Carlos Peña González - Lo que el dinero sí puede comprar-Taurus (2017)

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LO QUE EL DINERO taurus

CARLOS PEÑA

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QUE EL DINERO SI PUEDE COMPRAR

TAURUS PENSAMIENTO

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

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LA EXPERIENCIA Y LOS DESAFÍOS VITALES DEL MERCADO . . . • . . . . . . . . •



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27 27 43 64

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Vivir en casa ajena ....................... . Las cosas ................. . El misterio del mercado

2.

Primera edición: noviembre de 2017 Segunda edición: noviembre de 2017

3.

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103 114

135 154

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4.

ALGUNAS CONCLUSIONES . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

253

Después de todo, ¿era tan malo el consumismo? .. 253 ¿Basta el mercado? ...................... .

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Grupo Editorial

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EL PAPEL DEL DINERO Y EL MERCADO

BIBLIOGRAFÍA

1

o.

LA INCOMODIDAD DEL MERCADO

EN LAS RELACIONES SOCIALES

ISBN: 978-956-9635-12-0 RPI: 283.072

Penguin RanaomHouse

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Abstracción y libertad ................... . 191 El desanclamiento de las relaciones sociales .. . 214 La moralidad del mercado ................ . 223 La competencia por el estatus: reconocimiento y diferenciación ......................... .

Printed in Chile - Impreso en Chile

Edición de 3.000 ejemplares Impreso en Salesianos Impresores S.A.



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Teléfono: 22782 8200 www.megustaleer.cl

Diseño de portada: Amalia Ruiz Jeria Composición: Alexei Alikin

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La «comodificación» de la vida ....... . El precio, ¿nos hace libres? ........... . Mercado y bienes morales ............... . Los parentescos de Sandel ............... . Mercado e igualdad .................. .

© 2017, Carlos Peña © 2017, Penguin Random House Grupo Editorial, S.A. Merced 280, piso 6, Santiago de Chile

Penguin Random House Grupo Editorial apoya la protección del copyright. . . El copyright estimula la creatividad, defiende la diversidad en el ámbito de las ideas Y ~l.~onoc¡m~en~o, ro mueve la libre expresión y favorece una cultura viva. Gracias por comprar u~a .edJ~Jo~ a~tonza a P de este libro y por respetar las leyes del copyl'ight al no reproducir, :scanear m d1stnbmr nmguna parte de esta obra por ningún medio sin permiso. Al hacerlo esta respaldando a los autores y permitiendo que PRHGE continúe publicando libros para todos los lectores.

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ÍNDICE ONOMÁSTICO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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INTRODUCCIÓN

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La transición chilena (el período que siguió a la dictadura que había llevado a cabo la revolución capitalista) estuvo marcada por frases y momentos memorables. Uno de ellos, que reveló cuán profundo había sido el cambio que Chile comenzaba a experimentar, y cuán difícil sería comprenderlo, fue una declaración del presidente Patricio Aylwin, quizá el político más prestigioso del último medio siglo: «Nunca he ido ni pondré un pie en un mall», declaró en 1993 al responder una invitación para inaugurar uno. «Lo encuentro [ ... ] una ostentación de consumismo», agregó después. El presidente Aylwin, así como millones de personas de su generación, resistía, pero al mismo tiempo impulsaba, la expansión del consumo que el mall representaba. Veinte años más tarde Chile se había convertido en uno de los países de la región con más metros cuadrados de mall por habitante, solo antecedido por Estados Unidos y por Canadá, 1 y para el año 2021 se apresta 1

Daniela Pradel, «Chile se ubica como el país de la región con más metros cuadrádos de malls por habitante>>, El MercUJio, 21 de febrero de 2017. -

