rescátanos por tu amor!

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45:1 lamnatséaj äl-shoshannim lívneqóraj maskil shir yedidot 45:2 rajash libbi davar tov 'omer 'áni maäsay lemélekh leshoni ët sofer mahir

1 Para el director de música. Sobre los lirios. De los hijos de Qóraj. Meditación; canción de amores. 2 Bulle en mi mente un tema hermoso, dirijo mi poema al rey; mi lengua es la pluma de un buen escritor. 3 Eres el más hermoso de los hombres, la gracia fluye de tus labios, porque Elohim te bendice para siempre. 4 Cíñete la espada en el muslo, oh valiente; ella es tu gala y tu esplendor; 5 y en tu esplendor avanza triunfante, cabalga en pro de la verdad, la humildad, y la justicia; y que tu diestra te guíe a grandes hazañas. 6 Tus flechas son agudas, [penetran] el corazón de los enemigos del rey, los pueblos caerán a tus pies. 7 Tu trono divino es eterno y para siempre; cetro de justicia es el cetro de tu reinado. 8 Amas la justicia y odias la maldad; por eso Elohim tu Poderoso te ha ungido con perfume de fiesta, más que a tus compañeros. 9 A mirra, áloe, y canela [huelen] todo tus vestidos, y en los palacios de marfil te recrean con instrumentos de cuerda. 10 Hay hijas de príncipes entre tus mujeres favoritas, a tu diestra está la reina adornada con oro de Ofir. 11 Oye, hija mía, inclina tu oído; olvida a tu pueblo y la casa de tu padre, 12 que el rey desea tu belleza; inclínate ante él, porque es tu amo. 13 Y la ciudad de Tsor estará allí con su regalo, los más ricos de los pueblos suplicarán tu favor. 14 Bellamente ataviada, la princesa espera adentro; de brocado de oro es su vestido; 15 con vestidos bordados la llevan ante el rey; las vírgenes de su séquito, sus compañeras, entran con ella; 16 las llevan entre alegría y algazara, van entrando en el palacio del rey.

45:3 yofyafíta mibbene 'adam hútsaq jen besiftotékha äl-ken berakhekha 'elohim leölam 45:4 jagor-jarbekha äl-yarekh gibbor hodekha wahadarékha 45:5 wahadarekhá tselaj rekhav äldévar-'emét wéänwah-tsédeq wetorekha nora'ot yeminékha 45:6 jitsékha shenunim ämmim tajtékha yippelu belev 'oyeveyhammelekh 45:7 kis'akha ‘elohim ölam waëd shevet mishor shevetmalkhutekha 45:8 'ahavta tsedeq wattisna' réshä älken meshajakha ’elohim 'elohékha shémen sason mejaverékha 45:9 mor-wa'ahalot qetsiöt kolbigdotékha min-hékhle shen minni simmejúkha 45:10 benot melakhim biqqerotékha nitsevah shegal liminekha bekhétem 'ofir 45:11 shím’ï-vat ure'i wehati 'oznekh weshikh’ji ämmekh uvet 'avikh 45:12 weyit'aw hammélekh yofyekh kihu' 'Adonáyikh wehishtájawi-lo 45:13 úvat-tsor beminjah panáyikh yejal’lu äshíre äm 45:14 kol-kevuddah vat-mélekh penímah mimmishbetsot zahav levushah 45:15 lirqamot tuval lammélekh betulot 'ajaréha reötéha muva'ot lakh 45:16 túvalnah bismajot wagil tevo'énah behékhal mélekh

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17 El trono de tus antepasados lo ocuparán tus hijos, los pondrás por príncipes en toda la tierra. 18 Conmemoraré tu nombre en todas las generaciones, para que te alaben los pueblos por siempre jamás.

45:17 tájat 'avotékha yihyu vanékha teshitémo lesarim békhol-ha'árets 45:18 'azkírah shimkha békhol-dor wador äl-ken ämmim yehodúkha leölam waëd

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1 Para el director de música. De los hijos de Qóraj. Canción de las doncellas. 2 El Poderoso es nuestro amparo y fortaleza, un socorro bien presente en las angustias. 3 Por eso no tememos aunque se conmueva la tierra, aunque los montes se lancen al centro de los mares; 4 aunque bramen y se agiten las aguas, aunque tiemblen los montes con su furia. (Pausa) 5 Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad del Poderoso, la santa y grande morada del Altísimo.

46:1 lamnatséaj lívne-qóraj äl-älamot shir 46:2 ‘elohim lánu majaseh waöz ëzrah vetsarot nimtsa' me'od 46:3 äl-ken lo'-níra' behamir 'árets uvemot harim belev yammim 46:4 yehemu yejmeru memaw yir’äshuharím bega'awato sélah 46:5 nahar pelagaw yesammeju ïr’elohim qedosh mishkene ëlyon 46:6 ‘elohim beqirbah bal-timmot yä’zeréha ‘elohim lifnot bóqer 46:7 hamu goyim mátu mamlakhot natan beqolo tamug 'árets 46:8 Yhwh tseva'ot ïmmánu misgav lánu 'elohe Yaäqov sélah 46:9 lékhu-jazú mifälot Yhwh 'ásher-sam shammot ba'árets 46:10 mashbit miljamot äd-qetseh ha'árets qéshet yeshabber weqitsets janit ägalot yisrof ba'esh 46:11 harpu ude’ü ki-'anokhi ‘elohim 'arum baggoyim 'arum ba'árets 46:12 Yhwh tseva'ot ïmmánu misgav lánu 'elohe Yaäqov sélah

6 El Poderoso está en medio de ella, no será conmovida, Elohim la ayudará al despuntar el alba. 7 Rugen las naciones, se conmueven los reinos, la tierra se derrite al sonido de su trueno. 8 Yahwéh de los ejércitos está con nosotros, nuestro refugio es el Poderoso de Yaaqob. (Pausa) 9 Vengan a ver las obras de Yahwéh, los prodigios que hace en la tierra: 10 hace cesar las guerras hasta los confines de la tierra, quiebra el arco, corta la lanza, y quema los carros en el fuego. 11 “¡Desistan! Reconozcan que yo soy el Poderoso; yo domino las naciones, yo domino la tierra.” 12 Yahwéh de los ejércitos está con nosotros, nuestro refugio es el Poderoso de Yaaqob. (Pausa)

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47:1 lamnatséaj lívne-qóraj mizmor 47:2 kol-haämmim tíq’ü-khaf haríü le'lohim beqol rinnah 47:3 ki-Yhwh ëlyon nora' mélekh gadol äl-kol-ha'árets 47:4 yadber ämmim tajténu ule'ummim tájat raglénu 47:5 yívjar-lánu 'et-najalaténu 'et ge'on Yaäqov 'ásher-'ahév sélah 47:6 älah ‘elohim bitruäh Yhwh beqol shofar 47:7 zammeru ‘elohim zamméru zammeru lemalkénu zamméru

1 Para el director de música. Melodía de los hijos de Qóraj. 2 Naciones todas, aplaudan, aclamen al Poderoso con gritos de alegría. 3 Porque Yahwéh, el Altísimo, es respetable, es el gran Rey de toda la tierra. 4 El nos somete los pueblos, pone las naciones bajo nuestros pies; 5 él nos ha escogido nuestra herencia: la tierra gloriosa de Yaaqob su amado. 6 Subió [a su trono] el Poderoso Yahwéh entre aclamaciones y al son de trompeta. 7 Canten al Poderoso, canten; canten a nuestro Rey, canten;

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47:8 ki mélekh kol-ha'árets ‘elohim zammeru maskil 47:9 malakh ‘elohim äl-goyim ‘elohim yashav äl-kisse' qodsho 47:10 nedive ämmim ne'esáfu äm 'elohe 'Avraham ki le'lohim máginne-'érets me'od naälah

8 porque Elohim es rey sobre toda la tierra; entónenle una melodía, 9 El Poderoso reina sobre las naciones, el Poderoso está sentado en su santo trono. 10 Los nobles de las naciones se han unido al pueblo del Poderoso de Abraham, porque de Elohim son los poderes de la tierra, y él está sobre todos.

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48:1 shir mizmor lívne-qóraj 48:2 gadol Yhwh umhul’lal me'od beïr 'elohenu har-qodsho 48:3 yefeh nof mesos kol-ha'árets hartsion yarkete tsafon qiryat mélekh rav 48:4 ‘elohim be'armenoteha nodä lemisgav 48:5 ki-hinneh hammelakhim noädu äveru yajdaw 48:6 hémmah ra'u ken tamáhu nivhalu nejpázu 48:7 reädah 'ajazátam sham jil kayyoledah 48:8 berúaj qadim teshabber 'oniot tarshish 48:9 ka'asher shamánu ken ra'ínu beïrYhwh tseva'ot beïr 'elohénu ‘elohim yekhonenéha äd-ölam sélah 48:10 dimmínu ‘elohim jasdékha beqérev hekhalékha 48:11 keshimkha ’elohim ken tehil’látkha äl-qátswe-'érets tsédeq male'ah yeminékha 48:12 yismaj har-tsion tagélnah benot Yehudah lemáän mishpatékha 48:13 sóbbu tsion wehaqqifúha sifru migdaléha 48:14 shítu libbekhem lejelah passegu 'armenotéha lemáän tesapperu ledor 'ajaron 48:15 ki zeh ‘elohim 'elohénu ölam waëd hu' yenahagénu äl-mut

1 Canción. Melodía de los hijos de Qóraj. 2 Grande es Yahwéh, y muy digno de alabanza es nuestro Poderoso, en su ciudad y en su monte santo. 3 Hermosa altura, el gozo de toda la tierra, es el Monte Tsiyón, cumbre de Zafón, la ciudad el gran rey. 4 En sus palacios Elohim se ha dado a conocer como un refugio. 5 Los reyes de la tierra se reunieron, avanzaron juntos. 6 Y al verla así se asombraron, quedaron aterrados, huyeron despavoridos; 7 allí les cayó un temblor, y dolores como a mujer de parto, 8 como viento del desierto que destroza las naves de Tarshish. 9 Todo lo que nos han contado lo hemos visto en la ciudad de Yahwéh de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Poderoso; ¡que Elohim la preserve para siempre! (Pausa) 10 Oh Poderoso, meditamos en tu amor en medio de tu Templo. 11 Como corresponde a tu nombre, oh Poderoso, así te alaban en toda la tierra; tu diestra está llena de beneficencia. 12 ¡Que se alegre el Monte Tsiyón! Que se gocen las ciudades de Yahudah con tus juicios. 13 Caminen alrededor de Tsiyón, denle la vuelta y cuenten sus torres; 14 fíjense en sus baluartes, observen sus palacios, para que lo cuenten a la generación venidera. 15 Porque este Poderoso es nuestro Poderoso para siempre jamás; él nos guiará toda la vida.

49 49:1 lamnatséaj lívne-qóraj mizmor 49:2 shím’ü-zot kol-haämmim ha'azínu kol-yósheve jáled 49:3 gam-bene 'adam gam-béne 'ish yájad äshir we'evyon 49:4 pi yedabber jokhmot wehagut libbi tevunot

49 1 Para el director de música. Melodía de los hijos de Qóraj. 2 Oigan esto, pueblos todos: escuchen, habitantes todos del mundo; 3 tanto los de clase humilde como los de clase alta, el rico y el pobre por igual: 4 mi boca profiere sabiduría, y las reflexiones de mi mente son sensatas.

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49:5 'ateh lemashal 'ozni 'eftaj bekhinnor jidati 49:6 lámmah 'irä bíme rä äwon äqeváy yesubbéni 49:7 habbotejim äl-jelam uverov öshram yithal’lálu 49:8 'aj lo'-fadoh yifdeh 'ish lo'-yitten le'lohim kofro 49:9 weyeqar pidyon nafsham wejadal leölam 49:10 wíji-öd lanétsaj lo' yir'eh hashájat 49:11 ki yir'eh jakhamim yamútu yájad kesil waváär yo'védu weäzevu la'ajerim jelam 49:12 qirbam battémo leölam mishkenotam ledor wador qare'u vishmotam äle 'adamot 49:13 we'adam bíqar bal-yalin nimshal kabbehemot nidmu 49:14 zeh darkam késel lámo we'ajarehem befihem yirtsu sélah 49:15 katson lish'ol shattu máwet yir'ëm wayyirdu vam yesharim labbóqer wetsiram [wtsuram] leval’lot she'ol mizzevul lo 49:16 'akh-’elohim yifdeh nafshi miyadshe'ol ki yiqqajéni sélah 49:17 'al-tira' ki-yaäshir 'ish ki-yirbeh kevod beto 49:18 ki lo' vemoto yiqqaj hakkol lo'yered 'ajaraw kevodo 49:19 ki-nafsho bejayyaw yevarekh weyodúkha ki-tetiv lakh 49:20 tavo' äd-dor 'avotaw äd-nétsaj lo' yír'u-'or 49:21 'adam bíqar welo' yavin nimshal kabbehemot nidmu

50 50:1 mizmor le'Asaf 'el ‘elohim Yhwh dibber wayyíqra'-'árets mimmízraj-shémesh äd-mevo'o 50:2 mitsion míkhlal-yófi ‘elohim hofíyä 50:3 yavo' 'elohénu wé'al-yejerash 'eshlefanáw to'khel useviváw nis'ärah me'od 50:4 yiqra' 'el-hashamáyim meäl wé'elha'árets ladin ämmo 50:5 'ísfu-li jasidáy korete veriti äle-zaváj

5 Prestaré atención a los refranes, daré mi lección al son del arpa. 6 ¿Por qué habré de temer en los días de adversidad, cuando me cerca la maldad de mis opresores, 7 que confían en sus bienes y se jactan de la abundancia de sus riquezas. 8 Ninguno de ellos podrá en modo alguno rescatar al hermano, ni dar al Poderoso su propio rescate; 9 porque el precio de la vida es muy alto; y no se logra jamás, 10 ¿Vivirá aún para siempre, sin ver nunca el Hoyo? 11 Porque uno ve que los sabios mueren, que el insensato y el ignorante mueren por igual, y dejan a otro sus riquezas. 12 Su sepulcro es su hogar eterno, la morada por todas las generaciones de los que tuvieron renombre sobre la tierra. 13 Pero el hombre no perdura en su honra; muere también como los animales. 14 Este es el camino de los llenos de confianza propia; el fin de los que se complacen con sus palabras. (Pausa) 15 Como ovejas los conducen a la Fosa, la Muerte los pastorea. Los rectos tendrán dominio sobre ellos por la mañana; y su forma se consumirá en la Fosa hasta que se acabe su nobleza. 16 En cambio el Poderoso rescatará mi vida del poder de la Fosa, pues me tomará consigo. (Pausa) 17 Así que no temas cuando un hombre malo se enriquece, cuando se aumenta el lujo de su casa; 18 porque en su muerte nada llevará consigo, ni su lujo bajará con él. 19 Aunque en vida se felicitaba, y lo alababan por lo bien que le iba, 20 este se unirá a la generación de sus padres, que nunca más verán la luz. 21 El hombre opulento que no entiende esto es como las bestias que perecen.

50 1 Melodía de Asaf. El Gran Poder, el Poderoso Yahwéh, habló y convocó la tierra desde el nacimiento del sol hasta donde se pone. 2 Desde Tsiyón, dechado de belleza, apareció Elohim. 3 ¡Que venga nuestro Poderoso, y no en silencio! Un fuego devorador venía ante él, y terrible tempestad a su alrededor. 4 Convoca a los altos cielos, y a la tierra, para juzgar a su pueblo. 5 [Dice:] “¡Júntenme a mis leales, los que conmigo hicieron un pacto con sacrificio.”

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50:6 wayyaggídu shamáyim tsidqo ki’elohim shofet hu' sélah 50:7 shim'ah ämmi wa'adabbérah Yisra'el we'aídah bakh ‘elohim 'elohékha 'anókhi 50:8 lo' äl-zevajékha 'okhijékha weölotékha lenegdi tamid 50:9 lo'-'eqqaj mibbetkeha far mimmikhle'otékha ättudim 50:10 ki-li khol-jáyto-yáär behemoth behárere-'álef 50:11 yadáti kol-öf harim weziz sadáy ïmmadi 50:12 'im-'ér'äv lo'-'ómar lakh ki-li tevel umlo'ah 50:13 ha'okhal besar 'abbirim wedam ättudim 'eshteh 50:14 zevaj le'lohim todah weshal’lem leëlyon nedarékha 50:15 uqra'éni beyom tsarah 'ajal’letskha utkhabbedéni 50:16 welarashä 'amar ‘elohim mahlekha lesapper juqqáy wattisa' veriti älefíkha 50:17 we'attah sané'ta musar wattashlekh devaráy 'ajarékha 50:18 'im-ra'íta gannav wattírets ïmmo weïm mena'afim jelqékha 50:19 píkha shalájta veraäh ulshonekha tatsmid mirmah 50:20 teshev be'ajíkha tedabber bevén'immekhá títten-dófi 50:21 'él’leh äsíta wehejeráshti dimmíta heyót-'eheyeh khamókha 'okhijakha we'eërkhah leënékha 50:22 bínu-na' zot shokheje 'elóah pen'etrof we'en matsil 50:23 zovéaj todah yekhabbedán'ni wesam dérekh 'ar'énnu beyéshä ‘elohim

51 51:1 lamnatséaj mizmor leDawid 51:2 bevó'-'eláw Natán hannavi' ká'asher-ba' 'el-bat-shávä 51:3 jonnéni ‘elohim kejasdékha kerov rajamékha mejeh fesha’áy 51:4 harbeh [hérev] kabbeséni meäwoni umejatati taharéni 51:5 ki-fesha’áy 'ani 'edä wejatati negdi tamid

6 Y los cielos proclaman Su justicia, porque el Poderoso mismo es el Juez. (Pausa) 7 “Escucha, pueblo mío, y hablaré; oye, Yisrael, y te amonestaré. Yo soy Elohim, tu Poderoso. 8 No es por tus sacrificios que te reprendo, ni por tus ofrendas quemadas que están siempre ante mí. 9 No tomaré un novillo de tu casa, ni chivos de tus corrales; 10 porque mía es toda fiera del bosque, y los ganados [que pastan] sobre mil colinas. 11 Yo conozco cada ave de los montes, y todo lo que se mueve en el campo es mío. 12 Si tuviera hambre, no te lo diría; porque mío es el mundo y todo lo que contiene. 13 ¿Acaso como yo carne de toros, o bebo sangre de chivos? 14 Ofrécele al Poderoso sacrificios de gratitud, y cumple tus votos al Altísimo; 15 clama a mí en el día de angustia; yo te libraré y tú me honrarás. 16 Pero al malvado le dice el Poderoso: “¿Qué derecho tienes de recitar mis preceptos y tomar en tu boca mi pacto, 17 cuando detestas la corrección y das la espalda a mis palabras? 18 Si ves un ladrón, te amistas con él, y te mezclas con los adúlteros. 19 Te dedicas a hablar lo malo, y enyugas tu lengua al engaño; 20 te pones a hablar contra tu propio hermano; difamando al hijo de tu madre. 21 Si dejara yo de actuar cuando haces estas cosas, pensarías que soy como tú; así que te censuro y te confronto. 22 Escuchen ahora los que se olvidan del Poderoso, no sea que los destroce sin que haya quien los libre. 23 El que ofrece sacrificio de gratitud es el que me honra, y al que enmienda su camino le mostraré la salvación del Poderoso.

51 1 Para el director de música. Melodía de Dawid, 2 cuando el profeta Natán lo buscaba, después de haberse juntado con Batsheba. 3 Ten piedad de mí, oh Poderoso, conforme a tu amor; por tu inmensa compasión, borra mis transgresiones. 4 Lávame completamente de mi maldad, límpiame de mi pecado; 5 pues yo reconozco mis transgresiones, tengo siempre presente mi pecado.

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51:6 lekha levaddekha jatáti weharä beënékha äsíti lemáän titsdaq bedovrékha tizkeh veshoftékha 51:7 hen-beäwon jolálti uvejet' yejemátni 'immi 51:8 hen-'emet jafátsta vatujot uvesatum jokhmah todi’éni 51:9 tejate'éni ve'ezov we'ethar tekhabbeséni umishéleg 'albin 51:10 tashmi’éni sason wesimjah tagélnah ätsamot dikkíta 51:11 haster panékha mejata'áy wékholäwonotáy mejeh 51:12 lev tahor béra'-li ‘elohim werúaj nakhon jaddesh beqirbi 51:13 'al-tashlikhéni mil’lefanékha werúaj qodshekha 'al-tiqqaj mimménni 51:14 hashívah li seson yish'ékha werúaj nedivah tismekhéni 51:15 'alammedah foshe’ím derakhékha wejata'ím 'elékha yashúvu 51:16 hatsiléni middamím ‘elohim 'elohe teshuäti terannen leshoni tsidqatékha 51:17 'Adonáy sefatáy tiftáj ufí yaggíd tehil’latékha 51:18 ki lo'-tajpots zévaj we'etténah ölah lo' tirtseh 51:19 zivje ‘elohim rúaj nishbárah levnishbar wenidkeh ‘elohim lo' tivzeh 51:20 hetívah virtsonékha 'et-tsion tivneh jomot Yerushaláim 51:21 'az tajpots zívje-tsédeq ölah wekhalil 'az yaälu äl-mizbajakha farim

6 Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo ante tus ojos; [lo confieso] para que te reconozcan como justo en tu sentencia y exento de culpa en tu juicio. 7 Mira que en maldad nací, pecador me concibió mi madre. 8 Mira que tú te deleitas en la sinceridad del corazón, y en mi interior me inculcas sabiduría. 9 Purifícame con hisopo para que quede limpio; lávame hasta que quede más blanco que la nieve. 10 Hazme oír noticias de gozo y alegría; que se regocijen los huesos que has quebrado. 11 Aparta tu vista de mis pecados, y borra todas mis maldades. 12 Crea en mí, oh Poderoso, una mente pura, y renueva un espíritu recto dentro de mí. 13 No me eches de tu presencia, y no me quites tu espíritu santo. 14 Restáurame el gozo de tu auxilio, susténtame con tu espíritu vigoroso; 15 y yo enseñaré a los transgresores tus caminos, para que los pecadores se vuelvan a ti. 16 Líbrame del delito de sangre, oh Elohim, Poderoso, mi libertador; para que cante mi lengua tu beneficencia. 17 Yahwéh, abre mis labios, para que mi boca publique tu alabanza. 18 Porque tú no quieres sacrificio; si no yo te lo daría; pero no te complaces en ofrendas quemadas. 19 El verdadero sacrificio para el Poderoso es un espíritu arrepentido; tú no desprecias, oh Elohim, un corazón arrepentido y humillado. 20 Que te complazca hacer prosperar a Tsiyón; reedifica los muros de Yerushalem. 21 Entonces te agradarán los sacrificios requeridos, la ofrenda quemada y la ofrenda entera; entonces ofrecerán novillos sobre tu altar.

52 52:1 lamnatséaj maskíl leDawid 52:2 bevo' do'eg ha'adomi wayyagged lesha'ul wayyó'mer lo ba' Dawid 'el-bet 'ajimélekh 52:3 mah-tithal’lel beraäh haggibbor jésed 'el kol-hayyom 52:4 hawwot tajshov leshonékha ketáär melutash öséh remiyah 52:5 'ahávta rä mitov shéqer middabber tsédeq sélah 52:6 'ahávta khol-dívre-válä leshon mirmah 52:7 gam-'el yittatskha lanétsaj yajtekha weyissajakha me'óhel weshereshkha me'érets jayyim sélah

52 1 Para el director de música. Meditación de Dawid, 2 cuando Doeg el edomita le dio noticia a Shaúl diciendo: “Dawid entró a la casa de Ahimélek.” 3 ¿Por qué te jactas de tu maldad, o valiente? El amor del Todopoderoso es constante. 4 Tu lengua trama agravios, como navaja afilada actúa engañosamente. 5 Te gusta más el mal que el bien, la mentira que la verdad. 6 Te gusta toda clase de palabras perniciosas, lengua engañosa. 7 Por eso el Poderoso te destruirá para siempre, te echará mano, te arrojará de tu morada, y te arrancará de la tierra de los vivos. (Pausa)

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52:8 weyir'u tsaddiqim weyirá'u weäláw yisjáqu 52:9 hinneh haggéver lo' yasim ‘elohim maüzzo wayyivtaj berov öshro yaöz behawwato 52:10 wa'ani kezáyit raänan bevet ‘elohim batájti vejésed-’elohím ölam waëd 52:11 'odekha leölam ki äsíta wa'aqawweh shimkha khi-tov néged jasidékha

8 Los justos lo verán y respetarán, y se reirán de él: 9 “Miren al hombre que no puso al Poderoso como su refugio, sino que confió en el caudal de sus riquezas, y persistió en su maldad.” 10 Pero yo estoy como un olivo verde en la Casa de Elohim; confío en el amor del Poderoso para siempre jamás. 11 Te alabo para siempre porque has actuado; delante de tus fieles declaro que tu nombre es bueno.

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53:1 lamnatséaj äl-majalat maskil leDawid 53:2 'amar naval belibbo 'en ‘elohim hishjítu wehit'ívu äwel 'en óseh-tov

1 Para el director de música: sobre la enfermedad. Meditación de Dawid. 2 Los necios dicen en su corazón: “Yahwéh* no existe.” Se han corrompido, actúan detestablemente en la maldad; no hay quien haga lo bueno. 3 El Poderoso tiende desde el cielo la vista sobre la humanidad para ver si hay algún entendido, alguno que busque a Yahwéh. 4 Todos se han desviado, se han corrompido por igual, no hay quien haga lo bueno, ni siquiera uno. 5 ¿No aprenderán los obradores de maldad, que se comen a mi pueblo como se come el pan, y no invocan a Yahwéh? 6 Temblaron de espanto donde no había motivo de espanto; porque el Poderoso dispersó los huesos de tus sitiadores. Tú los avergonzaste, porque Yahwéh los ha rechazado. 7 ¡Oh, que salga de Tsiyón la liberación de Yisrael! Cuando Yahwéh restaure la suerte de su pueblo, se gozará Yaaqob y se alegrará Yisrael.

53:3 ‘elohim mishamáyim hishqif älbene-'adam lir'ot hayesh maskil doresh 'et’elohim 53:4 kul’lo sag yajdáw ne'eláju 'en ósehtov 'en gam-'ejad 53:5 halo' yadeü póäle 'áwen 'okhele ämmi 'ákhlu léjem ‘elohim lo' qará'u 53:6 sham pájadu-fájad lo'-háyah fájad ki-’elohim pizzar ätsmot jonakh hevishótah ki-’elohim me'asam 53:7 mi yitten mitsion yeshuöt Yisra'el beshuv ‘elohim shevut ämmo yagel Yaäqov yismaj yisra'el

54 54:1 lamnatséaj binginot maskil leDawid 54:2 bevo' hazzifim wayyoemru leSha'ul halo' Dawid mistatter ïmmánu 54:3 ‘elohim beshimkha hoshiéni uvigvuratekha tedinéni 54:4 ‘elohim shemä tefil’lati ha'azínah le'ímre-fi 54:5 ki zarim qámu äláy weäritsim biqshu nafshi lo' sámu ‘elohim lenegdam sélah 54:6 hinneh ‘elohim özer li 'Adonáy besomekhe nafshi 54:7 yashov [yashiv] harä leshoreráy ba'amittekha hatsmitem 54:8 bindavah 'ézbejah-lakh 'odeh shimkha Yhwh ki-tov 54:9 ki míkkol-tsarah hitsiláni uv'oyeváy ra'atah ëni

54 1 Para el director de música: sobre instrumentos de cuerda. Meditación de Dawid, 2 cuando vinieron los zifitas y dijeron a Shaúl: “Dawid se esconde entre nosotros.” 3 Oh Poderoso, líbrame por tu nombre, defiende mi causa con tu poder. 4 Escucha, Poderoso, mi oración, presta atención a las razones de mi boca; 5 porque se han levantado extraños contra mí, hombres violentos buscan mi vida, no han tomado en cuenta al Poderoso. (Pausa) 6 Miren, el Poderoso es mi ayudador; Yahwéh está con los que sostienen mi vida. 7 El les devolverá el mal a mis opositores, los hará callar con su verdad. 8 Entonces te ofreceré sacrificios voluntarios; alabaré tu nombre, oh Yahwéh, porque es bueno, 9 porque me ha librado él de toda angustia, y mis ojos han visto la derrota de mis enemigos.

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55:1 lamnatséaj binginot maskil leDawid 55:2 ha'azínah’elohim tefil’lati wé'altit'äl’lam mittejinnati 55:3 haqshívah li waänéni 'arid besiji we'ahímah 55:4 miqqol 'oyev mippene äqat rashä kiyamítu äláy 'áwen uve'af yistemúni 55:5 libbi yajil beqirbi we'emot máwet nafelu äláy 55:6 yir'ah waráäd yávo' vi wattekhasséni pal’latsut 55:7 wa'omar mi-yítten-li 'éver kayyonah 'aúfah we'eshkónah 55:8 hinneh 'arjiq nedod 'alin.bammidbar sélah 55:9 'ajíshah miflat li merúaj soáh missáär 55:10 bal’lä 'Adonáy pal’lag leshonam kira'íti jamas weriv baïr 55:11 yomam waláylah yesovevúha äljomotéha we'áwen weämal beqirbah 55:12 hawwot beqirbah wélo'-yamísh merjovah tokh umirmah 55:13 ki lo'-'oyev yejareféni we'esa' lo'mesan'i äláy higdil we'essater mimménnu 55:14 we'attah 'enosh keërki 'al’lufi umeyuddaï 55:15 'asher yajdaw namtiq sod bevet ‘elohim nehal’lekh berágesh 55:16 yashi máwet älémo yeredu she'ol jayyim ki-raöt bimguram beqirbam 55:17 'ani 'el-’elohim 'eqra' weYhwh yoshiéni 55:18 érev wavóqer wetsahoráyim 'asíjah we'ehemeh wayyishmä qoli 55:19 padah veshalom nafshi míqqerovli ki-verabbim hayu ämmadi 55:20 yishmä 'el weyaänem weyoshev qédem sélah 'asher 'en jalifot lámo welo' yare'u ‘elohim 55:21 shalaj yadáw bishlomáw jil’lel berito 55:22 jalequ majama'ot piw úqrov-libbo rakku devaráw mishémen wehémmah fetijot 55:23 hashlekh äl-Yhwh yehavekha wehu' yekhalkelékha lo'-yitten leölam mot latsaddiq

1 Para el director de música: sobre instrumentos de cuerda. Meditación de Dawid. 2 Escucha, oh Poderoso, mi oración, y no ignores mi súplica. 3 Préstame atención y respóndeme; porque ando en derredor quejándome, gimiendo 4 por el clamor del enemigo, por la opresión del malvado; porque vuelcan sobre mí sus agravios, y se me oponen con furor. 5 Mi corazón está convulsionado dentro de mí, y sobre mí han caído temores de muerte; 6 el temor y el temblor me invaden, y me he llenado de terror. 7 Y digo: “¡Quién tuviera alas cual paloma, para volar y hallar descanso! 8 Huiría muy lejos, moraría en el desierto. (Pausa) 9 Me apresuraría a escapar del viento borrascoso y de la tempestad.” 10 ¡Confúndelos, Yahwéh, confunde su lenguaje, que he visto licenciosidad y rencilla en la ciudad. 11 Día y noche van rondando sobre sus muros; maldad e intriga hay en medio de ella; 12 hay corrupción en medio de ella, y de sus calles no se apartan el fraude y el engaño. 13 Porque no es un enemigo el que me insulta, eso lo podría soportar; no es el que me odia quien se levanta contra mí, en tal caso me escondería de él. 14 Pero eres tú, mi íntimo, mi compañero, mi amigo, 15 que en dulce intimidad compartíamos, y andábamos juntos en la Casa del Poderoso. 16 Que la muerte los sorprenda, que bajen vivos a la Fosa; porque hay maldad en sus moradas. 17 Pero yo invoco al Poderoso, y Yahwéh me libra. 18 De tarde y mañana, y al mediodía, me quejo y clamo, y él oye mi voz. 19 El rescata con bien mi vida de la guerra que se me hace, porque muchos están en contra mía. 20 El Poderoso se entera, y los humillará; el que reina desde antaño los abatirá, porque no cambian y no respeten al Poderoso. 21 Él perjudica a sus amigos; no cumple su compromiso; 22 las palabras de su boca son más blandas que la mantequilla, pero en su mente lo que hay es guerra; sus palabras son más suaves que el aceite, pero son espadas desenvainadas. 23 Deja tus preocupaciones a Yahwéh, que él te apoyará; nunca dejará caer al justo.

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55:24 we'attah ‘elohim toridem liv'er shájat 'anshe damim umirmah lo'-yejetsu yemehem wa'ani 'évtaj-bakh

24 Poderoso, tú harás que bajen al Hoyo más profundo los hombres asesinos y engañosos, no llegarán a la mitad de sus años; pero yo confiaré en ti.

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56:1 lamnatséaj äl-yónat 'élem rejoqim leDawid mikhtam be'ejoz 'oto felishtim begat 56:2 jonnéni ‘elohim ki-she'afáni 'enosh kol-hayyom lojem yiljatséni 56:3 sha'afu shoreráy kol-hayyom kirabbim lojamim li marom 56:4 yom 'ira' 'ani 'elékha 'evtaj 56:5 be'lohim 'ahal’lel devaro be'lohim batájti lo' 'ira' mah-yaäseh vasar li 56:6 kol-hayyom devaráy yeätsévu äláy kol-majshevotam larä 56:7 yagúru yatspínu [yitspónu] hémmah äqevay yishmóru ka'asher qiwwu nafshi 56:8 äl-'áwen pál’let-lámo be'af ämmim hored ‘elohim 56:9 nodi safártah 'áttah símah dim'äti veno'dékha halo' besifratékha 56:10 'az yashúvu 'oyeváy 'ajor beyom 'eqra' zeh-yadáti ki-’elohim li 56:11 be'lohim 'ahal’lel davar beYhwh 'ahal’lel davar 56:12 be'lohim batájti lo' 'ira' mahyaäseh 'adam li 56:13 äláy ‘elohim nedarékha 'ashal’lem todot lakh 56:14 ki hitsálta nafshi mimmáwet halo' ragláy middéji lehithal’lekh lifné’elohim be'or hajayyim

1 Para el director de música. Con la tonada de “La Paloma Muda entre los Extraños.” Inscripción de Dawid, cuando los pelishtinos lo apresaron en Gat. 2 Apiádate de mí, oh Poderoso, que hay gente que quiere devorarme: combatiéndome cada día me ponen en aprietos. 3 Diariamente mis opositores quisieran devorarme, porque son muchos los que me combaten, oh Exaltado. 4 Cuando tengo miedo, confío en ti, 5 en Elohim, cuya palabra alabo. Confío en el Poderoso, no tengo temor. ¿Qué pueden hacerme los mortales? 6 Todos los días me perjudican en mis asuntos; lo único en que piensan es en contrariarme con lo malo. 7 Se confabulan, se esconden, vigilan bien todos mis pasos, esperando mi muerte. 8 ¡Arrójalos por su maldad! ¡Derriba en tu ira a los pueblos, oh Poderoso! 9 Tú cuentas los pasos de mi vida errante; recoge mis lágrimas en tu frasquito; ¿no están todas en tu libro? 10 El día que yo clame, entonces se retirarán mis enemigos; esto es lo que sé: que Elohim está a mi favor. 11 En el Poderoso, cuya palabra alabo, en Yahwéh, cuya palabra alabo, 12 en el Poderoso confío; no temo; ¿qué puede hacerme el hombre? 13 Te debo, oh Poderoso, los votos que te hice; los cumpliré con alabanzas; 14 porque has librado mi vida de la muerte, mis pies de la caída, para que ande delante del Poderoso en la luz de la vida.

57 57:1 lamnatséaj 'al-tashjet leDawid mikhtam bevorjo mippené-Sha'ul bammeärah 57:2 jonnéni ‘elohim jonnéni ki vekha jasáyah nafshi uvetsél-kenafékha 'ejseh äd yaävor hawwot 57:3 'eqra 'le'lohim ëlyon la'el gomer äláy 57:4 yishlaj mishamáyim weyoshiéni jeref sho'afi sélah yishlaj ‘elohim jasdo wa'amitto

57 1 Para el director de música. Con tonada de “No destruyas”. Inscripción de Dawid, cuando huía de Shaúl en la cueva. 2 Apiádate de mí, oh Poderoso, apiádate de mí, que en ti se refugia mi vida, y a la sombra de tus alas me amparo hasta que pase el peligro. 3 Clamaré al Poderoso Altísimo, al Poderoso que es bueno conmigo. 4 El enviará desde los cielos quien me libre, por más que me insulte mi perseguidor. El Poderoso enviará su amor y su verdad. (Pausa)

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5 Mi vida está entre devoradores de gente; cuyos dientes son lanzas y flechas, y su lengua una espada afilada. 6 Ensálzate por encima de los cielos, oh Poderoso, sobre toda la tierra esté tu gloria. 7 Tendieron una red para mis pies, para atraparme; cavaron un hoyo delante de mí, pero cayeron ellos mismos en él. (Pausa) 8 Mi corazón está firme, oh Poderoso, mi corazón está firme; cantaré y entonaré una melodía. 9 Despierta, gloria mía, despierta guitarra y arpa, que yo despertaré al alba. 10 Te elogiaré en medio de los pueblos, oh Yahwéh; te entonaré una melodía entre las naciones; 11 porque grande hasta los cielos es tu amor, y hasta las nubes tu verdad. 12 Ensálzate por encima de los cielos, oh Poderoso, sobre toda la tierra esté tu gloria.

57:5 nafshi betokh leva'ím 'eshkevah lohatim béne-'adám shinnehém janit wejitsim ulshonam jérev jaddah 57:6 rúmah äl-hashamáyim’elohim äl kol-ha'árets kevodékha 57:7 réshet hekhínu lif'ämáy kafaf nafshi karu lefanáy shijah nafelu vetokhah sélah 57:8 nakhon libbi ’elohim nakhon libbi 'ashírah wa'azammérah 57:9 úrah khevodi üráh hannével wekhinnor 'aírah shájar 57:10 'odekha vaämmim 'Adonáy 'azammerkha bal'ummim 57:11 ki-gadol äd-shamáyim jasdékha weäd-shejaqím 'amittékha 57:12 rúmah äl-shamáyim ‘elohim äl kolha'árets kevodékha

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58 58:1 lamnatséaj 'al-tashjet leDawid mikhtam 58:2 ha'umnam 'élem tsédeq tedabberun mesharim tishpetu bene 'adam 58:3 'af-belev ölot tifälun ba'árets jamas yedekhem tefal’lesun 58:4 zóru reshaïm merájem taü mibbéten dovere khazav 58:5 jámat-lámo kidmut jámat-najash kémo-féten jeresh ya'tem 'azeno 58:6 'asher lo'-yishmä leqol melajashim jover javarim mejukkam 58:7 ‘elohim háros-shinnémo befímo malteöt kefirim netots Yhwh 58:8 yimma'asu khémo-máyim yíthal’lekhu-lámo yidrokh jitso [jitsáw] kemo yitmolálu 58:9 kemo shabbelul témes yahalokh néfel 'éshet bal-jázu shámesh 58:10 betérem yavínu sirotekhem 'atad kémo-jáy kemó-jarón yis'ärénnu 58:11 yismaj tsaddiq ki-jazah naqam peämáw yirjats bedam harashä 58:12 weyo'mar 'adam 'akh-peri latsaddiq 'akh yesh-’elohim shofetim ba'árets.

1 Para el director de música. Con la tonada de “No destruyas”. Canto didáctico de Dawid. 2 En verdad ¿guardan silencio cuando deberían hablar justicia? ¿Juzgan a la humanidad con equidad? 3 Ustedes dedican su mente a la maldad; la licenciosidad de sus manos pesa sobre la tierra. 4 Los malvados son desafiantes desde la matriz; los mentirosos se desvían desde el vientre. 5 Tienen veneno como el de la serpiente, cierran su oído como víbora sorda 6 que no oye la voz de los encantadores, ni aún del encantador más diestro. 7 Oh Poderoso, rómpeles los dientes en la boca; oh Yahwéh, rómpelas los colmillos a esos leones. 8 Que desaparezcan como aguas que se escurren; cuando disparen sus flechas, que estén botas. 9 Sean como el caracol que se deshace al andar, que como aborto de mujer no vean el sol. 10 Antes que sus ollas sientan el fuego de la leña, vivos aún en su ira, Él los arrebatará con tempestad. 11 El justo se alegrará cuando vea la venganza, empapará sus pies en la sangre del malvado. 12 Y los hombres dirán: “En verdad hay un premio para el justo; en verdad hay justicia divina en la tierra.”

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59:1 lamnatséaj 'al-tashjet leDawid mikhtam bishlóaj Sha'ul wayyishmeru 'ethabbáyit lahamito

1 Para el director de música. Con la tonada de “No destruyas.” Inscripción de Dawid, cuando Shaúl mandó a vigilar la casa para matarlo.

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59:2 hatsiléni me'oyeváy 'eloháy mimitqomemáy tesaggevéni 59:3 hatsiléni mippóäle 'áwen ume'anshe damim hoshiéni 59:4 ki hinneh 'arevu lenafshi yagúru äláy äzim lo'-fish'ï weló'-jatati Yhwh 59:5 béli-äwón yerutsun weyikkonánu úrah liqrati ure'eh 59:6 we'attah Yhwh-’elohim tseva'ot 'elohe Yisra'el haqítsah lifqod kol-haggoyim 'al-tajon kol-bógede 'áwen sélah 59:7 yashúvu laérev yehemu khakkálev wisóvevu ïr 59:8 hinneh yabbiün befihem jaravot besiftotehem ki-mi shoméä 59:9 we'attah Yhwh tísjaq-lámo til'äg lékhol-goyím 59:10 üzzo 'elékha 'eshmórah ki-’elohim misgabbi 59:11 'elohe jasdo [jasdi] yeqaddeméni ’elohim yar'eni veshoreráy 59:12 'al-tahargem pen-yishkeju ämmi haniémo vejelekha wehoridemo maginnénu 'Adonáy 59:13 játat-pímo dévar-sefatémo weyil’lakhedu vig'onam ume'alah umikkájash yesapperu 59:14 kal’leh vejemah kal’leh we'enémo weyedeü ki-’elohim moshel beYaäqov le'afse ha'árets sélah 59:15 weyashúvu laérev yehemu khakkálev wisóvevu ïr 59:16 hémmah yenuün [yeniün] le'ekhol 'im-lo' yisbeü wayyalínu 59:17 wa'ani 'ashir üzzekha wa'arannen labbóqer jasdékha ki-hayíta misgav li umanós beyom tsar-li 59:18 üzzi 'elékha 'azammérah ki’elohim misgabbi 'elohe jasdi

60 60:1 lamnatséaj äl-shushan ëdut mikhttam leDawid lelamed 60:2 behatsoto 'et 'Aram Naharáyim we'et-'Aram Tsovah wayyáshov Yo'av wayyakh 'et-'Edom bége'-mélaj shenem äsar 'álef 60:3 ‘elohim zenajtánu feratstánu 'anáfta teshóvev lánu 60:4 hir’áshtah 'érets petsamtah refah shevaréha khi-mátah

2 Sálvame de mis enemigos, Poderoso mío; defiéndeme de los que se levantan contra mí. 3 Sálvame de los malhechores, líbrame de los asesinos. 4 Pues mira que ponen asechanzas contra mi vida, se han juntado contra mí los fuertes; y no es por ofensa mía, ni por transgresión mía, oh Yahwéh. 5 Sin tener culpa yo, corren y se preparan; así que ¡despierta para venir a mi encuentro y mira! 6 Sí, tú, Yahwéh, Poderoso de los ejércitos, el Poderoso de Yisrael, despierta y castiga a esos paganos; no tengas piedad de ningún villano traidor. (Pausa) 7 Vienen todas las tardes, aúllan como perros y rodean la ciudad. 8 Fanfarronean con su boca, hay espadas en sus labios; [y luego dicen:] “¿Quién nos oye?” 9 Pero tú, Yahwéh te reirás de ellos, te burlarás de todos esos paganos. 10 Oh fortaleza mía, yo esperaré en ti; porque Elohim es mi refugio. 11 El Poderoso que me ama vendrá a ayudarme; Elohim me hará ver la derrota de mis adversarios. 12 No los mates, no sea que mi pueblo se olvide; dispérsalos con tu poder y abátelos, Yahwéh, escudo nuestro. 13 Por el pecado de su boca, por la palabra de sus labios, queden atrapados en su orgullo, sí, por las maldiciones y las mentiras que dicen. 14 Acábalos en tu indignación, acábalos para que no existan, y sépase hasta los confines de la tierra que el Poderoso reina en Yaaqob. (Pausa) 15 ¡Que vuelvan todas las tardes, que aúllen como perros y rodeen la ciudad! 16 ¡Que anden vagando para encontrar qué comer; y si no se hartan, que se pasen la noche vagando! 17 Pero yo cantaré de tu poder, celebraré de mañana tu amor; porque has sido un refugio para mí, un amparo en el día de mi calamidad. 18 A ti cantaré, Fuerza mía; porque Elohim es mi refugio, el Poderoso que me ama.

60 1 Para el director de música. Con la tonada de “El lirio del testimonio.” Meditación de Dawid, para enseñar. 2 Cuando peleó con Aram-Najaráyim y AramTsobah, y Yoab volvió y derrotó en el Valle de la Sal a doce mil hombres de Edom. 3 Oh Poderoso, nos has rechazado, nos has quebrantado, has estado enojado; pero vuélvete ahora a nosotros. 4 Has hecho temblar la tierra, la has agrietado; sana sus grietas, que se tambalea.

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60:5 hir’ítah ämmekha qashah hishqitánu yáyin tar’ëlah 60:6 natáttah lire'ékha nes lehitnoses mippene qóshet sélah 60:7 lemáän yejaltsun yedidékha hoshíäh yeminekha waänénu [waänéni] 60:8 ‘elohim dibber beqodsho 'eëlózah 'ajal’leqah shekhem weémeq sukkot 'amadded 60:9 li Gil’äd weli Menasheh we'Efráyim maöz ro'shi Yehudah mejoqeqi 60:10 Mo'av sir rajtsi äl-'Edom 'ashlikh naäli äláy peléshet hitroáï 60:11 mi yoviléni ïr matsor mi najáni äd'Edom 60:12 haló'-'attáh ‘elohim zenajtánu wélo'-tetsé' ‘elohim betsiv’oténu 60:13 hávah-lánu ëzrat mitsar wesháw' teshuät 'adam 60:14 be'lohim náäseh-jáyil wehu' yavus tsarénu

5 Duras cosas has hecho ver a tu pueblo; nos has hecho beber un vino que aturde. 6 Pero has dado una bandera a los que te honran, para que la enarbolen en pro de la verdad. (Pausa) 7 Para que escapen tus amados, libra con tu diestra y respóndeme. 8 El Poderoso prometió en su santuario que yo repartiría triunfante a Shekem, y dividiría el Valle de Sukot; 9 Guilad sería mío, y mío Menasheh; Efráyim sería el yelmo de mi cabeza; Yahudah mi cetro de legislador; 10 Moab sería la vasija para lavarme; sobre Edom arrojaría mi sandalia. ¡Aclámame, oh Peléshet! 11 ¿Quién me llevará a la ciudad amurallada? ¿Quién me guiará hasta Edom, 10 si tú oh Poderoso, nos has rechazado y no sales ya con nuestras tropas, Elohim? 11 Concédenos tu ayuda contra el enemigo, porque es inútil la ayuda del hombre. 12 Con el Poderoso triunfaremos; pues él pisoteará a nuestros adversarios.

61 61:1 lamnatséaj äl-neginat leDawid 61:2 shim’äh ‘elohim rinnati haqshívah tefil’lati 61:3 miqtseh ha'árets 'elékha 'eqra' baätof libbi bétsur-yarum mimménni tanjéni 61:4 ki-hayita majseh li mígdal-öz mippene 'oyev 61:5 'agúrah ve'aholkha ölamim 'ejeseh veséter kenafékha sélah 61:6 ki-'attah ‘elohim shamáta lindaráy natáta yerushat yir’e shemékha 61:7 yamim äl-yéme-mélekh tosif shenotéw kémo-dor wador 61:8 yeshev ölam lifne ’elohim jésed we'emet man yintserúhu 61:9 ken 'azammerah shimkha laäd leshal’lemi nedaráy yom yom

62 62:1 lamnatséaj äl-yedutun mizmor leDawid 62:2 'akh 'el-’elohim dumiyah nafshi mimménnu yeshuäti 62:3 'akh-hu' tsuri wishuäti misgabbi lo''emmot rabbah

61 1 Para el director de música. Sobre instrumentos de cuerda. De Dawid. 2 Oye, oh Poderoso, mi clamor, atiende a mi oración. 3 Desde lo último de la tierra clamo a ti cuando desfallece mi corazón; llévame a una roca más alta que yo. 4 Que tú has sido un refugio para mí, una torre fuerte contra el enemigo. 5 Quisiera vivir para siempre en tu Morada, y refugiarme en tus alas protectoras. (Pausa) 6 Porque tú, oh Poderoso, has escuchado mis votos y me has concedido la petición de los que honran tu nombre. 7 Añádele días a la vida del rey; que sus años se extiendan por generaciones; 8 que habite en la presencia del Poderoso para siempre; encarga que tu amor y tu verdad lo protejan. 9 Así entonaré melodías a tu nombre para siempre, cumpliendo mis votos día tras día.

62 1 Para el director de música. Sobre Yedutún. Melodía de Dawid. 2. Sólo en el Poderoso confío tranquilo, pues de él viene mi liberación. 3 Solo él es mi Roca y mi salvación, mi refugio; no vacilaré.

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62:4 äd-'ánah tehotetu äl-'ish terotseju khul’lekhem keqir natúy gader haddejuyah 62:5 'akh mise'eto yaätsu lehaddíyaj yirtsu khazav befiw yevarékhu uveqirbam yeqálelu-sélah 62:6 'akh le'lohim dómmi nafshi kimimménnu tiqwati 62:7 'akh-hu' tsuri wishuäti misgabbi lo' 'emmot 62:8 äl-’elohim yish’ï ukhevodi tsur-üzzi majsi be'lohim 62:9 bitju vo vékhol-ët äm shifkhúlefanáw levavkhem ‘elohim májaseh-lánu sélah 62:10 'akh hével bené-'adám kazav bene 'ish bemo'znáyim laälot hémmah mehével yájad 62:11 'al-tivteju veósheq uvegazel 'altehbálu jáyil ki-yanuv 'al-tashítu lev 62:12 'ajat dibber ‘elohim shetáyim-zu shamáti ki öz le'lohim 62:13 ulekhá-'Adonáy jásed ki-'attah teshal’lem le'ísh kemaäséhu

63 63:1 mizmor leDawid bihyoto bemidbar Yehudah 63:2 ‘elohim 'eli 'attah 'ashajaréka tsame'ah lekha nafshi kamah lekha vesari be'érets-tsiyah weäyef béli-máyim 63:3 ken baqqódesh jazitíkha lir’ot üzzekha ukhevodékha 63:4 ki-tov jasdekha mejayyim sefatáy yeshabbejúnkha 63:5 ken 'avarekhkha vejayyáy beshimkha 'esa' khappáy 63:6 kemo jélev wadéshen tisbä nafshi wesifte renanot yéhal’lel-pi 63:7 'im-zekhartíkha äl-yetsuáy be'ashmurot 'éhgeh-bakh 63:8 ki-hayíta ëzrátah li uvetsel kenafékha 'arannen 63:9 daveqah nafshi 'ajarékha bi tamekhah yeminékha 63:10 wehémmah lesho'ah yevaqshu nafshi yavó'u betajtiot ha'árets 63:11 yaggirúhu äl-yéde-járev menat shuälim yihyu 63:12 wehammélekh yismaj be'lohim yithal’lel kol-hannishbä bo ki yissakher pi dóvre-sháqer

4 ¿Hasta cuándo arremeterán contra un solo hombre todos ustedes, como si fuera una pared inclinada o una a favor punto de caer? 5 Sólo planean derribarlo de su grandeza; se complacen en la mentira; con su boca bendicen pero en su mente maldicen. (Pausa) 6 Sólo en el Poderoso confío tranquilo, pues de él depende mi esperanza. 7 Solo él es mi Roca y mi liberación, mi refugio, no vacilaré. 8 Del Poderoso dependen mi salvación y mi honra; en Elohim encuentro mi roca y mi refugio. 9 Pueblo suyo, confíen en él todo el tiempo: desahoguen ante él su corazón, que el Poderoso es nuestro Refugio. (Pausa) 10 Sólo vanidad son los hombres, ilusión son los mortales; puestos en la balanza todos juntos, pesan menos que un soplo. 11 No confíen en la violencia, no se envalentonen en el pillaje; si aumentan sus riquezas, no pongan en ellas su corazón. 12 Una vez ha hablado el Poderoso, dos veces he oído esto: que el poder pertenece a Elohim, 13 y que a ti Yahwéh, pertenece el amor, pero que tú pagarás a cada uno conforme a sus obras.

63 1 Melodía de Dawid, cuando estaba en el desierto de Yahudah. 2 Oh Elohim, tú eres mi Poderoso, de madrugada te busco; mi garganta tiene sed de ti, mi carne suspira por ti, como tierra seca, sedienta, sin agua. 3 Quiero ver tu poder y tu gloria, así como te he visto en el santuario. 4 Tu amor es mejor que la vida, mis labios declaran tu alabanza; 5 Yo te bendigo mientras viva: alzo mis manos, invocando tu nombre. 6 Estoy satisfecho como con manjares exquisitos, y con alegría en los labios te alaba mi boca, 7 cuando en mi cama me acuerdo de ti, cuando medito en las vigilias de la noche. 8 Porque tú has sido mi auxilio, y a la sombra de tus alas me gozo; 9 mi aliento sigue jadeante en pos de ti, tu diestra me sustenta. 10 Que los que buscan mi vida para destruirla, bajen a las mayores profundidades de la tierra, 11 sean entregados al poder de la espada, sean presa de los chacales. 12 El rey se alegrará en Elohim, todo el que jura por él se gloriará, cuando a los que hablan mentira se les tape la boca.

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64:1 lamnatséaj mizmor leDawid 64:2 shémä-’elohim qoli vesiji mippájad 'oyev titsor jayyay 64:3 tastiréni missod mereïm merigshat póäle 'áwen 64:4 'asher shanenu khajérev leshonam darekhu jitsam davar mar 64:5 lirot bammistarim tam pit’om yorúhu welo' yirá'u 64:6 yéjazzequ-lámo davar rä yesapperu litmon moqeshim 'ameeru mi yír’eh-lámo 64:7 yajpesú-ölót támnu jéfes mejuppas weqérev 'ish welev ämoq 64:8 wayyorem ‘elohim jets pit’om hayu makkotam 64:9 wayyakhshilúhu älémo leshonam yitnodedu kol-ró'eh vam 64:10 wayyire'u kol-'adam wayyaggídu póäl ‘elohim umaäséhu hiskílu 64:11 yismaj tsaddiq beYhwh wejásah vo weyithalelu kol-yíshre-lev

1 Para el director de música. Melodía de Dawid. 2 Escucha, oh Poderoso, mi voz cuando me quejo; protege mi vida del terrible enemigo. 3 Escóndeme de la trama de los malvados, de la turba de los malhechores, 4 que afilan su lengua como espada, que arman como flechas sus crueles palabras,

5 para acribillar a escondidas al inocente, para herirlo por sorpresa y sin riesgo. 6 Se animan mutuamente a hacer lo malo, planean poner trampas ocultas, y dicen: “¿Quién las verá?” 7 Que las maldades que han ocultado, cada cual en su interior, sus pensamientos secretos, queden completamente al descubierto. 8 El Poderoso los acribillará a flechazos; los tomará por sorpresa y quedarán heridos. 9 Sus propias lenguas los harán caer; y todos los que los vean se burlarán de ellos. 10 Todo el mundo respetará, y declararán que es obra del Poderoso, y entenderán Sus hechos. 11 El justo se alegrará en Yahwéh y se refugiará en él; y todos los rectos de corazón se sentirán satisfechos.

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65:1 lamnatséaj mizmor leDawid shir 65:2 lekha dumiyah tehil’lah ’elohim betsion ulekha yéshul’lam-néder 65:3 shoméä tefil’lah ädékha kol-basar yavó'u 65:4 divre äwonot gaveru ménni peshaénu 'attah tekhapperem 65:5 'ashre tivjar utqarev yishkon jatserékha nisbeäh betuv betékha qedosh hekhalékha 65:6 nora'ot betsédeq taänénu 'elohe yish’énu mivtaj kol-qátswe-'érets weyam rejoqim 65:7 mekhin harim bekhojo ne'ezar bigvurah 65:8 mashbíyaj she'on yammim she'on gal’lehem wahamon le'ummim 65:9 wayyire'u yosheve qetsawot me'ototékha motsa'é-vóqer waérev tarnin 65:10 paqádta ha'árets watteshoqeqéha rabbat taäsherénnah péleg ‘elohim mále' máyim takhin deganam ki-khen tekhinéha

1 Para el director de música. Melodía. Canción de Dawid. 2 En Tsiyón te aguarda la alabanza, Oh Poderoso, a ti se pagarán los votos. 3 Oidor de la oración, a ti vendrá toda criatura. 4 Cuando me abruma toda clase de maldades, tú perdonas nuestras transgresiones. 5 Feliz el que tú escoges y haces llegar hasta ti para que habite en tus atrios; nos saciaremos de las bendiciones de tu Casa, de tu santo Templo. 6 Respóndenos con hazañas portentosas de victoria, oh Poderoso, libertador nuestro, tú que eres la confianza de todos los confines de la tierra y de las más lejanas islas del mar, 7 tú que afirmas las montañas con tu poder, ceñido de poderío, 8 tú que calmas los rugientes mares, sus estruendosas olas y las naciones tumultuosas. 9 Los moradores de los confines de la tierra se sobrecogen al ver tus maravillas; tú haces cantar a las puertas de la Aurora y al Ocaso, 10 cuidas la tierra y la riegas, la colmas de tus riquezas; el canal del Poderoso va lleno de aguas. Tú le suples grano al hombre cuando preparas así la tierra.

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65:11 telaméha rawweh najet gedudéha birvivim temogegénnah tsimjah tevarekh 65:12 ïtárta shenat tovatékha umägalékha yir’äfun dáshen 65:13 yir’äfu ne'ot midbar wegil gevaöt tajgórnah 65:14 laveshu kharim hatso'n waämaqim yáätfu-var yitroäú 'af-yashíru

11 Inundas sus surcos, deshaces los terrones, los ablandas con la lluvia y bendices los renuevos; 12 coronas el año con tu bondad, y tus nubes derraman la abundancia; 13 la derraman sobre los pastos del desierto, y las colinas se ciñen de alegría, 14 los prados se visten de rebaños, los valles se cubren de grano, dan voces de alegría, e irrumpen en canciones.

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66:1 lamnatséaj shir mizmor haríü le'lohim kol-ha'árets 66:2 zammeru khevód-shemó símu khavod tehil’lato 66:3 'imru le'lohim mah-nora' maäsékha berov üzzekha yekhajashu lekha 'oyevékha 66:4 kol-ha'árets yishtajawu lekha wízammeru-lakh yezammeru shimkha sélah 66:5 lekhu ure’u mif’älot ‘elohim nora' älilah äl-bene 'adam 66:6 hafakh yam leyabbashah bannahar yaävru verágel sham nísmejah-bo 66:7 moshel bigvurato ölam ënáw baggoyim titspénah hassorerim 'al-yarímu [yarúmu] lamo sélah 66:8 barekhu ämmim 'elohénu wehashmíü qol tehil’lato 66:9 hasam nafshénu bajayyim weló'natán lammot raglénu 66:10 ki-vejantánu ‘elohim tseraftánu kítsrof-kásef 66:11 have'tánu vammetsudah sámta muäqah vemotnénu 66:12 hirkávta 'enosh lero'shénu bá'nuva'ésh uvammáyim wattotsi'énu larwayah 66:13 'avo' vetkeha veölot 'ashal’lem lekha nedaráy 66:14 'ashér-patsú sefatáy wedíbber-pi bátsar-li 66:15 ölot mejim 'áäleh-lakh ïm-qetóret 'elim 'eëseh vaqar ïm-ättudim sélah 66:16 lekhú-shim’ú wa'asapperah kolyir’e ‘elohim 'asher äsah lenafshi 66:17 'eláw pi-qaráti weromam tájat leshoni 66:18 'áwen 'im-ra'íti velibbi lo' yishmä 'Adonáy

1 Para el director de música. Canción. Melodía. Aclamen al Poderoso, [habitantes de] toda la tierra, 2 canten la gloria de su nombre, hagan gloriosa su alabanza. 3 Díganle al Poderoso: “¡Qué prodigiosos son tus hechos! Por la grandeza de tu poder se acobardan tus enemigos; 4 toda la tierra te adora y te canta, canta alabanzas a tu nombre. (Pausa) 5 Vengan a ver las obras del Poderoso, respetado por sus actos a favor de los hombres! 6 Transformó el mar en tierra seca; por el río pasaron a pie; por eso nos alegramos en él. 7 El domina con su poder para siempre, sus ojos vigilan las naciones; ¡no se enaltezcan los rebeldes! (Pausa) 8 Bendigan, oh pueblos, a nuestro Poderoso, hagan resonar sus alabanzas, 9 porque él nos mantiene con vida, y no permite que resbalen nuestros pies. 10 Tú nos has probado, oh Poderoso, nos has refinado como se refina la plata; 11 nos metiste en la red, cargaste aflicción sobre nuestra espalda; 12 hiciste subir hombres sobre nuestra cabeza, entramos en fuego y en aguas; pero al fin nos has dado respiro. 13 Entro en tu Casa con ofrendas quemadas, te pago los votos 14 que pronunciaron mis labios, y que habló mi boca cuando estaba en angustia. 15 Ofrendas quemadas de animales cebados te ofrezco, con incienso de carneros; sacrifico bueyes y chivos. 16 Vengan a escuchar, todos los que respetan al Poderoso, voy a contar lo que ha hecho por mí; 17 A él clame con mi boca, y lo ensalcé con mi lengua. 18 Si yo abrigara la maldad en mi mente, Yahwéh no me habría escuchado;

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66:19 'akhen shamá ‘elohim hiqshiv beqol tefil’lati 66:20 barukh ‘elohim 'asher lo'-hesir tefil’lati wejasdo me'itti

19 pero en verdad el Poderoso me escuchó, oyó mi voz en oración. 20 Bendito sea Elohim, que no despreció mi oración ni me negó su amor.

67 67:1 lamnatséaj binginot mizmor shir 67:2 ‘elohim yejonnénu wivarekhénu ya'er panáw 'ittánu sélah 67:3 ladáät ba'árets darkékha bekhólgoyím yeshuätékha 67:4 yodúkha ämmim ‘elohim yodúkha ämmim kul’lam 67:5 yismeju wirannenu le'ummím kitishpot ämmim mishor ule’ummim ba'árets tanjem sélah 67:6 yodúkha ämmim ‘elohim yodúkha ämmim kul’lam 67:7 'érets natenah yevulah yevarekhénu ‘elohim 'elohénu 67:8 yevarekhenu ‘elohim weyire'u 'oto kol-'áfse-'árets

67 1 Para el director de música: sobre instrumentos de cuerda. Melodía. Canción. 2 Que el Poderoso tenga compasión de nosotros y nos bendiga; que nos muestre su favor; (Pausa) 3 para que se conozca tu voluntad en la tierra, y entre todas las naciones tu liberación. 4 Que todos los pueblos te alaben, oh Poderoso, que te alaben todos los pueblos. 5 Que se alegren y se regocijen las naciones, porque riges a los pueblos con equidad, y guías a las naciones de la tierra. (Pausa) 6 Que todos los pueblos te alaben, oh Poderoso, que te alaben todos los pueblos. 7 Que la tierra produzca su fruto, que Elohim nuestro Poderoso nos bendiga. 8 Que el Poderoso nos bendiga, y que lo reverencien todos los confines de la tierra.

68 68:1 lamnatséaj leDawid mizmor shir 68:2 yaqum ‘elohim yafútsu 'oyeváw weyanúsu mesan'áw mippanáw 68:3 kehindof äshan tindof kehimmes dónag míppene-'esh yo'vedu reshaím mippene ‘elohim 68:4 wetsaddiqim yismeju yaältsu lifne ‘elohim weyasísu vesimjah 68:5 shiru le'lohim zammeru shemo sól’lu larokhev baäravot beYáh shemo weïlzu lefanáw 68:6 'avi yetomim wedayyan 'almanot ’elohim bim’ón qodsho 68:7 ‘elohim moshiv yejidim báytah motsi' 'asirim bakkosharot 'akh sorerim shakhenu tsejijah 68:8 ‘elohim betsetekha lifne ämmékha betsädékha vishimon sélah 68:9 'érets raáshah 'af-shamáyim natefu mippene ‘elohim zeh Sináy mippene ‘elohim 'elohe Yisra'el 68:10 géshem nedavot tanif ’elohim najalatekha wenil’ah 'attah khonantah 68:11 jayyatekha yáshvu-vah takhin betovatekha leäni ‘elohim

68 1 Para el director de música. Melodía de Dawid. Canción. 2 El Poderoso se levantará y se dispersarán sus enemigos, los que lo aborrecen huirán delante de él. 3 Como se disipa el humo, así los disipas; como se derrite la cera en el fuego, así perecerán los malvados delante del Poderoso. 4 Pero los justos se alegrarán, gozarán delante de Elohim, rebosarán de alegría. 5 Canten al Poderoso, entonen alabanzas a su nombre; alaben al que cabalga sobre las nubes; su nombre es YAH, alégrense delante de él. 6 Padre de huérfanos y defensor de viudas es Elohim en su santa morada. 7 El Poderoso restaura a los solitarios a sus hogares, liberta a los prisioneros, sanos y salvos, mientras los rebeldes tienen que vivir en tierra árida. 8 Oh Poderoso, cuando tú salías delante de tu pueblo, cuando marchabas por el desierto, (Pausa) 9 temblaba la tierra, los cielos vertían agua a la presencia del Poderoso, y aquel Sináy [temblaba] a la presencia de Elohim, el Poderoso de Yisrael. 10 Lluvias abundantes derramaste, oh Poderoso; cuando tu herencia estaba árida, tú la restauraste. 11 Tu tribu habita en ella; por tu bondad la has preparado para tu pobre, oh Poderoso.

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68:12 'Adonáy yítten-'ómer hamvaserot tsava' rav 68:13 malkhe tseva'ot yiddodun yiddodun unwát-báyit tejal’leq shalal 68:14 'im-tishkevun ben shefattáyim kanfe yonah nejpah vakkésef we'evrotéha biraqraq jaruts 68:15 befares shaddáy melakhim bah tashleg betsalmon 68:16 har-’elohim har-bashan hargavnunnim har-bashan 68:17 lámmah teratsedun harim gavnunnim hahar jamad ‘elohim leshivto 'af-Yhwh yishkon lanétsaj 68:18 rékhev ‘elohim ribbotáyim 'alfe shin’an 'Adonáy vam Sináy baqqódesh 68:19 älíta lammarom shavíta shévi laqájta mattanot ba'adam we'af sorerim lishkon Yah ‘elohim 68:20 barukh 'Adonáy yom yom yáämaslánu ha'el yeshuäténu sélah 68:21 ha'el lánu 'el lemoshaöt welelohim 'Adonáy lammáwet totsa'ot 68:22 'akh-’elohim yimjats rosh 'oyeváw qodqod seár mithal’lekh ba'ashamáw 68:23 'amar 'Adonáy mibbashan 'ashiv 'ashiv mimmetsulot yam 68:24 lemáän timjats raglékha bedam leshon kelavékha me'oyevim minnéhu 68:25 ra'u halikhotékha ‘elohim halikhot 'eli malki vaqqódesh 68:26 qiddemu sharim 'ajar nogenim betokh älamot tofefot 68:27 bemaqhelot barekhu ‘elohim ‘Adonáy mimmeqor Yisra'el 68:28 sham Binyamin tsaír rodem sare Yehudah rigmatam sare Zevulun sare Naftali 68:29 tsiwwah 'elohékha üzzékha üzzah ‘elohim zu paálta lánu 68:30 mehekhalékha äl-Yerushalaim lekha yovílu melakhim shay 68:31 geär jayyat qaneh ädat 'abbirim beëgle ämmim mitrappes beratsé-khásef bizzar ämmim qeravot yejpátsu

12 Yahwéh da el mensaje; grande es la multitud de mujeres que llevan la buena nueva: 13 “Reyes con sus ejércitos huyen precipitadamente, y las amas de casa reparten el botín. 14 ¿Querrán acaso ustedes dormir entre los rebaños? Reparten alas de paloma cubiertas de plata y plumas enchapadas en oro fino. 15 Cuando el Omnipotente dispersó a los reyes allí, eran como nevada en el monte Tsalmón. 16 Oh montaña majestuosa, monte de Bashán; oh montaña escarpada, monte de Bashán, 17 ¿por qué, oh montañas escarpadas, están tan hostiles con el Monte que el Poderoso escogió como su morada? En verdad Yahwéh habitará en él para siempre. 18 Los carros del Poderoso se cuentan por veintenas de millares, millares de millares, y Yahwéh marcha en medio de ellos, como en el Sináy, en santidad. 19 Subiste a las alturas; llevaste cautiva la cautividad; recibiste dones en forma de hombres: los que se resistían a que el Poderoso YAH morara allí. 20 Bendito sea Yahwéh que día por día nos sostiene; el Gran Poder es nuestra liberación. (Pausa) 21 Nuestro Gran Poder es Un Poderoso de liberación, Yahwéh el Soberano nos libra de la muerte. 22 Ciertamente el Poderoso aplastará la cabeza de sus enemigos, la mollera del que persiste en sus pecados. 23 Yahwéh dijo: “Del Bashán te haré volver, te haré volver de las profundidades del mar; 24 para que bañes tus pies en la sangre de tus enemigos, y se sacie de ella la lengua de tus perros.” 25 Vieron tus procesiones, oh Elohim, las procesiones de mi Poderoso, de mi Rey, hacia el Santuario. 26 Los cantores van delante, detrás los músicos, en medio de muchachas que tocan panderos. 27 Bendigan al Poderoso en las asambleas, a Yahwéh, ustedes que son de la fuente de Yisrael. 28 Allí va el jovencito Binyamín que los conduce, los príncipes de Yahudah que los comandan, los príncipes de Zebulún y los príncipes de Naftalí. 29 Tu Poderoso ha ordenado fuerza para ti, la fuerza, oh Poderoso, que desplegaste por nosotros 30 desde tu templo sobre Yerushalem. Los reyes te traen tributos. 31 Reprime a la bestia de los pantanos, a la turba de toros, a los novillos de las naciones; hasta que se te rindan con sus lingotes de plata; dispersa a las naciones que se deleitan en la guerra;

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68:32 ye'etáyu jashmannim minni Mitsráyim Kush tarits yadáw le'lohim 68:33 mamlekhot ha'árets shíru le'lohim zammeru 'Adonáy sélah 68:34 larokhev bishme shéme-qédem hen yitten beqolo qol öz 68:35 tenu öz le'lohim äl-Yisra'el ga'awato weüzzo bashejaqim 68:36 nora' ‘elohim mimmiqdashékha 'el yisra'el hu' noten öz wetaätsumot laäm barukh ‘elohim

69 69:1 lamnatséaj äl-shoshannim leDawid 69:2 hoshiéni ‘elohim ki vá'u máyim ädnáfesh 69:3 taváti biwen metsulah we'en moömad báti vemáämaqqe-máyim weshibbólet shetafátni 69:4 yagáti veqor’i nijar geroni kalu ënáy meyajel le'loháy 69:5 rabbu misaärot ro'shi sone'áy jinnam ätsemu matsmitáy 'oyeváy shéqer 'asher lo'-gazálti 'az 'ashiv 69:6 ‘elohim 'attah yadáta le'iwwalti we'ashmotáy mimmekha lo'-nikh’jádu 69:7 'al-yevóshu vi qowékha 'Adonáy [Yhwh] tseva'ot 'al-yikkálmu vi mevaqshékha 'elohe Yisra'el 69:8 ki-älékha nasáti jerpah kissetah khelimmah fanáy 69:9 muzar hayiti le'ejáy wenokhri livne 'immi 69:10 ki-qin’at betekha 'akhalátni wejerpot jorefékha nafelu äláy 69:11 wa'evkeh vatsom nafshi wattehi lajarafot li 69:12 wa'ettenah levushi saq wa'ehi lahem lemashal 69:13 yasíju vi yóshve sháär unginot shote shekhar 69:14 wa'ani tefil’latí-lekhá Yhwh ët ratson ‘elohim beróv-jasdékha änéni be'emet yish’ékha 69:15 hatsiléni mitit we'ál-'etbáäh 'innatselah misone'áy umimmáämaqqemáyim

32 que vengan los tributadores de Mitsráyim, que Kush se apresure a extender sus manos [con regalos] para el Poderoso. 33 Reinos de la tierra, canten al Poderoso, entonen alabanzas a Yahwéh, (Pausa) 34 al que cabalga sobre los antiguos cielos supremos; que truena con su potente voz! 35 Reconozcan el poder del Poderoso; sobre Yisrael se ve su majestad, y su poder se ve en los cielos. 36 Digno de reverencia eres, Elohim, en tus lugares santos; el Poderoso de Yisrael es quien da fuerza y poder a su pueblo. ¡Bendito sea Elohim!

69 1 Para el director de música: Con la tonada de “Lirios.” De Dawid. 2 Líbrame, oh Poderoso, que las aguas me llegan al cuello; 3 estoy hundido en lodo profundo, y no hallo dónde apoyar los pies; he caído en aguas profundas y la corriente me arrastra. 4 Estoy cansado de llamar, tengo ronca la garganta, mis ojos desfallecen esperando a mi Poderoso. 5 Más que los cabellos de mi cabeza son los que me odian sin motivo; los que quieren destruirme son fuertes, y son mis enemigos sin motivo; ¡ahora tengo que devolver lo que no robé! 6 Oh Poderoso, tú conoces mi insensatez, y mis pecados no te son ocultos. 7 Que no queden avergonzados por mi culpa los que en ti esperan, oh Soberano Yahwéh de los ejércitos; que no queden confundidos por mi culpa los que te buscan, oh Poderoso de Yisrael. 8 Pues por tu causa he sufrido humillación, se me cae la cara de vergüenza; 9 soy un extraño para mis hermanos, un desconocido para los hijos de mi madre, 10 porque me consume el celo por tu Casa, y los reproches de los que te insultaban cayeron sobre mí. 11 Cuando lloré, afligiéndome con ayunos, esto me sirvió de deshonra; 12 Hice de luto mi vestido; y vine a ser un refrán entre ellos; 13 hablan de mí los que se sientan a la puerta, y me sacan coplas los bebedores. 14 Pero yo dirijo mi oración a ti, oh Yahwéh; en un momento favorable; oh Poderoso, por tu gran amor, respóndeme con tu segura liberación. 15 Sácame del lodo, no dejes que me hunda; líbrame de los que me odian y de las aguas profundas.

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69:16 'al-tishteféi shibbólet máyim we'áltivlaéni metsulah we'ál-te'tár-äláy be'er píha 69:17 änéni Yhwh ki-tov jasdékha kerov rajamékha peneh 'eláy 69:18 we'ál-tastér panékha meävdékha ki-tsar-li maher änéni 69:19 qorvah 'el-nafshi ge'alah lemáän'oyeváy pedéni 69:20 'attah yadáta jerpati uvoshti ukhlimmati negdékha kol-tsoreráy 69:21 jerpah shaverah libbi wa'anúshah wa'aqawweh lanud wa'áyin welamnajamim welo' matsá'ti 69:22 wayyittenu bevaruti rosh welitsma'i yashqúni jómets 69:23 yehí-shuljanám lifnehem lefaj welishlomim lemoqesh 69:24 tejshákhnah ënehem mere'ot umotnehem tamid ham’äd 69:25 shefókh-älehem zämékha wajaron 'appekha yasigem 69:26 tehí-tiratám neshammah be'aholehem 'al-yehi yoshev 69:27 ki-'attah 'ásher-hikkíta radáfu we'él-makh’óv jalalékha yesappéru 69:28 ténah-äwón äl-äwonam we'ályavó'u betsidqatékha 69:29 yimmaju misséfer jayyim weím tsaddiqim 'al-yikkatévu 69:30 wa'äni äni wekho'év yeshuätekha ’elohim tesaggevéni 69:31 'ahalelah shem-’elohim beshir wa'agaddelénnu vetodah 69:32 wetitav leYhwh mishor par maqrin mafris 69:33 ra'u änawim yismáju doreshe ‘elohim wiji levavkhem 69:34 ki-shoméä 'el-'evyonim Yhwh we'ét-'asiráw lo' vazah 69:35 yehalelúhu shamáyim wa'árets yammim wékhol-romés bam 69:36 ki ‘elohim yoshiä tsion weyivneh äre Yehudah weyáshvu sham wireshúha 69:37 wezérä ävadáw yinjalúha we'ohave shemo yishkénu-vah

16 Que no me arrastre el ímpetu de las aguas, ni me trague el abismo, ni cierre el Hoyo su boca sobre mí. 17 Respóndeme, oh Yahwéh, que tu amor es bondadoso, conforme a la abundancia de tus piedades, mira hacia mí; 18 no escondas tu rostro de tu servidor, porque estoy angustiado, apresúrate a responderme. 19 Acércate a mí, rescátame, líbrame de mis enemigos. 20 Tú conoces mi humillación, mi desgracia y mi deshonor; estás al tanto de todos mis adversarios. 21 Tanta ofensa me ha destrozado el corazón, estoy desesperado; esperaba que alguien se compadeciera de mí, pero no hubo nadie; esperaba consoladores, pero no los hallé. 22 Al contrario, me dieron hiel por comida, y cuando tuve sed me dieron a beber vinagre. 23 Que su mesa se les vuelva una trampa, un lazo para sus aliados. 24 Que se les oscurezcan los ojos para que no vean, y que siempre les flaquee la espalda. 25 Derrama sobre ellos tu indignación, que el ardor de tu ira los alcance; 26 que quede desolado su campamento, y no quede en sus carpas morador. 27 Porque persiguen al que tú heriste, hablan del dolor del que tú heriste. 28 Aplica el castigo de la maldad a su maldad, y que no disfruten de tu beneficencia; 29 que queden eliminados del libro de la vida, y no sean inscritos entre los justos. 30 Pero yo estoy afligido y adolorido, oh Poderoso; que tu liberación me ponga en alto; 31 así alabaré el nombre del Poderoso con canción, lo exaltaré con acciones de gracias. 32 Esto agradará a Yahwéh más que un buey o un novillo con sus cuernos y pezuñas. 33 Lo verán los humildes y se alegrarán; ustedes que buscan al Poderoso, anímese su corazón. 34 Porque Yahwéh escucha a los necesitados, y no desprecia a los que por él están cautivos. 35 ¡Que lo alaben los cielos y la tierra, los mares y cuanto en ellos se mueve! 36 Porque el Poderoso salvará a Tsiyón y reedificará las ciudades de Yahudah; habitarán allí y la heredarán. 37 Así la poseerá la descendencia de sus servidores, y los que aman su nombre habitarán en ella.

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70:1 lamnatséaj leDawid lehazkir 70:2 ‘elohim lehatsiléni Yhwh leëzráti júshah 70:3 yevóshu weyajperu mevaqshe nafshi yissógu 'ajor weyikkalemu jafetse raäti 70:4 yashúvu äl-éqev boshtam ha'omerim he'aj he'aj 70:5 yasísu weyismeju bekha kolmevaqshékha weyo'meru tamid yigdal ‘elohim 'ohave yeshuätékha 70:6 wa'ani äni we'evyon ‘elohim júshah li ëzri umefalti 'attah Yhwh 'al-te'ajar

1 Para el director de música. De Dawid. Para recordar. 2 Poderoso, ven a librarme; oh Yahwéh, apresúrate a ayudarme. 3 Queden avergonzados y frustrados los que buscan mi vida; que huyan llenos de confusión los que me desean el mal. 4 Que tengan que huir llenos de vergüenza los que se ríen de mí. 5 Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan, y digan siempre los que aman tu salvación: “Engrandecido sea el Poderoso.” 5 Yo estoy afligido y necesitado; ven pronto a mí, oh Poderoso; tú eres mi ayudador y mi libertador; ¡no te tardes, Yahwéh!

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71:1 bekhá-Yhwh jasíti 'al-'evóshah leölam 71:2 betsidqatekha tatsiléni utefal’leténi hatéh-'eláy 'ozenekha wehoshiéni 71:3 heyeh li letsur maön lavo' tamid tsiwwíta lehoshiéni ki-sal’i umetsudati 'attah 71:4 'eloháy pal’leténi miyad rashä mikkaf meäwwel wejomets 71:5 ki-'attah tiqwati 'Adonáy [Yhwh] ‘elohim mivtaji minneüráy 71:6 älékha nismákhti mibbéten mimmeë 'immi 'attah gozi bekha tehil’lati tamid 71:7 kemofet hayíti lerabbim we'attah májasi-öz 71:8 yimmále' fi tehil’latékha kol-hayyom tif’artékha 71:9 'al-tashlikhéni leët ziqnah kikhlot koji 'al-taäzvéni 71:10 ki-'ameru 'oyeváy li weshomere nafshi noätsu yajdáw 71:11 le'mor ‘elohim äzavo ridfu wetifsúhu ki-'en matsil 71:12 ‘elohim 'al-tirjaq mimménni 'eloháy leëzráti jíshah [júshah] 71:13 yevoshu yikhlu sotene nafshi yaätu jerpah ukhelimmah mevaqshe raäti 71:14 wa'ani tamid 'ayajel wehosafti älkol-tehil’latékha 71:15 pi yesapper tsidqatékha kolhayyom teshuätékha ki lo' yadáti seforot 71:16 'avo' bigvurot 'Adonáy ‘elohim 'azkir tsidqatekha levaddékha

1 En ti, Yahwéh, busco refugio, jamás quede yo avergonzado; 2 sálvame por tu beneficencia, y rescátame; inclina a mí tu oído y líbrame. 3 Sé para mí una roca de refugio, a la que pueda yo siempre acudir; da orden de librarme, que tú eres mi peña y mi fortaleza. 4 Poderoso mío, líbrame de la mano del malvado, de la mano del perverso y del licencioso; 5 pues tú eres mi esperanza, Soberano Yahwéh, mi confianza desde mi juventud. 6 De ti he dependido desde el vientre; tú eras mi apoyo en el vientre de mi madre; para ti será siempre mi alabanza. 7 He sido un ejemplo para muchos, pues tú eres mi refugio fuerte. 8 Mi boca está llena de tu alabanza, y de tu gloria todo el día. 9 No me deseches en el tiempo de la vejez; no me desampares cuando me falten las fuerzas. 10 Porque mis enemigos hablan de mí, los que acechan mi vida consultan entre sí, 11 diciendo: “El Poderoso lo ha desamparado; persíganlo y agárrenlo, que no hay quien lo libre.” 12 Oh Poderoso, no estés lejos de mí; Poderoso mío; apresúrate a ayudarme. 13 Queden avergonzados y perezcan mis adversarios; queden llenos de vergüenza y confusión los que procuran mi mal. 14 Yo, en cambio, esperaré siempre, y te alabaré cada vez más; 15 mi boca publica tu beneficencia y tu liberación todo el día, aunque no sé cómo contarlas. 16 Vengo con alabanza de tus poderosas obras, oh Soberano Yahwéh; celebro tu beneficencia, sólo la tuya.

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71:17 ‘elohim limmadtáni minneüráy weäd-hénnah 'aggid nifle'otékha 71:18 wegam äd-ziqnah wesevah ‘elohim 'al-taäzvéni äd-'aggid zeroäkha ledor lékhol-yavó' gevuratékha 71:19 wetsidqatkha ‘elohim äd-marom 'ásher-äsíta gedolot ‘elohim mi khamokha 71:20 'asher hir’itánu [hir’itáni] tsarot rabbot weraöt tashuv tejayyénu [tejayyéni] umittehomot ha'árets tashuv taäléni 71:21 térev gedul’lati wetissov tenajaméni 71:22 gam-'ani 'odekha víkhli-nével 'amittekha 'eloháy 'azammerah lekha vekhinnor qedosh Yisra'el 71:23 terannénnah sefatáy ki 'ázammerah-lakh wenafshi 'asher padíta 71:24 gam-leshoni kol-hayyom tehgeh tsidqatékha ki-vóshu khi-jaferu mevaqshe raäti

17 Oh Poderoso, tú me has enseñado desde mi juventud, y hasta ahora he manifestado tus maravillas. 18 Así también tú, oh Poderoso, aunque sea yo viejo y canoso, no me desampares, hasta que anuncie tu poder a la nueva generación, tu potencia a los que se van levantando. 19 Tu justicia, oh Poderoso, llega hasta los cielos; tú has hecho cosas grandes, oh Elohim, ¿quién hay como tú? 20 Tú que me has hecho ver muchas angustias y aflicciones, volverás a revivirme, y a levantarme de los abismos de la tierra. 21 Aumentarás mi grandeza, y volverás a consolarme; 22 y yo te aclamaré con la lira por tu verdad, oh Poderoso mío; cantaré a ti con el arpa, oh Santo de Yisrael. 23 Mis labios se alegrarán al cantarte, y mi vida que tú rescataste. 24 Todo el día hablará mi lengua de tu beneficencia, porque quedaron avergonzados, porque se llenaron de confusión los que procuraban mi mal.

72 72:1 liShlomoh ‘elohim mishpatékha lemélekh ten wetsidqatekha léven-mélekh 72:2 yadin ämmekha vetsedeq waäniékha vemishpat 72:3 yis’u harim shalom laäm ugevaöt bitsdaqah 72:4 yishpot änié-äm yoshíyä livne 'evyon widakke' ösheq 72:5 yira'úkha ïm-shámesh welifne yaréaj dor dorim 72:6 yered kematar äl-gez kirvivim zarzif 'árets 72:7 yífraj-beyamáw tsaddiq werov shalom äd-beli yaréaj 72:8 weyéred miyam äd-yam uminnahar äd-'áfse-'árets 72:9 lefanáw yikhreü tsiim we'oyeváw äfar yelajékhu 72:10 malkhe tarshish we'iim minjah yashívu malkhe sheva' useva' 'eshkar yaqrívu 72:11 weyishtajáwu-lo khol-melakhim kol-goyim yaävdúuhu 72:12 ki-yatsil 'evyon meshawwéä weäni wé'en-özér lo 72:13 yajos äl-dal we'evyon wenafshot 'evyonim yoshíyä

72 1 Acerca de Shelomoh. Oh Poderoso, encomienda tus juicios al rey, y tu justicia al hijo del rey, 2 para que juzgue a tu pueblo con justicia, y a tus pobres con equidad. 3 Que las montañas produzcan bienestar para tu pueblo, y las colinas, el galardón de la justicia. 4 Que defienda él a los oprimidos del pueblo, que libre a los hijos del pobre, y quebrante al opresor. 5 Te respetarán mientras dure el sol, mientras exista la luna, durante todas las generaciones. 6 Que sea como la lluvia que cae sobre la grama cortada, como los aguaceros que empapan la tierra. 7 En sus días florecerán los justos, y habrá abundancia de bienestar mientras exista la luna. 8 Gobernará de mar a mar, y desde el Río hasta los extremos de la tierra. 9 Delante de él se inclinarán los habitantes del desierto, y sus enemigos lamerán el polvo. 10 Los reyes de Tarshis y de las islas le pagarán tributos, los reyes de Sheba y de Sebá le ofrecerán obsequios. 11 Delante de él se postrarán todos los reyes, todas las naciones le servirán. 12 Porque él libra al pobre que clama, y al oprimido e indefenso; 13 tiene piedad del pobre y del necesitado, y les salva la vida a los pobres;

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72:14 mittokh umejamas yig’al nafsham weyeyqar damam beënáw 72:15 wiji weyítten-lo mizzehav sheva' weyitpal’lel baädo tamid kol-hayyom yevarekhenhu 72:16 yehi físsat-bar ba'árets bero'sh harim yir’äsh kal’Levanon piryo weyatsítsu meír keésev ha'árets 72:17 yehi shemo leölam lífne-shémesh yanín [yinnón] shemo weyitbárkhu vo kolgoyim ye'asherúhu 72:18 barukh Yhwh ‘elohim 'elohe Yisra'el öseh nifla'ót levaddo 72:19 uvarukh shem kevodo leölam weyimmale' khévodo 'et-kol ha'árets 'amen we'amen 72:20 kol’lu tefil’lot Dawid ben-Yisháy

14 libra sus vidas del engaño y la licenciosidad; la sangre de ellos es valiosa a sus ojos. 15 Que viva él, y que se le dé el oro de Sheba; que oren por él continuamente, que lo bendigan todo el día. 16 Echarán un puñado de grano en la tierra, aún en las cumbres de las montañas, y reventará su fruto como los cedros del Lebanón; y los de la ciudad florecerán como la hierba de la tierra. 17 Que su nombre sea eterno, que mientras dure el sol se hable de su nombre, y los hombres se bendigan en él; que todas las naciones lo proclamen feliz. 18 Bendito sea Yahwéh Poderoso, el Poderoso de Yisrael, el único que hace maravillas; 19 bendito sea su glorioso nombre para siempre, y toda la tierra se llene de su gloria. Así sea, amén. 20 Aquí terminan las oraciones de Dawid, hijo de Yisháy.

SÉFER GUÍMEL

LIBRO TERCERO (73 - 89)

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73:1 mizmor le’asaf ‘akh tov leYisra’el ‘elohim levare levav 73:2 wa’ani kim’ät natúy [natáyu] ragláy ke’áyin shuppekhah [shuppekhu] ‘ashuráy 73:3 ki-qinné’ti baholelim shelom reshaím ‘er’eh 73:4 ki ‘en jartsubbot lemotam uvari’ ‘ulam 73:5 baämal ‘enosh ‘enémo wëim-‘adam lo’ yenuggáü 73:6 lakhen änaqátmo ga’awah yáätofshit jamas lámo 73:7 yatsa’ mejélev ënémo äveru maskiot levav 73:8 yamíqu widabberu verá ósheq mimmarom yedabbéru 73:9 shattu vashamáyim pihem ulshonam tihalakh ba’árets 73:10 lakhen yashiv [yashuv] ämmo halom ume male’ yimmátsu lámo 73:11 we’amerú ‘ekhah yadá-‘el weyesh deäh veëlyon 73:12 hínneh-‘él’leh reshaím weshalwe ölam hísgu-jáyil 73:13 ‘akh-riq zikkíti levavi wa’erjats beniqqayon kappáy 73:14 wa’ehi nagúä kol-hayyom wetokhajti labbeqarim

1 Melodía de Asaf. En verdad el Poderoso es bueno con Yisrael, con los puros de corazón. 2 Pero yo, por poco doy un mal paso; poco faltó para que resbalaran mis pies; 3 porque tuve envidia de los arrogantes, al ver la prosperidad de los malvados. 4 Ellos no se preocupan por la muerte; su cuerpo se mantiene vigoroso; 5 no pasan trabajos como los otros mortales, ni reciben golpes como los demás hombres. 6 Por eso el orgullo les sirve de collar, se ponen como manto la licenciosidad; 7 los ojos se les saltan de gordura, tienen más de lo que puede desear el corazón. 8 Se mofan, y hablan con maldad de hacer violencia, hablan con altanería; 9 abren la boca contra el cielo y su lengua recorre la tierra. 10 Y así golpean a Su pueblo una y otra vez, hasta que escurren su última lágrima. 11 Entonces dicen: “¿Podrá saberlo el Todopoderoso? ¿Podrá haber conocimiento de esto en el Altísimo?” 12 ¡Y estos que son tan malvados, siempre prosperan, y amasan riquezas! 13 Completamente en vano he limpiado mi mente y he lavado mis manos en inocencia; 14 pues he recibido azotes cada día, y castigos todas las mañanas.

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73:15 ‘im-‘amárti ‘asapperah khemo hinneh dor banékha vagádti 73:16 wa’ajashevah ladáät zo’t ämal hi’ [hu’] veënáy 73:17 äd-‘avo’ ‘el-míqdeshe-‘el ‘avínah le’ajaritam 73:18 ‘akhbajalaqot tashit lámo hippaltam lemashu’ot 73:19 ‘ekh hayu leshammah kherágä sáfu támmu min-bal’lahot 73:20 kajalom mehaqits ‘Adonáy baír tsalmam tivzeh 73:21 ki yitjammets levavi wekhilyotáy ‘eshtonan 73:22 wá’ani-váär welo’ ‘edä behemot hayíti ïmmakh 73:23 wa’ani tamid ïmmakh ‘ajázta béyad-yeminí 73:24 baätsatkha tanjéni we’ajar kavod tiqqajéni 73:25 mi-li vashamáyim weïmmekha lo’jafátsti va’árets 73:26 kalah she’eri ulvavi tsur-levavi wejelqi’elohim leölam 73:27 ki-hinneh rejeqékha yo’védu hitsmáttah kol-zoneh mimmékha 73:28 wa’ani qiravat ‘elohim li tov shatti ba’donáy elohim majsi lesapper kolmal’akhotékha

15 Si decidiera decir estas cosas, traicionaría al linaje de tus hijos. 16 Meditaba yo para entender esto, pero me resultaba muy difícil, 17 hasta que entré en el Santuario del Poderoso y entendí el paradero de ellos. 18 En verdad los has puesto en resbaladeros, y los dejas caer en ruinas. 19 ¡Cómo han quedado asolados de repente! Se acabaron, fenecieron con terrores. 20 Como hace uno cuando despierta de un sueño, así, oh Yahwéh, cuando despiertes despreciarás su imagen. 21 Ya había perdido la razón mi mente, y se me habían embotado los sentimientos; 22 yo era ignorante, no entendía, como una bestia era delante de ti. 23 Sin embargo, siempre estuve contigo y me sujetaste de la mano derecha; 24 tú me guiaste con tu consejo, y después me dirigiste hacia el honor. 25 ¿A quién más tengo yo en los cielos? Y teniéndote a ti, nada deseo aquí en la tierra. 26 Mi cuerpo y mi mente fallan, pero el Poderoso es la fortaleza de mi mente, y mi porción eterna. 27 Es claro que los que se alejan de ti perecen, tú aniquilas a todo el que se aparta de ti. 28 Pero yo hallo mi felicidad en acercarme al Poderoso, en poner mi confianza en el Soberano Yahwéh, y en contar todas sus obras.

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74:1 maskil le’asaf lamah ‘elohim zanájta lanétsaj yëshan ‘appekha betso’n marïtékha 74:2 zekhor ädatekha qaníta qédem ga’álta shévet najalatékha har-tsion zeh shakhánta bo 74:3 harímah feämékha lemashu’ot nétsaj kol-herä ‘oyev baqqódesh 74:4 sha’agu tsorerékha beqérev moädékha sámu ‘ototam ‘otot 74:5 yiwwadä kemevi’ lemálah bísvokhëts qardummot 74:6 weët [wättah] pittujéha yájad bekhashil wekhelappot yahalomun 74:7 shilju va’esh miqdashékha la’árets jil’lelu míshkan-shemékha 74:8 ‘ameru velibbam ninam yájad sarefu khol-móäde-‘el ba’árets

1 Meditación de Asaf. ¿Por qué, oh Poderoso, nos has rechazado para siempre? ¿Por qué humea tu ira contra las ovejas de tu prado? 2 Acuérdate de tu comunidad que adquiriste en tiempo de antaño, la tribu que rescataste como tu herencia, y de este monte Tsiyón donde habitas. 3 Dirige tus pasos hacia estas ruinas eternas, mira todo el mal que el enemigo ha hecho en tu Santuario. 4 Tus adversarios han rugido en medio de tus asambleas, han plantado sus banderas bien visibles. 5 Se parecen a los que levantan sus hachas contra las espesuras de un bosque; 6 pues ahora con hachas y con mazos hacen pedazos de una vez las entalladuras [de tu Casa]. 7 Le han pegado fuego a tu Santuario, han profanado y echado por tierra la Morada de tu nombre. 8 Dijeron en su mente: “¡Destruyámoslos de una vez!” Han quemado todos los lugares de reunión con el Todopoderoso en el país.

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74:9 ‘ototénu lo’ ra’ínu ‘en-öd navi’ welo’‘ittánu yodéä ád-mah 74:10 äd-matáy ‘elohim yejáref tsar yena’éts ‘oyev shimkha lanétsaj 74:11 lámmah tashiv yadkha wiminékha miqqérev joqekha [jeqekha] khal’leh 74:12 we’lohim malki miqqédem poël yeshuöt beqérev ha’árets 74:13 ‘attah forárta veözzekha yam shibbárta ra’she tanninim äl-hammáyim 74:14 ‘attah ritsátsta ra’she liwyatan tittenénnu ma’akhal leäm letsiim 74:15 ‘attah vaqáta maäyan wanájal ‘attah hováshta naharot ‘etan 74:16 lekha yom ‘af-lekha láylah ‘attah hakhinóta ma’or washámesh 74:17 ‘attah hitsávta kol-gevulot ‘árets qáyits wajóref ‘attah yetsartam 74:18 zékhor-zo’t ‘oyev jeref Yhwh weäm naval ni’atsu shemékha 74:19 ‘al-titten lejayyat néfesh torékha jayyat äniékha ‘al-tishkaj lanétsaj 74:20 habbet labberit ki male’u májashakke-‘érets ne’ot jamas 74:21 ‘al-yashov dakh nikhlam äni we’evyon yehalelu shemékha 74:22 qumah ‘elohim rivah rivékha zekhor jerpatkha minní-navál kol-hayyom 74:23 ‘al-tishkaj qol tsorerékha she’on qamékha öleh tamid

75 75:1 lamnatséaj ‘al-tashjet mizmor le’asaf shir 75:2 hodínu lekha ‘elohim hodínu weqarov shemékha sipperu nifle’otékha 75:3 ki ‘eqqaj moëd ‘ani mesharim ‘eshpot 75:4 nemogim ‘érets wékhol-yoshevéha ‘anokhi tikkánti ämmudéha sélah 75:5 ‘amárti laholelim ‘al-tahól’lu welarshaím ‘al-tarímu qáren 75:6 ‘al-tarímu lammarom qarnekhem tedabberu vetsawwa’r ätaq 75:7 ki lo’ mimmotsa’ umimmaärav welo’ mimmidbar harim 75:8 ki-’elohim shofet zeh yashpil wezeh yarim

9 No vemos ya nuestras banderas, no nos queda ni un profeta, ni hay entre nosotros quien sepa hasta cuándo. 10 ¿Hasta cuándo, oh Poderoso, nos insultará el adversario? ¿Irá a blasfemar tu nombre para siempre el enemigo? 11 ¿Por qué escondes tu mano derecha? ¡Sácatela del pecho y acaba [con ellos]! 12 Pero tú, Poderoso, eres mi Rey desde antiguo, el que realiza liberaciones en medio de la tierra. 13 Tú dividiste el mar con tu potencia; quebraste las cabezas de los monstruos en las aguas. 14 Tú aplastaste las cabezas del leviatán, y lo diste por comida a los habitantes del desierto. 15 Tú hiciste brotar manantiales y torrentes, tú secaste ríos impetuosos. 16 Tuyo es el día, tuya también la noche; tú preparaste la lumbrera del sol. 17 Tú estableciste todos los confines de la tierra; el verano y el invierno, tú los hiciste. 18 Acuérdate de cómo el enemigo ha insultado a Yahwéh, cómo un pueblo insensato ha blasfemado tu nombre. 19 No entregues tu tórtola a la turba voraz, no ignores para siempre al rebaño de tus pobres. 20 Mira el Pacto; porque los lugares oscuros de la tierra se han convertido en moradas de licenciosidad. 21 Que no vuelva avergonzado el oprimido, que el afligido y el pobre alaben tu nombre. 22 Levántate, Poderoso, defiende tu causa; recuerda cómo el insensato te insulta cada día. 23 No ignores el vociferar de tus adversarios, el alboroto de tus opositores que aumenta constantemente.

75 1 Para el director de música. Con la tonada de “No destruyas”. Melodía de Asaf. Canción. 2 Te damos gracias, oh Poderoso, te damos gracias porque tu nombre está cercano; los hombres cuentan tus maravillas. 3 [Tú has dicho:] “En el momento que yo escoja, juzgaré con equidad. 4 La tierra y todos sus habitantes se van disolviendo; yo sostengo sus columnas. 5 Yo digo a los jactanciosos: ‘No se jacten;’ y a los malvados: ‘No hagan alarde de su poder’.” 6 No levanten jactanciosamente su frente, no hablen con arrogancia; 7 porque ni del este ni del oeste ni del sur proviene el ensalzamiento, 8 sino de Elohim que es el Juez, y a unos humilla, mientras ensalza a otros.

