Phil Davis - El Padre Que Nunca Conocí

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Encontrando elperfecto padreen Dios

Phll Davis

Cuando piensa usted en Dios como su Padre, • ¿~ queda sumente enblanco?

• ¿Se enoja o sesiente ansioso?

• ¿se siente usted distante? • ¿sequiere probar asímismo?

Los recuerdos dolorosos o los ejemplos de padres ineficientes pueden afectar laapreciación de lo que significa ser un Wjo o unahija de Dios. En Elpadre quenunca conod, Phi] Davis presenta a Dios como el Padre celestial perfecto, unaperspectiva esencial hacia unavida espiritual y emocional saludable. En elproceso élexpone lo quecon frecuencia distorsiona lapercepción de Dios: asuntos como dar demasiada importancia a su propia fidelidad, relaciones sinresolver con sus padres terrenales, y subestimar el deseo de Dios de amarlo cuando usted fracasa o tieneluchas. Si quiere conocer más de laternura de Dios, su accesibilidad y devoción amorosa hacia usted como su hijo o su hija, estacolección de exquisitas imágenes y analogías inspiradoras leayudarán a descubrir al Padre queusted nunca conoció. Phi! Davís es padre de treshijos y pastor fundador de Lake Mary Community Church en Orlando, Florida. Obtuvo su título de Maestría en Divinidades de Trinity Evangelical Divinity SchooI.

"Este excelente libro, escrito porun bombre sensible y escritor detalento, me impulsó hacia un aspecto demi vida queno babia considerado antes. El tema ba sido magistralmente investiga® y está tanbien escrito que Uega al corazón:" ; joel C. Hunter, Pastor NortWand Community Church Longwood, Florida

"Pbil Daois tiene un talento sinigualpara tomar acontectmiemos comunes y corrientes de la vida quepasarían inadvertidos para la mayoría de nosotros J' usarlos como conmovedoras lecciones queenseñan las maneras en queDios trata con nosotros como bijos suyos. » Del prefacio porjerryBridges I SBN

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EL PADRE

VE N NCA, CONOCI El perfecto padre en Dios

PHIL DAVIS Prefacio por Jerry Bridges, autor de En busca de la santidad

EDITORIAL VIDA es un ministerio m rsro n e ro internacional cuyo propósito es proporcionar los recursos necesarios para evangelizar con las buenas nuevas de Jesucristo, hacer discípulos y preparar para el ministerio al mayor número de personas en el menor tiempo posible. I

INDICE Prefacio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 9 Reconocimientos ...............................;.. 11

EX LIBRIS ELTROPICAL ISBN 0·8297·1831·1 Categoría: Estudios bíblicoa/Eeferencia general Este libro fue publicado en inglés con el título The Father I Neuer Knew por NavPress © 1991 por Phil Davís Traducido por Rugo Zelaya

Edición en idioma español © 1994 EDITORIAL VIDA, Deerfield, Florida 33442-8134 Reservados todos los derechos Cubierta diseñada por Ana Bowen

PARTE 1: En busca de un padre ideal 1. Un anhelo secreto "En ti el huérfano alcanzará misericordia." 2. ¡Dios es Padre también! "En toda angustia de ellos él fue angustiado. » 3. Abba, Padre "No os dejaré huérfanos." 4. Resaca paternal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. "Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Jehová me recogerá. "

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PARTE 11: Aprendiendo a ver a Dios como es 5. Un Padre con el corazón en la mano 73 "Mi corazón se conmueve dentro de mí." 6. El Padre sabe qué es lo mejor .)/I#-'~,I. . . . . . . . . . .. 89 "Bueno eres tú, y bienhechor." 7. Esto me va a doler a mí más que a ti , 104 "[El Padre . . . nos disciplina] para lo que nos es provechoso. »

4 El padre que nunca conocí

8. Mi Padre es más grande que el tuyo 123 "No temas, yo te ayudo." 9. El sostén de la familia y el pan de vida . . . . .. 134 "Vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis. " 10. Un Padre que nunca nos abandona 148 "Nos salvó . . . por su misericordia. "

PARTE 111: Aprendiendo a ver la acción paternal de Dios en nosotros 11. Dolores del crecimiento "Ocúpate en estas cosas para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos." 12. El proceso de destetar al niño (parte 1) "Como un niño destetado de su madre. " 13. El proceso de destetar al niño (parte 2) . . . . . . . . . . .. "Como un niño destetado está mi alma." 14. En plena sociedad "Cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. " Conclusión: En. las huellas de mi Padre. . . . . . . . . . . . . .. Notas finales

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Para Judy, mi esposa, por su "fe constante y amor permanente», por el ánimo que me ha dado, y por creer en mí cuando ni yo ni los demás creíamos. y para mis hijos, Scott, Steue y Kimberly, por su participación en enseñarme el amor de Dios y su acción de Padre.

EL AUTOR astor fundador de la i lesia Lake Mary ommunity, de la Iglesia Evangélica Libre de los barrios

hil Davis es

norteñOS de O~lando, Florida. Phil obtuvo su Maestría en Teología de Trinity Euangelical Diuinity School, Deerfield, Illinois. . Phil es oriundo de Long Island, Nueva York, y se convirtió a Cristo a través de un ministerio militar mientras servía en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Después de varios años de participar en ministerios de los Navegantes, de las iglesias, y de una carrera profesional en una compañía aeroespacial, obedeció la dirección de Dios de entrar en un seminario y en el ministerio a tiempo completo. Phil y su esposa Judy se casaron en 1974 Y tienen tres hijos, los gemelos Scott y Steve, y una hija, Kimberly.

PREFACIO

L

Bibl~a

a enseña que Dios es el Padre celestial de todos los que confían en Cristo. Es lamentable que en años recientes se haya desprestigiado la palabra padre. Con frecuencia la gente forma un concepto de Dios basado en la relación con su padre terrenal. Si su' padre fue severo y exigente, o colérico y abusivo, algunas personas percibirán a Dios de esa manera. Por muchos años me ha molestado que haya entre los cristianos esa tendencia de transferir a Dios los rasgos de carácter negativos que encontraron en padres humanos falibles y pecadores. El hecho de hacerlo desatiende completamente la obvia distinción entre seres humanos pecadores y un Dios amoroso y perfectamente recto. Como pueblo que posee en la Biblia la única revelación correcta de Dios, necesitamos profundizar nuestra comprensión del carácter de Dios desde la perspectiva de la Biblia, no de la conducta de nuestros padres terrenales. Por lo tanto, me alentó y deleitó cuando leí estas palabras en el manuscrito de Phil Davis: "Estoy convencido de que es necesario sustentar la creencia en la enseñanza de la Biblia acerca de la imagen de Dios, no en las imágenes distorsionadas [de nuestros padres] que hayamos formado en nuestra niñez." Comparto la convicción de Phil y recomiendo este libro como contribución provechosa para alcanzar esa meta. Phil Davis tiene un talento sin igual para tomar acontecimientos comunes y corrientes de la vida que pasarían inadvertidos para la

10 El padre que nunca conocí

mayoría de nosotros y usarlos como conmovedoras lecciones que enseñan las maneras en que Dios trata con ~osotros como hijos suyos. Más que eso, él se apega a las Escrituras cuan~o nos presenta el carácter de Dios en su papel como nuestro sabio y amoroso Padre celestial. . Espero que este libro ayude al lector a cultívar una perspectiva más bíblica del carácter de Dios.

RECONOCIMIENTOS

JERRY BRIDGES

D

Oy gracias a mi esposa, Judy, por sufrir alegremente una serie de "locos" años de seminario, mudanzas, ministerios en iglesias, y desilusiones, todos los cuales contribuyeron al programa de Dios de adiestramiento en mi vida (y en la de ella). Ella pareció tener la suficiente fe para los dos cuando yo titubeaba acerca de lo que Dios hacía en mi vida. La terminación de este libro es un testimonio tanto de su perseverancia como de la mía. Doy gracias a mis padres por su ejemplo positivo de bondad y cuidado. Gracias a Darrell Sanders por su temprana influencia en mi vida, y veinte años después, por entregarme una circular que abrió la puerta para este libro. A los editores de NavPress ... Gracias a Bruce Nygren por darme una oportunidad y por evaluar los primeros capítulos de este libro. Gracias al consejo oportuno de Karen Hinck1ey y a los ajustes que mejoraron todo el proyecto. Y gracias especiales a Traci Mullins por su aliento, su sabiduría editorial, sus competentes revisiones y su bondad hacia un escritor principiante. Gracias especiales a la iglesia Lake Mary Community Church, donde pastoreo, por todo su apoyo, amor y aliento a fin de que yo dedicara tiempo para escribir este libro. Estoy muy agradecido porque es un lugar donde Dios y su pueblo me han permitido soñar otra vez y ver el cumplimiento de muchos de esos sueños. A Dios sea la gloria.

Bien que fallo, lloro; bien que titubeo aún me arrostro al trono de su gracia. George Herbert, Disciplina

. "Y cuando aún estaba lejos, padre, y fue mouido a misericordia, lo Uta su ., , , y corno, y se echo sobre su cuello, y le besó." Jesucristo (Lucas 15:20) de la Parábola del hijo pródigo

EN BUSCA

DE UN PADRE IDEAL

UN ANHELO SECRETO No hay huérfano más abandonado que el niño excluido del amor de un padre con vida. Carlos Dickens, Dombey e hijo En ti el huérfano alcanzará misericordia. El profeta Oseas (Oseas 14:3)

Un anhelo secreto 17

L

an cé frustrado el martillo y salí intempestivamente de la casa. Estaba enojado con mi papá. Eso hace casi treinta años, pero la escena me volvió como un relámpago hace poco. Tenía doce años, tal vez trece. Ayudaba a mi padre a clavar tablones machihembrados para el piso en nuestro desván sin terminar. Debíamos tener cuidado de no doblar los clavos o mellar la costosa madera. Pensé que podía hacerlo bien, pero la madera estaba dura y los clavos especiales se me doblaban fácihnente; no a mi padre. Él era un buen artesano y procuraba que yo hiciera un buen trabajo. Yo lo intentaba, pero sin éxito. El desván estaba caliente y sofocante. Papá se alteraba con cada error que yo cometía, y comencé a irritarme con él y conmigo mismo. Doblé un clavo más, mi padre se enojó otra vez; yo había tenido suficiente. Que hiciera el trabajo él solo porque era obvio que yo no lo hacía lo bastante bien para satisfacerlo. Tiré el martillo, hice un comentario airado, y estuve fuera de la casa toda la tarde. Fue un pequeño momento, fácilmente olvidado ... o sería? A veces pequeños momentos como ése se graban en el subconsciente. No son indicios de toda una relación, pero muestran un patrón recurrente en la persona. Con la destreza de mi padre y mi perfeccionismo adolescente, había de armarse una bronca ese día en el desván. Cuando cumplí dieciocho años, salí del hogar para alistarme en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos y nunca regresé para vivir en la casa paterna. La muerte de mi padre cuando tenía veinticinco años dejó algo inconcluso y sin desarrollar en mí. No se trataba de nada que hubiera dicho o implicado, sino que murió antes que yo sintiera haberme probado ante él. Desde entonces me he dado cuenta de que pasé muchos años tratando de probarme a dos padres: mi padre terrenal y Dios, mi Padre celestial. Como cristiano pasé años creyendo que no era lo bastante bueno para Dios.

Ahora soy padre. Una tarde, mientras trabajaba en el garaje con mis dos hijos de once años, sucedió algo extraño. Trabajaba en una estructura de madera para un proyecto de la iglesia y 'mis dos hijos querían ayudar. Yo sabía que solo podía hacer el trabajo más rápida y fácilmente, pero decidí permitirles que clavaran algunos clavos. No pasó mucho tiempo para darme cuenta de que no lo estaban haciendo muy bien. Los clavos se doblaban, produciendo más trabajo para mí. Se me agotó el tiempo y la paciencia, y dejé que mi irritación se manifestara con pequeños comentarios acerca de su falta de destreza para hacer el trabajo correctamente. No les dije que se fueran, pero debieron de percibirlo indirectamente. Después que se fueron a jugar con sus amigos, me di cuenta de lo que había hecho. Mi perfeccionismo y mi impaciencia se habían aprovechado de mí. Me preguntaba si yo era culpable de parecer como un padre que pensaba que ellos nunca harían un trabajo lo bastante bueno. Sacudí la cabeza, recordando otros clavos doblados en un caluroso día de verano en el desván de mi padre. Gran parte de nuestra vida gira alrededor de algunos temas y anhelos comunes en todos nosotros. Sea ganar la aprobación, ser aceptados, estar satisfecho consigo mismo, o encontrar un lugar de función, los temas y anhelos de nuestra vida los imponen nuestra personalidad, nuestra familia, nuestros padres y nuestros amigos, la escuela y la iglesia. La mayoría no reconoce la aparición de estos anhelos hasta que los temas de la vida ya están profundamente inculcados. A veces los anhelos reales de la vida yacen sumergidos bajo mantos de actividad legítima pero mal dirigida. Y muchos no se dan cuenta de hasta dónde se quedan su padre y su madre con ellos aún después que aquéllos se han ido de la casa o que éstos se hayan ido de esta tierra. La muerte de mi padre dejó algo inconcluso en mí, algo sin resolver. Me hizo percibir la necesidad tan grande que tenía de un padre. Por último, me llevó a una apreciación más clara de mi Padre celestial. Pero ha sido todo un proceso. Muchos de los que leen esto han sentido el rechazo de su padre o madre terrenal en una forma u otra. Quizá por eso les sea difícil creer que Dios sea digno de confianza que Él los

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acepta y los ama. Quizás eso les estorbe para ver la rica bendición que hay en la verdad que Dios es su Padre. PÉRDIDA DE ORIENTACIÓN PATERNA En la película de Stephen Spielberg, Imperio del sol, se separa a un niño de sus padres en la confusión de las calles de la China desgarrada por la Segunda Guerra Mundial. (La historia está basada en experiencias de la vida real del escritor J. G. Ballard.). El muchacho termina en un campo de concentración japonés donde su necesidad de padres lo hace desesperar por pertenecer o identificarse con alguien que pueda llenar ese vacío. Su asiduidad, ingeniosidad y deseo por agradar disfrazan su dolorosa pérdida. En el desarrollo de la película se le ve apegándose a la gente: un norteamericano timador, una cansada y poco amable pareja de ingleses, y hasta un oficial japonés. Para el muchacho el asunto no tiene que ver con ideologías y naciones. El tema es su necesidad de un sentido de amor paterno y de pertenencia. Al cabo, sufre una crisis emocional y cae en brazos de un médico inglés, y llorando dice: "No recuerdo cómo son mis padres." Los padres juegan un papel tan primordial en la necesidad del niño, de amor, de aceptación, y pertenencia que, cuando aquéllos fallan o están ausentes, el niño se desespera por llenar el vacío resultante. El muchacho en Imperio del sol trataba con la pena de haber perdido su sentido de orientación paterna. OIga era una criatura todavía cuando perdió a su padre por causa de un divorcio. Ella recuerda el haber inventado historias acerca de él para sus compañeras de clase que siempre hablaban de su padre. Perder a su padre es claramente el acontecimiento más importante que moldeó su vida. Adoraba a mi padre realmente y siempre tuve la esperanza de que él y mi madre se volvieran a juntar. Hubo un tiempo en que él quiso regresar, pero ella no lo permitió. Él siempre hacía muchas promesas y yo siempre le creí, pero ella no. Había un gran conflicto entre mi madre y yo, porque yo confiaba tanto en él. Entonces, cuando llegué a los trece años, él se casó y se fue a vivir a otra parte, y casi no lo he vuelto a ver

Un anhelo secreto 19

desde entonces. Cuando lo veo es porque yo hago el esfuerzo, y él siempre se muestra casi indiferente, como si yo fuera sólo una obligación para él, un recuerdo de su fracaso. .. Estoy muy insegura emocionalmente, pero soy una sobreviviente ... Tengo mucho miedo de que me lastimen o rechacen.! Desde el niño huérfano que anhela a un padre hasta el hombre joven que busca un a mentor paternal, desde la floreciente adolescente que extraña el afecto de su reservado padre hasta la joven mujer que se casa con un hombre lo bastante viejo como para ser su padre, somos personas que consciente y hasta inconscientemente andamos por la vida buscando a un "padre". Y aunque unos preferirían olvidar la imagen del suyo por causa de maltrato, alcoholismo, ausentismo, o por características desagradables, la necesidad de una figura paternal puede continuar como una motivación fuerte durante toda la vida. EN BUSCA DE APROBACIÓN Las razones por las que buscamos un "padre" son numerosas y a veces complejas. Algunos buscan debido a que no tuvieron padre, otros debido a una figura paternal negativa en sus años formativos de crecimiento. Cualesquiera que sean las razones, lo significativo es que buscamos y que la necesidad es real. El anhelo por un padre modelo es tan profundo que estoy convencido de que Dios puso esa necesidad dentro del hombre y la mujer. Pero no se realizará nuestra necesidad ni terminará nuestra búsqueda hasta que veamos a Dios como nuestro único Padre competente. Se ha dicho que dentro de toda persona hay un vacío con forma de Dios que sólo Dios puede llenar. Pudiéramos decir también que dentro de toda persona hay un vacío en forma de padre que sólo Dios el Padre puede llenar Dios el Padre. En el libro The Secrets Men Keep (Los secretos que guardan los hombres), el doctor Ken Druck (con James C. Simmons) enumera seis aspectos importantes en los hombres donde guardan secretos. El primero en la lista es: "Los hombres anhelan secretamente el amor y la aprobación de su padre."2 Escribe Druck: "A menudo desconocen que 'la búsqueda de

20 El padre que nunca conocí papá' está detrás de su impulso de probarse a sí mismos una y otra vez." Para escribir su libro, Druck entrevistó e investigó a cientos de hombres. Sus conclusiones señalan la preponderancia en los hombres de la búsqueda de un padre. Nos sorprendería saber que el denominador común más poderoso que ejerce influencia sobre la vida de los hombres hoyes la relación que tuvieron con su padre ... De los cientos de hombres que he entrevistado a través de los años, quizás el noventa por ciento admitieron tener todavía ataduras afectivas que se remontaban a sus padres. En otras palabras, todavía recurrían a sus padres, aunque ellos estuvieran muertos hacía años, para recibir aprobación, aceptación, afecto y comprensión.é Esto es típico, sea que la relación haya sido buena o mala. ¿No es sorprendente que algunas personas pasen por la vida sin nunca darse cuenta de que anhelan la aprobación de su padre? Quizás los años de desilusión y el levantamiento lento de muros sea lo que nos separe de los anhelos sin realizar de nuestra niñez y adolescencia. Muchas familias viven con profundas penas. A veces éstas nunca se resuelven. Año con año, infligen una pérdida en forma de amargura y de derrota. Louie Anderson, el rotundo y amuchachado cómico con rutinas humorísticas acerca de la familia, escribió un libro titulado Dear Dad (Querido papá). Es una serie de cartas escritas a su padre alcohólico después que éste murió. Aunque las cartas están entrelazadas con humorismo, Anderson revela el dolor y la ira de ser uno de once hijos de un padre alcohólico. Anderson escribió el libro para enfrentarse con su ira hacia su negligente padre. Una vez una mujer se le acercó y exclamó: - Ah, usted es el cómico que no dice malas palabras. Ella se refería a su relativamente limpia actuación. Pero como muchos cómicos, Anderson respondió con humorismo derivado del dolor. - Las digo todo el tiempo. Familia. Es la palabra más sucia que conozco.