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a agregar un millón de metros cuadrados más. 2 Ya el 2012, apenas treinta años después de la inauguración del primer rnall santiaguino, y a pesar de esas resistencias, la experiencia de ir al rnall constituye un paseo habitual para millones de familias que ven allí el sustituto de la plaza, un lugar donde se consumen bienes, se practica la cornensalidad, se asiste al cine e incluso (corno proclama la publicidad de uno de ellos) se vive la cultura. 3 Uno de esos malls está situado en la torre más alta de Sudarnérica, y quienes pasean por él vitrinean, se miran en los escaparates o simplemente caminan por sus pasillos o se muestran; provienen de todos los sectores de Santiago gracias al Metro, una de , cuyas estaciones llega ahí mismo. Y mientras la Plaza de Armas, el centro cívico de la ciudad, congrega a emigrantes peruanos y haitianos que van allí a buscar datos de trab~o o hacer llamadas telefónicas baratas, el mall Costanera Center reúne a miembros de todas las clases sociales, superando con creces al centro cívico o la Plaza de Armas, el sitio que circundan la Catedral, la Municipalidad y el Museo Histórico. En consonancia con la cultura que el mall parece haber desatado, el año 2010 se declaraba como monumento histórico un gigantesco aviso publicitario de una conocida marca de champaña y otra de calcetines,4 reconociéndose así que la memoria colectiva e identitaria parecía estar atada al consumo. 2 Daniela Pradel, ,El Mercurio, 23 de febrero de 2017. 3 Información disponible en: http:/ /v.rww.mallplaza.cl/panoramas /la-cultura-se-vive-en-mall-plaza-vespucio. 4 CR>~C" Y '~?'"0o•

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Y un dictador libejal era, desde luego, alguien que promovía el orden¡áe mercado. Después de todo, en su opinión, en el ytíercado es en donde los seres humanos persiguen s;tÍs fines sin la necesidad de rendirlos • ¡' a nadie. Para re , :'l{Se al den de mercado, Hayek prefirió hablar d catalaxia, a palabra de origen griego que significa o solo i~¿rcambiar, sino también admitir en la comun· 4transformar al enemigo en amigo, según explica. Hay algo de ironía en esa explicación de Hayek. Por esos mismos años, Carl Schrnitt había dicho que la política reposaba sobre la distinción entre el amigo y el enemigo. La frase de Hayek relativa a las virtudes de la catalaxia dice, pues, algo gigantesco: el mercado podría acabar con la política concebida de esa forma. El cambio de palabras indica cuánta esperanza y cuánta utilidad cifraba en el mercado: era el mecanismo de integración por excelencia. Seguir hablando de mercado podía llevar a equívocos, pensó Hayek, porque podría deslizarse la idea de que el mercado era una interacción en la que se desarrollaba un plan prefijado, cuando, insistió, lo propio del mercado es que no existe plan alguno, sino unamultitud inconmensurable de fines interactuando unos con otros. Los mercados serían formaciones evolutivas y espontáneas. Serían, como explica brillantemente el profesor de una dictadura en ciertos casos. Hayek va más allá: i) justifica y recomienda la dictadura dadas ciertas condiciones; ii) arguye que la cantidad de libertad puede ser mayor en una dictadura que en democracia. En: El Mercurio, 12 de Abril de 1981, D8 y D9. Puede verse también la carta al London Times del3 de Agosto de 1978: .

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austríaco citando a Ferguson (por supuesto, se pueden explicar con brillantez errores o exageraciones), «el fruto de la voluntad humana, pero no la ejecución del designio humano». 43 Los mercados serían formas de interacción en las que, como partícipes mudos y expresándose en el lenguaje de señas de los precios, millones de voluntades podrían, sin que nada las guiara más que su propio interés, converger. Mediante las señales silenciosas de los precios, los individuos se enterarían de bienes y de necesidades que de otra forma les serían ajenos y podrían coordinar sus esfuerzos produciendo el máximo de bienestar posible. Para Hayek, el respeto por ese orden espontáneo, a fin de cuentas el respeto por la evolución natural que había conducido a él, era fundamental para el bienestar, pero también para la libertad (sin la libertad en los asuntos económicos, escribió, ninguna libertad personal o política es posible44 ), y constituía una «fatal arrogancia» 45 creer que el discernimiento o la racionalidad humana podría manejar la inconmensurable información que transitaba en el sistema de precios, coordinando millones y millones de preferencias idiosincrásicas, incomparables unas con otras y capaz, más que cualquier otro arreglo alternativo, de satisfacerlas. Hasta aquí la idea del mercado puede ser descrita en términos relativamente sencillos. El intercambio