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75:9 ki khos béyad-Yhwh weyáyin jamar mále’ mésekh wayyagger mizzeh ‘akhshemaréha yimtsu yishtu kol rish’ë-‘árets 75:10 wa’ani ‘aggid leölam ‘azammerah le’lohe Yaäqov 75:11 wékhol-qarné reshaím ‘agaddéä teromámnah qarnot tsaddiq

9 Hay una copa en la mano de Yahwéh, con vino fermentado bien mezclado; y él se lo da a beber, hasta el fondo lo escurrirán, lo beberán todos los malvados de la tierra. 10 Pero yo siempre lo anunciaré, entonaré melodías al Poderoso de Yaaqob. 11 “Quebrantaré todo el poderío de los malvados; pero el poder del justo será ensalzado.”

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76:1 lamnatséaj binginot mizmor le’Asaf shir 76:2 nodaä bihudah ‘elohim beYisra’el gadol shemo 76:3 wayhi veshalem sukko um’önato vetsion 76:4 shámmah shibbar ríshfe-qáshet magen wejérev umiljamah sélah 76:5 na’or ‘attah ‘addir mehárere-táref 76:6 ‘eshtolelu ‘abbíre lev namu shenatam wélo’-matse’u khol-‘ánshe-jáyil yedehem 76:7 miggaäratekha ‘elohe yaäqov nirdam werékhev wasus 76:8 ‘attah nóra’ ‘attah úmi-yaämód lefanékha me’az ‘appékha 76:9 mishamáyim hishmáta din ‘érets yar’ah weshaqátah 76:10 beqúm-lammishpát ‘elohim lehoshíyä kol-ánwe-‘érets sélah 76:11 ki-jamat ‘adam todékha she’erit jemot tajgor 76:12 nideru weshal’lemu leYhwh ‘elohekhem kol-seviváw yovílu shay lammora’ 76:13 yivtsor rúaj negidim nora’ lemálkhe-‘árets

1 Para el director de música: Sobre instrumentos de cuerda. Melodía de Asaf. Canción. 2 El Poderoso es conocido en Yahudah, su nombre es grande en Yisrael; 3 en Shalem está su Cabaña, su Morada está en Tsiyón. 4 Allí quebró las flechas del arco, el escudo y la espada de guerra. 5 Tú estabas esplendoroso y glorioso, en las montañas de cacería. 6 Los valientes de corazón fueron despojados; les cayó un sueño, y ninguno de los guerreros pudo levantar una mano. 7 Con una reprensión tuya, oh Poderoso de Yaaqob, el carro y el caballo cayeron en un sueño profundo. 8 Tú eres terrible, ¿y quién podrá resistir delante de ti cuando se encienda tu ira? 9 Desde el cielo pronunciaste la sentencia; la tierra se asustó y se quedó quieta 10 cuando el Poderoso se levantó a juzgar para librar a todos los mansos de la tierra. (Pausa) 11 En verdad los más fieros de los hombres te reconocerán, cuando te ciñas con la última porción de furia. 12 Hagan votos y cúmplanselos a Yahwéh su Poderoso; todos los que lo rodean traigan regalos al Honorable. 13 Él corta el aliento a los príncipes, inspira temor a los reyes de la tierra.

77 77:1 lamnatséaj äl-Yeditun [Yedutun] le’Asaf mizmor 77:2 qoli ‘el-’elohim we’ets’áqah qoli ‘el’elohim weha’azin ‘eláy 77:3 beyom tsarati ‘Adonáy daráshti yadi láylah niggerah welo’ tafug me’anah hinnajem nafshi 77:4 ‘ezkerah ‘elohim we’ehemáyah.’asíjah wetit’ätef ruji sélah 77:5 ‘ajazta shemurot ënáy nif’ämti ywelo’ ‘adabber

77 1 Para el director de música: Sobre Yedutún. Melodía de Asaf. 2 Alzo mi voz al Poderoso y clamo; alzo mi voz a Elohim y él me escucha. 3 En mis días de angustia busco a Yahwéh; mis manos se extienden hacia ti de noche sin descanso, mi mente rehusa el consuelo. 4 Me acuerdo del Poderoso y me conmociono, me quejo y mi espíritu desmaya. (Pausa) 5 Tú has mantenido mis ojos desvelados, estoy tan turbado que no puedo hablar.

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77:6 jishávti yamim miqqédem shenot ölamim 77:7 ‘ezkerah neginati bal’láylah ïmlevavi ‘asíjah wayjappes ruji 77:8 hal’ölamim yiznaj ‘Adonáy weló’yosíf lirtsot öd 77:9 he’afes lanétsaj jasdo gámar ‘ómer ledor wador 77:10 hashakhaj jannot ‘el ‘im-qafats be’af rajamáw sélah 77:11 wa’ómar jal’lóti hi ‘shenot yemin ëlyon 77:12 ‘azkir [‘ezkor] maálele-Yah ki‘ezkerah miqqédem pil’ékha 77:13 wehagíti vékhol-poölékha uvaälilotékha ‘asíjah 77:14 ‘elohim baqqódesh darkékha mi‘el gadol ke’lohim 77:15 ‘attah ha’el óseh féle’ hodáta vaämmim üzzékha 77:16 ga’álta bizróä ämmékha béneYaäqov weYosef sélah 77:17 ra’úkha máyim’elohim ra’úkha máyim yajílu ‘af yirgezu tehomot 77:18 zórmu máyim ävot qol natenu shejaqim ‘af-jatsatsékha yithal’lákhu 77:19 qol raämkha baggalgal he’íru veraqim tevel rogezah wattir’ásh ha’árets 77:20 bayyam darkékha ushvilikha [ushvilekha] bemáyim rabbim weïqqevotékha lo’ nodáü 77:21 najita khatso’n ämmékha béyadMoshéh we’Aharon

6 Repaso los tiempos de antaño, los años de la antigüedad; 7 recuerdo en la noche las coplas que me hacían; consulto con mi corazón y mi espíritu pregunta: 8 “Nos desechará Yahwéh para siempre y no volverá más a amarnos? 9 ¿Se habrá agotado completamente su amor, Se habrá acabado para siempre su promesa? 10 ¿Se habrá olvidado el Poderoso de tener piedad? ¿Habrá cerrado con ira su compasión?” 11 Y me digo: “Es culpa mía que haya cambiado la diestra del Altísimo. 12 Recuerdo las proezas de Yah; sí, me acuerdo de tus maravillas antiguas; 13 repaso todas tus obras, y reflexiono sobre tus hechos. 14 Oh poderoso, tu camino es santo; ¿qué deidad es tan grande como Elohim? 15 Tú eres el Gran Poder que hace maravillas; has manifestado entre las naciones tu poder. 16 Rescataste con tu brazo a tu pueblo, a los hijos de Yaaqob y de Yosef. (Pausa) 17 Te vieron las aguas, oh Poderoso, te vieron las aguas y se asustaron, y hasta los abismos se estremecieron. 18 Las nubes echaron inundaciones de aguas, los cielos tronaron, y destella-ron tus rayos. 19 El estruendo de tu trueno retumbó en el torbellino, los relámpagos alumbraron el mundo, la tierra se estremeció y tembló. 20 Te abriste camino por el mar, un vado por las aguas caudalosas, y no quedaba rastro de tus huellas. 21 Guiaste como rebaño a tu pueblo, por mano de Moshé y de Aharón.

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78:1 maskil le’Asaf ha’azinah ämmi torati hatu ‘oznekhem le’ímrey-fi 78:2 ‘eftejah vemashal pi ‘abbíäh jidot mínni-qédem 78:3 ‘asher shamänu wannedaëm wa’avoténu sipperu-lanu 78:4 lo’ nekhajed mibbenehem ledor ‘ajaron mesapperim tehil’lot Yhwh weëzuzo wenifle’otáw ‘asher äsah 78:5 wayyáqem ëdut beYaäqov wetorah sam beYisra’el ‘asher tsiwwah ‘et-‘avoténu lehodiäm livnehem 78:6 lemáän yedeü dor ‘ajaron banim yiwwalédu yaqúmu wisapperu livnehem

1 Meditación de Asaf. Escucha, pueblo mío, mi Enseñanza, inclinen su oído a las palabras de mi boca, 2 que voy a exponer un tema; disertaré de las lecciones del pasado, 3 cosas que hemos oído y entendido, que nuestros padres nos han contado. 4 No las ocultaremos a sus hijos, contaremos a la generación venidera las alabanzas de Yahwéh, su poderío y las maravillas que ha hecho. 5 Pues estableció un decreto en Yaaqob, ordenó una Enseñanza en Yisrael; encargó a nuestros padres que la diesen a conocer a sus hijos; 6 para que la conozca la generación futura, los hijos que han de nacer, para que los que se van levantando la cuenten a sus hijos;

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7 para que pongan en el Poderoso su confianza, y 78:7 weyasímu ve’lohim kislam welo’ no olviden las obras del Todopoderoso sino que yishkeju máälele-‘el umitswotáw yintsóru observen sus mandamientos; 78:8 welo’yihyu ka’avotam dor sorer 8 para que no sean como sus padres, generación umoreh dor lo’-hekhin libbo welo’-ne’emnah terca y rebelde, generación de corazón inconstante y ‘et-‘el rujo cuyo espíritu fue desleal al Todopoderoso. 78:9 béne-‘efráyim nosheqe róme9 Como los arqueros armados efrayimitas, que qáshet hafekhu beyom qerav volvieron la espalda en el día de la batalla; 78:10 lo’ shameru berit ‘elohim uvtorato 10 no cumplieron el pacto del Poderoso, y me’anu lalékhet rehusaron seguir su instrucción; 78:11 wayyishkeju älilotáw wenifle’otáw 11 se olvidaron de sus obras y de las maravillas ‘asher her’am que les había mostrado. 12 Delante de sus padres hizo cosas asombrosas 78:12 néged ‘avotam ásah féle’ be’érets en la tierra de Mitsráyim, en la llanura de Zoán. Mitsráyim sédeh-tsóän 13 Dividió el mar y los dejó pasar, hizo elevarse 78:13 báqä yam wayyaävirem las aguas en una represa. wayyátsev-máyim kémo-ned 14 Los guió con una nube de día, y toda la noche 78:14 wayyanjem beänan yomam con un resplandor de fuego; wékhol-hal’láylah be’or ‘esh 15 hendió peñas en el desierto, y les dio a beber 78:15 yevaqqä tsurim bammidbar como de grandes abismos; wayyáshq kithomot rabbah 16 sacó torrentes de una peña, hizo bajar agua 78:16 wayyotsi’ nozelim missálä como ríos. wayyóred kanneharot máyim 17 Pero ellos siguieron pecando contra él, 78:17 wayyosífu öd lájato’-lo lamrot rebelándose contra el Altísimo en el desierto. 18 Tentaron al Todopoderoso en su mente, ëlyon batsiyah exigiendo una comida a su gusto; 78:18 wáynassu-‘el bilvavam lísh’ol19 y hablaron contra el Poderoso diciendo: ‘ókhel lenafsham “¿Podrá Elohim ponernos una mesa en el desierto? 78:19 waydabberu be’lohim ‘ameru 20 Es verdad que hirió la peña y brotaron aguas, hayúkhal ‘el laärokh shuljan bammidbar y torrentes inundaron la tierra, pero ¿podrá también 78:20 hen híkkah-tsur wayyazúvu máyim dar pan? ¿Podrá proveer carne para su pueblo?” unjalim yishtófu hágam-léjem yúkhal tet ‘im21 Por eso, al oír esto Yahwéh se indignó, se yakhin she’er leämmo encendió fuego contra Yaaqob y subió de punto la 78:21 lakhen shamä Yhwh wayyit’äbbar ira contra Yisrael; we’esh niseqah veYaäqov wégam-‘afälah 22 porque no pusieron su confianza en el veYisra’el Poderoso, ni confiaron en su liberación. 23 A pesar de esto mandó las altas nubes y abrió 78:22 ki lo’ he’emínu be’lohim welo’ las puertas del cielo; vateju bishuäto 24 llovió sobre ellos maná para comer, les dio 78:23 waytsáw shejaqim mimmáäl trigo del cielo, wedalte shamáyim pataj 25 pan de héroes comió el hombre; les envió 78:24 wayyamter älehem man le’ekhol comida hasta que se saciaron. údgan-shamáyim nátan lámo 26 Movió el viento del este en el cielo, dirigió 78:25 léjem ‘abbirim ‘ákhal ‘ish tsedah con su poder el viento del sur, shalaj lahem lasóvä 27 y llovió sobre ellos carne como polvo, aves 78:26 yassä qadim bashamáyim aladas como arena del mar, waynaheg beüzzo teman 28 y las dejó caer en medio de Su campamento, 78:27 wayyamter älehem keäfar she’er alrededor de Su morada. 29 Así comieron y se hartaron bien, pues él les ukhejol yammim öf kanaf cumplió su deseo. 78:28 wayyappel beqérev majanéhu 30 Pero no se les había quitado aún el hambre, saviv lemishkenotáw todavía tenían la comida en la boca, 78:29 wayyo’khelu wayyisbeü me’od 31 cuando vino sobre ellos la ira del Poderoso y weta’awatam yavi’ lahem mató a los más robustos de ellos, derribó a los 78:30 lo’-záru mitta’awatam öd ‘okhlam jóvenes de Yisrael. befihem 62

32 Con todo esto, siguieron pecando y no 78:31 we’af ‘elohim älah vahem tuvieron fe en sus maravillas. wayyaharog bemishmannehem uvajure 33 Por eso consumió sus días como una Yisra’el hikhríyä exhalación, sus años en muerte repentina. 78:32 békhol-zo’t ját’u-öd weló’-he’emínu 34 Cuando los iba matando, entonces lo benifle’otáw buscaban, se convertían y preguntaban otra vez por 78:33 wáykhal-bahével yemehem el Todopoderoso; ushenotam babbehalah 35 entonces se acordaban de que el Poderoso era 78:34 ‘im-haragam udrashúhu weshávu su Roca, que el Poderoso Altísimo era su Redentor. weshíjaru-‘el 36 Pero lo engañaban con su boca, con su lengua 78:35 wayyizkeru ki-’elohim tsuram we’el le mentían, ëlyon go’alam 37 pues su corazón no era constante con él, ni eran fieles a Su pacto. 78:36 wayfattúhu befihem uvilshonam 38 Pero él, compasivo, les perdonó la maldad y yékhazzevu-lo no los destruyó; muchas veces apartó su indignación 78:37 welibbam lo’-nakhon ïmmo welo’ y no quiso despertar toda su ira; ne’emnu bivrito 39 porque recordaba que eran sólo carne, un 78:38 wehu’ rajum yekhapper äwon soplo que se va y no vuelve. wélo’-yashjit wehirbah lehashiv ‘appo weló’40 ¡Cuántas veces lo desafiaron en el desierto, y yaír kol-jamato lo enojaron en el sequedal! 78:39 wayyizkor ki-vasar hémmah rúaj 41 Vez tras vez volvían a tentar al holekh welo’ yashuv Todopoderoso, entristecían al Santo de Yisrael. 78:40 kámmah yamrúhu vammidbar 42 No se acordaron de su mano, ni del día en que yaätsivúhu bishimon los rescató del adversario; 43 cuando ejecutó en Mitsráyim sus señales, sus 78:41 wayyashúvu waynassu ‘el maravillas en la llanura de Zoán; uqedosh Yisra’el hitwu 44 convirtió sus ríos en sangre, y también sus 78:42 lo’-zakheru ‘et-yado yom ‘ásherarroyos, para que no bebieran. padám mínni-tsar 45 Envió entre ellos moscas que se los comieran, 78:43 ‘ásher-sam beMitsráyim ‘ototáw y ranas que los destruyeran; umofetáw bísdeh-tsóän 46 entregó sus frutos a la oruga, sus productos a 78:44 wayyahafokh ledam ye’orehem la langosta. wenozelehem bal-yishtayun 47 Destruyó sus viñas con granizo, sus 78:45 yeshal’laj bahem ärov sicómoros con hielo; wayyo’khelem utsefardéä wattashjitem 48 Entregó sus bestias a la centella, sus ganados 78:46 wayyitten lejasil yevulam wigiäm a los rayos. 49 Envió sobre ellos el ardor de su ira, enojo, la’arbeh indignación, angustia, una banda de mensajeros 78:47 yaharog babbarad gafnam destructores. weshiqmotam bajanamal 50 Preparó un sendero para su ira; no los libró de 78:48 wayyasger labbarad beïram la muerte, sino entregó sus vidas a la plaga. umiqnehem larshafim 51 Derribó a todo primogénito en Mitsráyim, las 78:49 yeshal’laj-bam jaron ‘appo ëvrah primicias del vigor de ellos en las carpas de Jam. wazáäm wetsarah mishlájat mal’akhe raím 52 Hizo salir como un rebaño a su pueblo, los 78:50 yefal’les nativ le’appo lo’-jasakh llevó como manada por el desierto; mimmáwet nafsham wejayyatam laddéver 53 los guió con seguridad, para que no tuvieran hisgir temor, mientras que a sus enemigos los cubrió el 78:51 wayyakh kol-bekhor beMitsráyim mar. 54 Los trajo a su territorio santo, a esta serranía re’shit ‘onim be’áhole-jam que adquirió con su diestra. 78:52 wayyassä katso’n ämmo waynahagem kapéder bammidbar 78:53 wayyanjem lavétaj welo’ fajádu wé’et-‘oyevehem kissah hayyam 78:54 wayvi’em ‘el-gevul qodsho har-zeh qanetah yemino 63

78:55 waygáresh mippenehem goyim wayyappilem bejével najalah wayyashken be’aholehem shivte Yisra’el 78:56 waynassu wayyamru ‘et-’elohim ëlyon weëdotáw lo’ shamáru 78:57 wayyissógu wayyivgedu ka’avotam nehpekhu keqéshet remiyah 78:58 wayyakh’ïsúhu bevamotam uvifsilehem yaqni’úhu 78:59 shamä ‘elohim wayyit’äbbar wayyim’as me’od beyisra’el 78:60 wayyitosh mishkan shilo ‘óhel shikken ba’adam 78:61 wayyitten lashevi üzzo wetif’arto véyad-tsar 78:62 wayyasger lajérev ämmo uvnajalato hit’äbbar 78:63 bajuráw ‘ákhlah-‘esh uvtulotáw lo’ hul’lálu 78:64 kohanáw bajérev nafáalu we’almenotáw lo’ tivkénah 78:65 wayyiqats keyashen ‘Adonáy kegibbor mitronen miáyin 78:66 wáyyakh-tsaráw ‘ajor jerpat ölam nátan lámo 78:67 wayyim’as be’óhel Yosef uveshévet ‘efráyim lo’ vajar 78:68 wayyivjar ‘et-shévet Yehudah ‘ethar Tsion ‘asher ‘ahev 78:69 wayyíven kemó-rámim miqdasho ke’érets yesadah leölam 78:70 wayyivjar beDawid ävdo wayyiqqajéhu mimmikhle’ot tso’n 78:71 me’ajar älot hevi’o lir’öt beYaäqov ämmo uveYisra’el najalato 78:72 wayyir’ëm ketom levavo uvitvunot kappáw yanjem

79 79:1 mizmor le’Asaf ‘elohim bá’u goyim benajalatékha timme’u ‘et-hekhal qodshékha sámu ‘et-yerushaláim leïyim 79:2 natnu ‘et-nivlat ävadékha ma’akhal leöf hashamáyim besar jasidékha léjayto‘árets 79:3 shafekhu damam kammáyim sevivot yerushaláim we’en qover 79:4 hayínu jerpah lishkhenénu láäg waqéles lisvivoténu 79:5 ád-mah Yhwh te’enaf lanétsaj tiv’är kémo-‘esh qin’atékha

55 Arrojó naciones delante de ellos, les repartió con cordel una herencia, y en las viviendas de ellas hizo habitar a las tribus de Yisrael. 56 Pero tentaron al Poderoso Altísimo y se rebelaron contra él, y no observaron sus decretos. 57 Se apartaron y se hicieron desleales como sus padres, se voltearon como arco engañoso; 58 lo enojaron con sus lugares altos y lo provocaron a celos con sus esculturas. 59 El Poderoso lo oyó y se indignó, menospreció mucho a Yisrael, 60 y dejó la Morada de Shiloh, la Carpa donde había habitado entre los hombres. 61 Entregó [el arca de] su poder al cautiverio, su gloria en manos del enemigo; 62 abandonó también a su pueblo a la espada, y se airó contra su heredad. 63 El fuego devoró a sus jóvenes, sus vírgenes se quedaron sin cantos nupciales; 64 sus sacerdotes cayeron a espada y sus viudas no los lloraron. 65 Entonces, como un dormido, despertó Yahwéh, como valiente que se desembriaga de su vino, 66 y golpeó por la espalda a sus adversarios, los cubrió de vergüenza perpetua. 67 Además rechazó al clan de Yosef, y no escogió la tribu de Efráyim; 68 sino que escogió la tribu de Yahudah, al Monte de Tsiyón, que amó. 69 Y edificó Su Santuario como alturas, como la tierra que cimentó para siempre. 70 Escogió a Dawid su servidor, y lo sacó de los corrales de las ovejas; 71 de seguir tras las paridas lo trajo, para apacentar a Yaaqob su pueblo, a Yisrael su herencia. 72 Así los apacentó con corazón íntegro, con manos hábiles los pastoreó.

79 1 Melodía de Asaf. Oh Poderoso, los paganos han entrado en tus dominios; han profanado tu santo Templo, han convertido a Yerushalem en un montón de escombros. 2 Han dado los cadáveres de tus servidores por comida a las aves del cielo, la carne de tus fieles, a las bestias de la tierra. 3 Han derramado su sangre como agua en derredor de Yerushalem; y no hay quien los entierre. 4 Hemos venido a ser objeto de oprobio a nuestros vecinos, la burla y la mofa de los que nos rodean. 5 ¿Hasta cuándo, Yahwéh? ¿Te enojarás para siempre? ¿Arderá tu indignación como fuego?

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79:6 shefokh jamatekha ‘el-haggoyim ‘asher lo’-yedaúkha weäl mamlakhot ‘asher beshimkha lo’ qará’u 79:7 ki ‘akhal ‘et-Yaäqov we’ét-nawéhu heshámmu 79:8 ‘al-tízkor-lánu äwonot ri’shonim maher yeqaddemúnu rajamékha ki dal’lónu me’od 79:9 özrénu ‘elohe yish’ënu äl-devar kevód-shemékha wehatsilénu wekhapper äl-jato’ténu lemáän shemékha 79:10 lámmah yo’meru haggoyim ‘ayyeh ‘elohehem yiwwadä baggiim [bagoyim] leënénu niqmat dam-ävadékha hashafukh 79:11 tavo’ lefanékha ‘enqat ‘asir kegódel zeroäkha hoter bene temutah 79:12 wehashev lishkhenénu shiv’ätáyim ‘el-jeqam jerpatam ‘asher jerefúkha ‘Adonáy 79:13 wa’anájnu ämmekha wetso’n mar’ïtékha nodeh lekha leölam ledor wador nesapper tehil’latékha

6 Derrama tu ira sobre las naciones que no te conocen, sobre los reinos que no invocan tu nombre; 7 porque han devorado a Yaaqob, y han asolado su morada. 8 No cuentes contra nosotros las maldades pasadas; vengan pronto hacia nosotros tus piedades; porque estamos muy abatidos. 9 Ayúdanos, oh Poderoso libertador nuestro, por la gloria de tu nombre; sálvanos y perdona nuestros pecados, por causa de tu nombre. 10 ¿Por qué han de decir los gentiles: “¿Dónde está el Poderoso de ellos?” Que se conozca entre las naciones, a nuestra vista, que tú vengas la sangre derramada de tus servidores. 11 Llegue delante de ti el gemido de los encarcelados, conforme a la grandeza de tu poder preserva a los condenados a muerte; 12 y págales a nuestros vecinos con su misma moneda, siete veces la deshonra con que te han deshonrado, Yahwéh. 13 Así nosotros, pueblo tuyo, y ovejas de tu prado, te alabaremos para siempre; de generación en generación contaremos tus alabanzas.

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1 Para el director de música. Con la tonada de 80:1 lamnatséaj ‘el-shoshannim ëdut Lirios. Testimonio. Melodía de Asaf. le’Asaf mizmor 2 Oh Pastor de Yisrael, escucha, tú que conduces 80:2 roëh Yisra’el ha’azínah noheg como rebaño a Yosef; resplandece, tú que te sientas katso’n Yosef yoshev hakkeruvim hofiäh sobre querubines. 80:3 lifne ‘efráyim uvinyamin uMenasheh 3 Delante de Efráyim y Binyamín y Menasheh, örerah ‘et-gevuratékha ulekhah lishuátah despierta tu poder, y ven a salvarnos. lánu 4 Oh Poderoso, restáuranos; muéstranos tu favor 80:4 ‘elohim hashivénu weha’er panékha y seremos salvos. weniwwashéäh 5 Yahwéh, Poderoso de los ejércitos, ¿hasta 80:5 Yhwh ‘elohim tseva’ot äd-matáy cuándo humeará tu ira contra la oración de tu äshánta bitfil’lat ämmékha pueblo? 6 Los has hecho comer pan de lágrimas, les has 80:6 he’ekhaltam léjem dimäh dado a beber lágrimas en abundancia. wattashqémo bidmaöt shalish 7 Nos haces estar en contienda con nuestros 80:7 tesiménu madon lishkhenénu vecinos, y nuestros enemigos se ríen a su antojo. we’oyevénu yíl’ägu-lámo 8 Oh Poderoso de los ejércitos, restáuranos; 80:8 ‘elohim tseva’ot hashivénu weha’er muéstranos tu favor y seremos salvos. panékha weniwwashéäh 9 Trajiste una vid de Mitsráyim; expulsaste 80:9 géfen miMmitsráyim tassíyä naciones y la plantaste; tegaresh goyim wattitaéha 10 limpiaste un lugar para ella, de manera que 80:10 pinníta lefanéha wattashresh echó hondas sus raíces y llenó la tierra. sharashéha wáttemal’le’-‘árets 11 Las montañas quedaron cubiertas con su 80:11 kossu harim tsil’lah waänaféha sombra, con sus ramas los grandes cedros. 12 Extendió sus ramas hasta el mar, y hasta el río ‘árze-‘el sus vástagos. 80:12 teshal’laj qetsiréha äd-yam wé’el13 ¿Por qué has roto sus cercas, de manera que la náhar yonqotéha despojen todos los que pasan por el camino? 80:13 lámmah parátsta gederéha we’arúha kol-óvre dárekh 65

80:14 yekharseménnah jazir miáär weziz sadáy yir’énnah 80:15 ‘elohim tseva’ot shuv na’ habbet mishamáyim ure’eh ufeqod géfen zo’t 80:16 wekhannah ‘ásher-nateäh yeminékha wéäl-ben ‘immátstah lakh 80:17 serufah va’esh kesujah miggaärat panékha yo’védu 80:18 tehí-yadkhá äl-‘ish yeminékha älben-‘adam ‘immátsta lakh 80:19 weló’-nasóg mimmékha tejayyénu.uveshimkha niqra’ 80:20 Yhwh ‘elohim tseva’ot hashivénu ha’er panékha weniwwashéäh

14 El jabalí de la selva la devasta, y la devora la bestia del campo. 15 Oh Poderoso de los ejércitos, vuelve ahora; mira desde el cielo y considera, y visita esta viña, 16 la cepa que plantó tu diestra, el renuevo que afirmaste para ti. 17 Quemada a fuego está, y cortada; perece por la reprensión de tu rostro. 18 Dale la mano al varón de tu confianza, al ser humano que has tomado para ti. 19 Así no nos apartaremos de ti; preserva nuestra vida para que invoquemos tu nombre. 20 Oh Yahwéh de los ejércitos, restáuranos; muéstranos tu favor y seremos salvos.

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81:1 lamnatséaj äl-haggittit le’Asaf 81:2 harnínu le’lohim üzzénu haríü le’lohe Yaäqov 81:3 sé’u-zimráh útnu-tof kinnor naím ïm-nável 81:4 tiq’ü vajódesh shofar bakkéseh leyom jaggénu 81:5 ki joq leYisra’el hu’ mishpat le’lohe Yaäqov 81:6 ëdut bihosef samo betse’to äl-‘érets Mitsráyim sefat lo’-yadáti ‘eshmä 81:7 hasiróti missével shikhmo kappáw middud taävórnah 81:8 batsarah qará’ta wa’ajal’letsékha ‘eënkha beséter ráäm ‘evjonkha äl-me merivah sélah 81:9 shemä ämmi we’aídah bakh Yisra’el ‘im-tíshmä-li 81:10 lo’-yihyeh vekha ‘el zar welo’ tishtajaweh le’el nekhar 81:11 ‘anokhi Yhwh ‘elohékha hammaälkha me’érets Mitsráyim hárjevpíkha wa’amal’éhu 81:12 weló’-shamä ämmi leqoli weYisra’el lo’-‘ávah li 81:13 wa’ashal’lejéhu bishrirut libbam yelekhu bemoätsótehem 81:14 lu ämmi shoméä li Yisra’el bidrakháy yehal’lékhu 81:15 kim’ät ‘oyevehem ‘akhníyä weäl tsarehem ‘ashiv yadi 81:16 mesan’e Yhwh yekhájashu-lo wihi ïttam leölam 81:17 wayya’akhiléhu mejélev jitah umitsur devash ‘asbiékha

1 Para el director de música: Sobre los lagares. De Asaf. 2 Canten gozosamente al Poderoso, nuestra fortaleza; canten con alegría al Poderoso de Yaaqob. 3 Entonen la canción, toquen el pandero, el arpa melodiosa y la lira. 4 Toquen la trompeta en la luna nueva, en la luna llena, en el día de nuestra fiesta solemne. 5 Porque este es un estatuto para Yisrael, una ley del Poderoso de Yaaqob. 6 Lo constituyó como testimonio en Yahosef, cuando salió triunfante de la tierra de Mitsráyim. Oí una voz desconocida que decía: 7 “Yo quité la carga de sus hombros, quité los cestos de sus manos. 8 En la angustia llamaste y yo te libré; te respondí desde el escondite del trueno; te probé junto a las aguas de Meribah. (Pausa) 9 Oye, pueblo mío, y te amonestaré; oh Yisrael, si me oyes 10 no habrá en tu medio deidad ajena, ni te inclinarás ante poderoso extraño. 11 Yo Yahwéh, soy tu Poderoso que te hice subir de la tierra de Mitsráyim; abre tu boca y yo la llenaré. 12 Pero mi pueblo no escuchó mi voz, Yisrael no quiso atenderme; 13 de manera que los abandoné a la dureza de su corazón, y caminaron en sus propios consejos. 14 ¡Oh si mi pueblo me oyera, si Yisrael anduviera en mis caminos! 15 En un instante subyugaría yo a sus enemigos, volvería mi mano contra sus adversarios; 16 los que aborrecen a Yahwéh se acobardarían ante él, y su destrucción sería eterna; 17 lo sustentaría con el mejor trigo, y con la miel de la peña lo saciaría.

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82:1 mizmor le’Asaf ‘elohim nitsav báädat-‘el beqérev’elohim yishpot 82:2 äd-matáy tíshpetu-áwel ufene reshaïm tís’u-sélah 82:3 shíftu-dal weyatom äni warash hatsdíqu 82:4 pál’letu-dal we’evyon miyad reshaïm hatsílu 82:5 lo’ yadeü welo’ yavínu bajashekhah yithal’lákhu yimmótu kol-mósde ‘árets 82:6 ‘aní-‘amárti ’elohim ‘attem uvne ëlyon kul’lekhem 82:7 ‘akhen ke’adam temutun ukh’ajad hasarim tippólu 82:8 qumah ‘elohim shoftah ha’árets ki‘attah tinjal békhol-haggóyim

1 Melodía de Asaf. El Poderoso está presente en la asamblea de los jueces, en medio de los jueces juzga. 2 ¿Hasta cuándo juzgarán ustedes injustamente, mostrando favoritismo con el malvado? (Pausa) 3 Defiendan al desvalido y al huérfano, háganle justicia al oprimido y al pobre, 4 liberen al indefenso y al necesitado, sálvenlos de la mano de los malvados. 5 No saben, no entienden, siguen andando en tinieblas; todos los cimientos de la tierra tiemblan. 6 Yo he dicho: “Ustedes son seres divinos, todos ustedes oh hijos del Altísimo; 7 pero como hombres morirán, como cualquiera de los príncipes caerán.” 8 Levántate, oh Poderoso, juzga la tierra, que tú eres el Dueño de todas las naciones.

83 83:1 shir mizmor le’Asaf 83:2 ‘elohim ‘al-dómi-lakh ‘al-tejerash wé’al-tishqot ‘el 83:3 ki-hinneh ‘oyevékha yehemayun umesan’ekha nás’u ro’sh 83:4 äl-ämmekha yaärímu sod weyityaätsu äl-tsefunékha. 83:5 ‘ameru lekhu wenakh’jidem miggóy weló’-yizzakhér shem-Yisra’el öd 83:6 ki noätsu lev yajdáw älékha berit yikhrótu 83:7 ‘ahole ‘edom weyishmeë’lim mo’av wehagrim 83:8 geval weämmon waämaleq peléshet ïm-yósheve Tsor 83:9 gam-‘ashur nilwah ïmam hayu zeróä lívne-lot sélah 83:10 äseh-lahem keMidyan kesisera’ kheyavin benájal Qishon 83:11 nishmedu véën-do’r háyu dómen la’adamah 83:12 shitémo nedivémo keörev wekhiz’ev ukhezévaj ukhetsalmunnä kolnesikhémo 83:13 ‘asher ‘amru nírshah lánu ‘et ne’ot ‘elohim 83:14 ‘eloháy shitémo khaggalgal keqash lífne-rúaj 83:15 ke’esh tív’är-yáär ukhlehavah telahet harim

83 1 Canción. Melodía de Asaf. 2 Oh Elohim, no guardes silencio, no te quedes ahí callado, oh Todopoderoso; 3 pues mira que tus enemigos rugen, los que te odian levantan la cabeza. 4 Contra tu pueblo consultan astutamente y en secreto, entran en consejo contra tus protegidos. 5 Dicen: “Vamos a eliminarlos como nación; que no haya más memoria del nombre de Yisrael. 6 Unánimes han conspirado en su consejo, contra ti han hecho una alianza; 7 los clanes de Edom y los yishmaelitas, Moab y los hagaritas, 8 Guebal, Amón y Amaleq, Peléshet con los habitantes de Tsor, 9 y hasta Ashur se ha unido a ellos y ha dado refuerzo a los hijos de Lot. (Pausa) 10 Hazles como le hiciste a Midyán, como a Siserá, como a Yabín junto al torrente de Qishón, 11 que perecieron en Endor, que quedaron como estiércol para la tierra. 12 Trata a sus nobles como a Oreb y a Zeeb; deja a todos sus príncipes como a Zébaj y a Tsalmuná. 13 Pues han dicho: “Apoderémonos de las moradas del Poderoso.” 14 Poderoso mío, ponlos como torbellino, como hojas secas al viento. 15 Como el fuego consume el bosque, como la llama abrasa las montañas,

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83:16 ken tirdefem besaärékha uvsufatkha tevahalem 83:17 mal’le’ fenehem qalon wivaqshu shimkha Yhwh 83:18 yevóshu weyibbahalu áde-äd weyajperu weyo’védu 83:19 weyedeü ki-‘attah shimkha Yhwh levaddékha ëlyon äl-kol-ha’árets

16 así persíguelos con tu tempestad, atérralos con tu torbellino; 17 llena sus rostros de vergüenza, para que la gente busque tu nombre, oh Yahwéh. 17 Que queden frustrados y aterrados para siempre, queden derrotados y perezcan; 18 para que sepan todos que tu nombre es Yahwéh, y que solo tú eres el Supremo sobre toda la tierra.

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84:1 lamnatséaj äl-haggittit lívne-Qóraj mizmor 84:2 mah-yedidot mishkenotékha Yhwh tseva’ot 84:3 nikhsefah wégam-kaletah nafshi lejatsrot Yhwh libbi uvesari yerannenu ‘el ‘el-jay 84:4 gam-tsippor mátse’ah váyit udror qen lah ‘ashér-shátah ‘efrojéha ‘etmizbejotékha Yhwh tseva’ot malki we’loháy 84:5 ‘ashre yosheve vetékha öd yehalelúkha sélah 84:6 ‘ashre ‘adam öz-lo vakh mesil’lot bilvavam 84:7 övere beémeq habbakha’ maäyan yeshitúhu gam-berakhot yaäteh moreh 84:8 yelekhu mejáyil ‘el-jáyil yera’eh ‘el’elohim betsion 84:9 Yhwh ‘elohim tseva’ot shim’äh htefil’lati ha’azínah ‘elohe yaäqov sélah 84:10 maginnénu re’eh ’elohim wehabbet pene meshijékha 84:11 ki tov-yom bajatserékha me’álef bajárti histofef bevet ‘eloháy middur be’áhole-réshä 84:12 ki shémesh umagen Yhwh ‘elohim jen wekhavod yitten Yhwh lo’ yímnä-tov laholekhim betamim 84:13 Yhwh tseva’ot ‘ashre ‘adam botéaj bakh

1 Para el director de música: Sobre el lagar. Melodía de los hijos de Qóraj. 2 ¡Qué hermosas son tus moradas, oh Yahwéh de los ejércitos! 3 ¡Cómo suspiro y me consumo por los atrios de Yahwéh! Mi corazón y mi carne claman por el Poderoso vivo. 4 Hasta el gorrión ha encontrado un hogar, y la golondrina un nido donde poner sus polluelos: junto a tu gran altar, oh Yahwéh de los ejércitos, Rey mío y Poderoso mío. 5 Felices los que habitan en tu casa, alabándote siempre. (Pausa) 6 Felices los que encuentran en ti su refugio, en cuya mente están tus caminos. 7 Cuando atraviesan el Valle de Lágrimas, lo consideran como lugar de manantiales, como si la lluvia temprana lo hubiera cubierto de bendiciones. 8 Van de fortaleza en fortaleza, hasta llegar al Poderoso en Tsiyón. 9 Yahwéh, Poderoso de los ejércitos, oye mi oración; escucha, Poderoso de Yaaqob. 10 Fíjate, oh Poderoso en nuestro escudo, mira el rostro de tu ungido. 11 Porque mejor es un día en tus atrios que mil [fuera de ellos]; prefiero estar a la puerta en la casa de mí Poderoso a vivir en las carpas del malvado. 12 Porque el Poderoso Yahwéh es un sol y un escudo; Yahwéh nos concede favor y gloria; no niega ningún bien a los que andan rectamente. 13 Oh Yahwéh de los ejércitos, feliz el hombre que confía en ti.

85 85:1 lamnatséaj lívne-Qóraj mizmor 85:2 ratsíta Yhwh ‘artsékha shávta shevut [shevit] yaäqov 85:3 naspa’ta äwon ämmékha kissíta khol-jata’tam sélah 85:4 ‘asáfta khol-ëvratékha heshivóta mejaron ‘appékha

85 1 Para el director de música. Melodía de los hijos de Qóraj. 2 Tú favorecerás tu tierra, oh Yahwéh; harás cambiar la suerte de Yaaqob; 3 perdonarás la maldad de tu pueblo, cubrirás todos sus pecados; 4 contendrás tu indignación, apartarás el ardor de tu ira.

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85:5 shuvénu ‘elohe yish’énu wehafer kaäskha ïmmánu 85:6 hal’ölam té’enaf-bánu timshokh ‘appekha ledor wador 85:7 haló’-‘attáh tashuv tejayyénu weämmekha yísmeju-vakh 85:8 har’enuYhwh jasdékha weyesh’äkha títten-lánu 85:9 ‘eshmeäh mah-yedabber ha’el Yhwh ki yedabber shalom ‘el-ämmo wé’eljasidáw we’ál-yashúvu lekhislah 85:10 ‘akh qarov lire’áw yish’ö lishkon kavod be’artsénu 85:11 jésed-we’emet nifgáshu tsédeq weshalom nasháqu 85:12 ‘emet me’érets titsmaj wetsédeq mishamáyim nishqaf 85:13 gam-Yhwh yitten hatov we’artsénu titten yevulah 85:14 tsédeq lefanáw yehal’lekh weyasem ledérekh peämáw

5 Vuelve, Poderoso salvador nuestro, revoca tu desagrado hacia nosotros. 6 ¿Estarás enojado con nosotros para siempre? ¿Prolongarás tu ira de generación en generación? 7 En verdad volverás a reavivarnos, para que tu pueblo se alegre en ti. 8 Oh Yahwéh, muéstranos tu amor y concédenos tu liberación. 9 Escucharé lo que va a decir el Poderoso Yahwéh, porque prometerá bienestar a su pueblo, a sus fieles, para que no vuelvan a hacer locuras. 10 En verdad su ayuda está cerca de los que lo honran, para hacer morar su gloria en nuestra tierra. 11 El amor y la verdad se encuentran, la justicia y el bienestar se besan; 12 la verdad brota de la tierra, y la justicia mira desde el cielo. 13 Yahwéh nos da la lluvia y nuestra tierra da su cosecha. 14 La justicia marcha delante de él cuando él emprende su camino.

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86:1 tefil’lah leDawid hatéh-Yhwh ‘oznekha änéni ki-äni we’evyon ‘áni 86:2 shamerah nafshi ki-jasid ‘áni hoshä ävdekha ‘attah ‘eloháy habbotéaj ‘elékha 86:3 jonneni ‘Adonáy ki’elékha ‘eqra’ kolhayyom 86:4 samméaj néfesh ävdékha ki ‘elékha ‘Adonáy nafshi ‘esa’ 86:5 ki-‘attah ‘Adonáy tov wesal’laj wérav-jésed lékhol-qore’ékha 86:6 ha’azínah Yhwh tefil’lati wehaqshívah beqol tajanunotáy 86:7 beyom tsarati ‘eqra’ékha ki taänéni 86:8 ‘en-kamókha va’elohim ‘Adonáy we’en kemaäsékha 86:9 kol-goyim ‘asher äsíta yavó’u weyishtajawu lefanékha ‘Adonáy wikhabbedu lishmékha 86:10 ki-gadol ‘attah weöseh nifla’ot ‘attah ‘elohim levaddékha 86:11 horéni Yhwh darkékha ‘ahal’lekh ba’amittékha yajed levavi leyir’ah shemékha 86:12 ‘odekha ‘Adonáy ‘eloháy békhollevaví wa’akhabbedah shimkha leölam 86:13 ki-jasdekha gadol äláy wehitsálta nafshi mishe’ol tajtiyah

1 Oración de Dawid. Inclina tu oído, Yahwéh, respóndeme, que estoy oprimido y necesitado; 2 preserva mi vida, que soy tu devoto; oh Poderoso mío, salva tú a tu servidor que confía en ti. 3 Ten compasión de mí, oh Yahwéh, que a ti clamo todo el día; 4 alegra la vida de tu servidor, Yahwéh, que en ti pongo mi esperanza; 5 porque tú, Yahwéh, eres bueno y perdonador, abundante en amor, con los que te invocan. 6 Escucha, Yahwéh, mi oración, atiende a la voz de mis ruegos. 7 En mis días de angustia yo te llamo porque tú me respondes. 8 Ninguno hay como tú entre los poderosos, oh Yahwéh, ni hay obras como tus obras. 9 Todas las naciones que hiciste vendrán a postrarse ante ti, oh Yahwéh, y glorificarán tu nombre; 10 porque tú eres grande y haces maravillas, tú eres el único Poderoso. 11 Enséñame tu camino, Yahwéh, para que ande en tu verdad; que con mi corazón indiviso honre tu nombre. 12 Te alabaré, oh Yahwéh, poderoso mío, con todo el corazón, y glorificaré tu nombre para siempre; 13 porque es grande tu amor por mí, y has librado mi vida de lo más profundo de la Fosa.

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86:14 ‘elohim zedim qámu-álay waädat äritsim biqshu nafshi welo’ samúkha lenegdam 86:15 we’attah ‘Adonáy ‘el-rajum wejannun ‘érekh ‘appáyim wérav-jésed we’emet 86:16 peneh ‘eláy wejonnéni tenahüzzekha leävdekha wehoshíäh léven‘amatékha 86:17 äseh-ïmmí ‘ot letovah weyir’u sone’áy weyevóshu ki-‘attah Yhwh äzartáni wenijamtáni.

14 Oh Poderoso, los arrogantes se han levantado contra mí, una banda de hombres violentos busca mi vida, y no te tienen presente. 15 Pero tú, Yahwéh, eres un Poderoso compasivo y misericordioso, lento para la ira y abundante en amor y verdad; 16 mírame y ten piedad de mí, concede tu fortaleza a tu servidor, libra al hijo de tu servidora. 17 Muéstrame alguna señal de tu favor, para que la vean los que me odian y queden avergonzados, porque tú, Yahwéh, me has dado ayuda y consuelo.

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87:1 lívne-Qóraj mizmor shir yesudato béharere-qódesh 87:2 ‘ohev Yhwh shaäre tsion mikkol mishkenot yaäqov 87:3 nikhbadot medubbar bakh ïr ha’elohim sélah 87:4 ‘azkir Ráhav uVavel leyodeáy hinneh feléshet wetsor ïm-kush zeh yúl’ladsham 87:5 uleTsion ye’amar ‘ish we’ish yúl’ladbah wehu’ yekhonenéha ëlyon 87:6 Yhwh yispor bikhtov ämmim zeh yúl’lad-sham sélah 87:7 wesharim kejolelim kol-maäyanáy bakh

1 Melodía de los hijos de Qóraj. Canción. Su fundamento está en las montañas santas. 2 Yahwéh ama las puertas de Tsiyón más que todas las moradas de Yaaqob. 3 Cosas gloriosas se han dicho de ti, oh ciudad del Poderoso. (Pausa) 4 “Contaré a Ráhab y a Babel entre los que me conocen. Aquí están Peléshet y Tsor, con Kush; Este pueblo nació aquí. 5 Y de Tsiyón se dirá: “Este hombre y ese nacieron en ella, y el Altísimo mismo la preservará.” 6 Yahwéh escribirá en el registro de las naciones: “Este también nació allí.” (Pausa) 7 Y habrá cantores y bailadores, [que dirán:] “Todas mis raíces están en ti.”

88 88:1 shir mizmor lívne Qóraj lamnatséaj äl-majalat leännot maskil leheman ha’ezraji 88:2 Yhwh ‘elohe yeshuäti yom-tsaáti val’lálah negdékha 88:3 tavo’ lefanékha tefil’lati hateh‘ozenekha lerinnati 88:4 ki-saveäh veraöt nafshi wejayyay lish’ol higgíü 88:5 nejshávti ïm-yórde vor hayíti kegéver ‘en-‘eyal 88:6 bammetim jofshi kemo jalalim shókhve qéver ‘asher lo’ zekhartam öd wehémmah miyadekha nigzáru 88:7 shattáni bevor tajtiot bemajashakkim bimtsolot 88:8 äláy samekhah jamatékha wékholmishbarékha ïnníta sélah

88 1 Canción Melodía de los hijos de Qóraj. Para el director de música: Sobre una enfermedad aflictiva. Cántico didáctico de Hemán el ezrajita. 2 Yahwéh, mi Poderoso libertador, día y noche clamo ante ti; 3 que llegue mi oración a tu presencia, inclina tu oído a mi clamor. 4 Porque estoy harto de padecimientos y mi vida está al borde la Fosa; 5 ya me cuentan con los que bajan al Hoyo, soy como un hombre sin fuerza, 6 abandonado entre los muertos, como los pasados a espada que yacen en el sepulcro, de quienes ya no te acuerdas porque fueron cortados por tu mano. 7 Me has puesto en el fondo del Hoyo, en tinieblas, en profundidades; 8 sobre mí ha bajado tu ira, y con todas tus olas me has afligido. (Pausa)

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88:9 hirjáqta meyuddaáy mimménni shattáni toëvot lámo kalu’ welo’ ‘etse’ 88:10 ëni da’avah minni óni qera’tíkha Yhwh békhol-yom shitájti ‘elékha khappáy 88:11 halammetim táäseh-péle’ ‘imrefa’ím yaqúmu yodúkha sélah 88:12 haysuppar baqqéver jasdékha ‘emunatekha ba’avaddon 88:13 hayiwwadä bajóshekh pil’ékha wetsidqatekha be’érets neshiyah 88:14 wa’ani ‘elékha Yhwh shiwwáty uvabbóqer tefil’lati teqaddemékha 88:15 lamah Yhwh tiznaj nafshi tastir panékha mimménni 88:16 äni ‘ani wegowéä minnóär nasá’ti ‘emékha ‘afúnah 88:17 äláy äveru jaronékha biütékha tsimmetutúni 88:18 sabbúni khammáyim kol-hayyom hiqqífu äláy yájad 88:19 hirjáqta mimménni ‘ohev waréä meyuddaáy majshakh

89 89:1 maskil le’etan ha’ezraji 89:2 jasde Yhwh ölam ‘ashírah ledor wador ‘odíä ‘emunatekha befi 89:3 ki-‘amárti ölam jésed yibbaneh shamáyim takhin ‘emunatekha vahem 89:4 karátti verit livjiri nishbáti leDawid ävdi 89:5 äd-ölam ‘akhin zar’ékha uvaníti ledor-wador kis’akha sélah 89:6 weyodu shamáyim pil’akha Yhwh ‘af-‘emunatekha biqhal qedoshim 89:7 ki mi vashájaq yaärokh leYhwh yidmeh leYhwh bivne ‘elim 89:8 ‘el naärats besod-qedoshim rabbah wenora’ äl-kol-seviváw 89:9 Yhwh ‘elohe tseva’ot mi-khamókha jasin Yah we’emunatekha sevivotékha 89:10 ‘attah moshel bege’út hayyam beso’ gal’láw ‘attah teshabbejem 89:11 ‘attah dikkí’ta khejalal Ráhav bizróä üzzékha pizzárta ‘oyevékha

9 Has alejado de mí a mis conocidos, me has hecho detestable para ellos, estoy encerrado, no puedo salir. 10 Mis ojos se nublan de tanta aflicción; te estoy llamando, Yahwéh, todos los días extiendo mis manos hacia ti. 11 ¿Manifestarás tus maravillas por los muertos? ¿Se levantarán las sombras para alabarte? (Pausa) 12 ¿Se hablará de tu amor en el sepulcro, o de tu verdad en el lugar de destrucción? 13 ¿Se darán a conocer en las tinieblas tus maravillas, y tus obras benéficas en la tierra del olvido? 14 Pero yo clamo a ti, Yahwéh, y cada mañana te presento mi oración. 15 ¿Por qué, Yahwéh, me rechazas y escondes tu rostro de mí? 16 He estado afligido y al borde de la muerte desde mi niñez; he soportado tus terrores, y ya me desespero; 17 sobre mí han pasado tus iras, tus terrores acaban conmigo, 18 como aguas me han rodeado todo el día, todos juntos me han acorralado. 19 Has alejado de mí al amigo y al vecino; mis compañeros ahora son las tinieblas.

89 1 Meditación de Etán el ezrajita. 2 Cantaré perpetuamente las bondades de Yahwéh, con mi boca daré a conocer tu fidelidad de generación en generación; 3 proclamaré que tu amor permanece para siempre, en los mismos cielos se afirma tu verdad. 4 [Tú dijiste:] “He hecho un pacto con mi escogido, he jurado a Dawid mi servidor: 5 Para siempre estableceré tu linaje y confirmaré tu trono por todas las generaciones.” (Pausa) 6 Tus maravillas, oh Yahwéh, celebran los cielos, tu fidelidad también en la asamblea de los seres santos. 7 Pues ¿quién en los cielos puede igualar a Yahwéh? ¿Quién podrá compararse a Yahwéh entre los hijos del Poderoso? 8 El Todopoderoso es muy respetado en el consejo privado de los seres santos, e infunde gran reverencia a todos los que están a su alrededor. 9 Oh Yahwéh, Poderoso de los ejércitos, ¿quién es potente como tú, oh Yah? Tu fidelidad te rodea; 10 tú dominas la braveza del mar; cuando se levantan sus olas tú las aplacas. 11 Tú quebrantaste a Ráhab, como a herido de muerte, con tu brazo potente dispersaste a tus enemigos.

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12 Tuyo es el cielo, tuya también es la tierra, el 89:12 lekha shamáyim ‘af-lekha ‘árets mundo y lo que contiene, tú los fundaste; tevel umlo’ah ‘attah yesadtam 13 el norte y el sur, tú los creaste; el Tabor y el 89:13 tsafon weyamin ‘attah vera’tam Jermón se gozan en tu nombre. tavor wejermon beshimkha yerannénu 14 Tu brazo está dotado de potencia, tu mano es 89:14 lekha zeróä ïm-gevurah taöz fuerte, tu diestra es sublime. yadékha tarum yeminékha 15 La justicia y el derecho son la base de tu 89:15 tsédeq umishpat mekhon kis’ékha trono; el amor y la verdad van delante de ti. jesed we’emetyeqaddemu fanékha 16 ¡Feliz el pueblo que sabe alabarte con alegría, 89:16 ‘ashre haäm yodeë teruäh Yhwh oh Yahwéh, andará a la luz de tu presencia; be’or-panekha yehal’lekhun 17 En tu nombre se alegran todo el día, y 89:17 beshimkha yegilun kol-hayyom mediante tu justicia son ensalzados, 18 porque tú eres su fortaleza en la que se uvtsidqatekha yarúmu glorían, y con tu favor se aumentará nuestro poder. 89:18 ki-tif’éret üzzámo ‘áttah 19 Porque de Yahwéh proviene nuestro escudo, uvirtsonekha tarim [tarum] qarnénu nuestro rey proviene del Santo de Yisrael. 89:19 ki leYhwh maginnénu weliqdosh 20 Un día hablaste en visión a tus fieles, y dijiste: yisra’el malkénu “He encargado el socorro a un héroe, he ensalzado a 89:20 ‘az dibbárta vejazon lajasidékha un escogido de entre el pueblo; wattó’mer shiwwíti ézer äl-gibbor harimóti 21 he hallado a Dawid mi servidor, lo he ungido vajur meäm con mi aceite sagrado; 89:21 matsá’ti Dawid avid beshémen 22 mi mano estará siempre con él, mi brazo lo qodshi meshajtíw fortalecerá; 89:22 ‘asher yadi tikkon ïmmo ‘af-zeroï 23 ningún enemigo lo vencerá, ningún perverso lo afligirá. te’ammetsénnu 24 Yo quebrantaré a sus adversarios delante de él 89:23 lo’-yashi’ ‘oyev bo úven-äwláh lo’ y golpearé a los que lo odian; yeännénnu 25 mi fidelidad y mi amor estarán con él, y por 89:24 wekhattoti mippanáw tsaráw mi nombre se aumentará su poder. umsan’áw ‘eggof 26 Pondré también su mano sobre el mar, y sobre 89:25 we’emunati wejasdi ímmo uvishmi los ríos su diestra. tarum qarno 27 El me dirá: “Tú eres mi padre, mi Poderoso y 89:26 wesamti vayyam yado mi Roca salvadora.” uvanneharot yemino 28 Yo lo nombraré primogénito, el mayor de los 89:27 hu’ yiqra’éni ‘ávi ‘áttah ‘eli wetsur reyes de la tierra. yeshuäti 29 Eternamente le prodigaré mi amor, mi pacto con él será duradero. 89:28 ‘af-‘ani bekhor ‘ettenéhu ëlon 30 Estableceré su linaje para siempre, y su trono lémalkhe-‘árets mientras duren los cielos. 89:29 leölam ‘éshmor-[‘éshmar]-lo jasdi 31 Si sus hijos abandonan mi Enseñanza y dejan uveriti ne’eménet lo de andar en mis preceptos, 89:30 wesamti laäd zar’ö wekhis’o kime 32 si profanan mis leyes y no observan mis shamáyim mandamientos, 89:31 ‘im-yaäzvu vanáw torati 33 entonces yo castigaré su transgresión con la uvmishpatáy lo’ yelekhun vara, y su maldad con azotes; 89:32 ‘im-juqqotáy yejal’lélu umitswotáy 34 pero no apartaré de él mi amor, ni faltaré a mi lo’ yishmóru fidelidad; 89:33 ufaqadti veshévet pish’äm 35 no violaré mi alianza, ni cambiaré lo que ha salido de mis labios. uvingaïm äwonam 36 Una vez juré por mi santidad, no le mentiré a 89:34 wejasdi lo’-‘afir meïmmo weló’Dawid, ‘ashaqqér be’emunati 89:35 lo’-‘ajal’lel beriti umotsa’ sefatáy lo’ ‘ashanneh 89:36 ‘ajat nishbáti veqodshi ‘im-leDawid ‘akhazzev 72

89:37 zar’ö leölam yihyeh wekhis’o khashémesh negdi 89:38 keyaréaj yikkon ölam weëd bashájaq ne’eman sélah 89:39 we’attah zanájta wattim’as hit’äbbárta ïm-meshijékha 89:40 ne’ártah berit ävdékha jil’lálta la’árets nizro 89:41 parátsta khol-gederotáw sámta mivtsaráw mejittah 89:42 shassúhu kol-óvre dárekh hayah jerpah lishkhenáw 89:43 harimóta yemin tsaráw hismájta kol-‘oyeváw 89:44 ‘af-tashiv tsur jarbo welo’ haqemoto bammiljamah 89:45 hishbáta mitoharo wekhis’o la’árets miggártah 89:46 hiqtsárta yeme älumáw heëtita äláw bushah sélah 89:47 ád-mah Yhwh tissater lanétsaj tiv’är kémo-‘esh jamatékha 89:48 zékhar-‘aní meh-jáled ál-mahshaw’ bará’ta khol-bene-‘adam 89:49 mi géver yijyeh welo’ yír’eh-máwet yemal’let nafsho míyyad-she’ól sélah 89:50 ‘ayyeh jasadékha hari’shonim ‘Adonáy nishbáta leDawid be’emunatékha 89:51 zekhor ‘Adonáy jerpat ävadékha se’eti vejeqi kol-rabbim ämmim 89:52 ‘asher jerefu ‘oyevékha Yhwh ‘asher jerefu ïqqevot meshijékha 89:53 barukh Yhwh leölam ‘amen we’amen

37 su linaje durará para siempre, su trono será como el sol delante de mí; 38 establecido para siempre como la luna, como testigo fiel en el cielo.” (Pausa) 39 Pero ahora tú has rechazado y menospreciado a tu ungido, y te has enojado con él; 40 Has repudiado el pacto con tu servidor, has arrastrado su dignidad por el suelo; 41 Has derribado todos sus cercados, has destruido sus fortalezas. 42 Todos los que pasan por el camino lo saquean y ha venido a ser la burla de sus vecinos. 43 Has levantado la diestra de sus adversarios, has alegrado a todos sus enemigos; 44 has embotado también el filo de su espada, y no lo has sostenido en la batalla; 45 has empañado su gloria y has echado por tierra su trono; 46 has acortado los días de su juventud y lo has cubierto de vergüenza. (Pausa) 47 ¿Hasta cuándo, Yahwéh? ¿Te esconderás para siempre? ¿Arderá como fuego tu ira? 48 Recuerda cuán breve es mi existencia; ¿o es que has creado en vano a la humanidad? 49 ¿Qué hombre hay que viva sin ver la muerte, o que libre su vida del poder de la Fosa? (Pausa) 50 Yahwéh, ¿dónde está tu antiguo amor? ¡Tú le juraste a Dawid por tu fidelidad! 51 Acuérdate, Yahwéh, del abuso infligido a tus servidores, ¡lo que tengo que aguantar de muchos pueblos! 52 que tus enemigos, oh Yahwéh, han abusado, sí, han abusado de tu ungido a cada paso. 53 Bendito sea Yahwéh para siempre. Amén, así sea.

SÉFER DÁLET

LIBRO CUARTO (90-106)

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90:1 tefil’lah leMosheh ‘ish-ha’elohim ‘Adonáy maön ‘attah hayíta lánu bedor wador 90:2 betérem harim yul’ládu wattejolel ‘erets wetevel umeölam äd-ölam ‘attah ‘el 90:3 tashev ‘enosh äd-dakka’ wattó’mer shúvu vené-‘adám 90:4 ki ‘élef shanim beënékha keyom ‘etmol ki yaävor we’ashmurah val’láylah 90:5 zeramtam shenah yihyu babbóqer kejatsir yajalof 90:6 babbóqer yatsits wejalaf laérev yemolel weyavesh

1 Oración de Moshé, hombre del Todopoderoso. Yahwéh, tú has sido nuestro refugio de generación en generación. 2 Antes que nacieran los montes o que tú produjeras la tierra y el mundo, desde la eternidad hasta la eternidad tú eres el Todopoderoso. 3 Tú reduces al hombre al polvo, y dices: “Vuelvan al polvo, seres humanos.” 4 Porque mil años son para ti como el día de ayer que pasó, como una vigilia de la noche. 5 Los arrebatas como torrentes, son como un sueño mañanero, como la hierba que pasa, 6 que por la mañana florece y crece, pero a la tarde la cortan y se seca.

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90:7 ki-khalínu ve’appékha uvájamatekhá nivhálnu 90:8 shata [shattah] äwonoténu lenegdékha äluménu lim’or panékha 90:9 ki khol-yaménu panu veëvratékha kil’línu shanénu khémo-hégeh 90:10 yemé-shenoténu vahem shiv’ïm shanah we’im bigvurot shemonim shanah werohbam ämal wa’áwen ki-gaz jish wannaúfah 90:11 mi-yodéä öz ‘appékha ukh’yir’atkha ëvratékha 90:12 limnot yaménu ken hodä wenavi’ levav jakhmah 90:13 shuvah Yhwh äd-matáy wehinnajem äl-ävadékha 90:14 sabbeénu vabbóqer jasdékha unrannenah wenismejah békhol-yaménu 90:15 sammejénu kimot ïnnitánu shenot ra’ínu raäh 90:16 year’eh ‘el-ävadékha paölekha wahadarkha äl-benehem 90:17 wihi nóäm ‘Adonáy ‘elohénu älénu umaäseh yadénu konenah älénu umaäseh yadénu konenéhu

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7 Porque por tu ira nos consumimos, por tu indignación estamos aterrados. 8 Nuestras maldades han quedado expuestas ante ti, nuestros secretos a la luz de tu mirada. 9 Porque nuestros días se van acabando por tu ira, acabamos nuestros años como un suspiro. 10 El lapso de nuestra vida es de setenta años, y quizás los más robustos lleguen a ochenta; pero todo lo que nos dejan es afán y trabajo, porque pronto pasan y quedamos en tinieblas. 11 ¿Quién conoce el poder de tu ira? ¿Quién ha sentido el peso de tu indignación? 12 Enséñanos a contar nuestros días de modo que alcance el corazón sabiduría. 13 Vuelve, Yahwéh, ¿hasta cuándo tardarás? ¡Conduélete de tus servidores! 14 Sácianos por la mañana de tu amor, y cantaremos de alegría todos nuestros días. 15 Alégranos conforme a los días en que nos afligiste, y a los años en que hemos visto calamidades. 16 Haz palpable tu acción a tus servidores y que aparezca sobre sus hijos tu gloria. 17 Que el favor de Yahwéh nuestro Poderoso esté sobre nosotros, y haga prosperar la obra de nuestras manos; sí, prospera la obra de nuestras manos.

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91:1 yoshev beséter ëlyon betsel 1 El que habita al abrigo del Altísimo, y mora a la Shaddáy yitlonan sombra del Omnipotente, 91:2 ‘omar leYhwh majsi umtsudati 2 dígale a Yahwéh: “Refugio mío y fortaleza ‘eloháy ‘évtaj-bo mía; mi Poderoso en quien confío.” 91:3 ki hu’ yatsilekha mippaj yaqush 3 Porque él te librará de la trampa del cazador, y middéver hawwot de la epidemia destructora; 91:4 be’evrato yásekh lakh wetájat4 con sus plumas te cubrirá, bajo sus alas hallarás kenafáw tejseh tsinnah wesojerah ‘amitto refugio; escudo y armadura es su fidelidad. 5 No tienes que temer del peligro nocturno, ni de 91:5 lo’-tira’ mippájad láylah mejets yaúf flecha que vuele de día, yomam 6 ni de la epidemia que cunda en las tinieblas, ni 91:6 middéver ba’ófel yahalokh miqqétev de mortandad que devaste al medio día. yashud tsahoráyim 7 Podrán caer mil a tu lado, y diez mil a tu 91:7 yippol mitsiddekha ‘élef urvavah derecha, pero a ti no llegará. miminékha ‘elékha lo’ yiggash 8 Con tus propios ojos lo verás, presenciarás la 91:8 raq beënékha tabbit weshil’lumat recompensa de los malvados. reshaím tir’eh 9 Por cuanto has dicho: “Tú, Yahwéh, eres mi 91:9 ki-‘attah Yhwh majsi ëlyon sámta refugio,” y en el Altísimo has buscado protección, meönékha 10 No te sucederá mal alguno, ni plaga llegará a 91:10 lo’-te’unneh ‘elékha raäh wenégä tu morada. 11 porque a sus mensajeros dará órdenes de que lo’-yiqrav be’aholékha te cuiden dondequiera que vayas; 91:11 kimal’akháw yétsawweh-lakh 12 te llevarán en sus manos para que no tropiece lishmorkha bekhól-derakhékha tu pie en alguna piedra. 91:12 äl-kappáyim yisa’únkha pen-tiggof ba’éven raglékha 74

91:13 äl-shájal waféten tidrokh tirmos kefir wetannin 91:14 ki vi jashaq wa’afal’letéhu ‘asaggevéhu ki-yadä shemi 91:15 yiqra’éni we’eënéhu ïmmó-‘anokhí vetsarah ‘ajal’letséhu wa’akhabbedéhu 91:16 ‘órekh yamim ‘asbiéhu we’ar’éhu bishuäti

13 Pisarás sobre el león y la víbora, pisotearás al leoncillo y a la serpiente. 14 “Por cuanto ha puesto en mí su cariño, yo lo libraré; porque ha conocido mi nombre lo pondré en alto; 15 cuando clame a mí, le responderé; con él estaré yo en la angustia; lo libraré y lo glorificaré; 16 lo saciaré de larga vida, y le mostraré mi salvación.

92 92:1 mizmor shir leyom hashabbat 92:2 tov lehodot leYhwh ulzammer leshimkha ëlyon 92:3 lehaggid babbóqer jasdékha we’emunatékha bal’lelot 92:4 ále-äsór waále-nável äle higgayon bekhinnor 92:5 ki simmajtáni Yhwh befaölékha bemaäse yadékha ‘arannen 92:6 mah-gadelu maäsékha Yhwh me’odämequ majshevotékha 92:7 ‘ish-báär lo’ yedä ukhesil lo’-yavin ‘et-zo’t 92:8 bifróaj reshaïm kemo ésev wayyatsítsu kol-póäle ‘áwen lehishamedam áde-äd 92:9 we’attah marom leölam Yhwh 92:10 ki hinneh ‘oyevékha Yhwh kihinneh ‘oyevékha yo’védu yitparedu kolpóäle ‘áwen 92:11 wattárem kir’em qarni bal’loti beshémen raänan 92:12 wattabbet ëni beshuráy baqqamim äláy mereïm tishmánah ‘oznáy 92:13 tsaddiq kattamar yifraj ke’érez bal’Levanon yisgeh 92:14 shetulim bevet Yhwh bejatsrot ‘elohénu yafríju 92:15 öd yenuvun besevah deshenim weraänannim yihyu 92:16 lehaggid ki-yashar Yhwh tsuri wélo’-älátah [äwlátah] bo

92 1 Melodía. Canción para el sábado. 2 ¡Qué bueno es darte gracias, oh Yahwéh, y cantar alabanzas a tu nombre, oh Altísimo! 3 Publicar por la mañana tu amor, y tu fidelidad en las noches; 4 con arpas de diez cuerdas, con laúdes, con la dulce melodía de la cítara; 5 porque tus obras, Yahwéh, son mi alegría, en las obras de tus manos me gozo. 6 ¡Qué grandes son tus obras, oh Yahwéh! ¡Qué profundos son tus pensamientos! 7 El necio no los entiende, el insensato no los comprende. 8 Cuando los malvados brotan como la hierba, cuando florecen todos los malhechores, es para recibir la destrucción eterna. 9 Pero tú, Yahwéh, siempre eres excelso; 10 porque mira tus enemigos, Yahwéh; sí, tus enemigos perecerán; todos los malhechores se dispersarán; 11 pero tú me harás andar con la frente en alto, como toro montés, y me ungirás con aceite fresco. 12 Con mis propios ojos veré la derrota de mis opositores, y con mis oídos oiré la de los malvados que se levantan contra mí. 13 El justo florecerá como la palmera, crecerá como cedro en el Lebanón; 14 plantados en la casa de Yahwéh, florecen en los atrios de nuestro Poderoso; 15 aún en la vejez todavía dan fruto, están vigorosos y verdes, 16 testificando que Yahwéh es recto; él es mi roca, y no hay injusticia en él.

93 93:1 Yhwh malakh ge’ut lavesh lavesh Yhwh öz hit’azzar ‘af-tikkon tevel baltimmot 93:2 nakhon kis’akha me’az meölam ‘áttah

93 1 Yahwéh es rey, vestido de majestad; Yahwéh se viste y se ciñe de fuerza; por eso el mundo está firme y no vacila. 2 Tu trono está firme desde hace mucho, tú existes eternamente.

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93:3 nase’u neharot Yhwh nase’u neharot qolam yis’u neharot dokhyam 93:4 miqqolot máyim rabbim ‘addirim míshbere-yam ‘addir bammarom Yhwh 93:5 ëdotékha ne’emnu me’od levetekha ná’awah-qódesh Yhwh le’órekh yamim

3 Se levantan los ríos, oh Yahwéh, los ríos levantan su rugido, levantan los ríos su fragor; 4 pero Yahwéh en las alturas es más fuerte que el estruendo de muchas aguas, que las impetuosas olas del mar. 5 Tus decretos son muy firmes; la santidad, oh Yahwéh, es el adorno eterno de tu casa.

94

94

94:1 ‘el-neqamot Yhwh ‘el neqamot hofíyä 94:2 hinnase’ shofet ha’árets hashev gemul äl-ge’im 94:3 äd-matáy reshaïm Yhwh äd-matáy reshaïm yaälózu 94:4 yabbíü yedabberu ätaq yit’ammeru kol-póäle ‘áwen 94:5 ämmekha Yhwh yedakke’u wenajalatekha yeännu 94:6 ‘almanah wéger yaharógu witomim yeratséju 94:7 wayyó’mru lo’ yír’eh-Yah weló’yavín ‘elohe Yaäqov 94:8 bínu boärim baám ukhesilim matá taskílu 94:9 hanótä ‘ózen halo’ yishmä ‘imyotser áyin halo’ yabbit 94:10 hayoser goyim halo’ yokhíyaj hamlammed ‘adam dáät 94:11 Yhwh yodéä majshevot ‘adam kihémmah hável 94:12 ‘ashre haggéver ‘asherteyasserénnu Yah umittorátkhá telammedénnu 94:13 lehashqit lo mime rä äd yikkareh larashä shájat 94:14 ki lo’-yitosh Yhwh ämmo wenajalato lo’ yaäzov 94:15 ki-äd-tsédeq yashuv mishpat we’ajaráw kol-yíshre-lev 94:16 mi-yaqum li ïm-mereïm miyityatsev li ïm-póäle ‘áwen 94:17 lule Yhwh ëzrátah li kim’ät shakhenah dumäh nafshi 94:18 ‘im-‘amárti mátah ragli jasdekha Yhwh yis’ädéni 94:19 berov sar’äppáy beqirbi tanjumékha yeshaäsh’ü nafshi 94:20 hayjovrekha kisse’ hawwot yotser ämal ále-joq

1 Oh Poderoso justiciero, Yahwéh, Poderoso justiciero, manifiéstate. 2 Levántate, juez de la tierra, da su merecido a los arrogantes. 3 ¿Hasta cuándo, Yahwéh, los malvados, hasta cuando triunfarán los malvados? 4 Fanfarronean y hablan insolencias; todos los malhechores se jactan; 5 Humillan a tu pueblo, oh Yahwéh, oprimen a tu heredad; 6 matan viudas y extranjeros, y asesinan a los huérfanos; 7 luego dicen: “Yah no lo ve: el Poderoso de Yaaqob no se entera.” 8 ¡Hagan caso, gente torpe y necia! ¿Cuándo se darán cuenta? 9 El que ha hecho los oídos, ¿no va a oír? El que formó los ojos, ¿no va a ver? 10 El que corrige a las naciones, ¿no va a reprender? ¿Y no conocerá el que enseña al hombre la ciencia? 11 Yahwéh conoce que los pensamientos de los hombres son vanidad. 12 Feliz el hombre a quien tú corriges, oh Yah, y educas en tu Enseñanza, 13 para darle tranquilidad en los días de adversidad, mientras al malvado se le cava un hoyo. 14 Porque Yahwéh no desampara a su pueblo ni abandona a su heredad, 15 sino que volverá a imponerse la justicia y se irán con ella todos los rectos. 16 ¿Quién se levantará en mi defensa contra los malhechores? ¿Quién estará a mi favor contra los malvados? 17 Si Yahwéh no me hubiera ayudado, ya estaría yo habitando en el silencio. 18 Pero cuando pienso que mi pie va a resbalar, tu amor, oh Yahwéh, me sostiene; 19 cuando aumenten las preocupaciones en mi mente, tu consuelo alegra mi vida. 20 ¿Podrá aliarse contigo un tribunal malvado, que hace injusticias en nombre de la ley?

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94:21 yagóddu äl-néfesh tsaddiq wedam naqi yarshíü 94:22 wayhi Yhwh li lemisgav we’loháy letsur majsi 94:23 wayyáshev älehem ‘et-‘onam uvraätam yatsmitem yatsmitem Yhwh ‘elohénu

21 Conspiran unidos contra la vida del justo, y condenan a muerte al inocente. 22 Pero Yahwéh ha sido mi torre alta, el Poderoso es mi roca de refugio; 23 él hará recaer sobre ellos su propia maldad, los aniquilará por su perversidad; Yahwéh nuestro Poderoso los aniquilará.

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95:1 lekhu nerannenah leYhwh naríäh letsur yish’ënu 95:2 neqaddemah fanáw betodah bizmirot naríyä lo 95:3 ki ‘el gadol Yhwh umélekh gadol älkol-’elohim 95:4 ‘asher beyado méjqere-‘árets wetoäfot harim lo 95:5 ‘asher-lo hayyam wehu’ äsáhu weyabbéshet yadáw yatsáru 95:6 bó’u nishtajaweh wenikhráäh nivrekhah lifné-Yhwh ösénu 95:7 ki hu’ ‘elohénu wa’anájnu äm mar’ïto wetso’n yado hayyom ‘im-beqolo tishmáü 95:8 ‘al-taqshu levavkhem kimrivah keyom massah bammidbar 95:9 ‘asher nissúni ‘avotekhem bejanúni gam-ra’ú faöli 95:10 ‘arbaïm shanah ‘aqut bedor wa’omar äm toë levav hem wehem lo’yadeü derakháy 95:11 ‘ásher-nishbáti ve’appi ‘im-yevo’ún ‘el-menujati

1 Vengan, aclamemos alegremente a Yahwéh, cantemos con alegría a nuestra Roca y libertador; 2 entremos a su presencia con agradecimiento, aclamémoslo con canciones. 3 Porque Yahwéh es un Poderoso grande, un gran Rey sobre todos los poderosos; 4 en su mano están los abismos de la tierra: los picos de las montañas también son suyos; 5 suyo es el mar, pues él lo hizo, y sus manos formaron la tierra. 6 Vengan, postrémonos e inclinémonos, arrodillémonos ante Yahwéh nuestro Hacedor; 7 porque él es nuestro Poderoso, y nosotros el pueblo que él atiende, el rebaño a su cuidado. Escuchen hoy su voz: 8 “No endurezcan su corazón como en Meribah, como aquel día en Masah, en el desierto, 9 cuando sus padres me pusieron a prueba, me probaron aunque habían visto mis obras. 10 Cuarenta años me estuvo provocando aquella generación; y dije: “Es un pueblo descarriado que no conoce mis caminos.” 11 Por eso juré indignado que no entrarían en mi lugar de descanso.

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96:1 shíru leYhwh shir jadash shíru leYhwh kol-ha’árets 96:2 shíru leYhwh barekhu shemo baseru mióm-leyóm yeshuäto 96:3 sapperu vaggoyim kevodo békholhaämmim nifle’otáw 96:4 ki gadol Yhwh umhul’lal me’od nora’ hu’ äl-kol-’elohim 96:5 kikol-‘elohe haämmim ‘elilim weYhwh shamáyim äsah 96:6 hod-wehadar lefanáw öz weti’éret bemiqdasho 96:7 havu leYhwh mishpejot ämmim havu leYhwh kavod waöz

1 Canten a Yahwéh una canción nueva; canten a Yahwéh, [habitantes de] toda la tierra; 2 Canten a Yahwéh, bendigan su nombre, proclamen día tras día su victoria. 3 proclamen entre las naciones su gloria, entre todos los pueblos sus maravillosas obras; 4 porque grande es Yahwéh y muy digno de alabanza, es más respetable que todas las deidades; 5 porque todas las deidades de las naciones son meros ídolos, pero Yahwéh hizo los cielos. 6 Honor y majestad hay delante de él, fortaleza y belleza en su santuario. 7 Atribuyan a Yahwéh, familias de los pueblos, atribuyan a Yahwéh gloria y fortaleza;

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8 atribuyan a Yahwéh la gloria de su nombre; traigan regalos y entren en sus atrios; 9 Inclínense ante Yahwéh en su hermoso santuario; sean reverentes ante él, [habitantes de] toda la tierra. 10 Declaren entre las naciones: “Yahwéh es Rey; él estableció el mundo y no vacilará; él juzgará las naciones con justicia.” 11 Alégrense los cielos, gócese la tierra; retumbe el mar y cuanto hay en él; 12 alégrese el campo y todo lo que hay en él; que todos los árboles del bosque canten de gozo delante de Yahwéh, 13 porque viene, sí, porque viene a gobernar la tierra; gobernará al mundo con justicia, y a los pueblos con su verdad.

96:8 havu leYwh kevod shemo se’úminjáh uvó’u lejatsrotáw 96:9 hishtajawu leYhwh behádratqódesh jílu mippanáw kol-ha’árets 96:10 ‘imru vaggoyim Yhwh malakh ‘aftikkon tevel bal-timmot yadin ämmim bemesharim 96:11 yismeju hashamáyim wetagel ha’árets yir’äm hayyam umlo’o 96:12 yaäloz sadáy wekhól-‘ásher-bo ‘az yerannenu kol-átse-yáär 96:13 lifne Yhwh ki va’ ki va’ lishpot ha’árets yishpót-tevél betsédeq weämmim be’emunato

97 97:1 Yhwh malakh tagel ha’árets yismeju ‘iyim rabbim. 97:2 änan waärafel seviváw tsédeq umishpat mekhon kis’o 97:3 ‘esh lefanáw telekh utelahet saviv tsaráw 97:4 he’íru veraqáw tevel ra’atah wattajel ha’árets 97:5 harim kaddonag namássu mil’lifne Yhwh mil’lifne ‘adon kol-ha’árets 97:6 higgídu hashamáyim tsidqo wera’u khol-haämmim kevodo 97:7 yevóshu kol-övede fésel hammithalelim ba’elilim hishtájawu-lo kol’elohim 97:8 shameäh wattismaj tsion wattagélenah benot Yehudah lemáän mishpatékha Yhwh 97:9 ki-‘attah Yhwh ëlyon äl-kal-ha’árets me’od naäléta äl-kol-’elohim 97:10 ‘ohave Yhwh sin’u rä shomer nafshot jasidáw miyad reshaïm yatsilem 97:11 ‘or zarúä latsaddiq úlyishre-lev simjah 97:12 simju tsaddiqim beYhwh wehodu lezékher qodsho

97 1 ¡Yahwéh es Rey! ¡Gócese la tierra, alégrense las islas numerosas! 2 Densas nubes y tinieblas hay a su alrededor, la justicia y el derecho son la base de su trono. 3 El fuego es su vanguardia, y consume a sus adversarios en derredor; 4 sus relámpagos alumbran el mundo, la tierra los ve y se estremece; 5 las montañas se derriten como cera ante Yahwéh, ante el Dueño de toda la tierra. 6 Los cielos pregonan su justicia y todas los pueblos ven su gloria; 7 avergüéncense todos los que adoran imágenes, los que se enorgullecen de sus ídolos; ¡ante él se postran todas las deidades! 8 Tsiyón oye esto y se alegra, y las hijas de Yahudah se regocijan por los juicios de Yahwéh; 9 porque tú, oh Yahwéh, eres Supremo sobre toda la tierra, estás muy por encima de todos los poderosos. 10 Ustedes los que aman a Yahwéh, odien el mal; él cuida las vidas de sus leales, de la mano de los malvados los libra. 11 La luz ha brillado para el justo, la alegría para los rectos de corazón. 12 Alégrense, justos, en Yahwéh, y alaben su santo nombre.

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98:1 mizmor shíru leYhwh shir jadash kinifla’ot äsah hoshíäh-lo yemino uzróä qodsho 98:2 hodíyä Yhwh yeshuäto leëne haggoyim gil’lah tsidqato

1 Melodía. Canten a Yahwéh una canción nueva, porque ha hecho maravillas; su propia diestra, su santo brazo, le ha ganado la victoria. 2 Yahwéh ha dado a conocer su victoria, a la vista de las naciones ha desplegado su triunfo;

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98:3 zakhar jasdo we’emunato levet Yisra’el ra’u khol-‘áfse-‘árets ‘et yeshuät ‘elohénu 98:4 haríü leYhwh kol-ha’árets pitsju werannenu wezamméru 98:5 zammerú leYhwh bekhinnor bekhinnor weqol zimrah 98:6 bajatsótserót weqol shofar haríü lifne hammélekh Yhwh 98:7 yir’äm hayyam umlo’o tevel weyóshve vah 98:8 neharot yímja’u-khaf yájad harim yerannénu 98:9 lifne-Yhwh ki va’ lishpot ha’árets yishpót-tevél betsédeq weämim bemesharim

99 99:1 Yhwh málakh yirgezu ämmim yoshev keruvim tanut ha’árets 99:2 Yhwh beTsion gadol weram hu’ älkol-haämmim 99:3 yodu shimkha gadol wenora’ qadosh hu’ 99:4 weöz mélekh mishpat ‘ahev ‘attah konánta mesharim mishpat utsedaqah beYaäqov ‘attah äsíta 99:5 romemu Yhwh ‘elohenu wehishtajawu lahadom ragláw qadosh hu’ 99:6 Mosheh we’Aharon bekhohanáw uShemu’el beqore’e shemo qori’m ‘el-Yhwh wehu’ yaänem 99:7 beämmud änan yedabber ‘alehem shameru ëdotáw wejoq nátan-lámo 99:8 Yhwh ‘elohénu ‘attah änitam ‘el nose’ hayíta lahem wenoqem äl-älilotam 99:9 romemu Yhwh ‘elohénu wehishtajawu lehar qodsho ki-qadosh Yhwh ‘elohénu

100 100:1 mizmor letodah haríü leYhwh kolha’árets 100:2 ïvdu ‘et-Yhwh besimjah bó’u lefanáw birnanah 100:3 deú ki-Yhwh hu’ ‘elohim hu’-äsánu welo’ [wlo] ‘anájnu ämmo wetso’n mar’to 100:4 bó’u sheäráw betodah jatserotáw bithil’lah hodu lo barekhu shemo

3 se acordó de su amor y su fidelidad para la casa de Yisrael; todos los confines de la tierra han visto la victoria de nuestro Poderoso. 4 Canten con alegría a Yahwéh, [habitantes de] toda la tierra; alégrense y canten, entonen alabanzas; 5 Entonen alabanzas a Yahwéh con el arpa, con el arpa y la voz melodiosa; 6 con trompetas y a son de corneta, canten alegremente delante del Rey Yahwéh. 7 Retumbe el mar y cuanto hay en él, el mundo y los que en él habitan; 8 aplaudan los ríos, gócense a coro las montañas 9 delante de Yahwéh, porque viene a gobernar la tierra; gobernará al mundo con justicia, a los pueblos con equidad.

99 1 Yahwéh es Rey, hagan reverencia los pueblos; él se sienta sobre los querubines, conmuévase la tierra. 2 Yahwéh es grande en Tsiyón, encumbrado sobre todos los pueblos; 3 reconozcan todos su grande y respetable nombre; él es santo. 4 El poder de un rey radica en el amor a la justicia, y tú has establecido la equidad, tú has actuado con juicio justo en Yaaqob. 5 Ensalcen a Yahwéh nuestro Poderoso e inclínense ante la tarima de sus pies; él es santo. 6 Moshé y Aharón estuvieron entre sus sacerdotes, y Shemuel entre los que invocaron su nombre; estos invocaban a Yahwéh y él les respondía. 7 En la columna de nube les hablaba, y ellos cumplían sus decretos, la ley que les dio. 8 Yahwéh, Poderoso nuestro, tú les respondías; un Poderoso perdonador fuiste con ellos, pero vengador de sus maldades. 9 Ensalcen a Yahwéh nuestro Poderoso, inclínense hacia su monte santo, porque Yahwéh nuestro Poderoso es santo.

100 1 Melodía para dar gracias. Canten alegres a Yahwéh, [habitantes de] toda la tierra; 2 adoren a Yahwéh con alegría, entren a su presencia con canciones. 3 Reconozcan que Yahwéh es Poderoso; él nos hizo y somos suyos, su pueblo, y ovejas que él atiende. 4 Entren por sus puertas con agradecimiento, en sus atrios con alabanza; denle gracias y bendigan su nombre

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100:5 ki-tov Yhwh leölam jasdo wéäddor wador ‘emunato

5 Porque Yahwéh es bueno, su amor, es eterno; y para todas las generaciones es su fidelidad.

101

101

101:1 leDawid mizmor jésed-umishpát ‘ashírah lekha Yhwh ‘azammérah 101:2 ‘askílah bedérekh tamim matáy tavo’ ‘eláy ‘ethal’lekh bétom-levaví beqérev beti 101:3 lo’-‘ashit lenéged ënáy dévarbeliáäl äsóh-setím sané’ti lo’ yidbaq bi 101:4 levav ïqqesh yasur mimménni rä lo’ ‘edä 101:5 melosheni [melashni] vasséter reéhu ‘oto ‘atsmit gévah-ëynáim urejav levav ‘oto lo’ ‘ukhal 101:6 ënáy bené’emne-‘érets lashévet ïmmadi holekh bedérekh tamim hu’ yesharténi 101:7 lo’-yeshev beqéerev beti öseh remiyah dover sheqarim lo’-yikkon lenéged ënáy 101:8 labbeqarim ‘atsmit kol-rísh’ë-‘árets lehakhrit méïr-Yhwh kol-póäle ‘áwen

1 Melodía de Dawid. Cantaré del amor y la justicia; a ti, Yahwéh, te entonaré alabanzas. 2 Observaré bien el camino de perfección: ¿oh, cuándo la alcanzaré? Viviré sin tacha dentro de mi casa. 3 No pondré ante mis ojos nada bajo; detesto los tratos perversos; no tendré nada de ellos. 4 Los pensamientos perversos estarán lejos de mí; no sabré nada del mal. 5 Al que calumnia a su amigo en secreto lo destruiré; no puedo soportar al arrogante y orgulloso. 6 Mis ojos están sobre los hombres confiables del país, para tenerlos a mi lado. El que sigue el camino de los intachables estará a mi servicio. 7 El que practica el engaño no vivirá en mi casa; el que habla mentiras no estará ante mis ojos. 8 Cada mañana destruiré a todos los malvados del país, para eliminar de la ciudad de Yahwéh a todos los malhechores.

102

102

102:1 tefil’lah leäni khi-yaätof welifne Yhwh yishpokh sijo 102:2 Yhwh shim’áh tefil’lati weshaw’ati ‘elékha tavo’ 102:3 ‘al-taster panékha mimménni beyom tsar li hatéh-‘eláy ‘ozenékha beyom ‘eqra’ maher änéni 102:4 ki-khalu veäshan yamáy weätsmotáy kemoqed nijáru 102:5 hukkah-khaésev wayyivash libbi ki-shakhájti me’akhol lajmi 102:6 miqqol ‘anjati daveqah ätsmi livsari 102:7 damíti liq’at midbar hayíti kekhos joravot 102:8 shaqádti wa’eheyeh ketsippor boded äl-gag 102:9 kol-hayyom jerefúni ‘oyeváy meholaláy bi nishbáü 102:10 ki-‘éfer kal’léjem ‘akhálti weshiqquwáy bivkhi masákhti 102:11 mippené-zaämkhá weqitspékha ki nesa’táni wattashlikhéeni

1 Oración del humilde cuando desfallece y derrama su querella delante de Yahwéh. 2 Oh Yahwéh, escucha mi oración; que mi clamor llegue delante de ti. 3 No escondas tu rostro de mí en mi momento de angustia; vuelve a mí tu oído; cuando clame, respóndeme pronto. 4 Porque mis días se han esfumado como humo y mis huesos arden como leña seca. 5 Mi cuerpo está golpeado y seco como hierba; muy decaído para comer mi alimento; 6 A causa de mi fuerte quejido mis huesos se me ven por la piel. 7 Soy como un pelícano en el desierto, un búho entre las ruinas. 8 Me desvelo, y soy como gorrión solitario sobre el techo. 9 Todo el día me insultan mis enemigos; los que me ridiculizan usan mi nombre para maldecir. 10 Pues he comido cenizas como pan y he mezclado con llanto mi comida, 11 a causa de tu ira y de tu furia; porque me has tirado lejos.

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102:12 yamay ketsel natúy wa’ani kaésev ‘ivash 102:13 we’attah Yhwh leölam teshev wezikhrekha ledor wador 102:14 ‘attah taqum terajem tsion ki-ët lejenenah ki-va’ moëd 102:15 ki-ratsu ävadékha ‘et-‘avanéha wé’et-äfaráh yejonénu 102:16 weyire’ ugoyim ‘et-shem Yhwh wékhol-malkhé ha’árets ‘et-kevodékha 102:17 ki-vanah Yhwh tsion nir’ah bikhvodo 102:18 panah ‘el-tefil’lat haär’ar weló’vazáh ‘et-tefil’latam 102:19 tikkátev zo’t ledor ‘ajaron weäm nivra’ yéhal’lel-Yah 102:20 ki-hishqif mimmerom qodsho Yhwh mishamáyim ‘el-‘érets hibbit 102:21 lishmóä ‘enqat ‘asir lefattéaj bene temutah 102:22 lesapper beTsion shem Yhwh utehil’lato birushaláim 102:23 behiqqavets ämmim yajdáw umamlakhot laävod ‘et-Yhwh 102:24 ïnnah vaddérekh kojo [koji] qitsar yamáy 102:25 ‘omar ‘eli ‘al-taäléni bajatsi yamáy bedor dorim shenotékha 102:26 lefanim ha’arets yasadta umaäseh yadékha shamáyim 102:27 hémmah yo’vedu we’attah taämod wekhul’lam kabbéged yivlu kal’levush tajalifem weyajalófu 102:28 wé’attah-hu’ ushenotékha lo’yittámmu 102:29 bene-ävadékha yishkónu wezar’äm lefanékha yikkon

12 Mis días son como sombra que se alarga; me seco como hierba. 13 Pero tú, Yahwéh, estás entronizado para siempre; tu fama dura por los siglos. 14 Tú te levantarás y tendrás piedad de Tsiyón, pues es tiempo de favorecerla; ha llegado el tiempo señalado. 15 Tus siervos se deleitan en sus piedras, y le tienen cariño a su polvo. 16 Las naciones respetarán el nombre de Yahwéh, todos los reyes de la tierra tu gloria. 17 Pues Yahwéh ha edificado a Tsiyón; él ha aparecido en su gloria. 18 Le ha hecho caso a la oración del destituido y no ha despreciado su oración. 19 Que se escriba esto para una generación venidera, para que pueblos que han de ser creados alaben a Yah. 20 Porque él mira desde su altura santa; Yahwéh contempla la tierra desde el cielo 21 para oír el gemido del prisionero, para liberar a los condenados a muerte; 22 para que publiquen en Tsiyón el nombre de Yahwéh, sus alabanzas en Yerushalem, 23 cuando se reúnan las naciones, los reinos, para servirle a Yahwéh. 24 El ha debilitado mi fuerza en el camino, acortó mis días. 25 Yo digo: “Oh Poderoso mío, no me lleves a mediado de mis días, tú cuyos días duran generaciones sin fin. 26 De antiguo estableciste la tierra; los cielos son la obra de tus manos. 27 Ellos perecerán, pero tú permanecerás; se envejecerán todos como ropa; tú los cambias como a ropa y pasan. 28 Pero tú eres el mismo, y tus días nunca terminan. 29 Que moren seguros los hijos de tu servidor que permanezca su linaje en tu presencia.”

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103:1 leDawid barekhi nafshi ‘et-Yhwh wékhol-qeraváy ‘et-shem qodsho 103:2 barakhi nafshi ‘et-Yhwh wé’altishkeji kol-gemuláw 103:3 hassoléaj lékhol-äwonékhi harofe’ lékhol-tajalu’áykhi 103:4 haggo’el mishájat jayyáykhi ham’äterékhi jésed werajamim 103:5 hammasbíyä batov ëdyekh titjaddesh kannésher neüráykhi 103:6 öseh tsedaqot Yhwh umishpatim lékhol-äshuqím

1 De Dawid. Bendice a Yahwéh, vida mía, todo mi ser, su santo nombre. 2 Bendice a Yahwéh, vida mía y no olvides ninguno de sus beneficios. 3 El perdona todos tus pecados, sana todas tus enfermedades. 4 El rescata tu vida del Hoyo, te rodea de amor y compasión. 5 El te sacia de cosas buenas en el primor de tu vida, de modo que se renueve tu juventud como la del águila. 6 Yahwéh realiza actos justos y juicios para todos los perjudicados.

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103:7 yodiä derakháw leMosheh livne Yisra’el älilotáw 103:8 rajum wejannun Yhwh ‘érekh ‘appáyim wérav-jásed 103:9 lo’-lanétsaj yariv welo’ leölam yitor 103:10 lo’ khajata’énu ásah lánu welo’ khaäwonoténu gamal älénu 103:11 ki khigvóah shamáyim äl-ha’árets gavar jasdo äl-yere’áw 103:12 kirjoq mizraj mimmaärav hirjiq mimménnu ‘et-peshaénu 103:13 kerajem ‘av äl-banim rijam Yhwh äl-yere’áw 103:14 ki-hu’ yadä yitsrénu zakhur kiäfar ‘anájnu 103:15 ‘enosh kejatsir yamáw ketsits hasadeh ken yatsits 103:16 ki rúaj ávrah-bo we’enénnu weló’-yakkirénnu öd meqomo 103:17 wejésed Yhwh meölam weädölam äl-yere’áw wetsidqato livne vanim 103:18 leshomere verito ulzokhere fiqqudáw laäsotam 103:19 Yhwh bashamáyim hekhin kis’o umalkhuto bakkol mashálah 103:20 barekhu Yhwh mal’akháw gibbore khóaj öse devaro lishmóä beqol devaro 103:21 barekhu Yhwh kol-tseva’áw meshartáw öse retsono 103:22 barekhu Yhwh kol-maäsáw békhol-meqomot memshalto barekhi nafshi ‘et-Yhwh

7 Dio a conocer sus caminos a Moshé, sus obras a los hijos de Yisrael. 8 Yahwéh es compasivo y bondadoso, lento para la ira, abundante en amor. 9 No contenderá para siempre, ni guardará su ira eternamente. 10 No nos ha tratado según nuestros pecados, ni nos ha pagado según nuestras maldades. 11 Porque como está de alto el cielo sobre la tierra, así de grande es su amor para los que lo respetan. 12 Como dista el Oriente del Occidente, así ha alejado de nosotros nuestros pecados. 13 Como un padre se compadece de sus hijos, así se compadece Yahwéh de los que lo respetan. 14 Porque él sabe cómo estamos hechos; se acuerda de que somos polvo. 15 En cuanto al hombre, sus días son como los de la hierba; florece como la flor del campo; 16 le pasa por el lado un soplo y ya no existe, su propio lugar no lo conoce. 17 Pero el amor de Yahwéh es por la eternidad para los que lo respetan, y su beneficencia es para los hijos de los hijos 18 de los que cumplen su pacto y se acuerdan de observar sus preceptos. 19 Yahwéh ha estabecido su trono en el cielo, y su gobierno soberano es sobre todos. 20 Bendigan a Yahwéh, ustedes sus mensajeros, poderosas criaturas que cumplen sus órdenes, siempre obedientes a sus mandatos; 21 bendigan a Yahwéh, todos sus ejércitos, sus servidores que hacen Su voluntad; 22 bendigan a Yahwéh, todas sus obras, a todo lo ancho y lo largo de su dominio; bendice, vida mía a Yahwéh.

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104:1 bárekhi nafshi ‘et-Yhwh Yhwh ‘eloháy gadálta me’od hod wehadar laváshta 104:2 óteh-‘or kasalmah noteh shamáyim kayriáh 104:3 hamqareh vammáyim äliotáw hasám-ävím rekhuvo hamhal’lekh äl-kanférúaj 104:4 öseh mal’akháw rujot meshartáw ‘esh lohet 104:5 yasád-‘érets äl-mekhonéha baltimmot ölam waëd 104:6 tehom kal’levush kissito äl-harim yáämdu-máyim

1 Bendice a Yahwéh, vida mía; oh Yahwéh, mi Poderoso, tú eres muy grande; estás vestido de gloria y majestad, 2 envuelto en un manto de luz; extiendes los cielos como un toldo. 3 Él pone las vigas de sus alturas en las aguas, hace de las nubes su carroza, se mueve sobre las alas del viento. 4 Hace de los vientos sus mensajeros, de las llamas ardientes sus servidores. 5 Él establece la tierra sobre sus fundamentos, de modo que nunca se tambalee. 6 Hiciste que la cubriera la profundidad como un vestido; las aguas quedaron sobre las montañas.