Un anhelo secreto 21 La mujer rió y dijo: - No, no me refiero a ésa. Anderson sonrió y dijo: - Ésa también la digo todo el tiempo ... Padre. Está en la misma categoría que Familia. Casi intercambiables. Bromeando con ella reveló mucho del dolor de su familia. Anderson estaba sonriendo, sólo porque de. no hacerlo habría estado llorando.á Cuando los padres traicionan la confianza de sus hijos, el dolor que comienza en la niñez puede cobrar un alto precio en la vida adulta. Anderson dijo que las cartas a su padre le ayudaron a pasar de la ira al perdón. Pero a veces cubrimos nuestro dolor con la esperanza de que se vaya. A veces para cuando llegamos a adultos hemos perdido el contacto con nuestros anhelos secretos. .En otro estudio hecho sobre hombres y sus padres, el autor descubrió el mismo anhelo secreto que Druck. Los hombres anhelan a un padre que sea cariñoso, receptivo, físicamente afectuoso y consolador, sincero con sus sentimientos, que apruebe y acepte a sus hijos a pesar de sus faltas ... La mayoría de los hijos casi siempre quedan perpetuamente desilusionados.f Los resultados son similares con las mujeres. Suzanne Fields entrevistó a cientos de mujeres mientras hacía el trabajo de investigación para su libro Like Father, Like Daughter (De tal padre tal hija). Ella encontró una y otra vez que esas mujeres anhelaban una cercanía mayor con sus padres. "Esta tesis central surge de cientos de entrevistas y cuestionarios: Papá se esconde, y nosotras lo buscamos para siempre, sólo

ocasionalmente lo sacamos de su escondite." 6 Escuche lo que dijeron algunas de estas mujeres en. su entrevista: • Una cajera de treinta y ocho años de un banco en Dakota del Norte se lamenta: "Él nunca preguntó por mí realmente, y me doy cuenta ahora de que no tengo idea de quién sea él en realidad. ¿Cuáles fueron sus sueños y sus temores y quiénes fueron los diablos que lo sedujeron con whisky y trabajo, manteniéndolo apartado de nosotros? Él nunca notó cuando

2~ El padre que nunca conocí

me corté el pelo que era largo y lacio y lo cambié a corto y rizado."7 • Una supervisora de oficina de cuarent~ ~ cuatro años ~n Nashville recuerda: "Muy dentro de mi se que me quería. Pero deseo más que nada que me hubiera expresado un poco de ese amor directa y verbalmente, si no físicamente. ¡Sólo desearía que hubiera pronunciado las palabraslf • Una secretaria de treinta años de Flagstaff, Arizona, tuvo su única conversación de corazón a corazón con su padre después de su ataque cardiaco. "Tuvimos una larga conversaci~ntemprano al despuntar el alba, junto a un lago donde In! padre había ido a recuperarse. Esta fue la única oportunidad en que tuvimos una conversación verdaderamente íntima. Hablamos de cómo se sentía él como padre." 9 • Una joven mujer de Vermont que no ha visto a su padre.~n cinco años dijo: "Todavía busco el amor y la aceptación . 1 que nunca reciibí1 d e e'1."10 incondiciona • Suzanne Fields resume de manera conmovedora: "Pero en la mayoría de los recuerdos de estas mujeres persiste un melancólico y elegíaco lirismo de deseo vivo, siempre deseando más, más, más, un hambre de algo nunca logrado en la intimidad del corazón. En su lugar, hay una terrible tristeza, " Ira. "11 un vacío, o una abrumadora y destruct rva "HAMBRE DE PADRE" Cuando perdemos a nuestro padre temprano en la vida (ya sea por abandono, divorcio o muerte) la necesidad paterna se puede convertir en una motivación todavía m~ás ~uerte. Estudios recientes muestran que podemos pasar anos intentando recrear al padre ausente. Esa motivación puede ser tan fuerte que la Asociación Psicoanalítica Americana ha llamado a este síndrome "hambre de padre". En Father Loss (Pérdida de padre), Elyce Wakerman realizó estudios y entrevistas con mujeres que perdieron a su padre antes de los dieciocho años. La autora encontró que la pérdida del padre amolda la vida de una joven y todas sus relaciones futuras.

Un anhelo secreto 23

Wakerman relata la pérdida de su propio padre cuando sólo tenía tres años. Describe su necesidad de ser la "niña de papá" para alguien. Hablando por otras como ella, escribe con un sentido de tristeza: Sea que él muriera o nos abandonara, nos sentimos rechazadas. A pesar de esta traición, o quizá debido a ella, él quedó como una fuerza indomable en nosotras, una norma idealizada contra la que todo lo demás será medido, y hallado falto. (cursivas de la autora)12 Isak Dinesen, la escritora y aventurera danesa cuyas memorias en Out of Africa (Desde África) fueron dramatizadas en la película ganadora del Osear, tenía nueve años cuando su padre se mató. Su biógrafo dice que su muerte fue el "drama central" de la existencia de ella y la imagen de él la que alimentó su inspiración. En una carta a su madre más adelante en su vida, Dinesen escribió: "Si logro ... hacer algo de mí misma otra vez, y puedo mirar a la vida con calma y claridad un día, entonces es papá quien lo ha hecho por mí ... A menudo tengo el sentimiento que está a mi lado, ayudándome. "13 La idealización de Isak de su padre es típica entre muchos que han perdido a su padre a edad temprana. Estudiando la vida de mujeres famosas por sus logros que perdieron a su padre por la muerte, el divorcio, o el abandono, Wakerman llega a la conclusión de que "se llega una y otra vez a la influencia de un padre ausente y a una búsqueda casi consciente de su aprobación."14 Señala ella: Casi un tercio de las mujeres casadas con presidentes de los Estados Unidos, y cinco de las más recientes nueve primeras damas, (hasta Reagan), perdieron a su padre temprano en la vida por muerte o divorcio. Detrás de todo gran hombre hay una gran mujer, se nos dice. Detrás de muchas de estas mujeres, hay un hombre (un padre) que se fue. 15 Pero puede ocurrir el efecto opuesto también. Un estudio británico de la población penal femenina reveló que más de un tercio de las prisioneras no tenía padre. 16 Estudios sociológicos

24 El padre que nunca conocí

e n los barrios arruinados de las ciudades grandes a menudo . relacionan el alto índice de delincuencia juvenil con la ausencia

de padres y los subsecuentes hogares con la figura de una madre sola. .. Desde alabanzas hasta lamentaciones, desde la ídealízación hasta la desilusión, el coro de voces testifica del poderoso papel que juega el "padre" en nuestra vida. . . La necesidad de un padre no es sencillamente la busqueda de un "papá" (o un hombre que traiga pan a la casa); es la búsqueda de lo que un buen padre proporciona para su hijo o hija: • Aceptación • Afirmación • Autoridad • Disciplina • Sentido de seguridad • Cariño y amor • Confianza • Conducta ejemplar • Valores • Liderazgo No obstante, la triste verdad es que muchas personas nunca encuentran el amor, la aprobación, la aceptación y la seguridad que desean. LA PROMESA DE UNA PATERNIDAD PERFECTA J. Paul Getty, padre, fue uno de los hombres más ricos del mundo. Sin embargo, su hijo J. Paul Getty, hijo, dijo que rara vez veía a su padre. Es una tragedia cuando los ricos logran dej ar un legado de riqueza y prestigio a su familia, pero fracasan en dejar un legado de amor. Una vez, cuando estaba en la secundaria, el joven Paul escribió una carta a su padre. Su padre la devolvió con los errores ortográficos y gramaticales corregidos pero sin un solo comentario personal. Paul, hijo, confiesa: "Nunca me repuse de eso ... yo quería ser juzgado como ser humano y nunca lo logré de él. "17 Las Escrituras parecen imitar la vida en cuanto a la ausencia de relaciones saludables entre padres e hijos. De no ser por

Un anhelo secreto 25

Jesucristo y su Padre celestial y la acogedora bienvenida al hogar del hijo pródigo por su amante padre, las Escrituras carecen de relaciones ejemplares entre padres e hijos. Traté de pensar en buenos ejemplos de padres en las Escrituras. Hay poco en la relación entre Abraham e Isaac aparte del sacrificio abortado en el monte Moriah. Ciertamente la relación de Isaac con sus dos hijos, Jacob y Esaú, no es ejemplar. Samuel fue entregado por su madre para ser sacerdote. Parece que Elí fracasó como padre con sus dos hijos. Aunque Jonatán parece estar comprometido con su padre, Saúl difícilmente es un padre ejemplar. Si bien Salomón, el hijo de David, fue un gran rey, no vemos la relación de David con Salomón. En vez de eso, vemos la rebelión escandalosa de otro hijo de David, Absalón contra su padre. Las Escrituras nos dicen que Dios es como un padre. Pero si Dios es como un padre, Zdónde están los buenos ejemplos? Si Dios es como un padre, entonces ¿por qué tanta gente tiene puntos de referencia negativos? ¿Por qué tanta gente se enfrenta al trauma de quedar huérfana en vez de recibir la paternidad? En este vacío de ausencia y de "hambre de padre" dos versículos bíblicos ofrecen una promesa: "En ti el huérfano alcanzará misericordia" (Oseas 14:3) y "No os dejaré huérfanos" (Juan 14:18). Dios conoce los anhelos más profundos de nuestro corazón. Recuerdo que cuando murió mi propio padre, me preocupaba que mis hermanos menores crecieran sin padre. Tenía entonces veinticinco años, estaba casado y había vivido fuera del hogar paterno durante siete años. Aunque la muerte de mi padre me dolió profundamente, y estuve deprimido y triste durante meses, no estaba tan preocupado por mí mismo como por mis hermanos de diez, catorce, y veintiún años y, desde luego, por mi madre. Recuerdo haber sido consolado con promesas en las Escrituras que dicen que Dios tiene especial interés en las viudas y los huérfanos (Salmo 68:5, Isaías 63:16). Así que entregué a mi familia al Dios de las viudas y los huérfanos. No sé si alguna vez lleguemos a recobrarnos de la muerte de

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un padre o una madre. Sé que he sentido el vacío de la ausencia de mi padre repetidamente, y espero mi encuentro con él otra vez en la eternidad. Pero entonces no me daba cuenta de mi propia necesidad de que Dios fuera mi Padre, mi Padre celestial. No fue sino hasta años después que comencé a apreciar la riqueza de la imagen de Dios como mi Padre perfecto. Con el paso de los años, la riqueza de esa verdad debe profundizarse más y más en mi imagen consciente de Dios. Como cristiano, he encontrado que esa relación con el Señor ha sido un peregrinaje para mí, hijo de Dios, hacia el corazón de mi Padre celestial. Uno de los regalos más grandes en ese peregrinaje son mis tres hijos: Steve, Scott y Kimberly. Al ser yo padre, Dios me ha permitido conocer lo que es un corazón de padre. En mis hijos a menudo me veo a mí mismo ante Dios. Muchas noches he ido a ver cómo están antes de acostarme. Me he quedado parado a un lado de sus camas mientras ellos dormían y he pensado en cuánto los amo. A menudo oigo a Dios que me reta: "Si tú amas tanto a tus hijos, cuánto más grande es mi amor por ti y por ellos." Nuestros vínculos de hijos a padres terrenales pueden ser de gran bendición para ayudarnos a ver a Dios. Pero aun los mejores padres humanos nos fallarán. No importa cuánto trate de ser un buen padre con mis hijos, a veces lo echo todo a perder. Recuerdo un caso en particular. Fue sobre una de esas pequeñeces que parecen escurrirse sin notar hasta que es demasiado tarde. Los muchachos generalmente me pedían mientras les daba un abrazo de buenas noches: "Papá ora por nosotros." Me gustaba que lo pidieran y oraba por cada uno de ellos. Con el tiempo me di cuenta de que ya no oraba por ellos a la hora de acostarse. Horarios, desvelos, distracciones o pereza parecían interrumpir la rutina. Pero también me di cuenta de que ellos no me pedían que orara por ellos. Eso fue lo que me dolió. Fue entonces que sentí que les había fallado. ¿Había causado mi inconstancia que ellos se hubieran desinteresado? ¿Había apagado mi falta de iniciativa su deseo de oración? Me entristecí y me culpé porque ya no me pedían que orara por

Un anhelo secreto 27

ellos. Para comenzar, no debieron tener que pedírmelo. Imagino que soy como muchos padres paranoicos: me p:~gunto si estoy haciendo suficientes cosas Correctas para mis hiJOS. Me pregunto cómo les afectarán mis deficiencias. Pero no soy ~~ padre. perfecto. Dios sí. Esta situación me ayudó a percibir que DIOS es un Padre más fiel que yo. ¡Cuán agradecido es~oy por eso! Dios no se enreda con horarios y negocios. Él no deja que las distracciones ni la pereza desorganicen su fidelidad hacia sus hijos. Ya que los padres humanos, por mucho que traten lo contrario, todaví~ nos fallan, necesitamos aprender a poner nuestra seguridad final en Dios. A menos que encontremos desca?so en la verdad bíblica de que Dios es nuestro Padre celestial perfecto, o pasaremos buscando siempre un padre humano que llene necesidades que sólo puede llenar Dios o quedaremos emocionalmente heridos por los recuerdos dolorosos de padres ineficientes que nos fallaron.