económico habría existido siempre y habría sido la clave de la prosperidad humana en la medida que permitía, como enseñó Smith, que personas distintas, con habilidades distintas, cooperaran entre sí. La trayectoria humana podría ser descrita como la salida de un tosco mercado local de trueque hasta la compleja maraña del mercado internacional, y ese tránsito sería equivalente al que recorrió la especie humana desde las cavernas a las grandes ciudades. El sistema de precios es una red de informaciones, paradójicamente muda, en la que millones y millones de individuos expresan sus preferencias, anhelos o necesidades, lo que produce que otros millones persiguiendo sus propios fines las satisfagan y viceversa. Todo eso no sería el fruto de una decisión política, sino el resultado natural de una evolución: ¡el mercado sería un fruto evolutivo de las comunidades humanas, como ellenguaje! 46 De ser así, rebelarse contra este o quejarse equivaldría más o menos a quejarse por el 01·bitar de los astros, algo que a Aristóteles, por ejemplo, le pareció casi ridículoY Pero no. Hay en la literatura autores que no están de acuerdo con ese relato y que piensan que las personas que pasean en los malls, se agitan por la pasión consumista y aspiran a bienes estatutarios y a ganar dinero no son la muestra de una etapa evolutiva, como lo habría

Friedrich Hayek, Los fundamentos de la libertad, Madrid, Unión Editorial, 2008, p. 86; también en: Law, Legislation andLiberty, London/ NewYork, Routledge, 2013, p. 20. 44 Friedrich Hayek, The Road to Serfdom. En: The Collected Works of FA. Hayek, Texts andDocuments. TheD!!finitiveEdition. Editado por Bruce Caldwell, NewYork/London, Routledge, 2014. 45 Friedrich Hayek, The Fatal Conceit, Chicago, The University of Chicago Press, 1988.

Esa fue, desde luego, la opinión de uno de los maestros de Hayek, Carl Menger. Véase: Investigations Into the Method of the Social Sciences, with Special Reference to Economics, New York, New York University Press, 1985, p. 157. 47 Alistóteles, Ética nicomaquea, 1112a-1112b.

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presentado Hayek, sino simplemente los partícipes inadvertidos del capitalismo, una formación social entre otras que alguna vez apareció y que alguna vez -cruzan los dedos- desaparecerá. El más agudo de quienes se han opuesto a esa descripción (derivando de su oposición importantes consecuencias políticas que influyen en el debate contemporáneo) es Karl Polanyi. ¿Permiten esas brillantes descripciones del tipo de las de Marshall -pregunta Polanyi- inferir que el mercado está generalmente presente en toda realidad social? 48 Polanyi -un hombre de complexión mediana, cabeza redonda, incipiente calvicie, que usa anteojos y q{re posee una mirada serena como si nada importara demasiado- creció en Budapest, por entonces una de las capitales del imperio austrohúngaro; aunque más tarde, luego de la fracasada república soviética que quiso instalarse allí en 1919, se trasladó a Viena (la otra capital del imperio donde habían nacido Friedrich von Hayek y su primo, Ludwig Wittgenstein). La llegada del fascismo lo hizo huir primero a Inglaterra, donde enseñó a trabajadores británicos (esto debió influir en su obra La gran transformación), para finalmente refugiarse en Columbia. Allí ensei1aría hasta que decidió retirarse a Canadá, donde murió, en abril de 1964. Para Polanyi la respuesta a la pregunta anterior es negativa; todo el análisis precedente es fruto de una falacia gigantesca, la falacia economicista. 48 Karl Polanyi, Conrad M. Arensberg y Harry W. Pearson, >, The American Catholic Sociological Review, vol. 5, N.o 3, 1944, pp. 203-204. 55 Witt Bowden,
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