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104:7 min-gaäratkha yenusun min-qol raämkha yejafezun 104:8 yaälu harim yeredu veqaöt ‘elmeqom zeh yasádta lahem 104:9 gévul-sámta bal-yaävorun balyeshuvun lekhassot ha’árets 104:10 hamshal’léaj maäanim bannejalim ben harim yehal’lekhun 104:11 yashqu kol-jayto sadáy yishberu fera’im tsema’am 104:12 älehem öf-hashamáyim yishkon mibben öfa’yim yíttenu-qol 104:13 mashqeh harim meäliotáw mipperi maäsékha tisbä ha’árets 104:14 matsmíyaj jatsir labbehemah weésev laävodat ha’adam lehótsi’ léjem min-ha’árets 104:15 weyáyin yesammaj lévav-‘enosh lehatshil panim mishámen weléjem lévav‘enosh yis’äd 104:16 yisbeü ätse Yhwh ‘areze Levanon ‘asher natä 104:17 ‘ásher-sham tsipporim yeqannénu jasidah beroshim betah 104:18 harim haggevohim layyeëlim selaïm majseh lashfannim 104:19 äsah yaréaj lemoädim shémesh yadä mevo’o 104:20 táshet-jóshekh wíhi láylah botirmos kol-jáyto-yáär 104:21 hakkefirim sho’agim latáref ulvaqqesh me’el ‘okhlam 104:22 tizraj hashémesh ye’asefun wé’el-.meönotam yirbatsun 104:23 yetse’ ‘adam lefaölo welaävodato áde-árev 104:24 mah-rabbu maäsékha Yhwh kul’lam bejokhmah äsíta mal’ah ha’árets qinyanékha 104:25 zeh hayyam gadol urejav yadáyim sham-rémes we’en mispar jayyot qetannot ïm-gedolot 104:26 sham ‘oniot yehal’lekhun liwyatan zeh-yatsárta lesájeq-bo 104:27 kul’lam ‘elékha yesabberun latet ‘akhlam beïtto 104:28 titten lahem yilqotun tiftaj yadekha yisbeün tov 104:29 tastir panékha yibbahelun tosef rujam yigwaün wé’el-äfaram yeshuvun

7 Estas huyeron a tu resoplido, se espantaron al sonido de tu trueno, 8 -elevándose los montes, bajándose los vallesal lugar que les estableciste. 9 Les fijaste límites que no pueden pasar para que nunca más cubran la tierra. 10 Haces brotar las fuentes a torrentes; por las colinas van corriendo, 11 dando de beber a todas las bestias silvestres; los asnos monteses sacian su sed. 12 Las aves del cielo viven a sus orillas y trinan en su follaje. 13 Tú riegas las montañas desde tus alturas; la tierra se sacia del fruto de tus obras. 14 Tú haces crecer la hierba para el ganado, y las plantas para el trabajo del hombre para que obtenga alimento de la tierra: 15 vino que alegra el corazón del hombre, aceite que hace brillar el rostro, y pan que sostiene la vida del hombre. 16 Los árboles de Yahwéh están saciados, los cedros del Lebanón, su plantío, 17 donde hacen las aves su nido; la cigüeña tiene su hogar en los abetos. 18 Las altas montañas son para las cabras monteses; los peñascos son refugio para los conejos. 19 Hizo la luna para marcar los tiempos; el sol sabe cuándo ponerse. 20 Tú traes la oscuridad y se hace de noche, cuando se mueven todas las bestias del campo. 21 Los leones rugen por la presa, buscando su alimento del Poderoso. 22 Cuando sale el sol, vuelven a casa y se agazapan en sus madrigueras. 23 El hombre entonces va a su trabajo, a laborar hasta la tarde. 24 Qué muchas cosas has hecho, Yahwéh; las has hecho todas con sabiduría; la tierra está llena de tus creaciones. 25 Ahí está el mar, inmenso y ancho, con sus criaturas sin número, seres vivientes, pequeños y grandes. 26 Ahí van los barcos, y el Leviatán que formaste para el deporte. 27 Todos ellos esperan en ti para que les des su alimento a su tiempo. 28 Se lo das, lo recogen; abres tu mano, quedan bien satisfechos; 29 ocultas tu rostro, se aterrorizan; les quitas el aliento, perecen y se vuelven polvo;

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104:30 teshal’laj rujakha yibbare’un utjaddesh pene ‘adamah 104:31 yehi khevod Yhwh leölam yismaj Yhwh bemaäsáw 104:32 hammabbit la’árets wattir’äd yiggä beharim weyeëshánu 104:33 ‘ashírah leYhwh bejayyáy ‘azammerah le’loháy beödi 104:34 yeérav äláw siji ‘anokhi ‘esmaj beYhwh 104:35 yittámmu jata’ím min-ha’árets urshaim öd ‘enam barekhi nafshi ‘et-Yhwh haleluYah

30 vuelves a enviar tu aliento, son creados, y renuevas la faz de la tierra. 31 ¡Que la gloria de Yahwéh dure para siempre; que Yahwéh se goce en sus obras! 32 El mira a la tierra y ella tiembla; toca las montañas y echan humo. 33 Cantaré a Yahwéh mientras yo viva; toda mi vida le cantaré alabanzas a mi Poderoso. 34 Que mi oración le sea agradable; me gozaré en Yahwéh. 35 Que desaparezcan los pecadores de la tierra, y que el malvado no sea más. Bendice a Yahwéh, vida mía. Halelu-Yah.

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105:1 hodu leYhwh qir’u bishmo hodíü vaämmim älilotáw 105:2 shíru-lo zámmeru-lo síju békholnifle’otáw 105:3 hithalelu beshem qodsho yismaj lev mevaqshe Yhwh 105:4 dirshu Yhwh weüzzo baqqeshu fanáw tamid 105:5 zikhru nifle’otáw ‘ásher-äsah mofetáw úmishpete-fiw 105:6 zérä ‘Avraham ävdo bene Yaäqov bejiráw 105:7 hu’ Yhwh ‘elohénu békhol-ha’árets mishpatáw 105:8 zakhar leölam berito davar tsiwwah le’élef dor 105:9 ‘asher karát’et-‘Avraham ushvuäto leYisjaq 105:10 wayyaämidéha leYaäqov lejoq leYisra’el berit ölam 105:11 le’mor lekha ‘etten ‘et-‘éretsKenáän jével najalatkhem 105:12 bihyotam mete mispar kim’ät wegarim bah 105:13 wayyithal’lekhu miggóy ‘el-góy mimmamlakhah ‘el-äm ‘ajer 105:14 lo’-hinniyaj ‘adam leöshqam wayyókhaj älehem melakhim 105:15 ‘al-tiggeü vimshijáy welinvi’áy ‘altaréü 105:16 wayyiqra’ raäv äl-ha’árets kolmáteh-léjem shavar 105:17 shalaj lifnehem ‘ish leéved nimkar Yosef 105:18 ïnnu vakkével ragláw [ragló] barzel bá’ah nafsho

1 Den gracias a Yahwéh; invoquen su nombre; proclamen sus obras entre los pueblos. 2 Cántenle alabanzas; hablen de todos sus actos maravillosos. 3 Alégrense en su santo nombre; que se regocijen todos los que buscan a Yahwéh. 4 Acudan a Yahwéh, a su fortaleza, busquen su presencia constantemente. 5 Recuerden las maravillas que ha hecho, sus portentos y los juicios que ha pronunciado, 6 oh linaje de Abraham, su servidor, oh descendientes de Yaaqob, sus escogidos. 7 El es Yahwéh nuestro Poderoso; por toda la tierra están sus juicios. 8 Siempre se acuerda de su pacto, la promesa que dio para mil generaciones, 9 que hizo con Abraham, le juró a Yitsjaq, 10 y lo confirmó en un decreto para Yaaqob, para Yisrael, como pacto eterno, 11 diciendo: “A ti te daré la tierra de Kenaan como tu herencia asignada.” 12 Eran entonces pocos en número, un simple puñado, que peregrinaban allá, 13 vagando de nación en nación, de un reino a otro. 14 No permitió que nadie los oprimiera; reprendió a reyes por causa de ellos. 15 “No toquen a mis ungidos; no perjudiquen a mis profetas.” 16 Envió un hambre sobre la tierra, destruyó toda vara de pan. 17 Envió delante de ellos a un hombre, a Yosef, vendido como esclavo. 18 Sujetaron sus pies con grilletes; un collar de hierro le pusieron al cuello.

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105:19 äd-ët bo’-devaro ‘imrat Yhwh tserafáthu 105:20 shálaj mélekh wayattiréhu moshel ämmim wayfattejéhu 105:21 samo ‘adon leveto umoshel békhol-qinyanó 105:22 le’esor saráw benafsho uzqenáw yejakkem 105:23 wayyavo’ Yisra’el Mitsráyim weYaäqov gar be’érets-jam 105:24 wayyéfer ‘et-ämmo me’od wayyaätsiméhu mitsaráw 105:25 hafakh libbam lisno’ ammo lehitnakkel baävadáw 105:26 shalaj Mosheh ävdo ‘Aharon ‘asher bájar-bo 105:27 sámu-vam divre ‘ototáw umofetim be’érets jam 105:28 shalaj jóshekh wayyajshikh weló’-marú ‘et-devaráw [devaró] 105:29 hafakh ‘et-memehem ledam wayyámet ‘et-degatam 105:30 sharats ‘artsam tsefardeïm bejadre malkhehem 105:31 ‘amar wayyavo’ ärov kinnim békhol-gevulám 105:32 natan gishmehem barad ‘esh lehavot be’artsam 105:33 wayyakh gafnam ut’enatam wayshabber ëts gevulam 105:34 ‘amar wayyavo’ ‘arbeh weyéleq we’en mispar 105:35 wayyó’khal kol-ésev be’artsam wayyó’khal peri ‘admatam 105:36 wayyakh kol-bekhor be’artsam re’shit lékhol-‘onám 105:37 wayyotsi’em bekhésef wezahav we’en bishvatáw koshel 105:38 samaj Mitsráyim betse’tam kinafal pajdam älehem 105:39 paras änan lemasakh we’esh leha’ír láylah 105:40 sha’al wayyave’ selaw weléjem shamáyim yasbiëm 105:41 pátaj tsur wayyazúvu máyim halekhu batsiot nahar 105:42 ki-zakhar ‘et-devar qodsho ‘et‘Avraham ävdo 105:43 wayyotsi’ ämmo vesason berinnah ‘et-bejiráw

19 Hasta que se cumplió su predicción, el decreto de Yahwéh lo purificó. 20 El rey mandó a soltarlo; el gobernante de naciones lo liberó. 21 Lo hizo amo de su casa, lo puso a cargo de todas sus propiedades, 22 para disciplinar a sus príncipes a voluntad, para enseñarles sabiduría a sus ancianos. 23 Luego vino Yisrael a Mitsráyim; Yaaqob residió como extranjero en la tierra de Jam. 24 Hizo muy fructífero a su pueblo, más numerosos que sus enemigos. 25 Cambió el corazón de ellos para que odiaran a su pueblo, para que se confabularan contra sus servidores. 26 Envió a su servidor Moshé, y a Aharón, a quien había escogido. 27 Realizaron Sus señales entre ellos, Sus maravillas contra la tierra de Jam. 28 El envió tinieblas; se puso muy oscuro; ¿no desafiaron ellos Su palabra? 29 El convirtió sus aguas en sangre y mató sus peces. 30 Su tierra abundó en ranas, aún las habitaciones del rey. 31 Enjambres de insectos vinieron a su mandato, piojos, por todo su país. 32 Les dio granizo por lluvia, y fuego ardiente en su tierra. 33 Golpeó sus viñas, quebró los árboles de su país. 34 Langostas vinieron a su mandato, saltamontes sin número. 35 Devoraron toda cosa verde en el país; consumieron el producto de la tierra. 36 El golpeó a todo primogénito en el país, la primicia de su vigor. 37 Sacó a Yisrael con plata y oro; no faltó ninguno entre sus tribus. 38 Mitsráyim se alegró cuando salieron, pues el temor de Yisrael les había caído encima. 39 Extendió una nube por cobertura, y fuego para iluminar la noche. 40 Ellos pidieron y él les trajo codornices, y los sació con pan del cielo. 41 Abrió una roca para que brotara agua; un manantial fluyó en la tierra seca. 42 Acordándose de su sagrada promesa a su servidor Abraham, 43 sacó a su pueblo con alegría, a sus escogidos con canción de gozo.

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105:44 wayyitten lahem ‘artsot goyim waämal le’ummim yiráshu 105:45 baävur yishmeru juqqáw wetorotáw yintsóru hálelu-Yáh

106 106:1 háleluYáh hodu leYhwh ki-tov ki leölam jasdo 106:2 mi yemal’lel gevurot Yhwh yashmíyä kol-tehil’lato 106:3 ‘ashre shomere mishpat öseh tsedaqah vékhol-ët 106:4 zokhréni Yhwh birtson ämmékha poqdéni bishuätékha 106:5 lir’ot betovat bejiréykha lismóaj besimjat goyékha lehithal’lel ïm-najalatékha 106:6 jatá’nu ïm-‘avoténu heëwínu hirshánu 106:7 ‘avoténu veMitsráyim lo’-hiskílu nifle’otékha lo’ zakheru ‘et-rov jasadékha wayyamru äl-yam béyam-suf 106:8 wayyoshiëm lemáän shemo lehodíyä ‘et-gevurato 106:9 wayyig’är béyam-suf wayyejerav wayyolikhem battehomot kammidbar 106:10 wayyoshiëm miyad sone’ wayyig’alem miyad ‘oyev 106:11 wáykhassu-máyim tsarehem ‘ejad mehem lo’ notar 106:12 wayya’amínu vidvaráw yashíru tehil’lato 106:13 miharu shakheju maäsáw lo’jikku laätsato 106:14 wayyit’awwu ta’awah bammidbar wáynassu-‘el bishimon 106:15 wayyitten lahem she’elatam wayshal’laj razon benafsham 106:16 wayqan’u leMosheh bammajaneh le’Aharon qedosh Yhwh 106:17 tíftaj-‘érets wattivlä datan wattekhas äl-ädat ‘Aviram 106:18 wáttiv’är-‘esh baädatam lehavah telahet reshaïm 106:19 yáäsu-égel bejorev wayyishtajawu lemassekhah 106:20 wayyamíru ‘et-kevodam betavnit shor ‘okhel ésev 106:21 shakheju ‘el moshiäm öseh gedolot beMitsráyim

44 Les dio las tierras de unas naciones; heredaron la riqueza de unos pueblos, 45 para que guardaran Sus leyes y observaran Sus enseñanzas. Halelu-Yah.

106 1 Halelu-Yah. Den gracias a Yahwéh, que él es bueno; pues su amor es eterno. 2 ¿Quién puede contar los portentosos actos de Yahwéh, proclamar todas sus alabanzas? 3 Felices son los que actúan justamente, que hacen el bien en todo tiempo. 4 ¡Acuérdate de mí, Yahwéh, cuando favorezcas a tu pueblo; tenme presente cuando los libres, 5 para que disfrute yo la prosperidad de tus escogidos, que participe del gozo de tu nación, que me gloríe en tu propio pueblo. 6 Hemos pecado como nuestros padres; nos hemos descarriado, hemos hecho lo malo. 7 Nuestros antepasados en Mitsráyim no percibieron tus maravillas; no se acordaron de tu abundante amor, sino que se rebelaron en el mar, el Mar de los Juncos. 8 Sin embargo él los salvó, como corresponde a su nombre, para dar a conocer su poder 9 Envió su soplido contra el Mar de los Juncos, se secó; él los dirigió por lo profundo como por el desierto. 10 Los libró del adversario, los redimió del enemigo. 11 El agua cubrió a sus adversarios; ni uno de ellos quedó. 12 Entonces creyeron en su promesa, y cantaron Sus alabanzas. 13 Pero olvidaron pronto Sus obras; no esperaron para aprender Su plan. 14 Se entregaron a un ansia en el desierto, y pusieron a prueba al Poderoso en el sequedal. 15 El les dio lo que pedían, luego los hizo debilitarse. 16 Entonces hubo envidia de Moshé en el campamento, y de Aharón, el consagrado de Yahwéh. 17 La tierra se abrió y se tragó a Datán, se cerró sobre el bando de Abiram. 18 Un fuego se encendió entre su grupo, una llama que consumió a los malvados. 19 Hicieron un becerro en Joreb y se postraron ante una imagen fundida. 20 Cambiaron su Gloria por la imagen de un buey que come hierba. 21 Se olvidaron del Poderoso que los salvó, el que realizó grandes obras en Mitsráyim,

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106:22 nifla’ot be’érets jam nora’ot älyam-suf 106:23 wayyó’mer lehashmidam lule Mosheh vejiro ämad bappérets lefanáw lehashiv jamato mehashjit 106:24 wayyim’asu be’érets jemdah lo’he’emínu lidvaro 106:25 wayyeragnu ve’aholehem lo’ shameü beqol Yhwh 106:26 wayyisa’ yado lahem lehappil ‘otam bammidbar 106:27 ulhappil zar’äm baggoyim ulzarotam ba’aratsot 106:28 wayyitsámdu leVáäl peör wayyo’khelu zivje metim 106:29 wayyakh’ïsu bemaäl’lehem wáttifrots-bam maggefah 106:30 wayyaämod Pínjas wayfal’lel watteätsar hammaggefah 106:31 wattejáshev lo litsdaqah ledor wador äd-ölam 106:32 wayyaqtsífu äl-me Merivah wayyérä leMosheh baävuram 106:33 ki-himru ‘et-rujo wayvate’ bisfatáw 106:34 lo’-hishmídu ‘et-haämmim ‘asher ‘amar Yhwh lahem 106:35 wayyit’ärevu vaggoyim wayyilmedu maäsehem 106:36 wayyaävdu ‘et-ätsabbehem wayyihyu lahem lemoqesh 106:37 wayyizbeju ‘et-benehem we’etbenotehem lashedim 106:38 wayyishpekhu dam naqi dambenehem uvnotehem ‘asher zibbeju laätsabbe khenáän wattejenaf ha’árets baddamim 106:39 wayyitme’u vemaäsehem wayyiznu bemaäl’lehem 106:40 wayyíjar-‘af Yhwh beämmo waytaëv ‘et-najalato 106:41 wayyittenem béyad-goyím wayyimshelu vahem sone’ehem 106:42 wayyiljatsum ‘oyvehem wayyikkaneü tájat yadam 106:43 peämim rabbot yatsilem wehémmah yamru vaätsatam wayyamókku baäwonam 106:44 wayyar’ batsar lahem beshom’ö ‘et-rinnatam

22 maravillosas obras en la tierra de Jam, tremendas obras en el Mar de los Juncos. 23 El los habría destruido si no lo hubiera confrontado en la brecha Moshé su escogido para aplacar su ira destructora. 24 Ellos rechazaron la tierra deseable, y no tuvieron fe en Su promesa. 25 Murmuraron en sus carpas y desobedecieron a Yahwéh. 26 Así que él alzó la mano en juramento para hacerlos caer en el desierto, 27 para dispersar su linaje entre las naciones y esparcirlos por las tierras. 28 Se aferraron a Báal Peor, comieron sacrificios ofrecidos a los muertos. 29 Provocaron la ira con sus obras, y una plaga brotó entre ellos. 30 Pínjas se acercó e intervino, y cesó la plaga. 31 Esto se le acreditó a su mérito para todas las generaciones, por la eternidad. 32 Provocaron la ira en las aguas de Meribah y Moshé sufrió por culpa de ellos, 33 porque se rebelaron contra él y él habló ásperamente. 34 No destruyeron las naciones como les había mandado Yahwéh, 35 sino que se mezclaron con las naciones y aprendieron sus caminos. 36 Adoraron los ídolos de ellas, que vinieron a ser una trampa para ellos. 37 A sus propios hijos e hijas los sacrificaron a los demonios. 38 Derramaron sangre inocente, la sangre de sus hijos e hijas, a quienes sacrificaron para los ídolos de Kenaan; de modo que la tierra se contaminó con culpa de sangre. 39 Así se contaminaron con sus actos, se pervirtieron con sus obras. 40 Yahwéh se enojó con su pueblo, y aborreció a su heredad. 41 Los entregó a las naciones, sus enemigos los gobernaron. 42 Sus enemigos los oprimieron y quedaron sujetos a su poder. 43 El los salvaba una y otra vez, pero ellos eran deliberadamente rebeldes, y así quedaron rebajados por su maldad. 44 Cuando él veía que estaban en angustia, cuando oía su clamor,

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106:45 wayyizkor lahem berito wayyinnajem kerov jasdo [jasadáw] 106:46 wayyitten ‘otam lerajamim lifne kol-shovehem 106:47 hoshiénuYhwh ‘elohénu weqabbetsénu min-haggoyim lehodot leshem qodshékha lehishtabbéaj bithil’latékha 106:48 barukh-Yhwh ‘elohé Yisra’el minhaölam weäd haölam we’amar kol-haäm ‘amen haleluYah

45 se acordaba de su pacto y en su gran fidelidad se aplacaba. 46 El hacía que sus cautivadores se pusieran bondadosos con ellos. 47 Líbranos, oh Yahwéh, Poderoso nuestro, y recógenos de las naciones, para aclamar tu santo nombre, para gloriarnos en tu alabanza. 48 Bendito sea Yahwéh, Poderoso de Yisrael, de eternidad en eternidad. Que todo el pueblo diga “Amén.” Halelu-Yah.

SÉFER HE

LIBRO QUINTO (107-150)

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107:1 hodu leYhwh ki-tov ki leölam jasdo 107:2 yó’mru ge’ule Yhwh ‘asher ge’alam míyad-tsar 107:3 ume’aratsot qibbetsam mimmizraj umimmaärav mitsafon umiyam 107:4 taü vammidbar bishimon dárekh ïr moshav lo’ matsá’u 107:5 reëvim gam-tseme’im nafsham bahem tit’ätaf 107:6 wayyits’äqu ‘el-Yhwh batsar lahem mimmetsuqotehem yatsilem 107:7 wayyadrikhem bedérekh yesharah lalékhet ‘el-ïr moshav 107:8 yodu leYhwh jasdo wenifle’otáw livne ‘adam 107:9 ki-hisbíyä néfesh shoqeqah wenéfesh reëvah míl’le’-tov 107:10 yósheve jóshekh wetsalmáwet ‘asire öni uvarzel 107:11 ki-himru ‘ímre-‘el waätsat ëlyon na’átsu 107:12 wayyakhnä beämal libbam kashelu we’en özer 107:13 wayyiz’äqu ‘el-Yhwh batsar lahem mimmetsuqotehem yoshiëm 107:14 yotsi’em mejóshekh wetsalmáwet umoserotehem yenatteq 107:15 yodu leYhwh jasdo wenifle’otáw livne ‘adam 107:16 ki-shibbar daltot nejóshet uverije varzel giddéä 107:17 ‘ewilim middérekh pish’äm umeäwonotehem yit’annu 107:18 kol-‘ókhel tetaëv nafsham wayyaggíü äd-sháäre máwet

1 “Den gracias a Yahwéh, porque él es bueno; su amor es eterno.” 2 Digan así los redimidos de Yahwéh, los que redimió de la adversidad, 3 a quienes recogió de las tierras, de este a oeste, y del norte y del mar. 4 Algunos se perdieron en el desierto, en el sequedal; no hallaron sitio habitado. 5 Hambrientos y sedientos, su ánimo desfallecía. 6 En su adversidad clamaron a Yahwéh, y él los libró de sus angustias. 7 El les mostró un camino directo para llegar a un sitio habitado. 8 ¡Que alaben a Yahwéh por su amor, sus maravillosas obras por la humanidad; 9 pues él ha saciado al sediento, ha llenado al hambriento de toda cosa buena. 10 Algunos vivían en tinieblas profundas, aprisionados en crueles hierros, 11 porque contaminaron la palabra del Poderoso, despreciaron el consejo del Altísimo. 12 El les humilló el corazón mediante el sufrimiento; tropezaron sin tener quien los ayudara. 13 En su adversidad clamaron a Yahwéh, y él los libró de sus angustias. 14 Los sacó de profundas tinieblas, rompió sus ataduras. 15 Que alaben a Yahwéh por su amor, por sus maravillosas obras para la humanidad, 16 pues quebró puertas de bronce, rompió sus barras de hierro. 17 Ellos eran unos necios que sufrían por camino pecaminoso, y por sus maldades. 18 Todo alimento era detestable para ellos; llegaron a las puertas de la muerte.

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107:19 wayyiz’äqu ‘el-Yhwh batsar lahem mimmetsuqotehem yoshiëm 107:20 yishlaj devaro weyirpa’em wimal’let mishejítotam 107:21 yodu leYhwh jasdo wenifle’otáw livne ‘adam 107:22 weyizbeju zivje todah wisapperu maäsáw berinnah 107:23 yorede hayyam ba’oniot öse mela’khah bemáyim rabbim 107:24 hémmah ra’u maäse Yhwh wenifle’otáw bimtsulah 107:25 wayyó’mer wayyaämed rúaj seärah watteromem gal’láw 107:26 yaälu shamáyim yeredu tehomot nafsham beraäh titmogag 107:27 yajóggu weyanúü kashikkor wekhol-jakhmatam titbal’lä 107:28 wayyits’äqu ‘el-Yhwh batsar lahem umimmetsuqotehem yotsi’em 107:29 yaqem seärah lidmamah wayyejeshu gal’lehem 107:30 wayyismeju khi-yishtóqu wayyanjem ‘el-mejoz jeftsam 107:31 yodu leYhwh jasdo wenifle’otáw livne ‘adam 107:32 wiromemúhu bíqhal-äm uvmoshav zeqenim yehalelúhu 107:33 yasem neharot lemidbar umotsá’e máyim letsimma’on 107:34 ‘érets peri limlejah meraät yósheve vah 107:35 yasem midbar lá’agam-máyim we’érets tsiyah lemotsá’e máyim 107:36 wayyóshev sham reëvim waykhonenu ïr moshav 107:37 wayyizreü sadot wayyiteü kheramim wayyaäsu peri tevu’ah 107:38 wayvarakhem wayyirbu me’od uvehemtam lo’ yam’ït 107:39 wayyim’ätu wayyashóju meótser raäh weyagon 107:40 shofekh buz äl-nedivim wayyat’ëm betohu lo’-dárekh 107:41 waysaggev ‘evyon meóni wayyásem katso’n mishpajot 107:42 yir’u yesharim weyismáju wékhol-äwláh qáftsah píha 107:43 mi-jakham wéyishmor-‘él’leh weyitbonenu jasde Yhwh

19 En su adversidad clamaron a Yahwéh, y él los libró de sus angustias. 20 El dio una orden y los sanó, los libró de los hoyos. 21 Que alaben a Yahwéh por su amor, por sus maravillosas obras para la humanidad. 22 Que ofrezcan sacrificios de agradecimiento, y cuenten Sus obras en gozosa canción. 23 Otros bajan al mar en barcos, hacen sus negocios en las poderosas aguas; 24 han visto las obras de Yahwéh y sus maravillas en lo profundo. 25 Por Su palabra levantó una tempestad de viento que hace encresparse las olas. 26 Subiendo al cielo, hundiéndose en las profundidades, vomitando en su miseria, 27 bamboleaban y zigzagueaban como un borracho, de nada les valía su destreza. 28 En su adversidad clamaban a Yahwéh, y él los libraba de sus angustias. 29 Redujo la tormenta a un susurro; las olas se calmaron. 30 Ellos se alegraron cuando todo se aquietó, y los condujo al puerto deseado. 31 Que alaben a Yahwéh por su amor, por sus maravillosas obras para la humanidad. 32 Que lo ensalcen en la congregación del pueblo, que lo aclamen en la asamblea de los ancianos. 33 El convierte los ríos en desiertos, los manantiales de agua en tierra sedienta, 34 la tierra fértil en pantano salino, por la maldad de sus habitantes. 35 Convierte el desierto en estanques de agua, la tierra seca en manantiales de agua. 36 Ahí establece al hambriento; ellos edifican lugar donde habitar. 37 Siembran campos y plantan viñas que producen abundante cosecha. 38 El los bendice y aumentan grandemente; y no deja que disminuya su ganado, 39 después de haber sido ellos disminuidos y abatidos por opresión, miseria y tristeza. 40 El derrama desprecio sobre los hombres grandes y los hace extraviarse en desiertos sin camino; 41 pero al necesitado lo libra del sufrimiento, y aumenta sus familias como rebaños. 42 Los rectos lo ven y se gozan; se les tapa la boca a todos los malhechores. 43 Los sabios observarán esto; considerarán el amor de Yahwéh.

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108:1 shir mizmor leDawid 108:2 nakhon libbi ‘elohim ‘ashírah wa’azammerah ‘af-kevodi 108:3 ürah hannével wekhinnor ‘aírah shájar 108:4 ‘odekha vaämmim Yhwh wa’azammerkha bal’ummim 108:5 ki-gadol méäl-shamáyim jasdékha wéäd-shejaqim ‘amittekha 108:6 rúmah äl-shamáyim ‘elohim weäl kol-ha’árets kevodékha 108:7 lemáän yejaltsun yedidékha hoshíäh yeminekha waänéni 108:8 ‘elohim dibber beqodsho ‘eëlózah ‘ajal’leqah shekhem weémeq sukkot ‘amadded 108:9 li gil’äd li Menasheh we’Efráyim maöz ro’shi Yehudah mejoqeqi 108:10 mo’av sir rajtsi äl-‘edom ‘ashlikh naäli älé-feléshet ‘etroä 108:11 mi yoviléni ïr mivtsar mi najáni äd-‘edom 108:12 haló’-’elohím zenajtánu wélo’tetse’ ‘elohim betsiv’oténu 108:13 hávah-lánu ëzrat mitsar weshaw’ teshuät ‘adam 108:14 be’lohim náäseh-jáyil wehu’ yavus tsarénu

1 Canción. Melodía de Dawid. 1 Mi corazón está firme, oh Poderoso; cantaré y entonaré alabanzas con todo mi ser. 3 ¡Despierta, arpa y lira! que despertaré al alba. 4 Te alabaré entre los pueblos, oh Yahwéh, te entonaré alabanzas entre las naciones; 5 pues tu fidelidad es más alta que los cielos; tu amor llega al firmamento. 6 ¡Exáltate sobre los cielos, oh Poderoso; que tu gloria esté sobre toda la tierra! 7 Para que sean rescatados tus amados, libra con tu diestra y respóndeme. 8 El Poderoso ha prometido en su santuario que yo dividiría alegremente a Shekem, y mediría el Valle de Sukot; 9 Guilad y Menasheh serían míos, Efráyim mi principal fortaleza, Yahudah mi cetro; 10 Moab sería la vasija en que me lavo; sobre Edom echaré mi zapato; echaré un grito sobre Peléshet. 11 ¡Quién me guiara a la ciudad fortificada! ¡Quién me llevara hasta Edom! 12 Pero tú nos has rechazado, oh Poderoso; Elohim, ya no marchas con nuestros ejércitos. 13 Concédenos tu ayuda contra el adversario, que la ayuda del hombre es inútil. 14 Con el Poderoso triunfaremos; él pisoteará a nuestros enemigos.

109 109:1 lamnatséaj leDawid mizmor ‘elohé tehil’lati ‘al-tejerash 109:2 ki fi rashä úfi-mirmáh äláy patáju dibberu ‘itti leshon sháqer 109:3 wedivre sin’ah sevavúni wayyil’lajamúni jinnam 109:4 tájat-‘ahavatí yistenúni wa’ani tefil’lah 109:5 wayyasímu äláy raäh tájat tovah wesin’ah tájat ‘ahavati 109:6 hafqed äláw rashä wesatan yaämod äl-yemino 109:7 behisháfeto yetse’ rashä utfil’lato tihyeh lajata’ah 109:8 yihyu-yamáw meätim pequddato yiqqaj ‘ajer 109:9 yihyú-vanáw yetomim we’ishto ‘almanah

109 1 Para el director. De Dawid. Melodía. Oh Poderoso de mi alabanza, no estés callado, 2 que el malvado y el engañoso abren su boca contra mí; me hablan con lengua mentirosa. 3 Me rodean con palabras de odio; me atacan sin causa. 4 Responden a mi amor con acusación, pero yo me entrego a la oración. 5 Me pagan mal por bien, odio por mi amor. 6 Nombra sobre él a un malvado; que un adversario esté a su diestra, 7 que lo juzguen y salga convicto; que lo enjuicien y lo hallen culpable. 8 Que sean pocos sus días; que otro tome su oficio. 9 Que sus hijos queden huérfanos, su esposa quede viuda.

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109:10 wenóä yanúü vanáw weshi’élu wedareshu mejarevotehem 109:11 yenaqqesh nósheh lékhol-‘ásherlo weyavózzu zarim yegiö 109:12 ‘al-yehí-lo moshekh jásed wé’alyehí jonen litomáw 109:13 yéhi-‘ajaritó lehakhrit bedor ‘ajer yimmaj shemam 109:14 yizzakher äwon ‘avotáw ‘el-Yhwh wejata’t ‘immo ‘al-timmaj 109:15 yihyu néged-Yhwh tamid weyakhret me’érets zikhram 109:16 yáän ‘asher lo’ zakhar äsot jásed wayyirdof ‘ish-äní we’evyon wenikh’eh levav lemotet 109:17 wayye’ehav qelalah wattevo’éhu weló’-jaféts bivrakhah wattirjaq mimménnu 109:18 wayyilbash qelalah kemaddo wattavo’ khammáyim beqirbo wekhashemen beätsmotáw 109:19 téhi-lo kevéged yäteh ulmézaj tamid yajgeréha 109:20 zo’t peül’lat sotenáy me’et Yhwh wehaddoverim rä äl-nafshi 109:21 we’attah Yhwh ’Adonáy áseh-‘ittí lemáän shemékha ki-tov jasdekha hatsiléni 109:22 ki-äni we’evyon ‘anókhi welibbi jalal beqirbi 109:23 ketsél-kintotó nehelákhti ni’nárti ka’arbeh 109:24 birkáy kashelu mitsom uvsari kajash mishámen 109:25 wa’ani hayíti jerpah lahem yir’úni yeniün ro’sham 109:26 özréni Yhwh ‘eloháy hoshiéni khejasdékha 109:27 weyédeü ki-yadkha zo’t ‘attah Yhwh äsitah 109:28 yeqálelu-hémmah we’attah tevarekh qámu wayyevóshu weävdekha yismaj 109:29 yilbeshu sotenáy kelimmah weyaätu kham’ïl boshtam 109:30 ‘odeh Yhwh me’od befi uvetokh rabbim ‘ahalelénnu 109:31 ki-yaämod limin ‘evyon lehoshíyä mishofete nafsho

10 Que sus hijos vaguen sin hogar, mendigando en busca de [pan] lejos de sus hogares arruinados. 11 Que su acreedor le quite todas sus posesiones; que los extraños saqueen su riqueza. 12 Que nadie le tenga compasión; que nadie se apiade de sus huérfanos; 13 Sea cortada su posteridad; que sus nombres sean borrados en la próxima generación. 14 Que Yahwéh se acuerde siempre de la maldad de sus padres, y que no se borre el pecado de su madre. 15 Que Yahwéh esté siempre al tanto de ellos y haga cortar su nombre de la tierra, 16 porque no se acordó de actuar con bondad, y persiguió para matar al pobre y al necesitado, al oprimido de espíritu. 17 Le gustaba maldecir -¡que le venga maldición! No quería bendecir -¡que se le aleje la bendición! 18 Que se vista de maldición como de vestido, que entre en su cuerpo como agua, en sus huesos como aceite. 19 Que le sea como el manto con que se envuelve, como la correa que siempre lleva. 20 Que así les pague Yahwéh a mis adversarios, a todos los que hablan mal de mí. 21 Pero tú, Yahwéh Soberano, actúa en mi favor como conviene a tu nombre. Tú que eres bueno y fiel, sálvame. 22 Porque estoy pobre y necesitado, y mi corazón está herido dentro de mí. 23 Me desvanezco como la sombra que declina; estoy sacudido como saltamontes. 24 Mis rodillas se debilitan por el ayuno; mi carne está flaca, ha perdido la grasa. 25 Soy el objeto de la burla de ellos; cuando me ven, menean la cabeza. 26 Ayúdame, Yahwéh, Poderoso mío; sálvame conforme a tu amor, 27 para que sepan que fue tu mano, que tú, Yahwéh, lo has hecho. 28 Que maldigan ellos, pero tú bendice; que se levanten, pero queden avergonzados, mientras tus servidores se alegran. 29 Mis adversarios se cubrirán de vergüenza, envueltos en su propia desgracia como en un manto. 30 Mi boca entonará mucha alabanza a Yahwéh; lo aclamaré en medio de una multitud, 31 porque él se pone a la diestra del necesitado, para salvarlo de los que quieren condenarlo.

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110:1 leDawid mizmor ne’um Yhwh la’doni shev limini äd-‘ashit ‘oyevékha hadom leraglékha 110:2 mateh üzzekha yishlaj Yhwh miTsiyon redeh beqérev ‘oyevékha 110:3 ämmekha nedavot beyom jelékha behádre-qódesh meréjem mishjar lekha tal yaldutékha 110:4 nishbä Yhwh welo’ yinnajem ‘attah-khohen leölam äl-divrati Málki-tsédeq 110:5 ‘Adonáy äl-yeminekha majats beyom-‘appo melakhim 110:6 yadin baggoyim male’ gewiyot májats ro’sh äl-‘érets rabbah 110:7 minnájal baddérekh yishteh äl-ken yarim ro’sh

1 De Dawid. Melodía. Yahwéh dijo a mi amo: “Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por tarima de tus pies.” 2 Yahwéh enviará desde Tsiyón tu poderoso cetro; ¡domina en medio de tus enemigos! 3 Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu batalla. En santidad majestuosa, desde el vientre, desde la aurora, tú eras el rocío de la juventud. 4 Yahwéh ha jurado y no se retractará: “Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de MalkiTsédek.” 5 Yahwéh está a tu diestra, él quebranta reyes en el día de su ira. 6 Ejecutará juicio sobre las naciones, amontonando cadáveres, aplastando cabezas a todo lo ancho. 7 Beberá del arroyo por el camino; por tanto llevará su cabeza en alto.

111 111:1 haleluYah ‘odeh Yhwh békholleváv besod yesharim weëdah 111:2 gedolim maäse Yhwh derushim lékhol-jeftsehém 111:3 hod wehadar paölo wetsidqato ömédet laäd 111:4 zékher äsah lenifle’otáw jannun werajum Yhwh 111:5 téref natan lire’áw yizkor leölam berito 111:6 kóaj maäsáw higgid leämmo latet lahem najalat goyim 111:7 maäse yadáw ‘emet umishpat ne’emanim kol-piqqudáw 111:8 semukhim laäd leölam äsuyim be’emet weyashar 111:9 pedut shalaj leämmo tsiwwah leölam berito qadosh wenora’ shemo 111:10 re’shit jokhmah yir’at Yhwh sékhel tov lékhol-ösehém tehil’lato ömédet laäd

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112:1 haleluYah ‘áshrey ‘ish yare’ ‘etYhwh bemitswotáw jafets me’od 112:2 gibbor ba’árets yihyeh za’rö dor yesharim yevorakh

1 Halelu-Yah. Doy gracias a Yahwéh con todo mi corazón en la congregación reunida de los rectos. 2 Las obras de Yahwéh son grandes, al alcance de todos los que las desean. 3 Sus obras son espléndidas y gloriosas; su beneficencia es eterna; 4 ha ganado renombre por sus maravillas. Yahwéh es bondadoso y compasivo; 5 El da alimento a los que lo honran; siempre se acuerda de su pacto. 6 Reveló a su pueblo sus obras maravillosas, al darles la herencia de las naciones. 7 Las obras de sus manos son verdad y justicia; todos sus preceptos son duraderos, 8 bien fundados para toda la eternidad, hechos en verdad y equidad. 9 Envió redención a su pueblo; ordenó su pacto para siempre; su nombre es santo y respetable. 10 El principio de la sabiduría es el respeto a Yahwéh; todos los que lo practican obtienen sano entendimiento. Su alabanza dura para siempre.

1 Halelu-Yah. Feliz el hombre que respeta a Yahwéh, que se dedica con fervor a sus mandamientos. 2 Sus descendientes serán poderosos en la tierra, una generación bendecida de hombres rectos.

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112:3 hon-waósher beveto wetsidqato ömédet laäd 112:4 zaraj bajóshekh ‘or laysharim jannun werajum wetsaddiq 112:5 tóv-‘ish jonen umalweh yekhalkel devaráw bemishpat 112:6 ki-leölam lo’-yimmot lezékher ölam yihyeh tsaddiq 112:7 mishemuäh raäh lo’ yira’ nakhon libbo batúaj beYhwh 112:8 samukh libbo lo’ yira’ äd ‘ásheryir’éh vetsaráw 112:9 pizzar natan la’evyonim tsidqato ömédet laäd qarno tarum bekhavod 112:10 rashä yir’eh wekhaäs shinnáw yajaroq wenamas ta’awat reshaïm to’ved

3 Bienestar y riquezas hay en su casa, y su benevolencia dura para siempre. 4 Una luz brilla para el recto en las tinieblas; él es bondadoso, compasivo, y benévolo. 5 Todo le va bien al hombre que presta generosamente, que maneja sus asuntos con equidad. 6 Nunca será conmovido; al benévolo lo recuerdan siempre. 7 No le teme a malas noticias; su corazón está firme, confiado en Yahwéh. 8 Su corazón es resuelto, no tiene temor; al final verá la caída de sus adversarios. 9 Reparte libremente a los pobres; su benevolencia dura para siempre; levantará su frente con honor. 10 El malvado lo verá y se enojará; crujirá los dientes; su valor flaqueará. El deseo de los malvados parará en nada.

113 113:1 haleluYah halelu ävde Yhwh halelu ‘et-shem Yhwh 113:2 yehi shem Yhwh mevorakh meättah wéäd-ölám 113:3 mímmizraj-shémesh äd-mevo’o mehul’lal shem Yhwh 113:4 ram äl-kol-goyim Yhwh äl hashamáyim kevodo 113:5 mi keYhwh ’elohénu hammagbihi lashávet 113:6 hammashpili lir’ot bashamáyim uva’árets 113:7 meqimi meäfar dal me’ashpot yarim’evyon 113:8 lehoshivi ïm-nedivim ïm nedive ämmo 113:9 moshivi äqéret habbáyit ‘emhabbanim semejah haleluYah

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114:1 betse’t yisra’el miMmitsráyim bet Yaäqov meäm loëz 114:2 hayetah yehudah leqodsho Yisra’el mamshelotáw 114:3 hayyam ra’ah wayyanos hayYarden yissov le’ajor 114:4 heharim raqedu khe’elim gevaöt kívne-tso’n 114:5 mah-lekha hayyam ki tanus hayYarden tissov le’ajor

1 Cuando Yisrael salió de Mitsráyim, la casa de Yaaqob de un pueblo de habla extraña, 2 Yahudah vino a ser su consagrado; Yisrael, su dominio. 3 El mar los vio y huyó, el Yardén corrió hacia atrás, 4 las montañas saltaron como carneros, las colinas como ovejas. 5 ¿Qué te alarmó, oh mar, que huiste, y a ti, Yardén, que te volviste atrás,

1 Halelu-Yah. Oh servidores de Yahwéh, den alabanza; alaben el nombre de Yahwéh. 2 Sea bendito el nombre de Yahwéh ahora y siempre. 3 Desde donde nace el sol hasta donde se pone se alaba el nombre de Yahwéh. 4 Yahwéh se eleva por sobre todas las naciones; su gloria está por encima de los cielos. 5 ¿Quién es como Yahwéh nuestro Poderoso, que, entronizado en las alturas, 6 ve lo que hay abajo, en el cielo y en la tierra? 7 El levanta al pobre del polvo, alza al necesitado del montón de basura, 8 para ponerlos con los grandes, con los grandes de su pueblo. 9 El pone a la estéril a [tener] familia, como feliz madre de hijos. Halelu-Yah.

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6 ustedes montañas, que saltaron como carneros, y ustedes colinas, como ovejas? 7 Tiembla, oh tierra, a la presencia de Yahwéh, a la presencia del Poderoso de Yaaqob, 8 que convirtió la peña en estanque de agua, la roca dura en una fuente.

114:6 heharim tirqedu khe’elim gevaöt kívne-tso’n 114:7 mil’lifne ‘adon júli ‘árets mil’lifne ‘eloah Yaäqov 114:8 hahofekhi hatsur ‘ágam-máyim jal’lamish lémäyeno-máyim

115 115:1 lo’ lánu Yhwh lo’ lánu ki-leshimkha ten kavod äl-jasdekha äl-‘amittékha 115:2 lámmah yo’meru haggoyim ‘áyyeh-na’ ‘elohehem 115:3 we’lohénu vashamáyim kol ‘ásherjaféts äsah 115:4 ätsabbehem késef wezahav maäseh yede ‘adam 115:5 peh-lahem welo’ yedabbéru ënáyim lahem welo’ yir’u 115:6 ‘oznáyim lahem welo’ yishmáü ‘af lahem welo’ yerijun 115:7 yedehem welo’ yemishun raglehem welo’ yehal’lekhu lo’-yehgu bigronam 115:8 kemohem yihyu ösehem kol ‘ásher-botéaj bahem 115:9 Yisra’el betaj beYhwh ëzram umaginnam hu’ 115:10 bet ‘Aharon bitju veYhwh ëzram umaginnam hu’ 115:11 yir’e Yhwh bitju veYhwh ëzram umaginnam hu’ 115:12 Yhwh zekharánu yevarekh yevarekh ‘et-bet Yisra’el yevarekh ‘et-bet ‘Aharon 115:13 yevarekh yir’e Yhwh haqqetannim ïm-haggedolim 115:14 Yosef Yhwh älekhem älekhem wéäl-benekhém 115:15 berukhim ‘attem leYhwh öseh shamáyim wa’árets 115:16 hashamáyim shamáyim leYhwh weha’árets natan livné-‘adám 115:17 lo’hammetim yehálelu-Yah welo’ kol-yorede dumah 115:18 wa’anájnu nevarekh Yah meättah wéäd-ölam haleluYah

115 1 No a nosotros, oh Yahwéh, no a nosotros sino a tu nombre da gloria, por causa de tu amor y tu fidelidad. 2 Que no digan las naciones: “¿Dónde está ahora su Poderoso?”, 3 cuando nuestro Poderoso está en el cielo y todo lo que quiere lo realiza. 4 Los ídolos de ellos son plata y oro, obra de manos de hombres. 5 Tienen boca, pero no hablan; ojos, pero no ven; 6 tienen oídos, pero no oyen; nariz, pero no huelen; 7 tienen manos, pero no palpan; pies, pero no andan; no emiten ni un sonido con su garganta. 8 Los que los hacen, todos los que confían en ellos, vendrán a ser como ellos. 9 ¡Oh Yisrael, confía tú en Yahwéh! El es la ayuda de ellos y su escudo. 10 ¡Oh casa de Aharón, confía en Yahwéh! El es la ayuda de ellos y su escudo. 11 ¡Ustedes los que respetan a Yahwéh, confíen en Yahwéh! El es la ayuda de ellos y su escudo. 12 Yahwéh se acuerda de nosotros, él nos bendecirá; bendecirá a la casa de Yisrael; bendecirá a la casa de Aharón; 13 bendecirá a los que respetan a Yahwéh, pequeños y grandes por igual. 14 Que Yahwéh aumente sus números, a ustedes y a sus hijos también. 15 Benditos sean ustedes de Yahwéh, Hacedor del cielo y de la tierra. 16 Los cielos pertenecen a Yahwéh, pero la tierra se la dio a los seres humanos. 17 Los muertos no pueden alabar a Yah, ni ninguno que baje al silencio. 18 Pero nosotros bendeciremos a Yah ahora y siempre. Halelu-Yah.

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116:1 ‘ahávti ki-yishmä Yhwh ‘et-qoli tajanunáy 116:2 ki-hitah ‘azeno li uvyamáy ‘eqra’ 116:3 ‘afafúni jévle-máwet umetsare she’ol metsa’úni tsarah weyagon ‘emtsa’ 116:4 uveshem-Yhwh ‘eqra’ ‘annah Yhwh mal’letah nafshi 116:5 jannun Yhwh wetsaddiq we’lohénu merajem 116:6 shomer peta’yim Yhwh dal’loti weli yehoshíyä 116:7 shuvi nafshi limnujáykhi ki-Yhwh gamal äláykhi 116:8 ki jil’látsta nafshi mimmáwet ‘et-ëni min-dim’äh ‘et-ragli middéji 116:9 ‘ethal’lekh lifne Yhwh be’artsot hajayyim 116:10 he’emánti ki ‘adabber ‘ani äníti me’od 116:11 ‘ani ‘amarti vejofzi kol-ha’adam kozev 116:12 mah-‘ashiv leYhwh kol-tagmulóhi äláy 116:13 kos-yeshuöt ‘esa ‘uveshem Yhwh ‘eqra’ 116:14 nedaráy leYhwh ‘ashal’lem négdah-na’ lékhol-ämmó 116:15 yaqar beëne Yhwh hammáwtah lajasidáw 116:16 ‘annah Yhwh ki-‘ani ävdékha ‘ani-ävdekhá ben-‘amatékha pittájta lemoseráy 116:17 lekhá-‘ezbáj zévaj todah uveshem Yhwh ‘eqra’ 116:18 nedaráy leYhwh ‘ashal’lem négdah-na’ lékhol-ämmó 116:19 bejatsrot bet Yhwh betokhékhi Yerushaláim haleluYah

1 Yo amo a Yahwéh porque él oye mi voz, mis súplicas; 2 porque vuelve a mí su oído siempre que llamo. 3 Me rodearon los lazos de la muerte; me sorprendieron las angustias de la Fosa. Me encontré con la aflicción y el dolor, 4 e invoqué el nombre de Yahwéh: “¡Oh Yahwéh, salva mi vida!” 5 Yahwéh es bondadoso y benévolo; nuestro Poderoso es compasivo. 6 Yahwéh protege a los sencillos; yo fui humillado y él me libró. 7 Descansa otra vez, vida mía, que Yahwéh ha sido bueno contigo. 8 Tú has librado mi vida de la muerte, mis ojos del llanto, mis pies de la caída. 9 Andaré delante de Yahwéh en la tierra de los vivos. 10 Yo confío [en Yahwéh]; en un gran sufrimiento hablé 11 y dije rudamente: “Todos los hombres son falsos.” 12 ¿Cómo podré corresponderle a Yahwéh por todos sus beneficios para conmigo? 13 Levanto la copa de liberación e invoco el nombre de Yahwéh. 14 Pagaré mis votos a Yahwéh en presencia de todo su pueblo. 15 La muerte de sus fieles es dolorosa a la vista de Yahwéh. 16 Oh Yahwéh, yo soy tu servidor, servidor tuyo, el hijo de tu servidora; tú has roto los lazos que me ataban. 17 Sacrificaré una ofrenda de agradecimiento a ti e invocaré el nombre de Yahwéh. 18 Pagaré mis votos a Yahwéh en presencia de todo su pueblo, 19 en los atrios de la casa de Yahwéh, en medio de Yerushalem. Halelu-Yah.

117 117:1 halelu ‘et-Yhwh kol-goyim shabbejúhu kol-ha’ummim 117:2 ki gavar älénu jasdo wé’emetYhwh leölam haleluYah

117 1 Alaben a Yahwéh, todas las naciones; alábenlo, todos los pueblos, 2 porque grande es su amor hacia nosotros; la fidelidad de Yahwéh dura para siempre. Halelu-Yah.

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118:1 hodu leYhwh ki-tov ki leölam jasdo 118:2 yó’mar-na’ Yisra’el ki leölam jasdo 118:3 yó’mru-na’ vet-‘Aharon ki leölam jasdo 118:4 yó’mru-na’ yir’e Yhwh ki leölam jasdo 118:5 min-hammetsar qará’ti Yah änáni vammerjav yah 118:6 Yhwh li lo’ ‘ira’ mah-yaäseh li ‘adam 118:7 Yhwh li beözeráy wa’ani’ er’eh vesone’áy 118:8 tov lajasot beYhwh mibbetóaj ba’adam 118:9 tov lajasot beYhwh mibbetóaj bindivim 118:10 kol-goyim sevavúni beshem Yhwh ki ‘amilam 118:11 sabbúni gam-sevavúni beshem Yhwh ki ‘amilam 118:12 sabbúni khidvorim doäkhu ke’esh qotsim beshem Yhwh ki ‘amilam 118:13 dajoh dejitáni linpol weYhwh äzaráni 118:14 özzi wezimrat Yah wáyhi-li lishuäh 118:15 qol rinnah wishuäh be’ahole tsaddiqim yemin Yhwh ösah jáyil 118:16 yemin Yhwh romemah yemin Yhwh ösah jáyil 118:17 lo’ ‘amut ki-‘ejyeh wa’asapper maäsey Yah 118:18 yassor yisseránni Yah welammáwet lo’ netanáni 118:19 pítju-li sháäre-tsédeq ‘ávo’-vam ‘odeh Yah 118:20 zeh-hashaär leYhwh tsaddiqim yavó’u vo 118:21 ‘odekha ki änitáni wattehi-li lishuäh 118:22 ‘éven ma’asu habbonim hayetah lero’sh pinnah 118:23 me’et Yhwh háytah zo’t hi’ nifla’t beënénu 118:24 zeh-hayyom äsah Yhwh nagílah wenismejah vo 118:25 ‘ánna’ Yhwh hoshíäh na’ ‘ánna’ Yhwh hatslijah na’

1 Den gracias a Yahwéh, porque él es bueno; su amor es eterno. 2 Dígalo Yisrael, que su amor es eterno; 3 Dígalo la casa de Aharón, que su amor es eterno. 4 Díganlo los que honran a Yahwéh, que su amor es eterno. 5 En la angustia clamé a Yah; y Yah me respondió y me dio alivio 6 Yahwéh está de mi parte, no tengo temor; ¿qué puede hacerme el hombre? 7 Con Yahwéh de mi parte como mi ayudador, veré la caída de mis adversarios. 8 Es mejor refugiarse en Yahwéh que confiar en los mortales; 9 es mejor refugiarse en Yahwéh que confiar en los grandes. 10 Todas las naciones me han cercado; por el nombre de Yahwéh seguramente las destruiré. 11 Me cercaron, me rodearon; por el nombre de Yahwéh seguramente las destruiré. 12 Me han cercado como abejas; se apagarán como espinos ardientes; por el nombre de Yahwéh seguramente las destruiré. 13 Me acometiste con ímpetu, casi caí; pero Yahwéh me ayudó. 14 Yah es mi fortaleza y mi poder; ha venido a ser mi liberación. 15 Las carpas de los victoriosos resuenan con gozosos cantos de liberación: “¡La diestra de Yahwéh es triunfante! 16 ¡La diestra de Yahwéh es exaltada! ¡La diestra de Yahwéh es triunfante!” 17 No voy a morir sino a vivir y a proclamar las obras de Yah. 18 Yah me castigó severamente, pero no me entregó a la muerte. 19 Abranme las puertas de la victoria para entrar por ellas y alabar a Yah. 20 Esta es la puerta de Yahwéh -los victoriosos entrarán por ella. 21 Te doy gracias porque me has respondido, y has venido a ser mi liberación. 22 La piedra que desecharon los constructores ha venido a ser la principal piedra angular. 23 Esto es obra de Yahwéh; es maravilloso a nuestros ojos. 24 Este es el día que ha hecho Yahwéh alegrémonos y regocijémonos en él. 25 ¡Líbranos, Yahwéh, por favor! ¡Prospéranos, Yahwéh, por favor!

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118:26 barukh habba’ beshem Yhwh berakhnukhem mibbet Yhwh 118:27 ‘el Yhwh wayya’er lánu ‘ísru-jag baävotim äd-qarnot hammizbéaj 118:28 ‘eli ‘attah we’odékha ‘eloháy ‘aromemékha 118:29 hodu leYhwh ki-tov ki leölam jasdo

26 ¡Bendito sea el que viene en el nombre de Yahwéh! ¡Los bendecimos desde la Casa de Yahwéh. 27 Yahwéh es el Poderoso; él nos ha dado luz; amarren la ofrenda festiva con cuerdas a los cuernos del altar. 28 Tú eres mi Poderoso y yo te alabaré; tú eres mi Poderoso y yo te ensalzaré. 29 Den gracias a Yahwéh porque él es bueno, su amor es eterno.

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119:1 ‘ashre temíme-dárekh haholekhim betorat Yhwh 119:2 ‘ashre notsere ëdotáw békhol-lev yidreshúhu 119:3 ‘af lo’-faälu äwlah bidrakháw halákhu 119:4 ‘attah tsiwwítah fiqqudékha lishmor me’od 119:5 ‘ajaláy yikkónu derakháy lishmor juqqékha 119:6 ‘az lo’-‘evosh behabbiti ‘el-kolmitswotékha 119:7 ‘odekha beyósher levav belomdi mishpete tsidqékha 119:8 ‘et-juqqékha ‘eshmor ‘al-taäzvéni äd-me’od

[Álef] Felices los de conducta intachable, los que siguen la Enseñanza de Yahwéh. 2 Felices los que observan sus decretos, los que lo buscan de todo corazón. 3 No han hecho lo malo, sino que han seguido Sus caminos. 4 Tú has mandado que se guarden diligentemente tus preceptos. 5 Quisiera que fueran firmes mis caminos en guardar tus leyes; 6 entonces no quedaría yo avergonzado cuando me fije en todos tus mandamientos. 7 Te alabaré con corazón sincero a medida que aprendo tus reglas. 8 Guardaré tus leyes; no me abandones por completo. [Bet] b 9 ¿Cómo podrá un joven mantener puro su 119:9 bammeh yézakkeh-náär ‘et-‘orjo camino? -aferrándose a tu palabra. lishmor kidvarékha 10 Te he buscado con todo mi corazón; no dejes 119:10 békhol-libbi derashtíkha ‘alque me aparte de tus mandamientos tashgéni mimmitswotékha 11 En mi corazón atesoro tu palabra; para no 119:11 belibbi tsafánti ‘imratékha lemáän pecar contra ti. 12 Bendito seas, Yahwéh; adiéstrame en tus lo’ ‘éjeta’-lakh leyes. 119:12 barukh ‘attah Yhwh lammedéni 13 Con mis labios ensayo todas las reglas que juqqékha proclamaste. 119:13 bisfatáy sippárti kol míshpete14 En el camino de tus decretos me gozo como fíkha en muchas riquezas. 119:14 bedérekh ëdwotékha sáti keäl 15 Estudio tus preceptos; me fijo en tus caminos; kol-hon 16 me deleito en tus leyes; no descuidaré tu 119:15 befiqqudékha ‘asíjah we’abbítah palabra. ‘orejotékha [Guímel] 119:16 bejuqqotékha ‘eshtaäshä lo’ 17 Trata con bondad a tu servidor, para que viva ‘eshkaj devarékha y guarde tu palabra. g 18 Abre mis ojos para que perciba las maravillas de tu Enseñanza. 119:17 gemol äl-ävdekha ‘ejeyeh

we’eshmerah devarékha 119:18 gal-ënáy we’abbítah nifla’ot mittoratékha 97

119:19 ger ‘anokhi va’árets ‘al-taster mimménni mitswotékha 119:20 garesah nafshi leta’avah ‘elmishpatékha vékhol-ët 119:21 gaárta zedim ‘arurim hashogim mimmitswotékha 119:22 gal meäláy jerpah wavuz kiëdotékha natsárti 119:23 gam yashevu sarim bi nidbáru ävdekha yasíaj bejuqqékha 119:24 gam-ëdotékha shaäshuáy ‘anshe ätsati

d 119:25 daveqah leäfar nafshi jayyéni kidvarékha 119:26 derakháy sippárti wattaänéni lammedéni juqqékha 119:27 dérekh-piqqudékha havinéni we’asíjah benifle’otékha 119:28 dalefah nafshi mittugah qayyeméni kidvarékha 119:29 dérekh-shéqer haser mimménni wetoratekha jonnéni 119:30 dérekh-‘emunáh vajárti mishpatékha shiwwíti 119:31 daváqti veëdewotékha Yhwh ‘altevishéni 119:32 dérekh-mitswotékha ‘aruts ki tarjiv libbi

h 119:33 horéni Yhwh dérekh juqqékha we’etserénnah éqev 119:34 havinéni we’etserah toratékha we’eshmerénnah vékhol-lev 119:35 hadrikhéni bintiv mitswotékha kivo jafátsti 119:36 hat-libbi ‘el-ëdewotékha we’al ‘elbátsä 119:37 haävér ënáy mere’ot shaw’ bidrakhékha jayyéni 119:38 haqem leävdekha ‘imratékha ‘asher leyir’atékha 119:39 haäver jerpati ‘asher yagórti kimishpatékha tovim 119:40 hinneh ta’ávti lefiqqudékha betsidqatkha jayyéni

19 Soy sólo un peregrino en esta tierra; no me ocultes tus mandamientos. 20 Mi vida se consume anhelando tus reglas todo el tiempo. 21 Tú reprendes a los insolentes malditos que se apartan de tus mandamientos. 22 Aparta de mí el insulto y el abuso, que yo observo tus decretos. 23 Aunque se reúnan príncipes y hablen contra mí, tu servidor estudia tus leyes. 24 Porque tus decretos son mi deleite, mis compañeros íntimos. [Dálet] 25 Mi vida se pega al polvo; reavívame de acuerdo a tu palabra. 26 Yo he declarado mi camino, y tú me has respondido; adiéstrame en tus leyes. 27 Hazme entender el camino de tus preceptos, para que estudie tus maravillosos actos. 28 Estoy deshecho de tristeza; sosténme conforme a tu palabra. 29 Aleja de mí todo camino falso; favoréceme con tu Enseñanza. 30 He escogido el camino de la fidelidad; he puesto tus reglas delante de mí. 31 Me aferro a tus decretos; oh Yahwéh, no me avergüences. 32 Con fervor me apego a tus mandamientos, porque tú amplías mi entendimiento. [He] 33 Enséñame, oh Yahwéh, el camino de tus leyes; yo las guardaré hasta lo último. 34 Dame entendimiento, para que observe tu Enseñanza y la guarde de todo corazón. 35 Guíame en la senda de tus mandamientos, porque esa es mi preocupación. 36 Inclina mi corazón a tus decretos y no al amor a las ganancias. 37 Aparta mis ojos de mirar la falsedad; presérvame por tus caminos. 38 Cúmplele tu promesa a tu servidor, que es para los que te adoran. 39 Aleja el oprobio que temo, porque tus reglas son buenas. 40 Mira que yo he ansiado tus preceptos; presérvame por tu justicia. [Waw] 41 Que me alcance tu amor, oh Yahwéh, tu liberación, como has prometido.

w 119:41 wivo’úni jasadékha Yhwh teshuätekha ke’imratékha

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42 Tendré una respuesta para los que me insultan, porque he puesto mi confianza en tu palabra. 43 No quites por completo de mi boca la verdad, pues he puesto mi confianza en tus reglas. 44 Siempre obedeceré tu Enseñanza, para siempre jamás. 45 Andaré con libertad, porque he buscado tus preceptos. 46 Hablaré de tus decretos, y no me avergonzaré en presencia de reyes. 47 Me deleitaré en tus mandamientos, que amo. 48 Alzaré mis manos hacia tus mandamientos, que amo; yo estudio tus leyes. 49 Acuérdate de la palabra que diste a tu servidor, por la cual me diste esperanza. 50 Este es mi consuelo en mi aflicción, que tu promesa me ha preservado. 51 Aunque el arrogante se ha burlado cruelmente de mí, yo no me he apartado de tu Enseñanza. 52 Me acuerdo de tus reglas de antaño, oh Yahwéh, y hallo consuelo en ellas. 53 La ira se ha apoderado de mí por los malvados que olvidan tu Enseñanza. 54 Tus leyes me han sido una fuente de fortaleza dondequiera que vivo. 55 De noche me acuerdo de tu nombre, oh Yahwéh, y obedezco tu Enseñanza. 56 Esto me ha tocado, porque he observado tus preceptos. [Jet] 57 Yahwéh es mi porción; he resuelto guardar tus palabras. j 58 Te he implorado de todo corazón, que tengas 119:57 jelqi Yhwh ‘amárti lishmor compasión de mí, conforme a tu promesa. 59 He considerado mis caminos, y me he vuelto devarékha a tus decretos. 119:58 jil’líti fanékha vékhol-lev jonnéni 60 Me he apresurado sin dilación a observar tus ke’imratékha mandamientos. 119:59 jishávti derakháy wa’ashivah 61 Aunque los lazos de los malvados me han ragláy ‘el-ëdotékha rodeado, no he abandonado tu Enseñanza. 119:60 jáshti welo’ hitmahmáhti lishmor 62 A media noche me levanto para alabarte por mitswotékha tus justas reglas. 119:61 jevle reshaïm ïwwedúni toratekha 63 Soy compañero de todos los que te honran, de lo’ shakhájti los que guardan tus preceptos. 119:62 jatsót-láylah ‘aqum lehodot lakh 64 Tu amor, oh Yahwéh, llena la tierra; äl mishpete tsidqékha enséñame tus leyes. [Tet] 119:63 javer ‘ani lékhol-‘ashér yere’úkha 65 Tú has tratado bien a tu servidor, conforme a ulshomere piqqudeykha tu palabra, oh Yahwéh. 119:64 jasdekha Yhwh maleah ha’árets

119:42 we’eëneh jorefi dávar ki-vatájti bidvarékha 119:43 we’al-tatsel mippi dévar-‘emét äd-me’od ki lemishpatékha yijálti 119:44 we’eshmerah toratékha tamid leölam waëd 119:45 we’ethal’lekhah varjavah ki fiqqudekha daráshti 119:46 wa’adabberah veëdotékha néged melakhim welo’ ‘evosh 119:47 we’eshtaäshä bemitswotékha ‘asher ‘ahávti 119:48 we’esa’-khappáy ‘el-mitswotékha ‘asher ‘ahávti we’asíjah vejuqqékha 119:49 zékhor-davar leävdékha äl ‘asher yijaltáni 119:50 zo’t nejamati veönyi ki ‘imratekha jiyátni 119:51 zedim helitsúni äd-me’od mittoratkha lo’ natíti 119:52 zakhárti mishpatékha meölam Yhwh wa’etnejam 119:53 zal’äfah ‘ajazátni mereshaïm özeve toratékha 119:54 zemirot háyu-li juqqékha bevet meguráy 119:55 zakhárti val’láylah shimkha Yhwh wa’eshmerah toratékha 119:56 zo’t háytah-li ki fiqqudékha natsárti

juqqékha lammédeni

f 119:65 tov äsíta ïm-ävdekha Yhwh kidvarékha 99

119:66 tuv táäm wadáät lammedéni ki vemitswotékha he’emánti 119:67 térem ‘eëneh ‘ani shogeg weättah ‘imratekha shamárti 119:68 tov-‘attah umetiv lammedéni juqqékha 119:69 tafelu äláy shéqer zedim ‘ani bekhól-lev ‘etsor piqqudékha 119:70 tafash kajelev libbam ‘ani toratekha shiäsháti 119:71 tov-li khi-ünnéti lemáän ‘elmad juqqékha 119:72 tov-li tórat-píkha me’alfe zahav wakhásef

y 119:73 yadékha äsúni waykhonenúni havinéni we’elmedah mitswotékha 119:74 yere’éekha yir’uni weyismáju ki lidvarekha yijálti 119:75 yadáti Yhwh ki-tsédeq mishpatékha we’emunah ïnnitáni 119:76 yéhi-na’ jasdekha lenajaméni ke’imratekha leävdékha 119:77 yevo’úni rajamékha we’ejeyeh kitoratekha shaäshuáy 119:78 yevóshu zedim ki-shéqer ïwwetúni ‘ani ‘asíyaj befiqqudékha 119:79 yashúvu li yere’ékha weyadü [weyodeë] ëdotékha 119:80 yehí-libbí tamim bejuqqékha lemáän lo’ ‘evosh

k 119:81 kaletah litshuätekha nafshi lidvarkha yijálti 119:82 kalu ënáy le’imratékha le’mor matáy tenajaméni 119:83 ki-hayíti keno’d beqitor juqqékha lo’ shakhájti 119:84 kammáhyemé-ävdékha matáy taäseh verodefáy mishpat 119:85 káru-li zedim shijot ‘asher lo’ khetoratékha 119:86 kol-mitswotékha ‘emunah shéqer redafúni özréni 119:87 kim’ät kil’lúni va’árets wa’ani lo’äzávti fiqquwdékha 119:88 kejasdekha jayyéni we’eshmerah ëdut píkha

l 119:89 leölam Yhwh devarekha nitsav bashamáyim

66 Enséñame el criterio sano y el conocimiento, porque he puesto mi confianza en tus mandamientos. 67 Antes de humillarme yo me extraviaba, pero ahora guardo tu palabra. 68 Tú eres bueno y benévolo; enséñame tus leyes. 69 Aunque los arrogantes me han acusado falsamente, yo observo tus preceptos de todo corazón. 70 Las mentes de ellos están espesas como grasa; en cuanto a mí, tu Enseñanza es mi deleite. 71 Es bueno para mí el haber sido humillado, para que aprendiera tus leyes. 72 Prefiero la Enseñanza que proclamas a millares de piezas de oro y plata. [Yod] 73 Tus manos me hicieron y me formaron; dame entendimiento para aprender tus mandamientos. 74 Los que te honran me verán y se alegrarán, porque he puesto mi esperanza en tu palabra. 75 Yo sé, oh Yahwéh, que tus reglas son justas; con razón me has humillado. 76 Que tu amor me consuele conforme a tu promesa para tu servidor. 77 Que me alcance tu justicia, para que viva, pues tu Enseñanza es mi deleite. 78 Que se avergüencen los insolentes, pues me han perjudicado sin motivo; yo estudiaré tus preceptos. 79 Que se vuelvan a mí los que te honran, los que conocen tus decretos. 80 Que siga yo de todo corazón tus leyes para que no quede avergonzado. [Kaf] 81 Yo suspiro por tu liberación; espero por tu palabra. 82 Mis ojos desfallecen por tu promesa; digo: “¿Cuándo me consolarás?” 83 Aunque he venido a ser como cuero secado al humo, no he abandonado tus leyes. 84 ¿Cuánto me queda de vida? ¿Cuándo les harás juicio a mis perseguidores? 85 Los insolentes me han cavado hoyos, burlando tus leyes. 86 Todos tus mandamientos son duraderos; me persiguen sin motivo, ¡ayúdame! 87 Aunque casi me eliminaron de la tierra, no abandoné tus preceptos. 88 Como conviene a tu amor, presérvame, para que guarde los decretos que proclamaste. [Lámed] 89 Yahwéh existe para siempre; tu palabra permanece firme en el cielo.

100

119:90 ledor wador’emunatékha konánta ‘érets wattaämod 119:91 lemishpatékha ämedu hayyom ki hakkol ävadékha 119:92 lule toratekha shaäshuáy ‘az’avádti veäny’i 119:93 leölam lo’-‘eshkaj piqqudékha ki vam jiyitáni 119:94 lekha-‘ani hoshiéni ki fiqqudékha daráshti 119:95 li qiwwu reshaïm le’abbedéni ëdotékha ‘etbonan 119:96 lekhol tikhlah ra’íti qets rejavah mitswatkha me’od

m 119:97 mah-‘ahávti toratékha kolhayyom hi’ sijati 119:98 me’oyeváy tejakkeméni mitswotékha ki leölam hi’-li 119:99 míkkol-melammedáy hiskálti ki ëdewotékha síjah li 119:100 mizzeqenim ‘etbonan ki fiqqudékha natsárti 119:101 míkkol-‘óraj rä kalí’ti ragláy lemáän ‘eshmor devarékha 119:102 mimmishpatékha lo’-sárti ki‘attah horetáni 119:103 mah-nimletsu lejikki ‘imratékha middevash lefi 119:104 mippiqqudékha ‘etbonan äl-ken sané’ti kol-‘óraj sháqer

n 119:105 ner-leragli devarékha we’or lintivati 119:106 nishbáti wa’aqayyémah lishmor mishpete tsidqékha 119:107 naänéti äd-me’od Yhwh jayyéni khidvarékha 119:108 nidvot pi rétseh-na’ Yhwh umishpatékha lammedéni 119:109 nafshi vekhappi tamid wetoratekha lo’ shakhájti 119:110 natenu reshaïm paj li umippiqqudékha lo’ taíti 119:111 najálti ëdewotékha leölam kiseson libbi hémmah 119:112 natíti libbi laäsot juqqékha leölam éqev

90 Tu fidelidad es para todas las generaciones; tú has establecido la tierra, y ella permanece. 91 Ellas permanecen hasta hoy para [cumplir] tus reglas, porque todas son tus servidoras. 92 Si tu Enseñanza no hubiera sido mi deleite yo habría perecido en mi aflicción. 93 Nunca descuidaré tus preceptos, pues has preservado mi vida con ellos. 94 ¡Soy tuyo, sálvame! pues me he vuelto a tus preceptos. 95 Los malvados esperan destruirme, pero yo pondero tus decretos. 96 He visto que todo tiene su límite, pero tu mandamiento es amplio sin medida. [Mem] 97 ¡Cuánto amo tu Enseñanza! Ella es mi estudio todo el día. 98 Tus mandamientos me hacen más sabio que mis enemigos; siempre están junto a mí. 99 He adquirido más discernimiento que todos mis maestros, porque tus decretos son mi estudio. 100 He adquirido más entendimiento que mis mayores, porque observo tus preceptos. 101 Me he apartado de todo mal camino para poder guardar tu palabra. 102 No me he apartado de tus reglas, pues tú me has instruido. 103 Cuán agradable es tu palabra a mi paladar, más dulce que la miel. 104 Yo pondero tus preceptos; por eso detesto todo camino falso. [Nun] 105 Lámpara es a mis pies tu palabra, una luz a mi camino. 106 He jurado firmemente cumplir tus justas reglas. 107 Estoy muy afligido; Yahwéh, presérvame conforme a tu palabra. 108 Acepta, Yahwéh, mis ofrendas voluntarias; enséñame tus reglas. 109 Aunque mi vida está siempre en peligro, no descuido tu Enseñanza. 110 Aunque los malvados me han puesto una trampa, no me he apartado de tus preceptos. 111 Tus decretos son mi herencia eterna; son el deleite de mi corazón. 112 Estoy resuelto a seguir tus leyes hasta lo último, para siempre. [Sámek] 113 Detesto a los vacilantes, pero amo tu Enseñanza.

s 119:113 seäfim sané’ti wetoratekha ‘ahávti 101

119:114 sitri umaginni ‘áttah lidvarekha yijálti 119:115 súru mimménni mereïm we’etserah mitswot ‘eloháy 119:116 somkhéni khe’imratekha we’ejeyeh wé’al-tevishéni misivri 119:117 seädéni we’iwwashéäh we’esh’äh vejuqqékha tamid 119:118 salíta kol-shogim mejuqqékha ki-shéqer tarmitam 119:119 sigim hishbáta khol-rísh’ë-‘árets lakhen ‘ahávti ëdotékha 119:120 samar mippajdekha vesari umimmishpatékha yaré’ti

[ 119:121 äsíti mishpat watsédeq baltannijéni leösheqáy 119:122 ärov ävdekha letov ‘alyaäshqúni zedim 119:123 ënáy kalu lishuätékha ul’imrat tsidqékha 119:124 äseh ïm-ävdekha khejasdékha wejuqqékha lammedéni 119:125 ávdekha-‘ánihavinéni we’edeäh ëdotékha 119:126 ët laäsot leYhwh heféru toratékha 119:127 äl-ken ‘ahávti mitswotékha mizzahav umippaz 119:128 äl-ken kol-piqqúde khol yishárti kol-‘óraj shéqer sané’ti

p 119:129 pela’ot ëdewotékha äl-ken netsarátam nafshi 119:130 pétaj devarékha ya’ir mevin petayim 119:131 pi-faárti wa’esh’áfah ki lemitswotékha ya’ávti 119:132 penéh-‘eláy wejonn’éni kemishpat le’ohave shemékha 119:133 peämáy hakhen be’imratékha we’ál-táshlet-bi khol-‘áwen 119:134 pedéni meósheq ‘adam we’eshmerah piqqudékha. 119:135 panékha ha’er beävdékha welammedéni ‘et-juqqékha 119:136 pálge-máyim yaredu ënáy äl lo’shameru toratékha

114 Tú eres mi protección y mi escudo; espero por tu palabra. 115 Apártense de mí, malhechores, para que pueda observar los mandamientos de mi Poderoso. 116 Susténtame como prometiste, para que viva; no frustres mi esperanza. 117 Sostenme para que me salve, y siempre me inspiraré en tus leyes. 118 Tú rechazas a todos los que se desvían de tus leyes, porque son falsos y engañosos. 119 Eliminas a los malvados como si fueran escoria; con razón amo tus decretos. 120 Mi carne se crispa por temor de ti; me lleno de pavor ante tus reglas. [Áyin] 121 He hecho lo que es justo y correcto; no me abandones a los que quieren perjudicarme. 122 Garantiza el bienestar de tu siervo; no permitas que me perjudiquen los arrogantes. 123 Mis ojos desfallecen por tu liberación, por tu promesa de victoria. 124 Actúa con tu servidor como conviene a tu amor; enséñame tus leyes. 125 Yo soy tu servidor; dame entendimiento, para que conozca tus decretos. 126 Es tiempo de actuar, Yahwéh, pues han violado tu Enseñanza. 127 Con razón amo tus mandamientos más que el oro, que el oro fino. 128 En verdad por todos [tus] preceptos camino rectamente; detesto todo camino falso. [Pe] 129 Maravillosos son tus decretos; por eso los observo. 130 Las palabras que escribiste alumbran, y dan entendimiento a los simples. 131 Abro mi boca y suspiro, anhelando tus mandamientos. 132 Vuélvete hacia mí y ten compasión de mí, según tu regla con los que aman tu nombre. 133 Afirma mis pies conforme a tu promesa; no dejes que me domine la maldad. 134 Líbrame de la opresión del hombre, para que pueda guardar tus preceptos. 135 Muéstrate favorable a tu servidor, y enséñame tus leyes. 136 Mis ojos derraman torrentes de agua porque nadie obedece tu Enseñanza.

102

x 119:137 tsaddiq ‘attah Yhwh weyashar mishpatékha 119:138 tsiwwíta tsédeq ëdotékha we’emunah me’od 119:139 tsimmetátni qin’ati ki-shakehju devarékha tsaráy 119:140 tserufah ‘imratekha me’od weävdekha ‘ahevah 119:141 tsaïr ‘anokhi wenivzeh piqqudékha lo’ shakhájti 119:142 tsidqatekha tsédeq leölam wetoratekha ‘emet 119:143 tsar-umatsoq metsa’úni mitswotékha shaäshuáy 119:144 tsédeq ëdwotékha leölam havinéni we’ejeyeh

q 119:145 qará’ti vékhol-lev änéni Yhwh juqqékha ‘etsórah 119:146 qera’tíkha hoshiéni we’eshmerah ëdotékha 119:147 qiddámti vannéshef wa’ashawwéäh lidvárkha [lidvarekha] yijálti 119:148 qiddemu ënáy ‘ashmurot lasíyaj be’imratékha 119:149 qoli shim’äh khejasdékha Yhwh kemishpatékha jayyéni 119:150 qarevu rodefe zimmah mittoratekha rajáqu 119:151 qarov ‘attah Yhwh wékholmitswotékha ‘emet 119:152 qédem yadáti meëdotékha ki leölam yesadtam

r 119:153 re’éh-önyí wejal’letséni kitoratekha lo’ shakhájti 119:154 rivah rivi ug’’aléni le’imratekha jayyéni 119:155 rajoq mereshaïm yeshuäh kijuqqékha lo’ daráshu 119:156 rajamékha rabbim Yhwh kemishpatékha jayyéni 119:157 rabbim rodefáy wetsaráy meëdewotékha lo’ natíti 119:158 ra’íti vogedim wa’etqotátah ‘asher ‘imratekha lo’ shamáaru 119:159 re’eh ki-fiqqudékha ‘ahávti Yhwh kejasdekha jayyéni 119:160 ro’sh-devarekha ‘emet ul’ölam kol-mishpat tsidqékha

[Tsade] 137 Tú eres justo, oh Yahwéh; tus reglas son rectas. 138 Has ordenado decretos justos; son firmemente duraderos. 139 Me consume el celo porque mis adversarios descuidan tus palabras. 140 Tu palabra es sumamente pura, y tu servidor la ama. 141 Aunque soy pequeño y despreciado, no he descuidado tus preceptos. 142 Tu justicia es eterna; tu Enseñanza es verdadera. 143 Aunque vengan sobre mí la angustia y la aflicción, tus mandamientos son mi deleite. 144 Tus justos decretos son eternos; dame entendimiento, para que viva. [Qof] 145 Con todo mi corazón estoy clamando; respóndeme, Yahwéh, para que observe tus leyes. 146 Yo clamo a ti, sálvame, para que guarde tus decretos. 147 Me levanto antes del alba y pido ayuda; espero por tu palabra. 148 Mis ojos saludan cada vigilia de la noche, mientras medito en tu promesa. 149 Oye mi voz como conviene a tu amor; oh Yahwéh, presérvame, según es tu regla. 150 Los que persiguen la intriga se acercan; están lejos de tu Enseñanza. 151 Tú, Yahwéh, estás cerca, y todos tus mandamientos son verdaderos. 152 Yo sé por tus decretos de antaño que los estableciste para siempre. [Resh] 153 Mira mi aflicción y líbrame, porque no he descuidado tu Enseñanza. 154 Defiende mi causa y rescátame; presérvame conforme a tu promesa. 155 La liberación está lejos del malvado, porque no se han vuelto a tus leyes. 156 Grandes son tus compasiones, oh Yahwéh; según es tu regla, presérvame. 157 Muchos son mis perseguidores y adversarios; no me he apartado de tus decretos. 158 He visto traidores y los he aborrecido, porque no tienen en mente tu palabra. 159 Mira que he amado tus preceptos; oh Yahwéh, presérvame, como conviene a tu amor. 160 La esencia de tu palabra es la verdad; tus reglas justas son eternas.

103

v

[Shin] 161 Príncipes me han perseguido sin razón; mi corazón se entusiasma con tu palabra. 62 Me gozo por tu promesa como quien obtiene grandes despojos. 163 Detesto y aborrezco la falsedad; amo tu ley. 164 Siete veces al día te alabo por tus reglas justas. 165 Los que aman tu Enseñanza disfrutan de bienestar; no se hallan en adversidad. 166 Yo espero tu liberación, oh Yahwéh; observo tus mandamientos. 167 Obedezco tus decretos y los amo grandemente. 168 Obedezco tus preceptos y decretos; todos mis caminos están ante ti. [Tau] 168 Llegue a ti mi clamor, oh Yahwéh; dame entendimiento conforme a tu palabra. 170 Que mi petición llegue ante ti; sálvame conforme a tu promesa. 171 Mis labios rebosarán en alabanza, porque tú me enseñas tus leyes. 172 Mi lengua declarará tu promesa, porque todos tus mandamientos son justos. 173 Prepara tu mano para socorrerme, porque he escogido tus preceptos. 174 He suspirado por tu liberación, oh Yahwéh; tu Enseñanza es mi deleite. 175 Permíteme vivir, para que te alabe; que tus reglas sean mi ayuda; 176 He andado errante como oveja perdida; busca a tu servidor, porque no he descuidado tus mandamientos.

119:161 sarim redafúni jinnam umiddevárkha [umidevarekhá] pajad libbi 119:162 sas ‘anókhi äl-‘imratékha kemotse’ shalal rav 119:163 shéqer sané’ti wa’ataévah toratkha ‘ahávti 119:164 shévä bayyom hil’laltíkha äl mishpete tsidqékha 119:165 shalom rav le’ohave toratékha we’en-lámo mikhshol 119:166 sibbárti lishuätekha Yhwh umitswotékha äsíti 119:167 shamerah nafshi ëdotékha wa’ohavem me’od 119:168 shamárti fiqqudékha weëdotékha ki khol-derakháy negdékha

t 119:169 tiqrav rinnati lefanékha Yhwh kidvarekha havinéni 119:170 tavo’ tejinnati lefanékha ke’imratekhahatsiléni 119:171 tabbá’nah sefatáy tehil’lah ki telammedéni juqqékha 119:172 táän leshoni ‘imratékha ki kholmitswotékha tsédeq 119:173 téhi-yadekha leözréni ki fiqqudékha vajárti 119:174 ta’ávti lishuätekha Yhwh wetoratekha shaäshuáy 119:175 téji-nafshi utehalelékha umishpatékha yaäzrúni 119:176 taíti keseh ‘oved baqqésh ävdékha ki mitswotékha lo’ shakhájti

120 120:1 shir hammaälot ‘el-Yhwh batsarátah li qarí’ti wayyaänéni 120:2 Yhwh hatsílah nafshi mísefatshéqer mil’lashon remiyah 120:3 mah-yitten lekha úmah-yosif lakh lashon remiyah 120:4 jitse gibbor shenunim ïm gajale retamim 120:5 ‘óyah-li ki-gárti méshekh shakhánti ïm-‘ahole qedar 120:6 rabbat shákhnah-lah nafshi ïm sone’ shalom 120:7 ‘aní-shalom wekhi ‘adabber hémmah lammiljamah

120 1 Canción de las subidas. En mi angustia clamé a Yahwéh y él me respondió. 2 Yahwéh, libra mi vida de los labios traicioneros, de la lengua engañosa. 3 ¿De qué te vale, qué puedes ganar, oh lengua mentirosa? 4 Agudas flechas de un valiente, con brasas de ausubo. 5 ¡Ay de mí, que vivo en Méshek, que habito entre los clanes de Qedar. 6 Ya he vivido demasiado con los que detestan la paz. 7 Yo soy todo paz; pero cuando hablo, ellos quieren guerra.

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121:1 shir lammaälot ‘esa’ ënáy ‘elheharim me’áyin yavo’ ëzri 121:2 ëzri meím Yhwh öseh shamáyim wa’árets 121:3 ‘al-yitten lammot raglékha ‘alyanum shomerékha 121:4 hinneh lo’-yanum welo’ yishan shomer Yisra’el 121:5 Yhwh shomerékha Yhwh tsil’lekha äl-yad yeminékha 121:6 yomam hashémesh lo’-yakkékkah weyaréaj bal’láylah 121:7 Yhwh yishmorkha míkkol-rä yishmor ‘et-nafshékha 121:8 Yhwh yishmór-tse’tkhá uvo’ékha meättah weád-ölám

1 Canción de las subidas. Alzo mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? 2 Mi socorro viene de Yahwéh, hacedor de cielo y tierra. 3 El no dejará resbalar tu pie; nunca duerme tu guardián; 4 Mira, al guardián de Yisrael no le da sueño ni duerme. 5 Yahwéh es tu guardián, Yahwéh es tu protección a tu mano derecha. 6 El sol no te molestará de día, ni la luna de noche. 7 Yahwéh te protegerá de todo mal; él protegerá tu vida. 8 Yahwéh cuidará tu salida y tu entrada ahora y siempre.

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122

122:1 shir hammaälot leDawid samájti be’omerim li bet Yhwh nelekh 122:2 ómedot hayu raglénu bish’äráyikh Yerushalaim 122:3 Yerushaláim habbenuyah keïr shejubbérah-lah yajdáw 122:4 shesham älu shevatim shívte-Yah ëdut leYisra’el lehodot leshem Yhwh 122:5 ki shámmah yashevu khis’ot lemishpat kis’ot levet Dawid 122:6 sha’alu shelom Yerushalaim yishláyu ‘ohaváyikh 122:7 yehi-shalom bejelekh shalwah be’armenotáyikh 122:8 lemáän ‘ajáy wereáy ‘adabbérahna’ shalom bakh 122:9 lemáän bet-Yhwh ‘elohénu ‘avaqshah tov lakh

1 Canción de las subidas. De Dawid. Yo me alegraba cuando me decían: “Vamos a la Casa de Yahwéh.” 2 Nuestros pies estuvieron en tus puertas, oh Yerushalem, 3 Yerushalem, edificada como ciudad compacta, 4 a donde suben las tribus, las tribus de Yah, como se le mandó a Yisrael- para alabar el nombre de Yahwéh. 5 Allí estuvieron los tronos del juicio, tronos de la casa de Dawid. 6 Rueguen por el bienestar de Yerushalem: “Que gocen de paz los que te aman. 7 Que haya bienestar en tus murallas, paz en tus palacios.” 8 Por amor a mis parientes y amigos, yo ruego por tu bienestar; 9 por amor a la casa de Yahwéh nuestro Poderoso, busco tu bien.

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123:1 shir hammaälot ‘elékha nasá’ti ‘etënáy hayyoshevi bashamáyim 123:2 hinneh kheëne ävadim ‘el-yad ‘adonehem keëne shifjah ‘el-yad gevirtah ken ënénu ‘el-Yhwh ’elohénu äd sheyyejonnénu 123:3 jannénu Yhwh jannénu ki-rav savánu vuz

1 Canción de las subidas. A ti que estás entronizado en el cielo, elevo mis ojos. 2 Como los ojos de los esclavos siguen la mano de su amo, como los ojos de la esclava siguen la mano de su ama, así se van nuestros ojos tras Yahwéh nuestro Poderoso, esperando su favor. 3 ¡Favorécenos, Yahwéh, favorécenos! Estamos hastiados de desprecio.

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123:4 rabbat sáv’äh-lah nafshénu hal’láäg hasha’anannim habbuz lig’e yonim

124 124:1 shir hammaälot leDawid lule Yhwh sheháyah lánu yó’mar-na’ Yisra’el 124:2 lule Yhwh sheháyah lánu bequm älénu ‘adam 124:3 ‘azáy jayyim belaúnu bajarot ‘appam bánu 124:4 ‘azáy hammáyim shetafúnu nájlah ävar äl-nafshénu 124:5 ‘azáy ävar äl-nafshénu hammáyim hazzédoním 124:6 barukh Yhwh shel’lo’ netanánu téref leshinnehem 124:7 nafshénu ketsippor nimletah mippaj yoqeshim happaj nishbar wa’anájnu nimlátnu 124:8 ëzrénu beshem Yhwh öseh shamáyim wa’árets

4 Estamos hartos de sufrir la burla de los engreídos, el desprecio de los orgullosos.

124 1 Canción de las subidas. De Dawid. Si no hubiera sido por Yahwéh, que estuvo de nuestra parte, que lo declare ahora Yisrael, 2 si no hubiera sido por Yahwéh, que estuvo de nuestra parte cuando nos asaltaron los hombres, 3 nos habrían tragado vivos en su ardiente ira contra nosotros; 4 nos habrían arrastrado las aguas, nos habría arropado el torrente; 5 nos habrían arropado las arrolladoras aguas. 6 Bendito sea Yahwéh, que no dejó que nos despedazaran con los dientes. 7 Nuestra vida es como ave escapada de la trampa del cazador; la trampa se rompió, y escapamos. 8 Nuestro socorro es el nombre de Yahwéh, Hacedor de cielo y tierra.

125 125:1 shir hammaälot habbotejim beYhwh kehár-Tsiyón lo’-yimmot leölam yeshev 125:2 Yerushalaim harim saviv lah weYhwh saviv leämmo meättah weäd-ölam 125:3 ki lo’ yanúaj shévet haréshä äl goral hatsaddiqim lemáän lo’-yishleju hatsaddiqim beäwlátah yedehem 125:4 hetívah Yhwh latovim welisharim belibbotam 125:5 wehammatim äqalqal’lotam yolikhem Yhwh ‘et-poäle ha’áwen shalom äl-Yisra’el

125

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126

126:1 shir hammaälot beshuv Yhwh ‘etshivat Tsiyon hayínu kejolemim 126:2 ‘az yimmale’ sejoq pínu ulshonénu rinnah ‘az yo’meru vaggoyim higdil Yhwh laäsot ïm-‘él’leh 126:3 higdil Yhwh laäsot ïmmánu hayínu semejim 126:4 shuvah Yhwh ‘et-shevuténu [sheviténu] ka’afiqim bannégev

1 Canción de las subidas. Cuando Yahwéh haga cambiar la suerte de Tsiyón -lo vemos como en un sueño-, 2 nuestra boca se llenará de risa, nuestra lengua con canciones de gozo. Entonces dirán entre las naciones: “¡Yahwéh ha hecho grandes cosas por ellos!” 3 Yahwéh hará grandes cosas por nosotros y nos gozaremos. 4 Restaura nuestra suerte, oh Yahwéh, como arroyos en el Négueb.

1 Canción de las subidas. Los que confían en Yahwéh son como el Monte Tsiyón, que no se mueve, que permanece para siempre. 2 Como están los montes alrededor de Yerushalem, así está Yahwéh alrededor de su pueblo ahora y siempre. 3 El cetro de los malvados nunca descansa sobre la tierra asignada a los justos, para que los justos no extiendan su mano a la maldad. 4 Haz bien, oh Yahwéh, a los buenos, a los rectos de corazón. 5 Pero aquéllos que en su perversidad actúan corruptamente, que Yahwéh los haga ir por el camino de malhechores. Que le vaya bien a Yisrael.

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5 Los que siembran con lágrimas, con gozo cosecharán. 6 Aunque vaya llorando el que lleva la semilla, volverá con gozo trayendo sus gavillas.

126:5 hazzoreïm bedim’äh berinnah yiqtsóru 126:6 halokh yelekh uvakhoh nose’ méshekh-hazzárä bo’-yavo’ verinnah nose’ ‘alummotáw

127 127:1 shir hammaälot liShlomoh ‘imYhwh lo’-yivneh váyit shaw’ ämelu vonáw bo ‘im-Yhwh lo’-yíshmor-ïr shaw’ shaqad shomer 127:2 shaw’ lakhem mashkíme qum me’ájare-shévet ‘okhele léjem haätsavim ken yitten lidido shena’ 127:3 hinneh najalat Yhwh banim sakhar peri habbáten 127:4 kejitsim béyad-gibbor ken bene hanneürim 127:5 ‘ashre haggéver ‘asher mil’le’ ‘et‘ashpato mehem lo’-yevóshu ki-yedabberu ‘et-‘oyevim basháär

127 1 Canción de las subidas. De Shelomoh. Si Yahwéh no edifica la casa, en vano trabajan los edificadores; si Yahwéh no vigila la ciudad, en vano vigilan los vigilantes. 2 En vano se levantan temprano y se quedan hasta tarde, ustedes que trabajan por el pan que comen; Él provee igual a sus amados mientras duermen. 3 Los hijos son la provisión de Yahwéh; el fruto del vientre, Su recompensa. 4 Como flechas en la mano de un guerrero son los hijos nacidos en la juventud. 5 Feliz el hombre que llena su aljaba de ellos; no serán avergonzados cuando contiendan con el enemigo en la puerta.

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128:1 shir hammaälot ‘ashre kol-yere’ Yhwh haholekh bidrakháw 128:2 yegíyä kappékha ki to’khel ‘ashrékha wetov lakh 128:3 ‘eshtekha kegéfen poriyah beyarkete vetékha banékha kishtile zetim saviv leshuljanékha 128:4 hinneh khi-khen yevórakh gáver yere’ Yhwh 128:5 yevarekhekha Yhwh miTsiyon ure’eh betuv Yerushalaim kol yeme jayyékha 128:6 ure’éh-vaním levanékha shalom äl-yisra’el

1 Canción de las subidas. Felices los que honran a Yahwéh, que siguen sus caminos. 2 Disfrutarás del fruto de tus labores; serás feliz y prosperarás. 3 Tu esposa será como vid fructífera en tu casa; tus hijos, como plantas de olivo alrededor de tu mesa. 4 Así será bendecido el que honra a Yahwéh. 5 Yahwéh te bendiga desde Tsiyón; que compartas la prosperidad de Yerushalem todos los días de tu vida, 6 y que vivas para ver a los hijos de tus hijos. Que le vaya bien a Yisrael.

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129:1 shir hammaälot rabbat tserarúni minneüráy yó’mar-na’ Yisra’el 129:2 rabbat tserarúni minneüráy gam lo’-yákhlu li 129:3 äl-gabbi jareshu joreshim he’eríkhu lemaänotam [lmaänitam] 129:4 Yhwh tsaddiq qitsets ävot reshaïm 129:5 yevóshu weyissógu ‘ajor kol sone’e Tsiyon

1 Canción de las subidas. Muchas veces me han asaltado desde mi juventud, que lo declare ahora Yisrael, 2 muchas veces me han asaltado desde mi juventud, pero nunca me han vencido. 3 Los aradores araron sobre mi espalda; me hicieron largos surcos. 4 Yahwéh, el Justo, ha cortado las coyundas de los malvados. 5 Que todos los que odian a Tsiyón caigan hacia atrás en desgracia.

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129:6 yihyu kajatsir gaggot sheqqadmat shalaf yavésh 129:7 shel’lo’ mil’le’ khappo qotser wejitsno meämmer 129:8 welo’ ‘ameru haöverim birkatYhwh ‘alekhem berákhnu ‘etkhem beshem Yhwh

6 Que sean como hierba en el techo, que se seca antes de que la arranquen, 7 que no se le llene la mano al que cosecha, ni el brazo al que recoge las gavillas, 8 ni digan los que pasan: “Que la bendición de Yahwéh esté sobre ustedes. Los bendecimos en el nombre de Yahwéh.”

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130:1 shir hammaälot mimmaämaqqim qera’tíkhaYhwh 130:2 ‘Adonáy shim’äh veqoli tihyénah ‘ozenekha qashuvot leqol tajanunáy 130:3 ‘im-äwonot tíshmor-Yah ‘Adonáy mi yaämod 130:4 ki-ïmmekha hasselijah lemáän tiwware’ 130:5 qiwwíti Yhwh qiwwetah nafshi welidvaro hojálti 130:6 nafshi la’donáy mishomerim labbóqer shomerim labbóqer 130:7 yajel Yisra’el ‘el-Yhwh ki-ïm-Yhwh hajésed weharbeh ïmmo fedut 130:8 wehu’ yifdeh ‘et-Yisra’el mikkol äwonotáw

1 Canción de las subidas. Desde las profundidades te llamo, Yahwéh. 2 Oh Yahwéh, escucha mi clamor; estén atentos tus oídos a mi voz suplicante. 3 Si llevas la cuenta de los pecados, oh Yah, ¿quién, oh Yahwéh, sobrevivirá? 4 Tuyo es el poder de perdonar para que te respeten. 5 Yo miro a Yahwéh; espero en él; y espero en su palabra. 6 Yo espero más a Yahwéh que los guardas a la mañana, más que los vigilantes al amanecer. 7 Oh Yisrael, espera en Yahwéh; que con Yahwéh hay amor y gran poder de redimir. 8 El es quien redime a Yisrael de todas sus maldades.

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131:1 shir hammaälot leDawid Yhwh lo’gavah libbi weló’-ramú ënáy weló’-hil’lákhti bigdolot uvnifla’ot mimménni 131:2 ‘im-lo’ shiwwíti wedomámti nafshi kegamul äle ‘immo kaggamul äláy nafshi 131:3 yajel Yisra’el ‘el-Yhwh meättah weäd-ölam

1 Canción de las subidas. De Dawid. Oh Yahwéh, mi corazón no es orgulloso ni mi mirada altiva; no aspiro a grandes cosas ni a lo que está fuera de mi alcance; 2 sino que he aprendido a estar contento como un niño destetado con su madre; como un niño destetado soy en mi mente. 3 Oh Yisrael, espera en Yahwéh ahora y siempre.

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132:1 shir hammaälot zekhor-Yhwh leDawid ‘etkol-ünnoto 132:2 ‘asher nishbä leYhwh nadar la’avir yaäqov 132:3 ‘im-‘avo’ be’óhel beti ‘im-‘eëleh älëres yetsuáy 132:4 ‘im-‘etten shenat leënáy leäf’äppáy tenumah 132:5 äd-‘emtsa’ maqom leYhwh mishkanot la’avir Yaäqov 132:6 hinnéh-shemaänúha ve’efrátah metsa’núha bísde-yáär

1 Canción de las subidas. Oh Yahwéh, acuérdate en favor de Dawid de su extrema abnegación, 2 cómo juró a Yahwéh, hizo voto al Poderoso de Yaaqob: 3 “No entraré a mi casa, ni me subiré a la cama, 4 no les daré sueño a mis ojos, ni dormitar a mis párpados 5 hasta que haya encontrado un lugar para Yahwéh, una morada para el Poderoso de Yaaqob.” 6 Oímos que fue en Efrat; la hallamos en los campos de Yaar.

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132:7 navó’ah lemishkenotáw nishtajaweh lahadom ragláw 132:8 qumah Yhwh limnujatékha ‘attah wa’aron üzzékha 132:9 kohanékha yílbeshu-tsédeq wajasidékha yerannénu 132:10 baävur Dawid ävdékha ‘al-tashev pene meshijékha 132:11 nishbá-Yhwh leDawid ‘emet lo’yashuv mimménnah mipperi vitnekha ‘ashit lekhísse’-lakh 132:12 ‘im-yishmeru vanékha beriti weëdoti zo’alammedem gam-benehem áde-äd yeshevu lekhísse’-lakh 132:13 ki-vajar Yhwh beTsiyon ‘iwwah lemoshav lo 132:14 zo’t-menujati áde-äd poh-‘eshev ki ‘iwwitíha 132:15 tsedah barekh ‘avarekh ‘evyonéha ‘asbíyä lájem 132:16 wekhohanéha ‘albish yéshä wajasidéha rannen yerannénu 132:17 sham ‘atsmíyaj qéren leDawid ärákhti ner limshiji 132:18 ‘oyeváw ‘albish bóshet weäláw yatsits nizro

7 Entremos en su morada, postrémonos ante la tarima de sus pies. 8 ¡Adelántate, Yahwéh, a tu lugar de reposo, tú y tu poderosa Arca! 9 Tus sacerdotes están vestidos de triunfo; tus leales cantan de gozo. 10 Por amor a Dawid tu servidor no rechaces a tu ungido. 11 Yahwéh le hizo a Dawid un juramento firme que no dejará de cumplir: “Uno de tu propio fruto pondré sobre tu trono. 12 Si tus hijos guardan mi pacto y mis decretos que les enseño, entonces los hijos de ellos también, hasta el fin del tiempo, se sentarán en tu trono.” 13 Porque Yahwéh ha escogido a Tsiyón; la ha deseado para su asiento. 14 “Este es mi lugar de reposo para siempre; aquí habitaré, porque la deseo. 15 Bendeciré ampliamente su almacén de alimento, saciaré a sus necesitados de pan. 16 Vestiré a sus sacerdotes en victoria, sus leales cantarán de gozo. 17 Allí haré surgir el cuerno de Dawid, he preparado una lámpara para mi ungido. 18 Vestiré a sus enemigos de vergüenza, mientras sobre él florecerá su corona.

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133:1 shir hammaälot leDawid hinneh mah-tov umáh-naím shevet ‘ajim gamyájad 133:2 kashémen hatov äl-haro’sh yored äl-hazzaqan zeqán-‘Aharon sheyyored äl-pi middotáw 133:3 ketal-Jermon sheyyored äl-harere Tsiyon ki sham tsiwwah Yhwh ‘ethabberakhah jayyim äd-haölam

1 Canción de las subidas. De Dawid. Miren cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos vivan en armonía. 2 Es como aceite fino sobre la cabeza que descendía hasta la barba, la barba de Aharón, que descendía hasta el ruedo de su vestidura; 3 como el rocío del Jermón que desciende sobre las montañas de Tsiyón. Allí ordenó Yahwéh la bendición, la vida eterna.