O

iDIOS ES PADRE TAMBIÉN! Cuando yo era niña, un padre me parecía como la bombillita dentro del refrigerador. Todas las casas tenían uno, pero nadie sabía en realidad qué hacía . ninguno de los dos una vez que cerraban la puerta. Erma Brombeck En toda angustia de ellos él fue angustiado. El profeta Isaías (1saías 63:9)

ye, papá, Zquieres agarrar la pelota? Recuerdo haber dicho esas palabras de muchacho muchas veces, ansioso por lanzar la pelota con mi padre en nuestro patio. Pero cuando las oí hace poco al final de una simpática película me trajeron toda una ola de recuerdos y emociones. La veía por segunda vez en mi VCR. Era tarde en la noche. Todos estaban durmiendo y yo estaba solo. La película trata de un granjero de Iowa que construye un campo de béisbol en un maizal y conoce a varios "fantasmas" extraños. Como en Christmas Carol (Canción de Navidad) de DickenS con su fantasma de Navidad o It's a WonderfUl Life (Es

una vida maravillosa) de Frank Capra con Jimmy Stewart que imagina lo que pudo haber sido, de cuando en cuando Hollywood teje una trama mágica que evoca recuerdos familiares en todos nosotros. No tenía que ver con la teología de esta película lo que me atraía, sino el tema de reconciliar "los. fantasmas" de nuestro pasado. En la historia, el padre del joven había muerto hacía muchos años. Pero el hijo nunca se había reconciliado satisfactoriamente con su padre. En la escena final de Field of Dreams (Campo de sueños) el joven ve a su padre como un joven jugador de béisbol de entre veinte y treinta años. Lo había conocido como un viejo gastado por los años. Pero ahora padre e hijo tienen la oportunidad de pasar tiempo juntos, de joven a joven. Las últimas líneas de la película evocaron en mí recuerdos tan familiares que se me salieron las lágrimas. Cuando el padre comienza a alejarse, el hijo le dice puerilmente, con la voz entrecortada de emoción: - Oye, papá, ¿quieres agarrar la pelota? Su padre sonríe y dice conemoción similar: - Sí, me gustaría eso. Cuando el hijo echa mano a un guante de béisbol, toma una pelota y la lanza a su padre, sabemos que ésta es más que una película de béisbol. Es un drama de asuntos dejados sin terminar, de hacer la paz con nuestro pasado, de reconciliarnos

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con nuestro padre. Trata de progresar más allá de los a~tibajos en las relaciones de padres e hijos debido a malentendidos Y a la i durez. Esta película trae a la mente nuestro deseo de a mma h .. unir el vínculo afectivo que hay entre padre e lJO. Me recordó nuevamente que los asuntos dejados sin terminar y las relaciones sin resolver con nuestros padres se pueden trasladar a nuestra relación con Dios el Padre. Y nuestro padre no tiene que haber muerto. Hay algo que permanece sin resolver en la relación de muchas personas con sus padres vivos. La relación no ha producido todo lo que hubieran querido. Los padres humanos nos fallarán, pero nuestra preocupación aquí es la manera en que esos fallos y desilusiones se han traslada~o a nuestra perspectiva de Dios como nuestro Padre. Ya dije que sentía que la muerte de mi pa~e había dejado algo sin terminar en mí; por eso sabía muy bien lo que significaba la película. Lo explicaré. .. Crecí con la generación de posguerra, entre hijos de personas de la clase media y viviendo en casas iguales en enormes urbanizaciones levantadas en las que fueron alguna vez productivas granjas de papas de Long Isl~nd,. Nue~a York. Fuimos alimentados y cuidados por padres bien íntencíonadcs. Mi madre y mi padre nos hicieron sentir que éramos ricos, pero cuando llegué a adulto me di cuenta de que no lo éramos. Fui afortunado porque mis padres eran bondadosos, amorosos y comprensivos. Si Dios era como ellos, entonces Dios era bueno. Pero como niño mimado que no agradece lo suficiente, y da por sentados a sus padres yo daba por sentado a D~os. ,El estaba ahí, pero yo tenía otros intereses. Me acercaba a El solo cuando lo necesitaba. Como muchos adolescentes, no era particularmente íntimo con mi padre durante esos años turbulentos . Me alisté en la Fuerza Aérea después de la secundaria durante la Guerra de Vietnam. Después de cuatro años de servicio militar (mayormente en la Florida), regresé a casa por un mes, y después fui nuevamente a la Florida a vivir. Me mudé allí para ir a la universidad y participar en un ministerio cristiano. Pocos años después conocí a mi esposa, compré mi primera casa, y visitaba a mi familia en Nueva York sólo en las Navidades. Mi padre

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murió tres años después que me dieron de baja en la Fuerza Aérea. Nunca vio mi casa en la Florida, escasamente conoció a mi esposa, jamás me vería graduar de la universidad o del seminario, jamás me oiría predicar un sermón y jamás conocería a sus nietos. Poco antes de morir pasé una semana visitándolo en el hospital. Lo vi aceptar a Cristo como su salvador dos semanas antes de su muerte. Durante ese tiempo me dijo que le había dolido mucho cuando me fui de la casa para vivir en la Florida después que salí de la Fuerza Aérea. Me sorprendí porque nunca supe que le importara. Pero hay algo que nunca dijo. No me percaté de eso hasta años después. Nunca oí a mi padre decir: "Estoy orgulloso de ti, hijo." Cuando veo atrás, quizás no hay mucho de que estar orgulloso en ese tiempo. Fui un estudiante mejor que el.promedio en la secundaria, pero no sobresaliente. No estaba en ninguno de los equipos titulares de béisbol, baloncesto o fútbol. No estaba en la banda y por poco no estuve en la lista de honor. Postergué los estudios universitarios para alistarme en la Fuerza Aérea porque no sabía qué quería hacer. Mi padre murió antes que yo terminara la universidad o decidiera "hacer algo con mi vida" para darle razón de estar orgulloso. De algún modo, como no había cumplido con todas las normas de realización que yo mismo me había impuesto y que estaban culturalmente adaptadas, sentía que nunca me había probado ante él. De manera inconsciente, llevé esas normas a mi cristianismo y mi perspectiva de Dios como Padre. Sentí que debía probarme a mí mismo ante Dios para que Él estuviera orgulloso de mí. Los asuntos sin terminar con los padres terrenales pueden colorear toda una vida. Para algunos, la falta de paz con sus padres refleja su falta de paz en la vida y con Dios. La relación entre los dos puede ser fuerte. ¿Cómo completaría usted la siguiente frase? "Nunca recibí que' quería de mi padre." Aceptación, aprobación, afecto, amor, respeto ... ¿cuál fue su respuesta? Mientras lee las ilustraciones piense en cómo la negación paterna puede definir nuestra vida de adultos.

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EN BUSCA DE APROBACIÓN PATERNAL Marvin Gaye, hijo, produjo disco tras disco de éxitos musicales durante los años sesenta y setenta, canciones como "1 Heard It Through the Grapevine" (Lo oí por la red de soplones) y "Ain't No Mountain High Enough" (No hay montaña demasiado alta). Pero en toda su fama y éxito, el amor y respeto de su padre lo eludieron. Una vez un amigo preguntó a Marvin: - ¿Amas a tu padre? Él respondió en un tono ligero y confiado: -Sí. El amigo preguntó: - Entonces ¿por qué no se lo dices? - No puedo - respondió Marvin. En una ocasión que Motown Records estaba por renovar su contrato, pidió que le dieran un bono de un millón de dólares en efectivo en un portafolio. Él le dijo a un amigo: "Quiero un millón de dólares en efectivo para llevárselos a mi padre y decirle: '¿Ves esto? Es un millón de dólares. Sólo quiero que sepas el éxito que tengo." A los cuarenta y cinco años de edad, Marvin Gaye, hijo, estaba viviendo con sus padres en 1984 cuando Marvin Gaye, padre, setenta, lo mató de un tiro tras una discusión insignificante. Era el día de los inocentes. Un amigo contó: "Marvin me dijo que nunca recibió el amor que quería de su padre."! Mucho se ha escrito de la breve e infeliz vida de Sylvia Plath, escritora de la obra mayormente autobiográfica The Bell Jar (El frasco campana). Como escritora ganó premios antes de los veinte años, fue una poetisa famosa y profesora universitaria. Nacida en Nueva Inglaterra en 1933, la vida de Sylvia fue definida por la muerte repentina de su padre cuando ella tenía ocho años. Muchos años después ella escribió en su diario: Me enfado y me lleno de ira por la ida de mi padre, a quien nunca he conocido; aún su mente, su corazón, su rostro de muchacho de diecisiete años los amo terriblemente ... Codicio el conocimiento de él ... Yo, nunca conocí el amor de un padre, el amor de un hombre estable consanguíneo después de los ocho años . . . el único hombre que me amaría de manera constante

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en la vida; (Mamá) entró una mañana con lágrimas ... en los ojos y me dijo que se había ido para siempre. La odio por eso. 2

S~lvia se casó y tuvo dos hijos. Confesó que su esposo era un sustituto de su p~dre. El matrimonio terminó en el divorcio, y como muchas mujeres de hoy desarrolló una relación de amor y odio hacia los hombres. Odiaba a los hombres porque no se quedaban para amarme como un padre ... Hombres sucios y asqueros~s que tomaron todo lo que pudieron y después se disgustaron o murieron o se fueron a España como el esposo de la Fulana con sus sensuales labios ... Toda mi vida me han dejado emocionalmente "plantada" las personas que más quiero: Papá muriéndose y dejándome, mamá que de alguna manera no estaba ahl.' 3 En medio de su melancolía y su deseo de amor paterno verdadero, visitó la tumba de su padre. "Fui a la tumba de mi padre ... Encontré l~ lápida - 'Otto E. Plath: 1885-1940' -, precisamente e~ la orilla del sendero, donde podían pasarle por encima. Me sentl defraudada. Sentíla tentación de sacarlo de la sepultura para probar que existía y que realmente estaba muerto."4 .~u~tro m:ses ,despu~s de l~ separación de su esposo, Sylvia se ~UICldo. Tema solo treinta anos. No fue la primera vez que lo ~~ntara. ~esp~:s de su primer intento, reveló en un poema intitulado Papa, su deseo de irse con su padre. "A los veinte intenté morir e ir, ir, irme a ti. Hasta los huesos bastarían."5 Algunas personas llevan el dolor de familia a la tumba. Los padres juegan un papel tan importante en la opinión de nosotros que a menudo los deseos profundos de nuestra vida se pone~ en movimiento a una edad temprana. La aspiración de Marvm Gaye por la aceptación y aprobación de su padre y de SylviaPlath por la intimidad y amor de un padre son versiones trágicas de los anhelos de muchas personas. ¿Cómo tener una perspectiva sana de Dios como nuestro Padre cuando se recuerda el rechazo, la desaprobación o la frialdad de un padre humano? Hay contrastes que ayudan ...

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Después de una carrera en el tenis llena de.lo~os y momentos culminantes, Chris Evert, de treinta y cuatro anos entonces, se retiró después de perder en el partido de cuartos de fi~~l.del Torneo Abierto de los Estados Unidos en 1989. Los periódicos revelaron al día siguiente que más allá de toda gloria, dinero, novios y admiradores, Chris Evert había "jugado siempre para complacer a su padre".6 Su padre fue el primero en llegar a ella después de su partido final. El corredor de autos Bobby Allison llenaría un cuarto con todos los trofeos que ha ganado. Pero en 1989 después de un accidente que acabó con su carrera dejando a Allison con lesiones en la cabeza y una memoria acortada, le tocó a su hijo Davey ser objeto de la atención pública en la carrera de Daytona Firecraker 400. Su padre había terminado en primer lugar en este torneo los seis años anteriores. Pero al fin de la carrera, el ganador de veintiocho años, Davey Allison, con los ojos llen~s de lágrimas de júbilo se hundió en brazos de su legendario padre. Luchando por no llorar, el hijo dijo: "No puedo agradecerte suficiente todo lo que has hecho por mí ... Este triunfo es para ti, papá."7 Margaret Thatcher lamentó que su padre no viviera para verla convertirse en ministra del gabinete o Primera Ministra de Inglaterra. Pero el día que llegó a ser Primera Ministra, ofreció este tributo a su padre. Él me crió para creer todo lo que creo ... Es apasionadamente interesante para mí que las ideas que aprendí en un pueblo pequeño, en un hogar muy modesto, son precisamente las ideas que creo que han ganado las elecciones ... Debo casi todo a mi padre. 8 Momentos como esos nos recuerdan que el vínculo entre hijos y padres toca las cuerdas de nuestros sentimientos. El vínculo paternal es un aspecto maravilloso de nuestra calidad de seres humanos; nuestro Creador ha diseñado a los seres humanos con la capacidad y necesidad de vínculos paternos profundos. No obstante, esta relación terrenal de hijos con padres sirve como promesa de una relación espiritual todavía más grande a la que nos ha llamado el Dios Altísimo, que es nuestro Padre

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celestial. En Él podemos encontrar la aprobación, aceptación, y amor de Padre. Dios, nuestro Padre, nos ofrece una relación más satisfactoria y vital que cualquiera en la tierra. Muchos cristianos conocen mucho de las Escrituras y han oído muchos sermones. No obstante, si son como yo, a veces las Escrituras quedan durante muchos años en el terreno cerebral antes de entrar en el corazón con fuerza dinámica. Sabemos intelectualmente que Dios es nuestro Padre, pero en lo profundo no nos sentimos muy cómodos con la idea. Todos hemos tenido padres que son menos que perfectos (algunos abiertamente malos), así que hasta ahí todos hemos tenido modelos distorsionados de nuestro Padre Dios. Pero para poder amarlo y adorarlo y servirle verdaderamente, necesitamos ver su ternura, su preocupación, su atractivo personal, su accesibilidad, y su corazón de Padre. Para mí, entrar en el corazón de Dios ha venido mediante el conocimiento de las Escrituras cuando el Espíritu Santo ha usado circunstancias que avivan esa verdad en mi a veces embotado y endurecido corazón.

SALA DE EMERGENCIAS: ESCENA UNO Yo estaba sentado en una camilla de ruedas en la sala de emergencias mirando a mi hijo acostado en otra camilla, ambos esperando tratamiento médico. La lesión de Scott era una emergencia definitivamente. Necesitaba suturas en una laceración del cuero cabelludo. Mi lesión no, pero por algunos días había sospechado que necesitaría tratamiento. Tenía un gran pelota en el codo después de haberme caído sobre éste en un juego de baloncesto. Yo sabía lo que Scott necesitaba; no sabía lo que me harían a mí. Esperaba que lo único que el codo necesitara fuera drenaje. Pero deseaba poder tomar el lugar de Scott porque su herida era más dolorosa que la mía. Yo lo miraba y me estremecía y consolaba a Scott en su dolor mientras él se asomaba por debajo de la estéril sábana azul que cubría su cabeza. Apretó mis dedos hasta que los suyos se pusieran blancos cuando el médico metió una aguj a en la herida. Yo no podía mirar porque sabía lo mucho que dolía. No gritó ni lloró; sólo hizo una mueca de dolor, crispando nerviosamente las piernas y sujetando fuertemente mis dedos.

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Cuando todo hubo pasado, le tocó a papá. Scott miraba y se encogió cuando el médico metió una gruesa a~ja e~ ~ codo y la dejó por unos minutos mientras se escurrían el Iíquido y la sangre. Detesto las agujas, sobre todo las gruesas. Pero un padre tiene que estar extraordinariamente calmado cuando su ~lijo de ocho años lo ve bajo presión. Especialmente cuando minutos antes, mientras el hijo estaba recibiendo tratamiento, el padre lo estaba consolando con frases como: "Está bien, hijo. No te inquietes; no dolerá." , La escena tuvo un significado especial para mi esa tarde. De algún modo, "papá" sentado ahí en la sala de emergencias con una lesión real, compartiendo un dolor similar, y pasando por lo mismo junto" con Scott lo hizo más fácil para él. No negué mi dolor; le dije a Scott que dolía, pero que no era mucho. No pude evitar pensar que de alguna manera pequeña esta escena en la sala de emergencias me permitía echar un vistazo a un profundo misterio que se desarrolla en la vida de Dios el Padre y sus hijos. He estado en salas de emergencias al otro lado de la lesión, como miembro del cuerpo de sanidad militar, y he asistido a médicos en salas de emergencia suturando a pacientes. He caminado alrededor, por encima, y dentro de charcos de sangre en los pisos de la sala de emergencias. Pero esta fue mi primera vez como padre. De alguna manera la laceración menor de mi hijo fue peor que las sangrientas heridas de pacientes desconocidos. Sentí en esos momentos entrar en el corazón de Dios de una manera que todavía me maravilla. Experimenté la realidad de que Dios estaba "conmigo" desde un punto de vista de padre. La verdad dio en el blanco en ese momento de una manera como nunca en todas mis lecturas, en todas mis clases de teología, y en todos los mensajes que había oído. Como creyente siempre supe que Dios había sufrido por nosotros en la Expiación. Pero la realidad de que Dios sufre como nuestro Padre celestial junto con nosotros en medio de nuestro dolor de repente iluminó la paternidad de Dios con un efecto muy dulce. He pensado con frecuencia que Dios sufrió sólo una vez, en la cruz, pero que los humanos sufren a menudo y repetida-

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mente. Con frecuencia he ponderado las implicaciones de Cristo nuestro "Emanuel", Dios con nosotros. ¿Hasta qué punto está "conmigo"? ¿Entra realmente en mi dolor y sufrimiento, o está allí como simple observador? En momentos apremiantes, he acusado a Dios de ser indiferente a mi dolor y falto de compasión. "¿Por qué no quita mi pena, mi sufrimiento y mi dolor?" He deseado que Él hubiera participado más 'en la agitación interna de mi vida y al hacer eso lo asigné a cierta existencia monástica para moverse sólo entre las catacumbas "espirituales" de mi vida. No lo he visto como Padre participante, sino como uno ausente. Como el padre que parece siempre escondido tras las páginas abiertas del periódico en su sillón favorito o a la mesa, a veces mi Dios parecía permanecer distante tras las páginas de mi Biblia. Pero ahí en la sala de emergencias Dios derritió mi imagen obstinada. Ahí me di cuenta de que ~l es un Padre, más amoroso y compasivo de lo que yo llegaré a ser jamás como padre humano. Sucedió como si Él estuviera a mi lado en la sala de emergencia y calmadamente decía: "¿Ves como sufres por tu hijo y con él? De igual manera sufro yo contigo, hijo mío, porque yo soy tu Padre." Si bien Dios, después de sufrir por nuestros pecados en la cruz, no puede sufrir en nuestro lugar en vida, Él sufre con nosotros como un Padre con sus hijos. Nosotros tenemos que pasar en medio del sufrimiento, pero Él pasa en medio de éste con nosotros. Podemos cobrar ánimo sabiendo que Él está ahí mirándonos atento mientras estamos bajo la sábana azul, y podemos ver maravillados sus heridas: "En toda angustia de ellos él fue angustiado" (Isaías 63:9).

SALA DE EMERGENCIAS: ESCENA DOS Tres semanas más tarde, Scott y yo estábamos de regreso en el mismo hospital. Estábamos en la misma sala, en la misma camilla, con el mismo médico y el mismo diagnóstico. Sólo que esta vez, Scott necesitaba tres puntadas en la cabeza en vez de cuatro. Y yo era simplemente el padre en vez de paciente companero.