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134:1 shir hammaälot hinneh barekhu ‘et-Yhwh kol-ävde Yhwh haömedim bevétYhwh bal’lelot 134:2 se’ú-yedekhém qódesh uvarekhu ‘et-Yhwh 134:3 yevarekhkha Yhwh miTsiyon öseh shamáyim wa’árets

1 Canción de las subidas. Miren, bendigan a Yahwéh, todos ustedes los servidores de Yahwéh que están por las noches en la casa de Yahwéh. 2 Alcen las manos hacia el santuario y bendigan a Yahwéh. 3 Que Yahwéh, Hacedor de cielo y tierra, te bendiga desde Tsiyón.

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135:1 haleluYah halelu ‘et-shem Yhwh halelu ävde Yhwh 135:2 sheómedim bevet Yhwh bejatsrot bet’elohénu 135:3 halelu-Yah ki-tov Yhwh zammeru lishmo ki naïm 135:4 ki-Yaäqov bajar lo Yah Yisra’el lisgul’lato 135:5 ki ‘ani yadáti ki-gadol Yhwh wa’adonénu mikkól-’elohím 135:6 kol ‘ashér-jaféts Yhwh äsah bashamáyim uva’árets bayyammim wekhóltehomót 135:7 maäleh nesi’im miqtseh ha’árets beraqim lammatar äsah mótse’-rúaj me’ótserotáw 135:8 shehikkah bekhore Mitsráyim me’adam äd-behemah 135:9 shalaj ‘otot umófetim betokhekhi Mitsráyim befar’öh uvekhol-ävadáw 135:10 shehikkah goyim rabbim weharag melakhim ätsumim 135:11 lesijon mélekh ha’emori ul’ög mélekh habbashan ulekhol mamlekhot Kenáän 135:12 wenatan ‘artsam najalah najalah leYisra’el ämmo 135:13 Yhwh shimkha leölam Yhwh zikhrekha lédor-wadór 135:14 ki-yadin Yhwh ammo wéälävadáw yitnejam 135:15 ätsabbe haggoyim késef wezahav maäseh yede ‘adam 135:16 peh-lahem welo’ yedabbéru ënáyim lahem welo’ yir’u 135:17 ‘oznáyim lahem welo’ ya’azínu ‘af ‘en-yesh-rúaj befihem 135:18 kemohem yihyu ösehem kol ‘ashér-botéaj bahem 135:19 bet Yisra’el barekhu ‘et-Yhwh bet ‘Aharon barekhu ‘et-Yhwh 135:20 bet hal’Lewi barekhu ‘et-Yhwh yir’e Yhwh barekhu ‘et-Yhwh 135:21 barukh Yhwh miTsiyon shokhen Yerushaláim haleluYah

1 Alaben a Yah. ¡Alaben el nombre de Yahwéh; den alabanza, oh servidores de Yahwéh, 2 los que están en la casa de Yahwéh, en los atrios de la casa de nuestro Poderoso. 3 Alaben a Yah, porque Yahwéh es bueno; canten alabanzas a su nombre, porque es agradable. 4 Porque Yahwéh ha escogido a Yaaqob para sí, a Yisrael como tesoro de su propiedad. 5 Porque yo sé que Yahwéh es grande, que nuestro Soberano es mayor que todas las deidades. 6 Todo lo que Yahwéh quiere lo hace en el cielo y en la tierra, en los mares y en las profundidades. 7 Él hace subir las nubes de los confines de la tierra; hace los relámpagos para la lluvia; libera los vientos de sus depósitos. 8 Él derribó a los primogénitos de Mitsráyim, de bestias y de hombres por igual; 9 Envió señales y portentos contra Mitsráyim, contra el Paroh y todos sus servidores. 10 derribó a muchas naciones y mató a numerosos reyes 11 a Sijón, rey de los emoritas, a Og, rey de Bashán, y a toda la realeza de Kenaan12 y dio sus tierras como herencia, como heredad para su pueblo Yisrael. 13 Oh Yahwéh, tu nombre dura para siempre, tu fama, oh Yahwéh, por todas las generaciones; 14 porque Yahwéh defenderá a su pueblo, y conseguirá una satisfacción para sus servidores. 15 Los ídolos de las naciones son plata y oro, obra de manos de hombres. 16 Tienen bocas, pero no hablan; tienen ojos, pero no ven; 17 tienen orejas, pero no oyen, ni hay aliento en sus bocas. 18 Los que los fabrican, todos los que confían en ellos, vendrán a ser como ellos. 19 Casa de Yisrael, bendigan a Yahwéh; casa de Aharón, bendigan a Yahwéh; 20 casa de Lewí, bendigan a Yahwéh; ustedes que honran a Yahwéh, bendigan a Yahwéh. 21 Desde Tsiyón sea bendecido Yahwéh, que mora en Yerushalem. Halelu-Yah.

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136:1 hodu leYhwh ki-tov ki leölam jasdo 1 Den gracias a Yahwéh, porque él es bueno, su amor es eterno. 136:2 hodu le’lohe ha’elohim ki leölam 2 Den gracias al Poderosísimo, su amor es jasdo eterno. 136:3 hodu la’adoné ha’adonim ki leölam 3 Den gracias al Soberanísimo, su amor es jasdo eterno; 136:4 leöseh nifla’ot gedolot levaddo ki 4 Al único que hace grandes maravillas, su amor leölam jasdo es eterno; 136:5 leöseh hashamáyim bitvunah ki 5 Al que hizo los cielos con sabiduría, su amor es leölam jasdo eterno; 136:6 leroqá ha’árets äl-hammáyim ki 6 Al que extendió la tierra sobre el agua, su amor leölam jasdo es eterno; 7 al que hizo las grandes lumbreras, su amor es 136:7 leöseh ‘orim gedolim kileölam eterno; jasdo 8 el sol para dominar el día, su amor es eterno; 136:8 ‘et-hashémesh lememshélet 9 la luna y las estrellas para dominar la noche, su bayyom ki leölam jasdo amor es eterno; 136:9 ‘et-hayyaréaj wekhokhavim 10 Al que derribó a Mitsráyim mediante su lememshelot bal’láylah ki leölam jasdo primogénito, su amor es eterno; 136:10 lemakkeh Mitsráyim bivkhorehem 11 y sacó a Yisrael de en medio de ellos, su amor ki leölam jasdo es eterno; 136:11 wayyotse’ Yisra’el mittokham ki 12 con mano fuerte y brazo extendido, su amor leölam jasdo es eterno; 136:12 beyad jazaqah uvizróä netuyah ki 13 Al que dividió el Mar de los Juncos, su amor es eterno; leölam jasdo 14 e hizo pasar a Yisrael a través de él, su amor 136:13 legozer yam-suf ligzarim ki es eterno; leölam jasdo 15 Al que arrojó al Paroh y a su ejército en el 136:14 weheëvir Yisra’el betokho ki Mar de los Juncos, su amor es eterno; leölam jasdo 16 Al que condujo a su pueblo por el desierto, su 136:15 weniër par’öh wejelo véyam-suf amor es eterno; ki leölam jasdo 17 Al que derribó a grandes reyes, su amor es 136:16 lemolikh ämmo bammidbar ki eterno; leölam jasdo 18 y mató a poderosos reyes -su amor es eterno; 136:17 lemakkeh melakhim gedolim ki 19 a Sijón, rey de los emoritas -su amor es leölam jasdo eterno; 20 a Og, rey de Bashán -su amor es eterno; 136:18 wayyaharog melakhim ‘addirim ki 21 y dio sus tierras como herencia, su amor es leölam jasdo 136:19 leSijon mélekh ha’emori ki leölam eterno; 22 una herencia para su servidor Yisrael, su amor jasdo es eterno; 136:20 ul’Ög mélekh habbashan ki 23 Al que se acordó de nosotros en nuestra leölam jasdo degradación, su amor es eterno; 136:21 wenatan ‘artsam lenajalah ki 24 y nos rescató de nuestros enemigos, su amor leölam jasdo es eterno; 136:22 najalah leYisra’el ävdo ki leölam 25 al que da alimento a todo ser, su amor es jasdo eterno. 136:23 shebbeshiflénu zákhar lánu ki leölam jasdo 136:24 wayyifreqénu mitsarénu ki leölam jasdo 136:25 noten léjem lekhól-basár ki leölam jasdo 111

26 Den gracias al Poderoso del cielo, su amor es eterno.

136:26 hodu le’el hashamáyim ki leölamjasdo

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137:1 äl naharot Bavel sham yashávnu gam-bakhínu bezokherenu ‘et-Tsiyon 137:2 äl-äravim betokhah talínu kinnoroténu 137:3 ki sham she’elúnu shovénu dívreshir wetolalénu simjah shíru lánu mishir Tsiyon 137:4 ‘ekh nashir ‘et-shir-Yhwh äl ‘admat nekhar 137:5 ‘im-‘eshkajekh Yerushalaim tishkaj yemini 137:6 tidbaq-leshoni lejikki ‘im-lo’ ‘ezkerékhi ‘im-lo’ ‘aäleh ‘et-Yerushalaim äl ro’sh simjati 137:7 zekhor Yhwh livne ‘edom ‘et yom Yerushalaim ha’omerim äru äru äd haysod bah 137:8 bat-Bavel hashedudah ‘ashre shéyeshal’lem-lakh ‘et-gemulekh sheggamalt lánu 137:9 ‘ashre sheyyo’jez wenippets ‘etölaláyikh ‘el-hassalä

1 Junto a los ríos de Babel nos sentábamos, allí nos sentábamos y llorábamos, acordándonos de Tsiyón. 2 Allí sobre los sauces colgábamos nuestras arpas, 3 porque allí nos pedían canciones nuestros cautivadores; nuestros atormentadores [nos pedían] diversión: “¡Cántennos una de las canciones de Tsiyón!” 4 ¿Cómo podremos cantar una canción de Yahwéh en suelo extranjero? 5 ¡Si me olvido de ti, oh Yerushalem, que pierda mi diestra su destreza; 6 que se pegue mi lengua a mi paladar si dejo de pensar en ti, si no recuerdo a Yerushalem en mi más feliz momento! 7 Acuérdate, Yahwéh, contra los edomitas, el día [de la caída] de Yerushalem; cómo gritaban ellos: “¡Arrásenla, arrásenla hasta los fundamen-tos!” 8 Hermosa Babel, depredadora, feliz el que te pague por lo que nos hiciste; 9 feliz el que coja tus infantes y los estrelle contra las rocas.

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138:1 leDawid ‘odekha vékhol-libbí néged ‘elohim.’azammerékha 138:2 ‘eshtajaweh ‘el-hekhal qodshekha we’odeh ‘et-shemékha äl-jasdekha weäl‘amittékha ki-higdálta äl-kol-shimkha ‘imratékha 138:3 beyom qará’ti wattaänéni tarhivéni venafshi öz 138:4 yodúkhaYhwh kol-málkhe-‘árets ki shamü ‘ímre-fíkha 138:5 weyashíru bedarkhe Yhwh ki gadol kevod Yhwh 138:6 ki-ram Yhwh weshafal yir’eh wegavóah mimmerjaq yeyedä 138:7 ‘im-‘elekh beqérev tsarah tejayyéni äl ‘af ‘oyeváy tishlaj yadéekha wetoshiéni yeminékha 138:8 Yhwh yigmor baädi Yhwh jasdekha leölam maäse yadékha ‘al-téref

1 De Dawid. Te doy gracias con todo mi corazón, te canto alabanzas delante de los seres divinos; 2 Me postro hacia tu santo templo y doy gracias a tu nombre por tu amor y tu fidelidad, porque has exaltado tu nombre y tu palabra sobre todo. 3 Cuando te llamé, tú me respondiste, me inspiraste valor. 4 Todos los reyes de la tierra te alabarán, Yahwéh, porque han oído las palabras que hablaste. 5 Cantarán de los caminos de Yahwéh: “¡Grande es la majestad de Yahwéh!” 6 Aunque es tan alto Yahwéh, mira al humilde; es sublime, pero percibe de lejos. 7 Aunque ande yo entre enemigos, tú me preservas frente a mis adversarios; extiendes tu mano; con tu diestra me libras. 8 Yahwéh ajustará cuentas por mí. Oh Yahwéh, tu amor es eterno; no desampares la obra de tus manos.

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1 Para el director. De Dawid. Melodía. Oh Yahwéh, 139:1 lamnatséaj leDawid mizmor Yhwh tú me has examinado y me conoces. jaqartáni wattedä 2 Cuando me siento o me levanto tú lo sabes; tú 139:2 ‘attah yadáta shivti wequmi bántah disciernes de lejos mis pensamientos. lereï merajoq 3 Tú observas mi andar y mi descansar, y estás al 139:3 ‘orji weriv’ï zeríta wékhol-derakháy tanto de todos mis caminos. hiskántah 4 Aún no está la palabra en mi lengua, cuando tú, 139:4 ki ‘en mil’lah bilshoni hen Yhwh Yahwéh la conoces bien. yadáta khul’lah 5 Me cercas por detrás y por delante; y pones 139:5 ‘ajor waqédem tsartáni wattáshet sobre mí tu mano. äláy kappékhah 6 Eso está más allá de mi conocimiento; es un 139:6 pil’iyah [peli’ah] dáät mimménni misterio; no puedo comprenderlo. 7 ¿A dónde podré escapar de tu espíritu? nisgevah lo’-‘ukhal lah ¿Adónde podré huir de tu presencia? 139:7 ‘ánah ‘elekh merujékha we’ánah 8 Si subo al cielo, allí estás tú; si bajo a la Fosa, mippanékha’evraj allí estás también. 139:8 ‘im-‘essaq shamáyim sham ‘áttah 9 Si tomo alas con el alba para ir a descansar en we’atsíäh she’ol hinnékha el horizonte occidental, 139:9 ‘esa’ khánfe-shájar ‘eshkenah 10 aún allí me guiará tu mano, me sostendrá tu be’ajarit yam diestra. 139:10 gam-sham yadekha tanjéni 11 Si digo: “Ciertamente la oscuridad me weto’jazéni yeminékha ocultará, la noche me cubrirá,” 139:11 wa’omar ‘akh-jóshekh yeshuféni 12 la oscuridad no es oscura para ti; la noche es weláylah ‘or baädéni tan clara como el día; la oscuridad y la luz te son lo mismo. 139:12 gam-jóshekh lo’-yajshikh 13 Fuiste tú quien creó mi conciencia; tú me mimmékha weláylah kayyom ya’ir formaste en el vientre de mi madre. kajashekhah ka’orah 14 Te alabo, porque estoy hecho de manera 139:13 ki-‘attah qaníta khilyotáy asombrosa y maravillosa; tu obra es maravillosa; lo tesukkéni bevéten ‘immi sé muy bien. 139:14 ‘odekha äl ki nora’ot nifléti 15 Mis huesos no te eran ocultos cuando fui nifla’im maäsékha wenafshi yodáät me’od formado en lugar secreto, entretejido en las 139:15 lo’-nikh’jad ätsmi mimmékha interioridades de la tierra. ‘ashér-üséti vasséter ruqqámti betajtiyot 16 Tus ojos vieron mis miembros en formación; ‘árets estaban todos registrados en tu libro; a su debido 139:16 golmi ra’u ënékha weäl-sifrekha tiempo se formaron, hasta el último de ellos. 17 ¡Cuán preciosos me parecen tus kul’lam yikkatévu yamim yutsáru wlo’ [welo] pensamientos, oh Poderoso, cuán grande su número! ‘ejad bahem 18 Los cuento, son más que los granos de arena; 139:17 welímah-yaqeru reékha ‘el meh termino, y aún estoy contigo. ätsemu ra’shehem 19 Oh Poderoso, si sólo mataras al malvado 139:18 ‘esperem mejol yirbun heqitsóti !apártense de mí, asesinos!weödi ïmmakh 20 porque te invocan para intrigas, tus enemigos 139:19 ‘im-tiqtol ‘elóah rashä we’anshe toman en vano tu nombre. damim súru ménni 21 Oh Yahwéh, tú sabes que detesto a los que te 139:20 ‘asher yo’mrúkha limzimmah detestan, y aborrezco a tus adversarios. nasu’ lashaw’ ärékha 22 Siento un perfecto odio hacia ellos; los cuento 139:21 halo’-mesan’ékha Yhwh ‘esna’ como enemigos míos. 23 Examíname, oh Poderoso, y conoce mi mente; uvitqomemékha ‘etqotat pruébame y conoce mis pensamientos. 139:22 takhlit sin’ah sene’tim le’oyevim háyu li 139:23 joqreni ‘el wedä levavi bejoneni wedä sar’äppáy. 113

139:24 ur’eh ‘im-dérekh-ótsev bi unjéni bedérekh ölam

24 ve si hay en mí caminos malos, y guíame por el camino eterno.

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140:1 lamnatséaj mizmor leDawid 140:2 jal’letséni Yhwh me’adam rä me’ish jamasim tintseréni 140:3 ‘asher jashevu raöt belev kol-yom yagúru miljamot 140:4 shanenu leshonam kémo-najash jamat äkhshuv tájat sefatémo sélah 140:5 shomreni Yhwh mide rashä me’ish jamasim tintseréni ‘asher jashevu lidjot peämáy 140:6 tamenú-ge’ím paj li wajavalim pársu réshet leyad-mägal moqeshim shátuli sélah 140:7 ‘amárti leYhwh ‘éli ‘áttah ha’azínah Yhwh qol tajanunáy 140:8 Yhwh ‘Adonáy öz yeshuäti sakkótah lero’shi beyom násheq 140:9 ‘al-titten Yhwh ma’awayye rashä zemamo ‘al-tafeq yarúmu sélah 140:10 ro’sh mesibbáy ämal sefatémo yekhassúmo [yekhassémo] 140:11 yamítu [yimmótu] älehem gejalim ba’esh yappilem bemahamorot bal-yaqúmu 140:12 ‘ish lashon bal-yikkon ba’árets ‘ish-jamas rä yetsudénnu lemadjefot 140:13 yadáta [yadáti] ki-yaäseh Yhwh din äni mishpat ‘evyonim 140:14 ‘akh tsaddiqim yodu lishmékha yeshevu yesharim ‘et-panékha

1 Para el director. Melodía de Dawid. 2 Líbrame, Yahwéh, del hombre malo; sálvame del licencioso, 3 cuyas mentes están llenas de tramas perversas, que planean guerra todos los días. 4 Afilan su lengua como serpientes; veneno de araña hay en sus labios. (Pausa) 5 Oh Yahwéh, protégeme de las garras del malvado; sálvame del hombre licencioso, que traman para hacerme caer. 6 Los arrogantes me pusieron trampas con cuerdas; tendieron una red junto al camino; me tendieron trampas. (Pausa) 7 Dije a Yahwéh: “Tú eres mi Poderoso; presta atención, Yahwéh, a la voz de mi ruego. 8 Yahwéh Soberano, la fortaleza que me libra, tú protegiste mi cabeza el día de la batalla. 9 Yahwéh, no les concedas sus deseos a los malvados; no dejes que prospere su plan, para que no se jacten. 10 Que las cabezas de los que me cercan se cubran con la perversidad de sus labios. 11 que caigan brasas encendidas sobre ellos, y sean arrojados en hoyos, para nunca levantarse. 12 Que los calumniadores no tengan lugar en la tierra; que la maldad del licencioso lo persiga hasta derribarlo. 13 Yo sé que Yahwéh defenderá la causa del pobre, los derechos del necesitado. 14 Los justos ciertamente alabarán tu nombre; los rectos morarán en tu presencia.”

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141:1 mizmor leDawid Yhwh qera’tíkha jushah li ha’azínah qoli béqor’i-lakh 141:2 tikkon tefil’lati qetóret lefanékha mas’at kappáy mínjat-árev 141:3 shitah Yhwh shomrah lefi nitserah äl-dal sefatáy 141:4 ‘al-tat-libbi ledavar rä lehit’ölel älilot beréshä ‘et-‘ishim póäle-‘áwen uval‘eljam beman’ämmehem 141:5 yehelméni-tsaddíq jésed weyokhijéni shémen ro’sh ‘al-yani ro’shi kiöd utfil’lati beraötehem

1 Melodía de Dawid. Yo te llamo, Yahwéh, apresúrate hacia mí; escucha mi clamor cuando te llamo. 2 Acepta mi oración como ofrenda de incienso, mis manos levantadas, como sacrificio vespertino. 3 Oh Yahwéh, pon un guardia en mi boca, un vigilante en la puerta de mis labios; 4 que no se incline mi mente hacia lo malo, a practicar maldades con los malhechores; que no coma yo de sus delicias. 5 Que me hiera el justo con lealtad, que me reprenda; que mi cabeza no rehúse tal ungüento selecto. Mis oraciones están aún contra sus malas obras.

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141:6 nishmetu víde-selä shoftehem weshameü ‘amaráy ki naému 141:7 kemo foléaj uvoqéä ba’árets nifzeru ätsaménu lefi she’ol 141:8 ki ‘elékha Yhwh ’Adonáy ëna bekhah jasíti ‘al-teär nafshi 141:9 shomréni míde faj yáqshu li umoqeshot póäle ‘áwen 141:10 yippelu vemakhmoráw reshaïm yájad ‘anokhi äd-‘eëvor.

6 Que sus jueces resbalen en la roca, pero que se oigan mis palabras, que son dulces. 7 Como cuando la tierra está hendida y agrietada, así están nuestros huesos esparcidos a la boca de la Fosa. 8 Mis ojos están fijos en ti, Yahwéh Soberano; en ti busco refugio, no me pongas en aprietos. 9 Protégeme de la trampa que me pongan, y de los lazos de los malhechores. 10 Que caigan solos los malvados en sus redes, mientras yo escapo.

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142:1 maskil leDawid bihyoto vammeärah tefil’lah 142:2 qoli ‘el-Yhwh ‘ez’äq qoli ‘el-Yhwh ‘etjannan 142:3 ‘eshpokh lefanáw siji tsarati lefanáw ‘aggid 142:4 behit’ätef äláy ruji we’attah yadáta netivati be’óraj-zu ‘ahal’lekh tamenu faj li 142:5 habbet yamin ure’eh we’en-li makkir ‘avad manos mimménni ‘en doresh lenafshi 142:6 zaáqti ‘elékha Yhwh ‘amárti ‘attah majsi jelqi be’érets hajayyim 142:7 haqshivah ‘el-rinnati ki-dal’lóti me’od hatsiléni merodefáy ki ‘ametsu mimménni 142:8 hotsí’ah mimmasger nafshi lehodot ‘et-shemékha bi yakhtíru tsaddiqim ki tigmol äláy

1 Poema didáctico de Dawid, mientras estaba en la cueva. Oración. 1 Clamo en voz alta a Yahwéh; en voz alta pido piedad a Yahwéh. 2 Derramo delante de él mi queja; delante de él pongo mi problema 3 cuando mi espíritu desfallece dentro de mí. Tú conoces mi camino; ellos han puesto una trampa en el camino que transito. 4 Mira a mi derecha y observa -no tengo amigos; no hay nadie a quien acudir, nadie se ocupa de mí. 5 Así que clamo a ti, Yahwéh; digo: “Tú eres mi refugio, todo lo que tengo en la tierra de los vivos.” 6 Escucha mi clamor, que estoy muy abatido; sálvame de mis perseguidores, que son muy fuertes para mí. 7 Libértame de la prisión, para dar gracias a tu nombre. Los justos se alegrarán conmigo, por tus tratos bondadosos para conmigo.

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143:1 mizmor leDawid Yhwh shemä tefil’lati ha’azÍnah ‘el-tajanunÁy be’emunatekha änéni betsidqatékha 143:2 Wé’al-tavo’vemishpat ‘et-ävdékha ki lo’-yitsdaq lefanékha khol-jay 143:3 ki radaf ‘oyev nafshi dikka’ la’árets jayyati hoshiváni vemajashakkim kemete ölam 143:4 wattit’ätef äláy ruji betokhi yishtomem libbi 143:5 zakhárti yamim miqqédem hagíti vékhol-paölekha bemaäseh yadékha ‘asojéaj 143:6 perásti yadáy ‘elékha nafshi ke’érets-äyefah lekha sélah

1 Melodía de Dawid. Oh Yahwéh, oye mi oración; atiende mi petición, que tú eres fiel; respóndeme, que eres benévolo. 2 No entres en juicio con tu servidor, que delante de ti ninguna criatura tiene razón. 3 Mi adversario me persiguió; me postró hasta el suelo; me hizo morar en tinieblas como los que hace mucho que murieron. 4 Mi espíritu desfallece dentro de mí; mi mente quedó desolada de terror. 5 Entonces recuerdo los días de antaño; repaso todas tus obras, recuento las obras de tus manos. 6 Extiendo mis manos hacia ti, suspirando por ti como tierra sedienta.

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143:7 maher änéni Yhwh kaletah ruji ‘altaster panékha mimménni wenimshálti ïmyórdey vor 143:8 hashmiéni vabbóqer jasdékha kivekha vatájti hodiéni dérekh-zu ‘elekh ki‘elékha nasá’ti nafshi 143:9 hatsiléni me’oyeváy Yhwh ‘elékha khissíti 143:10 lammedéni laäsot retsonékha ki‘attah ‘eloháy rujakha tovah tanjéni be’érets mishor 143:11 lemáän-shimkhá Yhwh tejayyéni betsidqatekha totsi’ mitsarah nafshi 143:12 uvjasdekha tatsmit ‘oyeváy weha’avadta kol-tsorare nafshi ki ‘ani ävdékha

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7 Respóndeme pronto, Yahwéh; mi espíritu no aguanta más. No escondas tu rostro de mí, o vendré a ser como los que bajan al Hoyo. 8 Déjame oír de tu fidelidad por la mañana, porque en ti confío; hazme saber el camino en que debo andar, pues en ti he puesto mi esperanza. 9 Sálvame de mis adversarios, Yahwéh; en ti busco escondite. 10 Enséñame a hacer tu voluntad, que tú eres mi Poderoso. Que tu espíritu compasivo me guíe por terreno llano. 11 Por tu nombre, Yahwéh, presérvame; tú que eres benévolo, líbrame de angustia. 12 Tú que eres fiel, acaba con mis adversarios; destruye a todos mis enemigos mortales, que yo soy tu servidor.

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144:1 leDawid barukh Yhwh tsuri 1 De Dawid. Bendito sea Yahwéh, mi roca, quien hamelammed yadáy laqrav ‘etsbeötáy adiestra mis manos para la batalla, mis dedos para la lammiljamah guerra; 144:2 jasdi umetsudati misgabbi umfalti 2 mi fiel, mi fortaleza, mi refugio y mi libertador, li maginni uvo jasíti haroded ämmi tajtáy mi escudo, en quien me refugio, el que me sujeta 144:3 Yhwh mah-‘adam wattedaéhu pueblos. 3 Oh Yahwéh, ¿qué es el hombre para que te ben-‘enosh wattejashevéhu ocupes de él, el ser humano para que pienses en él? 144:4 ‘adam lahével damah yamáw 4 El hombre es como un aliento; sus días son ketsel över como sombra pasajera. 144:5 Yhwh hat-shamékha wetered gä 5 Oh Yahwéh, inclina tu cielo y baja; toca las beharim weyeëshánu montañas y humearán. 144:6 beroq baraq utfitsem shelaj 6 Lanza relámpagos y dispérsalos; dispara tus jitsékha uthummem flechas y hazlos huir. 144:7 shelaj yadékha mimmarom 7 Extiende tus manos desde lo alto; rescátame, petséni wehatsiléni mimmáyim rabbim sálvame de las impetuosas aguas, de la mano de los miyad bene nekhar extranjeros, 144:8 ‘asher píhem díbber-shaw’ 8 cuyas bocas hablan mentiras, y cuyos juramentos son falsos. wiminam yemin sháqer 9 Oh Poderoso, te cantaré una canción nueva, te 144:9 ‘elohim shir jadash ‘ashírah lakh entonaré una alabanza con el arpa de diez cuerdas, benével äsor ‘ázammerah-lakh 10 a ti que das victoria a los reyes, que rescatas a 144:10 hannoten teshuäh lammelakhim tu servidor Dawid de la espada mortal. happotseh ‘et-Dawid ävdo mejérev raäh 11 Rescátame, sálvame de mano de los 144:11 petséni wehatsiléni miyad béne- extranjeros, cuyas bocas hablan mentira, y cuyos nekhár ‘asher píhem díbber-shaw’ wiminam juramentos son falsos. yemin sháqer 12 Porque nuestros hijos son como plantas, bien 144:12 ‘asher banénu kintiïm cuidados en su juventud; nuestras hijas son como meguddalim bin’ürehem benoténu piedras angulares labradas para adornar un palacio. khezawiyot mejutavot tavnit hekhal 13 Nuestros almacenes están llenos, suministran productos de todas clases; nuestros rebaños suman 144:13 mezawénu mele’im mefiqim millares, aun miríadas, en nuestros campos; mizzan ‘el-zan tso’nénu ma’alifot 14 nuestro ganado está bien cuidado. No hay merubbavot bejutsoténu daños ni pérdidas, ni lamentos en nuestras calles. 144:14 ‘al’lufénu mesubbalim ‘en-pérets we’en yotse’t we’en tsewajah birjovoténu 116

144:15 ‘ashre haäm shekkákhah lo ‘ashre haäm sheYhwh ‘eloháw

15 Feliz el pueblo a quien le va así; feliz el pueblo cuyo Poderoso es Yahwéh.

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a 145:1 tehil’lah leDawid. ‘aromimkha ‘eloháy hammélekh wa’avarekhah shimkha leölam waëd

b 145:2 békhol-yom ‘avarekhékha wa’ahalelah shimkha leölam waëd

g 145:3 gadol Yhwh umhul’lal me’od weligdul’lato ‘en jéqer

d 145:4 dor ledor yeshabbaj maäsékha ugvurotékha yaggídu

h 145:5 hadar kevod hodékha wedivre nifle’otékha ‘asíjah

w 145:6 weëzuz nore’otékha yo’méru ugdul’lotékha [ugdul’latekha] ‘asapperénnah

z 145:7 zékher rav-tuvekha yabbíü wetsidqatekha yerannénu

j 145:8 jannun werajum Yhwh ‘érekh ‘appayim úgdol-jásed

f 145:9 tov-Yhwh lakkol werajamáw äl-kolmaäsáw

y 145:10 yodúkha Yhwh kol-maäsékha wajasidékha yevarakhúkhah

k 145:11 kevod malkhutekha yo’méru ugvuratekha yedabbéru

l 145:12 lehodíyä livne ha’adam gevurotáw ukhevod hadar malkhuto

m

[Álef] 1 Alabanza de Dawid. Te ensalzaré, mi Poderoso y rey, y bendeciré tu nombre por siempre jamás. [Bet] 2 Cada día te bendeciré y bendeciré tu nombre para siempre jamás. [Guímel] 3 Grande es Yahwéh y muy aclamado; su grandeza no se puede escrutar. [Dálet] 4 Una generación alabará tus obras a la otra y declarará tus poderosos actos. [He} 5 La gloriosa majestad de tu esplendor y tus actos maravillosos recitaré. [Waw] 6 Hablarán del poder de tus tremendas obras, y relatarán tu grandeza. [Záyin] 7 Celebrarán tu abundante bondad, y cantarán gozosamente de tu benevolencia. [Jet] 8 Yahwéh es generoso y compasivo, lento para la ira y abundante en bondad. [Tet] 9 Yahwéh es bueno con todos, y su misericordia está sobre todas sus obras. [Yod] 10 Todas tus obras te alabarán, oh Yahwéh, y tus fieles te bendecirán. [Kaf] 11 Hablarán de la majestad de tu reinado, y hablarán de tu fortaleza, [Lámed] 12 para dar a conocer Sus poderosos actos entre los hombres y la majestuosa gloria de su reinado. [Mem] 13 Tu reinado es un reinado eterno; tu dominio es para todas las generaciones. [Sámek] 14 Yahwéh sostiene a todos los que caen, y hace pararse derechos a todos los agobiados.

145:13 malkhutekha malkhut kol-ölamim umemsheltekha békhol-dor wador

s 145:14 somekh Yhwh lékhol-hannofelim wezoqef lékhol-hakkefufim 117

[ 145:15 éne-khol ‘elékha yesabbéru we’attah nóten-lahem ‘et-‘okhlam beïtto

p 145:16 potéaj ‘et-yadékha umasbíä lékhol-jay ratson

x 145:17 tsaddiq Yhwh békhol-derakháw wejasid békhol-.maäsáw

q 145:18 qarov Yhwh lékhol-qore’áw lekhol ‘asher yiqra’úhu ve’emet

r 145:19 retsón-yere’áw yaäseh wé’etshaw’ätam yishmä weyoshiëm

v 145:20 shomer Yhwh ‘et-kol-‘ohaváw we’et kol-harshaïm yashmid

t 145:21 tehil’lat Yhwh yedabber pi wivarekh kol-basar shem qodsho leölam waëd

[Áyin] 15 Los ojos de todos te miran con expectación, y tú les das su alimento en su tiempo. [Pe] 16 Les das a manos llenas, satisfaciendo el deseo de toda criatura. [Tsade] 17 Yahwéh es benévolo en todos sus caminos y fiel en todas sus obras. [Qof] 18 Yahwéh está cerca de todos los que lo llaman, de todos los que lo invocan con sinceridad. [Resh] 19 Él cumple los deseos de los que lo honran; oye su clamor y los libra. [Shin] 20 Yahwéh protege a todos los que lo aman, pero a todos los malvados los destruirá. [Taw] 21 Mi boca declarará la alabanza de Yahwéh, y todas las criaturas bendecirán su santo nombre para siempre jamás.

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146:1 haleluYah haleli nafshi ‘et-Yhwh 146:2 ‘ahalelah Yhwh bejayyáy ‘azammerah le’loháy beödi 146:3 ‘al-tivteju vindivim beven-‘adam she’en lo teshuäh 146:4 tetse’ rujo yashuv le’admato bayyom hahu’ ‘avedu ështonotáw 146:5 ‘ashre she’el Yaäqov beëzro sivro äl-Yhwh ‘eloháw 146:6 öseh shamáyim wa’árets ‘ethayyam wé’et-kol-‘ásher-bam hashomer ‘emet leölam 146:7 öseh mishpat laäshuqim noten léjem lareëvim Yhwh matter ‘asurim 146:8 Yhwh poqéaj ïwrim Yhwh zoqef kefufimYhwh ‘ohev tsaddiqim 146:9 Yhwh shomer ‘et-gerim yatom we’almanah yeöded wedérekh reshaïm yeäwwet 146:10 yimlokh Yhwh leölam ‘eloháyikh Tsiyon ledor wador haleluYah

1 Halelu-Yah. ¡Alaba a Yahwéh, vida mía! 2 Alabaré a Yahwéh toda mi vida, le entonaré alabanzas a mi Poderoso mientras yo exista. 3 No confíes en los grandes, en el ser humano que no puede salvar. 4 Su aliento sale; él vuelve al polvo; en ese día sus planes quedan en nada. 5 Feliz es aquel cuya ayuda es el Poderoso de Yaaqob, cuya esperanza está en Yahwéh su Poderoso, 6 Hacedor de cielo y tierra, del mar y todo lo que hay en ellos; que se mantiene fiel para siempre; 7 que hace justicia a los oprimidos, da alimento al hambriento. Yahwéh liberta a los prisioneros; 8 Yahwéh restaura la vista a los ciegos; Yahwéh hacer pararse derechos a los agobiados; Yahwéh ama a los justos; 9 Yahwéh protege a los extranjeros; le da valor al huérfano y a la viuda, pero hace tortuosa la senda de los malvados. 10 Yahwéh reinará para siempre, tu Poderoso, oh Tsiyón, por todas las generaciones. Halelu-Yah.

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147:1 haleluYah ki-tov zammerah ‘elohénu ki-naïm na’wah tehil’lah 147:2 boneh Yerushalaim Yhwh nidje Yisra’el yekhannes 147:3 harofe’ lishvúre lev umjabbesh leätsevotam 147:4 moneh mispar lakkokhavim lekhul’lam shemot yiqra’ 147:5 gadol ‘adonénu wérav-kóaj litvunato ‘en mispar 147:6 meöded änawim Yhwh mashpil reshaïm áde-‘árets 147:7 ënu leYhwh betodah zammeru le’lohénu vekhinnor 147:8 hamkhasseh shamáyim beävim hammekhin la’árets matar hammatsmíyaj harim jatsir 147:9 noten livhemah lajmah livne örev ‘asher yiqrá’u 147:10 lo’ vigvurat hassus yejpats lo’veshoqe ha’ish yirtseh 147:11 rotseh Yhwh ‘et-yere’áw ‘ethamyajalim lejasdo 147:12 shabbeji Yerushalaim ‘et-Yhwh haleli ‘eloháyikh Tsiyon 147:13 ki-jizzaq berije sheäráyikh berakh banáyikh beqirbekh 147:14 hasam-gevulekh shalom jélev jitim yasbiëkh 147:15 hasholéaj ‘imrato ‘árets ädmeherah yaruts devaro 147:16 hannoten.shéleg katsámer kefor ka’éfer yefazzer 147:17 mashlikh qarjo khefittim lifne qarato mi yaämod 147:18 yishlaj devaro weyamsem yashev rujo yízzelu-máyim 147:19 maggid devaró [devaráw] leYaäqov juqqáw umishpatáw leYisra’el 147:20 lo’ äsah khen lékhol-goy umishpatim bal-yedaüm haleluYah

1 Alaben a Yah, porque es bueno cantar alabanzas a nuestro Poderoso; es agradable cantar gloriosa alabanza. 2 Yahwéh reedifica a Yerushalem; congrega a los exiliados de Yisrael. 3 Él sana sus quebrantados corazones, y venda sus heridas. 4 Él cuenta el número de las estrellas; y da su nombre a cada una. 5 Grande es Yahwéh y lleno de poder; su sabiduría es infinita. 6 Yahwéh les da valor a los humildes, y echa por tierra a los malvados. 7 Canten a Yahwéh una canción de gratitud, entonen alabanza con el arpa a nuestro Poderoso, 8 que cubre los cielos con nubes, provee lluvia para la tierra, hace crecer la hierba en las montañas; 9 que da a las bestias su alimento, a las crías del cuervo lo que piden. 10 No premia la fuerza del caballo, ni valora la rapidez del hombre; 11 Yahwéh valora a los que lo honran, a los que dependen de su fiel cuidado. 12 ¡Oh Yerushalem, glorifica a Yahwéh; alaba a tu Poderoso, oh Tsiyón! 13 Porque él fortaleció las trancas de tus puertas, y bendijo a tus hijos en medio de ti. 14 Él le otorga a tu territorio el bienestar, y te satisface con trigo selecto. 15 Él envía su palabra a la tierra; su mandato corre veloz. 16 Da la nieve como lana, derrama la escarcha como ceniza. 17 Arroja su granizo como migajas –¿quién puede soportar su fría helada? 18 Envía su mandato y los derrite; sopla, y fluyen las aguas. 19 Él le envía su mandato a Yaaqob, sus estatutos y reglas a Yisrael. 20 No hizo así con ninguna otra nación; de tales reglas no saben nada. Halelu-Yah.

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148:1 haleluYah halelu ‘et-Yhwh minhashamáyim halelúhu bammeromim 148:2 halelúhu khol-mal’akháw halelúhu kol-tseva’ó [tseva’áw]

1 Halelu-Yah. Alaben a Yahwéh desde los cielos; alábenlo en las alturas. 2 Alábenlo, todos sus mensajeros, alábenlo, todas sus huestes.

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148:3 halelúhu shémesh weyaréaj halelúhu kol-kókhve ‘or 148:4 halelúhu sheme hashamáyim wehammáyim ‘asher meal hashamáyim 148:5 yehalelu ‘et-shem Yhwh ki hu’ tsiwwah wenivrá’u 148:6 wayyaämidem laäd leölam joqnatan welo’ yaävor 148:7 halelu ‘et-Yhwh min-ha’árets tanninim wékhol-tehomot 148:8 ‘esh uvarad shéleg weqitor rúaj seärah ösah devaro 148:9 heharim wéekhol-gevaöt ëts peri wékhol-‘arazim 148:10 hajayyah wékhol-behemah rémes wetsippor kanaf 148:11 málkhe-‘érets wékhol-le’ummim sarim wékhol-shófte ‘árets 148:12 bajurim wégam-betulot zeqenim ïm-neärim 148:13 yehálelu ‘et-shem Yhwh ki-nisgav shemo levaddo hodo äl-‘érets weshamáyim 148:14 wayyárem qéren leämmo tehil’lah lékhol-jasidáw livne Yisra’el ämqerovo haleluYah

149 149:1 haleluYah shíru leYhwh shir jadash tehil’lato biqhal jasidim 149:2 yismaj Yisra’el beösáw beneTsiyón yagílu vemalkam 149:3 yehalelu shemo vemajol betof wekhinnor yezamméru-lo 149:4 ki-rotseh Yhwh beämmo yefa’er änawim bishuäh 149:5 yä’lezu jasidim bekhavod yerannenu äl-mishkevotam 149:6 romemot ‘el bigronam wejérev pifiyot beyadam 149:7 laäsot neqamah baggoyim tokhejot bal’ummim 149:8 le’esor malkhehem beziqqim wenikhbedehem bekhavle varzel 149:9 laäsot bahem mishpat katuv hadar hu’ lékhol-jasidáw haleluYah

3 Alábenlo, sol y luna, alábenlo, todas las brillantes estrellas. 4 Alábenlo, oh altísimos cielos, y ustedes aguas que están sobre los cielos. 5 Que alaben el nombre de Yahwéh, porque fue él quien mandó que fueran creados. 6 Los hizo durar para siempre, estableciendo un orden que nunca cambiará. 7 Alaben a Yahwéh, ustedes que están sobre la tierra, todos los monstruos marinos y profundidades oceánicas, 8 fuego y granizo, nieve y humo, viento tempestuoso que ejecuta su mandato, 9 montañas y colinas, árboles frutales y cedros, 10 bestias salvajes y domésticas, reptiles y aves aladas, 11 reyes y pueblos de la tierra, príncipes de la tierra y sus jueces, 12 jóvenes y muchachas por igual, viejos y jóvenes juntos. 13 Que alaben el nombre de Yahwéh, porque su nombre, y sólo el suyo, es sublime; su esplendor cubre cielo y tierra. 14 Él ha exaltado el poder de su pueblo para gloria de todos sus fieles, de Yisrael, el pueblo a él cercano. Halelu-Yah.

149 1 Halelu-Yah. Canten a Yahwéh un cántico nuevo, sus alabanzas en la congregación de los fieles. 2 Alégrese Yisrael en su Hacedor; que los hijos de Tsiyón se gocen en su rey. 3 Que alaben su nombre con danza; con pandero y arpa cántenle alabanzas. 4 Porque Yahwéh se deleita en su pueblo; él adorna al humilde con victoria. 5 Que los fieles se alegren en su gloria; que griten de gozo en sus camas, 6 con elogios al Poderoso en sus gargantas y espadas de dos filos en sus manos, 7 para darles su merecido a las naciones, su castigo a los pueblos, 8 para apresar a sus reyes con grillos, a sus nobles con cadenas de hierro, 9 para ejecutar el juicio decretado contra ellos. Esta es la gloria de todos sus fieles. Halelu-Yah.

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150:1 haleluYah halelu-‘el beqodsho halelúhu birqíyä üzzo 150:2 halelúhu vigvurotáw halelúhu kerov gudlo 150:3 halelúhu betéqä shofar halelúhu benével wekhinnor 150:4 halelúhu vetof umajol halelúhu beminnim weügav 150:5 halelúhu vétsiltsele-shamá halelúhu betsiltsele teruäh 150:6 kol hanneshamah tehal’lel Yah haleluYah.

1 Halelu-Yah. Alaben al Poderoso en su santuario; alábenlo en el firmamento, su fortaleza. 2 Alábenlo por sus proezas; alábenlo por su excelente grandeza. 3 Alábenlo a son de trompeta; alábenlo con salterio y arpa. 4 Alábenlo con pandero y danza; alábenlo con cuerdas y flauta. 5 Alábenlo con címbalos resonantes; alábenlo con címbalos estruendosos. 6 Que todo lo que respira alabe a Yah. Halelu-Yah. ___________________

___________________ El Salmo 151 aparece en la Septuaginta, lo que indica que existía al menos en el tiempo en que se hizo esa versión, muchos años antes de la Era Común. Traducimos aquí de la versión inglesa de la Septuaginta por Sir Lancelot C.L. Brenton.

151 Este salmo es uno genuino de David, aunque suplementario, compuesto cuando peleó en combate solo con Goliat. 1 Yo era pequeño entre mis hermanos, y el más joven en la casa de mi padre; Yo atendía las ovejas de mi padre. 2 Mis manos fabricaron un instrumento musical, y mis dedos formaron un psalterio. 3 ¿Y quién se lo dirá a mi Señor? El mismo Señor, él mismo oye. 4 Él envió a su ángel, y e tomó de las ovejas de mi padre, y me ungió con el aceite de su unción. 5 Mis hermanos eran hermosos y grandes, pero el Señor no se agradó de ellos. 6 Yo fui a enfretarme al Filisteo; y él me maldijo por sus ídolos. 7 Pero yo saque su propia espada, y lo decapité, y eliminé la afrenta de los hijos de Israel. Además de encontrarse en la Septuaginta, este salmo se encuentra también en la Vulgata. Asimismo, éste y otros 4 salmos se encuentran también en la Peshita. En ésta última los salmos son un total de 155.

Rara versión de un salmo 151 se encuentra en un himnario de la comunidad de Qumrán, manuscrito 4Q88 [4QPs]. Traducimos aquí de la versión en inglés de Theodor H. Gaster, en The Dead Sea Scriptures.

151 David. Un HaleluYah atribuido a Dawid, el hijo de Yisháy. 1 Más pequeño era yo que mis hermanos, y el más joven de los hijos de mi padre. Así que él me puso como pastor de sus ovejas y gobernante de sus cabritos. 2 Mis manos formaron una flauta, y mis dedos una lira para rendirle honor a YHWH* 3 Yo me ponía a decir dentro de mí: “Las montañas no pueden decirle lo que en verdad ellas testifican, tampoco pueden las colinas. Las hojas de los árboles no tienen habla para mis palabras, ni las ovejas para mis actos. 4 No, ¿quién hay que pueda contar, quién hay que tenga habla y pueda relatar qué es lo que estoy haciendo? Sin embargó, aquél que es el Soberano de Todas las Cosas lo vio ciertamente; aquel que es el Poderoso de Todas las Cosas, oyó y él mismo prestó oído. 5 Así que él envió a su profeta para ungirme, a Samuel para llevarme a la grandeza. Mis hermanos salieron a recibirlo, guapos y hermosos por fuera, 6 elevados de estatura, con espléndidos rizos; pero YHWH * el Poderoso no los eligió. 7 Por mí fue que él envió y me sacó de detrás de las ovejas, y me hizo ungir con aceite santo, y me hizo el caudillo de su pueblo y el gobernante de los Hijos de Su Alianza. * El Tetragrama aparece escrito en hebreo arcaico.

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APÉNDICE 1 Efectos particulares de los Salmos (según la fe de algunos ortodoxos). SALMO NUM.

PARTICULARMENTE BUENO ....

-l-....................PARA QUE SE CURE LA MUJER QUE ABORTA, O EN PELIGRO DE ABORTAR -2-...................PARA SALVARSE DE UNA TEMPESTAD EN EL MAR, O INTERIOR -3-...................PARA CURARSE DE DOLORES DE CABEZA, O PARA PROSPERIDAD -4-...................PARA CUALQUIER NECESIDAD, O INDECISIÓN -5-...................PARA CURARSE DE MELANCOLIA, DEPRESION O LOCURA -6-...................PARA CURARSE DE ENFERMEDADES DE LA VISTA -7-...................PARA AHUYENTAR O ALEJAR ENEMIGOS -8-...................PARA HALLAR GRACIA, Y ÉXITO EN NEGOCIOS -9-...................PARA QUE SANE UN MUCHACHO JOVEN -l0-..................PARA QUE LO RECITE QUIEN TIENE ENEMIGOS -ll- ..................PARA LIBRARSE DE LOS ENEMIGOS -12-.................PARA NO DEBILITARSE, Y FORTALECER EL ORGANISMO -13-.................PARA SALVARSE DE UNA MUERTE TRAGICA. -l4-..................PARA QUITARSE EL MIEDO, Y LIBRARSE DE MALAS INTENCIONES -15-.................PARA ELIMINAR A UN DEMONIO, DEPRESIÓN O LOCURA -16-.................PARA QUE SE DESCUBRA QUIEN HURTÓ -17-.................PARA RECITARLO EN EL CAMINO (viaje), Y LIBRARSE DE IDEAS SUICIDAS -18-.................PARA SALVARSE DE GOBERNANTES (agresivos) -19-.................PARA OBTENER SABIDURIA, Y GENEROSIDAD -20-.................PARA SALIR BIEN EN UN JUICIO O PROBLEMA LEGAL -21-.................PARA PRESENTARSE FRENTE AL GOBIERNO, O PROBLEMAS DE IMPOTENCIA -22-.................PARA LBRARSE DE CUALQUIER SUFRIMIENTO -23-.................PARA RECIBIR UNA RESPUESTA EN EL SUEÑO -24-.................PARA SALVARSE DE UNA INUNDACION -25-.................PARA SALVARSE DE CUALQUIER ANGUSTIA O DESGRACIA -26-.................PARA SALVARSE DE CUALQUIER ANGUSTIA O PELIGRO -27-.................PARA SALVARSE DE FIERAS SALVAJES, O RECIBIR HOSPITALIDAD -28-.................PARA QUE YHWH RECIBA SU TEFILÁ, Y CURARSE DE PROBLEMAS RESPIRATORIOS -29-.................PARA LIBRARSE DE UN MAL ESPIRITU 30- ..................PARA LIBRARSE DE CUALQUIER MAL -31-.................PARA SALVARSE DEL "MAL DE OJO" -32-.................PARA PEDIR MISERICORDIA, GRACIA Y AMOR -33-.................PARA CONSERVAR VIVOS A LOS HIJOS -34-................. PARA QUIEN EMPRENDE UN CAMINO, O ESCAPAR DE UNA SITUACIÓN -35-................. PARA QUIEN LE SURGIERON ADVERSARIOS, O JUICIO ADVERSO -36-................. PARA QUE SE EXTERMINEN EL MAL -37-................. PARA QUIEN TIENE EL VICIO DE EMBRIAGARSE -38-................. PARA QUIENES PLANEARON HACERLE EL MAL -39-................. PARA QUIEN ESTA AYUNANDO, O SUFRE DESMAYOS -40-................. PARA SALVARSE DE UN MAL ESPIRITU, DEPRESIÓN O LOCURA -41-................. PARA QUIEN PIERDE SU OFICIO O PROFESION, O RECUPERAR DINERO PERDIDO -42-................. PARA QUIEN VA A CONSTRUIR UNA CASA, O NEGOCIO, O PELIGRA PERDERLO -43-................. PARA QUIEN VA A CONSTRUIR UNA CASA -44-................. PARA SALVARSE DE LAS MANOS DEL ENEMIGO -45-................. PARA QUIEN TIENE UNA PAREJA MALA -46-................. PARA SACARSE EL ODIO HACIA LA PAREJA -47-................. PARA HACER TESHUBÁ (retornar al bien), O HACERSE AMAR -48-................. PARA QUE LOS ENEMIGOS LE TEMAN O RESPETEN -49-................. PARA CURARSE DE LA FIEBRE -50-................. PARA SALVARSE DE ASALTANTES -51-................. PARA LIMPIARSE DE LA IMPUREZA DEL INCESTO U OTRA PASIÓN -52-................. PARA LIMPIARSE DE HABLAR CHISMES -53-................. PARA ASUSTAR AL ENEMIGO, O LIBRARSE DE HABLADURÍAS

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-54-................. PARA APRESURAR LA CONVALECENCIA -55-................. PARA LIBRARSE DE CUALQUIER COSA MALA, O DE LA PRISIÓN -56-................. PARA QUIEN ESTA PRESO, ENCADENADO, O EN VICIO -57-................. PARA TENER ÉXITO EN TODO LO QUE EMPRENDA -58-................. PARA LIBRARSE DE UN PERRO MALO -59-................. PARA LIBRARSE DEL INSTINTO MALO, O DE POSESIÓN DEMONÍACA -60-................. PARA QUIEN VA AL FRENTE DE GUERRA -61-................. PARA QUIEN TIENE TEMOR DE HABITAR EN SU CASA -62-................. PARA RECITARLO DESPUES DE MINJÁ Y ARBIT, Y PARA PROBLEMAS DIGESTIVOS -63-................. PARA TENER EXITO EN EL COMERCIO, Y PARA ENFERMEDADES HEPÁTICAS -64-................. PARA ATRAVESAR UN RIO, O EVITAR ACCIDENTES DE VIAJE -65-................. PARA QUIEN NECESITA ALGO DE UNA PERSONA, O POR LLUVIA -66-................. PARA QUIEN SE LE INTRODUJO UN ESPIRITU, O LIMPIAR UNA CASA -67-................. PARA QUE SE CURE QUIEN TIENE UNA ENFERMEDAD CRONICA -68-................. PARA QUIEN SE LE INTRODUJO UN ESPIRIRITU MALO -69-................. PARA QUIEN PADECE DE CODICIAY LUJURIA -70-................. PARA SALVARSE DE LA GUERRA O DESATRES -71-................. PARA HALLAR GRACIA, LEVANTAR EL ÁNIMO Y LA FE -72-................. PARA HALLAR GRACIA Y MERCED, Y CONTRA LA POBREZA -73-................. PARA LIBRARSE DEL MIEDO -74-................. PARA QUIEN TIENE ENEMIGOS, Y PARA ESCLEROSIS -75-................. PARA DOBLEGAR EL OR GULLO -76-................. PARA SALVARSE DEL FUEGO O DEL AGUA -77-................. PARA NO SUCUMBIR EN UN DIA TRAGICO -78-................. PARA HALLAR GRACIA ANTE EL GOBIERNO -79-................. PARA VENCER A LOS ENEMIGOS -80-................. PARA NO SERVIR A LA HEREJIA, Y PARA ENFERMEDADES DE LA PIEL -81-................. PARA NO SERVIR A LA HEREJIA -82-................. PARA TENER EXITO EN TU MISION -83-................. PARA SALVARSE DE LA GUERRA -84-................. PARA QUIEN ENFLAQUECIO POR UNA ENFERMEDAD -85-................. PARA CONTENTAR A TU COMPAÑERO -86-................. PARA SALVARSE DE UN MAL ESPIRITU, O EVITAR LA ESCLEROSIS -87-................. PARA SALVAR LA CIUDAD, O CURAR LA MIOPÍA -88-................. PARA SALVAR LA CIUDAD, O ELIMINAR EL RESENTIMIENTO -89-................. PARA QUIEN ESTA EN PELIGRO DE PERDER UN MIEMBRO -90-................. PARA SALVARSE DE UN LEON, O DE UNA ADICCIÓN -91-................. PARA SALVARSE DE UN MAL ESPIRITU, PARA CONFIANZA -92-................. PARA VER GRANDES MILAGROS -93-................. PARA VENCER A SUS LITIGANTES, Y PARA LA HIPERTENSIÓN -94-................. PARA SALVARSE DE UN ENEMIGO U OPRESOR -95-................. PARA QUE NO LO HAGAN EQUIVOCAR -96-................. PARA ALEGRAR A SUS FAMILIARES -97-................. PARA ELIMINAR TENSIONES CONYUGALES -98-................. PARA HACER LA PAZ ENTRE DOS PERSONAS -99-................. PARA CONSEGUIR SER JASID (abnegado) -100- .............PARA VENCER A LOS ENEMIGOS, O CONTRA EL LUMBAGO -101- .. ..........PARA SALVARSE DE UN MAL ESPIRITU, O DEPRESIÓN O LOCURA -102- ............ PARA QUE SE CURE UNA MUJER ESTERIL -103- .............PARA QUE SE CURE UNA MUJER ESTERIL, O CONTRA LA OSTEOPOROSIS -l04- ............ PARA ALEJAR AL AGRESOR, O VECINOS MALOS -l05- ............ PARA SALVARSE DE LA FIEBRE, O ENFERMEDADES ERUPTIVAS -l06- ............ PARA SALVARSE DE LA FIEBRE, O ENFERMEDADES CONTAGIOSAS -l07- .............PARA SALVARSE DE FIEBRE CRONICA, O DE DOLORES MENSTRUALES -l08- ............ PARA TENER EXITO -l09- ............ PARA QUE NO LO OPRIMA UN ENEMIGO -llO- ............ PARA QUE LOS ENEMIGOS HAGAN LA PAZ CON UNO -lll- ............. .PARA QUE SE AUMENTEN LOS AMIGOS -112- ........... PARA FORTALECERTE CON TU FUERZA INTERIOR -113- ............PARA LIBRARSE DE LA HEREJIA O HECHICERÍA -1l4- ............ PARA QUE LO RECITE EL COMERCIANTE -1l5- ............ PARA REBATIR A LOS HEREJES, O PEDIR PERDÓN PARA OFENSORES

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-1l6- ............ PARA SALVARSE DE UNA MUERTE TRAGICA -1l7- ..............PARA QUE LO RECITE QUIEN FUE CALUMNIADO -118- ............ PARA REBATIR A UN NO CREYENTE' O A UN HEREJE -1l9(esta dividido en 221etras del Alefbet hebreo con 8 versos por letra) Alef ....... PARA QUIEN DESEA QUE UNA MITZVA SE LE CONSERVE Bet......... PARA CURARSE DEL OLVIDO Guímel .. PARA CURARSE EL OJO DERECHO Dálet...... PARA CURARSE EL OJO IZQUIERDO He ......... PARA CUIDARCE DEL PECADO Waw...... PARA ALEJAR DEMANDAS DEL GOBIERNO Záyin ..... PARA ENFERMO DEL BAZO Jet.......... PARA QUE SANE EL ABDOMEN SUPERIOR Tet......... PARA CURAR ENFERMEDADES DE LOS RIÑONES Yod ....... PARA QUIEN SOSPECHAN DE EL Kaf.........PARA UNA INFLAMACION DE LA FOSA NASAL DERECHA Lámed ... PARA TENER EXITO EN UN JUlCIO Mem...... PARA SANAR LA MANO DERECHA Nun ....... PARA QUE LO RECITE QUIEN SALE DE VIAJE Sámek ... PARA PEDIR POR CUALQUIER NECESIDAD Áyin ...... PARA SANAR LA MANO IZQUlERDA Pe .......... PARA SANAR LA FOSA NASAL IZQUIERDA Tsáde..... PARA QUE SE EXTERMINEN LOS ENEMIGOS Qof ........ PARA SANAR EL PIE IZQIERDO Resh ...... PARA CURAR EL OIDO DERECHO Shin....... PARALIBRARSE DELMIEDO DE UN ENEMlGO Taw....... PARA CURAR EL OIDO IZQUIERDO -120- ............. PARA HACER LA PAZ, O HACER AMIGOS -121- ............. PARA QUIEN VA A SALIR SOLO POR LA NOCHE -122- ............. PARA ENTREVISTAR A UNA PERSONA IMPORTANTE -123- ............ PARA QUIEN SE LE FUGO UN SIRVlENTE, O CONSEGUIR EMPLEADOS -124- ............ PARA RECITARLO EL QUE VIAJA EN BARCO -125- ............ PARA CONTRARRESTAR A LOS ENEMIGOS, O PARA CRISIS DE IDENTIDAD -126- ............ PARA UNA MUJER QUE PERDIO HIJOS -127- ............ PARA CUANDO NACE UN VARON ~128- ........... PARA UNA MUJER EMBARAZADA -129- ............ PARA RECITARLO AL HACER UNA MITZVA, O PARA EVITAR PESADILLAS -130- ............ PARA QUE LO RECITE QUIEN SE VA A EMBARCAR, O PARA VÁRICES -l31- ............ PARA DOBLEGAR EL ORGULLO -132- ............ PARA REPARAR LOS JURAMENTOS PROFERIDOS -l33- ............. PARA CONSERVAR LA AMISTAD ENTRE AMlGOS -l34- ............. PARA RECITARLO ANTES DE FSTUDIAR TORÁ -135- ............ PARA ELIMINAR PENSAMlENTOS IDOLATRAS -136- ............ PARA RECONOCER PECADOS INTENCIONALES -137- ............ PARA ELIMINAR EL ODIO -138- .............PARA ELIIMINAR EL ORGULLO -139- .............PARA QUE HAYA PAZ EN EL MATRIMONIO -l40- ............. PARA ELIMINAR EL ODIO EN UN MATRIMONIO, PARA QUIEN VA A ESTUDIAR -141- ............ PARA DOLORES DE CORAZON, O EMOCIONALES -142- ............. PARA UNA ENFERMEDAD DE LOS MUSLOS, MÚSCULOS Y CALAMBRES -143- ............ PARA UNAENFERMEDAD DEL BRAZO, Y DOLOR DE MUELAS -l44- ............ PARA UNA FRACTURA EN LA MANO 145- ............. PARA QUITARSE EL MIEDO -146- ............PARA UNA HERIDA DE CUCHILLO (ó metal) -147- ............PARA QUE CURE UNA PICADURA DE VIBORA -l48- ............ PARA SALVARSE DE UN INCENDIO -l49- ............. PARA QUE NO SE EXTIENDA UN INCENDIO -l50- ............. PARA ALABAR A YHWH POR TODAS SUS OBRAS

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APÉNDICE 2

Escritores de los Salmos Escritos por David: 75 Del 3 al 9 Del 11 al 32 Del 34 al 41 Del 51 al 65 Del 68 al 70 El 86 y el 101 El 103 y el 104 Del 108 al 110 El 122, 124, 131, 133 Del 138 al 145 El 151 Escritos por los hijos de Qóraj (Coré): 11 El 42 Del 44 al 49 Del 84 al 85 El 87 y el 88 Escritos por Asaf: 12 El 50 Del 73 al 83

Para o Acerca de Shelomóh (Salomón): 1 El 72 Escrito por Etán Ezrajita: 1 El 89 Escrito por Moshé (Moisés): 1 El 90 De autores anónimos: 50 El 106 y el 107 Del 11- al 121 El 123 Del 125 al 130 El 132 Del 134 al 137 Del 146 al 150 Cinco Colecciones de Salmos: Primera: Del 1 al 42 (Página 3) Segunda: Del 43 al 72 (Página 34) Tercera: Del 73 al 89 (Página 57) Cuarta: Del 90 al 106 (Página 73) Quinta: Del 107 al 151 (Página 88) (Suministrado por el Maestro Guadalupe.)

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LA CARTA DE ARISTEAS (Obra helenística del siglo III a.C., incluida entre los libros apócrifos)

DESDE que he reunido Material para una historia memorable de mi visita a Eleazar, el Sumo Sacerdote de los Judíos, y porque tú, Filócrates, como no pierdes la oportunidad de recordarme, has dado mucha importancia a recibir un relato de los motivos y el objeto de mi misión, he intentado hacer una exposición clara del asunto para usted, pues percibo que posee un amor natural por el saber, 2 cualidad que es la más alta posesión del hombre -por estar constantemente intentando 'agregar a su stock de conocimientos y adquisiciones ' ya sea a través del estudio de la historia o participando realmente en los eventos mismos. Es por este medio, tomando en sí los elementos más nobles, que el alma se establece en la pureza, y habiendo fijado su objetivo en la piedad, la meta más noble de todas, la utiliza como su guía infalible y adquiere así un propósito definido. 3 fue mi devoción a la búsqueda del conocimiento religioso lo que me llevó a encargarme de la embajada del hombre que he mencionado, a quien sus propios ciudadanos y otros tenían en la más alta estima, tanto por su virtud como por su majestad, y que tenía en su posesión documentos del más alto valor para los judíos en su propio país y en tierras extranjeras para la interpretación de la ley divina, pues sus 4 leyes están escritas en pergaminos de cuero con caracteres judíos. Esta embajada entonces la emprendí con entusiasmo, habiendo encontrado en primer lugar la oportunidad de suplicar al rey en nombre de los judíos cautivos que habían sido transportados de Judea a Egipto por el padre del rey, cuando obtuvo por primera vez posesión de esta ciudad y conquistó la tierra de Egipto. Merece la pena contarte también esta historia, pues estoy convencido de que tú, con tu disposición hacia la santidad y tu simpatía por los hombres que viven de acuerdo con la santa ley, escucharás con mayor facilidad la relato que me propongo exponer, ya que usted mismo ha venido recientemente a nosotros desde la isla y está ansioso por escuchar todo lo que tiende a edificar el alma. También en una ocasión anterior les envié un registro de los hechos que pensé que valían la pena relatar sobre la raza judía, -el registro 7 que había obtenido de los sumos sacerdotes más sabios de la tierra más sabia de Egipto. Como está tan ansioso por adquirir el conocimiento de aquellas cosas que pueden beneficiar a la mente, siento que me incumbe impartirle toda la información que esté en mi poder. Debería sentir el mismo deber hacia todos los que tuvieran la misma disposición, pero lo siento especialmente hacia ti, ya que tienes aspiraciones que son tan nobles, y ya que no solo eres mi hermano en carácter, no menos que en sangre, sino que eres uno conmigo como bien en la búsqueda del bien. Porque ni el placer derivado del oro ni ninguna otra de las posesiones apreciadas por las mentes superficiales confiere el mismo beneficio que la búsqueda de la cultura y el estudio que dedicamos a conseguirla. Pero para no cansarlo con una introducción demasiado larga, 9 Demetrio de Phalerum, el presidente de la biblioteca del rey, recibió grandes sumas de dinero con el fin de reunir, en la medida de lo posible, todos los libros del mundo. Mediante compra y transcripción, llevó a cabo, lo mejor que pudo, el propósito del rey. En una ocasión, cuando estuve presente, le preguntaron: ¿Cuántos miles de libros hay en la biblioteca? 10 y él respondió: “Más de doscientos mil, oh rey, y en el futuro inmediato me esforzaré por reunir también al resto, de modo que se alcance el total de quinientos mil. Me han dicho que vale la pena transcribir las leyes de los judíos y merecen un lugar en su biblioteca. '¿Qué te impide hacer esto? ' respondió el rey. "Todo lo que es necesario se ha puesto a su disposición". 'Necesitan ser traducidos' contestó Demetrio, 'porque en el país de los judíos usan un alfabeto peculiar (así como los egipcios también tienen una forma especial de letras) y hablan un dialecto peculiar. Se supone que

usan la lengua siríaca, pero este no es el caso; su idioma es bastante diferente '. Y el rey cuando entendió todos los hechos del caso ordenó que se escribiera una carta al Sumo Sacerdote judío para que su propósito (que ya ha sido descrito) pudiera cumplirse. 12 Pensando que había llegado el momento de insistir en la demanda, que a menudo había presentado ante Sosibio de Tarento y Andreas, el jefe de la guardia, para la emancipación de los judíos que habían sido transportados de Judea por el padre del rey, para cuando por una combinación de buena fortuna y coraje, había llevado su ataque a todo el distrito de CoeleSiria y Fenicia a un problema exitoso, en el proceso de aterrorizar a los sometido al país, transportó a algunos de sus enemigos y redujo a otros al cautiverio. El número de los que transportó del país de los judíos a Egipto ascendió a no menos de cien mil. De éstos, armó a treinta mil hombres escogidos y los instaló en guarniciones en los distritos rurales. (E incluso antes de este tiempo, un gran número de judíos había entrado en Egipto con el persa, y en un período anterior, otros habían sido enviados a Egipto para ayudar a Psammetichus en su campaña contra el rey de los etíopes. Pero estos no eran nada como tantos. como los cautivos que transportó Ptolomeo, hijo de Lagus.) Como ya he dicho, Ptolomeo escogió a los mejores de ellos, los hombres que estaban en la flor de la vida y se distinguían por su coraje, y los armó, pero la gran masa de la otros, los que eran demasiado viejos o demasiado jóvenes para este propósito, y las mujeres también, los redujo a la esclavitud, no es que quisiera hacer esto por su propia voluntad, sino que fue obligado por sus soldados que los reclamaron como recompensa. por los servicios que habían prestado en la guerra. Habiendo, como ya se ha dicho, obtuve la oportunidad de asegurar su emancipación, me dirigí al rey con los siguientes argumentos. No seamos tan irrazonables como para permitir que nuestros hechos desmientan nuestras palabras. Dado que la ley que deseamos no sólo transcribir, sino también traducir pertenece a toda la raza judía, ¿qué justificación podremos encontrar para nuestra embajada mientras tantos de ellos permanezcan en estado de esclavitud en su reino? En la perfección y riqueza de tu clemencia, libera a los que están en tan miserable esclavitud, ya que, como me ha costado descubrir, el Dios que les dio su ley es el Dios que mantiene tu reino. Ellos adoran al mismo Dios, el Señor y Creador del Universo, como todos los demás hombres, como nosotros mismos, oh rey, aunque lo llamamos por diferentes nombres, como Zeus o 16 Dis. Este nombre le fue otorgado muy apropiadamente por nuestros primeros antepasados, para significar que Aquel a través de quien todas las cosas están dotadas de vida y nacen, es necesariamente el gobernante y señor del Universo. Dé a toda la humanidad un ejemplo de magnanimidad liberando a los que están esclavizados '. 17 Después de un breve intervalo, mientras ofrecía una oración ferviente a Dios para que dispusiera la mente del rey de tal manera que todos los cautivos pudieran ser puestos en libertad (porque la raza humana, siendo la creación de Dios, está influenciada e influenciado por Él. Por lo tanto, con muchas oraciones diversas invoqué a Aquel que gobierna el corazón, para que el rey se vea obligado a conceder mi petición. Porque tenía grandes esperanzas con respecto a la salvación de los hombres, ya que estaba seguro de que Dios conceder el cumplimiento de mi oración. Porque cuando los hombres por motivos puros planean alguna acción en interés de la justicia y la realización de obras nobles, Dios Todopoderoso lleva sus esfuerzos y propósitos a un resultado exitoso) - el rey levantó la cabeza y miró hacia arriba Yo con un semblante alegre pregunté: '¿Cuántos miles crees que serán?' Andreas, que estaba cerca, respondió: "Un poco más de cien mil". —¡Ciertamente es una pequeña ayuda —dijo el rey— que Aristeas nos pida! Entonces Sosibius y algunos otros que estaban presentes dijeron: 'Sí, pero será un tributo apropiado a su magnanimidad que ofrezca la emancipación de estos hombres como un acto de devoción al Dios supremo. Has sido muy honrado por el Dios Todopoderoso y exaltado en gloria por encima de todos tus antepasados y es justo que le rindas la mayor ofrenda de agradecimiento en tu poder. '

Muy complacido con estos argumentos, dio órdenes de que se hiciera una adición al salario de los soldados por la cantidad del dinero de redención que debían pagarse veinte dracmas a los propietarios por cada esclavo. que se expida una orden pública y que se adjunten los registros de cautivos. Mostró el mayor entusiasmo en el negocio, porque fue Dios quien llevó nuestro propósito a su cumplimiento en su totalidad y lo obligó a redimir no solo a los que habían entrado en Egipto con el ejército de su padre, sino a todos los que habían llegado antes de ese tiempo o habían sido posteriormente traído al reino. Se le indicó que el dinero del rescate excedería los cuatrocientos talentos. 21 Creo que será útil insertar una copia del decreto, porque de esta manera se hará más clara y manifiesta la magnanimidad del rey, quien recibió el poder de Dios para salvar a tan vastas multitudes. El decreto del rey decía lo siguiente: `` Todos los que sirvieron en el ejército de nuestro padre en la campaña contra Siria y Fenicia y en el ataque al país de los judíos y fueron poseídos por judíos cautivos y los llevaron de regreso a la ciudad de Alejandría y la tierra de Egipto o los vendió a otros -y de la misma manera a los cautivos que estaban en nuestra tierra antes de ese tiempo o fueron traídos aquí después- todos los que posean tales cautivos deben ponerlos en libertad de inmediato, recibiendo veinte dracmas por cabeza como dinero de rescate. Los soldados recibirán 23 este dinero como regalo añadido a su salario, los demás del tesoro del rey. Creemos que fue en contra de la voluntad de nuestro padre y en contra de todo decoro que deberían haber sido hechos cautivos y que la devastación de su tierra y el transporte de los judíos a Egipto fue un acto de desenfreno militar. El botín que cayó a los soldados en el campo de batalla fue todo el botín que deberían haber reclamado. A Reducir al pueblo a la esclavitud fue además un acto de absoluta injusticia. Por tanto, dado que se reconoce que estamos acostumbrados a hacer justicia a todos los hombres y especialmente a los que se encuentran injustamente en condición de servidumbre, y que nos esforzamos por tratar con equidad a todos los hombres de acuerdo con las exigencias de la justicia y la piedad, hemos decretado , en referencia a las personas de los judíos que se encuentran en cualquier condición de servidumbre en cualquier parte de nuestro dominio, que aquellos que las posean recibirán la suma estipulada de dinero y los pondrán en libertad y que ningún hombre mostrará tardanza en dar de alta. sus obligaciones. Dentro de los tres días siguientes a la publicación de este decreto, deberán confeccionar listas de esclavos para los oficiales designados para cumplir con nuestra voluntad, 25 y presentar inmediatamente a las personas de los cautivos. Porque consideramos que será ventajoso para nosotros y para nuestros asuntos que el asunto llegue a una conclusión. Quien quiera puede dar información sobre cualquiera que desobedezca el decreto con la condición de que, si se prueba que el hombre es culpable, se convertirá en su esclavo; su propiedad, sin embargo, será entregada al tesoro real. 26 Cuando se llevó el decreto para que lo leyera el rey para su aprobación, contenía todas las demás disposiciones, excepto la frase 'cualquier cautivo que estuviera en la tierra antes de ese tiempo o fue traído aquí después', y en su magnanimidad y la Con grandeza de su corazón, el rey insertó esta cláusula y ordenó que la concesión del dinero requerido para la redención se depositara en su totalidad con los pagadores de las fuerzas y los banqueros reales, y así se decidió el asunto y se ratificó el decreto 27 dentro de siete dias. La subvención para la redención ascendió a más de seiscientos sesenta talentos; porque muchos niños que amamantan se emanciparon junto con sus madres. Cuando se planteó la cuestión de si se debía pagar la suma de veinte talentos por estos, el rey ordenó que se hiciera y, por lo tanto, llevó a cabo su decisión de la manera más completa. Una vez hecho esto, ordenó a Demetrio que redactara un memorial con respecto a la transcripción de los libros judíos. Porque todos los asuntos de estado solían ser llevados a cabo por medio de decretos y con la más minuciosa precisión por estos reyes egipcios, y nada se hacía de manera descuidada o al azar. Y entonces he insertado copias del memorial y las cartas, el

número de regalos enviados y la naturaleza de cada uno, ya que cada uno de ellos sobresalió en magnificencia y habilidad técnica. La siguiente es una copia del memorial. El Memorial de Demetrius al gran rey. `` Ya que me has dado instrucciones, oh rey, de que los libros que se necesitan para completar tu biblioteca deben reunirse y que los que están defectuosos deben repararse, me he dedicado con el mayor cuidado a la realización de tus deseos. 30 y ahora tengo la siguiente propuesta para presentarles. Los libros de la ley de los judíos (con algunos otros) están ausentes de la biblioteca. Están escritos en hebreo 3 de 26. Me he dedicado con sumo cuidado al cumplimiento de sus deseos, 30 y ahora tengo la siguiente propuesta para exponerles. Los libros de la ley de los judíos (con algunos otros) están ausentes de la biblioteca. Están escritos en hebreo. Me he dedicado con sumo cuidado al cumplimiento de sus deseos, 30 y ahora tengo la siguiente propuesta para exponerles. Los libros de la ley de los judíos (con algunos otros) están ausentes de la biblioteca. Están escritos en hebreo caracteres y lenguaje y han sido interpretados descuidadamente, y no representan el texto original como me informan quienes lo conocen; porque nunca han tenido el cuidado de un rey que los proteja. Es necesario que estos sean precisos para su biblioteca, ya que la ley que contienen, en cuanto es de origen divino, está llena de sabiduría y libre de toda mancha. Por eso los literatos, los poetas y la masa de escritores históricos se han mantenido al margen de referirse a estos libros y a los hombres que han vivido y viven de acuerdo con ellos, porque su concepción de la vida es tan sagrada y religiosa, como Hecateo de Abdera dice. Si te place, oh rey, se escribirá una carta al Sumo Sacerdote en Jerusalén, pidiéndole que envíe a seis ancianos de cada tribu -hombres que han vivido la vida más noble y son más hábiles en su ley- para que podamos averiguar los puntos en los que la mayoría de ellos están de acuerdo, y así obtener una traducción precisa puede colocarlo en un lugar visible de una manera digna del trabajo en sí y de su propósito. ¡Que la prosperidad continua sea tuya! ' 33 Cuando se presentó este memorial, el rey ordenó que se escribiera una carta a Eleazar sobre el asunto, en la que también se relataba la emancipación de los judíos cautivos. Y dio cincuenta talentos en peso de oro y setenta talentos de plata y una gran cantidad de piedras preciosas para hacer tazones y copas y una mesa y copas de libación. También dio órdenes a quienes tenían la custodia de sus arcas de que permitieran a los artífices hacer una selección de los materiales que pudieran necesitar para el propósito, y que se enviaran cien talentos en dinero para proporcionar sacrificios para el templo y 34 para otras necesidades. Le daré una relación completa de la mano de obra después de haberle presentado copias de las cartas. La carta del rey decía lo siguiente: 35 'El rey Ptolomeo envía un saludo y un saludo al sumo sacerdote Eleazar. Dado que hay muchos judíos asentados en nuestro reino que fueron llevados de Jerusalén por los persas en el momento de su 36 poder y muchos más que vinieron con mi padre a Egipto como cautivos, un gran número de estos los colocó en el ejército y les pagó. salarios más altos de lo habitual, y cuando hubo demostrado la lealtad de sus líderes, construyó fortalezas y las puso a su cargo para que los egipcios nativos pudieran ser intimidados por ellos. Y yo, cuando ascendí al trono, adopté una actitud bondadosa hacia mis 37 súbditos, y más particularmente hacia aquellos que eran ciudadanos tuyos; he puesto en libertad a más de cien mil cautivos, pagando a sus dueños el y cuando hubo probado la lealtad de sus líderes, construyó fortalezas y los puso a su cargo para que los egipcios nativos pudieran ser intimidados por ellos. Y yo, cuando ascendí al trono, adopté una actitud bondadosa hacia mis 37 súbditos, y más particularmente hacia aquellos que eran ciudadanos tuyos; he puesto en libertad a más de cien mil cautivos, pagando a sus dueños el y cuando hubo probado la lealtad de sus líderes, construyó fortalezas y los puso a su cargo para que los egipcios nativos pudieran ser intimidados por ellos. Y yo, cuando ascendí al trono, adopté una actitud bondadosa hacia mis 37 súbditos, y más particularmente hacia aquellos que eran ciudadanos tuyos; he puesto en libertad a más de cien mil cautivos, pagando a sus dueños el precio de mercado apropiado para ellos, y si alguna vez se ha hecho mal a tu pueblo a través de las pasiones de la turba, yo les he reparado. El motivo que impulsó mi acción ha sido el deseo de actuar piadosamente y rendir al Dios supremo una ofrenda de

agradecimiento por mantener mi reino en paz y gran gloria en todo el mundo. Además, he reclutado en mi ejército a aquellos de tu pueblo que estaban en la flor de la vida, ya lo s que estaban en condiciones de estar unidos a mi persona y dignos de la confianza de la corte, los he establecido en puestos oficiales. Ahora que estoy ansioso por mostrar mi gratitud a estos hombres y a los judíos de todo el mundo y a las generaciones venideras, he decidido que tu ley se traduzca del idioma hebreo que está en uso entre ustedes 39 al griego. idioma, que estos libros se puedan agregar a los otros libros reales de mi biblioteca. Será una bondad de tu parte y un respeto por mi celo si seleccionas a seis ancianos de cada una de tus tribus, hombres de vida noble y diestros en tu ley y capaces de interpretarla, para que en cuestiones de disputa podamos para descubrir el veredicto en el que está de acuerdo la mayoría, pues la investigación es de la mayor importancia posible. Espero ganar un gran reconocimiento por la realización de este trabajo. He enviado a Andreas, el jefe de mi guardaespaldas, y a Aristeas, hombres a quienes tengo en alta estima, para exponerles el asunto y presentarles cien talentos de plata, las primicias de mi ofrenda para el templo y los sacrificios y otros ritos religiosos. Si me escribe con respecto a sus deseos en estos asuntos, me otorgará un gran favor y me brindará una nueva promesa de amistad, porque todos sus deseos se cumplirán lo antes posible. Despedida.' 41 A esta carta, Eleazar respondió apropiadamente de la siguiente manera: 'Eleazar el sumo sacerdote envía saludos al Rey Tolomeo su verdadero amigo. Mis más altos deseos son para su bienestar y el bienestar de la reina Arsinoe, su hermana y sus hijos. Yo también estoy bien. He recibido su carta y me alegra mucho su propósito y su noble consejo. Convoqué a todo el pueblo y se lo leí para que supieran de tu devoción a nuestro Dios. Les mostré también las copas que enviaste, veinte de oro y treinta de plata, los cinco tazones y la mesa de la dedicación, y los cien talentos de plata para la ofrenda de los sacrificios y para proveer las cosas de las cuales se encuentra el templo. necesitar. Estos dones me los trajo Andreas, uno de sus más honrados servidores, y Aristeas, hombres buenos y verdaderos, distinguidos por su conocimiento y dignos en todos los sentidos de ser los representantes de sus elevados principios y justos propósitos. Estos hombres me comunicaron su mensaje y recibieron de mí una respuesta de acuerdo con su carta. Daré mi consentimiento a todo lo que sea ventajoso para usted aunque su solicitud sea muy inusual. Porque ustedes han otorgado a nuestros ciudadanos beneficios grandiosos e inolvidables de muchas formas. Inmediatamente, por tanto, ofrecí sacrificios por ti, tu hermana, tus hijos y tus amigos, y todo el pueblo oró para que tus planes prosperasen continuamente, y que el Dios Todopoderoso preservara tu reino en paz con honor, y que la traducción de la santa ley puede resultarle ventajosa y cumplirse con éxito. Porque ustedes han otorgado a nuestros ciudadanos beneficios grandiosos e inolvidables de muchas formas. Inmediatamente, por tanto, ofrecí sacrificios por ti, tu hermana, tus hijos y tus amigos, y todo el pueblo oró para que tus planes prosperasen continuamente, y que el Dios Todopoderoso preservara tu reino en paz con honor, y que la traducción de la santa ley puede resultarle ventajosa y cumplirse con éxito. Porque ustedes han otorgado a nuestros ciudadanos beneficios grandiosos e inolvidables de muchas formas. Inmediatamente, por tanto, ofrecí sacrificios por ti, tu hermana, tus hijos y tus amigos, y todo el pueblo oró para que tus planes prosperasen continuamente, y que el Dios Todopoderoso preservara tu reino en paz con honor, y que la traducción de la santa ley puede resultarle ventajosa y cumplirse con éxito. En presencia de todo el pueblo, seleccioné a seis ancianos de cada tribu, hombres buenos y veraces, y se los envié con una copia de nuestra ley. Será una bondad, oh rey justo, si instruyes que tan pronto como se complete la traducción de la ley, los hombres nos serán devueltos a salvo. Despedida.' 47 Los siguientes son los nombres de los ancianos: De la primera tribu, José, Ezequías, Zacarías, Juan, Ezequías, Eliseo. De la segunda tribu, Judas, Simón, Samuel, Adaeus, Mattathias, Eschlemias. De la tercera tribu, Nehemías, José, Teodosio, Baseas, Ornias, Dakis. De la cuarta tribu, Jonatán, Abraeus, Eliseo, Ananías, Chabrias ... De la quinta tribu,

Isaac, Jacob, Jesús, 49 Sabbateo, Simón, Leví. De la sexta tribu, Judas, José, Simón, Zacarías, Samuel, Selemias. De la séptima tribu, Sabbataeus, Sedekiah, Jacob, Isaac, Jesias, Natthaeus. De la octava tribu Teodosio, Jasón, Jesús, Teodoto, Juan, Jonatán. De la novena tribu, Teófilo, Abraham 50 Arsamos, Jasón, Endemias, Daniel. De la décima tribu, Jeremías, Eleazar, Zacarías, Baneas, Eliseo, Dato. De la undécima tribu, Samuel, José, Judas, Jonathes, Chabu, Dositeo. De la duodécima tribu, Isaelus, John, Theodosius, Arsamos, Abietes, Ezekiel. Eran setenta y dos en total. Esa fue la respuesta que Eleazar y sus amigos dieron a la carta del rey. 51 Ahora procederé a redimir mi promesa y dar una descripción de las obras de arte. Fueron elaborados con una habilidad excepcional, porque el rey no escatimó en gastos y supervisó personalmente a los trabajadores individualmente. Por lo tanto, no podían robar ninguna parte del trabajo o terminarlo con negligencia. 52 En primer lugar, les daré una descripción de la tabla. El rey estaba ansioso por que esta obra fuera de dimensiones excepcionalmente grandes e hizo que se hicieran preguntas a los judíos de la localidad con respecto al tamaño de la mesa que ya estaba en el templo de Jerusalén. Y cuando describieron las medidas, procedió a preguntar si podría hacer una estructura más grande. Y algunos de los sacerdotes y los otros judíos respondieron que había nada que se lo impida. Y dijo que estaba ansioso por hacerlo cinco veces más grande, pero que dudaba de que resultara inútil 54 para los servicios del templo. Deseaba que su obsequio no se colocara simplemente en el templo, porque le proporcionaría un placer mucho mayor si los hombres cuyo deber era ofrecer el apropiado Los sacrificios pudieron hacerlo apropiadamente sobre la mesa que él había hecho. No supuso que se debiera a la falta de oro que la mesa anterior había sido hecha de tamaño pequeño, pero parece haber habido, dijo, alguna razón por la que se hizo de esta dimensión. Porque si se hubiera dado la orden, no habrían faltado los medios. Por tanto, no debemos transgredir ni ir más allá de la medida apropiada. Al mismo tiempo, les ordenó que pusieran en servicio todas las múltiples formas de arte, porque era un hombre de las más elevadas concepciones y la naturaleza le había dotado de una aguda imaginación que le permitió imaginar la apariencia que presentaría el trabajo terminado. También dio órdenes, que donde no había instrucciones establecidas en las Escrituras judías, todo debe hacerse lo más hermoso posible. Cuando se establecieran tales instrucciones, debían cumplirse al pie de la letra. 57 Hicieron la mesa de dos codos de largo por un codo de ancho y un codo y medio de alto, de oro macizo puro. Lo que estoy describiendo no es oro fino colocado sobre otro cimiento, sino que toda la estructura era de oro macizo soldado entre sí. E hicieron un borde del ancho de una mano a su alrededor. Y había una corona de ondas, grabada en relieve en forma de cuerdas maravillosamente labradas en sus tres lados. Porque era de forma triangular y el estilo de la obra era exactamente el mismo en cada uno de los lados, de modo que cualquier lado al que se voltearan presentaban el mismo aspecto. De los dos lados debajo del borde, el que descendía hacia la mesa era una obra muy hermosa, pero era el lado exterior el que atraía la mirada del espectador. Ahora el borde superior de los dos lados, estando elevado, era afilado ya que, como hemos dicho, el borde era de tres lados, desde cualquier punto de vista que se le acerque. Y había capas de piedras preciosas en él en medio del trabajo de cordón en relieve, y estaban entrelazadas entre sí por un inimitable recurso artístico. Por motivos de seguridad, todos fueron fijados con agujas de oro que se insertaron en 62 perforaciones en las piedras. A los lados se sujetaban con abrazaderas para mantenerlos firmes. En la parte del borde que rodeaba la mesa, que se inclinaba hacia arriba y se encontraba con los ojos, había un dibujo de huevos en piedras preciosas, grabado de manera elaborada por una pieza continua de relieves estriados, estrechamente conectados entre sí alrededor de toda la mesa. Y debajo de las piedras que se habían dispuesto para representar huevos, los artistas hicieron una corona que contenía todo tipo de frutas, teniendo en su parte

superior racimos de uvas y mazorcas de maíz, dátiles y manzanas, granadas y similares, dispuestas de manera llamativa. Estos frutos fueron hechos de piedras preciosas, del mismo color que los frutos mismos y 64 los sujetaron de canto alrededor de todos los lados de la mesa con una banda de oro. Y después de poner la corona de frutas, debajo se insertó otro patrón de huevos en piedras preciosas, y otros trabajos de acanalado y repujado, para que se usaran ambos lados de la mesa, según los deseos de los dueños y para esto. razón por la cual la ondulación y el borde se extendieron hasta los pies de la mesa. Hicieron y sujetaron debajo de todo el ancho de la mesa un plato macizo de cuatro dedos de espesor, para que los pies pudieran insertarse en él. y sujeta firmemente con alfileres que encajaban en enchufes debajo del borde, de modo que se pudiera usar cualquier lado de la mesa que la gente prefiriera. Por lo tanto, quedó manifiestamente claro que la obra estaba destinada a utilizarse 66 de cualquier manera. En la mesa misma grabaron un 'meandro', en el que sobresalían piedras preciosas, rubíes y esmeraldas y también un ónix y muchos otros tipos de piedras que destacan en belleza. Y junto al 'maeander' se colocó un maravilloso trozo de red, que hacía que el centro de la mesa pareciera un romboide, y sobre él se había labrado un cristal y ámbar, como se llama, 68, que produjo una impresión incomparable en los espectadores. Hicieron los pies de la mesa con cabezas como lirios, de modo que parecían como lirios inclinados debajo de la mesa, y las partes que eran visibles representaban hojas que estaban erguidas. La base del pie en el suelo consistía en un rubí y medía el ancho de una mano en todo su perímetro. Tenía la apariencia de un zapato y tenía ocho dedos de ancho. Sobre él descansaba toda la extensión del pie. 70 E hicieron que el pie pareciera como hiedra que brota de la piedra, entretejida con akanthus y rodeada de una vid que lo rodeaba con racimos de uvas labradas en piedras hasta la punta del pie. Los cuatro pies fueron hechos con el mismo estilo, y todo fue labrado y ajustado tan hábilmente, y se gastó una habilidad y conocimiento tan notables para hacerlo fiel a la naturaleza, que cuando el aire se agitaba con un soplo de viento, se impartía movimiento. a las hojas, y 71 todo fue diseñado para corresponder con la realidad actual que representaba. Hicieron la parte superior de la mesa en tres partes a modo de tríptico, y estaban así ajustados y encajados con grifos a lo largo de toda la anchura de la obra, que el encuentro de las articulaciones no se podía ver ni siquiera descubrir. El grosor de la mesa no era inferior a medio codo, por lo que todo el trabajo 72 debe tener cuesta muchos talentos. Porque como el rey no deseaba aumentar su tamaño, gastó en los detalles la misma suma de dinero que se habría requerido si la mesa hubiera podido ser de mayores dimensiones. Y todo se completó de acuerdo con su plan, de la manera más maravillosa y notable, con un arte inimitable y una belleza incomparable. 73 De los cuencos para mezclar, dos estaban labrados (en oro), y desde la base hasta el medio estaban grabados con relieves en el patrón de escamas, y entre las escamas se insertaron piedras preciosas con gran habilidad artística. Luego había un 'meandro' de un codo de altura, con su superficie labrada en piedras preciosas de muchos colores, mostrando un gran esfuerzo artístico y belleza. Sobre éste había un mosaico, trabajado en forma de rombo, que tenía apariencia de red y llegaba hasta el borde 75. En el medio, pequeños escudos hechos de diferentes piedras preciosas, colocados alternativamente y de diferente tipo, no menos de cuatro dedos de ancho realzaban la belleza de su apariencia. En la parte superior del ala había un adorno de lirios en flor, y racimos de uvas entrelazados estaban grabados alrededor. Así era entonces la construcción de los tazones de oro, y cada uno contenía más de dos firkins. Los cuencos de plata tenían una superficie lisa y estaban maravillosamente hechos como si fueran espejos, de modo que todo lo que se acercaba a ellos se reflejaba aún más claramente que en los espejos. Pero es imposible describir la impresión real que estas obras de arte produjeron en la mente cuando estuvieron terminadas. Porque, cuando se terminaron estos vasos y se colocaron uno al lado del otro, primero un cuenco de plata y luego uno de oro, luego otro de plata, y luego otro de oro, la apariencia que

presentaban es completamente indescriptible, y los que vinieron a ver 78 de modo que todo lo que se les acercaba se reflejaba aún más claramente que en los espejos. Pero es imposible describir la impresión real que estas obras de arte produjeron en la mente cuando estuvieron terminadas. Porque, cuando estos vasos fueron terminados y colocados uno al lado del otro, primero un cuenco de plata y luego uno de oro, luego otro de plata y luego otro de oro, la apariencia que presentaron es completamente indescriptible, y los que vinieron a ver 78 de modo que todo lo que se les acercaba se reflejaba aún más claramente que en los espejos. Pero es imposible describir la impresión real que estas obras de arte produjeron en la mente cuando estuvieron terminadas. Porque, cuando estos vasos fueron terminados y colocados uno al lado del otro, primero un cuenco de plata y luego uno de oro, luego otro de plata y luego otro de oro, la apariencia que presentaron es completamente indescriptible, y los que vinieron a ver 78 ellos no pudieron apartarse de la vista brillante y fascinante, espectáculo. Las impresiones producidas por el espectáculo fueron de diversa índole. Cuando los hombres miraban las vasijas doradas y sus mentes realizaban un examen completo de cada detalle de la mano de obra, sus almas se emocionaban de asombro. Una vez más, cuando un hombre deseaba dirigir su mirada a los recipientes de plata, que estaban frente a él, todo parecía destellar con luz alrededor del lugar donde se encontraba, y proporcionaba un deleite aún mayor a los espectadores. De modo que es realmente imposible describir la belleza artística de las obras. 79 Los frascos de oro grabaron en el centro con coronas de vid. Y alrededor de los bordes tejieron una corona de hiedra, mirto y olivo en relieve e insertaron piedras preciosas en ella. Las otras partes del trabajo de relieve las realizaron en diferentes patrones, ya que hicieron un punto de honor completar todo de una manera digna de la majestad del rey. En una palabra, se puede decir que ni en la tesorería del rey ni en ninguna otra había obras que igualaran a estas en costo o habilidad artística. Porque el rey pensaba mucho en ellos, porque amaba ganar gloria por la excelencia de sus designios. Muchas veces descuidaba sus asuntos oficiales y pasaba el tiempo con los artistas en su ansiedad de que completaran todo de una manera digna del lugar al que iban a enviarse los regalos. Así que todo se llevó a cabo a gran escala, de una manera digna del rey que envió las ofrendas y del sumo sacerdote que gobernaba la tierra. No hubo escasez de piedras preciosas, pues se utilizaron no menos de cinco mil y todas eran de gran tamaño. Se empleó la habilidad artística más excepcional, de modo que el costo de las piedras y la mano de obra fue cinco veces mayor que el del oro. 83 Les he dado esta descripción de los regalos porque pensé que era necesario. El siguiente punto de la narración es un relato de nuestro viaje a Eleazar, pero en primer lugar les daré una descripción de todo el país. Cuando llegamos a la tierra de los judíos, vimos la ciudad situada 84 en medio de toda Judea en la cima de una montaña de considerable altitud. En la cima se había construido el templo en todo su esplendor. Estaba rodeado por tres muros de más de setenta codos de alto y de largo y ancho que correspondían a la estructura del edificio. Todos los edificios 85 se caracterizaron por una magnificencia y un costo sin precedentes. Era obvio que no se habían reparado en gastos en la puerta y los cierres que la conectaban con los postes de la puerta y en la estabilidad del dintel. El estilo de la cortina también era completamente proporcional al de la entrada. Su tejido debido a la corriente de viento estaba en movimiento perpetuo, y como este movimiento se comunicaba desde la parte inferior y la cortina se abultaba hacia su en su mayor medida, ofrecía un espectáculo agradable del que un hombre apenas podía separarse. La construcción del altar fue acorde con el lugar mismo y con los holocaustos que fueron consumidos por el fuego sobre él, y el acercamiento al mismo fue en una escala similar. Había una pendiente gradual hasta él, convenientemente dispuesta con el propósito de la decencia, y los sacerdotes ministrantes estaban vestidos con ropas de lino, hasta los tobillos. El templo mira hacia el este y su espalda hacia el oeste. Todo el piso está pavimentado con piedras y cuesta abajo hasta los lugares señalados, para que se lleve agua para lavar la sangre de los sacrificios, porque muchos miles de bestias se

sacrifican allí en los días de fiesta. Y hay un suministro inagotable de agua, porque un abundante manantial natural brota del interior del área del templo. Hay además maravillosas e indescriptibles cisternas subterráneas, como me indicaron, a una distancia de cinco estadios alrededor del sitio del templo, y cada una de ellas tiene innumerables cañerías 90 para que confluyan los diferentes arroyos. Y todos estos estaban sujetos con plomo en el fondo y en las paredes laterales, y sobre ellos se había extendido una gran cantidad de yeso, y cada parte del trabajo se había realizado con mucho cuidado. Hay muchas aberturas para el agua en la base del altar que son invisibles para todos excepto para aquellos que están ocupados en el ministerio, de modo que toda la sangre de los sacrificios que se recolecta en grandes cantidades es lavada en un abrir y cerrar de ojos. ojo. Tal es mi opinión con respecto al carácter de los embalses y ahora les mostraré cómo se confirmó. 92 El ministerio de los sacerdotes es insuperable en todos los sentidos, tanto por su resistencia física como por su servicio ordenado y silencioso. Porque todos trabajan de forma espontánea, aunque conlleva un esfuerzo muy doloroso, y a cada uno se le asigna una tarea especial. El servicio se lleva a cabo sin interrupción: unos proporcionan la leña, otros el aceite, otros la harina de trigo fino, otros las especias; otros 93 vuelven a traer los trozos de carne para el holocausto, exhibiendo un grado maravilloso de fuerza. Porque toman con ambas manos las extremidades de un becerro, cada uno de los cuales pesa más de dos talentos, y las arrojan con cada mano de manera maravillosa sobre el lugar alto del altar, y nunca dejan de colocarlas en el lugar apropiado. De la misma manera los pedazos de las ovejas y también de las cabras son maravillosos tanto por su peso como por su gordura. Para esos, de quién es el oficio, seleccionar siempre las bestias sin tacha y especialmente gordas, y así se lleva a cabo el sacrificio que he descrito 94. Hay un lugar especial reservado para que descansen, donde se sientan los relevados del deber. Cuando esto ocurre, los que ya han descansado y están dispuestos a asumir sus funciones se levantan espontáneamente, ya que no hay quien ordene sobre la disposición de los sacrificios. Reina el más completo silencio para que uno pueda imaginarse que no había una sola persona presente, aunque en realidad hay setecientos hombres ocupados en la obra, además de la gran cantidad de los que se ocupan de traer los sacrificios. Todo se lleva a cabo con reverencia y de una manera digna del gran Dios. Escoge siempre las bestias sin tacha y especialmente gordas, y así se lleva a cabo el sacrificio que he descrito, 94. Hay un lugar especial reservado para que descansen, donde se sientan los relevados del deber. Cuando esto ocurre, los que ya han descansado y están dispuestos a asumir sus funciones se levantan espontáneamente, ya que no hay quien ordene sobre la disposición de los sacrificios. Reina el más completo silencio para que uno pueda imaginarse que no había una sola persona presente, aunque en realidad hay setecientos hombres ocupados en la obra, además de la gran cantidad de los que se ocupan de traer los sacrificios. Todo se lleva a cabo con reverencia y de una manera digna del gran Dios. Escoge siempre las bestias sin tacha y especialmente gordas, y así se lleva a cabo el sacrificio que he descrito, 94. Hay un lugar especial reservado para que descansen, donde se sientan los relevados del deber. Cuando esto ocurre, los que ya han descansado y están dispuestos a asumir sus funciones se levantan espontáneamente, ya que no hay quien ordene sobre la disposición de los sacrificios. Reina el más completo silencio para que uno pueda imaginarse que no había una sola persona presente, aunque en realidad hay setecientos hombres ocupados en la obra, además de la gran cantidad de los que se ocupan de traer los sacrificios. Todo se lleva a cabo con reverencia y de una manera digna del gran Dios. Hay un lugar especial reservado para que descansen, donde se sientan los relevados del deber. Cuando esto ocurre, los que ya han descansado y están dispuestos a asumir sus funciones se levantan espontáneamente, ya que no hay quien ordene sobre la disposición de los sacrificios. Reina el más completo silencio Nos quedamos muy asombrados cuando vimos a Eleazar ocupado en la ministración, por la forma de su vestimenta y la majestad de su

apariencia, que se revelaba en la túnica que vestía y las piedras preciosas en su persona. Había campanillas de oro sobre la prenda que le llegaban hasta los pies, emitiendo una especie de melodía peculiar, y a ambos lados de ellas había granadas 97 con flores abigarradas de un tono maravilloso. Estaba ceñido con un cinturón de llamativa belleza, tejido con los más hermosos colores. Sobre su pecho llevaba el oráculo de Dios, como se le llama, en el que se encajaban doce piedras, de diferentes clases, unidas con oro, que contenían los nombres de los líderes de las tribus, según su orden original, cada una destellando de una manera indescriptible 98 su propio color particular. En su cabeza llevaba una tiara, el nombre de Dios inscrito en letras sagradas en una placa de oro. . . habiendo sido juzgado digno de usar estos emblemas en las 99 ministraciones. Su aparición creaba tal asombro y confusión mental que uno sentía que había entrado en presencia de un hombre que pertenecía a un mundo diferente. Estoy convencido de que cualquiera que participe en el espectáculo que he descrito se llenará de asombro y asombro indescriptible y quedará profundamente afectado en su mente al pensar en la santidad que se adjunta a cada detalle del servicio. Pero para poder obtener información completa, subimos a la cima de la ciudadela vecina y miramos a nuestro alrededor. Está situado en un lugar muy elevado, y está fortificado con muchas torres, que se han construido hasta lo más alto de inmensas piedras, con el objeto, como se nos informó, de 101 custodiar los recintos del templo, de modo que, si hubiera un ataque, o una insurrección o un ataque del enemigo, nadie podría forzar una entrada dentro de los muros que rodean el templo. En las torres de la ciudadela se colocaron máquinas de guerra y diferentes tipos de máquinas, y la posición era mucho más alta que el círculo de murallas que he mencionado. Las torres también estaban custodiadas por hombres de confianza que habían dado la mayor prueba de su lealtad a su país. A estos hombres nunca se les permitió salir de la ciudadela, excepto en los días festivos y solo en destacamentos. ni permitieron que ningún extraño entrara en ella. También fueron muy cuidadosos cuando llegó alguna orden del oficial jefe para admitir visitantes para inspeccionar el lugar, como nos enseñó nuestra propia experiencia. Se mostraron muy reacios a admitirnos, -aunque éramos dos hombres desarmados- para ver la ofrenda de los sacrificios. Y afirmaron que estaban obligados por un juramento cuando se les confió la confianza, porque todos habían jurado y estaban obligados a cumplir el juramento sagradamente al pie de la letra, que, aunque eran quinientos no permitirían más de cinco hombres para entrar a la vez. La ciudadela era la protección especial del templo y su fundador la había fortificado con tanta fuerza que podría protegerla eficazmente. 105 El tamaño de la ciudad es de dimensiones moderadas. Tiene unos cuarenta estadios de circunferencia, por lo que uno podría conjeturar. Tiene sus torres dispuestas en forma de teatro, con vías que conducen entre ellas, ahora se ven los cruces de las torres inferiores pero las de las 106 torres superiores son más frecuentadas. Porque la tierra sube, ya que la ciudad está construida sobre una montaña. También hay escalones que conducen a la encrucijada, y algunas personas siempre suben y otras bajan, y se mantienen lo más alejadas posible unas de otras en el camino debido a aquellos que están sujetos a las reglas de la pureza. para que no toquen nada que sea ilícito. No en vano los fundadores originales de la ciudad la construyeron en las proporciones debidas, ya que poseían una clara percepción de lo que se requería. Porque el país es extenso y hermoso. Algunas partes son llanas, especialmente los distritos que pertenecen a Samaria, como se le llama, y que limitan con la tierra de los idumeos, otras partes son montañosas, especialmente (las que son contiguas a la tierra de Judea). Por lo tanto, la gente está obligada a dedicarse a la agricultura y al cultivo de la tierra para que por este medio pueda tener una abundante oferta de cultivos. De esta manera 108 Por lo tanto, la gente está obligada a dedicarse a la agricultura y al cultivo de la tierra para que por este medio pueda tener una abundante oferta de cultivos. De esta manera 108 Por lo tanto, la gente está obligada a dedicarse a la agricultura y al cultivo de la tierra para que por este medio pueda tener una abundante oferta de cultivos. De esta manera 108

Se llevan a cabo cultivos de todo tipo y se cosecha abundante cosecha en toda la tierra mencionada. Las ciudades que son grandes y gozan de una prosperidad correspondiente están bien pobladas, pero descuidan los distritos rurales, ya que todos los hombres se inclinan a una vida de disfrute, porque todos tienen una tendencia natural hacia la búsqueda del placer. Lo mismo sucedió en Alejandría, que supera a todas las ciudades en tamaño y prosperidad. Los campesinos, al emigrar de los distritos rurales y establecerse en la ciudad, desprestigió la agricultura: y para evitar que se establecieran en la ciudad, el rey ordenó que no permanecieran en ella más de veinte días. Y de la misma manera dio instrucciones escritas a los jueces, de que si era necesario emitir una citación contra cualquiera que viviera en el país, el caso debía resolverse dentro de los cinco días. Y como consideraba que el asunto era de gran importancia, también nombró oficiales legales para cada distrito con sus asistentes, para que los agricultores y sus defensores no fueran en beneficio de los negocios vaciar los graneros de la ciudad del 112, quiero decir, de los productos de la agricultura. He permitido esta digresión porque fue Eleazar quien señaló con gran claridad los puntos que se han mencionado. Porque grande es la energía que gastan en la labranza del suelo. Porque la tierra está densamente plantada con multitud de olivos, con cosechas de maíz y legumbres, también de viñas, y hay mucha miel. Otros tipos de árboles frutales y dátiles no cuentan en comparación con estos. Hay ganado de todo tipo en grandes cantidades y un rico pasto para ellos. Por tanto, reconocen con razón que los distritos rurales necesitan una gran población y que las relaciones entre la ciudad y las aldeas están debidamente reguladas. Los árabes traen al país una gran cantidad de especias, piedras preciosas y oro. Porque el país está bien adaptado no sólo para la agricultura sino también para el comercio, y la ciudad es rica en artes y no carece de ninguna de las mercancías que se traen a través del mar. Posee puertos demasiado adecuados y cómodos en Askalon, Joppa y Gaza, así como en Ptolemais, que fue fundada por el Rey y ocupa una posición central en comparación con los otros lugares nombrados, no muy lejos de ninguno de ellos. El país produce de todo en abundancia, 116 ya que está bien regado en todas direcciones y bien protegido de las tormentas. El río Jordán, como se le llama, que nunca se seca, atraviesa la tierra. Originalmente (el país) contenía no menos de 60 millones de acres -aunque después los pueblos vecinos hicieron incursiones contra él- y y la ciudad es rica en artes y no carece de ninguna de las mercancías que se traen a través del mar. Posee puertos demasiado adecuados y cómodos en Askalon, Joppa y Gaza, así como en Ptolemais, que fue fundada por el Rey y ocupa una posición central en comparación con los otros lugares nombrados, no muy lejos de ninguno de ellos. El país produce de todo en abundancia, 116 ya que está bien regado en todas direcciones y bien protegido de las tormentas. El río Jordán, como se le llama, que nunca se seca, atraviesa la tierra. Originalmente (el país) contenía no menos de 60 millones de acres -aunque después los pueblos vecinos hicieron incursiones contra él- y y la ciudad es rica en artes y no carece de ninguna de las mercancías que se traen a través del mar. Posee puertos demasiado adecuados y cómodos en Askalon, Joppa y Gaza, así como en Ptolemais, que fue fundada por el Rey y ocupa una posición central en comparación con los otros lugares nombrados, no muy lejos de ninguno de ellos. El país produce de todo en abundancia, 116 ya que está bien regado en todas direcciones y bien protegido de las tormentas. El río Jordán, como se le llama, que nunca se seca, atraviesa la tierra. Originalmente (el país) contenía no menos de 60 millones de acres -aunque después los pueblos vecinos hicieron incursiones contra él- y así como en Ptolemais, que fue fundada por el Rey y ocupa una posición central en comparación con los otros lugares nombrados, no muy lejos de ninguno de ellos. El país produce de todo en abundancia, 116 ya que está bien regado en todas direcciones y bien

protegido Se establecieron 600.000 hombres en granjas de cien acres cada una. El río como el Nilo nace en época de cosecha e irriga una gran parte de la tierra. Cerca del distrito que pertenece a la gente de 117 Ptolemais desemboca en otro río y este desemboca en el mar. Otros torrentes de montaña, como se les llama, fluyen hacia la llanura y abarcan las partes de Gaza y el distrito de 118 Ashdod. El pais es rodeado por una valla natural, es muy difícil de atacar y no puede ser atacado por grandes fuerzas, debido a los pasos estrechos, con sus precipicios salientes y profundos barrancos, y el carácter accidentado de las regiones montañosas que rodean todo el territorio. Se nos dijo que de las montañas vecinas de Arabia se obtenía antiguamente cobre y hierro. Sin embargo, esto se detuvo en la época del dominio persa, ya que las autoridades de la época difundieron en el extranjero un informe falso de que el funcionamiento de las minas era inútil y costoso, para evitar que su país fuera destruido por la minería en estos distritos y posiblemente se les quitó debido al dominio persa, ya que con la ayuda de este informe falso encontraron una excusa para entrar en el distrito. Ahora, mi querido hermano Filócrates, le he dado toda la información esencial sobre este tema 121 en forma breve. Describiré el trabajo de traducción en la secuela. El Sumo Sacerdote seleccionó a hombres del mejor carácter y la más alta cultura, como uno esperaría de su noble ascendencia. Eran hombres que no sólo habían adquirido competencia en la literatura judía, sino que también habían estudiado con mayor detenimiento la de los griegos. Por lo tanto, estaban especialmente capacitados para servir en embajadas y asumían este deber siempre que era necesario. Poseían una gran facilidad para conferencias y la discusión de problemas relacionados con la ley. Adoptaron el camino intermedio, y este es siempre el mejor camino a seguir. Abjuraron de los modales rudos y groseros, pero estaban completamente por encima del orgullo y nunca asumieron un aire de superioridad sobre los demás, y en la conversación estaban dispuestos a escuchar y dar una respuesta adecuada a cada pregunta. Y todos ellos observaron cuidadosamente esta regla y estaban ansiosos por encima de todo por superarse en su observancia y todos ellos eran dignos de su líder y de su virtud. Y se podía observar cómo amaban a Eleazar por su falta de voluntad para ser arrancados de él y cómo él los amaba. Porque además de la carta que le escribió al rey sobre su regreso sano y salvo, también le rogó sinceramente a Andreas que trabajara con el mismo fin y me instó también a ayudarlo lo mejor que pudiera y aunque prometimos dar lo mejor de nosotros. atención al asunto, dijo que todavía estaba muy angustiado, porque sabía que el rey, por la bondad de su naturaleza, consideraba que era su mayor privilegio, cada vez que oía hablar de un hombre que era superior a sus compañeros en cultura y sabiduría, convocarlo a su corte. Porque he oído hablar de una multa diciendo de él en el sentido de que al conseguir hombres justos y prudentes sobre su persona aseguraría la mayor protección para su reino, ya que tales amigos le darían sin reservas los consejos más beneficiosos. Y los hombres que ahora le enviaba Eleazar poseían indudablemente estas cualidades. Y con frecuencia afirmaba bajo juramento que nunca dejaría ir a los hombres si fuera simplemente un interés privado propio lo que constituía el motivo impulsor, pero era para el beneficio común de todos los ciudadanos que los enviaba. Porque, explicó, la buena vida consiste en guardar las disposiciones de la ley, y este fin se logra mucho más escuchando que leyendo. De esta y otras declaraciones similares quedó claro cuáles eran sus sentimientos hacia ellos. 128 Vale la pena mencionar brevemente la información que dio en respuesta a nuestras preguntas. Porque supongo que la mayoría de la gente siente curiosidad por algunas de las promulgaciones de la ley, 129 especialmente las relativas a las carnes y bebidas y los animales reconocidos como inmundos. Cuando preguntamos por qué, dado que hay una sola forma de creación, algunos animales se consideran inmundos para comer y otros inmundos incluso al tacto (porque aunque la ley es escrupulosa en la mayoría de los puntos, es

especialmente escrupulosa en asuntos tales como estos) comenzó su respuesta de la siguiente manera: 'Observa', dijo, 'qué efecto producen en nosotros nuestros modos de vida y nuestras asociaciones; al asociarse con los malos, los hombres captan sus depravaciones y se vuelven miserables a lo largo de su vida; pero si conviven con los sabios y los prudentes, encuentran la manera de escapar de la ignorancia y enmendar sus vidas. Nuestro Legislador, en primer lugar, estableció los principios de piedad y justicia y los inculcó punto por punto, no simplemente mediante prohibiciones, sino también mediante el uso de ejemplos, demostrando los efectos dañinos del pecado y los 132 castigos infligidos por Dios sobre los culpables. Porque demostró ante todo que hay un solo Dios y que su poder se manifiesta en todo el universo, ya que cada lugar está lleno de su soberanía y ninguna de las cosas que los hombres hacen en secreto sobre la tierra escapa a su conocimiento. Porque todo lo que un hombre hace y todo lo que sucederá en el futuro le son manifiestas. no simplemente mediante prohibiciones, sino también mediante el uso de ejemplos, que demuestran los efectos dañinos del pecado y los 132 castigos infligidos por Dios sobre los culpables. Porque demostró ante todo que hay un solo Dios y que su poder se manifiesta en todo el universo, ya que cada lugar está lleno de su soberanía y ninguna de las cosas que los hombres hacen en secreto sobre la tierra escapa a su conocimiento. Porque todo lo que un hombre hace y todo lo que sucederá en el futuro le son manifiestas. no simplemente mediante prohibiciones, sino también mediante el uso de ejemplos, que demuestran los efectos dañinos del pecado y los 132 castigos infligidos por Dios sobre los culpables. Porque demostró ante todo que hay un solo Dios y que su poder se manifiesta en todo el universo, ya que cada lugar está lleno de su soberanía y ninguna de las cosas que los hombres hacen en secreto sobre la tierra escapa a su conocimiento. Porque todo lo que un hombre hace y todo lo que sucederá en el futuro le son manifiestas. ya que todo lugar está lleno de su soberanía y ninguna de las cosas que los hombres hacen en secreto sobre la tierra escapa a su conocimiento. Porque todo lo que un hombre hace y todo lo que sucederá en el futuro le son manifiestas. ya que todo lugar está lleno de su soberanía y ninguna de las cosas que los hombres hacen en Resolviendo estas verdades con cuidado y habiéndolas aclarado, mostró que incluso si un hombre pensara en hacer el mal, por no decir nada de realmente realizarlo, no escaparía a la detección, porque dejó en claro que el poder de Dios impregnaba el mundo. toda la ley. Partiendo de este punto de partida, pasó a demostrar que toda la humanidad, excepto nosotros, creemos en la existencia de muchos dioses, aunque ellos mismos son mucho más poderosos que los seres a los que adoran en vano. Porque cuando han hecho estatuas de piedra y madera, dicen que son imágenes de quienes han inventado algo útil para la vida y las adoran, aunque 136 tienen clara prueba de que no tienen sentimiento. Porque sería completamente tonto supongamos que alguien se convierte en dios en virtud de sus inventos. Porque los inventores simplemente tomaron ciertos objetos ya creados y combinándolos juntos, demostraron que poseían una nueva utilidad: ellos no crearon la sustancia de la cosa, por lo que es una cosa vana y tonta que la gente haga dioses de la cosa. hombres como ellos mismos. Porque en nuestro tiempo hay muchos más inventivos y mucho más eruditos que los hombres de tiempos pasados que han sido deificados y, sin embargo, nunca vendrían a adorarlos. Los creadores y autores de estos mitos creen que son los más sabios de los griegos. ¿Por qué necesitamos hablar de otras personas encaprichadas, egipcios y similares, que depositan su confianza en las bestias salvajes y en la mayoría de las especies de reptiles y ganado, y las adoran? 139 'Ahora nuestro Legislador, siendo un hombre sabio y especialmente dotado por Dios para comprender todas las cosas, tomó una vista completa de cada detalle particular y nos cercó con murallas inexpugnables y muros de hierro, para que no nos mezclemos en absoluto con ninguno de los las otras naciones, pero permanezcan puros en cuerpo y alma, libres de toda imaginación vanas, adorando al único Dios Todopoderoso sobre toda la creación. Por lo tanto, los principales sacerdotes egipcios, habiendo examinado cuidadosamente muchos asuntos y

siendo conscientes de (nuestros) asuntos, nos llaman " hombres de Dios ". Este es un título que no pertenece al resto de la humanidad, sino solo a los que adoran al Dios verdadero. El resto no son hombres de Dios, sino de carnes, bebidas y vestidos. Para toda su disposición los lleva a encontrar consuelo en estas cosas. 141 Entre nuestro pueblo, tales cosas no se tienen en cuenta. pero a lo largo de toda su vida, su principal consideración es la soberanía de Dios. Por lo tanto, para que no seamos corrompidos por alguna abominación, o que nuestras vidas sean pervertidas por malas comunicaciones, él nos cercó por todos lados con 143 reglas de pureza, que afectan por igual lo que comemos, bebemos, tocamos, oímos o vemos. Pues si bien, hablando en general, todas las cosas son iguales en su constitución natural, ya que todas están gobernadas por un mismo poder, hay una razón profunda en cada caso individual por la que nos abstenemos del uso de ciertas cosas y disfrutamos de lo común. uso de otros. Por el bien de la ilustración, revisaré uno o dos 144 puntos y se los explicaré. Porque no debes caer en la degradante idea de que Moisés redactó sus leyes con tanto cuidado por razón de los ratones, las comadrejas y otras cosas por el estilo. Todas estas ordenanzas se hicieron por causa de la justicia para ayudar en la búsqueda de la virtud y para perfeccionar el carácter. Porque todas las aves que utilizamos son mansas y se distinguen por su limpieza, se alimentan de varios tipos de cereales y legumbres, como por ejemplo palomas, tórtolas, langostas, perdices, gansos también y todas las demás aves de esta clase. Pero las aves que están prohibidas encontrarán que son salvajes y carnívoras, tiranizan a las demás por la fuerza que poseen, y obtienen cruelmente alimento al alimentarse de las aves domesticadas enumeradas anteriormente y no solo eso, sino que capturan corderos y cabritos. y herir también a los seres humanos, muertos o vivos, y así, al nombrarlos inmundos, dio una señal por medio de ellos de que aquellos, para quienes se ordenó la legislación, deben practicar la justicia en sus corazones y no tiranizar a nadie confiando en su propia fuerza ni robarles nada, sino dirigen su curso de vida de acuerdo con la justicia, así como los pájaros domesticados, ya mencionados, consumen los diferentes tipos de pulso que crecen sobre la tierra 148 y no tiranizan para la destrucción de sus propios parientes. Nuestro legislador nos enseñó, por tanto, que es por métodos como estos que se dan indicaciones a los sabios, que deben ser justos y no hacer nada por la violencia, y abstenerse de tiranizar a los demás confiando en su propia fuerza. Porque ya que se considera indecoroso incluso tocar los animales inmundos, como se ha mencionado, Por tanto, todas las reglas que ha establecido con respecto a lo permitido en el caso de estas aves y otros animales, las ha promulgado con el objeto de enseñarnos una lección moral. Pues la división de la pezuña y la separación de las garras tienen por objeto enseñarnos que debemos discriminar entre nuestras acciones individuales con miras a la práctica de la virtud. Porque la fuerza de todo nuestro cuerpo y su actividad dependen de nuestros hombros y extremidades. Por lo tanto, nos obliga a reconocer que debemos realizar todas nuestras acciones con discriminación de acuerdo con la norma de la rectitud, más especialmente porque hemos estado claramente separados del resto de la humanidad. Porque la mayoría de los demás hombres se contaminan mediante relaciones sexuales promiscuas, produciendo así una gran iniquidad, y países y ciudades enteros se enorgullecen de tales vicios. Porque no solo tienen relaciones sexuales con hombres, sino que contaminan a sus propias 153 madres e incluso a sus hijas. Pero nos hemos mantenido separados de tales pecados. Y las personas que han sido separadas de la forma antes mencionada también son caracterizadas por el Legislador por poseer el don de la memoria. Para todos los animales "que tienen los pies partidos y rumian" 154 representan para los iniciados el símbolo de la memoria. Porque el acto de rumiar no es más que la reminiscencia de la vida y la existencia. Porque la vida se suele sostener por medio de la comida 155, por lo que también nos exhorta en la Escritura con estas palabras: "Ciertamente te acordarás del Señor que hizo en ti esas cosas grandes y maravillosas". Porque cuando están debidamente concebidas, son manifiestamente grandes y gloriosas; primero la construcción del cuerpo y la disposición del alimento y la separación de cada miembro individual y, mucho más, la organización de los sentidos, el funcionamiento y el

movimiento invisible de la mente, la rapidez de sus acciones particulares y su descubrimiento del 157artes, despliegan un ingenio infinito. Por tanto, nos exhorta a recordar que las partes mencionadas se mantienen juntas por el poder divino con consumada habilidad. Porque él ha señalado cada 158 tiempo y lugar para que recordemos continuamente al Dios que nos gobierna y nos preserva. Porque en materia de carnes y bebidas que él nos invita a ofrecer en primer lugar una parte como sacrificio y luego disfrutar de nuestra comida. Además, en nuestras vestiduras nos ha dado un símbolo de recuerdo, y de la misma manera nos ha ordenado que pongamos los oraculos divinos en nuestras puertas y puertas como un recuerdo de Dios. Y en nuestras manos, también, ordena expresamente que se sujete el símbolo, mostrando claramente que debemos realizar cada acto con rectitud, recordando (nuestra propia creación) y, sobre todo, el temor de Dios. También invita a los hombres, cuando se acuestan a dormir y se levantan de nuevo, que mediten en las obras de Dios, no sólo de palabra, sino observando claramente el cambio y la impresión que se les produce, cuando se van a dormir, y también su despierto, cuán divino e incomprensible 161 es el cambio de uno de estos estados al otro. La excelencia de la analogía en lo que respecta a la discriminación y la memoria se les ha señalado ahora, según nuestra interpretación de "la pezuña hendida y el rumiante". Porque nuestras leyes no han sido redactadas al azar o de acuerdo con el primer pensamiento casual que se le ocurrió a la mente, sino con miras a la verdad y la indicación de la razón correcta. Porque por medio de las indicaciones que da con respecto a las carnes y bebidas y los casos particulares de caricias, nos invita a que no hagamos ni escuchemos nada, sin pensarlo 163 ni a recurrir a la injusticia mediante el abuso del poder de la razón. También en el caso de los animales salvajes se puede descubrir el mismo principio. Porque el carácter de la comadreja y de los ratones y 164 animales como estos, que se mencionan expresamente, es destructivo. Los ratones contaminan y dañan todo, no sólo para su propia comida, sino hasta el punto de hacer absolutamente inútil al hombre cualquier cosa que caiga en su camino para dañar. La clase de la comadreja también es peculiar: porque además de lo que se ha dicho, tiene una característica que es contaminante: concibe por los oídos y da a luz por la boca. Y es por esta razón que una práctica similar se declara impura en los hombres. Porque al incorporar en el habla todo lo que reciben a través de los oídos, envuelven a otros en males y no producen impurezas ordinarias, siendo ellos mismos completamente contaminados por la contaminación de la impiedad. Y su rey, como nos han informado, hace todo lo posible al destruir a tales hombres. 167 Entonces dije 'Supongo que te refieres a los delatores, porque él los expone constantemente a torturas y a 168 formas dolorosas de muerte'. 'Sí', respondió, ' Estos son los hombres a los que me refiero, porque velar por la destrucción de los hombres es algo impío. Y nuestra ley nos prohíbe dañar a nadie con palabras o con hechos. Mi breve relato de estos asuntos debería haberlos convencido de que todos nuestros reglamentos han sido redactados con miras a la justicia, y que nada se ha promulgado en las Escrituras de manera irreflexiva o sin la debida razón, sino que su propósito es capacitarnos a lo largo de nuestra vida. toda la vida y en todas nuestras acciones 169 para practicar la justicia delante de todos los hombres, teniendo presente el Dios Todopoderoso. Y así, en cuanto a las carnes y las cosas inmundas, los reptiles y las fieras, todo el sistema apunta a la justicia y las relaciones justas entre hombre y hombre. ' Mi breve relato de estos asuntos debería haberlos convencido de que todos nuestros reglamentos han sido redactados con miras a la justicia, y que nada se ha promulgado en las Escrituras de manera irreflexiva o sin la debida razón, sino que su propósito es capacitarnos a lo largo de nuestra vida. toda la vida y en todas nuestras acciones 169 para practicar la justicia delante de todos los hombres, teniendo presente el Dios Todopoderoso. Y así, en cuanto a las carnes y las cosas inmundas, los reptiles y las fieras, todo el sistema apunta a

la justicia y las relaciones justas entre hombre y hombre. ' Mi breve relato de estos asuntos debería haberlos convencido de que todos nuestros reglamentos han sido redactados con miras a la justicia, y que nada se ha promulgado en las Escrituras de manera irreflexiva o sin la debida razón, sino que su propósito es capacitarnos a lo largo de nuestra vida. toda la vida y en todas nuestras acciones 169 para practicar la justicia delante de todos los hombres, teniendo presente el Dios Todopoderoso. Y así, en cuanto a las carnes y las cosas inmundas, los reptiles y las fieras, todo el sistema apunta a la justicia y las relaciones justas entre hombre y hombre. ' pero su propósito es capacitarnos durante toda nuestra vida y en todas nuestras acciones 169 para practicar la justicia delante de todos los hombres, teniendo presente el Dios Todopoderoso. Y así, en cuanto a las carnes y las cosas inmundas, los reptiles y las fieras, todo el sistema apunta a la justicia y las relaciones justas entre hombre y hombre. ' pero su propósito es capacitarnos durante toda nuestra vida y en todas nuestras acciones 169 para practicar la justicia delante de todos los hombres, teniendo presente el Dios Todopoderoso. Y así, en cuanto a las carnes y las cosas inmundas, los reptiles y las fieras, todo el sistema apunta a la justicia y las relaciones justas entre hombre y hombre. ' 170 Me pareció que había hecho una buena defensa en todos los puntos; porque en referencia también a los terneros y carneros y cabras que se ofrecen, dijo que era necesario tomarlos de los rebaños y rebaños, y sacrificar animales domesticados y no ofrecer nada salvaje, para que los oferentes de los sacrificios pudieran comprender el significado simbólico. del legislador y no estar bajo la influencia de una autoconciencia arrogante. Porque el que ofrece un sacrificio hace una ofrenda también de su propia alma en todos sus estados de ánimo. 171 Creo que vale la pena narrar estos detalles con respecto a nuestra discusión y, debido a la santidad y el significado natural de la ley, se me ha inducido a explicártelos claramente, Filócrates, debido a tu propia devoción por el saber. 172 Y Eleazar, después de ofrecer el sacrificio, y seleccionar los enviados, y preparar muchos regalos para los 173 rey, nos envió en nuestro viaje con gran seguridad. Y cuando llegamos a Alejandría, el rey fue informado de inmediato de nuestra llegada. Al ingresar al palacio, Andreas y yo saludamos calurosamente al rey y le entregamos la carta escrita por Eleazar. El rey estaba muy ansioso por conocer a los enviados y les dio ordena que todos los demás funcionarios sean destituidos y los enviados 175 convocados a su presencia de inmediato. Ahora esta excitada sorpresa general, pues es costumbre que quienes vienen a buscar audiencia con el rey sobre asuntos de importancia sean admitidos a su presencia el quinto día, mientras que los enviados de reyes a ciudades muy importantes con dificultad aseguran la admisión a la Corte en treinta días, pero estos hombres los consideraba dignos de mayor honor, ya que tenía a su amo en tan alta estima, por lo que inmediatamente despidió a aquellos cuya presencia consideraba superflua y siguió caminando hasta entraron y él pudo darles la bienvenida. 176 Cuando entraron con los obsequios que se les habían enviado y los valiosos pergaminos, en los que la ley estaba inscrita en oro con caracteres judíos, porque el pergamino estaba maravillosamente preparado y la conexión entre las páginas se había efectuado de tal manera que resultaba invisible. , el rey tan pronto 177 al verlos comenzó a preguntarles sobre los libros. Y cuando hubieron quitado los rollos de sus cubiertas y desplegado las páginas, el rey se quedó quieto un buen rato y luego, haciendo reverencias unas siete veces, dijo: 'Les agradezco, amigos míos, y agradezco al que los envió. más aún, y sobre todo Dios, cuyos oráculos son estos ». Y cuando todos, los enviados y los demás que también estaban presentes, gritaron a la vez y con una sola voz: '¡Dios salve al Rey! ', rompió a llorar de alegría. Porque la exaltación de su alma y la sensación del abrumador honor que le habían sido pagados lo obligaron a llorar por su buena fortuna. Les ordenó que volvieran a colocar los rollos en su lugar y luego, después de saludar a los hombres, dijo: 'Estuvo bien, hombres de Dios, que en primer lugar debería rendir mi reverencia a los libros por los cuales le convoqué aquí y luego, cuando lo hube hecho, para extenderle la mano derecha de la amistad. Fue por esta razón que hice esto primero. He decretado que este día, en el que

llegaste, se guardará como un gran día y se celebrará anualmente durante toda mi vida. Sucede también que es el aniversario del 181 mi victoria naval sobre Antigonus. Por tanto, me alegraré de banquetear contigo hoy. 'Todo lo que pueda tener ocasión de usar', dijo, 'será preparado (para usted) de manera adecuada y para mí también con usted'. Después de que hubieran expresado su alegría, dio órdenes de que se les asignaran los mejores alojamientos cerca de la ciudadela y que se hicieran los preparativos para el banquete. 182 Y Nicanor llamó al gran mayordomo señor, Doroteo, que era el oficial especial designado para cuidar de los judíos, y le ordenó que hiciera los preparativos necesarios para cada uno. Porque este arreglo fue hecho por el rey y es un arreglo que veis mantenido hoy. Ya que tantas ciudades (as) tienen costumbres (especiales) en materia de beber, comer y recostarse, se han designado oficiales especiales para atender sus necesidades. Y siempre que vienen a visitar a los reyes, los preparativos se hacen de acuerdo con sus propias costumbres, para que no haya molestias que perturben el disfrute de su visita. Se tomó la misma precaución en el caso de los enviados judíos. Ahora bien, Doroteo, que era el patrón designado para cuidar de los huéspedes judíos, era un hombre muy concienzudo. Todas las tiendas que estaban bajo su control y apartadas para la recepción de tales invitados, las sacó para la fiesta. Organizó los asientos en dos filas de acuerdo con las instrucciones del rey. Porque le había ordenado que hiciera que la mitad de los hombres se sentaran a su derecha y el resto detrás de él, para que no les negara el mayor honor posible. Cuando tomaron asiento, le ordenó a Doroteo que hiciera todo en 1844 de acuerdo con las costumbres que estaban en uso entre sus invitados judíos. Por lo tanto, prescindió de los servicios de los heraldos sagrados y de los sacerdotes sacrificadores y de los demás que estaban acostumbrados a ofrecer las oraciones. e invitó a uno de los nuestros, Eleazar, el mayor de los sacerdotes judíos, a ofrecer oración en su lugar. Y se levantó e hizo una oración extraordinaria. ¡Que Dios Todopoderoso te enriquezca, oh rey, con todas las cosas buenas que ha hecho y que te conceda a ti, a tu esposa, a tus hijos y a tus camaradas la posesión continua de ellos mientras vivas! Al oír estas palabras, estalló un fuerte y alegre aplauso que se prolongó durante un tiempo considerable, y luego se volvieron hacia el disfrute del banquete que se había preparado. Todos los arreglos para el servicio en la mesa se llevaron a cabo de acuerdo con la orden judicial de Dorotheus. Entre los asistentes estaban los pajes reales y otros que ocupaban lugares de honor en la corte del rey. Y se levantó e hizo una oración extraordinaria. ¡Que Dios Todopoderoso te enriquezca, oh rey, con todas las cosas buenas que ha hecho y que te conceda a ti, a tu esposa, a tus hijos y a tus camaradas la posesión continua de ellos mientras vivas! Al oír estas palabras, estalló un fuerte y alegre aplauso que se prolongó durante un tiempo considerable, y luego se volvieron hacia el disfrute del banquete que se había preparado. Todos los arreglos para el servicio en la mesa se llevaron a cabo de acuerdo con la orden judicial de Dorotheus. Entre los asistentes estaban los pajes reales y otros que ocupaban lugares de honor en la corte del rey. Y se levantó e hizo una oración extraordinaria. ¡Que Dios Todopoderoso te enriquezca, oh rey, con todas las cosas buenas que ha hecho y que te conceda a ti, a tu esposa, a tus hijos y a tus camaradas la posesión continua de ellos mientras vivas! Al oír estas palabras, estalló un fuerte y alegre aplauso que se prolongó durante un tiempo considerable, y luego se volvieron hacia el disfrute del banquete que se había preparado. Todos los arreglos para el servicio en la mesa se llevaron a cabo de acuerdo con la orden judicial de Dorotheus. Entre los asistentes estaban los pajes reales y otros que ocupaban lugares de honor en la corte del rey. ¡Oh, rey, con todas las cosas buenas que ha hecho y que te conceda a ti, a tu esposa, a tus hijos y a tus camaradas la posesión continua de ellos mientras vivas! Al oír estas palabras, estalló un fuerte y alegre aplauso que se prolongó durante un tiempo considerable, y luego se volvieron hacia el disfrute del banquete que se había preparado. Todos los arreglos para el servicio en la mesa se llevaron a cabo de acuerdo con la orden judicial de Dorotheus. Entre los asistentes estaban los pajes reales y otros que ocupaban lugares de honor en la corte del rey. ¡Oh, rey, con todas las cosas buenas que ha hecho y que te conceda a ti, a tu esposa, a tus hijos y a tus camaradas la posesión continua de ellos mientras vivas! Al oír estas palabras,

estalló un fuerte y alegre aplauso que se prolongó durante un tiempo considerable, y luego se volvieron hacia el disfrute del banquete que se había preparado. Todos los arreglos para el servicio en la mesa se llevaron a cabo de acuerdo con la orden judicial de Dorotheus. Entre los asistentes estaban los pajes reales y otros que ocupaban lugares de honor en la corte del rey. Todos los arreglos para el servicio en la mesa se llevaron a cabo de acuerdo con la orden judicial de Dorotheus. Entre 187 Aprovechando la oportunidad que le brindaba una pausa en el banquete, el rey preguntó al enviado que ocupaba el asiento de honor (porque estaban ordenados por antigüedad), cómo podía mantener intacto su reino 188 a ¿el fin? Después de reflexionar por un momento, respondió: 'La mejor manera de establecer su seguridad sería imitar la incesante benignidad de Dios. Porque si exhibes clemencia e infliges castigos suaves a quienes los merecen de acuerdo con sus méritos, los apartarás del mal y los conducirás al arrepentimiento. El rey elogió la respuesta y luego preguntó al siguiente hombre: ¿Cómo podía hacer todo lo mejor en todas sus acciones? Y él respondió: 'Si un hombre mantiene un porte justo hacia todos, siempre actuará correctamente en cada ocasión, recordando que cada pensamiento es conocido por Dios. Si toma el temor de Dios como punto de partida, nunca perderá la meta. 190 El rey también felicitó a este hombre por su respuesta y preguntó a otro: ¿Cómo podía tener amigos de ideas afines a él? Él respondió: 'Si te ven estudiando los intereses de las multitudes sobre las que gobiernas; harás bien en observar cómo Dios concede sus beneficios a la raza humana 191, proporcionándoles salud, alimentos y todas las demás cosas a su debido tiempo '. Después de expresar su acuerdo con la respuesta, el rey preguntó al siguiente invitado: ¿Cómo, al dar audiencias y emitir juicios, podría ganarse el elogio incluso de aquellos que no lograron ganar su pleito? Y él dijo: 'Si eres justo en el habla con todos por igual y nunca actúas de manera insolente ni tiránica en el tratamiento de 192 delincuentes. Y hará esto si observa el método por el cual Dios actúa. Las peticiones de los dignos siempre se cumplen, 193 El rey elogió cálidamente al hombre por su respuesta y preguntó al siguiente en orden: ¿Cómo podía ser invencible en los asuntos militares? Y él respondió: "Si no confiaba enteramente en sus multitudes o sus fuerzas guerreras, sino que invocaba continuamente a Dios para que llevara sus empresas a un resultado exitoso, mientras él mismo cumplía con todos sus deberes con espíritu de justicia". Acogiendo con agrado esta respuesta, preguntó a otro cómo podría convertirse en un objeto de pavor para sus enemigos. Y él respondió: 'Si mientras mantenía un vasto suministro de armas y fuerzas recordaba que estas cosas eran impotentes para lograr un resultado permanente y concluyente. Porque incluso Dios infunde temor en la mente de los hombres concediendo indultos y haciendo meramente una demostración de la grandeza de su poder. ' 195 A este hombre el rey alabó y luego dijo al siguiente: ¿Cuál es el mayor bien en la vida? Y él respondió ' Saber que Dios es el Señor del Universo, y que en nuestros mejores logros no somos nosotros los que logramos el éxito, sino Dios quien, con su poder, lleva todas las cosas al cumplimiento y nos conduce a la meta. ' 196 El rey exclamó que el hombre había respondido bien y luego preguntó al siguiente ¿Cómo podía mantener intactas todas sus posesiones y finalmente entregárselas a sus sucesores en las mismas condiciones? Y él respondió: 'Orando constantemente a Dios para que puedas inspirarte con elevados motivos en todas tus empresas y advirtiendo a tus descendientes que no se deslumbren por la fama o la riqueza, porque es Dios quien otorga todos estos dones y los hombres nunca ganan por sí mismos la supremacía '. 197 El rey expresó su acuerdo con la respuesta y preguntó al siguiente invitado: ¿Cómo podía soportar con ecuanimidad lo que le sucediera? Y él dijo: 'Si tienes una comprensión firme del pensamiento de que todos los hombres son designados por Dios para compartir tanto el mayor mal como el mayor bien, ya que es imposible que alguien que es un hombre esté

exento de estos. Pero Dios, a quien siempre debemos orar, nos inspira valor para perseverar ”. 198 Encantado con la respuesta del hombre, el rey dijo que todas sus respuestas habían sido buenas. "Me haré una pregunta", agregó, "y luego me detendré por el momento: para que podamos volver nuestra atención al disfrute de la fiesta y pasar un rato agradable". Entonces le preguntó al hombre: ¿Cuál es el verdadero objetivo del coraje? Y respondió: 'Si se lleva a cabo un plan correcto en la hora del peligro de acuerdo con la intención original. Porque todas las cosas las cumple Dios para tu beneficio, oh rey, ya que tu propósito es bueno. 200 Cuando todos hubieron manifestado con sus aplausos su acuerdo con la respuesta, el rey dijo a los filósofos (porque no pocos estaban presentes): `` Creo que estos hombres sobresalen en virtud y poseen conocimientos extraordinarios, ya que en el espontáneamente, han dado respuestas adecuadas a estas preguntas que les he planteado, y todos he hecho de Dios el punto de partida de sus palabras ». 201 Y Menedemo, el filósofo de Eretria, dijo: 'Es cierto, oh Rey, porque dado que el universo es administrado por la providencia y como percibimos correctamente que el hombre es la creación de Dios, se sigue 202 que todo el poder y la belleza del habla proceden de Dios.' Cuando el rey asintió con la cabeza a este sentimiento, cesó la conversación y procedieron a divertirse. Cuando llegó la noche, terminó el banquete. 203 Al día siguiente se sentaron nuevamente a la mesa y continuaron el banquete de acuerdo con los mismos arreglos. Cuando el rey pensó que había llegado una oportunidad apropiada para hacer preguntas a sus invitados, procedió a hacer más preguntas a los hombres que se sentaron a continuación, a los que habían respondido el día anterior. Comenzó a iniciar la conversación con el undécimo hombre, porque había diez a quienes se les habían hecho preguntas en la primera ocasión. Cuando se estableció el silencio, preguntó cómo podía seguir siendo rico. Después de una breve reflexión, el hombre a quien se le había hecho la pregunta respondió: Si no hizo nada indigno de su puesto, nunca actuó licenciosamente, nunca prodigó gastos en búsquedas vanas y vanas, sino que mediante actos de benevolencia hizo que todos sus súbditos se mostraran bien dispuestos hacia él. Porque es Dios quien es el autor de todas las cosas buenas y el hombre debe obedecerle ”. El rey lo elogió y luego preguntó a otro ¿Cómo podía mantener la verdad? En respuesta a la pregunta, dijo: “Al reconocer que una mentira trae gran deshonra a todos los hombres, y más especialmente a los reyes. Ya que tienen el poder de hacer lo que quieran, ¿por qué deberían recurrir a la mentira? Además de esto, siempre debes recordar, oh rey, que Dios es un amante de la verdad. ¿Por qué deberían recurrir a la mentira? Además de esto, siempre debes recordar, oh rey, que Dios es un amante de la verdad. ¿Por qué deberían recurrir a la mentira? Además de esto, siempre debes recordar, oh rey, que Dios es un amante de la verdad. 207 El rey recibió la respuesta con gran deleite y, mirando a otro, dijo: '¿Cuál es la enseñanza de la sabiduría? 'Y el otro respondió:' Como deseas que no te sobrevenga ningún mal, sino ser partícipe de todas las cosas buenas, debes actuar según el mismo principio con tus súbditos y ofensores, y debes amonestar suavemente a los nobles y buenos. . Porque Dios atrae a todos los hombres hacia sí mismo con su benignidad. 208 El rey lo elogió y preguntó al siguiente en orden ¿Cómo podía ser amigo de los hombres? Y él respondió: ' Observando que el género humano crece y nace con mucha angustia y gran sufrimiento: por tanto, no debes castigarlos a la ligera ni infligirles tormentos, ya que sabes que la vida de los hombres está hecha de dolores y penas. Porque si entendieras todo, te llenarías de compasión, porque también Dios es misericordioso. 209 El rey recibió la respuesta con aprobación y preguntó al siguiente: '¿Cuál es la calificación más esencial para gobernar? '' Para mantenerse libre de sobornos ', respondió,' para practicar

la sobriedad durante la mayor parte de la vida, para honrar la justicia por encima de todas las cosas y hacer amigos de hombres de este tipo. Porque Dios también es un amante de la justicia ». 210 Tras manifestar su aprobación, el rey dijo a otro: "¿Cuál es la verdadera señal de piedad?" Y él respondió, 'Percibir que Dios obra constantemente en el Universo y conoce todas las cosas, y ningún hombre que actúa injustamente y obra maldad puede escapar a Su atención. ASÍ que Dios es el benefactor del mundo entero, así también tú debes imitarlo y estar libre de ofensas '. 211 El rey expresó su acuerdo y dijo a otro: '¿Cuál es la esencia de la realeza? Y él respondió: “Gobernarse bien a sí mismo y no dejarse llevar por la riqueza o la fama hacia deseos inmoderados o indecorosos, esta es la verdadera forma de gobernar si razonas bien el asunto. Porque todo lo que realmente necesitas es tuyo, y Dios está libre de necesidad y es benigno. Deje que sus pensamientos sean tales que se conviertan en un hombre, y no deseen muchas cosas, sino solo las necesarias para gobernar. 212 El rey lo elogió y preguntó a otro hombre ¿Cómo podrían ser mejores sus deliberaciones? y él respondió: “Si constantemente le hiciera justicia en todo y pensara que la injusticia equivale a la privación de la vida. Porque Dios siempre promete las mayores bendiciones a los justos '. 213 Habiéndolo alabado, el rey preguntó al próximo ¿Cómo podía librarse de pensamientos perturbadores mientras dormía? Y él respondió: 'Me has hecho una pregunta que es muy difícil de responder, porque no podemos llevar nuestra verdadera los yoes entran en juego durante las horas de sueño, pero son retenidos en estos 214 por imaginaciones que no pueden ser controladas por la razón. Porque nuestras almas poseen la sensación de que realmente ven las cosas que entran en nuestra conciencia durante el sueño. Pero cometemos un error si suponemos que realmente estamos navegando por el mar en barcos o volando por el aire o viajando a otras regiones o cualquier otra cosa por el estilo. Y, sin embargo, realmente nos imaginamos que suceden esas 215 cosas. Hasta donde me es posible decidir, he llegado a la siguiente conclusión. Debes, oh rey, gobernar tus palabras y acciones de todas las formas posibles por la regla de la piedad para que puedas tener la conciencia de que estás manteniendo la virtud y que nunca eliges gratificarte a costa de la razón y nunca abusando de tu poder. haz 216 pesar a la justicia. Porque la mente se ocupa principalmente en el sueño de las mismas cosas con las que se ocupa cuando está despierta. Y aquel que tiene todos sus pensamientos y acciones orientados hacia los fines más nobles, se establece en la rectitud tanto cuando está despierto como cuando está dormido. Por tanto, debes ser firme en la constante disciplina de ti mismo. ' 217 El rey alabó al hombre y dijo a otro: "Ya que eres el décimo en responder, cuando hayas hablado, nos dedicaremos al banquete". Y luego hizo la pregunta: 218 ¿Cómo puedo evitar hacer algo indigno de mí mismo? Y él respondió: 'Mira siempre a tu propia fama y tu propia posición suprema, para que puedas hablar y pensar solo las cosas que sean coherentes con ella, sabiendo que todos tus súbditos piensan y hablan de ti. Pues no debes parecer peor que los actores, que estudian con detenimiento el papel que es necesario que jueguen y configuran todas sus acciones de acuerdo con él. No estás representando un papel, pero en realidad eres un rey, ya que Dios te ha otorgado una autoridad real acorde con tu carácter '. 220 Cuando el rey hubo aplaudido en voz alta y prolongada de la manera más amable, se instó a los invitados a buscar reposo. Así que cuando cesó la conversación, se dedicaron al siguiente plato de la fiesta.

221 Al día siguiente, se observó el mismo arreglo, y cuando el rey encontró la oportunidad de hacer preguntas a los hombres, interrogó al primero de los que habían quedado más de 222 para el próximo interrogatorio, ¿Cuál es la forma más alta de gobierno? ? Y él respondió: 'Gobernarse a sí mismo y no dejarse llevar por los impulsos. Porque todos los hombres poseen una cierta inclinación mental natural. 223 Es probable que la mayoría de los hombres se inclinen por la comida, la bebida y el placer, y que los reyes se inclinen hacia la adquisición de territorios y gran renombre. Pero es bueno que haya moderación en todas las cosas. Lo que Dios te da, debes tomarlo y guardarlo, pero nunca anheles cosas que están más allá de tu alcance '. 224 Satisfecho con estas palabras, el rey preguntó al próximo ¿Cómo podía librarse de la envidia? Y él, después de una breve pausa, respondió: 'Si consideras en primer lugar que es Dios quien otorga a todos los reyes gloria y gran riqueza y nadie es rey por su propio poder. Todos los hombres desean compartir esta gloria, pero no pueden, ya que es un don de Dios ”. 225 El rey alabó al hombre en un largo discurso y luego preguntó a otro: ¿Cómo podía despreciar a sus enemigos? Y él respondió: 'Si muestras bondad a todos los hombres y ganas su amistad, no debes temer a nadie. Ser popular entre todos los hombres es el mejor de los buenos regalos que se pueden recibir de Dios '. 226 Habiendo elogiado esta respuesta, el rey ordenó al siguiente hombre que respondiera a la pregunta: ¿Cómo podría mantener su gran renombre? y él respondió: "Si eres generoso y de gran corazón al otorgar bondad y actos de gracia a los demás, nunca perderás tu renombre, pero si deseas que las gracias mencionadas continúen la tuya, debes invocar a Dios continuamente". 227 El rey expresó su aprobación y preguntó al siguiente: ¿A quién debe un hombre mostrar generosidad? Y él respondió: 'Todos los hombres reconocen que debemos mostrar generosidad con aquellos que están bien dispuestos hacia nosotros, pero creo que debemos mostrar el mismo espíritu agudo de generosidad con aquellos que se oponen a nosotros para que por este medio podamos ganárselos a la derecha ya lo que nos conviene. Pero debemos orar a Dios para que esto se logre, porque él gobierna la mente de todos los hombres '. 228 Habiendo expresado su acuerdo con la respuesta, el rey pidió al sexto que respondiera a la pregunta: ¿A quién debemos mostrar gratitud? Y él respondió: 'A nuestros padres continuamente, porque Dios nos ha dado un mandamiento muy importante con respecto al honor debido a los padres. A continuación, considera la actitud del amigo hacia el amigo porque habla de "un amigo que es como tu propia alma". Haces bien en tratar de hacer que todos los hombres se hagan amigos de ti mismo. 229 El rey le habló amablemente y luego preguntó al siguiente: ¿Qué es lo que se asemeja a la belleza en valor? Y él dijo: 'Piedad, porque es la forma preeminente de la belleza, y su poder radica en el amor, que es el don de Dios. Esto ya lo has adquirido y con él todas las bendiciones de la vida '. 230 El rey de la manera más amable aplaudió la respuesta y preguntó a otro ¿Cómo, si fallaba, podría recuperar su reputación nuevamente en el mismo grado? Y él dijo: 'No es posible que fracases, porque has sembrado en todos los hombres las semillas de la gratitud que producen una cosecha de buena voluntad, 231 y esta es más poderosa que las armas más fuertes y garantiza la mayor seguridad'. Pero si alguien falla, nunca más debe volver a hacer las cosas que causaron su fracaso, sino que debe formar amistades y actuar con justicia. Porque es don de Dios poder hacer buenas acciones y no al contrario '. 232 Encantado con estas palabras, el rey preguntó a otro ¿Cómo podía librarse del dolor? Y él respondió: 'Si nunca hirió a nadie, sino que hizo el bien a todos y siguió el camino de la justicia, porque sus frutos traen libertad del dolor. Pero debemos orar a Dios para que males

inesperados, como la muerte, la enfermedad, el dolor o cualquier cosa de este tipo, no nos sobrevengan y nos lastimen. Pero como eres devoto de la piedad, nunca te sobrevendrá semejante desgracia. 234 El rey lo elogió mucho y preguntó al décimo: ¿Cuál es la forma más alta de gloria? Y él dijo: 'Para honrar a Dios, y esto no se hace con dádivas y sacrificios, sino con pureza de alma y santa convicción, ya que todas las cosas son modeladas y gobernadas por Dios de acuerdo con Su voluntad. De este propósito estás en posesión constante, como todos los hombres pueden ver en tus logros en el pasado y en el presente. 235 En voz alta el rey los saludó a todos y les habló amablemente, y todos los presentes expresaron su aprobación, especialmente los filósofos. Porque eran muy superiores a ellos [es decir, el filósofos] tanto en conducta como en argumento, ya que siempre hicieron de Dios su punto de partida. Después de esto, el rey para mostrar sus buenos sentimientos procedió a beber la salud de sus invitados. 236 Al día siguiente se hicieron los mismos arreglos para el banquete, y el rey, tan pronto como se presentó la oportunidad, comenzó a hacer preguntas a los hombres que estaban sentados junto a los que ya habían respondido, y dijo al primero 'Is sabiduría capaz de ser enseñada? Y él dijo: 'El alma está constituida de tal manera que, por el poder divino, puede recibir todo lo bueno y rechazar lo contrario'. 237 El rey expresó su aprobación y preguntó al siguiente hombre: ¿Qué es lo más beneficioso para la salud? Y él dijo: 'Templanza, y no es posible adquirirla a menos que Dios cree una disposición hacia ella'. 238 El rey le habló amablemente al hombre y dijo a otro: '¿Cómo puede un hombre pagar dignamente la deuda de gratitud con sus padres? Y él dijo: 'No causándoles nunca dolor, y esto no es posible a menos que Dios disponga la mente para la búsqueda de los fines más nobles'. 239 El rey expresó su acuerdo y preguntó al próximo ¿Cómo podía llegar a ser un oyente ansioso? Y dijo: “Recordando que todo conocimiento es útil, porque te permite, con la ayuda de Dios, en un momento de emergencia, seleccionar algunas de las cosas que has aprendido y aplicarlas a la crisis que enfrentas. Y así, los esfuerzos de los hombres se cumplen con la ayuda de Dios '. 240 El rey lo elogió y preguntó al próximo ¿Cómo podía evitar hacer algo contrario a la ley? Y él dijo: "Si reconoces que es Dios quien ha puesto los pensamientos en el corazón de los legisladores para que se conserve la vida de los hombres, los seguirás". 241 El rey reconoció la respuesta del hombre y dijo a otro: '¿Cuál es la ventaja del parentesco? 'Y él respondió:' Si consideramos que nosotros mismos estamos afligidos por las desgracias que caen sobre nuestros parientes y si sus sufrimientos se convierten en los nuestros, entonces la fuerza del parentesco se hace evidente de inmediato, porque es solo cuando se manifiesta tal sentimiento. para que ganemos honor y estima a sus ojos. La ayuda, cuando está ligada a la bondad, es en sí misma un vínculo indisoluble. Y en el día de su prosperidad no debemos anhelar sus posesiones, sino que debemos orar a Dios para que les conceda todo tipo de bien. 243 Y habiéndole concedido la misma alabanza que a los demás, el rey preguntó a otro: ¿Cómo podía librarse del miedo? Y él dijo: "Cuando la mente es consciente de que no ha hecho ningún mal, y cuando Dios lo dirige a todos los consejos nobles". 244 El rey expresó su aprobación y preguntó a otro: ¿Cómo podía siempre mantener un juicio correcto? Y él respondió: "Si constantemente pone ante sus ojos las desgracias que

sobrevienen a los hombres y reconoce que es Dios quien les quita la prosperidad a algunos y lleva a otros a gran honor y gloria". 245 El rey le dio una amable recepción al hombre y le pidió al siguiente que respondiera la pregunta ¿Cómo podía evitar una vida cómoda y placentera? Y él respondió: `` Si recordaba continuamente que era el gobernante de un gran imperio y el señor de vastas multitudes, y que su mente no debería estar ocupada con otras cosas, pero siempre debería estar considerando cómo podría promover mejor. su bienestar. También debe orar a Dios para que no se descuide ningún deber. 246 Después de haberlo alabado, el rey preguntó al décimo ¿Cómo podía reconocer a los que lo trataban traicioneramente? Y respondió a la pregunta: 'Si observa si el porte de esos acerca de él era natural y si mantenían la regla de precedencia adecuada en las recepciones y los consejos, y en sus relaciones generales, sin ir más allá de los límites del decoro en felicitaciones o en otros asuntos de conducta. Pero Dios inclinará tu mente, oh Rey, a todo lo que es noble. ' Cuando el rey hubo expresado su aprobación en voz alta y los elogió a todos individualmente (en medio de los aplausos de todos los presentes), se volvieron hacia el disfrute de la fiesta. 248 Y al día siguiente, cuando se presentó la oportunidad, el rey preguntó al siguiente hombre: ¿Cuál es la forma más crasa de negligencia? Y él respondió: 'Si un hombre no se preocupa por sus hijos y dedica todo su esfuerzo a su educación. Porque siempre rezamos a Dios, no tanto por nosotros mismos como por nuestros hijos, para que cada bendición sea suya. Nuestro deseo de que nuestros hijos posean autocontrol solo se realiza mediante el poder de Dios '. 249 El rey dijo que había hablado bien y luego preguntó a otro ¿Cómo podía ser patriota? “Teniendo en cuenta”, respondió, el pensamiento de que es bueno vivir y morir en el propio país. La residencia en el extranjero trae desprecio a los pobres y vergüenza a los ricos como si hubieran sido desterrados por un crimen. Si otorgas beneficios a todos, como lo haces continuamente, Dios te dará el favor de todos y serás considerado patriota '. 250 Después de escuchar a este hombre, el rey preguntó el siguiente en orden ¿Cómo podría vivir amigablemente con su esposa? Y él respondió: “Al reconocer que las mujeres son por naturaleza obstinadas y enérgicas en la búsqueda de sus propios deseos, y están sujetas a cambios repentinos de opinión a través de un razonamiento falaz, y su naturaleza es esencialmente débil. Es necesario tratarlos con prudencia 251 y no provocar contiendas. Para llevar a cabo la vida con éxito, el timonel debe conocer la meta hacia la cual debe dirigir su curso. Es solo invocando la ayuda de Dios que los hombres pueden conducir un verdadero curso de vida en todo momento. ' 252 El rey expresó su acuerdo y preguntó al próximo ¿Cómo podía librarse del error? Y él respondió: 'Si actúas siempre con deliberación y nunca das crédito a las calumnias, pero prueba por ti mismo las cosas que se te dicen y decide por tu propio juicio las solicitudes que se te hacen y lleva a cabo todo a la luz de tu juicio, estarás libre de error, oh Rey. Pero el conocimiento y la práctica de estas cosas es obra del poder Divino '. 253 Encantado con estas palabras, el rey preguntó a otro ¿Cómo podía librarse de la ira? Y él dijo en respuesta a la pregunta: 'Si reconociera que tiene poder sobre todos incluso para infligirles la muerte, si cediera a la ira, y que sería inútil y lamentable si él, solo porque es señor, 254 privaron a muchos de la vida. ¿Qué necesidad había de la ira, cuando todos los hombres estaban en sujeción y nadie le era hostil? Es necesario reconocer que Dios gobierna el mundo entero con un espíritu de bondad y sin ira en absoluto, y tú, 'dijo él,' oh rey, por necesidad debes copiar Su ejemplo.

255 El rey dijo que había respondido bien y luego preguntó al siguiente hombre: ¿Qué es un buen consejo? 'Actuar bien en todo momento y con la debida reflexión', explicó, 'comparando lo que es ventajoso para nuestra propia política con los efectos nocivos que resultarían de la adopción de la visión contraria, para que al sopesar cada punto podamos estar bien aconsejado y nuestro propósito se puede lograr. Y lo más importante de todo, por el poder de Dios cada plan tuyo se cumplirá porque practicas la piedad. ' 256 El rey dijo que este hombre había respondido bien y preguntó a otro ¿Qué es la filosofía? Y me explicó 'Deliberar bien en referencia a cualquier cuestión que surja y nunca dejarse llevar por los impulsos, sino reflexionar sobre las heridas que resultan de las pasiones, y actuar con acierto según las circunstancias lo exijan, practicando la moderación. Pero debemos orar a Dios para que inculque en nuestra mente el respeto por estas cosas '. 257 El rey expresó su consentimiento y preguntó a otro ¿Cómo podía recibir reconocimiento cuando viajaba al extranjero? “Siendo justo con todos los hombres”, respondió, “y aparentando ser inferior en lugar de superior a aquellos entre los que viajaba. Porque es un principio reconocido que Dios por su misma naturaleza acepta a los humildes. Y la raza humana ama a quienes están dispuestos a someterse a ellos '. 258 Habiendo expresado su aprobación a esta respuesta, el rey preguntó a otro ¿Cómo podía construir de tal manera que sus estructuras perduraran después de él? Y respondió a la pregunta: 'Si sus creaciones fueran en una escala grande y noble, de modo que los espectadores las perdonaran por su belleza, y si nunca despidiera a ninguno de los que realizaron tales obras y nunca obligó a otros a ministrar a su 259 necesidades sin salario. Por observar cómo Dios provee a la raza humana, otorgándoles salud y capacidad mental y todos los demás dones, él mismo debe seguir su ejemplo dando a los hombres una recompensa por su arduo trabajo. Porque son las obras que se realizan en justicia las que permanecen continuamente. ' 260 El rey dijo que también este hombre había respondido bien y preguntó al décimo: ¿Cuál es el fruto de la sabiduría? Y él respondió: 'Que un hombre sea consciente en sí mismo de que no ha hecho ningún mal 261 y que debe vivir su vida en la verdad, ya que es de ellos, oh poderoso Rey, que el mayor gozo y firmeza de alma y una fe fuerte en Dios se acumulará en ti si gobiernas tu reino con piedad. ' Y cuando oyeron la respuesta, todos gritaron con gran aclamación, y luego el rey, en la plenitud de su gozo, comenzó a beber sus salud. 262 Y al día siguiente el banquete siguió el mismo curso que en ocasiones anteriores, y cuando se presentó la oportunidad, el rey procedió a hacer preguntas a los invitados restantes, y 263 dijo al primero: '¿Cómo puede un hombre evitar orgullo? Y él respondió: 'Si mantiene la igualdad y recuerda en todas las ocasiones que es un hombre que gobierna a los hombres'. Y Dios destruye a los soberbios y exalta a los mansos y humildes. 264 El rey le habló amablemente y preguntó al siguiente: ¿A quién debe elegir un hombre como sus consejeros? y él respondió: 'Aquellos que han sido probados en muchos asuntos y mantienen una buena voluntad incondicional hacia él y participan de su propia disposición. Y Dios se manifiesta a los que son dignos de alcanzar estos fines. ' 265 El rey lo elogió y preguntó a otro: ¿Cuál es la posesión más necesaria para un rey? "La amistad y el amor de sus súbditos", respondió, "porque es a través de esto que el vínculo de buena voluntad se vuelve indisoluble". Y es Dios quien se asegura de que esto suceda de acuerdo con su deseo '. 266 El rey lo alabó y preguntó a otro: ¿Cuál es el objetivo del habla? Y él respondió: 'Para convencer a tu oponente mostrándole sus errores en una serie de argumentos bien ordenados. Porque de esta manera ganarás a tu oyente, no oponiéndote a él, sino

otorgándole elogios con miras a persuadirlo. Y es por el poder de Dios que se logra la persuasión '. 267 El rey dijo que había dado una buena respuesta y preguntó a otro: ¿Cómo podía vivir amigablemente con las muchas razas diferentes que formaban la población de su reino? 'Actuando la parte adecuada hacia cada uno,' él respondió, "y tomando la justicia como guía, como lo está haciendo ahora con la ayuda de la perspicacia que Dios le concede". 268 El rey quedó encantado con esta respuesta y preguntó a otro: «¿En qué circunstancias debe un hombre sufrir dolor? '' En las desgracias que les suceden a nuestros amigos '', respondió, cuando vemos que se prolongan y irremediable. La razón no nos permite lamentarnos por aquellos que están muertos y liberados del mal, pero todos los hombres se lamentan por ellos porque piensan solo en sí mismos y en su propio beneficio. Es solo por el poder de Dios que podemos escapar de todo mal. ' 269 El rey dijo que había dado una respuesta adecuada y preguntó a otro: ¿Cómo se pierde la reputación? Y él respondió: Cuando el orgullo y la confianza ilimitada en uno mismo dominan, se engendra deshonra y pérdida de reputación. Porque Dios es el Señor de toda reputación y la otorga donde Él quiere. ' 270 El rey confirmó la respuesta y preguntó al siguiente: ¿A quién deben confiarse los hombres? —A aquellos —respondió— que le sirven por buena voluntad y no por miedo o interés propio, pensando sólo en su propio beneficio. Porque uno es el signo del amor, el otro la marca de la mala voluntad y el servicio al tiempo. Porque el hombre que siempre está mirando, para su propio beneficio, es un traidor de corazón. Pero posees el afecto de todos tus súbditos con la ayuda del buen consejo que Dios te concede. 271 El rey dijo que había respondido sabiamente y preguntó a otro: ¿Qué es lo que mantiene a salvo un reino? Y él respondió a la pregunta: "Cuidado y previsión de que los que están colocados en una posición de autoridad sobre el pueblo no hagan ningún mal, y esto siempre lo hacen con la ayuda de Dios, que les inspira con un juicio grave". 272 El rey le habló palabras de aliento y preguntó a otro: ¿Qué es lo que mantiene la gratitud y el honor? Y él respondió: 'virtud, porque es la creadora de buenas obras, y por ella se destruye el mal, así como ustedes exhiben nobleza de carácter hacia todos por el don que Dios les concede'. 273 El rey reconoció amablemente la respuesta y preguntó al undécimo (ya que eran dos más de setenta): ¿Cómo podía en tiempo de guerra mantener la tranquilidad del alma? Y él respondió: 'Al recordar que no le había hecho ningún mal a ninguno de sus súbditos, y que todos lucharían por él a cambio de los beneficios que habían recibido, sabiendo que incluso si pierden la vida, tú cuidarás de esos 274 dependiente de ellos. Porque nunca dejas de repararlo, tal es la bondad con la que Dios te ha inspirado. El rey los aplaudió en voz alta a todos y les habló muy amablemente y luego bebió un largo trago para la salud de cada uno, entregándose al gozo y prodigando la más generosa y alegre amistad a sus invitados. 275 El séptimo día se hicieron preparativos mucho más extensos, y muchos otros estuvieron presentes de las diferentes ciudades (entre ellos un gran número de embajadores). Cuando se presentó una oportunidad, el rey preguntó al primero de los que aún no habían sido cuestionados ¿Cómo podía evitar 276 ser engañado por razonamientos falaces? y él respondió: “Observando cuidadosamente al hablante, lo que se habla y el tema en discusión, y volviendo a plantear las mismas preguntas después de un intervalo en diferentes formas. Pero poseer una mente alerta y poder formarse un juicio sano en cada caso es uno de los buenos dones de Dios, y lo posees, oh Rey.

277 El rey aplaudió en voz alta la respuesta y preguntó a otro: ¿Por qué la mayoría de los hombres nunca se vuelven virtuosos? —Porque —respondió—todos los hombres son intemperantes por naturaleza e inclinados al placer. De ahí que surja la injusticia y un torrente de avaricia. El hábito de la virtud es un obstáculo para quienes se dedican a una vida de placer porque les impone la preferencia de la templanza y la rectitud. Porque es Dios quien es el amo de estas cosas. ' 279 El rey respondió que había respondido bien y preguntó: ¿Qué deben obedecer los reyes? Y él dijo: 'Las leyes, para que por decretos justos puedan restaurar la vida de los hombres. Así como tú, por tal conducta en obediencia al mandato divino, te has guardado un memorial perpetuo. 280 El rey dijo que este hombre también había hablado bien y preguntó al siguiente: ¿A quién debemos nombrar gobernadores? Y él respondió: 'Todos los que odian la iniquidad e imitan su propia conducta actúan con rectitud para que puedan mantener una buena reputación constantemente. Porque esto es lo que haces, oh poderoso Rey, dijo, y es Dios quien te ha otorgado la corona de justicia. 281 El rey aclamó en voz alta la respuesta y luego, mirando al siguiente hombre, dijo: ¿A quién debemos nombrar oficiales sobre las fuerzas? Y explicó: 'Aquellos que se destacan en valor y rectitud y aquellos que están más ansiosos por la seguridad de sus hombres que por obtener una victoria arriesgando sus vidas por temeridad. Porque así como Dios actúa bien con todos los hombres, tú también la mala imitación de Él es el benefactor de todos sus súbditos '. 282 El rey dijo que había dado una buena respuesta y preguntó a otro: ¿Qué hombre es digno de admiración? Y él respondió: El hombre que está provisto de reputación, riqueza y poder y posee un alma igual a todo. Tú mismo demuestras con tus acciones que eres más digno de admiración a través de la ayuda de Dios que te hace cuidar de estas cosas. ' 283 El rey expresó su aprobación y dijo a otro: '¿A qué asuntos deben los reyes dedicar la mayor parte del tiempo? ' Y él respondió: 'A la lectura y el estudio de los registros de viajes oficiales, que están escritos en referencia a los varios reinos, con miras a la reforma y preservación de los súbditos. Y es por tal actividad que has alcanzado una gloria a la que nunca se han acercado otros, gracias a la ayuda de Dios que satisface todos tus deseos. ' 284 El rey habló con entusiasmo al hombre y le preguntó a otro: ¿Cómo debe un hombre ocuparse durante sus horas de descanso y recreación? Y él respondió: 'Ver esas obras que pueden representarse con propiedad y poner ante los ojos escenas tomadas de la vida y representadas con dignidad y decencia es provechoso y apropiado. Porque hay algo de edificación incluso en estas diversiones, pues a menudo los asuntos más insignificantes de la vida enseñan alguna lección deseable. Pero al practicar la máxima corrección en todas sus acciones, ha demostrado que es un filósofo y que Dios lo honra a causa de su virtud. 286 El rey, complacido con las palabras que acababan de decirse, dijo al noveno hombre: ¿Cómo debe comportarse un hombre en los banquetes? Y él respondió: 'Deberías convocar a tu lado a hombres de conocimiento y a aquellos que sean capaces de darte pistas útiles con respecto a los asuntos de tu reino y la vida de tus súbditos (porque no podrías encontrar ningún tema más adecuado o más 287 educativo que esto), ya que tales hombres son queridos por Dios porque han entrenado sus mentes para contemplar los temas más nobles, como en verdad lo está haciendo usted mismo, ya que todas sus acciones están dirigidas por Dios. 288 Encantado con la respuesta, el rey preguntó al siguiente hombre: ¿Qué es lo mejor para el pueblo? ¿Que un ciudadano particular debería ser nombrado rey sobre ellos o miembro de la familia real? Y él 289 respondió: El mejor por naturaleza. Porque los reyes que provienen de linaje real suelen ser duros y severos con sus súbditos. Y aún más es el caso de algunos

de los que se han elevado de las filas de los ciudadanos privados, que después de haber experimentado el mal y haber soportado su parte de la pobreza, cuando dominan multitudes resultan ser más crueles que los tiranos impíos. Pero, como he dicho, una buena naturaleza que ha sido debidamente entrenada es capaz de gobernar, y tú eres un gran rey, no tanto porque sobresalgas en la gloria de tu gobierno y tu riqueza, sino más bien porque has superado a todos los hombres. en clemencia y filantropía, 291 El rey pasó algún tiempo alabando a este hombre y luego preguntó al último de todos: ¿Cuál es el mayor logro en gobernar un imperio? Y él respondió: 'Que los súbditos deben vivir continuamente en un estado de paz, y que la justicia debe administrarse rápidamente en casos de disputa. 292 Estos resultados se logran mediante la influencia del gobernante, cuando es un hombre que odia el mal y ama el bien y dedica sus energías a salvar la vida de los hombres, así como tú consideras la injusticia como la peor forma de mal y por tu justa administración. te has forjado una reputación eterna, ya que Dios te concede una mente pura y sin ningún mal. 293 Y cuando cesó, estallaron fuertes y gozosos aplausos durante un tiempo considerable. Cuando se detuvo, el rey tomó una copa y brindó en honor a todos sus invitados y las palabras que habían pronunciado. Luego, en conclusión, dijo: 'He obtenido el mayor beneficio de su presencia. 294 Me he beneficiado mucho de la sabia enseñanza que me has dado en referencia al arte de gobernar. Luego ordenó que tres talentos a cada uno de ellos se le debía presentar de plata, y se debía nombrar a uno de sus esclavos para que entregara el dinero. De repente gritaron su aprobación y el banquete se convirtió en un escenario de alegría, mientras el rey se entregaba a una continua ronda de festividad. 295 He escrito extensamente y debo pedir tu perdón, Filócrates. Me quedé asombrado sin medida por los hombres y la forma en que en el impulso del momento dieron respuestas que realmente necesitaban mucho tiempo. Hora de idear. Porque, aunque el interrogador había pensado mucho en cada pregunta en particular, aquellos que respondieron una tras otra tenían sus respuestas listas de inmediato y así me parecieron a mí y a todos los presentes, y especialmente a los filósofos, dignos de consideración. admiración. Y supongo que la cosa les parecerá increíble a quienes leerán mi narración en el futuro. Pero es indecoroso tergiversar los hechos registrados en los archivos públicos. Y no estaría bien que yo transgredara en un asunto como este. Cuento la historia tal como sucedió, evitando concienzudamente cualquier error. Quedé tan impresionado por la fuerza de sus declaraciones, que hice un esfuerzo por consultar a aquellos a quienes les incumbía hacer un registro de todo lo que sucedía en las audiencias y banquetes reales. Porque es la costumbre, como usted sabe, desde el momento en que el rey comienza a hacer negocios hasta el momento en que se retira a descansar, para que se lleve un registro de todos sus dichos y hechos, un arreglo sumamente excelente y útil. 299 porque al día siguiente se leen las actas de los hechos y dichos del día anterior antes de que comience el negocio, y si ha habido alguna irregularidad, el asunto se arregla de inmediato. 300 obtuve, por lo tanto, como se ha dicho, información veraz de los registros públicos, y he expuesto los hechos en el orden correcto, ya que sé lo ansioso que está usted por obtener información útil. 299 porque al día siguiente se leen las actas de los hechos y dichos del día anterior antes de que comience el negocio, y si ha habido alguna irregularidad, el asunto se arregla de inmediato. 301 tres días después, Demetrio tomó a los hombres y, pasando a lo largo del malecón, de siete estadios de largo, hasta la isla, cruzó el puente y se dirigió a los distritos del norte de Pharos. Allí los reunió en una casa, que había sido construida a la orilla del mar, de gran belleza y en un lugar apartado, y los invitó a realizar la obra de traducción, ya que todo lo que necesitaban para el propósito 302 estaba en su disposición. Así que se pusieron a trabajar comparando sus diversos resultados y haciéndolos estar de acuerdo, y todo lo que acordaron fue copiado adecuadamente bajo la dirección de Demetrius. 303 Y la sesión duró hasta la hora novena; después de esto, fueron puestos en libertad para

atender sus necesidades físicas. Todo lo que querían se le proporcionó a gran escala. Además de esto, Doroteo hizo los mismos preparativos para ellos diariamente que se hicieron para el mismo rey, porque así lo había ordenado el rey. De madrugada se presentaban todos los días en la corte, y después de saludar al rey volvían a su lugar. Y como es costumbre de todos los judíos, se lavaron las manos en el mar y oraron a Dios y luego se dedicaron a la lectura y la lectura. traduciendo el pasaje particular en el que estaban ocupados, y les hice la pregunta: ¿Por qué se lavaron las manos antes de orar? Y explicaron que era una señal de que no habían hecho ningún mal (porque toda forma de actividad se realiza por medio de las manos) ya que a su manera noble y santa ellos consideran todo como un símbolo de justicia y verdad. 307 Como ya dije, se reunían todos los días en el lugar que era delicioso por su tranquilidad y su luminosidad y se dedicaban a su tarea. Y sucedió que el trabajo de traducción se completó en setenta y dos días, como si esto se hubiera arreglado con un propósito determinado. 308 Terminada la obra, Demetrio reunió a la población judía en el lugar donde se había hecho la traducción, y la leyó a todos, en presencia de los traductores, quienes tuvieron una gran acogida también por parte del pueblo, debido a los grandes beneficios que les habían conferido. También elogiaron cálidamente a Demetrio y lo instaron a que transcribiera toda la ley y presentara una copia a sus líderes. 310 Una vez leídos los libros, los sacerdotes y los ancianos de los traductores y la comunidad judía y los líderes del pueblo se pusieron de pie y dijeron que, dado que se había hecho una traducción tan excelente, sagrada y precisa, era justo que debe permanecer como estaba y no debe modificarse 311 en él. Y cuando toda la empresa expresó su aprobación, Esta fue una precaución muy sabia para asegurar que el libro pudiera conservarse sin cambios durante todo el tiempo futuro. 312 Cuando se informó del asunto al rey, se regocijó mucho, porque sintió que el plan que había trazado se había llevado a cabo sin problemas. Se le leyó todo el libro y quedó muy asombrado por el espíritu del legislador. Y le dijo a Demetrio: «¿Cómo es posible que ninguno de los historiadores o poetas haya pensado jamás que valiera la pena aludir a un logro tan maravilloso? 'Y él respondió:' Porque la ley es sagrada y de origen divino. Y algunos de los que formaron la intención de lidiar con eso han herido por Dios y por lo tanto desistieron de su propósito. Dijo que había escuchado de Theopompus que lo habían expulsado de su mente durante más de treinta días porque tenía la intención de insertar en su historia algunos de los incidentes de las traducciones anteriores y algo poco confiables de la ley. Cuando se hubo recuperado un poco, suplicó a Dios que le aclarara por qué le había sucedido la desgracia. Y le fue revelado en un sueño, que por vana curiosidad deseaba comunicar verdades sagradas a la gente común, y que si desistía recuperaría su salud. También he escuchado de labios 316 de Theodektes, uno de los poetas trágicos, que cuando estaba a punto de adaptar algunos de los incidentes registrados en el libro para una de sus obras, tenía cataratas en ambos ojos. Y cuando percibió la razón por la que le había sobrevenido la desgracia, oró a Dios durante muchos días y luego fue restaurado. 317 Y después de que el rey, como ya he dicho, hubo recibido la explicación de Demetrio sobre este punto, rindió homenaje y ordenó que se tuvieran mucho cuidado con los libros y que fueran 318 guardados sagradamente. E instó a los traductores a que lo visitaran con frecuencia después de su regreso a Judea, porque era justo, dijo, que ahora los enviara a casa. Pero cuando regresaran, los trataría como amigos, como era correcto, y recibirían ricos regalos de él. Ordenó que se hicieran los preparativos para que regresaran a casa y los trató con la mayor generosidad. A cada uno de ellos le obsequiaron tres mantos de la mejor calidad, dos talentos de oro, un aparador que pesaba un talento, todos los muebles para tres sofás. 320 y con la escolta envió a Eleazar diez camillas con patas de plata y todo el equipo necesario, un aparador por valor de treinta

talentos, diez mantos de púrpura y una corona magnífica, y cien piezas de lino fino tejido, también cuencos y platos, y dos vasos de oro para dedicarlos a Dios. 321 también le instó en una carta a que, si alguno de los hombres prefería volver a él, no se lo impidiera. Porque consideraba un gran privilegio disfrutar de la compañía de hombres tan eruditos, y prefería derrochar su riqueza en ellos que en vanidades. 322 y ahora Filócrates, tienes la historia completa de acuerdo con mi promesa. Creo que encuentras más placer en estos asuntos que en los escritos de los mitólogos. Porque estás dedicado al estudio de aquellas cosas que pueden beneficiar al alma y gastas mucho tiempo en ello. Intentaré narrar cualquier otra historia completa de acuerdo con mi promesa. Creo que encuentras más placer en estos asuntos que en los escritos de los mitólogos. Porque estás dedicado al estudio de aquellas cosas que pueden beneficiar al alma y gastas mucho tiempo en ello. Intentaré narrar cualquier otro, vale la pena registrar los eventos para que, al examinarlos, pueda obtener la mayor recompensa por su celo.

CUARTO LIBRO DE LOS MACABEOS (Libro canónico para la Iglesia Ortodoxa, aunque los judíos y resto de cristianos (católicos y protestantes) lo consideran como no canónico - Texto apócrifo)

Capítulo 1 1 Como me dispongo a esclarecer una cuestión sumamente filosófica —si la razón piadosa es dueña absoluta de las pasiones—, os aconsejo que prestéis la máxima atención al razonamiento. 2 El asunto, en efecto, no sólo debe conocerlo todo el mundo, sino que, además, incluye un elogio de la mayor virtud. Me refiero a la prudencia. 3 De hecho, la razón parece dominar las pasiones adversas a la templanza, como la glotonería y el deseo, 4 al igual que las que impiden la justicia, como la malevolencia, y también las que obstaculizan la fortaleza, como la cólera, el dolor y el temor. 5 Pero alguien, en un intento de ridiculizar la cuestión, podría preguntar cómo, si la razón domina las pasiones, no es dueña del olvido y la ignorancia. 6 En realidad, la razón no es dueña de sus propias pasiones, sino de las opuestas a la justicia, la fortaleza, la templanza y la prudencia, y de éstas no tanto para suprimirlas cuanto para no ceder ante ellas. 7 Yo podría demostraros, con numerosos ejemplos tomados de aquí y de allá, que la razón piadosa es dueña absoluta de las pasiones. 8 Pero lo demostraré mucho mejor con el ejemplo de la fortaleza de ánimo de quienes murieron por la virtud: Eleazar, los siete hermanos y su madre. 9 Todos ellos, al desdeñar los dolores, incluso hasta la muerte, demostraron que la razón domina las pasiones. 10 Me propongo, pues, elogiar por sus virtudes a los hombres que en este día murieron con su madre en defensa de la nobleza de espíritu. Además, los celebraré por los honores que merecieron. 11 Admirados, a causa de su fortaleza y perseverancia, no sólo por los hombres en general, sino por sus mismos verdugos, promovieron el derrocamiento de la tiranía en nuestra nación al vencer al tirano con su perseverancia, de modo que nuestra patria fue purificada por ellos. 12 Ahora paso a hablar de esto, una vez que he expuesto el argumento general según tengo por costumbre, y luego procederé a narrar su historia, dando gloria al Dios que todo lo sabe. 13

Veamos si la razón es dueña absoluta de las pasiones. 14 Para ello examinaremos qué es la razón y la pasión, cuántas formas de pasión existen y si la razón las domina todas. 15 Razón es el entendimiento que elige con criterio correcto la vida de sabiduría, 16 y sabiduría es el conocimiento de las cosas divinas y humanas y de sus causas: 17 es la educación en la ley, por la que aprendemos, con la debida dignidad, las cosas divinas y, para nuestra utilidad, las humanas. 18 Manifestaciones de la sabiduría son la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza. 19 Pero la más importante de todas es la prudencia, pues a través de ella la razón domina las pasiones. 20 Entre éstas hay dos, el placer y el dolor, que tienen un gran alcance; ambas están enraizadas en la naturaleza humana, tanto en el cuerpo como en el alma. 21 En torno al placer y al dolor, las pasiones tienen numerosas secuelas. 22 Así, al placer lo precede el deseo y lo sigue la satisfacción; 23 al dolor lo precede el miedo y lo sigue la preocupación. 24 Por su parte, la cólera, si se tienen en cuenta los propios sentimientos, es una pasión común al dolor y al placer. 25 En el placer se da también la mala disposición moral, que es, de todas las pasiones, la que mayor número de formas presenta: 26 se manifiesta en el alma como orgullo, ambición, vanidad, rivalidad y envidia; 27 en el cuerpo, como gula, glotonería y voracidad. 28 Por ser el placer y el dolor como dos árboles que crecen en el cuerpo y en el alma, son muchos los retoños de estas pasiones, 29 y la razón, como labrador universal, limpiando cada uno de ellos, podando, sujetando, regando y haciendo que el agua llegue a todas partes, domestica los brotes de las inclinaciones y pasiones. 30 Así, la razón es guía de las virtudes y dueña absoluta de las pasiones. Observad, en primer lugar, cómo la razón es dueña absoluta de las pasiones gracias a la función refrenante de la templanza. 31 Porque la templanza domina los deseos. 32 Unos deseos son psíquicos y otros físicos, pero unos y otros son dominados de hecho por la razón. 33 Cuando apetecemos manjares prohibidos, ¿por qué rechazamos los placeres que derivan de ellos? ¿No es porque la razón puede dominar los apetitos? Yo así lo creo. 34 Según esto, cuando nos apetecen animales acuáticos, aves y cuadrúpedos, nos abstenemos, gracias al imperio de la razón, de todo tipo de alimentos prohibidos por la ley. 35 Las tendencias de los apetitos, doblegadas por la mente sensata, acaban siendo vencidas, y todas las inclinaciones del cuerpo son refrenadas por la razón. Capítulo 2 1 ¿Qué hay de sorprendente en el hecho de reprimir las apetencias del alma a disfrutar de la belleza? 2 Por eso alabamos al virtuoso José: porque venció la concupiscencia con su raciocinio. 3 A pesar de su juventud y de poseer plena capacidad para la unión carnal, reprimió con la razón el aguijón de las pasiones. 4 Pero la razón vence el impulso no sólo del deseo carnal, sino de cualquier otro deseo. 5 La ley dice: «No desearás la mujer de tu prójimo ni los bienes ajenos». 6 Y si la ley nos manda no desear, tenemos ahí una prueba decisiva de que la razón puede vencer los deseos como también las pasiones que se oponen a la justicia. 7 ¿Cómo alguien inclinado naturalmente a la gula, la glotonería y el vicio de beber puede ser inducido a cambiar sino porque la razón es dueña de las pasiones? 8 De hecho, tan pronto como uno ordena su vida de acuerdo con la ley, si es avaro, violenta su manera de ser, prestando sin interés a los necesitados y cancelando las deudas cada siete años; 9 y si es tacaño, termina vencido por la ley a través de la razón, de modo que se abstiene de espigar sus rastrojos y de rebuscar en sus viñas. También en cuanto a lo demás se puede ver que la razón es dueña de las pasiones. 10 La ley, en efecto, supera el cariño a los padres cuando no se renuncia a la virtud por causa de ellos, 11 está por encima del amor que se tiene a la esposa cuando se la corrige si ella contraviene a la ley, 12 modera el amor a los hijos cuando se los castiga por su maldad 13 y regula el trato con los amigos cuando se censuran sus fechorías. 14 Y no consideréis paradójico el hecho de que la razón sea capaz de vencer la enemistad por medio de la ley cuando uno se abstiene de talar los árboles de sus enemigos, cuando evita que roben la propiedad de sus adversarios o ayuda a levantar lo que se habla caído. 15 Es claro también que el dominio de la razón se extiende a las pasiones más fuertes:

la ambición, la vanidad, el orgullo, la ostentación y la envidia. 16 La mente sensata rechaza todas esas malas disposiciones del alma, como también la cólera, pues también manda sobre ésta. 17 Cuando Moisés se encolerizó contra Datán y Abirón, no se dejó arrastrar por la cólera, sino que la dominó gracias a la razón. 18 Porque la mente sensata, como he dicho, es capaz de ganar la batalla frente a las pasiones, moderando unas y extirpando otras. 19 ¿Por qué, si no, nuestro sapientísimo padre Jacob recrimina a las casas de Simeón y de Leví por haber dado muerte sin razón a la tribu de los siquemitas, y dice: «¡Maldita sea su cólera!»? 20 Si la razón no pudiera dominar la cólera, no habría hablado así. 21 Cuando Dios creó al hombre, le implantó las pasiones e inclinaciones; 22 al mismo tiempo puso la razón como en un trono, para que fuera, a través de los sentidos, una guía sagrada por encima de todo, 23 y le dio una ley gracias a la cual el hombre que se rija por ella reinará sobre un reino sensato, justo, bueno y valiente. 24 De todos modos, alguien podría preguntar cómo, si la razón domina las pasiones, no es dueña del olvido y la ignorancia. Capítulo 3 1 La cuestión es sumamente ridícula, pues la razón no es dueña de sus propias pasiones, sino de las opuestas [a la justicia, la fortaleza, la templanza y la prudencia, y de éstas no tanto para suprimirlas cuanto para no ceder ante ellas]. 2 Así, ninguno de vosotros puede arrancar un deseo, pero la razón puede evitarle ser esclavizado por él. 3 Ninguno de vosotros puede arrancar del alma la cólera, pero la razón puede calmarla. 4 Ninguno de vosotros puede arrancar una mala disposición, pero la razón puede ayudar en la lucha para no dejarse arrastrar por ella. 5 Porque la razón no extirpa las pasiones, sino que se opone a ellas. 6 La sed del rey David puede servir de ejemplo para aclarar este punto. 7 David había luchado un día entero contra los enemigos y había matado a muchos de ellos con ayuda de los soldados de nuestro pueblo. 8 Al caer la tarde, muerto de sed y cansancio, fue a la tienda real, en torno a la cual estaba acampado el ejército entero de nuestros antepasados. 9 Todos los demás estaban cenando. 10 El rey se hallaba sediento en extremo; pero, aunque había fuentes en abundancia, no podía apagar en ellas su sed. 11 Le inflamaba cada vez más y le consumía hasta locura un deseo irracional de beber el agua que estaba en poder de los enemigos. 12 Como sus guardias personales criticaran el deseo del rey, dos soldados jóvenes y fuertes, al enterarse de tal deseo, se vistieron la armadura, tomaron un recipiente y escalaron las empalizadas de los enemigos. 13 Se deslizaron sin ser descubiertos por los centinelas de las puertas y buscaron por todo el campamento enemigo. 14 Una vez que con su audacia hallaron la fuente, llevaron de ella agua para el rey. 15 Pero él, aunque se consumía de sed, pensó que aquel líquido, comparable a sangre, era un terrible peligro para su alma. 16 Por ello, anteponiendo la razón al deseo, derramó el agua en ofrenda a Dios. 17 En realidad, la mente sensata puede triunfar sobre las pasiones, extinguir las llamas del deseo, 18 sobreponerse a los dolores corporales por fuertes que sean y, gracias a la nobleza de la razón, rechazar la dictadura de las pasiones. 19 La ocasión nos invita ya a exponer la historia de la razón sensata. 20 Nuestros padres gozaban de una gran paz gracias a su observancia de la ley y se hallaban en una situación próspera, hasta el punto de que Seleuco Nicanor, el rey de Asia, les había concedido una suma de dinero para el servicio del templo y les había reconocido su constitución. 21 Pero entonces algunos, perturbando la concordia general, nos llevaron a toda suerte de calamidades. Capítulo 4 1 Un tal Simón estaba enemistado políticamente con Onías, sumo sacerdote vitalicio, hombre noble y honrado. Pese a haberlo calumniado de todas las maneras posibles, no logró desacreditarlo ante el pueblo. De ahí que huyera con el propósito de traicionar a la patria. 2 Así llegó hasta Apolonio, gobernador de Siria, Fenicia y Cilicia, y le dijo: 3 —Fiel a los asuntos del rey, vengo a revelarte que en los tesoros de Jerusalén hay muchos millones de dinero privado que nada tienen que ver con el templo, sino que pertenecen al rey Seleuco. 4