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Había cierta contrariedad además que Scott y yo sentíamos porque esta lesión sucediera otra vez y que necesitara tratamiento otra vez y que pasara por el mismo dolor otra vez. Una vez más vi a mi hijo como Dios me ve a mí, su hijo. Pensé mientras estaba sentado mirando el triste y turbado rostro de Scott: Hemos pasado por esto antes. Pero eso no lo hace más fácil o menos doloroso, iuerdad, hijo? No era la primera vez que pensaba así ese día. Temprano había tenido un conflicto de tristeza y reflexión ... irónicamente, me sentía como un paciente con Dios. Y sentía la tensión de estar con un dolor interno familiar y recurrente en mi propio corazón y espíritu. Usted también debe de saber cómo se siente, porque muchos creyentes en ocasiones tienen problemas, dudas, pecados, tentaciones, o temores recurrentes. Para mí ese día había sido un sentimiento de pesar porque todavía luchaba con ciertos temores y dudas recurrentes acerca de la fidelidad de Dios hacia mí. Había dudado de su compromiso real de ayudarme, como pastor que se esforzaba. ¿Por qué no puedo arreglar esto, Señor? ¿Por qué no puedo descansar más sabiendo que me amas? ¿Porqué no puedo pasar esta fastidiosa duda? Debiera ser más maduro que esto. Debí haber arreglado esto ya. Atrapado entre temores reales y falta de perspectiva, comencé a reprenderme también por mi autoconmiseración y por mi incapacidad de "cambiar de humor". Cuando los temores y las dudas nos abruman, con frecuencia nos sentimos más condenados por ellos y nos preguntamos cómo y por qué Dios nos soporta. En medio de todo esto, creo que Dios debió de recordarme: Hemos estado aquí antes. Hemos pasado por esto antes, hijo. Los mismos temores ascendentes, el mismo doloroso sentimiento de rechazo. Y respondiendo a Dios en oración yo había dicho mascullando: "Pero eso no lo hace más fácil." Los dolores y las penas internas nos pueden gastar; pueden debilitar el espíritu y desinflar nuestra esperanza y nuestra alegría. Como paciente necesitado con una herida recurrente, estaba contrariado conmigo mismo por ser espiritualmente torpe y lento para sanar. Hay ocasiones en que somos como pacientes ante el Señor. A veces necesitamos cirugía menor, y a veces un período de

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convalecencia que nos ayude a ganar fuerzas para recuperarnos. Me incliné sobre mi hijo, Scott, mientras yacía sobre la camilla en la sala de emergencias, y cuando lo miré nuevamente debajo de la sábana azul esterilizada, vi el drama que se representaba entre Padre e hijo, entre Dios y yo. Yo soy el niño, y Dios el Padre se inclina sobre mí para consolarme y alentarme en mis recurrentes heridas y dolores y necesidades. Sería inconcebible que yo abandonara a mi hijo durante este tiempo de necesidad. Dios es mi Padre. No me abandona cuando cometo el mismo insensato error y termino lesionado otra vez. Hay un tiempo para la disciplina y un tiempo para la consolación; el buen padre sabe qué es lo mejor. ¿Cuántas veces no he errado acerca del amor paternal de Dios? ¿Cuántas veces he empequeñecido su amor y degradado su grandeza y cuidado paterno imaginándomelo menos un Padre que yo para mis hijos? Cuántas veces me lo he imaginado como alguien que rápidamente me rechaza por la más mínima falta y que no tolera mi inmadurez espiritual? ¿Cuántas veces he hecho esencialmente la apreciación de que soy un mejor padre para mis hijos que Dios para mí? Esas excursiones a la sala de emergencias representaron para mí la posición ventajosa de un padre en el trato con sus hijos. Y en mi función de padre tengo el privilegio repetidamente de echar un mejor vistazo al corazón de Dios como Padre para mí. Dios tiene que ver más con sus hijos de lo que nos damos cuenta. Aunque Él es trascendente, omnipotente y el incomprensible Santo, eso no hace que sea estoico e inconmovible. Dios también es inmanente; está cerca de, con, y morando en su pueblo. Si bien las Escrituras usan figuras y analogías para describir a Dios en lenguaje humano, eso no significa que Dios sea nada más que superhumano en sus cualidades. Emplean tal lenguaje para comunicar la verdad acerca de la naturaleza de Dios. Quizás no entendamos como difieren las emociones de un Dios infinito de las del hombre, pero las Escrituras afirman que Dios tiene emociones (se contrista, se aflige, experimenta tristeza y deleite). Dice de Cristo: "No tenemos un sumo sacer-

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dote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades" (Hebreos 4:15). El Antiguo Testamento prometió que Dios habitaría con su pueblo, que Él sería su "Emanuel". ¡Cuánto necesitamos esta seguridad! Necesitamos que la realidad de Dios habitando con nosotros irrumpa en nuestro corazón como recuerdo fresco de su profunda participación personal.

ABBA,PADRE Todo el mundo nace para ser huérfano. Saul Bellow "No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros." Jesucristo (Juan 14:18)

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M

i amigo me contó cómo quedó huérfano. Había tenido muchos encuentros con la policía antes que su madre fmalmente lo abandonara cuando tenía siete años. Fue internado en un centro de detención juvenil y, desde la edad de siete años, con frecuencia cumplía tiempo en confinamiento incomunicado. Desnutrido, rebelde y desconfiado de los adultos, estaba en camino de convertirse en un adulto desdichado. Pero Dios lo alcanzó en el orfanato por medio de un anciano que lo llevó al Señor. Mi amigo recuerda que antes de su adopción él y los otros huérfanos conversaban acerca de encontrar el hogar y la familia perfectos. Recuerda pedir a Dios que le diera "padres nuevos", no quería los "padres viejos"; poco tiempo después fue adoptado por una pareja rica e influyente. La condición de los huérfanos toca un lugar especial en nuestro corazón. Su necesidad es tan aparente para nosotros. Me enteré sorprendido de que muchos prestigiosos líderes mundiales fueron huérfanos. Paul Tournier en su libro Creatiue Suffering (Sufrimiento creativo) escribe que el doctor Pierre Rentchnick recopiló una lista de más de trescientos de los más famosos personajes de la historia que fueron huérfanos. Esas personas perdieron a uno o a ambos padres temprano en la vida, o fueron abandonados, o fueron hijos ilegítimos que no conocieron a su padre. La lista es como el quién es quién de la historia mundial: Alejandro Magno, Julio César, Carlos V, Cardenal Richelieu, Luis XIV, Jorge Washington, Napoleón, la Reina Victoria, Golda Meier, Hitler, Lenin, Stalin, Eva Perón y Fidel Castro. Rentchnick incluyó también a grandes líderes religiosos: Buda, Mahoma y Confucio. La lista no se detiene en líderes religiosos y políticos. Muchos escritores, filósofos y artistas fueron huérfanos: Rudyard Kipling, León Tolstoi, Alberto Camus, Voltaire, Pascal, Dostoievski, Rousseau, Sartre, Bertrand Russell, Juan- Sebastián Bach, Carlos Dickens, Charlotte Bronté. Paul Tournier, escritor y orientador cristiano, perdió a ambos padres a la edad

de cinco años. Los escritores y los artistas tienen un don particular para expresar creativamente sus traumas emocionales y penalidades de la vida. Están plenamente conscientes. de las pérdidas y su sensible espíritu les ayuda a comunicar a otros el dolor de ser humano. Tournier escribe que el mismo libro de Rentch-nick, Do Orp~ns Lead.the .lY'0rld? (¿Dirigen los huérfanos el mundo?) relaciona la prrvacion de estos huérfanos con el deseo de estar en control, que los impulsó a puestos de autoridad para poder transformar el mundo para bien o para mal. A veces nos imaginamos a los huérfanos con un rendimiento por debajo de lo co~ún, pero la evidencia desafía ese estereotipo. Sin embargo, recuerda Tournier: "Por los pocos cientos de huérfanos en la lista de Rentch-nick que lograron forjar su nomb~e en la historia, hay millones a quienes las privaciones de la Infancia han impedido de por vida."! Hay períodos de la historia en los que el número de huérfanos fue trágicamente alto. Durante el período del Imperio Romano los hu~rfanos y los niños indeseados morían frecuentemente po; descuido, o fueron matados, o fueron vendidos como esclavos. En el siglo do.ce, cuando Inocente III llegó a Roma, se espantó al ver la cantidad de cuerpos de bebés flotando en el río Tíber. Antes de la Reforma, los conventos y monasterios generalmente cuidaban de los niños indeseados y los huérfanos. ~urante la Revolución Industrial su población explotó, y las CIudades se llenaron de pilluelos y expósitos callejeros. Después de la Guerra Civil en los Estados Unidos, proliferó el número de asilos para huérfanos en las ciudades para suplir por la necesidad. Desde finales del siglo diecinueve hasta comienzos del si~l? nuevo, "trenes de huérfanos" cargados de niños para adopción sacaban los huérfanos de las ciudades del este para llevarlos a las granjas del oeste. No sorprende que Dios, en su infinita previsión, nos dijera que Él ve a los huérfanos con interés especial. ¡Sabía cuántos habría! Cuando las Escrituras prometen que en Dios "el h~érfano alcanzará misericordia" (Oseas 14:3), muestran que DIOS conoce el gran vacío dentro de nosotros que clama por amor y cuidado paternal.

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HUÉRFANOS EMOCIONALES Y ESPIRITUALES El gran escritor ruso León Tolstoi perdió a su madre cuando él era muy joven. Sin embargo, a los ochenta escribió un tardío lamento en su diario: "Sí, sí, mi mamá, a quien nunca pude llamar así porque no sabía hablar euando murió. Ella es mi imagen sublime del amor; no el amor divino, frío, sino el cálido amor terrenal, maternal ... ¡Mamá, abrázame, a mí, bebé! ... Esta es una locura, pero es la verdad."2 Los padres simbolizan el anhelo de amor, afecto, pertenencia, y valor sentido intensamente por los huérfanos. Bertrand Russell, el célebre filósofo, perdió a ambos padres a una edad temprana. La experiencia de ser huérfano alimentó una de las grandes pasiones de su vida: "el anhelo de amor".3 Los huérfanos nos dan un retrato simbólico del hombre en necesidad. Quizás eso es lo que llevó al escritor Saul Bellow a decir: "Todo el mundo nace para ser huérfano. "4 Ni usted ni yo necesitamos ser huérfanos para conocer el deseo de tener una familia "perfecta" con el padre y la madre "ideales". Muchos que nunca fueron abandonados o perdieron a sus padres terrenales son huérfanos emocionales y espirituales, en busca de alguien que les brinde amor, pertenencia, valor y seguridad. Los que hemos encontrado a Cristo, o que fuimos encontrados por Él, estamos igualmente necesitados. Muchos hijos e hijas adoptados en la familia de Dios permanecen huérfanos emocional y espiritualmente porque no logran conocer el solaz paternal y maternal de su Padre celestial. Noreen, que compartió largamente sus pensamientos conmigo, me ha dado permiso para contar parte de su historia: Me sentía como si realmente no tuviera padres. Con mi padre enojado y sexualmente abusivo y mi madre pasiva y desprovista de afecto, crecí emocionalmente privada y hambrienta de atención. Sabía que otras familias eran más "normales". Veía la televisión y sofiaba con tener padres como Ozzie y Harriet Nelson o Donna Reed, sabe, las familias ideales. Hoy, veo a mi hijita y veo lo graciosa y alegre que es y recuerdo que de niña yo me sentía tan fea y falta de gracia. Me sorprende

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no haber terminado por ser una prostituta callejera. Pero Dios estaba velando por mí en forma especial. Recibí de mis maestros la atención y la aprobación que necesitaba, yeso me ayudó mucho. Recuerdo caer dormida por las noches preguntándome si algún día alguien me amaría y pensaría que era bonita. La historia de Noreen no es rara; es la experiencia de muchos. Nos recuerda las implorantes necesidades internas. También muestra, como veremos, que Dios es fiel. Las palabras de nuestro Salvador llegan al corazón cuando dice: "No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros" (Juan 14:18). No dijo estas palabras a "niños" literales. Las dijo a hombres grandes con temores y ansiedades y un sentido de estar perdidos visiblemente escrito en sus caras. Jesús hablaba a sus discípulos en su última noche juntos cuando hizo esta promesa. El sentido recto de la palabra que empleó es literalmente el equivalente de nuestra palabra huérfanos (la palabra en griego es orphanos). Jesús sabía que el trauma emocional asociado con la orfandad era particularmente descriptivo de las necesidades espirituales de sus discípulos en ese momento y de hombres y mujeres hoy, siglos más tarde. Es esta necesidad que Dios el Padre se propone suplir por medio de Cristo, quien promete enviarnos al "Consolador" (Juan 14:16), el Espíritu Santo, para morar adentro y para dar testimonio perpetuo de la presencia de Dios y nuestra condición de hijos. La gran promesa de la venida del Mesías en Isaías 9:6 nos da una magnífica descripción de varios aspectos del carácter de Dios: "Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz." Dios no es Padre que abandone, que nos falle, que esté fríamente distante. Nuestro Dios es un Padre eterno. No es un papel que adopte periódicamente; es su naturaleza. Cuando Jesús enseñó a sus discípulos a orar, les enseñó a dirigirse a Dios como "Padre". A menudo es significativo lo que no se nos dice que hagamos. Jesús pudo habernos enseñado a llamar a Dios por un título descriptivo de otros aspectos de su carácter. Pudo habernos enseñado a dirigirnos a Él como "Salvador nuestro" (como Pablo en 1 Timoteo 1:1; 2:3), expresando el gran plan de Dios para la

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redención. Pudo habernos enseñado a llamar a Dios como "Todopoderoso", enfatizando el poder de Dios. O con cualquiera de los títulos del Antiguo Testamento: el Santo de Israel, el Dios Altísimo, el Señor de las ejércitos, el Señor Dios, o Jehová. Pero Jesús les dio a ellos y a nosotros una forma más personal, más relacional para dirigirnos al Señor Dios Todopoderoso: "Padre". ADOPCIÓN Para los que conocen el dolor y la soledad de la orfandad espiritual y emocional, la invitación de ser hijos amados de un Padre celestial fiel promete satisfacer su hambre más profunda y feroz. Pero Zestá a su alcance esa perfecta relación? ¿Cómo puede un huérfano encontrar lo que él anhela? Los huérfanos necesitan que los adopten. Dios hizo provisión para hacerlo, y la Biblia habla de la salvación como el acto de ser adoptado en la familia de Dios. Pablo dice: "Habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad" (Efesios 1:5, cursivas añadidas). Aunque las Escrituras emplean pocas veces la palabra adopción, ésta tiene un contenido teológico profundo.

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: iAbba, Padre! Romanos 8:15 Dios envió a su Hijo . . . para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama iAbba, Padre! Galatas 4:4-6 Ambos pasajes hablan de recibir adopción en la familia de Dios y relacionan la adopción con el cariño personal de Dios al llamarlo "Abba, Padre". La palabra griega para adopción (empleada en los dos pasajes) realmente tiene la palabra "hijo" como prefijo. La palabra adopción significa llegar a ser un hijo, parte de la familia, heredar una herencia.

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La adopción es un concepto especial porque muestra la elección deliberada que hace el Padre. J. I. Packer escribe: La adopción es un concepto relacionado con la familia, concebido en términos de amor, y que ve a Dios como padre. En la adopción Dios nos recibe en su familia y a su comunión, y nos coloca en la posición de hijos y herederos suyos. La intimidad, el afecto, y la generosidad forman la base de dicha relación. Estar en la debida relación con el . Dios juez es algo de veras grande, pero es mucho más grande sentirse amado y cuidado por Dios padre. 5 Nos ayuda ver la riqueza de las metáforas sobre la familia que Pablo usa en sus epístolas. El uso de Pablo de términos como adopción, herencia, y herederos pudiera no atraernos demasiado. Estas son más que palabras con un significado sentimental de "familia"; en los días de Pablo las palabras tenían significado legal. Las usó para realzar el significado técnico y teológico de nuestra condición de hijos de Dios. Pablo era un ciudadano romano y conocía el vasto sistema legal. Usó términos como adopción, herencia, y herederos en sus epístolas con alusiones romanas porque sus lectores estarían más familiarizados con la ley romana. 6 El padre en una casa (o familia) romana era la cabeza y centro de la familia, y su poder "lo llenaba todo".7 No había una "mayoría de edad" cuando el "hijo" obtuviera su independencia como un derecho. Era muy posible para un hombre maduro y hasta viejo ser todavía por ley el niño de su padre y estar sujeto a su autoridad. 8 La intención no era restrictiva o negativa, sino que servía de conexión significativa entre hijos y su padre. De manera que cuando Pablo dice a los efesios que ellos son "miembros de la familia de Dios" (2:19), no es sólo una expresión bonita. El profesor Francis Lyall, en su amplio estudio de metáforas legales Slaues, Citizens, Sons (Esclavos, ciudadanos, hijos), dice que las leyes de la adopción romana eran mucho más amplias y orientadas a establecer la relación que las leyes griegas de adopción o los conceptos hebreos de adopción (que eran casi desconocidos).