Apolonio, tras informarse del asunto, alabó a Simón por su lealtad al rey y corrió a la corte de Seleuco para manifestarle lo del tesoro. 5 Una vez autorizado para tratar la cuestión, marchó rápidamente a nuestra patria con el maldito Simón y un gran ejército. 6 Dijo que estaba allí por mandato del rey para llevarse del tesoro el dinero particular. 7 Nuestro pueblo se indignó ante tal discurso y protestó enérgicamente por considerar indignante que quienes habían confiado su capital al tesoro del templo se vieran privados de él. El hecho es que le impidieron el paso en la medida de lo posible. 8 Pero Apolonio, con amenazas, llegó hasta el templo. 9 En su interior, los sacerdotes, junto con las mujeres y los niños, suplicaban a Dios que protegiera el lugar que iba a ser profanado. 10 Pero cuando Apolonio se dirigía con un ejército armado para apoderarse del dinero, aparecieron del cielo ángeles montados a caballo, con armas resplandecientes, y les infundieron un gran temor y temblor. 11 Apolonio cayó medio muerto en el atrio de los gentiles: alzaba las manos al cielo y suplicaba con lágrimas a los hebreos que rezaran por él y propiciaran al ejército celestial. 12 Confesó que había pecado y que merecía incluso la muerte, y prometió que, si salía con vida, celebraría ante todos los hombres la grandeza del lugar sagrado. 13 Movido por estas palabras, el sumo sacerdote Onías, aunque más escrupuloso en otros casos, intercedió por él, no fuera a pensar el rey Seleuco que Apolonio había muerto por una conspiración humana y no por la justicia divina. 14 Liberado así en contra de toda esperanza, Apolonio marchó para contar al rey lo que le había acontecido. 15 A la muerte del rey Seleuco, le sucedió en el poder su hijo, Antíoco Epífanes, hombre terriblemente orgulloso. 16 Destituyó a Onías del sumo sacerdocio y nombró sumo sacerdote a su hermano Jasón, 17 quien se había comprometido a darle, si le concedía el cargo, tres mil seiscientos sesenta talentos anuales. 18 Así, Antíoco entregó a Jasón el sumo sacerdocio y las riendas del gobierno del pueblo. 19 Éste introdujo un nuevo modo de vida en el pueblo y cambió la constitución en contra de todas las leyes. 20 No sólo construyó un gimnasio en la parte alta de nuestra ciudad, sino que suprimió el culto del templo. 21 La divina justicia, irritada, movió a Antíoco a luchar contra ellos. 22 Estaba él en guerra contra Tolomeo en Egipto cuando se enteró de que se había difundido el rumor de su muerte y los habitantes de Jerusalén se habían alegrado sobremanera. Entonces marchó rápidamente contra ellos. 23 Saqueó la ciudad y luego promulgó un decreto condenando a muerte a quienes parecieran conducirse de acuerdo con la ley de sus antepasados. 24 Pero, lejos de suprimir con sus decretos la observancia de la ley por parte del pueblo, vio que sus amenazas y castigos eran inútiles, 25 hasta el punto de que algunas mujeres que habían circuncidado a sus hijos se arrojaban al vacío junto con las criaturas, conscientes de que ésa era la suerte que les esperaba. 26 Dado que sus decretos eran despreciados por el pueblo, él mismo obligaba con tormentos a cada ciudadano a comer alimentos impuros y abjurar del judaísmo. Capítulo 5 1 El tirano Antíoco estaba celebrando una reunión con sus consejeros en cierto lugar elevado, y sus tropas, armadas, se hallaban en derredor de él. 2 Entonces mandó a los de su guardia que llevaran a los hebreos de uno en uno y les obligaran a comer carne de cerdo y de víctimas ofrecidas a los ídolos, 3 de modo que quienes se negaran a comer alimentos impuros murieran en el tormento de la rueda. 4 Ya habían sido llevados muchos, cuando fue conducido ante Antíoco un hebreo, primero de la multitud, de nombre Eleazar, de familia sacerdotal, experto en el conocimiento de la ley, avanzado en años y conocido por su filosofía entre muchos de los que rodeaban al tirano. 5 Al verlo, Antíoco le dijo: 6 —Mira, anciano: antes de aplicarte ningún tormento, te aconsejo que comas carne de cerdo y salves tu vida. 7 En realidad respeto tu edad y tus canas, aunque no me pareces filósofo, puesto que tanto tiempo has observado la ley de los judíos. 8 ¿Por qué te repugna comer la gustosísima carne de este animal con que la naturaleza nos obsequia? 9 Francamente, es absurdo no disfrutar de los placeres inocentes, e injusto rechazar los dones de la naturaleza. 10 Creo que cometerías una gran insensatez si, en tus desvaríos sobre la verdad, llegaras a despreciarme para tu

propio castigo. 11 ¿Es que no vas a despertar de tu pretenciosa filosofía? ¿No vas a terminar con tus divagaciones y, adoptando una actitud digna de tu edad, decidirte por la filosofía de lo práctico? 12 ¿Te rendirás a mí amistoso consejo y tendrás compasión de tu propia vejez? 13 Piensa que, si hay alguna Potencia atenta a vuestra religión, te perdonaría cualquier transgresión cometida bajo la violencia. 14 Mientras el tirano le instigaba de este modo a comer la carne prohibida por la ley, Eleazar pidió la palabra. 15 Autorizado para hablar, pronunció el siguiente discurso: 16 —Nosotros, Antíoco, estamos convencidos de que nos regimos por una ley divina y estimamos que no existe necesidad más apremiante que la obediencia a nuestra ley. 17 Por eso creemos que es indigno transgredirla en cualquier caso. 18 Y aunque nuestra ley, como tú supones, no respondiera a la verdad, si nosotros la creemos divina por otra razón, no podemos tampoco renunciar a nuestro criterio sobre la piedad. 19 No pienses, pues, que el comer algo impuro constituye una falta pequeña: 20 tan importante es quebrantar la ley en lo grande como en lo pequeño, 21 porque en ambos casos es igualmente despreciada. 22 Tú te burlas de nuestra filosofía, como si por culpa de ella viviéramos en contra del recto uso de la razón. 23 No; a nosotros nos inculca la templanza, para que venzamos todos los placeres y deseos; nos ejercita en la fortaleza, para que soportemos el dolor con facilidad; 24 nos educa en la justicia, para que en todas nuestras disposiciones de ánimo actuemos con equidad; nos instruye en la piedad, para que adoremos profundamente al único Dios que existe. 25 Por eso no comemos nada impuro: porque la ley ha sido establecida por Dios y sabemos que el Creador del mundo, al dar la ley, tiene en cuenta nuestra naturaleza. 26 Nos ha mandado comer lo que es conveniente para nuestras almas y nos ha prohibido comer ciertos alimentos, porque son inconvenientes. 27 Es un abuso que nos fuerces no sólo a transgredir la ley, sino a comer de tal manera que puedas burlarte cuando comamos lo que tanto aborrecemos. 28 Pero conmigo no vas a tener el placer de esa burla: 29 no violaré los sagrados juramentos que mis antepasados hicieron de guardar la ley, 30 ni aunque me sacaras los ojos y me abrasaras las entrañas. 31 No soy tan viejo ni tan poco hombre como para no poder rejuvenecer mi razón por medio de la piedad. 32 Prepara, pues, las ruedas del tormento y atiza el fuego con más intensidad. 33 No me compadeceré de mi vejez hasta el punto de quebrantar la ley de mis padres. 34 ¡No te traicionaré, ley educadora! ¡No huiré de ti, amada fortaleza! 35 ¡No te deshonraré, razón amante de la sabiduría! ¡No te negaré, venerable sacerdocio y ciencia de la ley! 36 ¡No mancharás, boca mía, mi venerable ancianidad ni toda una vida consagrada a la ley! 37 Mis antepasados me recibirán puro, sin temor a tus coacciones de muerte. 38 Reserva tu tiranía para los impíos, que en mis convicciones sobre la piedad no vas a dominar ni con palabras ni con obras. Capítulo 6 1 Tras esta respuesta de Eleazar a las exhortaciones del tirano, los guardias lo arrastraron cruelmente al lugar de los tormentos. 2 Comenzaron por desnudar al anciano, el cual quedó engalanado con la hermosura de la piedad. 3 Le ataron luego los brazos por uno y otro lado y lo azotaron con látigos, 4 mientras un heraldo gritaba ante él: —¡Obedece las órdenes del rey! 5 Pero Eleazar, magnánimo y noble como realmente era, no cambió de actitud, como si fuera torturado en sueños. 6 Con los ojos clavados en el cielo, el anciano fue desgarrado en sus carnes con los látigos. 7 Bañado en sangre, con los costados convertidos en una llaga, cuando su cuerpo ya no pudo soportar los dolores, cayó al suelo; pero su razón permanecía firme e inquebrantable. 8 Cada vez que caía, uno de los sayones se lanzaba sobre él y le daba patadas en los costados para que se levantase. 9 El anciano se sobrepuso a los dolores, despreció la violencia, aguantó las vejaciones 10 y, batiéndose como un bravo atleta, venció a sus verdugos. 11 Con el rostro bañado en sudor y jadeando intensamente, su nobleza de espíritu suscitó la admiración de los mismos que lo atormentaban. 12 Así, compadecidos de su ancianidad, 13 emocionados por su actitud y admirados de su fortaleza, algunos cortesanos del rey se le acercaron y le dijeron: 14 —Eleazar, ¿por qué te destruyes absurdamente con estos sufrimientos? 15 Vamos a traerte alimentos cocidos. Tú simulas

probar el cerdo y así te salvas. 16 Pero Eleazar, como si ese consejo hubiera aumentado su tortura, exclamó: 17 —No somos tan necios los hijos de Abrahán como para representar, por flaqueza de espíritu, una comedia indigna de nosotros. 18 Sería absurdo que, tras haber vivido hasta la vejez para la verdad y haber conservado fielmente la reputación en esto, ahora cambiáramos de actitud 19 y nos convirtiéramos en un modelo de impiedad para los jóvenes, hasta el punto de animarlos a comer carne impura. 20 Sería vergonzoso que viviéramos un poco más a costa de que todos se burlasen por nuestro apocamiento 21 y, despreciados por el tirano como faltos de hombría, dejásemos de defender nuestra ley divina hasta la muerte. 22 ¡Ánimo, hijos de Abrahán!, morid noblemente por la piedad. 23 Y vosotros, esbirros del tirano, ¿a qué aguardáis? 24 Al verlo tan arrogante frente a los tormentos y tan inmutable ante la piedad de la gente, lo condujeron al fuego. 25 Lo arrojaron allá, quemándolo con refinados instrumentos de tortura, y le vertieron un líquido fétido en las fosas nasales. 26 Pero él, abrasado ya hasta los huesos y a punto de morir, elevó los ojos a Dios y dijo: 27 —Tú sabes, Dios, que habría podido salvarme, pero muero en estos tormentos de fuego a causa de la ley. 28 Ten misericordia de tu pueblo y acepta nuestra muerte como satisfacción por ellos. 29 Haz que mi sangre los purifique y recibe mi alma como rescate por ellos. 30 Con estas palabras, el santo varón murió noblemente en medio de los tormentos. Por causa de la ley resistió con la razón hasta las últimas torturas. 31 Está, pues, fuera de discusión que la razón piadosa es dueña de las pasiones. 32 Si las pasiones hubieran dominado a la razón, nos habríamos rendido ante el testimonio de su superioridad. 33 Ahora bien, como la razón venció a las pasiones, le atribuimos lógicamente el poder de dominarlas. 34 Y es justo reconocer que la superioridad está de parte de la razón, puesto que domina los dolores que proceden de fuera. 35 Sería ridículo (...). Y no sólo demuestro la superioridad de la razón sobre los dolores, sino también sobre los placeres, ante los cuales tampoco se rinde. Capítulo 7 1 Como excelente piloto, la razón de nuestro padre Eleazar guió la nave de la piedad por el mar de las pasiones. 2 Aunque zarandeado por las amenazas del tirano y sacudido por el enorme oleaje de las torturas, 3 no desvió en ningún momento el timón de la piedad hasta tocar el puerto de la inmortal victoria. 4 Nunca una ciudad, por fortificada que estuviera con múltiples artefactos, resistió tanto como aquel santo, que, torturado en su alma bendita con golpes, ultrajes y fuego, venció a los asaltantes por medio de la razón piadosa, que lo cubría como un escudo. 5 Porque nuestro padre Eleazar, manteniendo su pensamiento firme como la roca que se asoma al mar, rompió las embravecidas olas de las pasiones. 6 ¡Oh sacerdote digno de tu sacerdocio! No mancillaste tus santos dientes ni ensuciaste con carne impura tu vientre, que se alimentó de temor de Dios y pureza. 7 ¡Oh confesor de la ley y filósofo de la vida divina! 8 Eso es lo que deberían hacer quienes tienen por oficio servir a la ley: defenderla hasta la muerte con el escudo de su propia sangre y su noble sudor contra las pasiones. 9 Tú, padre, con tu perseverancia gloriosa ratificaste nuestra fidelidad a la ley; con tus dignas palabras no desmentiste nuestras santas costumbres; con tus hechos corroboraste las palabras de filosofía. 10 ¡Oh anciano más fuerte que los tormentos! ¡Noble viejo más vigoroso que el fuego! ¡Rey máximo sobre las pasiones, Eleazar! 11 Así como nuestro padre Aarón, armado con el incensario, corrió a través de la multitud y venció al ángel de fuego, 12 así también Eleazar, descendiente de Aarón, permaneció firme en su razón al ser consumido por el fuego. 13 Pero lo más admirable es que, anciano como era, con los tendones de su cuerpo ya debilitados, flojos los músculos y agotados los nervios, se rejuveneció 14 en su espíritu por medio de la razón: con una razón digna de Isaac redujo a impotencia la tortura de múltiples cabezas. 15 ¡Oh bendita ancianidad, venerable canicie, vida consagrada a la ley, que el sello indiscutible de la muerte llevó a plena realización! 16 No cabe duda de que, si un anciano despreció los tormentos hasta la muerte por causa de la piedad, la razón piadosa es capaz de dominar las pasiones. 17 Pero alguien podría decir que no todos son dueños de las pasiones, pues no todos poseen una razón sensata. 18 Sin embargo, quienes se centran de

todo corazón en la piedad son los únicos que pueden vencer las pasiones de la carne, 19 seguros de que en Dios no mueren, como no murieron nuestros patriarcas Abrahán, Isaac y Jacob, sino que viven en Dios. 20 Luego no es contradictorio que algunos aparezcan dominados por las pasiones debido a la debilidad de su razón. 21 ¿Qué filósofo, en efecto, que siga con absoluta fidelidad la norma de la filosofía, que crea en Dios 22 y considere una bendición sobreponerse a todo dolor por causa de la virtud, no vencerá sus pasiones por causa de la piedad? 23 Sólo el hombre sabio es señor de sus pasiones. Capítulo 8 1 Así se explica que algunos jóvenes, dedicados a la filosofía de la piedad, superaran las más tremendas torturas. 2 El tirano, evidentemente vencido en su primer intento, al no poder obligar al anciano a comer alimentos impuros, ordenó con brutal cólera que le presentaran algunos jóvenes hebreos: si comían alimento impuro, quedarían inmediatamente en libertad; pero si se resistían, serían sometidos a tormentos aún más crueles. 3 Siguiendo la orden del tirano, le llevaron siete jóvenes en compañía de su anciana madre, todos ellos hermosos, sencillos, nobles y agradables en todos los aspectos. 4 Cuando el tirano los vio formando una especie de coro en torno a su madre, los miró con complacencia e, impresionado por su distinción y nobleza, les sonrió, los llamó a su lado y les dijo: 5 —Jóvenes, admiro con benevolencia la belleza de cada uno de vosotros y siento aprecio por un grupo tan amplio de hermanos. Por ello os aconsejo que no cometáis la misma locura que el anciano recién torturado. Os invito, por el contrario, a que aceptéis gozar de mi amistad. 6 En mi mano está castigar a los que rechazan mis órdenes como también favorecer a los que se muestran leales. 7 Estad seguros de que ocuparéis cargos de responsabilidad en mi gobierno si renunciáis a la ley ancestral de vuestra constitución. 8 Adoptad el modo de vida griego, cambiad de costumbres y disfrutad de vuestra juventud; 9 porque si me encolerizáis con vuestra desobediencia, me obligaréis a aplicaros terribles castigos y a terminar con cada uno de vosotros mediante torturas. 10 Tened piedad de vosotros mismos. Ved que yo, enemigo de vuestra nación, me compadezco de vuestra juventud y belleza. 11 ¿No os dais cuenta de que, si me desobedecéis, vuestra suerte será morir torturados? 12 Dicho esto, mandó que presentaran los instrumentos de tortura para ver si, por miedo, los persuadía a comer alimentos impuros. 13 Los guardias presentaron ruedas, artilugios para desarticular miembros, dislocar articulaciones y machacar huesos, grilletes, calderas, sartenes, empulgueras, manos de hierro, cuñas y atizadores. Entonces el tirano tomó palabra y dijo: 14 —¡Rendíos, muchachos! La justicia que adoráis os perdonará una transgresión cometida por fuerza. 15 Pero ellos, tras oír las seductoras palabras y ver los horribles instrumentos, no sólo no tuvieron miedo, sino que se opusieron con argumentos al tirano y derrotaron su tiranía con la recta razón. 16 Y ahora reflexionemos. Si algunos de ellos hubieran sido pusilánimes y cobardes, ¿qué argumentos habrían utilizado? Probablemente éstos: 17 —¡Desgraciados e insensatos de nosotros! ¿Vamos a desobedecer a un rey que nos invita y nos trata con deferencia? 18 ¿Por qué cifrar nuestra alegría en vanas ilusiones y empeñarnos en una desobediencia que nos llevará a la muerte? 19 ¿No nos conviene, hermanos, tener miedo a los tormentos, ponderar las amenazas de las torturas y abandonar esta vanidad y jactancia fatal? 20 Tengamos piedad de nuestra juventud, compadezcamos la ancianidad de nuestra madre. 21 Pensemos que, si desobedecemos, moriremos. 22 La justicia divina nos perdonará que nos rindamos a la coacción del rey. 23 ¿Por qué sustraernos al placer de la vida y privarnos de la dulzura del mundo? 24 No luchemos contra el destino ni nos vanagloriemos de ser torturados. 25 Ni la misma ley nos obliga a morir contra nuestra voluntad, asustados por los instrumentos de tortura. 26 ¿Por qué nos invade este espíritu de contradicción y nos complacemos en esta fatal obstinación, cuando podemos vivir en paz obedeciendo al rey? 27 Sin embargo, los jóvenes, a punto de ser torturados, no dijeron ni pensaron nada parecido: 28 despreciaban las pasiones y dominaban el dolor. 29 Por eso, tan pronto como el tirano

cesó de aconsejarles que comieran alimentos impuros, todos, animados por un mismo espíritu, dijeron a coro: Capítulo 9 1 —¿A qué esperas, tirano? Preferimos morir a quebrantar los preceptos de nuestros padres. 2 Nos avergonzaríamos ante nuestros antepasados si no obedeciéramos la ley y el consejo de Moisés. 3 Tú, tirano, nos aconsejas quebrantar la ley. Puesto que nos odias, no nos compadezcas más que nosotros mismos. 4 Creemos que más cruel que la muerte es tu piedad, pues nos ofreces la salvación a cambio de transgredir la ley. 5 Nos quieres asustar amenazándonos con una muerte en medio de torturas, como si nada hubieses aprendido de Eleazar hace unos momentos. 6 Si los ancianos del pueblo hebreo mueren por la piedad sobreponiéndose a los tormentos, con mayor razón moriremos nosotros los jóvenes, que despreciamos tus violentas torturas, sobre las que también triunfó el anciano maestro. 7 ¡Adelante, tirano! Pero no pienses que al quitarnos la vida por causa de la piedad, nos haces daño con tus tormentos. 8 Porque nosotros, gracias a este sufrimiento y a nuestra perseverancia, lograremos el premio de la virtud y estaremos junto a Dios, por quien sufrimos. 9 Tú, en cambio, por culpa de nuestro asesinato, sufrirás de manos de la justicia divina el adecuado castigo eterno. 10 Ante estas palabras, el tirano, además de enojarse por su desobediencia, se encolerizó por su ingratitud. 11 Entonces, a una orden del tirano, los verdugos tomaron al mayor de los hermanos, le rasgaron la túnica y le ataron las manos y los brazos por uno y otro lado con cuerdas. 12 Cuando se cansaron de golpearle con los látigos sin conseguir nada, lo colocaron sobre la rueda. 13 Tendido en ella, el noble joven fue descoyuntado. 14 Y cuando ya tenía deshechos todos sus miembros, hizo esta acusación: 15 —¡Tirano abominable, enemigo de la justicia celestial, hombre inhumano! Me torturas no porque yo sea un criminal o un impío, sino porque defiendo la ley de Dios. 16 Los guardias le dijeron: —Consiente en comer y te librarás de las torturas. 17 Pero él replicó: —¡Miserables esbirros! Vuestra rueda no es suficientemente fuerte para estrangular mi razón. Cortadme los miembros, quemadme la carne, dislocadme las articulaciones: 18 en medio de todos esos tormentos os demostraré que los hijos de los hebreos son los únicos invencibles a causa de la virtud. 19 Mientras decía esto, colocaron fuego debajo de él, lo avivaron y tensaron la rueda. 20 Toda la rueda se teñía de sangre, el montón de brasas se apagaba con la sangre que caía, la carne arrancada rodeaba los ejes del instrumento de suplicio. 21 Pero aquel joven magnánimo, digno hijo de Abrahán, con su cuerpo ya casi consumido, no se quejó; 22 por el contrario, como si el fuego lo transformara en un ser incorruptible, soportó noblemente los tormentos. 23 Al fin dijo: —Seguid mi ejemplo, hermanos. No desertéis de mi lucha ni abjuréis de nuestra valerosa fraternidad. Librad una santa y noble batalla en aras de la piedad. 24 Así, la justa providencia que guió a nuestros padres será propicia para nuestro pueblo y castigará al maldito tirano. 25 Con estas palabras, el santo joven entregó su espíritu. 26 Mientras todos admiraban su fortaleza de espíritu, los guardias tomaron al segundo de los hermanos. Se enfundaron las manos de hierro y lo sujetaron con agudos garfios a los instrumentos de tortura y a los grilletes. 27 Antes de martirizarlo, le preguntaron si estaba dispuesto a comer. Al oír su noble resolución, 28 aquellas fieras felinas lo arañaron con las manos de hierro desde la nuca hasta el mentón y le arrancaron toda la carne y la piel de la cabeza. Pero él soportó con entereza el dolor y dijo: 29 —¡Qué agradable es toda forma de morir a causa de nuestra ancestral piedad! E increpó al tirano: 30 —¿No crees tú, el más cruel entre los tiranos, que estás padeciendo un tormento mayor que el mío al ver cómo tu arrogante y tiránico propósito es vencido por nuestra resistencia a causa de la piedad? 31 Yo soporto el dolor con los placeres que procura la virtud, 32 mientras que tú te atormentas con la jactancia de tu impiedad. No escaparás, tirano abominable, a la justicia de la cólera divina. Capítulo 10

1 Una vez que éste alcanzó la gloriosa muerte, tomaron al tercero de los hermanos. Muchos le recomendaban insistentemente que probara la carne para salvarse. 2 Pero él exclamó: — ¿No sabéis que a mí y a los que han muerto nos engendró el mismo padre, nos dio a luz la misma madre y fuimos educados en las mismas creencias? 3 No reniego de nuestro noble vínculo de fraternidad. 4 [. . .] Así, pues, si tenéis algún instrumento de tortura, aplicadlo a mi cuerpo, que mi alma, aunque quisierais, no la tocaríais. 5 Ellos, irritados en extremo por la franqueza del joven, le dislocaron las manos y los pies con instrumentos preparados al efecto, le desencajaron y descoyuntaron los miembros. 6 Además, le rompieron los dedos, los brazos, las piernas y los codos. 7 Incapaces de estrangular su espíritu, le arrancaron la piel junto con las puntas de los dedos, le arrancaron el cuero cabelludo 8 y, acto seguido, lo llevaron a la rueda. Sobre ella, con las vértebras desencajadas, vio sus carnes desgarradas y los goterones de sangre que salían de sus entrañas. 9 Y a punto de morir dijo: 10 — Nosotros, abominable tirano, sufrimos esto por una disciplina y una virtud que son cosa de Dios, 11 pero tú sufrirás tormentos sin fin por tu impiedad y tu crimen. 12 Muerto éste con la misma dignidad que sus hermanos, tomaron al cuarto y le dijeron: 13 —No cometas la misma insensatez que tus hermanos. Obedece al rey y te salvarás. 14 Pero él les respondió: —No podréis aplicarme un fuego tan abrasador que sea capaz de acobardarme. 15 ¡Por la bendita muerte de mis hermanos, por el castigo eterno del tirano y por la vida gloriosa de los justos, que no negaré nuestra noble fraternidad! 16 Inventa suplicios, tirano, y con ellos te convencerás de que soy hermano de los que acabas de martirizar. 17 Oyendo esto, Antíoco, sanguinario, asesino y abominable como era, ordenó que le cortaran la lengua. 18 Pero él dijo: —Aunque me prives del órgano de la palabra, Dios escucha también a los mudos. 19 Mira, tengo la lengua preparada. Córtala. Pero no suprimirás con ello la lengua de nuestra razón. 20 Por Dios nos dejamos cortar alegremente los miembros del cuerpo. 21 Pero al punto Dios te perseguirá a ti, pues cortas una lengua que le canta himnos de alabanza. Capítulo 11 1 Cuando este hermano murió sometido a torturas, saltó el quinto y dijo: 2 —No pienso suplicarte, tirano, ante el suplicio por causa de la virtud. 3 Por el contrario, he venido voluntariamente para que me mates y así aumentes, con mayores delitos, el castigo que debes pagar a la justicia celestial. 4 ¡Enemigo de la virtud y de los hombres! ¿Por qué razón nos maltratas de esta manera? 5 ¿Quizá porque adoramos al Creador de todas las cosas y vivimos de acuerdo con su virtuosa ley? 6 Eso es digno de premios y no de tormentos, 7 [. . .] suponiendo que sientas aspiraciones humanas y tengas esperanza de salvación ante Dios. 8 [. . .] Pero resulta que eres enemigo de Dios y haces la guerra a los que lo adoran. 9 Mientras así hablaba, los guardias lo ataron y lo condujeron a los grilletes, 10 lo sujetaron a ellos por las rodillas, se las fijaron con abrazaderas de hierro, lo retorcieron por la cintura sobre la cuña rodante y, cuando estaba totalmente curvado sobre la rueda como un escorpión, le descoyuntaron los miembros. 11 En tal situación, sin poder apenas respirar y con el cuerpo torturado, 12 exclamó: —Sin querer, tirano, nos haces un gran favor al permitirnos mostrar con estos horribles tormentos nuestra fidelidad a la ley. 13 Muerto éste, tomaron al sexto joven. Cuando el tirano le preguntó si quería comer para salvarse, respondió: 14 Soy menor que mis hermanos en edad, pero no en criterio. 15 Nacimos y hemos sido educados con un mismo designio, y también hemos de morir por una misma causa. 16 Por tanto, si estás dispuesto a torturar a quienes no comen alimentos impuros, tortúrame. 17 Dicho esto, lo llevaron a la rueda. 18 Una vez tendido cuidadosamente sobre ella, le desencajaron las vértebras y le pusieron fuego por debajo, 19 le aplicaron clavos ardientes a la espalda y, traspasándole los costados, le quemaban también las entrañas. 20 Pero él, en medio de los tormentos, dijo: —¡Oh santo combate! A él hemos sido convocados tantos hermanos para competir en los tormentos por causa de la piedad, pero no hemos sido derrotados. 21 ¡Sábete, tirano, que la ciencia de la piedad es invencible! 22 Armado de virtud, también yo moriré con mis hermanos. 23 Y tendrás en mí otro gran vengador contra ti, inventor de torturas y enemigo

de los que son piadosos de verdad. 24 Seis jóvenes hemos derrotado tu tiranía. 25 ¿No es, en efecto, una derrota tu incapacidad para cambiar nuestro modo de pensar y obligarnos a comer alimento impuro? 26 Tu fuego nos resulta frío, tus grilletes indoloros, tu violencia impotente. 27 Nuestros guardianes nos protegen no ante un tirano, sino ante la ley divina. Por eso es invencible nuestra razón. Capítulo 12 1 Cuando éste, arrojado en una caldera, murió con la muerte de los bienaventurados, se presentó el séptimo, el más joven de todos. 2 El tirano, aunque terriblemente molesto por los reproches de los hermanos, tuvo compasión de él, y, al verlo ya atado, mandó que se acercara y trató de convencerlo diciéndole: 3 —Has visto cómo ha terminado la insensatez de tus hermanos: por su desobediencia han muerto entre tormentos. 4 También tú, si desobedeces, serás torturado como un miserable y morirás antes de tiempo. 5 En cambio, si obedeces, serás amigo mío y estarás al frente de los asuntos del reino. 6 Tras darle este consejo, hizo traer a la madre del niño para ver si, por compasión hacia sí misma tras la pérdida de tantos hijos, animaba al superviviente a obedecer y salvarse. 7 Su madre le exhortó en hebreo, como diremos enseguida, 8 y él gritó: —¡Soltadme! Quiero hablar al rey y a todos los amigos que lo acompañan. 9 Encantados con la petición del niño, lo desataron inmediatamente. 10 Pero él corrió hasta el brasero y dijo: 11 —¡Tirano sacrílego, el más impío de todos los malvados! ¿No comprendes que, mientras recibes de Dios los bienes y la realeza, asesinas a sus siervos y torturas a quienes practican la piedad? 12 Por ello la justicia divina te entregará a un fuego más ardiente y eterno y a unos tormentos que no te abandonarán en toda la eternidad. 13 ¿No comprendes, bestia salvaje, que tú, hombre al fin, cortas la lengua a unos hombres sensibles como tú, hechos de los mismos elementos, y los martirizas y torturas de esa manera? 14 Pero los que murieron noblemente cumplieron su piedad para con Dios, mientras que tú lamentarás amargamente haber matado sin causa a los que luchan por la virtud. 15 Por eso —concluyó— estoy dispuesto a morir. 16 No renegaré del testimonio que han dado mis hermanos. 17 Pido al Dios de mis padres que sea propicio a mi pueblo. 18 Y a ti te castigará en esta vida y después de muerto. 19 Tras expresar estos propósitos, se arrojó al brasero y así expiró. Capítulo 13 1 Si los siete hermanos despreciaron las torturas hasta la muerte, hay que reconocer sin reservas que la razón piadosa es dueña absoluta de las pasiones. 2 Si hubieran cedido a las pasiones y comido alimentos impuros, podríamos decir que fueron vencidos por ellas. 3 Pero no fue así, sino que vencieron las pasiones gracias a la razón, la cual tiene un gran valor a los ojos de Dios. 4 Y no hay que olvidar la supremacía de la reflexión, pues prevalecieron sobre las pasiones y los padecimientos. 5 ¿Cómo no reconocer el dominio de la recta razón sobre las pasiones en quienes no retrocedieron ante los dolores producidos por el fuego? 6 Así como las torres construidas en los rompeolas rechazan los asaltos del mar y ofrecen refugio tranquilo a quienes entran en el puerto, 7 así también la recta razón de estos jóvenes, como séptuple torre, protegió el puerto de la piedad y venció la intemperancia de las pasiones. 8 Ellos, formando un coro santo de piedad, se animaban diciendo: 9 —¡Hermanos, muramos fraternalmente por la ley! ¡Imitemos a los tres jóvenes de Siria, que despreciaron un horno semejante! 10 ¡No seamos cobardes ante la prueba de nuestra piedad! 11 Y uno decía: — ¡Ánimo, hermano! Otro exclamaba: —¡Resiste con nobleza! 12 Otro insistía: —Recordad vuestro linaje: cómo Isaac accedió a ser sacrificado por la mano de su padre a causa de la piedad. 13 Todos ellos, al ver cada uno la serenidad y el gran valor de los otros, se decían entre sí: —Consagrémonos de todo corazón al Dios que nos ha dado las almas y entreguemos nuestros cuerpos en defensa de la ley. 14 No temamos al que cree matarnos, 15 pues es grande el combate y el peligro del alma que aguarda en el tormento eterno a quienes quebrantan el mandato de Dios. 16 Armémonos con el dominio de las pasiones que

nos concede la razón divina. 17 Si así padecemos, nos recibirán Abrahán, Isaac y Jacob, y nos alabarán todos nuestros antepasados. 18 Y cada vez que se llevaban a uno de los hermanos, los supervivientes decían: — ¡No nos deshonres, hermano! ¡No traiciones a los que ya han muerto! 19 No desconocéis cómo es el amor fraterno: la divina y omnisciente providencia lo repartió a los hijos a través de los padres y se lo infundió a través del seno materno, 20 donde cada hermano mora un tiempo igual, se forma en ese mismo tiempo, se alimenta de la misma sangre y se anima con la misma alma; 21 viene luego al mundo tras pasar un mismo tiempo y se amamanta de la misma fuente. Por eso se crean lazos fraternales en las almas de los pequeños. 22 Después se unen más estrechamente por el trato común y la convivencia de cada día, por la misma educación y por nuestra práctica de la ley de Dios. 23 Entre los siete hermanos, este fuerte sentimiento del amor fraterno se había hecho aún más fuerte. 24 Educados en la misma ley, ejercitados en las mismas virtudes y formados conjuntamente en una vida de justicia, se amaban mucho más. 25 Su celo común por la nobleza y la bondad aumentaba su mutua concordia, 26 pues la razón junto con la piedad intensificaba su amor fraterno. 27 No obstante, aunque la naturaleza, la convivencia y la práctica de la virtud habían incrementado su amor fraterno, los supervivientes soportaban a causa de la piedad el ver a sus hermanos maltratados y torturados hasta la muerte. Capítulo 14 1 Incluso los animaban a la tortura, de modo que no sólo despreciaron los padecimientos, sino que superaron las pasiones del amor fraterno. 2 ¡Oh razones que superan a los reyes en realeza y a los hombres libres en libertad! 3 ¡Oh santa y armoniosa sinfonía que los siete hermanos interpretaron por causa de la piedad! 4 Ninguno de los siete jóvenes se acobardó ni vaciló ante la muerte, 5 sino que todos se apresuraron a morir en las torturas como si recorrieran el camino que lleva a la inmortalidad. 6 Al igual que las manos y los pies se mueven de acuerdo con las órdenes del alma, así aquellos santos jóvenes, como impulsados por el alma inmortal de la piedad, estuvieron de acuerdo en afrontar la muerte por su causa. 7 ¡Oh santa septena de hermanos en armonía! Así como los siete días de la creación del mundo giraban en torno a la hebdómada, 8 así también los jóvenes danzaban en coro en torno a la piedad, olvidando el temor a los tormentos. 9 Nosotros nos estremecemos ahora al escuchar la tribulación de aquellos jóvenes que no sólo vieron y oyeron la inminente amenaza, sino que la padecieron y resistieron con fortaleza los dolores causados por el fuego. 10 ¿Hay algo más doloroso que esto? La viva y rápida potencia del fuego destruye al punto los cuerpos. 11 No os sorprendáis de que la razón venciera en estos hombres a las torturas, pues también el temple de una mujer despreció los más diversos padecimientos. 12 En efecto, la madre de los siete jóvenes sufrió las torturas infligidas a cada uno de sus siete hijos. 13 Ved cuántas formas adopta la ternura de una madre: hace girar todo en torno al amor por el fruto de sus entrañas. 14 También los animales irracionales sienten hacia sus crías un amor y apego semejante al de los hombres. 15 Así, entre las aves, las más pacíficas protegen a sus crías haciendo los nidos bajo los aleros de las casas; 16 y las que hacen los nidos e incuban en las cimas de las montañas, en los acantilados de las rocas o en las oquedades de los árboles, impiden el paso a cualquier intruso. 17 Y si no logran impedírselo, vuelan en torno al nido con dolorida ternura, llamando a las crías con su propio lenguaje y les prestan la ayuda que les es posible. 18 Pero ¿qué necesidad tenemos de probar el amor de los animales irracionales hacia sus crías? 19 Las mismas abejas, cuando llega el tiempo de hacer la cera, ahuyentan a los intrusos y atacan, como con un arma de hierro, a los que se acercan a sus crías, a las que defienden hasta la muerte. 20 En cuanto a la madre de aquellos jóvenes cuya alma era semejante a la de Abrahán, el amor filial no la llevó a cambiar de intención. Capítulo 15 1 ¡Oh razón, dueña de los afectos maternales! ¡Oh piedad, más preciosa para aquella madre que sus propios hijos! 2 La madre, al tener que elegir entre la piedad y la momentánea

salvación de sus siete hijos según las promesas del tirano, 3 prefirió la piedad, que salva para la vida eterna según las promesas de Dios. 4 ¿Cómo podría yo describir la pasión del amor de los padres hacia los hijos? Nosotros imprimimos en el tierno ser del niño una maravillosa imagen de nuestro cuerpo y de nuestra alma, sobre todo las madres, pues su unión con los hijos es mayor que la de los padres. 5 Cuanto más sensible es el alma de una madre y mayor número de hijos ha tenido, tanto mayor es su amor hacia ellos. 6 Pero, entre todas las madres, la de los siete hijos fue la más amante. Aunque enraizó su cariño hacia ellos en siete embarazos 7 y se vio forzada a amarlos por los muchos dolores de cada uno de los partos, 8 menospreció, por causa del temor de Dios, la salvación momentánea de sus hijos. 9 Añadamos que su amor era todavía más profundo debido a la nobleza y bondad de sus hijos y a la obediencia de los mismos a la ley. 10 Eran, en efecto, justos, comedidos, valientes, magnánimos, amantes los unos de los otros y cariñosos con su madre, hasta el punto de obedecerla en la observancia de los preceptos hasta la muerte. 11 Sin embargo, aunque eran tantos los motivos que inclinaban a esta madre a dejarse llevar de su amor a los hijos, en ningún momento lograron los más diversos tormentos cambiar su modo de pensar. 12 Por el contrario, la madre animaba a cada uno de los hijos y a todos juntos a arrostrar la muerte por causa de la piedad. 13 ¡Oh naturaleza santa, amor paterno, afectuosa paternidad educativa, cariño indefectible de las madres! 14 Aquella madre, viendo atormentar y quemar a un hijo tras otro, permaneció inconmovible por causa de la piedad. 15 Vio cómo la carne de sus hijos se consumía por el fuego, cómo los dedos de sus pies y de sus manos se esparcían por el suelo y la carne de la cabeza les caía hasta la barbilla como si fuera una máscara. 16 ¡Oh madre, probada hoy por sufrimientos más amargos que los dolores de tus partos! 17 ¡Oh única mujer, que has concebido la piedad perfecta! 18 No te hizo cambiar el primogénito al exhalar su espíritu, ni el segundo al contemplarte, desdichada, en medio de los tormentos con ojos de piedad, ni el tercero al entregar su alma. 19 Y no lloraste al ver cómo cada uno, en medio de las torturas, miraba con orgullo su propio suplicio y pronosticaba la muerte con su aliento jadeante. 20 No derramaste una lágrima al ver cómo a tus hijos, uno tras otro, les quemaban las carnes, les cortaban las manos, les desollaban la cabeza, y cómo se amontonaban sus cadáveres y la gente acudía atraída por sus tormentos. 21 Ni las melodías de las sirenas ni los seductores cantos de los cisnes atraen tanto como la voz de unos hijos que llaman a su madre en medio de los tormentos. 22 ¡Con cuán grandes tormentos fue atormentada la madre al ser torturados sus hijos con ruedas y hierros candentes! 23 Pero, en medio de las pasiones, la razón piadosa fortaleció su corazón y le hizo olvidar de momento su amor de madre. 24 Aunque vio la destrucción de sus siete hijos entre múltiples torturas, la noble madre las despreció todas a causa de su fe en Dios. 25 En su alma, como en un tribunal, veía terribles consejeros: la naturaleza, el parentesco, el amor maternal y la tortura de los hijos. 26 Pero aquella madre, como si en el caso de sus hijos dispusiera de dos votos, uno de muerte y otro de indulto, 27 no eligió la salvación de sus hijos por un breve tiempo, 28 sino que, como hija de Abrahán, tuvo presente la fortaleza de aquel hombre temeroso de Dios. 29 ¡Oh madre de nuestro pueblo, valedora de la ley, defensora de la piedad, vencedora de tu batalla interior! 30 ¡Oh mujer más noble que los hombres en fortaleza y más viril que los varones en resistencia! 31 Así como el arca de Noé, llevando el mundo por carga, resistió en el diluvio universal los embates de las olas, 32 así tú, guardiana de la ley, zarandeada por el oleaje de las pasiones y agitada por el huracán de las torturas de tus hijos, soportaste con nobleza las tempestades en favor de la piedad. Capítulo 16 1 Ahora bien, si una mujer, además de entrada en años y siete veces madre, resistió el espectáculo de unos hijos torturados hasta la muerte, habrá que concluir que la razón piadosa es dueña absoluta de las pasiones. 2 Queda, pues, demostrado que no sólo los hombres superaron las pasiones, sino que también una mujer menospreció las mayores torturas. 3 Ni la fiereza de los leones de Daniel ni la voracidad del horno de Misael eran tan fuertes como

el ardor del amor maternal en aquella mujer al ver a sus siete hijos torturados. 4 Pero la madre sofocó tantas y tan grandes pasiones gracias a la razón unida a la piedad. 5 Y ahora reflexionad. Si aquella mujer hubiera tenido un alma débil, a pesar de ser madre se habría lamentado por ellos y habría hablado en estos términos: 6 —¡Triste de mí y mil veces desdichada, que siete hijos traje al mundo y no soy madre de ninguno! 7 ¡Inútiles fueron mis siete embarazos, de nada sirvieron mis siete ciclos de diez meses, estériles resultaron mis cuidados, para nada valió que yo amamantara! 8 En vano, hijos, soporté por vosotros los muchos dolores de parto y las graves dificultades de la educación. 9 Hijos míos, unos solteros y otros casados en balde: no veré a vuestros hijos ni tendré la dicha de ser llamada abuela. 10 ¡Ay de mí! Con tantos hijos y tan hermosos, estoy viuda y sola en mi llanto. 11 Cuando muera, no habrá un hijo que me entierre. 12 Pero la santa y piadosa madre no se quejó con ese lamento por ninguno de ellos, ni intentó apartar a ninguno de la muerte, ni se afligió cuando murieron. 13 Al contrario, como si su espíritu fuera de diamante y estuviera dando a luz a sus hijos para la eternidad, les suplicaba y exhortaba a morir por causa de la piedad. 14 ¡Oh madre, soldado de Dios por la piedad! Aunque anciana y mujer, con tu fortaleza derrotaste al tirano y en tus hechos y palabras te revelaste más fuerte que un hombre. 15 Cuando fuiste apresada con tus hijos, permaneciste firme viendo cómo torturaban a Eleazar y dijiste a tus hijos en lengua hebrea: 16 —Hijos míos, el combate es noble. A él habéis sido convocados para dar testimonio de nuestro pueblo. Luchad con ánimo por la ley de nuestros padres. 17 Sería una vergüenza que ese anciano soportara los dolores por causa de la piedad y que vosotros, jóvenes como sois, retrocedierais ante las torturas. 18 Recordad que, si por Dios vinisteis al mundo y gozáis de la vida, 19 por Dios debéis soportar cualquier dolor. 20 También por él nuestro padre Abrahán se apresuró a sacrificar a su hijo Isaac, padre de nuestra nación, y éste no se asustó al ver avanzar hacia sí la mano de su padre. 21 El justo Daniel fue arrojado a los leones; Ananías, Azarías y Misael fueron precipitados en un horno de fuego. Y todos lo soportaron por Dios. 22 Así que vosotros, que tenéis la misma fe en Dios, no os turbéis. 23 Sería absurdo que, conociendo la piedad, no afrontarais los dolores. 24 La madre de los siete exhortaba con estas palabras a cada uno de los hijos y los animaba a morir antes de quebrantar el precepto de Dios. 25 Ellos mismos estaban convencidos de que quienes mueren por Dios viven para Dios, como Abrahán, Isaac, Jacob y todos los patriarcas. Capítulo 17 1 Cuentan algunos guardias que, cuando se disponían a sujetar a la mujer para darle muerte, ella misma se lanzó al fuego para que nadie tocara su cuerpo. 2 ¡Oh madre! Con tus siete hijos derrotaste el poder del tirano, anulaste sus malvados designios y demostraste hasta donde llega la nobleza de la fe. 3 Tú, apoyada firmemente sobre tus hijos como un techo sobre sus columnas, resististe sin vacilar la sacudida de los tormentos. 4 ¡Ánimo, madre piadosa, pues tienes en Dios la esperanza firme de tu perseverancia! 5 La luna con los astros bajo el cielo no tiene tanta majestad como tú: con tu luz iluminaste a tus siete hijos, iguales que estrellas, el camino de la piedad; apareciste preclara ante Dios y te afianzaste en el cielo junto a ellos. 6 Es claro que tu descendencia procedía de nuestro padre Abrahán. 7 Si pudiéramos pintar la historia de tu piedad como en un cuadro, ¿no se estremecerían los espectadores al ver a una madre de siete hijos resistiendo, por causa de la piedad, los más variados tormentos hasta la muerte? 8 Y sobre el sepulcro convendría grabar las siguientes palabras como memorial para nuestro pueblo: 9 «Aquí yacen un anciano sacerdote, una mujer cargada de años y siete jóvenes, víctimas de la violencia de un tirano que pretendió destruir la nación judía. 10 Ellos vengaron a nuestro pueblo con la mirada puesta en Dios y resistiendo las torturas hasta la muerte». 11 Realmente libraron un combate divino. 12 El premio lo fijaba la virtud tomando como criterio la perseverancia. El galardón era la incorruptibilidad en una vida perdurable. 13 Eleazar inició el certamen; entró luego en liza la madre de los siete hijos; los hermanos lucharon. 14 El tirano era su adversario; el mundo y la humanidad, sus espectadores. 15 Y venció la piedad, la cual coronó a sus atletas. 16 ¿Quiénes no admiraron

a estos atletas de la ley divina? ¿Quiénes no se sorprendieron? 17 El mismo tirano y todo el consejo quedaron maravillados de su perseverancia, 18 gracias a la cual están ahora junto al trono divino y viven la bienaventurada eternidad. 19 Dice Moisés: «Todos los santos están bajo tus manos». 20 Y ellos, que se santificaron por causa de Dios, no sólo fueron honrados con tal honor, sino también con el de lograr que los enemigos no dominaran a nuestro pueblo, 21 que el tirano fuera castigado y nuestra patria purificada: sirvieron de rescate por los pecados de nuestro pueblo. 22 Por la sangre de aquellos justos y por su muerte propiciatoria, la divina providencia salvó al antes malvado Israel. 23 El tirano Antíoco, al ver la intrepidez de su virtud y su perseverancia en los tormentos, mandó pregonar tal actitud, para que sirviera de modelo a sus soldados. 24 Así consiguió que éstos se mostraran valerosos e intrépidos en la batalla y el asedio, de modo que despojó y venció a todos sus enemigos. Capítulo 18 1 ¡Israelitas, vosotros que descendéis de la familia de Abrahán, obedeced esta ley y observad en toda la piedad! 2 Sabéis que la razón piadosa es dueña de las pasiones y de los sufrimientos tanto internos como externos. 3 Por eso aquéllos, al ofrecer sus cuerpos a los sufrimientos por causa de la piedad, no sólo consiguieron la admiración de los hombres, sino que fueron considerados dignos de una herencia divina. 4 Gracias a ellos, la nación recobró la paz: restablecieron la observancia de la ley en nuestra patria y obligaron a los enemigos a capitular. 5 El tirano Antíoco recibió su merecido en la tierra y el castigo después de la muerte. Cuando fracasó en su intento de doblegar a los habitantes de Jerusalén para que vivieran como extranjeros y abandonaran las costumbres de sus antepasados, dejó la ciudad y emprendió una campaña militar contra los persas. 6 Esto es lo que la madre de los siete jóvenes, aquella mujer justa, dijo a sus hijos: 7 —Yo fui una joven pura, no traspasé el umbral de la casa paterna, guardé mi cuerpo de mujer. 8 No hubo seductor del desierto, corruptor en el campo, que me mancillara; ni seductor del engaño, serpiente, que ultrajara la pureza de mi virginidad. 9 Viví con mi marido el tiempo de mi plenitud. Cuando estos hijos estaban crecidos, murió su padre. ¡Feliz él, pues vivió con la bendición de los hijos y no sufrió el dolor de su pérdida! 10 Cuando aún estaba con nosotros, os enseñó la ley y los profetas. 11 Nos leía la historia de Abel, asesinado por Caín; la de Isaac, ofrecido en holocausto; la de José, encarcelado. 12 Nos hablaba del celoso Pinjás; os enseñaba la historia de Ananías, Azarías y Misael en el fuego. 13 Alababa a Daniel, arrojado al foso de los leones, y lo declaraba bienaventurado. 14 Os recordaba el pasaje de Isaías, que dice: «Aunque camines por el fuego, la llama no te quemará». 15 Nos cantaba el himno del salmista David: «Muchas son las tribulaciones de los justos». 16 Nos citaba aquel proverbio de Salomón: «Es un árbol de vida para todos los que cumplen su voluntad». 17 Insistía en las palabras de Ezequiel: «¿Revivirán estos huesos secos?». 18 No olvidaba el canto de Moisés que dice: 19 «Haré morir y daré vida. Esa es vuestra vida y la duración de vuestros días». 20 Cruel, y a la vez no cruel, fue aquel día: cuando el cruel tirano de los griegos apagó fuego con fuego en sus horribles braseros y, arrastrado por su brutal furor, hizo pasar de los grilletes a los tormentos a los siete hijos de la hija de Abrahán; 21 cuando les perforó las niñas de los ojos, les cortó la lengua y les dio muerte entre múltiples tormentos. 22 Por eso la justicia divina persigue y perseguirá al maldito, 23 mientras que los hijos de Abrahán, junto con su victoriosa madre, están reunidos en el coro de sus padres, pues han recibido de Dios almas puras e inmortales. 24 A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

LA HISTORIA DE AHIKAR Gran Visir de Asiria (Los libros perdidos de la Biblia y los libros olvidados del Edén, Crane, segunda sección, págs. 198-219, Alpha House Ahikar (uh-hee-KAR) Papiro arameo del 500 a. C. en las ruinas de Elefantina, el templo judío de Egipto.)

CAP. I Ahikar, gran visir de Asiria, tiene 60 esposas, pero está destinado a no tener ningún hijo. Por tanto, adopta a su sobrino. Lo llena de sabiduría y conocimiento más que de pan y agua. LA historia de Haiqar el Sabio, visir del rey Senaquerib, y de Nadan, hijo de la hermana de Haiqar el Sabio. 2 Hubo un visir en los días del rey Senaquerib, hijo de Sarhadum, rey de Asiria y Nínive, un sabio llamad Haiqar, y era visir del rey Senaquerib. 3 Tenía una gran fortuna y muchos bienes, y era hábil, sabio, filósofo, en conocimiento, opinión y gobierno, y se había casado con sesenta mujeres y había construido un castillo para cada una de ellas. 4 Pero con todo esto, no tuvo ningún hijo de ninguna de estas mujeres, que podría ser su heredera. 5 Y estaba muy triste a causa de esto, y un día reunió a los astrólogos, a los eruditos y a los hechiceros y les explicó su condición y el asunto de su esterilidad. 6 Y le dijeron: Ve, ofrece sacrificios a los dioses y suplicales que acaso te proporcionen un niño. 7 E hizo lo que le dijeron y ofreció sacrificios a los ídolos, y les suplicó e imploró con súplicas y ruegos. 8 Y ellos no le respondieron ni una palabra. Y se fue triste y abatido, partiendo con un dolor en el corazón. 9 Y volvió, e imploró al Dios Altísimo, y creyó, suplicándole con ardor en su corazón, diciendo: ¡Oh Dios Altísimo, oh Creador de los cielos y de la tierra, oh Creador de todas las cosas creadas! 10 Te suplico que me des un niño para que me consuele, para que esté presente en mi muerte, para que cierre mis ojos y para que me entierre. 11 Entonces se le acercó una voz que le decía: "Por cuanto te apoyaste ante todo en imágenes esculpidas y les ofreciste sacrificios, por eso no tendrás hijos durante toda tu vida". 12 Pero toma a Nadan, el hijo de tu hermana, y haz de él tu hijo y enséñale tu ciencia y tu buena educación, y cuando mueras, te enterrará. 13 Entonces tomó a Nadan, el hijo de su hermana, que era un pequeño lactante. Y lo entregó a ocho nodrizas para que lo amamantaran y lo criaran.

14 Y lo criaron con buena comida, educación delicada y ropa de seda, púrpura y carmesí. Y estaba sentado en sofás de seda. 15 Y cuando Nadan creció y caminó, disparándose como un cedro alto, le enseñó buenos modales, escritura, ciencia y filosofía. 16 Y después de muchos días, el rey Senaquerib miró a Haiqar y vio que había envejecido mucho, y además le dijo. 17 'Oh mi amigo de honor, el hábil, el confiable, el sabio, el gobernador, mi secretario, mi visir, mi canciller y director; en verdad has envejecido mucho y estás cargado de años; y tu partida de este mundo debe estar cerca. 18 Dime quién tendrá un lugar a mi servicio después de ti. Y Haiqar le dijo: '¡Oh mi señor, que tu cabeza viva para siempre! Ahí está Nadan, el hijo de mi hermana, lo he convertido en mi hijo. 19 Y lo crié y le enseñé mi sabiduría y mi conocimiento. 20 Y el rey le dijo: '¡Oh Haiqar! tráelo a mi presencia para que pueda verlo, y si lo encuentro adecuado, ponlo en tu lugar; e irás por tu camino para descansar y vivir el resto de tu vida en dulce reposo. 21 Entonces Haiqar fue y presentó a Nadan al hijo de su hermana. Y le rindió homenaje y le deseó poder y honor. 22 Y él lo miró y lo admiró y se regocijó en él y dijo a Haiqar: '¿Es este tu hijo, 0 Haiqar? Oro para que Dios lo preserve. Y como me has servido a mí ya mi padre Sarhadum, que este muchacho tuyo me sirva y cumpla mis empresas, mis necesidades y mis negocios, para que pueda honrarlo y hacerlo poderoso por tu bien. ' 23 Y Haiqar se inclinó ante el rey y le dijo: '¡Viva tu cabeza, oh mi señor el rey, para siempre! Te pido que seas paciente con mi hijo Nadan y perdones sus errores para que te sirva como conviene. 24 Entonces el rey le juró que lo haría el más grande de sus favoritos y el más poderoso de sus amigos, y que estaría con él en todo honor y respeto. Y le besó las manos y se despidió. 25 Y tomó a Nadan al hijo de su hermana con él, lo sentó en un salón y se puso a enseñarle día y noche hasta llenarlo de sabiduría y conocimiento más que de pan y agua. CAP. II. 1 T SUH le enseñaba, diciendo: '0 mi hijo! Escuche mi discurso y siga mis consejos y recuerde lo que digo. 2 ¡Oh, hijo mío! Si escuchas una palabra, déjala morir en tu corazón, y no la reveles a nadie, no sea que se convierta en un carbón encendido y te queme la lengua y cause dolor en tu cuerpo, y obtengas un reproche, y seas avergonzado ante Dios y hombre. ¡Oh hijo mío! si has oído alguna noticia, no la divulgues; y si has visto algo, no lo digas. 4 ¡Oh hijo mío! Facilite su elocuencia al oyente y no se apresure a devolver una respuesta. 5 ¡Oh hijo mío! cuando hayas oído algo, no lo escondas. 6 ¡oh hijo mío! No desatar un nudo sellado, ni desatarlo, ni sellar un nudo suelto. 7 ¡oh hijo mío! No codicies la belleza exterior, porque se desvanece y pasa, pero un recuerdo honorable perdura para siempre.

8 ¡oh hijo mío! No dejes que una mujer tonta te engañe con su discurso, no sea que mueras la más miserable de las muertes, y ella te enrede en la red hasta quedar atrapado. 9 ¡oh hijo mío! No desees una mujer vestida de ropa y ungüentos, que es despreciable y tonta en su alma. Ay de ti si le das algo que es tuyo, o le encomiendas lo que está en tu mano y ella te induce al pecado, y Dios se enoja contigo. 10 ¡oh hijo mío! no seas como el almendro, porque da hojas delante de todos los árboles, y fruto comestible después de todos, sino como la morera, que da fruto comestible delante de todos los árboles y hojas después de todos. 11 ¡Oh hijo mío! inclina tu cabeza hacia abajo, y suaviza tu voz, y sé cortés, y anda por la senda recta, y no seas tonto. Y no levantes la voz cuando te rías, porque si a gran voz se construyera una casa, el asno construiría muchas casas todos los días; y si fuera a fuerza de fuerza que se empujara el arado, nunca se quitaría el arado de debajo de los hombros de los camellos. 12 ¡Oh hijo mío! Mejor es quitar piedras con un sabio que beber vino con un hombre triste. 13 ¡Oh hijo mío! Derrama tu vino sobre los sepulcros de los justos, y no bebas con ignorantes y despreciables. 14 ¡Oh hijo mío! Apégate a los sabios que temen a Dios y sean como ellos, y no te acerques a los ignorantes, no sea que te parezcas a él y aprendas sus caminos. 15 ¡Oh hijo mío! cuando tengas un camarada o un amigo, pruébalo, y luego haz de él un camarada y un amigo; y no lo alabes sin prueba; y no estropees tu palabra con un hombre falto de sabiduría. 16 ¡Oh hijo mío! mientras un zapato permanece en tu pie, camina con él sobre las espinas, y haz un camino para tu hijo, y para tu casa y tus hijos, y tensa tu barco antes de que se adentre en el mar y sus olas y se hunda y no pueda ser salvado. 17 ¡Oh hijo mío! si el rico se come una serpiente, dicen: "Es por su sabiduría", y si un pobre la come, el pueblo dice: "De su hambre". 18 ¡Oh hijo mío! Conténtate con tu pan de cada día y con tus bienes, y no codicies lo que es ajeno. 19 ¡Oh hijo mío! No seas prójimo del necio, ni comas pan con él, ni te regocijes en las calamidades de tus vecinos. (Salmos CXLI. 4) Si tu enemigo te hace daño, muéstrale bondad. 20 ¡Oh hijo mío! al hombre que teme a Dios, teme y honra a Dios. 21 ¡Oh hijo mío! el ignorante cae y tropieza, y el sabio, aunque tropiece, no se conmueve, y aunque se caiga se levanta pronto, y si está enfermo, puede cuidar de su vida. Pero en cuanto al hombre ignorante, estúpido, para su enfermedad no hay droga. 22 ¡Oh hijo mío! Si se te acerca un hombre que es inferior a ti, ve al encuentro de él y permanece de pie, y si no puede recompensarte, su Señor te recompensará por él. 23 ¡Oh hijo mío! No escatimes en golpear a tu hijo, porque la paliza de tu hijo es como estiércol en el huerto, y como atar la boca de una bolsa, y como atar de bestias, y como cerrojos de la puerta.

24 ¡Oh hijo mío! refrena a tu hijo de la maldad, y enséñale modales antes de que se rebele contra ti y te haga despreciar entre la gente y tú cuelgues tu cabeza en las calles y en las asambleas y seas castigado por la maldad de sus malas acciones. 25 ¡Oh hijo mío! Consíguete un buey gordo con prepucio y un asno grande de pezuñas, y no consigas un buey de cuernos grandes, ni te hagas amigo de un hombre tramposo, ni consigas un esclavo pendenciero, ni una esclava ladrona, por todo lo que cometas a ellos les arruinarán. 26 ¡Oh hijo mío! No dejes que tus padres te maldigan, y el Señor se complazca en ellos; porque se ha dicho: "El que desprecia a su padre oa su madre, que muera de muerte (me refiero a la muerte del pecado); y el que honra a sus padres prolongará sus días y su vida y verá todo lo bueno." " 27 ¡Oh hijo mío! no andes por el camino sin armas, porque no sabes cuándo te encontrará el enemigo, para que estés preparado para él. 28 ¡Oh hijo mío! no seas como un árbol desnudo y sin hojas que no crece, sino como un árbol cubierto con sus hojas y sus ramas; porque el hombre que no tiene mujer ni hijos es deshonrado en el mundo y aborrecido por ellos, como árbol sin hojas y sin fruto. 29 ¡Oh hijo mío! sed como árbol fructífero junto al camino, cuyo fruto es comido por todos los que pasan, y las bestias del desierto descansan bajo su sombra y comen de sus hojas. 30 ¡oh hijo mío! cada oveja que se extravía de su camino y sus compañeros se convierte en comida para el lobo. 31 ¡Oh hijo mío! no digas: "Mi señor es un necio y yo soy sabio", y no cuentes el discurso de la ignorancia y la necedad, para que no seas despreciado por él. 32 ¡Oh hijo mío! no seas uno de esos siervos a quienes sus señores dicen: "Apártate de nosotros", sino sé uno de esos a quienes dicen: "Acércate y acércate a nosotros". 33 ¡Oh hijo mío! No acaricies a tu esclavo en presencia de su compañero, porque no sabes cuál de ellos será de mayor valor para ti al final. 34 ¡Oh hijo mío! no temas a tu Señor, que te creó, para que no te guarde silencio. 35 ¡Oh hijo mío! embellece tu habla y endulza tu lengua; y no permitas que tu compañero te pise el pie, no sea que en otro momento pise tu pecho. 36 ¡Oh hijo mío! si golpeas a un sabio con una palabra de sabiduría, acechará en su pecho como una sutil sensación de vergüenza; pero si golpeas al ignorante con un palo, no entenderá ni oirá, 37 ¡Oh hijo mío! Si envías a un sabio para tus necesidades, no le des muchas órdenes, porque él hará tus negocios como tú deseas; y si envías a un necio, no le ordenes, sino ve tú mismo y haz tus negocios, porque si Ordénale, él, que no haga lo que tú deseas. Si te envían por negocios, apresúrate a cumplirlo pronto, 38 ¡Oh hijo mío! No hagas al enemigo de un hombre más fuerte que tú, porque él tomará tu medida y se vengará de ti. 39 ¡Oh hijo mío! Prueba a tu hijo y a tu siervo antes de entregarles tus bienes, para que no se los lleven; porque al que tiene la mano llena se le llama sabio, aunque sea estúpido e ignorante, y al que tiene la mano vacía se le llama pobre, ignorante, aunque sea el príncipe de los sabios.

40 ¡Oh hijo mío! He comido un colocynth y he tragado áloes, y no he encontrado nada más amargo que la pobreza y la escasez. 41 ¡Oh hijo mío! enséñale a tu hijo la frugalidad y el hambre, para que le vaya bien en el manejo de su casa. 42 ¡Oh hijo mío! No enseñes al ignorante el lenguaje de los sabios, porque le resultará gravoso. 43 ¡Oh hijo mío! No muestres tu condición a tu amigo, no sea que él te desprecie. 44 ¡Oh hijo mío! La ceguera del corazón es más grave que la ceguera de los ojos, porque la ceguera de los ojos puede ser guiada poco a poco, pero la ceguera del corazón no se guía, y deja el camino recto, y va por un camino tortuoso. camino. 45 ¡Oh hijo mío! Mejor es el tropiezo del hombre con el pie que el tropiezo del hombre con la lengua. 46 ¡Oh hijo mío! Mejor es un amigo cercano que un hermano más excelente que está lejos. 47 ¡Oh hijo mío! la belleza se desvanece, pero el aprendizaje perdura, y el mundo se desvanece y se vuelve vano, pero un buen nombre no se vuelve vano ni se desvanece. 48 ¡Oh hijo mío! el hombre que no tiene descanso, su muerte es mejor que su vida; y mejor es el sonido del llanto que el sonido de los cánticos; porque el dolor y el llanto, si el temor de Dios está en ellos, es mejor que el sonido de cánticos y regocijo. 49 ¡Oh hijo mío! Mejor es el muslo de una rana en tu mano que un ganso en la olla de tu vecino; Mejor es una oveja cerca de ti que un buey lejos; y mejor es un gorrión en tu mano que mil pajarillos volando; y la pobreza que acumula es mejor que el esparcimiento de mucha provisión; y un zorro vivo es mejor que un león muerto; y una libra de lana es mejor que una libra de riqueza, me refiero a oro y plata; porque el oro y la plata están escondidos y cubiertos en la tierra, y no se ven; pero la lana se queda. en los mercados y se ve, y es una belleza para quien lo usa. 50 ¡Oh hijo mío! una pequeña fortuna es mejor que una fortuna dispersa. 51 ¡Oh hijo mío! un perro vivo es mejor que un pobre muerto. 52 ¡Oh hijo mío! Mejor es el pobre que hace el bien que el rico que está muerto en pecados. 53 ¡Oh hijo mío! Guarda una palabra en tu corazón, y te será mucho, y ten cuidado de no revelar el secreto de tu amigo. 54 ¡Oh hijo mío! que no salga palabra de tu boca hasta que hayas consultado con tu corazón. Y no te interpongas entre personas que riñen, porque de una mala palabra viene una disputa, y de una disputa viene la guerra, y de la guerra viene la lucha, y serás obligado a dar testimonio; pero huye de allí y descansa. 55 ¡Oh hijo mío! No resistas a un hombre más fuerte que tú, sino consíguete un espíritu paciente, perseverancia y una conducta recta, porque no hay nada más excelente que eso. 56 ¡Oh hijo mío! no odies a tu primer amigo, porque el segundo puede no durar. 57 ¡Oh hijo mío! visita al pobre en su aflicción, habla de él en presencia del sultán, y esfuérzate por salvarlo de la boca del león. 58 ¡Oh hijo mío! No te regocijes en la muerte de tu enemigo, porque dentro de poco serás su prójimo, y al que se burla de ti, respeta y honra y estarás de antemano con él en saludo.

59 ¡Oh hijo mío! si el agua se detuviera en el cielo, y un cuervo negro se volviera blanco y la mirra se volviera dulce como la miel, entonces los ignorantes y los necios podrían comprender y volverse sabios. 60 ¡Oh hijo mío! Si deseas ser sabio, refrena tu lengua de mentir, tu mano de robar, y tus ojos de ver el mal; entonces serás llamado sabio. 61 ¡Oh hijo mío! que el sabio te golpee con vara, pero el necio no te unja con ungüento dulce. Sé humilde en tu juventud y serás honrado en tu vejez. 62 ¡Oh hijo mío! no resistirás a un hombre en los días de su poder, ni a un río en los días de su diluvio. 63 ¡Oh hijo mío! no se apresure en la boda de una esposa, porque si sale bien, ella dirá: 'Señor mío, hazme provisiones'; y si resulta mal, ella evaluará a quien fue la causa. 64 ¡Oh hijo mío! quien es elegante en su vestido, es el mismo en su discurso; y el que tiene una apariencia mezquina en su vestimenta, también es el mismo en su habla. 65 ¡Oh hijo mío! si has cometido un robo, díselo al sultán y dale una parte de él, que no serás librado de él, porque de lo contrario soportarás la amargura. 66 ¡Oh hijo mío! haz amigo del hombre cuya mano está satisfecha y llena, y no hagas amigo del hombre cuya mano está cerrada y hambrienta. 67 Hay cuatro cosas en las que ni el rey ni su ejército pueden estar seguros: opresión por parte del visir, y mal gobierno, y perversión de la voluntad, y tiranía sobre el súbdito; y cuatro cosas que no se pueden ocultar: el prudente, el necio, el rico y el pobre. CAP. III Ahikar se retira de la participación activa en los asuntos de estado. Entrega sus posesiones a su traicionero sobrino. Aquí está la asombrosa historia de cómo un libertino ingrato se convierte en falsificador. Un ingenioso complot para enredar a Ahikar resulta en su condena a muerte. Al parecer, el final de Ahikar. T SUH habló Haiqar, y cuando hubo terminado de estos mandatos y proverbios a Nadan, hijo de su hermana, se imaginó que iba a mantener a todos, y él no sabía que en lugar de que él estaba mostrando a él cansancio y el desprecio y la burla. 2 Después de eso, Haiqar se quedó quieto en su casa y entregó a Nadan todos sus bienes, los esclavos, las siervas, los caballos, el ganado y todo lo demás que había poseído y ganado; y el poder de licitar y prohibir permaneció en manos de Nadan. 3 Y Haiqar se sentó a descansar en su casa, y de vez en cuando Haiqar iba y presentaba sus respetos al rey, y regresaba a casa. 4 Ahora bien, cuando Nadan percibió que el poder de licitar y prohibir estaba en su propia mano, despreció la posición de Haiqar y se burló de él, y se dispuso a culparlo cada vez que aparecía, diciendo: 'Mi tío Haiqar está en su edad avanzada, y ahora no sabe nada. 5 Y comenzó a golpear a los esclavos y a las siervas, a vender los caballos y los camellos y a ser derrochador con todo lo que había poseído su tío Haiqar. 6 Y cuando Haiqar vio que no tenía compasión de sus siervos ni de su casa, se levantó y lo echó de su casa, y envió a informar al rey que había esparcido sus posesiones y su provisión.

7 Y el rey se levantó y llamó a Nadan y le dijo: "Mientras Haiqar esté sano, nadie gobernará sus bienes, ni su casa, ni sus posesiones". 8 Y la mano de Nadan se apartó de su tío Haiqar y de todos sus bienes, y mientras tanto él no entró ni salió, ni lo saludó. 9 Acto seguido, Haiqar se arrepintió de su trabajo con Nadan, el hijo de su hermana, y siguió muy triste. 10 Y Nadan tenía un hermano menor llamado Benuzardan, por lo que Haiqar lo tomó para sí en lugar de Nadan, lo crió y lo honró con el mayor honor. Y le entregó todo lo que poseía y lo nombró gobernador de su casa. 11 Cuando Nadan percibió lo que había sucedido, sintió envidia y celos, y comenzó a quejarse de todos los que lo interrogaban y a burlarse de su tío Haiqar, diciendo: 'Mi tío me ha echado de su casa, y ha preferido mi hermano para mí, pero si el Dios Altísimo me da el poder, traeré sobre él la desgracia de ser asesinado. 12 Y Nadan continuó meditando sobre el tropiezo que podría idear para él. Y después de un tiempo, Nadan le dio vueltas en la cabeza y escribió una carta a Aquis, hijo de Sha el Sabio, rey de Persia, diciendo así: 13 '¡Paz, salud, poder y honra de Senaquerib rey de Asiria y Nínive, y de su visir y su secretario Haiqar para ti, oh gran rey! Que haya paz entre tú y yo. 14 Y cuando te llegue esta carta, si te levantas y vas rápidamente a la llanura de Nisrin, a Asiria y a Nínive, te entregaré el reino sin guerra y sin orden de batalla. 15 Y también escribió otra carta en el nombre de Haiqar al faraón rey de Egipto. ¡Que haya paz entre tú y yo, oh poderoso rey! 16 Si en el momento en que te llega esta carta, te levantas y vas a Asiria y Nínive a la llanura de Nisrin, te entregaré el reino sin guerra y sin peleas. 17 Y la escritura de Nadan era semejante a la escritura de su tío Haiqar. 18 Luego dobló las dos cartas y las selló con el sello de su tío Haiqar; sin embargo, estaban en el palacio del rey. 19 Luego fue y también escribió una carta del rey a su tío Haiqar: 'Paz y salud a mi visir, mi secretario, mi canciller, Haiqar. 20 Oh Haiqar, cuando te llegue esta carta, reúne a todos los soldados que están contigo, y que sean perfectos en ropa y en número, y tráemelos el quinto día en la llanura de Nisrin. 21 Y cuando me veas venir hacia ti, apresúrate y haz que el ejército se mueva contra mí como un enemigo que pelearía conmigo, porque tengo conmigo a los embajadores de Faraón, rey de Egipto, para que vean la fuerza de nuestro ejército y pueden temernos, porque son nuestros enemigos y nos odian. ' 22 Luego selló la carta y la envió a Haiqar por medio de uno de los siervos del rey. Y tomó la otra carta que había escrito y la extendió ante el rey, se la leyó y le mostró el sello. 23 Y cuando el rey oyó lo que estaba en la carta, se quedó perplejo con una gran perplejidad y se enojó con una ira grande y feroz, y dijo: '¡Ah, he mostrado mi sabiduría! ¿Qué le he hecho a Haiqar para que haya escrito estas cartas a mis enemigos? ¿Es esta mi recompensa de él por mis beneficios para él?

24 Y Nadan le dijo: ¡No te entristezcas, oh rey! ni te enojes, pero vayamos a la llanura de Nisrin y veamos si la historia es cierta o no. 25 Entonces Nadan se levantó al quinto día y tomó al rey, a los soldados y al visir, y fueron al desierto a la llanura de Nisrin. Y el rey miró, y ¡he aquí! Haiqar y el ejército se pusieron en orden. 26 Y cuando Haiqar vio que el rey estaba allí, se acercó e hizo una señal al ejército para que se moviera como en la guerra y peleara en formación contra el rey como se había encontrado en la carta, sin saber qué pozo había cavado Nadan. él. 27 Y cuando el rey vio el acto de Haiqar, se sintió embargado por la ansiedad, el terror y la perplejidad, y se enojó con una gran ira. 28 Y Nadan le dijo: "¿Has visto, oh mi señor el rey?" ¿Qué ha hecho este desgraciado? pero no te enojes ni te entristezcas ni te aflijas, sino ve a tu casa y siéntate en tu trono, y te traeré Haiqar atado y encadenado con cadenas, y ahuyentaré a tu enemigo de ti sin esfuerzo. 29 Y el rey volvió a su trono, irritado por Haiqar, y no hizo nada por él. Y Nadan fue a Haiqar y le dijo: '¡W'allah, oh mi tío! El rey en verdad se regocija en ti con gran alegría y te agradece por haber hecho lo que te mandó. 30 Y ahora me ha enviado a ti para que destituyas a los soldados a sus deberes y vengas a él con las manos atadas a la espalda y los pies encadenados, para que los embajadores de Faraón vean esto, y el rey pueda ser temido por ellos y por su rey. 31 Entonces respondió Haiqar y dijo: "Escuchar es obedecer". Y se levantó en seguida, ató las manos a la espalda y le encadenó los pies. 32 Y Nadan lo tomó y fue con él al rey. Y cuando Haiqar entró en presencia del rey, se inclinó ante él en el suelo y deseó poder y vida perpetua para el rey. 33 Entonces dijo el rey: "Oh Haiqar, mi secretario, el gobernador de mis asuntos, mi canciller, el gobernante de mi estado, dime qué mal te he hecho para que me hayas recompensado con esta fea acción". 34 Entonces le mostraron las letras en su escritura y con su sello. Y cuando Haiqar vio esto, sus miembros temblaron y su lengua fue atada de inmediato, y no pudo decir una palabra por miedo; pero bajó la cabeza hacia la tierra y quedó mudo. 35 Y cuando el rey vio esto, tuvo la certeza de que era suyo, y de inmediato se levantó y les ordenó que mataran a Haiqar y que le golpearan el cuello con la espada fuera de la ciudad. 86 Entonces Nadan gritó y dijo: '¡Oh Haiqar, oh cara negra! ¿De qué te sirve tu meditación o tu poder al hacer esta hazaña para el rey? 37 Así dice el narrador. Y el nombre del espadachín era Abu Samik. Y el rey le dijo: ¡Oh espadachín! Levántate, ve, corta el cuello de Haiqar a la puerta de su casa y aparta la cabeza de su cuerpo cien codos. 38 Entonces Haiqar se arrodilló ante el rey y dijo: '¡Viva mi señor el rey para siempre! y si deseas matarme, que se cumpla tu deseo; y sé que no soy culpable, pero el impío tiene que dar cuenta de su maldad; sin embargo, ¡oh mi señor el rey! Te ruego y a tu amistad que permitas que el espadachín entregue mi cuerpo a mis esclavos, para que me entierren, y tu esclavo sea tu sacrificio. 39 El rey se levantó y ordenó al espadachín que hiciera con él lo que quisiera.

40 Y enseguida ordenó a sus siervos que tomaran a Haiqar y al espadachín y fueran con él desnudos para matarlo. 41 Y cuando Haiqar supo con certeza que iba a ser asesinado, envió a su esposa y le dijo: `` Sal y a mi encuentro, y que estén contigo mil jóvenes vírgenes, y vístelas con túnicas de púrpura y seda para que lloren por mí antes de mi muerte. 42 Y prepara una mesa para el espadachín y sus siervos. Y mezclar mucho vino para que beban. 43 Y ella hizo todo lo que le mandó. Y ella era muy sabia, inteligente y prudente. Y unió toda la cortesía y el aprendizaje posibles. 44 Y cuando el ejército del rey y el espadachín llegaron, encontraron la mesa puesta en orden, y el vino y las lujosas viandas, y comenzaron a comer y beber hasta hartarse y embriagarse. 45 Entonces Haiqar se llevó al espadachín aparte de la compañía y dijo: 'Oh Abu Samik, ¿no sabes que cuando Sarhadum el rey, el padre de Senaquerib, quiso matarte, te tomé y te escondí en un lugar determinado hasta la ira del rey se calmó y preguntó por ti? 46 Y cuando te traje a su presencia, él se regocijaba en ti; y ahora recuerda la bondad que te hice. 47 Y sé que el rey se arrepentirá de mí y se enojará con gran ira por mi ejecución. 48 Porque yo no soy culpable, y cuando me presentes ante él en su palacio, te encontrarás con una gran fortuna y sabrás que Nadan el hijo de mi hermana me ha engañado y me ha hecho esta mala acción, y el rey se arrepentirá de haberme matado; y ahora tengo un sótano en el jardín de mi casa, y nadie lo sabe. 49 Escóndeme en ella con el conocimiento de mi esposa. Y tengo un esclavo en la cárcel que merece ser asesinado. 50 Sácalo y vístelo con mis ropas, y manda a los sirvientes cuando estén borrachos que lo maten. No sabrán a quién están matando. 51 Y aparta su cabeza a cien codos de su cuerpo, y da su cuerpo a mis siervos para que lo entierren. Y habrás hecho un gran tesoro conmigo. 52 Y entonces el espadachín hizo lo que Haiqar le había mandado, y fue al rey y le dijo: "¡Viva tu cabeza para siempre!" 53 Entonces la esposa de Haiqar le dejaba en el escondite todas las semanas lo que era suficiente para él y nadie lo sabía excepto ella. 54 Y la historia fue contada, repetida y difundida en todos los lugares de cómo Haiqar el sabio había sido asesinado y estaba muerto, y toda la gente de esa ciudad lo lloraba. 55 Y ellos lloraron y dijeron: ¡Ay de ti, oh Haiqar! y por tu conocimiento y tu cortesía. ¡Qué triste por ti y por tu conocimiento! ¿Dónde se puede encontrar a otro como tú? ¿y dónde puede haber un hombre tan inteligente, tan erudito, tan hábil en gobernar que se parezca a ti para ocupar tu lugar? 56 Pero el rey se estaba arrepintiendo de Haiqar, y su arrepentimiento no le sirvió de nada. 57 Entonces llamó a Nadan y le dijo: "Ve y llévate a tus amigos, y lamenta y llora por tu tío Haiqar, y lamenta por él como de costumbre, honrando su memoria".

58 Pero cuando Nadan, el necio, el ignorante, el de corazón duro, fue a la casa de su tío, no lloró, ni se entristeció, ni se lamentó, sino que reunió a gente desalmada y disoluta y se puso a comer y beber. 59 Y Nadan comenzó a apoderarse de las sirvientas y los esclavos que pertenecían a Haiqar, los ató, los torturó y los golpeó con una paliza. 60 Y no respetó a la esposa de su tío, ella que lo había criado como a su propio hijo, pero quería que ella cayera en pecado con él. 61 Pero Haiqar había sido arrojado al escondite, y oyó el llanto de sus esclavos y vecinos, y alabó al Dios Altísimo, el Misericordioso, y dio gracias, y siempre oraba y suplicaba al Dios Altísimo. . 62 Y el espadachín venía de vez en cuando a Haiqar mientras estaba en medio del escondite; y Haiqar llegaba y le suplicaba. Y lo consoló y deseó su liberación. 63 Y cuando se informó la historia en otros países de que Haiqar el Sabio había sido asesinado, todos los reyes se entristecieron y despreciaron al rey Senaquerib, y se lamentaron por Haiqar, el solucionador de acertijos. CAP. IV. "Los acertijos de la Esfinge". Lo que realmente le pasó a Ahikar, su regreso. Un ND cuando el rey de Egipto había asegurado de que Haiqar fue muerto, se levantó; y escribió una carta al rey Senaquerib, recordándole en ella 'de la paz y la salud y la fuerza y el honor que deseamos especialmente para ti, mi amado hermano, el rey Senaquerib. 2 He querido construir un castillo entre el cielo y la tierra, y quiero que me envíes un hombre sabio e inteligente de ti mismo para que me lo construya y me responda a todas mis preguntas, y para que yo tenga impuestos y derechos de aduana de Asiria durante tres años. 3 Luego selló la carta y la envió a Senaquerib. 4 Él lo tomó, lo leyó y se lo dio a sus visires y a los nobles de su reino, y ellos se quedaron perplejos y avergonzados, y él se enojó con una gran ira y se quedó perplejo acerca de cómo debía actuar. 5 Luego reunió a los ancianos, a los sabios, a los sabios, a los filósofos, a los adivinos, a los astrólogos y a todos los que estaban en su país, y les leyó la carta y les dijo: ¿Quién de ustedes irá? al faraón rey de Egipto y le responda sus preguntas? 6 Y le dijeron: ¡Oh, señor nuestro rey! debes saber que no hay nadie en tu reino que esté familiarizado con estas cuestiones, excepto Haiqar, tu visir y secretario. 7 Pero en cuanto a nosotros, no tenemos ninguna habilidad en esto, a menos que sea Nadan, el hijo de su hermana, quien le enseñó toda su sabiduría, erudición y conocimiento. Llámalo, tal vez desate este duro nudo. 8 Entonces el rey llamó a Nadan y le dijo: "Mira esta carta y comprende lo que contiene". Y cuando Nadan lo leyó, dijo: '¡Oh mi señor! ¿Quién podrá construir un castillo entre el cielo y la tierra? ' 9 Y cuando el rey oyó el discurso de Nadan, se entristeció con un gran y doloroso dolor, y bajó de su trono y se sentó sobre las cenizas, y comenzó a llorar y a lamentarse por Haiqar. 10 Diciendo: '¡Oh, dolor mío! ¡Oh Haiqar, que conocías los secretos y los acertijos! ¡Ay de mí por ti, oh Haiqar! Oh maestro de mi país y gobernante de mi reino, ¿dónde encontraré a tu semejante? Oh Haiqar, oh maestro de mi país, ¿adónde iré por ti? ¡Ay de mí por ti! ¡Cómo te

destruí! y escuché la charla de un muchacho estúpido, ignorante, sin conocimiento, sin religión, sin virilidad. 11 ¡Ah! y otra vez ¡Ah para mí! ¿Quién puede darte a mí solo por una vez, o traerme la noticia de que Haiqar está vivo? y le daría la mitad de mi reino. 12 ¿De dónde me viene esto? ¡Ah, Haiqar! para poder verte sólo por una vez, para llenarme de mirarte y deleitarme en ti. 13 ¡Ah! ¡Oh, mi dolor por ti para siempre! ¡Oh Haiqar, cómo te he matado! y no me detuve en tu caso hasta haber visto el fin del asunto. 14 Y el rey lloraba de noche y de día. Ahora, cuando el espadachín vio la ira del rey y su dolor por Haiqar, su corazón se ablandó hacia él, se acercó a su presencia y le dijo: 15 '¡Oh mi señor! ordena a tus siervos que me corten la cabeza. Entonces el rey le dijo: 'Ay de ti, Abu Samik,' ¿cuál es tu culpa? ' 16 Y el espadachín le dijo: '¡Oh, señor mío! Todo esclavo que actúe en contra de la palabra de su amo es asesinado, y yo he actuado en contra de tu mandato. 17 Entonces el rey le dijo. "¡Ay de ti, oh Abu Samik, en qué has actuado en contra de mi mandato?" 18 Y el espadachín le dijo: '¡Oh mi señor! Tú me ordenaste que matara a Haiqar, y yo sabía que te arrepentirías de él, y que había sido agraviado, y lo escondí en cierto lugar, y maté a uno de sus esclavos, y ahora está a salvo en el cisterna, y si me lo mandas, te lo traeré. 19 Y el rey le dijo. ¡Ay de ti, Abu Samik! te has burlado de mí y yo soy tu señor. 20 Y el espadachín le dijo: No, sino con la vida de tu cabeza, oh mi señor. Haiqar a salvo y con vida. 21 Y cuando el rey oyó estas palabras, se sintió seguro del asunto, y su cabeza dio vueltas, y se desmayó de alegría, y les ordenó que trajeran a Haiqar. 22 Y dijo al espadachín: ¡Oh siervo fiel! si tu discurso es verdadero, me encantaría enriquecerte y exaltar tu dignidad por encima de la de todos tus amigos. 23 Y el espadachín siguió gozoso hasta que llegó a la casa de Haiqar. Y abrió la puerta del escondite, bajó y encontró a Haiqar sentado, alabando a Dios y agradeciéndole. 24 Y le gritó, diciendo: "¡Oh Haiqar, traigo la mayor alegría, felicidad y deleite!" 25 Y Haiqar le dijo: "¿Qué noticias hay, oh Abu Samik?" Y le contó todo sobre el faraón desde el principio hasta el final. Luego lo tomó y fue al rey. 26 Y cuando el rey lo miró, lo vio en un estado de necesidad, y que su cabello se había vuelto largo como el de las fieras y sus uñas como las garras de un águila, y que su cuerpo estaba sucio de polvo, y el color de su cara había cambiado y se había desvanecido y ahora era como cenizas. 27 Y cuando el rey lo vio, se entristeció por él y se levantó de inmediato, lo abrazó y lo besó, y lloró por él y dijo: '¡Alabado sea Dios! que te trajo de vuelta a mí. 28 Luego lo consoló y lo consoló. Y se quitó la túnica y se la puso al espadachín, y fue muy misericordioso con él, le dio muchas riquezas e hizo descansar a Haiqar.

29 Entonces Haiqar dijo al rey: '¡Viva mi señor el rey para siempre! Éstas son las obras de los niños del mundo. Me levanté una palmera para apoyarme en ella, y se inclinó hacia un lado y me tiró al suelo. 30 ¡Pero, oh mi señor! desde que me he aparecido ante ti, no dejes que el cuidado te oprima. Y el rey le dijo: 'Bendito sea Dios, que te mostró misericordia, y supo que eras agraviado, y te salvó y te libró de la muerte. 31 Pero ve al baño caliente, afeita tu cabeza, córtate las uñas, cámbiate de ropa y diviértete por el espacio de cuarenta días, para que te hagas bien y mejore tu condición y el color de tu rostro. vuelve a ti. 32 Entonces el rey se quitó la túnica costosa y se la vistió a Haiqar, y Haiqar agradeció a Dios, se inclinó ante el rey y se fue a su morada alegre y feliz, alabando al Dios Altísimo. 33 Y la gente de su casa se regocijó con él, y sus amigos y todos los que oyeron que él vivía también se regocijaron. CAP. V. La letra de los "acertijos" se muestra a Ahikar. Los chicos de las águilas. El primer viaje en "avión". A Egipto. Ahikar, al ser un hombre de sabiduría, también tiene sentido del humor. (Versículo 27). E hizo lo que el rey le ordenó y descansó durante cuarenta días. 2 Luego se vistió con sus ropas más alegres y fue cabalgando hacia el rey, con sus esclavos detrás y delante de él, regocijado y encantado. 3 Pero cuando Nadan, el hijo de su hermana, se dio cuenta de lo que estaba pasando, el miedo se apoderó de él y el terror, y se quedó perplejo, sin saber qué hacer. 4 Y cuando Haiqar lo vio, entró en la presencia del rey y lo saludó, y él le devolvió el saludo y lo hizo sentarse a su lado, diciéndole: '¡Oh mi querido Haiqar! Mira estas cartas que nos envió el rey de Egipto, después de enterarse de que habías muerto. 5 Nos han provocado y vencido, y muchos de los habitantes de nuestro país han huido a Egipto por temor a los impuestos que el rey de Egipto ha enviado a exigirnos. 6 Entonces Haiqar tomó la carta, la leyó y comprendió todo su contenido. 7 Entonces dijo al rey: ¡No te enojes, oh mi señor! Iré a Egipto y devolveré las respuestas a Faraón, le mostraré esta carta, le responderé sobre los impuestos y enviaré de regreso a todos los que se han escapado; y avergonzaré a tus enemigos con la ayuda del Dios Altísimo, y por la felicidad de tu reino. 8 Y cuando el rey escuchó este discurso de Haiqar, se regocijó con gran alegría, y su corazón se expandió y le mostró favor. 9 Y Haiqar dijo al rey: 'Concédeme un retraso de cuarenta días para que pueda considerar esta cuestión y resolverla. Y el rey permitió esto. 10 Y Haiqar fue a su morada, y ordenó a los cazadores que capturaran dos aguiluchos para él, y los capturaron y se los llevaron; y ordenó a los tejedores de cuerdas que tejeran dos cables de algodón para él, cada uno de ellos dos mil codos de largo, e hizo que trajeran a los carpinteros y les ordenó que hicieran dos grandes cajas, e hicieron esto. 11 Luego tomó a dos muchachos y se pasaba todos los días sacrificando corderos y alimentando a las águilas y a los muchachos, y haciendo que los muchachos montaran a lomos de las águilas, y los ató con un nudo firme, y ató el cable a las patas. de las águilas y que se remonten hacia arriba poco a poco cada día, a una distancia de diez codos, hasta que

se acostumbren y se eduquen a ello; y se elevaron a lo largo de la cuerda hasta llegar al cielo; los chicos están de espaldas. Luego los atrajo hacia él. 12 Y cuando Haiqar vio que su deseo se había cumplido, mandó a los muchachos que cuando fueran llevados al cielo debían gritar, diciendo: 13 Tráenos arcilla y piedra para que podamos construir un castillo para el rey Faraón, porque estamos ociosos. 14 Y Haiqar nunca terminó de entrenarlos y ejercitarlos hasta que hubieran alcanzado el máximo punto posible (de habilidad). 15 Luego, dejándolos, se acercó al rey y le dijo: «¡Señor mío! la obra está terminada según tu deseo. Levántate conmigo para que pueda mostrarte la maravilla. 16 Entonces el rey se levantó de un salto y se sentó con Haiqar y fue a un lugar amplio y envió a traer las águilas y los niños, y Haiqar los ató y los soltó en el aire a lo largo de las cuerdas y comenzaron a gritar mientras él les había enseñado. Luego los atrajo hacia él y los puso en sus lugares. 17 Y el rey y los que estaban con él estaban maravillados con gran asombro: y el rey besó a Haiqar entre sus ojos y le dijo: '¡Ve en paz, oh amado mío! ¡Oh orgullo de mi reino! a Egipto y responder a las preguntas de Faraón y vencerlo con la fuerza del Dios Altísimo. ' 18 Entonces se despidió de él, y tomó sus tropas y su ejército, los jóvenes y las águilas, y se dirigió a las viviendas de Egipto; y cuando llegó, se volvió hacia el país del rey. 19 Y cuando el pueblo de Egipto supo que Senaquerib había enviado a un hombre de su Consejo Privado para hablar con el Faraón y responder a sus preguntas, llevaron la noticia al rey Faraón, y él envió a un grupo de sus Consejeros Privados para que lo llevaran ante él. 20 Y vino y entró en presencia de Faraón, y le rindió homenaje como conviene hacer a los reyes. 21 Y él le dijo: '¡Oh, mi señor el rey! El rey Senaquerib te saluda con abundancia de paz, poder y honor. 22 Y me ha enviado a mí, que soy uno de sus siervos, para que pueda responderte a tus preguntas y cumplir todos tus deseos; porque tú has enviado a buscar de mi señor el rey un hombre que te edifique un castillo entre los dos. el cielo y la tierra. 23 Y yo, con la ayuda del Dios Altísimo y tu noble favor y el poder de mi señor el rey, te la edificaré como deseas. 24 ¡Pero, oh mi señor el rey! lo que has dicho en él acerca de los impuestos de Egipto durante tres años; ahora la estabilidad de un reino es estricta justicia, y si tú ganas y mi mano no tiene habilidad para responderte, entonces mi señor el rey te enviará los impuestos. que has mencionado. 25 Y si te he respondido a tus preguntas, te quedará enviar todo lo que hayas mencionado a mi señor el rey. 26 Y cuando el Faraón escuchó ese discurso, se maravilló y quedó perplejo por la libertad de su lengua y lo agradable de su habla. 27 Y el rey Faraón le dijo: ¡Oh hombre! ¿Cuál es tu nombre? Y él dijo: "Tu siervo es Abiqam, y yo una hormiga de las hormigas del rey Senaquerib".

28 Y Faraón le dijo: "¿No tenía tu señor nadie más digno que tú, para que me haya enviado una hormiguita para responderme y conversar conmigo?" 29 Y Haiqar le dijo: ¡Oh, mi señor el rey! Quisiera al Dios Altísimo que cumpla lo que piensas, porque Dios está con los débiles para confundir a los fuertes. 30 Entonces Faraón ordenó que prepararan una vivienda para Abiqam y le dieran forraje, carne y bebida, y todo lo que necesitaba. 31 Y cuando terminó, tres días después, Faraón se vistió de púrpura y rojo y se sentó en su trono, y todos sus visires y los magnates de su reino estaban de pie con las manos cruzadas, los pies juntos y la cabeza inclinada. 32 Y el faraón envió a buscar a Abiqam, y cuando se le presentó, se postró ante él y besó el suelo frente a él. 33 Y el rey Faraón le dijo: 'Oh Abiqam, ¿a quién me parezco? y los nobles de mi reino, ¿a quiénes se parecen? 34 Y Haiqar le dijo: "¡Oh, mi señor el rey! Tú eres como el ídolo Bel, y los nobles de tu reino son como sus siervos". 35 Él le dijo: "Ve y vuelve aquí mañana". Entonces Haiqar se fue como el rey Faraón le había mandado. 36 Y al día siguiente, Haiqar fue a la presencia de Faraón, se inclinó y se presentó ante el rey. Y el Faraón estaba vestido de rojo, y los nobles estaban vestidos de blanco. 37 Y el faraón le dijo: 'Oh Abiqam, ¿a quién me parezco? y los nobles de mi reino, ¿a quiénes se parecen? 35 Y Abiqam le dijo: '¡Oh mi señor! tú eres como el sol, y tus siervos como sus rayos. Y el faraón le dijo: Ve a tu morada y ven acá mañana. 39 Entonces Faraón ordenó a su corte que se vistiera de blanco puro, y Faraón se vistió como ellos y se sentó en su trono y les ordenó que fueran a buscar a Haiqar. Y entró y se sentó delante de él. 40 Y Faraón le dijo: 'Oh Abiqam, ¿a quién me parezco? y mis nobles, ¿a quién se parecen? 41 Y Abiqam le dijo: '¡Oh mi señor! tú eres como la luna, y tus nobles como los planetas y las estrellas. Y el faraón le dijo: Ve, y mañana estarás aquí. 42 Entonces el faraón ordenó a sus siervos que vistieran ropas de varios colores, y el faraón vistió un vestido de terciopelo rojo, se sentó en su trono y les ordenó que fueran a buscar a Abiqam. Y entró y se inclinó ante él. 43 Y él dijo: 'Oh Abiqam, ¿a quién me parezco? y mis ejércitos, ¿a quiénes se parecen? Y él dijo: '¡Oh mi señor! tú eres como el mes de abril y tus ejércitos como sus flores. 44 Y cuando el rey lo oyó, se regocijó con gran alegría y dijo: '¡Oh Abiqam! la primera vez que me comparaste con el ídolo Bel, y mis nobles con sus siervos. 45 Y la segunda vez me comparaste con el sol, y mis nobles con el rayo de sol. 46 Y la tercera vez me comparaste con la luna, y mis nobles con los planetas y las estrellas. 47 Y la cuarta vez me comparaste con el mes de abril, y mis nobles con sus flores. Pero ahora, ¡oh Abiqam! dime, señor tuyo, el rey Senaquerib, ¿a quién se parece? y sus nobles, ¿a quiénes se parecen?

48 Y Haiqar gritó a gran voz y dijo: 'No esté lejos de mí hacer mención de mi señor el rey y tú sentado en tu trono. Pero levántate para que pueda decirte a quién se parece el rey mi señor y a quién se parecen sus nobles. 49 Y Faraón estaba perplejo por la libertad de su lengua y su osadía al responder. Entonces Faraón se levantó de su trono, se puso delante de Haiqar y le dijo: "Dime ahora, para que pueda ver a quién se parece tu señor el rey, y sus nobles, a quienes se parecen". 50 Y Haiqar le dijo: 'Mi señor es el Dios del cielo, y sus nobles son los relámpagos y el trueno, y cuando él quiere, soplan los vientos y cae la lluvia. 51 Y él manda el trueno, y alumbra y llueve, y sostiene el sol, y no da su luz, y la luna y las estrellas, y no giran. 52 Y él manda la tempestad, y sopla y cae la lluvia y pisotea en abril y destruye sus flores y sus casas. 53 Y cuando Faraón oyó este discurso, se quedó muy perplejo y se enojó con gran ira, y le dijo: '¡Oh hombre! dime la verdad y hazme saber quién eres en realidad. 54 Y le dijo la verdad. Soy Haiqar, el escriba, el más grande de los consejeros privados del rey Senaquerib, y yo soy su visir y el gobernador de su reino, y su canciller. 55 Y él le dijo: 'Tú has dicho la verdad en esta palabra. Pero hemos oído hablar de Haiqar, que el rey Senaquerib lo ha matado, pero pareces estar vivo y bien. 56 Y Haiqar le dijo: 'Sí, así fue, pero alabado sea Dios, que sabe lo que está escondido, porque mi señor el rey ordenó que me mataran, y él creyó la palabra de los hombres libertinos, pero el Señor libró yo, y bienaventurado el que confía en él. 57 Y el faraón dijo a Haiqar: "Ve, y mañana estarás aquí, y dime una palabra que nunca he escuchado de mis nobles ni de la gente de mi reino y mi país". CAP. VI. La artimaña tiene éxito. Ahikar responde todas las preguntas del faraón. Los muchachos de las águilas son el clímax del día. El ingenio, que rara vez se encuentra en las antiguas Esculturas, se revela en los versículos 34 ~ 35. A ND Haiqar fue a su morada y escribió una carta, diciendo en ella de esta manera: 2 'Desde Senaquerib rey de Asiria y Nínive hasta Faraón rey de Egipto. 3 ¡La paz sea contigo, hermano mío! y lo que te damos a conocer con esto es que un hermano necesita a su hermano y a los reyes unos de otros, y mi esperanza de ti es que me prestes novecientos talentos de oro, porque lo necesito para el avituallamiento de algunos de los soldados, para gastarlo en ellos. Y dentro de un rato te lo enviaré. 4 Luego dobló la carta y al día siguiente se la presentó al faraón. 5 Y cuando él 'lo vio, se quedó perplejo y le dijo:' De cierto, nunca había escuchado nada como este idioma de nadie '. 6 Entonces Haiqar le dijo: "En verdad, esta es una deuda que tienes con mi señor el rey". 7 Y Faraón aceptó esto, diciendo: 'Oh Haiqar, como tú eres honrado en el servicio de los reyes. 8 Bendito sea Dios, que te perfeccionó en sabiduría y te adornó con filosofía y conocimiento.

9 Y ahora, oh Haiqar, queda lo que deseamos de ti: que nos edifiques un castillo entre el cielo y la tierra. 10 Entonces dijo Haiqar: 'Escuchar es obedecer. Te construiré un castillo según tu deseo y elección; pero, ¡oh mi señor! prepáranos cal, piedra, barro y obreros, y tengo constructores expertos que te edificarán como desees. 11 Y el rey preparó todo eso para él, y fueron a un lugar espacioso; y vinieron Haiqar y sus muchachos, y se llevó consigo las águilas y los jóvenes; y el rey y todos sus nobles fueron y toda la ciudad se reunió para ver lo que haría Haiqar. 12 Entonces Haiqar sacó las águilas de las cajas, ató a los jóvenes a la espalda, ató las cuerdas a los pies de las águilas y las dejó ir por el aire. Y se elevaron hacia arriba, hasta quedar entre el cielo y la tierra. 13 Y los muchachos empezaron a gritar, diciendo: "Traed ladrillos, traed barro, para que podamos construir el castillo del rey, porque estamos parados ociosos". 14 Y la multitud estaba asombrada y perpleja, y estaba maravillada. Y el rey y sus nobles se maravillaron. 15 Y Haiqar y sus sirvientes comenzaron a golpear a los obreros y gritaron llamando a las tropas del rey, diciéndoles: 'Lleven a los obreros expertos lo que quieran y no se los impidan en su trabajo'. 16 Y el rey le dijo: Estás loco; ¿Quién puede traer algo a esa distancia? 17 Y Haiqar le dijo: '¡Oh mi señor! ¿Cómo construiremos un castillo en el aire? y si mi señor el rey estuviera aquí, habría construido varios castillos en un solo día. 18 Y el faraón le dijo: 'Ve, oh Haiqar, a tu morada y descansa, porque hemos dejado de construir el castillo, y mañana ven a mí'. 19 Entonces Haiqar se fue a su morada y al día siguiente se presentó ante Fanaón. Y el faraón dijo: 'Oh Haiqar, ¿qué noticias hay del caballo de tu señor? porque cuando relincha en la tierra de Asiria y Nínive, y nuestras yeguas oyen su voz, echan sus crías. 20 Y cuando Haiqar escuchó este discurso, fue y tomó una gata, la ató y comenzó a azotarla con una violenta paliza hasta que los egipcios lo oyeron, y fueron y se lo contaron al rey. 21 Y Faraón envió a buscar a Haiqar, y le dijo: "Oh Haiqar, ¿por qué azotas así y golpeas a esa bestia muda?" 22 Y Haiqar le dijo: ¡Oh, mi señor el rey! en verdad me ha hecho una fea obra, y se ha merecido esta paliza y flagelación, porque mi señor el rey Senaquerib me había dado una buena polla, y tenía una voz fuerte y verdadera y conocía las horas del día y de la noche. 23 Y el gato se levantó esta misma noche, le cortó la cabeza y se fue, y debido a este hecho le he dado esta paliza. 24 Y el faraón le dijo: 'Oh Haiqar, veo por todo esto que estás envejeciendo y estás en tu edad avanzada, porque entre Egipto y Nínive hay sesenta y ocho parasangs, y ¿cómo fue esta misma noche y cortó? ¿la cabeza de tu gallo y volver? 25 Y Haiqar le dijo: '¡Oh mi señor! Si hubiera tal distancia entre Egipto y Nínive, ¿cómo podrían oír tus yeguas cuando el caballo de mi señor el rey relincha y echa a sus crías? ¿Y cómo podría llegar la voz del caballo a Egipto? 26 Y cuando el Faraón lo escuchó, supo que Haiqar había respondido a sus preguntas.

27 Y el faraón dijo: 'Oh Haiqar, quiero que me hagas cuerdas del mar, arena'. 28 Y Haiqar le dijo: ¡Oh, mi señor el rey! Ordéneles que me traigan una cuerda del tesoro para que pueda hacer una igual. 29 Entonces Haiqar fue a la parte trasera de la casa, y agujereó la orilla agitada del mar, y tomó un puñado de arena en su mano, arena de mar, y cuando salió el sol y penetró por los agujeros, extendió la arena al sol hasta que se volvió como si estuviera tejida como cuerdas. 30 Y Haiqar dijo: "Manda a tus siervos que tomen estas cuerdas, y siempre que lo desees, te tejeré algunas como ellas". 31 Y el faraón dijo: 'Oh Haiqar, tenemos una piedra de molino aquí y está rota y quiero que la cose'. 32 Entonces Haiqar lo miró y encontró otra piedra. 33 Y dijo a Faraón. '¡Oh mi señor! Soy extranjero y no tengo herramienta para coser. 34 Pero quiero que mandes a tus fieles zapateros que corten punzones de esta piedra, para que yo pueda coser esa piedra de molino. 35 Entonces el faraón y todos sus nobles se rieron. Y él dijo: "Bendito sea el Dios Altísimo, que te dio este ingenio y este conocimiento". 36 Y cuando Faraón vio que Haiqar lo había vencido y le devolvió sus respuestas, se emocionó de inmediato y les ordenó que le recaudaran los impuestos de tres años y que los llevaran a Haiqar. 37 Y se quitó las ropas y se las vistió a Haiqar, sus soldados y sus siervos, y le dio los gastos de su viaje. 38 Y él le dijo: 'Ve en paz, ¡oh fortaleza de su señor y orgullo de sus doctores! ¿Alguno de los sultanes es tuyo? saluda a tu señor, el rey Senaquerib, y dile que le hemos enviado presentes, porque los reyes se contentan con poco. 39 Entonces Haiqar se levantó y besó las manos del rey Faraón y besó el suelo frente a él, y le deseó fuerza, continuidad y abundancia en su tesoro, y le dijo: '¡Oh mi señor! Deseo de ti que ninguno de nuestros países permanezca en Egipto. 40 Y se levantó Faraón y envió heraldos para proclamar en las calles de Egipto que ni uno de los habitantes de Asiria ni de Nínive debería permanecer en la tierra de Egipto, sino que debería ir con Haiqar. 41 Entonces Haiqar fue y se despidió del rey Faraón, y partió en busca de la tierra de Asiria y Nínive; y tenía algunos tesoros y una gran cantidad de riquezas. 42 Y cuando llegó la noticia al rey Senaquerib de que Haiqar venía, salió a recibirlo y se regocijó mucho por él con gran alegría, lo abrazó y lo besó y le dijo: '¡Bienvenido a casa, pariente! mi hermano Haiqar, la fuerza de mi reino y el orgullo de mi reino. 43 Pregunta lo que quieres de mí, aunque desees la mitad de mi reino y de mis posesiones. 44 Entonces le dijo Haiqar: '¡Oh, mi señor el rey, vive para siempre! ¡Muestra favor, oh mi señor el rey! a Abu Samik en mi lugar, porque mi vida estaba en manos de Dios y en las suyas. '

45 Entonces dijo el rey Senaquerib: ¡Honor sea contigo, oh mi amado Haiqar! Haré que el puesto de Abu Samik, el espadachín, sea más alto que todos mis consejeros privados y mis favoritos. 46 Entonces el rey comenzó a preguntarle cómo le había ido con el faraón desde su primera llegada hasta que se alejó de su presencia, y cómo había respondido a todas sus preguntas, y cómo había recibido los impuestos de él y los cambios. de vestidos y regalos. 47 Y el rey Senaquerib se regocijó con gran alegría y dijo a Haiqar: "Toma lo que quieras de este tributo, porque todo está al alcance de tu mano". 48 Y Haiqar dijo: '¡Que viva el rey para siempre! No deseo nada más que la seguridad de mi señor el rey y la continuación de su grandeza. 49 ¡Oh mi señor! ¿Qué puedo hacer con la riqueza y sus semejantes? pero si me favoreces, dame a Nadan, el hijo de mi hermana, para que le recompense por lo que me ha hecho, y me conceda su sangre y me considere inocente de ella. 50 Y el rey Senaquerib dijo: 'Tómalo, te lo he dado'. Y Haiqar tomó a Nadan, el hijo de su hermana, y le ató las manos con cadenas de hierro, y lo llevó a su morada, y le puso un grillete sus pies, y lo ató con un nudo apretado, y después de atarlo así lo echó a un cuarto oscuro, al lado del lugar de retiro, y nombró a Nabu – hal como centinela sobre él y le ordenó que le diera una barra de pan y un poco de agua todos los días. CAP. VII, Las parábolas de Ahikar en las que completa la educación de su sobrino. Símiles llamativos. Ahikar llama al niño con nombres pintorescos. Aquí termina la historia de Ahikar. Y siempre que Haiqar entraba o salía, regañaba a Nadan, el hijo de su hermana, diciéndole sabiamente: 2 ¡Oh, Nadan, muchacho! Te he hecho todo lo bueno y bueno. y me has recompensado por ello con lo feo y lo malo y con la matanza. 3 '¡Oh hijo mío! en los proverbios se dice: Al que no escucha con el oído, con la nuca le harán escuchar. 4 Y Nadan dijo: "¿Por qué estás enojado conmigo?" 5 Y Haiqar le dijo: 'Porque te crié, te enseñé, te di honor y respeto y te hice grande, y te crié con la mejor educación, y te senté en mi lugar para que pudieras ser mi heredero en el mundo, y me trataste con muerte y me pagaste con mi ruina. 6 Pero el SEÑOR sabía que yo había sido agraviado, y me salvó del lazo que me habías puesto, porque el SEÑOR sana los corazones quebrantados y detiene al envidioso y al altivo. 7 0 mi chico! tú has sido para mí como el escorpión que, cuando golpea el bronce, lo traspasa. 8 0 mi chico! Eres como la gacela que comía las raíces de la loca, y le dijo: "Come de mí hoy y tómate hasta hartarse, y mañana broncearán tu piel en mis raíces". 9 ¡Oh, muchacho! has sido para mí como un hombre que ve a su camarada desnudo en la gélida época del invierno; y tomó agua fría y la derramó sobre él. 10 0 mi chico! has sido para mí como un hombre que toma una piedra y la arroja al cielo para apedrear con ella a su Señor. Y la piedra no golpeó y no alcanzó la altura suficiente, pero se convirtió en la causa de la culpa y el pecado. 11 ¡Oh, muchacho! si me hubieras honrado, respetado y escuchado mis palabras, habrías sido mi heredero y habrías reinado sobre mis dominios.

12 ¡Oh hijo mío! Debes saber que si la cola del perro o del cerdo tuviera diez codos de largo, no se acercaría al valor del caballo, aunque fuera como la seda. 13 ¡Oh, muchacho! Pensé que habrías sido mi heredero a mi muerte; y tú por tu envidia y tu insolencia quisiste matarme. Pero el Señor me libró de tu astucia. 14 ¡Oh hijo mío! has sido para mí como una trampa puesta en el muladar, y vino un gorrión y encontró la trampa preparada. Y el gorrión dijo a la trampa: "¿Qué haces aquí?" Dijo la trampa: "Estoy orando aquí a Dios". 15 Y la alondra le preguntó también: "¿Cuál es el leño que tienes?" Dijo la trampa: "Ese es un roble joven en el que me apoyo en el momento de la oración. 16 Dijo la alondra: "¿Y qué es eso que tienes en la boca?" Dijo la trampa: "Eso es pan y víveres que llevo para todos los hambrientos y los pobres que se acercan a mí". 17 Dijo la alondra: "Ahora, ¿puedo pasar al frente y comer, porque tengo hambre?" Y la trampa le dijo: "Adelante". Y la alondra se acercó para comer. 18 Pero la trampa saltó y agarró a la alondra por el cuello 19 Y la alondra respondió y dijo a la trampa: Si ese es tu pan para el hambriento, Dios no acepta tus limosnas y tus bondades. 20 Y si ese es tu ayuno y tus oraciones, Dios no acepta de ti ni tu ayuno ni tu oración, y Dios no perfeccionará tu bien. " 21 0 mi chico? has sido para mí (como) un león que se hizo amigo de un asno, y el asno siguió caminando delante del león durante un tiempo; y un día el león saltó sobre el asno y se lo comió. 22 ¡Oh, muchacho! Tú has sido para mí como un gorgojo en el trigo, porque no hace bien a nada, pero echa a perder el trigo y lo roe. 23 ¡Oh, muchacho! has sido como un hombre que sembró diez medidas de trigo, y cuando llegó el tiempo de la siega, se levantó y lo cosechó, lo cosechó, lo trilló y trabajó en él hasta lo sumo, y resultaron ser diez medidas, y su amo le dijo: "¡Oh, holgazán! No has crecido y no has encogido". 24 ¡Oh, muchacho! Tú has sido para mí como la perdiz que se echa en la red, y ella no pudo salvarse, pero llamó a las perdices para que las echara con ella en la red. 25 ¡Oh hijo mío! has sido para mí como el perro que tiene frío y entra en casa del alfarero para calentarse. 26 Y cuando se hubo calentado, empezó a ladrarles, y lo echaron y lo golpearon para que no los mordiera. 27 ¡Oh hijo mío! tú has sido para mí como el cerdo que se metió en el baño caliente con gente de calidad, y cuando salió del baño caliente vio un agujero sucio y se hundió y se revolcó en él. 28 ¡Oh hijo mío! has sido para mí como la cabra que se unió a sus camaradas en su camino al sacrificio, y no pudo salvarse. 29 ¡Oh, muchacho! el perro que no se alimenta de su caza se convierte en alimento para moscas.