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Hay dos procedimientos diferentes de adopción (adrogatio y adoptio) que instalaban a una persona en una nueva familia y lo hacía miembro en casi todo respecto. Uno de ellos (adrogatio) hacía a una persona miembro de una familia cancelando todas sus deudas y obligaciones pero sin ponerlo bajo la autoridad legal de otra persona. La segunda forma de adopción (adoptio) era más inclusiva y ponía al adoptado bajo "el poder y autoridad legal de otro".9 Esta última forma está más ligada al uso que Pablo dio a la metáfora de la adopción. . Esta segunda forma de adopción romana constaba de un procedimiento en dos etapas. Bajo la ley romana la primera etapa implicaba la destrucción del poder paternal del padre anterior. La segunda etapa trataba de la relación con un nuevo padre y el establecimiento de su poder paternal. Con este trasfondo podemos ver por qué Pablo usaría la adopción para comunicar conceptos teológicos. Era más que llegar a ser sólo un hijo adoptivo. Producía un cambio en los padres naturales y en los padres nuevos de una persona, y en su propia condición de hijo o hija. Espiritualmente somos adoptados por Dios, y no somos más hijos de tinieblas sino hijos de un Padre celestial. No somos simplemente hijos adoptivos que no alcanzan a formar parte real de una familia, sino que somos adoptados hijos con participación legal en una nueva familia. La profunda verdad de la adopción romana es que el adoptado era sacado de su estado previo y puesto en una relación nueva de hijo con su nuevo padre. Se cancelaban todas sus antiguas deudas, y en efecto el adoptado comenzaba una vida nueva como parte de una familia nueva. De allí en adelante el padre (o paterfamilias) tenía el mismo control sobre su nuevo "hijo" como sobre sus hijos naturales. Era dueño de toda la propiedad y adquisiciones del adoptado, controlaba todas sus relaciones personales', y tenía derechos de disciplina. Por otro lado, el padre era responsable de las acciones del adoptado, y cada uno debía al otro derechos recíprocos de apoyo y mantenimiento.U' Otros dos términos legales aparecen en las epístolas "romanas"de Pablo: heredero y herencia. En las Escrituras,

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herencia en su sentido más amplio "comprende la totalidad de la bondad de Dios para con el hombre".l1 Según la mayoría de las leyes una persona no es heredera hasta que muere su progenitor, pero según la ley romana "nacimiento, no muerte, constituye el derecho de herencia".12 En la ley romana había una "continuidad de personalidad entre heredero y progenitor".13 Gayo, jurisconsulto romano, escribió que los hijos: "Aún en vida de sus padres son considerados dueños de cierta manera".14 Cuando Pablo dice que somos "herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo" (Romanos 8: 17), quiere que sepamos que ahora somos propietarios con Dios y Cristo de toda la herencia divina. Ser herederos de Dios no significa que debamos esperar un día en el futuro cuando alguien muera; somos propietarios ahora, y hay una "continuidad de personalidad", una conexión entre el creyente y Dios el Padre. En "adopción" Dios se extiende al hombre necesitado: que ha quedado huérfano y sin padres, sin la conexión vital de la familia. La adopción toca nuestro corazón, porque Zqué niño huérfano no quisiera ser adoptado por un padre amoroso que lo acepte? Una vez más Packer escribe: Dios hará lo inimaginable para lograr que sus hijos perciban el amor que Él siente por ellos, y que tomen conciencia de su privilegio y de la seguridad de la que pueden disfrutar como miembros de su familia. Los hijos adoptivos necesitan sentirse seguros de que son aceptados, y el padre perfecto hará que así se sientan. 15 Sin embargo, como se implica en esos versículos, la adopción tiene que ser "recibida". Todos los hombres y las mujeres son huérfanos en cuanto a Dios hasta que reciban el don de la salvación que se ofrece en Cristo, el Hijo amado de Dios que murió en la cruz para reconciliar al mundo pecador con un Padre Santo. Ese compromiso paternal sobrenatural trasciende hasta los vínculos de lealtad de nuestros padres terrenales. Como escribiera David en los Salmos: "Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá" (Salmo 27:10).

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DIOS NO ES EL PADRE DE TODOS LOS HOMBRES Algunos creen que Dios es el Padre de todos. Pero eso no es lo que enseña la Biblia. La riqueza de la doctrina bíblica enseña que Dios tiene una relación paternal particular con los que creen y ponen su fe en él. El Evangelio según San Juan es claro: "A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios" (Juan 1:11-12). Las Escrituras son claras en cuanto a que creyendo y recibiendo a Cristo nos convertimos en hijos de Dios, somos adoptados y así tenemos a Dios como nuestro Padre. Los que llaman a Dios el "Padre de todos" con frecuencia usan el título y el concepto para expresar uno o más de los siguientes conceptos: • Dios como el creador • Dios como el originador y dador de toda vida • Dios como el dueño • Dios como Padre de cada persona Tal vez el título se aplique a los primeros tres puntos. El Antiguo Testamento habla en ocasiones de Dios nuestro Padre con el sentido de ser nuestro creador: "¿No es él tu padre que te creó? El te hizo y te estableció." (Deuteronomio 32:6). Y Pablo habla de Dios como "el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él" (1 Corintios 8:6). Pero en los pocos casos en que se emplea Padre con sentido de creador y dador de vida, el contexto pone en claro que el término se emplea con tal connotación. DIOS ES EL PADRE DE TODOS LOS QUE CREEN Las Escrituras no confirman que Dios sea el Padre de todos los hombres en el sentido de un enlace de compromiso y de filiación paterna. Enseñar así es perder de vista todo el impacto del mensaje evangélico de ser hechos hijos de Dios mediante la fe en la obra de Jesucristo en la cruz. D. A. Carson escribe: "El escritor del Evangelio hace referencia a Dios como Padre únicamente en contextos que atañen al Mesías o a creyentes.

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Dios no es el Padre de todos los hombres, sino el Padre de Jesús y el Padre de los discípulos de Jesús."16 Jesús fue hasta el extremo de denunciar a los fariseos públicamente diciendo que no eran de Dios el Padre porque no creían en Él. Después de protestar: "un Padre tenemos, que es Dios" (Juan 8:41), Jesús los corrigió diciendo que tenían otro "padre": "Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer" (v. 44). La indicación de que Dios es el Padre de uno es responder a Jesucristo en una relación amorosa de confianza. Como dijera Jesús también a esos fariseos: "Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido" (v. 42). Dios nos invita a entrar en una relación de pacto con Él como nuestro Padre, según dice 2 Corintios 6:17-18:

Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso. Dios se hace Padre del creyente mediante la muerte expiatoria de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Entra en un pacto con el creyente basándose en la cruz. En ese punto de arrepentimiento y fe, el Espíritu Santo confiere la condición de hijo a la persona. Pablo escribe: "Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: Abba, Padre!" (Romanos 8: 15). Además, la fraseología de Pablo en Gálatas 4:7 presupone que todos los hombres no son hijos de Dios, sino que llegan a ser hijos mediante la fe y pasan así de su condición de "esclavos" a "hijos". "Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo" (Gálatas 4:7). Tan esencial es ese reconocimiento de Dios como nuestro Padre que se encuentra en lassalutacionee de diecisiete de sus veintiuna epístolas en el Nuevo Testamento. 17 Descriptiva y funcionalmente Dios es Creador, Gran Médico, Buen Pastor, Todopoderoso, Alfa y Omega, el Señor de los ejércitos. Cada designación acarrea verdades específicas, absolutas y explicables que representan los atributos de Dios.

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Pero el título y papel más predominante (además de "Señor") es el nombre y designación de "Padre". "El nombre 'Padre' en el Nuevo Testamento se convierte en el nombre común para dirigirse a Dios ... Este nombre es la revelación más exaltada de Dios. Dios no sólo es el Creador, el Todopoderoso, el Fiel, el Rey y Señor; Él es también el Padre de su pueblo."18 James I. Packer escribe en Conociendo a Dios: Se resume la totalidad de la enseñanza del Nuevo Testamento en una sola frase cuando se habla de ella como la revelación de la paternidad del santo Creador. Del mismo modo, resumimos la totalidad de la religión neotestamentaria cuando la describimos como el conocimiento de Dios como nuestro santo Padre. 19

HUÉRFANOS NO MÁs El creyente es más que sólo un seguidor, más que un . discípulo, más que un soldado en el ejército del Señor, más que un peregrino y más que un siervo de Dios. Los creyentes son hijos e hijas de Dios su Padre. Si queremos juzgar en qué medida alguien comprende el cristianismo, procuramos establecer qué es lo que piensa acerca del concepto de que es hijo de Dios, y de que tiene a Dios como Padre. Si no es este el pensamiento que impulsa y rige su adoración y sus oraciones y toda su percepción de la vida, significa que no entiende nada bien lo que es el cristianismo. Porque todo lo que Cristo enseñó, todo lo que hace que el Nuevo Testamento sea nuevo, y mejor que el Antiguo, todo cuanto sea distintamente cristiano por oposición a lo judaico, se resume en el conocimiento de la paternidad de Dios. "Padre" es el nombre cristiano para Dios. 20 Pienso en Sylvia Plath acabando su vida con esta trágica nota: "Nunca conocí el amor de un padre." O en Marvin Gaye matado por su padre, y la revelación de su amigo que "Marvin nunca recibió el amor que quería de su padre." En el lamento de Saul Bellow: "Todo el mundo nace para ser huérfano." En León Tolstoi anhelando el calor del amor maternal: "Mi imagen

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sublime del amor ... no el amor divino, frío." ¿Cuántos hombres y mujeres terminaron descontentos porque buscaron en el hombre lo que en realidad sólo Dios puede dar? El creyente no tiene que pasar nunca por la vida sintiéndose como un huérfano emocional o espiritual. La promesa de Jesús en Juan 14:18 sigue firme hoy: "No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros." Sin embargo, el consuelo glorioso que tiene esta promesa elude a menudo a los hijos de Dios. El siguiente capítulo explora las trágicas maneras en que la pobre paternidad terrenal puede impedir que disfrutemos plenamente de la libertad que tenemos de clamar "Abba, Padre".

C

RESACA PATERNAL Sí, él estaba, pero crecí sin un padre definitivamente. Él nunca hizo como otros padres. Fue un hombre amable e inofensivo y nada más . . . No contribuyó en lo absoluto para mi crecimiento. "May" Él era el centro de mi mundo . . . y nunca dudé de que era primera en su corazón. Eleanor Roosevelt (mucho tiempo después de la muerte de su padre) «Aunque mi padre y mi madre me dej aran, Jehová me recogerá." El rey David (Salmo 27:10)

onversaba con una mujer de unos cincuenta años que había crecido en una familia cristiana "ejemplar". Su padre, su madre, sus hermanos y hermanas, todos habían servido al Señor como familia mientras crecían y, ahora que eran adultos andaban en los caminos de Dios. La instruyeron desde niña en las Escrituras. Su padre tenía devociones familiares diarias y la familia junta memorizó grandes porciones de las Escrituras. Cantaban como familia y lo hacían en muchas iglesias. Como adulta, esta mujer era lo que llamaríamos "sólida" y "madura". Yo pensaba que si alguien tendría una perspectiva saludable de Dios, sería ella. Por eso me sorprendí cuando en medio de una conversación fortuita acerca de un sermón sobre el amor de Dios ella me dijo: "No recibí mucho amor de mi papá ... No fue muy amoroso o afectuoso. Y comencé a ver a Dios de esa manera. n Qué trágico, pensé yo, que un padre pasara a sus hijos el conocimiento de las Escrituras pero no el conocimiento de Dios como Padre lleno de amor. Aun entre familias cristianas es posible formarse una imagen incorrecta de Dios ... aun con personas que han memorizado grandes porciones de las Escrituras. Las percepciones tempranas de esta mujer fueron formadas por las impresiones negativas de su padre terrenal, y años después todavía batallaba contra esas percepciones.

CARICATURAS DE DIOS A menudo transferimos a Dios las caricaturas que tenemos de nuestro padre. De manera que si podemos identificar y corregir los errores de pensamiento acerca de los padres, estaremos en mejor posición de ver a Dios el Padre con más acierto. Estoy convencido de la necesidad que tenemos de disponernos a creer lo que la Biblia enseña de la imagen de Dios, no en las imágenes distorsionadas que hemos elaborado desde nuestra niñez. No quiero invitar a la introspección morbosa ni permitirnos demasiado espacio para culpar a nuestros padres por la imagen

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que tenemos de Dios. Si bien necesitamos interesarnos por el bagaje traído de nuestro pasado, debemos usarlo de manera constructiva. Cuando creamos una caricatura de Dios, lo dibujamos con proporciones distorsionadas, como los artistas en una feria o carnaval que exageran los rasgos para lograr parecidos cómicos en vez de representaciones fieles. Nuestras caricaturas de Dios rara vez son humorísticas; la verdad es que pueden ser trágicas, porque terminamos torciendo la imagen santa de un Dios maravilloso. Sin embargo, a veces es beneficioso reírse de uno mismo, cuando vemos que nuestra mente tiene maneras risibles de crear y distorsionar las imágenes. Como nocturnos delincuentes juveniles con, un grueso marcador dibujando bigotes, orejas grandes, cejas tupidas, y otras cosas semejantes en las caras sonrientes de los anuncios callejeros, con grandes y anchos trazos podemos estropear nuestra imagen de Dios en un vandalismo teológico. A veces en nuestra vida Dios pone en tela de juicio"nuestras ideas erróneas y las caricaturas que hemos dibujado de Él. Recuerdo una ocasión que me ha beneficiado mucho. Hemos tenido por costumbre familiar tomar vacaciones veraniegas. Un verano mientras estábamos en medio de plantar de una iglesia, nos encontrábamos en esa etapa cuando los ingresos económicos son inciertos. A principios del verano había calculado que no podríamos ir de vacaciones. Mi línea de pensamiento iba de esta manera: Bueno, las vacaciones no son una necesidad, de manera que no debo esperar que las puedo tomar siempre. Sin em bargo,por otro lado, sería bonito poder retirarse a las montañas por una semana. Me pregunto si debiera orar por unas vacaciones. Supongo que no, probablemente no sean importantes para Dios. En ese momento me di cuenta del cuadro que había creado de Dios. Mi mente tiene una manera extraña de razonar, en ocasiones. A veces encuentro saludable discurrir en mi pensamiento, dar un paso atrás y escuchar lo que estoy diciendo. Mi propio pensamiento puede ponerme bajo convicción cuando me digo a mí mismo: "¿Te das cuenta de lo que dices?" Esta vez vi la caricatura que había hecho de Dios como un "Padre formal".

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¿De dónde saqué mi caricatura de Dios como Padre formal? Por lo general, me inclinaba a ver la generación de mis padres como una generación trabajadora y seria. Era una característica buena. Había pasado por la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial y trabajaba duro para construir un futuro para sí misma y para la generación de posguerra. Pero supongo que era una caricatura de los padres de esa generación vieja. En el vecindario en que crecí, parecía que los padres (incluso el mío) trabajaban todo el tiempo. Siempre estaban trabajando en sus empleos, en sus casas, en sus céspedes, o en sus autos. Rara vez recuerdo ver a padres jugando con sus hijos. Mi papá siempre andaba tras de mí para que hiciera trabajos con él en la casa. Siempre había algo que arreglar, cortar, recortar, aceitar, clavar, pintar, rastrillar o palear. ¡y ni siquiera vivíamos en una granja; vivíamos en una urbanización! y si me iba a jugar en vez de ayudar a papá, me sentía culpable. Padres e hijos trabajaban en la casa, en el césped, en el auto. Yo nunca aprendí a reparar autos muy bien. Si papá estuviera vivo diría: "Es porque siempre andabas tocando esa guitarra mientras yo arreglaba solo el auto en el garaje." En las décadas de los años cincuenta y sesenta todavía no se había inventado el término adicto al trabajo, pero la ética de trabajo protestante tan apreciada en nuestro país ha estado en plena marcha durante mucho tiempo. Eso me inclinó a decidir: el trabajo es importante, el tiempo libre no. En mi mente los padres trabajan duro; no tienen tiempo para descansar. Mis pensamientos acerca de Dios realmente eran:

Dios no está interesado en mis vacaciones. Él es un Dios de visión y esenciales. Dios es práctico. Dios contesta oraciones de necesidades y provisiones significativas. Dios no es la clase de Padre que derrocharía recursos en mí. No creoque me diera algo sóloporque yo piense que lo quiero. Hay verdad y error en estos pensamientos. Creo que Dios es práctico, ¿pero significa eso que sea previsible? Dios no quiere consentirnos Zpero significa eso que no sea, a veces, más que generoso? La promesa de "vida abundante" no significa que

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recibiremos "vida materialista abundante" junto con todo y casas grandes, autos finos, sueldos exorbitantes y vacaciones colosales. ¿Pero significa eso que, a veces, Dios no nos dé bendiciones que no esperamos ni merecemos? En dos días Dios rompió en pedacitos mi caricatura personal de Él de Padre formal que sólo da regalos prácticos y "necesarios". Yo había llegado a la conclusión en mi corazón de . que estaba bien no poder tomar vacaciones. Y sinceramente no tenía una actitud disgustada hacia Dios o las circunstancias. Pero Dios quería exponer la imagen errónea que tenía de Él. Un par de días más tarde, unos amigos de otra iglesia nos dieron unas vacaciones de regalo: Hicieron los arreglos para que nos quedáramos en una cabaña en las montañas. Después de recibir la noticia, colgué el teléfono y de inmediato me sentí culpable en cuanto a mi manera de percibir la imagen de Dios. Me di cuenta de que con esa imagen había metido a Dios en una casilla. Ahora afirmaba: Dios es generoso no tacaño. Dios no es tan práctico que no nos pueda sorprender con regalos inesperados.

PADRES QUE HEMOS CONOCIDO Si existe la relación entre nuestra percepción de Dios y la imagen que tenemos de nuestro padre es útil entonces que las consideremos. Exploremos un poco las caricatura de padres que hemos conocido o visto. Con el fin de resaltar algún punto, los siguientes ejemplos son caricaturas deliberadas.

El padre formal Este padre era todo trabajo y poco dado al placer. Era el tipo de papá que no toleraba respuestas insolentes o la pereza y siempre mandaba bajar el volumen de la música. No era dado a la conversación trivial; no tenía mucho que decir, y cuando hablaba, generalmente consistía en órdenes. El relajamiento, la recreación y tomar tiempo libre no tenían lugar en su vida diaria. El padre siempre práctico Este papá era utilitario hasta el colmo. Todo en la vida debía tener un lugar, un propósito y una función. Este padre nunca daría nada a sus hijos a menos que llenara una necesidad, y entonces la necesidad tenía que ser explícitamente obvia. Tanto

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el padre formal como el padre siempre práctico nunca derrocharían o pensarían en ser generosos con sus hijos. Para los hijos, el impulso de su papá de ser frugal, les parecía realmente más como mezquindad y tacañería.

El padre quisquilloso Es un perfeccionista inconstante (o fracasado). Sin embargo, estaba determinado a que sus hijos fueran perfectos. Siempre estaba explicando cómo hacerlo mejor, siempre corrigiendo. Nunca estaba satisfecho con la manera en que actuaban sus hijos, y se lo decía. Si algo no se hacía exactamente bien, estaba mal del todo. El padre silencioso Los hijos nunca supieron lo que estaba pensando. Pero mayormente se imaginaban que su silencio era desaprobación. No era sólo que papá fuera callado; parecía desinteresado en la comunicación. Se asomaba por encima de periódicos y revistas y los hijos lo oían mascullando para sí en medio del tintineo y martilleo de herramientas en el garaje o en el sótano. El padre ausente Parecido al padre callado, éste nunca estaba presente. Quizás su horario de trabajo lo mantenía alejado, o quizás se fue por divorcio o abandono. Este padre no tenía tiempo ni interés de estar con sus hijos. El padre maestro de historia Este padre tenía una lección para cada ocasión. Siempre quería que sus hijos estuvieran en clase. Pero la mayoría de las ocasiones para sus lecciones eran los errores y fracasos de ellos. Los niños sabían que su papá los sermonearía siempre. El padre sargento instructor de reclutas Este padre estaba dispuesto a castigar a cualquier hijo que se saliera de la fila. Este estricto y regimentado papá no tenía hijos sino reclutas en adiestramiento básico. Su papel principal era la disciplina. Mamá decía siempre: "Espérate hasta que llegue tu padre." El entrenador Este padre había determinado vivir a través de sus hijos

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todas sus desaprovechadas oportunidades de éxito. Así que impulsaba y empuj aba y hacía planes para la superación de sus hijos. La vida se volvió eso precisamente: un balance de pérdidas Y ganancias, estadísticas de juegos, actuaciones, medidas y logros. Los hijos llegaron a temer el fracaso porque incurrirían en la desilusión de su padre.

El padre irritable Este padre siempre estaba enfadado o de mal humor, y sus hijos parecían recibir siempre el embate. Papá podía estar contento un momento y enoj ado el siguiente. Ese carácter caprichoso mantenía a los hijos intranquilos. ¿Cuándo vendría el siguiente arranque? Los hijos vivían con miedo de su padre.

El padre fantoche Este don Buenazo daba todo lo que los hijos querían. Ellos aprendieron que usando las palabras convenientes en el tiempo conveniente podían conseguir lo que querían. Esto los satisfizo por un tiempo, pero en seguida descubrieron que ya no respetaban a su padre.

El padre dependiente Este padre era más un niño que un padre. "Necesitaba" que sus hijos lo apoyaran levantaran y pidieran poco a cambio. Debido a su propia inseguridad dependía demasiado de la participación de sus hijos y temía que ellos crecieran y se olvidaran de él. Este papá podía ser muy divertido a veces, pero con el tiempo los hijos se convirtieron en el padre o madre del hombre.

El padre mártir Este padre siempre se sentía despreciado después de "todo lo que he hecho por ustedes". Necesitaba afirmación constante que le recordara cuánto lo necesitaban y apreciaban. Era experto en cargarlos de culpa y mantenía a sus hijos atados a él recordándoles cuánto "debían" a su papá.

El padre seductor Este padre sometió a sus hijos usando poderosos e ilegítimos maltratos y abusos sexuales. Este patético padre quizás enseñara a su inocente criatura a cumplir en secreto "favores" sexuales o a funcionar como "cónyuge sustituto" requiriendo que supliera

necesidades emocionales adultas. Destruyó tanto el alma de su criatura como la suya propia con tal de satisfacer su propia necesidad. Con el tiempo la criatura aprendió que se había violado una confianza filial muy sagrada.

El padre pasivo (o cobarde) Este padre no tenía firmeza ni valor. Con su falta de acción probaba que no atendía ni protegía a los suyos. Observaba indiferente el dolor y la necesidad de sus hijos. No los defendía contra una esposa dominante u otras autoridades dañinas. Parecía demasiado preocupado con su propia conservación o agenda personal para correr riesgos en favor de sus necesitados hijos.

LA RELACIÓN Estas son sólo algunas caricaturas de cómo perciben los hijos la actuación de los padres. El punto es que muchos de nosotros tenemos imágenes específicas, distorsionadas quizás, de nuestro padre. Cuando entramos en una relación con Dios a menudo trasladamos esas imágenes a Dios. J. B. Phillips dijo "El primer concepto de Dios está casi invariablemente fundado en la idea que tienen los hijos de su padre."! Si bien no hay necesariamente una correlación entre el padre terrenal y la imagen subsecuente de Dios, sin embargo, hay una correlación significante entre las dos imágenes. El doctor Paul D. Meier, consejero cristiano y escritor, observa: Pacientes que tuvieron padres fríos, pasivos y frecuentemente ausentes se inclinan a creer que Dios es un ser frío e indiferente en alguna parte del espacio ... Pacientes que tuvieron padres rígidos, exigentes, negativistas, demasiado castigadores tienden a caer en dos categorías: algunos de estos pacientes odiaron tanto a sus padres que se volvieron ateos como rebelión inconsciente contra la existencia de sus padres; por otro lado, la mayoría cree que hay un Dios, pero que Dios es un viejo malo que está allá arriba desafiándonos a desobedecer una de sus reglas para azotarnos con el látigo que tiene en la mano.

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Como gran generalización, podemos decir que las imágenes tienden a ser demasiado autoritarias o demasiado permisivas. De los que tuvieron padres terrenales exigentes y castigadores, Meier dice:

teología en precisamente esos términos, pero un concepto no muy diferente acecha en lo recóndito del pensa-

míento.f

Estos son cristianos que tienden a emigrar a iglesias legalistas y negativistas, donde les sería fácil vivir de acuerdo con su concepto irreal de las normas de Dios, basadas en las normas de sus padres terrenales. Estos pacientes querían que sus padres terrenales los aceptaran, y se volvieron rígidamente perfeccionistas para poder ganar la aprobación de sus padres, que rara vez lograban de todas maneras.f

RESACA PATERNAL Me gusta el término empleado por J. B. Phillips para referirse a las imágenes erróneas acerca de padres que persisten y que distorsionan nuestra imagen de Dios. Él lo llamó "resaca paternal".6 ¿Cómo distorsionan nuestra imagen del Padre celestial las caricaturas de padres que describimos antes? ¿Qué clase de efecto de "resaca" pueden tener si vemos a Dios como los vemos a ellos?

Estas personas, a su vez, basan su aceptación por Dios en su conducta y sus rígidas normas de comportamiento. Tristemente, temen el castigo de Dios, y muchos de ellos jamás se sienten perdonados por Dios. Al otro extremo de la gama están los que tuvieron padres indulgentes y permisivos. Escribe Meier:

Dios como el Padre formal Quizás sea difícil sentirme cómodo en mi relación con Dios. Pudiera considerar que sólo se interesa en mí en términos de cómo puedo contribuir a alcanzar sus metas. Mi relación con Dios pudiera volverse sólo de trabajo.

También he tenido un grupo de pacientes cuyos padres eran del tipo demasiado bondadoso, que los mimaban, les comprabantodo lo que señalaban en las tiendas, rara vez los contradecían, y casi nunca los castigaban. Estas personas tienden a ser religiosos liberales muy idealistas, que niegan la naturaleza pecadora del hombre, y pretenden que no hay infierno literal.s Las vagas ideas de Dios tienden a darnos una imagen de amigote con un gran corazón. C. S. Lewis comentó: Lo que de veras nos satisfaría sería un Dios que dijera de cualquier cosa que nos gustara hacer: "¿Qué importa con tal de que estén contentos?" En realidad, no queremos tanto un Padre en los cielos como un abuelo en los cielos; una benevolencia senil que, como dicen, "le gustaba ver que los jóvenes se divirtieran" y que su plan para el universo simplemente fuera que al final de cada día se pudiera decir con certeza: "Todos lo pasaron bien." Admito que no muchas personas formularían una

Dios como el Padre siempre práctico Pudiera considerarlo desinteresado en mis asuntos personales a menos que sean "necesidades básicas". Pudiera verlo sin simpatía hacia las necesidades emocionales internas porque las personas prácticas están más interesadas en los tangibles externos. Pudiera resultarme difícil considerarlo interesado en ser generoso o atento conmigo personalmente. Dios como el Padre quisquilloso Lo veré como a alguien que nunca está satisfecho conmigo. La carga de vivir bajo la mirada escrutadora de un Dios perfeccionista me haría ser legalista. Intentaría siempre ganar el favor de Dios, sintiendo que nunca daría la talla. Con el tiempo me cansaría de su exigente insatisfacción. Dios como el Padre maestro de historia Me cansaría de estar siempre en una aula en vez de en casa. Aprender lecciones y ser un alumno apto para recibir enseñanza es esencial para el crecimiento cristiano, pero el cristianismo no es sólo estar en el aula las veinticuatro horas del día. Si creemos que Dios sólo se interesa por enseñarnos

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lecciones, nos encontraremos deseando un Padre en vez de un profesor. Dios como el Padre instructor de reclutas Siempre estaré esperando el castigo. Mi motivo para mantenerme en fila no será amor sino miedo de incurrir en la ira de Dios. Cuando hago algo malo temblaré esperando temeroso el castigo. Interpretaré mal los acontecimientos de la vida, considernado los infortunios y accidentes como restitución de Dios por mis ofensas. Dios como el Padre callado o ausente Me sentiré solo en mi vida cristiana. Percibiré a Dios como que está "allá arriba" y yo "aquí abajo". No entenderé el ministerio del Espíritu Santo morando en mí, ni el concepto de Emanuel "Dios con nosotros". No veré a Dios como interesado en relacionarse conmigo como persona a quien nota y valora realmente. Dios como entrenador Llegaré a la conclusión de que Él no está en realidad interesado en mí como hijo suyo. Pensaré que sólo le interesa mi potencialidad, mi rendimiento. Veré mi razón de ser en términos de logros, victorias y pérdidas. Pudiera temer que me "saque del equipo". Con el tiempo pudiera llegar a percibirlo como participando con los "jugadores de primera línea" sin prestarme atención como "jugador de segunda línea". Dios como el Padre irritable Encontraré difícil sentirme cómodo alrededor de Él. Viviré en terror nervioso preguntándome cuándo se descargará el golpe. Lo veré rara vez agradado, mientras espero que su silencio se torne en impaciencia. Veré a Dios como caprichoso,inconstante y descontrolado. Él será para mí un Dios que me llevará detrás de la casa para castigarme fuertemente por cada ofensa. Andaré de puntillas de manera neurótica tratando de apaciguarlo, o contrariado me alejaré de Él, desahogando mi ira contra Él y contra los demás que me rodean.

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Dios como el padre fantoche Presionaré y manipularé para ver lo que puedo lograr y con lo que me pueda salir. Los hijos generalmente terminan sin respeto por un padre que se deja dominar. Pensaré que yo controlo la relación y hasta a Dios. Cuando la realidad me pruebe equivocado, me preguntaré qué le pasa a Dios. También terminaré viendo a Dios como un Dios pequeño, con poco poder. Terminaré con un Dios dócil, tímido y penoso. Dios como el padre dependiente Pudiera pensar que Él me necesite para poderse realizar plenamente. Pudiera percibirlo como solitario y necesitado de compañía cuando hizo al hombre, y pudiera pensar que sin gente Dios no sabría qué hacer. Pudiera temer ser "absorbido" por un Dios que quiere todo de mí para realizarse y ser glorificado. Dios como padre mártir Pudiera pensar que Él espera mi obediencia y servicio como pago por todo lo que le debo. Pudiera imaginar Dios lamentarse: "Después de todo lo que he hecho por ti, ¿es así como me tratas? ¿Estas son las gracias que recibo? Pudiera pensar erróneamente que Cristo murió en la cruz para atarme a Él en aprecio por el gran sacrificio que hizo por mí. Pudiera interpretar mal las palabras de Pablo: "No sois vuestros. Porque habéis sido comprados por precio" (1 Corintios 6:1920), como un contrato gravoso que me roba la libertad y la alegría. Dios como el Padre seductor Pudiera desconfiar de su enseñanza por temor a que tenga motivos ulteriores. Pudiera estremecerme el concepto de ser "usado" por Dios por temor de que abuse de mí. Pudiera temer en vez de depender de su poder, y pudiera ser imposible confiar en que Él tenga mi mejor interés primero en su mente. Dios como el Padre pasivo Lo veré como débil, indigno de fiar e indiferente. No lo veré como protector sino como alguien que pasivamente se queda al margen mientras me hieren y estoy en peligro. No acudiré a Él

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Resaca paternal 67

naturalmente para refugiarme, sino que me veré forzado a protegerme a mí mismo y a tomar las riendas de mi vida en mis manos. Cada vez que vengan las pruebas no las veré como diseñadas por un Padre sabio y poderoso, sino (como lo dijo un libro popular) que concluiré que Dios es muy simpático pero no es todopoderoso.

VÍCTIMAS NADA MÁs Floyd McClung, hijo, narra un incidente revelador en su libro The Father Heart of God (El corazón de Padre de Dios). Un amigo suyo, que acababa de terminar sus estudios teológicos, le dijo a un endurecido adolescente de la calle que Dios era como un padre. Los ojos del joven centellearon de odio cuando dijo: "iSi en algo se parece a mi padre, te puedes quedar con Él!" Tenía buenas razones para su ira: su padre había violado repetidamente a su hermana y golpeaba a su madre con regularidad.Í Lamentablemente, la respuesta de este hombre es más común de lo que quisiéramos pensar. Pero debemos tener cuidado de no culpar a nuestro padre por la opinión que tengamos de O\os. Si bien es natural ~royectw las imágenes que tenemos de él a nuestro Padre celestial, podemos cobrar esperanza del hecho de que Dios es un restaurador. Quiere atraer nuestra mirada por sobre lás imperfecciones de ~uestro padre terrenal a la belleza de su propio ser. EQUILIBRIO EN lA PATERNIDAD DE DIOS Aunque en este capítulo se enfocaen el impacto que nuestro padre pudiera tener sobre nuestro concepto de Dios, nuestra madre pudo habertenido una gran influenciatambién, especialmente en familias donde el padre estuvo ausente y la madre fue la única influencia sobre los hijos. Mortunadamente, Dioses un padre perfectamente completoy "equi,!!bradi', que tiene cu~dades maternas y paternas. Sea que el déficrt mayorviniera de nuestro padre odenuestramadre terrenal, Diospuede superarlo porque Él es tanto fuerte como tierno. Si bien Dios es un "Padre", su compasión se describe con

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ambas imágenes, la paternal y la maternal:

Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen. Salmo 103:13 Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaréyo a vosotros. Isaías 66:13 Cuando Dios describe la profundidad del vínculo que tiene con su pueblo, usa la imagen de una madre con su criatura:

¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Isaías 49:15 Las Escrituras nunca se refieren a Dios como "madre nuestra", y toda idea que haga de eso una necesidad teológica no estaría de acuerdo ~on fa teología de la Biblia. Pero la riqueza de la imagen de la paternidad de Dios cuenta con los dos instintos, el paternal y el maternal. Como escribiera Oswald Chambers: "El afecto maternal de Dios está revelado en todo el Antiguo Testamento."8 ~ecesitamos imágenes bíblicas fuertes de nuestro glorioso, majestuoso, poderoso e incomparable Dios. Robamos a Dios de su grandeza y su gloria y nos robamos a nosotros mismos de una relación saludable con nuestro amante Padre cuando limitamos" a Dios en nuestra "resaca paternal".

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Sólo cuando limitamos la actividad de nuestra mente en busca de su Hacedor imponiendo sobre ella imágenes medio olvidadas de nuestros propios padres terrenales, es que nos contrariamos de espíritu y nos preguntamos por qué no fluyen para nosotros las fuentes de amor y. adoración. Debemos dejar atrás la "resaca paternal" si vamos a encontrar a un DIOS "lo sufICIentemente grande".tl -. La imagen primordial de la relación cristiana con Dios el Padre no es el aula, ni el castigo, ni los asuntos de la familia, ni el campamento de adiestramiento militar, ni el campo de

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fútbol (ni la ducha ni el banco). I?ios desea una relación filia~: una relación entre un Padre perfecto y amoroso y su amada ~atura.