30 ¡oh hijo mío! la mano que no trabaja ni ara y que es codiciosa y astuta será cortada de su hombro. 31 ¡Oh hijo mío! el ojo en el que no se ve luz, los cuervos lo arrancarán y lo arrancarán. 32 ¡Oh, muchacho! has sido para mí como un árbol cuyas ramas están cortando, y les dijo: "Si algo de mí no estuviera en tus manos, en verdad no podrías cortarme". 33 ¡Oh, muchacho! eres como el gato al que le dijeron: "Deja de robar hasta que te hagamos una cadena de oro y te alimentemos con azúcar y almendras". 34 Y ella dijo: "No me olvido del oficio de mi padre y de mi madre". 35 ¡Oh hijo mío! Has sido como la serpiente montada en un arbusto de espinos cuando estaba en medio de un río, y un lobo los vio y dijo: "Maldad sobre maldad, y el que es más malévolo que ellos los dirija a ambos". 36 Y la serpiente dijo al lobo: Los corderos y las cabras y las ovejas que has comido toda tu vida, ¿los devolverás a sus padres ya sus padres o no? 37 Dijo el lobo: "No". Y la serpiente le dijo: "Creo que después de mí tú eres el peor de nosotros". 38 ¡Oh, muchacho! Te alimenté con buena comida y tú no me alimentaste con pan seco. 39 ¡Oh, muchacho! Te di a beber agua azucarada y un buen almíbar, y tú no me diste a beber agua del pozo. 40 ¡Oh, muchacho! Te enseñé y te crié, y tú me cavaste un escondite y me escondiste. 41 ¡Oh, muchacho! Te crié con la mejor educación y te eduqué como un alto cedro; y me has torcido y doblado. 42 ¡Oh, muchacho! En cuanto a ti, tenía la esperanza de que me edificaras un castillo fortificado, que pudiera esconderme de mis enemigos en él, y te convertiste para mí como quien está enterrado en las profundidades de la tierra; pero el Señor se compadeció de mí y me libró de tu astucia. 43 ¡Oh, muchacho! Te deseaba lo mejor, y me recompensaste con maldad y odio, y ahora quisiera arrancarte los ojos y hacerte comida para perros, y cortarte la lengua y cortarte la cabeza a filo de espada. y te recompensaré por tus abominables obras. 44 Y cuando Nadan escuchó este discurso de su tío Haiqar, dijo: '¡Oh mi tío! Trata conmigo según tu conocimiento, y perdona mis pecados, porque ¿quién ha pecado como yo, o quién perdona como tú? 45 ¡Acéptame, tío mío! Ahora serviré en tu casa, prepararé tus caballos, barreré el estiércol de tu ganado y alimentaré a tus ovejas, porque yo soy el impío y tú eres el justo: yo el culpable y tú el perdonador. 46 Y Haiqar le dijo: '¡Oh, muchacho! eres como el árbol que no da fruto junto al agua, y su amo quiso talarlo, y le dijo: "Llévame a otro lugar, y si no llevo frult, córtame". 47 Y su amo le dijo: Estando tú junto al agua, no has dado fruto, ¿cómo darás fruto cuando estés en otro lugar? 48 ¡Oh, muchacho! Mejor es la vejez del águila que la juventud del cuervo. 49 ¡Oh, muchacho! le dijeron al lobo: "Aléjate de las ovejas, no sea que su polvo te haga daño". Y el lobo dijo: "La escoria de la leche de oveja es buena para mis ojos".

50 0 mi chico! hicieron que el lobo fuera a la escuela para que aprendiera a leer, y le dijeron: "Di A, B". Él dijo: "Cordero y chivo en mi vientre". 51 ¡Oh, muchacho! pusieron el asno a la mesa y se cayó, y comenzó a revolcarse en el polvo, y uno dijo: "Déjelo rodar él mismo, porque es su naturaleza, no cambiará". 52 ¡Oh, muchacho! se ha confirmado el dicho que dice: "Si engendras un niño, llámalo tu hijo, y si crías un niño, llámalo tu esclavo". 53 ¡Oh, muchacho! el que hace el bien se encontrará con el bien; y el que hace el mal se encontrará con el mal, porque el Señor paga al hombre según la medida de su obra. 54 ¡Oh, muchacho! ¿Qué más te diré que estos dichos? porque el Señor sabe lo que está 'escondido, y está familiarizado con los misterios y los secretos. 55 Él te pagará y juzgará entre tú y yo, y te recompensará según tu desierto. 56 Y cuando Nadan escuchó ese discurso de su tío Haiqar, inmediatamente se hinchó y se volvió como una vejiga reventada. 57 Y sus miembros se hincharon y sus piernas y sus pies y su costado, y fue desgarrado y su vientre estalló en pedazos y sus entrañas se esparcieron, y pereció, y murió. 58 Y su último fin fue destrucción, y se fue al infierno. Porque el que cava una fosa para su hermano, caerá en ella; y el que ponga trampas quedará atrapado en ellas. 59 Esto es lo que sucedió y (lo que) encontramos sobre la historia de Haiqar, y alabado sea Dios por siempre. Amén y paz. 60 Esta crónica está terminada con la ayuda de Dios, exaltado sea: Amén, amén, amén.

TESTAMENTOS DE LOS DOCE PATRIARCAS, HIJOS DE JACOB

TESTAMENTO DE RUBÉN Sobre los pensamientos

1 1Copia del testamento de Rubén y de las recomendaciones a sus hijos, antes de morir a los ciento veinticinco años de edad. 2Dos años después de la muerte de José, estando enfermo Rubén, se reunieron sus hijos y nietos para visitarle. 3Les habló así: —Hijos míos, me estoy muriendo y voy a seguir el camino de mis padres. 4Viendo entonces a Judá, Gad y Aser, sus hermanos, les suplicó; —Incorporadme, hermanos, para que os descubra a vosotros, hermanos e hijos míos, todo lo que guardo oculto en mi corazón, ya que me están fallando las fuerzas. 5Incorporándose, los besó afectuosamente y prorrumpió en lágrimas. Les dijo: —Escuchad, hermanos míos; prestad oídos a Rubén, vuestro padre, y a lo que os ordeno. 6Os conjuro hoy por el Dios del cielo: no os dejéis llevar por la ignorancia juvenil ni por la lujuria. Por ella me dejé arrastrar yo y profané el lecho de mi padre Jacob. 7Os aseguro que (Dios) me infligió un gran castigo en mis flancos durante siete meses, y si mi padre Jacob no hubiera rogado por mí al Señor... ¡porque él quería aniquilarme gustoso! 8Tenía entonces treinta años cuando hice el mal ante el Señor, y estuve enfermo de muerte durante siete meses. 9Luego, por propia decisión, hice penitencia ante el Señor durante siete años. 10No bebí vino ni licor; la carne no entró a mi boca ni gusté ningún alimento apetitoso mientras guardaba duelo por mi pecado, ¡tan grande era él! ¡Que nunca se cometa tal cosa en Israel! 2 1Escuchad ahora, hijos míos, lo que vi sobre los siete engañosos espíritus durante mi tiempo de penitencia. 2Siete espíritus ha dispuesto Beliar contra el hombre; ellos son los causantes de las acciones de la juventud. 3Otros siete ha dado Dios al hombre desde la creación, para que por ellos puedan realizarse las obras humanas. 4El primero, el espíritu de vida, gracias al cual se constituye el conjunto humano; segundo, el espíritu de la visión, gracias a la cual se genera el deseo; 5tercero, el espíritu del oído, por el que se transmite la enseñanza; cuarto, el espíritu del olfato, gracias al cual existe la sensibilidad para atraer el aire y el aliento; 6quinto, el espíritu del habla, por el que se genera el conocimiento; 7sexto, el espíritu del gusto, gracias al cual tiene lugar la ingestión de alimentos y bebidas, [y por ellos se crea la fuerza, pues en los alimentos reside su fundamento]; 8séptimo, el espíritu del semen y la cópula, por el cual se introduce el pecado a través del ansia de placer. 9Por esta razón es éste el último espíritu de la creación y el primero de la juventud, porque está llena de estupidez y conduce al joven, como un ciego, hacia la fosa o, como una bestia de carga, hacia el precipicio. 3 1Además de todos éstos existe un octavo espíritu, el del sueño, gracias al cual fueron creados el éxtasis de la naturaleza y la imagen de la muerte. 2A estos espíritus se mezcla el del error. 3El primero, el espíritu de la fornicación, tiene su asiento en la naturaleza y en los sentidos; el segundo, el espíritu de la insaciabilidad, en el vientre; 4el tercero, el espíritu de la guerra, en el hígado y la bilis; el cuarto, el espíritu del agrado y del encanto, para parecer hermosos por medio de lo inútil; 5el quinto, el espíritu del orgullo, para jactarse y vanagloriarse; el sexto, el espíritu del engaño, de perdición y envidia, para fingir palabras y hacerlas pasar desapercibidas ante parientes y vecinos; 6el séptimo, el espíritu de injusticia, gracias al cual se producen los robos y atracos, para ejecutar los deseos del propio corazón. La injusticia, en efecto, colabora con los otros espíritus gracias al cohecho. 7[A ellos se añade el espíritu del sueño, el octavo, unido a engaños y fantasías.] 8De este modo se corrompen los jóvenes, entenebreciendo su mente lejos de la verdad, no sintiendo según la ley de Dios ni obedeciendo a las amonestaciones de sus padres, tal como me ocurrió a mí en mi juventud. 9 Mas ahora, hijos míos, amad la verdad, y ella os guardará. Ésta es mi enseñanza, escuchad a Rubén vuestro 10 padre. No concedáis importancia al aspecto exterior de la mujer; no permanezcáis solos con mujer casada ni perdáis el tiempo en asuntos de mujeres. 11Si yo no hubiera visto a Bala bañándose en un lugar apartado, no habría caído en tan gran impiedad. 12Desde que mi mente concibió la desnudez femenina, no me permitió conciliar el sueño hasta que cometí la abominación. 13Mientras mi padre Jacob estaba ausente en casa de Isaac, su padre, y nosotros, en Gader, cerca de Efratá, en la región de Belén, Bala, ebria, yacía durmiendo desnuda en la alcoba. 14Yo entré, vi su desnudez,

cometí la impiedad y, dejándola dormida, salí fuera. 15Inmediatamente un ángel del Señor reveló a mi padre Jacob mi impiedad. Volviendo a casa, comenzó a llorar mi pecado y no la tocó más. 4 1No prestéis atención a la hermosura de las mujeres ni os detengáis a pensar en sus cosas. Caminad, por el contrario, con sencillez de corazón, con temor del Señor, ocupados en trabajos, dando vueltas por vuestros libros y rebaños hasta que el Señor os dé la compañera que él quiera, para que no os pase como a mí. 2Hasta la muerte de nuestro padre no me atreví a mirar el rostro de Jacob o dirigir la palabra a alguno de mis hermanos por temor a sus reproches, 3y hasta ahora mi conciencia me tortura por mi pecado. 4Sin embargo, mi padre me consoló, ya que rogó a Dios para que se apartara de mí su ira, como me lo indicó el Señor. Desde entonces, arrepentido, me mantuve vigilante y no pequé. 5Por ello, hijos míos, observad todo lo que os prescribo y no pecaréis jamás. 6Ruina del alma es la lujuria; aparta de Dios y acerca a los ídolos, engaña continuamente la mente y el juicio, y precipita a los jóvenes en el Hades antes de tiempo. 7A muchos ha perdido la lujuria. Aunque sea anciano o de noble cuna, lo hace ridículo e irrisorio ante Beliar y los humanos. 8José halló gracia ante el Señor y los hombres porque se guardó de las mujeres y mantuvo limpia su mente de toda fornicación. 9Aunque la egipcia lo intentó muchas veces con él, convocó a los magos y le ofreció filtros de amor, su buen juicio no admitió ningún mal deseo. 10Por ello el Dios de mis padres le salvó de peligros de muerte ocultos y manifiestos. 11Si la lujuria no se apodera de vuestra mente, ni siquiera Beliar os vencerá. 5 1Perversas son las mujeres, hijos míos: como no tienen poder o fuerza sobre el hombre, lo engañan con el artificio de su belleza para arrastrarlo hacia ellos. 2Al que no pueden seducir con su apariencia lo subyugan por el engaño. 3Sobre ellas me habló también el ángel del Señor y me enseñó que las mujeres son vencidas por el espíritu de la lujuria más que el hombre. Contra él urden maquinaciones en su corazón, y con los adornos lo extravían comenzando por sus mentes. Con la mirada siembran el veneno y luego lo esclavizan con la acción. 4Una mujer no puede vencer por la fuerza a un hombre, sino que lo engaña con artes de meretriz. 5Huid, pues, de la fornicación, hijos míos, y ordenad a vuestras mujeres e hijas que no adornen sus cabezas y rostros, porque a toda mujer que usa de engaños de esta índole le está reservado un castigo eterno. 6De este modo sedujeron a los Vigilantes antes del diluvio. Como las estaban viendo tan continuamente, se encendieron en deseos por ellas y concibieron el acto ya en sus mentes. Se metamorfosearon en hombres y se aparecieron a ellas cuando estaban con sus maridos. 7Las mujeres sintieron interiormente atracción hacia tales imágenes y engendraron gigantes. Los Vigilantes, en efecto, se les aparecieron con un tamaño que llegaba hasta el cielo. 6 1Guardaos de la fornicación y, si deseáis mantener limpia vuestra mente, guardad vuestros sentidos apartándolos de las mujeres. 2Ordenadles igualmente que no frecuenten la compañía de los hombres para mantener también su mente pura. 3Los abundantes encuentros aunque en ellos no se cometan impiedades, son para las mujeres una enfermedad incurable y para nosotros mancilla perpetua ante Beliar. 4La lujuria no posee ni sabiduría ni piedad y la envidia habita en su deseo. 5Por ello envidiaréis a los hijos de Leví e intentaréis elevaros por encima de ellos, pero no podréis. 6Dios se ocupará de su venganza y moriréis malamente. 7A Leví y a Judá dio el Señor el mando, y con ellos también a mí, a Dan y a José, para que seamos los jefes. 8Por ello os ordeno que prestéis oídos a Leví, porque él conoce la ley del Señor. Él formulará las instrucciones precisas para los juicios y sacrificios por todo Israel hasta la consumación de los tiempos, pues él es el sumo sacerdote ungido de que habló el Señor. 9Os conjuro por el Dios del cielo que cada uno diga la verdad a su prójimo y tenga amor a su hermano. 10Acercaos a Leví con humildad de corazón, para que recibáis la bendición de sus labios. 11Él bendecirá a Israel y a Judá, porque el Señor ha decidido reinar por él sobre todos los pueblos. 12Inclinaos ante su descendencia, porque morirá por vosotros en batallas visibles e invisibles y será vuestro rey para siempre. 7 1Murió Rubén tras haber formulado estas recomendaciones a sus hijos. 2Lo colocaron en una urna hasta que, sacándolo de Egipto, lo enterraron en Hebrón, en la cueva doble, donde descansaban sus padres.

TESTAMENTO DE SIMEÓN Sobre la envidia

1 1Copia de las palabras de Simeón, tal como habló a sus hijos antes de morir, tras cumplir ciento veinte años, época en la que murió José. 2Sus hijos fueron a visitarle durante su enfermedad. Haciendo acopio de fuerzas, se incorporó, los besó y les habló así: 2 1Escuchad, hijos, a Simeón vuestro padre, oíd cuanto encierra mi corazón. 2Yo fui el segundo hijo de Jacob; mi madre, Lía, me llamó Simeón

porque el Señor escuchó su plegaria. 3Me crié fuerte en extremo, no me retraje ante ninguna acción, ni sentí temor ante ningún trabajo. 4Mi corazón era duro, mi pecho indomable y mis entrañas sin piedad. [5Porque el Altísimo otorga la valentía tanto a las almas como a los cuerpos de los hombres.] 6Por aquel entonces tenía yo celos de José porque nuestro padre lo amaba, 7y mi cólera se afianzaba en la idea de aniquilarlo. El príncipe del error, enviándome el espíritu de la envidia, había obcecado mi mente, dispuesta a no considerarle como hermano ni a tener piedad de Jacob, mi padre. 8Pero su Dios y de sus padres envió a su ángel y lo salvó de mis manos. 9Cuando yo me dirigía a Siquén, a llevar un ungüento para los rebaños, y Rubén a Dotaín —donde se encontraba nuestro depósito de útiles y vituallas—, Judá mi hermano vendió a José a los ismaelitas. 10Llegó Rubén y se entristeció, pues pretendía salvarlo para conducirlo a su padre. 11Yo, en cambio, me irrité contra Judá por haberle dejado vivo y pasé cinco meses enfadado con él por este motivo. 12Pero el Señor me frenó y me impidió el uso de mis manos: mi diestra estuvo casi seca durante siete días. 13Supe entonces, hijos míos, que me había ocurrido esto por José. Arrepentido, prorrumpí en lágrimas y rogué al Señor que me restituyera mi mano y me viera libre de toda impureza, envidia e insensatez. 14Supe, pues, que por envidia había intentado cometer una mala acción a los ojos del Señor y de mi padre, Jacob, contra José, mi hermano. 3 1Hijos míos, guardaos de los espíritus del error y de la envidia. 2Ésta se adueña del pensamiento entero de los hombres y no les permite comer, beber ni practicar obra buena. 3La envidia sugiere en todo momento la destrucción del objeto envidiado. Éste florece por doquier, pero el envidioso se marchita. 4Durante dos años afligí mi alma con ayunos por temor al Señor: comprendí que la liberación de la envidia sólo se procura por el temor de Dios. 5Si alguien se refugia en el Señor, huye de él el mal espíritu y su mente se torna más ágil. 6Desde ese momento simpatiza con el envidiado, no condena a los que le quieren bien y se ve así libre de la envidia. 4 1Mí padre preguntaba continuamente por mí, porque me veía con un rostro entristecido, a lo que yo respondía: —Me duele el hígado. 2Yo tenía más pena que nadie porque era el causante de la venta de José. 3Cuando bajamos a Egipto y él me mandó prender como espía, pensé que sufría justamente y no me apesadumbré. 4Pero José era hombre bueno y tenía el espíritu de Dios consigo. Era compasivo y misericordioso, por lo que no me guardaba rencor, sino que me mostró su afecto como al resto de mis hermanos. 5Guardaos, pues, hijos míos, de toda clase de celos y envidias. Caminad con sencillez de espíritu, para que Dios derrame sobre vuestras cabezas gracia, gloria y bendición, como habéis visto en José. 6Nunca en su vida nos reprochó esta acción, sino que nos amó como a sí mismo, nos honró más que a sus propios hijos y nos concedió riquezas, rebaños y frutos de la tierra. 7 Hijos míos queridísimos, amad cada uno a vuestro hermano con corazón bondadoso y apartad de vosotros al espíritu de la envidia. 8Éste hace al alma salvaje, destroza el cuerpo, infunde en la mente ira y ardor guerrero, la exacerba hasta derramar sangre, pone al pensamiento fuera de sí y no permite que la sabiduría actúe en los hombres. Ahuyenta el sueño, agita al alma y hace temblar al cuerpo. 9Incluso durante el sueño, cierto deseo del mal le corroe con sus fantasías, perturba el alma con malos espíritus y estremece al cuerpo. El alma se despierta del sueño agitada y aparece así ante los hombres como poseedora de un espíritu malvado y ponzoñoso. 5 1Como no habitaba en él ningún mal, era José de hermosa figura y bello de aspecto, pues el rostro traiciona la inquietud del espíritu. 2Hijos míos, haced virtuosos vuestros corazones ante el Señor, enderezad vuestros caminos ante los seres humanos y hallareis gracia ante Dios y los hombres. 3Guardaos de la fornicación, pues es ella la madre de todos los males, aparta de Dios y acerca a Beliar. 4He leído en el Libro de Henoc que vosotros y vuestros hijos pereceréis por la fornicación y que ellos intentarán hacer el mal a Leví con la espada. 5Pero no podrán nada contra él, pues peleará la batalla de Dios y vencerá a todos vuestros ejércitos. 6Subsistirán sólo unos pocos divididos entre Leví y Judá, y ninguno de vosotros logrará el mando, como lo profetizó mi padre Jacob en sus bendiciones. 6 1Ved que os lo he anunciado todo de antemano para quedar exonerado de vuestros pecados. 2Pero si erradicáis de vosotros la envidia y la dureza de corazón, florecerán como una rosa mis huesos en Israel,

y mi carne como un lirio en Jacob; mi aroma será como el del Líbano; y los santos que de mí salgan se multiplicarán para siempre como cedros, y sus ramas se extenderán a gran distancia. 3Entonces perecerá el linaje de Canaán, y a Amalec no le quedará ningún resto; perecerán todos los capadocios, y todos los heteos serán aniquilados. 4 Desfallecerá la tierra de Cam, y todo ese pueblo perecerá. Entonces descansará la tierra de turbación, y de guerra todo lo que hay bajo el cielo. 5Entonces Sem será cubierto de gloria, porque el Señor Dios, el grande de Israel, aparecerá sobre la tierra [como un hombre] salvando por sí mismo a Adán. 6Todos los espíritus del error serán pisoteados, y los seres humanos reinarán sobre los malos espíritus. 7Entonces resucitaré con alegría y alabaré al Altísimo por sus maravillas, [porque Dios, tomando un cuerpo humano y comiendo con los hombres, los ha salvado]. 7 1Ahora, hijos míos, obedeced a Leví y a Judá. No os levantéis contra estas dos tribus, porque de ellas surgirá la salvación de Dios. 2Porque el Señor suscitará de Leví como un sumo sacerdote, y de Judá un rey, [Dios y hombre]. Éste salvará [a todas las naciones y] al pueblo de Israel. 3Por ello os prescribo todas estas cosas, para que vosotros las transmitáis a vuestros hijos a fin de que las guarden por siempre. 8 1Acabó Simeón de impartir estas recomendaciones a sus hijos y se durmió con sus padres a la edad de ciento veinte años. 2Sus hijos lo depositaron en un ataúd de madera incorruptible para transportar luego sus huesos a Hebrón y, durante la guerra de Egipto, los llevaron allí ocultamente. 3Pero los egipcios custodiaban los huesos de José en las cámaras de los reyes, 4pues los magos les habían dicho que, cuando salieran sus huesos, habría en Egipto oscuridad y tinieblas —un gran castigo para los egipcios—, tanto que ni aun con una antorcha podría cada uno reconocer a su hermano. 9 1Los hijos de Simeón lloraron a su padre conforme a las leyes del duelo y permanecieron en Egipto hasta el día de su salida por mano de Moisés. Apéndice Expansión del texto eslavo (S1.2) tras TestSim 8,3 (texto de N. Tichonravov, pp. 155-158). Escucha, pues, judío, lo que dice Simeón. He visto en los Libros de Henoc que vosotros y vuestros hijos os corromperéis por la fornicación. Es decir, que sin conocer al Hijo de Dios y dispersos entre las gentes pecarán contra Leví. Esto significa que a Jesucristo, sumo sacerdote según el orden de Leví, los judíos lo atravesaron con una lanza. Pero no podían contra Leví, ya que éste hace la guerra del Señor. Confiesa, judío, considera la lucha del Señor, en cuanto que a él os habéis enfrentado. Obrando así habéis atado sobre la cruz a quien padecía por su propia voluntad, y lo colocasteis en la tumba, sellándola. Pero resucitó sin romper el sello y sin ningún tipo de corrupción, pues no pudo la tumba sellada retener a la divinidad, sino que, como dijo en su bendición nuestro padre Jacob profetizando, no les era posible (¿impedir?) que bendijera a los pueblos. Continuó Simeón hablando a sus hijos, es decir, para liberar del pecado vuestras almas. Simeón, pues, profetiza y pone de manifiesto la llegada de Cristo. Con ello purifica su alma de todo tipo de mala acción de la estirpe de los hebreos . . . (es decir) si os apartáis de la envidia y del orgullo. Y luchó Simeón con sus hijos para alejarlos de la envidia y del orgullo, pero no pudo impedírselo, pues los judíos se llenaron de envidia y orgullo. Atando a Jesús, lo condujeron ante Pilato para ser juzgado. Pilato dijo: ―No hallo en él ninguna culpa. Simeón dijo: ―Si os apartáis de la envidia y el orgullo, mis huesos florecerán como rosas, y como un lirio mi carne en Jacob; mi olor será un aroma maravilloso y se acrecentará como un cedro sagrado. Pues, ¿por qué se llama sagrado al cedro o por qué se santifica? Con los ojos de la sabiduría vieron los grandes patriarcas cómo Jesús era hijo de Dios y fue crucificado en ciprés, pino y cedro. Por esta razón recibió el cedro el nombre de santo. Mi palabra (permanece) por siempre, es decir, la profecía sobre Cristo, hasta el momento final de sus ramas, cuando se hagan grandes. Esto quiere decir que el nombre de Cristo se extenderá hasta los gentiles. Entonces habrá un signo glorioso, cuando el

Señor, Dios grande, se manifieste sobre la tierra como un hombre salvando a Adán. Considera cómo salvará a Adán por sí mismo, porque Adán era el primer hombre y había caído transgrediendo el mandamiento divino. Por ello Dios se hizo hombre, tomando su carne de una virgen, salvando por sí mismo la naturaleza y al hombre. Levantó a Adán. Entonces dijo: ―Se le darán todos los espíritus del error para su tentación, mas los hombres se enseñorearán de los malos espíritus. Y, cuando la ascensión del Señor, envió su Santo Espíritu sobre los santos ángeles y les concedió poder y fuerza, y por las palabras del Señor expulsarán a los espíritus del error. Por esto nosotros hasta hoy mantenemos en (nuestras) manos los huesos sagrados. Por obra del Espíritu Santo las almas impuras (es decir, los espíritus impuros) se disipan como el homo. Entonces dijo: ―Entonces yo resucitaré con alegría y bendeciré al Altísimo por sus maravillas. Considerad el estruendo de la fuerza, cuando tembló la tierra al ser crucificado el Señor. Las tumbas se abrieron; los muertos resucitaron y bendecían todos al Altísimo por sus maravillas, tal como dijo el Señor, que se encarna, como con los hombres y los salva. Entonces dijo (Simeón): ―Obedeced a Leví; en Judá seréis redimidos. No os levantéis contra estas dos tribus, porque de ellas surgirá para vosotros la salvación de Dios. Dios suscitará de Leví como un sumo sacerdote, y de Judá, un rey y hombre. Éste salvará a las tribus de Israel y a todos los hombres. Considera, desgraciado, que el Señor os suscitará un sumo sacerdote de Leví. El Señor ha dicho uno como sumo sacerdote, porque lo revistió con la carne, y era como sacerdote según (el orden) de Leví. Así pues, (lo) dijo a todos los pueblos y a las tribus de Israel. Entonces muchos israelitas se salvaron de entre ellos. De los más altos apóstoles había doce . . . y nueve de los discípulos . . . y otros muchos, sin número, quedaron santificados al creer en Dios. Vosotros (por el contrario), desgraciados, seréis dispersados entre todas las gentes con insultos, malos tratos y oprobio. ―Por ello –dijo– os ordeno esto a vosotros, hijos, para que transmitáis a vuestros hijos (todo) lo que os he mostrado, a fin de que lo guardéis por (todas) vuestras generaciones. Así dije.

TESTAMENTO DE LEVÍ Sobre el sacerdocio y el orgullo

1 1Copia de las palabras de Leví, de cuanto ordenó a sus hijos antes de su muerte, de todo lo que habían de hacer y cuanto les acontecería hasta el día del juicio. 2Gozaba aún de buena salud cuando los convocó a su presencia, pues le había sido revelado que iba a morir. Cuando se congregaron les habló así: 2 1—Yo, Leví, fui concebido en Hanán y nací allí mismo; después vine con mi padre a Siquén. 2Era joven, como de unos veinte años, cuando Simeón y yo tomamos venganza de Emmor por nuestra hermana Dina. 3Cuando pastoreábamos nuestros rebaños en Abelmaul, vino sobre mí el espíritu de la sabiduría del Señor y contemplé cómo todos los hombres habían corrompido su camino y cómo la maldad se había construido (entre ellos) sus baluartes y la impiedad tenía su asiento en sus torres. 4Sentí tristeza por el género humano y rogué al Señor (que me indicara) cómo podría salvarme. 5Cayó entonces sobre mí un sueño y contemplé una montaña elevada. [Era ésta el Monte del Escudo en Abelmaul]. 6Se abrieron entonces los cielos, y un ángel de Dios me dijo: —Leví, entra. 7Subí desde el primer cielo al segundo y vi una masa de agua colgante entre éste y aquél. 8Vi luego el tercer cielo, mucho más iluminado y brillante que los otros dos, pues había en él una luz ilimitada. 9Pregunté al ángel. —¿Por qué es esto así? Me respondió: —No te admires de ello: cuando hayas subido más, verás otros cuatro cielos más brillantes y puros (que éstos). 10Estarás cerca del Señor, serás su servidor, anunciarás sus misterios a los hombres y proclamarás la redención futura de Israel. 11 [ A través de ti y de Judá aparecerá el Señor entre los hombres, salvando a todo el género humano.] 12Tu subsistencia provendrá de la porción del Señor; él será para ti campo, viña, frutos, oro y plata. 3 1Oye ahora (lo que voy a decirte) sobre los siete cielos. El más bajo es el más triste, ya que contempla todas las injusticias de los hombres. 2El segundo contiene fuego, nieve y hielo, preparados para el día en que el Señor dé la orden, en el curso del justo juicio de Dios. En él se hallan todos los espíritus que conducen a los impíos a su castigo. 3En el tercero se encuentran las fuerzas de los ejércitos, dispuestas en el día del juicio a tomar venganza de los espíritus del error y de Beliar. Los que están en el cuarto cielo, sobre éstos, son santos. 4En el más alto de todos habita

la Gran Gloria, en el Santo de los Santos superior a toda Santidad. 5En el siguiente cielo se hallan los ángeles de la presencia del Señor, sus servidores, que interceden ante el Señor por todos los pecados de los justos cometidos inadvertidamente. 6Ofrecen al Señor un sacrificio de suave olor, una ofrenda razonable y sin sangre. 7En el de más abajo se encuentran los ángeles que llevan las respuestas a sus compañeros de la presencia de Dios. 8En el siguiente se hallan los tronos y dominaciones, y se entonan himnos a Dios continuamente, 9pues cuando el Señor dirige su mirada hacia nosotros, todos nos conmocionamos. También los cielos, la tierra y los abismos tiemblan en presencia de su grandeza. 10En cambio, los hijos de los hombres insensibles a todo esto no perciben esa realidad, pecan e irritan al Altísimo. 4 1Sábete, pues, que el Señor juzgará a los humanos porque, aunque se hiendan las piedras, se torne el sol en tinieblas, se sequen las aguas, se enfríe el fuego, se turbe toda la creación. queden aniquilados los espíritus inmortales [y el Hades sea despojado por los padecimientos del Altísimo], los seres humanos, desobedientes, continuarán en su maldad. Por ello serán castigados en el juicio. 2El Altísimo ha oído tu plegaria para apartarte de la maldad, para que seas su hijo, siervo y ministro ante él. 3Tú harás brillar en Jacob la luz resplandeciente de la sabiduría, y serás como el sol para toda la descendencia de Israel. 4Dios te dará su bendición, a ti y a tu descendencia, hasta que el Señor visite a todas las naciones [por medio de las entrañas de misericordia de su hijo] para siempre. [Pero tus hijos pondrán sus manos sobre él y lo empalarán.] 5Por esto te ha sido dada voluntad e inteligencia, para que sobre ello puedas instruir a tus hijos, 6porque el que lo bendiga bendito será, y los que lo maldigan perecerán. 5 1El ángel me abrió entonces las puertas del cielo y vi el templo santo y al Altísimo sobre un trono de gloria. 2Me dijo entonces: —Leví, a ti te he entregado las bendiciones del sacerdocio hasta que venga yo para habitar en medio de Israel. 3Entonces el ángel me condujo a tierra, me dio un escudo y una espada y me dijo: —Toma venganza de Siquén por lo de Dina; yo estaré contigo, porque el Señor me ha enviado. 4Acabé entonces con los hijos de Emmor tal como está escrito en las tablas celestiales. 5Le pregunté: —Por favor, señor, dime tu nombre, para que pueda invocarte en tiempos de tribulación. 6Me respondió: —Yo soy el ángel que intercede por el pueblo de Israel para que no acaben con él, ya que todos los espíritus malvados se lanzan contra él. 7Luego me desperté y alabé al Altísimo con el ángel que intercede por el pueblo de Israel y por todos los justos. 6 1Cuando me dirigía a casa de mi padre encontré un escudo broncíneo. De aquí le viene el nombre de «Escudo» a esa montaña que está cerca de Gebal, a la derecha de Abilá. 2Yo guardaba todas estas cosas en mi corazón. 3Tomamos la determinación mi padre, mi hermano Rubén y yo de que éste dijera a los hijos de Emmor que se circuncidaran, pues ardía en celo sagrado a causa de la impiedad que habían cometido con Israel. 4Maté primero a Siquén, y Simeón, a Emmor. 5Luego vinieron mis hermanos y pasaron la ciudad a filo de espada. 6Mi padre oyó lo ocurrido, se irritó y se entristeció, puesto que habían recibido la circuncisión para morir luego. (Por eso) procedió de otra manera en sus bendiciones. 7Pecamos, pues obramos contra su voluntad. En aquel día me puse enfermo. 8Pero yo había visto que había una sentencia condenatoria de Dios contra Siquén, ya que pretendían hacer con Sara lo mismo que con Dina, nuestra hermana. Pero el Señor se lo impidió. 9Del mismo modo habían perseguido a Abrahán nuestro padre, cuando residía entre ellos como forastero, e hicieron daño a sus ovejas cuando estaban preñadas, y a Jeblé, el siervo nacido en casa, lo maltrataron terriblemente. 10Así obraban con todos los extranjeros, apoderándose por la fuerza de sus mujeres y expulsándolos del país. 11Pero la ira de Dios cayó sobre ellos con todas sus consecuencias. 7 1Hablé así a mi padre:

—No te irrites, señor, porque el Señor aniquilará por tu mano a los cananeos y te dará su tierra, a ti y a tu descendencia. 2Desde hoy Siquén se llamará la ciudad de los necios, porque como uno se burla de un tonto, así nos burlamos de ellos, 3ya que habían cometido una locura con Israel: profanar a nuestra hermana. 4Tomamos a nuestra hermana, levantamos nuestras tiendas y fuimos a Betel. 8 1Cuando pasaron setenta días tuve allí una visión como antes. 2Vi a siete hombres, vestidos de blanco, que me decían: —Levántate; cúbrete con la vestidura sacerdotal, la corona de la justicia, el pectoral de la sabiduría, el manto de la verdad, la diadema de la fe, la mitra del signo y el efod de la profecía. 3Cada uno de ellos llevaba un objeto, me lo colocaron y me dijeron: —Desde ahora eres sacerdote del Señor, tú y tu descendencia para siempre. 4El primero me ungió con óleo sagrado y me dio el cetro del juicio. 5 El segundo me lavó con agua pura, me alimentó con pan y vino sacratísimos y me cubrió con un vestido santo y glorioso. 6El tercero me tocó con un paño de lino parecido a un efod. 7El cuarto me ciñó con un cinturón de color semejante a la púrpura. 8El quinto me dio una rama de fecundo olivo. 9El sexto me rodeó la cabeza con una corona. 10El séptimo me ciñó la diadema sacerdotal; me llenó, además, las manos de incienso para oficiar ante el Señor. 11Me dijeron todos: —Leví: tu descendencia será dividida en tres funciones, como signo de la gloria del Señor que ha de venir. 12La primera será una porción grande: más que ella no habrá ninguna. 13La segunda será el sacerdocio. 14La tercera recibirá un nombre nuevo, porque surgirá de Judá como rey [que creará un nuevo sacerdocio según el estilo de los pueblos para todas las gentes. 15Su venida es impredecible, como propia de un profeta del Altísimo], venido de la estirpe de Abrahán, nuestro padre. 16Todo lo apetecible que hay en Israel será para ti y tu descendencia; comerás todo lo hermoso de aspecto, y tu descendencia se repartirá la mesa del Señor. 17De ella saldrán sumos sacerdotes, jueces y escribas; con su boca custodiarán el santuario. 18Me desperté y comprendí que esta visión era semejante a la anterior. 19Guardé todo ello en mi corazón y no se lo comuniqué a ningún ser humano sobre la tierra. 9 1Dos días después subimos Judá y yo con nuestro padre a visitar a Isaac. 2Mi abuelo me bendijo según lo que se me había prometido en las visiones, pero no quiso venir con nosotros a Betel. 3Cuando llegamos allí, mi padre Jacob tuvo una visión sobre mí: que yo sería su sacerdote ante Dios. 4Levantándose de mañana, ofrendó al Señor por mi medio el diezmo de todo. 5Llegamos a Hebrón para morar allí: 6Isaac me exhortaba continuamente a tener siempre presente la ley del Señor, tal como me indicó el ángel del Señor. 7Él me enseñó también las disposiciones del sacerdocio, de los sacrificios, holocaustos, primicias, sacrificios voluntarios y pacíficos. 8Me instruía cada día continuamente y andaba ocupado ante el Señor por mi causa. 9Me decía: —Guárdate, hijo, del espíritu de la fornicación, pues es perseverante y va a profanar el santuario por medio de tu descendencia. 10Toma mujer en tu juventud, irreprochable y sin mancilla, y que no proceda de estirpes extranjeras. 11Báñate antes de entrar en el santuario, y al momento de sacrificar, lávate, y cuando de nuevo profanes la ofrenda, lávate otra vez. 12Ofrece al Señor (la leña de) doce árboles de hoja perenne, como me enseñó Abrahán a mí. 13Ofrece sacrificios al Señor de todo animal y volátil puro. 14Ofrece las primicias de todo primogénito y del vino. Sazonarás todos los sacrificios con sal. 10 1Guardad, pues, hijos, todo cuanto os ordeno, porque os he comunicado lo que he oído de mis padres. 2Inocente soy de vuestras impiedades y prevaricaciones que cometeréis al final de los tiempos [contra el Salvador del mundo], actuando impíamente, haciendo errar a Israel y acarreándole grandes males de parte del Señor. 3Actuaréis tan malvadamente en Israel, que Jerusalén no podrá resistir ante vuestra maldad, [se rasgará en dos la cortina del templo con tal de no cubrir vuestra desvergüenza], 4seréis desperdigados como cautivos entre los gentiles y serviréis de oprobio, maldición y desprecio. 5La casa que se elegirá el Señor ha de llamarse Jerusalén, como se halla escrito en el libro de Henoc, el justo. 11 1Tomé mujer cuando tenía veintiocho años; su nombre era Melca. 2Concibió, parió un hijo y le puso por nombre Gersán; porque éramos extranjeros en nuestra propia tierra. 3Vi en visión sobre él que no habría de estar entre los primeros. 4Kaat nació cuando tenía yo treinta y cinco años, hacia la puesta del sol. 5Vi de él en visión que estaba en lo alto, en medio de toda la asamblea. 6Por ello le llame Kaat [que significa comienzo de la grandeza y del avance]. 7Melca me parió un tercer hijo, Merarí, en el año cuadragésimo de mi vida. Como su madre tuvo dificultades en el alumbramiento, le llamó Merarí, que significa «mi amargura»; [él, ciertamente, murió]. 8Jokábed nació en Egipto en el año sexagésimo cuarto de mi vida, pues gozaba de renombre entonces entre mis hermanos. 12 1Gersán tomó mujer, que le parió a Lomrí y a Semeí. 2Los hijos de Kaat fueron: Ambrán, Isaar, Hebrón y Oziel. 3Los de Merarí se llamaron Moolí y Omusí. 4En el año nonagésimo cuarto de mi vida tomó Ambrán a Jokábed, mi hija, como mujer (en el mismo día habían nacido él y mi hija). 5Ocho años tenía cuando entré en tierra de Canaán; dieciocho cuando maté a Siquén, diecinueve cuando fui consagrado sacerdote, y veintiocho cuando tomé mujer; con cuarenta años entré en Egipto. 6Vosotros sois, hijos míos, la tercera generación. 7Cuando yo tenía ciento dieciocho años, murió José.

13 1Hijos míos, esto os mando ahora: temed a nuestro Señor con todo el corazón; caminad con sencillez de acuerdo con su ley. 2Enseñad a leer a vuestros hijos, para que tengan sabiduría durante toda su vida, leyendo sin descanso la ley de Dios. 3Porque todo aquel que conoce la ley del Señor, tendrá honra; no será un extraño allá donde vaya. 4Conseguirá en verdad muchos amigos, más que sus padres. Muchos hombres anhelarán ser su servidor y escuchar la ley de sus labios. 5Obrad la justicia, hijos míos, sobre la tierra, y la hallaréis en los cielos. 6Sembrad el bien en vuestras almas, para que lo encontréis en vuestras vidas. Pues, si sembráis el mal, cosecharéis inquietud y tribulación. 7Adquirid diligentemente la sabiduría con el temor de Dios. Porque, aunque os conduzcan a la esclavitud, destruyan las ciudades y sus tierras, perezcan el oro, la plata y todas las riquezas, nadie podrá arrebatar al sabio la sabiduría, salvo la ceguera de la impiedad y la obstinación pecaminosa. 8La sabiduría será para él luz entre los enemigos, patria en tierra extraña y amiga en medio de los adversarios. 9Si enseñas esto y lo pones en práctica, te sentarás en el trono con los reyes, como José nuestro hermano. 14 1Hijos, sé por el libro de Henoc que al final pecaréis contra el Señor, lanzando vuestras manos a toda clase de maldad. Pero vuestros hermanos se avergonzarán de vosotros y os convertiréis en oprobio a los ojos de los gentiles. [2Vuestro padre Israel estará limpio de las impiedades de los sumos sacerdotes, quienes pondrán sus manos sobre el salvador del mundo]. 3El cielo es más puro que la tierra; y vosotros, las luminarias de Israel, sois como el sol y la luna. 4¡Qué no harán los gentiles si la impiedad os convierte en tinieblas y atraéis la maldición sobre vuestra raza... sobre la que brilla la luz de la ley, otorgada a vosotros para iluminación de todos los mortales! ¡Ésta es la que pretendéis aniquilar enseñando mandamientos contrarios a los preceptos de Dios! 5Saquearéis las ofrendas del Señor, robaréis de sus porciones, os apropiaréis de lo más selecto antes del sacrificio, devorándolo luego con prostitutas, llenos de desprecio (por la ley divina). 6Enseñaréis por avaricia los mandamientos del Señor, profanaréis a las mujeres casadas, mancharéis a las vírgenes de Jerusalén y os uniréis a prostitutas y adúlteras. Tomaréis como mujeres a las hijas de los gentiles, purificándolas con una purificación ilegal, y vuestra unión será como las de Sodoma y Gomorra, por la impiedad. 7Os hincharéis de orgullo por vuestro sacerdocio, insolentándoos contra los hombres. Y no sólo eso, sino incluso contra los mandamientos de Dios; 8llenos de orgullo, os burlaréis de lo santo entre risas y desprecio. 15 1Por todo ello, el templo que se elegirá el Señor quedará desierto y profanado; vosotros seréis conducidos a la esclavitud entre las naciones. 2Seréis para ellos abominación, y el justo juicio de Dios os condenará a oprobio y vergüenza eternos 3y todos los que os vean huirán de vosotros. 4Si no fuera por Abrahán, Isaac y Jacob, nuestros antepasados, ni uno sólo de mi descendencia quedaría sobre la tierra. 16 1He leído en el libro de Henoc que andaréis errantes durante setenta semanas y que mancharéis el sacerdocio y profanaréis los sacrificios. 2Alteraréis la ley y despreciaréis las palabras de los profetas. Por vuestra mala conducta perseguiréis a los justos y odiaréis a los piadosos, abominando las palabras de quienes profieren la verdad. 3 [Al hombre que renovará la ley por la potencia del Altísimo lo tacharéis de impostor y al final —tal como lo pensasteis— lo mataréis sin llegar a conocer su dignidad, permitiendo, por vuestra maldad, que se derrame sangre inocente sobre vuestras cabezas]. 4Por su causa quedará desierto vuestro santuario, impuro hasta el suelo. 5No habrá lugar vuestro que sea puro. Diseminados entre los gentiles, seréis para ellos una maldición hasta que él os visite de nuevo y, lleno de compasión, os reciba [en la fe y en el agua]. 17 1Ya que habéis oído lo de las setenta semanas, escuchad ahora lo del sacerdocio. 2En cada jubileo habrá un sacerdocio. En el primero, el primer ungido para el sacerdocio será grande y hablará con Dios como con un padre, y su sacerdocio será perfecto con el Señor. [Y en el día de su alegría resucitará para salvación del mundo.] 3En el segundo jubileo, el ungido será presa del dolor por los amados, pero su sacerdocio será honorable, y todos le honrarán. 4El tercer sacerdote será recibido con tristeza. 5El cuarto vivirá entre dolores, porque la maldad se amon-

tonará sin límites contra él, pues todos los habitantes de Israel odiarán a su prójimo. 6El quinto será recibido en momento de tinieblas; 7de igual modo, el sexto y el séptimo. 8Durante su época habrá tal profanación, que no puedo hablar de ella ante Dios ni ante los hombres: ellos, que la cometen, lo sabrán. 9 Por esto se verán sometidos a la esclavitud y al pillaje; su tierra y su hacienda desaparecerán. 10Pero en la quinta semana volverán a su tierra desolada y reedificarán la casa del Señor. 11En el séptimo vendrán sacerdotes idólatras, pendencieros, codiciosos, soberbios, impíos, licenciosos y corrompedores de muchachos y animales. 18 1Después que el Señor haya tomado venganza de ellos se interrumpirá el sacerdocio. 2Entonces suscitará el Señor un sacerdote nuevo, a quien serán reveladas todas las palabras del Señor. Él juzgará rectamente en la tierra durante muchos días. [3Su estrella se levantará en el cielo como un rey, brillando como luz del conocimiento al igual que el sol durante el día, y será ensalzado en el mundo hasta su recepción.] 4Brillará como el sol en la tierra, eliminará todas las tinieblas bajo el cielo, y habrá paz en todo el mundo. 5Los cielos se regocijarán en sus días, y la tierra se alegrará. Las nubes exultarán; el conocimiento del Señor se verterá sobre la tierra como agua de los mares; y los ángeles de la gloria [de la faz del Señor] se alegrarán en él. [6Los cielos se abrirán] y desde el templo glorioso bajará sobre él la santificación con la voz del Padre, como la de Abrahán a Isaac. 7Le será concedida la gloria del Altísimo, y el espíritu de sabiduría y santidad reposará sobre él [en agua]. 8Él transmitirá a sus verdaderos hijos la grandeza del Señor por siempre, y no tendrá otro sucesor de generación en generación eternamente. 9Durante su sacerdocio, los pueblos gentiles de la tierra abundarán en conocimiento y se verán iluminados por la gracia del Señor. [Pero Israel disminuirá por la ignorancia y se llenará de tinieblas en su duelo.] Durante su sacerdocio se eliminará el pecado, y los impíos cesarán de obrar el mal. [Pero los justos encontrarán descanso en él.] 10Él abrirá ciertamente las puertas del paraíso y apartará de Adán la espada amenazante. 11A los santos dará a comer del árbol de la vida, y el espíritu de la santificación estará sobre ellos. 12Él atará a Beliar y dará poder a sus hijos para pisotear a los malos espíritus. 13El Señor se regocijará en sus hijos y pondrá sus complacencias en sus amados para siempre. 14Entonces exultarán Abrahán, Isaac y Jacob. Yo me alegraré también y todos los santos se revestirán de alegría. 19 1Ahora, hijos míos, escuchad esto: escoged vosotros mismos entre la oscuridad y la luz; entre la ley del Señor y las obras de Beliar. 2Respondimos todos a nuestro padre: —Caminaremos delante del Señor, según su ley. 3Añadió nuestro padre: —Testigos son el Señor y sus ángeles; testigo yo y todos vosotros de las palabras de mi boca. Respondimos: —Testigos somos. 4Y así acabó nuestro padre de dar órdenes y recomendaciones a sus hijos; extendió sus pies y se unió a sus padres tras haber vivido ciento treinta y siete años. 5Le colocaron en un ataúd, y posteriormente lo enterraron en Hebrón al lado de Abrahán, Isaac y Jacob. Apéndices I 4Q 213 TestLeva Es éste un fragmento arameo, hallado en Qumrán, que muestra un doble paralelo. Por un lado, la plegaria de Leví (primera columna) es semejante a la expansión del ms. e a TestLev 2,3; por otro lado, la segunda columna tiene

notables puntos de contacto con la tradición de TestLev 2,3-6. El texto ha sido editado por J. T. Milik, Le Testament de Lévi en araméen: RB 62 (1955) 398-406. Columna primera: 1-7 8 .... 9 .... 10 . . . 11 . . . 12 . . . 13 . . . 14 . . . 15 . . . 16 . . . 17 . . . 18 . . .

(vacat) alcé al cielo los dedos de mis manos y mis brazos hablé (así) Señor, tú tú sólo sabes camino de la verdad. Aparta maldad; fornicación . . . sabiduría, inteligencia y fortaleza (para) hallar gracia ante ti lo que es bueno y hermoso ante ti no permita que domine sobre mí mi enemigo (¿Satán?) Acércame, Señor, a ti . . .

Columna segunda: 1-7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18

(vacat) la plegaria de tu siervo . . . juicio verdadero . . . el hijo de tu siervo . . . partí hacia . . . mi padre Jacob y . . . de Abelmain (= Abelmaul). Luego . . . descansé sentándome . . . vi entonces una visión . . . al verla. Contemplé el cielo . . . . . . (Un monte = TestLev 2,5) se levantaba hasta que tocó el cielo . . . las puertas del cielo. Y un ángel . . . II

A continuación ofrecemos dos adiciones del ms. e a TestLev 2,3 y 18,2. En este último damos prioridad al texto griego y sólo imprimimos los correspondientes fragmentos arameos (y siríaco) cuando aparecen sin paralelo griego. Ambas tradiciones proceden probablemente de un original perdido, quizá hebreo, pues dan la impresión de ser independientes entre sí, como prueban sus diversas corrupciones internas. La versión aramea es normalmente más insegura desde el punto de vista crítico. Como textos base utilizamos los impresos en los apéndices III y siguientes de la edición crítica de Charles (1908), junto con el de De Jonge (pp. 25 y 46). 1. Expansión del ms. e a TestLev 2,3 1Lavé

entonces mis vestidos, los purifiqué en agua limpia, 2me lavé todo entero en agua viva e hice que mi comportamiento fuera totalmente recto. 3Levanté entonces mis ojos y mi rostro hacia el cielo, abrí mi boca y pronuncié unas palabras. 4Extendí mis brazos y mis dedos hacia la verdad, formulé una plegaria y dije ante los santos: 5—Señor, conoces todos los corazones y tú sólo percibes los pensamientos de la mente. 6Mis hijos están ahora conmigo: concédeme los caminos de la verdad. 7Aleja de mí, Señor, el espíritu injusto y el pensamiento malvado y aparta de mí la fornicación y la ira. 8Muéstrame, Señor, el Espíritu Santo y otórgame buen consejo, sabiduría y conocimiento 9para obrar lo que te agrada, hallar gracia ante ti y alabar las palabras que tú me dirijas. 10Que Satanás no tenga fuerzas para apartarme de tu camino. 11Apiádate de mí y acércame a ti para que sea tu siervo y te sirva fielmente. 12Rodéeme la muralla de tu paz y protéjame todo mal el refugio de tu poder. 13Otórgamelo (?) . . . y borra la impiedad bajo el cielo y acaba con ella en la faz de la tierra. 14Limpia mi corazón, Señor, de toda impureza y me elevaré hacia ti (?). 15No apartes tu rostro del hijo de tu siervo Jacob. Tú, Señor, bendijiste a Abrahán, mi padre, y a Sara, mi madre. 16Tú prometiste darles una descendencia justa y bendita por siempre. 17Oye la voz de tu siervo Leví, que quiere estar cerca de ti. 18Haz partícipes de tus palabras a mí y a mis hijos eternamente, para que juzguemos con rectitud por siempre, y no apartes nunca de tu rostro al hijo de tu siervo. Guardé silencio mientras continuaba (interiormente) mi súplica.

2. Fragmentos arameos de la “Genizah” de El Cairo (TestLev 18,2) 4.

. . Paz, y todo lo más deseable de las primicias de la tierra (sirva para ti como) alimento. Mas al reino de la espada (pertenecen) pelea, guerra, batalla, desastre, rabia, matanza y hambre. 5Unas veces podrás comer, y otras pasarás hambre. En unos momentos trabajarás, y en otros descansarás. Unas veces dormirás, y otras huirá el sueño de tus ojos. 6Considera ahora cómo te ha hecho mayor que todos y cómo te otorgamos la grandeza de la paz eterna. 7Pasaron dos semanas cuando desperté de mi sueño. Entonces dije: “Una visión es igual a la otra”. Y me admiré que toda la visión se refiriera a mí. Entonces oculté todo en mi corazón y no se lo revelé a nadie. 8Subimos a casa de mi padre Isaac, y también él me bendijo del mismo modo. 9Entonces cuando vio Jacob . . . ofreció el diezmo de todo cuanto poseía según el rito (que había formulado) . . . así fui el primero al frente del sacerdocio, (por lo que) a mí (como único) entre todos mis hermanos me entregó una ofrenda . . . para Dios. Me revistió con las vestiduras sacerdotales y colmó mis manos (de dones). Fui constituido sacerdote del Dios eterno (?). Ofrecí todos mis sacrificios y bendije a mi padre con todas mis fuerzas, y también a mis hermanos. 10Entonces todos ellos me bendijeron a mí. También (nuestro) padre me bendijo, y terminé de ofrecer mis ofrendas en Betel. 3. Expansión del ms. e (griego) a TestLev 18,2 11Subimos

desde Betel y nos alojamos en la hacienda de Abrahán, nuestro abuelo, junto a Isaac, nuestro padre. nos vio a todos y nos bendijo con alegría. 13Cuando supo que yo oficiaba como sacerdote del Señor, dueño del cielo, comenzó a enseñarme las leyes del sacerdocio. Me habló así: 14—Hijo Leví, guárdate de toda impureza. Tus derechos son superiores a los de todo ser humano. 15Te anuncio ahora la norma verdadera y no te ocultaré absolutamente nada, sino que te instruiré. 16Guárdate de todo contacto carnal, de toda impureza y fornicación. 17Toma para ti una mujer de mi estirpe y no profanes tu linaje con prostitutas. Pues tú procedes de linaje santo . . . santifica tu linaje . . . tú serás sacerdote santo para el linaje de Abrahán. 18Estás cerca del Señor y de su santuario; mantente limpio en tu cuerpo de toda impureza humana. 19Cuando penetres en el santuario, báñate primero con agua y cúbrete luego con la vestidura sacerdotal. 20Cuando te hayas revestido, lávate de nuevo las manos y los pies antes de acercarte al altar con las ofrendas. 21Cuando vayas a ofrecer los dones que conviene presentar sobre el altar, lávate de nuevo las manos y los pies. 22Ofrece en primer lugar la leña partida, observando de antemano que se halle limpia de impureza. 23Me indicó doce clases de madera, para ofrecerlas sobre el altar, que producen humo de suave fragancia. 24Éstos son sus nombres: cedro, lauro (?), lentisco, abeto, pino, fresno (?), sabina (?), higuera, ciprés, laurel y bálsamo. 25Estas especies nombró, porque son las que deben colocarse bajo el holocausto sobre el altar. Cuando el fuego comience a prender en ellas, vierte la sangre sobre los costados del altar. 26Lávate otra vez, eliminando la sangre de tus manos y pies. Luego comienza a ofrecer los miembros salados. 27Presenta primero la cabeza y cúbrela con grasa, de modo que no se vea sangre sobre ella. 28Después, el cuello; luego, las paletillas, y posteriormente, el pecho con los costados. Más tarde, la cadera con el espaldar. Finalmente, las pezuñas bien limpias, con las entrañas. 29Todo bien salado, abundantemente, como conviene a cada una. 30Posteriormente ofrece harina mezclada con aceite; vierte vino y haz humear encima el incienso. Ejecuta tu tarea ordenadamente, y sea tu ofrenda aceptable y de buen aroma ante el Señor Altísimo. 31Cuanto hagas, ejecútalo con orden, según peso y medida. No añadas lo que no convenga . . . así es como conviene ofrecer la leña sobre el altar. 32Para un toro de buen tamaño es necesario un talento de leña; mas cuando se ofrece sólo grasa, seis minas. Para el segundo toro, cincuenta minas; pero si se trata sólo de su grasa, cinco. 33Para un ternero de buen tamaño, cuarenta minas. 34Si se trata de un carnero o de un macho cabrío, treinta minas, y para la grasa, tres. 35Si es un cordero o cabrito, veinte minas, y para su grasa, dos. 36Para un cordero o cabrito añales, de buen tamaño, quince minas, y para su grasa, mina y media. 37El toro grande ha de recibir suficiente sal como para que resulte bien sazonada su carne. Luego ofrécelo sobre el altar. Una medida basta para un toro. Lo que sobre aprovéchalo para salar la piel. 38Para el segundo toro toma cinco sextas partes de la medida, y para el novillo, la mitad. 39Para el carnero y macho cabrío, también la mitad. 40Para el cordero y cabrito, un tercio junto con la harina correspondiente. 41Para el toro grande y para el segundo, junto con el novillo, toma una medida de harina. 42Para el carnero y macho cabrío, dos partes, y para el cordero y cabrito, un tercio de la medida. El aceite: 43un tercio de medida para el toro, mezclado con la harina. 44Para el carnero, una sexta parte, y para el cordero y oveja, una octava. El vino para el toro y el carnero se expenderá conforme a la cantidad del aceite; para el cabrito líbalo con generosidad. 45Para el toro toma seis siclos de incienso; la mitad para el carnero, y para el cabrito, un tercio. Que toda la harina sea amasada. 46Si la ofreces sola, no sobre la grasa, la acompañarás con dos siclos de incienso. Un tercio de medida es un tercio del efá. 47Dos tercios de bato y una mina de peso son cincuenta siclos. La cuarta parte de un siclo es cuatro termas de peso. El siclo es como dieciséis termas y una medida de peso. 48—Ahora, hijo mío, escucha mis palabras y presta oído a mis recomendaciones. Que no se aparten mis palabras de tu corazón durante toda tu vida, pues eres sacerdote santo del Señor, 49y sacerdotes serán tus 12Éste

descendientes. Ordena a tus hijos que obren conforme a las normas que hoy te he señalado. 50Así me ordenó hacer mi padre Abrahán y transmitirlo a mis hijos. 51Ahora, hijo mío, me alegro que hayas sido escogido para el sacerdocio santo y para ofrecer sacrificios al Señor Altísimo, tal como conviene según lo ordenado. 52Cuando recibas un presente (de cualquier tipo de carne para ofrendarlo en sacrificio al Señor), acepta la leña según el orden que te he prescrito, e igualmente recibe de las manos de aquéllos la sal, harina, vino e incienso para las víctimas. 53En todo momento, cuando te acerques al altar, lava tus manos y tus pies; cuando salgas del santuario, no dejes que queden rastros de sangre sobre tus vestiduras. No enciendas fuego en el mismo día (?). 54Limpia continuamente tus manos y pies de (cualquier resto) de carne. 55Que no se vean sobre ti restos de sangre y vida (?), pues la sangre es la vida de la carne. 56Cuando te dispongas en tu casa a comer algo de carne, oculta su sangre en la tierra antes de ingerirla: así no comerás nunca sangre. 57De este modo me lo ordenó mi padre Abrahán, y así lo he encontrado, sobre la sangre, en las escrituras de Noé. 58Hijo mío querido, te aseguro que tu padre te ama especialmente y que eres santo del Señor Altísimo. Serás más amado que todos tus hermanos. 59Por tu descendencia se recibirán bendiciones en la tierra, y tu linaje será inscrito por siempre en el memorial del libro de la vida. 60Tu nombre y el de tu linaje no será borrado de él jamás. 61Hijo mío, Leví, tu linaje será bendito sobre la tierra por todas las generaciones. 62Al cumplirse en mi vida cuatro semanas de años, cuando tenía, pues, veintiocho, tomé mujer del linaje de Abrahán, mi padre. Su nombre era Melca, hija de Batuel, el hijo de Labán, hermano de mi madre. 63Concibió de mí, parió un primer hijo, y le puse por nombre Gersán, pues me dije: Forastero será mi linaje en la tierra donde nací. 64En una visión vi que el niño y su linaje serían apartados del sacerdocio. 65Treinta años tenía yo cuando nació él, en el mes décimo, hacia la puesta del sol. 66Concibió de nuevo Melca y, tras el tiempo oportuno de gestación, parió un hijo, a quien puse por nombre Kaat. 67Cuando nació, vi que en él habrían de congregarse todos los pueblos, que poseería el sumo sacerdocio y que él y su linaje tendrían el señorío sobre reyes y el sacerdocio en Israel. 68Kaat nació cuando yo tenía treinta y cuatro años, en el primer mes, el día primero, a la salida del sol. 69Me uní de nuevo con Melca, que concibió y me parió un tercer hijo, a quien llamé Merarí, pues sufrí por él. 70 (Arameo sólo). En el año cuadragésimo de mi vida dio a luz, en el tercer mes. 71Me uní a ella otra vez, concibió y me parió una hija, y le puse por nombre Jokébed. (Me) dije: “Me ha parido (esta hija) para mi honra, pero también me la ha alumbrado para gloria de Israel”. 72En el año sexagésimo cuarto de mi vida (la) alumbró, en el primer día del mes séptimo después de nuestra subida a Egipto. 73En el año decimosexto entramos a la tierra de Egipto. A mis hijos les fueron entregadas como esposas las hijas de mis hermanos, quienes, en su momento, les parieron hijos. 74Los nombres de los hijos de Gersán son: Libní y Simeí; y los de los hijos de Kaat son: Amram, Jizhar, Hebrón y Uziel. Los nombres de los hijos de Merarí son: Mahlí y Musaí. 75Amram tomó para sí como mujer a Jokébed, mi hija, cuando todavía vivía yo, en el año nonagésimo cuarto de mi vida. 76Y cuando nació Amram, lo llamé así, pues a la hora de su nacimiento me dije: Este niño [Amram] sacará al pueblo de la tierra de Egipto. Por eso le puse por nombre “pueblo exaltado”. 77En un (mismo) día nacieron él y Jokébed, mi hija. (Arameo) 78Tenía dieciocho años cuando subí a la tierra de Canaán. Y contaba dieciocho cuando maté a Siquén y terminé con los obradores de iniquidad. 79Cuando tuve diecinueve años fui consagrado sacerdote, y a los veintiocho tomé mujer. 80Tenía cincuenta y ocho cuando subimos a la tierra de Egipto. Viví allí ochenta y nueve años. 81Todos los días de mi vida fueron ciento treinta y siete años. (Siríaco) De nuevo (preguntamos): ¿cuánto vivió Leví? Lo que manifiesta en su testamento. Dice Leví en su testamento: 78Tenía ocho años cuando subí a la tierra de Canaán. Y contaba dieciocho cuando maté a Siquén y aniquilé a todos los obradores de iniquidad. 79Cuando tuve diecinueve años fui consagrado sacerdote, y a los veintiocho tomé mujer. 80Tenía cuarenta años cuando subí a Egipto. Viví allí noventa años. 81Todos los años de mi vida fueron ciento treinta y siete. (Arameo) Y (pude) ver a mis descendientes de la tercera generación antes de morir. 82En el año centésimo decimoctavo de mi vida, cuando murió José mi hermano, convoqué a mis hijos y nietos y comencé a explicarles todo lo que llevaba en mi corazón. 83Dije así a mis hijos: —Oíd las palabras de Leví vuestro padre y escuchad los preceptos del amado de Dios. 84A vosotros, hijos míos, os doy órdenes, y la verdad a vosotros os muestro, amados míos. 85Que el conjunto de vuestras obras sea la verdad, y por siempre permanezca entre vosotros la justicia. 86Que la verdad . . . y sea su cosecha bendita. 87El que siembre el bien, bien cosecha, y el que siembra el mal, sobre él se vuelve su semilla. 88Mas ahora, hijos míos, instruid a vuestros hijos en el libro de instrucción y sabiduría,

y goce la sabiduría entre vosotros de honra perpetua. 89El que enseña la sabiduría tendrá gloria en ella, y el que la desprecia será entregado al oprobio. 90Mirad, hijos míos, a José mi hermano, que instruye (con) la Escritura y (enseña) disciplina y sabiduría. 91 . . . no es un extraño en ella y no se asemeja a un forastero . . . Pues todos le otorgan gloria por ella, ya que anhelan aprender de su sabiduría 92Numerosos son sus amigos, y abundantes los que le saludan. 93Sobre un trono glorioso lo hacen sentar para oír sus sabias palabras. 94Gran tesoro de gloria es la sabiduría y enorme riqueza para todos los que la consiguen. 95Aunque se acerquen reyes poderosos y numeroso pueblo, un ejército (de) caballeros y numerosos carros, conquisten . . . la tierra y la ciudad y apresen cuanto en ella hay, no podrán robar el tesoro de la sabiduría ni lograrán encontrar sus secretos. 4. Expansión del texto eslavo a TestLev 7,4 (Traducción sobre la edición de N. Tichonravov, pp. 162-166) Considera tú, judío, este pensamiento, y acércate a la visión de Leví —a lo que éste puso de manifiesto— como a un ángel maravilloso descendido del cielo. El ángel dijo a Leví: —Tú estarás cerca del Señor y serás su servidor; revelarás sus misterios a los hombres y anunciarás al que quiere salvar a Israel. No conoces, judío, al ángel del Señor que anuncia a vuestros antepasados la salvación de Israel, pues no se te ha manifestado la palabra, a saber: que el Señor (por la descendencia) de Judá salva a todo el género humano. Considera, pues, desgraciado, que no es un ángel ni un ser humano, ni (otro) mediador, sino el Señor mismo quien nos salva. Esto es, pues, lo que al principio te hemos manifestado: que el Señor será engendrado de la tribu de Judá, de María virgen. Pues el mismo Leví era (del orden) levítico (!); era, por tanto, sacerdote del pueblo. Por este motivo era sacerdote el Señor, pues el ángel dijo a Leví: —De ti y de Judá se mostrará el Señor a los hombres salvando por sí mismo a todo el género humano sin sangre. Considera cómo los ángeles de Dios no ofrecen en sacrificio al Señor la sangre de los novillos ni la de los machos cabríos, sino que dan gracias al Señor con un sacrificio puro. Del mismo modo, también nosotros los cristianos ofrecemos al Señor el cuerpo y la sangre (como) ofrenda pura según el orden de Melquisedec. Considera, pues, también esto otro y convéncete de que el Señor juzga a los hijos de los hombres. No por vosotros (solamente), desgraciados, ejecuta el Señor su sentencia con el fuego inextinguible, con el gusano incansable y disponiéndoos (?) piedras de escándalo (?). Porque vosotros clavasteis en la cruz al Señor. Y el sol —dijo— se oscureció. ¿Acaso no se oscureció el sol cuando crucificasteis al Señor como dice el santo evangelio? Entonces hubo tinieblas sobre toda la tierra desde la hora tercia hasta la nona, secándose las aguas y quedando prisionero el Hades. Indícame, pues, tú. Cuando quedó el Hades prisionero, ¿qué clase de enemigos armados entraron en el Hades? (No fue así,) sino que el mismo Señor, después de haber yacido en la tumba, penetró en el Hades, liberando a Adán, el primer llamado de aquella prisión subterránea. Pues él era el Señor de cielos y tierra; por eso vino, para apoderarse del Hades. Mas aunque padeció, su naturaleza era impasible, pues con su padecimiento concedió la impasibilidad al género humano. Pero los hombres ignorantes permanecen sin justicia. ¿Quién, pues, carente de entendimiento, se opuso? ¡Vosotros, infelices! Vosotros, pues, habéis permanecido en la injusticia. Por este motivo seréis condenados a torturas. Oyó —dijo— el Altísimo la plegaria. Apártate de la injusticia y conviértete en su hijo y servidor. Considera, pues, cómo anteriormente existía el Hijo de Dios y servía ante él —dijo. Te dará la bendición, a ti y a todo tu linaje, hasta que el Señor visite a todas las naciones, (enviando) lleno de piedad a su Hijo para siempre. Sobre él pusieron sus manos vuestros hijos y lo maltrataron. Considera cómo nos envió el Dios misericordiosos a su Hijo para siempre y cómo vosotros, desgraciados, pusisteis sobre él vuestras manos y maltratasteis al Hijo de Dios. Por esta razón —dijo— se os dará inteligencia para que instruyáis a vuestros hijos sobre ello. Así, el que lo bendiga será bendito, y el que lo maldiga quedará aniquilado. Haced memoria: ¿quién es el que bendice al Hijo de Dios y quiénes los que creen en él en verdad? Nosotros, los cristianos, le adoramos, mientras que vosotros lo crucificasteis. Por ello habéis atraído en verdad sobre vosotros mismos la perdición.

Pereceréis, y una pequeña parte vuestra será dispersada en el mundo. Esta porción recibirá cargas, tristeza y daño no pequeños. Considerad, pues, lo que fue dicho a Leví desde el cielo: “A ti te he dado la bendición de la pureza hasta que yo venga y habite en Israel”. Pero vosotros, infelices, no comprendéis que vendrá el Señor con el deseo de salvar a Israel. Vosotros blasfemasteis continuamente contra el Señor, a fin de que nosotros por ello, estando en otro lugar (?), recibamos su divina ley. Mas vosotros, desgraciados, hechos semejantes al Satanás antiguo por vuestro orgullo, caeréis en la perdición.

TESTAMENTO DE JUDÁ Sobre la valentía, la avaricia y la fornicación

1 1Copia de las palabras de Judá dirigidas a sus hijos antes de su muerte. 2Se congregaron todos y fueron a verle. Entonces les dijo: 3—Yo fui el cuarto hijo de mi padre. Mi madre me llamó Judá, pues a sí misma se decía: «Doy gracias al Señor porque me ha dado un cuarto hijo». 4Yo era rápido y diligente en mi juventud y obedecía a mi padre en todo, 5respetando a mi madre y a su hermana. 6Cuando me hice hombre, mi padre me bendijo así: «Serás rey y tendrás éxito en todas tus cosas». 2 1El Señor me concedió gracia en todas mis obras, en el campo y en la casa. 2Cuando me di cuenta de que podía competir con las ciervas en velocidad, cacé una y la preparé como comida para mi padre. 3Vencía a las gacelas en la carrera y apresaba todo lo que había en la llanura. Me apoderé de una yegua salvaje y la domé. 4Maté a un león y arranqué a un cabrito de su boca. Arrastrando a un oso por las patas, lo lancé por un precipicio. A cualquier animal salvaje que se me enfrentaba lo desgarraba como si fuera un perro. 5Competí con un jabalí, le gané a la carrera y lo destrocé. 6En Hebrón, un leopardo cayó sobre un perro; lo agarré por la cola, lo lancé como si fuera un venablo y se reventó en dos. 7A un toro salvaje que pastaba en la región lo agarré por los cuernos, le di vueltas en círculo, lo cegué y lo aniquilé derribándolo en tierra. 3 1Cuando avanzaron contra mis rebaños los dos reyes de los cananeos, cubiertos con corazas y con mucha gente a su alrededor, corrí en solitario contra el rey Asur, lo agarré, le golpeé en sus grebas, lo tiré al suelo y acabé así con él. 2También eliminé al otro rey, Tafué, que se mantenía a lomos de su caballo; así dispersé a todo el ejército. 3Contra el rey Acor, un gigante que lanzaba sus dardos a caballo por delante y por detrás, levanté una piedra de sesenta libras, la lancé, golpeé a su caballo y lo maté. 4Luché luego contra Acor durante dos horas y lo maté también: dividí en dos partes su escudo y le corté los pies. 5Cuando estaba despojándole de su coraza, ocho compañeros suyos se dispusieron a luchar contra mí. 6Enrollé mi capa en mi brazo, lancé contra ellos piedras con mi honda; maté a cuatro, y el resto huyó. 7Jacob, mi padre, acabó con Beelisa, el jefe de todos los reyes, un gigante forzudo de doce codos de estatura. 8Les invadió el terror y dejaron de hacernos la guerra. 9Por esta razón no se angustiaba mi padre con las guerras, ya que yo estaba entre mis hermanos; 10pues había tenido una visión sobre mí: que un ángel poderoso me seguía en todas mis acciones, de modo que no podía ser vencido. 4 1En el sur tuvimos una guerra más encarnizada que en Siquén. Me dispuse en orden de batalla con mis hermanos, perseguí a mil hombres y maté a doscientos de ellos y a cuatro reyes. 2Me lancé contra ellos sobre la muralla y abatí a otros dos reyes. 3Así liberamos Hebrón y recuperamos a todos los prisioneros de esos reyes. 5 1Al día siguiente nos fuimos a Areta, ciudad fuerte, amurallada e inaccesible, que nos amenazaba de muerte. 2Gad y yo nos acercamos a la ciudad por el este, y Rubén y Leví, por el occidente y el sur. 3Los de la muralla pensaron que estábamos solos y se lanzaron hacia abajo contra nosotros. 4Entonces, secretamente, mis hermanos escalaron la muralla ayudándose de clavijas y entraron a la ciudad sin que los enemigos se enteraran. 5Tomamos la ciudad a punta de espada. Otros habían huido a la torre, pero le prendimos fuego y así nos apoderamos de todo. 6Cuando nos retirábamos, los hombres de Tafué cayeron sobre nuestro botín de prisioneros. Se lo dejamos a nuestros hijos y luchamos contra ellos hasta Tafué misma. 7Los matamos, incendiamos su ciudad y pillamos todo lo que en ella había. 6 1Cuando estábamos cerca de las aguas de Cozebá, los hombres de Jobel vinieron contra nosotros en son de guerra. 2Peleamos contra ellos y matamos a sus aliados, los de Silón, sin darles la oportunidad de salir contra nosotros. 3Los de Maquir se nos enfrentaron al quinto día para apoderarse de nuestro botín. Nos lanzamos contra ellos y los vencimos en una ruda batalla, puesto que había entre ellos gran cantidad de valientes. Los matamos antes de que completáramos la subida. 4Cuando nos acercamos a su ciudad, sus mujeres hacían rodar piedras contra nosotros desde lo alto del monte en que estaba emplazada la villa. 5Ocultándonos Simeón y yo por detrás, nos apoderamos de las alturas y aniquilamos toda la ciudad. 7 1Al día siguiente nos comunicaron que el rey de la ciudad de Gaas venía contra nosotros con una muchedumbre fuertemente armada. 2Dan y yo, fingiéndonos amorreos, entramos como aliados en su ciudad. 3En

medio de la oscuridad nocturna vinieron nuestros hermanos, les abrimos las puertas y los aniquilamos a ellos y a sus propiedades. Nos repartimos todas sus riquezas y abatimos sus tres murallas. 4Nos acercamos a Tamná, donde se habían concentrado en su huida las huestes de los reyes enemigos. 5Me insultaron y me irrité. Me lancé hacia la cima contra ellos, mientras me arrojaban flechas y piedras con sus hondas. 6Si Dan, mi hermano, no hubiera luchado conmigo, habrían podido matarme. 7Pero nos lanzamos contra ellos con gran ira, y huyeron todos. Yendo por otro camino, suplicaron a mi padre, quien firmó con ellos la paz. 8No les hicimos ningún daño, sino que concluimos un tratado y les devolvimos todo nuestro botín. 9Yo edifiqué Tamná, y mi padre, Rambael. 10Tenía yo veinte años cuando tuvo lugar esta guerra. 11Los cananeos nos tenían miedo, a mí y a mis hermanos. 8 1Poseía yo muchos rebaños y, como mayoral, a Irán el odolamita. 2Cuando yo me dirigía hacia él, vi a Barsán, rey de Odolán, que preparó para nosotros un banquete. Me exhortó a que aceptara a su hija Besué como mujer. 3Ella me parió a Er, Onán y Selón. A dos de ellos los hizo morir el Señor sin hijos. Pero Selón vivió, y vosotros sois sus hijos. 9 1Durante dieciocho años, desde que llegamos de Mesopotamia de casa de Labán, mantuvimos la paz, mi padre y nosotros, con Esaú, su hermano, e igualmente con los hijos de éste. 2Cuando pasaron estos años, teniendo yo cuarenta, vino contra nosotros Esaú, el hermano de mi padre, con multitud de gentes valerosas y fuertemente armados. 3Esaú cayó bajo el arco de Jacob, fue llevado (casi) muerto al monte Seír y murió cuando se dirigía a Eirramna. 4Nosotros perseguimos a los hijos de Esaú. Tenían éstos una ciudad con muros de hierro y puertas de bronce. No pudimos entrar en ella, sino que asentamos nuestro campamento y los sometimos a asedio. 5Como no abrían las puertas después de veinte días, ante sus mismos ojos acerqué una escalera y puse el escudo sobre mi cabeza. Subí entonces, recibiendo una lluvia de piedras de hasta tres talentos de peso. Pero subí y maté a cuatro de los más aguerridos entre ellos. 6Al día siguiente ascendieron Rubén y Gad y mataron a otros seis. 7Entonces nos pidieron la paz. Nos avenimos al consejo de nuestro padre y los aceptamos como tributarios. 8Nos proporcionaban doscientas medidas de trigo, quinientas de aceite y mil quinientas de vino hasta que bajamos a Egipto. 10 1Después de estos acontecimientos, mi hijo Er trajo a Tamar, hija de Arán, desde Mesopotamia y la tomó como mujer. 2Pero Er era malvado y tenía dudas de Tamar porque no era de la tierra de Canaán. Un ángel del Señor lo mató durante la noche del tercer día. 3Él no llegó a conocerla, siguiendo las malas artes de su madre, pues no quería tener hijos de ella. 4En los días mismos de la fiesta de bodas se la di por esposa a Onán. Pero éste, por su maldad, no la conoció, aunque vivió con ella un año. 5Cuando lo amenacé, se acostó ciertamente con ella, pero dejaba perecer su esperma sobre la tierra, según la orden de su madre. También él murió por su maldad. 6Quise luego dársela por esposa a Selón, pero mi mujer Besué no lo permitió. Quería mal a Tamar porque no era de las hijas de Canaán, como ella. 11 1Yo sabía que era malo el linaje de Canaán, pero el impulso de la juventud cegó mi corazón. 2La vi cuando escanciaba vino; la embriaguez me sedujo y caí a sus pies. 3Ella, estando yo ausente, se fue y tomó para Selón mujer entre las hijas de Canaán. 4Cuando supo lo que había hecho, la maldije en medio del dolor de mi alma. 5Ciertamente, ella murió también por la maldad de sus hijos. 12 1Tras estos hechos, dos años después, siendo ya viuda, oyó Tamar que yo subía a esquilar las ovejas. Se engalanó de novia y se sentó delante de la puerta, en la ciudad de Enán, 2pues existe la costumbre entre los amorreos de que la prometida en matrimonio se siente como ramera durante siete días a la puerta de la ciudad. 3Yo me había embriagado y no la conocí por los efectos del vino. Su belleza me sedujo gracias a la forma de sus adornos. 4Me incliné ante ella y le dije: —Voy a tu casa. Me respondió: —¿Qué me das? Yo le entregué mi bastón, mi cinturón y la diadema real. Me uní a ella, y quedó encinta. 5Sin saber lo que ella había hecho, quise matarla. Pero ella me envió secretamente las prendas y me hizo avergonzarme. 6La llamé y escuché las palabras secretas que, durmiendo con ella, había pronunciado en mi embriaguez. No pude matarla porque la cosa venía de Dios. 7Yo me decía: ¿acaso ha actuado con engaño tras recibir de otra las prendas? 8Pero no me acerqué a ella hasta los días de mi muerte, ya que había cometido esta impiedad en todo Israel. 9Los vecinos de la ciudad decían, además, que en la puerta no había ninguna prostituta; que había venido de otra región y que se había sentado allí durante poco tiempo. l0Pensé que nadie se había enterado de que yo había ido a su casa. 11Después de estos sucesos fuimos a Egipto, junto a José, a causa del hambre. 12Cuarenta y seis años tenía entonces, y viví allí setenta y tres. 13 1Hijos míos, oíd lo que os ordena vuestro padre; guardad todas mis palabras, para que cumpláis los preceptos del Señor y obedezcáis los mandamientos del Señor Dios. 2No caminéis tras vuestros deseos ni según los pensamientos de vuestras mentes con el orgullo de vuestros corazones. No os vanagloriéis con la fortaleza de vuestra juventud, porque también eso es malo ante los ojos del Señor. 3Yo me había gloriado de que, durante mis guerras, no me había engañado ningún rostro de mujer hermosa y había colmado de oprobios a Rubén, a causa de Bala, la mujer de mi padre. Pero los espíritus de la envidia y la fornicación se dispusieron contra mí hasta que caí ante Besué, la

cananea, y ante Tamar, la esposa de mis hijos. 4Decía yo a mi suegro: «Deliberaré con mi padre y así aceptaré a tu hija». Pero él no quiso y me mostró una cantidad inmensa de oro a disposición de su hija, ya que era rey. 5La adornó con oro y perlas e hizo que ella, luciendo toda su belleza, nos escanciara en el banquete. 6El vino desvarió mis ojos, y el placer cegó mi corazón. 7Enamorado de ella, caí y transgredí el mandamiento del Señor y de mis padres tomándola como mujer. 8Pero el Señor me pagó de acuerdo con los designios de mi corazón, puesto que no sentí alegría con sus hijos. 14 1Hijos míos, no os embriaguéis de vino, porque éste aparta la mente de la verdad, la impulsa al ímpetu del deseo y conduce los ojos hacia la perdición. 2Pues el espíritu de la fornicación utiliza al vino como servidor para proporcionar placer a los sentidos; ambos roban también la fuerza del hombre. 3Si alguno bebe vino hasta embriagarse, éste excita su mente hacia la fornicación por medio de sucios pensamientos y caldea su cuerpo para la unión carnal, y si se halla presente la causa del deseo, comete el pecado sin el menor pudor. 4Así es el vino, hijos míos, porque el borracho no se avergüenza ante nadie. 5A mí, pues, me extravió también él para que no sintiera vergüenza ante la muchedumbre de los ciudadanos: a los ojos de todos me incliné ante Tamar. Cometí un gran pecado y levanté el velo de la impureza de mis hijos. 6Por culpa del vino no sentí respeto del mandamiento de Dios y tomé como mujer a una cananea. 7Por ello, el que bebe vino necesita inteligencia, hijos míos. Y ésta es la sensatez en la bebida: beber sólo mientras se mantiene la decencia. 8Pero si se pasa esta frontera, (el vino) irrumpe en la mente y suscita al espíritu del error y hace al ebrio hablar lo indecoroso, transgredir la ley sin sentir vergüenza, llegando incluso a gloriarse en el deshonor juzgándolo algo hermoso. 15 1El fornicario no siente que sufre daño ni se avergüenza cuando pierde la honra. 2Uno que fornica, aunque sea rey, queda desposeído de la realeza, pues resulta esclavo de la fornicación, tal como me ocurrió a mí. 3Entregué mi báculo, es decir, el apoyo de mi tribu; mi cinturón, es decir, mi poderío, y la diadema o, lo que es lo mismo, la honra de mi reino. 4Luego, arrepentido de ello, ni gusté del vino ni de la carne hasta mi senectud, ni gocé de ningún tipo de alegría. 5El ángel del Señor me indicó que las mujeres dominan siempre tanto al rey como al mendigo. 6Al rey le despojan de su honor, al valiente de su energía y al menesteroso hasta del más pequeño sustento de su pobreza. 16 1Guardad, pues, hijos míos, el límite del vino, pues hay en él cuatro espíritus malvados: del deseo, del ardor, del libertinaje y del lucro infame. 2Si bebéis vino en momentos de alegría, hacedlo con temor de Dios y guardando la compostura. Si no bebéis con esta disposición y se aparta de vosotros el temor de Dios, vendrá luego la embriaguez, y con ella se introducirá la desvergüenza. 3Si no (guardáis la compostura), no bebáis en absoluto, para que no pequéis con palabras ultrajantes, en peleas, calumnias y transgresiones de los mandamientos de Dios, pereciendo antes de hora. 4El vino descubre a los extraños los secretos de Dios y de los hombres, al igual que yo revelé los mandatos de Dios y los secretos de mi padre Jacob a Besué, la cananea, a quien Dios ordenó no desvelárselos. El vino es causa de disputa e intranquilidad. 17 1Os ordeno, pues, hijos míos, que no pongáis vuestro amor en el dinero ni dirijáis vuestra mirada a la belleza de las mujeres, porque por el dinero y la hermosura me extravié con Besué, la cananea. 2Yo sé que, por culpa de esas dos cosas, vosotros, mi raza, caeréis en el mal. 3Sé también que esas dos cosas echarán a perder a los sabios de entre mis hijos y harán que mengüe el reino de Judá, que me otorgó el Señor por la obediencia a mi padre. 4Pues nunca entristecí a Jacob, mi padre, ya que ejecuté todo lo que me ordenó. 5Abrahán, el padre de mi padre, me prometió en su bendición que había de reinar en Israel, y del mismo modo me bendijo Isaac. 6Yo sé que de mí se establecerá la realeza. 18 1También he leído en los libros de Henoc el justo las maldades que comentaréis (cometeréis?) en los días postreros. 2Guardaos, pues, hijos míos de la fornicación y del amor al dinero; escuchad a Jacob, vuestro padre, 3porque tales cosas os apartan de la ley de Dios y ciegan las deliberaciones de la mente. Inculcan el orgullo, y no permiten al hombre apiadarse de su prójimo. 4Privan al alma de toda bondad y lo constriñen a trabajos y labores; le roban el sueño, y le consumen las carnes. 5Ponen trabas a los sacrificios a Dios, no se acuerdan de su alabanza, no obedecen las palabras de los profetas y odian los discursos piadosos. 6Sirviendo a dos pasiones contrarias a los mandatos de Dios, el hombre no puede obedecer a la divinidad; aquéllas ciegan su alma y camina durante el día como si fuera de noche.

19 1Hijos míos, el amor al dinero conduce a los ídolos: (los hombres,) engañados por él, creen en dioses que no son. La avaricia hace caer en el desvarío al que la posee. 2Por el dinero perdí yo a mis hijos, y habría muerto sin ninguno a no ser por la penitencia de mi carne, la humildad de mi alma y las plegarias de Jacob, mi padre. 3Pero el Dios de mis padres, compasivo y misericordioso, me perdonó porque obré por ignorancia. 4El príncipe del error me cegó, y no tuve en cuenta cómo el hombre y la carne están corrompidos por el pecado. Pero aprendí mi debilidad cuando pensaba que era invencible. 20 1Sabed, pues, hijos míos, que dos espíritus tienen su asiento en el hombre: el de la verdad y el del error. 2En medio de ellos se halla el espíritu intelectivo de la mente y se inclina adonde quiere. 3Las obras de la verdad y las del error están escritas sobre el pecho del hombre, y el Señor conoce cada una de ellas. 4No hay momento en el que puedan pasar inadvertidas las obras humanas porque están grabadas ante el Señor sobre el pecho, en sus huesos. 5El espíritu de la verdad da testimonio de todo lo bueno y acusa de lo malo. El pecador queda envuelto por el fuego de su propio corazón y no puede levantar su rostro hacia el Juez. 21 1Ahora, hijos míos, amad a Leví, para que permanezcáis en pie; no os levantéis contra él, para que no perezcáis. 2A mí me otorgó el Señor el reino, pero a él el sacerdocio, subordinando el primero al segundo. 3A mí me dio lo terrenal; a él, lo celestial. 4Como supera el cielo a la tierra, así aventaja el sacerdocio de Dios a la realeza terrena, si el primero no se aparta del Señor por el pecado ni se ve dominado por la realeza terrestre. 5A él y no a ti ha elegido el Señor para acercarse a Él, para comer de su mesa y de sus primicias, las delicias de los hijos de Israel. 6Tú reinarás en Jacob y serás para ellos como el mar. Como en el piélago los justos y los injustos son llevados de un lado a otro, los unos como cautivos y los otros enriqueciéndose, así habrá en ti toda clase de hombres: unos sufrirán peligros y caerán prisioneros; otros se enriquecerán por la rapiña. 7Los reyes serán como grandes cetáceos, tragándose a los hombres como peces. Esclavizarán a los libres, hombres y mujeres, y expoliarán casas, campos, rebaños y riquezas. 8Llenarán impíamente los buches de cuervos e ibis con las carnes de muchos. Adelantarán en la maldad, enorgulleciéndose en su avaricia. 9Serán falsos profetas, como huracanes, y perseguirán a todos los justos. 22 1El Señor atraerá sobre ellos divisiones de unos con otros, y habrá continuas luchas en Israel. 2Mi reino acabará entre gentes extrañas, hasta que venga la salvación de Israel, [hasta la venida del Dios justo], para que Jacob [y todos los pueblos] puedan descansar en paz. 3Él guardará la fortaleza de mi reino para siempre, pues el Señor me juró solemnemente que permanecería la realeza de mi descendencia en todo momento, por siempre. 23 1Siento mucha pena, hijos míos, por las inmoralidades, magias y actos idolátricos que ejecutaréis contra el reino, siguiendo los pasos de adivinos, démones y erróneos augurios. 2Haréis de vuestras hijas bailarinas y cortesanas y os mezclaréis con las abominaciones de los gentiles. 3Por ello atraerá el Señor sobre vosotros hambre y peste, muerte y espada vengadora, asedio de ciudades, perros que desgarran las carnes de sus enemigos, insultos de los amigos, perdición e inflamación de ojos, aniquilación de los hijos, rapto de las esposas, rapiña de vuestros bienes, incendio del templo de Dios, desolación de vuestra tierra y cautividad entre los gentiles. 4De entre vosotros castrarán los eunucos para sus mujeres. 5Pero cuando os volváis al Señor con un corazón perfecto, arrepentidos y caminando según todos los mandamientos de Dios, os visitará el Señor con misericordia y os sacará de la esclavitud de vuestros enemigos. 24 1Después de esto se levantará en paz un astro de la estirpe de Jacob [y surgirá un hombre de mi semilla como sol justo, caminando junto con los hijos de los hombres en humildad y justicia, y no se hallará en él ningún pecado. 2Los cielos se abrirán sobre él para verter las bendiciones del Espíritu del Padre Santo. Él mismo derramará también el espíritu de gracia sobre vosotros. 3Seréis sus hijos en la verdad y caminaréis por el sendero de sus preceptos, los primeros y los últimos. 4Éste es el retoño del Dios Altísimo y la fuente misma para vida de todo ser humano]. 5Brillará entonces el cetro de mi reino, y de vuestra raíz nacerá un tallo. 6En él surgirá un báculo justo para los gentiles, para hacer justicia y salvar a cuantos invoquen al Señor. 25 1Luego, volverán a la vida Abrahán, Isaac y Jacob; y mis hermanos y yo seremos jefes de nuestras tribus en Israel: Leví, el primero; yo, el segundo; el tercero, José; el cuarto, Benjamín; el quinto, Simeón; el sexto, Isacar, y así, sucesivamente, todos. 2El Señor bendecirá a Leví; el ángel de la faz, a mí; las potestades gloriosas, a Simeón; el cielo, a Rubén; a Isacar, la tierra; el mar, a Zabulón; las montañas, a José; la tienda, a Benjamín; las luminarias del cielo, a Dan; las delicias, a Neftalí; el sol, a Gad; los olivos, a Aser. 3Habrá un solo pueblo del Señor y una lengua; no existirá ya el espíritu engañoso de Beliar, porque será arrojado al fuego para siempre jamás.

4Los

que hayan muerto en la tristeza resucitarán en gozo, y los que hayan vivido en pobreza por el Señor se enriquecerán; los necesitados se hartarán; se fortalecerán los débiles, y los muertos por el Señor se despertarán para la vida. 5Los ciervos de Jacob correrán con gozo, y las águilas de Israel volarán con alegría; [los impíos se lamentarán; gemirán los pecadores], y todos los pueblos alabarán al Señor por siempre. 26 1Guardad, pues, hijos míos, toda la ley del Señor, porque hay una esperanza para todos los que hacen rectos sus caminos. 2Les dijo: —Hoy muero ante vuestros ojos con ciento diecinueve años. 3No me enterréis con un vestido lujoso ni me abráis el vientre —porque tales cosas hacen los reyes—, sino conducidme a Hebrón con vosotros. 4Tras haber dicho estas palabras, se durmió Judá. Sus hijos hicieron según lo que les había ordenado y lo enterraron en Hebrón con sus padres. Apéndice Midrás Wayyisau Sobre este midrás, cf. vol. II, p. 189, donde se edita la parte que corresponde a Jub 37,14.17; 38,2-3.5-10.1215. Aquí traducimos del hebreo el fragmento de esta composición en que se parafrasea el TestJud. El texto base es el de R. H. Charles (Ap. I de su edición, pp. 235-238), más elaborado que el presentado por Jellinek en su Beth-haMidrash III, 1-3. Las frases en cursiva indican correspondencia con el texto griego, y los números entre paréntesis, los pasajes correspondientes del TestJud. «Partieron, y cayó el terror de Dios . . . » (Gén 35,5). Dijeron: Dos hijos de Jacob llevaron a cabo esta acción tan grande . . . si se reunieran todos podrían destruir el mundo. Cayó el temor de Dios (Santo, bendito sea) sobre ellos, por eso no persiguieron a los hijos de Jacob. Nuestros maestros dijeron: Aunque no fueron tras ellos esta vez, poco después dos de aquéllos les persiguieron. Se pusieron de acuerdo los reyes de los amorreos contra los hijos de Jacob y trataron de acabar con ellos en el valle de Siquén. Después de estos sucesos volvieron Jacob y sus hijos a Siquén y se quedaron allí a vivir. Dijeron algunos: No fue suficiente el que mataran a todos los hombres de Siquén, sino que se apoderaron también de su país. Se juntaron todos y vinieron contra ellos para matarlos. Cuando lo vio Judá, se puso de su salto en medio de las escuadras de los adversarios y mató, en primer lugar, a Yasub, rey de Tappuah, que iba cubierto de la cabeza a los pies, de hierro y cobre, cabalgando sobre un caballo, y arrojaba desde él por delante y por detrás venablos con las dos manos. No erraba en ningún lugar donde los lanzaba, pues era un guerrero valeroso lanzando con las dos manos (3,2-3). Cuando lo vio Judá, no se atemorizó de él ni de su arrogancia. Dio un salto y corrió a su encuentro. Tomó una piedra del suelo de sesenta «sela‘im» de peso y la lanzó contra él cuando se hallaba a una distancia de dos terceras partes de un estado, lo que hace 173 codos. Él venía al encuentro de Judá adornado con todos los arreos de hierro y arrojando venablos. Judá le golpeó con la piedra sobre el escudo y lo derribó del caballo. Quiso incorporarse al punto, pero Judá corrió e intentó matarlo antes de que se levantase de tierra. Mas él, rápidamente, se incorporó ante Judá y se dispuso a luchar contra él, escudo contra escudo; enarboló su espada y trató de cortar la cabeza de Judá. Éste levantó su escudo ante la espada y paró el golpe con él, que se dividió en dos (3,4). ¿Qué hizo Judá? Se dio media vuelta y le golpeó con su espada cortando sus pies por encima de los tobillos. Entonces cayó a tierra, e igualmente la espada de su mano. Judá saltó hacia él y le cortó la cabeza. Pero mientras le despojaba de su armadura, vinieron contra él nueve de sus compañeros. Al primero que se acercó le tiró Judá una piedra, le dio en la cabeza y cayó su escudo de la mano. Lo cogió Judá y continuó haciendo frente a los otros ocho (3,5). Leví, su hermano, se acercó y permaneció junto a él; disparó sus flechas y mató a ’Ailón rey de Ga‘iš (Gén 26,34; Jos 24,30). Judá mató a los ocho restantes. Jacob, su padre, se acercó y mató a Zeruré, rey de Silo, mas ninguno de ellos se levantó contra los hijos de Jacob, pues no tenían corazón para resistir, sino para huir. Los hijos de Jacob los persiguieron, y Judá mató aquel día a mil antes de que se pusiera el sol. El resto de los hijos de Jacob partió de Tel Siquén, del lugar en que habían estado resistiendo, y los persiguieron a toda prisa hasta que salieron a la explanada de la ciudad. Y allí mismo trabaron una batalla más encarnizada que las que habían entablado en el valle de Siquén (4,1). Disparó Jacob sus flechas y mató a Far‘aton, rey de Hazor; a Pesusé, rey de Sartán (1 Mac 9,50); a Labán rey de Aram, y a Šebir, rey de Mahanaim. Judá fue el primero en subir a la muralla de Hazor. Cuatro guerreros se dispusieron a luchar contra él antes de

que se acercara Neftalí, que subía detrás. Aún no había ascendido y ya Judá había matado a aquellos cuatro guerreros, y Neftalí se aprestó y subió tras él. Se colocó Judá a la derecha de la muralla y Neftalí a la izquierda, y (pronto) se vieron rodeados por enemigos que pretendían darles muerte. El resto de los hijos de Jacob se puso en movimiento y subieron detrás de ellos, rompieron su resistencia y conquistaron aquel día Hazor. Mataron a todos los guerreros sin excepción e hicieron prisioneros al resto (4,2). El segundo día fueron contra Sartán y también allí entablaron combate, pues era una ciudad amurallada y segura de su fortaleza, que atacaba a todo el que se aproximaba a ella. No había espacio para acercarse a la muralla porque era resistente y muy elevada y no había lugar para conquistarla (5,1). Aquel día se apoderaron de aquella ciudad. Subieron a la muralla; Judá, el primero, desde oriente; Gad, desde poniente; Simeón y Leví, desde el norte, y Rubén y Dan, desde el sur. Se acercaron Isacar y Neftalí e incendiaron los espigones de las puertas de la ciudad. Se luchaba con dureza sobre la muralla hasta que subieron allí las tropas de sus aliados. Resistieron contra ellos en la torre hasta que Judá la conquistó. Después subió a lo alto de la torre y mató a doscientos hombres sobre su techo antes de bajar de ella (5,2-5). Todos los de la ciudad se aunaron y mataron a los extranjeros. No dejaron vivo a ninguno de ellos, porque eran hombres fuertes y valientes para la guerra. Sacaron a los prisioneros de allí y se retiraron tras ellos marchando a Tappuah. Cuando salieron los de Tappuah a librar a los prisioneros de sus manos ―a los que habían cogido en la llanura de la ciudad―, se fueron hacia Arbael y mataron a los hombres que había salido a librar a los prisioneros (5,6-7). Al tercer día fueron a Tappuah por la mañana y, cuando reunían a los prisioneros, vinieron los habitantes de Silo para entablar combate. Se revistieron entonces de sus armas y salieron tras ellos, matándoles a todos antes de mediodía, entrando después de las mujeres en Silo, sin darles ocasión de resistir. Aquel día se apoderaron de la ciudad y sacaron a los prisioneros. Vino el bloque de sus aliados que habían dejado en Tappuah, y junto con ellos saquearon la ciudad (6,1-3). El día cuarto cruzaban ante los campamentos de Šebir. Salieron entonces a librar a los prisioneros y bajaron al medio del valle. Se prepararon (los hijos de Jacob), subieron tras ellos y los mataron antes de que alcanzaran la altura. Ese día salieron los hombres del campamento de Šebir ante ellos y les arrojaban piedras. Durante el día, los hijos de Jacob capturaron y dieron muerte a todos los guerreros. Libraron a todos los prisioneros y los juntaron a los que ya tenían con ellos (6,3-5). El día quinto fueron a Go‘aš, porque oyeron que estaban allí reunidos gran multitud de amorreos y decían que venían contra ellos. Pero Go‘aš era una ciudad fortificada, una de las ciudades de los reyes de los amorreos. Fueron allí y entablaron combate con la ciudad hasta el mediodía y no pudieron capturarla porque tenía tres murallas, una detrás de otra. Se prepararon para el asedio, mientras les insultaban. En aquel momento desbordó la cólera de Judá, y un espíritu de venganza entró en él y le sacudió con todo su poder. Subió el primero a la muralla y estuvo a punto de morir Judá. Si no hubiera estado su padre Jacob, habría muerto allí, de no haber disparado su arco y matado a diestra y siniestra (7,1-3). A su derecha estaban unos que arrojaban piedras contra él, y a su izquierda y por delante, otros dispuestos a la batalla; todos ellos trataban de abatirlo de la muralla, cuando subió Dan, su hermano, y los hizo retroceder. Neftalí iba el tercero detrás de ellos, y Simeón y Leví apremiaron y subieron por la tarde. Los cinco se opusieron y no les dieron ocasión de resistir, matando una gran mayoría de ellos, y así continuaron hasta que se formó un río de sangre. Aquel día capturaron la ciudad al caer el sol y mataron a todos los guerreros. Hicieron salir a los prisioneros y marcharon a reposar fuera de la ciudad porque estaban fatigados (7,4-7). El día sexto se reunieron todos los amorreos y vinieron por sí mismos sin arreos de guerra, se postraron ante ellos y solicitaron que se les otorgara la paz. Así lo hicieron, y les devolvieron Timná y toda la tierra de su contorno. Entonces Jacob hizo la paz con ellos, y ellos restituyeron a los hijos de Jacob todo el ganado del que se había apoderado, dos por uno: les impusieron un tributo y les devolvieron los prisioneros. Se retiró Jacob a Timná (léase: ‘y construyó Jacob Timná, con CrYer y TestJud) y Judá a Arbael. Desde entonces en adelante, permanecieron en paz con los amorreos (7,8-11).