Conversaba con una atractiva joven madre aparentemente confiada y cómoda alrededor de los demás. Su semblante y espíritu vibrante me sorprendieron mucho más una vez que conocí su historia. Mientras hablaba traté de no parecer conmocionado, pero por dentro alternaba entre la tristeza y el enojo. Su historia también me hizo alabar a Dios por el milagro de vidas restauradas. Tengo su permiso para usar una parte de su testimonio aquí: No lo puedo explicar realmente, pero siempre he sido 40minada por los hombre~ en mi vida. Hubo incesto en mi familia ... incidentes que sólo he contado a un par de personas. No soy una persona pasiva. Sin embargo, de alguna forma dejé que esto me pasara. Pero de niña, una nunca sabe qué hacer ... depende de mamá y papá que ayuden. A veces el daño ya está hecho antes que uno se da cuenta de que mamá y papá son realmente los que necesitan ayuda. Por fin estoy tratando de enfrentar mi pasado. He decidido ir a mi padre para decirle que fue ~ lo que me hizo. Estoy aterrorizada, pero creo que Dios quiere que lo haga. Quizás él sea convencido y pida perdón. ¿Quién sabe? No estoy enojada ni amargada hacia mi padre. Ya lo he perdonado y lo amo. Pero siento ~ástima por él. Estoy agradecida a Dios porque me ama y me acepta y me ha hecho una nueva criatura.

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Usted quizá fue una víctima, pero no tiene que seguir sufriendo como tal por su pasado. Por medio del poder redentor interno de Dios, por medio de escoger creer la imagen de DiOS pE:sentada en las Escrituras: y por medio de la afirmación aceptaCión de saludables fa~ilias sustitutas de creyentes, esta dama, con el tiempo, pudo conocer a Dios y confiar en"Él como su Padre amoroso. Tal vez hayamos tenido una experiencia traumática que haya obstaculizado una imagen safudable de Dios, pero no tiene que ser una exc~sa que nos impida restaur~r la imagen de

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nuestro Padre. No tenemos que ser víctimas de una resaca paternal en nuestra relación con el Padre que nos ama perfectamente. He encontrado que tendemos a olvidar una de las aplicaciones más importantes en la vida cristiana ... creer. No hablo de tener suficiente fe, sino de creer lo que dicen las Escrituras acerca de quién es y cómo es Dios. Por lo general, la gente pregunta lo que pueden hacer al respecto, y muchos de nosotros tomamos una actitud pasiva en cuanto a creer la verdad. Debido a nuestra experiencia, a nuestros recuerdos, o a nuestras dudas a veces decimos: "No puedo creer eso", o "Me cuesta creer a Dios en ese punto". Entonces esperamos que la fe de alguna manera con el paso del tiempo haga desaparecer esas dudas. Está bien tener dudas saludables. Pero recuerde al hombre que dijo a Jesús: "Creo; ayuda mi incredulidad" (Marcos 9:24). Una de las cosas más importantes para tener una buena imagen de Dios como nuestro Padre es creer la verdad de las Escrituras. Debemos dejar que la verdad de la Biblia transforme nuestra mente desde adentro (Romanos 12:2). El proceso de transformación comienza cuando elegimos creer lo que dicen las Escrituras acerca de quién es Dios y después dej ar que éstas informen a nuestra voz interior en vez de dejar que lo hagan nuestras propias ideas o experiencias negativas.

APRENDIENDO AVERADIOS COMO ES .

UN PADRE CON ELCORAZON EN LA MANO I

Mi padre y yo teníamos siempre una relación distante cuando yo era muchacho; algo así como neutralidad armada, por decirlo así. MarkTwain

y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Jesucristo (Lucas 15:20) Mi corazón se conmueve dentro de mi, se inflama toda mi compasión. El Señor (Oseas 11:8)

Un Padre con el corazón en la mano 75 ~emut!ó

U

n día uno de mis hijos de ocho años estaba en la sala jugando mientras yo leía. Tenía una regla de medir que sostenía y la brincaba. Oía el crujido, pero fingí que no lo oía para ver su reacción. De inmediato se escabulló de la sala. Se detuvo en el pasillo, donde yo no podía verlo, para examinar la extensión del daño y calcular su siguiente movimiento. Dios conoce el corazón de sus hijos. Él sabe que pecamos y cometemos errores. Sabe cuándo' castigar severamente y cuándo ser comedido. Sabe que a veces huimos de Él y complicamos nuestros problemas. Sabe cuándo nuestro corazón y espíritu están pesados debido al convencimiento interno y al miedo. Sabe cuándo es hora de animarnos. Pero en el centro de todo está el deseo de Dios de tener una relación amorosa y sigrrlficativa con cada uno de sus hilos. Mientras mi hijo esperaba en el pasillo, sonriendo pensé: Es difícil escabullirse cuando papá está presente. Calmadamente lo llamé y pregunté: -¿Qué pasó? - No sé - dijo. (Todos los niños dicen eso cuando quieren ganar tiempo.) - Rompiste la regla de medir, ¿no es cierto? - dije sin mucha emoción. Estaba atrapado entre aceptar su responsabilidad y querer esconder la evidencia. - No, es que ... - dijo sin terminar la frase mientras sostenía los dos pedazos intentando unirlos en el punto de la quebradura. Volví a ayudarle y pregunté: - Está rota, ¿no es cierto? Hablaba en voz suave cada vez, porque sabía que el momento era propicio para una enseñanza. . Podía verlo desilusionado consigo mismo. Sabía que no le gusta desilusionarme; quería agradar a su papá. La tristeza lo hizo respirar hondo, y todo su semblante y su espíritu se p

mientras suspiraba lentamente. Ambos sabíamos que estaba apenado por haber roto la regla, pero quizás estuviera más triste por huir, encubrir y pensar en negarlo todo. Como padre, yo sabía que mi hijo tenía un corazón tierno. No era un niño travieso de buen corazón sólo cuando lo pescaban. También sabía que Dios me estaba abriendo nuevamente una ventana para ver mi propia relación con Él. No podía evitar verme a mí mismo en mi hijo: un muchacho pescado por Dios mi Padre con una mezcla de culpa y pesar, con la evidencia en mis manos. Al igual que mi hijo, yo parecía tener el mismo don de hacer tonterías cuando Dios está presente en la sala. No puedo engañar a Dios, ni puedo huir de Él. Y sé que no debo hacerlo cuando lo intento. Dije a mi hijo que no tenía que esconderse de mí. Le expliqué que ftstaba más contrariado por haber intentado esconderse y negar lo que había hecho que por la regla quebrada. Viendo q~e déveras aceptaba su cul a decidí ue no necesitaba castigario; lo acía su propio corazón. El incidente se convirtió en una oportunidad para enseñar y animar. Me acerqué a él y nos sentamos. Pasé mi brazo alrededor de él, y miramos la regla de medir. Sonreí pensando: No le diré que sólo cuesta treinta y nueve centavos, porque la regla no es en realidad el asunto, es nuestra relación. Además, sólo había quebrado los últimos veinticinco centí;netros. Le dije que estaba bien, que ahora teníamos una regla de setenta y cinco ce ' .Dios el Padre es com aSlV . Él conoce nuestra ~ulpa, nuestro míe o del castigo, y nuestra desilusión con nosotros mismos . ' Igual que nuestra ~ropensión de a veces empequeñecer o justificar nuestros pecados. Dios desea una apertu¡a que nos haga buscarle y no escondernos de Él. Dios ;abe cuándo caemos y quiere ~darnos a aceptar la responsabilid,ild en momentos de humildad. Dios conoce la pena de nuestros suspiros, y se acerca para infundimos vida y esperan¡;a. • - ¿Ve usted a Dios como un Padre que desea conocerlo y relacionarse con usted? ¿O lo ve como una deidad dist~e, éxigente, más interes'ado en su rendimiento que en su amistad?

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Un Padre con el corazón en la mano 77

76 El padre que nunca conocí

LA ACTITUD DE DIOS HACIA SUS HIJOS Hubiera sido emocionante ver la interacción entre Jesús y los niños que se acercaban a Él. Debe de haber tenido un semblante sonriente y cariñoso y un brillo juguetón en sus ojos que hacía que los niños sintieran libertad para acercársele y subirse a sus rodillas y hasta quizás acariciar su barba. Los evangelios no dicen que Jesús sonriera, pero la mejor evidencia de su semblante amigable y sonriente es el hecho de que los niños acudían a Él. Jesús disfrutaba con los niños, y ellos podían apreciarlo. Él era accesible entonces y ahora. Los niños reconocen pronto si le gustan o no a un adulto. Lo pueden ver en los ojos y el semblante del adulto. Los hijos captan rápidamente la actitud de su padre hacia ellos, y e~ta actitud produce una impresión en ellos tanto como lo que diga su padre. Los mejores padres son los que disfrutan del tiempo con sus hijos. Se percibe cuando están con ellos, y se oye cuando hablan de ellos. Recuerdo una comida al aire libre con miembros de la iglesia donde yo jugaba en la piscina con unos niños de cinco a nueve años. Jugábamos algo inventado donde los niños me zambullían la cabeza. Nos reímos y nos divertimos mucho. Después, uno de los diáconos me dijo que su hija de siete años había pasado un tiempo memorable y pensaba que lo más grande del mundo había sido zambullir la cabeza del pastor Phil. Me había vuelto en alguien accesible para ella. Quizá no recordara ninguno de mis sermones, pero para ella yo era una "gersona real"· Dios el Padre quiere ser una persona real para nosotros. Alguien más que sólo el Juez moral y Señor del universo.. Él quiere que percibamos su accesibilidad y aceptadora sonr~sa. El cristianismo es más que sólo una "relación teológica". ~a relación personal ínti¡na. Dios no nos ve únicamente como los, recibidores de las transacciones teológicas de sustitución en la expiación. El . amor. de Dios es personal.

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LIBRE DE TEMORES PARA RELACIONARNOS EN PAZ Debido a que Dios ha hecho a los creyentes sus hijos, tenemos una relación privilegiada con el Padre. Como escribiera Pablo

en Romanos 8:15: "Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud ara estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu e a opClOn, por ecua c amamos: iAb a, 6.dreJ" Nuestra salvación tiene sentido significativo no sólo en nuestro destino eterno, sino también en la naturaleza de nuestra relación diaria con Djos. Hemos entrado en una relación en la que no tenemos que trabajar como esclavos y encogernos de miedo ante Dios. ¿ é si 'fica "esclavitud ara estar otra vez en temor"? Pab o se refiere a nuestra condición pasada ante Dios, en la que andábamos ansiosos y temerosos de la disposición de Dios. Antes de aceptar a Cristo éramos esclavos del temor porque nuestro estado dependía, al menos ;sí pensábamos, denuestra conducta y rectitud. También teníamos ~emor de la muerte. El escritor de Hebreos dice que Cristo nos libró "a todos los que por el temor de la muerte esta¡;n durante toda la vida su'et6s a serví uro re" ( :15). El fundamento de nuestra relación con el Padre es la obra de Cristo realizada en la cruz. El "espíritu de adopción" hace posible que nos relacionem~s con Dios de manera que podamos llamarlo "Padre". El siguiente cuadro muestra el cambio de nuestra condición cuando llegamos a ser creyentes. Nuestra relación con Dios cambia de "enemigos" e "hijos de ira" a "hijos" de Dios con "derechos plenos". ANTES DE LA SALVACiÓN

Designados previamente a. "Enernlqos" (Romanos 5:8-11), b. "Esclovos" (Gálatas 4: 1-8)

"no conociendo a Dios'. c. -Hijos de lro" (Efesios 2:3). d. "Extronleros" y "odvenedlzos" (Efesios 2:19) e. -Hijos de desobediencia" (Efesios 2:2)

DESPUÉS DE ACEPTAR A CRISTO

Estado reconciliado a. "HijosN (Juan 1:12. Gálatas 4:7. 1 Juan 3:1). b. Adopción de hijos que le llaman "Abbo" con derechos plenos (Romanos 8:15-17. Gálatas 4:5-7). c. "Hijos de luz" (Juan 12:36. Efesios 5:8). d. "Miembros de la familia de Dlos" (Efesios2:19). e. "Hijos e hijas del Padre" (2 Corintios 6:18).

El gran mensaje del evangelio no es sólo que hayamos

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78 El padre que nunca conocí

escapado de la muerte y del infierno, sino que ya no somos enemigos de Dios, ya no somos extranjeros: somos hijos e hijas del Dios Altísimo. Dios ha aceptado y entrado en una relación amorosa con cada uno de nosotros. "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz ara con Dios or medio de nuestro Seña; Jesucristo; por quien también tenemos entrada por a fe a esta en la cual estamos firmes" (ROmanos 5:1-2, cursivas áñadidas). El creyente está fIrme en una relación de gracia y paz en la que Cristo es nuestro Sumo Sacerdote, que puede "compadecerse de nuestras debilidades" (Hebreos 15). Se nos añima en esta relación a acercarnos coñfiadamente a Dios el Padre: "Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de !y. gracia, p~a alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportúilo socorro" (4:16). El escritor de Hebreos nos da una doble seguridad: Jesús "no se avergüenza de llamarlos herma~s" (2: 11); y ':pios- no se avergüenza de llamarse Dios de ellos" i ll :161 -

iraeia

1:

UN CARIÑO ESPECIAL Cuando Pablo dice que podemos llamar a Dios "Abba, Padre", indica que el creyente tiene una relación especial con su Padre. Abba es un término afectivo tomado del arameo. Se refiere a Dios sólo tres veces en el Nuevo Testamento (Marcos. _.14:36, Romanos 8:15, Gálatas 4:6). La palabra abba se deriva del habla de los niños. La enseñaban a bebés destetados de su madre. Los bebés aprendían a decir abba (papá) e imma (mamá). Con el tiempo la palabra abba se convirtió en una forma común para dirigirse al padre de uno, no limitándose ya a los niños. Abba no era un término impertinente, sino que indicaba una relacjÓn afectíza. Combinaba la intimidad personal agr;dable de "papá" con el respeto cariñ~so de "p"adre". "Adquiría el tono cariñoso familiar e!U expresiones como 'querido padre.' "1 Originalmente fue Jesús quien usó el término Abba, Padre cuando se dirigió a Dios el Padre en Getsemaní (Marcos 14:36). Era un concepto original, no usado antes en la literatura judía. Lo cierto es que el judío se sentía incómodo llamando a Dios su Padre. Pero en sus epístolas a los Romanos y a los Gálatas,

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Pablo dice a los creyentes que pueden llamar a Dios con la misma palabra cariñosa que usó Jesús. Podemos decirle "P ""Pap~. ." _ ªpI't"" o, guerI'do P a dre, Esta expresión no es para acercarse a Dios en forma irrespetuosa, de amigote o impertinente, sino para señalar su accesibilidad.





DIOS SE DELEITA EN SUS HIJOS Hablando de Dios que nos disciplina como un Padre a sus hijos, Proverbios dice que la motivación es su amor y que, se deleita con sus hijos (Proverbios 3:13). En el Salmo 18, David ~cribe gue el Señor lo libró "porqu; se agrad6 de mí" ev. 1~). Un día que me sentía particularmente .somb~ío y ~scépti20, recuerdo pensar que pios me amaba sólo porque tenía 9u;e hacerlo, porque Cristo había muerto por mí, y porque yo había puest~ mi fe en él. Pensaba: En realidad no me quiere ni le gusto. Me ama por obligación. Trataba de entender las implicaciones del ~mor persona) de Dios para mí. La sorprendente verdad es que :Qios el Padre sí nos ama a cada uno de nosotros. ~e agrada de nosotros porque así lo gui~re. Es importante q{ie el creyente se dé cuenta de que Dios tiene una actitud favorable hacia sus hjjos. He escogido la palabra actitud porque Dios es un Ser con personalidad. ¿Ha visto alguna vez a uno de los padres cantar a un niño para ~lmarlo y consolarlo? Padres y madres siempre han • • arrullado.con canciones a sus bebés. El lenguaje de Sofonías 3:17 recuerda esta clase de cuadro entre padres e hljos: USe gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará s~ li .. con cánticos." La imagen nos recuerda a un padre o una madre reconfortando a su criatura. La primera frase dice "se gozará "sobre ti con alegría". La palabra gozarse significa también "deleitarse". De manera similar, el salmista declara: "Porgue Jehov'li tiene contentamiento en su pueblo; he~oseará a los humildes· con la salvación. Regocíjense íos ¡autos por su gloria" (Salmo 149:4-~).· .. Aunque Dios se deleita con nuestra obediencia, y aunque se puede desagradar por nuestras acciones y actitudes, debemos percibir que su actitud general hacia sus hijos es positiva. Dios

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80 El padre que nunca conocí-

tiene "contentamie\lto" en su pueblo sencillamente porque es ~ pueblo. Él se deleita en nosotros y nos.aprecia como su tesoro. ¿Sabía que Dio; lo ap~ecia a usted personalmente? ¡Qué honor .... ser apreciado por el Dios Todopoderoso!

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DIOS SE COMPADECE DE SUS HIJOS A veces un padre mira a sus hijos (tengan tres meses, tres años, trece o treinta y tres) y se le enternece el corazón. A veces se desgarra su corazón por ellos. Dios nuestro Padre experimenta también lo mismo:

Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen. Porque él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo. Salmo 103:13-14 Dios conoce nuestra flaqueza, nuestra humanidad. Comprende que Él es infinitámente·santo y consumidor, mientras que sus hijos son finitos y consumidos fácilmente. La Biblia usa la palabra compadece: "Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen." La raíz de la palabra hebrea usada aquí se refiere a amor profundo, misericordia y compasión, !saías usa la "misma palabra para referirse al amor de una madre por el hijo de su vientre (49:15). Un derivado de la palabra significa realmente "matriz". La p-;labra empleada en el Salmo 103:13 entonces . encierra la idea de ternura y sentimientos profundos h!cia alguien necesitadP. , Dios - juez de toda la humanidad no redimida - tiene un c~azón compasivo hacia sus hij~s. En un sentido correcto, a veces se deja convencer fácilmente por sus hijos. Dios pronuncia sentencia en su ira y su juicio. Pero aún en eso realiza su amor, su ternura y su pacto. Como con Israel en Oseas: ~

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¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? ¿Te er:tregaré yo, Israel? ¿Cómo podré'yo fl-acertt¡ como Adma, o p'one1je como a Zeboim? Mi corazón se conmueve dentro de roí, ~e inflama toda mi compas~ón. Oseas 11:8

La palabra inflamar en la Biblia se emplea con el sentido de mover profu¡{"damente; de la compasión entre miembros de la familia. ---Er concepto de la compasión de Dios está ligado también a su condescendencia. La venida de Cristo a la tierra fue el acto visible de la conde~cendenciade Dios en el cual literal y voluntariamente vino y descendió a nuestro nivel. Dios en su gracia hizo algo percibido como por debajo de su cfignidad: se hizo hombre y tomó forma de siervo (Filipenses 2:6-8). La condescendencia de Dios es su disposición de vernos tal como somos; "se acuerda de que somos polvo" (Salmo 103:13-14) y todavía muestra su bondad. _ ... En el Salmo 18 tenemos la imagen de Dios que desciende del cielo como un G;an Rescatador para ayudar al hombre en su necesidad. El versículo 9 dice: "Inclinó los cielos, y descendió." ~l salmista describe el poderío de Dios, pero se reflejan en esta imagen la ternura, y la simpatía: "Tu benignidad me ha engrandecido" (Salmo 18:3t». Su benignidad es su condescendencia y tiene el sentido de Dios el Poderoso muy superior al hombre inclinándose, agachándose para hacer grande al hijo. ¿Cuántas veces ha visto usted a padres y madres agacharse para ayudar a sus hijos? Un padre se ~gach~ para hacer buen contacto visual y oír con atención. Un padre se baja al nivel de su hijo para que él sepa que su padre está interesado e involucrado y así el tamaño del padre es menos intimidante. Este es un c~dro de nuestro Dios, nuestro Padre. ~l se rebája par!1 engrandecernos, para levantarnos.

• EL CORAZÓN DE DIOS SE INCLINA HACIA SUS HIJOS

¿Puede ver usted a Dios como a un Padre que está emocionalmente involucrado con sus hijos? Las Escrituras dicen que podemos "angustiar" y "contristar" al Espíritu Santo (Isaías 63:9, Efesios 4:30). El amor de Dios para nosotros es tal que no sólo se puede inflamar su compasión, sino que también podemos contristar y angustiar su corazón. En el pasaje que dice: "En toda angustia de ellos él fue angustiado", vis-

82 El padre que nunca conocí

lumbramos un poquito el corazón de Dios (~aías 63:~). El corazón de Dios sufre con el de su pueblo. Recuerdo mi primer año de ser padre. Una noche que tenía a mi hijo en brazos comprendí cuánto amaba a esa criaturita. y me pregunté: ¿Porqué? ¿Porqué amo a mi J:¿ijito? No ha hecho nada para ganar mi amor. Lo único que hace es comer, dormir,

llorar y ensuciar pañales. No puede cortar el césped, sacar la basura, o limpiar su habitación. Ni siquiera puede hablar, mucho menos mantener una conversación. Asíque épor qué amo tanto a mi hijo? Mientras pensaba así, entendí que lo amaba por era mi hijo. No tenía que hacer nada para que yo lo amara; ..... lo amaba ... incondicionalmente. ¿Es menos el amor de Dios para nosotros? Las Escrituras dicen: "En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en ue él nos a ""':' a noso ros, y envIO a su ijo en propiciación por nuestros pecados ... Le amamos a él, porque él nos amó primero" (1 Juan

4:10,19). La pafabra hebreajesed es un término rico difícil de traducir. Jesed es el amor leal de Dios, el vínc" 1o de compromiso. de • acto, que Dios estableció con sus hijos. Se entiende mejor el amor de Dios en términos e una relación comprometida. Cuando piense en el amor le Dios, haga a un lado la; obras, el discipulado, la obediencia, el servicio, y cualquier otra cosa con la que equivocadamente pudiera suponer que ganaría el amor de Dios. Cada una de estas cosas tiene lugar en su relaaón con Dios, pero no le consiguen el amor de Dios. Jesús asegura a sus seguidores la profundidad del amor de Dios con estas penetrantes palabras: "~omo el Padre me ha amado, a.sí t..a mbién yo os he amado" (Juan 15:~). No existe amor incondicional más grande en el universo que el amor de Dios por Jesucristo. Jesús compara su amor por nosotros con el amor divino de la Santa Trinidad. Cuando ora al Padre en Juan 17, Jesús compara una vez más el amor de Dios por eÍ creyente con el amor divino inherente en la Trinidad: "Los has amado a ellos como también a mí me has

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~mado" (v.-2~).

Dios el Padre nos ama con el mismo amor que tiene por

Un Padre con el corazón en la mano 83

Cristo. Es un amor c,pmprometido, seguro, perfecto. No quiere Jecir ·que la obediencia, el discipulado, y el serVicio no sean aspectos significativos del responder y andar con Dios. Nuestro Señor nos ama incondicionalmente; no obstante, como en toda relación vital, ~l amor tiene que ser recípro~o. Para experimentar los beneficios del amor de Dios el creyente necesita articipar en as con ¡ClOneS e a relación. Pero no émpequeñezcamos la gloria del amor de Dios pociendo sobre el creyente la carga de flantenerlo y gan~lo. Como dijo J. I. Packer: . Dios hará lo inimaginable para lograr que sus hijos aercibap el amor que siente por ellos, y que t.,om.zn conciencia de su privilegio y de la seguridad que pueden disfrut~ como miembros de su familia. Los hijos adoptivos necesitan.sentirse segutos de que son ~ceptad~s, y el padre perfecto hará que así se sientan.é

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Un pequeño artículo me llamó la atención un día que ojeaba el periódico. Trataba de la devoción de un padre a su hijo. Un accidente de bicicleta impedía que el joven asistiera con regularidad a la universidad, así que por trece años este padre había ido a las clases y tomado notas para su hijo incapacitado para que se pudiera graduar de la universidad. El terapeuta del hijo dijo: "Jamás he visto tanta devoción." Pero las palabras del padre lo decían todo: "Un padr:ama a sús hijos; nada es un sacrificio si los ama."3 Me quedé viendo fijamente la fotografía del orgulloso padre con su amplia sonrisa, de pie junto a su hijo vestido con la toga y el birrete de graduación. Estaba atónito por la devoción del padre. Por un momento sentí envidia. Entonces recordé las palabras cuánto más. Me pregunté: ¿Me ama tanto Dios? ¿Es menos sorprendente el amor de Dios para sus hiJOS? "si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a Vliestr~s hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que e~á en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? (Mateo 7:11, cursivas añadidas). Jesús no está hablando de hombres que sean "malos" padres en el sentido de villanos y crueles. Lo que dice es que aun los

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hombres imperfectos, egoístas y pecadores son motivados a ser padres generosos, decentes, buenos. Si los hombres pecadores son capa~es de ser padres buenos, ¿no es también nuestro Padre celestial motivado y capaz de serlo? ¿"Cuánto más" maravilloso es Dios que el mejor de los padres humanos? Necesitamos ve~ la emoción profunda de Diospara nosotros. A veces grandes ejemplos de amor humano nos ayudan a poner su amor en perspectiva. Hay una escena conmovedora con este efecto en la famosa obra de teatro A Raisin in the Sun (Una asa en el sol or Lorraine HansbeiTy. En a obra, Walter Lee Younger, un negro de Chicago, sueña con dar una mejor vida a su pobre familia. Pero necesita el dinero del seguro que su madre acaba de recibir por la muerte de su padre para hacer una inversión comercial. Renuente al principio, su madre finalmente accede a darle una gran porción de éste. Pero el sueño se hace añicos antes de comenzar cuando el "socio" de Walter en el negocio alza el vuelo con el dinero. Sacudimos la cabeza por la impruden~iay falta de previsi,én de Walter. Igual que el hijo pródigo, Walter es un hombre derrotado que ha perdido la herencia de la familia. • Su hermana está lista para repudiarlo, con buena razón. Walter perdió también su parte del dinero-del seguro con el que ella planeaba ir a la universidad. "Él no es hermano mío", le dice a su madre. Entonces en una conmovedora explosión emocional, la madre de Walter expresa la profundidad de su amor de madre. MAMÁ: ¿Escribiste tú también su epitafio, como el resto del mundo? ¿y quién te dio ese privilegio? ... Yo creía que te había enseñado a amarlo. BENEATHA: ¿Amarlo a él? Si no queda nada para amar. MAMÁ: Siempre queda algo para amar. Y si no has aprendido eso, no has aprendido nada. ¿Lloraste hoy por el muchacho? No por ti y por la familia porqueperdimos el dinero. Quiero decir por él: por lo que ha pasado y por lo que eso le ha hecho. Chica ¿cuándo crees que sea tiempo para amar a -alguien más que nunca? eCuando ha salido bien y hecho las cosas fáciles para todo el

mundo? Bueno, entonces no has acabado de aprender; porque ese no es tiempo para nada. ¡Es cuando anda bien ba ·0 no uede creer en sí mismoporque el mundo l!?,. ha apalea~! Cuando vayas a me Lr a a guLen, mL bien, nena, mídelo bien. Asegúrate de que tomas en eÚenta los montes y los valles por donde ha pasado antes cIé llegar adondequiera que esté.4 ~

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iAsí es el corazón de una madre! Es un momento en la obra que trae lágrimas a los ojos. Lo induce a uno a querer pararse y aplaudir: "iSí, así es el amor de los padres! iY el amor de Dios es mayor!" La maravilla del amor humano es excedido por el amor . Me temo que en nuestro deseo de preservar la divinidad de Dios a veces lo vaciamos de su pasión y lo hacemos demasiado carente de emociones. iDioses apasionado! Siente con profuii"didad y está vitalÍneñie apegado a ;us 1iiJ'OS. Necesitamos tener una imagen de él que nos mueva a ias lágrimas y a la aclamación. La tragedia de muchos cristianos es que a veces no conectan con el corazón verdadero de Dios. Se tiende a llegar a la historia del hijo pródigo con una actitud de aburrimiento. La hemos oído antes, y nos parece vieja. Pero necesitamos leerla con un corazón nuevo, necesitamos cargarla de emoción. Necesitamos quedar atónitos por el amor del padre porque es un cuadro del amor de nuestro Padre celestial. La historia del hijo pródigo debiera intitularse más propiamente: "La parábola del padre amo~oso". Estoy seguro de que ese padresufrió cuando su hijo partió del hogar, especialmente en las circunstancias que lo hizo. El hijo se iba para complacer sus apetitos carnales. De cierta manera, el hijo pródigo fue tan insensato como Walter Lee. Al fin el hijo vuelve en sí. Conociendo la bondad de su padre, decide regresar a casa. Su mente debió de haberse llenado de maneras de compensar a su papá. Sospecho que de camino a casa el hijo e~sayaba ·las primeras palabras que diría en ese momento de tanta importancia cuando finalmente estuviera frente a su padre. Es probable que el padre escudriñara el horizonte todos los

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días, esforzando su mirada por descubrir una silueta solitaria en particular acercándose a través de las ondas de calor que se levantaban de la árida tierra. Y quizás en más de una ocasión, cuando divisó la sombra de una figura, se inclinó hacia adelante y entrecerró los ojos intentando reconocer quién era. En la tensión del momento su corazón latiría un poco más rápido por l,!i eseera, sólo para distinguir que no era su hijo sino uno de los jornaleros o un extraño. Un día el padre vio una silueta en la distancia, como había sucedido muchas veces antes. Quizá la alcanzara como un vistazo fugaz de algo mientras hablaba con uno de sus siervos, ;quizás mientras se encaminaba a la casa se detuvo para enjugar el sudor de su frente y echó la mirada en la dirección que había tomado su hijo. Y viendo una silueta a lo lejos, dejó de enjugarse la frente y lentamente dio un paso adelante, esforzando los ojos para ver en la distancia. Y con el segundo paso su corazón latió con mayor rapidez. Como sólo pueden hacerlo un padre o una madre, reconoció el andar particular y la estatura de SU hijo. Tenso de esperanza, el padre dio un paso rápido y se echó a correr, sin quitar los ojos de su hijo por temor de que fuera una ilusión. Llamó a dos siervos para que fueran tras él. Ya conocía su plan, porque había pensado con frecuencia en ese momento. Y corrió. Había pasado mucho tiempo desde que había corrido tan rápido, pero casi ni lo pensaba mientras sus sandalias levantaban los terrones y el polvo se pegaba a su desgarbada túnica. Para cuando el hijo percibió que el hombre que corría hacia él era su padre, quizás se quedó petrificado en un sitio preguntándose si su padre estaba airado y lo echaría de allí. Pero cuando vio el brillo de sus ojos y su franca sonrisa, debió de haberse olvidado momentáneamente de su discurso ensayado. • • Un padre inferior hubiera esperado que su hijo llegara pri~ero. Se hubiera detenido y esperado que su hijo 10 enc""Oñ.trara en el establo o en el campo. Un padre inferior hubiera parecido un poco estoico e inconmo'vible. Quizá ni hubiera levantado los ojos para ver a su hijo, sino que hubiera mostrado su desaprobaci?n y su pena.

Un adre inferior hubiera detallado las condiciones ar el regreso de su hijo en vez e darle un trato preferencial incon• • dicionalmente. Hubiera esperado una disculpa antes de mostrarle !lceptac~ón,y quizá no hubiera mostrado"~fecto_hasta que su hijo le diera alguna genuina señal de transformación. Un padre inferior hubiera establecido claramente que el hijo • • tendría que p.,robarse dii'llo nuevamente. Un padre inferior hubiera pedido explicaci0.,!les: ¿En qué se fue todo el dinero? ¿Por qué fuiste tan insensato? Un padre inferior hubiera dado un discurso en ;ez de u~a fiesta. Le hubiera dado al hijo una ~irada e~cendida en vez de la mejor vestidura y hubiera hech~ que el hijo se sintiera culpable en vez de especi~l.. • Peroen la parábola de.... Lucas 15 no estamos tratando con un padre promeQjo. "Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fiie movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y • le b;só" (v. 20). En su exuberancia, el padre pudo haber chocado con su hijo cuando se acercó a él para apretarlo en un abrazo. Su padre no titubeó ...... ni se sintió incómodo en demostrar su afecto. Quizás con lágrimas de alegría, pronunció palabras cargadas de emoción: "Hijo mío, hijo mío." ¡Cómo debió de haber explotado en el corazón del joven el significado de ser hijo cuando su padre hizo a un lado todas las explicaciones 'y practicadas frases' de disculpa y rápidamente procedió a hacer una fiesta en honor al regreso de su hijo! Era hora de regocijarse. Era tiempo para que el amor y la aceptación y el perdón ocuparan el centro del . escenario, Nuestro Padre celestial se deleita igualmente en nosotros sus hijos errantes. Nuestro Padre celestial no es menos compasivo que el padre del hijo pródigo. El corazón de nuestro padre se extiende a nosotros. Como el del hijo pródigo, nuestro Padre lleva el corazón en la mano. Recuerdo las veces que me sentía más como el hermano del pródigo. Pensaba en el tiempo en que fui salvo, cuando los ángeles se gozaron y en el cielo hubo una fiesta en mi honor .. . un "hijo se había perdido, y es hallado". Sin embargo, después de andar con Dios por algún tiempo, a veces me he preguntado

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si Él no estará desilusionado conmigo. Quizás no haya vivido a la altura de su expectativa. A veces me pregunto, como el hermano del hijo pródigo, si mi Padre daría todavía una fiesta para mí. El padre de la historia aseguró al hermano que su lugar estaba seguro. Eso me recuerda Lamentaciones 3:22: "Nunca decayeron sus misericordias." ... ¿Se siente usted reanimado y séguro en el amor de Dios? O quizás el foco de su ;elnción coñ Dios se haya vuelto en lo bien que se desempeña. Quizás haya caminado con Dios por un tiempo. Quizás haya resbalado y Eope~ado y caminado pesadamente. Tal vez se pregunte si Dios y los ángeles darían todavía un fiesta en honor de usted. El hermano del pródigo se había portado bien, pero había perdido de vista la relación. Él dijo enojado a su padre: "iMira! Todos estos años he trabajado como esclavo para ti y nunca he desobedecido una orden tuya" (Lucas 15:29). Muchos creyentes son así. Han sido cristianos fieles, pero en la actitud de su corazón han perdido algo y todo se ha convertido en un servicio de "esclavos". El padre le aseguró a su hijo, como Dios hace con los suyos: "Hiio mío. tú siem12re estás conmigo" (15:31). No obstante, si bien siempre estamos con El, quizás no siempre nos sintamos cerca de ~l. Verse como • haciendo el "trabajo de esclavo" con frecuencia produce fatiga y duda. Debemos recordar que aun cuando nosotros hayamos perdido nuestra perspectiya, Dios no: "Nunca decayeron sus misericordias. Niieyas son cada m~ana; grande estu fidelidad"
Phil Davis - El Padre Que Nunca Conocí

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