TESTAMENTO DE ISACAR Sobre la sencillez

1 1Copia de las palabras de Isacar. Convocó a sus hijos y les habló así: —Escuchad, hijos, a Isacar, vuestro padre; prestad oído a las palabras del amado del Señor. 2Nací como quinto hijo de Jacob, como premio por las mandrágoras. 3Rubén trajo mandrágoras del campo; Raquel le salió al encuentro y se las quitó. 4Lloraba Rubén por ello, y a sus gritos salió Lía, mi madre. 5Estas mandrágoras eran manzanas de excelente aroma, producidas por la tierra de Arán, en las alturas, bajo una catarata escarpada. 6Dijo Raquel:

—No te las devolveré; serán mías en vez de hijos. 7Eran dos manzanas. Replicó Lía: —Debiera bastarte el haberme arrebatado al varón de mi doncellez. ¿Vas a llevarte también éstas? 8Respondió: —Que Jacob pase contigo esta noche por las mandrágoras de tu hijo. 9Díjole Lía: —No seas jactanciosa ni te gloríes: Jacob es mío; yo soy la mujer de su juventud. 10Raquel replicó: —¿Cómo? Él fue primero mi prometido y por mí sirvió a mi padre catorce años. 11¿Qué voy a hacer contigo, ya que han crecido los engaños y las maquinaciones de los hombres y el dolor avanza sobre la tierra? De lo contrario no habrías visto el rostro de Jacob. 12Pues tú no eres su mujer, sino que con engaño te introdujeron en vez de mí. 13Mi padre me engañó y me hizo ir aquella noche a otro sitio, no permitiéndome ver nada. Si yo hubiera estado allí, no hubiera sucedido esto. 14Añadió Raquel: —Toma una mandrágora, y por la otra te dejo a Jacob durante una noche. 15Jacob conoció a Lía, la cual quedó embarazada y me dio a luz. A causa de este salario fui llamado Isacar. 2 1Se le apareció entonces a Jacob un ángel del Señor y le dijo: —Raquel parirá dos hijos, porque despreció la unión con varón y escogió la continencia. 2Si Lía, mi madre, no hubiera cambiado las dos manzanas por la unión con Jacob, habría parido ocho hijos. Pero alumbró a seis, y Raquel los otros dos. El Señor la visitó por las mandrágoras, 3pues vio que deseaba unirse a Jacob por los hijos, no por deseo de placer. 4Al día siguiente volvió a ceder a Jacob para recibir la otra mandrágora. Así, por las mandrágoras hizo Dios concebir a Raquel. 5Porque, apeteciéndolas, no las comió, sino que las ofreció al Señor en su templo, presentándoselas al sacerdote del Altísimo que oficiaba en aquel momento. 3 1Cuando crecí, caminé con rectitud de corazón. Me hice labrador de las tierras de mis padres y hermanos y les llevaba los frutos de los campos en cada estación. 2Mi padre me bendijo, pues vio que procedía con sencillez. 3No era entrometido, ni malvado, ni malicioso con mi prójimo. 4No hablaba mal de ninguno ni criticaba la vida de nadie, procediendo con ojos sencillos. 5Por esta razón tomé mujer a los treinta años, porque la tarea devoraba mi energía. No tenía la mente puesta en el placer que las mujeres proporcionan, sino que por el trabajo el sueño me vencía. 6Mi padre se alegraba siempre por mi sencillez. Si conseguía algo con mi trabajo, ofrecía en primer lugar al Señor, por medio del sacerdote, los frutos y las primicias; luego, a mi padre, y en tercer lugar venía yo. 7El Señor duplicaba los bienes por mis manos, y Jacob sabía que Dios cooperaba con mi sencillez. 8A los pobres y afligidos les proporcionaba los bienes de la tierra con sencillez de corazón. 4 1Oídme ahora, hijos míos, y proceded con sencillez de corazón, porque sé que en ella reside toda la complacencia del Señor. 2El sencillo no ansía el oro, no abusa de su prójimo, no anhela los variados manjares, no gusta de vestimentas especiales, 3ni se desea a sí mismo una vida larga en años, sino que espera sólo la voluntad de Dios. 4Los espíritus del error nada pueden contra él, pues no pretende complacerse en la belleza mujeril para no manchar su mente con desvaríos. 5La envidia no se introduce en sus deliberaciones, ni la malicia se apodera de su alma, ni piensa continuamente en la abundancia con insaciable deseo. 6Procede con rectitud de alma, y todo lo contempla con sencillez de corazón, no aceptando en sus ojos las maldades del error mundano para no ver torcidamente los mandamientos del Señor. 5 1Guardad la ley de Dios, hijos míos, y conseguid la sencillez; caminad sin malicia, no indagando indiscretamente en los mandamientos de Dios ni en las acciones del prójimo. 2Amad, por el contrario, al Señor y al prójimo y tened compasión del pobre y del débil. 3Ofreced vuestras espaldas a la agricultura y afanaos en las labores de la tierra, en toda clase de labranza, presentando al Señor con alegría los dones. 4Porque el Señor te ha bendecido con las primicias de la tierra, tal como bendijo a todos los santos desde Abel hasta ahora. 5 Pues no se te ha dado otra herencia que la grosura de la tierra, cuyos frutos nacen con trabajo. 6Mi padre Jacob me bendijo con la bendición de la tierra y con las primicias de los frutos. 7Leví y Judá han recibido la gloria del Señor entre los hijos de Jacob, pues él ha repartido su herencia: a uno, el sacerdocio; al otro, la realeza. 8Obedecedles, pues, y proceded con la sencillez de

vuestro padre... [porque a Gad le ha sido concedido aniquilar las hordas piráticas que acosan a Israel]. 6 1Yo sé, hijos míos, que en los últimos tiempos dejarán vuestros hijos la sencillez y se unirán a deseos insaciables. Abandonando la inocencia se acercarán a la malicia, y olvidando los preceptos del Señor se harán discípulos de Beliar. 2Dejando a un lado la agricultura, seguirán las malvadas intenciones de sus pensamientos. Se verán dispersados entre los pueblos y servirán a sus enemigos. 3Decid estas cosas a vuestros hijos para que, si pecaren, se vuelvan rápidamente hacia el Señor. 4Porque él es misericordioso y se apiadará de ellos para hacerlos volver hacia su patria. 7 1Tengo ahora ciento veintidós años y no tengo conciencia de que haya habido en mí pecado mortal. 2No he conocido a ninguna mujer, salvo la mía, ni forniqué alzando mis ojos. 3No he bebido vino hasta el desvarío, ni deseé los bienes apetecibles de mi prójimo. 4El engaño no se asentó en mi corazón, ni la mentira subió a mis labios. 5Uní mis gemidos a los de los hombres doloridos, y di parte de mi pan a los pobres. No comía solo; no removí los mojones. Durante toda mi vida fui piadoso y dije verdad. 6Amé al Señor con todas mis fuerzas, e igualmente a los hombres como a mis hijos. 7Haced lo mismo, hijos míos, y el espíritu de Beliar huirá de vosotros, y ninguna obra malvada se enseñoreará de vosotros. Dominaréis a las fieras salvajes, teniendo con vosotros al Dios del cielo [que camina con los hombres de sencillo corazón]. 8Les ordenó que le subieran a Hebrón y lo enterraran allí, en la cueva, con sus padres. 9Extendió sus pies y murió, el quinto (de los hijos de Jacob), en una hermosa vejez pleno de vigor y con todos los miembros sanos. Y se durmió el sueño eterno.

TESTAMENTO DE ZABULÓN Sobre la compasión y misericordia

1 1Copia (de las palabras) de Zabulón, del testamento que dio a sus hijos a la edad de ciento catorce años, dos después de la muerte de José. 2Les dijo: —Oídme, hijos de Zabulón; prestad atención a la palabra de vuestro padre. 3Yo soy Zabulón, un buen regalo para mis padres. Al nacer yo, se enriqueció muchísimo nuestro padre en rebaños de ovejas y bueyes, ya que consiguió su lote por los bastones de dos colores. 4No tengo conciencia, hijos míos, de ningún pecado durante mi vida, salvo de pensamiento. 5No me acuerdo de ninguna transgresión de la ley, salvo el pecado de ignorancia cometido contra José, porque determiné con mis hermanos no decir nada a mi padre de lo sucedido. 6Mucho lloré en secreto, pues temía a mis hermanos, ya que habían convenido todos que, si alguien desvelaba el secreto, sería pasado por la espada. 7Pero cuando querían acabar con José, les exhorté con muchísimas lágrimas a que no cometieran tal impiedad. 2 1Habían llegado Simeón y Gad, airados contra José, dispuestos a aniquilarle. Cayendo de hinojos, éste les decía: 2—Apiadaos de mí, hermanos míos; tened compasión de las entrañas de Jacob, nuestro padre. No pongáis vuestras manos sobre mí para verter sangre inocente, ya que no he faltado contra vosotros. 3Y si lo hubiera hecho, aplicadme un correctivo, pero no levantéis vuestras manos, a causa de Jacob, nuestro padre. 4Después que, afligido, pronunció estas palabras, me sentí movido a compasión y comencé a llorar. Mi corazón se derritió en mi interior, y toda la masa de mis entrañas se reblandeció en mí. 5Lloraba José, y yo con él; mi corazón palpitaba con fuerza, las articulaciones de mi cuerpo se descoyuntaron y no podía tenerme en pie. 6Viendo José que lloraba yo con él y que los demás se lanzaban a matarle, se escondió detrás de mí suplicándoles. 7Rubén intervino así: —Hermanos, no lo matemos, sino arrojémosle a una de esas cisternas secas que cavaron nuestros padres y en las que no hallaron agua. 8Pues por esta razón había impedido el Señor que subiera agua por ellas, para que José pudiera salvarse. 9Así lo hizo el Señor hasta que vendieron a José a los ismaelitas.

3 1Hijos míos: yo no tuve parte en el precio de venta de José. 2Pero Simeón, Gad y los otros seis de nuestros hermanos tomaron el dinero de la venta de José y se compraron sandalias para ellos, sus mujeres e hijos. Dijeron así: 3—No compraremos con él alimentos, ya que es el precio de la sangre de nuestro hermano, sino que lo pisotearemos con nuestros pies, pues dijo que iba a reinar sobre nosotros. Así veremos en qué paran sus ensueños. 4Por esta razón se halla escrito en el libro de la Ley de Moisés: «Al que no quiera suscitar descendencia a su hermano, desátenle las sandalias y escúpanle a la cara». 5Los hermanos de José no querían que éste viviera, por eso el Señor les desató la sandalia que se habían calzado contra José, su hermano. 6Pues, llegados a Egipto, fueron los siervos de José quienes les desataron las sandalias ante la puerta de la ciudad, y así se arrodillaron ante su hermano, como ante el faraón. 7No sólo se arrodillaron, sino que fueron cubiertos de esputos inmediatamente, aún de hinojos ante él. Y así quedaron confundidos ante los egipcios, 8pues éstos escucharon luego todas las maldades que habían hecho a José. 4 1Después de arrojarle a la cisterna se pusieron a comer. 2Yo no probé bocado durante dos días con sus noches, lleno de pena por José. Tampoco Judá comió con ellos, sino que estaba vigilando el pozo, temeroso de que Simeón y Gad fueran y lo mataran. 3Viendo que yo no comía, dispusieron que lo vigilase hasta su venta. 4Pasó José en la cisterna tres días con sus noches, y lo vendieron así, hambriento. 5Se enteró Rubén de que José había sido vendido en su ausencia, rasgó sus vestiduras y se lamentó con estas palabras: —¿Cómo podré mirar al rostro de Jacob, mi padre? 6Tomó el dinero y corrió tras los mercaderes, pero no halló a ninguno, ya que, dejando el camino principal, habían tomado un atajo a través del país de los trogloditas. 7Rubén no comió durante ese día. Se acercó entonces Dan y le dijo: 8—No llores ni te lamentes, pues se me ha ocurrido lo que vamos a decirle a nuestro padre. 9Sacrifiquemos un cabrito, impregnemos con su sangre el manto de José y digamos: «Mira si es éste el manto de tu hijo». Y así lo hicieron, 10pues cuando iban a vender a José le despojaron del manto de nuestro padre y lo cubrieron con uno viejo, de un esclavo. 11Simeón tenía el manto y no quería entregárnoslo, pues deseaba rasgarlo con su espada, airado porque José, a quien no había podido matar, aún vivía. 12Nos levantamos todos contra él y le dijimos: —Si no nos lo das, diremos que tú solo has cometido esta maldad en Israel. 13Él lo entregó, y obraron tal como había dicho Dan. 5 lAhora, hijos míos, os conmino a que guardéis los mandamientos del Señor, seáis misericordiosos con el prójimo y mostréis entrañas de misericordia hacia todos, no sólo hacia los seres humanos, sino también hacia los irracionales. 2Por esta razón me ha bendecido el Señor, y mientras todos mis hermanos han sufrido enfermedades, yo he pasado la vida sin ellas, pues el Señor conoce el propósito de cada uno. 3Tened entrañas de misericordia, hijos míos, porque tal como obréis con vuestro prójimo así actuará el Señor con vosotros. 4Por ello los hijos de mis hermanos enfermaban y morían a causa de José, ya que no habían tenido misericordia en sus corazones. Mis hijos, por el contrario, se mantuvieron sin enfermedades, como sabéis. 5Cuando estaba en Canaán, en la costa, me dedicaba a pescar para mi padre Jacob. Muchos se ahogaron en el mar, pero yo no sufrí daño alguno. 6 1Fui yo el primero que construyó un bote para navegar en el mar, porque el Señor me dio inteligencia y sabiduría para ello. 2Puse un madero en la popa e icé una vela en un tronco recto en medio del bote. 3Navegando en él por la costa, me dedicaba a pescar para la casa de mi padre hasta que llegamos a Egipto. 4Lleno de conmiseración, hacía partícipes de mi pesca a todos los forasteros. 5Si encontraba alguno o un enfermo o anciano, cocía los peces, los preparaba bien y le daba a cada uno según su necesidad, reuniéndolos y compartiendo sus preocupaciones. 6Por esta razón, el Señor me otorgaba una pesca abundante, pues el que comparte con el prójimo recibe muchísimo más del Señor. 7Fui pescador durante cinco años, haciendo partícipe de lo mío a todo ser humano y subviniendo a todas las necesidades de la casa de mi padre. 8Durante el verano pescaba, y en el invierno guardaba los rebaños con mis hermanos. 7 1Ahora os voy a contar lo que hice. Vi a un hombre sufriendo por su desnudez en invierno. Apiadado de él, sustraje un manto de mi casa y se lo di ocultamente al que padecía frío. 2Hijos míos, de lo que el Señor os proporcione, apiadaos de todos, usando misericordia sin distinción y socorred la necesidad de todo ser humano, con bondad de corazón. 3Y si en cualquier momento no podéis dar a quien lo necesita, compadeceos de él con entrañas de misericordia. 4Si mi mano no encontraba en algún momento qué dar al necesitado, le acompañaba durante siete estadios llorando con él, y mis entrañas se volvían hacia él compasivamente. 8 1Hijos míos, tened compasión con todo ser humano en misericordia, para que el Señor, movido también a compasión, se apiade de vosotros. 2Porque, en los últimos días, el Señor enviará su piedad sobre la tierra y habitará donde encuentre entrañas de misericordia. 3En tanto el ser humano tenga compasión de su prójimo, así la tendrá el Señor. 4Pues cuando bajamos a Egipto, José no nos hizo daño alguno, sino que sintió compasión al verme. 5Acordándoos de su comportamiento, no seáis resentidos, hijos míos, sino amaos unos a otros y no andéis examinando la maldad de vuestro hermano. 6Eso rompe la unidad y desbarata todo sentimiento de familia, intranquiliza el alma y aniquila la existencia, pues el resentido no alberga en sí entrañas de misericordia.

9 1Considerad las aguas: cuando marchan por un mismo cauce, arrastran piedras, leños, tierra y arena. 2Pero si se divide en múltiples flujos, la tierra la absorbe y no pasa nada. 3Si os separáis, os ocurrirá lo mismo. 4No os dividáis en dos cabezas, porque todo lo que hizo el Señor tiene una sola [cabeza]. Él nos dio dos hombros, dos manos, dos pies, pero todos los miembros obedecen a una sola cabeza. 5He leído en las escrituras de mis padres que en los últimos días os apartaréis del Señor, habrá divisiones en Israel, seguiréis a dos reyes diferentes, cometeréis toda clase de abominaciones y adoraréis toda suerte de ídolos. 6Vuestros enemigos os esclavizarán y viviréis entre los gentiles con toda clase de enfermedades, tribulaciones y dolores del alma. 7Pero después os acordaréis del Señor, os arrepentiréis, y él os volverá a vuestra tierra, porque es misericordioso y lleno de piedad; no tiene en cuenta la maldad de los humanos, ya que son carne, y el espíritu del error los engaña en todas sus acciones. 8Después el Señor en persona se levantará sobre vosotros como la luz de la justicia, que lleva en sus alas curación y misericordia. Él rescatará a los hijos de los hombres de la cautividad de Beliar, y todos los espíritus del error serán hollados (por sus pies). Hará tornar a todos los pueblos al celo por su causa y veréis a Dios [en figura de hombre] (en el templo) que escogerá el Señor: Jerusalén es su nombre. 9Volveréis a irritarlo con vuestras malvadas acciones y seréis rechazados hasta el momento de la consumación. 10 1Ahora, hijos míos no os entristezcáis por mi muerte ni quedéis postrados con mi marcha, 2pues resurgiré entre vosotros como un guía en medio de vuestros hijos. Me alegraré entre los de mi tribu, entre cuantos guardaron la ley del Señor y los preceptos de Zabulón, su padre. 3Pero sobre los impíos hará caer Dios un fuego eterno y los hará perecer para siempre. 4Ahora corro hacia mi descanso, como mis padres. 5Temed al Señor, vuestro Dios, con toda energía durante todos los días de vuestra vida. 6Tras haber pronunciado estas palabras, se durmió con un sueño dulce, y sus hijos lo depositaron en un féretro. 7Luego, subiéndole a Hebrón, lo enterraron con sus padres.

TESTAMENTO DE DAN Sobre la ira y la mentira

1 1Copia de las palabras que Dan pronunció ante sus hijos en los últimos días, cuando tenía ciento veinticinco años.

2Convocó

a su familia y les dijo: —Oíd, hijos de Dan, mi discurso; atended a las palabras de la boca de vuestro padre. 3Tengo la prueba, en mi corazón y en mi vida, de que es hermosa y agradable a Dios la verdad unida al bien obrar y son malas la mentira y la ira, porque enseñan al hombre toda clase de maldad. 4Os confieso hoy, hijos míos, que me alegré en mi corazón de la muerte de José, hombre bueno y verdadero. 5Me alegré con la venta de José, ya que mi padre lo amaba más que a nosotros. 6El espíritu de la envidia y del orgullo me decía: «Tú también eres su hijo». 7Uno de los espíritus de Beliar colaboraba conmigo y me decía: «Toma esta espada y mata con ella a José: tu padre te amará una vez muerto él». 8Éste era el espíritu de la ira que me intentaba persuadir para que destrozara a José como una pantera devora a un cervatillo. 9Pero el Dios de Jacob nuestro padre no lo puso en mis manos cuando se encontraba solo ni me permitió cometer la impiedad de aniquilar dos tribus en Israel. 2 1Ahora, hijos míos, me estoy muriendo. Os digo en verdad que, si no os guardáis de los espíritus del engaño y de la ira, si no amáis la verdad y la magnanimidad, pereceréis. 2La ceguera habita en la ira, hijos míos, y no hay quien pueda ver a otra persona con verdad. 3Aunque sean el padre o la madre, los considera como enemigos y, aunque sea un hermano, no lo tiene en cuenta. Si es un profeta del Señor, no lo escucha. Si es un justo, no lo mira, y si es un amigo, no lo reconoce. 4El espíritu de la ira lo envuelve con las redes del engaño, ciega sus ojos, llena su mente de tinieblas con la mentira y le presenta su propia visión. ¿Con qué rodea sus ojos? Con el odio del corazón, por lo que adopta contra su hermano una postura envidiosa. 3 1Malvada es la ira, hijos míos: es como un alma en el alma misma. 2Se apodera del cuerpo del iracundo, se enseñorea de su alma y proporciona al cuerpo una energía peculiar para cometer toda clase de impiedades. 3Y cuando el alma ha obrado, justifica lo realizado, puesto que ya no ve. 4Por esta razón, el iracundo, si es hombre fuerte, posee una triple energía gracias a la ira: la primera, gracias a la fuerza y colaboración de sus subordinados; la segunda, por la riqueza, pues ejerce la persuasión a la fuerza, con lo que vence injustamente; la tercera, por la energía natural del cuerpo, gracias a la cual obra el mal. 5Pero si es débil el iracundo, posee una fuerza doble de la natural, ya que la ira le ayuda en todas sus iniquidades. 6Este espíritu, junto con el de la mentira, camina siempre a la diestra de Satanás, y sus acciones se realizan con crueldad y engaño. 4 1Caed en la cuenta, pues, cómo la fuerza de la ira es cosa vana. 2Primero excita con las palabras; luego fortalece al airado con sus obras y turba su mente con amargas pérdidas, y así excita al alma con gran rabia. 3Cuando alguien hable contra vosotros, no os mováis a ira, y si alguien os alaba como bueno, no os ensoberbezcáis ni mudéis vuestro ánimo hacia el gusto o el disgusto. 4En primer lugar, la ira halaga el oído, y así espolea la mente a considerar

el objeto que la excita. Luego, ya airado, piensa que se ha encolerizado con razón. 5Si sufrís algún daño o pérdida, hijos míos, no os conturbéis, porque este mismo espíritu hace apetecer lo perdido para encolerizarlo por el deseo. 6Si sufrís un daño voluntaria o involuntariamente, no os entristezcáis, pues de la tristeza se suscita la cólera junto con la mentira. 7La ira y el engaño son un mal doble, y ambos cooperan para conturbar la razón. Y cuando el alma se halla turbada continuamente, el Señor se aparta de ella y es dominada por Beliar. 5 1Guardad, pues, hijos míos, los mandamientos del Señor y observad su ley. Apartaos de la cólera y odiad la mentira, para que el Señor habite en vosotros y huya Beliar. 2Que cada uno hable verdad a su prójimo; así no caeréis en ira y confusión, sino que permaneceréis en paz en posesión del Señor de la paz y no se apoderarán de vosotros los conflictos. 3Amad al Señor durante toda vuestra vida, y unos a otros con un corazón verdadero. 4Sé que en los días postreros os apartaréis del Señor, que irritaréis a Leví y os opondréis a Judá, pero no podréis contra ellos, pues el ángel del Señor los guiará, ya que en ellos subsistirá Israel. 5Cuando os apartéis del Señor, cometeréis toda clase de maldad, perpetrando las impiedades de los gentiles, fornicando con las mujeres de los impíos con toda clase de perversiones, impulsados en vuestro interior por los espíritus del error. 6He leído en el libro de Henoc el justo que vuestro jefe es Satanás y que todos los espíritus de la fornicación y del orgullo se levantarán contra Leví para tender asechanzas a sus hijos y hacerlos pecar ante el Señor. 7Mis hijos se irán acercando a Leví para pecar con ellos en todo. Los hijos de Judá serán avariciosos, arrebatando lo ajeno como leones. 8Por esta razón seréis conducidos con ellos a la cautividad, y allí os sobrevendrán todas las plagas de Egipto y los males todos de los gentiles. 9Pero así os convertiréis al Señor y obtendréis misericordia; él os conducirá hacia su santuario invocando la paz sobre vosotros. 10Os suscitará de las tribus de Judá y Leví la salvación del Señor. Hará la guerra a Beliar y otorgará una venganza victoriosa de nuestros enemigos. 11Arrebatará los cautivos —las almas de los santos— a Beliar, hará volver hacia el Señor los corazones desobedientes y concederá a los que le invoquen paz eterna. 12Descansarán en el Edén los santos, y los justos se alegrarán por la nueva Jerusalén, que subsistirá para gloria de Dios por siempre. 13Nunca más permanecerá desierta Jerusalén, ni Israel será sujeto a esclavitud, porque el Señor estará en medio de ella, [conviviendo con los hombres,] el Santo de Israel reinando sobre ellos [en humildad y pobreza; el que crea en él reinará en verdad en los cielos]. 6 1Hijos míos, temed al Señor y protegeos de Satanás y sus espíritus. 2Acercaos a Dios y al ángel que intercede por vosotros, porque él es el mediador entre Dios y los hombres para la paz de Israel y se opondrá al reino del enemigo. 3Por ello se apresurará el adversario a hacer caer a todos cuantos invocan al Señor. 4Pues sabe que, en el día en que crea Israel, se acabará el reino del enemigo. 5El ángel de la paz fortalecerá a Israel para que no se precipite en el colmo de los males. 6[En la época de la impiedad de Israel, el Señor se apartará de él y se dirigirá hacia los gentiles que cumplan su voluntad,] pues ninguno de los ángeles es semejante a él. 7Su nombre se hallará en todo lugar de Israel [y entre los gentiles] como salvador. 8Guardaos, pues, hijos míos, de toda obra malvada, arrojad de vosotros toda cólera y mentira; amad, por el contrario, la verdad y la magnanimidad. 9Las palabras que habéis oído de boca de vuestro padre transmitidlas a vuestros hijos [para que os reciba el Salvador de los gentiles. Él es amigo de la verdad y magnánimo, manso y humilde, y enseña con sus obras la ley de Dios]. 10Apartaos, pues, de toda maldad y apegaos a la justicia de la ley del Señor: entonces mi linaje será salvo por siempre. 11Enterradme cerca de mis padres. 7 1Tras haber pronunciado estas palabras, los besó y concilió el sueño eterno. 2Sus hijos lo enterraron, pero luego llevaron sus huesos al lado de los de Abrahán, Isaac y Jacob. 3[Y tal como lo profetizó Dan —que habían de olvidarse de la ley de su Dios, que verían alejados de la tierra de su heredad, del linaje de Israel, de su familia y descendencia—, así ocurrió].

TESTAMENTO DE NEFTALÍ Sobre la bondad natural

1 1Copia del testamento de Neftalí, de lo que dispuso en el momento de su muerte, cuando tenía ciento treinta y dos años. 2Se reunieron sus hijos en el mes séptimo, el cuarto día, cuando aún gozaba de salud, y preparó para ellos un blanquete con abundancia de bebida. 3Al despertarse por la mañana, les dijo: —Me estoy muriendo. Pero no le creían. 4Alabó al Señor y les confirmó que tras el banquete, ya celebrado el día anterior, habría de morir. 5Comenzó, pues, a decir a sus hijos: —Escuchad, hijos míos, descendientes de Neftalí; escuchad las palabras de vuestro padre. 6Yo nací de Bala. Pero ya que Raquel había actuado astutamente y había dado Bala a Jacob en vez de ella misma, y porque mi madre me alumbró sobre las rodillas de Raquel... por todo ello fui llamado Neftalí. 7Raquel me amó porque había nacido sobre sus rodillas. Cuando yo era aún un muchacho tierno, me besaba y decía: «¡Ojalá pueda ver yo un hermano tuyo parecido a ti nacido de mi vientre!». 8Por eso José era semejante a mí en todo por las plegarias de Raquel. 9Pero mi madre es Bala —hija de Roteo, hermano de Débora, la nodriza de Rebeca—, que nació el mismo día que Raquel. 10Roteo era del linaje de Abrahán, caldeo, temeroso de Dios, libre y noble. 11Hecho prisionero, fue comprado por Labán, quien le dio como mujer a Ena, su sierva. Ésta le parió una hija a la que llamó Zelfa, según el nombre del lugar en que había sido hecho prisionero. 12Luego dio a luz a Bala y dijo: —Mi hija es mujer ansiosa de novedades, pues nada más nacer ya se apresura a mamar. 2 1Puesto que yo era ligero de pies como un ciervo, mi padre Jacob me utilizaba como portador de noticias y mensajes. También me bendijo como a un ciervo. 2El ceramista conoce su vasija —qué capacidad ha de tener— y emplea para ello el barro apropiado: así el Señor fabrica el cuerpo a semejanza del espíritu y dispone éste según la fuerza de aquél. 3No hay desarmonía de uno respecto al otro ni en un pelo, pues toda creación del Altísimo está hecha según peso, medida y regla. 4El ceramista conoce el empleo de cada una de sus vasijas, para qué es apropiada; así el Señor conoce el cuerpo, hasta dónde se extenderá en lo bueno y hasta dónde llegará en lo malo. 5Pues no hay forma alguna ni pensamiento que no conozca el Señor: él ha creado a todo ser humano según su semejanza. 6Según su fuerza, así es su acción; según su mente, así sus realizaciones. Según su propósito, así su actuación. Como es su corazón, así también su boca. Como es su ojo, así su sueño, y como es su alma, así su palabra, según la ley del Señor o según la de Beliar. 7Como hay una división entre luz y tinieblas y entre la vista y el oído, así la hay entre un hombre y otro, entre una mujer y otra: no puede decirse que alguno sea igual a otro en apariencia y entendimiento. 8Dios ha hecho todas las cosas hermosas según un orden: cinco sentidos en la cabeza; a ésta va unido el cuello y el cabello como adorno; luego, el corazón para el entendimiento, el vientre para excreción del estómago, la tráquea para la salud, el hígado para la ira, la bilis para la amargura, el bazo para la risa, los riñones para la astucia, los lomos para la fuerza, las costillas para servir de recipiente (a los pulmones), la cadera para la potencia y así sucesivamente. 9Así pues, hijos míos, que todas vuestras obras se realicen para el bien dentro de un orden, por lo que no hagáis nada desordenado por desprecio ni fuera de su momento oportuno. l0Si ordenaras a tu ojo oír, no podría; así tampoco podréis hacer las obras de la luz en las tinieblas. 3 1No os apresuréis a desvirtuar vuestras acciones por la avaricia ni a engañar vuestras almas con vanas palabras, porque guardando silencio con pureza de corazón aprenderéis a manteneros firmes en la voluntad de Dios y arrojar fuera la del diablo. 2El sol, la luna y las estrellas no cambian su orden: no trastoquéis tampoco vosotros la ley de Dios por el desorden de vuestras acciones. 3Los gentiles, equivocados y apartados del Señor, cambiaron su orden: fueron tras piedras y leños siguiendo a los espíritus del error. 4No seáis así vosotros, hijos míos, sino reconoced en el firmamento, en la tierra y el mar y en todas sus obras al Señor que todo lo creó, para que no seáis como Sodoma, que trastocó el orden de su naturaleza. 5Igualmente cambiaron el orden de su naturaleza los Vigilantes, a quienes condenó el Señor a la maldición del diluvio, por cuya culpa dejó la tierra desierta, sin frutos ni asentamientos humanos. 4 1Os digo esto, hijos míos, porque he leído en el sagrado libro de Henoc que también vosotros os apartaréis del Señor, caminando por las maldades de los gentiles y cometiendo todas las impiedades de Sodoma. 2El Señor traerá sobre vosotros la esclavitud y serviréis allí a vuestros enemigos; os veréis abrumados por toda clase de daños y tribulaciones hasta que el Señor os aniquile a todos. 3Pero después que os haya disminuido y reducido a la insignificancia, os convertiréis y reconoceréis al Señor vuestro Dios. Él os hará volver a vuestra tierra según la abundancia de su misericordia. 4Pero ocurrirá que, cuando tornen a la tierra de sus padres, volverán a olvidarse del Señor y actuarán impíamente. 5El Señor los dispersará sobre la faz de la tierra hasta que venga su misericordia [un hombre que obra justamente y es misericordioso con todos, con los lejanos y los cercanos]. 5 1Cuando tenía yo cuarenta años, vi en una visión, en el Monte de los Olivos, al este de Jerusalén, que el sol y la luna se habían quedado inmóviles. 2Entonces Isaac, nuestro abuelo, nos dijo:

—Corred y coja cada uno según su fuerza: el sol y la luna serán de quien los tome. 3Todos corrimos a la vez. Leví se apoderó del sol, y Judá, adelantándose, de la luna, y ambos fueron elevados a lo alto con los astros. 4Cuando Leví era ya como el sol, un joven le entregó doce ramos de palmera. Judá resplandecía como la luna, y bajo sus pies había doce rayos. 5Leví y Judá corrieron y se apoderaron de ellos. 6Sobre la tierra había un toro que tenía dos cuernos grandes y alas de águila sobre su lomo. Quisimos cogerlo, pero no pudimos. 7José se adelantó y lo cogió, subiendo con él a lo alto. 8Vi que estábamos en un jardín y que una escritura santa se nos aparecía y nos decía: Los asirios, medos, persas, elamitas, [gelaqueos,] caldeos y sirios recibirán como herencia las doce tribus cautivas de Israel. 6 1Otra vez, siete meses después, vi a mi padre Jacob de pie en el mar de Yamnia, y nosotros sus hijos estábamos con él. 2Y he aquí que arribaba un navío lleno de salazones, pero sin marineros ni patrón, que tenía grabado el nombre de «Barco de Jacob». 5Nos dijo nuestro padre: —Embarquémonos en nuestra nave. 4Así lo hicimos, y se desencadenó una fuerte tormenta y un terrible vendaval. Nuestro padre, que iba al timón, fue arrebatado de nuestro lado. 5Nosotros, empujados por la tormenta, éramos llevados por el mar. La nave se llenó de agua y se veía agitada por tremendas olas hasta que zozobró. 6José huyó sobre un esquife, y nosotros nos repartimos sobre diez tablas, pues Leví y Judá iban sobre la misma. 7Nos dispersamos todos hasta los últimos confines (del mar). 8Pero Leví se cubrió de saco y rogó por todos nosotros al Señor. 9Cuando cesó la tormenta, el barco se aproximó a tierra, como (se hace cuando hay) calma. 10Y he aquí que en él llegó nuestro padre Jacob y todos nos alegramos con un solo corazón. 7 1Conté los dos sueños a mi padre, quien me dijo: —Es necesario que se cumplan estas cosas en su momento oportuno, después que Israel haya sufrido mucho. 2Luego añadió mi padre: —Tengo confianza en Dios de que José vive; continuamente y por todas partes el Señor lo sigue contando como uno de nosotros. 3Y, llorando, prosiguió: —Vives, José, hijo mío, pero no te veo; y tú tampoco ves a Jacob, el que te engendró. 4Estas palabras suyas nos hicieron llorar también a nosotros. Mis entrañas ardían en deseos de decirle que José había sido vendido, pero sentí temor de mis hermanos. 8 1Ved, hijos míos, cómo os he mostrado los últimos tiempos, ya que todo sucederá así en Israel. 2Ordenad, pues, a vuestros hijos que sean uno con Leví y Judá, pues por éste surgirá la salvación para Israel, y en él será bendito Jacob. 3Por medio de su tribu se revelará Dios [habitando entre los hombres] sobre la tierra para salvar al pueblo de Israel y congregará a los justos de entre los gentiles. 4Si obráis el bien, hijos míos, nos bendecirán los hombres y los ángeles, y Dios será glorificado entre los gentiles por vuestro medio. El diablo huirá de vosotros y las fieras os temerán. 5[Si uno educa a su hijo convenientemente, deja un buen recuerdo de sí; igualmente, la obra buena tiene ante Dios un buen recuerdo.] 6Pero al que no obre el bien lo maldecirán los ángeles y los hombres; Dios se verá privado de gloria entre los gentiles por su causa, y el diablo habitará en él como en propio receptáculo. Las fieras le dominarán, y el Señor lo odiará. 7Pues los mandamientos de la ley son dobles, y hay que cumplirlos con prudencia. 8Pues hay un momento para la unión con la propia mujer y otro de abstenerse para la oración. 9Las dos cosas son mandamiento y, si no ocurren en su orden, hacen al hombre cometer pecado. Y lo mismo ocurre con el resto de los preceptos. 10Sed, pues, sabios en Dios y prudentes, y reconoced el orden de sus mandamientos y las leyes de cada asunto, de modo que el Señor os ame. 9 1Ordenándoles muchas cosas por el estilo, les pidió que transportaran sus huesos a Hebrón y que lo enterraran con sus padres. 2Comió y bebió con alegría. Luego cubrió su rostro y murió. 3Sus hijos hicieron todo lo que les ordenó Neftalí, su padre.

Apéndice Testamento Hebreo de Neftalí Éste es el Testamento de Neftalí, hijo de Jacob. 1 1Testamento de Neftalí. Neftalí hijo de Jacob, a quien dio a luz Bala, sierva de Raquel. Luchas de Dios. Cuando Neftalí se hizo viejo y había alcanzado una buena vejez, tras llegar al final en plenitud de fuerzas y cumplir los deberes de un ser humano que anda ya curvado, comenzó a dar órdenes a sus hijos. Les dijo así: ―Hijos míos: venid, acercaos y recibid los mandatos de vuestro padre. 2Respondieron: ―Aquí estamos para oír y poner en práctica todo lo que nos ordenes. 3Añadió Neftalí: ―No tengo ninguna orden para vosotros respecto a mi plata y oro, ni tampoco sobre las riquezas que os dejo bajo (la luz) del sol. No voy a ordenaros acciones difíciles que podáis ejecutar, sino que os hablo de algo fácil que podréis cumplir. 4Respondieron por segunda vez sus hijos: ―Háblanos, padre; nosotros te oímos. 5Continuó Neftalí: ―No os doy otro mandamiento que el del temor de Dios. A él serviréis, manteniéndoos apegados a él. 6Replicaron: ―¿Qué necesita él de nuestros servicios? Les dijo: ―No necesita de ningún ser creado, sino que todas las criaturas del mundo le necesitan a él. No ha creado Dios el mundo en vano, sino para que le teman sus criaturas y nadie haga con el prójimo lo que no desea que hagan con él. 7Dijeron así: ―Padre nuestro, ¿acaso has visto que nos hayamos apartado a izquierda o derecha de tus caminos o del de nuestros padres? 8Les respondió: ―Testigo es Yahvé y lo soy yo mismo de que así es, como habéis hablado. Mas temo los tiempos venideros: que erréis tras los dioses de los extranjeros, caminéis según los preceptos de los pueblos de la tierra y os juntéis con los hijos de José en vez de con los de Leví y Judá. 9Le preguntaron: ―¿Qué ves como para darnos tales órdenes? 10Respondió Neftalí: ―Porque sé que los hijos de José van a apartarse de Yahvé, el Dios de nuestros padres, harán pecar a los hijos de Israel y habrán de sufrir cautividad, (saliendo) de una tierra buena a otra extraña, tal como nos ocurrió a nosotros por su causa para servir como esclavos en Egipto. 2 1Además quiero contaros la visión que contemplé cuando estaba apacentando el ganado. 2Resultó que vi a mis doce hermanos guardando los rebaños conmigo en el campo. Entonces vino nuestro padre y nos dijo: ―Hijos míos: corred, y que cada uno coja, según sus fuerzas, la porción que le corresponda. 3Le respondimos: ―¿Qué tomamos? No vemos más que el sol, la luna y las estrellas. Él respondió: ―Cogedlas. 4Cuando Leví lo oyó, tomó un bastón en su mano, saltó hacia el sol, se sentó y cabalgó sobre él. 5Cuando lo vio Judá, hizo lo mismo: tomó otro bastón, saltó hacia la luna y cabalgó sobre ella. 6Igualmente hicieron las otras tribus. Cada uno de ellos se puso a cabalgar sobre su estrella y planeta en el cielo. Únicamente José quedó solo en tierra. 7Le dijo entonces Jacob, nuestro padre: ―Hijo mío: ¿por qué no has obrado tú como tus hermanos? Respondió: ―Padre mío: ¿qué les interesa a los nacidos de mujer el cielo? Al final tendrán que quedarse en la tierra. 3 1Cuando (terminó) José de hablar, apareció junto a él un toro corpulento. Tenía grandes alas, como las de una cigüeña, y sus cuernos eran tan recios como los de un búfalo. 2Jacob le dijo: ―José, hijo mío, sube y cabalgo sobre él. 3Subió José y cabalgó sobre el toro. Entonces Jacob, nuestro padre, se marchó de nuestro lado. 4Durante cuatro horas estuvo José gloriándose a lomos del toro. Durante un rato anduvo paseando y corriendo y, durante otro, volando hasta que se acercó a Judá. Hizo tremolar entonces un estandarte que tenía en su mano y comenzó a golpear a Judá, su hermano. 5Le dijo Judá:

―Hermano mío: ¿por qué me golpeas? 6Respondió José: ―Porque tienes en tus manos doce bastones y yo sólo uno. Dame diez y habrá paz. 7Pero Judá rehusó dárselos. Entonces le golpeó José hasta que le quitó los diez en contra de su voluntad, de modo que no quedaron en las manos de Judá más que dos. 8José dijo a sus diez hermanos: ―¿Qué interés tenéis en correr detrás de Judá y Leví? Dejadles y venid detrás de mí. 9Cuando oyeron los hermanos estas palabras de boca de José, dejaron ―como un solo hombre― a Leví y a Judá para caminar en pos de él. No permanecieron con Judá más que Benjamín y Leví. 10Cuando éste lo vio, descendió del sol con el espíritu conturbado. 11Habló entonces José a Benjamín, su hermano: ―Benjamín, hermano mío, ¿acaso no eres tú hermano? Ven tú también conmigo. Pero Benjamín rehusó ir con José, su hermano. 12Cuando llegaba a su fin el día, se produjo un viento tempestuoso que separó a José de sus hermanos, de tal modo que no permanecieron juntos ni dos siquiera. 13Cuando (terminé) de ver esta visión, se la conté a Jacob, mi padre. Me dijo: ―Hijo mío, ese sueño no se cumplirá, porque no se ha repetido dos veces. 4 1No pasó mucho tiempo hasta que contemplé una segunda visión. Estábamos todos con nuestro Jacob a la orilla del Mar Grande. 2Entonces (vi) un navío que navegaba por el mar sin marinos ni pasajeros. 3Nos habló así nuestro padre: ―¿Veis vosotros lo que yo estoy viendo? Le respondimos: ―Lo vemos también. 4Añadió él: ―Miradme y haced lo mismo. Se despojó Jacob de sus vestiduras y se lanzó al mar. Nosotros obramos igual. 5Los primeros fueron Leví y Judá: saltaron dentro (del barco) y con ellos Jacob. 6En el navío había de todos los bienes del mundo. 7Les dijo Jacob, nuestro padre: ―Mirad, por favor, en el mástil: a ver qué está escrito en él. No hay barco que no tenga escrito el nombre del dueño sobre el mástil. 8Miraron con detenimiento Leví y Judá y vieron la siguiente inscripción: «Este navío pertenece al hijo de Beraquiel, junto con todos los bienes que hay en él». 9Cuando lo oyó Jacob, nuestro padre, se alegró, se arrodilló, pronunció una alabanza a Yahvé, ¡bendito sea!, y exclamó: ―No sólo me ha bendecido en la tierra, sino también en el mar. 10Luego, nos dijo: ―Hijos míos: comportaos como valientes, y lo que cada uno coja será su porción. 11Al momento saltó Leví sobre el palo mayor que había en el navío y se asentó sobre él. 12En segundo lugar saltó Judá sobre el palo de mesana, cercano al de Leví, y se asentó también sobre él. 13El resto de mis hermanos cogió cada uno su remo. Jacob, nuestro padre, tomó los dos gobernalles con los que dirigir el barco. 14Únicamente José permaneció aislado. Le dijo nuestro padre: ―José, hijo mío, coge tú también el remo. Pero José no quiso. 15Cuando vio nuestro padre que José se había negado a coger el remo, le dijo: ―Acércate, hijo mío, y hazte cargo de uno de los gobernalles y dirige tú el barco. Tus hermanos remarán hasta que nos acerquemos a tierra. 16Entonces nos instruyó a cada uno y añadió: ―Así debéis gobernar el navío. No tengáis miedo de las olas del mar y del viento tempestuoso cuando sople contra vosotros. 5 1Ocurrió que, cuando acabó sus instrucciones, se marchó de nuestro lado. 2Tomó entonces José los dos timones, uno con su derecha y el otro con la izquierda, y el resto de mis hermanos continuó remando. Navegaba el barco y se deslizaba sobre la superficie del mar. 3Leví y Judá seguían sentados sobre ambos mástiles para ver qué rumbo seguía el navío. 4Durante el tiempo en que estuvieron de acuerdo José y Judá, impartiendo éste instrucciones a José sobre el rumbo correcto y gobernando así la embarcación, navegaba ésta en paz y sin contratiempos. 5Pero, al cabo de un rato, se produjo una disputa entre José y Judá, por lo que aquél no orientaba el navío conforme a las palabras de nuestro padre y las instrucciones de Judá. El barco tomó entonces un rumbo equivocado, y las olas del mar lo golpearon contra las rocas hasta que zozobró. 6 1Entonces descendieron Leví y Judá de los mástiles para ponerse a salvo. También el resto de mis hermanos ―cada uno de nosotros― puso a salvo su vida (dirigiéndose) hacia tierra. 2Vino Jacob, nuestro padre, y nos encontró dispersos, cada uno por su lado. 3Nos habló así: ―¿Qué os pasa, hijos míos? Quizá no hayáis gobernado la nave como se debía, según os ordené. 4Le respondimos: ―¡Por la vida de tus siervos! No nos hemos apartado de lo que nos ordenaste. Pero José ha transgredido tu

palabra, ya que no ha gobernado el barco según tus órdenes y lo que le indicaron Judá y Leví, por envidia hacia ellos. 5Añadió Jacob: ―Indicadme dónde está (el barco). Miró y vio que las puntas de los mástiles eran visibles y que (de hecho el barco) flotaba sobre la superficie de las aguas. 6Nuestro padre lanzó un silbido, y nos congregamos junto a él todos. 7Se arrojó al mar como anteriormente y reparó el barco. 8Luego, reprendió a José: ―No continúes, hijo mío, con tus engaños y celos respecto a tus hermanos, pues poco ha faltado para que perecieran todos ellos por tu causa. 7 1Cuando le conté esta visión, mi padre batió las palmas de sus manos, suspiró y se escaparon unas lágrimas de sus ojos. 2Me mantuve a la espera avergonzado, pero no me dijo ni una palabra. 3Tomé su mano, apretándola y besándola, y le dije: ―¡Ay! siervo de Yahvé, ¿por qué vierten lágrimas (tus ojos)? 4Me respondió: ―Hijo mío: al repetirse tu visión, se ha hundido mi corazón y mi cuerpo está abatido a causa de José, mi hijo, pues yo le quise a él más que a todos vosotros. Pero, por la maldad de José, seréis conducidos a la esclavitud y quedaréis dispersos entre los pueblos. 5Tu primera visión y la segunda son como una sola. Por ello, hijos míos, os ordeno que no os juntéis con los hijos de José, sino con los de Leví y Judá. 8 1Os anuncio, además, que mi lote estará en lo mejor del centro del país: comeréis y os saciaréis con lo más delicado. 2Pero —os aviso— no andéis coceando, cuando os encontréis entre vuestras delicias, ni seáis revoltosos oponiéndoos al mandato de Yahvé, que os sacia con lo mejor de la tierra. 3No olvidéis a Yahvé, nuestro Dios y el de vuestros antepasados, que escogió a nuestro padre Abrahán cuando se separaron las diversas estirpes en tiempos de Peleg. 4Pues entonces descendió el Santo desde el alto cielo e hizo bajar también a sesenta ángeles servidores con Miguel a la cabeza. 5Mandó a cada uno de ellos que enseñaran a las setenta familias, salidas de los lomos de Noé, las setenta lenguas. 6Al instante descendieron los ángeles y obraron como les había ordenado el Creador. Pero la lengua santa, la hebrea, sólo quedó en las casas de Sem y Eber y en la de Abrahán, nuestro padre, que fue uno de sus descendientes. 9 1Aquel día trajo Miguel un mensaje del Santo, ¡bendito sea!, y habló así a cada uno de los setenta pueblos por separado: 2—Conocéis la rebelión que perpetrasteis y la confabulación que tramasteis contra el Señor de cielos y tierra. Pero elegid ahora, hoy mismo a quién vais a servir y quién será vuestro intercesor en lo alto. 3Respondió así el malvado Nemrod: —Para mí no hay nadie mayor que el que nos enseñó, a mí y a mi pueblo, en una hora el lenguaje de Kus. 4Respondieron también Put, Mizraím, Tubal, Javán, Musek y Tirás, e igualmente cada pueblo escogió su ángel, pero ninguna nación recordó el nombre del Santo, ¡bendito sea! 5Dijo Miguel a Abrahán nuestro padre: — ¿A quién vas a escoger tú y a quién servirás? Respondió Abrahán: —Yo elijo y escojo solamente a aquel que pronunció una palabra y existió el mundo, a aquel que me formó en el seno de mi madre, como un cuerpo dentro de otro cuerpo, y que dispuso en mí espíritu y alma. A él escogeré y a él me uniré, yo y mi descendencia, por siempre. 10 1Entonces dispersó el Altísimo a todas las naciones y repartió a cada una de ellas su suerte y porción. 2Y desde ese momento todos los pueblos de la tierra se separaron del Santo, salvo la casa de Abrahán, que fue la única en permanecer junto a su Creador para servirle; y tras Abrahán fueron Isaac y Jacob. 3Por ello, hijos míos, os conjuro que no os apartéis (de él) y no sirváis a ningún otro Dios salvo aquel que escogieron vuestros padres. 4Pues sabéis muy bien que no hay como él, ninguno que pueda actuar como él en sus obras de cielos y tierra, y no hay nadie que pueda obrar maravillas como sus proezas. 5Podéis comprender una parte de su fuerza por la creación del hombre, ¡cuántas maravillas hay en él! 6Él lo creó desde la cabeza hasta los pies, con sus oídos para oír, sus ojos para ver, su mente para comprender y su nariz para oler. Con la tráquea emite su voz; en su esófago introduce comida y bebida; con su lengua habla; con su boca completa (¿la enseñanza?); con sus manos hace su trabajo; con su corazón forma planes; con su bazo se ríe, y con su hígado se irrita; con su estómago digiere; con sus pies camina; sus pulmones (sirven) para respirar, y con sus riñones recibe consejo. 7Ninguno de sus miembros cambia de función, sino que cada uno de ellos (permanece) en su ámbito. 8Por ello conviene al ser humano dejar bien asentado en su corazón todas estas cosas: quién ha sido su Creador; quién le ha formado a partir de una gotita maloliente en las entrañas de la mujer; quién le ha sacado a la luz del mundo y le ha otorgado la luz de los ojos, la marcha de los pies; quién le hace estar de pie y lo sitúa sobre su fundamento y lugar; quién le ha preparado buenas recompensas en la sede de su entendimiento; (quién) ha vertido sobre él hálito de vida y espíritu puro que de él viene. 9Feliz el hombre que no mancha el espíritu santo y divino que ha sido colocado y respira en su interior. Feliz él si lo devuelve tan puro al Creador como en el día en que le fue entregado.

10Hasta

aquí las palabras de Neftalí, hijo de Israel, con las que exhortó a sus hijos con palabras que son más dulces que la miel. Final del Testamento de Neftalí, hijo de Jacob.

TESTAMENTO DE GAD Sobre el odio

1 1Copia del testamento de Gad, de las palabras que dirigió a sus hijos cuando tenía ciento veinticinco años. Les dijo: 2—Yo fui el noveno hijo de Jacob y era un valiente guardando los rebaños. 3Vigilaba de noche el rebaño, y cuando se acercaba un león, lobo, pantera, oso u otra fiera al aprisco, la perseguía, la cogía con mi mano por una pata y, haciéndola girar, la dejaba aturdida, la perseguía luego a lanzazos durante dos estadios y así acababa con ella. 4José permaneció con nosotros durante treinta días guardando los rebaños, pero como era delicado, enfermó por el calor. 5Se volvió entonces a Hebrón, junto a su padre. Éste hizo que se recostara junto a él porque le amaba. 6Dijo José a nuestro padre: —Los hijos de Zelfa y de Bala sacrifican lo mejor del ganado y se lo comen, contra la opinión de Judá y Rubén. 7Él había visto que yo había arrancado un cordero de la boca de un oso, que había matado a éste, sacrificado al cordero —con gran tristeza, ya que no podía vivir más— y que nos lo habíamos comido. Y José se lo había dicho a nuestro padre. 8Yo estaba irritado contra él por esta acción hasta el día de su venta a Egipto. 9El espíritu del odio residía en mí y no deseaba ni ver ni oír hablar de José. Incluso nos reprendía porque habíamos comido las crías sin Judá. Y en todo lo que hablaba a nuestro padre lo convencía. 2 1Confieso ahora mi pecado, hijos míos, porque quise muchas veces acabar con él; le odiaba con toda mi alma, y en mis entrañas no había hacia él ningún sentimiento de compasión. 2Mi odio aumentaba también por sus ensueños y deseaba borrarle de la tierra de los vivos como un ternero arranca la hierba del suelo. 3Por esta razón, Judá y yo lo vendimos a los ismaelitas por treinta monedas de oro. Ocultamos diez y mostramos a nuestros hermanos las veinte restantes. 4Así, por avaricia, di cumplimiento a la idea de aniquilarle. 5Pero el Dios de mis padres lo salvó de mis manos para que no llegara a cometer una impiedad en Israel. 3 1Prestad oídos, hijos míos, a mis rectas palabras, para que practiquéis la justicia, cumpláis toda la ley del Altísimo y no os dejéis engañar por el espíritu del odio, porque es éste un mal que invade todas las acciones de los hombres. 2Todo lo que se haga es malo a los ojos de quien está lleno de odio. Si alguien cumple la ley del Señor, no lo alaba; si otro teme al Señor y desea lo justo, no le gusta. 3Vitupera la verdad, envidia a quien prospera, saluda a la calumnia y ama el orgullo. El odio ciega su alma; de esta manera veía yo a José. 4 1Guardaos, pues, hijos míos, del odio, porque comete impiedades, incluso contra el Señor. 2No quiere prestar oídos a las palabras de sus preceptos sobre el amor al prójimo y peca contra Dios. 3Si un hermano da un mal paso, desea enseguida anunciárselo a todos y se apresura para que sea juzgado y muera por ello castigado. 4Si se trata de un siervo, lo arroja ante su señor y maquina con toda clase de presiones a ver si puede matarlo. 5El odio colabora con la envidia contra los que tienen éxito; oyendo y contemplando sus progresos, se siente enfermo. 6El amor quiere incluso resucitar a los muertos y anhela retener en la vida a los que se hallan en trance de perecer; el odio, por el contrario, desea matar a los que viven y no quiere dejar vivir a los que han errado mínimamente. 7El espíritu del odio, con su estrechez de miras, colabora con Satanás en todo para procurar la muerte a los hombres. El espíritu del amor, por el contrario, con su amplitud de corazón, colabora con la ley de Dios para la salvación de los hombres. 5 1Malo es el odio porque se une continuamente con la mentira, habla contra la verdad, hace grande lo pequeño, presenta la oscuridad como luz, afirma que lo dulce es amargo, enseña la calumnia, ira, hostilidad, violencia y todo cúmulo de males, y llena el corazón de diabólico veneno. 2Todo esto os lo digo, hijos míos, por propia experiencia, para que os apartéis del odio y os apeguéis al amor del Señor. 3La justicia expulsa al odio y la humildad lo aniquila. El justo y el humilde se avergüenzan de cometer injusticia, no porque alguien lo acuse, sino por su propio corazón, porque el Señor custodia su mente. 4No calumnia a ningún hombre, porque el temor del Señor vence al odio. 5Por miedo a ofender a Dios, no desea en absoluto hacer injusticia a ningún hombre, ni aun con el pensamiento. 6De todo esto me di cuenta al final, después de arrepentirme de lo de José. 7El verdadero arrepentimiento según Dios destruye la ignorancia, pone en fuga las tinieblas, ilumina los ojos, proporciona conocimiento al alma y conduce la mente hacia la salvación, 8pues lo que no aprende de los hombres lo conoce por el arrepentimiento. 9El Señor me atribuló con una dolencia hepática. Y poco habría faltado para que mi espíritu se apartara de mí de no mediar las plegarias de Jacob, mi padre. 10Pues en lo que el hombre peca, ahí recibe su castigo. 11Como mi interior se comportaba sin piedad para con José, fui condenado a sufrir sin piedad en mis entrañas durante once meses, el mismo tiempo que mantuve mi postura con José hasta que fue vendido.

6 1Ahora, hijos míos, que cada uno ame a su hermano; arrancad, el odio de vuestros corazones amándoos unos a otros con obras, palabras y pensamientos. 2Porque yo, en presencia de mi padre, hablaba palabras de paz a José. Pero, cuando salía, el espíritu del odio entenebrecía mi mente y turbaba mi alma con el deseo de aniquilarlo. 3Amaos, pues, de corazón unos a otros, y si alguno comete una falta contra ti, díselo con paz, apartando el veneno del odio sin mantener el engaño en tu alma. Y si tras confesar su culpa se arrepintiere, perdónale. 4Si la niega, no entres con él en disputa, no sea que se empecine entre juramentos y cometas tú una doble falta. 5[Durante una disputa no permitáis que un extraño escuche un secreto vuestro, para que no se haga vuestro enemigo por odio y cometa una gran falta contra ti. Porque muchas veces te hablará con engaño o se ocupará de tus cosas con mala intención, tomando de ti mismo el veneno.] 6Pero si lo niega y se avergüenza de sentirse reprobado, quédate tranquilo y no continúes arguyéndole, pues el que niega, da muestras de arrepentimiento. No te ofenderá más, sino que te honrará, te temerá y mantendrá la paz contigo. 7Pero si es un desvergonzado y persiste en la maldad, perdónale de corazón y deja a Dios la venganza. 7 1Si alguno prospera más que vosotros, no os entristezcáis, sino rogad por él para que progrese hasta el final: quizá os convenga así a vosotros. 2Si es ensalzado sobremanera, no sintáis envidia, recordando que todo hombre ha de morir. Entonad, por el contrario, un himno al Señor, que concede cosas buenas y convenientes a todos los hombres. 3Investiga los juicios del Señor, y él no te abandonará y proporcionará paz a tu mente. 4Si alguno se enriquece gracias a sus malvadas acciones, como Esaú mi tío, no le tengáis envidia: esperad a que el Señor le ponga coto, 5pues le arrebata su hacienda entre males, o le concede su perdón si se arrepiente, o le reserva para un castigo eterno. 6El pobre y carente de envidia, que da gracias al Señor por todo, es más rico que los demás, porque carece de las perversas preocupaciones de los hombres. 7Arrancad, pues, el odio de vuestras almas y amaos unos a otros con rectitud de corazón. 8 1Transmitid también estas cosas a vuestros hijos, para que honren e Judá y a Leví, porque de ellos hará surgir el Señor al Salvador de Israel. 2Sé que al final se apartarán de ellos vuestros hijos y vivirán ante el Señor en toda clase de maldad, perversión y corrupción. 3Tras reposar un momento, volvió a hablarles: —Hijos míos, obedeced a vuestro padre: enterradme cerca de mis progenitores. 4Encogió sus pies y se durmió en paz. 5Cinco años después, lo subieron y lo sepultaron en Hebrón, junto a sus padres.

TESTAMENTO DE ASER Sobre las dos caras de la maldad y la virtud

1 1Copia del testamento de Aser, de las palabras que habló a sus hijos cuando tenía ciento veinticinco años. 2Gozaba

aún de buena salud cuando les dijo: —Oíd, hijos de Aser, a vuestro padre y os mostraré todo lo que es recto ante Dios. 3Dos caminos dio él a los hombres, dos mentes, dos acciones, dos maneras (de vida) y dos fines. 4Por esta razón, todas las cosas existen por pares, una enfrente de otra. 5Hay dos caminos, del bien y del mal, y para ellos hay en nuestro pecho dos facultades que los juzgan. 6Si el alma pretende estar en el buen camino, todas sus acciones se ejecutan en la justicia, y si peca alguna vez, enseguida se arrepiente. 7Pues, pensando rectamente y arrojando de sí la perversión, el alma derroca rápidamente a la maldad y erradica el pecado. 8Pero si la mente se inclina hacia lo malo, todas sus acciones se ejecutarán en la maldad. Al rechazar lo bueno y abrazar lo malo, es dominado por Beliar y, aunque obre algo bueno, se le trocará en malo. 9Aunque comience como haciendo algo bueno, la finalidad de su acción le impulsará a obrar el mal, puesto que el tesoro de la mente se encuentra lleno del veneno del mal espíritu. 2 1Hay almas que afirman de palabra la preponderancia del bien sobre el mal, pero la finalidad de su acción las lleva hacia este último. 2Hay hombres... que no sienten compasión por aquel que les ayuda en el mal: también esto tiene dos caras, pero el conjunto es malo. 5También hay hombres que aman a quien obra el mal y se hallan tan inmersos en la maldad que, por causa del malvado, escogen morir en ella. Es claro que esto tiene dos caras, pero el conjunto es malo. 4Aunque haya amor, es algo malo, pues oculta en sí mismo la maldad. Lo que es bueno de palabra se hace malo al final de la acción. 5Otro roba, comete injusticia, saquea, defrauda, pero se apiada de los pobres. También esto tiene dos caras, pero el conjunto es malo. 6Defraudando a su prójimo irrita a Dios y jura en falso por el Altísimo, pero (a la vez) se apiada del pobre. Desprecia al Señor, que promulga la ley y lo llena de irritación, pero a la vez ofrece refrigerio al desvalido. 7Mancha el alma, pero embellece el cuerpo; aniquila a muchos y se apiada de unos pocos. También esto tiene dos caras, pero el conjunto es malo. 8Otro adultera y fornica, mas se abstiene de alimentos. Obra el mal mientras ayuna, y con su poderío y riqueza desuella a muchos, pero por su mismísima maldad cumple los mandamientos. También esto tiene dos caras, pero el conjunto es malo. 9Los tales son como cerdos o liebres, que son puros a la mitad, pero que, en realidad, son impuros. 10Porque Dios así lo ha declarado en las tablas celestiales.

3

lVosotros,

pues, hijos míos, no seáis de doble faz como ellos, buenos y malos. Apegaos sólo a la bondad, porque Dios descansa en ella y los hombres la desean. 2Huid de la maldad, aniquilando al diablo con vuestras buenas acciones. Porque los de doble faz no sirven a Dios, sino a sus concupiscencias para agradar a Beliar y a los hombres que se les parecen. 4 1Los hombres buenos y de una sola faz, aunque parezca que yerran a los ojos de los dobles, son justos ante 2 Dios. Muchos que matan a los malos ejecutan dos obras, una buena a través de otra mala, pero el conjunto es bueno porque erradican lo malo y lo hacen perecer. 3Hay quien odia al misericordioso pero injusto, al adúltero y que a la vez ayuna. También esto tiene una doble faz, pero toda la obra es buena porque imita al Señor, no admitiendo lo que parece bueno en vez de lo que lo es de verdad. 4Otro no desea ni ver un día bueno en compañía de disolutos para no contaminar su boca ni manchar su alma. También esto tiene una doble cara, pero el conjunto es bueno. 5Esos tales son semejantes a las gacelas y cervatillos: porque por su condición agreste parecen animales impuros, pero en realidad son totalmente puros. Esos tales obran con celo divino alejándose de aquellas cosas que Dios odia y prohíbe por sus mandamientos, apartando lo malo de lo bueno. 5 1Ved, pues, hijos míos, cómo hay dos aspectos en todas las cosas, uno frente al otro y uno oculto por el otro. En la riqueza (está oculta) la avaricia; en la alegría, la embriaguez; en la risa, las lamentaciones; en el matrimonio, la lujuria. 2A la vida sucede la muerte; al honor, la deshonra; al día, la noche, y a la luz, las tinieblas. Todas las cosas están bajo el día, y las justas bajo la vida. Por ello a la muerte le aguarda la vida eterna. 3No es posible afirmar que la verdad es mentira ni lo justo injusto, porque toda verdad está bajo la luz al igual que todo bajo la divinidad. 4He sometido a prueba todas estas cosas durante mi vida y no me dejé apartar de la verdad del Señor; investigué los mandamientos del Altísimo con todas mis fuerzas, caminando hacia lo bueno con una sola faz. 6 1Atended también vosotros, hijos míos, a los mandamientos del Señor, siguiendo a la verdad con una sola 2 faz. Los que tienen dos caras serán castigados doblemente, porque obran el mal y confraternizan con quienes lo hacen. Odiad a los espíritus del error, que luchan contra los hombres. 3Guardad la ley del Señor y no prestéis vuestra atención a lo malo como si de algo bueno se tratara. Considerad lo que es realmente bueno y conservadlo gracias a los mandamientos del Señor, volviéndoos hacia ello y fundando así vuestro descanso. 4Porque el final de los hombres muestra su justicia, siendo conocidos por los ángeles del Señor y de Beliar. 5Pero si el alma se marcha turbada, es atormentada por el mal espíritu a quien sirvió con sus concupiscencias y malvadas obras. 6Pero si lo hace tranquilamente y con alegría, llega a conocer al ángel de la paz, quien la conduce a la vida eterna. 7 1Hijos míos, no seáis como Sodoma, que no conoció a los ángeles del Señor y pereció para siempre. 2Yo sé que pecaréis, que seréis entregados en manos de vuestros enemigos y nuestra tierra será desolada. Vuestro santuario será derruido y sufriréis la dispersión por los cuatro confines de la tierra; permaneceréis en la diáspora, despreciados como agua inutilizable hasta que el Altísimo visite la tierra. 3[Viniendo como hombre, comiendo y bebiendo con ellos] y aplastando sin peligro la cabeza del dragón en medio del agua: así salvará a Israel y a todas las naciones [Dios hablando en forma humana]. 4Decid, pues, estas cosas a vuestros hijos, para que no desobedezcan. 5He leído en las tablas celestiales que le desobedeceréis totalmente y que cometeréis terribles impiedades contra él, no atendiendo a la ley de Dios, sino a preceptos de hombres. 6Por ello sufriréis la dispersión, como Gad y Dan, mis hermanos, que no conocerán sus tierras, su tribu y su lengua. 7Pero el Señor os congregará fielmente por medio de la esperanza en su misericordia, a causa de Abrahán, Isaac y Jacob. 8 1Tras haber pronunciado estas palabras, les dijo: —Enterradme en Hebrón. Murió después durmiéndose con un sueño apacible. 2Sus hijos cumplieron luego lo que les había ordenado y, trasladándole, lo enterraron con sus padres.

TESTAMENTO DE JOSÉ Sobre la continencia

1 1Copia del testamento de José. Cuando iba a morir, convocó a sus hijos y hermanos y les dijo: 2—Hijos

y hermanos míos: escuchad a José, el amado de Israel; prestad oídos, hijos, a vuestro padre. 3Yo vi en mi vida la envidia y la muerte, pero no me desvié por la fidelidad del Señor. 4Mis hermanos me odiaron, pero el Señor me amó; ellos quisieron matarme,

pero el Dios de mis padres me guardó. A una cisterna me bajaron, pero el Altísimo me sacó. 5Fui vendido como esclavo, pero el Señor me liberó. Fui llevado a la cautividad, pero su mano poderosa me ayudó. Me sentí agobiado por el hambre, pero el Señor me alimentó. 6Estuve solo, pero Dios me consoló; estaba enfermo, pero el Altísimo me visitó. Yacía encarcelado, pero el Salvador se apiadó de mí. Entre grilletes estaba, pero él me desató. 7Me vi rodeado de calumnias, pero él me defendió; entre terribles palabras de los egipcios, pero él me salvó; entre las envidias de mis consiervos, pero él me exaltó. 2 1El chambelán del faraón me confió la administración de su casa. 2Luché contra una mujer desvergonzada que me impulsaba a pecar con ella. Pero el Dios de Israel, mi padre, me guardó de la ardiente llama. 3Sufrí prisión, golpes e improperios, pero el Señor me hizo hallar misericordia ante los carceleros. 4Pues no abandona –a quienes le temen– en tinieblas, cadenas, angustias o necesidades. 5Pues Dios no siente vergüenza como un hombre, ni se aterroriza como un ser humano, ni, como un terrestre, siente debilidad o es rechazado, 6sino que está presente en todas partes, de diversas maneras ofrece su consuelo. Se aparta brevemente para probar los propósitos del alma. 7En diez pruebas me halló fiel, en medio de todas ellas conservé mi buen ánimo. Porque gran remedio es la perseverancia, y muchos bienes proporciona la paciencia. 3 1¡Cuántas veces me amenazó la egipcia con la muerte! ¡Cuántas veces, tras haberme castigado, me llamó a su lado y me cubrió de amenazas porque no quería yacer con ella! Me decía: 2—Serás el dueño de mi persona y de todas mis cosas si te entregas a mí. Tú serás como nuestro señor. 3Pero yo me acordaba de las palabras de mi padre Jacob y, encerrado en mi cámara, elevaba mis plegarias al 4 Señor. Ayuné durante aquellos siete años, aunque aparecía ante los egipcios como quien vive entre delicias, porque los que ayunan por el Señor reciben una faz agraciada. 5Si mi señor salía de casa, no bebía vino. Durante tres días no tomaba alimento, sino que lo repartía entre los pobres y enfermos. 6Madrugaba para rogar al Señor y derramaba lágrimas por la egipcia, la menfita, que continuaba molestándome. Incluso por la noche entraba en mi casa con la disculpa de visitarme. 7Al principio, puesto que no tenía ningún descendiente varón, fingía considerarme como hijo. Pero yo rogué al Señor, y dio a luz un varón. 8Durante el tiempo en que me abrazaba como un hijo, no percibí sus intenciones. Pero, finalmente, quiso arrastrarme a la fornicación. 9Cuando caí en la cuenta, me entristecí hasta la muerte. Cuando no estaba ella presente, me recogía interiormente y hacía duelo por ella durante muchos días, puesto que había percibido sus intenciones engañosas y su error. 10Le hablaba con palabras del Altísimo por ver si se convertía de su mal deseo. 4 1¡Cuántas veces me aduló con sus palabras tratándome como varón santo, alabando con engañosas palabras mi castidad ante su marido, pero deseando, cuando estaba sola, seducirme! 2Me alababa públicamente como casto varón, pero en privado me decía: —No temas a mi marido: está convencido de tu castidad. Si alguien le habla sobre nosotros, no lo creerá. 3Mientras esto ocurría, yo dormía en el suelo, vestido de saco, y suplicaba a Dios que me librara de la egipcia.

4Como

no conseguía nada, volvió a frecuentarme con la disculpa de la instrucción, para escuchar la palabra del Señor. decía: —Si quieres que abandone los ídolos, únete conmigo, y yo persuadiré al egipcio para que deje los ídolos, caminando ambos en la ley del Señor. 6Yo le respondía: —Dios no desea que sus adoradores vivan en la impureza ni se complace en los adúlteros. 7Pero ella guardaba silencio, anhelando satisfacer su deseo. 8Yo, por mi parte, añadía ayunos sobre plegarias para que el Señor me librara de ella. 5 1Otra vez me habló así: —Si no quieres cometer adulterio, yo mataré al egipcio y así te tomaré legalmente como marido. 2Cuando oí sus palabras, desgarré mis vestiduras y respondí: —Mujer, teme al Señor y no pongas por obra esa malvada acción, no sea que perezcas. Mira que voy a descubrir a todos tu impío propósito. 3Llena de temor, me pidió que no contara a nadie su maldad. 4Se marchó de allí, y procuraba regalarme con dones, obsequiándome con toda clase de delicadezas. 6 1Me envió alimentos mezclados con pócimas mágicas. 2Pero cuando entró el eunuco que las portaba, levanté mis ojos y contemplé a un hombre terrible que me ofrecía una espada junto con la bandeja. Comprendí entonces que sus cuidados pretendían seducir mi alma. 3Saliendo fuera, rompí en llanto, sin gustar ni aquel ni ningún otro de sus alimentos. 4Al día siguiente vino ella, vio la comida y me dijo: —¿Por qué no comes esos alimentos? Le respondí: 5—Porque los has llenado de muerte. ¿Cómo has podido decir: Ya no me acerco a los ídolos, sino sólo al Señor? 6Sábete que el Dios de mis padres me ha revelado por un ángel tu maldad. He guardado la comida para que te convenzas, por si viéndola te arrepientes, 7y para que aprendas que la maldad de los impíos nada puede contra los que adoran a Dios en castidad... Tomé la comida delante de ella, comí y añadí: —El Dios de mis padres y el ángel de Abrahán estarán conmigo. 8Cayó ella sobre su rostro a mis pies y comenzó a llorar. La levanté y la reprendí. 9Ella me prometió no cometer más esa impiedad. 7 1Pero como su corazón continuaba prendado del mío con ánimo impuro, quedó postrada gimiendo continuamente. 2Viéndola el egipcio, le dijo: —¿Por qué tienes un rostro tan decaído? Le respondió: —Tengo una pena en el corazón y los gemidos de mi espíritu me angustian. Él procuraba aliviarla, aunque (en realidad) no estaba enferma. 3Una vez saltó hacia mí, cuando su marido estaba fuera, y me dijo: —Me ahorcaré, me arrojaré a un pozo o a un precipicio si no te unes a mí. 4Dándome cuenta que el espíritu de Beliar la molestaba, elevé una súplica al Señor y le dije: 5—¿Para qué te turbas y alborotas cegada por el pecado? Recuerda que, si te matas, Setó, la concubina de tu marido, tu rival, golpeará a tus hijos y hará perecer tu memoria sobre la tierra. 6Me respondió: —¡Ea, ámame! Me basta que te preocupes de mí y de mis hijos; tengo la esperanza de gozar de mi deseo. 7Pero ella no sabía que yo había hablado así por Dios, no por ella. 8Pues si un hombre cede a la pasión de un malvado deseo y queda esclavizado como aquélla, aunque oiga alguna cosa buena, lo toma como dicho en pro de la pasión y el mal deseo que le subyuga. 8 1Os aseguro, hijos míos, que eran aproximadamente las tres de la tarde cuando ella salió de mi presencia. Entonces doblé mis rodillas ante el Señor toda aquella tarde y continué durante la noche. Me levanté por la mañana derramando lágrimas y suplicando mi liberación de la egipcia. 2Pero, al final, ella me tomó por mis vestidos y me arrastró por la fuerza al lecho. 3Cuando vi que en su locura agarraba con fuerza mis vestidos, huí desnudo. 4Ella me calumnió y el egipcio me envió al calabozo en su propia casa. Al día siguiente ordenó flagelarme y me envió a la cárcel del faraón. 5Cuando estaba entre grilletes, la egipcia enfermaba de pena y escuchaba cómo entonaba yo himnos al Señor en aquella casa tenebrosa y cómo con alegre voz alababa gozosamente a mi Dios, aunque sólo fuera porque con aquel pretexto me había visto libre de la egipcia. 9 1Muchas veces me envió un mensajero con estas palabras: —Ten a bien cumplir mi deseo y te libraré de tus ligaduras y te sacaré de esas tinieblas. 2Mas ni siquiera con el pensamiento cedí ante ella, pues Dios prefiere a un varón continente que ayuna en una lóbrega mazmorra a otro que vive disolutamente entre delicias en las cámaras reales. 3El que pasa su vida castamente desea también la gloria correspondiente, y si el Altísimo piensa que le conviene, se la concede como a mí. 4¡Cuántas 5Me

veces, incluso enferma [la egipcia], bajaba a mi prisión a tempranas horas y escuchaba mi voz entonando plegarias! Pero yo, sintiendo sus gemidos, mantenía silencio. 5Cuando yo estaba en su casa, ella descubría sus brazos, su pecho y las piernas para que yaciera con ella. Era muy hermosa y se adornaba con esmero para seducirme, pero el Señor me protegía de sus intentos. 10 1Ved ahora, hijos míos, qué cosas obran la paciencia y la plegaria unidas al ayuno. 2Si os esforzáis en ser castos y puros con paciencia y humildad de corazón, el Señor habitará en vosotros, ya que ama la castidad. 3Donde el Señor está presente... aunque alguien caiga en envidia, esclavitud, calumnia o cárcel, el Señor que habita en él por la castidad no sólo le salvará de los males, sino que lo exaltará y lo honrará como hizo conmigo, 4pues (tales vicisitudes) oprimen al hombre en obras, palabras o en el pensamiento. 5Mis hermanos saben cómo me amaba mi padre y cómo no me ensoberbecí en mi corazón. Aunque era joven, mantenía el temor de Dios en mi mente, pues sabía que todo pasa. 6Me comportaba mesuradamente y honraba a mis hermanos. Por temor a ellos guardaba silencio mientras era vendido y no descubrí a los ismaelitas mi linaje, que era hijo de Jacob, un hombre grande y poderoso. 11 1Mantened, pues, ante vuestros ojos en todas las acciones el temor de Dios y honrad a vuestros hermanos, pues todo aquel que cumple la ley del Señor será amado por él. 2Cuando llegué con los ismaelitas a tierra de indocolpitas, me preguntaban: —¿Eres esclavo? Respondía: —Soy un siervo nacido en casa de mis dueños. De este modo no dejaba en vergüenza a mis hermanos. 3Pero el mayor de entre ellos me replicó: —Tú no eres siervo, porque tu apariencia te delata. Y me amenazó hasta con darme muerte. Pero yo insistía en que era esclavo. 4Cuando llegamos a Egipto, disputaban entre sí quién iba a dar el dinero y llevarme. 5Por ello les pareció a todos bien que permaneciera yo en Egipto con el tratante de sus géneros hasta que ellos volvieran trayendo más mercancía. 6Pero el Señor me hizo hallar gracias a los ojos del mercader, quien me confió la administración de su casa, 7y el Señor lo bendijo por mi mano y lo colmó de plata y oro. 8Permanecí con él tres meses y cinco días. 12 1Por aquel tiempo pasó por allí, en carroza con gran boato, la menfita, la mujer de Pentefrés, y puso sus ojos en mí, ya que sus eunucos le habían hablado de mí. 2Ella habló a su marido acerca del mercader, cómo se había enriquecido por obra de un joven hebreo y cómo se decía que había sido robado furtivamente de la tierra de Canaán. (Añadió): 3—Pero ahora hazle justicia; toma al joven y llévalo a tu casa. El Dios de los hebreos te bendecirá, porque la gracia del cielo está sobre él. 13 1Pentefrés, persuadido por estas palabras, mandó traer al mercader y le dijo: —¿Qué es eso que oigo: que robas gente de la tierra de los hebreos para venderla como esclava? 2Cayó el mercader de hinojos y le suplicaba con estas palabras: —Te lo ruego, señor; no sé lo que estás diciendo. 3Él respondió: —¿De dónde has sacado, pues, el esclavo hebreo? Replicó el otro: —Los ismaelitas me lo dejaron aquí hasta su vuelta. 4Pero Pentefrés no le creyó, sino que ordenó que lo desnudaran y lo flagelasen. Pero, como aquél persistiera en sus palabras, dijo Pentefrés: —¡Que traigan al joven! 5Cuando me trajeron me hinqué de rodillas ante el jefe de los eunucos, pues éste era el tercero en dignidad después del faraón; mandaba sobre los eunucos y tenía mujer, hijos y concubinas. 6Separándome del mercader, me preguntó: —¿Eres esclavo o libre? Respondí: —Esclavo. 7Añadió: —¿De quién eres esclavo? Respondí a mi vez: —De los ismaelitas. 8De nuevo me dijo: —¿Cómo fuiste hecho esclavo? Respondí: —Me compraron en la tierra de Canaán. 9No me creyó, afirmando que mentía. Y ordenó que me desnudasen y flagelasen. 14 1La menfita, por su parte, contemplaba desde una ventana cómo me golpeaban. Envió entonces un mensajero a su marido con estas palabras:

—Tu sentencia es injusta, porque a un libre robado lo estás castigando como si hubiera delinquido. 2Como yo no cambiaba mi declaración a pesar de los golpes, ordenó que me encarcelaran hasta que vinieran, dijo, los dueños del esclavo. 3Su mujer le habló así: —¿Por qué mantienes como prisionero a ese joven de noble cuna, que debería más bien estar libre y servirte? 4Ella deseaba verme a causa de su pecaminoso deseo. 5Pentefrés dijo a la menfita: —No es lícito entre los egipcios apoderarse de lo ajeno antes de presentarse las pruebas. 6Esto lo dijo por el mercader. En cuanto a mí, estimó necesario que permaneciera en la cárcel. 15 1Veinticuatro días después llegaron los ismaelitas. Habían oído que Jacob, mi padre, hacía luto por mí. Me dijeron: 2—¿Por qué afirmaste que eras esclavo? Resulta que hemos sabido que eres hijo de un hombre importante de la tierra de Canaán. Tu padre hace luto por ti cubierto de saco. 3Deseé entonces echarme a llorar, pero me contuve para no avergonzar a mis hermanos. Dije: —No sé nada. Soy esclavo. 4Tomaron entonces la determinación de venderme para que no fuera hallado en sus manos. 5Temían que Jacob tomara de ellos terrible venganza, ya que habían oído que era grande ante el Señor y los hombres. 6Les dijo entonces el mercader: —Libradme del juicio de Pentefrés. 7Se acercaron y me rogaron que dijera: «Fue vendido a nosotros por una cierta suma»; así Pentefrés nos dejará libres. 16 1La menfita indicó a su marido que me comprara. Le dijo: —Tengo oído que lo venden. 2Envió un eunuco a los ismaelitas, pidiendo que me pusieran en venta. [Así, pues, el chambelán llamó a los ismaelitas y les pidió que me vendieran. 3Pero como no quería tratar con ellos, se retiró.] El eunuco les consultó e indicó a la dueña: —Piden un precio muy elevado por el esclavo. 4La menfita envió a un segundo eunuco con estas instrucciones: —Aunque pidan por él dos minas de oro, no trates de ahorrar dinero; compra al esclavo y tráemelo. 5El eunuco les dio por mí ochenta monedas de oro, aunque dijo a la egipcia que les había entregado cien. 6Yo lo vi, pero guardé silencio, para que no castigaran al eunuco. 17 1Ved, hijos míos, cuánto soporté para no cubrir de vergüenza a mis hermanos. 2Vosotros, pues, amaos unos a otros y ocultad mutuamente vuestras debilidades con magnanimidad. 3Pues Dios se complace en la buena armonía entre los hermanos y en el propósito del corazón que encuentra su agrado en el amor. 4Cuando llegaron mis hermanos a Egipto, supieren que yo les había devuelto su dinero y que no los había cubierto de insultos, sino que los había consolado. 5Tras la muerte de Jacob, los amé más intensamente e hice aún más de lo que él había ordenado, y se llenaron de admiración. 6No permití que se sintieran molestos ni por la más pequeña cosa y les di todo lo que estaba en mi mano. 7Sus hijos eran los míos, y mis hijos, como siervos suyos. Su alma era la mía, y cualquier dolor suyo, como si fuera mío; toda debilidad de su parte era como enfermedad mía. Mi tierra era la de ellos, y mis propósitos, los suyos. No me ensoberbecí orgullosamente entre ellos por mi gloria mundana, sino que fui entre ellos como uno de los más pequeños. 18 1Si procedéis, pues, según los mandamientos del Señor, hijos míos, él os exaltará aquí en la tierra y os bendecirá con bienes para siempre. 2Si alguno quiere haceros daño, rogad por él con afán de hacer el bien, y el Señor os librará de todo mal. 3Ved, pues, que por mi magnanimidad tomé como esposa a la hija de mis señores, y me la dotaron con cien talentos de oro, ya que el Señor los hizo siervos míos. 4El mismo Señor me dio hermosura, como una flor, superior a la de los más hermosos de Israel. Él me guardó hasta la vejez con fuerza y belleza, porque yo soy en todo semejante a Jacob. 19 1Oíd también, hijos míos, los sueños que he tenido. 2Doce ciervos estaban pastando: nueve estaban divididos y dispersos por la tierra e igualmente también los otros tres... 8 [Vi que de Judá nacía una doncella adornada con un vestido de lino.] De ella procedía un cordero [sin mácula], que a su izquierda tenía algo como un león. Todas las fieras se lanzaron contra él, pero el cordero las venció y las aniquiló bajo sus pies. 9Se alegraron en él los ángeles, los hombres y toda la tierra. 10Todo ello ocurrirá a su debido tiempo, en los últimos días. 11Hijos míos, guardad los mandamientos del Señor y honrad a Judá y a Leví, porque de ellos surgirá para vosotros el cordero [de Dios], que salvará [con su gracia a todos los gentiles y] a Israel. 12Pues su reino es eterno, nunca pasará; pero mi reino entre vosotros llegará a su fin como cobertizo durante la cosecha, que no subsiste después del verano. 20 1Sé que tras mi muerte los egipcios os afligirán. Pero el Señor será vuestro vengador y os conducirá a la tierra prometida a vuestros padres. 2Llevad también mis huesos con vosotros, porque durante su transporte el Señor estará con vosotros con una luz, mientras que Beliar permanecerá con los egipcios en tinieblas. 3Subid también a Zelfa, vuestra madre, y colocadla cerca de Bala, junto a Raquel, en el hipódromo. 4Tras haber dicho todo esto, estiró

sus pies y durmió el sueño eterno. 5Hicieron gran duelo por él Israel y Egipto, 6pues también se compadeció e hizo beneficios a los egipcios como a miembros suyos, ayudándoles con toda clase de obras, consejos y acciones. Apéndice Expansión del texto eslavo a TestJos 19,12 (texto de N. Tichonravov, pp. 223-225). Oíd, pues, judíos, qué es lo que significa el sueño de José. Vi doce ciervos pastando. Tales ciervos son los doce apóstoles, que anuncian maravillas en el mundo. Nueve de ellos ―dijo― se diseminaron por toda la tierra, enseñando y bautizando en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Del mismo modo, también los (otros) tres evangelizaron y murieron sin salir de Jerusalén. Como dice la Escritura, Santiago, hermano de Juan, fue asesinado a filo de espada por Herodes el impío. Igualmente Esteban, el llamado primer mártir, que murió apedreado por los judíos. Éste gritó así: —Señor, no les tengas en cuenta este pecado, pues no saben lo que hacen. Veo —dijo— que ha salido una virgen de Judá, es decir, la santa de la tribu de Judá, la hija de Joaquín, portando un vestido de púrpura: pura y sin error, santa y más que santa. De ella procede —dijo— el cordero inmaculado, es decir, el Hijo de Dios, mando humilde, sin maldad ni malicia y que no conoce el pecado. Y a su izquierda (hay) como un león. Ésta es la Palabra [Verbo] de su divinidad, grande, terrible y (bien) señalada, contra la que se lanzan todas las fieras, es decir, vosotros, infelices judíos, que habéis visto al Hijo de Dios que toma un aspecto humilde. Mas todos como fieras salvajes se lanzaron contra él diciendo: —Cogedle, cogedle, crucificadle. ¡Sea su sangre sobre vosotros y vuestros hijos! —El cordero los venció —dijo—. Es decir, el Hijo de Dios resucitó de entre los muertos, (ese) de quien vosotros os acordasteis sólo para hacer el mal. Pero él los hizo perecer, pisoteándolos (traducción conjetural). Es decir, os repartirá como siervos entre las gentes y seréis pisoteados hasta ahora en vuestra tierra. De ello —dijo— se alegraron los ángeles, los hombres y toda la tierra. El Señor, Dios vuestro, rey de cielos y tierra, reúne lo superior e inferior en una misma y feliz bendición. Todo esto —dijo— se cumplirá en su momento oportuno. Jacob tenía, pues, setenta y tres años; y el hijo de Dios (¿ José?) nació en el año noveno y se alegraron por él en los últimos días. De él es el principio y el fin. Éste, en primer lugar, pasó del no ser al ser, y sobre ello hablaron los profetas. Y nosotros nos alegraremos en él hasta los días postreros. Vosotros, pues, hijos míos —dijo—, guardad los mandamientos del Señor y honrad a Judá y a Leví, porque de éstos saldrá para vosotros el cordero divino, es decir, de la tribu de Judá y según el orden levítico. Recibirá la hegemonía y salvará por su gracia a todos los pueblos y a Israel. Considéralo tú, Israel, pues no sólo para ti es la salvación, sino para todos los pueblos, hasta el extremos que no nació sólo para salvar a Israel. Nació de una santa virgen y condujo a todos los pueblos a la salvación. Su reino es eterno. Considera que la virgen no anuncia a otro cordero y que su reino no pasará nunca.

TESTAMENTO DE BENJAMÍN Sobre la limpieza de pensamiento

1 1Copia de las palabras de Benjamín, de lo que dispuso a sus hijos tras haber vivido ciento veinticinco años. 2Los

besó y les habló así: —A Abrahán le nació Isaac cuando tenía cien años; a la misma edad le nací yo a Jacob. 3Como Raquel murió al darme a luz, no tenía leche, pero me amamantó Bala, su sirvienta. 4Raquel, tras parir a José, permaneció estéril doce años. Pero imploró al Señor con ayunos durante doce días, concibió y me parió a mí. 5Nuestro padre amaba a Raquel muchísimo y rogaba a Dios que le concediera ver a dos hijos nacidos de ella. 6Por esta razón me llamaron Benjamín, es decir, «hijo de días». 2 1Cuando llegué a Egipto y me reconoció mi hermano José, me preguntó: —¿Qué dijeron a mi padre cuando me vendieron? 2Le respondí: —Impregnaron de sangre tu túnica y se la enviaron con estas palabras: «Mira si es ésta la túnica de tu hijo». 3Añadió José: —Sí, hermano; cuando me cogieron los ismaelitas, uno de ellos me despojó de la túnica, me dio algo con qué taparme y, tras propinarme unos latigazos, me ordenó caminar. 4Pero, cuando iba a esconder mi túnica, le salió al encuentro un león y lo mató. 5Así, sus camaradas, llenos de temor, me vendieron a otros compañeros. 3 1Vosotros, pues, hijos míos, amad al Señor, Dios del cielo, y guardad sus mandamientos imitando a José,

varón bueno y santo. 2Ocúpese vuestra mente de lo bueno, como sabéis que hago yo. El que tiene una mente sana todo lo mira rectamente. 3Temed al Señor y amad al prójimo. Aunque los espíritus de Beliar soliciten abrumaros con toda clase de maldad y angustia, no se enseñorearán de vosotros, como tampoco de José, mi hermano. 4¡Cuántos hombres quisieron matarle!, pero el Señor le protegió. Pues el que teme a Dios y ama al prójimo no puede ser golpeado por el espíritu etéreo de Beliar, protegido como está por el temor de Dios. 5No podrán enseñorearse de él las insidias de los hombres o las bestias salvajes, porque le ayuda el amor de Dios, el mismo que él tiene a su prójimo. 6José suplicó a nuestro padre que rogara por sus hijos para que el Señor no les tuviera en cuenta lo malo que contra él habían tramado. 7Exclamó así Jacob: —¡Hijo mío, José!, ¡hijo excelente!, tú has conmovido las entrañas de tu padre Jacob. Y, rodeándole con sus brazos, le estuvo besando durante dos horas con estas palabras: 8—En ti se cumplirá la profecía del cielo [sobre el cordero de Dios y salvador del mundo: él, sin mácula, será entregado por los infieles; el inocente morirá por los impíos en la sangre de la alianza], para la salvación [de las naciones y] de Israel, con lo que destruirá a Beliar y a sus servidores. 4 1Ved, hijos míos, el final del varón bueno. Imitad con bondad de pensamiento sus entrañas de misericordia, para que vosotros portéis también las coronas de gloria. 2El hombre bueno no tiene ojos tenebrosos, pues siente misericordia de todos, aunque sean pecadores. 3Aunque tramen algo malo contra él, vence al mal obrando el bien, protegido por la bondad; y a los justos ama como a sí mismo. 4Si alguien recibe alabanzas, no siente envidia. Si alguno se enriquece, no siente celos. Si alguno es valiente, lo alaba; cree y ensalza al prudente, tiene misericordia del pobre, se compadece del enfermo, entona himnos a Dios. 5Protege a quien tiene temor de Dios, colabora con el que lo ama, convierte con sus reprimendas a quien niega al Altísimo, y a quien tiene la gracia del espíritu bueno lo ama con toda su alma. 5 1Si poseéis una mente recta, hijos, incluso los hombres malvados tendrán paz con vosotros, y los disolutos, por respeto a vosotros, se tornarán hacia el bien; los avaros no sólo se apartarán de su pasión, sino que darán del producto de su avaricia a los afligidos. 2Si obráis el bien, incluso los espíritus inmundos se apartarán de vosotros y las fieras mismas os temerán. 3Pues donde existe luz en la mente (que se traduce) en obras buenas, huyen las tinieblas. 4Si alguien hace daño a un varón pío, (en ellos) lleva la penitencia, pues el Santo siente misericordia del insultador y guarda silencio. 5Si alguien traiciona a un alma justa, ésta se tornará a la plegaria; se verá humillada por poco tiempo, pero no mucho después aparecerá con mayor brillantez, tal como le ocurrió a José, mi hermano. 6 1La mente del hombre bueno no está en poder de Beliar, espíritu del error, pues el ángel de la paz guía su alma. 2(El hombre bueno) no contempla con pasión lo perecedero ni acumula riquezas por amor al placer. 3No se complace en la voluptuosidad; no causa tristeza al prójimo, no se satura con platos exquisitos, no se deja seducir con lo que contemplan sus ojos, pues su heredad es el Señor. 4La mente buena no admite la honra o la deshonra de los hombres; no conoce en absoluto el dolor y el engaño ni la disputa y el insulto, pues (el Señor) habita en él, ilumina su alma y es objeto de alegría para todos los hombres en todo momento. 5La mente recta no tiene dos lenguas, una para la bendición y otra para la maldición, para el insulto y la honra, para tristeza y alegría, para tranquilidad y turbación, hipocresía y verdad [pobreza y riqueza], sino que mantiene respecto a todos una única disposición, sencilla y pura. 6Tampoco tiene una visión o audición doble, pues sabe que en todo lo que obra, habla o mira, el Señor vigila su alma. 7Mantiene pura su mente para no ser condenado por Dios o los hombres. Pero todas las obras de Beliar son dobles y no [él] conoce la sencillez. 7 1Por ello, hijos míos, huid de la maldad de Beliar, pues proporciona una espada a quienes le obedecen. 2Esta espada es la madre de siete males. [En primer lugar, la mente concibe por influjo de Beliar.] Primero, la envidia; segundo, la destrucción; tercero, la angustia; cuarto, la cautividad; quinto, la necesidad; sexto, la turbación; séptimo, la desolación. 3Por ello, Caín fue entregado por Dios a siete castigos: cada cien años hacía caer el Señor sobre él una plaga. 4Cuando tuvo doscientos años, comenzó a padecer, y a los novecientos quedó privado (de la vida) durante el diluvio a causa de Abel, su justo hermano. Caín fue condenado a siete males, pero Lamec a setenta y siete. 5Serán castigados para siempre con el mismo castigo de Caín los que se asemejaren a éste en el odio envidioso a su hermano. 8 1Vosotros, pues, hijos míos, huid de la maldad, de la envidia y del odio fraterno, y apegaos a la bondad y al 2 amor. El que tiene una mente pura en el amor no mira a una mujer para fornicar, pues no reside la inmundicia en su corazón, ya que en él habita el espíritu de Dios. 3El sol no se mancha cuando brilla sobre el estiércol y el fango, sino que reseca a ambos y aleja el mal olor. Del mismo modo, la mente pura, constreñida a vivir entre los miasmas de la tierra, se edifica (espiritualmente), pero no se mancha. 9 1Deduzco de las Palabras de Henoc el justo que se darán entre vosotros acciones no buenas. Fornicaréis al estilo de Sodoma y pereceréis salvo unos pocos. Haréis revivir la pasión voluptuosa por las mujeres, y el reino de Dios no estará entre vosotros, porque él mismo lo apartará. 2Sin embargo, el templo de Dios se ubicará en vuestra heredad [y este último será más glorioso que el primero]; allí se congregarán las doce tribus y todos los pueblos, [hasta que el Altísimo envíe su salvación por medio de la visita del profeta unigénito]. [3 Entrará en el primer templo; allí será injuriado, despreciado y exaltado sobre un madero. 4El velo del templo

se rasgará y el Espíritu de Dios se pasará a las naciones, como fuego que se expande. 5Y, tras subir del Hades, ascenderá de la tierra al cielo. Yo he visto cuán humilde será sobre la tierra y cuán glorioso en el cielo]. 10 1Cuando José estaba en Egipto, deseaba ver su rostro y todo su porte y figura. Gracias a las plegarias de mi padre Jacob lo vi, despierto durante el día, según era él totalmente. 2Sabed, hijos míos, que me estoy muriendo. 3Que cada uno trate con verdad y justicia a su prójimo. Obrad fielmente y guardad la ley del Señor y sus mandamientos. 4En vez de herencia, os lego estas enseñanzas. Transmitidlas a vuestros hijos para que las mantengan por siempre, pues esto hicieron también Abrahán, Isaac y Jacob. 5Todas estas cosas fueron las que ellos nos dieron en herencia, ordenándonos así: guardad los mandamientos del Señor hasta que él revele su salvación a todas las naciones. 6Entonces veréis a Henoc, Noé, Sem, Abrahán, Isaac y Jacob resucitados, a la derecha, llenos de júbilo. 7Entonces resucitaremos también nosotros, cada uno en su tribu [y adoraremos al Rey de los cielos, que aparecerá sobre la tierra en la humilde forma de un ser humano. Cuantos en la tierra hayan creído en su persona se alegrarán con él]. 8Entonces resucitarán todos, unos para la gloria, otros para la deshonra. Juzgará el Señor, en primer lugar, a Israel por las impiedades contra él cometidas, [ya que no creyeron en Dios, que se había mostrado en carne como Salvador]. 9Entonces juzgará también a las gentes, [a cuantas no creyeron en él aparecido sobre la tierra]. 10Por medio de los gentiles elegidos reprobará a Israel, como le ocurrió a Esaú por los madianitas, quienes permitieron que se convirtieran en hermanos suyos por su fornicación e idolatría. Por ello se apartó de Dios. Así, pues, hijos míos, formad parte de los que temen al Señor. 11Pero vosotros, si procedéis con santidad ante el Señor, volveréis a habitar conmigo en esperanza, y todo Israel se congregará ante el Señor. 11 1Ya no me llamarán lobo rapaz por vuestras rapiñas, sino operario del Señor que reparte el alimento a los que obran el bien. 2En los últimos días surgirá de mi linaje el amado del Señor, que escucha sobre la tierra su voz y pone por obra el beneplácito de su voluntad. [Ilumina a todas las naciones con un conocimiento nuevo, caminando por Israel para su salvación como luz del conocimiento y, como un lobo, robando (gente) de entre ellos y traspasándola a la congregación de los gentiles. 3Hasta la consumación de los siglos estarán en las reuniones y entre los jefes de los gentiles como una melodía en la boca de todos. 4Se verán escritas en libros santos su obra y su palabra], y será el Elegido de Dios para siempre. 5Sobre él me instruyó mi padre Jacob así: «Él suplirá las deficiencias de tu tribu». 12 1Cuando Benjamín hubo concluido estas palabras, les dijo: —Os ordeno, hijos míos, que saquéis mis huesos de Egipto y me enterréis en Hebrón, cerca de mis padres. 2Murió Benjamín a los ciento veinticinco años en una plácida vejez, y lo colocaron en un ataúd. 3En el año nonagésimo primero de la entrada de los hijos de Israel en Egipto, ellos y sus hermanos sacaron los huesos de sus padres ocultamente, durante la guerra con Canaán, y los enterraron en Hebrón a los pies de sus antepasados. 4Regresaron luego de la tierra de Canaán y habitaron en Egipto hasta el día de su salida de aquella tierra.
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